Actas Encuentro Sanluis 2019
Actas Encuentro Sanluis 2019
Actas Encuentro Sanluis 2019
IV
Actas del Encuentro Argentino de Historia de la
Psiquiatria, la Psicologia y el Psicoanalisis, volumen 20
Instituciones Convocantes
-Asociación de Psicoanálisis de La Plata (APLP)
-Asociación Freudiana de Psicoanálisis (AFP- Tucumán)
-Capítulo de Epistemología e Historia de la Psiquiatría de la Asociación de
Psiquiatras Argentinos (APSA)
-Cátedra de Corrientes Actuales en Psicología - Facultad de Psicología, UNLP.
-Cátedra de Escuelas, Corrientes y Sistemas de la Psicología Contemporánea –
Facultad de Psicología, UNC.
-Cátedra de Historia de la Psicología y el Psicoanálisis en la Argentina – Facultad de
Psicología, UNT.
-Cátedra de Historia Social de la Psicología - Facultad de Psicología, UNMdP.
-Cátedra de Psicología y Programa de Investigaciones Psicoanalíticas - Facultad de
Psicología, UNR.
-Cátedra de Desarrollos Psicológicos Contemporáneos - Facultad de Psicología, UNR.
-Cátedra de Historia de la Psicología - Facultad de Psicología, UNR.
-Centro de Estudios de Historia del Psicoanálisis en la Argentina (CEHPA), Rosario.
-Centro de Investigación y Docencia Tucumán del Instituto Oscar Masotta (IOM)
-Círculo de Actualización en Historia de la Fundación Descartes.
-Equipo de Investigación “Historia, enseñanza y profesionalización de la Psicología en
los países del Cono Sur de América” - Facultad de Psicología, UNMdP.
-Equipo de Investigación y Cátedra de Historia de la Psicología - Facultad de
Psicología, UNSL.
-Equipos de Investigación y Cátedra de Psicología I – Facultad de Psicología, UNLP -
Laboratorio de Historia de la Psicología - Facultad de Psicología, UNLP.
-Equipos de Investigación y Cátedra I de Historia de la Psicología - Facultad de-Equipo
de Investigación y Cátedra de Historia de la Psicología - Facultad de Psicología, UNSL
-Equipos de Investigación y Cátedra de Psicología I – Facultad de Psicología, UNLP -
Laboratorio de Historia de la Psicología - Facultad de Psicología, UNLP
-Revista Temas de Historia de la Psiquiatría Argentina.
-Escuela de Psicoanálisis de Tucumán
-Grupo de Historia Psi de la provincia de Mendoza
-Programa de lectura e investigación “El Psicoanálisis en la Cultura” - Centro de
Investigaciones y Estudios Clínicos (CIEC), Córdoba.
-Museo de Psicología. Facultad de Psicología de la UNC
-Revista Temas de Historia de la Psiquiatría Argentina.
V
Actas del Encuentro Argentino de Historia de la
Psiquiatria, la Psicologia y el Psicoanalisis, volumen 20
Instituciones Auspiciantes
-Asociación de Psicoanálisis de Misiones
-Biblioteca Analítica de Jujuy
-Cátedra de Epistemología - Facultad de Psicología, UNT
-Equipo de Investigación en Historia de la Psiquiatría, Dpto. de Humanidades Médicas
Facultad de Medicina, UBA
-Escuela de Psicoanálisis de Tucumán
-Red Iberoamericana de Historia de la Psiquiatría (RIHP)
-Red Iberoamericana de Investigadores en Historia de la Psicología (RIPeHP)
-Cátedra de Psicoterapias (UNR)
-Cátedra de Psicología en el Trabajo (UNR)
-Centro de Estudios de Psicoanálisis y Debates Culturales (UNR)
-Cátedra de Historia de la Educación (UNR)
-Cátedra Corrientes de la Psicología Contemporánea I (UADER), Entre Ríos
-Fundación Cultura Analítica de Salta
-Centro Argentino de Historia del Psicoanálisis, la Psicología y la Psiquiatría de
Biblioteca Nacional Mariano Moreno.
Comité Científico
ACUÑA, Enrique (APLP)- ALTAMIRANO, Patricia (UNC)–BORINSKY, Marcela
(UBA)–BRIOLOTTI, Ana (UNLP)- CASTILLO, Claudia (Fundación Descartes)-
CONTI, Norberto Aldo (APSA)- DAGFAL, Alejandro (UBA-CONICET)-
FALCONE, Rosa (UBA)- FERRARI, Fernando (UNC)- GALLEGOS, Miguel (UNR-
CONICET)- GANDOLFO, Ricardo (AFP)– GENTILE, Antonio (CIUNR)-
GONZALEZ, Eliana (UNSL) -IBARRA, Florencia (UBA)- MACCHIOLI, Florencia
(UBA)– MARIÑELARENA-DONDENA, Luciana (UNSL) -MAZZA, César (CIEC)-
OSTROVSKY, Ana Elisa (UNMdP-CONICET)- PIÑEDA, Andrea (UNSL-
CONICET)- POLANCO, Fernando (UNSL)- ROSSI, Gustavo (APSA)- ROSSI, Lucía
(UBA)- SCHERMAN, Patricia (UNC)- STAGNARO, Juan Carlos (APSA)– TALAK,
Ana (UNLP)- VALLEJO, Pablo (EPT)- VASCHETTO, Emilio (APSA)
Comité Organizador
ASCARATE, Elena (AFP)- BENÍTEZ, Sebastián (UNLP)- CAMOZZI Luz (UNC)-
CAMOZZI, Luz (CIEC)- COSSIA, Gonzalo (APSA)- COSTA, Diego (APSA)-
ELCOVICH, Hernán (UBA)- FERRERO Leandro (UNC)- FORGAS, Sol (UNT)- GEZ,
Beatriz (Fundación Descartes)- JUAREZ, Ana (UBA)- LAGO, Hernán (APSA)- LOPEZ
Nahuel (UNC)- MAGADÁN, María Laura (AFP)- MOLINARI, Victoria (UBA) –
MONSALVE, Karen (Fundación Descartes)– MOYA, Luis (UNMdP-CONICET)-
MOYANO Pablo (UNC)- MOYANO, Pablo (UNC)- NAHMOD, Maia (UBA)-
VI
Actas del Encuentro Argentino de Historia de la
Psiquiatria, la Psicologia y el Psicoanalisis, volumen 20
Comité de Redacción
Fernando Andres Polanco - Hugo Klappenbach
VII
Sumário
Presentación IV
Instituciones Convocantes V
Instituciones Auspiciantes VI
Comité Científico VI
Comité Organizador VI
Comité Local VII
Comité de Redacción VII
Sumário 1
VEINTE AÑOS NO ES NADA. A PROPÓSITO DEL XX ENCUENTRO ARGENTINO DE
HISTORIA DE LA PSIQUIATRÍA, LA PSICOLOGÍA Y EL PSICOANÁLISIS 6
PALABRAS DE BIENVENIDA 8
CONFECCIÓN Y ESTUDIO RAZONADO DE UNA BIBLIOGRAFÍA DE CARL R. ROGERS:
PROCEDIMIENTO Y ANÁLISIS BIBLIOMÉTRICO BÁSICO 12
LAS PRIMERAS GRADUADAS DE LA UNIVERSIDAD DE BUENOS AIRES Y SU IMPACTO
EN EL PRIMER CONGRESO FEMENINO INTERNACIONAL DE LA REPÚBLICA
ARGENTINA (1910) 24
MERCANTE A DIARIO: ANÁLISIS DE UNA SERIE DE ARTÍCULOS DE VÍCTOR MERCANTE
PUBLICADOS EN PERIÓDICOS ARGENTINOS (1890-1906) 32
PSICOANÁLISIS Y UNIVERSIDAD (AÑOS 70). MASOTTA, PICHÓN RIVIERE, FREUD Y
LACAN ÍTULO 43
PRÁCTICAS DEL CAMPO PSI EN LA HISTORIA RECIENTE ARGENTINA.
INTERVENCIONES PSICOSOCIALES SOBRE SECUELAS DEL GENOCIDIO 52
HISTORIA DEL CURSO DE PARTERAS: DEL CURANDERISMO A LA
PROFESIONALIZACIÓN TEMPRANA EN CURSOS DE EXTENSIÓN EN LA UNIVERSIDAD
DE BUENOS AIRES 60
LA PSICOLOGÍA APLICADA AL TRABAJO Y EL TRABAJO DE LAS MUJERES: LA SECCIÓN
DE ORIENTACIÓN PROFESIONAL EN EL MUSEO SOCIAL ARGENTINO (1931- 1947) 68
EL ÁMBITO DE LAS RELACIONES ENTRE PSICOLOGÍA Y EDUCACIÓN EN ARGENTINA
DESDE UNA PERSPECTIVA HISTÓRICA: LA CIRCULACIÓN DE CONOCIMIENTOS
PSICOLÓGICOS EN LA INSTITUCIONALIZACIÓN DE LA FORMACIÓN DE MAESTROS EN
LA ESCUELA NORMAL DE PARANÁ (1871-1875) 77
INVESTIGACIÓN EXPERIMENTAL EN ARGENTINA. EL CASO DE LOS ESTUDIOS EN
PSICOLINGÜÍSTICA EN LA UNC 84
1
Actas del Encuentro Argentino de Historia de la
Psiquiatria, la Psicologia y el Psicoanalisis, volumen 20
2
3
ACTO INAUGURAL
4
5
Actas del Encuentro Argentino de Historia de la
Psiquiatria, la Psicologia y el Psicoanalisis, volumen 20
Entonces, estos veinte años no son nada. Pero, a un mismo tiempo han sido todo. O al menos,
todo lo que pudimos construir. Y para terminar, no quiero evocar sólo a Gardel, a San Agustín,
a Hegel. Quiero también evocar a quienes hicieron posible aquel primer encuentro en Mar del
Plata veinte años atrás. Y en primer lugar quiero evocar a los que ya se han ido: a Alberto
Vilanova, A Jorge Saurí, a Alfredo Kohn Loncarica. Y en segundo lugar a los que seguimos
estando: al Capítulo de Historia y Epistemología de APBA, a todos los equipos docentes y de
investigación en carreras de Psicología a lo largo y ancho de todo el país; a los grupos,
fundaciones y escuelas psicoanalíticas, desde la Fundación Descartes y el Programa
Psicoanálisis en la Cultura, hasta la Escuela de Psicoanálisis de Tucumán o el Grupo de Historia
Psi de la Provincia de Mendoza.
Podríamos entonces corregir. No es verdad, que 20 años no es nada. Han sido veinte años
persiguiendo el sueño de articular lo uno y lo trino. Lo cual, claro está, en modo alguno es poca
cosa. Muchas gracias.
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Actas del Encuentro Argentino de Historia de la
Psiquiatria, la Psicologia y el Psicoanalisis, volumen 20
PALABRAS DE BIENVENIDA
MARÍA ANDREA PIÑEDA. UNIVERSIDAD NACIONAL DE SAN LUIS (UNSL), CONSEJO NACIONAL DE
INVESTIGACIONES CIENTÍFICAS Y TÉCNICAS (CONICET)
Buenos días Sr Rector, CPN Victor Moriñigo, muchas gracias por su presencia y por el apoyo
de la Universidad para este evento.
También agradezco a la Señora Vice-Decana de la Facultad de Psicología Dra. Alejandra
Taborda, por su compañía y por la generosidad con que la Facultad se ha brindado para la
realización de este encuentro.
Querido maestro y amigo Dr. Hugo Klappenbach, estimados colegas y estudiantes:
Con mucha alegría los recibimos en nuestra Casa de Estudios para celebrar el XX Encuentro
Argentino de Historia de la Psiquiatría, Psicología y Psicoanálisis. Para nuestra comunidad
académica es un honor ser la sede de esta reunión que, a la vez, es la celebración de un
aniversario tan significativo.
Varios de nosotros hemos transitado estos 20 encuentros, o hemos protagonizado muchos de
ellos. Para quienes asisten por primera vez, podemos testimoniar que este ha sido un espacio
estimulante para la producción de conocimiento, fecundo en relaciones académicas que se han
irradiado a lo largo y a lo ancho del país y también hacia el exterior, y en el que hemos cultivado
amistades que se han profundizado y nos han nutrido a lo largo de estos años. Me colma de
emoción y de gratitud reconocerme parte de esa historia.
Como Secretaria de Ciencia y Tecnología de la Facultad de Psicología, he asumido la
responsabilidad de contribuir institucionalmente al desarrollo científico y tecnológico, a la
promoción de la investigación en psicología. Sostengo que dicha promoción se inicia en nuestra
vinculación socialmente responsable con la comunidad. Pues, promovemos ciencia y
proyectamos socialmente el rol de las ciencias en cada una de las actividades en las que -como
académicos y profesionales- salimos al encuentro y acompañamos procesos sociales; cada vez
que contribuimos a la comprensión de esos procesos desde un sólido conocimiento científico.
Por ello, es necesario ser conscientes del impacto social que nuestras prácticas científicas y
profesionales tienen, ser conscientes del poder que las explicaciones científicas tienen en la
producción de sentidos y de identidades; cómo las teorías y prácticas a veces legitiman injustas
asimetrías de poder y reproducen ortodoxias que nos privan de transitar nuevos caminos.
Promovemos la investigación socialmente relevante cuando desarrollamos políticas científicas
capaces de transformar esas injusticias e inequidades, cuando fortalecemos el crecimiento de
las diversas disciplinas y perspectivas que aportan a la comprensión de realidades sociales cada
vez más complejas y desafiantes, cuando -en una República Federal- velamos porque ese
crecimiento tenga igualdad de oportunidades tanto en las grandes capitales como en las
regiones más periféricas. Asimismo, promovemos el desarrollo de la ciencia cuando
estimulamos los primeros pasos de la formación académica que ofrecemos en nuestras carreras:
forjando espíritus críticos de los dogmatismos y respetuosos de las diferencias; cuando
habilitamos la pregunta fresca que abre nuevos horizontes de indagación y que es semillero de
líneas investigativas originales.
Pues bien, la base de todas esas acciones está fundamentada en la capacidad de construir un
pensamiento histórico. En efecto, en la génesis del pensamiento crítico está la conciencia de
8
Actas del Encuentro Argentino de Historia de la
Psiquiatria, la Psicologia y el Psicoanalisis, volumen 20
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TEXTOS COMPLETOS
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Actas del Encuentro Argentino de Historia de la
Psiquiatria, la Psicologia y el Psicoanalisis, volumen 20
Introducción
Aunque no gozan de demasiada popularidad y no son usualmente referidas como tales en las
investigaciones históricas, las fuentes terciarias son de vital importancia para la indagación
crítica del pasado de la ciencia. De acuerdo a Rosa, Huertas y Blanco (1996), las fuentes
terciarias son aquellos documentos que “nos proporcionan datos sobre cómo y dónde hallar
determinada información propia de una fuente primaria o secundaria” (p. 154). Entre las
fuentes terciarias se incluyen los diccionarios y enciclopedias, los boletines de resúmenes, los
catálogos de biblioteca y, finalmente, las guías y repertorios bibliográficos y las bibliografías
propiamente dichas.
Las bibliografías comprenden un tipo particular de fuente terciaria. Estas permiten “un primer
acercamiento a la literatura de un campo […] especialmente si está seleccionada con criterios
explícitos” (Soriano, Mollá & Gil, 2000, p. 326). En tanto descripciones o indexaciones de las
fuentes primarias y secundarias relevantes, las fuentes terciarias, y en particular las
bibliografías, son especialmente útiles para comenzar investigaciones históricas o para explorar
problemas históricos para los cuales no existe claridad sobre la existencia y/o localización de
las fuentes relevantes.
Existen fuentes terciarias e índices bibliográficos sobre diversos autores y áreas en la
historiografía de la psicología (Soriano, Mollá & Gil, 2000, esp. 323-355). Aún en los albores
de la institucionalización de la historia de la psicología como especialidad, Robert Watson
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Actas del Encuentro Argentino de Historia de la
Psiquiatria, la Psicologia y el Psicoanalisis, volumen 20
compilaba y comentaba brevemente una extensa lista de trabajos sobre historia, filosofía y
sociología de la ciencia de interés para el historiador de la psicología (Watson, 1978). Unos
pocos años después, en un trabajo inaugural de la ‘escuela valenciana’ de socio-bibliometría,
Peiró, Mateu y Carpintero ofrecían un estudio cuantitativo sobre la bibliografía de A. R. Luria,
precisando que algunas de las razones que llevaban a elaborar un trabajo tal referían al carácter
fragmentario del conocimiento de la obra del autor en el mundo hispanoparlante, y al hecho de
que, contrastando con dicho carácter fragmentario, Luria era una figura seminal en el desarrollo
de la psicología de los años ’60 y ’70 (Peiró, Mateu & Carpintero, 1984).
Este tipo de estudios bibliográficos ha continuado desarrollándose desde la publicación de
aquél estudio sobre Luria (Ferrándiz, 1999). Sin embargo, deseamos recuperar el motivo de
aquel trabajo por su carácter sincrético y explícito, puesto que aún salvando las distancias
cronológicas y temáticas, creemos que lo dicho sobre Luria es también aplicable a la obra de
otras figuras relevantes de la psicología internacional. En nuestro caso concreto, creemos que
es aplicable al trabajo de Carl Ransom Rogers (1902-1987), el célebre psicólogo
estadounidense que, especialmente en la historiografía manualizada de la psicología, es
usualmente caracterizado como el fundador de la psicoterapia centrada en el cliente (o el
‘enfoque centrado en la persona’) y como una figura seminal en el movimiento humanista o
‘tercera fuerza’.
En efecto, si bien Rogers parece haber corrido mejor suerte que Luria en su difusión en español,
e incluso en otros idiomas (Castelo Branco & Dias Cirino, 2017), no es menos cierto que
muchas de sus obras, en particular las publicadas entre los años ’40 y los años ’70, no han sido
adaptadas al español. Por poner sólo dos grupos de ejemplos, en primer lugar los trabajos sobre
investigación en psicoterapia que Rogers llevó a cabo en los ’50 y ’60, tal como han sido
compilados en Psychotherapy and Personality Change (Rogers & Dymond, 1954) y en The
Therapeutic Relationship and It’s Impact (Rogers, Gendlin, Kiesler & Truax, 1967/1976), son
prácticamente desconocidos en los debates historiográficos en Iberoamérica, lo que por tanto
lleva a desconocer o ignorar entre otras cosas el rol de Rogers y sus colegas en el desarrollo de
aquella investigación en el campo clínico (cf. Vilanova, 1990; 1993; 2002). En segundo lugar,
la extensa producción de Rogers desde los tempranos años ’30 hasta mediados de los ‘60,
canalizada a través de publicaciones en revistas académicas y paralelamente a que el autor
ocupaba importantes cargos institucionales y administrativos en asociaciones norteamericanas
de psicología, no ha sido compilada o traducida al español.
Esto representa un genuino problema para el historiador hispanoparlante de la ciencia y de la
psicología. No sólo porque contribuye con la ‘fragmentación’ del conocimiento integral sobre
la obra total de Rogers, sino también porque impide la comprensión del origen y desarrollo
histórico de las fuentes que sí han sido traducidas eventualmente al español. En los hechos,
esto conlleva a que continúe consolidándose en el mundo iberoamericano (y quizá con más
énfasis en el Cono Sur de América) la imagen de Rogers como un autor espiritualista, en los
márgenes de la ciencia y de la psicología, cuyos títulos (‘El camino del ser’, ‘El proceso de
convertirse en persona’) lindan con la autoayuda, el coaching y la versión autóctona del
counseling. Finalmente, y desde una perspectiva epistemológica aplicada a la historia de la
ciencia, es inevitable constatar que, dentro la totalidad de la obra no traducida de Rogers, una
parte identificable y precisa corresponde a aquella desarrollada en el contexto de los debates
sobre investigación científica en psicoterapia. Esto, como ya referimos, es un obstáculo para
una indagación histórica sistemática de la teoría rogeriana que busque esclarecer su filosofía
de la ciencia y sus dimensiones a partir de conceptos de segundo orden (Fierro, 2018).
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Actas del Encuentro Argentino de Historia de la
Psiquiatria, la Psicologia y el Psicoanalisis, volumen 20
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Actas del Encuentro Argentino de Historia de la
Psiquiatria, la Psicologia y el Psicoanalisis, volumen 20
es uno de los pasos fundamentales para facilitar y permitir los relevamientos y análisis
proyectados.
Metodología y procedimiento
Como se mencionó en la introducción, existen intentos parciales de sistematización de la obra
de Rogers en la forma de índices y fuentes terciarias. En tanto que es la más completa hasta el
momento, en primer lugar se tomó como punto de partida la base confeccionada por Peter
Schmid en su versión web (Schmid, 1999/2014), la cual a su vez es una versión digital revisada
de la bibliografía que Schmid publicó en un artículo formal (Schmid, 2005). Discípulo de
Rogers, Schmid de hecho dispone de un archivo personal sobre el autor en Viena, por lo que
la base confeccionada por él a su vez indica cuáles textos están disponibles en dicho archivo y
cuáles no.
A partir de esta fuente terciaria, establecimos una base de datos digital que contenía seis
variables: el año de publicación de la fuente, el título de la misma, el tipo de texto, su
disponibilidad o ubicación física, su carácter de original o de reimpresión o reedición a partir
de una publicación previa, y el código único de cada fuente, otorgada por nosotros con el único
fin de facilitar la posterior organización, recuperación y almacenamiento de los documentos.
Estas seis variables se retuvieron para todas las versiones posteriores de la base de datos y de
nuestro índice.
Dado que acorde a nuestros objetivos nos centraremos en los documentos impresos o en
formato físico en calidad de fuentes primarias materiales, no hemos computado en nuestra base
ni en nuestro índice las fuentes no textuales de Rogers. En otras palabras, no hemos computado
las fuentes fílmicas y sonoras de Rogers, que de hecho existen en abundancia en los diversos
archivos y bibliotecas (videos de sesiones de psicoterapia, grabaciones de audio de sesiones de
psicoterapia, videos y audios sobre workshops, etc.). Con todo, una gran proporción de estas
sesiones o grabaciones han sido transcriptas en manuscritos o capítulos de libro que, en tanto
documentos impresos, sí se han incluido en nuestro índice.
La primera versión del índice confeccionada en base a esta fuente terciaria contó con un total
de 688 referencias a textos, incluyendo originales y no originales (es decir, reproducciones,
reediciones o reimpresiones sin cambios de textos previamente publicados). Las fuentes
incluidas en esta primera versión de la bibliografía basada en el estudio de Schmid (1999/2014)
son las publicadas entre el año 1922 y el año 2004: de aquí que no se hayan incluido textos
anteriores o posteriores a dicho período en ninguna de las versiones del índice.
A partir de hipotetizar que el índice no registraba la totalidad de los textos, manuscritos y
trabajos de Rogers publicados en dicho período y tal como pueden ser accedidos en otros
archivos o colecciones, y dado que un futuro trabajo crítico sobre la obra del autor requiere
disponer de la información más completa posible sobre todas las fuentes disponibles (en
particular manuscritos tempranos), se cotejó nuestra primera versión del índice con los
catálogos virtuales de dos archivos de Rogers: la Carl R. Rogers Collection, 1902-1990 de la
Universidad de Santa Barbara, en California (Online Archive of California, 1999), y la
colección Carl R. Rogers papers, 1913-1989 de la Library of Congress estadounidense (Library
of Congress, sf) 1. La primera, que está conformada por documentos donados por Rogers aún
en vida, contiene una gran cantidad de archivos relevantes para un estudio histórico sobre el
autor. Sin embargo, la colección de la Library of Congress es mucho mayor: con 148 cajas de
1
Inicialmente, se utilizó como fuente de consulta el catálogo de los Archivos en Akron. Sin embargo, rápidamente
constatamos que no hay fuentes de Rogers allí que no estén disponible en LoC o OAC. De hecho, es llamativa la
escasa cantidad de materiales de y sobre Rogers en Akron.
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Actas del Encuentro Argentino de Historia de la
Psiquiatria, la Psicologia y el Psicoanalisis, volumen 20
materiales y 51.800 ítemes, factiblemente sea el mayor depósito de fuentes primarias de Rogers
en existencia. Por la vastedad de esta última, a fines de nuestra comparación nos hemos
concentrado en la sección Writings File, 1913-1989, que contiene los artículos, manuscritos e
inéditos académicos de Rogers, excluyendo otro tipo de documentos (como cartas, diarios
personales, documentación institucional, etc.). 2
A partir de la comparación entre la primera versión del índice y estas dos colecciones, se
constataron alrededor de 110 múltiples registros faltantes en Schmid (1999/2014). Estos
registros fueron agregados a la primera versión del índice, conformándose así una segunda
versión del mismo, con aproximadamente 800 registros. Una primera conclusión extraída
tempranamente en nuestro trabajo, entonces, es que la bibliografía disponible hasta el momento
confeccionada por Schmid está incompleta, y carece por lo menos de un 15% de las obras de
Rogers, la mayoría de ellas manuscritos y comunicaciones orales: un hecho que debe ser
considerado al momento de mapear las fuentes relevantes para un estudio histórico.
Sin embargo, y acerca de esta segunda versión, múltiples fuentes halladas en el catálogo de la
LoC y faltantes en la bibliografía de Schmid no aportan información sobre el tipo de texto a
que se está refiriendo (manuscrito inédito, artículo, o capítulo de libro). Por tanto, esto
representa una dificultad al momento de clasificar cada referencia en la variable ‘tipo de texto’.
Para resolver esta cuestión, las referencias que carecieran de información sobre la fuente o el
tipo de texto en la colección de la LoC fueron cotejados con la información disponible en los
otros catálogos y bibliografías, en caso que esta informacióne xistiera. Cuando este
cotejamiento no permitió concluir de forma definitiva el tipo de texto de la referencia, el
registro fue ingresado en el índice bajo la categoría de ‘manuscrito’. El análisis bibliométrico
que aquí presentamos parte de esta opción metodológica. La eventual consulta de estas fuentes
en proyectos futuros permitirá la constatación definitiva de su tipo de texto, y por tanto la
modificación del índice en caso que sea necesario.
Finalmente, hemos agregado a la segunda versión del índice las fuentes correspondientes a las
principales traducciones de las obras de Rogers al español, todas ellas ausentes en las tres
colecciones. Esto dio lugar a una tercera versión, definitiva, del índice, que actualmente cuenta
con 809 referencias y que es la que se analiza cuantitativamente en este trabajo.
Es importante remarcar que, sobre la base de la información recogida de las fuentes terciarias,
sólo se adicionaron las referencias a fuentes faltantes traducidas al español. No se han agregado
las referencias a obras traducidas a otros idiomas (alemán, húngaro, japonés, portugués). Si
bien esto es una limitación en la representatividad del índice, no lo sería en función de nuestros
objetivos, que se enfocan a las obras publicadas en inglés y en español. En todo caso, ya existen
trabajos previos que ponderan la recepción y adaptación de las obras de Rogers a otros idiomas
y que pueden ser consultados en caso de requerirse información relativa a la cuestión (Castelo
Branco & Dias Cirino, 2017).
2
La descripción del Writings File de la LoC es informativa al respecto: “The Writings File is subdivided into an
Articles and Papers file and a Books file. Material in the Articles and Papers file covers the breadth of Rogers's
career and includes published as well as unpublished writings. Early files typically contain printed or manuscript
copies of his work together with occasional related correspondence. Later files may include research and
background notes. Also included are a few published interviews with Rogers. The Books file contains production
records for books produced from the 1960s to the 1980s. Among the noteworthy material are correspondence with
colleagues and background research. Also included is an unpublished manuscript regarding Rogers's work with
intercultural conflict in South Africa in the 1980s. Bibliographies of his published works are located at the
beginning of the Articles and Papers file” (Library of Congress, sf, para. 6)
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Actas del Encuentro Argentino de Historia de la
Psiquiatria, la Psicologia y el Psicoanalisis, volumen 20
Tabla 1.
Clasificación de las obras de Rogers según carácter y tipo de texto
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250
200
150
No originales
100
Originales
50
0
1922- 1930- 1940- 1950- 1960- 1970- 1980- 1990- 2000-
Sin fecha
1929 1939 1949 1959 1969 1979 1989 1999 2009
No originales 0 0 2 23 62 25 81 11 6 0
Originales 3 22 58 110 103 131 149 7 0 16
Figura 1. Clasificación de las obras de Carl Rogers según décadas y condición de las fuentes
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Actas del Encuentro Argentino de Historia de la
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colaborador, siendo mucho más infrecuentes las publicaciones con 2, 3, 4 o 5 o más co-autores.
Los datos relativos a este análisis se observan en la Tabla 2.
Tabla 2.
Distribución de obras (originales y no originales) según número de firmas
Número de firmas Número de obras Porcentaje
1 717 88,73
2 72 8,91
3 7 0,86
4 6 0,74
5 1 0,12
6 o más 5 0,61
Total 808 99,98
Tabla 3.
Distribución de obras originales según número de firmas
Número de firmas Número de obras Porcentaje
1 533 88,98
2 48 8,01
3 7 1,16
4 5 0,83
5 1 0,16
6 o más 5 0,83
Total 599 99,98
Finalmente, la Tabla 4 expone los 78 autores que colaboraron con Rogers en los textos
incluidos en nuestro índice, y la frecuencia en que lo han hecho. En línea con lo descrito arriba,
se observa que un grupo reducido de 14 autores colaboraron dos o más veces con Rogers,
siendo los restantes autores colaboradores en las publicaciones de Rogers una sola ocasión. Es
interesante remarcar que si bien las colaboraciones más frecuentes de Rogers se han dado con
figuras no tan célebres o canónicas de la disciplina como Sanford y Wood, otras se han dado
con figuras representativas de otras orientaciones teóricas. Por ejemplo, tenemos el caso de
Skinner, con quien Rogers debatió públicamente en dos ocasiones: en 1956 en un simposio de
la American Psychological Association en Chicago, y en 1962 en la Universidad de Minnesota
en Duluth. También tenemos el caso de Rollo May, con quien Rogers tuvo importantes –
aunque poco estudiadas— disidencias teóricas a pesar de ser percibidos ambos como miembros
del ‘movimiento humanista’, y con quien intercambió correspondencia y con quien debatió en
persona y en medios impresos.
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Actas del Encuentro Argentino de Historia de la
Psiquiatria, la Psicologia y el Psicoanalisis, volumen 20
Finalmente, otras colaboraciones de Rogers con figuras específicas (Dymond, Truax) se han
dado en el marco de las publicaciones colectivas producto de los proyectos de investigación
dirigidos y coordinados por el primero en torno a la investigación empírica y controlada de la
psicoterapia (Rogers & Dymond, 1954; Rogers et al., 1967). Estas colaboraciones son de una
importancia especial para un análisis histórico y en clave filosófica sobre las dimensiones
teóricas y meta-teóricas de la propuesta de Rogers en el ámbito de la investigación psicoclínica
desarrollada a partir de 1940.
Tabla 4.
Autores colaboradores en las publicaciones de Carl Rogers
.
