12 Fisiología Sist. Nervioso
12 Fisiología Sist. Nervioso
12 Fisiología Sist. Nervioso
Encéfalo
Es uno de los mayores órganos del individuo adulto. El encéfalo adquiere su tamaño definitivo hacia los
dieciocho años, aunque su crecimiento más rápido ocurre durante los primeros años de la vida. Está
dividido de abajo hacia arriba en varias regiones:
1. Tronco del encéfalo. Es una región absolutamente imprescindible para la supervivencia del
individuo, consta a su vez de tres porciones: el bulbo raquídeo o médula oblongada, la
protuberancia o puente y el mesencéfalo. El bulbo raquídeo se puede considerar como una
prolongación de la médula espinal, la sustancia gris se reparte en núcleos, unos de función
sensorial y otros, motora. En esta región se localizan los centros de control de la respiración y de
la circulación. La protuberancia, situada por encima del bulbo es una región ensanchada que por
su cara posterior o dorsal está unida al cerebelo a través de los pedúnculos cerebelosos.
Contiene núcleos sensoriales y motores. El mesencéfalo o cerebro medio es la porción superior y
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más pequeña del tronco del encéfalo, en su cara anterior hay dos ensanchamientos que
corresponden a los pedúnculos cerebrales. Contiene núcleos de relevo de la información visual y
auditiva y también núcleos relacionados con el estado de alerta del encéfalo. En diferentes
porciones del tronco encefálico tienen origen los doce pares craneales que inervan cara, cuello y
cabeza y algunos alcanzan el tórax y vísceras abdominales.
2. Cerebelo. Es una parte del encéfalo grande que se sitúa en la cara dorsal del tronco encefálico, y
que está unido a él a través de tres haces de fibras que forman los pedúnculos cerebelosos
(superior, medio e inferior). Está formado por dos hemisferios cerebelosos y una región central
denominada vermis. En una sección transversal puede observarse una capa superficial de
sustancia gris, la corteza cerebelosa y una porción central de sustancia blanca. La corteza
presenta al igual que la cerebral, numerosos surcos y circunvoluciones. En el interior de la
sustancia blanca hay intercalados núcleos de sustancia gris. El cerebelo desarrolla funciones
fundamentales relacionadas con el control de los músculos esqueléticos. Interactúa con la
corteza cerebral para producir movimientos, ayuda a controlar la postura y participa en el
mantenimiento del equilibrio.
3. Diencéfalo. Es una región cubierta por los hemisferios cerebrales, y situada en la profundidad del
encéfalo. Consta de varias estructuras situadas alrededor del tercer ventrículo. A cada lado de la
línea media está situado un núcleo de sustancia gris, el tálamo, inferiormente se sitúa el
hipotálamo que rodea lateral y ventralmente al tercer ventrículo. Los núcleos que se encuentran
en el tálamo procesan información sensorial enviándola a la corteza cerebral del mismo lado,
otros reciben información del cerebelo y los ganglios basales y envían información a la corteza
motora del mismo lado, y algunos núcleos desarrollan funciones relacionadas con el estado de
conciencia. Los núcleos hipotalámicos son centros de regulación de funciones vegetativas de
gran importancia para la supervivencia del individuo, funciona como un eslabón entre la corteza
cerebral y los centros autónomos inferiores.
4. Telencéfalo o cerebro. Consta de dos hemisferios cerebrales unidos en la línea media a través de
un tracto de fibras denominado cuerpo calloso. Cada hemisferio tiene una capa externa de
sustancia gris de unos 2-4 mm de grosor denominada corteza cerebral. Esta corteza al igual que
la cerebelosa se encuentra extraordinariamente plegada formando las circunvoluciones que
suponen un fuerte incremento de la superficie manteniendo el mismo volumen. Por debajo de la
corteza se encuentra una gran masa de sustancia blanca formada por axones que interconectan
las distintas regiones corticales, y la corteza con el resto del encéfalo. En la profundidad de la
sustancia blanca de cada hemisferio se encuentran una serie de núcleos, los ganglios basales.
Participan en la iniciación y el control del movimiento voluntario.
LÍQUIDO CEFALORRAQUÍDEO
La regulación del líquido extracelular que rodea las células nerviosas es una función de la circulación
sanguínea cerebral. El líquido cefalorraquídeo es un depósito de líquido circulante que junto con la
sangre regula el medio extracelular de las células nerviosas.
