Observatorio Crímenes de Odio - INFORME SEMESTRAL 2021

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INFORME SEMESTRAL 2021

Motivados por discriminación


por orientación sexual, expresión
e identidad de género
El Observatorio Nacional de Crímenes de Odio LGBT+ fue creado por la Defensoría
LGBT dependiente del Instituto contra la Discriminación de la Defensoría del
Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires, en articulación con la Federación Argentina
LGBT y la Defensoría del Pueblo de la Nación, en mayo de 2016.

Desde el Observatorio Nacional de Crímenes de Odio LGBT+, entendemos a este


tipo de crímenes como a un acto voluntario consciente, generalmente realizado
con saña, que incluye -pero no se limita- a violaciones del derecho a la dignidad, a
la no discriminación, a la igualdad, a la integridad personal, a la libertad personal y
a la vida. Esta agresión tiene la intención de causar daños graves o muerte a la
víctima, y está basada en el rechazo, desprecio, odio y/o discriminación hacia
un colectivo de personas históricamente vulneradas, siendo en este caso
nuestro objeto de relevamiento y observación el colectivo de personas de la
comunidad LGBT+. Se incluyen además de las lesiones y menoscabos de derechos
por acciones voluntarias, las lesiones de derechos debidas a la violencia estructural
histórica que sufre esta población.

Este relevamiento, de la amplia variedad de lesiones realizadas por odio, se centra


en las lesiones al derecho a la vida -asesinatos, muertes por violencia estructural, y
suicidios-, y en las lesiones a la integridad física –violencia física que no termina en
muerte-; ya que resulta prácticamente imposible llevar un registro de las múltiples
violencias que sufren a diario lesbianas, gays, bisexuales, trans y otras identidades
no hegemónicas en nuestro país, y que lesionan derechos tales como el accesos a la
salud, a la educación, al trabajo, a la vivienda, a la dignidad, a la no discriminación y
a la igual jurídica y social, entre otros.

Cabe destacar que, los datos de este informe provienen de los medios masivos de
comunicación, e información recolectada por la Defensoría LGBT a través de
denuncias recibidas, de redes sociales, contactos telefónicos; todo ello en
articulación con la Federación Argentina LGBT y su desarrollo territorial en las 24
provincias del país. Otra importante fuente de información, son los datos
aportados por el Centro de Documentación y Situación Trans de América Latina y
el Caribe (CeDoSTALC) perteneciente a la RED LACTRANS.

* Informe semestral 2021

Se registraron durante los primeros seis meses de 2021 -desde el 1º de enero hasta
el 30 de junio- cincuenta y tres (53) crímenes de odio en donde la orientación
sexual, la identidad y/o la expresión de género de todas las víctimas fueron
utilizadas como pretexto discriminatorio para la vulneración de derechos y la
violencia.

1
Del total de las personas de la comunidad LGBT víctimas de estos crímenes de
odio, el 76% de los casos corresponden a mujeres trans (travestis, transexuales y
transgéneros); en segundo lugar con el 11% se encuentran los varones gays cis; en
tercer lugar con el 9% de los casos le siguen los varones trans; y por último con el
4% las lesbianas.

IDENTIDADES DE LAS VÍCTIMAS


DE CRÍMENES DE ODIO

9% 4%
11% Mujeres trans (40)

Gays (6)
76%
Varones trans (5)

Lesbianas (2)

De todos los crímenes de odio registrados este semestre, el 66% de los casos (35)
corresponden a lesiones al derecho a la vida, es decir a asesinatos, suicidios y
muertes por violencia estructural; y el 34% restante de los casos (18)
corresponden a lesiones al derecho a la integridad física, es decir violencia
física que no terminó en muerte.

DERECHOS LESIONADOS
EN LOS CRÍMENES DE ODIO

34% Derecho a la vida (35)

66%
Derecho a la integridad física
(18)

2
Del total de lesiones al derecho a la vida, el 34% de los casos son asesinatos; el
12% suicidios; y el 54% restante son casos de muertes por violencia estructural, es
decir muertes en donde la vulneración sistemática e histórica de derechos generó
las condiciones materiales de precariedad en la que se inscriben estos decesos,
todos ellos evitables.

