DÍA 111 - 365 Días para Leer La Sagrada Escritura
DÍA 111 - 365 Días para Leer La Sagrada Escritura
DÍA 111 - 365 Días para Leer La Sagrada Escritura
2 Ellos recibieron como herencia: Berseba, Semá, Moladá, 3 Jasar Sual, Balá
Esem, 4 Eltolad, Betul, Jormá, 5 Siquelag, Bet Ha Marcabot, Jasar Susá, 6 Bet Lebaot y
Serujén: en total, trece ciudades con sus poblados.
7 Además, Ayín, Rimón, Eter y Asán: en total, cuatro ciudades con sus poblados.
8 También recibieron todos los poblados de los alrededores de estas ciudades, hasta
Baalat Beer y Ramat Négueb. Esta era la herencia de los hijos de Simeón con sus
clanes, 9 la que se tomó de la porción de territorio asignada a los hijos de Judá, porque
la parte de estos últimos era demasiado grande.
Así los hijos de Simeón recibieron su herencia en medio de los hijos de Judá.
La tribu de Zabulón
10 La tercera suerte le tocó a los hijos de Zabulón con sus clanes. El límite de su
herencia se extendía hasta Sarid; 11 después subía al oeste, hacia Maaralá, y llegaba
hasta Dabéset y hasta el torrente que está frente a Iocneám.
12 Partiendo nuevamente de Sarid, el límite iba al este, hacia el levante, hasta llegar a
Quislot Tabor; luego llegaba a Daberat y subía a Iafia.
13 Desde allí, yendo hacia el este, pasaba a Guita Jéfer, y a Itá Casín; después llegaba
a Rimón y doblaba hacia Neá.
15 Su territorio incluía, además, Catat, Nahalal, Simeón, Idalá y Belén: en total, doce
ciudades con sus poblados.
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16 Esta fue la herencia asignada a los clanes de los hijos de Zabulón: las ciudades y sus
poblados.
La tribu de Isacar
17 La cuarta suerte le tocó a Isacar, o sea, a los hijos de Isacar con sus clanes.
23 Esta fue la herencia asignada a los clanes de los hijos de Isacar: las ciudades y sus
poblados.
La tribu de Aser
24 La quinta suerte le tocó a la tribu de los hijos de Aser con sus clanes.
27 Luego daba vuelta hacia el oriente, hasta Bet Dagón, y remontando hacia el norte,
tocaba Zabulón y el valle de Iftajel. Después continuaba hasta Bet Emec y Neiel, e iba a
terminar en Cabul. Al norte, el territorio comprendía 28 Abdón, Rejob, Jammón y Caná,
hasta Sidón, la Grande.
29 Luego el límite daba vuelta hacia Ramá, hasta la fortaleza de Tiro. De allí doblaba
hasta Josá, y terminaba en el mar. El territorio incluía, además, Majaleb, Aczib, 30 Acó,
Afec y Rejob: en total, veintidós ciudades con sus poblados.
31 Esta fue la herencia asignada a los clanes de los hijos de Aser: las ciudades y sus
poblados.
La tribu de Neftalí
34 Hacia el oeste, el límite doblaba hasta Aznot Tabor; de allí llegaba a Jucoc, y tocaba
Zabulón por el sur, Aser por el oeste y el Jordán por el este.
35 Las ciudades fortificadas eran las siguientes: Siddím, Ser, Jamat, Racat,
Genesaret, 36 Adamá, Ramá, Jasor, 37 Quedes, Edrei, En Jasor, 38 Irón, Migdal El,
Jorém, Bet Anat, Bet Semes: en total, diecinueve ciudades con sus poblados.
39 Esta fue la herencia asignada a los clanes de los hijos de Neftalí: las ciudades y sus
poblados.
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La tribu de Dan
47 Pero aquel territorio resultaba demasiado estrecho para los hijos de Dan, y por eso
subieron a atacar a Lesem. La tomaron y la pasaron al filo de la espada; y una vez que
la ocuparon, se establecieron en ella, llamándola Dan, por el nombre de su padre.
48 Esta fue la herencia de los clanes de la tribu de Dan: las ciudades y sus poblados.
51 Estas son las posesiones que el sacerdote Eleazar, Josué hijo de Nun y los jefes de
familia de las tribus israelitas distribuyeron mediante un sorteo en Silo, en la presencia
del Señor, a la entrada de la Carpa del Encuentro.
