Cun I Cultura
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CRIANZA DE CONEJOS
El conejo es un mamífero roedor de origen europeo que se
caracteriza por su gran prolificidad. Como otros animales
herbívoros tiene la facultad de utilizar las fibras vegetales y
residuos de cosecha para transformarlas en una sabrosa carne.
El cuerpo del conejo está cubierto por un pelo espeso y suave.
Existen diferentes razas que pueden producir carne, piel o pelo.
Seis o siete semanas después del nacimiento hay que separar las
crías de la madre. A los 45 días se deben separar los machos de
las hembras y colocarlos en jaulas individuales. Las hembras,
dependiendo de su tamaño y vigor, pueden ser cruzadas por el
macho a los cinco o seis meses de edad.
REPRODUCCIÓN
REPRODUCTORES
El conejo posee una alta capacidad para reproducirse. Es así como por cada Kilo de hembra
reproductora se producen 40 Kilos de carne al año, mientras que la vaca produce menos de 1
Kilo de carne.
Los animales se deben acoplar cuando tienen la madurez sexual y un peso determinado. En
las razas Californiana y Nueva Zelanda se recomienda una edad de 4 - 5 meses. En las razas
Gigantes el primer servicio puede variar entre 6 a 10 meses de edad.
La precocidad es mayor cuando el crecimiento ha sido mas rápido. Se acepta que la pubertad
de los conejos se alcanza cuando llegan al 70% del peso adulto. Conviene dedicar a la
reproducción las conejas a la edad en que alcancen el 80% del peso adulto en las condiciones
locales de cría, porque el comportamiento sexual aparece mucho antes que la aptitud para
ovular.
Los machos se utilizan un mes más tarde que las hembras porque la madurez sexual es más
tardía. En la Nueva Zelanda el macho puede empezar a servir a los 5 meses de edad.
Se necesita un reproductor por cada 10 hembras de cría y el macho puede realizar un salto
tardío para conservar la vitalidad más largo tiempo. Si se practican dos apareamientos
sucesivos, la primera monta sirve de preparación para la segunda, que se caracteriza por un
volumen menor y una concentración mejorada de espermatozoides.. De otra parte, exigiendo al
macho una eyaculación diaria se obtiene la máxima producción de espermatozoides.
En las hembras la pubertad depende de la raza y del desarrollo corporal. Las hembras pueden
aceptar el acoplamiento hacia 70 - 90 días pero esto no lleva consigo la ovulación. Será
preciso esperar a los 4 meses (120 días) para alcanzar una buena fertilidad. De otra parte un
buen punto de referencia consiste en esperar que la coneja alcance el 80% del peso adulto
para iniciar la reproducción.
CICLO ESTRAL:
La coneja presenta períodos de diestro o ausencia de calor y periodos de estro a calor. El estro
o calor es el periodo fértil y tiene una duración de 12 - 14 días, durante los cuales la hembra se
deja montar con altas probabilidades de quedar preñada. Esto es debido a que produce óvulos
durante 12-14 días y posee altos niveles de estradiol. Cumplido este período los óvulos
desaparecen para reaparecer 4 días más tarde.
Durante el celo o estro la vulva está roja y caliente, la hembra se muestra inquieta y nerviosa,
frota el lomo y la barbilla contra las paredes de la jaula, procura acercarse a los conejos
vecinos y levanta la grupa. Se ha comprobado que el 90% de las conejas que tienen la vulva
roja aceptan el apareamiento y ovulan. Por el contrario, únicamente el 10% de las conejas que
tienen una vulva blanca aceptan aparearse y quedan fecundadas. De otra parte la coneja
gestante puede aceptar el macho durante el período de gestación.
El diestro o ausencia de celo dura 4 días y se reconoce porque la hembra no se deja montar, la
vulva es fría, blanca y pequeña. El comportamiento es tranquilo ante la cercanía de otros
conejos.
APAREAMIENTO:
La monta se hace llevando la hembra a la jaula del macho y en ningún caso al contrario. El
apareamiento ocurre inmediatamente si la hembra está en calor. Cuando la vulva tiene color
rojo hay un 50 - 90% de posibilidades de fecundación. Terminado el apareamiento se retira la
hembra a su jaula inmediatamente.
Si la monta no ocurre en 5 minutos se aconseja llevarla a otro macho, porque algunas veces
rechaza el servicio de un macho pero acepta otro Si aún no recibe el macho, es probable que
no sea un día respectivo y se deberá insistir en los días siguientes. Para las hembras de
tamaño mediano alimentadas correctamente el primer salto se hará a los 4 meses. Los
machos se utilizarán por primera vez a los 5 meses.