LESIONES AL DERECHO A LA VIDA

54%

Asesinatos (12)

12%
34% Muerte por violencia estructural (19)

Suicidos (4)

Es decir que, en el primer semestre de 2021 hubo 12 asesinatos perpetrados


hacia la diversidad sexual -8 fueron dirigidos a mujeres trans, 3 a varones gay cis y
1 a un varón trans-; 4 suicidios -2 de varones trans y 2 de varones gays cis-; y 19
muertes por violencia estructural -18 de mujeres trans y 1 de un varón trans-.

La cantidad de casos de muertes por violencia estructural es imprecisa y sin dudas


significativamente muchísimo menor al número real, ya que estos datos no figuran
en los medios de comunicación y solo es posible acceder a ellos a través de la
denuncia directa de familiares de las víctimas y mayormente a la información
aportada por otras personas de la comunidad LGBT+.

IDENTIDADES DE LAS PERSONAS


CON LESIÓN AL DERECHO A LA VIDA

12%
14%
Mujeres trans (26)

74% Gays (5)

Varones trans (4)

3
En cuanto a las identidades de las personas con lesiones al derecho a la vida, 74%
son dirigidas a mujeres trans (26), el 14% a varones gays cis (5) y el 12% restante
a varones trans (4). Estos alarmantes números muestran como la violencia hacia la
comunidad LGBT+ está particularmente dirigida: es en las mujeres trans en
quienes se manifiesta con especial odio, saña y de manera más brutal la
discriminación en su máxima expresión, que termina con sus vidas.

En relación a la modalidad empleada para ejecutar los crímenes de odio que


constituyen lesiones -tanto al derecho a la vida, como a la integridad física-, el
porcentaje mayor corresponde a las consecuencias materiales de la violencia
estructural histórica hacia la diversidad sexual -generalmente están ligadas al
deterioro de la salud por condiciones de precariedad y el no acceso a derechos
básicos que llevan a muertes tempranas- con el 43% de los casos; le siguen con el
15% los golpes como modalidad; luego con el 8% de los casos los balazos;
posteriormente con el 6% respectivamente cada categoría, los corte y las lesiones
autoinflingidas; con el 5% las puñaladas; posteriormente con el 3% cada una de las
categorías, los casos de estrangulamiento, ahorcamiento y/o asfixia y las
privaciones ilegítimas de la libertad; y por último, con el 2% los casos, la
modalidad de los crímenes de odio fueron el fuego / calcinamiento, el ahogo y el
degüello.

Manifestación de violencia
estructural (19)
Golpes/s (8)
MODALIDAD
DE LOS CRÍMENES DE ODIO Balazo/s (5)

Corte/s (4)
15%
8% Lesiones autoinflingidas (4)

6% Puñalada/s (3)
43%
Estrangulamiento / ahorcamiento /
6%
Asfixia (2)
Privación ilegítima de la libertad (2)
5%
3%
2% 3% 3% No se registran datos (2)

Fuego / calcinamiento (1)

2% 2% Ahogo (1)
2%
Degüello (1)

Otra (1)

4
En el 2% del total de casos, la modalidad empleada para lesionar a las víctimas se
desconoce debido a que no se registran datos de cómo acontecieron los crímenes,
solo su desenlace.

En cuanto a quienes son los autores, es posible afirmar que de los casos relevados
el 57% son cometidos por personas privadas; el 36% son atribuibles a la violencia
estructural por el abandono social a la diversidad sexual, atribuible a la falta
histórica de políticas públicas estatales y el 7% restante es perpetrado por
personal de las fuerzas de seguridad en ejercicio de su función estatal,
configurando todos ellos casos de violencia institucional.

AUTORÍA DE LAS LESIONES


AL DERECHO A LA VIDA Y A LA INTEGRIDAD FÍSICA

7%

36% Privados (30)


57%
Estado en general (19)
Fuerzas de seguridad del Estado (4)

La violencia institucional ejercida por las fuerzas de seguridad argentinas y los


servicios penitenciarios afecta a gran cantidad de personas de la comunidad LGBT,
particularmente a las mujeres trans. Como resultado de las exclusiones
sistemáticas y del menoscabo de los derechos básicos e inalienables, las mujeres
trans a menudo enfrentan situaciones de pobreza que condiciona las estrategias de
supervivencia disponibles y explica el recurso a la economía informal, el trabajo
sexual o a las actividades al margen de la legalidad.

