Lec06.2 Prácticas. El Baremo

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© Martín García-Ripoll Montijano

LA VALORACIÓN DE LOS DAÑOS PERSONALES EN LOS ACCIDENTES DE CIRCULACIÓN:

EL BAREMO

I. INTRODUCCIÓN.

1. EL BAREMO DE 1995.

En 1995 se aprobó un Anexo a la LRCSCVM, que contenía por primera vez una valoración
tasada de los distintos daños personales, así como de la muerte, aunque con una cierta
flexibilidad. Este llamado «baremo» fue promulgado a instancias de las compañías de seguros
para controlar tanto las fuertes indemnizaciones concedidas por los tribunales como la
disparidad de criterios entre las distintas Audiencias Provinciales (especialmente destacaba la
falta de homogeneidad de la valoración de cada día de incapacidad temporal).

El sistema fue muy criticado porque los daños producidos por la pérdida de un miembro o la
disminución de su utilidad dependen en muchos casos de las condiciones personales del
dañado (p. ej., no es lo mismo perder una mano para un pintor que para cualquier otra
persona); además, el baremo no se establecía exclusivamente en relación con la cobertura del
seguro obligatorio, sino que abarcaba todos los daños. Solo se exceptuaba el caso de que el
daño se hubiera debido a delito doloso (Anexo, 1.º 1).

El TC resolvió este problema, en virtud de diversas cuestiones de inconstitucionalidad, en la S.


181/2000, de 29 de junio1. Las cuestiones de inconstitucionalidad se basaban en tres puntos: a)
Vulneración del art. 15 CE, pues la Ley obstaculizaba frontalmente la plena reparación de los
daños causados a la vida, la integridad física y moral. b) Vulneración de los principios de
igualdad (art. 14) e interdicción de la arbitrariedad (art. 9.3), pues los daños causados en otras
circunstancias no están sometidos a límite legal alguno; además, la Ley daba un trato diferente
a los daños personales y patrimoniales, pues estos últimos no se sujetan al baremo. c)
Infracción del art. 117 CE, según el que corresponde a los jueces y tribunales juzgar y hacer
ejecutar lo juzgado, al privarles la Ley de la facultad de determinar y cuantificar las
indemnizaciones procedentes en concepto de reparación del daño, atendiendo a las
singularidades del caso y a la prueba practicada en el correspondiente proceso.

El TC rechazó todas las objeciones alegadas, salvo en lo referente al apartado B de la tabla V


del baremo. Dicha tabla en su apartado A se refería a la indemnización por incapacidad
temporal, estableciendo un criterio general por día de incapacidad. El apartado B preveía unos
factores de corrección que permitían aumentar la indemnización si el dañado tenía una
ocupación laboral, y en función de sus ingresos habituales. Si el sujeto ganó en 2015 más de
95.862,67 € anuales, la indemnización podía incrementarse como máximo en un 75 % por día
de incapacidad.

1
Luego ha habido muchas más sentencias sobre el mismo asunto: 241/2000, de 16 octubre; 242/2000,
de 16 octubre; 244/2000, de 16 octubre; 262/2000, de 30 octubre; 267/2000, de 13 noviembre;
21/2001, de 29 enero; 37/2001, de 12 febrero; 163/2001, de 11 julio; 9/2002, de 15 enero, 102/2002,
de 6 mayo; 42/2003, de 3 marzo; 31/2003, de 13 febrero; 112/2003, de 16 de junio; 156/2003, de 15
septiembre; 15/2004, de 23 febrero; 105/2004, de 28 junio; 230/2005, de 26 septiembre; etc.
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Pues bien, el Tribunal consideró inconstitucional el apartado B de la Tabla V «únicamente en


cuanto tales indemnizaciones tasadas deban ser aplicadas a aquellos supuestos en que el daño
a las personas, determinante de ‘incapacidad temporal’, tenga su causa exclusiva en una culpa
relevante y, en su caso, judicialmente declarada, imputable al agente causante del hecho
lesivo». Por tanto, si la responsabilidad era objetiva, el baremo era vinculante. Con todo, hubo
cuatro votos particulares a favor de la plena constitucionalidad 2.

En la práctica, el baremo se aplica en todos los casos en que hay daños corporales, aunque no
sean fruto de un accidente de circulación, si bien el TS insiste de vez en cuando en que, fuera
de la circulación, el baremo es puramente orientativo. V., a modo de ejemplo, las SSTS 27
mayo 2015 (civil, RJ 2628)3, 30 noviembre 2017 (penal, RJ 5566, delito doloso que lleva a
aumentar la indemnización del baremo en un 25 %), 3 diciembre 2012 (contenciosa, RJ
2013/582), 17 febrero 2015 (social, RJ 572).

2. LOS PRINCIPIOS DEL BAREMO DE 2015.

La Ley 35/2015, de 22 de septiembre, de Reforma del Sistema para la Valoración de los Daños
y Perjuicios Causados a las Personas en Accidentes de Circulación, introdujo un nuevo baremo
y dio nueva redacción a buena parte del TR LRCSCVM. Este baremo se caracteriza sobre todo
porque incrementó significativamente la indemnización para las grandes invalideces; a cambio,
redujo en buena medida la de los daños personales de menor entidad 4.

Conforme al art. 1.4 LRCSCVM, «Los daños y perjuicios causados a las personas como
consecuencia del daño corporal ocasionado por hechos de la circulación regulados en esta Ley,
se cuantificarán en todo caso con arreglo a los criterios del Título IV (de nueva redacción) y
dentro de los límites indemnizatorios fijados en el Anexo».

En la misma línea, el art. 32, primero del título IV, establece que «Este sistema tiene por objeto
valorar todos los perjuicios causados a las personas por hechos de la circulación regulados en
esta Ley». Como se ve, ambos artículos se refieren a los «hechos de la circulación». Como el
daño doloso no es un hecho de la circulación, parece que hay que entender que, aunque no se
diga expresamente (a diferencia del anterior Anexo), tal daño no está sujeto a los límites del
baremo5.

El art. 33 señala los principios fundamentales del sistema de valoración, que son:

2
Obsérvese, además, que se mantienen los límites legales en los casos de muerte y lesiones
permanentes.
3
Comentada por DOMÍNGUEZ MARTÍNEZ, CCJC, 100 (2016).
4
YÁÑEZ DE ANDRÉS, «Baremo y seguro voluntario», La Ley, 3 mayo 2016, ref. D-185, comienza su
estimación del nuevo Baremo diciendo que «Nunca tantos han perdido tanto, a costa de tan pocos, a
mayor enriquecimiento del complejo banco-asegurador, en un proceso en el que las víctimas… nunca
han estado debidamente defendidas, pese a venderse a la opinión pública y al Parlamento un gran
acuerdo –ficiticio- al efecto».
5
Así, SAP Lleida 18 octubre 2017 (ARP 2018\26). Obiter dictum, STS (penal) 22 marzo 2017 (RJ 1775).
En la doctrina, en el mismo sentido, ATIENZA NAVARRO, Accidentes de circulación, muerte e indemnización,
tirant lo blanch, Valencia (2018), pg. 146. En contra, XIOL RIOS, «Reflexiones sobre la indemnización del
daño personal a partir del nuevo baremo», en Herrador Guardia (dir.), Daños, responsabilidad y seguro,
Lefebvre, Madrid (2016), pg. 331.
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- reparación íntegra del daño. Este principio «tiene por finalidad asegurar la total
indemnidad de los daños y perjuicios padecidos. Las indemnizaciones de este sistema tienen
en cuenta cualesquiera circunstancias personales, familiares, sociales y económicas de la
víctima, incluidas las que afectan a la pérdida de ingresos y a la pérdida o disminución de la
capacidad de obtener ganancias» (art. 33.2). Y este principio «rige no sólo las consecuencias
patrimoniales del daño corporal sino también las morales o extrapatrimoniales e implica en
este caso compensar, mediante cuantías socialmente suficientes y razonables que respeten la
dignidad de las víctimas, todo perjuicio relevante de acuerdo con su intensidad» (art. 33.3).

- vertebración, que «requiere que se valoren por separado los daños patrimoniales y
no patrimoniales y, dentro de unos y otros, los diversos conceptos perjudiciales». Como
veremos, se distinguen tres clases de daños: muerte, secuelas y lesiones temporales. Y dentro
de cada una de ellas perjuicio personal básico, perjuicio personal particular y excepcional, y
perjuicio patrimonial.

Finalmente, dispone el art. 33.5 que «La objetivación en la valoración del daño supone que se
indemniza conforme a las reglas y límites establecidos en el sistema, por lo que no pueden
fijarse indemnizaciones por conceptos o importes distintos de los previstos en él ». Obsérvese
que se habla de «objetivación» de la valoración de daño, cuando el daño es, por esencia, algo
subjetivo. Pero por algo se llama a las tablas «baremo» 6.

Por otra parte, el art. 33.5, al final, se remite a los arts. 77 y 112, lo que implica que, en el caso
de muerte, los perjuicios excepcionales pueden incrementar la indemnización en un 25 % del
perjuicio personal básico. Y el art. 112 señala lo mismo respecto a la indemnización por
secuelas o lesiones permanentes.

El Anexo tiene un sistema de tablas extraordinariamente extenso, donde se tienen en cuenta


fundamentalmente las siguientes situaciones: muerte (Tablas 1A, 1B y 1C), lesiones
permanentes o secuelas (Tablas 2A, 2B y 2C), lesiones temporales (Tablas 3A, 3B y 3C), y otras
tablas dedicadas al cálculo actuarial de la muerte o lesiones (TT1, TT2, TT3 y Pérdidas de
Autonomía)7. La letra A se refiere siempre al «perjuicio personal básico»; la B, a los «perjuicios
particulares»; y la C, al «perjuicio patrimonial» (v. art. 34).

