Resumen

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Movimientos

Renacimiento
Quattrocento
1400–1500
El Quattrocento (cuatrocientos, los años del siglo XV) es un período clave para el arte occidental. Digamos que es ahí
donde nace el arte como lo conocemos hoy. Y el artista, que deja de ser anónimo.
Como véis es una palabra Italiana, pues es ahí donde se inicia todo. La edad media acaba y se empieza a valorar la
antigüedad, el arte clásico griego y romano. Pero todos esos nuevos artistas e intelectuales no quieren sólo imitar
esa época mítica. Lo quieren superar.
También se empieza a valorar al ser humano (humanismo). Eso da como resultado la representación de la figura
humana como tema, se busca imitar las cosas como son (anatomía, profundidad, proporción, perspectiva…).

El nacimiento de Venus- Botticceli

Cinquecento
1530–1600
El Cinquecento (es decir, [mil] quinientos en italiano) es el siguiente paso de la evolución del arte iniciado en
el quattrocento. Se desarrolla a tope el antropocentrismo humanista, principal rasgo de la Edad Moderna, y
estilísticamente se caracteriza por la inspiración en la antigüedad clásica, sobre todo en lo que se refiere a
la imitación de la naturaleza.
Si Florencia fue la cuna del quattrocento, el arte de este siglo tiene su sede en Roma. La Roma de los papas, que
serán mecenas de los grandes artistas de este periodo.
Por supuesto, el cinquecento se extiende muy pronto por toda Europa como una infección.

La Gioconda - Da Vinci
Manierismo
1550–1610
Cuando los elementos principales del Renacimiento empezaban a entrar en crisis, el manierismo significó un
progresivo abandono de la proporción de las figuras, de la perspectiva espacial, del uso de líneas claras y definidas y
de las expresiones mesuradas y dulces de los personajes renacentistas.
Por ello para muchos, el manierismo es un período de transición entre el arte renacentista y el arte barroco de los
siglos siguientes.
El concepto de maniera significaba un saber hacer, y además sin esforzarse demasiado por hacerlo.
Una sofisticación, por así decirlo, pues se trata de un arte exclusivo de la corte.

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El arte manierista se caracteriza en general por su virtuosismo, su artificiosidad y -al fin- por comenzar un libre
diálogo entre forma y significado, entre el estilo y el tema. Si… en buena parte como el arte contemporáneo actual.
En ese sentido hay que decir que es aquí cuando se abandona el arte devocional realizado hasta ahora y se empieza
a crear un arte autosuficiente, hecho para mostrar en una galería de arte.
En literatura debemos considerar manieristas a autores como Cervantes o Shakespeare. Con eso lo decimos todo.

El lavatorio - Tintoretto

Renacimiento del Norte de Europa


1400–1600
Si en Italia el renacimiento se basaba en la vuelta al mundo clásico, esto no se ve tan claro en el renacimiento
alemán, holandés o flamenco. En estos «países nórdicos», se vivió en la época otra revolución: la Reforma
protestante.
En el renacimiento del norte de Europa se dejó también atrás lo medieval. Se percibía lo que estaba sucediendo en
Italia, y por supuesto este nuevo arte influyó, pero los países del norte tenían sus propias tradiciones, como
la escuela flamenca, en la que todo era menos idealizado y más del «pueblo llano» y sus costumbres, más
fantasioso y oscuro, mucho más detallista, siguiendo la tradición miniaturesca.
Aún así hay características comunes en el norte y el sur, como son el naturalismo y el humanismo.
Hay que decir también que la gran aportación del arte flamenco a esta época fue la técnica de la pintura al óleo.

Los cazadores en la nieve Obra de Pieter Brueghel el Viejo

Barroco
1600–1750
El Barroco trasciende del arte. Fue un período cultural, científico, tecnológico, filosófico, político, económico…
Aunque probablemente sea en el arte donde mejor se ilustra el clima del momento.
El siglo XVII nace con cambios políticos (los estados modernos), religiosos (la contrarreforma), tecnológicos (el
telescopio), económicos (crisis) y sociales (la burguesía). Con esa atmósfera surge un estilo anti-clásico, menos
racional y más apasionado, una reacción contra lo anterior como suele -y debe- pasar a lo largo de la historia del
arte.
El arte se volvió dinámico, teatral, efectista. Busca sorprender, asombrar. Eso no quiere decir que se elimine el
realismo. Todo lo contrario: se recrudece. En esa época de crisis económica, el hombre se enfrenta de forma más
radical a la realidad.
Aún así se distorsiona todo, se violenta. Se potencian los contrastes (el tenebrismo) y el desequilibrio.