% de las
Autor Frecuencias
colaboraciones
Sanford 7,00 6,93
Wood 4,00 3,96
Meador 3,00 2,97
Miller 3,00 2,97
Bennett 2,00 1,98
Bowen 2,00 1,98
Dymond 2,00 1,98
Freiberg 2,00 1,98
Holdstock 2,00 1,98
May 2,00 1,98
Rablen 2,00 1,98
Ryback 2,00 1,98
Skinner 2,00 1,98
Truax 2,00 1,98
Axline 1,00 1,01
Becker 1,00 1,01
Bergin 1,00 1,01
Bray 1,00 1,01
Brooks 1,00 1,01
Buber 1,00 1,01
Carson 1,00 1,01
Carter 1,00 1,01
Clark 1,00 1,01
Coulson 1,00 1,01
Dicks 1,00 1,01
Driver 1,00 1,01
Elliott 1,00 1,01
Farson 1,00 1,01
Fillmore 1,00 1,01
Fuchs 1,00 1,01
Gendlin 1,00 1,01
Gordon 1,00 1,01
Grummon 1,00 1,01
Hart 1,00 1,01
Heppner 1,00 1,01
Hildreth 1,00 1,01
Hilgard 1,00 1,01
Hill-Hain 1,00 1,01
Hiltner 1,00 1,01
Jennings 1,00 1,01
Kell 1,00 1,01
Kelly 1,00 1,01
Kiesler 1,00 1,01
Kinger 1,00 1,01
Lee 1,00 1,01
Lewis 1,00 1,01
Lyon 1,00 1,01
Malcolm 1,00 1,01
Marquis 1,00 1,01
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Conclusiones
A partir del establecimiento del índice y de los análisis básicos realizados en torno a él,
podemos establecer ciertas conclusiones, la mayoría de ellas historiográficas. En primer lugar,
los índices y bibliografías sobre la obra de Carl Rogers disponibles hasta el momento están
incompletos, lo que representa un obstáculo para el rastreo y la búsqueda de fuentes primarias
para cualquier estudio histórico sobre el autor. En segundo lugar, el índice establecido por
nosotros como base para el presente trabajo y que se describió y analizó sería hasta el momento
el documento disponible más completo confeccionado sobre la obra editada y los manuscritos
de Carl Rogers, al menos en los idiomas español e inglés.
Con todo, no se descarta la existencia de otras fuentes primarias escritas del autor, no incluidas
aquí. Por el contrario, esta posibilidad se admite como prácticamente inevitable. Pero admitido
esto dos puntos deben ser reconocidos: considerando lo exhaustivo de los catálogos
consultados (en particular el de la Library of Congress), factiblemente estas fuentes no
incluidas en nuestro índice no sean documentos científicos (artículos, manuscritos,
presentaciones a congresos, comunicaciones orales) sino literatura gris (diarios personales,
cartas, borradores) que no pertenecen al corpus principal de la producción del autor y que, por
su naturaleza, no avanzan hipótesis o contenidos con pretensión de cientificidad. En segundo
lugar, aquella exhaustividad de los catálogos garantiza que el corpus analizado sea adecuado
para, cuanto menos, iniciar un rastreo sistemático de las fuentes consideradas relevantes para
un análisis histórico-epistemológico, que de hecho es nuestro objetivo general. Finalmente, y
acerca de las limitaciones del índice y de nuestro análisis, se contempla la eventual inclusión
de fuentes faltantes en caso de hallarlas.
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Actas del Encuentro Argentino de Historia de la
Psiquiatria, la Psicologia y el Psicoanalisis, volumen 20
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también llegan al país dos universitarias de Europa: Petrona Eyle (Zurich, 1891, quien revalida
su título en la Universidad de Buenos Aires en 1893) y Rosa Pavlovsky (Paris, 1891; también
solicitada la reválida de su título en el Universidad de Buenos Aires); y una Chilena Margarita
Práxedes Muñoz (1895). Entre 1902 y 1903 se gradúan: Bárbara Mauthe de Ymaz, Lola Ubeda
y Teresa Ratto (Sanchez, Provenzano, Pérgola; 2015).
La sexta mujer en cursar y recibirse de médica en la Universidad de Buenos Aires fue Julieta
Lanteri (Facultad de Ciencias Médicas, 1906). Fue la primera egresada del Colegio Nacional
de La Plata y tras recibirse de farmacéutica en 1898 optó por estudiar medicina, a lo cual pudo
acceder a través de un permiso especial del Dr. Leopoldo Montes de Oca (González, 2014).
Junto a Cecilia Grierson fundó la Asociación Universitaria Argentina y en 1910 organizaron el
Primer Congreso Femenino Internacional de la República Argentina con sede en Buenos Aires
(Sosa de Newton, 1986).
Finalmente, entre 1908 y 1910 se recibieron de médica seis mujeres más: Irma Vertúa, Fanny
V. Bach Borchardt, Adelcira Agostini, Antonia Freuler, María Julieta Becker y Adela
Zauchinger (Sanchez, Provenzano, Pérgola; 2015).
Las primeras mujeres graduadas en otras carreras de la Universidad de Buenos Aires llegarán
recién después de 1910: Cecilia Tapias (Derecho, 1911); Juana Guillermina Dickman y Axa y
Lía Acevedo (Ciencias Naturales, 1912); Elisa B. Bachoffen (Ingeniería, 1918); Ángela
Bernasconi (Ciencias Económicas, 1919); Finlandia Elisa Pizzul (Arquitectura, 1927)
(Gonzales, 2014).
Al mismo tiempo que las primeras mujeres egresaban de la Universidad, algunos espacios
comenzaban a contener esta demanda. Con la creación de la Facultad de Filosofía y Letras
(1896) se permitió a las maestras normales matricularse con el único requisito de su título,
ofreciendo la orientación en tres carreras: historia, literatura y filosofía. En la primera
promoción (1901) de un total de nueve graduados, cuatro fueron mujeres: Elvira y Ernestina
Lopez, María Atilia Canetti y Ana Mauthe (Rossi, Falcone, Kirsch; 2005).
La creación del Curso de Visitadoras de Higiene Social fue también un hito en este sentido.
Impulsado en 1924 por el Dr. Manuel V. Carbonell, entonces profesor titular del Instituto y de
la Cátedra de Higiene de la Facultad de Ciencias Médicas, su propósito era la prevención y
extinción de las enfermedades. Las Visitadoras se conforman, así como nexo entre el problema
médico y el social. Los requisitos generales para el ingreso exigían el pago del derecho de
inscripción, contar con una edad entre 20 y 40 años, certificado de educación primaria completa
(o de “instrucción general satisfactoria”, de buena salud y de buena conducta) (Rossi, Falcone,
Kirsch; 2005).
Finalmente, la creación de la Carrera de Asistentes Sociales del Museo Social Argentino es
otro evento importante a resaltar en este contexto. El proyecto de creación de un Servicio de
Visitadoras y Asistentes Sociales, logró su aprobación en diciembre de 1929 bajo la dirección
del Dr. Alberto Zwanck al mismo tiempo que se producía la unión del Museo con la
Universidad de Buenos Aires. La escuela reconocía como antecedente la creación de la Escuela
de Visitadoras de Higiene, aunque con un perfil diferente estrechamente ligado a factores
morales. Los requisitos de inscripción eran ser mayor de 18 años, tener un certificado de
conducta firmado por dos personas de responsabilidad y haber completado el ciclo primario.
El primer curso dictado en 1930 tuvo 58 inscriptos, de los cuales 35 fueron mujeres (Rossi,
Falcone, Kirsch; 2005).
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“Estudios sobre niños débiles ante la educación” en la sección educación, letras, artes e
industria y dos proposiciones “Enseñanza de la historia” y “Modificaciones al código civil
argentino” en la sección derecho. En el caso de la Dra. Lanteri presentó una Proposición sobre
el tema “Prostitución” en la sección sociología.
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Si bien la mayoría de los trabajos quedó en manos de otras participantes, la sesión de clausura
estuvo presidida por la Dra. Cecilia Grierson. Quien sintetizó los lineamientos principales que
atravesaron el sentido de este Congreso: “(..) este Congreso, que es un alto exponente de la
capacidad de la mujer pensante” y la modalidad utilizada para llevar acabo los intercambios:
“(..) los debates han sido libres y llevados en forma parlamentaria (..)”. Como así también el
sentido final de la realización del mismo: “(..) este congreso (..) exclusivamente “feminista”,
es decir, buscando el adelanto de la mujer”; “(..) aspiramos mejorar la condición de la
mujer”.
A modo de cierre:
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Fuentes originales
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cargo entre junio de ese año y febrero de 1906, cuando fue convocado por Joaquín V. González para
organizar y dirigir la Sección Pedagógica anexa a la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la
UNLP. Los artículos analizados en este trabajo corresponden a la etapa previa a su llegada a esta
institución. El primero de ellos está fechado en 1890, dos meses después de su llegada a San Juan, y el
último de ellos en enero de 1906, unos meses ante de su partida para La Plata.
Para el ordenamiento del material, en la medida que el archivo aún no tiene una lógica coherente
y se caracteriza por la heterogeneidad y por la carencia de un hilo conductor, se siguió el criterio del
ordenamiento cronológico a partir de la confección de un cuadro de clasificación de los artículos
(Bossié, 2008). En este se consignaron una serie de datos que incluyeron nombre de la publicación (en
los casos en los que se pudo establecer), fecha, lugar, nombre del artículo, inclusión o no de su nombre
como autor o uso de seudónimos, tipo de artículo (cartas enviadas a los diarios, artículos, comentarios
de obras, discursos y conferencias, extractos de libros) y temas abordados.
La expansión y la consolidación de la prensa como actor social
El período al que pertenecen los artículos analizados se caracteriza por la expansión de un nuevo
espacio cultural, que vino a sumarse a la cultura letrada: la prensa escrita. “El número de títulos, la
variedad de los mismos, las cantidades de ejemplares impresos acreditan para la prensa argentina de
esos años la movilidad de una onda expansiva casi sin paralelo en el mundo contemporáneo... (Prieto,
1988, p. 9). Las fuentes que relevan la situación de la prensa en Argentina entre 1877 y 1895 dan cuenta
de este crecimiento exponencial que ubica a nuestro país entre aquellos con el promedio más alto de
diarios por habitante (Prieto, 1998; Zimmermann, 1998). Junto con el incremento del número de
ejemplares editados resulta relevante durante este período la variedad de títulos y de contenidos, lo cual
incluía diarios, semanarios, revistas de aparición semanal o mensual; órganos de información general,
políticos, humorísticos, religiosos, profesionales, etc. Este proceso que tiene como centro
incuestionable la ciudad de Buenos Aires también se da en el interior del país, donde los diarios
representaban y satisfacían una compleja red de intereses regionales 4 (Graciano, 2013; Pasolini, 2013;
Prieto, 1988).
Esta expansión de la prensa se dio a la par de su consolidación como actor social. La sociología,
las ciencias políticas, la historia, entre otras, han dado cuenta de su intervención en el campo político y
cultural en la medida que ha tenido un rol ineludible en la construcción de representaciones en las
sociedades modernas. El medio gráfico es considerado como actor político en tanto que
es capaz de afectar el proceso de toma de decisiones en el sistema político (…) El periódico pone
en acción su capacidad para afectar el comportamiento de ciertos actores (…) influye sobre el
gobierno, pero también sobre los partidos políticos, los grupos de interés, los movimientos
sociales, los componentes de su audiencia. (Borrat, 1989, p. 67).
Al mismo tiempo, entendida como un espacio de producción cultural, la prensa participa
activamente como promotora de saberes, valores, normas, y también de criterios relativos al gusto, las
costumbres y los modos de sociabilidad que de dan forma a la vida social (Kircher, 2005).
De este carácter deriva, en parte, su relevancia como objeto histórico, en la medida que constituye
un vehículo de discursos y prácticas culturales, expresiones de un espacio de sociabilidad determinado
en el que se destacan temas, significaciones, acciones, y también, actores privilegiados que se autorizan
y son autorizados en esta proyección al espacio público.
Los artículos
Como se mencionó, Mercante, con 20 años, aceptó el cargo de regente de la Escuela Normal de
San Juan. Del período durante el que vive en esta ciudad constan en el archivo 21 artículos publicados
4
Para dar un ejemplo, el censo realizado en la provincia de Buenos Aires de 1895 da cuenta de 84 diarios y
periódicos que se editaban en el territorio bonaerense. Para el año 1907 ya se registran 229 (Salas, 1908).
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en La Unión y La Libertad, ambos de corta existencia, el primero editado entre 1886 y 1901 y el
segundo entre 1893 y 1895, y La Tribuna.
Siguiendo el criterio ya planteado, fueron analizados 11, uno de los cuales consiste en un discurso
pronunciado por el autor en el teatro Los Andes 5. 3 salieron en La Libertad, 2 en La Unión y 1 en La
Tribuna. De los restantes 5 no se ha podido establecer el diario en que fueron publicados, sólo constan
la fecha y el lugar.
Durante el período en que Mercante fue director de la Escuela Normal Mixta de Mercedes publicó
artículos en los siguientes diarios locales: El Orden, matutino fundado en 1894, de interés general, con
una tirada de 700 ejemplares; La Ley, matutino que sostenía los principios de la Unión Cívica Radical
y que publicaba 900 ejemplares diarios y El Siglo, matutino político, literario y de interés general
fundado en 1904, con una tiraje de 800 ejemplares (Salas, 1908). Uno de los artículos posiblemente
haya salido en el diario Buenos Aires de La Plata. Finalmente, constan 3 publicaciones en dos diarios
nacionales, La Nación y La Vanguardia, este último fundado en 1894, órgano de difusión del Partido
Socialista (Buonuome, 2015).
En total en el Archivo constan 34 publicaciones de este período. Se tuvieron en cuenta 13, de los
cuales 9 son discursos o conferencias. 3 han sido publicados en El Orden y 1 en La Ley. De los que
aparecieron en diarios nacionales, se tendrán en cuenta 2 (1 de ellos replicado en El Provincial, del que
no se ha podido conocer el lugar de edición). Finalmente, se desconoce a qué publicación corresponden
6 artículos aunque sí figuran la fecha y el lugar.
Cabe aclarar que sólo se han contemplado en este trabajo aquellas publicaciones respecto de las
cuales se ha podido establecer que son de la autoría del pedagogo. En algunos casos no consta el nombre
impreso y, o bien están firmados con el seudónimo “Blondel”, o bien no consta la autoría y, en
ocasiones, figura agregada la firma manuscrita del autor, posiblemente de su puño y letra. Para el primer
caso, es el mismo Mercante en Una vida realizada (1944) quien afirma haber publicado artículos con
el seudónimo mencionado en periódicos sanjuaninos. Para los otros dos casos, se ha incluido como
material de consulta un documento mecanografiado confeccionado por Whérfield Salinas 6 que forma
parte del Archivo y que lleva por título “Artículos publicados por Mercante”. Allí, en un listado, figuran
como de su autoría algunos de estos artículos que carecen de firma impresa.
Los temas
En los artículos analizados pueden identificarse, claro que no exclusivamente, dos temáticas
recurrentes, íntimamente relacionadas entre sí. En primer lugar, con mayor o menor extensión, el rol de
la educación. Sólo para nombrar algunos ejemplos, en el discurso “Sociabilidad Sudamericana” plantea
que es “…el talismán secreto que agiganta la fuerza de las naciones…” (Mercante, s/d, 1891, párr. 29).
Así mismo, en el discurso de entrega de diplomas de la Escuela Normal Mixta de Mercedes (Mercante,
s/d, 1896) establece que
el espíritu industrial y especulativo de nuestro siglo ha desarrollado tendencias utilitaristas que
nos nos (sic) han llevado a los puntos extremados del egoísmo… Una fuerza puede extirpar los
tumores e iluminar el camino que conduce a la felicidad…es la educación. (párr. 17).
Agrega que esta no debe limitarse a desenvolver las aptitudes intelectuales ni a incorporar en la
mente del alumno múltiples conocimientos, “…si no ejercitar todas las actividades de que la naturaleza
5
Si bien los artículos escritos por Mercante para ser publicados podrían considerarse producciones cualitativamente
diferentes a los discursos, en la medida que suponen sus propios objetivos, interlocutores, estilos, etc, en este trabajo se
analizarán de manera indistinta teniendo en cuenta lo que tienen en común: constituirse en material de lectura incluido en
la prensa escrita.
6
Mercante lo nombra en sus memorias como uno de los docentes de la Escuela Normal de Mercedes “…un joven de la
escuela normal de San Juan compenetrado… con los métodos que se habían ensayado allá” (Mercante, 1944, p. 181). Parte
del material que consta en “Los papeles de Mercante” ha sido organizado por él, su firma aparece en algunos comentarios
e índices que acompañan los artículos, las cartas, etc. También figura como presidente del Consejo Directivo de la
Institución Víctor Mercante fundada en Buenos Aires en 1936 (Estatuto, 1936)
34
Actas del Encuentro Argentino de Historia de la
Psiquiatria, la Psicologia y el Psicoanalisis, volumen 20
ha dotado al hombre para que… puedan soportar la lucha con la naturaleza” (párr. 32). En el discurso
pronunciado en la misma instancia dos años después (Mercante, s/d, 1898a) interpela a las graduadas
diciéndoles que “Para ser felices el mundo exige de cada hombre un soldado… el país fía en vosotras
parte de su bienestar y grandeza y vosotros responded formando buenos soldados del progreso” (párr.
24 y 27). Y, unos años después, plantea que la educación ya ha consumado su tarea: “el esfuerzo de la
escuela ha hecho de ellas [las multitudes] masas… concientes, aptas para la vida republicana”
(Mercante, 9 de julio de 1905, párr. 6). Se dirige a los docentes diciendo que es el futuro de esas masas
sobre los que van a obrar y que deben difundir, de la mano de la ciencia, la educación ética y la
instrucción cívica, para un civismo republicano y democrático.
Sobre este telón de fondo general de la educación como herramienta para el progreso, en
diferentes publicaciones aparecen planteados aspectos específicos relativos al ámbito educativo. En
“Caja escolar” (Mercante, 25 de junio de 1892) plantea que la escuela debe hacer que los niños
comprendan la necesidad del capital que, junto con el trabajo y el talento, coadyuvan con la grandeza
de un país y que además, es un incentivo para el trabajo porque los aleja de los vicios. En “Escuela de
minas” (Mercante, 5 de enero de 1892) celebra que no se cierre la escuela de Ingenieros de San Juan:
considera que la ilustración constituye la fuerza y la grandeza de un pueblo y contar con ingenieros
argentinos que se sacrifiquen por el bien de la patria lleva a no tener que depender de los extranjeros.
En “Fines y procedimientos de la educación común” (Mercante, s/d, 1898b) plantea que la escuela de
hoy forma holgazanes que sienten repugnancia por los trabajos físicos, de modo que hay que introducir
el trabajo industrial, que tiene una función moralizadora al darle a los alumnos un oficio, siendo
preferible este, fundamentalmente el trabajo agrario, a otros tipos de actividades físicas como, por
ejemplo, la gimnasia. En “La enseñanza y la evolución” (Mercante, 20 de marzo de 1901) tematiza la
función homogeneizadora de la educación al plantear que cada niño presenta una personalidad que
explica las diferentes aptitudes dentro del aula pero se puede realizar un trabajo de clasificación para
formar grupos semejantes. En “Escuela de retardados” expone su opinión favorable a la creación de
escuelas para niños anormales: “Se impone segregar a aquellos elementos fuera del trazo normal para
beneficio de los equilibrados y más provecho de los irregulares” (Mercante, s/d, 1905, párr. 1) y, por
otro lado, permiten al maestro economizar los esfuerzos que demanda un grupo heterogéneo. En el
discurso de entrega de diplomas de la Escuela Normal Mercedes de 1896 hace alusión a la gratuidad de
la enseñanza como “…un gran paso dado hacia el sistema sociocrático” (s/d, 1896, párr.42). Se refiere
a la misma cuestión en el discurso pronunciado en la misma instancia en 1905 cuando les plantea a los
graduandos que deben secundar el movimiento de los gobiernos promotores de escuelas laicas, gratuitas
y obligatorias. En “La mujer de categoría” (Mercante, 1 de junio de 1892), en un tono irónico,
caracteriza un tipo de mujeres, las “categóricas”, que deben prescindir del saber sobre ciencia y
limitarse a aprender francés y piano, casarse, organizar la casa, etc. Puede leerse aquí entrelíneas la
apuesta por la importancia de una educación inclusiva de la mujer.
En estas precisiones respecto de la cuestión educativa se deja ver una clave de lectura
evolucionista que se encuentra presente en varios de los artículos analizados, lo cual constituye el
segundo tema recurrente que surge de la lectura de las publicaciones. En “La enseñanza y la evolución”
establece que la escuela, debe proveer a “…la adaptación de la ontogenia a los últimos siglos de la
evolución filogenética, [y tiene] la tarea de combatir las malas herencias que por falta de los buenos
hábitos vienen desarrollándose fortuitamente solas…” (Mercante, 20 de marzo de 1901, párr. 15). En
este artículo, Mercante plantea que debe haber alguna ley que guíe el procedimiento de enseñar: “La
genealogía de los conocimientos, la investigación de los principios que guiaron las adquisiciones
humanas, la filogenia del saber… trazan el camino a la metodología encargada de producir evoluciones
ontogenéticas con los artificios de la escuela” (párr. 3). Plantea que, en sus orígenes, el hombre se dirigió
al mundo para satisfacer sus necesidades y, en ese movimiento, fue la observación la que hizo que
surgiera el conocimiento objetivo sobre el mundo. Esto entroniza la observación como punto de partida
evolutivo del conocimiento humano, lo cual tiene como correlato la propuesta de partir siempre de la
observación del alumno como recurso para el conocimiento. Así lo plantea también en “Museos
35
Actas del Encuentro Argentino de Historia de la
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escolares” (Mercante, 1 de mayo de 1893), capítulo de lo que, en ese momento, era un libro en
preparación7. Aquí establece que, pedagógicamente, no puede seguirse una marcha contraria a la de la
evolución de la humanidad sino que hay sistematizar el proceder de la naturaleza, lo cual supone que
hay que fortificar lo que está dispuesto naturalmente, a saber, la observación. Desarrolla aquí una
propuesta de trabajo en el aula que consiste en que los alumnos lleven a clase un objeto y una
composición relativa a él, método basado en la idea de que lo más relevante es la observación de los
hechos. En “Proyecto de programas I” (Mercante, 12 de marzo de 1892), artículo que escribió para
responder a una serie de críticas que se le formularon a los programas por él presentados para las
escuelas primarias sanjuaninas, esgrime, entre otras cosas, que estos se adecúan al sistema educacional
moderno, es decir, de acuerdo con la pedagogía spenceriana (en el sentido de una enseñanza objetiva).
La misma idea, aunque con un matiz diferente, aparece desarrollada en “Educación que no te dejan”
(Mercante, 5 de junio de 1893), una carta dirigida a Herbert Spencer donde se queja de la suposición de
algunos de que la educación debería ocuparse de que el niño aprenda a escribir y multiplicar para
prepararse para el trabajo.
Es necesario desenvolver sistemáticamente las percepciones… si las cosas que nos rodean sirven
más que para hacer dinero, si hay en nosotros facultades distintas de los apetitos sensuales (…) si
los goces (…) de las artes, la poesía, la ciencia y la filosofía tienen alguna importancia para nuestra
felicidad, entonces es conveniente que sea alentada la inclinación de todos los niños a observar
las bellezas de la naturaleza y a estudiar sus fenómenos (…) hay que enseñar a observar. (párr. 8).
7
Museos escolares argentinos y la escuela moderna, publicado en 1893.
36
Actas del Encuentro Argentino de Historia de la
Psiquiatria, la Psicologia y el Psicoanalisis, volumen 20
A su vez, la adopción de la teoría evolucionista supone una consideración relativa a las diferencias
raciales y a las nacionalidades y al papel de la herencia. En “Sociabilidad Sud-americana” (Mercante,
s/d, 1891) plantea que, superada la etapa del coloniaje y la del militarismo, surge una nueva sociedad
en Sud-América, producto de un cambio obligatorio que obedece a las leyes darwinianas: las razas
indígenas, con su vitalidad, y la raza ibérica, civilizada, se combinan siguiendo las leyes de la evolución
que se dirige hacia el progreso. En “Fines y procedimientos de la educación común” (Mercante, s/d,
1898b) plantea que en nuestro país resulta común el gustar de “…aquello que menos magulle los
músculos, por la dosis de sangre indígena que cargan nuestras venas” (párr. 3). Una idea similar aparece
en la conferencia “San Martín” (Mercante, 2 de marzo de 1905) donde hace alusión a “… un millón de
habitantes del territorio, ignorantes y sin disciplina, azuzados por vitalidades atávicas” (párr. 35). En el
discurso de colación de grados en la Escuela Normal de Mercedes (Mercante, s/d, 1903) plantea que los
maestros deben contemplar, entre otras, las diferencias raciales entre los alumnos:
Caras con profundas diferencias étnicas (…) sus antenatos (sic) fueron italianos (…) españoles
(…) ingleses, africanos, tehuelches, guaraníes. ¿Los resultados (…) serán los mismos? ¿No
mostrarán estos niños (…) uno la maravillosa plasticidad del cerebro latino, otro la invencible
torpeza del mulato, la potencia elaboradora del alemán, otro la fija incapacidad del indio, otro el
espíritu eternamente vago del paisano? (párr. 1).
En el discurso pronunciado en la colación de grados en la Escuela Normal de Mercedes dos años
después (Mercante, 9 de julio de 1905) también hace alusión a las cuestiones étnicas cuando les advierte
a los noveles maestros que
la multitud está llena de instintos insatisfechos y deseos inabarcables, la voz de los muertos se oye
salir del fondo de ella y os arroja al rostro un vaho cargado de herencias complicadas y agresiones
irrazonadas que se traducen en un instinto de hostilidad (…) el clamor que sube de ellas tiene
siempre algo de brutal y oscuro. (párr. 23).
En la conferencia publicada en Chivilcoy plantea que la etapa actual es “…la del superhombre,
para diferenciarnos de contemporáneos que el progreso se olvidó matar 10.000 años antes. Cualquiera
de nosotros pone un buen trecho entre ese indígena que hiende la llanura (…) y este caballero tan
cariñoso con sus hijitas” (Mercante, 8 de septiembre de 1905, párr. 67 y 68). En “Pelogía. Estudio del
niño en la escuela” (Mercante, 4 de noviembre de 1892) expone un estudio hecho en 1891 que le
permitió establecer algunos conocimientos sobre la vida psíquica del niño. Establece la importancia de
la consideración de la nacionalidad de los niños para la pedagogía en tanto pudo hallar, por ejemplo,
que los hijos de padres chilenos son más indisciplinados y los de europeos más puntuales y cumplidores.
Finalmente, no sólo el elemento local resulta problemático: en el discurso de colación de grados de la
Escuela Normal de Mercedes (Mercante, s/d, 1896) plantea que “Nuestro país (…) ya siente los efectos
de la contaminación hereditaria. Europa ha trasplantado sus grandezas y también sus miserias” (párr.
16).
Producción científica y cultura
Como se ha podido ver, dos cuestiones ocupan un lugar predominante en los artículos analizados.
Por un lado, el rol de la educación y las precisiones sobre el método, los fines, la organización de la
institución escolar y por otro, la clave evolucionista de lectura en relación a la marcha de la educación,
los cambios sociales y las cuestiones étnicas.
Puede considerarse que ambas temáticas son para Mercante lo suficientemente relevantes como
para hacerlas llegar a un público más amplio, más allá del ámbito estrictamente científico o académico.
Su interés por la difusión de los desarrollos científicos se pone de manifiesto también en otras
actividades desarrolladas por él en esta época y en épocas posteriores, como la organización de
instituciones culturales y la participación en conferencias en diferentes entidades, labor que continuó en
La Plata en el ámbito de la extensión universitaria (Aguinaga, 2015). En cuanto a lo que tiene que ver
estrictamente con la importancia de la prensa escrita para el logro de este objetivo de difusión, además
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Actas del Encuentro Argentino de Historia de la
Psiquiatria, la Psicologia y el Psicoanalisis, volumen 20
de su extensa producción para la divulgación por este medio en sí misma, resulta reveladora la
apreciación que hace de la obra de Mitre, fundador del diario La Nación, en un discurso que con motivo
de su muerte dio en la ciudad de Mercedes (Mercante, 28 de enero de 1906). Entre encomios varios a
su labor, plantea lo siguiente:
Sarmiento creó escuelas. Él fundó diarios. Ambos representaron por igual golpes de muerte a la
barbarie (…) La Nación es una cátedra (…) es una escuela (…) es una tribuna (…) contuvo los
desbandes, orientó fuerzas, formó opiniones, resolvió dificultades, unificó sentimientos, ideas y
aspiraciones… (párr. 9, la cursiva es nuestra).
Aunque hace alusión a un caso particular, no deja de entreverse en estas afirmaciones la
concepción del autor acerca de la función de la prensa escrita.
Ahora ¿por qué Mercante pudo ser una voz relevante para las publicaciones de la época? La
respuesta puede hallarse en su carácter de integrante de la cultura científica (Terán, 2008) en la medida
que sus propuestas teóricas se inscriben en un horizonte epocal de legitimación de las ciencias como
claves de la modernización. Su inclusión en el marco de una nueva cultura letrada que tuvo en la prensa
escrita uno de sus elementos centrales, tiene como condiciones de posibilidad este contexto en el que
progreso y ciencia suponían una estrecha ligazón. Al respecto, resulta ilustrativo un comentario con el
que se introduce la publicación de una carta de Mercante dirigida al comisionado escolar de La Plata
con motivo de la iniciativa de este de fundar una escuela de niños anormales:
La opinión de (…) Mercante (…) es de mayor importancia y reviste verdadera autoridad porque
se trata de uno de los maestros más preparados del país en cuestiones de psicología pedagójica
(sic) (…) habiendo con su obra última sobre la aptitud matemática del niño dádose a conocer
como un hombre de ciencia. (Escuela de retardados. Una carta de Víctor Mercante, s/d, 1905,
párr. 1).8
Lo mismo ocurre con una observación acerca de una conferencia ofrecida por Mercante en el
teatro Orfeón de Mercedes en homenaje a San Martín: “Mercante es el profundo Mercante, cerebro que
rebosa ideas sólidas (…) es el maestro y es el genio” (San Martín. Conferencia dada por el Sr. Mercante
en el Teatro Orfeón, 2 de marzo de 1905)9.
Resulta evidente, por otro lado, que las temáticas abordadas por Mercante resultan de interés
también para la prensa escrita. ¿Qué vuelve a estos temas tan significativos? Debe tenerse aquí en
cuenta que la escuela cobra particular relevancia en el marco del proyecto político de los gobiernos que
se sucedieron en las últimas décadas del siglo XIX y principios del XX (Puiggros, 2000; Tedesco,
2009). A través de la educación se buscaba
la enseñanza (…) de las habilidades necesarias para cubrir la demanda de mano de obra del
capitalismo hasta la difusión de identidades en clave nacional (…); desde un objetivo civilizatorio
y modernizador, que (…) garantizaba la cohesión social, hasta un anhelo por disciplinar y
expropiar culturalmente a las masas. (Cattaruzza, 2009, p. 29).
La intervención educativa queda articulada al ideal de progreso social que es leído en clave
evolucionista, es decir, regido por leyes naturales, en una combinación compleja entre la idea de la
selección natural operando a nivel social y la creencia en la posibilidad de modificar la herencia a través
de la modificación de las costumbres (Talak, 2010).
Los diarios en los que se publicaron los artículos analizados podrían considerarse portavoces de
esta retórica de la educación como resorte de un progreso anhelado, sostenida desde argumentos
científicos. Como plantea Graciano (2013) “… desde sus inicios, la prensa asumió un carácter faccioso
8
Posiblemente se trate del diario Buenos Aires, fundado en 1893 en la ciudad de La Plata, dirigido por Eduardo della
Croce, a quien está dirigida la carta (Katz, 2004).
9
No resulta posible consignar una referencia más precisa de este comentario. El fragmento correspondiente se encuentra
recortado y pegado a continuación del discurso con un breve texto mecanografiado, posiblemente por W. Salinas (ver nota
al pie V), que dice “Opinó El Orden de esta conferencia”.
38
Actas del Encuentro Argentino de Historia de la
Psiquiatria, la Psicologia y el Psicoanalisis, volumen 20
en el que el contenido de las noticias y la función periodística se subordinó, en el mejor de los casos, a
un ideal pedagógico de educación de la civilidad… (p. 385, la cursiva es nuestra).
Es en este marco que articula gobernabilidad y progreso que se inscribe el encuentro entre el
interés de Mercante por la difusión en el ámbito cultural más amplio de los desarrollos y las propuestas
de la ciencia moderna en general y de la pedagogía en particular, y el de los medios gráficos. Puede
plantearse que la idea del progreso como un proceso en el que se vuelve necesario intervenir, incluyó
como recurso la conformación de un consenso respecto de valores y concepciones que incluyera al
mayor espectro posible a nivel social. La confluencia entre el Mercante divulgador y el interés de los
medios es posible en este horizonte de legitimación necesaria de la intervención educativa como parte
fundamental del proyecto político modernizador.