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Las funciones que cumple el líquido cefalorraquídeo, de forma resumida, son las siguientes:
1. Forma una cubierta líquida protectora que funciona como un sistema de flotación protegiéndole
de los bruscos movimientos de la cabeza.
2. La modificación de su volumen sirve para compensar fluctuaciones en la cantidad de sangre en el
interior del cráneo de tal modo que el volumen intracraneal se mantenga constante.
3. Mantiene un medio iónico adecuado.
4. Permite la eliminación de sustancias de desecho que por ser poco solubles en lípidos o tener un
tamaño grande no atraviesan la pared capilar.
5. Participa en los mecanismos de transporte intercerebral, ya que muchos neuropéptidos son
vehiculados de una región a otra del encéfalo a través del líquido cefalorraquídeo.
5. Durante el desarrollo ciertas células gliales guían la migración de las neuronas y dirigen el
crecimiento de los axones.
6. Ciertos tipos de células gliales participan en la construcción de la barrera hematoencefálica que
previene la entrada de tóxicos de la sangre al encéfalo.
7. Algunas células gliales pueden participar en la nutrición de las neuronas.
NEURONA
La mayor parte de las neuronas tienen un cuerpo o soma donde se sitúan los principales orgánulos
celulares. Los somas de las neuronas se presentan normalmente agrupados formando lo que en el
sistema nervioso central se describe como sustancia gris. Estas agrupaciones presentan distintas
denominaciones: núcleos, láminas, ganglios, etc. En el sistema nervioso periférico algunos somas se
sitúan en ganglios (ganglios sensoriales, autónomos) y otros se encuentran distribuidos en los tejidos
como la pared gastrointestinal formando el sistema entérico.
La característica más importante de la neurona es la presencia de las prolongaciones de su cuerpo
celular. Existen dos tipos de prolongaciones:
a) Dendritas. Son prolongaciones numerosas, ramificadas y cortas en el sistema nervioso central,
y largas en el periférico. Constituyen un mecanismo de expansión de membrana
extraordinariamente grande, en algunas neuronas representan hasta el 90 % de su superficie
celular. Sobre sus membranas se sitúan una gran cantidad de receptores que van a permitir la
recepción de información a manera de gran antena.
b) Axón, cilindro-eje o fibra nerviosa. Es una prolongación única que emerge en una región del
soma denominada cono o colina axónica. Puede presentar ramas colaterales y una arborización
terminal. Su longitud es muy variable desde unas pocas micras hasta más del metro. En el
sistema nervioso central las agrupaciones de axones conforman la denominada sustancia blanca.
La velocidad de conducción de una fibra viene determinada por su diámetro, ya que éste marca su área
transversal y por lo tanto su resistencia al paso de la corriente. Sin embargo la relación entre diámetro y
velocidad de conducción no es lineal. En el caso de los grandes axones mielínicos la velocidad de
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conducción (m/seg) es aproximadamente el diámetro en micras multiplicado por 6, para las fibras
mielínicas pequeñas se multiplicaría por 4,5 y para las fibras amioelínicas por 1,7.
Los axones de los nervios periféricos fueron divididos por conveniencia en tres grupos A, B y C de
acuerdo a sus respectivas velocidades de conducción. Para las fibras sensoriales se usa otra clasificación
que las divide en cuatro grupos I, II, III y IV.
La conducción puede ser bloqueada por frío, compresión, anoxia, y fármacos como los anestésicos
locales. La velocidad de conducción disminuye un 3% por cada grado que baja la temperatura, el bloqueo
es mayor en las grandes fibras mielínicas que en las pequeñas amielínicas. Por el contrario el bloqueo de
los anestésicos es más efectivo en fibras amielínicas pequeñas que en las grandes mielínicas.
Receptores sensoriales
Los receptores sensoriales convierten la energía del estímulo en una señal nerviosa, en la que está
codificada la información y las características del estímulo. A continuación se transmite desde el
receptor, mediante una serie de neuronas y relevos sinápticos, hasta las regiones cerebrales específicas,
denominándose proceso sensorial. La infraestructura del sistema nervioso encargada de sustentar este
proceso se llama sistema sensorial y consiste en el conjunto de neuronas y sinapsis excitatorias e
inhibitorias que van desde la periferia (superficie corporal u órgano receptor) hasta los niveles más altos
del sistema nervioso central.
