Ciudadanos Del Cielo Ramón
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Ciudadanos Del Cielo Ramón
FACULTAD DE TEOLOGÍA
SEMINARIO TEOLÓGICO BAUTISTA
Pero hablar el lenguaje del cielo no sólo incluye lo que uno dice, sino la manera
de decirlo. El creyente con la mente espiritual no anda recitando versículos de memoria
todo el día; pero sí, procura hablar en una manera que glorifique a Dios. "Sea vuestra
palabra siempre con gracia, sazonada con sal, para que sepáis cómo debéis responder a
cada uno" (Colosenses 4:6). La sal impide la corrupción. Por 10 tanto, cada creyente
debe ponerle sal a su conversación. "Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca,
sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes"
(Efesios 4:29).
Más aun, todo aquello para lo cual vivían fue condenado por la cruz. Cristo
había derribado el muro que se levantaba entre los judíos y gentiles (Efesios 2: 14-16), y
los judaizantes estaban reconstruyendo el muro. Obedecían "ordenanzas acerca de la
carne" (Hebreos 9: 10), reglas que apelaban a la carne y que no eran dirigidas por el
Espíritu Santo. Mas el verdadero creyente crucifica la carne (Gálatas 5:24) y también es
crucificado "al mundo" (Gálatas 6:14). Sin embargo, los judaizantes estaban pensando
en' lo terrenal”.
Es la cruz la que ocupa el lugar central en la vida del creyente. El no se gloría en
los hombres ni en la religión, ni en sus propias obras; él se gloría en la cruz (Gálatas
6:14). Pablo llora porque conoce el destino final de estos hombres: "el fin de los cuales
será perdición" (v.19). La palabra' 'perdición" encierra la idea de desperdicio y así se
traduce en Marcos 14:4. Judas es llamado "hijo de perdición" (Juan 17: 12). ¡Una vida
desperdiciada y una eternidad de perdición! En contraste, el verdadero hijo de Dios,
cuya ciudadanía está en los cielos, tiene un futuro brillante.
El ciudadano de los cielos, quien vive en la tierra, no tiene por qué desanimarse
porque sabe que su Señor va a regresar un día. Así que, fielmente cumple con su trabajo
para que cuando venga su Señor, no lo halle en desobediencia (Lucas 12:40-48). El
creyente con la mente espiritual no vive para las cosas de este mundo, sino que espera
las bendiciones del mundo venidero. Esto no quiere decir que sea negligente o que
ignore sus obligaciones diarias, sino significa que 10 que él hace ahora es gobernado
por lo que Cristo hará en el futuro.
Pablo menciona en particular que el creyente recibirá un cuerpo glorificado,
como el de Cristo. Hoy vivimos en "el cuerpo de la humillación nuestra", pero cuando
veamos a Cristo, recibiremos un cuerpo glorificado. Esto sucederá "en un momento, en
un abrir y cerrar de ojos" (1 Corintios 15:52,53). En ese momento, todas las cosas de
este mundo carecerán de valorpara nosotros. Si vivimos con la mirada en el futuro,
estaremos ejercitando la mente espiritual y viviendo para aquellas cosas que realmente
son importantes. A la venida de Cristo, él "sujetará a sí mismo todas las cosas" (v.21 b).
Esa palabra "sujetará" significa "arreglará por rangos". ¿No es ese nuestro problema hoy
en día?
Nosotros no ponemos las cosas en el orden apropiado. Nuestros valores están
torcidos. Consecuentemente, nuestro vigor es desperdiciado en actividades inútiles, y
nuestra visión está nublada, y por ende, la venida de Cristo no es una motivación real ni
poderosa en nuestras vidas. Vivir con la mirada hacia el futuro quiere decir dejar que
Cristo arregle las cosas en la vida según el orden apropiado. Esto quiere decir, vivir con
los valores eternos a la vista, confiando en la promesa de Dios que dice: "El que hace la
voluntad de Dios permanece para siempre" (1 Juan 2:17).