Trabajo Final de Subsanación - Celebracion de La Palabra

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ESCUELA DE CATEQUESIS

VICARIATO APOSTÓLICO DE SAN RAMÓN

LA SOLEMNIDAD DE CRISTO REY nos da la oportunidad para verificar si de


verdad Cristo sigue siendo el Rey de tu vida y de tu hogar. Por la sociedad actual
en la que vivimos tenemos una fuerte ausencia de la vida Cristiana Católica, no
dejemos que Cristo Rey se pierda en la jungla del mundo actual.

Buenas días, hermanos y hermanas sean todos bienvenidos


a la casa del Señor, con la Solemnidad del Cristo Rey terminamos el año litúrgico.
Hoy estamos invitados a tener a Jesús como el Rey de nuestros corazones. Que
Cristo Rey del Universo nos de un corazón humilde a ejemplo del suyo y
suficientemente generoso para saber perdonar.

Mientras entra el sacerdote comienza el canto de entrada. El fin de este canto es abrir la
celebración, fomentar la unión de quienes se han reunido y elevar sus pensamientos a la
contemplación del misterio litúrgico o de la fiesta (Solemnidad de Cristo Rey).

¡Tú reinarás! Este es el grito que ardiente exhala nuestra fe


¡Tú reinarás, oh Rey bendito! Pues tú dijiste: "reinaré"

Reine Jesús por siempre, reine su corazón


En nuestra patria, en nuestro suelo
Que es de María la nación
En nuestra patria, en nuestro suelo
Que es de María la nación

¡Tú reinarás! Dulce esperanza, que al alma llena de placer


Habrá por fin paz y bonanza, felicidad habrá doquier

Reine Jesús por siempre, reine su corazón


En nuestra patria, en nuestro suelo
Que es de María la nación
En nuestra patria, en nuestro suelo
Que es de María la nación.

Participante: Maribel Victoria Rivera Navarro


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VICARIATO APOSTÓLICO DE SAN RAMÓN

Después del acto penitencial, se empieza el “Señor, ten piedad”, a no ser que éste haya
formado ya parte del mismo acto penitencial. Si no se canta el “Señor, ten piedad”, o al
menos se recita.

Señor ten piedad de nosotros/ Señor ten piedad.


Señor ten piedad…
Cristo ten piedad nosotros / Cristo ten piedad nosotros…
Señor ten piedad de nosotros/ Señor ten piedad.
señor ten piedad

Este es un antiquísimo y venerable himno con que la iglesia, congregada en el Espíritu


Santo, glorifica a Dios Padre y al Cordero, y le presenta sus súplicas. Si no se canta, al
menos lo han de recitar todos, o juntos o alternadamente.

Gloria a Dios, Gloria a Dios, Gloria al Padre.


A Él le sea la Gloria.
Aleluya, Amén.
Gloria a Dios, Gloria a Dios, Gloria al Hijo.
Gloria a Dios, Gloria a Dios, Espíritu Santo…

Este es un antiquísimo y venerable himno con que la iglesia, congregada en el Espíritu


Santo, glorifica a Dios Padre y al Cordero, y le presenta sus súplicas. Si no se canta, al
menos lo han de recitar todos, o juntos o alternadamente.

La Eucaristía es sacramento de toda la vida de Jesús. Mediante las Lecturas bíblicas nos
acercamos a ella:

Participante: Maribel Victoria Rivera Navarro


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VICARIATO APOSTÓLICO DE SAN RAMÓN

La lectura del segundo libro de Samuel, nos remite al


momento en el que David es ungido como rey, recibiendo y acogiendo las
promesas del Dios vivo para su pueblo. Escuchemos.

Se toma del Antiguo Testamento y nos sirve para entender muchas de las cosas que hizo
Jesús.

En aquellos días, todas las tribus de Israel fueron a Hebrón a presentarse a David
y le dijeron: «Nosotros somos de tu misma sangre; hace ya mucho tiempo,
cuando todavía Saúl era nuestro rey, eras tú el que conducía a Israel. Además, el
Señor te ha prometido: “Tú serás el pastor de mi pueblo Israel, tú serás el jefe de
Israel”».
Todos los ancianos de Israel se presentaron ante el rey en Hebrón, y el rey David
hizo con ellos un pacto en Hebrón, en presencia del Señor, y ellos ungieron a
David como rey de Israel. Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.

