Ensayo de RCP Avanzado

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Instituto de Formación Profesional S.

C Villahermosa

Reanimación cardiopulmonar avanzada

Ingrid Jazmín Jiménez Álvarez

1° “D” complementario de Enfermería

Turno matutino, día sábado

L.E Carlos Enrique Esteban Arenas

18, febrero, 2023

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Introducción

A continuación se presenta información clave a cerca de la reanimación cardiopulmonar.

La Reanimación Cardiopulmonar Avanzada (RCP Avanzada) es un conjunto de

procedimientos médicos que se utilizan para tratar a pacientes con paro cardíaco agudo.

Estas técnicas de RCP avanzadas se utilizan para ayudar a los pacientes a recuperarse del

paro cardíaco y prevenir posibles complicaciones médicas, como el daño cerebral, el daño

cardiaco, y la muerte. La RCP avanzada se basa en el uso de protocolos establecidos para

asegurar una atención óptima para los pacientes, y el personal médico debe estar debidamente

capacitado para aplicar estos protocolos. Estos protocolos incluyen la administración de

medicamentos para el tratamiento de arritmias cardiacas, el uso de equipos de RCP apropiados,

la administración de fluidos intravenosos, y la aplicación de estimulación eléctrica. También la

monitorización constante de los signos vitales del paciente para detectar cualquier cambio en su

condición, y la aplicación de medidas correctivas si es necesario.

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Parada cardiorrespiratoria

Antes de pasar a lo que es la reanimación cardiopulmonar, se hablará del protagonista de

esta técnica. La parada o paro cardiorrespiratorio (PCR).

Se entiende por parada cardiorrespiratoria al cese brusco, repentino y potencialmente

reversible de las funciones respiratorias y/o cardiocirculatorias espontaneas. Es una condición

donde el gasto cardiaco cae a un nivel en el que se vuelve imposible que se mantengan las

funciones vitales básicas de todos los órganos vitales, sobre todo corazón y cerebro, de no ser

revertido lleva rápidamente a la muerte del paciente.

El PCR es un síndrome, es decir, es una consecuencia de muchas patologías, se debe

entender que no es una enfermedad en sí. Por esto, la reanimación inicial tiene como objetivo

generar un mínimo de gasto cardiaco para perfundir los órganos vitales. En caso de no corregir la

causa base, el final será inevitablemente la muerte del paciente. Los esfuerzos más importantes

deberán ser el buscar causas que se puedan revertir rápidamente como arritmias, hemorragias,

embolia pulmonar, intoxicaciones, etcétera, para así restablecer el gasto cardiaco del paciente.

Reanimación cardiopulmonar

Se define como el conjunto de medidas a seguir de modo reglado y secuencial para

inicialmente sustituir, y posteriormente restablecer, las funciones básicas respiratoria, circulatoria

y de prevención del daño cerebral hipóxico.

El intervalo de tiempo entre el paro circulatorio y la necrosis tisular en el tejido cerebral

es mínimo, por lo tanto es un objetivo prioritario de la RCP el mantenimiento de la perfusión

cerebral.

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Se realiza de ser necesario, después de haber proporcionado soporte vital básico, para

aplicarlo se emplea métodos específicos como: desfibrilador, canulación venosa, intubación

orotraqueal, ventilación mecánica y fármacos.

Posibilidades de éxito de la RCP

La menor o mayor probabilidad de que la reanimación sea exitosa dependerá de puntos

fundamentales, tales como:

 Tiempo transcurrido: los primeros segundos o en su caso minutos, desde que ocurre la

parada cardiorrespiratoria hasta el inicio de las medidas de RCP son primordiales, ya que

el inicio temprano de la reanimación es lo que ejerce mayor influencia en la

supervivencia y la evolución neurológica.

 Duración de la RCP: los pacientes en los que se proporciona reanimación por más de

treinta minutos, no suelen sobrevivir a la misma.

 Entrenamiento y equipamiento: el personal de emergencia y reanimador, debería contar

con una amplia capacitación, al igual que con equipo adecuado para poder brindar una

atención óptima.

 Características de los pacientes: los pacientes que padecen afecciones agudas son quienes

suelen conseguir mejores resultados que aquellos pacientes que padecen enfermedades

malignas, neurológicas o terminales, no impidiendo la edad avanzada.

