La Impulsividad de Lito y La Clase de Los Invisibles : Casos Prácticos
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Índice
Introducción............................................................................................... 5
Bibliografía................................................................................................. 25
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Introducción
Acaba de comenzar el curso y las familias día tras día se disgustan al ir a buscar
a los niños de primero de primaria. Repetidamente algunos salen de la escuela
con marcas de mordiscos y pequeñas heridas (arañazos, raspaduras, etc.). Las
maestras explican lo sucedido y solicitan la comprensión, confianza y pacien-
cia de las familias. Cuando ya los casos rebasan lo habitual, la responsable de
ciclo decide convocar una reunión para analizar lo sucedido y buscar posibles
soluciones.
Al analizar los casos, ven que los nombres de los protagonistas que aparecen en
los incidentes son variados, aunque se repite con insistencia un nombre: Lito.
Lito es un niño que durante unos años estuvo yendo al Centro del Desarrollo
Infantil y Atención Precoz (CDIAP). En la guardería, les aconsejaron a sus pa-
dres que en el CDIAP podrían ayudar al niño y orientarlos con pautas, recursos
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Hace algo más de un año, Juan y Marta, los padres de Lito, decidieron pedir
el “alta” voluntaria para dejar de asistir al CSMIJ. El argumento fue que la
asistencia al centro no compensaba que el niño debiera perder horas de clase
(el horario de asistencia al CSMIJ era los martes de 9:30 a 10:30 h).
Los padres probaron con distintos centros especializados en el abordaje del
autismo (centros de desarrollo infantil, de tratamiento integral del autismo,
etc.). Actualmente, llevan un par de meses en uno de ellos, con el que están
muy satisfechos.
1.4. La intervención
Carol, junto al equipo de apoyo, presenta al equipo directivo una posible línea
de actuación para abordar el problema de una forma global y así poder actuar
sobre todas las personas que interactúan en la escuela. El proyecto de actuación
es:
La revista Psychology in the schools publicó en 1976 un artículo titulado “The Turtle Tech-
nique: An extended case study of self-control in the classroom” de Robin, Schneider y
Dolnick. Dicho artículo se podría traducir como “La técnica de la tortuga: un estudio de
casos de autocontrol en el aula”.
Esta técnica permite ayudar a niños, de entre 3 y 7 años, a aprender a regular su ira y otras
emociones negativas. La escuela es un entorno idóneo para trabajar esta técnica, aunque
también puede desarrollarse en el ámbito familiar y terapéutico. Diversas investigaciones
ponen de manifiesto los efectos positivos de aplicar la técnica de la tortuga en lo que se
refiere a la regulación emocional de los niños y en la dinámica y clima del aula. En ese
sentido, el estudio de Denham y Burton (2003) muestra evidencias sobre estos efectos,
tanto de carácter cuantitativo como cualitativo.
Se les recomienda que empiecen a trabajar este caso práctico en clase a través
de un cuento (puede leerse más abajo, en el apartado de la explicación a los
niños) y con un peluche de tortuga. El cuento tiene como finalidad ayudar
al niño a tomar conciencia de sus propias emociones, antes de que estas deri-
ven en comportamientos agresivos o violentos. Además, promueve la toma de
conciencia de la propia responsabilidad para controlarse.
Aunque se da una cierta autonomía para que cada profesor decida la mejor
manera de implementar la técnica de la tortuga, sí que se designa una semana
en la que todos los estudiantes deben haber tenido una primera sesión en su
clase. Asimismo, tal y como está planificado, se realizarán varias sesiones para
llevar a cabo la implementación de la técnica y promover la integración de
las competencias en el alumnado, a fin de que este pueda captar, practicar e
integrar en qué consiste y en qué momentos puede ser de utilidad para ellos.
“Había una vez una tortuguita a la que le gustaba jugar. A veces jugaba sola y otras con sus
amigos; a veces jugaba en casa y otras en la calle o en el parque. También le gustaba mucho
ver la televisión. En cambio, no parecía pasárselo muy bien en la escuela. Le resultaba
muy difícil permanecer sentada, escuchando a su maestro. Cuando sus compañeros le
molestaban, le quitaban algún utensilio (lápiz, goma, bolígrafo) o la empujaban, etc., se
enfadaba tanto que no tardaba en insultar y pelearse hasta tal punto que después sus
amigas la excluían de los juegos. La tortuguita estaba muy molesta, furiosa, confundida
y triste porque no podía controlarse y no sabía cómo resolver el problema.