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Las meninas de Velazquez

Rococó
1720–1780
En torno al 1797, Pierre-Maurice Quays bromeó sobre el nuevo arte uniendo las palabras «rocaille» y «baroque». La
primera designa la ornamentación que imita piedras naturales y moluscos, la segunda, al barroco…
Una vez más, un término peyorativo fue aceptado como el más eficaz por la historia del arte.
Por supuesto, esta corriente existía desde antes de Quays, desarrollándose a lo largo del siglo XVIII por toda Europa,
pero partió de Francia, cuna de este estilo.
La aristocracia francesa se aburría. Y decidieron darle una vuelta de tuerca al barroco, haciéndolo más juguetón y
frívolo, menos solemne que el de la época de Luis XIV.
Esta corriente claramente hedonista buscaba la delicadeza, elegancia, sensualidad y gracia. Todo era menos serio y
más sentimental. Todo mucho más lúdico, acorde con una (alta) sociedad en busca de la felicidad.
Es por eso que abunda el erotismo.

Retrato de Madame de Pompadour -Pintura de François Boucher

Neoclasicismo
1750–1820
Como bien dice su nombre, una vuelta al mundo clásico tras el frenesí barroco. Así gira la rueda de la historia del
arte desde sus inicios.
La ilustración extendió sus tentáculos hasta el arte y la razón de la antigüedad greco-romana vuelve a ser un faro
por el que guiarse estética y filosóficamente.
Se empiezan a realizar expediciones arqueológicas para recuperar ese pasado casi mítico. Roma se convierte de
nuevo en la capital cultural de occidente, y todo artista que se precie va a conocerla.
Después de tanta pasión desbordada, de tanto ornamento prescindible, vuelve a ponerse de moda la claridad y la
sencillez
Vuelve el dibujo y la forma, sobre el color y la mancha, que dejan de tener valor estético por sí mismos. Se valora la
factura impecable, sin pinceladas del autor, se aprecia la temática histórica (incluida la historia presente, como
la Revolución Francesa) y mitológica, mejor si estaban basadas en los clásicos.

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Juramento de los Horacios - Obra de Jacques-Louis David

Romanticismo
1790–1880
La rueda vuelve a girar… Después de un periodo racional, sereno, clásico, viene uno desbocado, pasional, subjetivo.
Y después del frío neoclasicismo surge el romanticismo como una tormenta después de la calma.
El romanticismo se origina paralelamente en Alemania y el Reino Unido cuando un grupo de gentes variopintas
deciden que ya están hartas de tanto racionalismo e ilustración. El mundo es más bien lo contrario… irracional. No es
sereno ni intelectual. Más bien está lleno de sentimientos, de imperfecciones. Y ahí está la gracia.
Vuelve así ese barroco gusto por el drama, y si es con violencia, mejor que mejor. Guerras, locura, muerte… Además
no está mal aderezarlo con un poco de erotismo.
La libertad individual es ahora lo importante, y cada uno tiene su propia forma de buscarla. Muy pronto esta idea se
extiende por toda Europa (el primer movimiento cultural en hacerlo) y cada país tendrá su particular forma de
romanticismo, que se proyecta a su vez en distintas disciplinas artísticas.
El subjetivismo es un rasgo intrínseco al movimiento. El yo es lo que importa y no esa científica universalidad de la
ilustración. En este sentido se exalta la personalidad individual y por consiguiente la originalidad (cada persona debe
mostrar lo que la hace única), se empiezan a valorar las tradiciones nacionales, con sus respectivas épocas pasadas
de.explendor.
Si… Aquí empiezan los nacionalismos en Europa.
Es por eso que nace un culto a la edad media, o mejor aún: sus ruinas (esto incluye temáticas como el ciclo artúrico
o sagas de la mitología nordica). Se valora el folclore, pues la sabiduría popular es una fuente inagotable de
inspiración, como también lo es la literatura.
Pero también lo es el exotismo (un romántico debe viajar) o la fantasía y los sueños (viajar con la mente). Los
cuadros románticos pueden perfectamente estar poblados de fantasmas, brujas y mounstruos.
Surge en esta época una idea interesante: el artista como genio, como creador, como Dios. No tiene mérito imitar la
naturaleza. Si es necesario hay que crearla, y es por ello que en el romanticismo se valora la rebeldía. Romper las
reglas era muy cool. Y eso incluía suicidarse de amor o de tristeza… o morir de tuberculosis. Un buen romántico
debería morir joven.
Finalmente renace el gusto por la naturaleza, pero muy subjetiva. Es así que los paisajes son ahora un género
mayor. No interesan descripciones topográficas, sino mostrar emociones humanas a través de dos vertientes
principales: lo pintoresco y lo sublime.

