Unidad 2

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DEL MACHISMO A LAS NUEVAS

MASCULINIDADES
Como lo estudiaste en la Unidad 1, el modelo de masculinidad dominante es la identidad
que el patriarcado asigna y socializa entre “los hombres” a partir de los mandatos o reglas
de oro que establece y que fijan la forma en que deben pensar, actuar, sentir y relacionarse
los hombres.

En esta Unidad se verá que dicho modelo de masculinidad en México, y en general en los
países latinoamericanos, se expresa claramente a través del machismo, el cual ha sufrido
fracturas importantes desde finales de los años 70, dando lugar a los micro o neo
machismos. Además, conocerás lo que se ha denominado como nuevas masculinidades (en
plural); y para concluir, encontrarás un ejercicio de reflexión personal que propone algunas
recomendaciones para reflexionar y revisar tu propia manera de vivirte en “masculino”.

Reflexionar sobre el machismo como expresión de la masculinidad dominante y las nuevas


masculinidades como vía para lograr cambios a nivel personal y social.

Para ello revisarás los siguientes temas:

1. Machismo en México
2. Los micromachismos discriminan y violentan
3. Las fracturas del machismo
4. Las masculinidades en plural

Machismo en México
En la Unidad 1 se afirmó que el modelo de masculinidad dominante es patriarcal porque
responde a las estructuras que sostienen la autoridad y el poder en manos de los hombres.
En esta Unidad, se agrega como una manifestación o rasgo de dicho modelo
“el machismo”.

Aunque el machismo se considera una expresión de las relaciones de género en diversos


países y de una manera peculiar en América Latina, varias autoras señalan que en México
la idea del macho se ha ido construyendo y asociando a diversos estereotipos relacionados
con la masculinidad dominante. Didier Machillot (2014) en su libro Machos y machistas.
Historia de los estereotipos mexicanos, realiza un recuento histórico destacando que:

 A lo largo de los tres siglos de la Conquista, el macho fue relacionado con los rasgos
negativos del mestizo: vulgar, alcohólico y relajado en su moral. Esta identidad prevaleció
durante el Porfiriato, época en la que los científicos catalogaron a los mexicanos en tres
clases: indígenas, criollos y mestizos, que a su vez se dividían en superiores y vulgares. Los
mestizos vulgares eran vinculados con las personas consideradas de la ínfima plebe,
pelados y léperos.
 Por el contrario, el significado de macho cambió drásticamente por el nacionalismo que
produjo la Revolución. El macho era identificado como el héroe revolucionario, patriota e
intrépido que contribuye a la construcción de la Nación y de una identidad común.
 Con el paso de los años y a través de las diferentes expresiones de arte, el macho suma
cualidades como virilidad, rudeza, introvertido y hermético, de actitud activa frente a la
pasividad de la mujer e imposibilidad para comunicarse. En la época de oro del cine, se
presentaron tres tipos de machos: el noble y valeroso, incluso simpático; el problemático,
celoso, alcohólico y violento; juerguista y conquistador. Esto se expuso a través de
diferentes personajes como el macho charro, el macho albañil, el macho carpintero, entre
otros.

Por lo anterior y como producto de las diferentes reflexiones que se han hecho en torno al
macho surge el término “machismo”. Actualmente, éste puede entenderse como:

"la actitud del hombre que considera que el sexo masculino es naturalmente superior al femenino, y
la manifiesta con prepotencia, a la vez que, con paternalismo hacia las mujeres, así como mediante
demostraciones de fuerza y virilidad"

Como lo escuchaste, el machismo resalta una serie de actitudes y cualidades masculinas y


femeninas que operan bajo un esquema de división sexual del trabajo y supuesta
complementariedad, en el que:

 Los hombres encarnan el poder, la fuerza, la virilidad y potencia sexual, así como la
indiferencia en el plano emocional y sentimental para no mostrar debilidades o cualidades
que los acerquen a la feminidad.
 En contrapartida, las mujeres se muestran débiles, con necesidad de protección y con la
obligación de obedecer a los hombres o seducirlos constantemente. Sus comportamientos se
acotan a los roles domésticos y de cuidado de hijas, hijos, personas adultas mayores,
enfermas o en condición de discapacidad.
La división sexual del trabajo se refiere a la manera en que cada sociedad organiza la distribución del
trabajo entre los hombres y las mujeres, según los roles de género establecidos que se consideran
apropiados para cada sexo.

