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REPÚBLICA BOLIVARINA DE VENEZUELA

MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA


EDUCACIÓN UNIVERSITARIA, CIENCIA Y TECNOLOGÍA
UNIVERSIDAD NACIONAL EXPERIMENTAL
DE LA GRAN CARACAS - UNEXCA

PENSANDO EN SOBERANÍA Y DESARROLLO SOCIAL EN VENEZUELA


A PARTIR DE LA PEDAGOGÍA CRÍTICA

Magister José Luis Ibedaca


C.I.-6.220.127 

Caracas, septiembre 2022


Pensando en soberanía y desarrollo social en Venezuela a partir de la
pedagogía crítica.

Introducción

En Venezuela la educación es reconocida como un derecho constitucional, y se han


realizado grandes esfuerzos para garantizarla en condiciones de regularidad, gratuidad y
calidad. Asimismo, se han impartido líneas directrices para ir adecuando el modelo educativo
a los nuevos contextos; pero, aunque han sido diseñadas de acuerdo a las políticas educativas
del momento, el modelo tiende a conservar rasgos tradicionales que lo van estancando. Esta
situación se observa tanto en el sector público como en el privado, en consecuencia, se hace
necesario repensar la transformación del sistema educativo para que responda efectivamente
ante las nuevas realidades.

El contexto nacional actual es de vulnerabilidad y resistencia frente a la ofensiva


imperial, desencadenada a través de la imposición de medidas coercitivas unilaterales y otras
medidas restrictivas y punitivas. Es así que, los Estados Unidos de América junto a otros
países aliados, viene aplicando un bloqueo económico - financiero a Venezuela para forzar
un cambio de gobernante que responda a sus intereses, entregando la soberanía nacional.
Asedio que no obedece al marco legal internacional, sino al propio marco jurídico
norteamericano; según el cual, en el año 2014 se crea la “Ley Pública de Defensa de los
Derechos Humanos y la sociedad civil en Venezuela”, una maniobra imperial en flagrante
violación de la declaración universal de los derechos humanos. Desde ese momento, dicha
ley, ha sido utilizada como marco para fundamentar las acciones de la política del Gobierno
de los EEUU contra Venezuela.

Al poco tiempo, en el 2015, el presidente Barack Obama firmó la Orden Ejecutiva


13.692, declarando que Venezuela “amenaza inusual y extraordinaria para la seguridad
nacional y la política exterior de los Estados Unidos…” (United States: Presidential
Documents, 2015), decreto que ha servido para justificar el bloqueo. Desde entonces, las
restricciones a la exportación de petróleo y a la importación de los bienes y servicios fueron
en aumento, generando una grave situación interna en el país, al punto de verse
comprometida la vida de su población y la soberanía nacional. Situación que develó la
vulnerabilidad del modelo que ha caracterizado la economía nacional por más de un siglo: el
“rentismo petrolero”.

Por lo antes expuesto, se evidencia un nuevo contexto nacional a partir de los


impactos del bloqueo, al que se suma la situación por la Covid-19, pandemia que ha azotado
en lo económico y social al mundo entero por casi tres años. A partir de esta realidad, hubo
emigración hacia distintos países del mundo, buscando fuentes de trabajo e ingreso; también,
surgieron diversos emprendimientos en distintos lugares del país, casi todos relacionados con
el procesamiento y venta de alimentos, barbería, estética, textiles, entre otros, y, por su parte,
el gobierno nacional implementó mecanismos junto a las organizaciones comunitarias para
resguardar al pueblo en sus necesidades básicas.

Ante estos acontecimientos, habría que cuestionar si lo que se enseña y se aprende en


escuelas, liceos y universidades es realmente pertinente; si contribuye con la economía y el
desarrollo social para ser soberanos, o solo replica un conocimiento ajeno que perpetúa la
dependencia. En este contexto, parece inminente la necesidad de procurar una educación que
refuerce al trabajo y a las formas de integración comunal, nacional y mundial, como valores
fundamentales para la soberanía y el desarrollo social del país.