La revalorización se hace conforme a las pensiones contributivas (art. 49). La última se hizo por
la Resolución de 12 de enero de 2023 de la Dirección General de Seguros y Fondos de
Pensiones. Conforme a dicha resolución, las tablas actualizadas para 2023 se encuentran en la
dirección electrónica http://www.dgsfp.mineco.es/
3. NORMAS GENERALES SOBRE FIJACIÓN Y PAGO DE LA INDEMNIZACIÓN.
El art. 37 establece un deber del paciente de colaborar con los servicios médicos designados a
fin de seguir el tratamiento y poder fijar las secuelas y la duración de las lesiones temporales.
«El incumplimiento de este deber constituye causa no imputable a la entidad aseguradora a

6
RAL: «2. Cuaderno o tabla de cuentas ajustadas».
7
V. también Orden ETD/949/2022, de 29 de septiembre, por la que se actualizan las bases técnicas
actuariales que sustentan los cálculos del sistema para la valoración de los daños y perjuicios causados a
las personas en accidentes de circulación contenido en el anexo del texto refundido de la Ley sobre
responsabilidad civil y seguro en la circulación de vehículos a motor, aprobado por el Real Decreto
Legislativo 8/2004, de 29 de octubre.
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los efectos de la regla 8.ª del artículo 20 de la Ley de Contrato de Seguro, relativa al devengo
de intereses moratorios»8.

En cuanto al momento temporal de fijación de la indemnización, el art. 40.1 señala que «La
cuantía de las partidas resarcitorias será la correspondiente a los importes del sistema de
valoración vigente a la fecha del accidente, con la actualización correspondiente al año en que
se determine el importe por acuerdo extrajudicial o por resolución judicial». Parece querer
decir esto que se aplican los conceptos del baremo en la fecha de producción del accidente,
incrementados o disminuidos según la actualización correspondiente al año en que se fije la
indemnización9.

Esta puede consistir, en vez de una cantidad alzada, en una renta vitalicia (arts. 41 y 42), por
acuerdo de las partes o por decisión del juez a petición de una de ellas 10. «Dicha renta se
actualizará cada año de acuerdo con el porcentaje del índice de revalorización de las pensiones
previsto en la Ley de Presupuestos Generales del Estado».

«Una vez establecida, la indemnización sólo puede revisarse por la alteración sustancial de las
circunstancias que determinaron su fijación o por la aparición de daños sobrevenidos» (art.
43).

II. INDEMNIZACIÓN POR CAUSA DE MUERTE.

Conviene destacar, ante todo, que la Ley, siguiendo jurisprudencia ya muy consolidada,
considera que el fallecido no tiene derecho a indemnización y, por tanto, no lo transmite a sus
herederos. La muerte da derecho a indemnización al cónyuge y familiares por derecho propio,
en tanto sufren en sí mismos la pérdida del ser querido, además de poder ser perjudicados
patrimonialmente por esa muerte, en tanto el fallecido tenía respecto de ellos un deber de
alimentos. Por ello, la Ley llama «víctima» al fallecido, y «perjudicado» al cónyuge o pariente
(art. 36). Cada perjudicado tiene su propia indemnización; no existe una «tarta» común que los
parientes se reparten.

1. TABLA 1.A, «PERJUICIO PERSONAL BÁSICO»11.

Se establece una lista de perjudicados, «salvo que concurran circunstancias que supongan la
inexistencia del perjuicio a resarcir» (art. 62; ej., mala o nula relación con la víctima).

A. El cónyuge supérstite.

8
El referido art. 20.8.º dispone que «No habrá lugar a la indemnización por mora del asegurador cuando
la falta de satisfacción de la indemnización o de pago del importe mínimo esté fundada en una causa
justificada o que no le fuere imputable».
9
De acuerdo con el art. 40.2, «no procederá esta actualización a partir del momento en que se inicie el
devengo de cualesquiera intereses moratorios».
10
Art. 41.2: «En todo caso, el juez puede acordar de oficio tal sustitución, al menos parcial, cuando se
trate del resarcimiento de los perjuicios padecidos por menores o personas con capacidad modificada
judicialmente y la estime necesaria para proteger más eficazmente sus intereses».
11
Las cantidades que aplicar son las que resultan de la Resolución de 12 de enero de 2023 de la
Dirección General de Seguros y Fondos de Pensiones.
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Determinación de la persona. Al cónyuge se equipara «el miembro supérstite de una pareja de


hecho estable constituida mediante inscripción de un registro o documento público o que haya
convivido un mínimo de un año inmediatamente anterior al fallecimiento o un período inferior
si tiene un hijo en común» (art. 36.2).

Al cónyuge viudo deja de considerársele como tal si está separado legalmente o de hecho o se
ha presentado (por cualquiera de los cónyuges) demanda de nulidad 12, separación o divorcio
(art. 63.3).

La mera separación de hecho, sin fijar un tiempo determinado, puede plantear graves problemas
prácticos. En el caso de la SAP A Coruña 10 mayo 2018 (JUR 190363) parece que el matrimonio
estaba separado de hecho solo un mes, conviviendo el fallecido con su padre. Este pedía la
indemnización a él correspondiente más la de convivencia con la víctima (tabla 1.B), mientras que la
mujer pedía la propia de cónyuge que convive con la víctima. La AP se inclinó por esta última opción.

Cuantía de la indemnización. El cónyuge viudo recibe una cantidad fija hasta los 15 años de
convivencia, en función del tramo de edad de la víctima, y un incremento por cada año
adicional o fracción de convivencia (art. 63.1). Así, si la víctima tenía hasta 67 años y la
convivencia era inferior a 15 años, la indemnización asciende a 107.123,05 €. Conforme
aumenta la edad de la víctima, disminuye la indemnización, por la menor esperanza de vida
que tenía el difunto; así, desde 67 hasta 80 años, 83.317,93 €; más de 80 años, 59.512,81 € 13.
Estas cantidades se incrementan en 1.190,26 € por cada año o fracción en que la convivencia
sea superior a 15 (v. art. 39). Así, en un caso típico de hombre fallecido de 50 años y 5 días, con
20 años y 10 meses de matrimonio, la indemnización para el cónyuge es de 107.123,05 +
(1.190,26 x 6) = 114.264,61 €.

En el caso de matrimonios que hubiesen sido antes parejas de hecho, se les añade al tiempo
del matrimonio el de pareja de hecho (art. 63.2) 14.

12
Es discutible si esta norma también se aplica cuando la nulidad ha sido solicitada por el MF o por
cualquier persona que tiene un interés legítimo y directo en ella, arts. 74 y 75 Cc.
13
Señala el art. 39 que «El cómputo de edad se realiza de fecha a fecha, por lo que las edades previstas
en las disposiciones de esta Ley se alcanzan pasadas las cero horas del día en que se cumplen los años
correspondientes. Las horquillas de edades comprenden desde que se alcanza la edad inicial hasta las
cero horas del día en que se cumple la edad final. La referencia a que alguien tenga más de un cierto
número de años se entiende hecha a que haya alcanzado esa edad». La explicación no es un dechado de
virtudes.
14
Finalmente, el art. 63.4 dispone que «En caso de concurrencia de cónyuges o parejas de hecho
estables, en los supuestos en que la legislación aplicable lo permita, el importe fijo que establece el
apartado 1 se distribuye a partes iguales, y en caso de existir incrementos adicionales, se toma el
incremento mayor y se distribuye a prorrata en proporción a los años adicionales de convivencia».
El precepto es de difícil interpretación, porque la monogamia es una cuestión de orden público y la
poligamia es un delito (art. 217 Cp: «El que contrajere segundo o ulterior matrimonio, a sabiendas de
que subsiste legalmente el anterior, será castigado con la pena de prisión de seis meses a un año»).
ATIENZA (2018), pgs. 50-52, piensa en el caso de mujeres musulmanas casadas con un solo varón
conforme a la legislación de su país, y residentes en España. Alega para ello el Convenio sobre Seguridad
Social entre España y el Reino de Marruecos, de 8 noviembre 1979 (Instrumento de Ratificación 5 julio
1982, BOE 13 octubre 1982), cuyo art. 23 establece: «La pensión de viudedad causada por un trabajador
marroquí será distribuida en su caso, por partes iguales y definitivamente entre quienes resulten ser,
conforme a la legislación marroquí, beneficiarias de dicha prestación».
La misma autora sugiere la existencia de un matrimonio y una pareja de hecho, o dos parejas de hecho.
Es discutible. Desde luego, todas las leyes autonómicas sobre parejas de hecho requieren que los
miembros de la pareja no estén casados ni formen parte de otra pareja de hecho.
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B. Ascendientes.

Conforme al art. 64.1, «Cada progenitor recibe un importe fijo si el hijo fallecido tenía hasta
treinta años o más de treinta». Así, si tenía hasta 30, recibe 83.317,93 €; si tenía más de 30,
47.610,25 (¿cuanto más vive el hijo, menos lo siente el padre?).

En cambio, respecto de los abuelos se dispone que «Cada abuelo tiene la consideración de
perjudicado en caso de premoriencia del progenitor de su rama familiar y percibe una cantidad
fija con independencia de la edad del nieto fallecido» (art. 64.2). Parece, pues, que el abuelo
no siente la pérdida del nieto si vive su hijo, progenitor del nieto. Si no vive el ascendiente
intermedio, la indemnización es de 23.805,12 € para cada abuelo. Los ascendientes de ulterior
grado (bisabuelos) no tienen derecho a una indemnización 15.

C. Descendientes.

De acuerdo con el art. 65.1, «Se asigna una cantidad fija a cada hijo que varía en función de su
edad, distinguiéndose, en atención a sus distintas etapas de madurez y desarrollo, los cuatro
tramos siguientes: a) hasta catorce años, b) desde catorce hasta veinte años, c) desde veinte
hasta treinta años y d) a partir de los treinta años. Así, hasta 14 años se conceden 107.123,05
€16; de 14 a 20, 95.220,49; de 20 a 30, 59.512,81; más de 30, 23.805,12.

Por otra parte, «Los nietos tienen la consideración de perjudicados en caso de premoriencia
del progenitor que fuera hijo del abuelo fallecido y perciben una cantidad fija con
independencia de su edad» (art. 65.2). Esta cantidad es de 17.853,84 €.

