Daniela Cruz & Yohana Irigoyen

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Daniela Cruz & Yohana Irigoyen

LA SALUD MENTAL
Empecemos por saber ¿qué es la salud mental?, en términos generales, es el
estado de equilibrio entre una persona y el entorno que la rodean, que garantiza su
participación laboral, intelectual, las relaciones interpersonales con las cuales
alcanza un bienestar y una mejor calidad de vida. La salud mental va más allá de la
ausencia de trastornos mentales. Se da en un proceso complejo, que cada persona
experimenta de una manera diferente, con diferentes niveles de dificultad y angustia
que llevan a cabo resultados sociales y clínicos que pueden ser muy diferentes.
La salud mental es un estado de bienestar mental que permite a las personas hacer
frente a los momentos de estrés que se presentan en la vida, desarrollar todas sus
habilidades, poder aprender y trabajar adecuadamente y contribuir a la mejora de su
comunidad. Es parte fundamental de la salud y el bienestar que mantienen firmes
nuestras capacidades individuales y colectivas para tomar decisiones, establecer
relaciones y dar forma al mundo en el que vivimos. La salud mental es, además, un
derecho humano fundamental. Y un elemento esencial para el desarrollo personal,
comunitario y socioeconómico.

Ahora que ya sabemos que es la salud mental, vamos a ver ¿cuál es su importancia
en nuestras vidas y cómo podemos mantenerla? La salud mental es un aspecto
fundamental y del que tristemente poco se habla. No tenerla, puede afectar
gravemente nuestras vidas, la mitad de los trastornos mentales comienzan a los 14
años de edad o antes, y en la mayoría de los casos no se detecta oportunamente ni
se tratan. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), no abordarlos tiene
consecuencias que se extienden hasta la edad adulta. La salud mental es un
estado de bienestar en el que la persona realiza sus capacidades y es capaz de
hacer frente al estrés normal de la vida, de trabajar de forma productiva y de
contribuir a su comunidad.

En este sentido positivo, la salud mental es el fundamento del bienestar individual y


del funcionamiento eficaz de la comunidad.
Por ello, especialistas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM),
insisten en la necesidad de promover el bienestar psicológico, detectar a tiempo las
situaciones de vulnerabilidad que tienen y los problemas que enfrentan las
personas. ̈Cuidar nuestra salud mental nos llevará a tener una vida
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satisfactoria, con buenas relaciones, con sensación de bienestar frente a los


otros y nuestras vidas¨. ¿Cómo podemos cuidarla? Algunas de las
recomendaciones del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) para cuidar
nuestra salud mental son:

● Tener buenos hábitos alimenticios


● Realizar ejercicio con regularidad
● Conservar buenas relaciones interpersonales
● Evitar el tabaco y el consumo de alcohol
● Dormir como mínimo de 8 horas diarias
● Realizar actividades sociales, recreativas, culturales y deportivas
● Fomentar el hábito de la lectura: leer enriquece la capacidad de atención e
incrementa la memoria, aumenta la motivación y reduce el estrés.

Ahora hablemos un poquito acerca de los ̈Tabúes de la salud mental¨, Durante


muchos años, todo lo relativo a la salud mental y al cuidado de esta han sido
tratados como un tema tabú, minimizando a aquellas personas que por el motivo
que fuera acudían a terapia, que por alguna extraña razón eso los hacía menos
como individuos en las sociedad y se les llamaban “locos y locas” “débiles” o
“inestables”, entre otras muchas etiquetas con un tanto indirectas muy negativas. De
esta manera, algo que en otras especialidades del cuidado de la salud es visto
como algo cotidiano, acudir a terapia definía no sólo lo que las personas eran y sino
lo que valían. Quizás debido a esto, aún hoy en día hay que luchar contra muchas
creencias asociadas al trabajo psicológico y a la búsqueda de ayuda profesional
para mejorar la calidad de nuestra salud.

Posiblemente debido a la pandemia y las consecuencias psicológicas que esta ha


tenido (y está teniendo) en gran parte de la población, la salud mental se postula
como uno de los principales temas de debate lo que abre la puerta a
desestigmatizar el papel de la terapia. En este camino hacia la normalización y
visibilización del trabajo psicológico, es importante saber que la psicología es una
disciplina científica que cuenta con evidencia sólida y que cuando se lleva a cabo
por profesionales cualificados permite aprender estrategias y herramientas que nos
ayuden a mejorar nuestra salud mental y por tanto la salud general.
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En resumen, ir a terapia o pedir ayuda no nos define, no nos hace más valientes ni
más débiles, simplemente nos identifica como personas que quieren sentirse bien,
que quieren tener salud.