Con todo, este proceso forma parte de otro más amplio: la percepción, en el cual, la información
sensorial se integra con la información previamente adquirida, por lo que se añaden elementos
subjetivos que pueden matizar la sensación. Por lo tanto al hablar de percepción hay que contemplar un
proceso activo e integrador en el que participa todo el cerebro.
Los receptores sensoriales son los encargados de convertir los estímulos en mensajes nerviosos. El
estímulo normal y apropiado para un receptor es el que presenta el umbral más bajo con capacidad
excitatoria. A este estímulo se le llama "adecuado o específico" e implica la mínima intensidad necesaria
para que pueda ser detectado. Aunque un traumatismo ocular puede provocar destellos luminosos, los
estímulos adecuados para la visión son los correspondientes a ondas electromagnéticas dentro del
espectro visible. Esta idea está en relación con la Ley de Müller de las energías sensoriales específicas
que postula: “... el tipo de sensación no está determinado por el estímulo, sino por el órgano sensorial
estimulado, y por la zona del sistema nervioso central donde se procesa la información”.
Transducción sensorial
El proceso utilizado por los receptores sensoriales para transformar la energía física del estímulo
sensorial (presión, temperatura, ondas electromagnéticas, etc.) en potenciales de acción, unidad
fundamental de información en el sistema nervioso, se denomina transducción sensorial.
El proceso de
transducción se produce en una zona especializada de la membrana del receptor primario, o de la célula
receptora especializada, denominada sensor.
La energía físico-química, inducida por el estímulo, provoca en esta zona un cambio en la permeabilidad
de la membrana del receptor y en consecuencia se produce bien de forma directa, bien mediada por
mensajeros intracelulares (AMPc y GMPc) la apertura o el cierre de canales iónicos produciéndose un
flujo de corriente que induce modificaciones en el potencial de membrana. La entrada de cargas
positivas hacia el interior (principalmente Na+), provocará una despolarización; mientras que si se
produce una salida de cargas positivas desde el interior (principalmente K+) entonces se producirá
hiperpolarización. Este cambio en el potencial de membrana se denomina potencial de receptor.
En los
receptores primarios, se produce un flujo de corriente que se dispersa a lo largo de la fibra nerviosa. En
el primer nodo de Ranvier, el potencial que llega se denomina potencial generador y si tiene amplitud
suficiente esta corriente inicia potenciales de acción en la fibra. Sólo los potenciales de acción son
transmitidos a lo largo de la fibra nerviosa hacia el sistema nervioso central. En los receptores
secundarios, el potencial receptor se produce en las células epiteliales especializadas y se transmite, a la
zona terminal de la neurona aferente primaria, a través de una sinapsis.
Los potenciales receptores
pueden sumarse temporal o espacialmente de manera que se alcance más rápidamente el umbral y se
produzca un potencial de acción. Si se aplica un estímulo de una intensidad que supere el umbral, pero
de corta duración se producirá un solo potencial de acción. Un estímulo de la misma amplitud pero de
mayor duración provocará potenciales de acción repetitivos; cuanto más se eleva el potencial de
receptor sobre el nivel umbral, mayor es la frecuencia de los potenciales de acción.
Una característica especial de todos los receptores sensoriales es que se adaptan, ya sea parcial o
completamente a sus estímulos después de un período de actividad. El tipo de adaptación difiere en los
distintos tipos de receptores. Algunos receptores son fásicos o de adaptación rápida, lo que significa que
se adaptan con rapidez al estímulo (p.ej.: corpúsculos de Pacini) y otros son tónicos o de adaptación
lenta, es decir que se adaptan lentamente al estímulo (p. ej.: husos musculares). En algunos casos, los
receptores fásicos se denominan, receptores de velocidad y los receptores tónicos, receptores de
intensidad.
Codificación sensorial
Las neuronas sensoriales se encargan de codificar los estímulos del ambiente. La codificación se inicia
cuando el estímulo es transducido por receptores sensoriales y continúa a medida que la información se
transmite a niveles progresivamente más elevados del SNC. Las características codificables son:
a) Modalidad. Cada tipo específico de sensación recibe el nombre de modalidad. Las fibras nerviosas
solo transmiten potenciales de acción sea cual sea el estímulo. La modalidad percibida, dependerá del
punto específico en el sistema nervioso central donde termina la fibra excitada. Así, toda la información
que llega a través de los nervios ópticos se interpreta como luz, incluso si la señal resulta de la presión
aplicada en el globo ocular, dado que terminan en las áreas visuales del cerebro.