Después de la 1º Lectura, sigue el Salmo Responsorial. El salmista, desde el ambón


proclama las estrofas del salmo, mientras toda asamblea escucha y además participa con
su respuesta. El corpo también puede acompañar con la respuesta.

R. ¡Qué alegría cuando me dijeron: «Vamos a la casa del Señor»!

¡Qué alegría cuando me dijeron: «Vamos a la casa del Señor»!


Ya están pisando nuestros pies tus umbrales, Jerusalén. R.

Allá suben las tribus, las tribus del Señor, según la costumbre de
Israel, a celebrar el nombre del Señor; en ella están los tribunales de
justicia, en el palacio de David. R.

Participante: Maribel Victoria Rivera Navarro


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VICARIATO APOSTÓLICO DE SAN RAMÓN

Frente a cualquier poder que pareciera tener algún control


absoluto sobre la humanidad, San Pablo nos recuerda quién es la cabeza de la
creación entera, en qué manos se encuentran nuestras vida. ¡Escuchemos!

Tomada del Nuevo Testamento, esta segunda lectura nos sirve para conocer cómo vivían
los primeros cristianos y cómo explicaban a los demás las enseñanzas de Jesús. Esto nos
ayuda a conocer y entender mejor lo que Jesús nos enseñó. También nos ayuda a entender
muchas tradiciones de la Iglesia. Después de la segunda lectura se canta el Aleluya, que
es un canto alegre que recuerda la Resurrección u otro canto según las exigencias del
tiempo litúrgico.

Hermanos: Damos gracias a Dios Padre, que nos ha hecho capaces de compartir
la herencia del pueblo santo en la luz. Él nos ha sacado del dominio de las
tinieblas, y nos ha trasladado al reino de su Hijo querido, por cuya sangre hemos
recibido la redención, el perdón de los pecados. Él es imagen del Dios invisible,
primogénito de toda criatura; porque por medio de él fueron creadas todas las
cosas: celestes y terrestres, visibles e invisibles, tronos, dominaciones,
principados, potestades; todo fue creado por él y para él. Él es anterior a todo, y
todo se mantiene en él. Él es también la cabeza del cuerpo: de la Iglesia. Él es el
principio, el primogénito de entre los muertos, y así es el primero en todo. Porque
en él quiso Dios que residiera toda la plenitud. Y por él quiso reconciliar consigo
todos los seres: los del cielo y los de la tierra, restableciendo la paz por su sangre
derramada en la cruz. Palabra de Dios.
R. Te alabamos, Señor.

Aleluya. Bendito el que viene en nombre del Señor. Bendito el reino que llega, el
de nuestro padre David. Aleluya.

Jesús es el rey del universo, pero no es uno como los que


solemos imaginar. Su realeza no se concretiza en un trono, sino en una cruz. Sus
verdugos piensan burlarse llamándolo rey, cuando en realidad, sin quererlo,
están reconociendo la verdad: el poder de Jesús le viene de su amor, de su entrega
total. Nos preparamos para escuchar el Santo Evangelio.

Participante: Maribel Victoria Rivera Navarro


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/ ALELUYA, ALELUYA,
EL SEÑOR ES NUESTRO REY. / (2)

Se toma de alguno de los cuatro Evangelios de acuerdo con el cíclo litúrgico y narra una
pequeña parte de la vida o las enseñanzas de Jesús. Es aquí donde podemos conocer cómo
era Jesús, qué sentía, qué hacía, cómo enseñaba, qué nos quiere transmitir. Esta lectura la
hace el sacerdote o el diácono.

