Santuario Figuras Terrenales Realidades Celestianes
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Santuario Figuras Terrenales Realidades Celestianes
FIGURAS
TERRENALES,
REALIDADES
CELESTIALES
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Figuras Terrenales, Realidades Celestiales
Créditos
Autor:
William Barrero Sáenz
Evangelismo integrado
Unión Colombiana del Norte.
Diseño y Diagramación:
Yamil Valencia
Imágenes Contenido:
Hope Media Colombia
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Figuras Terrenales, Realidades Celestiales
FIGURAS
TERRENALES,
REALIDADES
CELESTIALES
CONTENIDO
INTRODUCCIÓN .................................................................................................................... 4
EL SANTUARIO DEL DESIERTO .............................................................................................. 6
EL PROPÓSITO DEL SANTUARIO ......................................................................................... 10
LOS SANTUARIOS DE DIOS ................................................................................................. 15
LA PUERTA DEL SANTUARIO Y LA SALVACIÓN .................................................................... 20
EL ALTAR DEL SACRIFICIO Y SU SIGNIFICADO ................................................................... 25
LA FUENTE DE AGUA .......................................................................................................... 30
LA MESA DE LOS PANES I ................................................................................................. 35
LA MESA DE LOS PANES II ................................................................................................ 40
EL CANDELABRO I .............................................................................................................. 45
EL CANDELABRO II ............................................................................................................ 50
EL ALTAR DEL INCIENSO .................................................................................................... 55
EL ARCA DEL PACTO I ........................................................................................................ 60
EL ARCA DEL PACTO II ....................................................................................................... 65
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Figuras Terrenales, Realidades Celestiales
! INTRODUCCIÓN
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neja él el problema del pecado, cómo es que nos perdona y cómo es que nos convierte
en personas santificadas para poder vivir con él por la eternidad.
El santuario fue hecho para que Dios pudiera habitar en el. Él quiere morar con no-
sotros (Juan. 1 :14); a causa del pecado y la rebelión, el hombre no podía ver a Dios ni
mantener una comunicación directa con él. Así que, a través del servicio del santuario,
Dios podía acercarse y morar entre ellos, de esta manera, el pueblo de Israel podría
comprender más plenamente quién era Dios y cómo es Él realmente.
Reconociendo que el santuario terrenal y sus servicios es un asunto demasiado amplio,
este folleto, lejos de pretender agotar tan fértil tema, se propone mostrar algunas apli-
caciones espirituales que podemos encontrar en los elementos básicos del santuario
construido por moisés, a saber: La puerta, el altar de los sacrificios, la fuente de
bronce, la mesa de los panes de la proposición, el candelabro, el altar del incienso y el
arca del pacto.
Después de estudiar cada tema y ver el video, (hopechannelinteramerica.org/series/
santuario) usted encontrará siete preguntas que debe responder para afirmar sus co-
nocimientos y generar aprendizajes en torno al contenido del santuario.
Es mi sincero deseo que el inagotable manantial de inspiración y enseñanza que pro-
porciona el santuario, sacie la más profunda sed de Dios del lector y le dé la necesaria
“Libertad para entrar en el lugar santísimo por la sangre de Jesucristo”. Hebreos.10:19.
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1 EL SANTUARIO
DEL DESIERTO
3 A preciados amigos, bienvenidos a este fascinante estudio sobre el tema del san-
tuario. En esta primera fase desarrollaremos 13 temas que nos permitirán cono-
cer y detallar el tabernáculo del desierto y sus servicios.
El Tabernáculo del desierto era un templo o santuario portátil provisional, donde el Se-
ñor se encontraba con su pueblo, cuya construcción fue ordenada conforme al modelo
dado por Dios mismo a Moisés en el monte Sinaí. En Éxodo 25:8,9 podemos leer: “Y
harán un santuario para mí, y habitaré en medio de ellos. Conforme a todo lo que yo te
muestre, el diseño del tabernáculo, y el diseño de todos sus utensilios, así lo haréis”.
Los israelitas estaban peregrinando por el desierto, y el tabernáculo se preparó de
modo que pudiese ser llevado de un lugar a otro; no obstante, era una construcción de
gran magnificencia.
Sus paredes consistían en tablones ricamente revestidos de oro y asegurados en basas
de plata, mientras que el techo se componía de una serie de cortinas o cubiertas, las
de fuera de pieles, y las interiores de lino fino magníficamente recamado con figuras
de querubines.
Además del atrio exterior, donde se encontraba el altar del holocausto y la fuente de
bronce, el tabernáculo propiamente dicho consistía en dos apartamentos llamados el
lugar santo y el lugar santísimo, separados por una rica y magnífica cortina, o velo; otro
velo semejante cerraba la entrada que conducía al primer apartamento.
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En el lugar santo se encontraba hacia el sur el candelabro, con sus siete lámparas que
alumbraban el santuario día y noche; hacia el norte estaba la mesa de los panes de la
proposición; y ante el velo que separaba el lugar santo del santísimo estaba el altar de
oro para el incienso, del cual ascendía diariamente a Dios una nube de perfume junto
con las oraciones de Israel.
En el lugar santísimo se encontraba el arca, cofre de madera de acacia cubierta de
oro, depósito de las dos tablas de piedra sobre las cuales Dios había grabado la ley
de los diez mandamientos. Sobre el arca, estaba el propiciatorio, verdadera maravilla
artística, coronada por dos querubines, uno en cada extremo y todo de oro macizo. En
este apartamento era donde se manifestaba la presencia divina en la nube de gloria
entre los querubines.
La importancia del santuario del desierto, está marcada por la cantidad de capítulos
que se le dedican en el libro de Éxodo, del capítulo 25 al 31, constituyendo las referen-
cias al mismo una tercera parte del libro. La construcción del Tabernáculo empieza en
Éxodo.36:8 y llega hasta el cap. 39. Y con su inauguración y consagración en el cap. 40
se cierra el libro de Éxodo.
Teniendo en cuenta que la tipología es una rama del saber teológico y que este hermoso
edificio, no era un simple proyecto de arquitectura; sino un cuadro vivo y poderoso que
muestra los pensamientos de su Diseñador; intentaremos extraer algunas aplicaciones
espirituales que nos ayuden a descubrir a la persona maravillosa de Cristo, y a enten-
der su obra redentora en nuestro favor.
El santuario es la ilustración más amplia del plan de salvación que se encuentra en la
Escritura. Un estudio exhaustivo, revelará más de doscientos símbolos y tipos entre-
mezclados en su estructura, el sacerdocio, los sacrificios, los rituales y las fiestas.
El tema del santuario es un tema que permea toda la Biblia. Desde el Génesis con el
sistema de sacrificios hasta el Apocalipsis donde se describe el magnífico santuario
celestial, encontramos referencias inspiradas que nos muestran esta creencia como
cardinal y significativa para el mundo cristiano.
Vale la pena destacar, que el santuario terrenal y sus servicios, como se revela en el
libro de Levítico, están conectados con el santuario celestial, como se muestra en el
libro de Hebreos, es decir, la comprensión de lo que ocurría en la tierra, nos ayuda a
entender lo que está ocurriendo en el cielo.
En otras palabras, “las verdades importantes acerca del santuario celestial y de la gran
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obra que allí se efectúa en favor de la redención del hombre debían enseñarse median-
te el santuario terrenal y sus servicios” Patriarcas y Profetas, pág.371. Esto indica que
no podemos ignorar o desechar las sombras terrenales que nos ayudan a comprender
mejor las realidades celestiales.
“El esplendor incomparable del tabernáculo terrenal reflejaba a la vista humana la glo-
ria de aquel templo celestial donde Cristo nuestro precursor ministra por nosotros ante
el trono de Dios.
La morada del Rey de reyes, donde miles y miles ministran delante de Él, y millones
de millones están en su presencia Daniel 7:10; ese templo, lleno de la gloria del trono
eterno, donde los serafines, sus flamantes guardianes, cubren sus rostros en adora-
ción, no podía encontrar en la más grandiosa construcción que jamás edificaran manos
humanas, más que un pálido reflejo de su inmensidad y de su gloria. Con todo, el san-
tuario terrenal y sus servicios revelaban importantes verdades relativas al santuario
celestial y a la gran obra que se llevaba allí a cabo para la redención del hombre”. El
Conflicto de los Siglos, pág.466.
Cada detalle del Tabernáculo fue dispuesto conteniendo elocuentes enseñanzas: sus
materiales, sus medidas, sus piezas de mobiliario, sus utensilios, sus colores, casi
todo fue diseñado divinamente para nuestra instrucción y a fin de que podamos con-
templar, la hermosura de la persona y la obra de Cristo Jesús.
En el Santuario terrenal todo el plan de la salvación estaba expresado en forma de
símbolos y tipos. Por eso, el tema de la obra de Cristo en el Santuario celestial merece
suma atención. Todo estudiante serio de la Biblia descubrirá en el estudio del santuario
no solo el sacrificio de Jesús en forma de símbolos, sino también su ministerio sacer-
dotal en el Santuario celestial. Todo cristiano que ama a Jesús se interesará en conocer
estos aspectos tan vitales del plan de la redención.
“Todos necesitamos tener en mente el tema del santuario. Dios prohíbe que la charla
que procede de labios humanos mutile la creencia de nuestros hermanos en la verdad
de que hay un santuario en el cielo, y que un modelo de ese santuario se construyó una
vez en esta tierra. El Señor desea que su pueblo se familiarice con ese modelo, teniendo
en mente el santuario celestial donde Dios es todo y está en todo. Debemos mantener
nuestras mentes vigorizadas por la oración y el estudio de la Palabra de Dios, de modo
que podamos captar estas verdades”. El Evangelismo, pág.166.
“Como pueblo, debemos ser estudiantes fervorosos de la profecía; no debemos des-
cansar hasta que entendamos claramente el tema del santuario, que ha sido presenta-
do en las visiones de Daniel y Juan. Este asunto arroja gran luz sobre nuestra posición
y nuestra obra actual, y nos da una prueba irrefutable de que Dios nos ha dirigido en
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? Preguntas
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2 EL PROPÓSITO
DEL SANTUARIO
3 ¿ Por qué Dios pidió a Moisés que los israelitas construyeran el Tabernáculo? ¿Cuál
es el propósito del santuario del desierto?
