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Arte Cristiano y Arte Islámico en Época Medieval

ARTE CRISTIANO Y ARTE ISLÁMICO EN ÉPOCA MEDIEVAL

TEMA 1. EL MUNDO ROMANO CRISTIANIZADO: ARTE DE LOS SIGLOS III A V

Esquema de contenidos:

1. Introducción histórica
2. El arte paleocristiano: periodo anterior al Edicto de Milán (313)
2.1. Características generales
2.2. Arquitectura
2.2.1. Tituli (Domus Ecclesiae)
2.2.2. Catacumbas
2.3. La escultura
2.4. La pintura
3. El arte paleocristiano de los siglos IV y V: periodo posterior al Edicto de Milán
3.1. Características generales
3.2. Arquitectura
3.2.1. Basílicas
3.2.2. Mausoleos
3.2.3. Baptisterios
3.2.4. Martyrium
3.3. Escultura
3.3.1. Sarcófagos
3.4. Pintura y mosaico
3.4.1. Pintura
3.4.2. Mosaico
4. La nueva iconografía
4.1. La pintura en las catacumbas
4.2. Temas de origen clásico
4.3. Temas del Antiguo Testamento
4.4. Temas del Nuevo Testamento
4.5. Símbolos
1. Introducción Histórica
Arte Cristiano y Arte Islámico en Época Medieval

Podemos considerar al arte paleocristiano a aquel que desarrollaron las comunidades


cristianas en los siglos II y III d.C. entre la caída de Roma y la plena instalación cristiano germánica
en Europa. Podemos considerar esta corriente artística como en nexo de unión entre la Antigüedad
Clásica (Grecia y Roma) y la Edad Media Cristiana.
La religión cristiana nace en Jerusalén y se difundió rápidamente por Palestina,
extendiéndose progresivamente por todo el Imperio Romano Occidental. Desde su surgimiento, el
cristianismo fue perseguido por las autoridades romanas, y por ello, practicado en clandestinidad,
aparentemente, los valores de esta religión eran incompatibles con los ideales del Imperio Romano.
Tras la muerte de Jesús fueron innumerables episodios de persecución. La tradición cristiana
recoge que todos los apóstoles fueron martirizados por le poder romano o por los sacerdotes
judaicos situados bajo sus órdenes, aunque solo el martirio de Santiago el Mayor es recogido dentro
del Nuevo Testamento. Aún así se le atribuye a Nerón la muerte de Pablo, y a otros como Trajano y
Marco Aurelio trataron de erradicar el cristianismo por poner en riesgo la ideología del Imperio. En
época de Diocleciano, poco antes del Edicto de Milán, fue cuando se produjo la mayor ejecución
sistemática de cristianos, conocida como “la era de los mártires”.
Las primeras comunidades cristianas estuvieron integradas por gente humilde y alejada del
poder, por lo que se sostuvo un arte espiritual en alza pero económicamente decadente.
Tras el Edicto de Milán, en 313 ocurrió un cambio radical en la situación del cristianismo
que en pocas décadas se convirtió en la religión oficial del Imperio. Esto resultó en que la jerarquía
de la sociedad romana convertida al cristianismo invirtiera grandes capitales en obras de artes
relacionadas con la religión.
Debido a este cambio de perspectiva, debemos abordar el arte paleocristiano en dos grandes
periodos:
– Anterior al Edicto de Milán, periodo de persecución y clandestinidad (s.II y s.III)
– Posterior al Edicto de Milán, Gran Arte paleocristiano protegido e impulsado por la sociedad
jerárquica. Cristianismo como religión oficial del Imperio (s.IV y V)

2. El arte paleocristiano: periodo anterior al Edicto de Milán (313)

2.1. Características generales


Este periodo está marcado por la interpretación y el comentario de las Escrituras. Se optó
por el uso de las imágenes para convertir a la fe cristiana a aquellos que lo necesitaban: la gente
sencilla e inculta. La idea de que la humanidad había sido creada a imagen y semejanza de Dios
contribuyó al desarrollo del arte sagrado.
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De este primer periodo de arte cristiano destaca el expresionismo cristiano y el uso de sus
propias formas artísticas, figuras planas y sin fondos, iconografía y peso estético, lenguaje claro y
comprensible, simbolismo y sencillez iconográfica, catacumbas y basílicas con imágenes en las
paredes. Considerable retroceso cultural, comparando con la época del Clasicismo Antiguo.
Regresión y primitivismo.
Sobre todo destacan dos tipos de figuración: una que emplea imágenes esquemáticas de uso
cotidiano (como el ancla y el pez) para hacer una referencia oculta a conceptos centrales del
cristianismo, y otra que recurre a la iconografía y la plástica naturalista romana para transmitir
nuevos mensajes cristológicos.

