Unidad 4 Gases

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UNIDAD III

GASES
Capítulo 1
En ciertas condiciones de presión y temperatura, es posible que la mayoría de las
sustancias existan en alguno de los tres estados de la materia: sólido, líquido o
gaseoso. Por ejemplo, el agua puede estar en estado sólido como hielo, en estado
líquido como agua o en estado gaseoso como vapor. Las propiedades físicas de
una sustancia dependen a menudo de su estado.
Los gases son en diversos aspectos mucho más sencillos que los líquidos y los
sólidos. El movimiento molecular de los gases resulta por completo aleatorio, y las
fuerzas de atracción entre sus moléculas son tan pequeñas que cada una se mueve
en forma libre y fundamentalmente independiente de las otras. Sujetos a cambios
de temperatura y presión, es fácil predecir el comportamiento de los gases. Las
leyes que norman este comportamiento han desempeñado una importante función
en el desarrollo de la teoría atómica de la materia y la teoría cinética molecular de
los gases.
Presión de un gas
Los gases ejercen presión sobre cualquier superficie con la que entren en contacto,
ya que las moléculas gaseosas se hallan en constante movimiento. Los humanos
nos hemos adaptado fisiológicamente tan bien a la presión del aire que nos rodea,
que por lo regular desconocemos su existencia, quizá como los peces son
inconscientes de la presión del agua sobre ellos.
La presión atmosférica se demuestra fácilmente. Un ejemplo común es al beber un
líquido con un popote. Al succionar el aire por medio de un popote se reduce la
presión en su interior, el vacío creado se llena con el líquido que es empujado hacia
la parte superior del popote por la mayor presión atmosférica.
La presión se define como la fuerza aplicada por unidad de área:

La unidad SI de presión es el pascal (Pa), que se define como un newton por metro
cuadrado:

Presión atmosférica
Los átomos y las moléculas de los gases en la atmósfera, como el resto de la
materia, están sujetos a la atracción gravitacional de la Tierra; por consiguiente, la
atmósfera es mucho más densa cerca de la superficie de la Tierra que en altitudes
elevadas. (El aire fuera de la cabina presurizada de
un avión a 9 km de altura es muy ligero para ser
respirado.) De hecho, la densidad del aire disminuye
con rapidez al aumentar la distancia de la Tierra. Las
mediciones señalan que aproximadamente 50% de
la atmósfera se encuentra dentro de 6.4 km de la
superficie de la Tierra, 90% dentro de 16 km, y 99%
dentro de 32 km. No sorprende que cuanto más
denso sea el aire, mayor es la presión que ejerce.
La fuerza que experimenta cualquier superficie
expuesta a la atmósfera de la Tierra es igual al peso
de la columna de aire que esta encima de ella. La
presión atmosférica es la presión que ejerce la atmosfera de la Tierra. El valor real
de la presión atmosférica depende de la localización, la temperatura y las
condiciones climáticas
¿Cómo se mide la presión atmosférica?
Probablemente el barómetro sea el instrumento
más común para medirla. Un barómetro sencillo
consta de un tubo largo de vidrio, cerrado en un
extremo y lleno de mercurio. Si el tubo se invierte
con cuidado sobre un recipiente con mercurio, de
manera que no entre aire en el tubo, parte del
mercurio saldrá del tubo hacia el recipiente,
creando un vacío en el extremo superior. El peso
del mercurio remanente en el tubo se conserva por
la presión atmosférica que actúa sobre la superficie
del mercurio en el recipiente. La presión
atmosférica estándar (1 atm) es igual a la presión
que soporta una columna de mercurio exactamente
de 760 mm (o 76 cm) de altura a 0°C al nivel del
mar. En otras palabras, la presión atmosférica
estándar es igual a la presión de 760 mmHg, donde
mmHg representa la presión ejercida por una
columna de mercurio de 1 mm de altura. La unidad
de mmHg también se llama torr, en honor del científico italiano Evangelista Torricelli,
quien inventó el barómetro. Así
Un manómetro es un dispositivo para medir la presión de los gases distintos a los
de la atmósfera. El principio de operación de un manómetro es parecido al de un
barómetro.
Leyes de los gases
Relación presión-volumen: ley de Boyle
En el siglo XVII, Robert Boyle estudió en forma sistemática y cuantitativa el
comportamiento de los gases. En una serie de experimentos, Boyle analizó la
relación que existe entre la presión y el volumen de una muestra de un gas. Observó
que a medida que la presión (P) aumenta a temperatura constante, el volumen (V)
de una cantidad determinada de gas disminuye.
Compare el primer punto de datos con una presión de 724 mmHg y un volumen de
1.50 (en unidades arbitrarias) con el último punto de datos con una presión de 2 250
mmHg y un volumen de 0.58. Es evidente que existe una relación inversa entre
presión y volumen de un gas a temperatura constante. A medida que la presión
aumenta, el volumen ocupado por el gas disminuye. Por lo contrario, si la presión
aplicada disminuye, el volumen ocupado por el gas aumenta. Esta relación se
conoce como la ley de Boyle, según la cual la presión de una cantidad fija de un
gas a temperatura constante es inversamente proporcional al volumen del gas.