En este sentido, la pedagogía crítica permite el debate entre las prácticas académicas
convencionales y las emergentes, sus teorías y tendencias abren la posibilidad de maniobrar
desde los propios valores y usos. Por consiguiente, desde esta perspectiva, cabría
preguntarse:

¿Qué pudiera proponerse para que la educación venezolana cobre pertinencia


vital y productiva hacia el desarrollo social y, a su vez, fortalezca la soberanía
nacional?
Educación con pertinencia vital y productiva para el desarrollo social en
Venezuela

En este ensayo titulado: Pensando en soberanía y desarrollo social en Venezuela a


partir de la pedagogía crítica, se hace un esfuerzo por replantear el desarrollo en Venezuela
desde lo social. Pretende incentivar procesos reflexivos sobre la necesidad de trabajar para
lograr que la educación venezolana cobre pertinencia vital y productiva hacia el desarrollo
social, en función de avanzar en mejores condiciones de vida y, a su vez, fortalezca la
soberanía nacional.

Esto va más allá de cambiar una palabra por otra, dejar de pensar en desarrollo
económico para pensar en desarrollo social, por revisar valores y enfoques, interpretar
contextos, revisar relaciones, reflexionar el marco legal, y avanzar en nuevas formas y
modalidades de asumir los procesos, entre otros posibles aspectos.

En el afán de aclarar conceptos, Arias (2007), plantea la pedagogía crítica de la


siguiente manera:

La pedagogía crítica plantea una ruptura epistemológica y ontológica del paradigma


egocéntrico y antropocéntrico de la cultura occidental. Cuestiona las relaciones de
poder que generan en los seres humanos situaciones asimétricas de las más diversas
formas, y supera la visión estática del discurso monológico de la educación
tradicional (…), que produce en el educando un efecto de pasividad y una lectura
fragmentada de la realidad.

En atención al concepto anterior, se evidencia la relación de poder asimétrica que


significa el bloqueo impuesto por el imperio norteamericano al país, y por esta misma
asimetría de poder, resulta absurdo suponer que Venezuela pueda ser “una amenaza” contra
los Estados Unidos. Por esto, y por su fuerte impacto en la población, es un hecho innegable
que la política de los Estados Unidos contra Venezuela ha sido realmente una flagrante
agresión contra los derechos humanos de su población.

Al consultar el sitio web de la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC), se


constata que El Congreso de los Estados Unidos tiene aprobadas contra la República
Bolivariana de Venezuela: dos Leyes, siete Órdenes Ejecutivas, y más de 500 medidas contra
personas, empresas buques y aeronaves. Esto se traduce en una situación de bloqueo
económico y financiero contra el país, porque cohíbe a empresas y países de realizar
transacciones con Venezuela para evitar las “sanciones” norteamericanas.

A través de los medios de comunicación, ha quedado al descubierto la imposición de


medidas que atacan al sistema financiero, favoreciendo la confiscación de cuentas, recursos,
envíos de alimentos, medicinas y vacunas, entre otros. En fin, con esta práctica imperial se
ha sometido a la población en general, a una situación límite; pero su resiliencia ha permitido
motorizar fuerzas endógenas para resistir y avanzar.

Ante la adversidad y dificultades propias de esta situación de asedio internacional, se


abrió la posibilidad para profundizar en la construcción orgánica de las comunas, sistema de
agregación cuya concepción se basa en la producción de bienes y servicios destinados a la
satisfacción de necesidades de la población. Sin embargo, cabe destacar que, a pesar de estos
esfuerzos nacionales, el bloqueo y la pandemia por Covid-19 han sumido a Venezuela en una
crisis económica que golpea duramente a la población, incrementando la pobreza y
desigualdades.

En este contexto, para pensar en una educación con pertinencia vital y productiva
orientada hacia el desarrollo social, se debe tener presente el modelo democrático
venezolano; porque, al cambiar del paradigma de democracia representativa al de democracia
participativa y protagónica, multiétnica y pluricultural, se imprimió un poder al ciudadano y
a la ciudadana para incidir directamente en la toma de decisiones.