Antes de la caída de Adán y Eva, ellos gozaban el privilegio de disfrutar una íntima
relación y comunión con Dios. Dios caminaba diariamente por el jardín y Adán y Eva
disfrutaban de esos momentos con Él. Pero cuando eligieron separarse y desobedecer
el mandato de Dios, Su pecado originó la separación de Dios. Se rompió la relación, se
produjo un abismo que distanció al hombre de Dios.
La buena noticia es que Dios tomó la iniciativa de salvar el abismo y restaurar la rela-
ción de cercanía con el hombre pecador. Dios ordenó a Moisés: “Y harán un santuario
para mí, y habitaré en medio de ellos”. (Éxodo 25:8)
1. El propósito principal del santuario es que Dios quiere habitar en medio de no-
sotros.
Este pasaje de las Escrituras nos dice que a Dios le gusta relacionarse con noso-
tros. Dios está interesado en estar cerca de Su pueblo. La proximidad es impor-
tante para Dios. Él no quiere dar la impresión de ser lejano, distante o inaccesible.
Él desea que comprendamos a través del santuario, que se goza en estar cerca de
sus hijos, que su presencia está con nosotros, nunca nos ha abandonado ni nos
abandonará.
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El profeta Zacarías nos recuerda esa gran verdad. “Canta de júbilo y alégrate, oh
hija de Sion; porque he aquí, vengo, y habitaré en medio de ti declara el Señor.”
(Zacarías 2:10)
Y el profeta Sofonías declara: Jehová está en medio de ti, poderoso, él salvará; se
gozará sobre ti con alegría, callará de amor, se regocijará sobre ti con cánticos.
(Sofonías 3:17)
al establecer el tabernáculo Dios quería que su pueblo supiera que su presencia
entre ellos no debía considerarse como una “visita” temporal, ocasionada por las
angustias que pasaban. Más bien, había venido a morar y a quedarse a vivir entre
ellos.
La palabra hebrea que se usa en Éxodo 25:8, para habitar es shakán, connota resi-
dencia permanente en una comunidad. Si bien la comunidad podía moverse de un
lugar a otro, la residencia de Dios en ella, su solidaridad con ella, y su presencia en
medio de ella nunca se rompería. Por esa razón, cuando se erigió el tabernáculo,
una misteriosa nube lo cubrió, “y la gloria de Jehová llenó el tabernáculo”; y “la
nube de Jehová estaba de día sobre el tabernáculo, y el fuego estaba de noche so-
bre él, a vista de toda la casa de Israel, en todas sus jornadas” (Éxodo 40:34, 38).
El concepto de habitar también es usado por el apóstol Juan cunado escribe: y
aquel Verbo fue hecho carne y HABITÓ EN MEDIO DE NOSOTROS (Juan 1:14)
Juan indica que Dios “Puso su Morada”, “acampó”, o “levantó tienda” entre no-
sotros.
“Cristo llegó a ser completamente uno de nosotros para revelar el amor del Padre,
para compartir nuestras experiencias, para ponernos un ejemplo, para socorrer-
nos en la tentación, para sufrir por nuestros pecados y para representarnos ante
el Padre. El Verbo eterno, que siempre había estado con el Padre., ahora había de
convertirse en Emanuel, “Dios con nosotros” Mat. 1:23). El Deseado de todas las
gentes, pág.15
El tabernáculo del desierto enfatizaba una característica importante de la Deidad:
“la inmanencia e Dios”. La inmanencia se refiere a la cercanía, la presencia, o la
morada interior de Dios en su creación. La localización del tabernáculo en medio
del campamento tenía el propósito de subrayar este aspecto de Dios. Él se acerca
a su pueblo. Reside en forma permanente en su medio. ¡Qué gozo —y qué sensa-
ción de seguridad— deben haber sentido al tener a Dios tan cerca de ellos!
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2. Otro propósito por el cual Dios mandó a Moisés construir el santuario fue Hacer
provisión para un sistema centralizado de adoración.
Siendo que la sociedad israelita se había vuelto más compleja y diversificada, se
necesitaba un sistema centralizado de adoración como prevención contra el abuso
y la idolatría. Durante el período patriarcal Dios tuvo que ver primariamente con
familias aisladas. La estructura debía ser sencilla, y lo era. Abrahán y los otros
patriarcas, como “sacerdotes” de la familia, podían dirigir la presentación de los
sacrificios requeridos. Pero ahora Israel había crecido hasta convertirse en una
grande y compleja nación compuesta de millares de unidades familiares individua-
les; por lo cual el antiguo sistema se volvió inadecuado.
No sería apropiado erigir millares de altares en cada lugar para presentar las
ofrendas y sacrificios de cada familia individual. El potencial para el abuso y la
distorsión sería demasiado grande. Por lo tanto, con el propósito de anticiparse a
este peligro potencial, Dios ordenó un sistema centralizado de adoración sacrifi-
cial, ya no dirigido por sacerdotes patriarcales, sino por una tribu sacerdotal orde-
nada y consagrada. Los sacrificios ya no serían presentados en todo lugar, sino en
el único lugar especificado por Dios. El santuario, Roy Adams, pág.17.
En el libro de Deuteronomio podemos leer sobre este particular: “Sino que el lugar
que Jehová vuestro Dios escogiere de entre todas vuestras tribus, para poner allí
su nombre para su habitación, ese buscaréis, y allá iréis. Y allí llevaréis vues-
tros holocaustos, vuestros sacrificios... Cuídate de no ofrecer tus holocaustos
en cualquier lugar que vieres; sino que en el lugar que Jehová escogiere, en una
de tus tribus, allí ofrecerás tus holocaustos, y allí harás todo lo que te mando”
(Deuteronomio12:5-14). Así que el santuario propiciaba un sistema centralizado
de Adoración.
3. Un tercer propósito, era que el tabernáculo y sus rituales sirviera como mate-
rial didáctico para enseñar el plan de salvación a Israel y a nosotros.
Otro propósito de Dios al ordenar la construcción de un santuario en el desierto
fue, mostrar al pueblo de Israel una lección objetiva de las verdades espirituales
asociadas con el plan de salvación. El evangelio de Jesucristo fue revelado al pue-
blo mediante los símbolos y tipos. El santuario de Moisés, enseñaba de manera
didáctica que, a través de las cosas visibles y temporales del santuario terrenal,
podemos comprender las cosas invisibles y eternas del santuario celestial.
El apóstol Pablo señala, que el santuario terrenal era una sombra, una figura,
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3
LOS
SANTUARIOS
DE DIOS
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pamento, diciendo: Ningún hombre ni mujer haga más para la ofrenda del santuario.
Así se le impidió al pueblo ofrecer más; pues tenían material abundante para hacer
toda la obra, y sobraba” (Éxodo 36:5-7).
Comentando sobre el buen espíritu del pueblo de Dios, Elena G White reconoce que
“Su devoción, su celo y liberalidad, son un ejemplo digno de imitarse. Todos los que
aman el culto de Dios y aprecian la bendición de su santa presencia, mostrarán el
mismo espíritu de sacrificio en la preparación de una casa donde él pueda reunirse
con ellos. Desearán traer al Señor una ofrenda de lo mejor que posean”. Patriarcas
y Profetas, pág.358.
2. El segundo templo o santuario, es el templo de Salomón. (1 Reyes 6-8)
Por más de 400 años la presencia de Dios se manifestó en el santuario de Moisés,
hasta que fue sustituido por el templo de Salomón. El hijo del rey David no escati-
mó ningún esfuerzo y puso todo su empeño para enseñarnos que el lugar donde
se adora a Dios debe ser siempre lo mejor.
El rey Salomón contrató a 30.000 hombres que debían turnarse para conseguir
materiales de los bosques del Líbano. También empleó a 70.000 cargadores y
80.000 cortadores. Y Supervisaban el trabajo 3.300 oficiales. (2 Crónicas 2:1,2).
Durante siete años continuó este colosal trabajo, hasta que se construyó un tem-
plo que era una de las maravillas del mundo. Si en los días de Salomón era apro-
piada esa enorme inversión de energía y riqueza para erigir un templo nacional
para la adoración de Dios, ¿No debiéramos nosotros proveer lo mejor que esté de
nuestra parte para los edificios de las iglesias dónde adoramos hoy al Dios de la
gloria?
En la actualidad “Muchos actúan como si el Creador del cielo y de la tierra, que hizo
todo lo que es bello y hermoso en nuestro mundo, se agradara en ver levantada
para él una casa sin orden ni belleza. Algunos edifican para sí mismos casas gran-
des y cómodas, pero no quieren gastar demasiado en una casa que deben dedicar
a Dios.” Testimonios II, pág.257.
3. El tercer templo que aparece en la Biblia, es el templo de Zorobabel. (Esdras 2-5)
El majestuoso templo de Salomón fue destruido por los ejércitos de Babilonia en el
año 586 a.C. Los que retornaron del cautiverio bajo el liderazgo de Zorobabel, em-
pezaron a poner los cimientos del segundo templo que fue mucho más modesto
que el anterior, este se completó en el año 516 -515 a.C. durante el reinado de
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Finalmente, el autor de la carta a los Hebreos nos muestra “el verdadero santuario
que levantó el Señor y no el hombre”. A ese templo ascendió Cristo después de su re-
surrección para aplicar los méritos de su expiación en nuestro favor y posteriormente
realizar el juicio investigador en beneficio de los santos del Altísimo. (Daniel 7:22)
Así como en el servicio típico, los pecados eran borrados el día de la expiación y
el santuario era purificado (Levítico 16), de la misma manera, el Señor borrará
los pecados de los registros del cielo y el santuario celestial será purificado. Vea
Daniel 8:14 y Hebreos 9:23.
En este contexto, la gran lección con la cual somos confrontados es la relación existente
entre la purificación del templo celestial y la santificación de cada uno de nosotros
como morada de Dios y templos del Espíritu Santo. En consonancia con este pensa-
miento la inspiración señala que “Cristo está purificando el templo celestial de los
pecados cometidos por el pueblo, y en la tierra nosotros debemos trabajar en armonía
con él y purificar el templo del alma de toda contaminación moral”. (Review and
Herald 11 de febrero 1890.) Que Dios te bendiga.
