HistMujeresMexico (p.117-180)
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de las mujeres
en México
Presentación
Patricia Galeana . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11
I NSTITUTO NACIONAL DE E STUDIOS H ISTÓRICOS
DE LAS R EVOLUCIONES DE M ÉXICO
Hecho en México
7
8 Cont e ni do C on t en i d o 9
Conclusiones. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 195
Pr esen tación
11
12 Pr esentación Pat r ic i a Ga lea na 13
los roles desempeñados en un contexto cultural sustentado en tuvieron las Leyes de Reforma en la condición jurídica de las
la desigualdad, a lo largo del tiempo. mujeres, con la implantación del matrimonio civil y el divorcio.
A continuación, diferentes autoras dan cuenta de la parti- El autor aborda también la actuación femenina en la Gue-
cipación de las mujeres en los procesos históricos de los siglos rra de Reforma, tanto en la lucha armada, como vivanderas o
XIX y XX en México. El hilo conductor de las investigaciones es soldaderas, o bien, como correos o enfermeras.
la lucha de las mujeres por sus derechos sociales —educativos La doctora Clara Guadalupe García5 dedica su texto a
y laborales—, así como políticos. la participación de las mujeres en la Segunda Intervención
La doctora María Cristina Mata 2 presenta la semblanza y Francesa. La investigadora toma como eje de su narración a
la vida cotidiana de cinco mujeres novohispanas. Todas ellas personajes clave del periodo, como son Margarita Maza, la em-
pertenecientes a la élite, que no por ello dejaron de estar subor- peratriz Carlota y Concha Miramón, para enmarcar las accio-
dinadas a la voluntad patriarcal. nes de mujeres que participaron como proveedoras en la lucha
La doctora Celia del Palacio3 se ocupa de la participación armada y se organizaron para recaudar fondos. Su investiga-
de las mujeres en la lucha insurgente. Luego de mencionar a ción se basa tanto en fuentes hemerográficas como en crónicas
las heroínas más conocidas como Josefa Ortiz, Leona Vicario, literarias. La autora retoma también los testimonios de mujeres
María Ignacia Rodríguez y Gertrudis Bocanegra, estudia a que apoyaron al imperio de Maximiliano.
aquellas que se han perdido en el anonimato, pero que partici- Por su parte, la doctora Anne Staples6 estudia la vida de
paron activamente en la lucha libertaria. La especialista aborda las mujeres “ilustradas”, quienes desempeñaron un papel más
tanto a insurgentes como a realistas; esposas, hijas y compañe- allá del de ser esposas y madres de alta posición social. La his-
ras; conspiradoras y correos, como a las que tomaron las armas. toriadora destaca los casos de quienes lograron procurarse un
A continuación, el maestro Raúl González4 ofrece un pa- sustento económico, superando tanto los roles tradicionales de
norama de las principales ideas manifestadas en torno a la con- su sexo como las limitaciones legales que su estado civil les im-
dición de las mujeres en el México de mediados del siglo XIX, ponía. Ellas obtuvieron cierto reconocimiento social. Tal es el
cuando se temía que al involucrarse en asuntos de la vida pú- caso de la Güera Rodríguez y de otras viudas empresarias que
blica, abandonarían su “función natural”. administraron hábilmente sus propiedades mineras.
Gracias a las ideas liberales en torno a la educación, se En el contexto de la república restaurada se da una aper-
empezó a cuestionar y a debatir el papel de las mujeres en tura educativa y profesional para las mujeres. Se multiplican
los ámbitos civil y político. González centra su estudio en el las publicaciones de y para el sector femenino. La doctora
pensamiento de vanguardia expresado en el Congreso Consti- Elvira Hernández7 estudia cuatro revistas escritas y dirigidas
tuyente de 1856 y 1857. En él, destacados liberales como Ig- por mujeres que circularon durante el último tercio del siglo
nacio Ramírez y Ponciano Arriaga pugnaron por reconocer la XIX: Las Hijas del Anáhuac (1873-1874), El álbum de la mujer
importancia de la mujer en la sociedad. Refiere el impacto que (1883-1890), El correo de las señoras (1883–1894) y Violetas
del Anáhuac (1887-1889). La doctora Hernández describe el
2
“Mujeres en el límite del periodo virreinal.” 5
“La participación de las mujeres en la Segunda Intervención Francesa.”