En cuanto al concepto de participación, Hernández (2003) expone:

Proceso gradual mediante el cual se integra al ciudadano en forma individual o


participando en forma colectiva, en la toma de decisiones, la fiscalización, control y
ejecución de las acciones en los asuntos públicos y privados que afectan en lo
político, económico, social y ambiental para permitirle su pleno desarrollo como ser
humano y el de la comunidad en que se desenvuelve. (p.10)

Pasar de la representatividad a la participación abre la posibilidad para mejorar la


eficiencia del uso de los recursos del Estado a la vez que legitima un sistema político; camino
difícil por lo novedoso y por los intereses burocráticos y el clientelares que debe enfrentar.
Pudiera reflexionarse al respecto porque, esta soberanía directa lleva de manera intrínseca, la
necesidad de ser acompañada de una férrea formación socio política para que no se trasladen
los vicios propios de la corrupción administrativa y la ineficacia en el manejo de la cosa
pública a niveles locales. En tal sentido, debe establecerse una conciencia clara del deber
social y hacerse énfasis en fortalecer capacidades de diagnóstico, priorización de las
necesidades, entre otros aspectos. Esta es una de las razones por las cuales, el proceso
educativo no debe desentenderse de las realidades en el territorio.

Al revisar los principios fundamentales de la Constitución de la República


Bolivariana de Venezuela, en el Título I, se establece en el Art. 2 que Venezuela se
constituye como un Estado democrático y social de derecho y de justicia, además el Art. 3
hace referencia a la defensa y el desarrollo de la persona y el respeto a su dignidad, la
voluntad popular, la construcción de una sociedad justa y amante de la paz, en donde el
trabajo y la educación son elementos principales para tales fines.

Lo descrito anteriormente, contiene las primeras políticas públicas contempladas en la


Carta Magna, en donde se estipula la sociedad democrática y el Estado Social de Derecho y
Justicia para todos los venezolanos. Además, plantea que sus habitantes tendrán garantizada
su defensa y desarrollo como personas de bien, acciones que lograrán mediante la educación
y el trabajo, lo que se alinea con el concepto de la pedagogía crítica.

Por otro lado, la Ley Orgánica de Educación, en su Artículo 1º enmarca el rol del
Estado Nacional, en los siguientes términos:

La presente Ley tiene por objeto desarrollar los principios y valores rectores, derechos,
garantías y deberes en educación, que asume el Estado como función indeclinable y de
máximo interés, de acuerdo con los principios constitucionales y orientada por valores éticos
humanistas para la transformación social, así como las bases organizativas y de
funcionamiento del Sistema Educativo de la República Bolivariana de Venezuela.

En el Artículo 3º establece principios, tales como: “la democracia participativa y


protagónica, la responsabilidad social, (…) la formación para la independencia, la libertad y
la emancipación, la valoración y defensa de la soberanía…” Después, en el mismo articulo
y párrafo aparte, “establece que la educación es pública y social, obligatoria, gratuita, de
calidad, de carácter laico, integral, permanente, con pertinencia social, creativa, artística,
innovadora, crítica, pluricultural, multiétnica , intercultural, y plurilingüe”

Mas adelante, en el artículo 5 define:

El Estado docente es la expresión rectora del Estado en Educación, en cumplimiento de


su función indeclinable y de máximo interés como derecho humano universal y deber social
fundamental, inalienable, irrenunciable, y como servicio público que se materializa en las
políticas educativas.

En líneas generales, a lo largo del texto de la LOE se pone de manifiesto el


compromiso del Estado por garantizar un modelo de gestión eficaz y desburocratizado, que
consolide procesos participativos en todos los ámbitos de la vida social y especialmente en
las instituciones educativas. Un ejemplo de esta línea se explana en el Artículo 19º, que
expresa lo siguiente:

El Estado, a través del órgano con competencia en el subsistema de educación básica,


ejerce la orientación, la dirección estratégica y la supervisión del proceso educativo y
estimula la participación comunitaria, incorporando tanto los colectivos internos de la
escuela, como a diversos actores comunitarios participantes activos de la gestión
escolar en las instituciones, centros y planteles educativos en lo atinente a la
formación, ejecución y control de la gestión educativa bajo el principio de
corresponsabilidad, de acuerdo con lo establecido en la Constitución de la República
y la presente ley.