D. Hermanos.

Según dispone el art. 66.1, «Cada hermano recibe una cantidad fija que varía en función de su
edad, según tenga hasta treinta años o más de treinta». Así, hasta 30, 23.805,12 €; más de 30,
17.853,84 €. El n.º 2 del mismo artículo aclara que «A estos efectos, el hermano de vínculo
sencillo se equipara al de vínculo doble» (en realidad, esto debería depender de la convivencia
que hubieran tenido los medio hermanos).

E. Allegados.

El art. 67.1 define a los allegados como «aquellas personas que, sin tener la condición de
perjudicados según las reglas anteriores, hubieran convivido familiarmente 17 con la víctima
durante un mínimo de cinco años inmediatamente anteriores al fallecimiento y fueran
especialmente cercanas en parentesco o afectividad» (ej., menores en acogimiento, hijos del
cónyuge o pareja de hecho, hermanastros en sentido estricto, suegra, etc.). «Cada allegado
percibe una cantidad fija, cualquiera que sea su edad» (art. 67.2). La cantidad es de 11.902,56
€.

15
En contra, ATIENZA (2018), pg. 62.
16
Exactamente la misma cantidad que recibe el cónyuge viudo si el fallecido tenía hasta 67 años y la
relación había durado hasta 15.
17
Dos amigas compartiendo un piso no parece que convivan «familiarmente», salvo que sean pareja,
pero entonces se encuentran comprendidas en el apartado «cónyuge».
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No se incluye al novio o novia. La realidad, muy superior a la fantasía, muestra a qué injusticias
puede dar lugar la decisión legislativa. En el caso resuelto por la SAP Cádiz (civil) 21 enero 2014 (JUR
2015/101805), la fallecida mantenía una relación «de noviazgo de larga duración» con el
demandante, estaba embarazada de este, y se iban a casar 7 días después. La Audiencia, aplicando la
analogía, le otorga la indemnización correspondiente a un hermano, conforme a la legislación
vigente en ese momento.

F. Guardador de hecho.

«Igualmente tiene la condición de perjudicado quien, de hecho y de forma continuada, ejerce


las funciones que por incumplimiento o inexistencia no ejerce la persona perteneciente a una
categoría concreta o asume su función» (art. 62.3). En la práctica se les llama «perjudicados
funcionales». Está pensando la Ley sobre todo en quien de hecho ejerce la función de padre o
madre (como un tío o un abuelo, la pareja del padre o madre); recibirá la compensación
correspondiente al padre o madre.

Si coincide en una persona la condición de perjudicado y guardador de hecho (ej., abuelo que
actúa como padre) o allegado y guardador de hecho (ej., la nueva pareja de la madre), se
considera generalmente que no se cobra una indemnización por cada concepto y que
prevalece la de guardador de hecho, por ser de cuantía superior 18, ya que, si actúa como
padre, cobra como padre.

Hay que tener en cuenta que si existe un padre «de hecho» es porque el padre falleció o no
ejerce las funciones de tal; pero, a efectos del baremo, no se puede tener un padre «de
hecho» (p. ej., la pareja de la madre) y otro «de Derecho» (el titular de la patria potestad, que
la ejerce, aun cuando no convive continuadamente con el hijo) 19.

Obsérvese que la Ley habla de relación «de hecho» 20, de manera que el tutor de un menor o el
curador de una persona con discapacidad mental no tienen derecho alguno a la indemnización,
salvo que entren en las definiciones de los arts. 63.2 ó 67.1 (el Cc no señala en ningún lugar
que el tutor o curador deba de convivir con el pupilo).

2. TABLA 1.B, «PERJUICIO PERSONAL PARTICULAR»21.

Se trata de ciertas circunstancias que concurrían particularmente en el perjudicado o en su


relación con la víctima, y que aumentan la cuantía de la indemnización. Se aplica el perjuicio
personal particular si a la persona se le ha asignado ya una cantidad por perjuicio personal
básico; de lo contrario, no. «Los perjuicios particulares no son excluyentes entre sí y, de
concurrir en un perjudicado, son acumulables» (art. 68.2). «En el caso del allegado el único
perjuicio particular resarcible es, en su caso, el de su discapacidad física, intelectual y sensorial
según lo dispuesto en el artículo siguiente» (68.3).

Las circunstancias que la Ley toma en consideración para aumentar la indemnización son:

18
Unidad de Seguridad Vial de la FGE, Dictamen 3/2016, pg. 33; ATIENZA (2018), pg. 77.
19
En este sentido ATIENZA (2018), pgs. 46 y 47, rechazando doctrina contraria.
20
Así, un guardador de hecho, art. 237.1 Cc.
21
Las cantidades que aplicar son las que resultan de la Resolución de 12 de enero de 2023 de la
Dirección General de Seguros y Fondos de Pensiones.
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a) Discapacidad física o psíquica del perjudicado previa o a resultas del accidente (ha
de ser como mínimo del 33 %, art. 2269.2).

b) Convivencia del perjudicado con la víctima (excepto el cónyuge e hijos menores de


30 años, art. 70, porque la tabla 1.A parte de la base de que el cónyuge y los hijos menores de
30 años vivían con la víctima). Por eso, si fallece un hijo mayor de 30 años que convivía con el
progenitor, este recibe, mediante esta indemnización, una cantidad igual al caso del hijo
menor de 30 años.

c) Perjudicado único de su categoría (es decir, descendiente, ascendiente y hermano


único; no es aplicable al cónyuge, art. 71, aparte de que el matrimonio es monógamo en
nuestro Derecho).

d) Perjudicado único familiar [que necesariamente ha de englobar el apartado c), salvo


el caso del cónyuge, que sí puede gozar de esta indemnización, art. 72]. 25 % sobre el perjuicio
personal básico, sin contar otros posibles perjuicios personales particulares.

e) Fallecimiento del progenitor único (art. 73).

f) Fallecimiento de ambos progenitores en accidente (se incrementa la cuantía


respecto de cada progenitor, art. 74)23.

g) Fallecimiento del único hijo (art. 75). Aquí el incremento es únicamente del 25 %, lo
que parece poco si lo comparamos con otros casos y con el dolor inmenso que suelen padecer
los padres en este supuesto. La pérdida de un hijo suele ser más dolorosa que la de un padre 24.

h) Fallecimiento de víctima embarazada con pérdida de feto (art. 76). Solo percibe esta
indemnización el cónyuge o pareja de hecho (art. 36.2); aunque la Ley no lo dice, parece que el
perjudicado debe ser el padre. Es sorprendente que no se tenga en cuenta el padre del feto
que no es cónyuge o pareja de hecho de la víctima embarazada (ej., el novio que no vivía con
ella); la explicación, que no justificación, está en que la tabla 1.B, donde aparece este caso,
está para incrementar lo recibido por perjuicio básico en la tabla 1.A, y en esta no aparece el
novio ni el padre de un feto; por otra parte, la pérdida de solo el feto está contemplada en el
art. 111 y en la tabla 2.B, referida a las lesiones corporales, considerándose perjudicada
únicamente la madre gestante, y no el padre.

i) Perjuicio excepcional (art. 77). Constituye este concepto una válvula de escape para
que el juez pueda apreciar otros daños que se le hayan podido «pasar» al legislador. No en
aquellos casos en que esté clara la voluntad legislativa de no indemnizar determinado
supuesto, o indemnizarlo solo con determinada cuantía. El incremento es sobre la
indemnización por perjuicio personal básico.

22
En sentido estricto, los cónyuges no son parientes.
23
Aquí se plantea el problema de si ambos progenitores deben morir simultáneamente o basta que
fallezcan como consecuencia del accidente en un breve lapso. ATIENZA (2018), pg. 114, propone que el
tiempo sea como máximo de 30 días, que es el plazo que la Dirección General de Tráfico utiliza a efectos
estadísticos para considerar a una persona fallecida como consecuencia de un accidente de tráfico (muy
discutible).
24
Es discutible la solución si en el momento del accidente la madre está embarazada.
También si fallecen todos los hijos en el mismo accidente.
9
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La SAP Navarra (Sección 3.ª) 72/2021, de 4 febrero (JUR 142622), concede a la viuda un incremento
del 15 %, pues, cuando ella era menor de edad, sufrió también la muerte de su padre en accidente
automovilístico.

j) Tratamiento psiquiátrico y psicológico. No incluido en las tablas, pero sí por el art.


36.3, conforme al que «Excepcionalmente, los familiares de víctimas fallecidas mencionados
en el artículo 62, así como los de grandes lesionados, tienen derecho a ser resarcidos por los
gastos de tratamiento médico y psicológico que reciban durante un máximo de seis meses por
las alteraciones psíquicas que, en su caso, les haya causado el accidente».

3. TABLA 1.C, DAÑO PURAMENTE PATRIMONIAL (DAÑO EMERGENTE Y LUCRO CESANTE).

Contempla aquí la Ley daños patrimoniales que derivan de daños a la persona. Los daños
puramente patrimoniales que no derivan de daños a la persona (p. ej., la rotura de los dos
faros y del guardabarros) se rigen por las normas que se ven en la lección 6.ª

A. Daño emergente25.

476,10 €, «sin necesidad de justificación», «por los gastos razonables que cause el
fallecimiento, como el desplazamiento, la manutención, el alojamiento y otros análogos» (art.
78.1). «Si el importe de dichos gastos excede el establecido en el párrafo anterior, su
resarcimiento requiere justificación» (78.2).

Dentro de dicho daño emergente entran «los gastos de traslado del fallecido, entierro y
funeral conforme a los usos y costumbres del lugar donde ser preste el servicio. Se abonan
igualmente los gastos de repatriación del fallecido al lugar de origen» (art. 79). De este
precepto llama la atención que estos gastos sean todos indemnizables, como si el fallecido, de
no haber ocurrido el accidente, no habría muerto nunca y, por tanto, en ningún caso habría
causado esos gastos. En realidad, el accidente mortal lo único que ha hecho es anticipar un
suceso que se iba a producir de todas maneras: causalidad adelantada (v. lección 2.ª, «I. El
daño», pg. 3).

B. Lucro cesante26.

Conforme al art. 80, «consiste en las pérdidas netas que sufren aquellos que dependían
económicamente de los ingresos de la víctima y que por ello tienen la condición de
perjudicados».