Podemos escribir una expresión matemática que muestre la relación inversa entre
la presión y el volumen:

donde el símbolo ∝ significa proporcional a. Se puede cambiar ∝ por el signo de


igualdad y escribir
donde k1 es una constante llamada constante de proporcionalidad. La ecuación es
una expresión matemática de la ley de Boyle. Podemos reorganizarla para obtener

Esta forma de la ley de Boyle establece que el producto de la presión y el volumen


de un gas a temperatura y cantidad del gas constantes es una constante. La
cantidad n es el número de moles del gas y R es una constante.

Relación temperatura-volumen: ley de Charles y de Gay-Lussac


La ley de Boyle depende de que la temperatura del
sistema permanezca constante. Pero suponga que
cambia la temperatura. ¿Cómo afectará el cambio de
la temperatura al volumen y la presión de un gas?
Veamos por principio de cuentas el efecto de la
temperatura sobre el volumen de un gas. Los
primeros investigadores que estudiaron esta relación
fueron los científicos franceses Jacques Charles y
Joseph Gay-Lussac. Sus estudios demostraron que,
a una presión constante, el volumen de una muestra
de gas se expande cuando se calienta y se contrae
al enfriarse. Las relaciones cuantitativas implicadas
en estos cambios de temperatura y volumen del gas
resultan ser notablemente congruentes.
La dependencia del volumen de un gas con la temperatura está dada por

donde k2 es la constante de proporcionalidad. La ecuación se conoce como ley de


Charles y de Gay-Lussac, o simplemente ley de Charles, la cual establece que el
volumen de una cantidad fija de gas mantenido a presión constante es directamente
proporcional a la temperatura absoluta del gas.

Relación entre volumen y cantidad: ley de Avogadro


El trabajo del científico italiano Amedeo Avogadro complementó los estudios de
Boyle, Charles y Gay-Lussac. En 1811 publicó una hipótesis donde estableció que
a la misma temperatura y presión, volúmenes iguales de diferentes gases contienen
el mismo número de moléculas (o átomos si el gas es monoatómico). De ahí que el
volumen de cualquier gas debe ser proporcional al número de moles de moléculas
presentes, es decir:
donde n representa el número de moles y k4 es la constante de proporcionalidad.
La ecuación es la expresión matemática de la ley de Avogadro, la cual establece
que a presión y temperatura constantes, el volumen de un gas es directamente
proporcional al número de moles del gas presente.
De acuerdo con la ley de Avogadro, cuando dos gases reaccionan entre sí, los
volúmenes que reaccionan de cada uno de los gases tienen una relación sencilla
entre sí. Si el producto es un gas, su volumen se relaciona con el volumen de los
reactivos mediante una relación sencilla (un hecho demostrado antes por Gay-
Lussac). Por ejemplo, considere la síntesis de amoniaco a partir de hidrógeno y
nitrógeno moleculares:

Dado que, a la misma temperatura y presión, los volúmenes de los gases son
directamente proporcionales al número de moles de los gases presentes, ahora
podemos escribir:

Ecuación del gas ideal


A continuación presentamos un resumen de las leyes de los gases que hemos
analizado hasta el momento:

Podemos combinar las tres expresiones a una sola ecuación maestra para el
comportamiento de los gases:
donde R, la constante de proporcionalidad, se denomina constante de los gases.
La ecuación es conocida como ecuación del gas ideal, explica la relación entre las
cuatro variables P, V, T y n. Un gas ideal es un gas hipotético cuyo comportamiento
de presión, volumen y temperatura se puede describir completamente con la
ecuación del gas ideal.
Las moléculas de un gas ideal no se atraen o se repelen entre sí, y su volumen es
despreciable en comparación con el volumen del recipiente que lo contiene. Aunque
en la naturaleza no existe un gas ideal, las discrepancias en el comportamiento de
los gases reales en márgenes razonables de temperatura y presión no alteran
sustancialmente los cálculos. Por lo tanto, podemos usar con seguridad la ecuación
del gas ideal para resolver muchos problemas de gases.
Antes que apliquemos la ecuación del gas ideal a un sistema real, debemos calcular
R, la constante de los gases. A 0°C (273.15 K) y 1 atm de presión, muchos gases
reales se comportan como un gas ideal. En los experimentos se demuestra que, en
esas condiciones, 1 mol de un gas ideal ocupa un volumen de 22.414 L, que es un
poco mayor que el volumen de una pelota de baloncesto. Las condiciones de 0°C y
1 atm se denominan temperatura y presión estándar, y a menudo se abrevian
TPE.

Para la mayoría de los cálculos redondearemos el valor de R a tres cifras


significativas (0.0821 L atm/K mol), y utilizaremos 22.41 L para el volumen molar
de un gas a TPE.
La ecuación del gas ideal es útil para resolver problemas que no implican cambios
en P, V, T y n de una muestra de gas. Por lo tanto, si conocemos tres variables
podemos calcular la cuarta mediante la ecuación. Sin embargo, a veces
necesitamos trabajar con cambios de presión, volumen y temperatura, o incluso, de
cantidad del gas. Cuando cambian las condiciones, debemos emplear una forma
modificada de la ecuación del gas ideal que toma en cuenta las condiciones iniciales
y finales. Esta ecuación la obtenemos del modo siguiente:

Si n1 = n2, como normalmente ocurre, porque la cantidad de gas por lo general no


cambia, la ecuación en tal caso se reduce a
Masa molar de una sustancia gaseosa
En la práctica, los químicos con frecuencia trabajan con sustancias de composición
desconocida o sólo parcialmente definida. No obstante, si la sustancia desconocida
es un gas, se puede encontrar su masa molar gracias a la ecuación del gas ideal.
Todo lo que se necesita es determinar el valor experimental de la densidad (o los
datos de masa y volumen) del gas a una presión y temperatura conocidas. De la
ecuación de gas ideal despejamos los moles (M)
Teoría cinética molecular de los gases
Las leyes de los gases ayudan a predecir el comportamiento de los gases, pero no
explican lo que sucede a nivel molecular y qué ocasiona los cambios que
observamos en el mundo macroscópico. Por ejemplo, ¿por qué un gas se expande
al calentarlo?
En el siglo XIX varios físicos, entre los que destacan Ludwig Boltzmann y James
Clerk Maxwell, encontraron que las propiedades físicas de los gases se explican en
términos del movimiento de moléculas individuales, el cual es una forma de energía,
que aquí definimos como la capacidad para realizar un trabajo o producir un cambio.
En mecánica, el trabajo se define como la fuerza multiplicada por la distancia. Como
la energía se puede medir como trabajo, escribimos