De la revisión legal, se evidencia un gran avance en este sentido, además que se


define la voluntad del Estado para estar a la altura del texto constitucional, que recoge las
líneas gruesas de un proyecto trasformador. Pero todo parece indicar que eso no ha sido
suficiente, que se debe ir profundizando y repensado la manera de ver la realidad venezolana
para transformarla a favor de la soberanía y el desarrollo social. Este proceso implica, entre
otras cosas: deslindarse de enfoques meramente economicistas para priorizar lo social;
enfatizar la comprensión del contexto desde lo concreto hacia lo abstracto, sin omitir el
viceversa que se requiere para construir teoría; la necesaria participación, integración y
contribución de todos y de todas, desde lo local a lo internacional, desde el sector público o
privado, en un diálogo de saberes respetuoso del estado docente, y, finalmente, pero no
menos importante, dar la bienvenida a la virtualidad, sin desvalorar la presencialidad.

El desarrollo social de Venezuela debe partir de un enfoque centrado en su cultura, en


su propia idea de desarrollo y de bienestar humano, sin detrimento de su soberanía nacional,
ni del principio de autodeterminación de los pueblos. Al observar la realidad mundial, se
evidencia la necesidad de dar pasos para salir de la pobreza e inequidad que padece la
población de países en desarrollo de todo el mundo.
Situación que se ha intensificado por los efectos nefastos que ha tenido la pandemia
por Covid-19 sobre la economía a nivel global. Un ejemplo de la inequidad que sufre la
población de los países en desarrollo es el trato desigual en el caso de la distribución mundial
de vacunas contra este coronavirus. Un ejemplo de la lucha contra la pobreza lo ha dado
Venezuela, que ha orientado sus políticas públicas en función de dar poder a los pobres como
forma para erradicarla.

En consecuencia, gran parte de la población se ha ido organizando en torno a sus


carencias y potencialidades para luchar contra la pobreza e inequidad en que ha estado
sumida, a pesar de la riqueza y biodiversidad del país. Este avance organizativo permitió
grandes avances sociales durante 15 años de franco auge, en aspectos como empleo,
educación, alimentación, salud y vivienda.

Retomando el marco constitucional, hay que tener presente que la constitución de


1999 consagró un marco revolucionario para la participación, tanto para las organizaciones
que ya existían como para las nuevas expresiones organizativas que inspiró. Eso explica el
avance en la lucha contra la pobreza y la desigualdad alcanzado en menos de dos décadas;
sin embargo, este proceso fue interrumpido por el bloqueo económico financiero, sumiendo a
Venezuela en una crisis económica y humanitaria. Ahora, es bueno recordar que Venezuela
no es el único país víctima de este tipo de agresiones imperiales; hay más de treinta países
agredidos con este esquema de sanciones impuestas por los gobiernos de Estados Unidos y
sus aliados.

En este orden de ideas, para comprender el momento actual y realizar una


planificación estratégica en cualquier área de la vida nacional, se debe tener presente que, a
esto que llamamos “bloqueo” le acompañan otros elementos a considerar. En el caso
venezolano, uno de estos aspectos a resaltar es que, antes de 2014 se había configurado una
situación social, política y económica, con trazas injerencistas, que solían llamar “guerra
económica”. Luego, se promovieron focos de violencia, reconocidas como las “Guarimbas”,
antesala para la justificación de una intervención extranjera en el territorio.