En el año 1980 la American Heart Association estableció una serie de recomendaciones a

la que denominaron “cadena de supervivencia”. Con el paso de los años, en base a las

experiencias acumuladas se ha mostrado que actuar siguiendo esta secuencia de acciones es

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esencial ante cualquier sospecha de PCR, de esta manera se podrá conseguir una tasa importante

de supervivencia.

Los pacientes con paro cardiorrespiratorio intrahospitalario (PCIH), son dependientes de

un sistema de vigilancia apropiada y de prevención de PCR.

Cuando ocurre un PCIH, una notificación y respuesta inmediata deberá resultar en la

interacción de un equipo multidisciplinario de proveedores profesionales de la salud, que incluye

médicos, enfermeras, terapeutas respiratorios y otros. Este equipo proporciona RCP de alta

calidad, desfibrilación precoz y soporte vital cardiovascular avanzado cuando corresponde.

La cadena inicia con el reconocimiento de la situación de emergencia producida por un

PCR, valoración de los síntomas y signos vitales del afectado.

Puede ser imprescindible brindar reanimación cardiopulmonar básica, tratando de

sustituir, aunque sea de manera precaria, losa signos vitales, en lo que se espera la llegada del

equipo calificado.

La desfibrilación precoz, es la intervención que más influye en el pronóstico del PCR,

independientemente de otros factores.

Es necesario reducir la demora al usar la desfibrilación, debe realizarse en los primeros 6

a 8 minutos desde que inicia el paro cardiorrespiratorio, cada minuto que pase las probabilidades

de supervivencia disminuyen un 5%.

Una vez concluido el soporte vital básico, el tratamiento definitivo del PCR se vuelve el

objetivo principal, hasta lograr que se restablezcan y se estabilicen las funciones respiratoria y

cardiovascular espontáneas.

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Sistemas de respuesta rápida pre PCR

Identificación

La mayoría de los paros cardiorrespiratorios intrahospitalarios (PCIH), resultan de falla

respiratoria o shock, más de la mitad de estos preceden de cambios fisiológicos como la

taquipnea, taquicardia e hipotensión.

En áreas de complejidad baja, 1 de cada 5 pacientes desarrollan signos vitales anormales

y más de 50 % de dichos eventos fueron pasados por alto por el equipo de enfermería. Estos

pacientes tienen una mortalidad tres veces mayos a 30 días.

Las estrategias para combatir la identificación tardía del deterioro de pacientes, incluye

monitores electrónicos de pacientes de alto riesgo con telemetría electrocardiográfica, sensores

cardiacos y respiratorios, y mayor vigilancia clínica.

Los equipos de respuesta rápida se establecieron para la intervención temprana en

pacientes en condiciones de empeoramiento con el fin de prevenir el paro cardiorrespiratorio

intrahospitalario. Estos equipos usualmente son llamados a la cama del paciente cuando otros

funcionarios identifican un deterioro agudo. Con frecuencia cuentan con un equipo de

resucitación y drogas.

La evidencia de la utilidad de sistemas de signos tempranos de alarma parece ser

beneficiosa, aunque el nivel de evidencia sigue siendo bajo.

Evaluación continua

Ya que los pacientes con descompensaciones agudas o deterioro gradual son

identificados por los equipos de respuesta rápida, requerirán evaluación continua hasta que se

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estabilicen. Si se reconoce un alto riesgo de PCIH o si son refractarios a intervenciones,

generalmente son transferidos a la unidad de cuidados intensivos (UCI).

Orden de no reanimar y cuidados paliativos

Una de las consecuencias no intencionales del éxito del desarrollo y promoción de la

resucitación moderna, es que muchas personas que se encuentran en el proceso natural de morir

reciben RCP al final de la vida. La reanimación se ha vuelto esperada por todos a menos que se

manifieste una orden de no reanimar, por lo que es bastante probable que se realice RCP al

menos para muertes presenciadas.

La orden de no reanimar se recibe frecuentemente, sin embargo, para muchos pacientes

sería apropiado obtener la directiva antes del PCR, para evitar así, un fin de vida agresivo y la

pérdida de recursos valiosos.

Es congruente obtener las preferencias del paciente y de la familia en relación a las

medidas agresivas de la resucitación, como reanimación cardiopulmonar y ventilación mecánica

invasiva, en pacientes con muchos años o terminales con expectativa de vida reducida que son

hospitalizados, y emitir una orden de no reanimar basados en las preferencias del paciente, la

familia, su expectativa de outcome y el juicio clínico.