3
“La participación femenina en la Independencia de México.” 6
“Mujeres ilustradas mexicanas, siglo XIX.”
4
“Las mujeres durante la Reforma.” 7
“Un recorrido por las publicaciones de mujeres en el siglo XIX.”
14 Pr esentación Pat r ic i a Ga lea na 15
formato, amplitud y colaboraciones de cada una. Analiza sus revolucionarios. Se ocupa asimismo de la Cruz Blanca Cons-
contenidos, tanto los roles tradicionales atribuidos a la mujer, titucionalista y de la Cruz Azul Mexicana, perteneciente a la
como las ideas vanguardistas en torno a la educación y eman- División del Norte e instalada en los ferrocarriles.
cipación femenina. Destaca, en este sentido, el caso de Violetas En torno a la situación de las soldados, Rocha refiere cómo
del Anáhuac de Laureana Wright. muchas mujeres recibieron nombramientos militares. La auto-
Por su parte, la doctora Diana Arauz Mercado8 estudia a ra concluye su texto subrayando la figura de las feministas re-
las “Primeras mujeres profesionales en México”. Reflexiona en volucionarias, entre las que sobresale Hermila Galindo, como
torno a la presencia femenina en la ciencia, remontándose al propagandista del constitucionalismo y pionera del sufragismo
antiguo Egipto. La autora destaca que durante el siglo XIX la mexicano.
relación entre revolución científica y mujer profesionista estuvo Por su parte, la doctora Beatriz Elena Valles10 presenta la
supeditada a la idea de que ésta pertenecía al espacio privado, y, semblanza biográfica de Juana Belén Gutiérrez, luchadora so-
por tanto, la educación recibida se justificaba sólo como auxiliar cial, activista, escritora y reivindicadora de los derechos de la
de su papel de madre esposa, como formadora de ciudadanos. mujer, de los trabajadores y de los indígenas. La autora co-
La especialista señala que fueron pocas las mujeres que mienza por hacer el recuento bibliográfico de las obras dedica-
enarbolaron la educación femenina como medio de emanci- das a su biografiada.
pación de las tradiciones estamentales y postularon la plena Por otro lado, la doctora Rosa María Valles11 estudia al
igualdad intelectual y jurídica con los hombres. La doctora Primer Congreso Feminista de México, donde se dieran los
Arauz concluye que las primeras profesionistas mexicanas se primeros pasos en pro del sufragio femenino. Refiere cómo la
concentraron en la atención de la salud y la educación de la teoría feminista fue la base de los movimientos de las mujeres
familia; en la medicina, en las especialidades de obstetricia y del siglo XX.
odontología, así como en la enseñanza de los niveles básicos. La especialista analiza los problemas fundamentales que
La doctora Martha Eva Rocha9 aborda la participación discutieron las congresistas en Mérida. Empieza con la polémi-
femenina en los movimientos que articularon la Revolución ca desatada por la lectura de la ponencia de Hermila Galindo,
mexicana. Describe las formas en que las mujeres se involu- quien llamó a reconocer la sexualidad femenina y la necesidad
craron en la contienda, más allá de la figura de las soldaderas. de incluir a la educación sexual en los programas de enseñanza.