Conclusiones
El análisis realizado permite poner en evidencia la confluencia entre, por un lado, una delimitación
de temas que resultaron relevantes para Mercante como para ser difundidos como parte de una labor
pedagógica extraescolar entre un público más amplio, y, por otro, la puesta en marcha de mecanismos
de construcción de fundamentos simbólicamente estables en el marco del proceso modernizador, en este
caso desde el ámbito de la prensa escrita, en el que los intelectuales participaron justificando
científicamente los diferentes dispositivos de intervención estatal.
Queda pendiente para futuros trabajos, en primer lugar, un abordaje que puntualice los rasgos
singulares, si es que los hubo, que adquirieron los medios de comunicación del interior del país. En
segundo lugar, la consideración de aspectos más específicos acerca de cuestiones abordadas aquí en
términos generales, por ejemplo, la especificidad de la concepción evolucionista de Mercante, habida
cuenta de la complejidad y heterogeneidad que adquirió la recepción de esta teoría en nuestro medio.
Y, finalmente, un análisis de los artículos no incorporados en este trabajo que pueden echar luz sobre
aspectos no contemplados aquí o llevar a nuevas conclusiones.
Referencias
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de discípulos. Memorias del 5to Congreso Internacional de Investigación, Facultad de
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21.
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329-338).
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historia del movimiento obrero y la izquierda (6), 11-30.
Cattaruzza, A. (2009). Historia de la Argentina (1916-1925). Buenos Aires: Siglo XXI.
Dagfal, A. (2010). Víctor Mercante en San Juan (1890-1894). Actas del II Congreso Internacional de
Investigación y Práctica Profesional en Psicología XVII Jornadas de Investigación Sexto
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Psiquiatria, la Psicologia y el Psicoanalisis, volumen 20
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Mercante, V. (10 de diciembre de 1891b). Discusión sobre el darwinismo. La Libertad, s/d.
Mercante, V. (s/d, 1891). Sociabilidad Sudamericana. S/d, s/d.
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Mercante, V. (12 de marzo de 1892). Proyecto de programas I. S/d, s/d
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Mercante, V. (1 de mayo de 1893). Museos escolares. La Tribuna, s/d
Mercante, V. (5 de junio de 1893). Educación que no te dejan. La Libertad, s/d
Mercante, V. (27 de agosto de 1894). Escuela Normal de Profesores. La Nación, s/d
Mercante, V. (s/d, 1894). Discurso de colación de grados de la Escuela Normal Mixta de Mercedes. S/d,
s/d.
Mercante, V. (s/d, 1896). Discurso de entrega de diplomas de la Escuela Normal Mixta de Mercedes.
S/d, s/d.
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S/d, s/d.
Mercante, V. (s/d, 1898b). Fines y procedimientos de la educación común. La Vanguardia, s/d
Mercante, V. (20 de marzo de 1901a). La enseñanza y la evolución. El Orden, s/d
Mercante, V. (13 de noviembre de 1901). Centro Liberal. La conferencia inaugural. La Ley, s/d.
Mercante, V. (s/d, 1903). Discurso de colación de grados en la Escuela Normal de Mercedes. S/d, s/d.
Mercante, V. (2 de marzo de 1905). San Martín. Conferencia dada por el Sr. Mercante en el Teatro
Orfeón. S/d, s/d
Mercante, V. (9 de julio de 1905). Discurso de entrega de diplomas de la Escuela Normal Mixta de
Mercedes. El Orden, s/d.
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Resumen:
Revisar el recorrido intelectual de Oscar Masotta como ensayista, filósofo, escritor, crítico de
arte, etc. reconstruye un itinerario que, desde los años 50 hasta los 70, va desde la crítica
literaria, sus intereses por la filosofía, el arte pop, la historieta, su iniciación en la
fenomenología, y su pasaje por el existencialismo hasta arribar al estructuralismo. Es desde
este itinerario que me propongo reflexionar sobre las peculiaridades que adopta el psicoanálisis
lacaniano y la obra de Lacan, en el contexto argentino. El eje central de este trabajo gira
alrededor del siguiente interrogante: cuánto de la trascendencia que adquiere el psicoanálisis
lacaniano en nuestro país, proviene de la intelectualidad argentina reunida alrededor del arte,
la poesía, la literatura y la filosofía y cuanto a los grupos ligados a la ciencia en general y la
ciencia médica en particular, que se podrían englobar dentro de lo que podríamos llamar
“discurso universitario”. Para ello se hará una introducción analizando la escena intelectual de
Buenos Aires, en las décadas del 50, 60 y 70, época en que se torna relevante la figura de Oscar
Masotta y la fundación de la Escuela (EFBA), sus intercambios con Pichón Riviere, y la
propagación en Buenos Aires del modelo de enseñanza de Freud y Lacan.
Palabras-claves: Psicoanálisis, Universidad, Argentina, Masotta, Enseñanza
Introducción: Oscar Masotta: Sus inicios ligados a la crítica literaria y el arte pop.
La evolución.
Oscar Masotta estuvo inicialmente conectado con el llamado “Grupo Contorno” que publica la
revista con el mismo nombre, en la década del 50 10. La revista Contorno, en la que escribían
entre otros Masotta, Sebreli, David Viñas y su hermano Ismael, Noe Jitrix, Adolfo Pietro y
Ramon Alcalde estuvo dedicada especialmente al análisis y la crítica literaria. El grupo se
nuclea inicialmente alrededor de la figura de Roberto Arlt y otros escritores de vanguardia; al
respecto, son varios los artículos que escribe Masotta, entre 1958 y 1959, que darán origen a
su libro Sexo y Traición en Roberto Arlt, en 1965.
Recordemos el panorama intelectual argentino de los años 50: los hermanos Viñas, Sebreli,
Rozitcher, Ramon Alcalde, entre otros, pertenecían al grupo Althusseriano, que desde la
revistas Contorno y Sur (dirigida por Victoria Ocampo), parten del existencialismo de Jean P.
Sartre, y culminan en la creación del Instituto Di Tella, que en 1962, muda sus oficinas a la
Plaza San Martín.
Es conocido el influjo que este grupo recibía de la revista Les temps modernes, dirigida por
Jean P. Sartre, adhiriendo a una izquierda que denunciaba los totalitarismos y revisaba el
marxismo, en lo que se llamó “resistencia parisina”. Los antecedentes de Contorno habían sido
la revista Centro (vocero de la Facultad de Filosofía y Letras, 1951), lugar de expresión de
jóvenes intelectuales, e Imago Mundi (Carlos Correas, Juan José Sebreli, Oscar Masotta).
10
Revista Contorno, 1953.
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11
Germán L. Garcia. Jornadas “Las marcas de Oscar Masotta”, 26-8-2000 y 9-9-2000, Centro de Estudiantes de
Facultad de Psicología. Universidad de Buenos Aires. Inédito.
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Actas del Encuentro Argentino de Historia de la
Psiquiatria, la Psicologia y el Psicoanalisis, volumen 20
de Freud que será posible hacer a partir de la obra de Jacques Lacan delimita un punto
de partida preciso y una pertinencia histórica singular” 12
La frase subrayada por nosotros “en un momento en que los estudios freudianos parecerán
perder aliento” nos viene muy bien a los propósitos del presente trabajo. Interpretamos, en esa
frase, la crítica solapada al psicoanálisis de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA),
fundada en Buenos Aires, en 1942. Sobre los fundamentos de esta interpretación me ocuparé
extensamente en el siguiente apartado.
Como consecuencia de toda esta actividad Masotta funda, en 1974, la Escuela Freudiana de
Buenos Aires (EFBA):
“Fundación de la Escuela Freudiana de Buenos Aires. Como el psicoanalista, la
reunión en grupos de psicoanalistas solo depende de sí misma. Cuando el grupo,
además se nombra. A saber se otorga nombre a sí mismo, entonces, se funda [….] Los
abajo nombrados instituyen13 […] un proyecto abierto de investigación y práctica
precisa, el psicoanálisis (…) Ahora somos además un instituto de psicoanálisis […]. 14
Discusión: Masotta: ¿un outsider? discusión psicoanálisis-universidad y acerca de
la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA)
En este contexto me pregunto: ¿qué significó la fundación, por parte de Oscar Masotta de la
EFBA, al momento de pensar la legitimación de los primeros psicoanalistas lacanianos?
Propongo pensar esta fundación sobre el fondo de la relación entre los psicoanalistas y la
universidad, así como también no dejar de interrogar el lugar que ocupó la APA en la formación
de los analistas, por entonces.
En cuanto a la universidad, la relación de Masotta ha sido indudablemente ambigua. Masotta
pasa por la universidad como alumno y publica en las diversas revistas vinculadas, tanto al
Centro de Estudiantes como a la Revista de la Universidad (RUBA), fue becario y docente
libre. Abandona sus estudios de filosofía y sin embargo, conserva por un tiempo un cargo de
investigador en la UBA del cual es expulsado con el golpe militar del 55.
El mismo equívoco puede plantearse respecto de la relación de Masotta con la APA, única
institución autorizada para la enseñanza oficial del psicoanálisis, desde su creación, en 1942.
Resulta significativo que Masotta pronuncie su primera charla pública sobre Lacan, en el
Instituto de Psicología Social, que deliberadamente, Pichón, monta por fuera de la APA.
Masotta ofrece, en esta sede, su conferencia “Jacques Lacan o el inconsciente en la filosofía”,
el 12 de marzo de 1964, no sólo fuera de la APA, sino también hay que decirlo, por fuera de
toda institución académico-universitaria. Dicha conferencia, publicada íntegramente al año
12
Cuadernos Sigmund Freud, 1, Nueva Visión, 1971.
13
En pagina 11-12 de los Cuadernos Sigmund Freud bajo el título Fundación de la Escuela de Buenos Aires, dice
en texto completo: “Los abajo nombrados instituyen, con la única solvencia del reconocimiento del futuro trabajo
recíproco, un proyecto abierto de investigación y práctica precisa, el psicoanálisis. Lo hacen con sus firmas: Javier
Aramburu, Samuel Basz, Adolfo Berenstein, Jorge Chamorro, Juan Carlos Cosentino, Benjamín Domb, Norberto
Ferreyra, German Leopoldo García, Sara Lea Glasman, Hugo Levin, Gerardo Maeso, Oscar Masotta, Ricardo
Nepomiachi, Luis Peyceré, Norberto Rabinovich, Evaristo Ramos, Oscar Sawicke, Isidoro Vegh, David Yemat.
Buenos Aires, viernes 28 de junio de 1974”. Se ha reproducido el fragmento de modo completo por su valor
instituyente.
14
Oscar Masotta, Cuadernos Sigmund Freud, 4, Bs. As. Nueva Visión, 1974. Jornadas S. Freud. Acta de
Fundación de la EFBA
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Actas del Encuentro Argentino de Historia de la
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De acuerdo con lo que venimos sosteniendo aparecen amalgamados una vez más y esta vez en
la figura de Pichón la literatura y el arte con el psicoanálisis en sus comienzos. 17
Si buscamos en Freud encontramos debates similares, tanto Historia del movimiento
psicoanalítico (1914), como La enseñanza del psicoanálisis en la Universidad (1919) y
Análisis profano (1926), son muestras acabadas de los mismos argumentos. En el primero de
estos trabajos, Freud señala que a su alrededor se congregaba un grupo de médicos, personas
15
Evaristo Ramos, testimonio inédito en Jornadas “Las marcas de Oscar Masotta”, 26-8-2000 y 9-9-2000, Centro
de Estudiantes de Facultad de Psicología. Universidad de Buenos Aires.
16
Extractado de la Revista Actualidad Psicológica, número 12, diciembre de 1975. El artículo, en forma de
entrevista fue escrito por Pichón Riviere en base a un cuestionario previo.
17
Isidoro Vegh da testimonio de la relación entre Masotta y Pichon del siguiente modo: “Masotta asiste a la
presentación del texto de Politzer, y también a algunos cursos en la casa de Pichon y es ahí cuando en su
biblioteca encuentra un libro en francés de un psicoanalista que comenzaba a hacerse escuchar: J. Lacan”17
Cuenta también que “en el número 4 de los Cuadernos Sigmund Freud se retiraron todos los miembros del comité
de redacción, quedamos solo Oscar y yo como directores de los cuadernos. Coincidió eso con el hecho de ese
número decidimos legar cuadernos a la recién fundada EFBA” (Jornadas “Las marcas de Oscar Masotta”, 26-8-
2000 y 9-9-2000, Centro de Estudiantes de Facultad de Psicología. Universidad de Buenos Aires. Inédito.
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Actas del Encuentro Argentino de Historia de la
Psiquiatria, la Psicologia y el Psicoanalisis, volumen 20
cultas como escritores, artistas, etc. por lo que considera que el psicoanálisis no puede quedar
reducido al campo de la medicina. En los otros dos artículos se lee la preocupación de Freud
acerca de la transmisión del psicoanálisis y la formación de los analistas. Plantea allí que es
posible la enseñanza en la universidad aun cuando dicha enseñanza tendría un carácter
dogmático-crítico. Agrega que no debería descuidarse la formación por el propio análisis y las
sesiones científicas de las sociedades psicoanalíticas. Volvemos a presenciar los mismos
debates cuando Lacan funda la Escuela Freudiana de París al momento de producirse su
excomunión de la IPA (1964).
En consecuencia, volviendo a la pregunta con la que iniciamos este apartado, una educación
paralela, outsider de la universidad, no formal, o más bien informal, sin ostentación de títulos
ni jerarquías, comienza a nuclear a una buena parte de los jóvenes intelectuales de la época,
generando toda una “cultura alternativa” donde el psicoanálisis era sólo un ingrediente más.
Retomando a Germán (1975), coincidimos en afirmar que la escuela, fundada por Masotta
(EFBA), se conforma con restos excluidos del psicoanálisis médico de la APA, intelectuales
de afuera de la universidad, psicólogos inhabilitados jurídicamente para ser analistas, filósofos,
artistas, escritores, y no universitarios en general, etc. 18 Probablemente sea a partir de la EFBA,
que se comienzan a legitimar nuevos espacios de enseñanza que ofrecen aquello que la
universidad escamotea. Así se consagran los llamados “grupos de estudio”, hijos de la época,
que por su profusión e importancia da lugar a la expresión: “universidad en las sombras”.
El mismo Masotta, en las instancias previas a la fundación de la Escuela, dice en el Primer
Congreso Lacaniano (1969):
“no constituimos un cenáculo sino un equipo, un encuentro entre amigos, o mejor una cita
entre amigos, una reunión tentative para leer a Freud”.
Equipo, encuentro entre amigos, una reunión tentative, son palabras que dejan atrás los
requisitos y exigencias, que la APA impuso a la enseñanza y práctica de los analistas. El título
universitario para la formación en la EFBA deja de ser una restricción, se instituye la formación
silvestre y profana, que no hace más que repetir aquel gesto de Lacan, cuando funda la Escuela
Freudiana de París, en 1964. Vuelven los viejos debates, en torno al ejercicio del psicoanálisis
sin titulación médica, que Freud ya había planteado en numerosos trabajos. Es Freud mismo
quién sostiene que, a partir de la apropiación del psicoanálisis por la IPA, este se profesionaliza
y que dicha profesionalización va en desmedro de lo que para él debería ser el psicoanálisis.
El objetivo del grupo de Masotta, con la creación de la Escuela, fue el estudio de la teoría
psicoanalítica, y no se privaban de responder a las críticas sobre su falta de análisis y de
experiencia clínica:
“escandalizará tal vez nuestra falta de experiencia clínica: no la ocultamos, pero en algunos
de nosotros ya no existe, en otros es tan solo momentánea [...] La experiencia clínica se sabe
fundamenta todo derecho a hablar de psicoanálisis. Pero al revés, ningún llamado a lo serio
de la clínica podría ocultar la ignorancia de las dificultades de la teoría”.19
La realidad argentina por los años 1974-1975, fue la que condujo a Masotta al exilio, un año
en Londres y luego en Barcelona, desde donde continúa con la difusión del pensamiento
lacaniano. En 1975, viaja a París, invitado a exponer en la Ecole Freudienne de París; es
nombrado Analista Practicante de la misma, por su contribución a la causa del psicoanálisis
18
También véase ampliación en Perspectivas del Psicoanálisis, Izaguirre, 1993.
19
Cuadernos Sigmund Freud, 4, Buenos Aires: Nueva Visión, 1974.
47
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Psiquiatria, la Psicologia y el Psicoanalisis, volumen 20
20
Isidoro Vegh, en Jornadas “Las marcas de Oscar Masotta”, 26-8-2000 y 9-9-2000, Centro de Estudiantes de
Facultad de Psicología. UBA. Inédito.
21
Respondieron renovando el pacto las siguientes personas: 1. Aidelman, Alberto, 2. Armando, Jacinto, 3. Basz,
Samuel, 4. Bernassi, Anselmo; 5. Berenstein, Adolfo; 6. Cesaroteto, Oscar; 7. Cevasco, Rithee; 8. Chamorro,
Jorge; 9. D Angelo, Rinty; 10. Fernandez, Raul; 11. Ferraro, Graciela; 12. Ferreyra, Norberto; 13. Flescher,
Deborah. 14. García, Germán; 15. Gentili, Norma; 16. Glasman, Sara Lea; 17. Gromadzyn, Mary. 18. Guzman,
Luis; 19. Halfón, Nélida; 20. Ileyassoff, Ricardo; 21. Jinkis, Jorge; 22. Koop, Guillermo; 23. Levin, Hugo; 24.
Lew, Clara; 25. Lopez, Rosalía; 26. Machiavello, Diana; 27. Maeso, Gerardo; 28. Marchilli, Alberto; 29. Musachi,
Graciela; 30. Nepomiachi, Ricardo; 31. Pasqualini, Gerardo; 32. Pinciroli, Roberto; 33. Salafia, Anabel; 34.
Sawicke, Oscar; 35. Suaya, Dulce; 36. Tazedjian, Juan Carlos; 37. Torres, Mónica. En Telegrama “La renovación
del pacto”. Homenaje a O. Masotta. Edit. Paradiso, 1979.
22
La Asociación Psicoanalítica Argentina produjo durante el año 1956 ocho nuevos didactas: David Liberman,
León Grinberg, Mauricio Abadi, E. Garma, F. Cesio, G. Racker, J.M.Mom y Emilio Rodrigué. Fuente: Revista
de Psicoanálisis del año 1956. Véase también “Anotaciones para un psicoanálisis de E. Rodrigué”. Cuadernos S.
Freud, (1), Bs. As., Mayo 1971, p.60
23
“Decir de la Fundación”, publicado en las notas de la Escuela Freudiana de Bs. As., n 3, (Set. 1979), p. 5.
También en “Comentario para la Ecole Freudienne de París sobre la fundación de la Escuela freudiana de Buenos
Aires”, en Ensayos lacanianos. Barcelona, Anagrama, 1976.
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Con respecto a la Universidad, ya entrados los 60, Masotta no vuelve. Pichón no hace ningún
pronunciamiento, ni dicta cursos en la universidad, pero si lo hace uno de sus más cercanos
discípulos. José Bleger, se manifiesta explícitamente a diferencia de su maestro acerca de las
relaciones del psicoanálisis y la universidad, en ocasión de su “Clase inaugural de
Psicoanálisis”, en 1959, para la carrera de psicología creada dos años antes en Rosario 24. Dice
allí que dadas las condiciones establecidas para la formación de analistas, reserva dicha
formación al Instituto de Psicoanálisis, que depende de la APA. La universidad –agrega- solo
podrá dar “una información del psicoanálisis […] que opere al máximo sobre el esquema
referencial del estudiante”, o sea, Bleger restringe claramente la práctica del psicoanálisis a
aquellos que se formen en el Instituto de Psicoanálisis. Años después subraya enfáticamente
(1965) la necesidad de combatir la formación de psicoanalistas silvestres y califica al resto de
actividades de formación como “mercado negro del psicoanálisis” 25.
Reflexiones finales
El recorrido nos mostro las peculiaridades que adopta el psicoanálisis lacaniano en Buenos
Aires al surgir entremezclado con el interés por las artes, la literatura, la filosofía, y alejado de
la ciencia médica y del discurso universitario; peculiaridades, que como hemos mostrado en
trabajos anteriores, no son ajenas a la atmósfera intelectual que rodeaba a Freud y por la cual
el mismo se diferencia de sus contemporáneos (Falcone, 2010).
Indudablemente la fundación de la EFBA, por parte de Masotta, viene a ocupar un lugar
vacante, al momento de ofrecer una alternativa de formación y práctica del psicoanálisis, que
contradice las propuestas sostenidas por los miembros fundadores de la APA (Angel Garma,
Celes Cárcamo, Arnaldo Rascovsky y E. Pichon Riviere), quienes seguían a pie juntillas las
recomendaciones de la IPA. Así como también viene a cubrir el vacío dejado por las instancias
universitarias (tanto en la Facultad de Medicina como en la de Psicología) que impugnaban en
sus fundamentos las enseñanzas de Lacan.
Los debates en cuanto a la formación y práctica de los psicoanalistas, de los que hemos dado
cuenta en este trabajo, no se plantearon solamente entre la APA y la EFBA, sino también al
interior mismo de la APA; motivos ideológicos entremezclados con posturas teóricas
antagónicas provocaron fuertes crisis al interior de la Asociación. Los profesionales rebeldes
reclamaban la recuperación de una ideología revolucionaria, en cuanto al lugar que el
psicoanálisis debía ocupar en la sociedad, y exigían la democratización interna, romper con los
didactas y acceso al voto de los adherentes. Pichón es uno de los primeros que inicia la
dispersión centrífuga sosteniendo que lo social refleja que la realidad es una y no debe
fragmentarse, y Bleger será otro.
Es cierto, que en el transcurso de la década del 50, la APA había iniciado una política de
difusión y expansión. Llevar adelante el primer Congreso Psicoanalítico Latinoamericano
(Buenos Aires, 1956); la visita de Hanna Segal de Londres para dictar un curso completo de
seminarios sobre la obra de Melanie Klein; además de la realización de controles colectivos e
individuales. Estas iniciativas estuvieron acompañadas por la exigencia del título médico para
iniciar la formación en psicoanálisis (desde el aval recibido por E. Jones, en 1942 26), requisito
indeclinable que se extiende hasta 1985, impidiendo a muchos psicólogos el ingreso a la APA.
En este panorama la exigencia de la titulación médica nos parece la razón más importante, que
24
Publicada en Acta Neuropsiquiátrica Argentina, Vol.VI, nº1., mayo 1960, Bs.As. y Rossi, L. (1995) Psicología
Secuencias Instituyentes de una profesión, parte II, cap.4., Eudeba, Bs.As.
25
Bleger, J. (1965) Psicohigiene y Psicología Institucional, Cap.V., p.185 y ss. También consultados Cap.III,
p.109 y 115 y ss.
26
Carta de salutación, Revista de psicoanálisis, 1 (1), 1942.
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da inicio a los debates expuestos, y que culminan con la fundación de la EFBA, que para
Masotta significará una alternativa de formación en psicoanálisis paralela y equidistante a la
APA y la universidad.
Para ir terminando, dejaría planteados algunos interrogantes. Me pregunto ¿qué significaron
las figuras de Pichón y Masotta para el psicoanálisis argentino? Nos preguntamos también
¿Qué rol cumplió la universidad en cuanto a la legitimidad de las prácticas del psicoanálisis?;
otra pregunta: ¿son coincidentes los propósitos de Pichon y de Masotta, respecto de la difusión
del psicoanálisis lacaniano en nuestro país, o son irreconciliables? Algunas de estas preguntas
recorrimos en este trabajo. Ni Pichon, ni la universidad exteriorizaron, en los años 70, algún
interés por el psicoanálisis lacaniano, por el contrario. Uno de los méritos de Oscar Masotta
fue reivindicar la figura de Jacques Lacan y producir una suerte de fascinación por su enseñanza
entre los grupos alternativos a la enseñanza oficial (APA-UBA). En estos grupos alternativos
crece exponencialmente, tanto la figura de Lacan como la lectura de sus seminarios y escritos,
sobre todo entre el público que no proviene de los círculos universitarios. Mancomunados
alrededor del rechazo a las jerarquías conciben al psicoanálisis desde los enigmas más que de
las respuestas y trazan una lógica de enseñanza completamente diferente.
Por último, a riesgo de extender demasiado estas reflexiones finales, intento responder a la
pregunta sobre si los propósitos de Pichón y Masotta son coincidentes o irreconciliables.
Entiendo que las inclinaciones literarias de la juventud de ambos hacen coincidir sus intereses,
pero a medida que sus predilecciones por la formación y práctica de la psicología y el
psicoanálisis se van consolidando se ahondan sus diferencias y las vocaciones se distancian.
Pichón se congrega alrededor de una lógica de consistencias y unidad, que lo acerca más a la
psicología y con ello se desvía irremediablemente del psicoanálisis. Mientras que Masotta, en
plena identificación con Lacan, abre el enigma en esta frase: “alejándose de tensiones
guestálticas y de toda dinámica interna, la intención se abre a un campo de relaciones
lógicas”. Sin duda el movimiento estructuralista que domina la mayoría de las corrientes
intelectuales del siglo XX, influirá por igual, tanto en Pichón como en Masotta, aún cuando los
resultados sean profundamente diferentes.
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Este grupo de interrogantes las agrupamos de acuerdo a lo que Prost (2001) denomina
“el peso de la personalidad”, donde se focaliza la relación íntima del historiador con su objeto
de estudio y se implica su propia identidad. Una pizca de pasión, fuerte apuesta personal,
curiosidad, dolor y placer son el sostén del historiador en su tarea y explican su constancia en
un proyecto.
Además, según el autor forman parte del arraigo personal de las preguntas históricas,
el peso de los compromisos: “Si observamos con detenimiento las cuestiones por las que ellos
se interesan, quizá nos sorprenda el peso de sus compromisos o, por el contrario, su
indiferencia”. Al respecto, explicita la militancia política o la participación religiosa en la
escritura de ciertos historiadores para destacar cómo el interés profesional por desarrollar el
conocimiento en su colectividad suele favorecer el compromiso, aunque esto no sea
generalizable.
Preguntas de interés profesional: Respecto al análisis de esas fuentes: ¿Cuáles son los procesos
de recepción-aceptación o resistencia de teorías extranjeras y/o nativas, y de producción de
conocimientos propios? ¿De qué manera aparecen planteadas las articulaciones
inter/transdisciplinarias?
Respecto a caracterizar a las intervenciones y sus protagonistas ¿En qué se contribuiría
desde aquí para pensar la relación entre historia y memoria? ¿Son las fuentes documentales un
testimonio? ¿De qué? ¿Cuáles son los sentidos respecto al pasado reciente que allí se
conservan, repiten o discuten? ¿Cuáles son las posiciones y perspectivas de los protagonistas
de esas prácticas?
Aquí los cuestionamientos responden a lo que entendemos como “los compromisos con
los grupos profesionales o corporación histórica”, refiere a la influencia que tiene la comunidad
científica para definir orientaciones hacia temas relevantes, perspectivas analíticas y
metodologías. “Es la profesión histórica la que decide que tal o cual historia sea la admisible y
la que determina los criterios de valoración” (Prost, 2001, p. 99)
Preguntas de interés social: ¿Cuáles son las propuestas que surgen para “lidiar” con nuestro
pasado reciente? ¿Cuáles son las intervenciones psicosociales que surgen con ese fin? ¿Cuáles
han sido sus contribuciones para la lectura de procesos relacionados con la memoria de ese
pasado? y ¿Cuáles han sido las acciones reparadoras o preventivas respecto a efectos sobre la
trama social y el sufrimiento provocado por las violencias sobre derechos? ¿A qué demandas
(particulares o institucionales) responden esas propuestas?
Finalmente, reunimos esta serie de preguntas bajo lo que Prost (2001) llama “la
pertinencia social”, en alusión a la “demanda social” ligada al tema y lo que el historiador
puede experimentar “como un sentimiento de utilidad social”, ya que al fin y al cabo los
historiadores “no son ajenos a la sociedad en que viven y no pueden evitar ser hijos de su
tiempo”, destaca el autor “Aunque la relevancia social no funda la pertinencia científica, puede
acompañarla con fortuna” (p. 100).
La discusión como elucidación de categorías: intervenciones psicosociales, memoria y
genocidio
1) Significaciones acerca de la relación entre los términos intervención y psicosocial
Desde una perspectiva psicosocial –de raíz crítica y emergente– el término
intervenciones psicosociales abarca un amplio abanico de prácticas, que incluyen tanto
intervenciones desde el campo psi sobre temas de memoria colectiva y recomposición de
relaciones sociales y violencia de derechos, como así también a las intervenciones psicosociales
“más puras” (originarias del término) y típicas del abordaje comunitario. Ambos tipos de
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me dijo: “tú tuviste la culpa porque no educaste bien a tu hijo... Me dijeron que seguro
los levantaron porque mi hijo llevaba un pantalón camuflado...” (Correa González et al
2017: 5)
Estos autores ofrecen en su libro claves intelectuales y métodos prácticos de su
estrategia de acompañamiento, además respecto a sus fundamentos explicitan a quiénes
ejercieron influencia. Tanto Baró como Dussel (Burton, 2004) son representantes de la filosofía
de la liberación una perspectiva teórica que es referencia común entre los antecedentes
latinoamericanos que abordan temáticas afines.
También, cabe un reconocimiento a las prácticas relacionadas con la memoria colectiva,
un ejemplo es la elevación de santuarios que recuerdan actos violentos de injusticia con el
propósito de “búsqueda de la verdad, la justicia y la reparación integral, el derecho a la no
repetición y la dignificación” (Encizo Betancourt y Mejía Naranjo, 2018: 14). Se trata de actos
humanitarios comunitarios, que incluyen a poblaciones de distintos grupos con características
diversas: etarias, étnicas, sociales y culturales, pertenecientes a territorios donde se ha sufrido
tales actos de violencia, por ejemplo, los actos de paz en Colombia. Pollak (2006) recupera a
los lugares de memoria de Nora (1984) como componentes de la memoria colectiva, y alude al
carácter complejo de esta, en tanto diversidad de procesos y actores que intervienen en su
construcción que a su vez supone conflicto entre memorias (hegemónicas y subyacentes) en
competencia. Los lugares de memoria permiten pensar los anudamientos entre historia y
memoria:
“A diferencia de todos los objetos de la historia, los lugares de memoria no tienen
referentes en la realidad. O más bien, son ellos mismos su propio referente, signos que
envían a sí, signos en estado puro. No es que no tengan contenido, ni presencia física
ni historia; todo lo contrario. Sino eso que hace los lugares de memoria y aquello por
lo que, precisamente, escapan a la historia. Templum: recorte en lo indeterminado de
lo profano –espacio o tiempo, espacio y tiempo- de un circulo al interior del cual todo
cuenta, todo simboliza, todo significa. En este sentido, el lugar de memoria es un lugar
doble; un lugar de exceso encerrado en sí mismo, cerrado en su identidad y recogido
sobre su nombre, pero constantemente abierto en sus significaciones” (Nora, 1984, sd).
2) Historia y memoria. Una relación con anudamientos y desanudamientos
Los estudios sobre el tema describen una intrincada relación entre historia y memoria,
los pasajes de un término a otro por momentos se vuelven confusos, pero no por ello dejan de
ser atrayentes. Se alcanzan a distinguir dos lógicas atravesadas por una diversidad de discursos
sostenidos por grupos profesionales y agentes de distinto orden que participan de batallas por
definir significaciones y capitalizar los posibles usos. La historia, por su parte se ubica en una
lógica académica que intenta aprehender a la memoria como objeto –se da a en la segunda
mitad de los 70 –, mientras que a la memoria se la identifica en el trabajo con el testimonio
(Pollak, 2006), con el protagonista directo, se la liga a la tradición oral, al saber popular. Existen
estudios académicos que abordan la relación entre historia y memoria mostrando sus aristas
(Nora, 1984; Pollak, 2006; Philp, 2007; Cattaruzza, 2012). A continuación se toman con más
detenimiento a dos de estos textos a modo de ejemplo, donde se describe esta relación a partir
del análisis de procesos que articulan historia, memoria y política.
