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Tarea - Análisis de Caso.

 Identificar que trastorno de la personalidad presenta el paciente Jack.


 Realizar una Conceptualización Cognitiva completa sobre el paciente (Identificando creencias
centrales, intermedias, estrategias de afrontamiento, pensamientos automáticos, emociones,
conductas y respuestas fisiológicas.
 Realizar una propuesta de tratamiento dividida por sesiones.

Caso ilustrativo

Jack, un hombre de 28 años, al principio buscó tratamiento para su depresión. Vivía solo y llevaba

una vida solitaria. Trabajaba, pero su tarea no le exigía interactuar con otros. Al margen del trabajo

no tenía vida social; dijo no tener amigos, pocas veces salía con mujeres, y se consideraba un

"solitario". Algunas mujeres se habían interesado en él, pero a él no le interesó continuar las

relaciones con ellas. En su decisión de no comprometerse con otros no parecía haber ningún

componente de ansiedad; simplemente no le atraía desarrollar esa parte de su vida. Para él las

personas eran "reemplazables", y en ellas no encontraba nada singular. De modo típico, a su juicio

las relaciones "creaban más problemas de lo que valían". Cuando no trabajaba, Jack permanecía en

su casa, ocupado con computadoras o con su colección de libros antiguos.

Jack dijo que toda su vida había sido solitario. De niño disfrutaba leyendo y coleccionando sellos;

pocas veces jugaba con otros chicos. Reconoció por propia iniciativa que su amor a la soledad lo

hacía diferente de la mayoría de las personas. No recordaba ninguna experiencia de la niñez que

pudiera hacerle preferir de adulto un estilo de vida diferente. Sus padres lo habían apoyado. Jack

todavía los visitaba una vez al año; dijo que eran las únicas personas que eran para él algo especial.

El paciente había sido un buen estudiante; después de la escuela secundaria cursó biología en el

college. Al egresar consiguió trabajo como técnico de laboratorio en una institución de

investigación médica. Había estado deprimido en los dos últimos meses. Sostenía que nada le

interesaba, ni podía imaginar nada satisfactorio para el futuro. Esos pensamientos podían parecer

típicos de todo paciente depresivo, pero Jack dijo que los había tenido incluso antes de su acceso

depresivo.
Cuando empezó la terapia, Jack experimentaba los siguientes síntomas: Afectivos: tristeza,
desvalimiento, sentimiento de "falta de vida en su interior".

Fisiológicos: perturbaciones del sueño.

Cognitivos: pensamientos automáticos de que en la vida no había nada de lo que él pudiera

disfrutar; imagen de sí mismo sentado solo en su departamento como "un ermitaño".

Conductuales: abandono de actividades con las que antes disfrutaba; interacción social

extremadamente limitada.

El primer paso de la terapia consistió en presentarle a Jack el modelo cognitivo —esto es, el

concepto de que los pensamientos y las interpretaciones que damos a nuestras experiencias influyen

mucho en nuestros sentimientos acerca de ellas—. Después se le explicó lo que era un registro de

pensamientos disfuncionales, y él comenzó a tomar nota de sus pensamientos automáticos. La meta

inicial de Jack en la terapia era eliminar la depresión. En el comienzo dijo que no deseaba tener

amigos ni relaciones sexuales. Estaba dispuesto a pensar en el desarrollo de algunos intereses, pero

siempre convencido de que no podría encontrar nada que pudiera disfrutar. Su desvalimiento

entorpecía su disposición a dar algunos pasos para alcanzar esas metas, de modo que fue abordado

como cuestión terapéutica central. Específicamente, en las sesiones se suscitaron todos los

pensamientos posibles sobre el desamparo. También se alentó a Jack a identificar los pensamientos

automáticos fuera de las sesiones, cuando se sintiera desvalido. Un tema de esos pensamientos era

la creencia de que ya había hecho en la vida todo lo que podía interesarle. El paciente lo puso a

prueba al prestarse a realizar algunas actividades de las que antes había disfrutado. Por ejemplo,

habló de una publicación de circulación privada sobre libros antiguos, y estuvo de acuerdo en

volver a suscribirse. Para su sorpresa, descubrió que eso le interesaba. Al mismo tiempo, trabajó por

sí mismo para contrarrestar algunos pensamientos negativos.