Cuando Jesús estaba ya crucificado, el pueblo estaba allí mirando. Las


autoridades le hacían muecas diciendo: «A otros ha salvado; que se salve a sí
mismo, si es el Mesías de Dios, el elegido». Se burlaban de él también los
soldados, ofreciéndole vinagre y diciendo: «Si eres tú el rey de los judíos, sálvate
a ti mismo». Había encima de él una inscripción: «Este es el rey de los judíos».
Uno de los malhechores crucificados lo insultaba, diciendo: «¿No eres tú el
Mesías? Sálvate a ti mismo y a nosotros». Pero el otro le increpaba: «¿Es que no
temes a Dios, tú que sufres la misma condena? Nosotros la sufrimos justamente
porque recibimos el pago de lo que hicimos, en cambio, él no ha hecho nada
malo». Y decía: «Jesús, acuérdate de mí cuando llegues a tu reino». Jesús le
respondió: «Te lo aseguro: hoy estarás conmigo en el paraíso». Palabra del Señor.
R. Gloria a ti, Señor Jesús.

Explicación de las Lecturas… el misterio que se celebra hoy Cristo Rey y se tiene en cuenta
las particulares necesidades de los oyentes.

Con Credo el Pueblo da su aceptación y respuesta a la Palabra de Dios proclamada en las


Lecturas y en la Homilía, y trae su memoria, antes de empezar la celebración eucarística,
la norma de su fe.

Creo en Dios Padre, Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra. Y en


Jesucristo, su único Hijo, Nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del
Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio
Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día

Participante: Maribel Victoria Rivera Navarro


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VICARIATO APOSTÓLICO DE SAN RAMÓN

resucitó entre los muertos, subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios
Padre, Todopoderoso. Desde allí vendrá a juzgar a vivos y a muertos. Creo en el
Espíritu Santo, la Santa Iglesia Católica, la comunión de los santos, el perdón de
los pecados, la resurrección de la carne y la vida perdurable. Amén.

En la oración universal u oración de los fieles, el Pueblo, ejercitando su oficio sacerdotal,


ruega por todos los hombres (Papa, Iglesia, Estado, necesidades…). La asamblea expresa
su súplica o con una invocación común, que se pronuncia después de cada intención, o
con una oración en silencio.

Oremos a Dios que, en Jesús, el Mesías, nos ofrece su


salvación, y pidámosle que su reino se instaure en nuestro mundo.
Digamos todos: R. Acuérdate de nosotros en tu reino.

1. Por la Iglesia: para que sirva a Jesús, rey del mundo, viviendo en apertura,
diálogo y comprensión y acogiendo a todos los hombres de buena
voluntad. Oremos. R. Acuérdate de nosotros en tu reino.
2. Por el papa Francisco, pastor del nuevo pueblo de Dios: para que, en
comunión con los obispos, conduzca a la Iglesia por caminos de paz,
tolerancia y misericordia. Oremos. R. Acuérdate de nosotros en tu reino.
3. Por los gobernantes y por todos los que ejercen cargos de responsabilidad
en nuestra sociedad: para que trabajen siempre por el bien común, la paz
y la justicia. Oremos. R. Acuérdate de nosotros en tu reino.
4. Por los cristianos que anuncian el evangelio en tierras de misión o en
ambientes hostiles a la fe: para que en la cruz de Cristo encuentren la
fortaleza que necesitan para no desanimarse. Oremos. R. Acuérdate de
nosotros en tu reino.
5. Por quienes se sienten alejados de Dios, por los que han abandonado su fe
y por los que rechazan a Dios: para que Jesucristo se les manifieste y un día
entren a gozar de su reino. Oremos. R. Acuérdate de nosotros en tu reino.
6. Por las familias que sufren a causa de las enfermedades, por las que no tienen el
pan necesario o viven lejos de sus hogares, para que el Señor sea su auxilio y su
ayuda. Roguemos al Señor. Oremos. R. Acuérdate de nosotros en tu reino.
7. Por los miembros de nuestras familias que han muerto en la esperanza de la
resurrección, para que Cristo los acoja en su reino y los revista de gloria y de
inmortalidad. Roguemos al Señor. Oremos. R. Acuérdate de nosotros en tu
reino.