Respecto de los sujetos que pueden acceder a este lucro cesante, aclara el art. 82.1 que «A
efectos de esta Ley se consideran persona perjudicada el cónyuge y los hijos menores de edad
y se presume que también lo son, salvo prueba en contrario, los hijos de hasta treinta años».

25
Las cantidades que aplicar son las que resultan de la Resolución de 12 de enero de 2023, de la
Dirección General de Seguros y Fondos de Pensiones.
26
Las cantidades que aplicar son las que resultan del texto consolidado de RD-Leg. 8/2004.
10
© Martín García-Ripoll Montijano

Por tanto, el cónyuge y los hijos menores tienen siempre la condición de perjudicados por el
lucro cesante, lo sufran realmente o no 27. Se entiende que los hijos mayores de edad (menores
de 30 años) son perjudicados, salvo que se demuestre lo contrario 28.

Añade el art. 82.3 que «En los demás casos solo tienen la condición de personas perjudicadas
las incluidas en el artículo 6229 que acrediten que dependían económicamente de la víctima y
los cónyuges separados o ex cónyuges que tengan derecho a percibir pensión compensatoria
que se extinga por el fallecimiento de la víctima 30». En este último caso, «su perjuicio se
concreta en el importe correspondiente a dicha pensión durante un máximo de tres años» (art.
92.3).

En los artículos siguientes se explica cómo se obtiene la cantidad, que la Ley llama
«multiplicando»31, que determina los ingresos netos (es decir, después de impuestos) por
trabajo personal del fallecido (no se tienen en cuenta, por tanto, otros ingresos, como
intereses de cuentas corrientes, dividendos de acciones sociales, etc., pues el derecho a
recibirlos se va a transmitir en virtud de herencia, y, además, tales ingresos se seguirán
generando), a efectos de determinar cual es la cantidad que le corresponde a cada uno de los
perjudicados.

Si la víctima estaba trabajando, «el multiplicando consiste en los ingresos netos acreditados…
percibidos durante el año natural 32 anterior al fallecimiento o la media de los obtenidos
durante los tres años naturales inmediatamente anteriores al accidente, si fuera superior, que
se proyectará hasta la edad de jubilación y, a partir de ésta, en la pensión de jubilación
estimada» (83.1, 1.º inciso).

«Si la víctima hubiera estado en situación de desempleo en cualquiera de los tres años
anteriores al fallecimiento, para el cálculo de los ingresos previstos en el apartado anterior se
tendrán en cuenta las prestaciones de desempleo que haya percibido y, en caso de no haberlas
percibido, se computará como ingreso un salario mínimo interprofesional anual» (83.2). Este
salario asciende (o está a punto) a 1.080 € mensuales, en 14 pagas; luego 15.120 € al año.

27
Pero parece que siempre que sean perjudicados del «perjuicio personal básico» (art. 62), lista de
perjudicados en la que no se entra cuando «concurran circunstancias que supongan la inexistencia del
perjuicio a resarcir». Por el contrario, no elimina la indemnización por lucro cesante el hecho de que el
menor mayor de 16 años esté ya trabajando o emancipado (v. arts. 6 y 7 ET, y 247 Cc).
28
La carga de la prueba en este caso está muy mal configurada; como señala el art. 217.7 Lec, «el
tribunal deberá tener presente la disponibilidad y facilidad probatoria que corresponde a cada una de
las partes en litigio», y le es mucho más fácil al hijo entre 18 y 30 años probar que dependía de su
progenitor que al demandado (compañía de seguros y/o dañante) probar que no dependía de su
progenitor.
29
El cónyuge viudo, los ascendientes, los descendientes, los hermanos, los allegados y los guardadores
de hecho. En cuanto a los nietos respecto de sus abuelos fallecidos (y viceversa), no está claro si es
necesario que haya fallecido el ascendiente intermedio, como sucede con la tabla «1.A Perjuicio
personal básico».
30
Conforme al art. 101 Cc, la pensión no se extingue por el fallecimiento del deudor, salvo que el caudal
hereditario fuera insuficiente o la pensión afectara las legítimas. Pero, p. ej., el art. 233-19 Cc Cataluña
dispone que la pensión se extingue por fallecimiento del deudor.
31
El multiplicador es un coeficiente actuarial que ya ha sido tomado en cuenta al elaborar las tablas, y
que no afecta en absoluto al cálculo de las indemnizaciones (v. art. 86).
32
No el año fiscal: SAP Navarra (Sección 3.ª) 72/2021, de 4 febrero (JUR 142622).
11
© Martín García-Ripoll Montijano

«Si la víctima estaba jubilada, consiste en el importe anual neto de la pensión que percibía en
el momento de su fallecimiento» (83.1, 2.º inciso).

«El trabajo no remunerado de la víctima que no obtenía ingresos por ser la persona que
contribuía al sostenimiento de su unidad familiar mediante la dedicación exclusiva a las tareas
del hogar se valora en el equivalente a un salario mínimo interprofesional anual… En unidades
familiares de más de dos personas la equivalencia establecida en el apartado anterior se
incrementará en un diez por ciento del salario mínimo interprofesional anual por perjudicado
adicional menor de edad, persona con discapacidad o mayor de sesenta y siete años que
conviva en la unidad familiar de la víctima sin que ese incremento pueda superar el importe de
otro medio salario mínimo interprofesional anual» (art. 84) 33. O sea, que, con el actual SMI, el
incremento puede ser de hasta 7.560 €.

Si la víctima estaba acogida a una reducción de jornada para compatibilizar el trabajo con las tareas
del hogar o desempeñaba un trabajo a tiempo parcial por los mismos motivos, el multiplicando
consistirá en 1/3 de la que se obtendría si la labor hogareña fuera a tiempo completo. A esta
cantidad se le añadirá la que corresponda por los ingresos netos del trabajo (85) 34.

Una vez fijado el multiplicando, la Ley establece unas reglas para determinar el multiplicador 35.

De acuerdo con el art. 86,


1. El multiplicador es el coeficiente que se obtiene para cada perjudicado y que resulta de combinar
los factores siguientes:
a) la cuota del perjudicado de acuerdo con las reglas previstas en el artículo 87, en materia
de cálculo de cuotas,
b) las pensiones públicas a las que tenga derecho el perjudicado por el fallecimiento de la
víctima,
c) la duración de su dependencia económica,
d) el riesgo de su fallecimiento y
e) la tasa de interés de descuento, que tiene en cuenta la inflación.
2. Los factores mencionados se calculan de acuerdo con las bases técnicas actuariales establecidas
según lo dispuesto en el artículo 48.
3. A los efectos de determinar el multiplicador podrán establecerse reglamentariamente otros
factores complementarios que tengan en cuenta otras contingencias relativas al perjudicado y que
sirvan a la mejor individualización del perjuicio».
Es decir, para determinar la cantidad final que recibe cada perjudicado se han tenido en cuenta
todos los factores ahí relacionados, pero, en principio, no afectan al aplicador de la norma que habrá
que tener en cuenta solo lo que establece la tabla correspondiente.

El art. 87 es fundamental en esta materia del lucro cesante. Dispone:

33
El artículo habla de «unidad familiar». El art. 60 la define.
34
La cantidad máxima del multiplicando es 120.000 €. Para la mayoría de la doctrina, «es perfectamente
posible probar un lucro cesante mayor. Para ello, cuando los ingresos de la víctima hubieran excedido de
esa cantidad deberá probarse que el lucro cesante real es superior, mediante informes periciales que
tomen como referencia los indicadores y criterios recogidos en las bases técnicas actuariales» [ATIENZA
(2018), pg. 186]. Esta autora sigue el Dictamen 3/2016 del Fiscal de Sala Coordinador de Seguridad Vial,
pgs. 44 y 45, y ÁLVAREZ MENÉNDEZ, en AGÜERO y otros, El nuevo sistema de valoración del daño personal
(Ley 35/2015, de 22 de septiembre), Comares, Granada (2017), pg. 200.
35
La fijación de este multiplicador requiere complicados conocimientos actuariales (matemáticas,
estadística, etc.).
12
© Martín García-Ripoll Montijano

«1. El multiplicando que resulta de los criterios que establecen los artículos 83 a 85 se distribuye
entre los perjudicados teniendo en cuenta que la víctima destinaba una parte a cubrir sus propias
necesidades (quota sibi) que se cifra, como mínimo, en un diez por ciento.
2. Los criterios de distribución son los siguientes:
a) Cuando exista cónyuge o un solo perjudicado, su cuota será del sesenta por ciento.
b) Cuando exista más de un perjudicado, la cuota del cónyuge será del sesenta por ciento, la de
cada hijo del treinta por ciento y la de cualquier otro perjudicado del veinte por ciento, incluido el
cónyuge separado o el ex cónyuge que tenga derecho a percibir una pensión compensatoria que
se extinga por el fallecimiento de la víctima.
3. Cuando la suma de las cuotas de los perjudicados sea superior al noventa por ciento, se
redistribuirán de modo proporcional, dando lugar a la correspondiente reducción de la
indemnización de cada uno de ellos.
4. En caso de perjudicado único al que se refiere el apartado 2.a), la indemnización
correspondiente a la cuota del sesenta por ciento se calcula multiplicando por dos el importe
resultante de la tabla 1.C correspondiente, cuando se trate de hijo, y por tres en los demás casos» .

Lo que dice el artículo, muy confusamente, es que, conforme se han elaborado las tablas, se
pretende que el cónyuge (o el perjudicado único, que si es un hijo, supondrá la multiplicación
de la cantidad de la tabla por dos; si es cualquiera otra persona, se multiplicará por tres)
perciba un 60 % del lucro cesante, los hijos un 30 % y otros familiares y allegados un 20 %, y
que se reserva un 10 % en concepto de lo que el fallecido gastaba para sí (quota sibi). Esto es
una explicación de las tablas 1.C, pero, en principio, no afectan al aplicador de la norma. Lo
que hay que hacer es consultar la tabla correspondiente y darle al afectado la cantidad de
dinero que allí aparece.