Esta especificidad de
las fibras nerviosas para transmitir solamente una modalidad sensitiva se denomina principio de la "línea
rotulada o línea marcada".
b) Intensidad. La intensidad del estímulo está correlacionada con la frecuencia de descarga de la fibra
sensorial. La intensidad del estímulo más baja que un individuo puede detectar se denomina umbral
sensorial. El aumento de la intensidad del estímulo produce un aumento de potenciales de acción por
unidad de tiempo. Este aumento tiene un límite impuesto; de una parte porque el número de canales es
limitado y de otra por el periodo refractario de la fibra aferente.
La intensidad del estímulo puede ser
ampliada en su apreciación por el número de receptores activados y, por lo tanto, un estímulo intenso
activa más receptores y genera respuestas más amplias que estímulos más débiles, es decir utilizando un
número creciente de fibras en paralelo (sumación espacial); la intensidad se puede codificar también,
por diferencias de la frecuencia de disparo de las neuronas sensoriales de la vía (sumación temporal) e
incluso codificar por activación de diferentes tipos de receptores.
c) Duración. La duración está en función de la intensidad y de la permanencia del propio estímulo; en
este último caso dependerá de si los receptores activados son de adaptación rápida, que definen el
principio y el final del estímulo, o de adaptación lenta, en cuyo caso mantienen la frecuencia de disparo
mientras persiste el estímulo. Sin embargo, si el estímulo es muy prolongado, los receptores acaban por
adaptarse y cambian su frecuencia de disparo.
d) Localización. Los receptores sensoriales se disponen espacialmente en los tejidos periféricos de la
superficie del cuerpo y los potenciales de acción llevan la información básica a los niveles superiores para
la localización del estímulo. El cerebro posee una representación precisa de estos receptores. Esta
representación espacial de la superficie corporal en la corteza cerebral se basa en los campos receptores
de neuronas sensoriales.
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Campo receptor es un área del cuerpo que al ser estimulada provoca la activación del receptor que la
inerva. Entre sus propiedades están el tamaño y la densidad de sensores. Campos receptores pequeños y
con una densidad de sensores elevada indican una mayor precisión en la localización.
Para aumentar el
contraste de la información sensorial y aumentar su grado de resolución espacial, es decir, localizar y
discriminar entre dos estímulos, se utiliza la inhibición lateral. Ésta se produce en los núcleos de relevo,
de la médula espinal o del tallo encefálico. En ellos, mediante conexiones con interneuronas inhibitorias
las neuronas más activas limitan la actividad de las neuronas adyacentes menos activas. De este modo, el
campo receptor implica un centro excitatorio y una periferia inhibitoria, que ayudan a localizar con
precisión el estímulo al delimitar sus fronteras.
Sistema somatosensorial
El sistema somatosensorial procesa información acerca de tacto, posición, dolor y temperatura. Los
receptores implicados en la transducción de estas sensaciones son mecanorreceptores, estimulados por
el desplazamiento mecánico de algún tejido del organismo; termorreceptores, que detectan calor y frío y
nociceptores que se activan por cualquier factor que dañe los tejidos localizados por la superficie de todo
el cuerpo. También existen receptores en la musculatura esquelética y otros tejidos de cuerpo que
envían información al SNC sobre el estado y la posición del cuerpo. Estos mecanorreceptores reciben el
nombre de propioceptores.
Los receptores cutáneos no están distribuidos uniformemente por la superficie del cuerpo, sino que hay
regiones con una mayor densidad por lo que presentan también mayor sensibilidad.
Las zonas más sensibles son la punta de la lengua, los labios, la punta de los dedos, el dorso de la mano y
la cara. Los receptores cutáneos son dendritas de neuronas sensitivas que pueden encontrarse
encapsuladas, formando discos o terminaciones nerviosas libres.
RECEPTORES SOMATOSENSORIALES
a) Mecanorreceptores. Los mecanorreceptores detectan estímulos mecánicos y pueden clasificarse de
acuerdo con la sensación específica que codifican. Generan sensaciones de tacto, presión, vibración y
cosquilleo. Algunos tipos de receptores se encuentran en la piel no vellosa (glabra) y otros en la piel
vellosa. Los tipos de mecanorreceptores se describen conforme a su localización en la piel o músculo,
tipo de adaptación y sensación codificada.
b) Propioceptores. Los propioceptores suministran información acerca de la posición de las
articulaciones, de la actividad muscular y de la orientación del cuerpo en el espacio. Los receptores de
estiramiento más importantes son los husos musculares y los receptores tendinosos de Golgi.