Philp, M. (2007) plantea en su texto una continua interrelación entre historia y memoria,
entendiendo a la primera como la sucesión de acontecimientos y procesos y su correspondiente
interpretación, y a la segunda como construcción social del recuerdo. Es interesante pensar en
la memoria como un objeto de estudio histórico y, específicamente desde los aportes de Philp
55
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(2007), como un recurso para comprender los procesos de legitimación del poder, en el sentido
en que un recuerdo puede ser utilizado a través de operaciones de memoria a favor de un
proyecto político o en contra de otro, al punto de reconocer la construcción de una memoria
dominante.
Alejandro Cattaruzza (2012) realiza una historia de la relación a la que presenta como
un terreno novedoso que es ampliamente transitado. Respecto a su posición, establece que sólo
aquello que la memoria tiene de social la convierte en objeto de investigación histórica; supera
así los debates sobre los límites y diferencias entre la memoria individual y colectiva. Al
respecto cita a Maurice Halbwachs:
“todo recuerdo, por personal que sea, está relacionado con un conjunto de nociones que
no poseemos sólo nosotros, sino con personas, grupos, lugares, fechas, palabras y
formas del lenguaje y también con razonamientos y con ideas, es decir, con toda la vida
material y moral de las sociedades de las que formamos o hemos formado parte”
(Halbwachs en Cattaruzza, 2012: 72).
Afirma que es el “costado social” que exhibe la memoria lo que le da su relevancia
como problema para el historiador. Un análisis que incluye de manera conjunta historia y
memoria tiene como base que tanto los trabajos de la memoria como los del historiador
coinciden en que sus productos son representaciones del pasado, pero sus prácticas de
construcción, sus lógicas y objetivos son distintos. Son discursos diferentes aunque no
alternativos. La construcción histórica se basa en la generación de preguntas-problema y exige
en la búsqueda de respuestas una distancia crítica mientras que la producción de memoria está
eximida de esos planteos, para en cambio fundirse con la espontaneidad y lo vivido (Nora,
1984).
3) La nominación genocidio como analizador. Daños sobre la trama social. Reparaciones y
acciones preventivas.
Se recupera la discusión sobre los procesos ligados al pasado reciente y sus
nominaciones: guerra, genocidio, terrorismo de estado, delitos de lesa humanidad (Duhalde,
1999; Vezzetti, 2001 y Feierstein, 2011 y 2012). Implica anclar en los procesos de significación
que hace a cada una de estas expresiones. En términos comparativos, el genocidio refiere a
procesos de destrucción y reorganización de las relaciones sociales (Feierstein, 2011 y 2012) a
diferencia del de terrorismo de estado, en tanto entendido como situaciones de violencia de
derechos cometidas en forma masiva por el estado pero sobre sujetos particulares (víctimas)
(Feierstein, 2011). A su vez, la conceptualización de genocidio tiene sus efectos en las
definiciones de víctima y memoria; en el caso de víctima, es para retomar el pasaje de víctima
pasiva a sujetos activos, y en el de memoria para aludir al alcance poblacional de la acción
genocida y consiguientes catástrofe social y sufrimiento colectivo (Jelin, 2003).
Estas diferencias también son referentes en las estrategias de intervención para elaborar
o re‑ elaborar las consecuencias, así como prevenir la repetición del terror y su transmisión
intergeneracional (Feierstein, 2011). Existen teorías nativas y extranjeras desde donde se
argumentan conceptualizaciones acerca de: víctimas, procesos ligados al pasado reciente en
Argentina, sentidos y consecuencias que se le atribuye a ese pasado (Feirstein, 2011 y 2012),
por lo que esta categoría se emparenta con la de pasado reciente.
Franco y Levin (2007) señalan que el pasado reciente se ha convertido en “casi un
objeto de culto” para algunas disciplinas y campos de investigación –inclusive con auge en el
terreno estrictamente historiográfico- a lo que se agrega su fuerte presencia en el espacio
público (cine, documentales, artes). Sin embargo, aparece como dificultad el definir un período
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Actas del Encuentro Argentino de Historia de la
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de estudio correspondiente con lo cercano y al mismo tiempo lidiar con la cercanía temporal
de los hechos, lo que puede ser un obstáculo para un estudio histórico. Se advierte acerca de
las complicaciones para construir una mirada distanciada y una interpretación crítica
parcialmente realizable, ante el cuestionamiento de si es posible dejar de lado la empatía con
el dolor del otro, al considerar “la legitimidad que la figura de la víctima y del discurso
testimonial ha adquirido en la escena pública argentina –y esto es inseparable del lugar
simbólico adquirido por los derechos humanos y sus portadores–” (Franco y Levín, 2007: 21).
Aún así, la historia reciente en Argentina es un terreno fértil para la investigación (Jelin, 2003
y Philp, 2007)
Avances: aproximaciones sobre memoria social y pasado reciente.
Cattaruzza (2012) se detiene particularmente en el caso argentino, puntualiza que los
estudios históricos sobre la memoria irrumpieron aquí más tarde –en la segunda mitad de los
90–, y adoptaron características distintas a las de otros países. Al respecto describe algunas
singularidades del proceso local, para este estudio cabe destacar las siguientes:
“(…) la tendencia mayoritaria en la Argentina se inclina a la recolección de fuentes
asociadas a la producción de la memoria y a su utilización en exploraciones históricas
que, en buena parte, toman al período de la dictadura y sus temas –el terrorismo de
Estado, los centros clandestinos de detención, la militancia armada, el exilio, entre
otros– como objeto de análisis. (…) utilizando muy a menudo los procedimientos de la
historia oral y los productos de la literatura de la memoria, intenta explicar algún
aspecto de los años setenta, con una concentración temática y cronológica en la
dictadura que comenzó en 1976” (p. 86)
A lo que se agrega esta otra particularidad en la que repara el autor:
“A pesar de las mediaciones existentes entre el espacio de la historia profesional y su
contexto, queda también claro que los estudios locales sobre estos temas tienen una
carga política más fuerte que en otros ámbitos, (…) ese rasgo es también propio de la
situación argentina, tanto en lo historiográfico como en lo político. (…) los estudios
históricos sobre la memoria y otras especialidades cercanas suelen ser un sector donde
el costado político de la tarea del historiador no es eludido y, en cambio, es corriente
que se lo asuma con cierta intensidad” (pp. 87-88)
Desde su perspectiva analítica, Cattaruzza (2012) registra en el vínculo entre historia y
memoria variadas luchas entre actores múltiples, heterogéneos y dispersos, que actúan dentro
de procesos largos y polifacéticos, sin arribar a resultados definitivos para los conflictos
dispersos y cambiantes que se presentan y de la que participan distintos grupos profesionales
y agencias estatales, donde se lucha por construir, hacer circular e imponer representaciones
colectivas del pasado. A manera de síntesis, se puede afirmar que existen múltiples maneras de
entender la relación entre historia y memoria. El tema demarca una zona de entrecruzamientos
entre disciplinas (historia, psicología, sociología, filosofía) con mucho potencial.
La elección de prácticas sobre secuelas del genocidio permite trabajar sobre una
problemática social prominente dentro de la historia reciente de Argentina, además del
reconocimiento de un hacer sobre cuestiones relevantes en tanto objetos de estudio y de
intervención psicosocial (Duhalde, 2009). Se repara en procesos sobre memoria colectiva y
recomposición de relaciones sociales ante la violencia sufrida sobre los derechos, es decir en
las búsquedas de reparación ante el horror.
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Resumen:
En este trabajo se analizan las primeras actividades universitarias dirigidas a la formación
técnica de mujeres que fueron planteadas en la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad
de Buenos Aires como curso de capacitación no profesional. Se intenta vincular esta formación
con los antecedentes de los primeros proyectos de extensión universitaria, considerando que
los mismos tenían la intención de formar y capacitar a las trabajadoras y trabajadores. Se
analiza la tensión establecida entre los distintos actores del ámbito de la salud por constituirse
en representantes del cuidado del parto. Se intentará identificar el paso del oficio no regulado
de la actividad de las parteras al instituido y reglamentado por el discurso médico como una
tarea auxiliar de la medicina.
Palabras-claves: historia; parteras; extensión; universidad.
La tarea y las técnicas vinculadas a ayudar el parto son tan antiguas como la historia de la
humanidad, y el lugar que tenía la mujer allí se extiende a tiempos inmemoriales. La práctica
obstétrica que estaba antiguamente asignada a las curanderas y las comadronas, poco a poco
en el mundo y en Argentina, sufrió un proceso de profesionalización del cual fueron relegadas
las mujeres. Como veremos en el recorrido de este trabajo, las mujeres fueron excluidas de los
altos cargos docentes en las Maternidades desde el tiempo de la Colonia, ocupando un lugar de
auxiliares.
Un ejemplo claro de ello fue el de Cecilia Grierson (primera médica argentina graduada en
1889) quien, a pesar de ser la única en presentarse a un concurso como profesora suplente en
1894 en la cátedra de Obstetricia en la Escuela de parteras, no pudo obtener el cargo y el mismo
fue declarado vacante. Tal como ella señala: “No era posible que a la primera que tuvo la
audacia de obtener en nuestro país el título de médico-cirujano se ofreciera alguna vez la
oportunidad de ser médico jefe de sala, directora de algún hospital, (…) o se le permitiera ser
profesora de la Universidad. Fue únicamente a causa de mi condición de mujer, que el jurado,
dio un extraño y único fallo”. (Grierson, 1916, p. 59).
En un trabajo previo nos ocupamos de la incidencia que tuvo la Reforma Universitaria en la
profesionalización de la mujer. Uno de los puntos conclusivos a los que arribamos es el escaso
número de mujeres egresadas, previo a la reforma. (Navarlaz, V., López G., 2018, p. 1) Número
que creció exponencialmente a partir de 1918. En la carrera con mayor número de egresados,
Medicina, localizamos un número muy bajo de mujeres que egresan, 171 en total, entre 1889
y 1940, comparativamente con respecto a los egresados hombres, 9523 médicos varones.
(Informe estadístico preliminar sobre alumnos ingresados y egresados a la UBA, 1958). Sin
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Actas del Encuentro Argentino de Historia de la
Psiquiatria, la Psicologia y el Psicoanalisis, volumen 20
embargo, allí hay un dato que se destaca, el gran número de egresadas parteras, 967 mujeres,
en ese mismo período.
El curso de Partos que brindaba a las mujeres el conocimiento práctico requerido para recibir
el título de partera, fue desde los comienzos de su legitimación - ya en tiempos de la
Independencia- una formación menor, supeditada a la carrera médica; y esto continúo siendo
así muchos años después de fundada la Universidad de Buenos Aires. Es, por la importancia
significativa que ha tenido dentro de la formación pre profesional de mujeres como auxiliares
de la medicina, que se hace necesario historiar la formación de parteras, para recorrer los
antecedentes de los cursos, que estamos aquí considerando también antecedentes de la
Extensión Universitaria.
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Actas del Encuentro Argentino de Historia de la
Psiquiatria, la Psicologia y el Psicoanalisis, volumen 20
condición obligatoria, asistir a esos cursos. En el caso de que se realizara, una práctica médica
ilegal; como podía ser el caso de las parteras no autorizadas, se corría el riesgo de ir a la cárcel
o ser inhabilitada. (Martín, 2018).
El primer profesor de la Escuela de Partos fue el Dr. Carlos Durand. Dentro de la
reglamentación de dicha institución se exigía un curso teórico de tres años dividido en
anatómico y obstétrico y uno práctico de dos, a realizarse a la cabecera de la cama de las
parturientas. Para las alumnas era requisito saber leer y escribir, poseer documentación que
acredite su buena conducta, y rendir exámenes anuales. Lamentablemente estos cursos no se
continuaron dictando y la enseñanza de la obstetricia tuvo un compás de espera hasta la caída
de Rosas.
En 1824 se dispuso que los médicos, farmacéuticos y parteras extranjeros revaliden su título
con un examen ante el Tribunal de Medicina. La primera partera que solicitó la reválida fue
una mujer francesa: Verónica Pascal. Pascal vino a la Argentina a partir de las gestiones hechas
por el gobierno para tener en Buenos Aires una partera diplomada. Se puede deducir entonces
que, hasta ese momento, no había en toda la nación una partera con diploma que la acreditara
como tal. De acuerdo con estos datos, comprendemos que éste fue un intento del Gobierno por
comenzar a reglamentar el trabajo de partera, y de combatir el curanderismo.
Sin embargo, unos años después en 1828, Pascal fue juzgada por la muerte de un niño, a partir
del uso indebido de fórceps. Se trataba de un parto de nalgas en que el feto presentaba una
cabeza voluminosa por hidrocefalia. Si bien el Tribunal de Medicina falló absolviendo a Pascal,
es interesante resaltar algunos fragmentos del discurso aportado por el fiscal: “Madama Pascal
en nada ha cumplido con los principios de partera; ella quiso además emplear por sí sola el
fórceps, instrumento precioso en las manos de un profesor instruido, pero arma funesta en las
manos del ignorante. Su título de simple partera no la faculta ni habilita para emprender
aquellas operaciones que sólo deben reservarse a profesores hábiles y prácticos”. (Llames
Massini, 1915, p. 68)
Con la tiranía de Rosas la Universidad quedo suprimida al quitarle el gobierno sus
asignaciones, y la Escuela de Medicina sobrevivió unos años mortecinos. Entre 1835 y 1852 la
obstetricia quedó sumergida en un caos. En 1853, con la caída de Rosas, el gobernador
Obligado resolvió destinar una sala del Hospital de Mujeres para el servicio exclusivo de
partos; se trató de la primera Sala de Partos de Buenos Aires que daba servicios a las mujeres
indigentes que necesitaban dar a luz.
En el año 1852 fue creada sobre la base del Departamento de Medicina, la Facultad de Medicina
(el 29 de octubre de 1852); haciéndose luego también una reforma de la Escuela de Medicina.
El Dr. Francisco Muñiz quedará a cargo de la Cátedra de partos, enfermedades de niños y de
mujeres. Se crea también el Consejo de Higiene Pública que va a tener a cargo la vigilancia del
ejercicio profesional en sus relaciones con la salud pública, sirviendo de freno al curanderismo
en el gremio de las parteras.
Recién en 1856 la Facultad sanciona su reglamento. Muñiz había colaborado en el capítulo de
enseñanza de la obstetricia, en el cual destacaba la importancia de crear una escuela destinada
a la formación de parteras. Las parteras ya no dependerían del Médico de Policía, sino que
pasarían a depender exclusivamente de la Facultad de Medicina, siendo la escuela un anexo de
la Cátedra de Partos. Así, apareció en el reglamento de la Facultad, un capítulo especial
destinado a las Parteras. La reglamentación pautaba que tenían que ser mayores de 18 años,
saber leer y escribir, y cursar dos años consecutivos con el catedrático de Partos, teniendo que
62
Actas del Encuentro Argentino de Historia de la
Psiquiatria, la Psicologia y el Psicoanalisis, volumen 20
rendir un examen teórico práctico al finalizar los estudios. Desde esta fecha se inicia por
segunda vez la enseñanza de la obstetricia en forma definitiva, perpetuándose sin interrupción
hasta nuestros días.
En el año 1915 el Dr. Llames Massini, profesor de clínica obstétrica, se propone el proyecto de
reorganizar la Escuela de Parteras y la Maternidad de la Facultad de Ciencias médicas de la
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Actas del Encuentro Argentino de Historia de la
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Universidad de Buenos Aires para elevar la reputación de la misma al nivel de otros cursos
dictados por la Universidad.
El motivo del proyecto es la deficiente preparación con que ingresan las aspirantes al curso
universitario, a pesar de exigírseles para el mismo el sexto grado de las escuelas primarias.
Massini refiere haber observado dificultad para cálculos aritméticos y sostiene que muchas no
saben leer ni escribir; por lo cual sospecha que los certificados de estudios primarios que
presentan las postulantes son falsos.
Por otro parte, el autor reclama que la transmisión de conocimientos médicos, por ejemplo, de
embriología, debe simplificarse; ya que las candidatas no poseen conocimientos médicos
anteriores que les permitan incorporar éstos últimos. Al juzgar que la labor de la partera debe
estar circunscripto a la atención del parto fisiológico, el cuidado del recién nacido y la
prevención de infecciones e intoxicaciones; considera que solo debe instruírselas en tres áreas:
antisepsia, mecánica y profilaxis; considerando que el trabajo de las parteras será ser auxiliares
de los médicos. Para Massini la alumna estudiará solamente lo que ella es capaz de
comprender considerando innecesario la transmisión de conocimientos que atañen al médico
como la operación cesárea o el aborto artificial.
Este nuevo programa que se presenta al decano de la facultad para su aprobación, contiene un
programa mucho más reducido que el de años anteriores. Para el mismo se ha tomado como
modelo los cursos de parteras de Alemania, en donde se confeccionan textos pequeños o
manuales simples destinados especialmente a la comprensión de las parteras.
En cuanto al contenido del curso, en el primer año las aspirantes tenían materias de anatomía,
fisiología y parto fisiológico y en el segundo año nociones de patología obstétrica; se trata de
un curso teórico práctico en el que se instruye a las parteras en las operaciones básicas que
necesitan saber realizar: vendajes, cateterismos, hipodermoclisis, etc. El autor propone también
la necesidad de un examen de ingreso para evaluar el nivel de conocimiento de la postulante,
y la necesidad de limitar la edad de las ingresantes en una escala de entre 19 y 35 años, debiendo
además presentar un certificado de honorabilidad y buena conducta firmado por el comisario o
el médico inspector de higiene de la sección que corresponda.
Por otra parte, para limitar el ingreso y moralizar la carrera plantea la necesidad del cobro a las
candidatas de un depósito de 100 pesos como contribución al internado, que podrá retirarse si
al terminar el curso la candidata obtiene notas mayores a 7 en sus exámenes.
Vemos que, el autor subraya la necesidad de recortar los contenidos teóricos de los cursos por
considerar los mismos un conocimiento innecesario e inabarcable para las mujeres que se
forman como parteras. Destacando una clara división de roles y de contenidos teóricos entre la
formación del médico y la partera (como su auxiliar). Los certificados requeridos para el inicio
del curso y la desconfianza en cuanto a los conocimientos básicos de las mujeres que ingresan
a estudiar denota la mirada peyorativa que el profesional tiene de éstas mujeres, por lo que se
empeña en tratar de limitar su accionar a áreas que no se superpongan con las tareas médicas y
en la transmisión de una instrucción básica que recorta el contenido de los cursos brindados
anteriormente.
La exigencia de un pago para el internado parece querer complicar el ingreso de las candidatas
más necesitadas; y al considerar que solo podrán retirarlo como un depósito las estudiantes que
obtengan buenas calificaciones demuestra la desconfianza en cuanto a la dedicación y a la
capacidad que pueden demostrar estas mujeres. Esta desconfianza se pone de relieve también
al resaltar que solo se les transmitirá en el curso los contenidos que sean capaces de
comprender, por lo que entendemos que el autor no considera que se pueda instruir a éstas
mujeres en conocimientos médicos científicos que no estarían a su alcance.
A fines del mismo año el Dr. Berutti, Jefe de clínica y adscripto a la cátedra de obstetricia
ofrece una conferencia invitado por la Asociación Obstétrica Nacional. En la conferencia,
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cada 4 años, como se realizan en Alemania, lo que justificaría una prueba o examen
complementario obligatorio.
La conferencia de Berutti es mucho más elogiosa en cuanto a la labor desarrollada por las
parteras y a la muy buena capacitación otorgada por el curso de la universidad; sin embargo,
el autor necesita destacar que no todas las parteras son honrosas y han realizado los cursos de
instrucción necesarios.
En el polo opuesto de las parteras honrosas, destaca -de manera negativa- a las que son sucias,
inconscientes, deshonestas e ignorantes. Entre éstas mujeres se encuentran aquellas que se
dedican, según el autor, al curanderismo obstétrico. Es decir que podemos ver, como los
profesionales médicos que están dedicados a la instrucción de las parteras, tienen una mirada
negativa de estas mujeres, considerándolas inferiores, capaces de delinquir para resolver sus
propias necesidades económicas, ignorantes y faltas de honestidad.
Es interesante que, a pesar del reclamo de los médicos, los mismos señalan que la mayor parte
de los nacimientos en Argentina son asistidos por parteras y no por médicos; con lo que
destacan este enfrentamiento en una disputa por conquistar un territorio de poder que, hasta
este momento les corresponde a las mujeres.
Por otro lado, la queja del autor, sostiene que el Estado no regula la actividad de las parteras,
ni fomenta las denuncias por infecciones que se generan en la práctica no profesional de la
obstetricia.
Conclusión
Los cursos de instrucción obligatoria para la formación de las parteras dentro de la Universidad
de Buenos Aires se inauguran muy tempranamente en 1822, a un año de creada la Universidad.
Los cursos estaban dictados por el Médico de Policía, quién tenía a su cargo entre otras
funciones el curso de partos y el control de la profilaxis en las prácticas no profesionales de la
medicina. Sim embargo, estos cursos no se continuaron y se retomará la instrucción de la
partería en la universidad recién después de 1852.
En 1824 el Estado otorgó la reválida del título en nuestro país a una partera francesa, como un
modo de profesionalizar la obstetricia y combatir el curanderismo; sin embargo, años después
fue juzgada por la muerte de un recién nacido considerándose en el juicio que la misma se
inmiscuía en tareas médicas para las que no estaba preparada, (como la utilización del fórceps).
Este juicio –en el que la condena fue revocada- nos muestra que si bien se promulgaba la
profesionalización de las parteras estas debían permanecer secundando el poder médico
masculino. Este parto en particular, que conllevaba otras complicaciones, al ser llevado a juicio,
manifiesta el interés de los médicos por desprestigiar el trabajo de las parteras; en tanto que
hubiera derivado probablemente en los mismos resultados en el caso de que la atención hubiera
sido brindada por un profesional médico. Comenzó así un tiempo de la obstetricia en donde se
busca erradicar el curanderismo femenino, para pasar a una profesionalización de las mujeres
controlada ampliamente por el poder médico masculino.
En 1856 la Facultad de medicina de la Universidad de Buenos Aires reglamenta por primera
vez la Escuela de Partos. Sin embargo, hasta 1874 la sala de maternidad del Hospital de
Mujeres, lugar en donde se impartían los cursos, era un recurso utilizado solo por las
embarazadas que llegaban al parto en situación de pobreza y debilidad. La mayor parte de las
mujeres prefería tener a su hijo en su hogar, lo que además prevenía la posibilidad del contagio
de infecciones y epidemias.
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Psiquiatria, la Psicologia y el Psicoanalisis, volumen 20
Podemos ver que, hasta 1881 las parteras recibían la misma instrucción que los médicos que
cursaban como materia obstetricia, no diferenciándose el programa ni el contenido del curso.
Sin embargo, a partir de 1915, en la propuesta de reorganización de la Escuela; podemos
observar el enfrentamiento entre médicos y parteras. Se puede sostener que el motivo que
generaba estos enfrentamientos, de acuerdo con el análisis de las exposiciones de los
profesionales, es que aún en 1915, la mayor cantidad de partos eran atendidos en Buenos Aires
por parteras y no por médicos.
El trato despectivo con el que son consideradas las mujeres que se dedican a la atención de los
partos, destacándose que las mismas podrían ser deshonestas en su accionar, parece querer
crear una distinción que permita la ampliación de la práctica profesional de los médicos en la
atención de los partos.
La sugerencia de reducir el programa de formación del curso de partos a materias y prácticas
que no se superpongan con el saber médico es también un indicio de este enfrentamiento por
la lucha del poder médico en el área de la salud reproductiva. Podemos considerar también,
que el reclamo de intermediación del Estado realizando estadísticas de la cantidad de parteras
que ejercen su oficio a nivel nacional, y el pedido de redistribución en el caso de la
sobrepoblación de las mismas en la ciudad de Buenos Aires, apunta al interés médico por poder
intervenir en el área de la salud obstétrica para la cual se consideran mejor preparados.
Referencias
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Resumen
La presente ponencia analiza las representaciones sobre el trabajo femenino en el Museo Social
Argentino. Se señalan diversos núcleos de sentidos que tematizaron el trabajo de las mujeres,
poniéndolos en relación con los saberes psicológicos vinculados con las actividades de la
Sección de Orientación Profesional. Para ello, se examinan las producciones publicadas en el
Boletín del Museo Social Argentino durante el periodo comprendido entre 1931- 1947, en la
medida en que interesa delimitar un corpus documental vinculado a la labor de la Sección de
Orientación Profesional. La perspectiva propuesta, articula la historia disciplinar de la
psicología con la historia intelectual. Se pretende contribuir al abordaje de las relaciones entre:
la psicología como saber experto, a partir del análisis de las concepciones psicológicas sobre
las diferencias entre los sexos; su ámbito de aplicación, a partir de las propuestas de la
psicotecnia y la orientación profesional; y el orden social vigente en el periodo histórico.
Se señala que el trabajo de las mujeres era tematizado en función de la tensión entre una
concepción que lo concebía como complemento de las tareas del hogar y otra que lo
consideraba una reivindicación de la emancipación femenina a partir del trabajo asalariado o
el ejercicio de las profesiones liberales. En relación a la primera concepción, el núcleo de
sentidos en el BMSA representado por Amadeo expresaba el rechazo al trabajo fabril femenino
basado en la redefinición presente desde principios del siglo XX del sujeto femenino como
madre y de lo doméstico como lo privado. En relación a la segunda concepción, los discursos
ligados a mujeres activistas, reivindicaban el trabajo de las mujeres como medio para la
emancipación de las mujeres, tematizando las diferencias de clases al considerar el trabajo
femenino, y señalando la doble jornada laboral de la mujer que trabaja que “acumula al trabajo
fuera de la casa el trabajo de su hogar”. En los discursos analizados, lo peligroso del trabajo
femenino era la “empleomanía”, es decir, el trabajo entendido como mero medio de
mejoramiento de la condición individual de las mujeres. En relación al trabajo de las mujeres,
el núcleo de sentidos de los “saberes expertos”, en relación a la Orientación profesional no
diferenciaría respecto al método, pero si respecto a la labores en las que debían formarse niños
y niñas. La formación profesional de las niñas debía organizarse en torno a las profesiones
típicamente femeninas. La división sexual del trabajo era naturalizada, y la educación
doméstica aparecía apuntalando el desarrollo “natural” de las aptitudes femeninas para las
tareas del hogar. Por último, se señala la participación femenina al interior de la Sección de
Orientación Profesional, vinculada a la realización de labores complementarias a las de sus
pares masculinos.
Palabras-claves: psicología aplicada al trabajo; psicotecnia; orientación profesional;
trabajo de las mujeres.
Introducción
En torno al trabajo asalariado femenino en la Argentina confluyen diversos discursos desde
fines del siglo XIX. El modo de tematizar la participación femenina en el ámbito laboral de
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Actas del Encuentro Argentino de Historia de la
Psiquiatria, la Psicologia y el Psicoanalisis, volumen 20
estos discursos, puede condensarse en relación con los siguientes tópicos: la degeneración; la
desocupación masculina y la disminución de los salarios masculinos; la justificación del
trabajo femenino entendido como un “mal necesario”; el trabajo de hombres y mujeres
comprendido como signo del progreso nacional; y otros discursos, menos cuantiosos y
relacionados mayoritariamente con las mujeres socialistas, que tematizaron al trabajo
asalariado femenino como medio de la emancipación de las mujeres (Nari, 2004).
El Museo Social Argentino (en adelante MSA) fue creado en 1911. Los objetivos del instituto
eran recoger y transmitir información sobre la cuestión social (Zimmermann, 1995; Suriano,
2000) y difundir el asociativismo. La institución publicó el Boletín del Museo Social Argentino
(en adelante BMSA) que inicialmente se constituyó como medio de difusión mensual de
trabajos sobre problemas y asuntos de interés social, así como también la divulgación de las
actividades y propuestas de la entidad al grupo de socios y socias. Entre 1921 y 1926, la
institución atravesó una crisis profunda vinculada con la coyuntura socioeconómica del país.
Por esta razón solicitó ser incorporado a la Universidad de Buenos Aires como un instituto
autónomo en 1926. Diversos autores han señalado la relevancia de las iniciativas del MSA,
entre otras razones, debido a que algunos de sus planteamientos y actores institucionales
ocuparían un papel relevante durante la gestión pública de los años del peronismo (Ramacciotti,
2003).
En términos institucionales, el MSA sostuvo un ideario progresista ligado a las épocas del
centenario y desde 1930 se volcó hacia un pensamiento conservador, siendo considerado como
una expresión del nacionalismo de élite durante los años 30 (De Arce, 2010). Sin embargo, a
partir del análisis del BMSA se puede analizar la toma de posición de la institución acerca de
los roles de las mujeres argentinas y su inserción en el mundo del trabajo, en la medida en que
estos temas se manifiestan como una preocupación constante a lo largo de los años de
existencia del Boletín (De Arce, 2009). Considerando que al interior de la institución se
representaban posiciones heterogéneas, que condensaban sentidos y actores institucionales
diversos, se señalarán diversas formas de tematizar el trabajo de las mujeres, vinculando estas
representaciones sobre el trabajo femenino con el núcleo ligado a los saberes psicológicos,
relacionado con las actividades de la Sección de Orientación Profesional. Para ello, se
examinan las producciones publicadas en el BMSA durante el periodo comprendido entre
1931- 1947, en la medida en que interesa delimitar un corpus documental vinculado a la labor
de la Sección de Orientación Profesional.
Se considera en este trabajo que, desde los discursos expertos y no expertos sobre el trabajo de
las mujeres, se pueden abordar los significados asociados a las relaciones de género de la época.
Las representaciones de género se instituyen como formas primarias de las relaciones
significantes de poder, sostenidas por instituciones que regulan la diferenciación entre los
papeles, los espacios y las tareas de “lo femenino” y “lo masculino” (Scott, 1996). Los saberes
disciplinares producen sentidos sobre la diferencia sexual y los roles genéricos, incluso no
intencionalmente, en articulación con el orden social vigente en un periodo histórico. La
perspectiva considerada, articula la historia disciplinar de la psicología con la historia
intelectual. Se pretende contribuir al abordaje de las relaciones entre: la psicología como saber
experto, a partir del análisis de las representaciones sobre el trabajo de las mujeres; su ámbito
de aplicación, a partir de las propuestas de la psicotecnia y la orientación profesional; y el orden
social vigente en el periodo histórico.
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El Instituto de Psicotecnia y Orientación Profesional fue fundado en 1925 como una entidad
estatal de carácter nacional. En 1931, fue suprimido del presupuesto nacional y se trasladó al
MSA, donde pasó a denominarse Instituto de Orientación Profesional. Su estructura
institucional inicial se conservó, contando con la dirección de Carlos Jesinghaus y con Gregorio
Fingermann como profesor adjunto. El reglamento de incorporación del instituto como sección
del MSA, señalaba como fines de la institución a: la organización de la orientación profesional
de los egresados de escuelas primarias y secundarias; la selección de personal de empleados y
obreros; y la realización de investigaciones de carácter científico con el fin de contribuir a “la
racionalización psicotécnica de las fuerzas productivas de la nación” (“Servicio de Orientación
Profesional”, 1932, p. 87). A partir de 1935 Fingermann asumió como director de la sección,
tras la renuncia de Jesinghaus, quien se radicó en Alemania y tomó a su cargo la cátedra de
filosofía en la Universidad de Würzburg.
A lo largo de los años de existencia del Instituto, de modo independiente o como sección del
MSA, se asiste a un desplazamiento. De la preocupación inicial vinculada a la realización de
publicaciones teóricas sobre las temáticas del instituto, hacia la práctica, particularmente la
selección de personal. Vinculado a ello, en 1941 se creó un Consejo consultivo para relacionar
al instituto con círculos interesados en su labor y se abrió un gabinete médico para la
realización de exámenes psicotécnicos para ingresar en diversas dependencias del estado27
(“Instituto de Orientación Profesional”, 1942). En 1944 se creó el Departamento de
Psicotécnica Industrial y con ello “se organizó sistemáticamente la selección profesional”.