Si se observa, aquí, a diferencia de la tabla por perjuicio personal, sí que hay una «tarta» a
repartir entre los perjudicados. Esto se debe a que se está indemnizando el lucro cesante, y
este proviene de una cantidad determinada que ganaba la víctima; no se puede indemnizar en
más que estos ingresos de la víctima.

Por eso, la cantidad a indemnizar a cada perjudicado resulta afectada cuando la suma de los
porcentajes señalados supera el 90 %; entonces habrá de hacerse una reducción proporcional
(art. 87.3). Pongamos un caso típico: matrimonio con dos hijos y fallecimiento de uno de los
progenitores. No hay dinero para todos porque los tres afectados suman 120 %. ¿Cómo se
hace la reducción? Se divide 90 por la suma de los porcentajes de todos los afectados (120). El
resultado es 0,75. Ahora se va a la tabla correspondiente y la cantidad de dinero que
corresponde a cada afectado se multiplica por el índice corrector 0,75 36.

120-------90

36
Conforme, ATIENZA (2018), pg. 196: «Ese coeficiente reductor… ha de aplicarse a la indemnización que
a cada uno de estos perjudicados le atribuya la correspondiente Tabla».
En el mismo sentido, GARCÍA-CHAMÓN CERVERA, Guía práctica del Baremo. Valoración del daño corporal,
Iuris Utilitas, A Coruña (2020), pg. 158: «se multiplicará por 0,75 la cuantía que corresponda a cada uno
de los perjudicados según las tablas 1.C».
LÓPEZ Y GARCÍA DE LA SERRANA, «Perjuicio patrimonial en indemnizaciones por causa de muerte, en el
sistema de valoración de los daños y perjuicios causados a las personas en accidentes de circulación», en
Idem (dir.), Responsabilidad civil y valoración de los daños y perjuicios causados a las personas en
accidentes de circulación, Atelier, Barcelona (2021), pg. 319: «la indemnización que por lucro cesante
correspondería al cónyuge, según la Tabla 1.C.1, se debería de (sic) reducir al aplicarle el 0,75, y de la
misma forma las indemnizaciones que corresponderían a cada uno de los hijos menores en aplicación de
la Tabla 1.C.2, también se deberían de (sic) reducir».
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© Martín García-Ripoll Montijano

1-----------X X · 120 = 90 · 1; X = 90 / 120 = 0,75.

El art. 83.1 dispone, a propósito del lucro cesante, que «En el caso de víctimas con ingresos de
trabajo personal el multiplicando consiste en los ingresos netos acreditados de la víctima fallecida
percibidos durante el año natural anterior al fallecimiento… que se proyectará hasta la edad de
jubilación y, a partir de ésta, en la pensión de jubilación estimada». Hay que dejar claro que, como
en otros casos, el artículo explica cómo se ha hecho la tabla conforme a modelos estadísticos, pero lo
único que importa a la hora de calcular el lucro cesante es lo que aparece en la tabla
correspondiente.

Las tablas tienen en cuenta las posibles pensiones de la Seguridad Social, como viudedad u
orfandad, para disminuir la cantidad a percibir (art. 88.1) 37. Esto indica simplemente como se
han hecho las tablas (art. 88.2), pero, al final, el operador jurídico lo único que tiene que
aplicar son las tablas.

No obstante, conforme al art. 88.3, el perjudicado puede alegar en juicio o ante la compañía
de seguros que, en su caso, no existirán las pensiones públicas de viudedad u orfandad, bien
porque la víctima no había cotizado el período mínimo exigido, o porque era autónomo y ha
cotizado lo mínimo exigible, con lo que las pensiones serán de muy escasa cuantía o
inexistentes38.

Y el art. 88.4 dispone que «Al perjudicado por el fallecimiento de una víctima que no obtenía
ingresos por dedicarse en exclusiva a las tareas del hogar de su unidad familiar, aunque no
percibe pensiones públicas, se le aplicarán las indemnizaciones por lucro cesante previstas en
las tablas 1.C para víctimas con ingresos, si bien incrementadas en un veinticinco por ciento»;
la razón es que la víctima no va a generar pensión pública alguna (que es un criterio para
disminuir la indemnización), lo que se compensa por esta vía.

En la configuración de las tablas también ha influido la perspectiva de dependencia económica


de la víctima (arts. 89 a 92). Así, los ascendientes se entiende que habrían dependido hasta el
final de su vida, mientras que los descendientes durante un período más corto. Ahora bien,
esto se refleja ya en las tablas, y el operador jurídico lo único que tiene que hacer es aplicarlas.

4. EJEMPLO.

A. Supuesto de hecho.

Matrimonio casado hace 19 años, 3 meses y 5 días (v. art. 39) con 3 hijos estudiantes (de 19 y pico -v.
art. 39-, 17 y 13 años), en el que muere la mujer y madre en accidente a 250 km. de su domicilio. La
fallecida tenía 46 años y se dedicaba en exclusiva a las labores del hogar; el marido tiene 50 años.
Además, le sobreviven a aquella su madre, de 70 años, y una hermana, de 44 años, las cuales viven
juntas, teniendo la primera una pensión de viudedad y la segunda un trabajo que la remunera
suficientemente. En principio, conforme al art. 36, en relación con el 72, todas estas personas se
consideran perjudicadas en el caso de muerte.

B. Perjuicio personal básico y daño emergente.


El marido recibe:

37
Caso excepcional de compensatio lucri cum damno. Sin embargo, no se aplica a lo recibido por seguros
privados.
38
En este sentido, ATIENZA (2018), pg. 200.
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© Martín García-Ripoll Montijano

- 113.074,35 € como perjuicio personal básico; 107.123,05 por ser cónyuge y la víctima menor
de 67 años; y 1.190,26 € más por cada año o fracción de convivencia que supere los 15 (v. art. 39), es
decir, 5 = € (tabla 1.A).
- es «Perjudicado único de su categoría» (tabla 1.B), pero no se le puede aplicar el incremento
en la indemnización, pues, por esencia, el matrimonio es monógamo en nuestro Derecho (art. 71).
- como daño emergente, 476,10 € más (tabla 1.C, perjuicio patrimonial básico).
- también como daño emergente (tabla 1.C, gastos específicos), por gastos de traslado del
cadáver (el accidente fue a 250 km. de su domicilio), esquela, funeral y entierro: 6.000 €.
- por tanto, el marido recibe (excluido el lucro cesante) 113.074,35 + 476,10 + 6.000 =
119.550,45 €.
El hijo de 19 años:
- el perjuicio personal básico es de 95.220,49 €, porque tiene entre 14 y 20 años (tabla 1.A).
- gastos sin necesidad de justificación: 476,10 €, por ser perjudicado según el art. 82 (tabla 1.C).
- en total recibe (excluyendo el lucro cesante): 95.696,59 €.
El hijo de 17 años:
- el perjuicio personal básico es de 95.220,49 €, porque tiene entre 14 y 20 años (tabla 1.A).
- gastos sin necesidad de justificación: 476,10 €, por ser perjudicado según el art. 82 (tabla 1.C).
- total: 95.696,59 €.
El hijo de 13 años:
- el perjuicio personal básico es de 107.123,05 €, porque tiene menos de 14 años (tabla 1.A).
- gastos sin necesidad de justificación: 476,10 €, por ser perjudicado según el art. 82 (tabla 1.C).
- total: 107.599,15 €.
La madre, de 70 años:
- le corresponde una indemnización de 47.610,25 €, pues la hija tenía más de 30 años (tabla
1.A).
- dentro de la tabla 1.B, parece que no hay norma que se oponga a que se le aplique el
concepto «3. Perjudicado único de su categoría» (v. art. 68). Por tanto, al ser el único progenitor
sobreviviente, tiene derecho a un incremento del 25 % sobre la indemnización básica; es decir,
11.902,5625 €.
- se le aplica el daño emergente porque tiene la condición de perjudicada, al tratarse de un
fallecimiento (art. 82 en conexión con el 62): 476,10 €.
- por tanto, en total recibe 59.988,9125 €.
Hermana, de 44 años:
- el perjuicio básico es 17.853,84 €, por tener más de 30 años la superviviente (tabla 1.A).
- al ser perjudicada única en su categoría (tabla 1.B), le corresponde un 25 % más: 4.463,46 €.
- se le aplica el daño emergente porque tiene la condición de perjudicada, al tratarse de un
fallecimiento (art. 82 en conexión con el 62): 476,10 €.
- total: 22.793,4 €.

C. Lucro cesante.
Especial dificultad tiene el lucro cesante en el caso de fallecimiento, por lo que merece un tratamiento
especial.
Ingresos netos de la fallecida. Para valorar el lucro cesante hay que calcular primero los ingresos netos
de la mujer. Como se dedicaba exclusivamente a las labores del hogar (art. 84.1), se considera que
recibía un SMI (15.120 €) más un 20 % por tener la unidad familiar más de dos miembros y haber dos
hijos menores de edad (art. 84.2); total: 18.144 [15.120 + (15.120: 5 = 3.024)].

En segundo lugar, de acuerdo con los arts. 83.2 y 89 a 92, es necesario que exista una dependencia
económica de la víctima, lo que elimina a la madre y a la hermana.
De acuerdo con el art. 87.1, la fallecida contabiliza como mínimo un 10 % de lucro cesante.
Los perjudicados se reparten el 90 % restante, teniendo en cuenta el art. 87.2, b) y 87.3.
El marido, un 60 %.
Cada uno de los hijos, 30 %.
Total: 150 %.
15
© Martín García-Ripoll Montijano

Coeficiente corrector: 90 / 150 = 0,6. Este coeficiente es el que se aplica a la cantidad de ingresos netos
que aparece en la tabla 1.C39.

Cónyuge.
El ingreso neto arriba determinado entra en la tabla de «Años de duración del matrimonio: 20» 40, y
dentro de esa tabla en el cuadro de ingresos «Hasta 18.000» (art. 81.2) y en el cuadro de «edad del
cónyuge» superviviente41 «hasta 51», lo que da una cantidad de 40.471 € (BOE, legislación consolidada,
pg. 74). De acuerdo con el art. 88.4, la cantidad prevista en la tabla 1.C se incrementará en un 25 % por
tratarse de víctima que se dedicaba en exclusiva a las labores del hogar = 10.117,75. 10.117,75 + 40.471
= 50.588,75.
Aplicación del coeficiente reductor: 50.588,75 x 0,6 = 30.353,25.