Cierto día se encontró con una tortuga mayor, con mucha experiencia y muy sabia. La
tortuguita le dijo a la mayor: «La escuela no me gusta. No puedo portarme bien. Y si lo
intento, no lo consigo. ¿Qué puedo hacer?». La tortuga mayor le respondió: «La solución
está en ti misma. Cuando te sientas muy contrariada o enfadada y no puedas controlarte,
métete dentro de tu caparazón. Ahí dentro podrás calmarte»”.
Otro día, la tortuguita estaba en clase cuando una compañera empezó a molestarla. Ape-
nas comenzó a sentir que se despertaba la ira en su interior, que se le calentaba la sangre
y se aceleraba el ritmo de su corazón, recordó lo que le había explicado la tortuga mayor.
En ese momento se replegó en su interior, donde podía estar tranquila sin que nadie la
molestase. Hizo varias respiraciones profundas y pensó en lo que podía. Después salió
de su caparazón y observó que la profesora le sonreía. La tortuguita practicó esta estra-
tegia muchas veces. No siempre conseguía controlarse. Pero, poco a poco, el hecho de
replegarse dentro de su concha fue ayudándole a regular mejor su ira. Con el paso del
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tiempo llegó a controlarse casi siempre. Esto le permitió tener más amigas y disfrutar de
ir a la escuela”.
1) Parar�y�“meterse�en�el�caparazón”:
Cuando sienten emociones negativas que les cuesta controlar, como enfa-
do, irritación, malhumor, preocupación, frustración, etc., o cuando viven
alguna situación externa que los impulsa a atacar o huir, pueden parar-
se y meterse en “su caparazón”, es decir, meterse dentro de sí. Para ello,
cruzarán los brazos sobre el pecho simulando la acción de meterse dentro
del caparazón. Sus brazos están cruzados junto al cuerpo, la cabeza hacia
abajo y cerrarán los ojos. Cuando el niño adopte la postura de la tortuga
para regular sus emociones negativas, es recomendable aportarle refuerzos
y elogios.
2) Respirar�y�tomar�conciencia�de�los�propios�sentimientos�y�emociones:
Se practicarán respiraciones profundas con el alumnado para que puedan
vivenciar e integrar esta estrategia de regulación emocional. Se les invita a
respirar lenta y profundamente con la mano encima del abdomen, expe-
rimentando cómo este sube y baja al compás de la respiración.
3) Pensar:
Después de parar y respirar, podremos: conectar con lo que estamos sin-
tiendo; poner nombre a la emoción; identificar el problema y pensar en
opciones y alternativas para gestionarlo y/o resolverlo. De este modo se
promueve el uso del pensamiento alternativo.
4) Reconocer�lo�que�está�pasando�y�actuar:
Una vez que nos sentimos calmados y hemos pensado diferentes alterna-
tivas, seremos capaces de actuar, es decir, de tomar una decisión sobre la
alternativa más adecuada a la situación. Es entonces cuando se está en
condiciones de salir del caparazón. Una vez “fuera del caparazón”, podre-
mos conversar y actuar de manera apropiada, con un comportamiento no
violento y que posibilite la regulación emocional.
El centro escolar convoca varias sesiones informativas para que puedan asistir
todos los padres que lo deseen.
En dicha sesión se les explican las formaciones realizadas tanto a los niños co-
mo a los adultos que están en el centro escolar. También se les muestran algu-
nas grabaciones realizadas en las distintas clases, donde sus hijos representan
y explican la técnica de la tortuga ante sus compañeros. Reciben una copia del
cuento, por si quieren reforzar a los niños y como un recurso más que aplicar,
y se representa cómo lo lleva a cabo un adulto ante una situación conflictiva.
Para los padres que no han podido asistir y están interesados, se prepara una
documentación que puedan descargarse desde la web del centro escolar.
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Como era previsible, ni Lito ni los compañeros que habían protagonizado in-
cidentes violentos cesaron en ello. Lo que sí observaron los profesores, y co-
municaron en sus evaluaciones, es que habían disminuido su frecuencia y su
intensidad. A Lito le resultaba de mucha ayuda que tanto él como sus compa-
ñeros tuvieran una estrategia ante situaciones indeseadas. Lito pudo empati-
zar con sus compañeros y sus compañeros pudieron empatizar con él.
Rita se reúne con el resto de los profesores que trabajan en los grupos 1 de
todos los cursos y acuerdan una estrategia de actuación. Como todos los que
trabajarán con el grupo son nuevos, o solo llevan un curso con ellos, es rela-
tivamente fácil ponerse de acuerdo. Una vez establecido el protocolo, lo com-
parten con los miembros de la USEE y, ante la buena acogida, se reúnen con la
inspectora asignada al instituto para confirmar que su línea de actuación es la
adecuada. Cuando tienen su visto bueno, acaban de planificar la intervención.