En este sentido, la saña, el odio y la vulneración de derechos se manifiesta


materialmente en el desconocimiento de sus identidades auto percibidas -burlas,
insultos, descalificaciones-, en detenciones arbitrarias con armado de causas
judiciales, en la criminalización del trabajo sexual, en la exigencia de coimas o de
servicios sexuales gratuitos, en persecuciones, hostigamientos, tratos vejatorios e
inhumanos, violaciones y tortura; tanto en la vía pública, como en comisarías y
penales.

5
Es importante destacar que existe un sub registro muy grande de estos casos, ya
que las víctimas la mayoría de las veces no se atreven a denunciar por miedo a
reprimendas, por necesidad de seguir trabajando en la zona de los hechos y hasta
en algunos casos por naturalización de las situaciones discriminatorias.

En cuanto al vínculo de las víctimas de los crímenes de odio con los agresores
particulares en el 13% de los casos los agresores son personas desconocidas por
ellas. En segundo lugar, otro 13% corresponde a lesiones autoinflingidas, es decir
que quien lleva a cabo las lesiones sobre su cuerpo es la misma persona. En tercer
lugar, con el 10% de los casos, les agresores son vecines o personas conocidas por
las víctimas; posteriormente con otro 10%, el vínculo es producto del trabajo
sexual y les agresores son les clientes. Le siguen con el mismo porcentaje los
novies o parejas de las víctimas y un 7% de ex novies o ex parejas.

VINCULO DE LAS VÍCTIMAS


CON AGRESORES PARTICULARES No se registran datos (11)

Si misme (4)

7%
10% Persona/s desconocida/s para la
37% víctima (4)
10%
Persona/s conocida/s de la víctima
(3)
10%
Cliente (3)

13% 13%
Novie - Pareja (3)

Ex Novie - Ex Pareja (2)

En el 37% de los casos totales no se registran datos de la vinculación víctima-


victimarie por falta de información o porque las investigaciones de los delitos en
las causas judiciales aún no han podido determinarlo.

En relación a las edades de las víctimas -en los crímenes de odio en donde se
registra este dato-, la franja etaria más afectada es la de personas de entre 20 a 29
años con el 36,59% de los casos. En segundo, lugar con el 24,39% de los casos las
víctimas corresponden a la franja etaria de 30 a 39 años. En tercer lugar, con el
12,20% de los casos, personas de 60 a 69 años. Luego con el 9,76% cada una, la
franja etaria de 10 a 19 años, y la de personas de entre 40 y 49 años. Por último,
con el 7,32% se encuentra los crímenes de odio de personas de 50 a 59 años.

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DISTRIBUCIÓN ETARIA DE LOS CRÍMENES DE ODIO
36,59%

24,39%

12,20%
9,76% 9,76%
7,32%

0,00%

10/19 años 20/29 años 30/39 años 40/49 años 50/59 años 60/69 años 70/79 años

En estos números podemos observar cómo los porcentajes mayores de crímenes


de odio se corresponden con las edades más bajas, coincidiendo estos datos con el
bajo promedio de vida de las mujeres trans y con los altos índices de violencia que
sufre la comunidad LGBT en general.

DISTRIBUCIÓN GEOGRÁFICA Buenos Aires (17)


DE LOS CRÍMENES DE ODIO Córdoba (5)

Santa Fe (4)

Mendoza (4)
9,43%
7,55% Jujuy (4)
32,08% 7,55% Capital Federal (3)

7,55% Salta (3)

Chaco (2)
5,66%
Tucumán (2)
5,66%
3,77% 3,77% Corrientes (2)
3,77% 3,77% 3,77%
Neuquén (2)
1,89%
1,89% Tierra del Fuego (2)
1,89% Misiones (1)

Santiago del Estero (1)

San Luis (1)

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En cuanto a la distribución geográfica de los crímenes de odio producidos en
Argentina, el porcentaje más alto -32,08%- ocurrieron en la provincia de Buenos
Aires; le sigue en segundo lugar con el 9,43% la provincia de Córdoba; luego con el
7,55% Santa Fe; En cuarto lugar, se encuentran con el mismo porcentaje
respectivamente cada una -7,55%- Mendoza y Jujuy. Posteriormente con el 5,66%
cada una Capital Federal y Salta. Con el 3,77% de los casos respectivamente cada
provincia encontramos a Chaco, Tucumán, Corrientes, Neuquén y Tierra del Fuego.
Por último, con el 1,89% de los casos cada una: Misiones, Santiago del Estero y San
Luis.