c) Termorreceptores. Los receptores de temperatura son terminaciones nerviosas libres de adaptación
lenta que reconocen la temperatura cutánea. Hay receptores para el frío y para el calor. La población de
receptores para el frío responde para un amplio intervalo de temperaturas, entre 20 y 35ºC y la
población de receptores para el calor responde dentro de un intervalo de entre 30 y 43ºC. En un
intervalo de temperaturas intermedias (la denominada zona neutra o zona confortable) no existe una
sensación de temperatura apreciable. Dicho intervalo oscila aproximadamente entre 30 y 36ºC para una
pequeña zona de la piel, pero es más estrecho cuando se expone el cuerpo al desnudo. Con
temperaturas inferiores a 17ºC se produce dolor por frío. Con temperaturas muy altas de la piel
(superiores a 45ºC) puede aparecer el fenómeno de frío paradójico, determinado por la activación de
una parte de la población de receptores para el frío.
Estudio de la nocicepción
El dolor informa de agresiones externas o internas a nuestro organismo y previene de la constante
producción de lesiones, actuando como un sistema de alarma. Abarca matices psicológicos y afectivos
que, a diferencia de otras sensaciones, son siempre de carácter negativo o de disconfort. Por otra parte,
la sensación de dolor conduce al desarrollo de una serie de respuestas reflejas tanto motoras (reflejo
flexor o de retirada, contracturas musculares, etc.) como vegetativas (sudoración, escalofríos, nauseas)
que forman parte de la sensación.
Los nociceptores reaccionan a estímulos nocivos capaces de causar daño tisular. Están formados por
terminaciones nerviosas cutáneas libres, que responden a dos tipos principales: los nociceptores
mecánicos y los nociceptores polimodales. Los primeros responden a estímulos mecánicos, como
pinchazos dolorosos con objetos agudos (dolor agudo); los segundos, reaccionan a estímulos mecánicos,
químicos y térmicos (dolor crónico o persistente).
Por tratarse de un sistema de alarma, ambos tipos de receptores se adaptan muy lentamente o no lo
hacen.
La estimulación parte de una alteración primaria de los tejidos, con reacciones celulares que producen
sustancias capaces de estimular los nociceptores.
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VÍAS SOMATOSENSORIALES
La información sensorial proveniente de los receptores de la superficie corporal penetra en la médula
espinal mediante las raíces dorsales de los nervios espinales. Bien a este nivel o a nivel del tronco
encefálico los impulsos procedentes de un lado del cuerpo cruzan al lado opuesto. Hay dos vías que
conectan los receptores sensoriales con la corteza cerebral. Son los Sistemas: Columna dorsal-lemnisco y
Anterolateral. En ambas vías la información viaja desde el receptor hasta la corteza sensitiva y la
transmisión se realiza mediante conexiones de neuronas en serie: neuronas de primer orden, segundo,
tercero y superiores.
Sistema de la columna dorsal y lemnisco.
Es una vía formada por grupos de tres neuronas en
serie que trasmite la información procedente de la mayoría de los mecanorreceptores y
propioceptores hasta la corteza. Consta principalmente de fibras nerviosas mielínicas de
conducción rápida. Las primeras neuronas, o neuronas de primer orden, tienen sus somas en los
ganglios de la raíz dorsal de los nervios raquídeos o en los ganglios craneales y sus axones
ascienden ordenadamente por la médula espinal hasta el bulbo, en dos haces denominados
columnas dorsales o haz de Burdach y de Goll. Allí establecen sinapsis sobre neuronas de
segundo orden situadas en los núcleos de las columnas dorsales. En cada relevo sináptico se
mantienen las relaciones topográficas (orientación espacial), de tal manera que las proyecciones
de los dedos, mano y brazo se mantienen juntas.
Los axones de las neuronas de segundo orden
cruzan al lado opuesto (decusación) y penetran en el lemnisco medial, que asciende hasta el
tálamo donde a nivel del núcleo ventral posterolateral (VPL) hacen sinapsis sobre neuronas de
tercer orden que proyectan sus axones al área somatosensorial primaria (SI) de la corteza
cerebral.
Para transmitir la sensibilidad de la cara existe la vía del trigémino que es equivalente
a la vía del sistema de columna dorsal y lemnisco en el resto del cuerpo.
Sistema Anterolateral.