El machismo, además de ser una expresión del patriarcado y, por ende, de dominación
sobre las mujeres, conlleva cargas y riesgos para los propios hombres, aunque difícilmente
los vean, o incluso si los llegan a ver, por el costo que les puede implicar ser señalados de
no ser “hombres de verdad”, están dispuestos a ignorar las consecuencias.

Uno de los indicadores más significativos de estas consecuencias negativas sobre los
hombres se revela al analizar las estadísticas de mortalidad 2020. Éstas dan cuenta de la
violencia extrema que los hombres pueden infringirse a sí mismos por evitar prácticas de
autocuidado, de responsabilidad personal, y de mayor consciencia sobre sus emociones y
sentimientos para afrontar el estrés. Los hombres asumen hasta sus últimas consecuencias
las “reglas de oro de la masculinidad”; de ahí que Benno de Keijzer, especialista
en masculinidades, haya acuñado la frase “morir como hombre”. ¿Habías pensado antes
que se muere “como hombre”? Para ti ¿Qué significa esa frase?

Observa con atención los siguientes datos y reflexiona qué tanto compartes o no algunas de
las siguientes ideas:

Porcentaje de las defunciones registradas en México según sexo (enero a agosto de


2020)

Motivo Porcentaje
Mujeres Hombres
Enfermedades del
44.3 55.7
corazón
COVID-19 34.2 65.8
Agresiones (homicidios) 11.5 88.5
Accidentes 21.7 78.3
Suicido* 18.7 81.3

¿Crees que los siguientes argumentos puedan estar vinculados con la masculinidad
dominante o el machismo y tener relación con la estadística que acabamos de revisar?

a. Aceptar la creencia que te vuelves vulnerable al aceptar una


enfermedad.
b. A los hombres no les duele nada.
c. Lo más importante para los hombres es cuidar su papel de
proveedor porque es lo que da sentido a su vida.
d. A mi mujer nadie más que yo la puede voltear a ver.
e. Ser valeroso, agresivo y rudo son cualidades masculinas.
f. El consumo de alcohol u otras sustancias como drogas son parte de
la masculinidad y no interfieren con otras actividades.
g. Celoso y conquistador son atributos masculinos.
h. El hermetismo masculino.

A continuación, te presentamos algunas frases que reflejan las creencias sobre la


masculinidad dominante.

 Los hombres tenemos un corazón de acero.


 Quiero vacunarme, pero no me pueda dar el lujo de faltar al trabajo.
 No uso cubre bocas porque a mí no me va a pasar nada.
 Hacerme el examen de la próstata ¿yo? No que va, a mí nadie me va a revisar y menos si es
un doctor hombre.
 Le tuve que dar su golpiza porque a mí nadie me ve así.
 ¡nada de que tu manejas! Yo me llevo el coche, estoy bien, si hasta manejo mejor cuando
estoy borracho y, además, nadie me va a decir que tengo que hacer.
 En ocasiones, cuando tengo un problema muy fuerte y no sé cómo resolverlo, me siento
muy mal y preferiría no estar, hasta he pensado en quitarme la vida así se acaban los
problemas.

Las frases anteriores podrían parecernos exageradas o ridículas, sin embargo, aún son
comunes y recurrentes en la forma de pensar de mujeres o de hombres. Un ejemplo de
ello es la expresión que suele afirmar: una mujer al volante es un peligro constante, lo
cual contrasta con las cifras de accidentes automovilísticos que muestran que en la
mayor parte de los choques la responsabilidad recae en los hombres que manejan a alta
velocidad.