Comienza por las propagandistas que formaron parte de los El sufragio femenino fue también causa de debate, se dis-
clubes políticos desde finales del siglo XIX. Refiere su parti- cutió el derecho a votar, a ser votada y a ocupar cargos polí-
cipación en la revolución maderista, como es el caso del Club ticos. Se analizaron las características físicas de la mujer y su
Hijas de Cuauhtémoc, de la maestra Dolores Jiménez y Muro. capacidad para la toma de decisiones, así como la necesidad
La investigadora se ocupa también de las enfermeras. de su educación. Finalmente se reflexionó sobre la repercusión
Destaca el caso de la Cruz Blanca Neutral, fundada en 1911 que tendría el otorgamiento del voto a las mujeres en perjuicio
por Elena Arismendi ante el sesgo político de la Cruz Roja del hogar.
Mexicana, creada en febrero de 1910, que no atendía a los
10
“Juana Belén Gutiérrez de Mendoza. Estrella de la tarde.”
8
“Primeras mujeres profesionales en México.” 11
“Primer Congreso Feminista de México: los primeros pasos hacia la
9
“Visión panorámica de las mujeres durante la Revolución Mexicana.” conquista del sufragio femenino.”
16 Pr esentación Pat r ic i a Ga lea na 17
Valles destaca cómo las ideas religiosas del catolicismo El libro finaliza con el texto del doctor Vicente Quirarte,13
representaron un dique para el progreso de las mujeres. Las quien da voz a las distintas imágenes de mujeres en la ciudad
congresistas discutieron también cómo trascender a tales pre- de México. Refiere el proceso de apropiación de la capital por
juicios. parte de figuras femeninas. El también poeta se apoya en tes-
El largo recorrido emprendido por las mujeres en la lu- timonios históricos y literarios notables. Sus límites cronoló-
cha por el reconocimiento de sus derechos es abordado por la gicos parten de un artículo publicado por Francisco Zarco en
doctora Roxana Rodríguez Bravo.12 La autora refiere la forma- La Ilustración Mexicana de 1851, donde externa su opinión
ción de las organizaciones para demandar el voto femenino y sobre la ocupación de la calle por parte de la mujer. Llega hasta
la igualdad de derechos ciudadanos y laborales con el hombre. 1957, año de la aparición del libro Todo empezó un domingo, en
Estudia tanto al Consejo Feminista Mexicano, fundado en el que Elena Poniatowska da inicio a su fecunda carrera como
1919, como al movimiento Frente Único Pro Derechos de la cronista de la ciudad de México.
Mujer de 1935. Quirarte se centra en los momentos en que las mujeres
La historiadora muestra cómo mujeres de las distintas toman la calle para reivindicar sus derechos laborales, políticos
ideologías políticas de la época actuaron en la lucha sufragista. y sociales, pero también para hacer arte. El escritor entreteje
Tanto las revolucionarias como algunas conservadoras, y hasta historias de mujeres cuyo desenvolvimiento urbano y artístico
sinarquistas, se sumaron en demanda del voto. las hizo significativas en el renacimiento cultural gestado en la
El recuento histórico de la investigadora pasa por la inicia- posrevolución. Su trascendencia se hace manifiesta en el arte
tiva de ciudadanía plena de las mujeres, promovida y congela- contemporáneo; recuerda a Carmen Mondragón, Antonieta
da en 1937 por el presidente Lázaro Cárdenas, por temor al Rivas Mercado, Tina Modotti, Frida Kahlo y a Clementina
voto conservador femenino, como había sucedido en España Otero, entre otras. En la construcción de su relato, Quirarte
en 1933. muestra su amplio manejo de fuentes de diversa índole, episto-
Describe también las circunstancias políticas en las que el lares, hemerográficas y bibliográficas, literarias y cinematográ-
gobierno de Miguel Alemán otorgó a las mujeres la ciudadanía ficas, obra pictórica, escultórica y fotográfica.
restringida al ámbito municipal, en 1947. Finalmente aborda De esta manera los textos aquí reunidos nos dan una visión
el otorgamiento de la ciudadanía plena en 1953 por parte del panorámica de la historia de las mujeres en México, abonando
gobierno de Ruiz Cortines. Y la forma como las mujeres su- esta rica área de la historiografía contemporánea, que nos acer-
fragaron en las elecciones federales de 1955 y participaron por ca a una historia integral de nuestro país.
vez primera en una elección presidencial hasta 1958.
