PR 1023
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La Rioja en la época de la
Independencia
Trabajos y Comunicaciones
1966, vol. 15, p. 55-74
Cita sugerida:
Bazán, A. R (1966) La Rioja en la época de la Independencia. Trabajos
y Comunicaciones, 15, 55-74. En Memoria Académica. Disponible en:
http://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/art_revistas/pr.1023/pr.1023.pdf
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l. EL PROBLEMA HEURISTICO
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(1) Citado por RICARDO CAILLET-BoIS, en Archivo del Brigadier General Juan
Facundo Quiroga, tomo 1 _ Introducción. Ed. Instituto de Historia Argentina
"Dr. Emilio Ravignani".
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(5) MARTÍN DE Moussy, op. cit., pág. 399. ZINNY, 111, pág. 367.
(6) ARCHIVO DEL ARZOBISPADO DE CÓRDOBA, Legajo n" 20, tomo 1.
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"de estas dos familias han salido una multitud de hombres notables en las armas,
en el foro y en la industria, porque Dávilas y Ocampos trataron siempre de sobre
ponerse por todos los medios de valer que tiene consagrados la civilizaci6n".
(10) ¡bid.
(11) DARDO DE LA VEGA DfAz: Toponimia Riojana, pág. 282.
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se)e requerían para solventar los gastos del gobierno central. Consta que
en Octubre de 1812 remitió a Córdoba con el ayudante mayor de la plaza
Ezequiel Ascoeta un cargamento de plata piña, sacada de las minas de
Famatina, por valor de 3.495 marcos, tres onzas y un adarme (23). Tam
bién se preocupó de conseguir soldados para la Revolución, disponiendo
para tal efecto el rescate y la donación de esclavos y el alistamiento de
reclutas. En Noviembre de 1813 despachó un contingente de 60 hombres,
medida que está documentada por una comunicación suya al Gobernador
Intendente (24). Durante su gestión mandó levantar un padrón general
de la población riojana, cumpliendo instrucciones recibidas de las autori
dades provinciales. Ese padrón, que constaba de 150 fojas, fue remitido el
el 21 de diciembre de 1813 (25). Lamentablemente nada podemos saber
de su contenido por no haberlo encontrado en la documentación consultada.
Según un informe posterior emitido por su sucesor en el cargo, del mis
mo se confeccionaron 3 ejemplares: uno destinado al gobierno central,
otro para el provincial y el tercero quedó reservado en los papeles del
archivo riojano. Pero ya al año siguiente, el Tte. de gobernador denunció
su extravío (26).
En la faz política, los incidentes estuvieron a la orden del día. No
solamente con el Cabildo, cantón de los Dávila, sino también con el
vicario foráneo Castro Barros y con el propio Gobernador Intendente, quien
se mostraba proclive a favorecer la situación del partido contrario al Tte.
de gobernador. Examinemos por su orden cada una de estas cuestiones.
El enfrentamiento con el Cabildo duró tanto como la permanencia
de Luna en el cargo. Las dos partes estaban embargadas por prevenciones
y antagonismos notorios, lo cual determinaba que cualquier asunto, por
pequeño que fuera, servía como causal de litigio. Luna era hombre de
gran energía, y habituado a la disciplina militar, prefería los métodos
drásticos a las cortesías protocolares. El Cabildo, convertido por los Dá
vila en bien de familia, trataba de soslayar su autoridad llevando las cues
tiones a conocimiento del Gobernador Intendente.
El Alcalde de ler. voto Inocencio del Moral, denunció en octubre de
1812 el vejamen de que había sido objeto por parte de Luna a raíz de
una apelación deducida por un litigante en un juicio ya despachado por él.
El Tte. de gobernador, según su versión, lo había mandado comparecer a
su casa primero con una mujer, después con un soldado y finalmente con
el ayudante de la plaza Ezequiel Ascoeta. Como el Alcalde recabara ci
tación por oficio se le respondió que si no iba se lo compulsaría a ello
con dos soldados. "No es la primera vez que ha atropellado los fueros
de este Cabildo", agregaba del Moral, y con tal motivo pedía a Carrera
instrucciones para conocer hasta dónde llegaban las facultades del Teniente,
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lado a la Capital sujeto con una barra de grillos. Justificando tan severo
procedimiento, Luna dijo a Carrera que el preso no sólo le había desobe
decido sino que además "hizo mofa y pifia de mi autoridad como consta
de autos resultando también de ellos ser un enemigo de la Patria" (33).
A juicio del arrestado las causales eran otras: al Tte. de Gobernador le
incomodaba su "justa adhesión al gobierno de Córdoba para lo que pre
texta infinitas causas". Denunciaba también que Luna respaldaba sola
mente a los jueces nombrados por él, hostilizando a los demás (34).