Participante: Maribel Victoria Rivera Navarro


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Acuérdate de nosotros, Señor, escucha nuestras oraciones y permítenos ir un día a


tu paraíso, junto a Jesucristo, nuestro redentor, que vive y reina por los siglos de los
siglos. Amén. (Sacerdote)

Al comienzo de la Liturgia eucarística se llevan al altar los dones que se convertirán en el


cuerpo y en la Sangre de Cristo: es de alabar que el pan y el vino lo presenten los mismos
fieles. Acompaña a esta procesión el canto del ofertorio, que se alarga por los menos hasta
que los dones han sido colocados sobre el altar.

Un niño se te acercó, Aquella tarde


Sus cinco panes te dio, Para ayudarte
Los dos hicieron que ya, No hubiera hambre
Los dos hicieron que ya, No hubiera hambre
La tierra, el aire y el sol, Son tus regalos
Y mil estrellas de luz, Sembró tu mano
El hombre pone su amor, Y su trabajo
El hombre pone su amor, Y su trabajo
También yo quiero poner, Sobre tu mesa
Mis cinco panes que son, Una promesa
De darte todo mi amor, Y mi pobreza
De darte todo mi amor…

Al ofrecerte, Señor, el sacrificio de la reconciliación humana, pedimos humildemente que


tu Hijo conceda a todos los pueblos los dones de la paz y de la unidad. Por Jesucristo,
nuestro Señor. Amén.

Este el centro y el culmen de toda la celebración. Es una plegaria de acción de gracias y


de consagración. El sentido de esta oración es que toda la congregación de fieles se una
con Cristo en el reconocimiento de las grandezas de Dios y en la ofrenda del sacrificio.

Participante: Maribel Victoria Rivera Navarro


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VICARIATO APOSTÓLICO DE SAN RAMÓN

Santo, santo, santo, santo es el señor (2)


Alégrese el cielo y tierra en cristo dios salvador (2)
Santo, santo, santo, santo es el señor (2)
Hosanna en las alturas, bendito el nombre de dios (2)
Santo, santo, santo, santo es el señor (2)

Ya que la celebración eucarística es un convite pascual, conviene que, según el encargo


del Señor, su Cuerpo y su Sangre sean recibidos por los fieles, debidamente dispuestos,
como alimento espiritual. Significa "común unión". Al acercarnos a comulgar, además
de recibir a Jesús dentro de nosotros y de abrazarlo con tanto amor y alegría, nos unimos
a toda la Iglesia en esa misma alegría y amor.

Un abrazo de paz
un abrazo de amor (bis)
Solo en cristo Jesús hay vida
solo en cristo Jesús hay paz (bis)
Cordero de dios,
que quitas el pecado del mundo
de tu pueblo ten piedad (2)
Y danos la paz
libera a tu pueblo
y danos la paz
que cristo nos da (2)

Eucaristía, misterio de amor,


Eucaristía, comida del pan.
Hoy le comemos en esta mesa,
hoy nos unimos al comulgar.
VEN, SÁCIATE, VEN AL ALTAR.
DIOS ES COMIDA QUE SE NOS DA. (BIS TODO)
Eucaristía es su regalo, Eucaristía es su gran don:
en esta misa lo celebramos, todos unidos en comunión…

Participante: Maribel Victoria Rivera Navarro


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El rito final consta de saludo y bendición sacerdotal, y de la despedida, con la


que se disuelve la asamblea, para que cada uno vuelva a sus honestos quehaceres
alabando y bendiciendo al Señor.

MENSAJE FINAL

La celebración de La Solemnidad Cristo Rey, Jesús quiere ser el rey de nuestras


vidas, debemos ser capaces de compartir la herencia del Dios padre, un Reino de
verdad y vida, un Reino de santidad y gracia, un Reino de justicia, amor y paz.
Un Reino que sale de la sangre y el agua que brotaron del costado de Jesucristo.

Sus discípulos hoy tenemos la gran oportunidad de recibir el mismo poder de


amar como Dios ama. Experimentemos ya el Reino con santidad, y demos
testimonio de Él con la caridad que autentifica la fe y la esperanza.

Participante: Maribel Victoria Rivera Navarro

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