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LA PUERTA DEL
SANTUARIO
Y LA SALVACIÓN
3 H ola apreciados amigos y hermanos, hoy en nuestro tema del santuario iniciare-
mos un recorrido desde el atrio hasta el lugar santísimo para observar con más
detalle, cada uno de los utensilios que amoblaban el tabernáculo. Antes de ir al
Altar de los sacrificios, es necesario que conozcamos las características de la PUERTA
por donde se entraba al atrio.
De la descripción que la Biblia hace de esta singular puerta, podemos extraer varias
aplicaciones que pueden enriquecer nuestra vida espiritual.
En el libro de Éxodo, en el capítulo 27 y el verso 16 podemos leer “Y para la puerta del
atrio habrá una cortina de veinte codos, de azul, púrpura y carmesí, y lino torcido, de
obra de recamador; sus columnas cuatro, con sus cuatro basas “. (Éxodo. 27 :16).
“Era de veinte codos de longitud y su altura era de cinco codos, lo mismo que las cor-
tinas del atrio “. (Éxodo. 38 :18).
Delante del tabernáculo, en el centro del atrio, al oriente, estaba la puerta. Esta era una
cortina hecha del mismo material que el velo que dividía el Lugar Santo del Santísimo.
Medía 20 codos de ancha (9 metros) y 5 codos de alta (2,25 metros) y estaba soste-
nida por cuatro columnas.
Esta puerta cobra mucho significado a la luz de las palabras de Jesús: “Yo soy la puerta; el
que por mi entrare será salvo “. (Juan. 10 :9).
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1. Las medidas.
Las medidas de la puerta nos llaman mucho la atención, ¡nueve metros de ancha!,
estas son dimensiones realmente exageradas para una puerta.
Observemos todas las puertas que tenemos a nuestro alrededor y descubriremos
que casi todas son más altas que anchas. Esta puerta es singular, es única, es
más ancha que alta.
De la anchura de la puerta, podemos inferir la grandeza del amor de Dios diciéndo-
nos que hay entrada para todos; él anhela que todos entremos por la puerta de la
salvación. Su amor es tan amplio que todo pecador puede ser alcanzado si no se
resiste. Así lo declaró el apóstol Pablo:
“Para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de que, arraigados
y cimentados en amor, seáis plenamente capaces de comprender con todos los
santos cual sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura, y de conocer el
amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la
plenitud de Dios”. (Efesios. 3: 17-19).
“De la anchura de la puerta deducimos que el amor de Dios hacía el pecador es
inmensurable, mientras que por ser su altura mayor que la del hombre, inferimos
que se nos exige una ‘justicia mayor’ que la meramente humana, una justicia que
sólo el Señor puede proporcionar. ‘Porque os digo que, si vuestra justicia no fuere
mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos’.
(Mateo. 5 :20). Así es, necesitamos la justicia de Cristo para poder entrar por la
puerta de la salvación.
2. La puerta era una cortina.
Esta puerta para entrar al atrio, no era de hierro, ni de metal, ni de madera. Era
una cortina que le sugería al israelita un fácil acceso al santuario de Dios. Todos
los que quieran venir a la Puerta que es Cristo pueden entrar fácilmente, la sal-
vación no es un asunto tan difícil como muchos creen. Me gusta pensar que es
mucho más fácil salvarse que perderse. Para usted apreciado amigo. ¿Qué es
más fácil, salvarse o perderse ?, A este interrogante, generalmente la respuesta
más obvia es... perderse. Esto nos muestra que la mayoría de los cristianos tiene
un concepto equivocado con respecto a la salvación, la ven como algo demasiado
complicado y muy difícil de alcanzar.
Quizás, uno de los grandes errores que cometemos los que predicamos y ense-
ñamos el plan de la salvación, es hacer pensar y sentir a la gente que llegar a ser
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El hecho de que la puerta del tabernáculo quedara hacia el oriente, también nos
enseña que, si alguno decidía entrar por la puerta, debía darle la espalda al sol; y
si alguien decidía adorar al sol; debía darle la espalda a la puerta (Jesús).
Esta verdad se ilustra muy bien en Ezequiel 8:16. “Me llevó al atrio de adentro de la
casa de Jehová; y he aquí junto a la entrada del templo de Jehová, entre la entrada
y el altar, como veinticinco varones, sus espaldas vueltas al templo de Jehová
y sus rostros hacía el oriente, y adoraban al sol, postrándose hacía el oriente”.
(Ezequiel. 8 :16).
Hoy es un día oportuno para decidir definitivamente darle la espalda al sol y man-
tener nuestros ojos fijos en la puerta que es Cristo Jesús.
5. La puerta. ¿abierta o cerrada?
Hemos podido apreciar que la palabra de Dios nos muestra una puerta abierta,
ancha y espaciosa invitando a todo pecador a entrar por ella. Pero es pertinente
preguntarnos: ¿Hasta cuándo permanecerá abierta la puerta de la salvación?
Es interesante notar que la Biblia también nos enseña que esa puerta muy pronto
será cerrada y entonces habrá terminado la oportunidad de salvación.
Cuando Cristo deje de interceder por los hombres culpables, antes de su venida en
las nubes del cielo, la puerta de la misericordia será cerrada. Te ruego apreciado
amigo, que no te quedes afuera de la puerta que pronto se cerrará para siempre.
“Hay sólo dos posibilidades: Adentro o afuera. Adentro: Salvo, en la fiesta, eterna-
mente. Afuera: Perdido, en la noche, eternamente. ¡¡¡VEN ENTRA!!!
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EL ALTAR DEL
SACRIFICIO Y
SU SIGNIFICADO
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“Es precioso el pensamiento de que la justicia de Cristo nos es imputada, no por ningún
mérito de nuestra parte, sino como don gratuito de Dios”. Obreros Evangélicos, pág.169
La posición del altar nos enseña que todo pecador debe ir rendido hoy al pie de la cruz,
antes que pueda gozar de los beneficios del ministerio intercesor de nuestro gran Sumo
Sacerdote en el santuario celestial.
Los pecadores que no están dispuestos a aceptar la sangre de Cristo no reciben el perdón
de sus pecados, y quedan sujetos a la ira de Dios. Juan escribió: “El que cree en el Hijo
tiene la vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de
Dios está sobre él “. (Juan 3 :36)
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fuego, sobre el cual pusieron incienso, y ofrecieron delante de Jehová fuego extraño
que él nunca les mandó. Y salió fuego de delante de Jehová y los quemó, y murieron
delante de Jehová”. (Lev. 10 :1-2).
“En el atrio de la congregación había fogones donde los sacerdotes se preparaban
la comida, y quizá Nadab y Abiú tomaron su fuego de allí”. 1 Comentario Bíblico
Adventista, pág.760.
“Dios quiso enseñar al pueblo que debía acercarse a él con toda reverencia y vene-
ración y exactamente como él indicaba. El Señor no puede aceptar una obediencia
parcial. No bastaba que en el solemne tiempo del culto casi todo se hiciera como
él había ordenado.
Dios ha pronunciado una maldición sobre los que se alejan de sus mandamientos
y no establecen diferencia entre las cosas comunes y las santas. (Isaí. 5 :20-24).
Nadie se engañe a si mismo con la creencia de que una parte de los mandamientos
de Dios no es esencial, o que él aceptará un substituto en reemplazo de lo que él
ha ordenado. Si el hombre elige cualquier otro camino que no sea el de la estricta
obediencia, encontrará que su fin son caminos de muerte. (Prov. 14 :12)”. Patriarcas
y Profetas, pág.375
El sacrificio del cordero realizado sobre el madero del Calvario, encendió en nues-
tros corazones un fuego que Jamás se apagará. El fuego de la salvación arderá
continuamente en nuestras vidas transformadas, y por las edades sin fin, recor-
daremos y alabaremos al Cordero que fue inmolado y consumido por el fuego del
altar. (Apoc. 5 :11-13).
3. El cordero que era traído al altar.
Desde una hora muy temprano en la mañana, se podía ver al israelita que había pe-
cado, caminando con su víctima viva hacía el altar del sacrificio.
Después de haber traspasado esa puerta ancha, se encuentra en el atrio frente al altar.
Veo que ya trajo una víctima, dice el sacerdote al hombre con la oveja. Si, ya sabía que
debía traerla. ¿Es verdad que este animal debe morir? Así es, porque sin derramamiento de
sangre no hay posibilidad de remisión. (Hebreos 9:22).
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¡Pero este animal es inocente! y mis hijos lo quieren tanto... Esta oveja no hizo
ningún mal, ¿cierto? Correcto. Pero un culpable nunca puede ocupar el lugar de
otro culpable. Por su pecado usted perdió el derecho a su vida. Ahora usted debe
morir, o un sustituto inocente en su lugar.
Ahora ponga sus manos sobre la cabeza de este cordero. Así reconoce que usted
es culpable, y el cordero inocente. Muerto el cordero, usted queda libre e inocente
tal como él era antes.
Ahora el israelita pone sus manos temblorosas sobre la cabeza del animal y con-
fiesa sus pecados al Dios del cielo. El sacerdote le pasa al penitente un tremendo
cuchillo muy afilado para que el oferente degüelle la inocente víctima.
El Pecador levanta su mano, entierra el cuchillo en el cuello del cordero y entonces
fluye la sangre que es recogida en un tazón por el sacerdote para ser manipulada
fuera y dentro del santuario. Es terrible ver la agonía del cordero desangrándose
lentamente. Y sin embargo, con un suspiro profundo, y alzando un momento los ojos
al cielo, el israelita siente como si una gran carga cayera de sus hombros... El cordero
murió en lugar de él. Y le será perdonado su pecado. (Lev. 4).
“Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y noso-
tros lo tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. Más él herido fue por
nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue
sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados. Angustiado él, y afligido, no
abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus
trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca”. (Isaí. 53 :4,5,7).
El altar del sacrificio nos enseña que podemos tener vida eterna por la muerte del
Cordero de Dios que quita el pecado del mundo.
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6 LA FUENTE
DE AGUA
3 L a fuente bronce, o lavacro era el segundo mueble en el atrio del tabernáculo. Es-
taba entre el altar del sacrificio y el lugar santo. Veamos la descripción bíblica en
Éxodo 30:17-21.
“Habló más Jehová a Moisés diciendo: Harás también una fuente de bronce, con su
base de bronce, para lavar; y la colocarás entre el tabernáculo de reunión y el altar,
y pondrás en ella agua. Y de ella se lavarán Aarón y sus hijos las manos y los pies.