Dicho departamento tenía por función “proporcionar a las empresas comerciales e industriales,
empleados, aprendices y obreros con aptitudes comprobadas mediante métodos científicos”
(“Instituto de Orientación Profesional”, 1944, p. 133). Asimismo se constituyó una comisión,
que en relación a la selección profesional diferenciaría entre cuatro tipos de exámenes
psicotécnicos: para empleados de oficina, aprendices, obreros y exámenes especiales (para
chauffeurs, motormen, telefonistas y telegrafistas, entre otros)28. Estos cambios dentro de la
Sección de Orientación Profesional, dan cuenta de un cambio de mayor escala, vinculado a un
interés social en las tareas de la selección profesional. Hugo Klappenbach (2005) señala que si
en los años en los años veinte la psicotecnia y la orientación profesional se habían implantado
en el país principalmente en el campo del trabajo, a mediados de siglo se desplazarían hacia
los problemas del campo educativo. Durante el desarrollo del primer peronismo, la psicotecnia
y la orientación profesional tendrían un desarrollo importante, en la medida en que aportaban
al Estado los instrumentos técnicos necesarios para la implementación de determinadas
políticas sociales (Dagfal, 2009). En 1945, el gobierno militar ya había establecido la Comisión
Nacional de Aprendizaje y Orientación Profesional en el marco de la transformación de la
enseñanza técnica. En este sentido, la finalización de la periodización propuesta se vincula con
la reactivación de los institutos psicotécnicos a nivel oficial a partir de la creación del Instituto
de Orientación Profesional en la esfera de la Dirección General de Escuelas de la Provincia
27
Este gabinete se avoca a los diagnósticos de lesiones y de capacidad funcional en relación a las consultas de
orientación profesional. Trabajan en él los doctores Juan Kaplan (encargado de los exámenes físicos y funcionales)
y Carlos Bernard Morales (encargado de los exámenes psiquiátricos).
28
Entre las empresas industriales que utilizan los servicios del gabinete psicotécnico para la determinación de las
aptitudes físicas, manuales, técnicas e intelectuales para su personal en este periodo se mencionan los Molinos
Harineros del Rio de la Plata, los Talleres Metalúrgicos “Citra y “Tamet”, la fábrica de alpargatas de la firma
Adot Hnos, la fábrica de tejidos Fusi Hnos., la Compañía “Dextra” y los talleres metalúrgicos S.I.A.M. Di Tella
Ltda.
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Una línea de preocupación por el trabajo de la mujer del BMSA se vinculó con la tematización
de la “educación agrícola femenina” (Pelosi, 2004). Tomás Amadeo 29 fue su voz principal.
Amadeo consideraba que el trabajo de las mujeres debía estar vinculado con las “tareas que le
corresponden naturalmente”. El interés de Amadeo por la mujer estaba dado en la medida en
que veía en la figura de la mujer rural un nexo para influenciar a la familia y al hombre rural.
Dicha aseveración era justificada en relación a la psicología de la mujer. Para Amadeo, la
psicología femenina se caracterizaba por un desarrollo del “sentimiento social” superior al del
hombre. Este desarrollo era visto en términos naturalistas, en tanto resultaba “consecuencia de
su naturaleza femenina, una extensión del sentimiento maternal” (Amadeo, 1928, p. 135). En
la misma operación en la que el autor destacaba el desarrollo del “sentimiento social” de la
mujer superior al del hombre y la relevancia de la participación social femenina, consideraba
que el lugar donde debía darse la acción de las mujeres era en el hogar. En relación a la
psicología femenina, caracterizaba a las mujeres como “alterocentristas”, recuperando este
término de la obra de Gina Lombroso, hija de Cesare Lombroso. La autora en su libro Alma de
mujer (1920) señalaba a la mujer como alterocentrista o altruista, en la medida en que
concentraba sus placeres y ambiciones en una tercera persona y no es sí misma, persona a la
que ama y de la cual desea ser amada. El núcleo de sentidos en el BMSA representado por
Amadeo y sus consideraciones sobre la mujer, expresaba el rechazo al trabajo fabril femenino
basado en la redefinición presente desde principios del siglo XX del sujeto femenino como
madre y de lo doméstico como lo privado (De Arce, 2010).
Más allá del núcleo de actores institucionales vinculados con la propuesta de Tomás Amadeo,
el BMSA representó otros discursos sobre el trabajo femenino, menos cuantiosos y ligados
principalmente al activismo de mujeres socialistas. Estos discursos reivindicaban el trabajo de
las mujeres dado que veían en el trabajo asalariado femenino un medio para la emancipación
de las mujeres. Ejemplo de ello las publicaciones vinculadas con la visita de la belga Jeanne
Beckman30 al país en 1928. En las conferencias de la autora reseñadas en el BMSA, se
consideraban las diferencias de clases sociales al tematizar el trabajo de las mujeres. En el caso
de las mujeres de clases medias y altas, el trabajo debía ser entendido en términos de ejercicio
de las profesiones liberales, una opción a tomar para favorecer al colectivo de las mujeres. Para
la autora las mujeres profesionales tenían la responsabilidad de no convertirse en sujetos
débiles necesitados de sostén y protección. En el caso de las trabajadoras asalariadas, el trabajo
no era concebido como producto de una elección, sino como una realidad impuesta a las
mujeres de clases bajas (“Emile Vandervelde en la Argentina”, 1928).
Otra coyuntura en la cual voces femeninas tematizarían el trabajo de las mujeres se vincula con
el Primer Congreso de Población organizado por el MSA en 1940. Estas voces femeninas se
alzarían en la comisión dedicada a la “protección de la mujer”, cuestionando la
implementación de una “campaña moralizadora” a fin de mitigar los efectos del “obrerismo”
29
Creador de la iniciativa de fundación del MSA, se desempeñó como inspector general de Enseñanza Agrícola
y como docente en las facultades de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires y en la Universidad Nacional
de La Plata.
30
Activista socialista, visitaría el país con su esposo Emile Vandervelde, político socialista belga representante
del Partido Laborista.
71
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Psiquiatria, la Psicologia y el Psicoanalisis, volumen 20
31
Respecto a la diferencia entre orientación y selección profesional, Jesinghaus señalaba que la orientación
profesional implicaba encontrar la profesión que armonizará mejor con la constitución psicofísica del aspirante.
Requería un examen de la personalidad, y el conocimiento de las exigencias psicofísicas de las profesiones. En
cambio, la selección profesional, implicaba la determinación de un candidato como apto para una profesión.
Implicaba en primer término un estudio de las aptitudes psicofísicas necesarias para el buen desempeño de una
profesión determinada, y en segundo término un examen psicotécnico para determinar que el aspirante reunía esas
cualidades personales necesarias (Jesinghaus, 1935).
32
En esta década, la labor del instituto quedaría plasmada en las memorias del ejercicio social de la Sección de
Orientación Profesional.
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contacto con las tareas del hogar, con la educación doméstica práctica que se da a todas las
alumnas” (Lomont, 1934, p. 171).33
33
Escribe el artículo el director de las Escuelas Talleres de la Cámara de Comercio de París, dando cuenta del
método experimental de orientación profesional de dichas escuelas talleres, vinculados con la preparación en
oficios y carreras comerciales para niños y niñas.
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Psiquiatria, la Psicologia y el Psicoanalisis, volumen 20
Instituto de Orientación Profesional (1942). Boletín del Museo Social Argentino, 30 (239-240),
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Psiquiatria, la Psicologia y el Psicoanalisis, volumen 20
Fisiología del trabajo muscular y de la fatiga en la industria. (1929). Boletín del Museo Social
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Resumen
Psicología aparece como asignatura en el primer plan de estudios de la formación de maestros
en Argentina. La exploración de fuentes primarias sobre los inicios de las relaciones entre
psicología y formación docente en Argentina, señalan a la educación popular como la
institución que posibilitó la circulación de conocimientos psicológicos, a partir del proyecto de
formación de maestros que se materializó con el establecimiento de la primera escuela normal
argentina en la ciudad de Paraná, Entre Ríos, desde 1871. La exploración de la primera
dirección de este establecimiento posibilitará contextualizar el marco institucional y
organizacional en el cual tuvo lugar la circulación de conocimientos psicológicos que dio lugar
al ámbito de las relaciones entre psicología y educación en Argentina. El norteamericano
George Stearns (1872-1876), contratado por Sarmiento según recomendación de Horace Mann
fue el primer director de la escuela normal de Paraná, y también el fundador de la de Tucumán,
en 1875. A la estructura organizacional planificada para la primera, conformada por un curso
normal y una escuela primaria de aplicación, incorpora otros departamentos, como una
sociedad literaria, una escuela nocturna de para artesanos -gestionada por los propios alumnos
maestros- y una Biblioteca Popular. El recorrido realizado permite una mirada menos
idealizada acerca de los inicios de un establecimiento sobre el cual se han construido historias
ideadas, recuperando obstáculos y dificultades surgidas en la implementación del proyecto
fundacional.
Palabras claves: relaciones entre psicología y educación; formación de maestros; escuela
normal de Paraná
Introducción
En trabajos anteriores (Amarillo, 2019, 2018) se señala la importancia de investigar los inicios
de una práctica poco estudiada: la enseñanza de conocimientos psicológicos en la formación
de maestros, durante el momento fundacional de la Escuela Normal de Paraná. Allí comenzó
a institucionalizarse, en Argentina, el ámbito de las relaciones entre psicología y educación.
Por ello su abordaje demanda una perspectiva a la vez histórica, pedagógico-didáctica y
curricular (Suasnábar, 2018, Aisenstein, 2017).
En esta oportunidad presentamos avances de una tesis de maestría en docencia universitaria en
curso, centrándonos en las prácticas de dirección del primer director de la Escuela Normal de
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Por lo que documentamos, el mismo tuvo validez desde 1871 hasta 1876.
38
En vistas a que la escuela Normal de Paraná no contaba con internado -lo cual parece una novedad para la
época- el director reflexiona sobre ello, en un principio que sintetizamos educar al educador, o aprender el
gobierno de sí para gobernar a otros. (Stearns, Memoria 1872: 327)
39
Hay varios elementos para afirmar que se trata de la Biblioteca Popular del Paraná, institución que permanece
abierta desde entonces.
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Hemos señalado que a pesar del apoyo simbólico del gobierno nacional, en las figuras de
Sarmiento como presidente y Avellaneda ministro de educación, los comienzos de la ENP
implicaron a sus actores resolver un conjunto de obstáculos; tarea que hizo necesaria la
modificación del proyecto inicial para acomodarse a las condiciones propias del contexto
paranaense y a los alumnos maestros que allí llegaron para conseguir el diploma de maestro
normal, entre otros40.
Así, la ausencia de docentes formados en los posicionamientos pedagógico-didácticos
considerados modernos -lecciones de objetos- se subsanó mediante la implementación del
mismo por el director, quien hacía a la vez de maestro y formaba a los futuros maestros. En
cuanto a la baja matrícula inicial, a la llegada irregular de los becados para formarse como
maestros y a las diferencias en los niveles de conocimientos, así como también ante la ausencia
de libros de textos específicos de pedagogía, el director junto con los docentes, realizaron
modificaciones en el plan de estudios, adelantando materias en algunos casos, atrasando otras
y, finalmente, quitando algunas.
40
Hecho que hace cuestionar el supuesto de homogeneidad del sistema educativo (Fiorucci, 2012), y como señala
la autora mencionada, implica la tarea de analizar las particularidades de la institucionalización de cada escuela
normal del país.
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Actas del Encuentro Argentino de Historia de la
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Dado que en su mayoría los alumnos maestros provenían de clases populares, sin las becas se les hacía
imposible sostener los gastos cotidianos de la formación. Sobre la temprana acentuación de este rasgo en la
profesionalización de maestras y maestros en Argentina, ver Mc Meley (2006)
42
La polémica entre el norteamericano y el ministro entrerriano aunque no está trabajada detalladamente puede
seguirse en Bonell (2008).
43
Es decir, no fue desarrollada en ésta primera cohorte, al menos no de manera formal.
82
Actas del Encuentro Argentino de Historia de la
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Stearns, G. (1872-1876): Informes del director. Memorias del ministro de justicia, culto e
instrucción (años 1869-1878).
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Actas del Encuentro Argentino de Historia de la
Psiquiatria, la Psicologia y el Psicoanalisis, volumen 20
Introducción
De manera que buscamos profundizar sobre la construcción y recreación de los modos de hacer
ciencia dentro de un Laboratorio de Psicología, describiendo el entramado social y epistémico
particular que se configuró en el mismo, y que posibilitó el desarrollo científico de la
Psicolingüística en el ámbito local. Además, nos propusimos seguir la pista de los instrumentos
que se utilizan para efectuar los estudios, los objetos con los cuales se trabaja y las herramientas
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Actas del Encuentro Argentino de Historia de la
Psiquiatria, la Psicologia y el Psicoanalisis, volumen 20
En cuanto al laboratorio, concebido como una institución social que nuclea investigadores,
artefactos, reglas de acción colectiva y mecanismos de poder interactuantes (Danziger, 2002),
describimos y explicamos, el sentido y la significación que adquiere para sus protagonistas la
investigación en psicología. Distinguiendo las actividades realizadas en su trabajo, las distintas
experiencias de sus protagonistas, y los variados desarrollos que tuvieron lugar desde su
constitución y consolidación.
Nuestra meta fue “…identificar aquellos rasgos de la situación histórica por los cuales las
decisiones intelectuales que se tomaron se consideraron apropiadas…” (Shapin & Schaffer,
1980, p. 15), y dentro de la investigación experimental en el campo psicológico porque “…la
producción experimental era valiosa y preferible a otras alternativas…” (Shapin & Schaffer,
1980, p. 15). En dichos temas, abordados como productos históricos, el tema del método
experimental se estudia como una “…forma cristalizada de organización social y como medio
de regular la interacción social dentro de la comunidad científica…” (Shapin & Schaffer, 1980,
p.16). Por último, buscamos rescatar la riqueza y el valor humano de quienes trabajan en
investigación, no solo en este equipo dentro de la Facultad de Psicología, sino en su
vinculación con otros equipos de investigación de diferentes unidades académicas. Hemos
podido observar que gracias a la interrelación que se generó entre los actores, se facilitó el
trabajo interdisciplinar.
Método
Para caracterizar cómo fue el proceso que facilitó la incorporación de esta disciplina dentro del
campo de la investigación experimental y los avances que se realizaron en la materia, se realizó
una investigación historiográfica, y las técnicas utilizadas para la recolección de datos fueron
la revisión de documentos históricos y la realización de entrevistas en profundidad a actores
claves relacionados con la disciplina y el ámbito institucional en el cual está inserta.
Ciertos cuestionamientos posibilitaron la formulación de este problema de investigación. En
relación a la génesis de este equipo de investigación las preguntas que nos planteamos giraron
en torno a: ¿Cuáles fueron los intereses que propiciaron la creación de dicho Equipo? ¿Qué
condiciones socio-políticas favorecieron el desarrollo de la práctica científica en el área de la
psicología experimental dentro de la Facultad de Psicología? ¿Cuáles fueron las características
de las políticas científicas sustentadas desde el Estado Nacional en el periodo 2003-2017?
Asimismo, nos preguntamos por la inserción de este equipo dentro de la Facultad de Psicología,
por las circunstancias académicas-institucionales propiciaron el surgimiento de este laboratorio
en la Facultad de Psicología de la UNC. ¿De qué manera llegó este tipo de conocimientos y
este modo de investigación a la Facultad de Psicología de la UNC?, ¿Qué vinculaciones se
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Actas del Encuentro Argentino de Historia de la
Psiquiatria, la Psicologia y el Psicoanalisis, volumen 20
Antecedentes y Resultados
La segunda mitad del siglo XX coincide con los comienzos de la profesionalización de la
Psicología en la Argentina. Se ha señalado que “…desde la creación de la carrera de psicología,
los grupos fundadores que traían la impronta psicotécnica o experimental, salvo excepciones,
fueron quedando al margen de las mismas, ya sea por razones ideológicas, políticas o
económicas…” (Piñeda & Jacó-Vilela, 2014 p.2027). “...Estos exponentes emigraron o fueron
insertándose en otras Facultades como la de Medicina, Ciencias Naturales o Arquitectura. Allí
encontraron el apoyo presupuestario necesario, así como la apertura interdisciplinaria que los
nutrió y ayudó a posicionarse internacionalmente...”. (Piñeda & Jacó-Vilela, 2014 p.2027).
En dicho contexto, en Córdoba “…si bien la carrera de psicología no tenía una orientación
hacia la psicología experimental, esta posibilidad sí era dada por otros institutos situados fuera
de la misma…” (Ferrero, Iemme Khoury, Todisco, Scherman, 2016, p. 60) Los investigadores
que se fueron afianzando en el campo experimental o psicométrico tuvieron algún tipo de
vínculo con CONICET, conformando Institutos dentro de una estructura que contaba con un
financiamiento más estable. Así se logró promover el avance de una psicología científica,
alternativa a la psicología perfilada en las carreras de psicología de corte profesional y clínico.
Esta situación produjo “una disociación entre el desarrollo de la ciencia y la formación
universitaria, con el consecuente y progresivo vaciamiento de enfoques psicométricos,
psicofísicos, psicobiológicos o experimentales, y la reproducción de una matriz humanista y
psicoanalista” (Piñeda & Jacó Vilela, 2014 p.2027) que promovió una imagen del psicólogo -
hasta 1984- predominantemente identificada con su rol clínico y psicopatológico, disputando
el campo con los médicos.
En el caso particular de Córdoba, y a partir de dos instituciones madres como el Instituto
Ferreyra y el CIAL-CINTRA, la Psicología Experimental comenzaba con trabajos
experimentales a partir de los años 60 (Papini & Mustaca, 1979 p. 356).
Es preciso señalar que, “...desde sus inicios los directores de la carrera de Psicología realizaron
diversos intentos para fortalecer el perfil científico de la misma. Por un lado, las tesinas de
grado fueron concebidas como trabajos de investigación empíricos constituyendo una pieza
clave en la formación de recursos humanos especializados en la UNC, ya que actuaron como
un contrapeso frente a la formación clínica y psicoanalítica predominante, permitiendo otro
tipo de elección profesional...” (Piñeda & Scherman, 2016, p.306).
Esta situación obligaba a que los primeros psicólogos egresados de la “Escuela de Psicología”
buscaran y encontraran en otros espacios institucionales la oportunidad de poder tener contacto
con esta área de la Psicología Experimental, y también ha determinado este proceso lento de
inserción -dentro de la universidad- de la posibilidad de construir una cultura científica.
Vezzetti (1996) ha indicado que cuando se organizaron las primeras carreras de psicología en
el país, la psicología experimental no era una orientación que fuera prerrogativa. Aun así,
encontramos que sí se encuentran explicitados en los planes de estudio y en la formación de
los estudiantes.
En este sentido, Klappenbach (2006), en su estudio de la periodización de la psicología
argentina, reflexiona sobre los diferentes momentos históricos y los avances de la Psicología
respecto a su rol y su formación en los diferentes claustros; es así que desde el período de plena
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Cada uno de los que integran este equipo cumple un rol particular y la manera de trabajar se
engarza de una manera muy práctica y amena de acuerdo a los comentarios realizados por sus
propios protagonistas. Esto se ve claramente en la siguiente experiencia: Hace unos años atrás,
concretamente en el año 2009, el Equipo de Psicolingüística formaba parte de un Programa de
Investigación sobre Procesamiento de la Sintaxis, en este programa trabajaban tres equipos de
manera conjunta. Desde la Escuela de Letras de la FFyH de la UNC, docentes, estudiantes e
investigadoras que se desempeñan en el Posgrado de Lingüística, desarrollan una parte de
carácter más teórico-analítico de la Psicolingüística, contando con una de las referentes más
importantes en esta área para Córdoba. Además un Equipo de Investigación de la Facultad de
Matemática, Astronomía y Física (FaMAF), desde donde se proveía de muchos elementos de
Análisis Estadístico; la utilización de estos programas estadísticos, permitían complementar las
descripciones teóricas y empíricas de unidades sintácticas desarrolladas por el área de
Psicolingüística de la Escuela de Letras de la FFyH con elementos estadísticos. El aspecto
teórico dirige la realización de observaciones, por lo que las diferentes teorías que forman parte
de la gramática resultan claves para ver cómo se aprende y cómo se desarrolla en este caso el
lenguaje, y entender el funcionamiento gramatical. Para los investigadores es la metodología
experimental aportada por la Psicología Cognitiva lo que permite conectar lo propuesto por
teoría con lo que muestra la empiria. En este sentido, la relación entablada con los profesionales
de FaMAF es una relación sobre productos concretos, esto es, el desarrollo de un programa
específico para la obtención y análisis de datos. En este caso, las perspectivas se
complementaban porque la referente del equipo de FaMAF poseía una formación de grado en
Lingüística y su área de desarrollo es la Lingüística Computacional. Este trabajo conjunto e
interdisciplinar permitió abrir nuevos horizontes en la tarea de los investigadores de Córdoba
y Argentina.
En síntesis podríamos afirmar que la factibilidad de desarrollar la investigación en
psicolingüística lo permitieron una serie de factores que enumeramos a continuación:
1. La presencia y el interés de un investigador reconocido internacionalmente, especialista
en la materia por compartir, transmitir y seguir desarrollando este campo de
investigación -Psicología Cognitiva- en Argentina, Córdoba y en especial dentro de la
Facultad de Psicología de la UNC.
2. El incentivo de la Facultad de Psicología y las autoridades del momento que evaluaron
positivamente esta posibilidad y la necesidad de ampliar el desarrollo de la Psicología
Experimental.
3. El interés de estudiantes, que en ese momento se dispusieron a prepararse conformar
un equipo junto al referente internacional, y continuar formándose en diferentes
disciplinas complementarias a la Psicología Experimental.
4. El apoyo de otros investigadores que brindaron espacios físicos para los comienzos
dentro de la Facultad de Psicología.
5. El financiamiento de la UNC y SECyT para las primeras investigaciones.
6. El trabajo interdisciplinar y los vínculos con otros investigadores de diferentes
Facultades de la UNC.
7. Las políticas favorables de Estado para el desarrollo de la ciencia y tecnología en la
Argentina en parte de este período.
Discusión
Comprender el modo en que se construyó y recreó la ciencia para este equipo de investigación,
nos permitió descubrir y entender sus variados intereses actuales en relación al desarrollo de la
profesión del psicólogo y la enseñanza de la psicología. Con lo cual, se hace posible
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proporcionar un marco que habilita un análisis socio-histórico sobre las condiciones que
determinaron el devenir de estas construcciones científicas.
Estamos convencidas de que este estudio histórico servirá para poner en tensión y discusión
cuestiones actuales relacionadas a la profesión y a la formación de futuros psicólogos, para
comprender en profundidad los procesos por los que atraviesan la institucionalización de los
saberes y las formas de hacer ciencia. Por lo que somos conscientes que este no es un camino
acabado, todo lo contrario, las diferentes circunstancias significarán nuevos desafíos a
enfrentar para abrir paso al desarrollo de otros campos de la psicología experimental,
permitiendo enriquecer el campo psi .
En conclusión, en todo este camino recorrido destacamos el esfuerzo y convicción de los
profesionales que se involucraron en la empresa de iniciar y fortalecer la psicología cognitiva
del lenguaje en la UNC, siendo el motor principal para alcanzar el reconocimiento tanto local,
nacional como internacional en las investigaciones realizadas. Queda por delante la tarea de
poder proyectar un futuro de trabajo en esta disciplina que busca lograr mayores espacios
académicos y adhesión en la población estudiantil.
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experimental en psicología en Córdoba en el periodo 1960-1990. Revista Argentina de
Ciencias del Comportamiento, 8 (2), 58-67.
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Actas del Encuentro Argentino de Historia de la
Psiquiatria, la Psicologia y el Psicoanalisis, volumen 20
Vezzetti, H. (Agosto de 2017). La historiografía del campo “Psi” problemas, objetos, enfoques.
En F. Ferrari, II Jornada de Trabajo en historia del campo “PSI”. Ponencia llevada a
cabo en la Facultad de Psicología, Universidad Nacional de Córdoba, Córdoba,
Argentina.
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Actas del Encuentro Argentino de Historia de la
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Resumen:
El desarrollo de este trabajo se centró en el análisis de los programas de Psicología Social que
estuvieron en vigencia en la Escuela de Psicología de la Ciudad de Córdoba desde 1975 a 1987.
En este proceso se tomó como antecedente un trabajo previo sobre los programas de la cátedra
de Psicología Social de 1972 y 1973 (Ferrero, Quiroga y Zúñiga, 2017) permitiendo una mirada
más amplia sobre la implementación de programas en la alternancia de períodos de democracia
y de gobiernos de facto. Partiendo de esta perspectiva, se revisó un total de 13 programas
focalizando sobre los textos y los autores que conformaban los mismos buscando establecer
una trama comparativa. En relación a los resultados, se encuentra que la presencia de autores
de extracción peronista y de pensamiento latinoamericano que caracterizaban a los planes de
1972 y 73 se ve claramente reemplazada desde el año 1975 por autores pertenecientes a la
psicología social norteamericana. Los textos que anteriormente planteaban la intervención en
la comunidad y el psicólogo como agente de cambio se ven suplantados por textos de
epidemiología y de atención hospitalaria. Si bien en 1977 aparecen algunos textos de crítica y
de reformulación del rol profesional, desde 1978 hasta 1983 los programas de la cátedra se
basan, casi sin cambios, en una mirada de lo social particularmente normativa donde hay
aspectos problemáticos como la vejez, la delincuencia juvenil o la locura. Recién a partir del
año 1986 se retoman algunas reseñas de los planes de 1972, que conviven sincréticamente con
los textos presentes en años de dictadura. En este sentido la adopción de determinados
contenidos en la cátedra de Psicología Social evidencia un recorte y una visión particular sobre
cómo abordar las interacciones, problemáticas y la realidad social. Los contextos políticos, que
atravesó el país, posibilitaron una mayor apertura a contenidos de carácter más crítico durante
los períodos democráticos y fueron claramente marcados por la censura, la prohibición y los
marcos ideológicos normativos durante los períodos de gobiernos de facto.
Palabras-claves: Psicología Social; Córdoba; Programas; Rol Profesional
Introducción
Este trabajo intenta realizar un análisis comparativo de los programas de Psicología Social de
la Escuela de Psicología de la Universidad Nacional de Córdoba, en un periodo que se extiende
desde 1975 hasta 1987.
La psicología argentina durante la década de 1970 ha sido caracterizada por varios autores
como un período centrado principalmente como de discusión del rol profesional (Vezzetti,
2004; Carpintero y Vainer, 2018). Este debate, siguiendo a Klappenbach (2006), estaba
originado por la necesidad de clarificar una nueva función profesional, todavía imprecisa. Con
el correr de la década del ‘60 el debate se trasladó desde esa función profesional a una función
de compromiso a ser asumida por los profesionales, en una sociedad que requería urgentes
transformaciones políticas y sociales. En este sentido, a principios de la década de 1970, la
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Los programas de psicología social del año 1972 y 1973 aparecen como una singularidad
dentro del conjunto de programas. Tal particularidad se asienta en la inclusión de textos de
autores nacionales con predominancia en textos afines al peronismo, al movimiento nacional y
al materialismo dialéctico. Además, figuran textos de docentes de las Cátedras Nacionales, y
autores del movimiento de liberación latinoamericano (Ferrero, Quiroga y Zúñiga, 2017).
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Resultados
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En el caso de Psicología Social II, el programa difiere totalmente del programa anterior, donde,
si bien se conserva una mirada epidemiológica, se incluyen autores propios del campo de la
psicología, y desaparece la mirada meramente hospitalaria. Más allá de la inclusión de los
textos ya utilizados de Bleger y Critto, se destaca la inclusión del texto “Formación de personal
para un programa integral de salud mental en Córdoba” de Juan Marconi, psiquiatra chileno y
Enrique Saforcada, quien fue titular de la cátedra de Psicología Social en 1971 en la UNC.
1978 - Psicología Social I y II
En 1978, el programa de psicología social I muestra modificaciones interesantes: Desaparecen
los textos de Bleger, Pichon-Riviere y Moreno, y en relación a la intervención grupal sólo
queda presente el texto de Bion, que, de todos ellos, es el más teórico y no ofrece una
perspectiva intervencionista. Otro texto que estaba presente en el programa anterior y que
desaparece es el de Carl Rogers, “Psicoterapia Centrada en el Cliente”.
De hecho, la mirada intervencionista que había comenzado a revelarse en el programa del año
anterior este año es reemplazada con autores clásicos o del mainstream norteamericano como
Max Weber con “Ensayos de metodología sociológica”; “Psicología Social” de Kimball
Young; “Psicología Social” de Secord & Backman y otros textos de sobre psicología
organizacional y masas.
En relación al programa de Psicología Social II, se plantea un alejamiento casi total de la mirada
epidemiológica, y se centra en la mirada de lo social, y sobre todo lo comunitario pero, desde
una mirada normativa donde se señala lo problemático y lo desadaptado.
En este sentido hay textos centrados en la delincuencia juvenil, la vejez, la locura tales como
“La infancia delincuente” (Chazal), “Sociología criminal y juvenil” (David); "Psicoanálisis de
la delincuencia juvenil" (Friedlander); "La jubilación como frecuente factor de desadaptación"
(Claramonte); "Sociología de las enfermedades mentales" (Bastide) o "Un ensayo sobre
sociología de la conducta desviada" (Irurzún).
1978 - 1983 Psicología Social
Desde 1978 hasta 1983, en líneas generales, se estabilizan los cambios en los programas, y
desde 1980 se unifican las dos cátedras en una sola, pero manteniendo los mismos autores. En
todo este período se ve un claro predominio de una mirada normativa sobre lo social y sobre lo
comunitario donde las modificaciones son pocas, y no ofrecen un cambio ostensible, al menos
en relación a la perspectiva adoptada.
Para ejemplificar esta descripción, se puede traer a colación que en 1981 se sacan los textos de
Bion y uno de Seguín, entre otros, y se agregan los siguientes textos que siguen más o menos
la misma tónica: Asti Vera: “Metodología de la investigación", Becker: "Los extraños.
Sociología de la desviación"; Hass, C.R.: "Teoría, técnicas y práctica de la publicidad"; Hepp,
Osvaldo: "En búsqueda del grupo ideal"; Klemp, Josefine: "Estudio de los grupos"; McQuail,
Denis: "Sociología de los medios masivos de comunicación".
En 1982 se quitan algunos autores de corte más clásico y algunos relacionados con la
delincuencia juvenil y se agregan muy pocos, algunos de corte más crítico como “Internados”
de Goffman, o “Más allá de la comunidad terapéutica” de Maxwell Jones. Es decir que, si bien
las modificaciones son mínimas, comienza a aparecer una pequeña apertura a la inclusión de
lo crítico, y un primer alejamiento de la mirada normativa.
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En el caso del programa de 1983 no se encuentra casi ningún cambio ostensible, en todo caso
se puede notar, que el titular de cátedra saca un texto de su autoría sobre la delincuencia de
menores, e incluye uno sobre encuestas sociales.
1986 y 1987 - Psicología Social
Los programas que se corresponden con estos años son los últimos que Osvaldo Hepp
implementó como titular de la Cátedra de Psicología Social. En un primer sentido, los
programas de 1986 y 1987 son prácticamente iguales. Sin embargo, al comparar los textos de
estos programas con los anteriores se nota claramente el giro que se produce mostrando un
cambio sustancial en torno a la línea que se venía adoptando en la elección del material para la
formación profesional. La confección del programa de 1986 marca un punto de inflexión al
compararlos con los programas implementados entre 1975 y 1983.