De los accidentes causados por exceso de velocidad:

 18% son de mujeres, mientras 82% son de hombres


 De cada 10 accidentes solo 1 lo genera una mujer

los micromachismos discriminan y


violentan
En relación con el término “machismo”, recientemente en nuestro país y en otras latitudes
de América Latina se ha empezado a hablar de micromachismos o neomachismos. En este
curso nos referiremos a micromachismos, pero es importante considerar que en la literatura
sobre las masculinidades también podrás encontrarlo como neomachismo.

El término micromachismo fue propuesto en 1991 por el psicoterapeuta Luis Bonino y el


sociólogo Pierre Bourdieu lo llamó “neomachismo“.

Ante los cambios del modelo de masculinidad dominante y de forma paralela a la


persistencia o la naturalización del machismo, se ha acuñado recientemente el
término micromachismo para referirse a una especie de machismo “a pequeña escala”, pero
no por ello menos dañino (Ventas, 2016). Es decir, a otras formas de machismo que
continúan pregonando que las mujeres son inferiores a los hombres, y lo hacen de maneras
tan sutiles, imperceptibles, que parecen inofensivas o que casi pasan inadvertidas.

Estas formas sutiles de machismo pueden llegar a traducirse en violencia y discriminación,


al dar a las mujeres un trato peyorativo y considerarlas inmaduras, incapaces o
aprovecharse del trabajo “cuidador de las mujeres” (Bonino, 1998), sin asumir la
corresponsabilidad del cuidado de los hijos e hijas, e incluso de sí mismos.
Las expresiones micromachistas, aunque se les denomine micro, por ser del ámbito de las
relaciones interpersonales, no deben considerarse menos dañinas o violentas, ya que
fomentan la masculinidad dominante y la perpetuación del sistema patriarcal. Revisa ahora
tres ejemplos de cómo funcionan los micromachismos en el ámbito laboral:

 Dos personas, un hombre y una mujer, unidas por una amistad de años, entraron a
trabajar a la misma empresa, mismo día, misma área, mismo trabajo. Al cabo de año
y medio, él fue promovido varias veces, con el correspondiente aumento de salario.

Un día este hombre preocupado por su amiga y compañera de trabajo que estaba
muy triste y enojada, no por el ascenso de su amigo, sino por no entender cómo
funcionaban los ascensos en la empresa, le preguntó a su jefe (otro hombre) sobre la
razón por la que su compañera no había ascendido igual que él, a lo que el jefe le
contestó: “es que ella es mujer y pues en la dirección somos solo hombres y a
veces, decimos groserías en las reuniones por lo que la presencia de una mujer
limitaría ese ambiente de confianza”.

Para reforzar lo revisado, ve el siguiente video realizado por la Comisión Nacional


para Prevenir y Erradicar la Violencia Contra las Mujeres (CONAVIM) sobre
neomachismos:

 El experimento Jennifer y John

Se inventó por duplicado un currículo para cubrir una plaza de investigación: uno
con el nombre de John y otro con el nombre de Jennifer. Estos se enviaron a
profesores y profesoras de las siete universidades más importantes de Estados
Unidos, quienes debían evaluar si cubrían los requisitos para ocupar el puesto de
jefatura de departamento. Resultó que, ante un currículo exactamente igual, las y los
evaluadores asumían que el candidato masculino era más competente que la
candidata, por tanto, ofrecían mayor salario y más beneficios a John.

 Cuando un hombre interrumpe a una mujer que está hablando sobre un tema en particular y
él le “explica” de manera condescendiente, sin que ella ni nadie se lo pida, por creer que él
tiene un mejor manejo del tema y desacredita a su interlocutora simplemente porque es
mujer, estamos ante un caso de mansplaining o “el hombre-macho explicador”. Esto es
muy frecuente en las reuniones familiares, de amistades, laborales o incluso entre
especialistas en una materia.