Una vez creada la narrativa pro intervencionista se concreta el hecho del bloqueo, el
cual se aplicó con fuertes campañas motivacionales para que los venezolanos emigraran,
indilgando la situación del país a una mala gestión gubernamental. Luego para completar, se
sumó la pandemia por la Covid-19 con sus duros efectos sobre la salud, la economía y la
sociedad en general.
A pesar de todo este estado de confusión y desconcierto, la población siguió
organizándose, una prueba de ello son Los Comités Locales de Abastecimiento y Producción
(CLAP), creados para abastecer y producir alimentos prioritarios durante la escasez del año
2016. Además, se puede constatar en la práctica que las comunidades siguen avanzando en
la conformación y registro de los consejos comunales y comunas, en medio de dificultades de
toda índole.

A efectos de una mejor comprensión acerca de estas organizaciones populares, en el


artículo 2 de la Ley Orgánica de los Consejos Comunales (2010), se define a los consejos
comunales de la siguiente forma:

Los consejos comunales, en el marco constitucional de la democracia participativa y


protagónica, son instancias de participación, articulación e integración entre los
ciudadanos, ciudadanas y las diversas organizaciones comunitarias, movimientos
sociales y populares, que permiten al pueblo organizado ejercer el gobierno
comunitario y la gestión directa de las políticas públicas y proyectos orientados a
responder a las necesidades, potencialidades y aspiraciones de las comunidades, en la
construcción del nuevo modelo de sociedad socialista de igualdad, equidad y justicia
social.(p.3)

Es importante observar que, a pesar de todas las circunstancias adversas, se ha


mantenido la continuidad del apoyo del Estado a la organización comunal; por ejemplo, la
política de los CLAP se mantiene gracias a las Gestiones del Gobierno Nacional y a las
triangulaciones que realiza con el sector privado para la importación de alimentos. También
se ha mantenido la labor del Poder Legislativo en la búsqueda de configurar el marco legal
para la construcción del Estado Comunal. En este sentido, la Asamblea Nacional de la
República Bolivariana de Venezuela decretó en el año 2006 la Ley de los Consejos
Comunales, luego en el 2010 la Ley Orgánica de las Comunas, y más recientemente está
trabajando en la Ley Orgánica de Ciudades Comunales, el cual establece en su primer
artículo:

La presente Ley tiene por objeto establecer las normas que regulan la constitución,
conformación, organización y funcionamiento de las Ciudades Comunales, como
instancia territorial y política del sistema de agregación comunal, donde los
ciudadanos y ciudadanas fomentan los valores necesarios para la construcción del
socialismo, consolidan las instancias del Poder Popular para el desarrollo integral de
todo el sistema de gobierno en el ejercicio pleno de la democracia participativa y
protagónica, consolidando el Estado Democrático y Social de Derecho y de Justicia
(Asamblea Nacional, 2021, p.5).

Como se desprende de la cita, las ciudades comunales son un sistema de agregación


territorial y política para el ejercicio de la democracia directa. Esto implica avances en
procesos organizativos para buscar el bienestar de la población en procura de alcanzar el
Estado Democrático y Social de Derecho y de Justicia consagrado en la Carta Magna. Este
Anteproyecto de Ley tiene sus detractores, con argumentos muy contundentes, en cuanto a la
viabilidad legal de la misma.

En el debate realizado el 16 de marzo 2021, en la Asamblea Nacional, se sostuvo que


para poder sancionar esta ley habría que derogar primero a la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela. Argumentan que desde punto de vista constitucional la
categorización de poderes explayados en el artículo 136 no menciona el poder comunal; y
que el artículo 168 establece que los municipios son la unidad política primaria de la
organización nacional (Barboza, 2021).

El párrafo anterior recoge los argumentos que debaten contra la legalidad de la


Ciudad Comunal, puja que se da en el seno de la Asamblea Nacional, no obstante, no es en
este escenario donde pudiera definirse su nacimiento. La razón de ser de las comunas no
depende de lo que ocurra o deje de ocurrir en el Palacio Federal Legislativo de Caracas,
Venezuela; la viabilidad de las comunas, y por ende de las ciudades y el Estado comunal,
depende de lo que ocurra o deje de ocurrir en el territorio, tanto nacional como internacional.