Para concluir, Rodríguez Bravo refiere que habiendo gana-
PATR ICI A G A LE A NA
do el derecho al sufragio, durante la segunda mitad del siglo Instituto Nacional de Estudios Históricos
XX, las mujeres continuaron su lucha por sus derechos sexuales de las Revoluciones de México
y reproductivos, se manifestaron en contra de la violencia de
género y denunciaron la desigualdad social entre hombres y
mujeres que subsiste hasta la fecha.
12
“Los derechos de las mujeres en México, breve recorrido.” 13
“Retrato de mujer con ciudad (1851-1957).”
L a histor i a de l a s muj er es
Una n u eva cor r iente
histor iogr á fica
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20 La h i stor ia de l as m uje re s Ana Lau Ja iv en 21
debates teóricos de toda índole, que toman prestados concep- teóricos ha permitido introducir perspectivas analíticas nuevas
tos de otras disciplinas. Los años comprendidos entre 1970 y que se enmarcan en buscar y rastrear en el pasado los pro-
1990 fueron tiempo de intercambios historiográficos intensos blemas del presente. Al historizar sus categorías, analizar las
que desembocaron en el redescubrimiento y visibilización de condiciones de inteligibilidad de los procesos, desestabilizar
los actores sociales, hombres y mujeres, y de su papel en la las estructuras de poder y echar mano de la transdisciplina,
producción de la sociedad. se ha posibilitado que temas estudiados por esta historia sean
La influencia de la historia de lo social, de las mentalidades aceptados con un poco menos de reticencia por la academia y
y la historia cultural dio por resultado un modelo de com- sus integrantes masculinos y también femeninos.
prensión histórica que se apoyaba en estudiar el mundo social Reescribir y reinterpretar la historia donde se tome en
desde una óptica distinta, la de las mujeres. Así se incorporó a cuenta no sólo al sujeto masculino sino también al femenino
las mujeres en tanto sujetos femeninos de la narrativa del paso va a ser una demanda radical cuyo alcance se va a generalizar.
del tiempo y surgió la historia de las mujeres, cuya escritura Así aparecieron algunas historiadoras interesadas en acercarse
“supone tomarlas en serio [y] otorgar a las relaciones entre los a temas considerados como no convencionales; ello provocó
sexos un peso en los acontecimientos o en la evolución de las la revisión de los cimientos de esta ciencia y su renovación
sociedades”.1 teórica y metodológica. Desde entonces se han introducido las
La historia de las mujeres se caracteriza por la multipli- representaciones sociales, culturales y políticas de uno y otro
cidad de sus planteamientos, formas diversas para escribir o sexo. Se analizaron también los significados que se vinculan
narrar esta historia. Intentar definir y explicar su aparición nos con las representaciones de lo femenino o lo masculino en las
remite a los debates por los cuales se construye esta corriente formaciones sociales. El desarrollo de los estudios de género
de la historia: surge dentro del movimiento feminista y gira y la historia de las mujeres debilitó la visión de la historia que,
alrededor de interrogantes como: ¿qué hacer y cómo producir en líneas generales, sigue siendo androcéntrica.