Por último, puede mencionarse un ejemplo muy común de estos micromachismos


que tienen lugar en el día a día de muchas parejas:

Existe un discurso que muchos hombres manejan en el sentido de estar


comprometidos y de acuerdo en repartirse las tareas de limpieza de la casa, de
preparar el desayuno para la familia, de llevar a las y los menores a las escuelas o,
en el contexto de la pandemia, a que se conecten a tiempo a sus clases en línea. A
ojos externos esto pareciera tratarse de un acuerdo funcional, práctico y que
resuelve las necesidades de la unidad familiar a la perfección. No obstante, cuando
se mira con detalle la manera en que los hombres actúan insinuando que esas
actividades en el fondo son un “extra” o una “ayuda”, que ellos de “buena onda”
van a hacer pero que en realidad les corresponden a las mujeres, el audio ya no va
corriendo a la par del video, y entonces los hombres se darán su tiempo para hacer
primero sus cosas, es decir, bañarse, arreglarse, preparar sus cosas para después,
preguntarles a las mujeres dónde es que está la ropa del niño o niña, si le toca ir de
deportes o uniforme normal, si hay en la cocina todos los insumos necesarios para
hacer el desayuno, en fin, distrayendo a sus parejas de lo que ellas están haciendo y
robándoles tiempo para que ellas verifiquen la existencia de todo y aprueben todo lo
que ellos están haciendo, una especie de “control de calidad” del cual más adelante
ellos se quejarán acusando a la mujer de ser una controladora.

Esta manera de “hacer” y “no hacer” o “hacerlo mal”, es una estrategia que
inconsciente o conscientemente va a tener un efecto desesperante en las mujeres,
que pensando en lo lento que resulta el proceso de que ellos hagan las cosas porque
requieren de la supervisión de ellas. Las mujeres asumirán de nuevo las
responsabilidades del cuidado y la crianza, pues de todos modos vendrá el reclamo
de los hombres al decir “para que me pides ayuda entonces si tú vas a terminar por
hacerlo”. A final de cuentas, parafraseando a Joaquín Montaner (1998), es una
especie de “abuso masculino de la capacidad de cuidados de las mujeres”.

El término mansplaining aparece por primera vez en el libro Los hombres me explican cosas de


la escritora feminista Rebecca Solnit, donde cuenta que un hombre intentó explicarle
detenidamente el contenido de un libro muy interesante que él había leído. Necesitaron indicarle
varias veces a ese hombre que ella era la autora para que él abandonara su intención de
explicárselo detenidamente.

En conclusión, más allá de cuál sea la forma en la que se expresen los hombres para
discriminar, minimizar, subestimar o incluso violentar a las mujeres, a otros hombres o a sí
mismos, lo preocupante del machismo y estas formas “sutiles”, es que las consecuencias de
la masculinidad dominante aún están presentes y se siguen reproduciendo, por lo que es
necesario evidenciarlas y detenerlas para evitar que se siga lastimando la autoestima, la
estabilidad emocional, la seguridad personal y el poder de las personas y principalmente de
las mujeres.

Las fracturas del machismo


A partir de la década de los setenta, en las sociedades actuales, se conjuntaron una serie de
procesos que van lentamente fracturando los cimientos del patriarcado y, por ende, las
expresiones de la masculinidad dominante y del machismo. De forma general, entre estos
procesos se pueden mencionar:

La incorporación de las mujeres al mercado laboral


La creciente participación de las mujeres en el mercado laboral puso en marcha una serie de
transformaciones en los roles conyugales y familiares sobre el cuidado, las labores
domésticas, los repartos de responsabilidades en torno a la proveeduría y la autonomía de
las mujeres para tomar decisiones en torno al trabajo, a su tiempo libre, entre otras.

Lo anterior llevó a:

1. La creciente incorporación de las mujeres a empleos remunerados,


considerados como un “espacio masculino”.

2. El aumento en el número de hogares encabezados por mujeres, no


necesariamente incorporadas en el mercado laboral formal,
caracterizados por una marcada ausencia masculina.

3. El rol de proveer económicamente a la familia, en muchos hogares


es asumido de manera compartida o inclusive solo por las mujeres.

4. La necesaria reorganización de actividades y tareas que hasta ese


entonces estaba apegada a la concebida división del trabajo del
espacio doméstico, es decir: privado para mujeres y público para
hombres.

