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La República Popular China cuenta con la segunda mayor economía del mundo, superada
apenas por Estados Unidos. Según cifras del Fondo Monetario Internacional, en 2018, el
Producto Interno Bruto chino llegó a casi 15 billones de dólares y su poder de compra es
superior a los 22 mil millones de dólares, es decir, más que cualquier otra nación del
mundo. Además, China es el país con mayor crecimiento económico en el planeta, con un
promedio de incremento anual del PIB en torno al 10%.
Un sistema mixto
De esta forma, China se apartó del modelo de economía comunista que había tenido
desde 1949, a pesar de que no lo abandonó completamente. Por eso, algunos la califican
como economía mixta, comunismo capitalista o capitalismo de Estado.
Si bien en lo económico China ha llevado a cabo grandes cambios, en materia política este
país continúa siendo gobernado por el Comité Central del Partido Comunista Chino
(PCCh), bajo el liderazgo de Xi-Jinping. Aunque hay señales de apertura política en el nivel
local, el PCCh mantiene el control efectivo de los nombramientos gubernamentales y
regula muchos aspectos de la sociedad, desde la educación hasta el arte y la religión.
De igual modo, una de las serias consecuencias negativas de la expansión industrial china
ha sido el aumento de la polución y la degradación de los recursos naturales. Problemas
como la erosión del suelo, la desertificación y la reducción de disponibilidad de agua
potable, especialmente en el norte del país, representan una gran amenaza para el
desarrollo sostenible del país. A pesar de que China aprobó una legislación ambiental y
participó en algunas de las convenciones internacionales contra la polución, este tema
representa un grave riesgo actualmente y en el futuro próximo.