2.2. Arquitectura

2.2.1. Tituli (Domus Eclessiae)


En las primeras épocas del cristianismo no existía una arquitectura cristiana oficial, sino que
se utilizaban casas particulares para las reuniones y las catacumbas para los enterramientos. A partir
del año 313 d.C. empezaron a utilizarse las basílicas romanas.
Eclessiae Domesticae: Los edificios destinados al espacio de reunión en el s.II d.C.,
considerados como las primeras iglesias se caracterizan por un carácter inestable y precario,
tratándose frecuentemente de espacios domésticos usados para el culto de manera improvisada.
Estos espacios domésticos privados carecieron de una definición tipológica específica compuestos
por una o más estancias.
En el s.III, tras un proceso en el que las comunidades cristianas se unieron afirmando su
carácter católico, se establece la separación entre el clero y los simples creyentes, la Iglesia adopta
un carácter institucional como depositaria de la doctrina de salvación.
Es en este momento cuando aparecen las Domus Ecclesiae: Lugares de culto estables,
creados a partir de viviendas particulares que eran donadas a la comunidad; tienen ya una estructura
más definida, la de las casas pudientes. Las estancias se organizan alrededor de un patio central,
existiendo una más grande que las demás (la ecclesiae o sala de oración); un espacio para el
bautismo precedido por una pila enorme (rito por sumergión); y otras estancias para distintos ritos
litúrgicos y pedagógicos (preparación de los catecúmenos). Estas casas iglesias fueron seguramente
más numerosas en las sedes metropolitanas donde se concentraban más cantidad de cristianos. La
Domus Eclessiae también recibe el nombre de Tituli (Titulus en singular). Cuando las nuevas
basílicas se asumieron como los lugares de reunión, las Tituli pasaron a ser lugares de bautismo y
catequesis.
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Podemos suponer que existieron numerosos espacios domésticos y de almacenamiento


reconvertidos en Iglesia a medida que las comunidades cristianas iban creciendo durante el s.III,
pero al no tener una tipología ni estructura diferenciada resulta muy difícil localizarlos en la
actualidad.
Ejemplo de Domus Ecclesiae: Domus Eclessiae de Dura Europos.

2.2.2. Las catacumbas


Las catacumbas eran cementerios subterráneos situados en extramuros, galerías subterráneas
entrelazadas, algunas altamente decoradas. En los orígenes del cristianismo, se encontraron muchos
problemas para terrenos para el enterramiento en época de clandestinidad. La inhumación se
impone como rito fúnebre a partir del s.II d.C. y con la difusión del cristianismo necesitaban cada
vez más espacio para enterrar los cuerpos. Además, eran la opción más práctica para la sepultura
gracias a las condiciones del subsuelo romano, una toba volcánica fácil de excavar y se endurecía
rápidamente al contacto con el aire. Se construyeron largas y sinuosas galerías subterráneas, en
forma de sistema ambulacral. No eran un lugar de celebración de ceremonias religiosas con carácter
clandestino, pero sí acogieron el cuerpo de mártires que recibían culto.
En las catacumbas encontramos distintos tipos de enterramientos según el estrato social:
- Nichos (Loculi /loculus), para los cristianos más humildes.
- Arcosolios
- Cámaras funerarias (Cubículum), para los más pudientes.