Cuando entren en el tabernáculo de reunión, se lavarán con agua, para que no mueran;
y cuando se acerquen al altar para ministrar, para quemar la ofrenda encendida para
Jehová,
Se lavarán las manos y los pies, para que no mueran. Y lo tendrán por estatuto perpe-
tuo él y su descendencia por sus generaciones”. (Éxodo. 30 :17-21).
1. Fue hecha de los espejos de las mujeres.
“También hizo la fuente de bronce y su base de bronce, de los espejos de las muje-
res que velaban a la puerta del tabernáculo de reunión”. (Éxodo. 38 :8).
Puesto que no se registra ninguna orden de Moisés que dispusiera que las mujeres
entregaran sus espejos, ellas deben de haberlos ofrecido con un loable espíritu de
consagrada abnegación. Ellas renunciaron a sus espejos para beneficiar la obra
de Dios.
Es evidente que los espejos eran de gran valor para sus dueñas, y su dedicación
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Aunque el viento mismo es invisible, produce efectos que se ven y sienten. Así
también la obra del Espíritu en el alma se revelará en toda acción de quien haya
sentido su poder salvador.
3. La fuente estaba llena de agua.
Uno de los elementos más valorados en el desierto, y con el cual los israelitas
deseaban ansiosamente tener contacto, era con el agua. Agua que no solamente
saciaba su sed, sino que también podía limpiar y refrescar sus cuerpos polvorien-
tos y sudorosos.
El agua que se encontraba en la fuente, había sido colocada allí exclusivamente
para que los sacerdotes se bañaran las manos y los pies antes de oficiar en el
lugar santo; donde entraban para aderezar las lámparas del candelabro, quemar el
incienso o cambiar el pan de la proposición los sábados.
El agua dentro del contexto bíblico tiene por lo menos tres significados muy reve-
ladores: veamos:
a. El agua en la fuente de bronce, nos habla del poder de la palabra de Dios para
limpiarnos y santificarnos. Jesús dijo que el pámpano que da fruto necesita
ser limpiado, para dar más fruto; y les aseguró a sus discípulos: “Ya vosotros
estáis limpios por la palabra que os he hablado”. (Juan. 15 :2-3).
Cuando David buscaba una respuesta para mejorar la juventud de su tiempo,
preguntó: “¿Con qué limpiará el joven su camino?”, y la respuesta no se hizo
esperar, “con guardar tu palabra”. (Sal. 119 :9).
Pablo escribiendo a los Efesios del amor de Cristo por su iglesia declara: “Para
santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra, a
fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha
ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha”. Efe. 5 :26-
27).
Y por medio del profeta Ezequiel, Dios nos regala esta refrescante promesa:
“Esparciré sobre vosotros agua limpia, y seréis limpiados de todas vuestras
inmundicias; y de todos vuestros ídolos os limpiaré”. (Ezequiel. 36 :25).
b. El agua de la fuente también es símbolo de la obra santificadora del Espíritu
Santo efectuada en nuestras vidas. Así lo expresa el apóstol Pablo:
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“Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santifica-
dos, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu
de nuestro Dios. (1 Corintios. 6 :11).
En el mensaje que Dios envió a su pueblo por medio del profeta Isaías, relacio-
nó el derramamiento del agua con el derramamiento del Espíritu Santo.
“Porque yo derramaré aguas sobre el sequedal, ríos sobre la tierra árida; mi
Espíritu derramaré sobre tu generación, y mi bendición sobre tus renuevos”.
(Isaí. 44 :3).
Mientras los judíos celebraban la fiesta de las cabañas, Jesús se puso en
medio de ellos y dijo: “Si alguno tiene sed, venga a mí y beba. El que cree en
mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva. Esto dijo
del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en él; pues aún no había
venido el Espíritu Santo, porque Jesús no había sido aún glorificado”. (Juan.
7 :37-39).
“¿Por qué compara Jesús al Espíritu Santo con el agua? Porque en ellos hay
procesos y características sorprendentemente análogos:
Primero, el agua satisface “Como el ciervo brama por las corrientes de las
aguas, así clama por ti, oh Dios, el alma mía”. (Sal. 42 :1).
Lo que el agua es al cuerpo sediento, es el Espíritu Santo al alma con sed. Sólo
aquí hay satisfacción eterna. Así como nada puede sustituir al agua limpia,
tampoco hay nada que pueda reemplazar al Espíritu Santo.
c. En tercer lugar, en el agua de la fuente podemos ver simbolizado a nuestro
bendito Salvador. E..l “agua viva” por excelencia que puede satisfacer al más
sediento pecador. Así se presentó Cristo para la sedienta mujer samaritana.
“Mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el
agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna”.
Juan. 4 :14).
“El que trate de aplacar su sed en las fuentes de este mundo, bebe tan sólo para
tener sed otra vez. Por todas partes, hay hombres que no están satisfechos.
Anhelan algo que supla la necesidad del alma. Un solo Ser puede satisfacer
esta necesidad. Lo que el mundo necesita, ‘El Deseado de todas las gentes’,
es Cristo. La gracia divina, que él solo puede impartir, es como agua viva que
purifica, refrigera y vigoriza el alma”. El Deseado de Todas las Gentes. Pág.157.
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“El clamor que Cristo dirige al alma sedienta sigue repercutiendo, y llega a
nosotros con más fuerza que a aquellos que lo oyeron en el templo en aquel
último día de la fiesta. El manantial está abierto para todos. A los cansados
y exhaustos se ofrece la refrigerante bebida de la vida eterna. Jesús sigue
clamando: ‘Si alguno tiene sed, venga a mí y beba’. ‘Y el que tiene sed, venga:
y el que quiere, tome del agua de la vida gratuitamente”. El Deseado de Todas
las Gentes, pág.418.
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7
LA MESA
DE
LOS PANES I
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1. En primer lugar, la Biblia dice que La mesa estaba hecha de madera de acacia
cubierta de oro.
Hay hermosas correspondencias espirituales entre esta mesa del santuario y la
persona de nuestro Señor Jesucristo, algunos escritores han sugerido que, así
como la mesa estaba compuesta de dos materiales, madera de acacia y oro, Así
en Jesús conviven dos naturalezas, La divina y la humana, que la madera de acacia
simboliza su Humanidad y el oro su Divinidad.
La madera de acacia o sittim era una de las más finas, duras y resistentes. Esta
madera “incorruptible”, difícil de ser penetrada o destruida por cualquier insecto,
representa la humanidad perfecta de nuestro Señor, y el oro puro, es símbolo de
su divinidad.
La naturaleza humana de Jesús, no es una naturaleza de cualquier clase; a lo largo
de su vida terrenal se mostró fuerte, firme e incorruptible, fue sin pecado.
“Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras
debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin
pecado”. (Heb.4 :15).
Él, aunque murió, su cuerpo no conoció la corrupción Porque David dice de él: “Por-
que no dejarás mi alma en el Hades, ni permitirás que tu Santo vea corrupción”.
(Sal 16 :10).
Por otra parte, podemos ver simbolizada la divinidad del unigénito de Dios en el oro
puro que cubría la madera de la mesa.
¿Qué misterios están encerrados en esta maravillosa combinación? Nuestro Co-
razón debe estar alerta, nuestra mente receptiva y nuestros pies andar suave y
reverentemente mientras nos acercamos para contemplar a la persona gloriosa
de Cristo en esta mesa del lugar santo.
Su naturaleza humana era perfecta como lo era su divinidad. Era Hijo del hombre,
tanto como Hijo de Dios.
De este mueble del santuario emerge la verdad gloriosa del Cristo Divino-Humano.
“En su calidad de Hombre, Jesús poseía un cuerpo humano semejante al nuestro.
Físicamente era como cualquier hombre (Mat. 26 :38). Poseía las facultades
corporales, espirituales y emocionales de un hombre. Había nacido de mujer y
crecido como todo niño normal. (Lucas. 2:5, 7, 52).
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Figuras Terrenales, Realidades Celestiales
Él era varón de dolores (Isaí. 53). Pero, aunque era hombre, no estaba atado a la
depravación o a actos pecaminosos hereditarios (Juan 8 :46).
Este Hombre sin igual es una persona Divino-Humana; aunque dotado de natura-
lezas separadas y distintas, ambas están misteriosamente unidas. Como humano
Jesús conoce todas nuestras necesidades, y como Dios él también puede suplir-
las”. Semblanzas de Jesús, pág.253.
“Dejando de lado su manto real y su corona regia, Cristo vistió su divinidad con
humanidad... Cristo no pudiera haber venido a esta tierra con la gloria que tenía
en las cortes celestiales. Los seres humanos pecaminosos no podrían haber
soportado el cuadro. Él veló su divinidad con el manto de la humanidad, pero no
abandonó su divinidad”. Reviw and Herald, 15 de junio de 1905.
¿Fue cambiada la naturaleza humana del hijo de María en la naturaleza divina del
Hijo Dios? No, Las dos naturalezas fueron combinadas misteriosamente en una
persona, el Hombre Cristo Jesús. En él habitó corporalmente toda la plenitud de la
divinidad” (Colosenses 2:9)
Así como en el santuario no había otro mueble con las características de la mesa,
en el universo entero tampoco existe otro ser como Jesucristo; con dos naturale-
zas fusionadas en un solo ser.
Jesús, el Dios-Hombre es único en su especie, no existe otro como él, 100% divino
y 100% humano. El testimonio que nos presenta el Nuevo Testamento con respec-
to a la humanidad y a la divinidad de Cristo, es claro y contundente. “El verbo era
Dios” (Juan. 1 :1). “Y aquel verbo fue hecho carne y habitó entre nosotros (Juan.
1 :14).
En la mesa que se encontraba en el santuario, hecha de madera de acacia y cu-
bierta de oro puro, podemos ver claramente al Dios que se hizo totalmente humano
para entendernos; pero que permaneció siendo totalmente divino para salvarnos.
2. Un segundo aspecto que vale la pena destacar, es que la mesa es un símbolo
del trono de Dios en el lugar santo.
¿De qué manera podemos relacionar el trono de Dios con la mesa de los panes?
