Dominicos: ""Partió Los Panes y Se Los Dio""
Dominicos: ""Partió Los Panes y Se Los Dio""
Dominicos: ""Partió Los Panes y Se Los Dio""
Lun
Evangelio del día
2
Ago Decimoctava semana del Tiempo Ordinario - Año Impar
2021 Hoy celebramos: Beata Juana de Aza (2 de Agosto)
(El maná se parecía a semilla de coriandro, y tenía color de bedelio; el pueblo se dispersaba para recogerlo, lo molían en la muela o
lo machacaban en el almirez, lo cocían en la olla y hacían con él hogazas que sabían a pan de aceite. Por la noche caía el rocío en el
campamento y, encima de él, el maná).
Moisés oyó cómo el pueblo, una familia tras otra, cada uno a la entrada de su tienda, provocando la ira del Señor; y disgustado, dijo
al Señor:
«¿Por qué tratas mal a tu siervo? ¿Por qué no he hallado gracia a tus ojos, sino que me haces cargar con todo este pueblo? ¿He
concebido yo a todo este pueblo o lo he dado a luz, para que me digas: "Coge en brazos a este pueblo, como una nodriza a la
criatura, y llévalo a la tierra que prometí con juramento a sus padres?" ¿De dónde voy a sacar carne para repartirla a todo el
pueblo, que me viene llorando: "Danos de comer carne"? Yo solo no puedo cargar con todo este pueblo, pues supera mis fuerzas. Si
me vas a tratar así, hazme morir, por favor, si he hallado gracia a tus ojos; así no veré más mi desventura».
Salmo de hoy
Sal 80, 12-13.14-15.16-17 R/. Aclamad a Dios, nuestra fuerza
Mi pueblo no escuchó mi voz,
Israel no quiso obedecer:
los entregué a su corazón obstinado,
para que anduviesen según sus antojos. R.
En aquel tiempo, al enterarse Jesús de la muerte de Juan, el Bautista, se marchó de allí en barca, a solas, a un lugar desierto.
Cuando la gente lo supo, lo siguió por tierra desde los poblados.
Al desembarcar vio Jesús una multitud, se compadeció de ella y curó a los enfermos. Como se hizo tarde, se acercaron los
discípulos a decirle:
«Estamos en despoblado y es muy tarde, despide a la multitud para que vayan a las aldeas y se compren de comer».
Ellos le replicaron:
«Si aquí no tenemos más que cinco panes y dos peces».
Les dijo:
«Traédmelos».
Mandó a la gente que se recostara en la hierba y, tomando los cinco panes y los dos peces, alzando la mirada al cielo, pronunció la
bendición, partió los panes y se los dio a los discípulos; los discípulos se los dieron a la gente. Comieron todos y se saciaron y
recogieron doce cestos llenos de sobras. Comieron unos cinco mil hombres, sin contar mujeres y niños.
Esta vez la causa de su queja es el cansancio ante la rutina de su comida que les hace olvidar los sufrimientos vividos bajo la
esclavitud e idealizar lo que allí recibían “¡Cómo nos acordamos de lo que comíamos…!” Está queja se va a tonar en exigencia
“¡Queremos comer carne…!
Moisés escucha también estas quejas, siente su impotencia y limitación para satisfacer a este pueblo que Yahvé le ha confiado, sin
embargo no quiere renunciar a la responsabilidad de guiar y educar al pueblo, no obstante, sus repetidas quejas lo aplastan y le
hacen ir a conversar con su Dios. Comienza también por una “queja que se convierte en súplica” “ ¿por qué tratas mal a tu
siervo? y “¿De dónde sacaré carne para repartirla a todo el pueblo? (V12) Yo sólo no puedo cargar con todo este pueblo.
Moisés no ha elegido esta misión, no es algo que le enorgullezca sino más bien que lo ha aceptado confiando y queriendo ver en
esta acción lo obra de Dios. Por eso sigue manteniendo esta conversación de súplica amorosa con Él, de tal forma que Yahvé
responderá con dos concesiones: Una al pueblo, les dará carne. Otra a Moisés , le pide que sea él mismo quien elija a un número
de ancianos y se los presente. Yahvé les convertirá en ayudantes y colaboradores de esta gran misión: guiar al pueblo a la Tierra
Prometida. (V16ss)
¿Cuántas veces no nos ocurre a nosotros lo mismo? ¡Los seres humanos conocemos bien estos sentimientos!