2.3. Escultura
Desde finales del s.II d.C. se encuentran algunas lápidas o estelas funerarias empezaron a
incorporar mensajes cristianos ocultos en símbolos habituales en la tradición romana como el ancla
y el pez, referidos en un principio como la profesión del difunto como pescador, transformados en
símbolos cristianos camuflados, donde el ancla simboliza la cruz y el pez al propio Jesús. Del
mismo modo, el ancla y el pez también sirvieron para aludir a Cristo como “pescador de almas”.
Fingiendo imitar las lápidas que se inician con la invocación de un dios romano, como
Júpiter, mediante la inscripción DOM “Deus Optimus Máximum”, se incluye DM “Deus
Maximum” como referencia al Dios único cristiano.
Durante el s.III d.C, aparecen testimonios escultóricos en los que empieza a producirse un
notable desarrollo de la iconografía cristiana. Los restos más importantes se ven en los sarcófagos
cristianos de la gente más adinerada, arte funerario.
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Encontramos diversos sarcófagos de mármol con relieves pertenecientes a la época anterior


al Edicto de Milán. Varios de ellos incorporan temas propios de la tradición romana con un nuevo
simbolismo cristiano, combinados con pasajes bíblicos (mucho más habituales posterior al 313)
como son La Orante y el Buen Pastor (temas frecuentes en los primeros sarcófagos), elementos de
evocación campestre y bucólica (aves que picotean de frutos o beben de fuentes, vides y amorcillos
realizando la vendimia). Estos temas recurrentes en la iconografía romana que adquieren una nueva
lectura cristiana relacionada con la noción del Edén Celeste como un jardín idílico.
Ejemplo: Sarcófago de Santa María la Antigua, 275 d.C., Museos Vaticanos.
Sarcófago de los tres pastores, 300 d.C., Museos Vaticanos.

2.4. Pintura
En este periodo se usaba la pintura como motivo mayoritariamente de decoración en las
Domus Eclessiae, sitios de reunión y catacumbas en los muros y el techo. Hay que destacar la
escasez de pinturas murales conservadas de esta cronología, ciclo monumental de tema bíblico más
antiguo. Además del tema claramente religioso, se pueden ver claramente la influencia pagana del
Imperio Romano en las representaciones artísticas de la época, por ejemplo atribuirle a un personaje
religioso de vestimentas y categoría de la alta sociedad romana.
En la Sinagoga de Dura Europos (más tarde Domus ecclesiae) se encuentran numerosos
ejemplos de frescos de esta época con una sala cuadrangular llena de innumerables escenas del
Antiguo Testamento. Destacan algunas representaciones relativas a la vida de Moisés: Milagro de
la Roca del Monte Horeb (El líder israelita, Moisés, aparece representado con la dignidad de un
patricio, portando una túnica y toga romanas, la roca aparece representada como un pozo del que
manan los 12 arroyos, las 12 tribus de Israel.)
Separación de las aguas del Mar Rojo por Moisés (A la izquierda encontramos a Moisés
abriendo las aguas del Mar Rojo para que pase el pueblo israelita, perseguido por el ejército egipcio.
A la derecha volvemos a ver a Moisés cerrando las aguas del mar y al ejército ahogado). Este tipo
de composición, que muestra momentos diferentes de la historia en la misma escena, sin ningún
tipo de separación, será muy recurrente en la iconografía cristiana.
Entre las principales catacumbas decoradas se encuentran la de San Calixto, Domitila, Santa
Inés y Santa Priscila.
En la catacumba de Santa Priscila encontramos representaciones de algunos de los pasajes
del Antiguo Testamento como puede ser Adán y Eva; así como del Nuevo Testamento como la
Epifanía y el Bautismo de Cristo.
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El Cubículo de la Velatio: Se encuentra en la bóveda. Se puede comprobar claramente que la


primera iconografía cristiana adopta temática romana para revestirla de nuevos mensajes cristianos.
El buen pastor: En el centro de la cúpula, este tema se remonta al Moscóforo (grecia).

3. El arte paleocristiano de los siglos IV y V: periodo posterior al Edicto de Milán (313)


El Edicto celebrado en Milán en el año 313 estableció la plena libertad religiosa en el
Imperio Romano, aboliendo el culto estatal. Esto provocó el fin de las persecuciones y la rápida
cristianización de todos los estratos sociales, incluida la familia imperial. El cristianismo pasó así en
pocas décadas de ser una religión clandestina practicada por gente humilde a convertirse en la
religión oficial del Imperio, decretada por Teodosio I en el Edicto de Tesalónica de 380 d.C.