Los programas del 1986 y 1987 se caracterizan por combinar sincréticamente bibliografía
adoptada durante la dictadura con los nuevos textos incorporados en democracia. De esta forma
permanecen 16 textos y se incorporan 102 nuevos confeccionando un programa de formación
de Psicología social con un importante cambio en la cantidad de textos llegando a ser 118. Es
significativo el aumento cuantitativo que se da en torno a la cantidad de textos que conforman
el programa de Psicología Social de 1986. Estamos ante un nuevo cambio de Plan de Estudio
y ante nuevas circunstancias político-sociales que permite una nueva mirada para esta cátedra
y cuyos contenidos no solo se modifican cuantitativamente sino de forma cualitativa. En
relación con esto último se observa la incorporación de dos textos de Jung, C. como son
“Arquetipos e Inconsciente Colectivo” y “Símbolos de Transformación”, este autor es la
primera vez que se incorpora en el periodo que abarca este trabajo.
Comienza a proponerse una mirada menos sesgada de la realidad nacional, la búsqueda del
descubrimiento del ser nacional y la denuncia sobre la realidad de la opresión desde grupos
hegemónicos vigentes en el país y la influencia del imperialismo como impulsor de las medidas
y políticas y económicas que oprimen. Estas nuevas propuestas de formación retoman en cierta
medida textos y autores que fueron tomados en los programas de 1972 y 1973. Algunos
ejemplos de esta incorporación son Arregui con “¿Que es el ser nacional” y “Imperialismo y
cultura”; de Jauretche Arturo los textos “El Medio Pelo” y “Los Profetas del odio y la Yapa”;
de Ratier H. los textos “El Cabecita Negra” y “Villeros y Villas miserias”. En esta misma línea
este programa incorporó dos textos publicados en 1984 uno de Jauretche llamado “Metodología
para el Estudio de la realidad Nacional” y uno de Alberto Moffat cuyo título es “Psicoterapia
del Oprimido”.
A partir del análisis que se desprende de los programas de Psicología Social de 1986 y 1987 se
ve claramente un cambio radical en la postura adoptada desde 1975 en adelante. La bibliografía
incorporada y la que es retomada en línea con los programas de R. Ferrario muestran
claramente la presencia de una bibliografía que buscaba transitar un camino que llevará a una
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reflexión más crítica de la vida cotidiana y de una realidad ensombrecida que a partir de un
nuevo periodo democrático a partir de 1983 se abría paso a un desarrollo alejados de los
contextos prohibitivos.
Discusión
El examen de los programas de psicología social en el período delimitado, que está atravesado
por contextos sociopolíticos tan distintos, permite visualizar cómo estos contextos plantean
distintas definiciones del área y por extensión, de la construcción de perspectivas sobre el rol
visiblemente opuestas. Las etapas de democracia y de gobiernos de facto establecen marcos
que vehiculizan o condicionan las trayectorias de las cátedras como espacios de discusión,
problematización y de autonomía. De esto se desprende la relevancia que adquiere el elemento
político al incidir sobre las instituciones, las políticas públicas y en las modalidades de acción,
marcando un determinado rumbo.
El análisis de los programas permitió inferir que en épocas de menores restricciones políticas
y sociales hubo un acercamiento al pensamiento crítico que enriqueció los programas con
autores que proponían una toma de conciencia individual y colectiva a fin de contribuir a la
transformación disciplinar, social y política. En este sentido ya se expresó en el trabajo sobre
los programas de 1972 y 1973 que los mismos estuvieron impregnados por una fuerte impronta
del pensamiento nacional, hecho que quedó coartado en el caso de Córdoba a partir del
Navarrazo.
Desde los programas de 1975 hasta 1983, coincidentemente con el período de dictadura, se
parte de una perspectiva radicalmente opuesta a la de los programas anteriores. Esta mirada se
basa en autores del mainstream de la psicología social norteamericana, en la que prácticamente
se desconocen las discusiones vigentes del psicoanálisis argentino, y, si se incluye algún texto
del psicoanálisis, se lo hace desde una perspectiva desproblematizada. En las incorporaciones
que se van realizando, sorprende la necesidad de incluir contenido de epidemiología, pero
desde una perspectiva alejada de la comunidad y meramente hospitalaria.
En el caso de 1977 se resalta la inclusión, aunque algo tímida, de algunos textos que permiten
la reflexión sobre la intervención grupal o crítica, como Bleger, Pichon-Riviére o Moreno. De
todas formas, rápidamente en 1978 se deja de lado esta perspectiva que emerge recién casi 8
años después. La mirada que predomina durante 1978 hasta 1986, es una mirada donde lo social
queda en la descripción normativa de lo problemático, la teoría de las organizaciones y la
psicología de la publicidad. Lo social es reducido a problemas de las “minorías”, donde la
vejez, la delincuencia juvenil e incluso la locura aparecen como cuestiones a rectificar.
Con el ingreso a un nuevo periodo democrático se produce, aunque con una inercia de 3 años,
un cambio significativo en la cantidad y en los contenidos que se establecieron en los
programas lo cual quedó fuertemente reflejado en los programas de 1986 y 1987. Estos últimos
mostraron un claro giro en búsqueda de visibilizar y toma de conciencia sobre la realidad social
y política. El cambio intentó proveer herramientas de análisis crítico de la realidad a quienes
estaban en proceso de formación. Así, tomando en cuenta los antecedentes de 1972 y 73, los
elementos y movimientos críticos que surgieron a partir de la década del 60 y que fueron
sofocados, vuelve a intentar desplegar una postura más crítica, nacional y antihegemónica.
Referencias
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Resumen:
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que ha sido definida por la American Psychological Association, según la proposición original
de Joseph Matarazzo (1980) ligeramente modificada por la APA, de la siguiente manera:
“La Psicología de la Salud es la suma de las contribuciones educacionales, científicas y
profesionales de la disciplina psicológica a la promoción y el mantenimiento de la salud,
la prevención y el tratamiento de las enfermedades, la identificación de la etiología y el
diagnóstico de los factores asociados a la salud, la enfermedad u otras disfunciones
asociadas, así como al análisis y ayuda al sistema de salud y la formación de la política
de salud” (APA, 1980).
A partir de esta definición, se investigó si históricamente, en el Profesorado en
Psicología, se ha brindado un enfoque salugénico. Se considera que el mismo, si bien presenta
una historia muy reciente, encierra aportes potenciales para la formación de profesores y en
ocasiones, el contenido curricular queda desactualizado frente a los avances en investigación y
su repercusión a nivel social.
Se sostiene que, a través de la Psicología de la Salud, se posibilitaría un abordaje integral y
óptimo de problemáticas emergentes como aquellas vinculadas a la educación sexual integral,
adicciones, embarazo adolescente y problemas alimentarios, desde un marco preventivo y de
promoción de salud integral socialmente significativa. Esta tarea preventiva de la Psicología
de la Salud, sólo puede lograrse desde una Educación para la Salud, es decir, desde un
planteamiento global en el que se impliquen las estructuras educativas y sanitarias de la
sociedad y en el que, además de informar, promueva en las personas el desarrollo de repertorios
de conductas saludables.
En la XXXVI Asamblea Mundial de la Salud (1983), se propuso como definición de Educación
para la Salud:
“Cualquier combinación de actividades de información y educación que lleve a una
situación en que la gente desee estar sana, sepa cómo alcanzar la salud, haga lo que
pueda individualmente y colectivamente para mantener su salud y busque ayuda cuando
lo necesite” (OMS, 1983).
Esta tarea esencialmente preventiva de la Educación para la Salud, se orienta hacia
cualquier etapa de la vida del individuo, pero logrará su verdadera efectividad si actúa
precozmente en las etapas educativas del sujeto, es decir, si la Educación para la Salud se
incorpora e integra realmente en el Sistema Educativo de la sociedad (González y García,
1994). Todo esto implica la puesta en marcha de líneas de actuación educativa que, orientada
hacia la enseñanza y el aprendizaje tengan como fin último ayudar al individuo y a la sociedad
en su conjunto a asumir su responsabilidad en materia de salud.
Muchos de los programas de «intervención conductual-educativa», tienen como contexto
idóneo de aplicación la escuela, ya que ésta presenta ciertas características que hacen más
viable que las medidas educativas de carácter preventivo adquieran la máxima eficacia. Se
trata, en última instancia, de formar a las personas como agentes responsables de su propia
salud y enfermedad, formación que conlleva, principalmente, la creación y consolidación de
motivaciones, actitudes y estilos de vida sanos (González y García, 1994). Claro está que para
lograr estos objetivos, se requiere en un primer momento, de la formación de futuros
formadores en esta área.
La Psicología de la Salud en la escuela, y, específicamente en el Nivel Medio, tendría como
meta mejorar la salud biopsicosocial de los adolescentes. Entre sus principales incumbencias
se podría mencionar: salud comunitaria, salud familiar, prevención y control de enfermedades,
prevención de accidentes, uso de sustancias tóxicas/adicciones, etc. Pero para ello se requiere,
la formación previa de quienes trabajaran con los jóvenes. De hecho, la OMS (1998) orienta la
educación para la salud desde un modelo participativo enfocado no sólo en los conocimientos
sino también en el hacer, y adaptado a las necesidades, en el cual la población tendrá una
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Se llevó a cabo un estudio ex pos facto, ya que involucró una descripción y análisis
retrospectivo de la estructura del último plan de estudios del Profesorado en Psicología de la
Universidad Nacional de San Luis. Se rastreó la presencia de contenidos de psicología de la
salud en la propuesta de asignaturas y sus contenidos mínimos en los diferentes ejes que
presenta el plan de estudios: Orientación y/o Disciplinar, de Fundamentación Pedagógico-
Didáctica y de Especialización y Praxis.
Resultados
El actual plan de estudios del Profesorado en Psicología, tiene una duración de cuatro años y
medio. El mismo se ha estructurado sobre tres ejes: uno de Orientación y/o Disciplinar, otro de
Fundamentación Pedagógico-Didáctica y, el tercero, de Especialización y Praxis. Cuenta con
21 asignaturas del Área Disciplinar, 5 materias del Área Pedagógico-Didáctica (Seminario:
Subjetividad y Formación Docente; Pedagogía, Gobierno, Organización y Gestión
Institucional; Didáctica y Currículum y; Enseñanza de la Psicología) y cuatro asignaturas del
Área de la Especialización y Praxis, entre ellas: la Práctica Docente (200 hs.).
El actual plan se enmarcaría de acuerdo a la periodización de la psicología en Argentina,
efectuada por Klappenbach (2006), dentro del 5º periodo denominado “Plan de
Institucionalización y Legalización de la Psicología”, donde se producen ensayos de nuevos
modelos, que se ven reflejados en las modificaciones del plan vigente con respecto al anterior,
principalmente, a través de la introducción de nuevos enfoques teóricos. Sin embargo, la
Psicología de la Salud, no forma parte de ellos. Durante este periodo se promueve una creciente
discusión acerca de la currícula del psicólogo, se procura una apertura a la psicología
internacional y a las organizaciones internacionales de psicología. Con el retorno al estado de
derecho se presenta la necesidad de responder a las demandas de la sociedad y emerge una
nueva identidad para el psicólogo como profesional al servicio del bienestar. Se promulgan
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A partir del análisis del plan donde se manifiesta la ausencia de contenidos referidos a
psicología de la salud, se observa, entre otras cosas, la necesidad de una propuesta totalizadora
que incluya la Prevención Primaria y la Promoción de la Salud. Los datos permitieron
cuestionar la formación que reciben los estudiantes de la Universidad Nacional de San Luis y
plantearse si acaso no es hora de modificar la forma de enseñar y aprender que se ha
reproducido durante generaciones, haciendo caso omiso a las exigencias de una sociedad con
problemáticas que no pueden ser abordadas individualmente, sino que exigen por su
complejidad un trabajo multidisciplinar.
La situación sociocultural y sanitaria actual conduce a revisar la formación, desarrollando
nuevas estrategias. Hay un creciente interés de la intervención psicológica en la prevención y
la promoción de la salud como útil y significativa herramienta para acotar la incidencia de
problemáticas juveniles que exigen por su complejidad un trabajo multidisciplinar. Esta nueva
visión de la salud permitiría que a medida que los individuos adquieren mayor conocimiento
de su salud y se incremente la cultura sanitaria de la población, adviertan que el bienestar físico
no sólo está en manos de los profesionales de la salud, sino que las mismas personas tienen una
cuota de responsabilidad importante a la hora de mantener su propia salud.
Desde la aceptación del modelo bio - psico - social como explicativo de la conducta de salud -
enfermedad, se debe incluir actuaciones diferentes y coordinadas tanto a nivel práctico como
formativo. Se deben generar desde el trayecto de formación de profesores, planes de acción
con el fin último de promover formas de vida saludables en el individuo y en la comunidad.
Teniendo en cuenta el nuevo concepto de salud-enfermedad, se debe centrar la formación y
actuación en el nivel de «atención primaria», que con posterioridad permita desarrollar en los
adolescentes hábitos y actitudes adecuadas y que, así mismo, aprendan a ser responsables
activos de la propia salud.
Se entiende que los responsables de esta formación son todos aquellos agentes y personas que,
están en contacto con adolescentes y, sin pretender minimizar la influencia de los demás
agentes educativos, hay que señalar que la escuela, tiene un protagonismo especial, ya que es
el punto de intersección de todas las influencias educativas socio-ambientales y da cabida a la
participación de los demás agentes en un proyecto común de educación para la salud. Así
mismo, la escuela es el vehículo de socialización de mayor incidencia en la población. Por ella
van pasando generaciones completas. Sólo desde ella es posible acceder a todos los miembros
de la sociedad, independientemente de su clase o condición, y a través de su actuación,
garantiza una mínima instrucción a todos los individuos. En consecuencia, podemos decir que
la escuela es el principal medio para facilitar la adquisición de hábitos y «estilos de vida» sanos
en el individuo y en la comunidad. Lo que, en definitiva, nos lleva a concluir que es en la
escuela donde se hace posible una labor preventiva (Fernández y Fornes, 1991).
Día a día crece la demanda de nuevos profesionales que sean capaces de contribuir, desde la
investigación hasta en la propia práctica profesional, en el cuidado de la salud y en la búsqueda
de soluciones adecuadas ante nuevos retos. El profesor en Psicología no puede quedar ajeno a
ello. Se debe garantizar, la formación de docentes en materia de salud, para que puedan
desarrollar su tarea de educadores de un modo eficaz y responsable, actuando como «modelos»
positivos de aprendizaje para el alumno.
La investigación es un llamado de atención, a la necesidad de un plan que posibilite la inserción
de nuevos contenidos, que permitan dar respuesta a nuevos retos educativos, a través de la
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En lo que nos interesa aquí, AUAPsi fue responsable del ‘Proyecto de Mejoramiento de la
Calidad Educativa’ en psicología, que incluyó a la totalidad de unidades académicas de
psicología de universidades públicas en Argentina entonces existentes y a la Universidad de la
República del Uruguay. Uno de los dos programas internos a dicho proyecto fue el Programa
de Formación de Especialistas en Innovación Curricular. Diseñado durante 1996 y ejecutado
a partir de junio de 1997, como uno de sus objetivos se propuso el analizar cada una de las
carreras de psicología de universidades nacionales a la luz de diversas variables curriculares
(estructura y contenidos de los planes de estudio, recursos infraestructurales, formación de
recursos humanos, etc.) para luego realizar un diagnóstico “que sintetizara la situación de todas
las carreras, seguido de una serie de recomendaciones sobre las medidas a adoptar en el futuro
y que posibilitaran el mejoramiento de la calidad de los graduados en psicología en Argentina
y Uruguay” (Klappenbach, 2003a, p. 10). Con todo, el Programa iniciado en 1996 fue una
propuesta ambiciosa en el contexto de un escenario universitario que apenas estaba
normalizándose luego de la parálisis sufrida durante el proceso de reorganización social.
Concretamente, la falta de apoyo económico llevó a que para su implementación se solicitara
y lograra financiamiento del Fondo para el Mejoramiento de la Calidad Universitaria (FOMEC)
(Di Doménico & Piacente, 2011; de la Cruz, 2013).44
A partir de los relevamientos sobre los planes de estudio del país iniciados en 1997, el proyecto
dio lugar a dos documentos: en primer lugar, un nutrido informe sobre el estado de la psicología
universitaria argentina en lo referido a las diversas dimensiones propuestas (AUAPsi, 1998).
En segundo lugar, y al año siguiente, un informe diagnóstico con recomendaciones destinadas
a la mejora de la formación de grado (AUAPsi, 1999). En este trabajo recuperaremos aspectos
específicos de dicho programa como marco general para interpretar y discutir datos empíricos
sobre la formación de grado de los psicólogos argentinos durante los últimos veinte años.
En este sentido, el Programa AUAPsi, en su planteamiento, objetivos y resultados, incluía entre
muchos otros dos temas específicos: el de la antigüedad (o actualización) de los planes de
estudio, y el del abanico de teorías o propuestas programáticas disciplinares que debían ser
incluidas en la formación de los psicólogos. Sobre lo primero, el informe sobre el estado de las
carreras de psicología de AUAPsi sostenía que con el avance de la dictadura a partir de 1976,
en Argentina “se interrumpieron numerosas líneas de investigación y se cerraron diversos
institutos” (AUAPsi, 1998, pp. 10-11). Entre otras cosas, esto había llevado a que los planes
de estudio se desactualizaran progresivamente a partir de la falta de una renovación sistemática.
Los planes explicitaban por caso que los graduados debían estar capacitados para producir
conocimientos novedosos, generar nuevos conocimientos y nuevas tecnologías, “actualizar
permanente sus conocimientos [y] estar comprometido con la investigación y la producción de
conocimientos científicos” (AUAPsi, 1998, pp. 16-17). En efecto, la renovación era
considerada el corazón de la actividad investigativa: el graduado debía estar ‘predispuesto’ a
recibir y difundir conocimientos científicos de su propia materia de estudio o trabajo “y a su
actualización y revisión” (AUAPsi, 1998, p. 17). Sin embargo, el Protocolo de AUAPsi
remarcaba que era necesario que los planes de estudio incluyeran propuestas de forma que
permitieran “su revisión, actualización y mejora continua” (AUAPsi, 1999, p. 18),
precisamente porque se observaba los acervos bibliográficos de las universidades “es poco
actualizado, insuficiente en cantidad y muy limitado en relación con las necesidades de los
44
Debe recordarse que el FOMEC fue un programa que contó con el financiamiento del Banco Mundial a través
de un crédito de 160 millones de dólares (y con 80 millones de dólares por parte del Tesoro Nacional), y fue una
experiencia inédita en la Argentina puesto que signó la asignación de fondos por vía competitiva ya no para la
investigación sino “para financiar cuestiones tales como la mejora de la calidad de la enseñanza o para apoyar
procesos de reforma académica, dos de los objetivos centrales del FOMEC” (Toscano, 2005, p. 354)
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usuarios” (AUApsi, 1998, p. 40). AUAPsi incluso recomendaba como aspecto para
implementar la enseñanza y aprendizaje de la disciplina en las carreras que la selección de la
bibliografía se realizara de forma de incluir “bibliografía actualizada y abarcativa para
garantizar una visión panorámica de la asignatura” (AUAPsi, 1999, p. 24). Una de las
participantes de AUAPsi concluía una investigación sosteniendo que la formación de
psicólogos hacia la época hacia fines de los ’90 se caracterizaba por
el ‘estrechamiento de la literatura psicológica’ y la desactualización existente en
bibliografía especializada. Nuestros psicólogos se forman con textos antiguos sin
acceso a papers e ignorando que aquello que un autor presenta en un libro como ‘gran
novedad’ ya fue expuesto en papers años atrás. Se desconocen los hallazgos
investigativos y las áreas o temáticas de interés mundial, desperdiciando tiempo,
esfuerzos y dinero en el abordaje de temáticas irrelevantes para el progreso y avance de
la disciplina. (Massone, 1997, p. 8)
Sobre lo segundo (la cuestión de la orientación teórica en el grado), el informe del relevamiento
del Programa de Formación de Especialistas en Innovación Curricular desarrollado entre 1996
y 1999 se hacía notar que un problema común en los planes de estudio era que en los contenidos
“se detecta un predominio de la teoría psicoanalítica” (AUAPsi, 1998, p. 45). Concretamente,
se explicitaba que en los programas de las asignaturas se hacía patente que el abordaje ‘de
buena parte’ del recorte de los contenidos se realizaba “a partir de la teoría psicoanalítico (lo
cual no resulta tan claro en los contenidos mínimo de los planes, de tipo más general)”
(AUApsi, 1998, p. 44). El propio diagnóstico surgía como una cuestión la necesidad de
“apertura a áreas de vacancia y a otras orientaciones teóricas que no aparecen suficientemente
expresdas en el plan y/o en los programas de las asignaturas” (AUAPsi, 1998, p. 50. Énfasis
agregado). El Protocolo de Acuerdo resultado de aquél relevamiento y diagnóstico, que incluía
recomendaciones para modificar el estado de cosas observado hacia el cambio de milenio,
precisamente enfatizaba que como condición de logro para conocer los ‘grandes capítulos’
indispensables de la psicología, los planes de estudio debían ser tales de forma que los
estudiantes conociesen “paradigmas, teorías y enfoques históricos y actuales de la disciplina”
(AUAPsi, 1999, p. 11). En tal sentido, como núcleo formativo para las carreras se estipulaba
uno que contuviese “los paradigmas, teorías y enfoques psicológicos contemporáneos”
(AUAPsi, 1999, p. 13). Este núcleo enfatizaba la diversidad de los modelos teóricos a
abordarse, y el hecho de que el área debía permanecer abierta para incorporar “las últimas
elaboraciones” disciplinares (AUAPsi, 1999, p. 13). ¿Cuáles eran los descriptores que
operacionalizaban tal diversidad o pluralismo? Las siguientes:
las teorías psicoanalíticas; la teoría psicogenética; las teorías conductistas y
neoconductistas; las teorías cognitivas; las neurociencias; el humanismo, el
existencialismo; la fenomenología; el guestaltismo; las teorías sistémicas;
innatismo; constructivismo; conexionismo; interaccionismo sociohistórico;
estructuralismo; funcionalismo. Teorías de alcance medio: indefensión
aprendida, disonancia cognitiva, atribución. Modelos emergentes en los campos
de la investigación básica y de la psicología profesional. (AUAPsi, 1999, p. 13)
A más de veinte años del relevamiento de AUAPsi, y a veinte años de la publicación de los
informes oficiales y de diversos estudios complementarios (Di Doménico & Vilanova, 2000;
Klappenbach, 2003; Vilanova et al., 1999), no disponemos sin embargo de investigaciones que
aborden desde una perspectiva histórica, longitudinal y comparativa el problema de las
continuidades o cambios existentes en la formación de grado de los psicólogos argentinos
respecto a aquellos informes y estudios. En otras palabras, no disponemos de estudios o datos
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que analicen comparativamente el estado de la formación de los psicólogos hacia fines de los
’90 y el estado actual de dicha formación, tal y como esta se ha decantado luego de los debates
de las asociaciones de unidades académicas de psicología, luego de los procesos de evaluación
y acreditación y luego de las revisiones curriculares emprendidas en el marco de estos últimos
procesos. En tal contexto, este trabajo tiene el objetivo de aportar datos empíricos comparativos
sobre la formación científica (es decir, la formación del ciclo curricular inicial o ‘básico’) de
los psicólogos argentinos durante las últimas dos décadas, intentando establecer el tipo y grado
de cambios y continuidades existentes en el campo.
Metodología y Procedimiento
En primer lugar, se recuperaron los programas de trabajo docente vigentes hacia inicios del año
2018 de las 147 asignaturas obligatorias y troncales de los ciclos básicos de las siete carreras
de psicología de Argentina de universidades de gestión estatal con mayor antigüedad en el
territorio (Buenos Aires, La Plata, Mar del Plata, San Luis, Córdoba, Rosario y Tucumán). En
primer lugar, de acuerdo a definiciones consensuadas que han regido los debates a nivel
nacional, el ciclo básico de las carreras de psicología se define como aquel
conformado por saberes y prácticas referidos a los procesos psicológicos básicos
(cognición, motivación, conducta, interacción, etc.) y a los recursos aptos para
estudiarlos (metodologías experimentales, observacionales, correlacionales, etc.) así
como espacios teóreticos de integración conceptual: historia, epistemología y ética de
la disciplina. (Vilanova, 1995d, p. 668).
El ciclo básico
provee los elementos ineludibles que conducen a una actitud científica, tal como se la
distingue del conocimiento vulgar; introduce los conceptos, problemas y terminología
de la disciplina y sirve como la base del ejercicio profesional. El fin último de este ciclo
es el entrenar a los estudiantes en la producción de conocimiento nuevo, núcleo télico
de cualquier ciencia. (Vilanova, 1995d, p. 669)
En segundo lugar, y sobre las carreras seleccionadas, ha sido reconocido reiteradamente que
en un sentido bastante literal las mismas han configurado los límites y las características de la
psicología argentina, en tanto que desde su creación han acogido a la mayor cantidad de
estudiantes de psicología en el país, han diplomado a la mayor parte de psicólogos graduados
en Argentina, y han sido sede de los principales debates académicos y profesionales (Dagfal,
2009; Klappenbach, 2015), en particular desde el inicio de los debates que llevaron al
planteamiento y ejecución del propio ‘Proyecto AUAPsi’ (Fierro, 2019). De hecho, hacia el
año 2015, las siete carreras referidas acogían a 50.673 estudiantes activos de psicología (un
82.4% de los estudiantes activos en carreras públicas en el país y un 58% de los estudiantes
activos en todas las carreras argentinas), y desde su creación habían diplomado a 63.503
psicólogos (un 99% sobre el total de los graduados de carreras públicas y un 63% del total de
graduados de carreas públicas y privadas) (Alonso & Klinar, 2016). Finalmente, las seis
carreras nombradas han sido las carreras que fueron sometidas a análisis cuantitativos y
cualitativos durante y luego de la ejecución de los programas que componían dicho proyecto
(Di Doménico & Vilanova, 2000; Vilanova et al., 1999), y de las que por tanto existen datos
para establecer comparaciones.
En segundo lugar, se relevaron y analizaron las referencias bibliográficas que funcionan como
lecturas obligatorias en los programas de trabajo docente de las asignaturas incluidas en la
muestra. Estas referencias (N=6540) fueron descompuestas en seis indicadores socio-
bibliométricos: firma de la fuente, pertenencia disciplinar del autor de la referencia, orientación
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teórica predominante del texto de referencia, tipo de texto o edición, y año de la primera
publicación original de la fuente. Se realizó un primer análisis estadístico descriptivo de los
resultados en torno a estos indicadores en términos de frecuencias absolutas y relativas y en
términos de porcentajes.
En tercer lugar, se compararon estos resultados unificados (es decir, sin discernir cada una de
las siete carreras por separado) con los datos unificados disponibles sobre las referencias
(N=2904) de los mismos ciclos básicos hacia el año 1999-2000, tal como se comunican en el
estudio de Di Doménico y Vilanova (2000).45 La comparación se realizó luego de asegurarse
que las consideraciones (teóricas y procedimentales) utilizadas para relevar, desagregar y
clasificar cada referencia bibliográfica (en términos de disciplinas, teorías, etc.) en el
relevamiento del año 2000 han sido idénticas o cuanto menos equivalentes a las
consideraciones del relevamiento realizado en el año 2018.
Resultados y Discusión
En primer lugar, y en lo referido a las pertenencias disciplinares de los autores, los datos de
ambos cortes temporales pueden observarse en la figura 1. Como se constata, a lo largo de las
dos décadas ha habido un aumento ligero de autores psicólogos, y un descenso marcado de
autores médicos. Mientras que continúa habiendo entre 3 y 4 de cada 10 textos que son de
autores psicólogos, los textos de médicos han pasado de entre 4 y 5 por cada 10 en el 2000 a
entre 3 y 4 de cada 10 textos en la actualidad. También observamos un ligero aumento de
cientistas sociales (historiadores, sociólogos y antropólogos), y un aumento de casi el doble de
textos de autores filósofos. Finalmente, encontramos un descenso marcado de textos de autores
biólogos, y una dispersión mayor de textos en autores de otras disciplinas menores (pedagogía,
comunicación, derecho, ingenierías, teología, terapia social), lo que se observa en el aumento
de la categoría ‘otros’.
100%
90%
80%
70%
60%
50%
40%
30%
20%
10%
0%
Año 2000 Año 2018
Otro 2,30 12,40
Biólogo 4,00 0,70
Filósofo 4,80 9,40
Cientista social 6,30 6,40
Médicos 44,20 31,40
Psicólogos 34,50 39,70
Figura 1. Porcentaje de textos de ciclos básicos de carreras públicas argentinas de psicología según pertenencia disciplinar
del autor
45
Optamos por un análisis unificado de los ciclos no sólo para obtener una imagen panorámica de los cambios
en la formación científica básica de los psicólogos, sino para capitalizar datos de variables que en el estudio del
año 2000 no se desagregan por carrera, como por ejemplo la orientación teórica de los documentos.
111
Actas del Encuentro Argentino de Historia de la
Psiquiatria, la Psicologia y el Psicoanalisis, volumen 20
Respecto a las orientaciones teóricas, en la figura 2 realizamos una comparación de los dos
cortes transversales, excluyendo del conjunto de datos del 2018 a los autores no psicólogos sin
orientaciones teóricas explícitas tal como lo hace el estudio del año 2000 (Di Doménico &
Vilanova, 2000). Como puede constatarse, dos orientaciones teóricas han aumentado sus
porcentajes: el psicoanálisis y los diversos cognitivismos (la categoría ‘cognitivo-
constructivista’ incluye a autores cognitivos, constructivistas y cognitivo-constructivistas).
Con todo, el aumento del cognitivismo es proporcionalmente mayor al aumento del
psicoanálisis. De 49 de cada 100 textos que eran psicoanalíticos en el año 2000 se ha pasado a
entre 58 y 59 de cada 100, y de casi 9 de cada 100 textos cognitivistas-constructivistas en el
año 2000 se han pasado a entre 15 y 16 por cada 100. Con todo, a pesar del aumento de textos
cognitivistas, hay casi cuatro veces más textos psicoanalíticos que cognitivos.
Las restantes orientaciones teóricas, que en el año 2000 igualmente tenían una proporción
escasa, de entre 2 y 5%, han disminuido proporcionalmente en gran medida, hasta el punto de
la desaparición, como sucede con el cognitivismo comportamental, las corrientes psicosociales
(interaccionistas, sociocognitivistas), las corrientes comportamentales y las corrientes
neofenomenológicas. El socioconstructivismo ha disminuido sólo ligeramente, pero su
proporción aún es 1 texto de cada 100. Finalmente, en ambos momentos de las carreras un
cuarto de los textos pertenecen a otras orientaciones teóricas, incluyéndose aquí textos
transteóricos, textos generalistas o metodológicos, y textos de orientaciones teóricas menores
(psicodrama, existencialismo, gestaltismo, sistemismo).
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100
90
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60
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40
30
20
10
0
Año 2000 Año 2018
Otro 25,9 21,2
Sociohistórico/Socioconstructivista 1,1 1
Neofenomenológico 1,9 0,4
Comportamental 3,4 1,5
Psicosocial 3,6 1,2
Cognitivo-conductual 4,8 0,6
Cognitivo-constructivista 8,9 15,8
Psicoanálisis 49 58,3
Figura 2. Porcentajes de textos de ciclos básicos de carreras argentinas de psicología de universidades públicas
según orientación teórica y año de relevamiento
En las últimas dos décadas los ciclos básicos también han experimentado cambios en lo
referido a los tipos de textos utilizados. Como se expone en la figura 3, hacia el año 2000
predominaban los libros, capítulos de libros y papers científicos en la literatura de los ciclos
básicos, reuniendo tales formatos casi el 90% de los materiales. En la actualidad, tales formatos
reúnen alrededor del 85%, pero con una distribución muy distinta.