Paro cardiaco

Incluso en ambientes intrahospitalarios de alto riesgo, el PCR y la RCP son relativamente

poco comunes, y los miembros de los equipos de reanimación pueden ser distintos en cada caso.

Por lo tanto, el desempeño optimo depende de la práctica y planeación colaborativa e

interdisciplinaria previa al evento.

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Ritmos de paro

Fibrilación ventricular (FV), taquicardia ventricular sin pulso (TVSP)

La intervención más crítica durante los primeros minutos de una FV o TV sin pulso es

realizar RCP inmediata con mínima interrupción de las compresiones torácicas y desfibrilación

tan pronto como pueda hacerse.

La Taquicardia Ventricular es un ritmo regular con QRS ensanchado, casi siempre de

forma parecida y no se identifican ondas P.

La Fibrilación Ventricular se define como un ritmo completamente irregular, con

ausencia de ondas P y T, sin complejos QRS normales.

La amplitud está directamente relacionada con el tiempo de evolución: una onda gruesa

implica un inicio reciente y buena respuesta a las descargas y una onda fina indica que ya se

aproxima a la asistolia y la respuesta a las descargas va a ser menos favorable.

Con cada minuto que transcurre disminuyen las posibilidades de revertir el ritmo. Debido

a esto, se ha planteado la posibilidad de iniciar RCP durante unos minutos antes de la primera

descarga en aquellos pacientes en los cuales han pasado más de 5 minutos desde el inicio del

paro, con el argumento de mejorar el estado energético de la célula cardíaca y así hacerla más

sensible a la descarga eléctrica.

Al identificar uno de estos ritmos en el monitor se debe considerar la desfibrilación

inmediata. La descarga eléctrica se realiza a través de un desfibrilador monofásico o bifásico, su

diferencia radica en la eficacia para terminar las arritmias: con una primera descarga monofásica

hay 59% de probabilidades de conversión a un ritmo de perfusión, mientras que con los equipos

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bifásicos esta probabilidad es del 92%. Además los desfibriladores bifásicos requieren menos

energía para lograr la desfibrilación, lo que se traduce en menor número de descargas, de menor

intensidad (por lo tanto menos daño miocárdico) y un menor tiempo de reanimación, lo que lleva

a un mejor pronóstico neurológico.

Por estas razones, se recomienda una descarga única inicial de 360 J para un desfibrilador

monofásico y una descarga equivalente para un desfibrilador bifásico (que puede variar de

acuerdo con el tipo de onda bifásica utilizada). Para la mayoría de los equipos oscila entre 120 y

200 J; si se desconoce la descarga apropiada se recomienda iniciar con 200 J. Inmediatamente

después de haber suministrado la descarga se debe iniciar la RCP sin ninguna demora y los

reanimadores deben considerar dar inicio al CABD secundario de la reanimación:

A. Establecer un dispositivo avanzado de la vía aérea. (Intubación orotraqueal).

B. Ventilación con presión positiva.

 Cuando la vía aérea tenga un dispositivo avanzado como intubación orotraqueal o

máscara laríngea, las compresiones son asincrónicas respecto a las ventilaciones.

(Compresiones torácicas por 2 minutos seguidos, a una velocidad de 100 por minuto y 8 a

10 ventilaciones por minuto en un paciente con intubación orotraqueal).

C. Compresiones torácicas, colocación de electrodos de monitorización, obtención de un

acceso venoso e inicio de medicamentos.

 Los reanimadores que realizan las compresiones deben rotar cada 2 minutos para evitar la

fatiga y el deterioro en la calidad de las compresiones torácicas.

 Nunca se debe retrasar una descarga hasta obtener un acceso venoso e iniciar

medicamentos, pues el uso de fármacos es una ayuda, sin embargo lo que logra la

conversión del ritmo son las descargas eléctricas.

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D. Diagnóstico Diferencial.

 Recordar las H´s y las T´s para identificar el factor que haya generado el paro.

Generalmente estas arritmias aparecen después de algún desencadenante (IAM,

fenómeno de R en T, taquicardias ventriculares previas, hipomagnesemia, etc.), por lo

cual la actividad de los ventrículos se hace desordenada, apareciendo áreas del miocardio

que se despolarizan y se re polarizan de forma independiente, sin existir despolarización

coordinada y contracción ventricular.