3.1. Características generales


Tras el Edicto de Milán supone una transformación para el arte cristiano, la libertad de culto
permitió que se desarrollara una gran inversión económica, por lo que se crearon edificios de mayor
envergadura decorados con una amplia iconografía; aparición de las grandes basílicas cristianas;
baptisterios; mausoleos, etc.
También en las manifestaciones plásticas surge un arte figurativo de tipo monumental ya
plenamente maduro. Los mosaicos (musivaria) será la técnica predilecta para decorar los edificios
extendiéndose a los muros. La dificultad y la destreza, además de su resistencia, la hizo la técnica
más apreciada de la época, además de la de mayor coste económico.
Producción de sarcófagos de temática bíblica de refinada manufactura y gran complejidad
iconográfica, ya que los talleres oficiales del Imperio se dedicaban ahora a hacer obras cristianas.
Además esta iconografía recubre muchos más objetos fabricados con otros tipos de materiales
preciados (como el oro, plata o marfil), ya fueran para uso litúrgico o áulico.
Los emperadores pasarán a mantener el ideal político imperial a través de la religión y esto
tendrá un reflejo directo en la iconografía: Cristo y la Virgen son representados con ropas púrpuras
y símbolos imperiales como el trono y el escabel, permitiendo legitimar el Estado romano a través
de la imagen sagrada.
Por último, la inclinación del carácter cristiano a representar aspectos espirituales llevarán
una progresiva esquematización de las formas (se puede ver sobre todo en los mosaicos) que no será
del todo efectiva hasta la época medieval.

3.2. Arquitectura
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3.2.1. Las basílicas


El rápido crecimiento de la comunidad cristiana y el carácter congregacional de esta religión
hizo necesaria la creación de espacios de culto con amplia capacidad, ya que las primeras
congregaciones se hacían en casas privadas. Las basílicas son el nuevo edificio de reunión de las
comunidades cristianas y el más emblemático de la época. Se inspiró en la basílica romana, un
edificio de carácter civil destinado principalmente a la administración de justicia.
La basílica cristiana adopta una orientación oeste-este (hacia el oeste el pie, y hacia el este la
cabeza), y se divide en tres o cinco naves longitudinales, siendo la central más ancha y alta que el
resto. Las naves están separadas por una hilera de columnas unidas entre sí por arcos de medio
punto o un arquitrabe. La diferencia de altura entre la nave central y las demás abre la posibilidad
de establecer vanos en el muro que iluminan el interior. Asimismo, la nave central está cubierta por
un armazón de madera de dos vertientes, y de una sola las demás, cubierta plana. Sobre las naves
laterales se sitúan unas tribunas destinadas a las mujeres permitiendo de esta manera la segregación
por sexos. Al fondo, la cabecera (zona más sagrada del templo) precedida por un arco donde
desemboca la nave central, el presbiterio (espacio sobreelevado donde se encuentra el Altar Mayor),
el Altar Mayor (mesa donde se celebra la eucaristía) a menudo estaba cubierto por un baldaquino.
La cabecera y el presbiterio culminan en un ábside de planta semicircular cubierto por una bóveda
de cuarto de esfera (única parte de la basílica abovedada, la cabecera). En algunas ocasiones la
basílica tiene también un transepto sobresaliente en planta (un cuerpo perpendicular al eje
longitudinal lo más cerca de la cabecera). A los pies de la basílica, tras atravesar el pórtico nos
encontramos con un atrio (patio) cerrado cuadrangular en el que se disponía de una fuente, y más
adelante encontramos un espacio cubierto destinados a los catecúmenos que tenían prohibida la
entrada al templo, conocido como nártex. Aunque la presencia del patio (atrio) no permaneció en las
iglesias cristianas medievales, la estructura de esta primera basílica sienta las bases de toda la
arquitectura cristiana posterior.
Los ejemplos de basílicas más destacables son:
Basílica de Santa María la Mayor, Roma: Construida sobre un templo de Civeles, conserva
su planta original. El alzado en cambio no se mantiene debido a una serie de modificaciones
posteriores. El nombre de la iglesia refleja la grandeza de la Virgen como madre de Dios, doctrina
adoptada por el III Concilio de Éfeso, 431.
Basílica San Juán de Letrán, Roma
Basílica de San Pedro, Estado
Basílica de Santa Sabina, Roma
Basílica de Santa Prudencia, Roma
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Basílica de San Pablo Extramuros, Roma