El joule (J) es la unidad del SI de energía

La energía cinética (EC) es el tipo de energía que manifiesta un objeto en


movimiento, o energía de movimiento.
Los descubrimientos de Maxwell, Boltzmann y otros produjeron numerosas
generalizaciones acerca del comportamiento de los gases que desde entonces se
conocen como la teoría cinética molecular de los gases, o simplemente la teoría
cinética de los gases.
Dicha teoría se centra en las siguientes suposiciones:
1. Un gas está compuesto de moléculas que están separadas por distancias
mucho mayores que sus propias dimensiones. Las moléculas pueden
considerarse como “puntos”, es decir, poseen masa, pero tienen un volumen
despreciable.
2. Las moléculas de los gases están en continuo movimiento en dirección
aleatoria y con frecuencia chocan unas contra otras. Las colisiones entre las
moléculas son perfectamente elásticas, o sea, la energía se transfiere de una
molécula a otra por efecto de las colisiones. Sin embargo, la energía total de
todas las moléculas en un sistema permanece inalterada.
3. Las moléculas de los gases no ejercen entre sí fuerzas de atracción o de
repulsión.
4. La energía cinética promedio de las moléculas es proporcional a la
temperatura del gas en kelvins. Dos gases a la misma temperatura tendrán
la misma energía cinética promedio. donde C es la constante de
proporcionalidad y T es la temperatura absoluta.
De acuerdo con la teoría cinética molecular, la presión de un gas es el resultado de
las colisiones entre las moléculas y las paredes del recipiente que lo contiene.
Depende de la frecuencia de las colisiones por unidad de área y de la “fuerza” con
la que las moléculas golpeen las paredes. La teoría también proporciona una
interpretación molecular de la temperatura. La temperatura absoluta de un gas es
una medida de la energía cinética promedio de las moléculas. En otras palabras, la
temperatura absoluta es un índice del movimiento aleatorio de las moléculas: a
mayor temperatura, mayor energía de las moléculas. Como el movimiento molecular
aleatorio se relaciona con la temperatura de un gas, algunas veces se hace
referencia a éste como movimiento térmico.
Aplicación de las leyes de los gases
Aunque la teoría cinética de los gases se basa en un modelo bastante simple, los
detalles matemáticos implicados son muy complejos. Sin embargo, sobre una base
cualitativa es posible utilizar la teoría para explicar las propiedades generales de las
sustancias en el estado gaseoso. Los siguientes ejemplos ilustran las circunstancias
en las que es útil esta teoría.
• Compresibilidad de los gases. Como las moléculas en la fase gaseosa se
encuentran separadas por grandes distancias (suposición 1), los gases se
pueden comprimir fácilmente para ocupar un volumen menor.
• Ley de Boyle. La presión ejercida por un gas es consecuencia del impacto
de sus moléculas sobre las paredes del recipiente que lo contiene. La
velocidad de colisión, o el número de colisiones moleculares con las paredes,
por segundo, es proporcional a la densidad numérica (es decir, el número de
moléculas por unidad de volumen) del gas. Al disminuir el volumen de cierta
cantidad de gas aumenta su densidad numérica, y por lo tanto, su velocidad
de colisión. Por esta causa, la presión de un gas es inversamente
proporcional al volumen que ocupa; cuando el volumen disminuye, la presión
aumenta y viceversa.
• Ley de Charles. Puesto que la energía cinética promedio de las moléculas
de un gas es proporcional a la temperatura absoluta de la muestra
(suposición 4), al elevar la temperatura aumenta la energía cinética
promedio. Por consiguiente, las moléculas chocarán más a menudo contra
las paredes del recipiente y con mayor fuerza si el gas se calienta,
aumentando entonces la presión. El volumen del gas se expandirá hasta que
la presión del gas esté equilibrada por la presión externa constante.
• Ley de Avogadro. Se ha demostrado que la presión de un gas es
directamente proporcional a la densidad y a la temperatura del gas. Como la
masa del gas es directamente proporcional al número de moles (n) del gas,
la densidad se expresa como n/V. Ley de Dalton de las presiones parciales
Ley de Dalton de las presiones parciales
Hasta ahora nos hemos concentrado en el comportamiento de sustancias gaseosas
puras, pero en los experimentos a menudo se utilizan mezclas de gases. Por
ejemplo, para el estudio de la contaminación del aire, nos puede interesar la relación
de presión, volumen y temperatura de una muestra de aire, que contiene varios
gases. En éste y todos los casos que implican mezclas de gases, la presión total
del gas se relaciona con las presiones parciales, es decir, las presiones de los
componentes gaseosos individuales de la mezcla.