En primer lugar, los libros han visto descender su proporción en gran medida: si en el año 2000
los alumnos leían entre 5 y 6 libros completos cada 10 textos, en la actualidad leen entre 1 y 2
por cada 10 materiales. A su vez, los artículos de revistas científicas han disminuido casi hasta
desaparecer: de entre 2 y 3 artículos por cada 10 textos (o entre 21 y 22 por cada 100), en la
actualidad los estudiantes acceden a menos de 1 por cada 10 (o entre 3 y 4 por cada 100
materiales). Es decir, una disminución de más del 500%.
El espacio dejado por los libros y los artículos ha sido llenado por los capítulos de libro, que
de un 17.7% en el 2000 han pasado a representar el 63.3% de los materiales de los ciclos básicos
en la actualidad. En menor medida, el formato que ha aumentado de forma marcada ocupando
el espacio de otros formatos es el artículo en revistas sin referato, que de ser prácticamente
inexistentes en el año 2000 hoy ocupan el 5.6% de los textos.
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40
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10
0
Año 2000 Año 2018
Otro 0 2,6
Artículo de publicación periódica 0,1 5,6
Trabajo de congreso 1 1,1
Incierto 1,7 0
Ficha de cátedra 6,9 11,9
Capítulo de libro 17,7 63,3
Artículo de revista científica 21,3 3,9
Libro 51,3 11,6
Figura 3. Porcentajes de textos de lectura obligatoria de ciclos basicos de carreras publicas de psicologia en Argentina según tipo de texto y año de
relevamiento
A la vez, se han casi duplicado los materiales de cátedra en estos ciclos científicos: mientras
que en el año 2000 menos de 1 de cada 10 textos (o 7 de cada 100) era un material escrito por
un docente, en la actualidad entre 1 y 2 de cada 10 (o 12 de cada 100) lo son. Finalmente, los
trabajos de congresos han mantenido su exigua proporción.
Respecto a los años de publicación de la literatura y por tanto a su envejecimiento, la figura 4
expone de forma comparada la distribución (en porcentajes) de la literatura de los ciclos básicos
en el año 2000 y en la actualidad en función de sus años de publicación, separados en bienios.
Múltiples diferencias aparecen a la vista, todas teniendo en consideración que el relevamiento
más antiguo por necesidad no incluye textos posteriores al año 2000. En primer lugar, el estado
de la formación hacia el año 2000 sugiere que no había una elevada concentración de textos
publicados en las últimas décadas del siglo XIX y las primeras del siglo XX. En efecto, el
porcentaje de textos publicados en dichos años es mínimo, y los porcentajes aumentan a partir
de la década de 1960. Contrariamente, en la actualidad puede observarse que una parte
considerable de los textos de la muestra se concentran en el período que abarca entre 1890 y
1960. La década entre 1908 y 1918 es en tal sentido particularmente nutrida.
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6
Porcentaje de textos
Año 2000
4 Año 2018
Figura 4. Porcentajes de textos de ciclos básicos de carreras públicas de Argentina en función de año de publicación distinguidos en bienios y según año de
relevamiento.
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Actas del Encuentro Argentino de Historia de la
Psiquiatria, la Psicologia y el Psicoanalisis, volumen 20
En segundo lugar, puede observarse que los ‘picos’ (es decir, los bienios con mayor proporción
de publicaciones) hacia el año 2000 se ubicaban a fines de los años ’80 (1986-1987) y, aún en
mayor cantidad, entre 1992 y 1997: es decir, mayoritariamente unos 2 o 3 años antes del año
del propio relevamiento. Por el contrario, los bienios que más textos reúnen en la actualidad
son los que abarcan entre el 2006 y el 2009: es decir, bienios de una década anterior. Esto
también se refleja en los ‘descensos’ de la tendencia: el relevamiento del año 2000 indica que
sólo hacia el último bienio (2000-2001) el porcentaje de textos bajó –hasta ser casi nulo-
respecto de los bienios anteriores. Por el contrario, en la actualidad, desde el bienio 2006-2007
se observa un descenso sostenido de la proporción de textos, apenas morigerado por un
aumento de porcentaje en el bienio 2008-2009, luego del cual sin embargo la disminución
continúa.
Todo indica que la literatura que hoy día se utiliza en las carreras es más antigua respecto a la
actualidad que lo que lo era la literatura que se utilizaba en el año 2000 respecto dicho año.
Esto no sólo se debe a la presencia en la actualidad de textos que continuaron aumentando su
edad media por el transcurso de estas dos décadas entre ambos estudios, sino por la aparente
adición de textos aún más antiguos en calidad de materiales, lo que parece haber aumentado la
proporción de textos antiguos.
Esto se observa de forma clara en dos análisis adicionales: en primer lugar a partir del índice
de Price estándar y del índice de Price extendido a diez años de acuerdo a la edad media de la
literatura psicológica (Carpintero, 1981) y en segundo lugar a partir de la distribución de la
literatura en intervalos de diez años de antigüedad media. El índice de Price de los materiales
de ciclos básicos hacia el año 2000 era de 11.5%: es decir que entre 11 y 12 textos de cada 100
tenían cinco o menos años de antigüedad, habiendo sido publicados dentro de los cinco años
anteriores (1996-2000). Actualmente, el índice de Price es 7.4%: menos de 1 de cada 10 textos,
o más precisamente entre 7 y 8 de cada 100 textos, tienen 5 o menos años de antigüedad,
habiendo sido publicados entre 2014 y 2018. Por tanto, ha bajado la proporción de textos más
actualizados, tomando como parámetro el lustro anterior a cada estudio.
Lo mismo sucede con el índice de Price extendido: hacia el año 2000, el 29.5% de la literatura
tenía 10 o menos años de antigüedad, habiéndose publicado entre 1991 y 2000. Por tanto, entre
29 y 30 de cada 100 textos correspondían a tal período. Actualmente, el 20% de la literatura
tiene una década o menos de antigüedad, habiéndose publicado entre el 2009 y el 2018. Así,
20 textos de cada 100 corresponden a dicho período, marcando un descenso de un 33% respecto
del estudio del año 2000. Por tanto, también ha descendido la proporción de textos
‘relativamente’ recientes, tomando como parámetro la década anterior a cada relevamiento.
Si distribuimos los porcentajes de los textos según décadas de antigüedad, estas diferencias se
vuelven aún más claras. Como se muestra en la figura 5, el grueso (un 88.3%) de la literatura
de los ciclos básicos hacia el año 2000 tenía entre 1 y 30 años de antigüedad, y una muy escasa
proporción de los textos tenía más esa antigüedad. Por el contrario, es menor la proporción de
los textos que en la actualidad tienen entre 1 y 30 años (un 51.67%), y por esto, existe una
porción considerable de la literatura que en la actualidad tiene más que cuatro décadas de edad,
e incluso más que 80 y que 100 años. Por ejemplo, el 32.5% de la literatura de los ciclos básicos
en el 2000 tenía entre 1 y 10 años de antigüedad o menos. En la actualidad, es un 26.3% el
porcentaje de textos con esa: una proporción menor que hace veinte años. Lo mismo sucede
con los textos de entre 11 y 20 años: en el 2000 comprendían el 31.6% de la muestra, y en la
actualidad, el 17.68%. Esta tendencia se observa hasta un corte que se produce con los textos
de entre 21 y 30 años de antigüedad. A partir de allí, es mayor el porcentaje de textos que en
nuestra muestra se incluye en cada semi-período de diez años de antigüedad subsiguiente, que
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Actas del Encuentro Argentino de Historia de la
Psiquiatria, la Psicologia y el Psicoanalisis, volumen 20
el porcentaje de textos usados en los ciclos básicos en el año 2000 que corresponde al mismo
semi-período de antigüedad. Como se observa en la figura, en el año 2000 era prácticamente
inexistente la proporción de textos con entre 41 y 80 años de antigüedad, mientras que hacia el
año 2018 existían porcentajes nada desdeñables de textos que caían en tales categorías. Lo
mismo puede decirse de los textos con entre 91 y 120 años de antigüedad.
35,00%
30,00%
25,00%
20,00%
15,00%
Año 2000
10,00% Año 2018
5,00%
0,00%
Figura 5. Porcentaje de textos de ciclos básicos de carreras públicas argentinas de psicología en función de la antigüedad
media de publicación en semiperíodos de 10 años y en función de año del relevamiento
Para sintetizar lo que venimos exponiendo, y tomando un punto de corte de medio siglo
(considerando por supuesto como punto de partida el año de cada uno de los relevamientos por
separado), en el año 2000 el 95% de la literatura de los ciclos básicos había sido publicada en
los últimos cincuenta años, y sólo un 5% tenía entre 60 y 130 años. Hacia la actualidad, ese 5%
de textos con entre 60 y 130 años ha aumentado a un 29%, y los textos publicados dentro de
los últimos 50 años ha disminuido del 95% al 71%. Por tanto, quizá el punto más relevante sea
que nuestro relevamiento muestra que el estado actual de los ciclos básicos no sólo no es el
mismo que hacia el año 2000, sino que en términos de obsolescencia de la literatura, el estado
es recesivo: aún transcurridos veinte años de literatura y publicaciones científicas desde el año
2000, en la actualidad una proporción considerable de la literatura de los ciclos básicos tiene
una elevadísima obsolescencia, y dicha proporción es mucho mayor a la que se registraba hace
veinte años.
La figura 6 muestra los porcentajes de textos en el año 2000 y en la actualidad en función de
la nacionalidad de los autores. Como se constata, dos categorías han decrecido en las últimas
dos décadas: hacia la actualidad hay un quinto menos de textos de autores europeos y un tercio
menos de textos de autores estadounidenses. Esto parece haber sido suplido con textos de
autores argentinos, que han aumentado un 166%, y con textos de autores latinoamericanos, que
han aumentado un 157%. Con todo, a pesar de registrar un aumento proporcionalmente
semejante, debe considerarse que los autores latinoamericanos hoy día comportan un 3% de la
muestra, contra un 42.1% de textos de autores argentinos.
117
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100
90
Porcentaje sobre total de textos
80
70
60
50 Otro
40 Incierto
30 Estadounidense
20 Argentino
10 Latinoamericano
0 Europeo
Año 2000 Año 2018
Otro 0,3 1,3
Incierto 4,2 0,4
Estadounidense 15,3 10,7
Argentino 25,3 42,1
Latinoamericano 1,9 3
Europeo 53 42,5
Figura 6. Porcentajes de textos de lectura obligatoria de asignaturas del ciclo básico de siete carreras públicas de
psicología argentina según nacionalidad del autor y año del relevamiento.
Finalmente, disponemos de datos para comparar a los autores más prevalentes en ambos cortes
transversales durante las últimas dos décadas. Como es comprensible, en ambos estudios la
dispersión de autores es enorme: hacia el año 2000, las 2904 referencias bibliográficas de los
siete ciclos básicos de las carreras públicas se distribuían en un grupo de 1087 firmas únicas
(autores). En la actualidad, las 6157 referencias de los siete ciclos básicos se distribuyen en un
grupo de 2029 firmas únicas. A la vez, en el año 2000 más del 25% de los textos eran de autores
que sólo aparecían una vez en el relevamiento, mientras que en la actualidad el 17% de la
muestra pertenece a textos de autores que sólo se refieren una vez, lo cual parece indicar un
ligero avance en la concentración de textos o un aumento en la homogenización de los mismos
en lo referente a las firmas.
De aquí que para exponer estos resultados, debamos realizar un recorte de los mismos. Por
tanto, hemos escogido representar comparativamente a los treinta autores o grupos de autores
que en ambos momentos cronológicos concentraron mayor cantidad de trabajos. Esto se expone
en la tabla 1.
Como puede observarse, en primer lugar parece haber aumentado la dispersión de citas en las
últimas dos décadas, considerando que en el año 2000 un grupo de 30 autores concentraba casi
el 40% de las referencias y en la actualidad, un grupo idéntico concentra el 28.9% de los
materiales. A la vez, en el año 2000 un grupo de 3 autores concentraba más de un cuarto de los
trabajos, y en la actualidad un grupo de dieciséis autores concentra el mismo porcentaje.
Con todo, en términos cualitativos hay varias regularidades en ambos cortes, lo que sugeriría
ciertas tendencias sin cambio durante veinte años. En primer lugar, hay una coincidencia en los
tres autores con más trabajos en ambos períodos, que también coinciden en su orden
proporcional. Primero, la prevalencia de Freud como autor más citado: casi 20 de 100 trabajos
en el año 2000 eran de su autoría, contra casi 14-15 de 100 en la actualidad. En segundo lugar,
la dominancia de Lacan, superado sólo por Freud: el psiquiatra francés concentraba entre 4 y
5 de cada 100 textos en el año 2000, y hoy concentra 3 de cada 100. Por tanto, hace veinte años
118
Actas del Encuentro Argentino de Historia de la
Psiquiatria, la Psicologia y el Psicoanalisis, volumen 20
entre 23 y 24 de cada 100 textos correspondían a Freud o Lacan, y en la actualidad les
corresponden entre 17 y 18 textos.
Piaget es el tercer autor con más textos en el año 2000 (3 de cada 100), lo mismo que en la
actualidad, sólo que ahora se ha reducido a un tercio su prevalencia: 1 de cada 10, o 10 de cada
100 textos, son de su autoría. En la actualidad, Foucault ocupa el cuarto lugar, teniendo entre
1 y 2 de cada 100 materiales de lectura a su nombre, contra la categoría de ‘autores varios’ que
en el año 2000 era la cuarta figura más citada.
También se observan cambios en el sentido de desaparición de autores en la muestra, como es
el caso de Anna Freud, Ricardo Ruiz y Bernard, presentes en el grupo del año 2000 pero
ausentes en el grupo de más citados en la actualidad. Estas ausencias son más sobresalientes
en los casos de autores de orientaciones no psicoanalíticas: autores comportamentales como
Skinner, sociocognitivistas como Bandura, sociohistóricos como Luria y cognitivos como
Duarte se hallaban entre los treinta autores más citados hacia el cambio de milenio pero han
desaparecido del grupo que recortamos hacia la actualidad.
En lo referente a las continuidades, pueden observarse otros autores más allá de los ya
explícitamente referidos que permanecen en ambos cortes cronológicos dentro de los treinta
autores más citados. Este grupo de 12 autores se destacan en negrita en la tabla 1. Es interesante
remarcar que, sin contar los autores no psicólogos sin adscripciones teóricas disciplinares
explícitas (Foucault y Castoriadis), obtenemos un grupo de 10 autores comunes a ambos
recortes, de los cuales el 20% es constructivista (Piaget y Castorina), siendo el 80% restante de
orientación psicoanalítica.
Tabla 1. Autores prevalentes en literatura de lectura obligatoria de ciclos básicos de carreras públicas de
psicología en Argentina, 2000-2018
Ubicación ordinal Relevamiento 2000 Relevamiento 2018
del autor Autor Porcentaje Autor Porcentaje
1º Freud 19.4 Freud 14.3
2º Lacan 4.3 Lacan 3
3º Piaget 3 Piaget 1
4º AAVV 1.5 Foucault .9
5º Fernández, A. 0.9 Fernández, A. M. .6
6º Winnicott 0.8 Pinel .6
7º Foucault 0.6 Purves et al. .6
8º Bleger 0.6 Winnicott .5
9º Castorina 0.6 Delgado .5
10º Klein 0.6 Castoriadis .5
11º Quiroga 0.5 Cortada de Kohan .5
12º Skinner 0.5 Kraepelin .4
13º Pichón Riviere 0.5 Percia .4
14º Salas 0.4 Quiroga .4
15º Vezzetti 0.4 Carlson .4
16º Aulagnier 0.4 Pichón-Rivière .4
17º Bercherie 0.4 Vygotsky .3
18º Berenstein, I. 0.4 Castorina .3
19º Ferreiro, E. 0.4 República Argentina .3
20º Ruiz, R. 0.4 Schejtman .3
21º Azcoaga 0.3 Bercherie .3
22º Bandura 0.3 Kandel et al. .3
23º Dolto 0.3 Klein .3
24º Freud, A. 0.3 Stolkiner .3
25º Napolitano 0.3 Bourdieu .2
26º Aberastury 0.3 Bruner .2
119
Actas del Encuentro Argentino de Historia de la
Psiquiatria, la Psicologia y el Psicoanalisis, volumen 20
27º Bernard 0.3 Frenquelli .2
28º Castoriadis 0.3 Grassi .2
American Psychiatric
29º Duarte 0.3 .2
Association
30º Luria 0.3 Bleichmar, S. .2
% Acumulado 39.7 28.9
Conclusiones
Los datos presentados en este trabajo permiten establecer dos conclusiones. En primer lugar,
existirían tanto continuidades como cambios en la formación básica o científica actual de los
psicólogos argentinos respecto a cómo esta formación se configuraba hacia los años 1999-
2000. Las continuidades incluyen la permanencia de una considerable obsolescencia de los
materiales de lectura, la presencia de diversos autores psicoanalíticos en el grupo de los autores
más frecuentemente leídos en las carreras, el predominio del psicoanálisis como la orientación
teórica dominante en la bibliografía de las carreras, y el predominio de textos de autores
argentinos por sobre las demás nacionalidades. Los cambios, a su vez, permiten cualificar las
continuidades: por caso, se observa que ha aumentado la proporción de textos cognitivo-
constructivistas durante los últimos veinte años, y en la actualidad los textos de psicólogos son
dominantes respecto a los textos de psiquiatras y médicos –a la inversa de lo que sucedía hacia
el año 2000-. A la vez, la literatura ha envejecido de forma acelerada y marcada desde el
relevamiento del año 2000, en una magnitud que no puede explicarse sólo por el transcurso de
las dos décadas entre ambos análisis. Finalmente, han disminuido hasta su práctica inexistencia
el recurso a artículos de revistas científicas como materiales de lectura.
En segundo lugar, los datos sugieren que las continuidades detectadas han pervivido a pesar de
existir diversos procesos históricos de considerable importancia en el ámbito de las carreras de
psicología: en particular las revisiones fomentadas por el propio ‘Proyecto AUAPsi’, los
debates sobre evaluación y acreditación curricular, y las revisiones introducidas como producto
de dichos procesos a partir del año 2013. Estas continuidades, a la vez que representan un
contraste con al menos parte de las soluciones o recomendaciones propuestas a los problemas
identificados y delimitados por el programa de formación de especialistas en innovación
curricular en psicología (AUAPsi, 1998; 1999), deberán ser analizadas en mayor profundidad
por estudios futuros que determinen qué factores, condiciones y procesos históricos por fuera
de los elementos estrictamente bibliográficos han colaborado con su mantenimiento.
Referencias
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Actas del Encuentro Argentino de Historia de la
Psiquiatria, la Psicologia y el Psicoanalisis, volumen 20
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Actas del Encuentro Argentino de Historia de la
Psiquiatria, la Psicologia y el Psicoanalisis, volumen 20
123
Actas del Encuentro Argentino de Historia de la
Psiquiatria, la Psicologia y el Psicoanalisis, volumen 20
Colaski (2011) comenta que la realización del Primer Encuentro Nacional de Psicólogos y
Estudiantes de Psicología fue una iniciativa de la COPRA frente a la “situación indignante” de
que los psicólogos no aparecían nombrados en el proyecto de Ley del SNIS, más que en el
“etcétera”.
“COPRA cuando ve que no estaban los psicólogos dentro del Proyecto de Ley, lo que
hace es: por un lado se conecta con nosotros, con FUA en la búsqueda de la apoyatura, y
por otro lado solicita una audiencia con la Comisión de Salud de Diputados de la Nación
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Actas del Encuentro Argentino de Historia de la
Psiquiatria, la Psicologia y el Psicoanalisis, volumen 20
que es donde estaba el proyecto de ley, ¿me explico? porque el Servicio Nacional Integrado
de Salud era un proyecto de ley que debía tratarse. Entonces solicitan la entrevista con el
objetivo y con el fin de poner en discusión y decir bueno, “resulta de que acá no estamos”.
Me avisan a mí entonces yo los acompaño (...) en respaldo de FUA a COPRA, y se les
plantea a los diputados de que ellos hablaban de trabajadores de la salud, habían puesto
todos, hasta los enfermeros, todo, pero no nos habían puesto a los psicólogos, entonces
ellos muy, digamos, como asombrados se ponen a ver y no… y buscan, buscan, buscan y
era cierto, no estábamos y hay uno que tuvo la desafortunada idea de decir “no, no, sí, acá
están” “¿y dónde?” claro, al final decía “etcétera”, entonces en el etcétera estábamos...
(...) entonces a partir de eso se acordó ahí convocar a este primer encuentro de psicólogos
y estudiantes de psicología de todo el país”. (Colaski, 2011)
Ana D’Agostino también recuerda que la idea de organizar el primer encuentro estaba teñida
por “la lucha por conseguir nuestra identidad profesional, especialmente para poder
diferenciarnos e independizarnos de la corporación médica”. (D’Agostino, 2011).
En el documento de la convocatoria del encuentro (COPRA, 1974), hay una definición que
caracteriza al psicólogo como un Trabajador de la Salud Mental interesado por las necesidades
de los sectores populares, prestando servicios a la Comunidad, pero en condiciones de
explotación laboral. Así mismo, es un trabajador que lucha por la inclusión en los planes
políticos de salud nacional, por lo que se plantea este encuentro como forma de unificación de
criterios, los cuales fijarían las bases para los planes de acción futuros.
“Conscientes de este momento histórico de lucha de los trabajadores Psicólogos, la
CONFEDERACIÓN DE PSICÓLOGOS DE LA REPÚBLICA ARGENTINA CONVOCA AL
ENCUENTRO NACIONAL DE PSICÓLOGOS Y ESTUDIANTES DE PSICOLOGÍA,
ESTABLECIENDO PARA EL MISMO EL CARÁCTER DE MOVILIZACIÓN GREMIAL
NACIONAL, por nuestras reivindicaciones como trabajadores de la salud y en defensa de
la salud de nuestro pueblo” (COPRA, 1974)46
En dicha convocatoria se adjuntan en primer lugar el temario, en el cual se planteaban cuatro
puntos centrales a tratar: a) la inserción del psicólogo en los planes de salud, b) el ejercicio
profesional de la psicología, c) la formación del trabajador psicólogo, y d) los planes
coordinados de acción a manera de conclusiones; y en segundo lugar las pautas organizativas
que incluían las tareas a realizar y pautas de funcionamiento de las mesas de trabajo y plenarios,
estos con carácter de asamblea permanente.
Todo lo anterior, está firmado por el Comité Coordinador: el Colegio de Psicólogos de Córdoba
y la Secretaría Científica de la COPRA. Sobre el cuál Domínguez Lostaló (2011) expresa “Acá
tenemos la comisión: “Secretaría general: Josefina Racedo, Secretaría de Hacienda: José
Santillán, Secretaría gremial: Rogelio Papanio y Olga Ferrer, Secretaría Científica: Cristina
Bottinelli”.
Sobre la convocatoria, Delfín Gialluca (2011) describe la situación institucional en torno a la
formación académica que había en el país en ese momento:
“Existían 6 Universidades Nacionales que tenían la carrera de Psicología: Universidad de
Rosario; Universidad de Buenos Aires (UBA); Universidad de Córdoba que tenía una
Escuela de Psicología dentro de la Facultad de Filosofía y Humanidades; la Facultad de
Ciencias de San Luís, donde funcionaba una Escuela de Psicología. Esta Facultad dependía
46
Las mayúsculas son propias del documento.
127
Actas del Encuentro Argentino de Historia de la
Psiquiatria, la Psicologia y el Psicoanalisis, volumen 20
de la Universidad Nacional de Cuyo con sede en Mendoza; Universidad Nacional de
Tucumán y Universidad Nacional de La Plata.”
En estas universidades, hasta 1974, se estimaban unos 1900 egresados, mientras que el
alumnado alcanzaba los 8500 estudiantes de las carreras de psicología. (Gialluca, 2011).
Entre los documentos encontrados en el Archivo de la Facultad de Psicología, que en aquel
momento pertenecían a la Facultad de Filosofía y Humanidades, se destacan tres cartas previas
al encuentro: La primera de ellas está dirigida al Presidente del Colegio de Psicólogos, Marcos
Yened, con dos motivos particulares: en primer lugar el Encuentro de Psicología pronto a
realizarse, y en segundo lugar, sobre el alcance del título del psicólogo. La segunda carta está
dirigida a la Secretaría de Asuntos Estudiantiles. La Decana Notarial, Lic. Raquel Ferrario les
solicita 600 voucher para que las personas asistentes al evento pudieran almorzar el día 13 de
octubre en el Comedor Universitario; por último, la tercer carta se envía al Comité Coordinador
el día previo al evento, notificando: a) que la facultad permanecerá cerrada durante el primer
día de encuentro por ser el día del personal no docente, b) que el Rector prohíbe pasar la noche
en las instalaciones universitarias, c) que se deben solicitar la Sala de las Américas y otras aulas
a la Escuela de Arte, haciéndose cargo el comité coordinador de los gastos extra al personal de
maestranza, y d) que el comedor estará cerrado los días 11 y 12, pero que tendrán vouchers
disponibles para el almuerzo del día 13.
Para finalizar con las cuestiones previas al primer encuentro, en la Biblioteca Mayor de la
Legislatura de Córdoba sólo se encontró una nota periodística del 10 de octubre de 1974 en
donde se menciona la realización del encuentro.
Primer Encuentro Nacional de Psicólogos y Estudiantes de Psicología
En palabras de Marcos Yened (2001), “El Primer Encuentro es la primera gran actuación de la
COPRA”. Alberto Colaski (2011) considera que marcó un antes y un después para los
psicólogos del país. “La reunión esta fue la primera vez que realmente los psicólogos y los
estudiantes de psicología hacían un evento convocado por los profes, miembros, trabajadores
de los campos de la salud mental”. Por otro lado, Domínguez Lostaló (2011) aclara que no
hubo participación de docentes en el encuentro, ya que no se consideraban profesionales de la
psicología, a lo que Delfín agrega:
El Claustro docente de la carrera estaba formado en su mayoría por: Médicos que
dictaban Anatomía y Fisiología del Sistema Nervioso; Médicos Psiquiatras que manejaban
la Salud Mental; Antropólogos; Sociólogos; Filósofos convencidos de que la Psicología era
hija de la filosofía; Lingüistas; Abogados que sostenían que las incapacidades estaban
previstas en el Código Civil; Graduados en Estadística que miraban con desconfianza esto
de las mediciones en el campo de la Psicología y no faltaban en la carrera algunos
“curitas” que hablaban de la eternidad del alma. (Gialluca, 2011)
Para el contingente que viajó desde San Luis, este encuentro “constituye un hecho sin
precedentes para los trabajadores psicólogos (...) que por primera vez se asumen como tales, al
organizar y concretar un evento como éste, sin la participación de otros trabajadores de la
salud”. Lo consideran un hecho histórico para la profesión, con la esperanza de dejar de ser
quienes están a la sombra de los psiquiatras. (UNSL, 1974).
Si bien la convocatoria fue masiva, la situación política del país, teñida de violencia y
asesinatos, generaron un clima de inestabilidad y riesgo que restaron enormemente la
concurrencia al evento (UNSL, 1974).
128
Actas del Encuentro Argentino de Historia de la
Psiquiatria, la Psicologia y el Psicoanalisis, volumen 20
En el ‘74 tuvimos un problemita. Gravísimo en realidad, (...) se genera realmente un
movimiento anti psicólogos muy importante que no se conforma con la mera acción o
difamación, la delegación de la plata que contaba con más o menos 400 personas para
venir a este encuentro se reduce a 20 porque matan al secretario general de la universidad
y al secretario general de la asociación de trabajadores de la Universidad Nacional de La
Plata, dos persona de gran significación (…) esto son 5 días antes del Día del Psicólogo y
después empiezan las muertes de los compañeros. (Domínguez Lostaló, 2011)
El 90% de la participación fue estudiantil, e incluso la misma presencia de los Cordobeses fue
muy limitada. (UNSL, 1974).
De los relatos oficiales producidos por la COPRA, sólo se pudo rescatar el tema III que hace
referencia a los contenidos e implementación de los planes de estudio, pero gracias a la bitácora
escrita por los asistentes de San Luis, podemos darnos una idea de lo que se trabajaron en los
diferentes paneles:
En primer lugar, se discutió sobre la inserción del psicólogo en los planes de salud, la cual
estaba limitada a ser auxiliares de la psiquiatría, según lo establecía la ley 17.132 “destinada a
los profesionales del arte de curar” (UNSL, 1974), concluyendo el repudio de la ley
mencionada y la lucha “POR UNA LEY DIGNA PARA NUESTRO EJERCICIO
PROFESIONAL, que responda a nuestras reivindicaciones gremiales y a las demandas de la
asistencia popular”, haciendo referencia a la Ley de Ejercicio Profesional que estaba
impulsando la COPRA, la cual se promulgó 9 años más tarde, en 1985.
En el tema III, se trabajó sobre los planes de estudio, tomando como problemática principal el
“rol del psicólogo, su identidad profesional, y los procesos de aprendizaje con ellos
conectados” (COPRA, 1974), para lo cual se establecen una serie de caracterizaciones propias
de las carreras de psicología, estructuradas desde sus inicios desde un modelo liberal en cuanto
a aspectos temáticos y metodológicos, reflejados en las orientaciones humanísticas:
“Las carreras orientadas por una ideología liberal se estructuraron con un amplio
repertorio de teorías científicas y recursos técnicos (...). El modelo liberal de universidad
se plasmó en una organización por “años” y “cátedras”. Cátedras donde dominan criterios
rígidos, donde alguien que posee el conocimiento le imparte a otro que asume una actitud
pasiva, condicionada por la expectativa de que sólo se espera de él que aprenda.” (COPRA,
1974).
De acuerdo al relato oficial (1974), las carreras de psicología al no estar enmarcadas en planes
de estudio con objetivos claros, se convierten “en una yuxtaposición de todo tipo, que no se
sabe bien para qué sirven”. Es por eso que se considera importante trabajar en la elaboración
de objetivos específicos que guíen la formación de los psicólogos.
“Es claro que este problema está estrechamente ligado a la construcción de la
identidad de los psicólogos. Por eso creemos que este encuentro (...) debe servir como
punto de partida de la necesitada reflexión y elaboración que convierta los objetivos
generales de la profesión en criterios específicos alrededor de los cuales pueda
organizarse sistemáticamente la formación de los psicólogos.” (COPRA, 1974).
En los grupos de discusión sobre esta temática (UNSL, 1974), se debatieron sobre algunos
aspectos como: a) modificar los métodos de aprendizaje llevándolos más a la práctica e
inserción en medios sociales; b) ofrecer alternativas teóricas al psicoanálisis predominante en
las universidades de todo el país; c) que las universidades ofrezcan cursos de post-grado y
129
Actas del Encuentro Argentino de Historia de la
Psiquiatria, la Psicologia y el Psicoanalisis, volumen 20
especializaciones como forma de romper con los monopolios de las instituciones privadas; y
d) que se realicen cursos obligatorios sobre la situación de la psicología y la inserción social
de los psicólogos.
Para finalizar, los asistentes de la Universidad Nacional de San Luis (1974), consideran que
hubo consenso general en definir al trabajador psicólogo como agente de cambio al servicio
del pueblo y de su liberación, integrando equipos de trabajo multidisciplinarios que permitan
alejarse de la práctica individual, aunque no se abordó de qué manera implementar alguna
metodología que permita llegar a alcanzar estos objetivos.
Discusió
La proclamación del Día del Psicólogo en Argentina posibilitó a los profesionales de la salud
mental empezar a consolidar las ideas que se tenían con respecto a una unidad gremial, a
discutir sobre su rol, sus expectativas en cuanto al ejercicio profesional y en relación a qué tipo
de profesionales se pretendía formar en el ámbito académico. Si bien no se pudo llegar a un
consenso en cuanto a la aceptación o rechazo como psicólogos por el proyecto de ley del SNIS
que no los incluía, sí dio la oportunidad de comenzar a pensar cuáles serían los objetivos
específicos que permitirían poner en práctica lo trabajado durante esos tres días que duró el
encuentro.
Referencias
Amante, L. (2003) Homenaje al día del Psicólogo. Revista electrónica de psicología política
Anónimo (1974). Encuentro Nacional de Psicólogos y Estudiantes de Psicología. San Luis,
Argentina.