La monta forzada puede escogerse como último recurso, cuando la hembra está inquieta o
permanece en un rincón de la jaula sin que el macho pueda cubrirla o cuando el macho es
demasiado joven. Para hacerla, con la mano derecha se agarran las orejas y la piel del lomo,
con el brazo izquierdo pasando por debajo del vientre y apoyándose en el codo se levanta con
la mano la grupa de la coneja, los dedos pulgar e índice de la mano izquierda colocados a los
lados de la vulva la presionan hacia atrás para proyectarla un poco. Es necesario recalcar que
15 días después del parto se debe llevar la coneja nuevamente al macho e insistir en la monta
todos los días hasta lograr la fecundación.
¿Cuánto tiempo hay que esperar para cubrir de nuevo a la hembra? Se trata de determinar el
intervalo, es decir el número de días que separan el parto de la cubrición. Actualmente existen
dos principales ritmos de reproducción, que son los que normalmente utilizan los cunicultores
experimentados.
También es posible cubrir la coneja después del destete, denominándose a este sistema, ritmo
extensivo’, que sólo permite una productividad muy limitada, dado que no aprovecha las
posibilidades que ofrece en este sentido la coneja.
Los das primeros sistemas descritos, tienen sus respectivos partidarios y ciertos cunicultores
no utilizan sistemáticamente uno de ellos.
Recientes estudios que se han realizado sobre este tema nos señalan las características de
productividad comparándolas entre sí:
Ardor sexual de las conejas (aceptación del macho) cubiertas el día del parto,
puede ser considerado como superior a aquellas reproductoras sometidas a un
régimen intensivo.
Fertilidad (importancia de los saltos fértiles) puede ser por el contrario inferior.
Mientras y durante este tiempo hay que añadir que en el caso del ritmo intensivo, el consumo
global durante el día, es más elevado, y el porcentaje de renovación de los conejos es
significativamente más elevado.
En relación con otros resultados parecen ser más favorables al régimen intensivo. Además, es
probable que las estirpes comerciales están más o menos bien adaptadas a este sistema
intensivo de reproducción.
Posibles soluciones a aportar. Sin adoptar una decisión final, podemos exponer aquí algunas
observaciones que pueden ayudar al cunicultor a realizar su elección.
Algunos cunicultores cuyos efectivos alcanzan una gran productividad han optado
por un régimen general cero, o de diez días para una mayoría de las conejas, y
utilizan otro ritmo para las hembras que mejor puedan adaptarse al mismo. Esta
práctica parece justificable por las experiencias realizadas sobre este tema, que
demuestran la predisposición de algunas reproductoras a ser cubiertas después del
parto, o por el contrario transcurridos los diez días.
No hemos ahondado el grave problema de los cunicultores que realizan la cubrición
seis a siete días después del parto, ya que éstos piensan que pueden aprovechar
las ventajas de los dos métodos. Parece deseable evitar las cubriciones en este
periodo ya que la fertilidad en estos momentos y salvo excepciones, es la más baja.
En definitiva, y teniendo en cuenta los conocimientos que sobre estos temas se tiene en la
actualidad, es difícil recomendar cualquiera de los citados métodos. El buen manejo, la
concepción inicial del alojamiento, la elección de los reproductores, la técnica utilizada por la
agrupación en la que se haya integrado y que se encuentre al nivel de la capacidad inversora,
son toda una serie ce factores individuales que pueden determinar la decisión inicial en el
momento de plantearse el sistema de explotación.
Cualquiera que sea el ritmo de reproducción que se utilice, se recomienda planear partos
simultáneos con el fin de que las conejas que tengan menos de 8 gazapos puedan amamantar
otros gazapos de conejas con camadas superiores a ocho gazapos. Como máximo debe haber
tres días de diferencia en las edades de las camadas para poder efectuar esta práctica de
transferencia.
GESTACIÓN
DURACIÓN:
La gestación en la coneja dura por término medio treinta y un día. Hay que controlarla por
palpación (ver más adelante), y las madres que no han parido al 34o. día, puede ser causa de
un error en el registro de la fecha de monta o en el control de la gestación.
EL NIDAL:
Tiene que ser colocado en la jaula, con su correspondiente viruta o paja, tres o cuatro días
antes de la fecha prevista para el parto. Hay que utilizar viruta de madera no tratada, de la que
se emplea en avicultura.
CONTROL DE GESTACIÓN:
En la actualidad se aconseja que se realice por palpación el estado de gestación de la coneja.