una historia de las mujeres que las incluya y las haga visibles? La historia de las mujeres como disciplina estructurada
Comenzó siendo un modo especial de hacer historia y se ha tiene su origen en los años cincuenta, con el desarrollo y el
convertido hoy en un proyecto estrechamente ligado a los de- impulso alcanzados por las distintas corrientes en que se ha
sarrollos historiográficos de los últimos cuarenta años, en don- desenvuelto la historia social. Su preocupación por el resca-
de las mujeres son las protagonistas principales.2 te de individualidades y de procesos sociales como objeto de
Esta historia se aboca a la deconstrucción del sujeto so- análisis sociohistórico aparece estrechamente ligada a la histo-
cial femenino a lo largo del tiempo; además de ser producto riografía. Debido a que el sujeto mujer3 había estado oculto,
del feminismo del que toma sus categorías, y entre ambas se imperceptible, negado, no aparecía en los análisis historiográ-
retroalimentan. La manera de trabajarla tiene una íntima rela- ficos que se hacían hasta hace pocos años, y tampoco se mos-
ción con el desarrollo que ha venido impactando a las ciencias
3
Joan W. Scott, siguiendo a Eric Hobsbawm, afirma que historizar la catego-
sociales en los últimos años, donde la crisis de los paradigmas
ría mujer es difícil por estar anclada en la biología y a que los estereotipos
1
Georges Duby y Michelle Perrot (dirs.), Historia de las mujeres en Occidente, sobre la naturaleza apolítica de las mujeres han oscurecido las características
vol. 1, p. 11. distintas y variables de éstas en cada momento histórico. Cfr. Joan W. Scott,
2
Cfr. Elena Hernández Sandoica, Tendencias historiográficas actuales. Escribir “El eco de la fantasía: la historia y la construcción de la identidad”, en Ayer.
historia hoy, pp. 437-460. Revista de historia contemporánea, Madrid, núm. 62, 2006, p. 114.
22 La h i stor ia de l as m uje re s Ana Lau Ja iv en 23
traba gracias a que el término humanidad aparentaba incluir a tos procesos de acuerdo con la diversidad de la experiencia
las mujeres, así, los varones se mostraban como hacedores del humana.”6
mundo, de la política,4 la economía, el derecho y la vida social. A los temas de política y guerras se añadieron aquellos
En este sentido, los estudios de las mujeres han incorpo- relativos a la experiencia de la vida privada, las relaciones de
rado una riqueza polisémica que hizo necesaria otra mirada familia, las prácticas comunitarias informales y sus nexos, así
que revalorara la experiencia de la vida privada y de la coti- como la producción cultural y/o la historia de la imaginación
dianeidad y alcanzara un estatus investigativo. Se concede en social. Los tópicos de la historia social como la demografía
ella mayor relevancia a la cultura y a la libertad de acción de y el parentesco, las clases y grupos sociales, la historia de las
los sujetos. Así, cuestiones relativas a los ciclos de vida feme- mentalidades y de los movimientos sociales favorecieron el de-
ninos, la sexualidad y sus implicaciones, el cuerpo, el poder y sarrollo de interrogantes acerca del quehacer de las mujeres
las distintas formas que adquiere la resistencia empezaron a que venían preocupando a las historiadoras feministas. Esto les
considerarse temas válidos de estudio. permitió, además, iniciar el despegue de una nueva perspectiva
El interés de la escuela de los Annales por el rescate de la de investigación, al abrigo de una corriente establecida y afir-
vida cotidiana y los estudios de los marxistas humanistas in- mada mediante “un esfuerzo por democratizar la república de
gleses (como Edward P. Thompson, Eric J. Hobsbawm y/o los sabios”.7
Raymond Williams) proveyeron de material invaluable para el La historia social y la historia de las mujeres en un princi-
desarrollo de la historiografía de y sobre mujeres.5 La influen- pio se retroalimentaron. Si bien, la metodología de la historia
cia de la historia social, al estudiar las formas de vida de diver- social resultó entonces de gran utilidad para la historia de las
sos grupos sociales, como campesinos u obreros, y el papel de mujeres, en la actualidad esta última se ha desarrollado, ha to-
los conflictos sociales, producto de antagonismos y contradic- mado caminos distintos y producido categorías propias, por lo
ciones en el seno de sociedades dadas, incidió en el cambio cual debe ser puesta dentro de un marco conceptual diferente.