En cuanto a la reducción de la depresión, el progreso fue lento, y Jack sostenía dogmáticamente

que nada sería satisfactorio para él a largo plazo, aunque circunstancialmente lo pareciera. El

trabajo sostenido fue produciendo gradualmente una reducción de la depresión y el desamparo. La

depresión era atípica, pues él no podía identificar pensamientos negativos sobre sí mismo. Incluso

aceptaba su soledad. Muy pocas veces pensaba que era tan distinto de los demás que nunca

"armonizaría" con ellos, pero entonces se respondía que no pretendía hacerlo. El deseo de
relacionarse es sin embargo muy común, y a otros pacientes con este diagnóstico puede resultarles

más difícil aceptar la idea de que los otros no valen la pena, y se consideran "raros" o "anormales".

Hay que señalar que en la depresión de Jack no había ninguna preocupación por lo que los demás

pensaran de él. No pensaba en cómo relacionarse, y por lo general sólo prestaba atención a las

relaciones cuando alguien se entrometía en su vida de algún modo. A Jack le preocupaba más su

percepción creciente de la vida como algo que no valía la pena. Contribuía a ello el hecho de que

reconociera algunas sutilezas del refuerzo, y también que no siempre pudiera predecir con precisión

si algo sería reforzante o no.

Al superarse la depresión, se volvió a abordar la cuestión del aislamiento social.

Sorprendentemente, en este punto Jack pensó que quizá le gustaría tener una relación con una

mujer. Aunque estuvo de acuerdo en trabajar con esa meta, experimentaba una considerable

ambivalencia en cuanto a iniciar realmente una relación. Por un lado pensaba que sería una

situación deseable, pero por la otra que el esfuerzo no valía la pena. Como resultado de esa

ambivalencia, no cumplió con las tareas encaminadas a conocer a una mujer. Había aceptado

asociarse a un club para hacerlo. A diferencia de los pacientes con fobia social, a Jack no le

preocupaba lo que las mujeres pensaran de él, pero sí temía llegar a aburrirse y a perder interés por

ellas. Tampoco creía que una relación prolongada fuera compatible con su estilo de vida. Jack y su

terapeuta se pusieron de acuerdo en considerar que la conversación social inicial sería un "mal

necesario" capaz de conducir a una relación que más tarde él valoraría.

El fragmento siguiente de una sesión de terapia ilustra lo difícil que le resultaba a Jack

involucrarse en una relación. No parecía tener ningún real deseo de hacerlo, pero también pensaba

que quizás añadiría algo a su vida.

Terapeuta: La semana pasada dijo que pensaría en la posibilidad de relacionarse con alguna mujer

en el trabajo. ¿Cómo le fue?

Jack: Hay una mujer que demostró interés, pero no consigo motivarme para seguir adelante.

Terapeuta: ¿Qué piensa de esa mujer?

Jack: Parece muy bien. No tiene nada notable.

Terapeuta: Usted ha dicho lo mismo de unas cuantas mujeres que conoció.

Jack: Bueno, la verdad es que no encuentro nada interesante o especial en una relación.
Terapeuta: ¿Qué cree que los otros valoran en las relaciones?

Jack: No tengo la menor idea... No, en realidad valoran el compañerismo, pero yo no. A veces

pienso que debería valorarlo, pero no lo hago.

Terapeuta: Usted había aceptado el encargo de hablar con personas, pero parece que no cumplió.

¿Qué pensamientos automáticos tiene cuando considera el tema?