Durante estas despolarizaciones descoordinadas el miocardio consume sus reservas

energéticas e inicia metabolismo anaeróbico ya que la ausencia de contracción ventricular impide

la irrigación coronaria.

El primer medicamento a administrar es un vasopresor:

Adrenalina 1 mg IV (intravenoso) cada 3 a 5 minutos, seguido de un bolo de 20 cc de

solución salina y elevando la extremidad por 20 segundos. Según las últimas recomendaciones,

los vasopresores deben ser administrados inmediatamente a las descargas eléctricas y las

descargas deben ser lo más cercanas posible a la última compresión torácica. Lo más importante

es disminuir al máximo las interrupciones de las compresiones torácicas.

Si la FV o la TV sin pulso (TVSP) persisten después de la segunda descarga, se considera

el uso de antiarrítmicos. Aunque hasta el momento ningún antiarrítmico tiene evidencia fuerte

que respalde su uso, en este momento el de elección es la Amiodarona y como segunda opción la

Lidocaína.

Cada 2 minutos se verifica el ritmo y se administra nuevamente la descarga eléctrica

cuantas veces esté indicado. Si se observa cambio de ritmo, se recomienda la búsqueda de pulso

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central, de acuerdo a este resultado se procederá con el ritmo de paro identificado o con el

manejo del estado post reanimación.

Asistolia

Es la ausencia total de actividad eléctrica del corazón el cual no se contrae y no tiene

efecto de bomba. Es considerado entonces por algunos, como un ritmo de muerte. La tasa de

supervivencia es mínima.

Generalmente no se observa un trazado totalmente plano, hay variaciones en la línea de

base y pueden aparecer latidos de escapes ventriculares aislados (latidos agónicos).

El primer paso al identificar este trazado en el monitor es la confirmación del ritmo, que

se hace con el protocolo de línea isoeléctrica:

 Revisar la posición y conexión de los electrodos y de los cables.

 Cambiar las derivadas o si se está monitorizando con paletas (palas) al paciente,

modificando la ubicación de las paletas 90° sobre el tórax del paciente.

 Aumentar la ganancia del monitor ya que una FV fina puede parecer una asistolia en

algunas derivaciones.

Una vez se ha confirmado que es una asistolia, se continúa inmediatamente con

maniobras de RCP y se inicia el CABD secundario de la reanimación.

A. Establecer un dispositivo avanzado de la vía aérea. (Intubación orotraqueal).

B. Ventilación con presión positiva.

 Cuando la vía aérea tenga un dispositivo avanzado como intubación orotraqueal, las

compresiones son asincrónicas respecto a las ventilaciones. (Compresiones torácicas por

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2 minutos seguidos, a una velocidad de 100 por minuto y 8 a 10 ventilaciones por minuto

en un paciente con intubación orotraqueal).

C. Compresiones torácicas, colocación de electrodos de monitorización, obtención de un

acceso venoso e inicio de medicamentos.

 Los reanimadores que realizan las compresiones deben rotar cada 2 minutos para evitar la

fatiga y el deterioro en la calidad de las compresiones torácicas.

 Adrenalina 1 mg IV o IO cada 3 a 5 minutos, seguido de un bolo de 20 cc de solución

salina y elevando la extremidad por 20 segundos.

 Ya no se recomienda el uso habitual de atropina para el tratamiento de la actividad

eléctrica sin pulso (AESP) o la asistolia.

D. Diagnóstico Diferencial.

 Recordar las H´s y las T´s para identificar el factor que haya generado el paro.

Actividad eléctrica sin pulso (AESP)

Presencia de alguna variedad de actividad eléctrica diferente a la fibrilación ventricular o

a la taquicardia ventricular sin que se palpe el pulso arterial. Aunque se pueden producir algunas

contracciones mecánicas, éstas no producen ondas de pulso o presiones arteriales detectables.

Puede identificarse un trazado con complejos anchos y frecuencias cardíacas bajas (mal

pronóstico) o complejos angostos con frecuencias cardíacas altas.

Este es el ritmo de paro más común en el medio intrahospitalario y es donde el médico

debe hacer uso de toda su sagacidad clínica para identificar y corregir la causa que llevó al

paciente al paro cardiorrespiratorio.

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Después de identificar el ritmo se procede a continuar con las compresiones torácicas y a

iniciar el CABD secundario de la reanimación.