Así se puso término a la repartición del país.
JOSUÉ 20
Las ciudades de refugio
7 Con este fin, los israelitas consagraron las siguientes ciudades: Quedes, en Galilea, en
la montaña de Neftalí; Siquém, en la montaña de Efraím; Quiriat Arba –o sea Hebrón–
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en la montaña de Judá.
8 Y al otro lado del Jordán, al este de Jericó, se designó a Béser –de la tribu de Rubén,
que estaba situada en el desierto, sobre el altiplano– a Ramot de Galaad, de la tribu de
Gad, y a Golán, situada en Basán y perteneciente a la tribu de Manasés.
9 Estas fueron las ciudades asignadas a todos los israelitas y a los extranjeros que
residían en medio de ellos, para que todo el que matara sin premeditación a una
persona pudiera refugiarse en ellas, y así no muriera en manos del vengador del
homicidio, antes de comparecer delante de la comunidad.
1 ¡Aleluya!
Feliz el hombre que teme al Señor
y se complace en sus mandamientos.
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GÁLATAS 3
1 Gálatas insensatos, ¿quién los ha seducido a ustedes, ante quienes fue presentada la
imagen de Jesucristo crucificado?
2 Una sola cosa quiero saber: ¿ustedes recibieron el Espíritu por las obras de la Ley o
por haber creído en la predicación?
3 ¿Han sido tan insensatos que llegaron al extremo de comenzar por el Espíritu, para
acabar ahora en la carne?
4 ¿Habrá sido en vano que recibieron tantos favores? ¡Ojalá no haya sido en vano!
5 Aquel que les prodiga el Espíritu y está obrando milagros entre ustedes, ¿lo hace por
las obras de la Ley o porque han creído en la predicación?
6 Es el caso de Abraham, que creyó en Dios, y esto le fue tenido en cuenta para su
justificación.
7 Reconozcan, entonces, que los verdaderos hijos de Abraham son los que tienen fe.
8 La Escritura, previendo que Dios justificaría a los paganos por la fe, anticipó esta
buena noticia a Abraham, prometiéndole: "En ti serán bendecidas todas las naciones".
9 De esa manera, los que creen son los que participan de la bendición de Abraham, el
creyente.
10 En efecto, todos los que confían en las obras de la Ley están bajo una maldición,
porque dice la Escritura: "Maldito sea el que no cumple fielmente todo lo que está
escrito en el libro de la Ley".
11 Es evidente que delante de Dios nadie es justificado por al Ley, ya que el justo vivirá
por la fe. 12 La Ley no tiene en cuenta la fe, antes bien, el que observa sus preceptos
vivirá por ellos.
13 Cristo nos liberó de esta maldición de la Ley, haciéndose él mismo maldición por
nosotros, porque también está escrito: "Maldito el que está colgado en el patíbulo". 14 Y
esto, para que la bendición de Abraham alcanzara a todos los paganos en Cristo Jesús,
y nosotros recibiéramos por la fe el Espíritu prometido.
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17 Ahora bien, les digo esto: la Ley promulgada cuatrocientos treinta años después, no
puede anular un testamento formalmente establecido por Dios, dejando así sin efecto la
promesa.
19 Entonces, ¿para qué sirve la Ley? Ella fue añadida para multiplicar las
transgresiones, hasta que llegara el descendiente de Abraham, a quien estaba destinada
la promesa; y fue promulgada por ángeles, a través de un mediador.
20 Pero no existe mediador cuando hay una sola parte, y Dios es uno solo.
21 ¿Eso quiere decir que la Ley se opone a las promesas de Dios? ¡De ninguna manera!
Porque si hubiéramos recibido una Ley capaz de comunicar la Vida, ciertamente la
justicia provendría de la Ley.
22 Pero, de hecho, la Ley escrita sometió todo al pecado, para que la promesa se
cumpla en aquellos que creen, gracias a la fe en Jesucristo.
23 Antes que llegara la fe, estábamos cautivos bajo la custodia de la Ley, en espera de
la fe que debía ser revelada.
24 Así, la Ley nos sirvió de guía para llevarnos a Cristo, a fin de que fuéramos
justificados por la fe.
27 ya que todos ustedes, que fueron bautizados en Cristo, han sido revestidos de Cristo.
28 Por lo tanto, ya no hay judío ni pagano, esclavo ni hombre libre, varón ni mujer,
porque todos ustedes no son más que uno en Cristo Jesús.
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