EEUU Prepara El Sucesor Del F-22 Raptor
EEUU Prepara El Sucesor Del F-22 Raptor
EEUU Prepara El Sucesor Del F-22 Raptor
Decir 300 millones de dólares es dar una cifra redonda que por sí sola,
no significa nada. Pero si pensamos que ese puede ser el coste de un
solo ejemplar del próximo avión de combate de EEUU, la cosa
cambia. Se trata del denominado PCA (Penetrating Counter Air), algo
así como "Avión de Combate y Penetración" y es el plan de EEUU
para crear un sustituto del F-22 y un complemento al actual F-35.
Algunos documentos oficiales apuntan a una posible entrada en
funcionamiento en el 2030 y señalan también qué debería tener este
caza futurista para ser el arma más letal en combate aéreo, incluidas
armas láser.
Un informe reciente del Congressional Budget Office (CBO)
estadounidense, una oficina que proporciona información económica y
presupuestaria al Congreso, desató las especulaciones sobre los
planes de EEUU para crear un caza de sexta generación. Dicha
oficina elaboró un documento informando del posible coste de sustituir
a los F-22 Raptor y llegó al dato de 300 millones de dólares la
unidad para poco más de 400 unidades. ¿Exagerado?
Van a ser elevadas porque se va a pedir a estos nuevos aviones de
sexta generación un salto tecnológico muy superior al que ha existido,
por ejemplo, entre los aviones de cuarta y quinta generación.
Los avances armamentísticos en materia de localización y misiles
antiaéreos harán que también suba la factura final. ¿Qué está
barajando EEUU para su próximo caza futurista? Estas son algunas
de las claves.
Invisibilidad
A los aviones de sexta generación como el Penetrating Counter Air se
les va a pedir una discreción límite. Ya no basta con baja
detectabilidad o, lo que es lo mismo, un reducido RCS, ahora se va a
necesitar algo más. El RCS, Radar Cross Section o Sección
Equivalente de Radar, es una medida de cómo un avión es
detectado por un radar. Viene a ser, en términos sencillos, el área
equivalente a la de un objeto que reflejara la misma energía de ondas
a un pulso de radar. Un F-18 o un Rafale tienen un RCS de 1m2. Un
Eurofighter tiene 0,5 m2, el del F-35 es de 0,005 m2 y el del F-22 es de
tan solo 0,0001 m2. Por el contrario aviones de generaciones
anteriores, como el F-15 o los aviones rusos MiG-29 y Su-27, se
mueven en rangos de RCS de entre 5 y 20 m2. Las diferencias son
palpables.
Un paso siguiente, hoy de ciencia-ficción pero nada
descabellado, sería un sistema de enmascaramiento y ocultación
visual. Aunque cuesta creer que tenga utilidad en un avión de
combate aunque sí la tendría, y mucha, en aeronaves de aterrizaje
vertical que pudieran dejar un equipo de combate en terreno hostil con
total discreción. Otra innovación que se menciona en algunos
documentos elaborados por EEUU sería un sistema que analizara las
emisiones de radar que intentan detectar al avión y emitiera unas
ondas tales que las anularan. Algo parecido a lo que ya se hace desde
algún tiempo con las emisiones de radio.
Además hay otros factores que pueden delatar al avión: calor y ruido.
En el calor se ha trabajado mucho y de la misma manera que se ha
reducido considerablemente el RCS o "firma radar", la "firma
térmica" o "huella térmica" característica de un avión se ha ido
reduciendo en los aviones más modernos y se deberá minimizar al
máximo en los próximos, no solo por el riesgo de que el avión sea
descubierto, sino porque los misiles antiaéreos de búsqueda infrarroja
(por foco de calor) también avanzan a pasos agigantados. El ruido es
otro factor que va a ser importante. Hasta ahora no era un tema en el
que se hubiera reparado mucho pues, a la altura y velocidad que
pueden volar estos modelos, poco o nada se puede oír; pero ese ruido
no deja de ser otra fuente de energía que escapa del avión y es
susceptible de ser recogida e interpretada. De hecho ya se está
investigando en ese campo.
Con este panorama atacar un objetivo por aire va a seguir siendo
necesario, pero será un entorno mucho más letal para el atacante. La
solución pasa por desarrollar misiles de alta precisión (tema ya
resuelto) y gran alcance, de manera que los aviones atacantes
puedan sortear o penetrar (de ahí el nombre de "Combate y
Penetración") en los espacios controlados por radares y vigilados
por misiles atacando a gran distancia. En esto también se está
trabajando en la actualidad.
Por supuesto irán dotados de armamento puntero y nada
convencional, como podrían ser armas láser. EEUU de hecho ya ha
dejado caer esta posibilidad en un vídeo elaborador por las Fuerzas
Armadas que escenifica cuál sería el escenario armamentístico en
2030. Al final del vídeo (minuto 4:16, lo puedes ver debajo), se
muestra brevemente el que puede ser el diseño del sucesor del F-
22, usando armas láser para disparar a cazas enemigos.
Mayor autonomía
Los planes de EEUU pasan por fabricar un caza con mayor alcance,
autonomía y suficiente carga de armas. Esto plantea un problema: el
tamaño. No es cuestión discutible que todo el combustible y las armas
deben ir en el interior del avión. Se acabó eso de aviones con
depósitos y bombas externas pues es la mayor fuente de indiscreción
al radar. Pero, a su vez, si todo debe ir en bodegas internas y el avión
debe disponer de gran autonomía, será de gran tamaño. Como el
tamaño también es fuente de indiscreción, los esfuerzos en
invisibilidad y baja detección al radar deberán ser aún mayores.
En Europa ya se está trabajando en el programa FCAS (Future
Combat Air System), un trabajo en principio lanzado por los británicos
a los que se unió Francia y al que recientemente se ha añadido
Airbus, lo que significa un interés serio por parte de los principales
países europeos, incluido España. Como siempre ocurre en los
proyectos europeos (y que los diferencia de los americanos) cada
socio opina de una manera, tiene un interés particular y trata de
mantener su parcela de poder, algo que retrasará los plazos de
desarrollo e incrementará los costes, como ocurrió con el Eurofighter.
La era de los aviones especializados se ha acabado. Se acabó hace
unos cuantos años aunque no nos hayamos dado cuenta. En el futuro
próximo resulta altamente probable que la Fuerza Aérea de EEUU se
componga únicamente de tres modelos de avión de combate: El
F-35, como avión más avanzado a día de hoy, el nuevo modelo PCA,
y es posible que también un avión ligero con tecnología de "penúltima
hora", es decir no la más avanzada, con buena capacidad de carga de
armas y barato, que se dedicará a actuar en conflictos asimétricos o
de baja intensidad y para la exportación. Algo así como el F-5 del siglo
XXI. El resto, los F-15, F-16, F-18, A-10 e incluso puede que el F-22,
serán historia.