5. Transformaciones en la escolarización de las mujeres para hacerle


frente a sus responsabilidades como profesionistas y trabajadoras
en el espacio tradicionalmente “masculino”.

6. La rivalidad y competición por los puestos de trabajo que la parte


contratante estaba asignando a las mujeres, aún en situaciones más
precarias que las de los hombres.
El debilitamiento del rol de proveeduría masculina
Los efectos de la crisis económica sobre el empleo masculino afectaron su rol de
proveedores de sus familias, así como las relaciones “tradicionales” con las mujeres. Nora
Lustig (1993) revela que la proporción de los asalariados en general bajó de 83.4% en 1982
a 76.2% en 1985, mientras que el número de trabajadores por cuenta propia aumentaba de
12.1% a 15%, y el de los trabajadores familiares no remunerados aumentaba de 2.1% a
4.6%. Por otra parte, paralelamente al aumento del desempleo se presentó una caída del
salario real, medido por la pérdida de valor real del salario mínimo y del ingreso medio de
todos los empleados, con base en el índice 1980 = 100, para todos los años posteriores a la
crisis -excepto para 1987 en que repunta, pero luego se desploma también- hasta quedar
reducido a la mitad de su valor el salario mínimo y al 64% el salario medio.
El auge de los derechos humanos de las mujeres
Con el auge de la tercera ola del feminismo, el derecho internacional de los derechos
humanos tomó fuerza y en ese marco el reconocimiento de los derechos de las mujeres se
cristalizó en una serie de convenciones e instrumentos normativos que equiparon su estatus
jurídico con el de los hombres y reconocieron su derecho al desarrollo, la educación, el
trabajo, la representación en la vida pública y por supuesto, el control del cuerpo y la
sexualidad.

El auge de los derechos de las personas LGBTTTIQ+


El movimiento de la diversidad sexual LGBTTTIQ+ (Lesbianas, Gay, Bisexuales,
Travestis, Transgéneros, Transexuales, Intersexuales, Queer y más) cuestionó severamente
el modelo de masculinidad ligado a la heterosexualidad obligatoria, así como a las
identidades masculinas. Esto dio lugar a la emergencia de nuevas expresiones que se
apartaban de lo tradicionalmente concebido como masculino.

La aparición de nuevas masculinidades


Emergieron en la escena pública colectivos de hombres que alertaron de las necesarias
transformaciones y replanteamientos contundentes al machismo imperante, para modificar
las relaciones entre mujeres y hombres.

Los antecedentes del trabajo de esos grupos en México, provenían de esfuerzos similares
realizados en Estados Unidos mediante asociaciones como Men Allied Nationally for the
Equal Rights Amendment (M.A.N. for E.R.A.) y Men’s Alliance for Liberation and
Equality (M.A.L.E.) o en Brasil con PROMUNDO que encontraron eco en México y dieron
origen, entre otras asociaciones, al Colectivo por Relaciones Igualitarias, A.C.(CORIAC) y
a Saludo y Género, A.C. para dar inicio no solo a la investigación, sino a la reeducación de
hombres mediante programas y talleres de autoayuda, con el fin de apoyarlos a detener su
violencia; así como a generar conciencia de la importancia de construir paternidades más
afectivas y más responsables.

Estos movimientos sumados a las demandas de las mujeres y de los grupos (LGBTTTIQ+),
incidieron en la agenda pública y en el desarrollo de las políticas públicas, las cuales se han
venido diversificando.

Las masculinidades en plural


Con lo visto hasta ahora, es claro que no es correcto hablar de la existencia de una
masculinidad única, sino de las masculinidades en plural. Son diversos los estudios en los
que se pueden encontrar distintas propuestas referidas a tipologías de las masculinidades,
las cuales permiten clasificar los modelos o tipos de hombres que pueden encontrarse
cuando se analizan las conductas, reacciones y maneras de adaptarse que se han producido
en los hombres frente a los “vientos de cambio”.
De acuerdo con Luis Bonino (2002), ahora existen, entre otros, tres tipos de hombres: los
favorables, los contrarios y los ambivalentes. Veamos cómo se categorizan cada uno de
estos tres tipos de hombres:

 Contrarios

Rechazan y no reconocen las problemáticas que enfrentan las mujeres como sujetas
subordinadas a un sistema masculino. Además, mantienen actitudes de confrontación frente
a la búsqueda de derechos y mejora en sus condiciones, por lo que suelen adoptar
posiciones abiertamente antifeministas.