3.2.2. Los mausoleos


Se erigieron numerosos edificios de planta centralizada, ya fuera circular o en forma de cruz
griega. Entre ellos podemos destacar los mausoleos: Son edificios de carácter funerario de planta
central, de entres los que destaca el Mausoleo De Santa Constanza en Roma, s.IV; y el Mausoleo de
Gala Placidia en Rávena, s.V.
Mausoleo de Santa Constanza, Roma s.IV: Es el mausoleo más destacado que se conserva
en Roma. Fue construido para la hija del emperador Constantino en el s.IV d.C. Se trata de un
edificio de planta centralizada y circular construido en círculos concéntricos, precedida por un
nártex de ingreso. El mausoleo consta de un cuerpo central de mayor altura, cubierto por una cúpula
que se apoya encima de un tambor donde se hayan ventanas, el cual sustentado por columnas dobles
unidas entre ellas por arcos de medio punto, dispuestas de forma radial. Este cuerpo central está
rodeado por un pasillo deambulatorio cubierto, a su vez, por una bóveda de cañón. En estos pasillos
deambulatorios se abren nichos cuadrados o semicirculares, es un muro muy grueso, necesario para
soportar todo el peso de la estructura.
La decoración es pobre en el exterior y en el interior cubierta de mosaicos de temática
profana que puede ser interpretada en clave cristiana como amorcillos vendimiando y las aves que
picotean frutos o beben de recipientes, así como propios temas religiosos donde encontramos
numerosos elementos haciendo referencia a pasajes del Nuevo Testamento.

3.2.3. Los baptisterios


El baptisterio era un edificio de planta circular u octogonal, es decir, que tiene una planta
centralizada y cubierto por una cúpula.. Eran capillas bautismales, es decir que en este lugar se
dedicaban a ejercer el sacramento del bautismo según la religión católica, por lo que estos edificios
disponían de una pila de grandes dimensiones para hacer el rito, que en la antigüedad se hacía por
inmersión. Por otra parte, cabe mencionar que los baptisterios forman parte de la basílica pero son
edificios independientes a ella.
Podemos encontrar ejemplos como: El baptisterio de los Arrianos, Rávena s.V
El baptisterio de los Ortodoxos, Rávena s.IV
El baptisterio de San Juan de Letrán, Roma s.IV

3.2.4. El martyrium
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Los martyria (martyrium en singular) son edificios destinados a honrar y perpetuar la


memoria de un o varios mártires. Puede conmemorar tanto el lugar del martirio como el lugar donde
dicho mártir fue enterrado (puede estar enterrado ahí o no). Es un edificio generalmente de planta
central cruciforme (cruz griega) que se usaba al mismo tiempo como lugar de enterramiento o
iglesia dotado de altar y funciones litúrgicas.
El ejemplo más destacable es: el Martyrium de San Simeón Estilita, Siria s.V

3.3. La escultura
Los talleres de escultura que hasta el momento se habían dedicado a trabajar para el Imperio
Romano ahora empezarán a trabajar para clientes cristianos. Aunque apenas tenemos muestras de
escultura exenta podemos encontrar algunas estatuas de personajes bíblicos, sobre todo a Jesús en
figuras como El Buen Pastor (que tiene precedentes anteriores en la pintura y en la escultura como
el Moscóforo), El Cristo Doctor donde se representa a un joven en actitud sedante con el rollo de la
ley en la mano.
Además existieron pequeños objetos de ricos metales trabajados como El Disco de Teodosio.

3.3.1. Los sarcófagos


Los sarcófagos son la producción escultórica más destacada de este periodo. Estos primeros
sarcófagos cristianos se inspiraron en los romanos de temática profana (al igual que en la época
anterior), pero ya con temas plenamente cristianos. Estos nuevos sarcófagos, además, presentan una
gran riqueza iconográfica en friso corrido (o composición cristalina), carentes de separación entre
sí. Son escenas de la Biblia que no siguen un orden cronológico, sino que se seleccionan con la
intención de legitimar el cristianismo y extenderlo. A pesar de la aparente falta de orden lógico en
los pasajes representados, con frecuencia se buscaban pasajes del Antiguo Testamento que eran
considerados como un anuncio de la venida de Cristo. Del Nuevo Testamento destacan todo lo
referente al Ciclo de la Pasión: el prendimiento de Cristo, el juicio con Pilatos, la coronación de
espinas y la crucifixión unida a la resurrección; todas ellas representadas de forma simbólica.
Los ejemplos de sarcófagos más destacables son:
Sarcófago de Junius Bassus, Museos Vaticanos, s.IV
Sarcófago de los Esposos, s.IV
Sarcófago de los Hermanos, s.IV
Sarcófago de Marcia Romana, s.IV