Empecemos diciendo, que Jesús mismo, quien le reveló a Moisés el diseño del san-
tuario, estableció una relación estrecha entre la “mesa” y el “trono” cuando dijo
a sus discípulos: “Yo, pues, os asigno un reino, como mi Padre me lo asignó a mí,
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8
LA MESA
DE
LOS PANES II
3 H emos dicho en la primera parte que, la mesa es un símbolo del Cristo divino-huma-
no, y que la mesa representa el trono de Dios en el lugar santo.
1. La Biblia también nos enseña que La mesa tenía una doble corona. Veamos lo
que dice en Éxodo 25:24-25. “Harás asimismo una mesa de madera de acacia; su
longitud será de dos codos, y de un codo su anchura, y su altura de codo y medio.
(Hemos dicho ya que un codo equivale a 45cms). Y la cubrirás de oro puro, y le
harás una cornisa de oro alrededor. Le harás también una moldura alrededor, de
un palmo menor de anchura, y harás a la moldura una cornisa de oro alrededor.
Esta doble corona de la mesa, pareciera sugerirnos la idea de que la glorificación
de Cristo cuando ascendió al lugar santo, consistió en su doble coronación como
Rey y Sacerdote.
“La extraordinaria importancia tipológica de la mesa no puede descartarse, porque
en primer lugar su descripción aparece inmediatamente después de la descripción
del arca del pacto (Éxodo.25 :10-30), y además por el hecho dramático de que es
el único mueble del santuario con dos coronas.
Esta mesa estaba recubierta totalmente de oro. La parte superior de la mesa
estaba rodeada por dos coronas o cornisas. (Éxodo. 25 :24-25).
El altar del incienso, la mesa de los panes y el arca del pacto son los únicos mue-
bles del tabernáculo para los cuales Dios ordenó que se los rodeara con coronas.
(Éxodo. 25 :11, 24, 25; 37: 25,26).
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el Espíritu Santo del cielo a sus seguidores como prueba de que, como sacerdote
y Rey, había recibido toda autoridad en el cielo y en la tierra, y era el Ungido sobre
su pueblo”. Hechos de los apóstoles, pág. 31,32.
La mesa ubicada en el lugar santo con una doble corona, nos señala a Cristo en-
tronizado y glorificado en el cielo. Coronado como Rey y Sacerdote, así como lo era
Melquisedec. Rey y Sacerdote. (Hebreos 7:1-3).
Fue su humanidad perfecta y su sacrificio expiatorio lo que lo calificó para ser no
solamente Rey, sino también nuestro Sumo Sacerdote.
“Pero veamos a aquel que fue hecho un poco menor que los ángeles, a Jesús, co-
ronado de gloria y de honra, a causa del padecimiento de la muerte, para que por
la gracia de Dios gustase la muerte por nosotros”. (Hebreos 2:9).
Las dos coronas de la mesa ubicada en el lugar santo, señalan a Cristo Jesús
coronado como Rey y Sacerdote en el momento de su ascensión al lugar santo del
santuario celestial.
2. Otro aspecto importante que vale la pena destacar es sobre los panes. Se dice
que estaban hechos de harina fina.
Para hacer este pan sagrado, los coatitas debían seleccionar el mejor grano de
trigo, que luego procedían a trillar y moler hasta alcanzar una harina muy fina, la
cual amasaban cuidadosamente, y el proceso final, consistía en hornear las tortas
sobre las brasas. Entonces estaba listo el pan para ser colocado delante de la
presencia de Jehová. Todo este proceso para hacer del pan de la proposición una
ofrenda perfecta, nos hace pensar en el proceso que sufrió nuestro Salvador para
llegar a ser el “pan Vivo”.
“Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguno comiere de este pan, vivirá
para siempre; y el pan que yo daré es mi carne, la cual yo daré por la vida del
mundo”. (Juan. 6 :48-51).
Anunciando su muerte y su resurrección, Jesús declaró lo siguiente: “De cierto, de
cierto os digo que, si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero
si muere, lleva mucho fruto”. (Juan. 12 :24).
Así como el grano de trigo, nuestro señor fue cortado, trillado, molido, amasado y
muerto por nuestros pecados. “Más él herido fue por nuestras rebeliones, molido
por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos
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Figuras Terrenales, Realidades Celestiales
habiendo dado gracias, lo partió, y dijo: Tomad, comed; esto es mi cuerpo que por
vosotros es partido; haced esto en memoria de mí.
Toda la semana el pan estaba puesto en la mesa, pero el sábado había pan fresco
en el templo del Señor. De la misma manera, a lo largo de toda la semana, co-
memos del pan de la palabra de Dios; pero ¡qué privilegio tenemos el día sábado!,
asistimos al lugar santo (la iglesia), donde somos alimentados con pan fresco, y
renovamos nuestros votos de consagración a quien reconocemos como nuestro
Creador, Sustentador y Salvador.
Alabemos a Dios porque ha provisto el alimento perfecto para nuestras almas. Sin
alimento material, sería imposible sobrevivir físicamente; sin Jesús y su palabra es
imposible subsistir espiritualmente.
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9 EL
CANDELABRO I
3 E l segundo mueble del lugar santo era el candelabro, este estaba hecho de oro
puro y ubicado al lado sur, frente a la mesa de los panes de la proposición. Hay
verdades profundas y preciosas prefiguradas en este candelabro, en las cuales
podemos meditar con gozo y bendición.
Hablando del simbolismo en relación con los muebles del santuario, Salim Japas, co-
menta: “Todo mueble al que se le dé un uso exclusivamente religioso y toda actividad
cúltica que encierre en su estructura o en su función un significado espiritual presente,
pueden considerarse simbólicos. Si además de lo indicado proyectan o anticipan una
bendición futura, constituyen un tipo religioso, el cual estrictamente definido es una
prefiguración de la economía de la salvación del Nuevo Testamento en los hechos y las
personas del Antiguo Testamento.
Todos los muebles del santuario del desierto encuadran perfectamente dentro de la do-
ble caracterización que hemos dado de símbolo y tipo”. Cristo en el Santuario, pág.26.
Veamos la descripción bíblica en Éxodo 25:31-40
“Harás además un candelabro de oro puro; labrado a martillo se hará el candelabro;
su pie, su caña, sus copas, sus manzanas y sus flores, serán de lo mismo. Y saldrán
seis brazos de sus lados; tres brazos del candelero a un lado, y tres brazos al otro lado.
Tres copas en forma de flor de almendro en un brazo, una manzana y una flor; y tres
copas en forma de flor de almendro en otro brazo, una manzana y una flor; así en los
seis brazos que salen del candelero; y en la caña central del candelero cuatro copas en
forma de flor de almendro, sus manzanas y sus flores.
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Figuras Terrenales, Realidades Celestiales
Habrá una manzana debajo de dos brazos del mismo, otra manzana debajo de otros dos
brazos del mismo, y otra manzana debajo de los otros dos brazos del mismo, así para
los seis brazos que salen del candelero. Sus manzanas y sus brazos serán de una pie-
za, todo ello una pieza labrada a martillo, de oro puro. Y le harás siete lamparillas, las
cuales encenderás para que alumbren hacia adelante. También sus despabiladeras y
sus platillos, de oro puro. De un talento de oro fino lo harás, con todos estos utensilios.
Mira y hazlos conforme al modelo que te ha sido mostrado en el monte”. (Éxodo.
25 :31-40).
1. ¿Cuántos brazos tenía el candelabro?
“Según la representación del candelabro en el arco de Tito, y de acuerdo con lo que
dice Josefo (Antigüedades iii, 6,7), El ‘candelabro’ tenía una columna central de la
cual se desprendían hacia los lados, tres pares de ramales que alcanzaban hasta
un mismo nivel”.1 Comentario Bíblico Adventista, pág.650.
Éxodo 25:32 declara: Tendrá seis brazos, tres de cada lado. El tronco del centro
se llamaba su “caña”, donde la palabra es en singular, distinguiéndola de los seis
brazos. Su lugar en el centro nos muestra su preeminencia y hermosura, nos hace
acordar de la verdad enseñada magistralmente por Jesús acerca de la permanen-
cia.
“Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por
sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en
mí. Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste
lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer”. (Juan. 15 :4-5).
Así como los seis brazos dependían o estaban conectados a la “caña” o tronco
central del candelabro, los pámpanos o ramas para que se mantengan con vida
y llevan mucho fruto, deben permanecer conectados a la vid. Tal es la unión o
conexión que debe existir entre el creyente y Cristo Jesús.
“Esta unión con Cristo, una vez formada, debe ser mantenida... Este no es un
contacto casual, ninguna unión que se realiza y se corta luego. El sarmiento llega
a ser parte de la vid viviente. La comunicación de la vida, la fuerza y el carácter
fructífero de la raíz a las ramas se verifica en forma constante y sin obstrucción.
Separado de la vid el sarmiento no puede vivir.
Así tampoco, dijo Jesús, podéis vivir separados de mí. La vida que habéis recibido
de mí puede conservarse únicamente por la comunión continua. Sin mí, no podéis
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Figuras Terrenales, Realidades Celestiales
vencer un sólo pecado, ni resistir una sola tentación. El estar en Cristo significa
recibir constantemente de su Espíritu, una vida de entrega sin reservas a su ser-
vicio. El conducto de comunicación debe mantenerse continuamente abierto entre
el hombre y su Dios. Como el sarmiento de la vid recibe constantemente la savia
de la vid viviente, así hemos de aferrarnos a Jesús y recibir de él por la fe la fuerza
y la perfección de su propio carácter”. El Deseado de Todas las Gentes, pág. 630.
En cierta ocasión la mamá de Pedrito le advirtió que no jugara más con la pelota
junto al manzano del patio de la casa; pues podría echar a perder el primer fruto
que el árbol había producido.
Mientras ella salió para comprar algunos víveres, ocurrió lo inesperado, la pelota
de Pedrito hizo contacto con la manzana y ésta cayó. El niño preocupado, tomó un
hilo casi invisible con el cual amarró y adhirió nuevamente el fruto a la rama. Con
el transcurrir del tiempo, la mamá de Pedrito empezó a notar que la manzana no
tenía la mejor apariencia, y el fruto se estaba tornando amarillento, fue entonces
cuando descubrió que este no estaba adherido al árbol naturalmente. ¿Cómo es
nuestra unión con Cristo?, ¿estamos realmente conectados con la Vid Verdadera,
o nuestra comunión con él es solo aparente?