Entre los argumentos detractores se suma el hecho de que la construcción de la


comuna a lo largo de la historia tiene referentes poco exitosos en otros países; sin embargo,
pudiera haber una esperanza para Venezuela por el legado de su cultura aborigen. Cultura
que, aunque fue prácticamente arrasada durante la colonización, aún mantiene usos y
costumbres vinculados al poder social, económico y político; esto quiere decir que, conserva
prácticas basadas en leyes autóctonas, con sistemas de agregación comunal en armonía con el
ambiente, muy similares a lo que pudiera entenderse como una comuna.

Revisar el curso histórico de este proceso de construcción comunal es significativo


porque da la posibilidad de comprender el papel que juega o pudiera jugar la educación en la
recuperación económica del país. Según lo mencionado, pudieran irse encontrando las
claves de una recuperación integral para Venezuela, alcanzada desde el carácter transversal
de la educación. Debe tenerse presente que, pensar solo en la recuperación económica es
limitante, al igual que suponer que solo con impartir conocimientos pueda lograrse. En este
diálogo de saberes, el papel de la educación debe ser integrador, lograr entrecruzar el
conocimiento académico, científico con la sabiduría y los saberes dispersos. Debe poder
compilar la riqueza de la cultura, el reconocimiento y la promoción de los valores con la
búsqueda genuina de la realización personal y colectiva. Y, no menos importante que lo
anterior, debe trascender sobre cualquier limitante para generar condiciones de enseñanza-
aprendizaje basadas en lo afectivo, emocional y espiritual, en todos estos aspectos
esencialmente humanos.

Por consiguiente, es importante hacer un esfuerzo para la comprensión de los


procesos comunales como hechos tangibles, evidentes y concretos que contribuyen con la
producción de bienes y servicios para satisfacer necesidades. Es evidente que depender de la
renta petrolera y de unas leyes de mercado impuestas no es el modelo que conviene, y, en
consecuencia, no hay por qué perpetuarlo. Es por eso que, debe cuestionarse si lo que se está
estudiando es realmente pertinente, si contribuye al bienestar y al desarrollo social realmente,
o si solo replica un conocimiento ajeno a la propia cultura, comprometiendo la soberanía
nacional.

A partir de este cuestionamiento, se replantea la necesidad de avanzar en el


fortalecimiento de una cultura del saber y del trabajo, como elemento fundamental para la
satisfacción de las necesidades de la población. En consecuencia, la educación debe remar
hacia una nueva visión que permita superar la economía en base al petróleo, porque es un
modelo deficiente y dependiente de poderes externos.

En este contexto, es imprescindible avanzar hacia una educación que refuerce el valor
del trabajo y motive a la integración con el entorno comunal, nacional y mundial. Se debe
mantener un pensamiento dispuesto para avanzar, e impulsar una pedagogía crítica y
productiva, donde el sujeto educativo se prepare para incorporarse a dinámicas del
conocimiento académico y vivencial productivas, motivantes, acompañadas de un sentido de
justicia y consciencia del deber social.

Según lo mencionado, si se cuestiona con un pensamiento crítico al Estado liberal


burgués, y se le da un voto de confianza al Estado Social de Derecho y de Justicia, pudiera
estarse en posición de mejorar las condiciones de vida y vencer al bloqueo criminal que
atenta los derechos humanos de la población.