El texto señala que al bajar de la barca, Jesús y sus discípulos se encuentran esperándolos a la orilla del lago una gran multitud de
gente que le busca. Esta actitud de la gente produce en Jesús una profunda conmoción interior que le lleva a cambiar su propia
intención de retiro. Las necesidades, el dolor y el “hambre” que manifiestan por su mensaje, hacen que se revele la misericordia
que lleva en su corazón. “Sanó a muchos enfermos” (V14).
Siento que muchas veces cuando nos paramos a escuchar con empatía a los otros, también ellos sacan lo mejor de nosotros
mismos. Quizás sea un buen compromiso al que podemos dar respuesta hoy día. ¡Hay tantas necesidades a nuestro alrededor!
Solo es cuestión de pararnos a mirar.
Ha pasado el día y los discípulos se llegan a Jesús para hacerle un planteamiento realista y razonable “Es tarde, estamos en un
descampado, despide a la gente para que vaya a las aldeas y compren comida” (V15)” La respuesta de Jesús es simple y
desconcertante: “Dadles vosotros de comer” La reacción de los discípulos es de los más elocuente y natural, están confundidos,
pero a lo menos uno se atreve a decir: “No tenemos aquí más que cinco panes y dos peces” Jesús sigue poniéndoles a prueba y les
pide: “Traédmelos acá”.
¿Y qué sucede con los panes y los peces en manos de Jesús? Fijémonos bien, cuando interviene Jesús comienza a realizarse el
maravilloso prodigio, ¿qué fue lo que pasó? Dos cosas aparentemente bien sencillas, pero profundas y decisivas. Primera, que
alguien ofreció lo que llevaba, que no era casi nada, y segunda, que lo pusiera en manos de Jesús. Y lo que pasó a continuación, se
lo hemos escuchado a Mt: se saciaron cinco mil hombres y aún sobró.
¿Cómo fue posible? Si era una insignificancia lo que había. Es verdad que la desproporción es abismal entre los medios materiales
y los efectos que se logran. Pero en realidad para que el milagro se realice fueron necesarios esos cinco panes y dos peces. Sin
ellos tal vez no hubiera sucedido nada. Jesús quiere contar con ese poco que tenemos, a nosotros de estar dispuestos a ponernos y
ponerlo en sus manos.
Hna. Virgilia León Garrido O.P.
Congregación Romana de Santo Domingo
Hoy es: Beata Juana de Aza (2 de Agosto)
Hija de Don García Garcés, Rico-Home, Alférez Mayor de Castilla Mayordomo Mayor, Ayo v Bta. Juana con sus tres hijos (Vidriera -
Caleruega)Protector, Tutor y Cuidador del rey de Castilla, y de Doña Sánchez Pérez. Contrae matrimonio con Félix Núñez de
Guzmán, de la Casa de Lara hacia 1.160, del que nacen tres hijos: Antonio, Manés o Mamerto y Domingo.
Vive esta gran dama de forma sencilla y virtuosa en su Villa de Caleruega. Solícita para el bien a los demás, se entrega al cuidado
de su casa, familia y vasallos, llenando a todos de paz y de alegría. Educada en la fe cristiana va sembrando en el corazón de sus
hijos principios profundos de Fe y de Vida cristiana, que hace lleguen los tres al Sacerdocio y alcancen la santidad. Es generosa con
sus vasallos, que más bien dijérase que eran hijos por tantos y tan reiterados detalles de maternal solicitud. Prueba de ello, es el
milagro realizado en sus bodegas al faltar el vino para obsequiar al marido y a sus invitados, movida por su caridad a acudir a esta
necesidad.
Su muerte acaeció hacia el año 1.202 y fue enterrada en la Parroquia de San Sebastián de Caleruega. El Papa León XII la declaró
Beata el día 1 de octubre de 1.821 y aprueba su culto para toda la Iglesia. Sus restos están hoy depositados en la Iglesia de
Peñafiel.