 Favorables

Mantienen un reconocimiento y acercamiento a los cambios y grupos organizados de


mujeres, incluso generan alianzas e intercambios cooperativos desde posiciones igualitarias
por la búsqueda de bienestar compartido.

 Ambivalentes

Tienden a alejarse de los grupos de mujeres, suelen mantener una perplejidad e


inmovilidad, y tienen prácticas de aislamiento o refugio en el “mundo masculino” y en la
búsqueda del bienestar individual.

Contar con esta y otras clasificaciones, resulta de mucha utilidad para comprender por qué se habla
de masculinidades en plural, acuñando el término de nuevas masculinidades.

Pero ¿Qué es lo que contemplan las nuevas masculinidades? Contemplan nuevos roles de


los hombres, nuevas estructuras familiares, diferentes formas de educación y
comportamientos de los jóvenes y muchos otros aspectos que se adapten a los cambios
sociales y culturales que se dan en la sociedad actual y requieren de la participación,
responsable y comprometida de los hombres.

Otras formas de masculinidad son la metrosexual que alude a un hombre que invierte en su belleza
física, compra cremas corporales, ropa y accesorios caros, se depila y su arreglo es más cercano a lo
“femenino”, como David Beckham.
El hombre Übersexual es sobre masculinizado, porte clásico, confianza suprema en sí mismo, va de
compras y se rodea de mujeres para destacar su atrayente masculinidad, como George Clooney.

El primer paso para cambiar y salir del “machometro” es darte cuenta en qué nivel de éste
te encuentras, eso es fundamental. El segundo paso es tener la disposición al movimiento, a
salir de lo que se denomina zona de comodidad o confort.

Adicionalmente, es necesario que existan otros elementos que favorezcan ese cambio. Por
ejemplo, si pudieras decir qué otras cosas ayudarían a hacer más fácil este cambio, ¿qué
dirías?

 ¿Que la comunidad a tu alrededor también cambie?


 ¿Que no hubiera un qué dirán tan severo ni crítico
de lo que las personas hacemos?
 ¿Que el grupo de hombres con los que convives
estuvieran menos pendientes de “vigilar” tu
hombría?
 ¿Que las mujeres, también educadas bajo los
preceptos del machismo, cambien?
 ¿Que el lugar dónde trabajas disponga de permisos
para llevar a tus hijas y/o hijos a sus citas médicas o
para acudir a citas escolares?
 ¿Que en el sector salud no hubiera tanto tabú ni
sorpresa porque tú como hombre estás cuidando a
tu familiar y le vas a ayudar a bañarse, a comer,
etc.?
 ¿Que las guarderías que trabajan con tu centro
laboral no te pongan restricciones para ingresar a
tu hija y/o hijo y disfrutar de sus servicios?
Seguramente has respondido afirmativamente a más de uno de estos cuestionamientos, lo
que reafirma simplemente la idea de que para que existan los cambios en las
masculinidades se requiere del interés personal de los hombres, pero también de
transformaciones socioculturales para que esa visión del patriarcado que sostiene el
predominio del poder masculino cambie. También se requieren modificaciones a las leyes,
reglamentos, programas y políticas públicas cuyo propósito sea contribuir a ampliar
recursos y opciones para en tanto hombre, te renueves, transformes y explores nuevas
formas de ser y relacionarte con las mujeres y con otros hombres.