El año 14 trajo importantes cambios político - administrativos en las
Provincias Unidas, y como era lógico, ellos repercutieron también en
La Rioja. El 31 de enero de enero se recibió del cargo de Director Su
premo D. Gervasio Antonio Posadas en circunstancias verdaderamente
dramáticas para la suerte de la Revolución. El Ejército del Norte al mando
de Belgrano había sido derrotado consecutivamente en Vilcapugio y Ayo
huma; las fuerzas que sitiaban la plaza de Montevideo no eran suficientes
para definir las operaciones; la deuda nacional era ingente, las cajas es
taban exhaustas y los gastos enormes. Hacían falta medidas heróicas para
remediar tanto problema. Posadas comenzó por reorganizar el equipo de
gobierno. Nombró Gobernador Intendente de Córdoba al coronel mayor
Francisco A. Ortiz de Ocampo que hasta hacía poco había sido Presidente
de Charcas. El 10 de abril trasladó al Tte. de Gobernador de La Rioja
Francisco Pantaleón de Luna con idéntico cargo a Catamarca, y de<ignó
en su reemplazo a Francisco Javier de Brizuela y Doria. Era una manera
de hacer justicia distributiva en el reparto de funciones como expediente
para calmar los antagonismos lugareños. El jefe de los Ocampo a Córdoba,
brindándole un escenario apropiado para desplegar su patriotismo y capa
cidad; el jefe de los Dávila, como autoridad en La Rioja y, de paso,
cambiar de destino a Luna, demasiado comprometido en su lucha con el
Cabildo.
Las medidas de Posadas por lo que atañen a la situación de La Rioja,
fueron acertadas pues consiguieron tranquilizar el ambiente durante cierto
tiempo, y tanto el Gobernador Intendente como su Teniente aplicaron
sus energías a fines más nobles. Ocampo tuvo una actuación acertada en
su nuevo destino durante el año que duró su gobierno, haciéndose acree
dor a la consideración y al afecto de los cordobeses como lo señala el cro
nista Ignacio Garzón (85). Por su parte, Brizuela y Doria demostró em
peño, capacidad y patriotismo, haciendo que La Rioja rindiera el máximo
servicio a la causa de la Independencia, más allá todavía de sus reales
posibilidades. A esa tarea queremos referimos.
Brizuela y Doria asumió el cargo el 14 de junio de 1814 (86). Im
portantes asuntos estaban esperando su atención. Una de sus primeras
medidas fue disponer el levantamiento de un censo general que le fue
pedido por Ortiz de Ocampo. Como el padrón del año anterior se había
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" ••. las campañas quedan sin brazos para el cultivo... y el minerál de Famatina
t"nteramente desolado, como igualmente muchas familias abandoandas .•• sin am
paro alguno e inábiles para conseguir la precisa subsistencia" (39.
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de paso, la adhesi6n de dichas poblaciones a la causa revolucionaria. A
decir verdad,· el delegado cumplió a satisfacción su cometido. Desde Guan
dacol inform6 a su padre -17 de diciembre de 1814-, que inmediata
mente de su arribo reunió a la gente y dio lectura a una proclama re
dactada por el Tte. de Gobernador, cuyos términos fueron recibidos con
aclamación y gritos de "viva la Patria". Enseguida aprovech6 ese entu
siasmo para prevenir al pueblo sobre los peligros en que se hallaba frente
a una eventual invasión desde el Guaseo y Copiap6, explicándole que la
mejor manera de conjurarlos era contribuyendo con su persona y bienes
a la defensa de su suelo. La solicitud fue acogida gustosamente y a pesar
de la pobreza reinante la genté donó 34 fanegas y 8 almudes de trigo y
también algunas reses para el abasto de la tropa.
Más adelanté, Ram6n Brizuela y Doria anticipa que se propone prac
ticar idéntica diligencia en Vinchina "donde espero iguales resultados y
aún mayores por las mejores posibilidades de sus habitantes". Anoticia
también al destinatario de su informe acerca de otra providencia suya: la
de hacer levantar inmediatamente la cosecha de trigo haciendo trabajar
a la gente en comunidad "a manera que los indios admirablemente lo prac
ticaban en la antigüedad". Finalmente; adjuntaba una carta geográfica
indicando caminos y posiciones que debían ser defendidos por la fuerza
de frontera. Esta había sido apostada en Guandacol por conveniencias
estratégicas, y las avanzadas fueron ubicadas en los parajes de Santa Rma
y Pasto Largo; tanto por su proximidad a la frontera como por la facilidad
de las comunicaciones (42).
Semanas después, merced a los buenos oficios del comisionado, quedó
organizada la milicia de caballería, destinada a cumplir el cometido ya
especificado. Según la nómina que conocemos, dicha fuerza ascendía a
más de 300 hombres entre oficiales, suboficiales y soldados. Como jefes
actuaban el comandante Luis Dulon y el teniente José Ruiz (48).
El mantenimiento de esa tropa, el alistamiento de reclutas para el
ejército patriota y las remesas de metálicos y contribuciones en especies
crearon al tesoro provincial una situación verdaderamente penosa. Con
ocasión de despachar un cargamento de salitre, 590 arrobas, Brizuela y
Doria informó a Ortiz de Ocampo que la caja pública quedaba exhausta
de fondos (44). Para colmo una gran sequía hizo sentir sus rigores en la
temporada estival. El fenómeno afect6 a todo el Distrito, pero especial
mente al Partido de Los Llanos, donde en la Costa Alta la mortandad de
vacunos se estimó entre 10 y 12 mil cabezas (45).
Tales circunstancias no fueron atenuante, a juicio de las autoridades
centrales, para disminuir sus exigencias respecto de La Rioja, jurisdicción
que a ojos vista se estaba empobreciendo de gente y arruinando su eco
nomía. Todo esfuerzo era pequeño para mantener la guerra de la eman
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