Para conceptualizar sobre derechos humanos, se puede citar a Nikken (2006): der
público debe ejercerse al servicio del ser humano, lo cual se evidencia en la siguiente cita:

El poder público debe ejercerse al servicio del ser humano: no puede ser empleado
lícitamente para ofender atributos inherentes a la persona y debe ser vehículo para
que ella pueda vivir en sociedad en condiciones cónsonas con la misma dignidad que
le es consustancial. La sociedad contemporánea reconoce que todo ser humano, por el
hecho de serlo, tiene derechos frente al Estado, derechos que éste, o bien tiene el
deber de respetar y garantizar o bien está llamado a organizar su acción a fin de
satisfacer su plena realización. Estos derechos, atributos de toda persona e inherentes
a su dignidad, que el Estado está en el deber de respetar, garantizar o satisfacer son
los que hoy conocemos como derechos humanos (pág. 7)

En este marco, el Estado venezolano creó la Agenda Económica Nacional, la cual


amerita de la participación efectiva de toda la población para que se concrete en la realidad;
por esto, en el campo educativo, se hace necesario establecer una clara y planificada
vinculación de los currículos educativos con ella, previendo escenarios virtuales y
presenciales. La democracia participativa y protagónica exige la necesidad de inventar, de
crear, y de deslastrar al sistema educativo nacional de la manera pasiva de formar.

Todo profesional, en especial en el área educativa, debe estar en posición de procurar


oportunidades para participar y conocer a fondo las prácticas del poder popular y sobre su
vinculación con el sector educativo.

Tales vivencias permiten conocer e interpretar procesos con objetividad y apego a la


realidad, sin renunciar a la subjetividad; es decir, permiten el poder describir y proyectar
prácticas sociales y productivas desde los ambientes educativos, familiares y comunitarios.

A continuación, invito a reflexionar sobre el siguiente ejemplo: Los estudiantes de


educación básica han estado planteando la necesidad de la Vinculación del Currículo de
Educación Media a los 17 Motores Productivos de la Agenda Económica Bolivariana 2022-
2024.
En el caso concreto del Liceo Bolivariano Miguel Antonio Caro, parroquia Sucre,
Caracas, en mesa con el Poder Popular, personal docente y obrero, plantearon la posibilidad
de realizar proyectos en función de lograrlo. Como resultado de este encuentro se genero el
siguiente proyecto transformador.

Programa Científico-Tecnológico de Brigadas Socioproductivas para la Vinculación del


Currículo de Educación Media a los 17 Motores Productivos de la Agenda Económica
Bolivariana 2022-2024. Liceo Bolivariano Miguel Antonio Caro, parroquia Sucre,
Caracas.

Atendiendo al requerimiento de los y las estudiantes, de sumar los 17 motores a la


dinámica formativa de la educación media, se puede diseñar un programa educativo
inspirado en el espíritu del Plan Cayapa Heroica, iniciativa impulsada desde el Ministerio de
Ciencia, Tecnología e Innovación (Mincyt). Ésta es una política que fomenta el desarrollo de
las capacidades científico-tecnológicas, para el mantenimiento y reparación de equipos
esenciales en el país, en respuesta a las dificultades propias del bloqueo que limita la
adquisición de equipos y componentes requeridos para satisfacer las necesidades del pueblo.

Se determino que, esta vinculación curricular podía realizarse a través de los Grupos
de Creación, Recreación y Producción (CRP), o Grupos Estables, en un trabajo conjunto con
Mincyt, y sus instituciones adscritas. Entre estas instituciones se encuentran Cendit,
Suscerte, Industria Canaima, Fundacite, IVIC, VENSALUD, Corpoelec, Centro Nacional de
Tecnología de Información, y Médicos sin Fronteras, entre otra.

En momentos de crisis, se ha podido ver iniciativas de científicos y de la clase obrera,


para avanzar significativamente en la recuperación de activos vinculados a la salud y la vida
de muchas personas. Esta es una forma de implementar la pedagogía productiva con un
enfoque social, porque es más importante salvar vidas que obtener una utilidad monetaria en
el proceso de recuperación. Estos jóvenes estudiantes manifiestan querer incorporarse al
desarrollo productivo y comunal del país.
FotoNº1: Mesas de trabajo sobre Propuesta de incluir los
Motores Productivos en el currículo educativo
FotoNº2: Parte del Acta de Mesas de Trabajo
del 6 de julio de 2021