En 1801, Dalton formuló una ley, que actualmente se conoce como ley de Dalton
de las presiones parciales, la cual establece que la presión total de una mezcla
de gases es igual a la suma de las presiones que cada gas ejercería si estuviera
solo.
Considere el caso en el que dos gases, A y B, están en un recipiente de volumen V.
La presión ejercida por el gas A, de acuerdo con la ecuación del gas ideal, es

donde nA es el número de moles de A presente. Del mismo modo, la presión ejercida


por el gas B es
En una mezcla de gases A y B, la presión total PT es el resultado de las colisiones
de ambos tipos de moléculas, A y B, con las paredes del recipiente. Por lo tanto, de
acuerdo con la ley de Dalton,

donde n, el número total de moles de los gases presentes, está dado por n = nA +
nB, y PA y PB son las presiones parciales de los gases A y B, respectivamente. Así,
para una mezcla de gases, la PT depende sólo del número total de moles de gas
presente, no de la naturaleza de las moléculas del gas.
En general, la presión total de una mezcla de gases está dada por

donde P1, P2, P3, . . . son las presiones parciales de los componentes 1, 2, 3, . . .
Para darse cuenta cómo está relacionada cada presión parcial con la presión total,
considere de nuevo el caso de la mezcla de dos gases A y B. Dividiendo PA entre
PT, obtenemos

donde XA se denomina la fracción molar del gas A. La fracción molar es una


cantidad adimensional que expresa la relación del número de moles de un
componente con el número de moles de todos los componentes presentes. En
general, la fracción molar del componente i en una mezcla está dado por:
donde ni y nT son el número de moles del componente i y el número total de moles
presentes, respectivamente. La fracción molar siempre es menor a 1. Ahora
podemos expresar la presión parcial de A y B como:
Preparación de gases en el laboratorio
Una aplicación importante de la ley de Dalton de presiones parciales implica el
cálculo de la cantidad de gas captado sobre agua. Los gases que a menudo se usan
en el laboratorio se obtienen casi siempre de cilindros de gas presurizados, pero si
en ocasiones se requiere una pequeña cantidad de cierto gas, puede ser más
conveniente prepararlo químicamente. Por ejemplo, cuando se calienta el clorato de
potasio (KClO3) se descompone en KCl y O2:

El oxígeno gaseoso formado se puede recolectar en agua. Al principio, la probeta


invertida está completamente llena de agua. Cuando se forma oxígeno gaseoso, las
burbujas del gas suben a la superficie y desplazan el agua de la probeta.

Este método de recolección de un gas se basa en la suposición de que el gas no


reacciona con agua y que no se disuelve apreciablemente en ella. Estas
suposiciones son válidas para el oxígeno gaseoso, pero no para gases como NH 3,
el cual se disuelve con facilidad en agua. Sin embargo, el oxígeno recolectado de
esa manera no está puro porque en la probeta también se encuentra presente vapor
de agua. La presión total del gas es igual a la suma de las presiones ejercidas por
el oxígeno gaseoso y el vapor de agua:

Como consecuencia, para calcular la cantidad de O2 formado debemos tomar en


cuenta la presión causada por el vapor de agua.
Capítulo 2
Analizaremos lo que les sucede a los átomos y moléculas durante una reacción
química, un proceso en el que una sustancia (o sustancias) cambia para formar
una o más sustancias nuevas. Con objeto de comunicarse entre sí respecto a las
reacciones químicas, los químicos han desarrollado una forma estándar para
representarlas por medio de ecuaciones químicas. Una ecuación química utiliza
símbolos químicos para mostrar qué sucede durante una reacción química.
Escritura de las ecuaciones químicas
Considere lo que sucede cuando el hidrógeno gaseoso (H2) se quema en presencia
de aire (que contiene oxígeno, O2) para formar agua (H2O). Esta reacción se
representa mediante la ecuación química:

donde el signo “más” significa “reacciona con” y la flecha significa “produce”. Así,
esta expresión simbólica se lee: “El hidrógeno molecular reacciona con el oxígeno
molecular para producir agua”. Se supone que la reacción sigue la dirección de
izquierda a derecha como lo indica la flecha.
Sin embargo, la ecuación no está completa, ya que del lado izquierdo de la flecha
hay el doble de átomos de oxígeno (dos) que los que hay del lado derecho (uno).
Para estar de acuerdo con la ley de la conservación de la materia debe haber el
mismo número de cada tipo de átomos en ambos lados de la flecha, es decir, debe
haber tantos átomos al finalizar la reacción como los que había antes de que se
iniciara. Podemos balancear la ecuación colocando el coeficiente adecuado (en este
caso 2) antes del H2 y del H2O:

Esta ecuación química balanceada muestra que “dos moléculas de hidrógeno se


combinan o reaccionan con una molécula de oxígeno para formar dos moléculas de
agua”
Debido a que la relación del número de moléculas es igual a la relación del número
de moles, la ecuación también puede leerse como “2 moles de moléculas de
hidrógeno reaccionan con 1 mol de moléculas de oxígeno para producir 2 moles de
moléculas de agua”. Se conoce la masa de un mol de cada sustancia, por lo que la
ecuación se puede interpretar como “4.04 g de H2 reaccionan con 32.00 g de O2
para formar 36.04 g de H2O”.
En la ecuación se hace referencia al H2 y al O2 como reactivos, que son las
sustancias iniciales en una reacción química. El agua es el producto, es decir, la
sustancia formada como resultado de una reacción química. Una ecuación química
es, entonces, la descripción abreviada que un químico hace de una reacción
química. Por convenio, en una ecuación química los reactivos se escriben a la
izquierda y los productos a la derecha de la flecha:

Para proporcionar información adicional, con frecuencia los químicos indican el


estado físico de los reactivos y productos por medio de las letras g, l y s para los
estados gaseoso, líquido y sólido, respectivamente. Por ejemplo,
Balanceo de ecuaciones químicas
Suponga que deseamos escribir una ecuación para explicar una reacción química
que acabamos de realizar en el laboratorio. ¿Cómo se procede? Puesto que
conocemos los reactivos, podemos escribir sus fórmulas químicas. Es más difícil
establecer la identidad de los productos. Con frecuencia es posible predecir el o los
productos de reacciones sencillas. En reacciones más complicadas en las que hay
tres o más productos, los químicos necesitarán otras pruebas para establecer la
presencia de compuestos específicos.
Una vez que hemos identificado los reactivos y productos y que se han escrito sus
fórmulas correctas, los situamos según la secuencia convencional: los reactivos a
la izquierda, separados por una flecha de los productos, que se colocan del lado
derecho. Es muy probable que la ecuación que se ha escrito en este momento esté
sin balancear, es decir, que el número de cada tipo de átomos sea diferente en
ambos lados de la flecha.
En general, el balanceo de una ecuación química lo lleva a cabo mediante los
siguientes pasos:
1. Se identifican todos los reactivos y productos, y se escriben sus fórmulas
correctas del lado izquierdo y derecho de la ecuación, respectivamente.
2. El balanceo de la ecuación se inicia probando diferentes coeficientes para
igualar el número de átomos de cada elemento en ambos lados de la
ecuación. Podemos cambiar los coeficientes (los números que preceden a
las fórmulas), pero no los subíndices (los números que forman parte de las
fórmulas). Si cambiamos los subíndices, cambiamos la identidad de la
sustancia. Por ejemplo, 2NO2 significa “dos moléculas de dióxido de
nitrógeno”, pero si se duplican los subíndices se tendrá N2O4, fórmula del
tetróxido de dinitrógeno, es decir, un compuesto totalmente distinto.
3. Primero se buscan los elementos que aparecen una sola vez en cada lado
de la ecuación y con igual número de átomos: las fórmulas que contengan
estos elementos deben tener el mismo coeficiente. Por lo tanto, no es
necesario ajustar los coeficientes de dichos elementos en este momento. A
continuación se buscan los elementos que aparecen sólo una vez en cada
lado de la ecuación pero con diferente número de átomos. Se balancean
estos elementos. Por último, se balancean los elementos que aparecen en
dos o más fórmulas del mismo lado de la ecuación.
4. Se verifica la ecuación balanceada para asegurarse de que hay el mismo
número total de cada tipo de átomos en ambos lados de la ecuación.
Considere un ejemplo específico. En el laboratorio se pueden preparar pequeñas
cantidades de oxígeno gaseoso mediante el calentamiento de clorato de potasio
(KClO3). Los productos son oxígeno gaseoso (O2) y cloruro de potasio (KCl). A partir
de esta información, escribimos:

Los tres elementos (K, Cl y O) aparecen sólo una vez en cada lado de la ecuación,
pero únicamente el K y el Cl tienen igual número de átomos en ambos lados de la
ecuación. Así, KClO3 y KCl deben tener el mismo coeficiente. El siguiente paso
consiste en lograr que el número de átomos de O sea igual en ambos lados de la
ecuación. Debido a que hay tres átomos de O del lado izquierdo y dos del lado
derecho de la ecuación, estos átomos se igualan colocando un 2 a la izquierda del
KClO3 y un 3 a la izquierda del O2.

Por último, igualamos los átomos de K y Cl colocando un 2 a la izquierda del KCl:

Como verificación final, podemos hacer una hoja de balance para reactivos y
productos en donde los números entre paréntesis indican el número de átomos de
cada elemento:

Observe que el balanceo de esta ecuación también se puede efectuar con


coeficientes que sean múltiplos de 2 (para KClO3), 2 (para KCl) y 3 (para O2); por
ejemplo:

Sin embargo, para balancear una ecuación se utiliza el conjunto de coeficientes de


números enteros más simple posible.
Ahora considere la combustión (es decir, el quemado) del etano (C2H6), componente
del gas natural, con el oxígeno del aire, lo que produce dióxido de carbono (CO 2) y
agua. La ecuación sin balancear es

Se observa que para ninguno de los elementos (C, H y O) se tiene igual número de
átomos en ambos lados de la ecuación. Además, el C y el H aparecen una sola vez
en cada lado de la ecuación; el O aparece en dos compuestos del lado derecho
(CO2 y H2O). Para igualar los átomos de C se coloca un 2 a la izquierda del CO2:

Para igualar los átomos de H, se coloca un 3 a la izquierda del H2O:

En este punto se han balanceado los átomos de C y de H, pero no los átomos de O


porque hay siete átomos de este elemento a la derecha de la ecuación y únicamente
dos del lado izquierdo. Esta desigualdad de átomos de O se puede eliminar al
escribir 7/2 antes del O2, del lado izquierdo:

La “lógica” de utilizar 7/2 como coeficiente es que había siete átomos de oxígeno en
el lado derecho de la ecuación, pero únicamente un par de átomos de oxígeno (O 2)
del lado izquierdo. Para igualarlos debemos preguntarnos cuántos pares de átomos
de oxígeno se necesitan para igualar los siete átomos de oxígeno. De la misma
manera que 3.5 pares de zapatos son igual a siete zapatos, 7/2 de moléculas de O2
será igual a siete átomos de O. Tal y como lo muestra la tabla siguiente, la ecuación
se encuentra ahora balanceada:
Sin embargo, en general preferimos expresar los coeficientes con números enteros
en lugar de fraccionarios. Por lo tanto, multiplicamos toda la ecuación por 2 para
convertir 7/2 en 7:

Estequiometria
En una reacción química se conserva la masa. Entonces, una cantidad especifica
de reactivos formará productos cuya masa será igual a la masa de los reactivos
originales. Si se conoce la ecuación que representa a la reacción se podrá deducir
las relaciones de masa entre reactivos y productos. Los cálculos que involucran
estas relaciones de masa se llaman cálculos estequiométricos.
Para representar una reacción química escribimos una ecuación. Por ejemplo, la
siguiente ecuación representa la combustión del metano:

Para leer esta ecuación decimos que una molécula de metano reaccionara con dos
moléculas de oxígeno para producir una molécula de dióxido de carbono y dos
moléculas de agua. Esta ecuación se cumple para pocas y paras muchas
moléculas, como el número de Avogadro. Una interpretación útil de la ecuación se
obtendría basándose en el número de Avogadro de partículas o moles de sustancia.
Esta interpretación se llama interpretación molar.
Desde el punto de vista molar, la reacción anterior indica que un mol de metano
reacciona con do moles de oxigeno para producir un mol de dióxido de carbono y
dos moles de agua. Esto indica que las cantidades molares de reactivos y productos
deben corresponder a los coeficientes. Una vez que sepamos la relación que existe
entre la cantidad de moles de un reactivo y la del otro podemos variarlas siempre
respetando la relación molar. En este ejemplo, podríamos hacer reaccionar 0.5
moles de metano con un mol de oxigeno o dos moles de metano con 4 de oxígeno
pues respetamos la relación molar 1:2.
La ecuación muestra cuales sustancias son reactivos y cuales son productos de la
reacción. El coeficiente al frente de cada formula indica el numero de moles de cada
sustancia. Cuando no hay ningún coeficiente se sobreentiende que es 1. Se puede
expresar la relación entre dos especies en la forma de una relación molar, las cuales
son únicas para cada reacción. Para nuestro ejemplo tenemos:

Dos especies que intervienen en una reacción se pueden relacionar usando la


relación molar. Las relaciones molares posibles para la combustión de metano
serían:
Cálculos de masa a mol
Si se conoce la formula de un reactivo en una reacción, fácilmente puede
determinase la masa molar de tal especie. La masa molar se puede usar para
convertir el número de gramos en números de moles y viceversa
Ejemplos de conversión masa a mol y viceversa
Cálculos masa a masa
La relación entre una masa determinada de un reactivo o producto y la masa
correspondiente de otro reactivo o producto se determina combinando los cálculos
masa a mol y masa a masa. Cuando necesitamos conocer la masa de una sustancia
que se utiliza o produce en una reacción, primero debemos calcular la cantidad de
moles, los moles se convierten a masa. Es necesario emplear la base molar para
este tipo de cálculos.
Estequiometría de los gases
Cuando los reactivos, los productos, o ambos son gases, también podemos emplear
las relaciones entre cantidades (moles, n) y volumen (V) para resolver problemas
de este tipo. En los ejemplos siguientes se muestra cómo se utilizan las leyes de los
gases en estos cálculos.
Calculo de volumen a volumen
Para las reacciones en las que intervienen dos o mas reactivos o productos
gaseosos es necesario determinar la relación entre los volúmenes de las especies.
Este tipo de cálculo se resuelve rápidamente si conocemos como dependen los
volúmenes de los gases, a temperatura y presión constantes, el número de moles.
La ley de los gases ideales, PV=nRT, indica que el volumen de un gas está en
relación directa con el numero de moles si la presión y la temperatura se mantienen
constantes.
Esta idea fue expuesta por Amadeo Avogadro; esta hipótesis indica que el numero
de moles de un gas (T y P constantes) está en relación directa con el volumen. Así
podeos decir que lo que se cumple para el numero de moles de un gas en una
reacción se cumplirá para la cantidad de litros del gas. Esto significa que es posible
interpretar una reacción con gases a presión y temperatura constantes basándose
mejo en el volumen que en la molaridad. Las relaciones entre los gases son iguales
a las relaciones molares, siempre que los gases se encuentren a presión y
temperatura constantes.
Estequiometria y cambios de energía
La energía se presenta de muchas formas. La energía asociada a reacciones
químicas a menudo toma la forma de energía calorífica. Por ejemplo, cuando se
mezcla una solución acuosa de hidróxido de sodio con una solución acuosa de acido
sulfúrico, se desprende energía calorífica. Esta energía es absorbida por el agua y
se aumenta su temperatura. Si bien en el SI la unidad de medida para energía es el
Joule, en energía calorífica utilizamos la caloría:
1 cal= 4.184 J
El calor de reacción puede tratarse como reactivo o como producto en una reacción.
Así es posible relacionar el calor con la cantidad molar de cada especie, la reacción
de combustión del metano se puede expresar incluyendo el calor de reacción
experimental

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