Llamado también espinotalámico, transporta la información del dolor,
la temperatura, el tacto o presión groseros y las sensaciones de picor y cosquilleo.
Este sistema contiene principalmente fibras de conducción lenta.
La vía espinotalámica se puede subdividir en dos: vía neospinotalámica las fibras se proyectan
en la corteza somatosensorial y vía paleoespinotalámica con proyecciones en diferentes puntos
del tálamo.
La vía neoespinotalamica, tiene los axones de las neuronas de primer orden (con somas en los
ganglios raquídeos) que establecen sinapsis sobre neuronas de segundo orden, situadas en las
astas dorsales de la médula espinal. Los axones de las neuronas de segundo orden decusan a
nivel medular y ascienden por un haz denominado anterolateral. Se proyectan, en el núcleo
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vental posterolateral (VPL) y núcleos contiguos del tálamo de la misma forma somatotópica.
Ascienden a la corteza somatosensorial. Se cree que transmiten información relacionada con el
dolor intenso, agudo y bien localizado.
La vía paleoespinotalámica se caracteriza por ser una vía
polisináptica con sinapsis en numerosas áreas del bulbo, protuberancia y mesencéfalo. Desde
mesencéfalo se proyecta a sistema límbico (dolor producido por respuestas emocionales). Los
estímulos dolorosos desde el área reticular del tronco se proyectan hacia el núcleo intralaminar
del tálamo, sin una disposición somatotópica, y desde allí de forma difusa a partes del
hipotálamo y regiones adyacentes del cerebro basal. Esta vía trasmite el dolor crónico.
En el caso de las señales dolorosas (y en otras modalidades también) existen vías descendentes que
participan en el control del dolor: el sistema endógeno de analgesia. Este sistema se puede dividir en
analgesia inducida por opioides endógenos (encefalina, dinorfina y b-endorfina) o inducida por estrés.
Cuando los nociceptores se activan liberan sustancia P en sus terminales sinápticas. La sustancia P
produce un potencial postsináptico excitador muy duradero y ayuda a mantener el efecto de los
estímulos nocivos. Los opioides actúan evitando la liberación del neurotransmisor (inhibición
presináptica) o provocando un potencial postsináptico inhibidor con lo que disminuye la intensidad del
dolor o su inhibición total.
En situaciones de estrés, las neuronas de los núcleos del rafe liberan como
neurotransmisor serotonina y éste causa inhibición en las neuronas nociceptivas.
Por otra parte las neuronas del tronco del encéfalo aumentan la liberación de noradrenalina que
también inhibe la información dolorosa.
CORTEZA SOMATOSENSORIAL
La corteza somática está situada detrás de la cisura central (o de Rolando) y está formada por tres áreas.
La primera se localiza en la circunvolución parietal ascendente y corresponde a la porción alargada, es el
área primaria somática SI (áreas de Brodmann 1, 2, 3a y 3b). Está especializada en el análisis de la
información procedente de los mecanorreceptores, de los propiorreceptores y también, aunque en
menor medida, de los nociceptores y los termorreceptores. Recibe información sensitiva directa del
tálamo (núcleos VPL y VPM). En ella se observa, al igual que en el tálamo, una organización somatotópica
ya que recibe las proyecciones de las neuronas de tercer orden que mantienen la representación
topográfica. Es decir que en SI hay un mapa de la superficie corporal. Este mapa en el hombre se
denomina homúnculo, y el tamaño de las áreas es directamente proporcional al número de receptores
especializados en cada zona del cuerpo. Así, los labios, el rostro, el pulgar, etc., son las partes del cuerpo
que presentan la mayor superficie en la corteza somática.
La SI se proyecta a la corteza somatosensorial secundaria SII (área 40 de Brodmann) y al lóbulo parietal
posterior (áreas 5 y 7).
El área SII (área 40 de Brodmann) tiene también organización somatotópica
pero, al contrario que SI, que recibe la información sensitiva exclusivamente del lado opuesto, en este
caso la información es bilateral (recibe proyecciones de los campos de receptores de la misma modalidad
y de ambos lados).
Las áreas 5 y 7 de Brodmann de la corteza cerebral, situadas detrás del área
sensitiva somática SI y por encima de SII, se conocen como áreas de asociación sensitiva, dado que
reciben información de una gran variedad de fuentes (de SI y SII, de los núcleos ventrobasales del
tálamo, de otras áreas del tálamo y de la corteza visual y auditiva), que se vinculan con motivaciones y
oportunidades particulares para la acción.