En suma, sin la erradicación del machismo y la transformación de las masculinidades no


será posible terminar con la violencia de género, la cual actualmente es uno de los
principales obstáculos para la igualdad entre unas y otros. ¿Pero qué hacer, qué opciones y
alternativas hay para cambiar? Abundaremos más ello en la siguiente unidad.
Conclusiones de la Unidad

1. El modelo de masculinidad dominante asigna y socializa entre los hombres cómo deben
pensarse, sentir y relacionare conforme los mandatos o reglas de oro inspiradas por un
sistema patriarcal. No obstante, las masculinidades son cambiantes conforme los
significados que cada cultura construye.
2. El machismo, en tanto expresión del patriarcado y, por ende, de dominación sobre las
mujeres, conlleva cargas y riesgos para los propios hombres, aunque ellos no los
reconozcan y cuando lo hacen ante el costo de no ser “hombres de verdad” están
dispuestos a ignorar las consecuencias.
3. El término micromachismo refiere a una especie de machismo a pequeña escala que
pregonan la inferioridad de las mujeres frente a los hombres, de maneras sutiles,
imperceptibles o que parecen inofensivas y que casi pasan inadvertidas, pero no por ello,
menos dañinas.
4. Existe factores que han orillado a la masculinidad dominante a transformarse, tales como:
la creciente participación de las mujeres en el mercado laboral, en proyectos profesionales
o emprendimientos; la corresponsabilidad de los hombres en el trabajo doméstico o
cuidado de las familias; el movimiento LGBTTTIQ+ y los estudios sobre masculinidades.
5. Aún con los incipientes cambios y fracturas en la masculinidad dominante, cuyo núcleo es
altamente machista, existen rezagos y resistencias al cambio que han dado por resultado
formas menos evidentes, pero igualmente descalificadoras y dañinas para las mujeres
como el mansplaining y el micromachismo.
6. La tipología que plantea que existen tres tipos de hombres: los favorables, los contrarios y
los ambivalentes, resulta de mucha utilidad para comprender por qué se habla de
masculinidades, en plural o de nuevas masculinidades; lo cual significa que estas
expresiones han sido producto de los cuestionamientos a la sociedad machista para
reflexionar, analizar, entender y aceptar la necesidad de cambiar la masculinidad
dominante, la cual sigue produciendo severas y negativas repercusiones en la vida de las
mujeres y de los propios hombres.
7. Para que existan cambios en el modelo de la masculinidad dominante se requiere del
interés y creciente participación de los hombres, pero también de transformaciones
socioculturales para que esa visión y sistema patriarcal que sostiene el predominio del
poder masculino se modifique.
8. Sin la erradicación del machismo y la transformación de las masculinidades, no será
posible terminar con la violencia de género, la cual actualmente es uno de los principales
obstáculos para la igualdad entre unas y otros.
EVALUACION

Pregunta 1
Finalizado

Puntúa 1,00 sobre 1,00

Marcar pregunta

Enunciado de la pregunta
¿Conducta que puede considerarse como un “abuso masculino” ante la sobrecarga de
las mujeres en las tareas del cuidado?
Seleccione una:

a. No generar ausencia en el sistema de cuidado de las familias para que no se repitan las
normas dominantes de género.

b. No hacer o hacer mal las tareas de cuidado como estrategia para generar desesperación
en las mujeres y ellas se hagan cargo.

c. Ejercer presión psicológica que los hombres reciban educación con valores de igualdad y
cuidados, sobre todo durante la adolescencia.

Pregunta 2
Finalizado

Puntúa 1,00 sobre 1,00

Marcar pregunta

Enunciado de la pregunta
Es uno de los rasgos característicos de las masculinidades machistas
Seleccione una:

a. Asumir la idea de superioridad de los hombres sobre las mujeres o sobre otros hombres
diferentes al modelo dominante.

b. Dar espacio a relaciones diversas y libres de discriminación y violencia.


c. Ser seductores con las mujeres y con los hombres para generar presión en ambientes
laborarles.