Hijo de 19 años. Según la tabla 1.C.2, los ingresos están en el cuadro «Hasta 18.000» €, y le
corresponden como lucro cesante 34.463 € (BOE, legislación consolidada, pg. 231). De acuerdo con el
art. 88.4, la cantidad prevista en la tabla 1.C se incrementará en un 25 % por tratarse de víctima que se
dedicaba en exclusiva a las labores del hogar = 8.615,75. 8.615,75 + 34.463 = 43.078,75.
Esta última cantidad se multiplica por 0,6 = 25.847,25 €.

Hijo de 17 años. Según la tabla 1.C.2, los ingresos de su madre están en el cuadro «Hasta 18.000» €, y le
corresponden como lucro cesante 39.465 € (BOE, legislación consolidada, pg. 231). De acuerdo con el
art. 88.4, la cantidad prevista en la tabla 1.C se incrementará en un 25 % por tratarse de víctima que se
dedicaba en exclusiva a las labores del hogar = 9.866,25. 39.465 + 9.866,25 = 49.331,25.
Esta cantidad se multiplica por 0,6 = 29.598,75 €.

Hijo de 13 años. Según la tabla 1.C.2, los ingresos maternos están en el cuadro «Hasta 18.000» €, y le
corresponden como lucro cesante 42.878 € (BOE, legislación consolidada, pg. 230). De acuerdo con el
art. 88.4, la cantidad prevista en la tabla 1.C se incrementará en un 25 % por tratarse de víctima que se
dedicaba en exclusiva a las labores del hogar = 12.219,5. 42.878 + 12.219,5 = 55.097,5.
Esta cantidad se multiplica por 0,6 = 33.058,5 €.

Por tanto, el cónyuge recibe en total 119.550,45 + 30.353,25 = 152.903,7 €. El hijo de 19 años 95.696,59
+ 25.847,25 = 121.543,84 €. El de 17 años 95.696,59 + 29.598,75 = 125.295,34 €. El de 13 años
107.599,15 + 33.058,5 = 140.657,65 €.

39
Las tablas 1.C del lucro cesante no han sido modificadas desde su promulgación en 2015, porque lo
único que establecen es una cantidad en relación con los ingresos, lo que no resulta afectado por la
inflación.
40
Las tablas van año por año de duración del matrimonio desde «Hasta 15 años» hasta «Hasta 85». Para
el año correspondiente de duración del matrimonio se tienen en cuenta los ingresos del fallecido desde
«Hasta 9.000 €» hasta «Hasta 120.000». En tercer lugar, y esto es lo que hace el número de tablas
tremendamente elevado (284), por cada año de matrimonio se tiene en cuenta la edad del cónyuge
superviviente desde los «14» hasta «99 o más» [desde los 14 años se podía contraer matrimonio con
dispensa judicial hasta la Ley 15/2015, de 2 de julio, de Jurisdicción Voluntaria (BOE, 3 de julio), que
elevó la edad mínima a los 16; curiosamente, la Ley 35/2015, de 22 de septiembre (BOE, 23 de
septiembre) entró en vigor el 1 enero 2016 –disp. final 5.ª-, mientras que el actual art. 48 Cc, que es el
que eliminó la posibilidad del matrimonio desde los 14 años, entró en vigor el día 23 de julio de 2015 –
disp. final 21.ª LJV-. Por tanto, todas las referencias del Anexo a la edad del cónyuge «14» o «15» nunca
han estado en vigor].
Por otra parte, las tablas dicen únicamente la cifra de años de matrimonio, sin anteponer «hasta». Sin
embargo, en la tabla 1.A se dice «Hasta 15 años de convivencia», y después «Por cada año adicional de
convivencia o fracción». Por lo que aquí se interpreta igualmente que, si la duración del matrimonio
supera un número determinado de años sin llegar al número siguiente, se aplicará la tabla de este
último número.
41
ATIENZA (2018), pg. 204: «hay que ir a la Tabla correspondiente a cada perjudicado, según su edad (y
no la de la víctima)».
16
© Martín García-Ripoll Montijano

En conjunto, a la compañía de seguros le cuesta la muerte de la persona por indemnización básica, daño
emergente y lucro cesante 152.903 + 121.543,84 + 125.295,34 + 140.657,65 + 59.988,9125 + 22.793,4 =
623.182,1425 €.

III. INDEMNIZACIÓN POR SECUELAS.

Según el art. 93.1, «Son secuelas las deficiencias físicas, intelectuales, orgánicas y sensoriales y
los perjuicios estéticos que derivan de una lesión y permanecen una vez finalizado el proceso
de curación. El material de osteosíntesis que permanece al término de este proceso tiene la
consideración de secuela»42.

Aquí no hay, lógicamente, distinción entre víctima y perjudicado, aunque el art. 94.2 señala
que «También son perjudicados, con carácter excepcional, los familiares de los grandes
lesionados establecidos en el art. 36.3». Este último precepto dispone que «Excepcionalmente,
los familiares de víctimas fallecidas mencionados en el artículo 62, así como los de grandes
lesionados, tienen derecho a ser resarcidos por los gastos de tratamiento médico y psicológico
que reciban durante un máximo de seis meses por las alteraciones psíquicas que, en su caso,
les haya causado el accidente». Se reconoce, por tanto, a estos familiares una legitimación
propia para reclamar el gasto43. Fuera de esta excepción, no se indemniza a nadie más que a la
víctima44.

1. TABLA 2.A.1. BAREMO MÉDICO (BOE, legislación consolidada, pg. 273)45.

A. Secuelas ordinarias.

Esta tabla contiene todas las lesiones que el legislador considera que pueden ser consecuencia
de un accidente de tráfico, otorgándole a cada lesión un número de puntos, número que
puede ser exacto o una variación entre varios puntos, de manera que la fijación final quedará a
criterio justificado del juez46. P. ej., «Limitación de la flexión [del codo]. Mueve menos de 30º:
6-14. Mueve más de 30º: 1-5» (BOE, leg. consold. 282).

De acuerdo con el art. 97.3, «Una secuela debe valorarse una sola vez, aunque su
sintomatología se encuentre descrita en varios apartados del baremo médico, sin perjuicio de

42
V. STS 31/2022, de 20 enero: incremento de la indemnización concedida en un proceso anterior por la
aparición de nuevas secuelas del accidente de tráfico, hasta el límite de los 100 puntos. Deben
indemnizarse los 24 puntos correspondientes a nuevas secuelas psicofísicas que no fueron evaluadas en
el anterior procedimiento y que no exceden del límite de 100 puntos. Los puntos por perjuicios estéticos
se pueden sumar a los puntos por secuelas psicofísicas, aunque se supere el límite de 100 puntos.
43
En este sentido, RUIZ-MATAS ROLDÁN , «Perjuicio personal básico en indemnizaciones por secuelas, en el
sistema de valoración de los daños y perjuicios causados a las personas en accidentes de circulación», en
López y García de la Serrana (dir.), Responsabilidad civil y valoración de los daños y perjuicios causados a
las personas en accidentes de circulación, Atelier (2021), pg. 349.
44
SAP Asturias 201/2020, de 3 junio (LA LEY 67828/2020): la empresa para la que trabaja la víctima del
accidente de circulación no tiene derecho a indemnización, pues no ostenta la condición de perjudicado
por el accidente, que solo corresponde la persona que padece el daño.
45
Estas tablas y su puntuación no han cambiado desde la reforma de 2015. Lo que ha variado es la
valoración de cada punto.
46
«Las secuelas no incluidas en ninguno de los conceptos del baremo médico se miden con criterios
analógicos a los previstos en él».
17
© Martín García-Ripoll Montijano

lo establecido respecto del perjuicio estético. No se valoran las secuelas que estén incluidas o
se deriven de otras, aunque estén descritas de forma independiente» 47.

La puntuación máxima, en principio, es 100 (art. 96), que se concede al «estado vegetativo
permanente» (pg. BOE, leg. consold., pg. 274). La mínima, lógicamente, 1, como es el caso de
una ligera limitación de la flexión del codo.

B. Secuelas concurrentes.

a) Caso general.

Si hay varias secuelas derivadas del mismo accidente, el art. 98 establece una fórmula (llamada
de BALTHAZAR48) para establecer la puntuación.

[[(100 – M) x m] / 100] + M

Donde «M» es la puntuación de la secuela mayor y «m» la puntuación de la secuela menor.

Tal fórmula supone que se obtienen menos puntos que si se tuviese en cuenta la puntuación
de cada lesión por separado.

P. ej., M = 25; m = 10. 25 + 10 = 35.


[[(100-25) x 10] / 100] + 25 = [(75 x 10) / 100] + 25 = 750 / 100 + 25 = 7,5 + 25 = 32,5. 33 49.

b) Secuelas interagravatorias.

Son «aquellas concurrentes que, derivadas del mismo accidente y afectando funciones
comunes, producen por su recíproca influencia una agravación significativa de cada una de
ellas» (art. 99.1). P. ej., se pierde la vista de los dos ojos, con lo que la puntuación es superior a
la resultante de la suma de la pérdida de un ojo más pérdida de un ojo. Así, según la tabla
correspondiente (BOE, leg. consold., pgs. 278), la pérdida de visión de un ojo supone 25
puntos; la ceguera, 8550.

c) Secuelas agravatorias de un estado previo.

Si el accidente ha agravado una lesión previa de la víctima, a la hora de calcular los puntos de
la lesión, se resta el estado «defectuoso» previo (art. 100).