Jack: Pienso que no vale la pena. Puede ser feo, todo un lío. De hecho, todas mis relaciones son

un lío. Las mujeres quieren hacerse amigas, pero yo no consigo mantener mi interés.

Terapeuta: ¿Qué sucede cuando usted prevé ese curso para la relación?

Jack: No la sigo. No puedo motivarme para mantenerla.

Terapeuta: ¿Se plantea el dilema de seguir o no seguir?

Jack: Sí; la meta parece razonable, pero cuando pienso en seguir adelante y tener una verdadera

relación, la idea me resulta aversiva.

Terapeuta: Quizá sería útil tomar una decisión preliminar en un sentido u otro: intentar la

relación, cuestionando los pensamientos que se oponen, o no relacionarse por ahora, suprimiendo

esta meta de nuestra lista. ¿Qué cree usted?

Jack: Supongo que hay que tomar la decisión. Voy a intentarlo de nuevo.

Terapeuta: Muy bien, pero la experiencia nos dice que interferírán ciertas cogniciones y le

causarán problemas, ¿no es así? Jack: Así es. Terapeuta: Veamos cómo podremos enfrentarnos a

ellos. ¿Qué

es lo primero que le pasa por la cabeza cuando piensa en invitar a alguien a salir?

Jack dijo cuáles eran los pensamientos automáticos que había que afrontar. De la interacción

surgió con claridad la dificultad que tenía para interesarse por una relación.

El paciente salió con algunas mujeres que no suscitaron su interés, hasta encontrar una que hasta

cierto punto le atrajo. No obstante, ella se quejaba de que Jack fuera mezquino en su participación.

Jack y el terapeuta hablaron sobre la empatía y su valor para relacionarse. Jack dijo que la

experiencia le confirmaba su opinión de que las relaciones son un lío desagradable. No obtenía

muchas satisfacciones personales; no se retiraba, básicamente, porque se sentía obligado a hacer el

intento. Le parecía improbable que siguiera en la relación si aparecían más conflictos.

En ese punto, Jack decidió dar por terminado el tratamiento. Como se había eliminado su
depresión, y a veces habló espontáneamente de cosas que le satisfacían, había alcanzado su meta

primaria. Además habían mejorado de modo espectacular sus habilidades sociales (aunque todavía

solía ser torpe), y les reconocía un cierto valor a las relaciones. Este caso constituye una buena

ilustración de la diferencia entre la idea del refuerzo que tiene el cliente y la que tienen el terapeuta

o la sociedad. Una vez determinado que la evitación de las relaciones no resulta del miedo, es

importante ayudar al esquizoide a estructurar su vida del modo más gratificante para él, teniendo en

cuenta su sistema de creencias sobre las relaciones.

Prevención de la recaída

El aspecto más importante de la prevención de la recaída consiste en mantener el contacto con

sesiones de refuerzo después de que haya concluido el tratamiento formal. Esas sesiones pueden ser

más frecuentes que lo habitual con los esquizoides, porque es más probable que esos pacientes

recaigan en su estilo de vida aislado. En este período tiene importancia evaluar si existe alguna

recurrencia de la sintomatología inicial, y si el paciente está aislado fuera de la terapia. Si vuelve a

una vida de reclusión, y hacerlo no forma parte de su sistema de creencias, el terapeuta puede apelar

a sesiones de refuerzo mal frecuentes.


DIAGRAMA DE CONCEPTUALIZACION COGNITIVA

NOMBRE DEL PACIENTE: _______________________________________ FECHA: _____________

Dato relevante de la infancia

Creencia/s central/es

Presunciones/creencias/ reglas condicionales

Estrategia/s compensatoria/s

SITUACION 1 SITUACION 2 SITUACION 3

Pensamiento automático Pensamiento automático Pensamiento automático

Significado del P.A. Significado del P.A. Significado del P.A.

Emoción Emoción Emoción

Comportamiento Comportamiento Comportamiento

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