Asistencia en La Colocación de Yeso (Px. Pediátrico)

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ASISTENCIA

durante la colocación de
yeso
la colocación de yeso es una práctica muy habitual en enfermería y consiste en la
superposición de varias capas de yeso.

Objetivo
Conseguir la inmovilización de un miembro. Se utilizan para tratar lesiones menores, cuando
existe un edema en una fractura o para servir de apoyo a un yeso cerrado.

Material
Venda tubular.
Venda de algodón.
Yeso blanco de diferente tamaño: de 5, 10 ó 15cm de ancho.
Esparadrapo.
Cubeta con agua fría o tibia.
Tijeras.
Venda de crepé.
Guantes.
Sábana.
Mesa.

Actuación de enfermería
Existen dos tipos de inmovilizaciones, la férula de yeso y el yeso cerrado. El uso de una u otra
técnica dependerá del tipo de fractura que presente la persona afectada y vendrá
determinada por un examen médico exhaustivo que puede incluir una radiografía para el
control de la fractura.

Férula de yeso:
Antes de empezar la colocación de la férula de yeso tendremos en cuenta aspectos como la
localización de la fractura y el grosor del miembro que vamos a enyesar.
La inmovilización del miembro inferior se hará desde la articulación más distal del hueso
afectado hasta la más proximal.
El paciente deberá de estar en una posición cómoda siempre que sea posible.

Procedimiento:
Empezaremos protegiendo el paciente y la ropa del mismo colocando una sábana en el
caso de que la técnica pueda implicar manchar con yeso al paciente. Seguidamente, nos
colocaremos unos guantes para protegernos nosotros mismos del material de yeso y
colocaremos en una mesa el material que necesitamos, así como la cubeta con agua fría
o tibia cerca de nosotros.
El yeso suele fraguarse antes con agua caliente pero no es recomendable ya que se
necesita tiempo para poder moldearlo. Además, en contacto con el agua, se produce una
reacción que libera calor. Si el agua está caliente podría provocar quemaduras en la
extremidad.
Deberemos proteger la piel del paciente, ya que el yeso puede provocar lesiones si se
aplica directamente sobre la misma. Para ello colocaremos la venda tubular en el
miembro a enyesar. Ésta venda deberá de ser un poco más larga que la férula ya que, al
finalizar, la doblaremos hacia la férula.
Es importante escoger el tamaño correcto de la venda tubular ya que no conviene que
provoque demasiada compresión, pero tampoco debe de permanecer holgada,
provocando dobleces en su interior.
Luego vendaremos con la venda de algodón. Deberemos de tener especial atención con
las prominencias óseas, encima de las cuales aplicaremos un poco más de venda.
Sobre el miembro sano mediremos la longitud de la férula y en una superficie plana
iremos haciendo dobleces. En adultos usaremos de 12 a 15 capas y el tamaño que
usaremos será, generalmente, el yeso de 15cm de ancho.
Cogeremos la venda de yeso por sus extremos y la sumergiremos en el agua tibia
durante unos cinco segundos, que será el tiempo que tarde en desaparecer el aire del
yeso. Al sacarla, estiraremos la férula y retiraremos el exceso de agua con dos dedos.
La colocaremos en el miembro correspondiente y la adaptaremos moldeándola con las
manos planas, no con los dedos, ajustándola de la mejor manera posible. Si es necesario,
cortaremos con las tijeras el yeso sobrante.
Por último, vendaremos el miembro con una venda de crepé y lo fijaremos bien, sin hacer
demasiada presión. El extremo final de la venda lo fijaremos con un esparadrapo.

Yeso cerrado:
Para colocar un yeso cerrado deberemos realizar el mismo procedimiento para la colocación
de la férula de yeso en cuanto a protección del paciente y de la piel.

Mojaremos el rollo entero de yeso en la cubeta con agua fría o tibia durante unos cinco
segundos, o hasta que deje de salir el aire de la misma, mientras lo sujetamos con la
mano. Retiraremos el exceso de agua con la palma de la mano.
Aplicaremos una vuelta, de distal a proximal, sobre el miembro afectado, superponiendo
un tercio de cada vuelta sin torcerla. En cada vuelta deberemos de pasar la mano para
unir las capas mediante el yeso que se expulsa e intentaremos mantener la anatomía del
miembro haciendo, por ejemplo, la forma de la meseta tibial en la parte en la que se sitúa.
Colocaremos la cantidad de yeso mínima necesaria para inmovilizar el miembro,
dependiendo de la anatomía y de la actividad de la persona afectada. Procuraremos no
llegar hasta el borde de la venda tubular con el yeso para que no roce sobre la piel sana,
puesto que podría dañar el tejido.
Por último, limpiaremos los restos de yeso que ha caído sobe el paciente y
mantendremos las uñas de los pies visibles para poder observar cambios en su
coloración.

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