Colaski, A. (2011). Comunicación personal con Paulina Albert, septiembre 2011, Facultad de
Psicología, Universidad Nacional de Córdoba, Argentina.
COPRA (1974) Relato oficial. Encuentro de Psicólogos y Estudiantes de Psicología. Córdoba,
Argentina.
D’Agostino, A. M. (2011). Comunicación personal con Paulina Albert, septiembre 2011,
Facultad de Psicología, Universidad Nacional de Córdoba, Argentina.
Dominguez Lostaló, J. C. (2011). Comunicación personal con Paulina Albert, octubre 2011,
Facultad de Psicología, Universidad Nacional de Córdoba, Argentina.
La Voz Del Interior (1974) Encuentro nacional de sicologos y estudiantes.10 de octubre de
1974. La Voz del interior.
Yened, M. (2011) Comunicación personal con Paulina Albert, octubre 2011, Facultad de
Psicología, Universidad Nacional de Córdoba, Argentina.
130
Actas del Encuentro Argentino de Historia de la
Psiquiatria, la Psicologia y el Psicoanalisis, volumen 20
Investigaciones en prosocialidad y su aportación a la formación de profesores en
psicología
GOMEZ, ELBA NOEMI; UNIVERSIDAD NACIONAL DE SAN LUIS
Introducción
En este trabajo se presenta una revisión histórica de las investigaciones en
prosocialidad y se hace referencia a los hitos que ayudaron a la construcción socio-histórica de
su campo de estudio. En este caso nos interesa delimitar algunas de las aportaciones plausibles
de ser integradas en la formación de profesores en psicología en el nivel universitario.
El estudio de la prosocialidad en educación es muy reciente. Si bien es una
problemática importante en Psicología, es una de las áreas más descuidadas por su dificultad,
la complejidad de su campo y las múltiples variables que entran en juego.
La prosocialidad es un constructo teórico con apoyo empírico que despertó
interés en el ámbito desde el humanismo, la psicología social y la psicología educativa para la
prevención de conductas antisociales. También, desde hace varias décadas el campo de la
psicología positiva está muy interesada en su investigación y desarrollo.
Los estudios de la prosocialidad tienen su origen en producciones de la psicología
evolutiva y social, la sociología, la filosofía y otros campos del conocimiento dando lugar a
innumerables desarrollos teóricos e investigaciones fundantes en Estados Unidos, Europa
(Italia y España) y Latinoamérica (Colombia, Chile y Argentina). La prosocialidad entendida
como aquellos comportamientos que, sin la búsqueda de recompensas externas, extrínsecas o
materiales, favorecen a otras personas o grupos (según los criterios de éstos) o metas sociales,
salvaguardando la identidad, creatividad e iniciativa de los sujetos o grupos implicados, cobró
impacto en educación como contrapartida de las conductas de violencia y agresión en las
instituciones educativas, a la vez que promueve la formación en valores y las acciones en pos
del bien común y la paz.
Metodología
Este estudio buscó rastrear los estudios iniciales referidos a prosocialidad, tanto del ámbito
internacional como argentino. Así como, delimitar los centros de desarrollo de investigaciones
en torno a esta temática. Para finalmente, aportar a la formación del profesorado en psicología
referentes respecto a la prosocialidad.
Desarrollo
La prosocialidad, que pretendía ser una palabra que denominara lo contrario de lo
antisocial, con el tiempo, más que un antónimo se ha transformado en un problema de interés
estudiado en diferentes centros de investigación y en algunas universidades europeas,
norteamericanas y latinoamericanas.
El ámbito más desarrollado ha sido el educativo en sus diferentes niveles de la
enseñanza, donde entre otros temas, se ha demostrado que incrementar la frecuencia y calidad
de las acciones prosociales inciden en un mejor rendimiento del alumno, en la prevención de
los comportamientos destructivos, contribuye a la salud mental, mejora la educación
emocional, promueve el compromiso y la responsabilidad social, facilita un clima armónico en
el aula. También se habla del liderazgo prosocial que asumiría el docente en su quehacer
cotidiano o el comportamiento prosocial en diversas instituciones, organizaciones y grandes
empresas (Cirera, 2015).
El término “comportamiento prosocial”, surge del campo de la psicología y comenzó a
ser utilizado por Lauren Wispé (1972), como el antónimo del término “comportamiento
antisocial”. En sus comienzos el término fue usado como adjetivo (prosocial), luego como
sustantivo (prosocialidad) y actualmente se intenta desarrollarlo como verbo (prosocializar).
131
Actas del Encuentro Argentino de Historia de la
Psiquiatria, la Psicologia y el Psicoanalisis, volumen 20
El concepto de prosocialidad, desde la década del setenta, ha sido estudiado en niños y
jóvenes por los grandes beneficios que comporta para el desarrollo personal e interpersonal de
las personas.
Las primeras investigaciones sobre prosocialidad estuvieron orientadas al estudio de
conductas convencionales tales como ayuda, cortesía y espíritu deportivo; teniendo por opuesto
la agresión, descortesía y hostilidad.
Mussen y Eisenberg (1977) definieron la conducta prosocial como aquellas conductas
que tratan de ayudar, beneficiar a los demás sin buscar recompensa a las acciones. Ello
implicaría: ayudar, consolar, compartir.
De su parte, Eisenberg (1977) se manifestó en relación a la conducta moral prosocial
considerando que la conducta moral dirigida hacia los demás tiene dos polos opuestos:
Conducta prosocial: ayudar a los demás/Conducta antisocial: indiferencia o daño hacia los
demás.
Eisenberg (1977) consideró que las necesidades o deseos personales entran en conflicto
directo con las necesidades de otras personas en situaciones en las que el rol de la autoridad,
las normas, las leyes, el castigo y las obligaciones formales son mínimas. La prosocialidad se
refiere a la tendencia individual a llevar a cabo acciones voluntarias dirigidas a beneficiar a los
demás tales como el compartir, donar, cuidar, confortar y ayudar (Eisenberg & Fabes; 1998;
Penner, Dovidio, Pilavian & Schroeder, 2005)
Por otro lado, el psicólogo social Vander Zander (1986) consideró que lo prosocial
consiste en actos realizados en beneficio de otras personas; serían modos de responder a éstas
con empatía, condolencia, solidaridad, cooperación, ayuda, rescate, confortamiento y entrega
o generosidad.
La prosocialidad, en su definición más amplia comúnmente aceptada por la comunidad
científica para el habla hispana, es la explicitada por el equipo de la Universidad Autónoma de
Barcelona, que abarca no solo la simplicidad del enfoque unidireccional, como se estudió en
las primeras investigaciones, sino también la complejidad de las acciones humanas en su
vertiente relacional y sistémica y que además, recoge dimensiones culturales susceptibles de
uso en el campo educativo, social y político (Roche Olivar, 1998). Así definen la prosocialidad
como: “aquellos comportamientos que, sin la búsqueda de recompensas externas, extrínsecas
o materiales, favorecen a otras personas o grupos (según los criterios de éstos) o metas sociales,
objetivamente positivas y aumentan la probabilidad de generar una reciprocidad positiva de
calidad y solidaria en las relaciones interpersonales o sociales consecuentes, salvaguardando la
identidad, creatividad e iniciativa de los individuos o grupos implicados” (Roche Olivar, 1995,
pp.16).
En la conceptualización de la prosocialidad, ocupan un lugar central las nociones de
normas internalizadas y valores personales (Roche Olivar, 2002). Esto ya había sido
visualizado por los autores citados por Roche Olivar: Staub (1978), Bar-Tal (1982) y Eisenberg
(1982).
Roche Olivar señala que: “aunque no todos los psicólogos emplean las nociones de
valores prosociales o prosocialidad con el mismo significado, la mayoría entienden las normas
como valores que las personas internalizan en algún momento durante el proceso de
socialización y desarrollo” (Roche, 2002, pp. 46). Una acción prosocial podría identificarse
como aquella que efectivamente beneficia al otro, tal y como éste quiere ser beneficiado; esto
para contrastarlo con una concepción de acciones de ayuda que no incluyen en el modelo de
“lo prosocial” las circunstancias, necesidades, identidad y cultura del receptor (Roche Olivar,
2004).
Por otro lado, en el decir de Garaigordobil (1996) la conducta prosocial es una conducta
social positiva, voluntaria, para beneficiar a otro, sin esperar recompensas, con o sin motivación
132
Actas del Encuentro Argentino de Historia de la
Psiquiatria, la Psicologia y el Psicoanalisis, volumen 20
altruista y que exige esfuerzo. La conducta prosocial es multicausal dado que intervienen en su
construcción- acción factores culturales, familiares y propios del contexto educativo. Involucra
las condiciones de desarrollo personal cognitivo, moral, empático, estado emocional y un
proceso de toma de decisiones.
Desde una perspectiva psico-evolutiva, la orientación prosocial parece ser una marca
de la entrada en la madurez adulta, considerada tanto por adolescentes como por jóvenes, por
lo que es propicia su inclusión en la enseñanza universitaria (Eisenberg, Cumberland, Guthrie,
Murphy, & Shepard, 2005).
Al decir de Moreno (2009), la capacidad de ponerse en el lugar del otro posibilita el
desarrollo de actitudes prosociales, entre las cuales, la capacidad de perdonar es una de las más
importantes para lograr la armonía social. El autor considera que la capacidad de empatía de
los sujetos determina actitudes diferentes ante situaciones de agravio; el mayor grado de
empatía favorece las actitudes prosociales, en particular la capacidad de perdonar, la búsqueda
de reconciliación, y desalienta las situaciones de agravio (Moreno, 2009).
En síntesis, la acción prosocial es aquella llevada a cabo voluntariamente con el fin de
ayudar o beneficiar a otros sin la espera de recompensa donde la ayuda es receptada con
satisfacción (Garaigordobil ,1996; Holmgren, Eisenberg & Fabes, 1998; Pakaslahti, 2002;
Roche Olivar, 1998).
La conducta prosocial podría entonces concebirse como cualquier acción que beneficia
a otros o que tiene consecuencias sociales positivas y que toma muchas formas, incluyendo las
conductas de ayuda, cooperación y solidaridad.
a- Los primeros estudios en prosocialidad
En nuestra búsqueda, los primeros antecedentes de la prosocialidad remiten a los
estudios del psicólogo William Mc Dougal, en 1908. Este autor argumentó que los
comportamientos prosociales, de ayuda sin esperar nada a cambio, eran el resultado de “tiernas
emociones” originadas en el instinto parental (Penner et al., 2005). Pero pasaron varias décadas
para que los investigadores científicos se ocuparan del tema.
De su parte, Pitirim Alexandrovich Sorokin (1950) comenzó a hablar sobre la
necesidad de tendencias positivas en los humanos, convencido de que la cultura occidental
había entrado en una "fase de declive en las sensaciones" luego de la Segunda Guerra Mundial
(1939-1945). Este sociólogo consideró que una orientación negativa había impregnado a la
sociedad. Como contrapartida se ocupó del tema del altruismo y de acciones no violentas en
los humanos, por la posibilidad de promover conductas positivas y la reconstrucción social. El
análisis realizado por Sorokin implicó un enfoque conceptual integrado a la naturaleza de lo
humano, el conocimiento, la resolución de conflictos y la conducta prosocial en formas de
organización humana. Calificó la civilización occidental contemporánea como sensitiva,
dedicada al progreso tecnológico y predijo su decadencia y la aparición de una nueva era
ideacional o idealista.
En Europa, la observación de estos hechos data de los años 20, con Hélène Antipoff
(1927), en Francia y William Stern (1912) en Alemania, Arthur Jersild (1933) y sus estudios
sobre la compasión en la construcción de la moralidad, en la Universidad de Columbia. Se
trabajó en todos los casos con muestras de sujetos en edades preescolares o anteriores, tratando
de observar, en la mayoría de los casos, la simpatía precoz y si podía considerarse fruto de
tendencias innatas (Roche Olivar, 2002). Un precedente interesante fue aportado por
Hartshorne, May y Maller (1929), citados en Roche Olivar (2002) que, examinando una edad
superior (escolar), utilizó una cuantiosa muestra de 11.000 niños, fijándose, entre otras
características, en “el servicio a los otros” que dependían del contexto.
En los años 40 y 50 solo se encontró que Ugurel-Semin (1952) realizó investigaciones
con el comportamiento pro social de los niños. Hasta principio de los años 70 hubo poca
133
Actas del Encuentro Argentino de Historia de la
Psiquiatria, la Psicologia y el Psicoanalisis, volumen 20
atención para este comportamiento, siendo sólo a partir de entonces que se produjeron
antecedentes relevantes.
El estudio de la conducta prosocial tuvo un avance importante con los aportes de la
Psicología Social. Campbell (1957) llamó la atención sobre las conductas sociales y el
“altruismo” como objeto de estudio para la Psicología (citado por Roche Olivar, 1995). Pero
un adelanto a mayor escala se produjo a partir de los casos, documentados por la prensa, en los
que ciertos asaltos violentos en la calle no eran socorridos por nadie de los muchos testigos
presentes. Estos incidentes llamaron la atención de diversos psicólogos a estos hechos sociales.
La línea de investigación en prosocialidad, tiene como hito histórico un hecho sucedido
el 13 de marzo en Nueva York (USA), cuando Catherine Kitty Genovese fue asaltada y
asesinada cerca de su casa en Kew Gardens en el condado de Queens, Nueva York, en presencia
de treinta y ocho personas que no hicieron nada para ayudarla. La joven gritaba y pedía ayuda,
mientras se movía apuñalada de una puerta a la otra y el asesino volvía una y otra vez hasta
que la violó y le dio el golpe final, todo ante la vista de treinta y ocho vecinos que observaban
por la ventana. Quienes observaron el acontecimiento se fueron a dormir, o a escribir cartas, o
a tomar una cerveza, o a encender la televisión. Los gritos de Kitty no fueron respondidos por
nadie. El hecho emblemático, que refiere al origen de los estudios sistemáticos en torno a
prosocialidad se debe a que si bien fue un crimen bastante rutinario, el asesinato duró más de
media hora y se convirtió en una parábola casi instantánea sobre la insensibilidad, o al
menos apatía, de los demás hacia alguien en apuros.
En relación a este hecho, la investigación realizada por un periodista del diario New
York Times, el columnista Abraham Michael Rosenthal, ex editor ejecutivo del New York
Times y Martin Gansberg, llevó a que se entrevistara a las treinta y ocho personas que
presenciaron el hecho sin hacer nada para evitarlo. Las circunstancias de la muerte de la joven
y la aparente reacción (o más bien la falta de ella) de sus vecinos aparecieron en un artículo de
prensa dos semanas después del acontecimiento y provocaron la investigación psicológica del
fenómeno que sería conocido como efecto espectador o “síndrome Genovese”.
Gran parte del interés en el acontecimiento provino del artículo de investigación del
New York Times escrito por Martin Gansberg y publicado el 27 de marzo, dos semanas después
del asesinato. El artículo llevaba por titular “38 personas que vieron un asesinato y no llamaron
a la policía”, la opinión pública acerca de la historia se cristalizó a partir de una cita del artículo
de un vecino anónimo que vio parte del ataque, pero decidió no llamar a la policía porque “no
quería verme implicado”.
Otros informes, citados por Harlan Ellison (1989) en su libro Harlan Ellison's Watching
indicaron que un hombre encendió la radio para no oír los gritos de Genovese. Ellison expresó
que el informe que leyó atribuía el “no verme implicado” a prácticamente los 38 vecinos que
supuestamente habían presenciado la escena.
A su vez, Zumalabe (1994) hace referencia a otro hecho distinto que incidió en la
investigación de la conducta altruista: un hombre de mediana edad, poniendo en peligro su
vida, rescató a dos jóvenes que habían sufrido un grave accidente de automóvil en una autopista
de los Ángeles, lo que indicó que un sujeto solo puede ayudar en mayor medida que un grupo
expectante.
Estos diferentes sucesos motivaron el interés científico por la presencia o ausencia de
conducta de actitud social. Se destacan entre los primeros estudios realizados por John Darley
& Bibb Latané (1968) cuyo objetivo principal fue indagar el efecto del espectador (by stander
effect) según el cual existe una relación inversamente proporcional entre el número de
observadores de una situación de emergencia y la conducta asistencial que estos desarrollan.
Se observó que en un grupo grande de personas la responsabilidad se difumina entre los
observadores y nadie realiza la acción de ayudar. El fenómeno fue considerado peligroso
134
Actas del Encuentro Argentino de Historia de la
Psiquiatria, la Psicologia y el Psicoanalisis, volumen 20
porque puede llevar a la paradoja de que nadie de una muchedumbre ayude a la víctima de un
accidente o de un crimen (Zimbardo, 2004).
En las revisiones bibliográficas acerca del estudio de la prosocialidad, (Calvo, 2001;
Caprara & Pastorelli, 1993; Molero, Candela & Cortéz, 1999; Roche, 1995; Zumalabe, 1994)
se explicita que el origen de los estudios sistemáticos en el tema convergen en el caso de Kitty
Genovese, el cual provocó en psicólogos sensibles a temas sociales un interés por conocer las
causas de la falta de iniciativa en situaciones peligrosas para ayudar a otras personas, según lo
esperable en los esquemas humanitarios tradicionales (Calvo, 2001; Carlo, 1992;
Garaigordobil, 1996; Roche, 1995).
Remontándonos en la historia, fue en 1969, que en el discurso presidencial de George
Miller (APA) se comenzó a considerar el aspecto social que prevé la psicología "como un
medio de promover el bienestar humano". Esto tuvo su eco luego de más de tres décadas más
tarde en discurso presidencial APA de Philip Zimbardo en el cual se refleja en la capacidad de
conocimiento social psicológica para ofrecer una más positiva contribución al bienestar social
(Zimbardo, 2004).
b- Centros de desarrollo de investigación en prosocialidad
En Europa, el italiano Gian Vittorio Caprara, en sus comienzos como docente e
investigador de la Universidad Católica del Sacro Cuore, de Milano (1970-1973) y luego en la
Universidad La Sapienza, de Roma (desde 1973), centró sus intereses en la teoría de los valores
de Schwartz (1992) y en la psicología social cognitiva de Bandura. Sus estudios aportaron
escalas de medición de la prosocialidad y abundante literatura respecto al tema. En forma
conjunta con su equipo de trabajo (Capanna, Gerbino, Pastorelli, Steca, Tramontano, Vecchio,
Zelli, Zuffianò) ha configurado y validado una escala para evaluar los valores prosociales, ha
realizado múltiples investigaciones que le han permitido elaborar teorías acerca de la
prosocialidad en la educación y ha puesto en práctica programas de valores prosociales. Una
relevante contribución estuvo dada por la construcción de la CP (Prosocial Behavior Scale) de
Caprara y Pastorelli (1993). Se trató de una escala de 16 ítems que evalúa la conducta de ayuda,
de confianza y simpatía a través de tres alternativas de respuesta en función de la frecuencia
con que se den cada una de las conductas descriptas, por ejemplo: “ayudo a mis compañeros a
hacer las tareas”.
El grupo de investigadores guiados por Gian Vittorio Caprara: Laura Di Giunta, María
Gerbino, Concetta Pastorelli, Antonio Zuffianò y Giovanni Vecchio (Universidad La Sapienza,
Italia) junto con Nancy Eisenberg (Universidad de Arizona, EEUU) y Carlo Tramontano
(Universidad de Coventry, EEUU) realizaron estudios en forma conjunta y estandarizaron
escalas de medición de la prosocialidad.
Entre los resultados de los estudios realizados por Caprara, se ha documentado que la
respuesta prosocial en las diversas situaciones se vuelve realmente estable durante la infancia
tardía y la adolescencia temprana como producto de un complejo desarrollo psicológico, pero
se consolida en la edad adulta. Por ello se considera significativa la propuesta del desarrollo de
la prosocialidad en el nivel universitario.
Según Gian Vittorio Caprara, Patricia Steca, Arnaldo Zelli y Cristina Capanna (2005)
alcanzar el rigor y la claridad en la evaluación de la prosocialidad y la medición de las
diferencias individuales en adultos implica una tarea que podría ser especialmente difícil de
investigar dado el múltiple abanico de comportamientos cualitativamente diferentes que puede
implicar en: ayudar, cuidar, compartir, la toma de perspectiva, la empatía, entre otros. Aunque
ello constituye un gradual desafío en los actuales contextos; es la deseabilidad social
demandada.
En las investigaciones observadas observaron que la prosocialidad implica siempre
procesos de atención y de evaluación -autoevaluación, el razonamiento moral y la competencia
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social (Caprara & Pastorelli, 1993). Es claramente observable que la conducta prosocial tiene
valor pronóstico para el ajuste personal y social de los sujetos (Caprara, Barbaranelli, Bandura
& Zimbardo, 2000; Caprara & Pastorelli, 1993).
En este sentido las investigaciones han demostrado claramente que algunos
contrarrestan con la conducta prosocial experiencias de depresión y problemas de conducta.
Asimismo, se ha comprobado que promueve y sostiene rendimiento escolar durante la
adolescencia (Bandura, Barbaranelli, Caprara y Pastorelli; 1996 y Bandura, Barbaranelli,
Caprara, Pastorelli & Regalía; 2001).
Por otro lado, los estudios sobre el desarrollo prosocial en la infancia y en la
adolescencia se incrementaron fundamentalmente como un factor de protección de la
agresividad y como una disposición que favorece la actuación social y las habilidades sociales
(Caprara, Barbaranelli, Pastorelli, et. al 1999). En la edad adulta la conducta prosocial fomenta
la auto-aceptación y una exitosa adaptación psicosocial ya que promueve la propia integración
en la comunidad, un estado de ánimo positivo, ayuda a mantenerse saludable y fomenta la
satisfacción con la vida (Caprara & Steca, 2005).
En España encontramos a Robert Roche Olivar y equipo (Brundelius, Cirera, Del Valle,
Escotorín), con una extensa trayectoria en prosocialidad aplicada en Europa y Latinamérica.
En sus comienzos Robert Roche Olivar (UAB- LIPA) trabajó con Paul Mussen y Nancy
Eisenberg el tema de la conducta prosocial.
Por otro lado, Roche Olivar toma elementos para el desarrollo de la prosocialidad de la
logoterapia desde la perspectiva de Viktor Frankl, como, por ejemplo: conferirle un gran valor
a la persona humana y a la co-existencia, a la responsabilidad social como personas y al
desarrollo de valores y ejercicio de conductas sociales que le dan sentido a la vida.
A su vez, Roche Olivar se inspiró en algunos principios del Movimiento de los
Focolares gestado por Chiara Lubich y por otro lado en los teóricos de la psicología positiva y
la inteligencia emocional. Asimismo, ha establecido vínculos teórico-prácticos con Gian
Giuseppe Caprara (La Sapienza, Roma). Otro referente, para Roche Olivar, ha sido Ervin Staub
(1978), de la Universidad de Massachusetts en Amherst, director fundador del programa de
doctorado sobre psicología de la paz y la violencia. Staub es conocido por sus trabajos sobre la
conducta de ayuda, el altruismo, la psicología de la violencia, aplicada a niños con el propósito
de educar a niños atentos, no violentos y prevenir la agresión.
Roche Olivar ha llevado a la práctica decenas de Programas de Intervención Prosocial
en España, Italia, Eslovaquia, Chequia, Croacia, Argentina, Chile, Colombia, México, Brasil,
Ecuador y Venezuela. Entre los programas bajo su dirección encontramos el proyecto MOST
(Motivation to study), CHANGE (de asistencia a personas adultas), TRAIN TO CHANGE
(prosocialización de la responsabilidad social).
Se destaca, en relación con el campo educativo, el Proyecto UNIPRO (Unidad,
Prosocialidad) y el Proyecto SPRING. El UNIPRO fue desarrollado en más de 200 centros
educativos de Catalunya. También Roche Olivar y equipo fueron los gestores de un proyecto
de amplio alcance, denominado SPRING: Investigación, participación y prosocialidad. Este
Proyecto europeo Alfa III SPRING (2012-2014), reunió un complejo de estrategias,
instrumentos y materiales para el diagnóstico y formación de docentes en prosocialidad
aplicada. Implementaron programas en Colombia (Bogotá, UNAM), Chile (Valparaiso,
PUCV), México (Iztapalata; UAM), Bolivia (Santa Cruz, UPDS), Ecuador (Quito, UDLA) y
Argentina (Buenos Aires, UNSAM), Alemania (Berlín, FU).
Desde la Universidad de Valencia, son meritorios los estudios realizados, a partir de los
años 80, por Vicenta Mestre y equipo en relación al desarrollo prosocial en la escuela. Las
conclusiones a las que conduce esta revisión y que se desarrollan en este apartado, permiten
afirmar que el repertorio de factores que parece influir en la conducta prosocial es amplio y
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Psiquiatria, la Psicologia y el Psicoanalisis, volumen 20
complejo, de diversa índole; factores biológicos, culturales, familiares, escolares, personales,
entre otros.
c- La investigación en prosocialidad en los Estados Unidos
Los estudios en Estados Unidos acerca de la prosocialidad se encuentran muy
vinculados, en sus inicios, a la conducta altruista. Los estudios, se multiplicaron en los años 70
con tendencias ascendentes y expansivas ganando aceptación, como parte integral del proceso
educativo. Se destaca por sus investigaciones pioneras de la prosocialidad Paul Mussen (1922-
2000), Universidad de California de Berkeley, quien visito la UAB y dejó sus enseñanzas del
campo de la psicología evolutiva, en el equipo de Robert Roche Olivar. Los intereses de
investigación de Mussen se centraron en socialización y desarrollo moral, desarrollo
emocional, competencia socioemocional, altruismo, empatía y desarrollo del rol de género.
También aportaron los estudios de Nancy Eisenberg de la Universidad de Arizona,
Gustavo Carlo (Universidad de Missouri, Columbia, Departamento de Desarrollo Humano y
Ciencia Familiar) y Laura Padilla Walker de La Universidad Brigham Young, localizada en
Provo, Utah. La evaluación del razonamiento moral prosocial a través de medidas objetivas se
considera un logro importante en la investigación sobre desarrollo prosocial en las últimas
décadas.
En la búsqueda del reconocimiento de las diferentes dimensiones de la prosocialidad
también se advierte más de una década de estudios por parte de Carlo, Hausmann, Christiansen
y Randall (2003), Carlo y Randall (2002) con una medida multidimensional en particular: la
Prosocial Tendencies Measures (PTM). Los instrumentos de medición de la prosocialidad se
continúan desarrollando.
d- La investigación en prosocialidad en Latinoamérica
En Latinoamérica son de considerar estudios de valores en docentes como los de la
investigadora Bárbara Kepowicz Malinowska (2007), de la Universidad Autónoma
Metropolitana, Unidad Xochimilco México, que trabajó como profesora investigadora del
Instituto de Investigaciones en Educación en la Universidad de Guanajuato, México. Su
proceso de investigación, hace referencia a la profesión docente y su desempeño en dos
regiones del estado de Guanajuato en donde los indicadores de pobreza, riesgo, marginación,
migración y rezago educativo eran altos. Kepowicz Malinowska (2007) analizó las
representaciones sociales del trabajo docente, los valores declarados por ellos y la problemática
para poder accionar dichos valores en escuelas en situaciones adversas y de conflicto.
En Colombia Alberto Antonio Plazas (2010) y su equipo de investigación se ocuparon
de las relaciones entre iguales, conducta pro social y género desde la educación primaria hasta
la universitaria en Colombia.
Es de tener en cuenta un estudio iberoamericano sobre influencia de la educación en la
formación de profesionales responsables con la sociedad, realizado con población universitaria
de diferentes países y áreas de estudio por Manuel Martí Vilar, Gonzalo Almerich Cerveró,
Juan Daniel Cifuentes, Miriam, Grimaldo, Juanjo Martí, Cesar Merino Soto, Isabel Cristina
Puerta Lopera (2014). Participaron en equipos de investigación de universidades de Chile,
Colombia, Perú y españolas indagando la influencia que tendría la educación superior,
De este modo se observa que es un campo de estudio en construcción. Actualmente, en
Chile, Paula Luengo Kranaki, orientada por Caprara desarrolla una nueva mirada de la escala
que evalúa prosocialidad, configurada inicialmente por Caprara y su equipo en Italia.
e- La investigación en prosocialidad en la Argentina
En Buenos Aires, desde el CIIPME- CONICET, María Cristina Richaud de Minzi, José
Eduardo Moreno, Carla Sacchi, Evangelina Regner, Viviana Lemos, Belén Mesurado y
otras/os investigadores se han ocupado de realizar investigaciones en prosocialidad en
diferentes niveles de la enseñanza. A su vez, en Rosario, Alicia Omar y su equipo de trabajo
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han realizado múltiples estudios sobre prosocialidad en el ámbito de la justicia y de las
organizaciones. En Córdoba encontramos la producción de María Cristina Schiavoni y equipo
de la prosocialidad como conducta preventiva de la agresión en niños, adolescentes y jóvenes.
Por otro lado, en la Universidad Nacional de Río Cuarto, Facultad de Ciencias Humanas,
también encontramos un grupo de investigadores que se ocupan de la conducta prosocial según
la perspectiva de Robert Roche Olivar (María Paula Juarez, Ana Vogliotti, Marta Crabay,
Mauro Javier Olmos, María Eugenia Bossio y otros). De su parte, Silvana Ada Pirrello Alfaro
(2000) de la Universidad del Aconcagua, Mendoza, investigó la percepción de la conducta
prosocial en adolescentes, aspectos de su autoconcepto y aceptación de los pares.
Conclusiones
Se ha transitado un largo camino hasta llegar a las concepciones de hoy como resultado
de múltiples investigaciones que fueron realizadas, pero recién en la década del ochenta se
planteó un modelo teórico para la enseñanza de la prosocialidad y hoy podemos pensar en su
ejercicio en la práctica docente universitaria ya sea a través de las asignaturas prescriptas
curricularmente, a través de objetivos y contenidos transversales, en los espacios curriculares
para electivos y/u opcionales o en prácticas socio-comunitarias.
La prosocialidad, contribuiría en la formación de profesores en psicología, en generar
un sentido de responsabilidad social que se internalice en el estudiantado, considerando la
educación universitaria como vía de orientación en torno de valores hacia el bien común y que
puede favorecer el desarrollo de conductas socialmente responsables, así como también
habilidades empáticas para comprender a los otros. A su vez, se propone la promoción de
investigaciones colaborativas en relación al tema. El impacto de la prosocialidad en el
profesorado, estaría dado por la formación en valores sociales desde una posición humanista
de la enseñanza.
Referencias
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educação. Belo Horizonte: Centro de Documentação e Pesquisa. (Coletânea das obras
escritas de Helena Antipoff, vol. 2, 401- 403).
Caprara, G. V., Steca, P., Zelli, A & Capanna, C. (2005). A new scale for measuring adults
prosocialness. European Journal of Psychological Assesment, 21, 77-89.
Carlo, G., Hausmann, A., Christiansen, S., & Randall, B. A. (2003). Sociocognitive and
Behavioral Correlates of a Measure of Prosocial Tendencies for Adolescents. Journal
of Early Adolescence, 23(1), 107- 134.
Mestre, V.; Mesurado, B.; Tur, A.M.; Samper, P. & Richaud, M.C. (2014). Adaptación y
validación en población Española de la Escala de Expectativa de los hijos adolescentes
sobre la reacción de sus padres frente al comportamiento prosocial y antisocial.
Universitas Psychologica. 13(1), 61-69.
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Moreno, J.E. & Mitrece, M.S. (1996). Los valores. Una aproximación desde la Psicología.
Buenos Aires: Educa.
Mussen, P. H. & Eisenberg N. (1977). Roots of Caring, Sharing and Helping: The Development
of Prosocial Behavior in Children. New York: Macmillan.
Roche Olivar, R. (1999). Desarrollo de la inteligencia emocional y social desde los valores y
actitudes prosociales en la escuela. Buenos Aires: Ciudad Nueva.
Roche Olivar, R. (2010). Prosocialidad: nuevos desafíos. Buenos Aires: Ciudad Nueva.
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