(M – m) / [1 – (m / 100)]

Donde “M” es la puntuación de la secuela en el estado actual y “m” es la puntuación de la


secuela preexistente. Si el resultado ofrece fracciones decimales, se redondea a la unidad más
alta.
47
RUIZ-MATAS ROLDÁN (2021), pg. 352, pone como ejemplo el síndrome cervical postraumático, donde se
engloba la cervicalgia, cefaleas, vértigos, etc.
48
Précis de Médecine Légale, 5e ed., Libraire J.-B. Baillière et fils, Paris (1935), pgs. 324 a 333; la fórmula
surgió en el ámbito de los accidentes de trabajo.
49
Art. 98.3: «Si, al efectuarse los cálculos, se obtienen fracciones decimales, el resultado de cada
operación se redondea a la unidad más alta».
50
El art. 99.3 dispone que «En defecto de esta previsión específica, la puntuación de las secuelas
interagravatorias se valorará incrementando en un diez por ciento la puntuación que resulta de aplicar
la fórmula prevista en el artículo 98, redondeando a la unidad más alta y con el límite de cien puntos».
18
© Martín García-Ripoll Montijano

Ejemplo:
La víctima era tuerta, y en el accidente pierde la visión del ojo sano.
(85 – 25) / [1 – (25 / 100)] = 60 / (1 – 0,25) = 60 / 0,75 = 80.

A veces, no obstante, es la propia tabla la que tiene en cuenta directamente la lesión previa de
la víctima. Así, en la columna vertebral, «Artrosis postraumática sin antecedentes previos»: 2-
8. «Agravación artrosis previa»: 1-5 (pg. 280).

d) Perjuicio estético.

«Consiste en cualquier modificación que empeora la imagen de la persona. Es un perjuicio


distinto del psicofísico que le sirve de sustrato… El perjuicio estético es el existente a la
finalización del proceso de curación del lesionado» (art. 101.1 y 2) 51.

Para la valoración de este perjuicio se tiene en cuenta, en particular, los siguientes factores: a)
el grado de visibilidad ordinaria del perjuicio, b) la atracción a la mirada de los demás, c) la
reacción emotiva que provoque y d) la posibilidad de que ocasione una alteración en la
relación interpersonal del perjudicado (art. 102.1) 52. De acuerdo con el art. 103.3, «Ni la edad
ni el sexo de la persona lesionada se tendrán en cuenta para medir la intensidad del perjuicio
estético».

2. TABLA 2.A.2. VALORACIÓN ECONÓMICA.

Esta tabla (tablas 2023) asigna un valor monetario a los puntos que tiene la persona. Los
factores que intervienen son, en primer lugar, la edad del afectado (la fracción no cuenta).
Cuanto más joven es, tanto mayor la valoración de los puntos; lo que es lógico, pues conforme
a la expectativa media de vida, va a vivir más años con la lesión.

En segundo lugar, el número de puntos. Es decir, cada punto no vale igual, sino que al
aumentar los puntos, aumenta progresivamente su valor.

Ej.: un punto con 20 años vale 1.011,54 €; con 23, 1.000,28 €; y con 50, 886,42 €. Y 10 puntos con 23
años no valen 10.002,8 €, sino 12.030,88 €.

3. TABLA 2.B. PERJUICIOS PARTICULARES.

Esta tabla (tablas 2023) contiene diversas circunstancias que hacen más dolorosa desde el
punto de vista psíquico la lesión padecida conforme a la tabla 2.A.1. Así, p. ej., «Perjuicio moral
por pérdida de calidad de vida de los familiares de grandes lesionados: De 35.707,68 € hasta
172.587,14 €». De acuerdo con el art. 110.4, «La legitimación para reclamar la reparación de
este perjuicio se atribuye en exclusiva al lesionado, quien deberá destinar la indemnización a
compensar los perjuicios sufridos por los familiares afectados».
51
101.4: «El resarcimiento del perjuicio estético es compatible con el del coste de las intervenciones de
cirugía plástica necesarias para su corrección». 101.3: «La imposibilidad de corregir el perjuicio estético
constituye una circunstancia que incrementa su intensidad» (pg. 288).
52
Art. 96.3: «La medición del perjuicio estético de las secuelas se realiza mediante un porcentaje de
menoscabo expresado en puntos, con un máximo de cincuenta, que corresponde a un porcentaje del
cien por cien». Art. 103.2: «La puntuación del perjuicio estético se realiza de acuerdo con el capítulo
especial de la tabla 2.A.1 mediante su ponderación conjunta, sin atribuir puntuación a cada uno de sus
componentes». Por tanto, además del perjuicio psicofísico, que puede llegar hasta 100, se cuenta el
perjuicio estético, que se calcula aparte, y puede llegar a 50.
19
© Martín García-Ripoll Montijano

Como cláusula de cierre se incluyen los «perjuicios excepcionales». El art. 33 establece que
«los perjuicios relevantes, ocasionados por circunstancias singulares y no contemplados
conforme a las reglas y límites del sistema, se indemnizan como perjuicios excepcionales de
acuerdo con las reglas establecidas al efecto en los artículos 77 y 112». Y estos artículos dicen
que tales perjuicios se indemnizan mediante un incremento de hasta un máximo del 25 % de la
indemnización por perjuicio personal básico 53.

4. TABLA 2.C. PERJUICIO PATRIMONIAL (tablas 2023).

Aquí distingue la Ley entre daño emergente y lucro cesante.

A. Daño emergente.

Como daño emergente prevé la Ley una serie de tratamientos y ayudas para las personas que
sufren secuelas más graves, y que van a suponer unos gastos añadidos.

1. Gastos previsibles de asistencia sanitaria futura (tabla 2.C.1) 54.

2. Prótesis y órtesis.

3. Rehabilitación domiciliaria y ambulatoria.

4. Gastos por pérdida de autonomía ambulatoria: Ayudas técnicas, adecuación de vivienda,


incremento de los costes de movilidad, ayuda de tercera persona (tablas 2.C.2 y 2.C.3; BOE,
leg. consold., pgs. 310 y 311).

B. Lucro cesante.

«Consiste en la pérdida de capacidad de ganancia por trabajo personal y, en particular, en el


perjuicio que sufre el lesionado por la pérdida o disminución neta de ingresos provenientes de
su trabajo» (art. 126).

«Los ingresos a tener en cuenta a los efectos del cálculo del lucro cesante son los percibidos
durante el año anterior al accidente o la media de los obtenidos en los tres años anteriores al
mismo, si ésta fuera superior» (art. 128.2).

53
Sobre esto, v. STS (Penal) 126/2022, de 14 febrero.
54
«Los gastos de asistencia sanitaria futura compensan… el valor económico de las prestaciones
sanitarias en el ámbito hospitalario y ambulatorio que precise el lesionado de forma vitalicia después de
que se produzca la estabilización de las lesiones…» (art. 113.1). V. DOMÍNGUEZ MARTÍNEZ, «Limitación de la
asistencia médica generada con posterioridad a la sanidad forense. Régimen de la Ley 21/2007, de 11 de
julio. Comentario a la STS de 13 de enero 2017 (RJ 2017, 20)», CCJC, 104 (2017), págs. 361-382.
Las secuelas que dan derecho a esta asistencia sanitaria futura son los estados de coma vigil o
vegetativos crónicos, las secuelas neurológicas en sus grados muy grave y grave, las lesiones medulares
iguales o superiores a 50 puntos, las amputaciones u otras secuelas que precisen la colocación de
prótesis (art. 113.3). Además, «Se presume, salvo prueba en contrario, que da lugar a compensación de
gastos de asistencia sanitaria futura la secuela que sea igual o superior a 50 puntos y las secuelas
concurrentes y las interagravatorias que sean iguales o superen los 80» (113.4). «En las secuelas iguales
o superiores a 30 puntos y que por su naturaleza pueden requerir tratamiento periódico, deberá
demostrarse mediante prueba pericial médica la previsibilidad de dichos gastos futuros».
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© Martín García-Ripoll Montijano

La Ley distingue como regla entre incapacidad absoluta, incapacidad total o incapacidad
parcial; son categorías propias del Derecho laboral 55. Para cada una de estas incapacidades
existe una tabla; la tabla 2.C.4 para la incapacidad absoluta, 2.C.5 para incapacidad total y
2.C.6 para incapacidad parcial.

En la tabla 2.C.4 (BOE, leg. consold., pg. 324) se prevé la indemnización por incapacidad
absoluta para realizar ningún trabajo. El ingreso máximo que se computa es 120.000 €, pero,
parece, si gana más, puede reclamar más aún, basándose en los cálculos matemáticos y
estadísticos que han servido para realizar la tabla.

Si el lesionado gana 120.000 € (p. ej., es psiquiatra, funcionario del SMS y tiene consulta
privada) y tiene 50 años, el lucro cesante se valora en 1.126.313 €, lo que puede parecer
mucho, pero en realidad solo cubre 9,3 años, cuando su expectativa laboral se extiende como
mínimo hasta los 67 años56.

En la tabla 2.C.5 (BOE, leg. consol., pg. 327-329) se recogen las tablas por incapacidad total, es
decir, para realizar su trabajo o actividad profesional (p. ej., deportista profesional).

La tabla 2.C.6 (BOE, leg. consol., pg. 330-332) recoge las tablas por incapacidad que dé origen a
una disminución parcial en el ejercicio de su trabajo o actividad habitual 57.