No es casual que los grandes centros urbanos concentren la mayor cantidad de


casos de crímenes de odio del país, ya que es notable la migración de personas de
la comunidad LGBT hacia estos, por el gran estigma y la exclusión que acarrea
pertenecer a la diversidad sexual en ciudades pequeñas.

En cambio, llama poderosamente la atención la relación entre población y


crímenes de odio en la provincia de Jujuy ya que esta jurisdicción tienen una
superficie territorial mucho menor y una concentración poblacional
considerablemente más baja que Santa Fé, y a pesar de ello se encuentran con la
misma cantidad de casos que y posicionada cuarta en cantidad de casos.

Es importante aclarar que en las provincias de Argentina con los porcentajes más
bajos o inexistentes no hay menos crímenes de odio, sino que existe un sub
registro debido a que en algunos territorios hay un menor desarrollo
organizacional por parte de la sociedad civil y no hay quien tome la tarea de
denunciar y visibilizar estos casos como lo que realmente son.

LUGAR FÍSICO DONDE TUVO LUGAR Vía pública


EL CRÍMEN DE ODIO
Vivienda de la víctima

Zanjón / Canal / Pozo


40% 36%

Vivienda de la persona agresora

Otra vivienda

3% 6% Comisaria / Penal
3% 3% 3% 3%
3%
Otra vivienda

Ruta / Camino

Río / Arrollo / Dique

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En cuanto a los casos donde hay registro sobre el lugar físico donde acontecieron
los crímenes de odios, los datos relevados por este observatorio arrojan que el
porcentaje más alto ocurrió en la vía pública, constituyendo el 40% de los mismos.

El 36% de los casos ocurrieron en la vivienda particular de la víctima y está


directamente relacionado con la violencia doméstica y con el ejercicio del trabajo
sexual en casas particulares sin ningún tipo de seguridad debido a la falta de
regulación. El 6% del total representa los casos en donde los cuerpos de las
víctimas fueron hallados en zanjones, canales o pozos.

El lugar físico donde ocurrieron el resto de los crímenes de odio, con un 3% cada
categoría, corresponden a: comisarías o penales; una vivienda que no es la de la
víctima ni de la persona agresora; rutas o caminos; y a ríos, arroyos o diques.

Es posible afirmar que todos los actos de agresión y violencia documentados por
este observatorio son crímenes de odio contra el colectivo LGBT, ya que:

1. Han sido cometidos en contra de una persona de la diversidad sexual, con


conocimiento previo por parte del agresor de la orientación sexual o identidad de
género de su víctima.

2. Han implicado el ejercicio de agresión o violencia con la intención de lesionar


derechos, causar daño físico o psíquico y/o castigar.

3. La motivación de la persona perpetradora ha sido el rechazo, el desprecio o el


odio hacia la orientación o identidad de género asumida de la persona lesionada.

Por otra parte, al comparar el primer semestre del año 2020 con el semestre del
año en curso, notamos algunos cambios preocupantes en la composición de las
estadísticas actuales. Si bien la cantidad de crímenes de odio semestral disminuyó
–hubo 69 en el primer semestre de 2020 y 53 en el primero de 2021-, la cantidad
de asesinatos y suicidios se duplicó, pasando de 6 asesinatos y 2 suicidios, a 12
asesinatos y 4 suicidios. De este modo, bajó el número de casos de crímenes de
odio en general, pero se incrementó el número de muertes. De hecho, en este
primer semestre casi se igualaron la cantidad de asesinatos y de suicidios de todo
el año 2020 -14 asesinatos y 4 suicidios-, lo que resulta realmente alarmante.

Además, cabe destacar que creció significativamente la cantidad de varones trans


con lesiones al derecho a la vida, pasando de ninguna muerte en el primer
semestre de 2020, a cuatro en el semestre equivalente de 2021.