Los seis brazos del candelero estarían incompletos e imperfectos si no fuera por
la caña central que los sostenía. Era por medio de ésta que recibían el aceite que
les permitía brillar en el santuario de Dios. De la misma manera, el cristiano que
permanezca conectado a Cristo, recibirá el aceite celestial que le permitirá brillar
en este mundo de tinieblas y además llevará mucho fruto. “Y el fruto del Espíritu
es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza;
contra tales cosas no hay ley”. (Gálatas. 5:22,23).
2. También se nos dice que el candelero era de oro puro.
Vale la pena destacar que, en su mayoría, los muebles del santuario estaban he-
chos de madera de acacia recubiertos de bronce o de oro; sin embargo, es impor-
tante notar que cuando Dios ordenó a Bezaleel hacer este artefacto, insistió en
que debía fabricarse de oro puro; sin ninguna mezcla de madera, ni de bronce u
otro material diferente.
De ésta manera el candelero llegó a ser uno de los instrumentos más perfectos,
hermoso y bello de todo el mobiliario. Esto parece señalarnos “el más hermoso
de los hijos de los hombres” (Salmo. 45 :2), y el “puro” (1 Juan. 3 :3); al “Santo,
inocente, sin mancha, apartado de los pecadores, y hecho más sublime que los
cielos”. (Hebreos 7:26).
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Figuras Terrenales, Realidades Celestiales
“Como hombre, Jesús fue el más bello de los hombres. Él fue el incomparable e
insustituible. Él era hermoso por la hermosura de su carácter, la bondad de sus
atributos, el encanto de su personalidad, y la santidad de su vida”. Semblanzas
de Jesús, pág. 213.
En el candelero de oro puro podemos espaciarnos contemplando el tesoro más
hermoso que el cielo nos envió: Jesucristo. Jesucristo el de palabras limpias, ac-
ciones santas y pensamientos puros. Aunque “fue tentado según nuestra seme-
janza, pero sin pecado” (Hebreos 4:15).
El apóstol Juan también nos habla de su pureza: “y en él no hay pecado” (1 Juan.
3 :5); y Pablo declara: “al que no conoció pecado” (2 Cor.5 :21). El apóstol Pedro
agrega: “el cual no hizo pecado, ni se halló engaño en su boca”. (1 Pedro. 2 :22);
Cristo es comparado con “un cordero sin mancha y sin contaminación” (1 Pedro.
1 :19). “Ni una mancha de corrupción estaba en él”. Sing of the Times, 9, de di-
ciembre de 1897.
El testimonio de la historia revela que Jesús de Nazaret es el único hombre sin
mancha, inocente, puro y sin pecado que alguna vez haya vivido en la tierra. Este
hombre puro y santo es intachable, es nuestro maravilloso Salvador y modelo
perfecto.
Él anhela que sus seguidores lleguen a ser como él en carácter. Sólo Jesús tiene
poder para librarnos de la culpa del pecado y transformarnos a su semejanza.
Juan nos presenta un cuadro vívido de los redimidos: “y en sus bocas no se halló
engaño, porque son sin mancha”. (Apocalipsis. 14:5).
3. La Biblia también señala que las siete lámparas alumbraban hacia adelante.
Dice Éxodo 25:37. “Y le harás siete lamparillas, las cuales encenderás para que
alumbren hacia adelante” (Éxodo. 25 :37) (Números. 8 :2).
¿Qué era lo que había adelante del candelabro?
El altar del incienso. En este altar podemos ver la intercesión de Cristo por el pe-
cador y sus méritos perfectos añadidos a las oraciones de los santos. Aunque el
enemigo de las almas está haciendo todo lo posible para impedir que comprenda-
mos claramente la obra que nuestro Sumo Pontífice realiza diariamente en nuestro
favor, es el Espíritu Santo quien nos recuerda de manera reveladora e iluminadora,
que tenemos un abogado en el cielo: “A Jesucristo el justo” (1 Juan. 2 :1). El cual
está dispuesto a perdonar y socorrer a todos los que vengan a él por fe.
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“Por tanto, Amigos, teniendo un Gran Sumo Sacerdote que traspasó los cielos,
Jesús el Hijo de Dios, retengamos nuestra profesión. Acerquémonos pues, con-
fiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el
oportuno socorro” (Hebreos 4 :14, 16).
El candelabro, no se alumbraba a sí mismo, alumbraba hacía adelante; el Espíritu Santo
no se glorifica a sí mismo, proyecta una luz especial hacia Altar del incienso, es decir
hacía el ministerio intercesor de Cristo en el lugar santo del santuario celestial.
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10 EL
CANDELABRO II
3 H emos dicho que el candelabro tenía seis brazos, que era de oro puro y que sus siete
lámparas alumbraban hacia adelante.
1. También podemos agregar que El candelabro es símbolo del Señor Jesucristo,
quien es la luz del mundo.
En el santuario no había ninguna ventana, abertura o claraboya que permitiera la
entrada de la luz. La única fuente de iluminación allí provenía del candelabro.
Cuando entramos en un cuarto totalmente oscuro y encendemos un fósforo, ¿Qué ocu-
rre?, esa pequeña luz ahuyenta la oscuridad y las tinieblas desaparecen. De la misma
manera cuando Cristo viene a nuestras vidas, las tinieblas del pecado son disipadas.
Este tipo de analogía entre Cristo y la luz no es ajeno al lenguaje usado por Juan.
Es más, en todo el Nuevo Testamento, podemos ver analogías basadas en la luz.
Y esto es porque la luz siempre se asocia con el conocimiento y con lo bueno.
Por ejemplo, en Juan 1:4,5 dice: “En él estaba la vida, y la vida era la luz de la
humanidad. Esta luz resplandece en las tinieblas, y las tinieblas no han podido
extinguirla”.
Sin lugar a ninguna duda el apóstol Juan fue impactado por los raudales de luz que
pudo apreciar en su maestro; es por eso que reiteradamente nos llama la atención
a éste símbolo para identificar a Jesús como la “Luz de los hombres”.
“Éste es el mensaje que hemos oído de él, y os anunciamos: Dios es luz, y no hay
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ningunas tinieblas en él. Si decimos que tenemos comunión con él, y andamos en
tinieblas, mentimos, y no practicamos la verdad” (1 Juan. 1:5,6)
En su evangelio, 23 veces Juan se refiere a Cristo como la Luz. La declaración ‘Yo
soy la luz del mundo’ en (Juan. 8 :12) Significa que Cristo es para la humanidad, lo
que el sol para el mundo físico. Toda vida cesaría sin la luz del sol. Así como las
plantas no pueden vivir, crecer ni reproducirse sin la luz, tampoco podemos no-
sotros vivir sin Jesús, la luz del mundo. Poseer a Jesús es tener la luz espiritual.
moral e intelectualmente él es la luz, y sin él solo hay tinieblas.
Toda luz se origina en Aquel que declaro: ‘Sea la luz’ y ‘Yo soy la luz del mundo’. Toda
luz es un símbolo de Cristo. La columna de fuego, la fulgurante luz del monte Sinaí,
la luz sobre el trono de la misericordia, la gloria que llenó el templo de Salomón y la
luz que estaba en las siete lámparas de oro del santuario, todos señalaban a Jesús,
la luz del mundo.
Veamos algunas de las propiedades de la luz:
La luz acompaña.
Cuando entré a ese cuarto completamente oscuro, experimenté una sensación
profunda de soledad, pero cuando prendí la luz, ¡ahh! sentí que ahora estaba
acompañado. Esto era lo que me pasaba cuando era niño, para no sentir miedo, ni
sentirme solo dormía con la luz prendida en las horas de la noche; así sentía que
alguien estaba conmigo.
Que reconfortante es saber que la luz es una persona (Jesús), y que él está siem-
pre dispuesto a acompañarnos cuando más solos nos sentimos. En esos mo-
mentos difíciles cuando todos nos abandonan, él permanece con nosotros y nos
garantiza su compañía.
“He aquí yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo” (Mat. 28 :20).
La luz es antiséptica.
Los científicos han demostrado que cuando los rayos del sol penetran hasta los
rincones profundos y más oscuros de los recintos, las bacterias que allí se amon-
tonan son eliminadas. Por esa razón se nos recomienda que abramos las ventanas
de nuestras casas para que penetren el aire y la luz del sol, y entonces podamos
disfrutar de una mejor salud.
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leros, a uno semejante al Hijo del hombre, vestido de una ropa que llegaba hasta
los pies, y ceñido por el pecho con un cinto de oro.” (Apoc.1 :12,13).
“Si los candeleros fueran dejados al cuidado de seres humanos, con cuanta fre-
cuencia vacilaría la luz y se apagaría; pero Dios no ha entregado la iglesia en mano
de hombres. Cristo, Aquel que dio su vida por el mundo, es guardián de la casa”. 7
Comentario Bíblico Adventista, pág. 967.
Las despabiladeras eran de oro, y como el oro representa la divinidad nos hace
recordar que es el Señor el que tiene su mano sobre nosotros, purificándonos y
limpiándonos para que alumbremos en medio de la oscuridad de este mundo.
3. La Biblia también nos informa que el candelabro Fue labrado a martillo, lo cual
se corresponde bien con la manera en la que Cristo fue tratado por el Padre a fin
de prepararlo para su obra salvadora. Las pruebas, los sufrimientos y tentaciones
por las que tuvo de pasar, fueron el método escogido por Dios para perfeccionar
a su Hijo.
El lenguaje de Hebreos es bien elocuente al respecto, cuando dice que perfeccionó
‘por aflicciones al autor de la salvación de ellos.’ (Hebreos 2:10). Ahora bien, es ne-
cesario entender correctamente el sentido de lo que significa perfeccionar en ese
texto. No significa que antes Cristo era imperfecto y solo tras ser sometido a las
aflicciones alcanzó la perfección. De la misma manera que el oro del candelabro era
oro puro antes de que tomara forma, así Cristo era perfecto antes de ser sujeto a las
pruebas. La palabra perfeccionado aquí, indica ser hecho idóneo para la función a la
que había sido enviado al mundo. No hay mejora ni progreso moral en su naturaleza,
ya que él era santo por antonomasia. No hubo purificación para eliminar lo malo de
él, porque nada malo había en él.