3.4. Pintura y mosaicos


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3.4.1. La pintura
En esta época encontramos un amplio desarrollo en la decoración interna de los edificios,
destaca sobre todo un enorme lujo en el interior y una sencillez sobria en el exterior, del mismo
modo que se amplían temas iconográficos estrechamente relacionados con la religión cristiana.
Dentro de la pintura monumental es muy frecuenta encontrar pasajes de Cristo entregando la ley a
sus discípulos y apóstoles y a Cristo entre los Doctores (como un filósofo romano joven e imberbe).
Por otra parte, cabe destacar la influencia del Imperio Romano en las expresiones artísticas, ya que
se observa a Jesús con las vestimentas propias del emperador y sentado en el trono. Se generaliza el
símbolo de la cruz, aparece este símbolo representado pero sin ningún crucificado, lo que hace
entender al receptor que la cruz pertenece a Jesús crucificado. Por no mencionar los numerosos
episodios del Antiguo y Nuevo Testamento.

3.4.2. Los mosaicos


Técnica sobre todo usada en la decoración de muros y bóvedas preferida a la pintura debido
a su mayor efecto decorativo y a su resistencia física. Caben destacar del s.IV los mosaicos de Santa
Constanza en Roma del tema de la vendimia y los de Santa Prudencia, Roma.
Del s.V destacan los de Santa María la Mayor, Roma con las escenas de la Biblia y el
mausoleo de Gala Placidia, Rávena con el Triunfo de la Cruz, mosaico tetramorfo situado en la
cúpula.

4. La nueva iconografía

4.1. La pintura de las catacumbas


En su origen, las representaciones pictóricas y escultóricas paleocristianas están
condicionadas por:
– Situación de clandestinidad
– Herencia anicónica y antimaterial de la tradición judía
– Gran sentido simbólico y expresivo de las aportaciones orientales del Imperio, donde se
desarrolló inicialmente el cristianismo.
– Influencia neoplatónica
– Todos estos factores apuntaban hacia el nulo desarrollo de dichas manifestaciones. Sin
embargo, acabó imponiéndose la utilización de las imágenes con fines didácticos, no estéticos, para
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plasmar gráficamente los conceptos de la nueva fe, utilizando para ello el lenguaje artístico de la
tradición clásica
– Con el tiempo, ese lenguaje clásico fue depurándose, concentrando la atención en lo
estrictamente esencial, en la precisa transmisión de un “mensaje”, la clara comunicación de los
contenidos de una fe, en la que sobra todo lo que es accesorio, todo lo que no es idea
– Desde el s.IV d.C. asistimos a un progresivo distanciamiento de la realidad que terminará
situando las imágenes religiosas en un escenario desmaterializado, sin ambientación paisajística o
arquitectónica. Ya que lo único que importa es lo que se quiere transmitir y no la belleza de la
imagen.
– Además la simplicidad de las imágenes pone de manifiesto que las escenas bíblicas eran
suficientemente conocidas y que unas de las indicaciones sumarias tenían la fuerza necesarias para
evocarlas.
– Estas características son válidas para todas las artes figurativas, pero es la pintura el
principal medio utilizado por sus posibilidades expresivas: los colores vivos y contrastados,
símbolos de luz divina. Se utilizará también el mosaico, pero será en el Imperio Bizantino donde
destaque esta técnica.
– El fundamento del cristianismo lo constituye la creencia en la resurrección de Cristo y, por
extensión, de todos los creyentes. La consecuencia de esta fe es la resurrección y el arte funerario
puede verse como el primer arte paleocristiano, que surge a finales del s.II y del que destacan las
pinturas murales de las catacumbas, sarcófagos y lapidas.
– Desde el punto de vista artístico lo que más nos interesa es la iconografía que se desarrolla
en las pinturas de los cubículos y en las lápidas que tapan los nichos y los sarcófagos.
– Ante la imposibilidad de hacer un estudio exhaustivo de los temas, nos fijaremos en los más
importantes por el contenido o la frecuencia con qué aparecen.