A. Establecer un dispositivo avanzado de la vía aérea. (Intubación Orotraqueal).

B. Ventilación con presión positiva.

 Cuando la vía aérea tenga un dispositivo avanzado como intubación orotraqueal, las

compresiones son asincrónicas respecto a las ventilaciones. (Compresiones torácicas por

2 minutos seguidos, a una velocidad de 100 por minuto y 8 a 10 ventilaciones por minuto

en un paciente con intubación orotraqueal).

C. Compresiones torácicas, colocación de electrodos de monitorización, obtención de un

acceso venoso e inicio de medicamentos.

 Los reanimadores que realizan las compresiones deben rotar cada 2 minutos para evitar la

fatiga y el deterioro en la calidad de las compresiones torácicas.

 Adrenalina 1 mg IV o IO cada 3 a 5 minutos, seguido de un bolo de 20 cc de solución

salina y elevando la extremidad por 20 segundos.

 Ya no se recomienda el uso habitual de atropina para el tratamiento de la actividad

eléctrica sin pulso (AESP) o la asistolia.

 Se acepta también la administración de un bolo de 250 a 500 cc de solución salina

normal, intentando revertir los estados de hipovolemia.

D. Diagnóstico diferencial.

 Ésta es definitivamente la acción crítica en AESP. Se debe desnudar el paciente e iniciar

el interrogatorio cuidadoso, preciso y rápido al familiar, o en su defecto, buscar otras

fuentes de información (Historia clínica).

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Equipo de reanimación

Los principios de manejo de recursos en crisis sugieren que la preparación para enfrentar

un PCIH y RCP incluye un equipo de reanimación designado y dedicado las 24 horas del día y

los 7 días de la semana, con experiencia adecuada, pericia y formación continua para mantener

las habilidades, minimizar los errores y optimizar los outcomes. Dichos equipos consisten

habitualmente de médicos, enfermeras, terapeutas respiratorios y farmacéuticos. Algunos centros

también incluyen personal de seguridad, clero, trabajadores sociales y otros. Además, el

entrenamiento in situ, es una excelente manera de practicar y preparar al equipo a usar el

equipamiento y a trabajar con sus colegas en su propio ambiente laboral. Este entrenamiento

varía desde actividades tan simples como practicar RCP básico y desfibrilación en un maniquí,

hasta simulación de ACLS.

Cuidados Post-PCR

Los pacientes que logran el Retorno a la Circulación Espontánea (RCE o ROSC por sus

siglas en inglés) luego de un PCR cargan con una compleja combinación de procesos

fisiopatológicos descritos como Síndrome Post Paro Cardiaco, el cual incluye injuria cerebral,

disfunción miocárdica, isquemia sistémica, respuesta a la re perfusión y patologías persistentes

agudas y crónicas que puedan haber precipitado el PCR. Este síndrome post-PCR juega un

importante rol en la mortalidad.

Un cuidado post-PCR minucioso requiere optimización hemodinámica, tratamiento de los

factores precipitantes y manejo de la temperatura, entre otras medidas. La implementación

rutinaria de protocolos post-PCR ayuda a mantener cuidados óptimos y consecuentes para

atenuar los efectos perjudiciales del síndrome post-PCR. Estos pacientes además requieren de

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acceso a un equipo multidisciplinario que incluye a cardiólogos clínicos e intervencionales,

electro-fisiólogos, neurólogos, enfermeras, terapeutas respiratorios y trabajadores sociales, por lo

que, de no estar disponibles en el hospital, un eficiente sistema de salud incluye un apropiado

mapa de derivación.

La importancia del masaje cardiaco en la reanimación cardiopulmonar

La reanimación cardiopulmonar (RCP) tal como la conocemos hoy se desarrolló entre los

fines de los años cincuenta y sesenta. Elam y Safar describieron la técnica y beneficios de la

ventilación boca a boca en el año 1958.

Compresiones torácicas

Las compresiones torácicas son el elemento más importante de la RCP, no solamente por

su rol fisiológico, sino también por la amplia disponibilidad que existe de ellas. La presión de

perfusión coronaria y el retorno de la circulación espontánea (ROSC) se maximizan cuando se

realizan compresiones torácicas de calidad.

Para realizar compresiones torácicas de calidad, el reanimador y el paciente deben estar

en una posición óptima. Esto puede requerir el movimiento del paciente o la cama ya sea el

ajuste de la altura de la cama o el uso de un banco para que el reanimador que realiza las

compresiones torácicas esté posicionado adecuadamente. El paciente debe acostarse sobre una

superficie firme. Esto puede requerir una tabla torácica si las compresiones se realizan en una

cama. Si no se puede usar una tabla, el paciente debe colocarse en el piso. Todos los esfuerzos

para administrar una RCP de buena calidad deben tener prioridad sobre cualquier procedimiento

avanzado, como la intubación traqueal.