Esa naturaleza, santa desde la misma concepción en el vientre de su madre, va a
ser sometida a todo tipo de pruebas que certifiquen la autenticidad y valor del que
será Salvador. Esos sufrimientos también le capacitan para poder identificarse
de manera experimental con aquellos a los que va a salvar. Por lo tanto, aunque
Cristo no experimenta progreso moral en la santidad, sí experimenta progreso en
el ejercicio de la misma ante la aflicción y el dolor, adquiriendo de esta manera una
clase de conocimiento, experimental, que antes no tenía.
De nuevo en Hebreos 5:8-9 se dice: “Y aunque era Hijo, por lo que padeció aprendió
la obediencia; y habiendo sido perfeccionado, vino a ser autor de eterna salvación
para todos los que le obedecen”. Indicándose el sufrimiento como el yunque en el
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que Cristo fue forjado como Salva- Así como el candelabro fue labrado a
dor y en el que alcanzó aprobación, puro martillo, el Hijo de Dios fue someti-
al haber superado con éxito el exa- do al cincel de la aflicción y fue tentado
men. El hecho de que obedeciera en según nuestra semejanza, pero sin peca-
medio del dolor demuestra que aun do. La paciencia, la integridad, el dominio
en medio de la prueba, nosotros por propio y todo aquello que forma el carác-
su gracia, podemos ser fieles y obe- ter, casi siempre se nutre y desarrolla a
dientes a nuestro Señor. través de la adversidad. Así se forjó el
carácter perfecto DE NUESTRO SALVADOR.
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11 EL ALTAR
DEL INCIENSO
3 E ste altar de oro estaba dentro del lugar santo, ubicado inmediatamente antes del
velo que dividía los dos compartimentos del santuario. Veamos su descripción en
Éxodo 30:1-10.
“Harás asimismo un altar para quemar el incienso; de madera de acacia lo harás. Su
longitud será de un codo, y su anchura de un codo; será cuadrado, y su altura de dos
codos; y sus cuernos serán parte del mismo. y Lo cubrirás de oro puro, su cubierta, sus
paredes en derredor y sus cuernos; y le harás en derredor una cornisa de oro.
Le harás también dos anillos de oro debajo de su cornisa, a sus dos esquinas a ambos
lados suyos, para meter las varas con que será llevado. Harás las varas de madera de
acacia, y las cubrirás de oro. Y lo pondrás delante del velo que está junto al arca del
testimonio, delante del propiciatorio que está sobre el testimonio, donde me encontra-
ré contigo.
Y Aarón quemará incienso aromático sobre el cada mañana cuando aliste las lámparas
lo quemará. Y cuando Aarón encienda las lámparas al anochecer, quemará el incienso;
rito perpetuo delante de Jehová por vuestras generaciones. No ofreceréis sobre él
incienso extraño, ni holocausto, ni ofrenda; ni tampoco derramaréis sobre él libación.
Y sobre sus cuernos hará Aarón expiación una vez en el año con la sangre del sacrificio
por el pecado para expiación; una vez en el año hará expiación sobre él por vuestras
generaciones; será muy santo a Jehová”. (Exo.30 :1-10).
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sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás a ellas estando en tu casa,
y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes.” (Deuteronomio.
6:6,7).
“Si hubo tiempo en que cada casa debería ser una casa de oración, es ahora. Predomina
la incredulidad y el escepticismo. Abunda la inmoralidad... sin embargo, en esta época
tan peligrosa, algunos de los que se llaman cristianos no celebran el culto de familia. No
honran a Dios en su casa, ni enseñan a sus hijos a amarle y temerle”. La Conducción del
Niño, pág. 491.
“Si hubiese más religión genuina en el hogar, habría más poder en la iglesia”.
Mensajes para los Jóvenes, pág. 326.
3. Ahora, veamos el significado del incienso.
El salmista compara el incienso con las oraciones. En el Salmo 141:2 dice: “Suba
mi oración delante de ti como el incienso, el don de mis manos como la ofrenda
de la tarde”.
El apóstol Juan en el libro de Apocalipsis también nos dice que el incienso puro
representa las oraciones de los santos. “Y cuando hubo tomado el libro, los cuatro
seres vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron delante del cordero; todos
tenían arpas, y copas de oro llenas de incienso, que son las oraciones de los san-
tos.” (Apocalipsis.5 :8).
Por otra parte, el incienso también es símbolo de la justicia perfecta de Cristo aña-
dida a las oraciones de los santos. Así lo presenta Apocalipsis 8:3,4. “Otro ángel
vino entonces y se paró ante el altar, con un incensario de oro; y se le dio mucho
incienso para añadirlo a las oraciones de todos los santos, sobre el altar de oro
que estaba delante del trono. Y de la mano del ángel subió a la presencia de Dios
el humo del incienso con las oraciones de los santos.”
“El incienso, que ascendía con las oraciones de Israel, representaba los méritos
y la intercesión de Cristo, su perfecta justicia, la cual por medio de la fe es acre-
ditada a su pueblo, y es lo único que puede hacer el culto de los seres humanos
aceptable a Dios.” Patriarcas y Profetas, pág. 366.
Es por esta razón que a las ofrendas traídas al santuario se les debía agregar
incienso. (Levítico. 2:1,2,15; 24:7).
“Así como en ese servicio simbólico el sacerdote miraba por medio de la fe el propiciato-
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rio que no podía ver, así ahora el pueblo de Dios ha de dirigir sus oraciones a Cristo, su
gran Sumo Sacerdote, quien invisible para el ojo humano, está intercediendo en su favor
en el santuario celestial”. Patriarcas y Profetas, pág. 366.
Recordemos que nadie podía fabricar esa misma fórmula del incienso para uso personal.
La justicia de Jesús nos es imputada, no somos salvos por nuestras propias fórmulas.
“Si bien todos nosotros somos como suciedad, y todas nuestras justicias como trapo
de inmundicia.” (Isa. 64 :6). Esto nos indica que sólo hay una fórmula para ser salvos;
“Cristo, solamente Cristo y su justicia, obtendrán para nosotros el pasaporte para entrar
al cielo”. Carta 66 de 1890.
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12 EL ARCA
DEL PACTO I
3 D ejando el lugar santo y los muebles que allí se encontraban, traspasemos el velo
y penetremos en el lugar santísimo donde estaba ubicada el arca del pacto. Así
se describe este hermoso mueble.
“Harán también un arca de madera de acacia, cuya longitud será de dos codos y medio,
su anchura de codo y medio, y su altura de codo y medio. Y la cubrirás de oro puro por
dentro y por fuera, y harás sobre ella una cornisa de oro alrededor. Fundirás para ella
cuatro anillos de oro, que pondrás en sus cuatro esquinas; dos anillos a un lado de ella,
y dos anillos al otro lado.
Harás unas varas de madera de acacia, las cuales cubrirás de oro. Y meterás las varas
por los anillos a los lados del arca, para llevar el arca con ellas. Las varas quedarán
en los anillos del arca; no se quitarán de ellas. Y pondrás en el arca el testimonio que
yo te daré.
Y harás un propiciatorio de oro fino, cuya longitud será de dos codos y medio, y su
anchura de codo y medio. Harás también dos querubines de oro; labrados a martillo los
harás en los dos extremos del propiciatorio. Harás, pues, un querubín en un extremo y
un querubín en el otro extremo; de una pieza con el propiciatorio harás los querubines
en sus dos extremos. Y los querubines extenderán por encima las alas, cubriendo con
sus alas el propiciatorio; sus rostros el uno enfrente del otro, mirando al propiciatorio
los rostros de los querubines.
Y pondrás el propiciatorio encima del arca, y en el arca pondrás el testimonio que yo te
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daré. Y de allí me declararé a ti, y hablaré contigo de sobre el propiciatorio, de entre los
dos querubines que están sobre el arca del testimonio, todo lo que yo te mande para
los hijos de Israel.” (Éxodo. 25:10-22).
“El arca del pacto ocupa el primer lugar en las instrucciones divinas dadas a Moisés.
También era importante su posición dentro del tabernáculo. Encerrada dentro del velo,
en el lugar santísimo, constituía la base del trono de Jehová.
Un arca, tal cual podemos entender el significado de la palabra, está destinada a guar-
dar intacto lo que se conserva dentro de ella. Fue en un arca que Noé y su familia y
todas las especies de animales de la creación, fueron transportados con seguridad
sobre las ondas de juicio que cubrieron la tierra. Cuando, por consiguiente, leemos
acerca del ‘arca del pacto’, somos llevados a creer que ésta estaba destinada por Dios
para guardar intacto su pacto, en medio de un pueblo inclinado al error.
El arca del pacto debía acompañar al pueblo en todas sus peregrinaciones. Nunca se
detuvo durante el tiempo que se mantuvieron como un ejército en movilización o en
los conflictos. Fue delante de ellos hasta el centro del Jordán; fue su punto de reunión
en todas las guerras de Canaán; fue garantía segura y cierta del poder de Dios por
dondequiera que iba.
Ningún poder del enemigo podía permanecer delante de aquella que era la manifesta-
ción bien conocida de la presencia y el poder de Dios. El arca debía ser la compañera
inseparable de Israel en el desierto; y las ‘varas’ y los ‘anillos’ eran la representación
de su carácter peregrino”. MACKINTOSH. C,H. Estudios sobre el Libro de Éxodo. Depósito
de Literatura, Lisboa, Portugal. 1978. P. 217.
1. El Propiciatorio.
El arca era una especie de cofre donde se guardaban las dos tablas de la Ley, una
vasija de oro con maná y la vara de Aarón que reverdeció. La tapa de dicho cofre
se llamaba el propiciatorio; este fue hecho de oro puro, no tenía madera en su
interior como el arca misma. Como ya dijimos, el oro simbolizaba la Divinidad; de
esta manera el propiciatorio nos indica que la obra de la propiciación solo puede
ser efectuada por una Persona Divina: Cristo Jesús.
“Y él es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros,
sino también por los de todo el mundo.” (1 Juan. 2:2).
“El vocablo así traducido (Propiciatorio) se deriva de una raíz que significa ‘cubrir’,
es decir, ‘perdonar’ el pecado. Representaba la misericordia divina. En forma
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significativa, el propiciatorio estaba hecho de oro puro, lo que implicaba que la mi-
sericordia es el más precioso de los atributos divinos. Estaba ubicado por encima
de la ley, así como la misericordia sobrepuja a la justicia (Salmo. 85 :10 ;89 :14).