4.2. Temas de origen clásico


Temas adaptados al cristianismo con una nueva significación, al relacionar su forma o
contenido con uno propio. Entre estos destaca el Buen Pastor, rodeado por sus ovejas, y en
ocasiones llevando una sobre sus hombros. Encontramos antecedentes ya de esta figura en la
antigua Grecia con el Moscóforo, como la imagen de la fililantropía, Cristo, salvador del hombre,
con su rebaño.
La Orante, imagen pagana de la Piedad, interpretada como el alma cristiana en el cielo. Es
posible que esta postura habitual de oración formara parte del rito bautismal y que se adopte por su
paralelismo con él, como paso a la nueva vida.
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Eros y Psique, que asimilan a Cristo y a las almas.


Hércules, héroe pagano que dedicó si vida a actuar por la liberación de los hombres, por lo
que de alguna forma simboliza la figura de Cristo como liberador y salvador; si bien, algunas veces,
como Hércules en el jardín de las Hespérides se le asocia con Adán.

4.3. Temas del Antiguo Testamento


Según los iconógrafos, las más repetidas de las escenas del Antiguo Testamento remiten a
una oración, la commendatio animae, por la que se rogaba a Dios que, al igual que había
intervenido para salvar a los protagonistas de estas escenas hiciera lo mismo con ellos para asegurar
la salvación del alma del difunto.
Ejemplos de los temas de Antiguo Testamento son “La historia de Jonás y la ballena”; “Los
jóvenes hebreos en el horno de Babilonia”; “Daniel en el foso de los leones”.
El tema de Noé, al que Dios libera del diluvio representa la resurrección. La paloma que
vuelve al Arca con una ramita de olivo en el pico y se independiza de su contexto para construir por
sí misma un símbolo de resurrección.
Además, cabe destacar el sacrificio de Isaac, que figura como el prototipo de víctima,
haciendo referencia a Cristo, entre otras lecturas. Moisés haciendo brotar agua de una roca en el
desierto como una prefiguración del Mesías venidero.

4.4. Temas del Nuevo Testamento


Amplían el campo teológico: unos se refieren a Cristo como Mesías, otros la Resurrección y
otros se relacionan con los Sacramentos. Debido a estos temas aparece la iconografía de Cristo
sobre dos modelos: Un joven efebo conforme a la técnica helenística; por el contrario, un hombre
adulto y barbado más fiel a la búsqueda del rostro real de Cristo. Aunque la más frecuente en estos
primeros momentos es la del joven efebo, más tarde cogerá relevancia la del hombre barbado.
En cuanto a los que se refieren a Cristo como Mesías aparece un tema que se ha interpretado
como la “Profecía de Balaam”: Un hombre señalando una estrella junto a una mujer con un niño. Es
un tema puente entre el Antiguo y el Nuevo Testamento.
Hablando de la Resurrección destacan los temas de “La Curación del paralítico” y “La
Resurrección de Lázaro”, cuyo simbolismo es claro.
Respecto al tercer grupo, la representación de los Sacramentos básicos destacan la Eucaristía
y el Bautismo. La representación más frecuente es la de un pez sobre el que hay una crátera (vasija)
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y encima de ella panes. En este caso quiere decir que Cristo es la crátera con los panes y el vino su
sangre, y que se multiplica para ser comidos por todos. El mismo sentido eucarístico de los panes y
los peces tiene el tema del Ágape o Banquete, que no es la ilustración del pasaje de la última cena
de Cristo con los apóstoles, sino la reunión de los cristianos.