5. EJEMPLO.

La mujer lesionada tiene 40 años, está casada y tiene dos hijas, de 8 y 10 años. Trabaja como auxiliar
administrativa de un abogado y el año pasado ganó 16.800 € netos (1.200 mensuales en 14 pagas).
Tras el accidente, sufre una paraplejia L2, es decir, que se ha producido la afectación de la médula
espinal a la altura de la vértebra lumbar 2, en cuyo caso la persona suele conservar el movimiento por
encima de la cintura, pero no por debajo de ella, aproximadamente. No está en condiciones de seguir
con el trabajo que tenía. La puntuación es 75-79 ( BOE, leg. consol., pg. 274). Teniendo en cuenta que
puede mover el tronco, le asignamos 75 puntos.
Por secuelas ordinarias, obtiene 75 puntos, lo que, teniendo 40 años, da lugar en la tabla
correspondiente a 241.876,71 €.
Vamos ahora al perjuicio personal particular, tabla 2.B (pg. 307), 1. Daños morales complementarios
cuando una sola secuela alcanza más de 60 puntos: 60.000 €. 3. Perjuicio moral por pérdida de calidad
de vida ocasionada por las secuelas (muy grave): 120.000 €. 4. Perjuicio moral por pérdida de calidad de
vida de los familiares de grandes lesionados: 90.000 (las hijas son todavía pequeñas). Total de este
apartado: 270.000.
Vayamos ahora con la tabla 2.C (misma pg.), referente al perjuicio permanente, y dentro de él, al daño
emergente.
55
Su declaración corresponde normalmente al Instituto Nacional de la Seguridad Social; también puede
ser competente el Instituto Social de la Marina.
56
Si tenemos en cuenta la probabilidad de muerte anterior, quizá podríamos reducirlo en algún año,
pero no, desde luego, en 7,7 años.
57
No obstante, el art. 133 dispone: «1. En los supuestos de incapacidad permanente absoluta o total la
duración del perjuicio finaliza a la edad de jubilación. Si el lesionado había superado la edad de
jubilación en el momento del accidente, pero seguía teniendo ingresos por trabajo personal (p. ej.,
escritor), la duración del perjuicio es de dos años. / 2. En el supuesto de incapacidad permanente parcial
prevista en el artículo 129.c) la duración es de dos años». Este art. 129.c) establece que «En los
supuestos en que las secuelas que padezca el lesionado disminuyan parcialmente sus ingresos o su
rendimiento normal en el ejercicio de su trabajo o actividad profesional habituales de forma acusada se
considera que el perjuicio que sufre equivale al importe de los ingresos correspondientes a dos
anualidades. Se presume que la disminución es acusada cuando es igual o superior al treinta y tres por
ciento de los ingresos o del rendimiento normal para el trabajo o actividad profesional habitual».
21
© Martín García-Ripoll Montijano

Así, gastos previsibles de asistencia sanitaria futura según secuela; hay que ir a tabla 2.C.1 (BOE, leg.
consold., pg. 308): «Paraplejia D11-L2: 8.000» € anuales.
Gastos por pérdida de autonomía personal.
1. Ayudas técnicas (art. 117: «Se resarce directamente al lesionado el importe de las ayudas técnicas y
los productos de apoyo»). Silla de ruedas eléctrica: 2.500 €.
4. Adecuación de vivienda: acomodación del cuarto de baño: 8.000 €.
5. Incremento de los costes de movilidad: 15.000 € por la adaptación del vehículo automóvil, y las
sucesivas adaptaciones a lo largo de la vida cada 10 años (art. 119).
6. Ayuda de tercera persona: Tabla de horas de ayuda a domicilio según secuela (tabla 2.C.2); esta tabla
aparece en pg. 310 BOE leg. consold., y de ella aplicamos Paraplejia D11-L2, lo que nos da 3 horas; en la
tabla de la pg. 316 BOE leg. consold., esas 3 horas valen 251.809 €.
Lucro cesante. Conforme al art. 129, b), «En los supuestos en que el lesionado queda incapacitado para
realizar su trabajo o actividad profesional habitual se considera que el perjuicio que sufre es del 55 % de
sus ingresos, hasta los 55 años, y del 75 %, a partir de esta edad» (francamente, una porquería). Ahora
bien, para calcular este lucro cesante, hay que acudir simplemente a la tabla 2.C.5 (pg. 327 BOE leg.
consolid.), que ya ha tenido en cuenta esos factores. En la pg. 328 leg. consol. BOE, en el apartado edad
40 e ingresos hasta 18.000 €, aparece la cantidad «28.703» € (tengamos en cuenta que le quedaban 27
años de trabajo, a 16.800 € por año, harían un total de 453.600 €).

Indemnización total: 241.876,71 (secuelas ordinarias) + 270.000 (perjuicio particular) + 8.000 (asistencia
sanitaria cada año) + 2.500 (silla eléctrica) + 8.000 (cuarto de baño) + 15.000 (adaptación vehículo) +
251.809 (ayuda de tercero) + 28.703 (lucro cesante) = 817.896,71 €. A esta cantidad hay que sumarle la
indemnización por lesiones temporales, es decir, el período de recuperación hasta la fijación de la
secuela.

IV. LESIONES TEMPORALES.

Según el art. 134.1, «Son lesiones temporales las que sufre el lesionado desde el momento del
accidente hasta el final de su proceso curativo o hasta la estabilización de la lesión y su
conversión en secuela». Y añade el apartado 2 que «La indemnización por lesiones temporales
es compatible con la que proceda por secuelas o, en su caso, por muerte».

El art. 135 regula los que llama «traumatismos menores de la columna vertebral», muy
frecuentes en la práctica, con un criterio marcadamente restrictivo, considerándolos
normalmente lesiones temporales y solo excepcionalmente secuelas.

Existen, respecto de estas lesiones, como en las otras circunstancias, tres tablas: 3.A, 3.B y 3.C
(tablas 2023).

La tabla 3.A, «Perjuicio personal básico», concede 35,71 € por día lesionado. Este es el mínimo
que se concede por cada día lesionado.

El apartado 3.B contempla determinadas agravaciones del perjuicio personal básico, llamadas
«Perjuicio Personal Particular». Esta tabla prevé asimismo para cada día una cantidad de
dinero. Tal cantidad no se suma a la del perjuicio personal básico, sino que lo incluye y lo
aumenta; el art. 139.2 LRCSCVM establece que «La cuantía diaria establecida por cada uno de
los grados incorpora ya el importe del perjuicio personal básico».

El art. 138 dispone:

«Grados del perjuicio personal por pérdida temporal de calidad de vida.


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1. El perjuicio por pérdida temporal de calidad de vida puede ser muy grave, grave o
moderado.

2. El perjuicio muy grave es aquél en el que el lesionado pierde temporalmente su autonomía


personal para realizar la casi totalidad de actividades esenciales de la vida ordinaria. El ingreso
en una unidad de cuidados intensivos constituye un perjuicio de este grado (tabla 2023: 119,3
€).

3. El perjuicio grave es aquél en el que el lesionado pierde temporalmente su autonomía


personal para realizar una parte relevante de las actividades esenciales de la vida ordinaria o la
mayor parte de sus actividades específicas de desarrollo personal. La estancia hospitalaria
constituye un perjuicio de este grado (tabla 2023: 89,27 €).

4. El perjuicio moderado es aquél en el que el lesionado pierde temporalmente la posibilidad


de llevar a cabo una parte relevante de sus actividades específicas de desarrollo personal
(tabla 2023: 61,89 €; según la SAP Madrid -Sección 9.ª- 19 septiembre 2019, es perjuicio
moderado la imposibilidad de practicar el deporte habitual, en el caso, pádel y correr).

5. El impedimento psicofísico para llevar a cabo la actividad laboral o profesional se reconduce


a uno de los tres grados precedentes.

6. Los grados de perjuicio son excluyentes entre sí y aplicables de modo sucesivo. En todo caso,
se asignará un único grado a cada día».

Los gastos de asistencia sanitaria se pagan según su importe. Hay que tener en cuenta que, si
la víctima acude a un hospital de la S. S., esta tiene derecho a reclamar el importe del
tratamiento al causante y su compañía aseguradora, incluso cuando el paciente está afiliado a
la S. S.58 Si el accidente ha sido ejerciendo un trabajo por cuenta ajena y el tratamiento lo
dispensa una mutua colaboradora con la S. S., aquella tiene también derecho a resarcirse del
causante y su compañía aseguradora59.

58
Art. 83 de la Ley 14/1986, de 25 de abril, General de Sanidad: «Los ingresos procedentes de la
asistencia sanitaria en los supuestos de seguros obligatorios especiales y en todos aquellos supuestos,
asegurados o no, en que aparezca un tercero obligado al pago, tendrán la condición de ingresos propios
del Servicio de Salud correspondiente. Los gastos inherentes a la prestación de tales servicios no se
financiarán con los ingresos de la Seguridad Social. En ningún caso estos ingresos podrán revertir en
aquellos que intervinieron en la atención a estos pacientes. A estos efectos, las Administraciones
Públicas que hubieran atendido sanitariamente a los usuarios en tales supuestos tendrán derecho a
reclamar del tercero responsable el coste de los servicios prestados».
59
Art. 168.3 Ley General de Seguridad Social (RD-Leg. 8/2015, de 30 octubre): «… 3. Cuando la
prestación haya tenido como origen supuestos de hecho que impliquen responsabilidad criminal o civil
de alguna persona, incluido el empresario, la prestación será hecha efectiva, cumplidas las demás
condiciones, por la entidad gestora, servicio común o mutua colaboradora con la Seguridad Social, en su
caso, sin perjuicio de aquellas responsabilidades. En estos casos, el trabajador o sus derechohabientes
podrán exigir las indemnizaciones procedentes de los presuntos responsables criminal o civilmente. /
Con independencia de las acciones que ejerciten los trabajadores o sus causahabientes, el Instituto
Nacional de Gestión Sanitaria o comunidad autónoma correspondiente y, en su caso, las mutuas
colaboradoras con la Seguridad Social, tendrán derecho a reclamar al tercero responsable o, en su caso,
al subrogado legal o contractualmente en sus obligaciones, el coste de las prestaciones sanitarias que
hubiesen satisfecho. Igual derecho asistirá, en su caso, al empresario que colabore en la gestión de la
asistencia sanitaria, conforme a lo previsto en la presente ley. / Para ejercitar el derecho al
resarcimiento a que se refiere el párrafo anterior, la entidad gestora que en el mismo se señala y, en su
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El apartado 3.C regula el «Perjuicio Patrimonial», dentro del que se incluye el lucro cesante, sin
límite (diferencia fundamental respecto del baremo originario de 1995). En cuanto a las
personas asalariadas o funcionarias, de acuerdo con diversas normas, la S. S. hace frente al
pago de los días de impedimento laboral. De acuerdo con el art. 143.3 LRCSCVM, del lucro
cesante «se deducen las prestaciones de carácter público que perciba el lesionado por el
mismo concepto».

caso, las mutuas colaboradoras con la Seguridad Social o empresarios, tendrán plena facultad para
personarse directamente en el procedimiento penal o civil seguido para hacer efectiva la indemnización,
así como para promoverlo directamente, considerándose como terceros perjudicados al efecto del
artículo 113 del Código Penal».

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