Aunque no todos los cunicultores son partidarios de esta práctica, los riesgos son muy pocos si
se hace bien. El diagnóstico de gestación puede hacerse por palpación abdominal entre el l0o.
y el 14o. día después de la monta; más tarde puede haber peligro de provocar abortos. En el
anterior periodo preconizado, los riesgos son mínimos para el cuidador que sabe llevarlo a
cabo. Esta técnica exige un poco de hábito, y éste no se adquiere si no se cuenta con la ayuda
de una persona experta. El principiante tendrá que ponerse en contacto con algún granjero
experto en el diagnóstico por palpación. La rapidez con que se ruede adquirir la práctica del
diagnóstico de gestación, varia en relación con la persona que lo va a realizar.
MÉTODO DE PALPACIÓN:
Para realizar el diagnóstico de gestación o palpación, es necesario inmovilizar a la hembra con
suavidad, sobre una mesa o sobre el suelo. Con la mano abierta, se coloca la palma en el
abdomen, deslizándola de atrás hacia adelante: si la gestación es positiva, se sentirán
lateralmente en el dedo pulgar y en los índice y medio unos pequeños abultamientos
redondeados, que son los embriones o futuros gazapos, que se encuentran en el claustro
materno de la coneja.
En el caso de que la gestación exista, se registra la fecha para así saber que en los próximos
días habrá que realizar los preparativos para el parto.
NOTA: El sistema de llevar de nuevo a la hembra al macho, para determinar si está preñada,
es peligroso e ineficaz. La coneja si está preñada se comporta con agresividad o por el
contrario se dejará cubrir. En el primer caso, existe el riesgo de perder la camada, ya que se
confunden las fechas de cubrición, unido a que no habrá realizado los preparativos necesarios
para el momento del parto.
ALIMENTACIÓN:
Al principio de la gestación normalmente la coneja todavía se encuentra en lactación; por lo
tanto es lógico que se le suministre una alimentación a voluntad. Al final de la gestación,
después del destete de la camada anterior la alimentación de la coneja será racionada. Este
sistema de racionamiento al final de la gestación, se opone al preconizado generalmente para
otras especies, pero la alimentación intensiva durante este periodo es recomendable. El agua
deberá encontrarse siempre a libre disposición.
ABORTO:
Es el fenómeno que se presenta en la hembra gestante, al interrumpir el proceso hormonal,
determinando la muerte de los fetos, que se expulsan o son reabsorbidos por el organismo. Las
causas que determinan esta alteración serán tratadas en otro más adelante.
EL PARTO:
CONDICIONES AMBIENTALES:
El parto ha de desarrollarse en condiciones de tranquilidad. El cuidador no intervendrá si ve
que la madre se encuentra en el nidal en la fecha prevista. Muy raramente el parto de la coneja
necesita del auxilio del cuidador; éste lo único que hace es constatar el hecho.
CONTROLES NECESARIOS:
Es indispensable contar el número de gazapos que hay en el nidal desde el primer día. Esta
operación es sencilla y sin riesgos para los gazapos, siempre que ellos sean manipulados
suavemente. Es recomendable para esta operación el hacer salir del nidal a la madre. Si en las
respectivas inspecciones que se deben realizar se encuentra con algún gazapo muerto, se ha
de retirar, y si hace falta, se reagruparán los gazapos en el lugar opuesto a la entrada de la
madre al nidal. Igualmente se podrán eliminar aquellos animales con evidente retraso en el
crecimiento. Después de todas estas intervenciones, el cuidador se asegurará de que el nido
se encuentra bien protegido y con cama suficiente, y si es necesario se renovará; si hace falta,
se podrá traer pelo de otro nidal. La mortalidad en este primer período dependerá en gran parte
de contar con la adecuada temperatura. Habrá que controlar el nidal todos los días hasta que
pasen los primeros veintiún días.
POSIBLES ACCIDENTES:
El parto puede tener lugar fuera del nido, en el enrejillado. Puede que sea debido a un rechazo
del nido por parte de la madre, como consecuencia de malos olores, ser poco accesible (o
nada), si la madre ha sido molestada durante el parto, y especialmente si es primeriza. En este
caso puede considerarse como perdida la camada. Si el nidal ha sido preparado por la madre,
pero el parto ha tenido lugar fuera de él hace muy poco tiempo, el cuidador puede pasar los
gazapos al nidal, ya que todavía están calientes.
El canibalismo: La madre mata a sus hijos y se los come. La falta de agua es la causa más
frecuente, siendo lo más probable que ésto sea debido a una obstrucción del bebedero, por lo
que hay que controlar constantemente su funcionamiento. Si ésto no ha sido el motivo y el
fenómeno vuelve a aparecer, hay que eliminar a la madre, en el caso de que éste sea un caso
aislado. Cuando se presentan ya varios casos, el criador debe repasar con mucho cuidado,
todas y cada una de las características que deben existir en el buen funcionamiento de la
reproducción, que han sido expuestas al principio de este capítulo.