4.5. Símbolos
El crismón: expresa la afirmación del cumplimiento del Antiguo Testamento en Jesús, por
medio de las dos primeras letras de Cristo, es decir el Mesías, que en griego formando un anagrama.
A las dos iniciales X (ji) y P (ro) se las suele añadir en el círculo y la primera y la última letra del
alfabeto griego, el alfa (A) y la omega (W). Esta noción fundamental es la que distingue al
cristianismo del judaísmo, es su primera definición como algo diferente del tronco del que ha
surgido.
Más completo es el símbolo del Pez, cuyas letras en griego son las iniciales de Jesús Cristo
Hijo de Dios Salvador. Se puede afirmar que se trata de la más antigua profesión de fe, en la que se
resume toda la teología del cristianismo primitivo.
ICHTHYS = Iesous Christos Theou Yios Soter
En ocasiones el pez es concretamente un delfín y está junto a un ancla, simbolizando la
muerte en la cruz, por la simbología del ancla, y la resurrección por el comportamiento del delfín,
que salta sumergiéndose en el agua.
Hemos mencionado a la paloma, al cordero y habría que mencionar también al pavo real y al
ave fénix, ya que parten del significado pagano de incorruptibilidad para entenderse en el
cristianismo como símbolo de la resurrección de Cristo y de la inmortalidad del alma.
El pelícano, es a su vez un símbolo de amor de Cristo, que se entrega en la eucaristía como
comida del cristiano.

A partir del s.IV se produce una profunda transformación en el arte cristiano, que va a
reflejar la nueva situación de la Iglesia. La libertad religiosa y, sobre todo, la protección oficial,
serán la causa de esta transformación..
Respecto de la iconografía, aunque las ideas fundamentales del dogma se habían fijado ya,
en el s.IV va a haber un enorme despliegue iconográfico: se completan las exposiciones teológicas
anteriores, enriqueciéndose con matices y ampliando el número de escenas referentes a cada una de
las ideas expuestas, con la aparición de extensos ciclos del Antiguo y Nuevo Testamento.
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Se convierten las imágenes en medio de adoctrinamiento de los fieles en las verdades que se
van a ir afirmando en los sucesivos concilios frente a las nacientes herejías.
Surge una nueva iconografía tomada de la imperial, una iconografía áulica.
Como tema novedoso del Antiguo Testamento podemos mencionar el de Adán y Eva que
representan el origen del hombre y el pecado. Y el de Job como ejemplo del justo que permanece
fiel a la prueba.
Del Nuevo Testamento destacan todos los referentes al Ciclo de la Pasión: el prendimiento
de Cristo y su juicio ante Pilatos, la coronación de espinas y la crucifixión unida a la resurrección,
representada de forma simbólica. El crismón rodeado por la corona de laurel, símbolo del triunfo de
Cristo sobre la cruz, a cuyos dos lados suele haber dos soldados dormidos, explicando de esta forma
el milagro de la resurrección.
Otros temas que expresan el triunfo de Cristo y la Iglesia con origen el la iconografía
cortesana son:
– La entrada de Jesús a Jerusalén, momento culminante en que es aclamado como un
Mesías, tema que tiene su origen en las entradas triunfales de los emperadores en la ciudades.
– Cristo entronizado en majestad, con los pies sobre la personificación de El Cosmos,
indicando la universalidad de su reino y otorgando la Ley a Pedro y Pablo, como el emperador a sus
delegados. La evolución de este tema, perdiendo la alegoría pagana del Cosmos, nos llevará a las
representaciones de Cristo entronizado rodeado de los Apóstoles, encabezados por Pedro y Pablo.
– Cristo con los cuatro evangelistas (tetramorfo) personificados con el animal que encabeza
el principio de su evangelio.
– Se desarrollan también los modelos de “Cristo Triunfante” representado como el sol en su
cuadriga.
– “El Cristo Doctor o Maestro” enseñando la Ley. Se le representa como un filósofo romano,
también como joven e imberbe, enseñando a sus apóstoles y discípulos. Se halla en pie o, más
comúnmente, sentado sobre una silla curul romana, portando un rollo de los Evangelios en la mano.
A partir del Concilio de Éfeso (431 d.C.) se multiplican también la representación de María
Madre de Dios que difundirá la iconografía de Majestad con los antecedentes de representaciones
funerarias y una madre con su hijo añadiendo a veces la inscripción de “Madre de Dios”.
Igualmente, la escena de la Anunciación viene a ser la expresión del dogma aprobado: María
aparece con traje de corte, sentada en el trono y escoltada por ángeles como una emperatriz,
indicando su categoría y uno señala hacia el Espíritu Santo sobre ella, subrayando la encarnación
como obra de Dios.

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