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El reanimador coloca el talón de una mano en el centro del tórax sobre la parte inferior

del esternón y el talón de la otra mano sobre la primera. El propio tórax del rescatador debe estar

directamente sobre sus manos. Esto le permite al reanimador usar su peso corporal para

comprimir el tórax del paciente, en lugar de utilizar solo los músculos de sus brazos, lo que

puede producir una rápida fatiga muscular.

Una tasa inadecuada de compresión torácica reduce la probabilidad de ROSC y la

supervivencia neurológicamente intacta después de un paro cardíaco. Tasas tan altas como 125

compresiones por minuto han sido beneficiosas. Las pautas de la AHA recomiendan una tasa

de al menos 100 compresiones por minuto, pero no más de 120, de manera de permitir un tiempo

de llenado con el retorno venoso.

Los estudios clínicos observacionales sugieren que las compresiones torácicas de

profundidad adecuada (al menos 5 cm) juegan un papel importante en la reanimación exitosa.

De acuerdo con las Pautas de la AHA, los reanimadores logran de mejor forma la

descompresión completa cuando reciben retroalimentación automática inmediata sobre el

rendimiento de la RCP y si retiran sus manos levemente pero no completamente de la pared

torácica al final de cada compresión. En términos simples, se debe tener en cuenta que tanto la

compresión como la descompresión del masaje son movimientos activos y no pasivos, por lo que

se debe tener mucho cuidado de no apoyar el peso del cuerpo de quién realiza el masaje sobre el

tórax del paciente al momento de la descompresión.

Una práctica recurrente de la técnica del masaje cardiaco, así como la simulación clínica

pueden mejorar la calidad técnica del masaje. Complementariamente, existe evidencia que

respalda el uso de dispositivos de respuesta / aviso de RCP durante el entrenamiento de RCP

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para mejorar la adquisición y retención de habilidades. Su uso en la práctica clínica como parte

de una estrategia general para mejorar la calidad de la RCP podría ser beneficioso.

Las fallas técnicas de la reanimación cardiopulmonar como la compresión inadecuada y

el retroceso incompleto son más comunes cuando los reanimadores se fatigan, lo que puede

comenzar apenas 1 minuto después de comenzar la RCP. Esto se debe balancear con el hecho de

que cada cambio de reanimador implica un tiempo en el que el masaje se detiene. Las pautas de

la AHA sugieren que el reanimador que realiza las compresiones torácicas se cambie cada dos

minutos siempre que haya más de un reanimador presente. Las interrupciones en las

compresiones torácicas se reducen cambiando el reanimador que realiza las compresiones en el

intervalo de dos minutos cuando las compresiones deben cesar para la evaluación del ritmo, y el

paciente se desfibrila si es necesario. Sin embargo, si el reanimador no puede realizar las

compresiones adecuadas, es mejor cambiar los reanimador de inmediato para mantener las

compresiones de perfusión.

Las interrupciones en las compresiones torácicas durante la RCP, por breves que sean,

provocan disminuciones en la presión de perfusión coronaria y cerebral y peores resultados para

el retorno de la circulación espontánea. La proporción de tiempo en que se realizan las

compresiones torácicas en cada minuto de reanimación cardiopulmonar es un aspecto

modificable importante de la reanimación cardiopulmonar de calidad.

Los reanimadores deben asegurarse de que se proporcionen compresiones torácicas con

una interrupción mínima. El análisis del ritmo sin compresiones solo debe realizarse a intervalos

planificados previamente (cada 2 minutos). Dichas interrupciones no deben exceder los 10

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segundos, excepto para intervenciones específicas, como la desfibrilación. Las pautas de la AHA

sugieren una fracción de compresión torácica de al menos 60%.