Iniciativas como estas, invitan a reflexionar sobre la importancia de contribuir con la


transformación del sistema educativo tradicional venezolano. La práctica de la pedagogía
productiva pudiera impulsarse y respaldarse para incidir positivamente con el desarrollo
social del país. Apoyar a los jóvenes para que se llenen de vitalidad y se sientan útiles a la
sociedad y a la Patria, sería una muestra de valoración y respeto hacia ellos y ellas, verlos
como algo más que repetidores de conocimientos huecos y sin sentido aparente, y hacerles
saber que son capaces de surgir y prosperar en su propio país.
A modo de conclusiones

El ser humano en el tiempo y en el espacio que se evalúe, siempre debe suplir sus
requerimientos alimentarios y oras necesidades básicas, en el caso venezolano, su sustento
material antes dependía mayoritariamente de la renta petrolera. Ingreso que ahora está
negado para la importación indiscriminada de bienes y servicios, que fomentaba la
consecuente improductividad nacional. La situación de acaparamiento y especulación que
generaba un desabastecimiento inducido, al que se llamaba guerra económica, se convirtió
con la imposición del bloqueo en un desabastecimiento real.

Estos tiempos duros deben obligar a un cambio de actitud hacia la necesidad de


impulsar la producción nacional, y a replantearse nuevas formas de entender la realidad, de
comprender al mundo en sus relaciones económicas, políticas, sociales y hasta bélicas. Este
replantearse los enfoques y maneras de comprender la realidad no escapa al campo
educativo, por el contrario, reta al profesional de la docencia a su adaptación ante los nuevos
requerimientos profesionales y sociales. Lo conmina a producir transformaciones para
mejorar su desempeño profesional y social, y a mantenerse en un continuo proceso de
actualización docente, que cubra los diferentes aspectos que requiere la educación.

En la labor docente se requiere el ejercicio de la pedagogía crítica para orientar la


comprensión de la realidad nacional; estudiar la filosofía de la educación y las teorías
socioeducativas; en fin, investigar para comprender y transformar. Los avances tecnológicos,
comunicacionales propios de la globalización, exigen cultivar una base académica que le
brinde la posibilidad de poder desarrollar conocimientos, competencias y actitudes, a partir
de realidades concretas y en todos los escenarios que vinculen al hecho educativo.

La docencia no es una profesión más para llevar el sustento a la casa, la realidad


cambiante exige entender la docencia a profundidad, sin sesgos cognitivos o ideológicos que
le impidan sopesar diferentes puntos de vista. Por consiguiente, la pedagogía crítica requiere
a un profesional atento, en tiempo y espacio, territorializado e informado para poder
responder y planificar de acuerdo a los indicadores de los procesos; a partir de relaciones
entre diferentes elementos, y al surgimiento de nuevas circunstancias que afecten el entorno
educativo. Uno de esos aspectos, por ejemplo, es la situación de virtualidad que trajo
consigo la pandemia, realidad que apunta más a una comunidad virtual o digital que a una
comunidad presencial y activa en un territorio; pero que demandó adaptarse a escenarios y
conocimientos tecnológicos aceleradamente, tanto para enseñar como para aprender.
En la práctica docente se puede resaltar la pedagogía productiva, una línea curricular
que puede aplicarse para incidir positivamente con el desarrollo social del país, porque
promueve el aprender un arte u oficio, y el poder desarrollarlo respetando la orientación
vocacional individual y social del sujeto educativo.

Es así que, el desarrollo social del país no es solo responsabilidad del Estado, para
alcanzarlo y mantenerlo se hace necesaria la participación del sector público y del privado; es
decir, cobra plena vigencia la democracia participativa, como eje central de nuestra
soberanía, y la pertinencia vital y productiva de la Educación.

Se puede concluir que, a partir de la pedagogía crítica es viable la defensa de la


soberanía nacional y la posibilidad de apalancar procesos para el desarrollo social; para ello,
es necesario realizar un esfuerzo consciente, desde el reflexionar sobre la importancia de
contribuir con la transformación del sistema educativo tradicional venezolano y sobre su
pertinencia real de acuerdo al contexto.
REFERENCIAS

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