LA ADOPCIÓN:
El paso de gazapos de una camada muy numerosa, como consecuencia de algún trastorno
sufrido por la madre, a otra camada más pequeña o a una buena madre lechera, es posible
hacerlo. Es preciso tomar algunas precauciones:
La madre encuentra dificultad en distinguir a sus hijos y los extraños, cuando éstos ofrecen la
misma temperatura y se han impregnado del olor de la camada. La adopción es más fácil de
realizarla, en las grandes unidades de explotación, donde existe un gran número de hembras
que paren simultáneamente. Esta es una práctica frecuente, cuando se dispone de estirpes
prolíficas, por lo que el criador debe conocer las hembras de mayor producción lechera, con
destino a servir de nodrizas.
La producción de leche se inicia muy Pronto. La leche es el único alimento de que disponen los
gazapos hasta el 15o. ó l8o, día, donde comenzarán a comer en el comedero de la madre. La
producción de leche está en parte limitada por la siguiente gestación. La coneja da de mamar a
sus gazapos una vez por día, generalmente por la mañana temprano, al amanecer. Conviene,
por tanto, que a esas horas no se entre en la “maternidad” y menos a labores de limpieza. Si
los gazapos a la hora de inspección se muestran inquietos y “buscan’ a la madre, hay que
fijarse en las mamas de ésta (sacándola del nidal) para ver si tienen alguna lesión o están
“duras” (ver “Mamitis” en el capítulo dedicado a sanidad). Hay que comprobar igualmente el
buen funcionamiento de los bebederos.
La mortalidad durante la lactación. Las causas son numerosas y ponen de manifiesto los
frecuentes errores de explotación, correspondiendo en gran parte la responsabilidad al criador.
El abandono de la camada durante la lactación puede ser imputable a la madre (falta de leche,
shocks, mal de patas), pero también puede ser motivado por la falta de agua (y en muchos
casos por los cambios bruscos de temperatura), todos estos factores deben ser tenidos en
cuenta.
Durante este período la coneja es muy sensible a cualquier cambio en su sistema alimenticio,
lo que es preciso evitar.
El criador debe vigilar la limpieza de los alimentos y de los comederos, principalmente en el
momento en que los gazapos comienzan a ingerir alimentos, ya que si lo ensucian o muelen es
rechazado por todos. Hay que insistir sobre la importancia que el agua tiene, en relación con
su calidad, temperatura, que debe ser similar a la del local, así como de la necesidad de
disponer de ella en todo momento, principalmente durante esta etapa. Debe vigilarse el acceso
a los bebederos de los gazapos aproximadamente a partir de los 18 días de edad.
Los gazapos son retirados de la madre a partir de los 25 días, y como muy tarde a los 32 días.
Lo más frecuente es aproximadamente a los 28 días.
Si la madre ha sido cubierta y preñada el mismo día del parto. (ritmo intensivo), el destete
tendrá lugar entre los 25 y 29 días, o aún más.
Si la hembra ha quedado preñada hacia los 20-25 días después del destete (caso de las
primeras montas, con resultado negativo), el destete puede realizarse hacia los 28-32 días. A
partir de este momento, no tiene ningún interés en prolongar la lactación, y la presencia de los
gazapos con la madre no es recomendable.
Si la camada es muy numerosa, se puede prolongar el destete durante más días que los
señalados anteriormente.
Manejo de los gazapos: Cada camada será trasladada desde el local de maternidad, hasta otro
local, donde se procederá el control de peso de ésta así como a realizar el correspondiente
registro. Los gazapos se distribuyen generalmente por camadas, utilizando jaulas para su
transporte hasta el local de Ceba, donde se alojan en grupos de 6 a 8 por jaula, cuya superficie
aproximada es de medio metro aproximadamente.
Se eliminarán los gazapos poco desarrollados y débiles, por ser los más predispuestos a los
procesos tanto parasitarios como infecciosos.
El período que transcurre desde el destete al sacrificio, los animales son situados en un local,
denominado “engorde o cebo”.
El período de luz (fotoperíodo), en el interior del local, aquí tiene menos importancia que en la
nave de maternidad y por lo general consiste en una o más horas de luz artificial por día.
La mortalidad durante este periodo no debe superar del 2 al 3%, por desgracia este índice es
más elevado, llegando a alcanzar el 7 hasta el 15%. En este caso el porcentaje es anormal y
debe de poner en guardia al cunicultor.
Se puede decir, que la cría del conejo desde el destete a la venta es simple y plantea pocos
problemas al criador, sino es por el peligro de mortalidad cuando la densidad animal es
elevada.
La venta se puede realizar “en vivo o después del sacrificio. Realizándose el sacrificio entre los
70 y 90 días, con una desviación de más o menos 17 días, que puede ser considerada como la
edad más frecuente y corriente, propia de todas las explotaciones racionalizadas.