Escoda, 2006). Para ello, se utiliza un cuestionario que permite que un indi-
viduo obtenga, en unas condiciones que respeten la confidencialidad (Lévy-
Leboyer, 2000, p. 11, 138):
Tal y como indican Bisquerra, Martínez, Obiols y Pérez Escoda (2006), la infor-
mación obtenida con esta técnica, al igual que otras que interpretan y evalúan
el comportamiento de una persona, es importante porque:
Uno de los aspectos más relevantes de esta técnica es que obtenemos una vi-
sión más objetiva a partir de la intersubjetividad aportada por los observado-
res. Cuanto mayor es el número de observadores y, por tanto, la suma de sub-
jetividades, más nos aproximaremos a la objetividad intersubjetiva.
Para el análisis de datos, es recomendable contar con una gráfica como la que
presentamos a continuación, en la que se muestran las valoraciones aportadas
por los diferentes observadores (figura 1).
Rita les propone a sus compañeros que, para tener más fluidez e interiorizar
mejor en qué consiste la técnica, pueden hacer una prueba entre ellos. Es de-
cir, les propone que simulen lo que más adelante les van a proponer a sus es-
tudiantes (y que veremos en el próximo apartado):
2.4. La intervención
Rita, en una de sus clases, propone a los estudiantes del grupo 1 realizar la
evaluación con un doble objetivo:
Para la aplicación del caso práctico se llevarán a cabo, como mínimo, tres se-
siones de trabajo, de una hora cada una.
Rita reúne la definición realizada por cada grupo sobre el concepto de cuali-
dad y la complementa, de tal modo que se obtiene la descripción de cualidad
realizada por todo el grupo de adolescentes. Se ponen en común las diferentes
cualidades que han trabajado los grupos. Al final, se recogen las doce que han
aparecido más veces. En el grupo de Rita aparecen las siguientes (ver figura 2):
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En la segunda sesión, Rita comparte con sus estudiantes el listado global de las
doce cualidades recogidas a partir del trabajo realizado en la sesión anterior.
El profesor entrega un listado de cualidades a cada estudiante. A continuación
se reúnen los grupos. Los grupos trabajan conjuntamente durante unos mi-
nutos en la descripción de las doce cualidades para, posteriormente, ponerlas
en común en el grupo clase a partir de los portavoces de cada grupo. De esta
manera, al finalizar la sesión, cada estudiante dispondrá de la descripción de
cada una de las cualidades elaboradas a partir del trabajo realizado en clase.
Una vez que tienen claras cada una de las cualidades, Rita les presenta el cues-
tionario de autorreflexión sobre las propias cualidades personales para que ca-
da estudiante pueda cumplimentarlo. Se dedican unos minutos en clase para
rellenarlos. Tal y como puede observarse en el cuestionario (tabla 1), los estu-
diantes deben indicar su nombre y apellidos y valorar, del 0 al 10, su autoper-
cepción respecto a cada una de las cualidades. En el mismo cuestionario se
les solicita que indiquen el nombre de tres compañeros para que valoren sus
cualidades personales.
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Después de las entrevistas donde Rita ayudó a los estudiantes a analizar los
resultados, pudo ver qué competencias debía trabajar en clase. Concretamen-
te, decidió dedicar varias sesiones a trabajar su autoestima, potenciar sus cua-
lidades y su percepción apropiada al respecto. Todo ello permitió mejorar las
relaciones con uno mismo y con los demás.
Rita también realizó otra reunión con el resto del profesorado del curso y con
el equipo directivo para compartir con ellos la evaluación, de tal modo que
pudieron tomar conciencia de las cualidades de los estudiantes del grupo 1.
Quería hacer visibles las fortalezas que les habían pasado desapercibidas. De
este modo, se potenció una visión del grupo por parte del profesorado mucho
más objetiva y realista, y menos sesgada.
• ¿Cuáles son los retos y las dificultades que ha afrontado Rita a la hora de
implementar la técnica? ¿Y cuáles han sido los facilitadores?
• ¿Qué aporta la técnica de 360º al grupo clase? ¿Y al equipo de profesorado?
• Imaginaos que sois Rita y que estáis empezando a planificar para el pró-
ximo curso el programa de educación emocional dirigido adolescentes.
¿Qué características tendría este? ¿Qué aspectos tendríais en cuenta? ¿Qué
posibles técnicas incluiríais? Reflexionad acerca del diseño y la implemen-
tación del programa.