La balsa de la Medusa (Gericàult)

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Realismo
1840–1870
Nunca he visto ángeles. Muéstrame un ángel y yo pintaré uno.
La pintura es la representación de las formas visibles. La esencia del realismo es su negación del ideal… Courbet
Efectivamente, los realistas repudiaban a los idealistas. El subjetivismo empezaba a agotar a los artistas que buscan
algo más directo, más subjetivo, más colectivo.
Francia vuelve a ser el lugar de origen de un movimiento revolucionario como este, que pese a mostrar la cruda
realidad, no lo hacen académicamente, sino todo lo contrario.
Los realistas rechazan lo exageradamente emocional, es decir, lo sentimental. Rechazan lo exótico porque quieren
mostrar lo cercano. ¿Y qué hay más cercano que la vida cotidiana, el día a día, la rutina, el trabajo…?
Es por ello que este movimiento adopta una postura activamente política, denunciando las injusticias sociales y
comprometiéndose con las clases bajas y los movimientos políticos de izquierda.
El costumbrismo se convierte para los realistas un tema mayor para la pintura, así como el paisaje, y otros géneros
como el desnudo eliminan todo idealismo, convirtiéndose a veces en lo que muchos consideraron arte obsceno.

Los picapedreros (G. Courbet)

Impresionismo
1872–1882
De nuevo un crítico que cita peyorativamente un cuadro pone nombre a un movimiento, en este
caso «Impresión: sol naciente» de Monet.
La pintura impresionista nace a partir de la segunda mitad del siglo XIX y quiere, a grandes rasgos, plasmar la luz y el
instante, sin importar demasiado la identidad de aquello que la proyectaba. Las cosas no se definen, sino que se
pinta la impresión visual de estas cosas, y eso implica que las partes inconexas dan lugar a un todo unitario (algo que
años después demostraría científica y psicológicamente la Gestalt).
Resumiendo, este movimiento se caracteriza por el uso de colores puros sin mezclar («todo color es relativo a los
colores que le rodean»), el hecho de no ocultar la pincelada, y por supuesto darle protagonismo ante todo a la luz y
el color. De esta manera las formas se diluyen imprecisas dependiendo de la luz a la que están sometidas, y una
misma forma cambia dependiendo de la luz arrojada sobre ellas, dando lugar a una pintura totalmente distinta.
Por ello, y a partir de los paisajistas de la escuela de Barbizon, los impresionistas se centraron en la pintura al aire
libre, buscando plasmar el cambio de la luminosidad, el instante.

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Regatas en Argenteuil. Claude Monet, 1872

Postimpresionismo
1880–1910
Siempre tengo la esperanza de encontrar algo allí dentro, en el estudio del color.
 Van Gogh
El postimpresionismo es una palabra artificial, lógicamente. Se acuñó a posteriori, cuando los artistas
postimpresionistas estaba ya muertos. Ningún postimpresionista era consciente de estar en el postimpresionismo.
Sin embargo hoy podemos agrupar a un cierto número de artistas que trabajaron después
del impresionismo, reaccionando contra él en muchos aspectos, y que reunen las siguientes características:
1. Asentaron las bases del arte moderno.
2. Por lo general no fueron apreciados en vida.
3. Una vez muertos fueron considerados clásicos intocables.
4. Sus pinturas son hoy las más caras de la historia.
Estilísticamente no hay un rasgo definitorio que una a estos autores, pero en general todos los postimpresionistas
utilizaron colores vivos, pinceladas poco discretas y unas temáticas basadas en la vida real.
Todos ellos intentaron también dar un paso más en cuanto emoción y expresión a la pintura y todos presentaron
una visión particular de la naturaleza… una visión subjetiva del mundo.
El término postimpresionismo nace en 1910, cuando se hace una exposición en Londres coimisariada por el
crítico Roger Fry llamada precisamente así para unificar un poco la muestra de cuadros de Van Gogh, Gauguin,
Seurat y Cezanne.
¡Y vaya exposición! Estamos hablando nada menos que de los cuatro pilares del arte moderno posterior.
Simplificando las cosas un poco, de Van Gogh surgió
el expresionismo, de Gauguin el primitivismo, de Cezanne el cubismo y de Seurat el fauvismo.
La exposición fue un desastre, un fracaso de crítica y público. Sin embargo, seguimos usando el
término postimpresionismo para referirnos a este «estilo» de los años 80–90 del siglo XIX.

“Árbol de Mulberry” (1889) Vincent van Gogh

Fauvismo
1905–1908
La primera vanguardia. El muy conservador crítico Louis Vauxcelles escribe: «Donatello parmi les Fauves» (Donatello
entre las fieras) cuando ve la exposición del Salón de Otoño de 1905.

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Fauvismo es liberar el color con respecto al dibujo, ignorar claroscuros y perspectivas, expresar sentimientos… Era
gente inconformista, que como todo buen artista de vanguardia, quiere liberarse de todo lo anterior y no ser sumiso
ante la herencia pictórica.
El color es la clave, directamente del tubo, obviando la mímesis y aplicándolo en toques rápidos y vigorosos,
dotando a la obra de una sensación de espontaneidad.

Henri Matisse

Webgrafía:
 https://historia-arte.com/movimientos

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