Otro dato relevante que surge de la lectura comparativa, es que la franja etaria más
afectada en el primer semestre de 2020 era la de las personas de entre 30 a 39

9
años y actualmente la más afectada es la de 20 a 29 años. De esta forma se
consolida la tendencia de los bajos promedios de vida, particularmente de la
comunidad trans.

Así mismo, surge de la confrontación de datos del mismo período de este año y del
anterior que, si bien la vía pública sigue siendo el espacio físico en donde mayor
número de crímenes de odio acontecen, bajó el porcentaje de los mismos -de 49 a
40%- con respecto al período equivalente del año anterior. En tanto que la
vivienda de la víctima permanece en el segundo lugar, pero aumentó el porcentaje
-de 29 a 36%-, hecho directamente relacionado con las restricciones derivadas de
la pandemia y de las limitaciones a la circulación en espacios públicos.

Para finalizar, este observatorio expresa profunda preocupación por la


desaparición de Tehuel de La Torre, joven trans de 22 años de edad, que el 11 de
marzo de 2021 salió de su casa tras la promesa de un trabajo y desde entonces se
encuentra desaparecido. La desaparición de Tehuel constituye una expresión
tangible de la violencia estructural e histórica que sufre la comunidad trans.

La especialista Celeste Peroncino -investigadora que trabajó durante once años en


el reconocido internacionalmente Equipo Argentino de Antropología Forense
(EAAF)-, afirma: “Para buscar a alguien hay que conocer a esa persona. Vale
preguntarse entonces si el servicio de justicia conoce el contexto de violencia
estructural en la cual se encuentran las personas trans, travestis y transexuales,
porque ese contexto es justamente el que va a poder explicar y permitir entender la
desaparición de Tehuel. Pensemos que los varones trans están el 49% en la
informalidad laboral, que la desaparición de Tehuel se da en ocasión de que se acerca
a un domicilio en búsqueda de un trabajo”.

En este sentido, cabe destacar la reciente aprobación de la Ley 27.636 de


Promoción del Acceso al Empleo Formal para Personas Travestis, Transexuales y
Transgénero, que tiene como antecedente el decreto presidencial (DCTO-2020-
721-APN-PTE), y que establece un cupo para las personas trans en la
administración pública nacional, incentivos impositivos para que las empresas
tomen personas trans, prioridad en las contrataciones del Estado de las empresas
que incluyan personas trans, entre otras medidas. Esto posibilita el acceso al
trabajo de una población, cuyo destino durante muchos años fue, únicamente el
trabajo sexual, con todo lo que ello implica, en un contexto de estigmatización,
persecución y negación de derechos para les trabajadores sexuales.

Pero el derecho al trabajo no es el único derecho obstaculizado para este colectivo,


por eso esta ley que promulgó el Presidente de la Nación el 7 de julio de este año,
es sólo un capítulo de la Ley Integral Trans presentada por la Federación Argentina
LGBT y ATTTA Red Nacional. Falta todavía una política nacional integral para

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profundizar la inclusión y permitir el acceso a todos los derechos de esta población
que fue durante tantos años postergada.

Por este motivo, la Federación Argentina LGBT y en particular la Asociación de


Travestis Transexuales y Transgéneros de Argentina (ATTTA) viene luchando
desde hace años por la aprobación de la mencionada Ley Integral Trans, que se
encuentra actualmente presentada en el Congreso de la Nación.

La misma, no solo aborda el derecho al trabajo y el cupo en el ámbito público, si no


que promueve el acceso pleno a todos los derechos básicos e inalienables de las
personas. El proyecto consta de un conjunto de políticas públicas que promueven
el ejercicio pleno, en condiciones de igualdad de derechos para las personas trans y
contribuyen a garantizar el respeto de su dignidad, la inclusión a nivel cultural,
económico, laboral, en el ámbito de la salud y de la educación, así como en otros
ámbitos de su vida ciudadana. Es urgente su pronto tratamiento y aprobación.

* Datos de contacto

Defensoría LGBT
(+54 11) 4338-4900, interno 8109
defensorí[email protected]
facebook.com/defensorilgbt
@Defensorialgbt

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