Al prepararse para la desfibrilación, los reanimadores deben continuar realizando

compresiones torácicas mientras cargan el desfibrilador hasta justo antes de que estén listos para

administrar una descarga única como se indica, y las compresiones deben reanudarse

inmediatamente después de la administración de la descarga o después de determinar que no se

indica ninguna descarga. Los equipos de rescate no deben tomarse más tiempo para evaluar el

pulso o la respiración antes de la desfibrilación. No deben transcurrir más de tres a cinco

segundos entre la interrupción de las compresiones torácicas y la administración de la descarga o

la identificación de un ritmo no desfibrilable. Las verificaciones de pulso, si son necesarias,

deben ocurrir durante las interrupciones planificadas en las compresiones. Vale la pena recalcar

que para la obtención de una presión de pulso palpable por parte del paciente, se requiere que

tenga una actividad cardiaca organizada, lo que debería registrarse como un ritmo organizado al

monitor. Esto sugiere que no se debería perder tiempo de compresiones buscando pulso si el

paciente presenta un ritmo desorganizado como fibrilación ventricular o asistolia, siendo

recomendable reanudar las compresiones precozmente.

Cuando hay personal capacitado presente, la AHA recomienda la realización simultánea

de compresiones torácicas continuas y una ventilación adecuada utilizando una relación de

compresión a ventilación de 30: 2 para el manejo del paro cardíaco.

Si está presente un único reanimador lego o varios reanimadores legos se muestran

reacios a realizar ventilación boca a boca, las Directrices de la AHA fomentan la realización de

la RCP utilizando solo compresiones, y los resultados de varios ensayos aleatorios respaldan este

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enfoque. Las Pautas establecen además que los reanimadores no deben interrumpir las

compresiones torácicas para los pulsos o verificar el retorno de la circulación espontánea y deben

continuar la RCP hasta que un DEA esté listo para desfibrilar, personal entrenado asuma la

atención o el paciente recobre conciencia. Este enfoque no se recomienda para niños o PCR de

origen no cardíaco.

Para los pacientes que reciben RCP de personal médico de emergencias capacitado, el

uso de compresiones torácicas continuas puede no mejorar los resultados, en comparación a las

compresiones torácicas interrumpidas (30 por 2).

Vía aérea y ventilación

La intubación traqueal proporciona un acceso directo a la vía aérea. Se puede diferir el

intento de intubación hasta la recuperación de la circulación espontánea. Ningún EAC (estudio

aleatorizado controlado) ha demostrado que la intubación traqueal aumente la supervivencia tras

la parada cardiaca. Tras la intubación, confirmar la correcta posición del tubo y asegurarlo

adecuadamente. Se deberá ventilar a 10 ventilaciones/min. No hiperventilar al paciente. Una vez

que el paciente ha sido intubado, continuar las compresiones torácicas a una frecuencia de 100-

120/min sin hacer pausas durante la ventilación. Una alternativa aceptable es un dispositivo

supra glótico de vía aérea (DSVA) (p.ej. mascarilla laríngea, tubo laríngeo o i-gel). En la

práctica, durante un intento de resucitación se utilizara una combinación de técnicas de manejo

de vía aérea de modo escalonado.

Accesos venosos

Después de haber proporcionado el soporte reanimador básico, se debe continuar con la

canalización de una vía venosa para la administración de agentes farmacológicos. La

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canalización venosa periférica es la de elección, porque no interfiere con el resto de maniobras

de la RCP, es más fácil su acceso y tiene escasas complicaciones. La vena ante cubital es la de

elección. La vena yugular externa se encuentra a menudo distendida y utilizable en situaciones

de paro cardiaco. Sin embrago, en el mejor de los casos se establecerá una línea venosa central.

Son aceptables la yugular interna, la subclavia y la femoral, teniendo esta última vía la ventaja de

evitar el riesgo de neumotórax, existiendo, por el contrario, mayor riesgo de punción del sistema

arterial. Cualquier fármaco que se administre por vía periférica debe ir seguido de 20 ml de suero

para facilitar y acelerar su paso al torrente sanguíneo central. Por el contrario, los fármacos que

se administran por una vía central alcanzan más rápidamente la circulación general.

Contraindicaciones de RCP

1. Cuando la PCR se deba a la evolución de una enfermedad irreversible.

2. Cuando la parada cardiaca lleve más de 10 minutos de evolución, ya que la probabilidad

de que se hayan producido secuelas cerebrales irreversibles es muy alta. Excepciones a

esta norma la constituyen la PCR debida a hipotermia, ahogamiento e intoxicación por

barbitúricos.

3. Presencia de signos francos de muerte biológica (rigidez, livideces, etcétera). La

midriasis pupilar aislada no contraindica la RCP.

