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Tahuantinsuyo es una palabra proveniente del Quechua (lenguaje originario de Los Andes)
y nace de la fusión de 2 términos: tahua, que significa “cuatro”, y suyo, que significa
“región”. El nombre hacía referencia principalmente a las cuatro regiones en las que se
encontraba dividido el imperio. Al noroeste se encontraba el Chinchaysuyo, al noreste el
Antisuyo, al suroeste el Contisuyo y al sudeste el Collasuyo.
En el Siglo XIII los Incas provenientes del altiplano peruano (que debieron movilizarse
luego de un enfrentamiento con la cultura Aymara) se asentaron en Cusco. Una vez
asegurada la soberanía de la ciudad se prepararon para comenzar desde ahí la expansión del
Imperio que en su apogeo logró extenderse por 2.500.000 km² a través de las tierras que hoy
pertenecen a Perú, Bolivia, Chile, Ecuador, Argentina y Colombia.
Sacsayhuamán, la fortaleza ceremonial más importante del Tahuantinsuyo, Cusco
En la cima de la escala social incaica se encontraba el Inca, hijo de Inti, el dios Sol, y que
por orden divina debía gobernar el Tahuantinsuyo. La única manera de llegar a convertirse
en Inca era formando parte de la línea de sucesión sanguínea, pues el cargo era hereditario.
Bajo la figura del Inca se encontraba la Ayllu Panaca, grupo formado por la familia directa
del Inca. Entre sus miembros estaba el Auqui o heredero del imperio, quien gobernaba junto
a su padre mientras era preparado para asumir el mando del Tahuantinsuyo una vez que el
Inca regente falleciera. En este escalafón también se encontraba la Coya, esposa principal
del Inca e hija de la Luna, dedicada al hogar de la realeza.
Todos estos perfiles mencionados formaban parte de la realeza, pues compartían lazos
sanguíneos directos con el Inca.
Luego existe una nobleza privilegiada, conformada por el resto de los familiares no directos
del Inca. Los Curacas, nobles de carácter local y jefes de un ayllu, se encargaban de la
organización de tareas a nivel territorial pues eran consejeros, juez y administradores de los
bienes del ayllu. Los sacerdotes también eran parte de esta nobleza privilegiada dentro de
este imperio.
Por último, se encontraba el resto del pueblo. Aquí podemos diferenciar tres tipos de
personas:
En total fueron 13 Incas los que gobernaron el Tahuantinsuyo, siendo Manco Cápac el
primero de ellos y el último Atahualpa Cápac, tras la llegada de los españoles al continente.
Pachacútec Yupanqui, el noveno Inca, fue uno de los más importantes emperadores en la
historia del Tahuantinsuyo debido a su trabajo en la expansión del territorio Inca a través de
la conquista de otras etnias como los Ayarmacas, los Chancas y los Suyos. Al mismo
tiempo, otros pueblos se unieron pacíficamente al imperio como los Cotanera, Omasayo,
Cotapampa y Aimarae.
Tras la muerte de Huayna Cápac, sus hijos Huáscar y Atahualpa (medio hermanos) se
enfrentan en una guerra por el poder del Tahuantinsuyo. Si bien Huáscar había sido
nombrado como nuevo Inca, su relación con Atahualpa (que para entonces había sido
nombrado Gobernador de Quito) se fue deteriorando con el tiempo y acabó con un conflicto
armado entre ambos. Atahualpa fue el vencedor y se proclamó como el emperador de todo
el territorio inca.
Tras este conflicto interno en donde el Tahuantinsuyo quedó debilitado, los españoles hacen
su aparición en tierras incaicas. Al mando de Francisco Pizarro, la colonia española llegó a
Cajamarca, ciudad en que se encontraba el Inca Atahualpa. Una vez aquí, lo tomaron como
rehén para posteriormente negociar la liberación del líder Inca. A cambio del Inca, sus
captores exigieron una habitación llena de oro, petición que fue cumplida, pero aún así los
españoles no cumplieron con el trato y Atahualpa fue asesinado, siendo así el último Inca
del Tahuantinsuyo.
Si bien los enviados por la corona nombraron a 3 Incas tras el asesinato de Atahualpa,
ninguno es realmente considerado un líder incaico, pues actuaban bajo el mando de los
españoles. En un último intento por rebelarse contra la corona española, Manco Inca
estableció un nuevo imperio en Vilcabamba. Esta rebelión terminaría en 1572 con la muerte
de Túpac Amaru a manos de los españoles, lo que dio por finalizado el Imperio Inca de
manera definitiva.