Pregunta 3
Finalizado

Puntúa 1,00 sobre 1,00

Marcar pregunta

Enunciado de la pregunta
¿Se refiere al carácter “sutil” de la violencia ejercida por hombres que se manifiesta
como mecanismo de control y dominación de las mujeres?
Seleccione una:

a. Micromachismos

b. Violencia simbólica

c. Masculinidad dominante

Pregunta 4
Finalizado

Puntúa 1,00 sobre 1,00

Marcar pregunta

Enunciado de la pregunta
¿A qué se refieren las masculinidades?
Seleccione una:

a. Al conjunto de significados que cada cultura construye a partir de las relaciones que
establecen los hombres consigo mismos, con otros hombres y particularmente con las
mujeres.
b. A una serie de principios morales con los que la sociedad patriarcal identifica a los hombres
en el papel de “los mejores proveedores”.

c. A los sentimientos asociados a ser y estar en el mundo, relacionarnos sólo con las mujeres
para construir la igualdad sustantiva.

Pregunta 5
Finalizado

Puntúa 1,00 sobre 1,00

Marcar pregunta

Enunciado de la pregunta
Es una tendencia de comportamiento asociada a la masculinidad
Seleccione una:

a. Relacionarse con fuerza, agresividad o violencia para formar parte del grupo de hombres.

b. Valorar positivamente la esfera de lo femenino y a las mujeres.

c. Clasificar a las personas con base en la raza, la clase social y el sexo.

Pregunta 6
Finalizado

Puntúa 1,00 sobre 1,00

Marcar pregunta

Enunciado de la pregunta
Son dos características que distinguen al machismo como expresión de la
masculinidad dominante:
Seleccione una:

a. La violencia autoinfligida y la flexibilidad.

b. La subordinación masculina y la fuerza.


c. Las relaciones de poder y dominio.

Pregunta 7
Finalizado

Puntúa 1,00 sobre 1,00

Marcar pregunta

Enunciado de la pregunta
Son algunos procesos que generaron cambios en el modelo de masculinidad
dominante:
Seleccione una:

a. La reforma al art. 4° Constitucional, las presiones al interior de los hombres por mantener
sus empleos en los 80s y el movimiento contra el racismo en Estados Unidos.

b. La realización en México, de la Primera Cumbre de la Mujer en 1975, el movimiento sindical


y el desempleo de los años 80.

c. El ingreso de las mujeres al ámbito laboral, las crecientes paternidades responsables y los
estudios sobre masculinidades.

Pregunta 8
Finalizado

Puntúa 0,00 sobre 1,00

Marcar pregunta

Enunciado de la pregunta
Término acuñado a partir del exfutbolista británico David Beckham
Seleccione una:

a. Metrosexual: Alude a una persona que vive y se mueve en una metrópoli; quien invierte
buena parte de su dinero en su belleza física con cremas corporales, depilaciones, ropa y
accesorios costosos.
b. Übersexual o un hombre sobre masculinizado: Se trata de un hombre de porte clásico, más
cercano a las características de maneras, peinado y vestimenta “masculinas”, se distingue por
tener confianza suprema en sí mismo.

c. Ambivalente: Es un hombre que tiende a alejarse de los grupos de mujeres, mantener una
perplejidad e inmovilidad, y se distingue por no comprometerse con el reconocimiento de los
derechos de las mujeres.

Pregunta 9
Finalizado

Puntúa 1,00 sobre 1,00

Marcar pregunta

Enunciado de la pregunta
¿Por qué se dice que las mujeres también pueden ser machistas?
Seleccione una:

a. Debido a que también viven conforme a ideas y creencias sobre la superioridad y dominio
de los hombres.

b. Debido a que fueron educadas por otra mujer quién fue la culpable de inculcarles roles y
estereotipos de género.

c. Debido a que algunos hombres no han sufrido violencias por parte de figuras femeninas
cercanas que han limitado el ejercicio de su masculinidad.

Pregunta 10
Finalizado

Puntúa 1,00 sobre 1,00

Marcar pregunta

Enunciado de la pregunta
De acuerdo con Luis Bonino, ¿cuáles son los tres tipos de hombres?
Seleccione una:

a. favorables, positivos y ambivalentes.


b. favorables, contrarios y ambivalentes.

c. Positivos, contrarios y extrovertidos.

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