Hablemos un poquito de las causas de las enfermedades mentales. Los problemas


de salud mental no son causados por una “debilidad personal”. La mayoría de estos
problemas se deben a una combinación de antecedentes familiares y de factores
ambientales, biológicos y psicosociales. Las enfermedades de salud mental tambien
vienen acompañadas de ciertos factores de riesgo, tales como:

● Antecedentes de enfermedad mental en un pariente consanguíneo, como uno


de los padres o un hermano
● Las situaciones estresantes de la vida, como problemas financieros, el
divorcio o la muerte de un ser querido
● Enfermedades permanentes (crónicas), como la diabetes
● Daño cerebral como consecuencia de una lesión grave (traumatismo
cerebral), por ejemplo, a causa de un golpe violento en la cabeza
● Experiencias traumáticas, tales como combate militar o ataques
● Consumo de alcohol o de drogas recreativas
● Antecedentes de abuso o negligencia en la infancia
● Pocos amigos o pocas relaciones saludables
● Una enfermedad mental anterior

Cuando se habla de salud mental la mayor parte de las personas la asocian de


manera inmediata a no tener trastornos mentales o directamente con aspectos
psicológicos y psiquiátricos. También es típico encontrar, y más en la medicina
occidental, que las emociones no afectan el movimiento corporal humano y que este
no influye en las dimensiones psicológicas y existenciales de las personas; es decir,
se ha asumido que las enfermedades o trastornos orgánicos se localizan en el
cuerpo y los trastornos mentales solo en la mente Sin embargo, el abordaje de la
salud mental es tan complejo que es necesario que los diferentes profesionales del
área de la salud tengan un conocimiento más profundo sobre el tema para actuar de
manera adecuada desde la atención primaria y desde otros tipos de intervención;
incluso si abordamos la salud mental a partir de los determinantes sociales de la
salud, todos los profesionales de diferentes disciplinas deberían estar presentes en
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la construcción de ecosistemas que favorezcan entornos saludables para todo el


curso de la vida La salud mental individual y comunitaria está determinada por
múltiples factores sociales, psicológicos y biológicos; se trata de circunstancias que
las personas viven durante el curso de la vida, como el nivel socioeconómico al que
se pertenece, la escolarización, los ingresos y recursos económicos, el género, la
edad, la ocupación y, lo más importante, la historia del territorio donde se vive.

Para analizar una condición de salud que afecta la dimensión mental humana, los
fisioterapeutas hacen correlaciones clínicas de los sistemas corporales que se
evidencian en todo el proceso del movimiento corporal humano; por ejemplo, la
depresión afecta de manera importante las funciones físicas, mentales y sociales, y
se asocia con un mayor riesgo de iniciar el proceso de conductas suicidas.
Dependiendo de su gravedad, puede dificultar la capacidad de la persona para
realizar actividades básicas de la vida diaria, causando un gran deterioro en su
funcionamiento habitual y en su calidad de vida, un hecho que se ve reflejado en la
participación en un contexto determinado que se presenta con cambios fisiológicos
manifiestos en la disminución de la energía, fatigabilidad y alteraciones del sueño; la
disminución de la autoestima, de la imagen y la conciencia corporal, en
desesperanza, disminución de la concentración y en la toma de decisiones;
asimismo, uno de los aspectos más relevantes es la ansiedad que desencadena
signos y síntomas de activación autonómica como dificultad respiratoria, temblor,
boca seca, opresión en el pecho, diarrea, parestesias y mareos; además de
presentar alteraciones de la articulación temporomandibular, alteraciones
posturales, de marcha, locomoción y balance. También en estados crónicos se
presenta dolor permanente

Referencias
Alvis Gómez, K. M., Bojacá Bazurto, A., Catalán-Matamoros, D.,
Daverio, G., Gómez Motta, S. A., Guarín Espinosa, C. L.,
Jiménez Abdalá, D. E., Molina Arbeláez, V. E., Montoya
Hurtado, O. L., Sánchez-Arias, M. del R., & Villamil Parra, W.
A. (2020). Fisioterapia en salud mental. Editorial Universidad
del Rosario.

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