Riesgos para la víctima que recibe RCP que está en paro cardiaco

Una revisión sistemática demuestra que la incidencia de fracturas costales van del 13% al

97%, y de las fracturas de esternón del 1% al 43%. Las lesiones viscerales (pulmón, corazón,

órganos abdominales) son menos frecuentes.

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Riesgos para el reanimador durante la RCP

La incidencia de alteraciones es muy baja y es una práctica segura en la mayoría de las

circunstancias. Una revisión sistemática identificó ocho estudios que informaban de un total de

29 eventos adversos asociados a la desfibrilación. Las causas incluían el mal uso accidental o

intencionado desfibrilador, mal funcionamiento del dispositivo y la descarga accidental durante

los procedimientos de formación o mantenimiento. La lesión del nervio periférico fue el daño

más común. No se documentaron daños a los reanimadores que realizaron la desfibrilación en

ambientes húmedos. No se debe tocar a los pacientes durante la descarga.

Reglas para terminar la reanimación

La AHA considera aceptable suspender la reanimación si una parada no ha sido

presenciada, tras 3 rondas de compresiones no hay pulso y no existe ritmo desfibrilable. En

general se entiende que debe persistirse en la reanimación siempre que exista una Fibrilación

Ventricular susceptible de desfibrilación. Se acepta también la suspensión cuando una asistolia

persiste más de 20 minutos en ausencia de causas reversibles y cuando se han tomado todas las

medidas correctamente de RCP básica y avanzada.

Existen circunstancias que pueden prolongar la necesidad de una RCP como son el caso

de la sobredosis y la hipotermia.

Otras circunstancias de suspensión de la RCP son:

 Cuando aparezcan criterios de muerte o se tiene conocimiento de una orden de no

resucitación sobre un soporte legal (testamento de voluntades anticipadas).

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 Otra causa aceptada de cese de la reanimación es el agotamiento de un único reanimador,

para evitarlo en caso de estar disponible dos reanimadores se deben establecer rotaciones

en las compresiones cada 2 minutos realizando dicho cambio en menos de 10 segundos.

 Debe suspenderse cuando el equipo sanitario encargado de realizar una RCP avanzada

toma el relevo.

 El cese también se produce cuando la reanimación es exitosa y se reinstaura una

circulación y ventilación espontánea efectivas.

 Es un error frecuente mantener la reanimación más allá de lo deseable en caso de niños

en los que el pronóstico es a menudo peor que en adultos.

Finalización de la maniobra.

 Recuperación de ritmo cardiaco eficaz y respiración espontánea. En este momento se

deben iniciar los cuidados post resucitación en una unidad de cuidados intensivos,

durante 24 horas, por lo menos.

 En caso de que se compruebe la existencia de alguna contraindicación, de las

previamente descritas, de RCP.

 Cuando se considera, por parte del médico responsable de las actuaciones de RCP, que la

PCR es irreversible, esto es, cuando se confirma que el paciente continúa en PCR con

asistolia después de 15 minutos de maniobras correctamente aplicadas y continuadas de

RCP avanzada, excepto en los casos de hipotermia, en los que habrá que mantener la

RCP hasta que se haya alcanzado una temperatura corporal central de más de 35º C.

 Agotamiento del reanimador, generalmente cuando un único reanimador lleva a cabo una

RCP prolongada.

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Conclusión

Conocer las maniobras de RCP resulta fundamental para la población en general, pese a

que este ensayo se enfocó en el área hospitalaria, se aprovecha a mencionar esto.

El hecho de tener los conocimientos básicos para aplicarla, podría hacer la diferencia en

la supervivencia, hablando fuera del hospital.

La Reanimación Cardiopulmonar Avanzada (RCP) es una extensión de la RCP básica y

se utiliza en situaciones más avanzadas de paro cardíaco, como el paro cardíaco secundario a una

enfermedad o una lesión. Incluye medicamentos para tratar el paro cardíaco, procedimientos

invasivos como el desfibrilador externo automático (AED) y técnicas avanzadas de ventilación,

como el uso de un respirador mecánico. La RCP avanzada también incluye la supervivencia a

corto plazo del paro cardíaco. En general, puede mejorar el éxito a largo plazo de la

supervivencia y reducir el riesgo de complicaciones cardíacas, respiratorias y neurológicas para

el paciente. Por lo tanto, puede ser una herramienta eficaz para mejorar la supervivencia de los

pacientes con paro cardíaco.

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