Eran necesarios tanto el arca con su justicia como el propiciatorio con su misericordia
para revelar plenamente la manera como Dios procede con los hombres”. 1 Comentario
Bíblico Adventista, pág. 649.
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Dios nos ha llamado para que advirtamos al mundo contra estos engaños satáni-
cos, y demos gracias a Dios por el ministerio maravilloso de sus ángeles. Refirién-
dose a ellos, el apóstol declara: “¿No son todos espíritus ministradores, enviados
para servicio a favor de los que serán herederos de la salvación?” (Hebreos 1:14).
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13 EL ARCA
DEL PACTO II
3 P alestina es conocida como la tierra santa porque en ella se encuentra la ciudad santa; o
sea Jerusalén, la ciudad de David. Jerusalén era conocida como la ciudad santa, porque
en ella está el monte santo; el monte de Sión. Este monte era santo porque en él se
encontraba el templo de Dios; su santuario. El santuario era santo porque tenía en él el lugar
santísimo. El lugar santísimo era santísimo porque allí se encontraba el arca santa de Dios.
El arca era santa, porque dentro de ella estaba la santa ley de Dios, y la ley es santa, porque
representa el carácter santo y eterno de Dios.
1. El arca del pacto había sido destinada por Dios para guardar en ella las dos
tablas del testimonio que habían sido escritas con el mismo dedo de Dios.
Muchos que se consideran cristianos sinceros dicen que los diez mandamientos
fueron abolidos y clavados en la cruz y por lo tanto ya no tienen vigencia.
Preguntamos: ¿matar sigue siendo pecado? Desde luego que es pecado ¿Robar sigue
siendo pecado? Desde luego que es pecado. ¿Adulterar sigue siendo pecado? Desde lue-
go que es pecado. ¿El codiciar sigue siendo pecado? Desde luego que es pecado ¿La
idolatría sigue siendo pecado? Desde luego que es pecado. ¿Quebrantar el sábado es
pecado? Desde luego que es pecado.
Todas estas cosas que forman parte de la ley moral, siguen siendo pecado, aunque
estemos bajo la gracia.
Aunque muchos líderes en Israel sostenían muy en alto la Ley, algunos malenten-
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dían su propósito, creyendo que podían obtener la justicia al obedecer la Ley. Como
escribió Pablo, “ignorando la justicia de Dios, y procurando establecer la suya
propia, no se han sujetado a la justicia de Dios” (Romanos 10:3).
Por esta razón, Jesús a menudo cuestionó e, incluso, rechazó las tradiciones de
los líderes religiosos de su tiempo (Marcos 7:1-13). Y ellos, que no comprendían el
propósito de la Ley, criticaron y confrontaron a Jesús por sus enseñanzas acerca
de esta.
Es importante entender que, aunque reprendió las prácticas abiertamente lega-
listas de los fariseos, Jesús sostuvo en alto los Diez Mandamientos, afirmó clara-
mente la perpetuidad del Decálogo, y explicó su significado y su propósito.
Cristo mismo dijo: No piensen que he venido a anular la ley o los profetas; no he ve-
nido a anularlos, sino a darles cumplimiento. Les aseguro que mientras existan el
cielo y la tierra, ni una jota, ni una tilde de la ley desaparecerán hasta que todo se
haya cumplido. Todo el que infrinja uno solo de estos mandamientos, por pequeño
que sea, y enseñe a otros a hacer lo mismo, será considerado el más pequeño en
el reino de los cielos; pero el que los practique y enseñe será considerado grande
en el reino de los cielos. (Mateo 5:17,18).
Cristo y la ley son inseparables. Un creyente no puede pretender haber aceptado
a Cristo, y al mismo tiempo estar rechazando abiertamente la ley de Dios. Es
imposible separar a Jesús de la ley; el mismo declaró: “El hacer tu voluntad, Dios
mío, me ha agradado, y tu ley está en medio de mi corazón”. (Salmo 40:8). En
este texto, podemos ver el arca como un símbolo de Cristo. En el corazón del arca
estaban las tablas de la ley; en el corazón de Jesús estaba vigente la ley de Dios
Así que cuando aceptamos a Cristo, con él viene la ley.
La salvación es sólo por gracia y no por obras, pero su fruto es la obediencia
a los mandamientos. Esta obediencia desarrolla el carácter cristiano y da como
resultado una sensación de bienestar. Es una evidencia de nuestro amor al Señor
y preocupación por nuestros semejantes. La obediencia por fe demuestra el poder
de Cristo para transformar vidas y por lo tanto fortalece el testimonio cristiano.
2. La Biblia también nos enseña que dentro del Arca estaba La vara de Aarón que
floreció. ¿Qué es lo que significa esta vara?
Después de la rebelión de Coré, Datán y Abiram contra Moisés y Aarón registrada
en Números 16, Dios quiso confirmar la autoridad que les había conferido a ellos
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como sus representantes ante el pueblo. Jehová ordenó a Moisés que convocara
doce príncipes, uno por cada tribu. Cada uno de ellos debía traer al tabernáculo
una vara con su nombre escrito en la misma (Números. 17:1-4).
El florecimiento de la vara, sería la señal inequívoca de que Dios había escogido a
esa persona para ser su sacerdote.
“Y aconteció que el día siguiente vino Moisés al tabernáculo del testimonio; y he
aquí que la vara de Aarón de la casa de Leví había reverdecido, y echado flores, y
arrojado renuevos, y producido almendras. Y Jehová dijo a Moisés: Vuelve la vara
de Aarón delante del testimonio, para que se guarde por señal a los hijos rebeldes;
y harás cesar sus quejas de delante de mí, para que no mueran”. (Números.
17:8,10).
Con este milagro realizado por Dios, quedó plenamente demostrado ante los re-
beldes del pueblo, que Moisés y Aarón habían sido elegidos por Dios como sus mi-
nistros. Comentando este trágico incidente, Elena G. White nos dice lo siguiente:
“Satanás los hizo rechazar a Dios como su jefe, al inducirlos a desechar a los
hombres escogidos por el Señor. No obstante, mientras que, murmurando contra
Moisés y Aarón, blasfemaban contra Dios, se hallaban tan seducidos que se creían
justos, y consideraban a los que habían reprendido fielmente su pecado como
inspirados por Satanás.
¿No subsisten aún los mismos males básicos que ocasionaron la ruina de Coré?
Abundan el orgullo y la ambición y cuando se abrigan estas tendencias, abren
la puerta a la envidia y la lucha por la supremacía; el alma se aparta de Dios, e
inconscientemente es arrastrada a las filas de Satanás.
Como Coré y sus compañeros, muchos son hoy, aun entre quienes profesan ser
seguidores de Cristo, los que piensan, hacen planes y trabajan tan anhelosamente
por su propia exaltación que, para ganar la simpatía y el apoyo del pueblo, están
dispuestos a tergiversar la verdad, a calumniar y hablar mal de los siervos del
Señor, aun a atribuirles los motivos bajos y ambiciosos que animan su propio
corazón.
A fuerza de reiterar la mentira, y eso contra toda evidencia, llegan finalmente a
creer que es la verdad. Mientras procuran destruir la confianza del pueblo en los
hombres designados por Dios, creen estar realmente ocupados en una buena obra
y prestando servicio a Dios”. Patriarcas y Profetas, pág. 427.
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La vara de Aarón fue colocada dentro del arca como un instrumento que recordaría
cuan terribles son los juicios de Dios contra todos aquellos que, movidos por los
celos y la exaltación propia, se levantan en abierta oposición contra los dirigentes
del pueblo escogidos por el Señor.
3. Junto con la vara de Aarón y las tablas de la ley, también se encontraba dentro
del arca, una urna de oro con maná.
“Tras el segundo velo estaba la parte del tabernáculo llamada el Lugar Santísimo,
el cual tenía un incensario de oro y el arca del pacto cubierta de oro por todas
partes, en la que estaba una urna de oro que contenía el maná, la vara de Aarón
que reverdeció, y las tablas del pacto”. (Hebreos 9:3,4).
Dios se presentó a Israel en Egipto como su Libertador; ahora en la travesía del
desierto, es el gran Sustentador de su pueblo. A lo largo de esos cuarenta años,
el Señor en su infinita misericordia, suplió cada una de las necesidades de sus
hijos. Moisés nos informa que los vestidos de ellos, nunca se envejecieron; ni sus
zapatos se desgastaron. (Deuteronomio 29: 5) Además, Jehová los sustentó con
maná; “comida que no conocías tú, ni tus padres la habían conocido, para hacerte
saber que no sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca
de Dios”. (Deut.8 :3).
La urna de oro con maná dentro del arca, tenía como propósito, recordarle al pue-
blo de Israel a través de las generaciones, la fidelidad de Dios en suplir todas las
necesidades de sus hijos.
Finalmente, ¿Qué pasó con el arca del pacto?
“Antes de la destrucción del templo por los ejércitos de Babilonia en el año 586 a.C
Dios informó a unos pocos de sus fieles siervos el destino de ese edificio... Esos
hombres justos, inmediatamente antes de la destrucción del templo, sacaron el
arca sagrada que contenía las tablas de piedra, y con dolor y pesar la ocultaron
secretamente en una caverna donde estaría escondida del pueblo de Israel por
causa de sus pecados, para no serles restituida nunca más. El arca sigue escon-
dida. Nadie la ha perturbado jamás desde que se la escondió”. La Historia de la
Redención, pág. 199, 200.
Pero terminemos este capítulo, con la invitación gloriosa del apóstol Juan a con-
templar el arca del pacto en el santuario celestial: Apocalipsis 11:19 declara: “Y el
templo de Dios fue abierto en el cielo, y el arca de su pacto se veía en el templo”.
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Cuando se abra el templo de Dios en el cielo, ¡qué ocasión de triunfo será para los
fieles y leales! En el templo se verá el arca del pacto en la cual fueron puestas las dos
tablas de piedra sobre las cuales está escrita la ley de Dios. Esas tablas de piedra serán
sacadas de su escondedero, y en ellas se verán los Diez Mandamientos esculpidos por
el dedo de Dios. Esas tablas de piedra que ahora están en el arca del pacto serán un
testimonio convincente de la verdad y de la vigencia de la ley de Dios (Carta 47, 1902).
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