de óptica de la investigación histórica. “La idea era calcular Gisela Bock, historiadora alemana feminista, es muy clara
la repercusión de los procesos de cambio a gran escala sobre al insistir que “el paso que se dio entre restituir a las mujeres
las vidas de los miembros de la sociedad para comprender es- en la historia condujo a restituir la historia a las mujeres. La
experiencia de las mujeres tiene una historia que es indepen-
diente de la de los hombres y es una historia propia: de las
4
En 1986, la misma Joan Scott, en un artículo clásico, afirmaba: “Puesto que mujeres como mujeres”.8 La historia de las mujeres tiene la
según las apariencias, la guerra, la diplomacia y la alta política no han tenido misma complejidad que la de los hombres, pero la trayectoria
que ver explícitamente con estas relaciones, las de género, esta categoría vital y los tiempos femeninos son distintos y como tales deben
continúa siendo irrelevante para el pensamiento de historiadores interesados
en temas de política y poder”. “El género: una categoría útil para el análisis ser percibidos y analizados.
histórico”, en J. Amelang y Mary Nash (eds.), Historia y género: Las mujeres
en la Europa moderna y contemporánea, pp. 23-56.
5
Cfr. Lawrence Stone, El pasado y el presente, pp. 15-60; Peter Burke, La re- 6
Joan W. Scott, “El problema de la invisibilidad”, en Carmen Ramos (comp.),
volución historiográfica francesa. La Escuela de los Annales: 1929-1989; Javier Género e Historia, p. 44.
Mac Gregor C., “La historia social: entre la globalidad y la especialización”, 7
Gisela Bock, “El lugar de las mujeres en la historia”, en Sociológica, UAM-
en Iztapalapa, UAM-Iztapalapa, México, año 12, núm. 26, julio a diciembre Azcapotzalco, México, año 4, núm. 10, mayo a agosto de 1989, p. 221.
de 1992, pp. 113-124. 8
Ibidem.
24 La h i stor ia de l as m uje re s Ana Lau Ja iv en 25
Vale añadir que la proliferación de investigaciones relativas las mujeres debería considerarse tan general como la del otro
a la condición e historia del devenir de las mujeres aparecidas sexo.10
en los últimos años ha consolidado esta área de trabajo al dar a Los esfuerzos por unir la historia de una mitad con la de la
conocer información que la historia general no había tomado otra, y ambas con la historia general, han dado un paso crucial
en cuenta. Por ello, la pregunta que surge y que concierne a al concebir a las mujeres como un grupo sociocultural cuyas
quienes escribimos sobre las mujeres gira alrededor de la for- particularidades se examinan a la luz de categorías produci-
ma en la cual se habrá de insertar la historiografía de mujeres das por la misma historia de las mujeres. La aparición de las
dentro de la historiografía actual. mujeres en tanto sujetos sociales y colectivos presupone una
La renovación historiográfica que significó la historia novedad para el análisis histórico, el cual —como ya se dijo—
social, la nueva historia y la “historia desde abajo” favoreció el tradicionalmente ha sido androcéntrico. Como consecuencia
acercamiento a la compleja cuestión de la participación de las de estos cambios en la representación que se tiene de los su-
mujeres en la historia al ampliarse temas y sujetos de estudio. jetos sociales de ambos sexos, los hombres también se hacen
Esta nueva visión historiográfica produjo que se pasara del visibles como seres sexuales, de modo que se ofrece una nueva
rescate de las mujeres de la “invisibilidad”, 9 a la propuesta perspectiva que ya no se centra sólo en las mujeres y en los
de nuevas herramientas teóricas para la investigación, que temas de las mujeres, sino en todos los temas históricos.
incluyeran no sólo la representación de la feminidad sino La historia feminista, como corriente controvertida que se
la experiencia femenina, la participación de las mujeres en la aproxima al análisis con una mirada subversiva, tardó en iniciar
historia, la desigualdad y el cambio social, además de pro- su profesionalización. Fue con la nueva ola del feminismo en
cesos de exclusión y discriminación, todo lo cual se anali- los años sesenta y setenta cuando pasó a formar parte del dis-
zará bajo la perspectiva de la diferencia entre los géneros, curso historiográfico y a adquirir carta de naturalización. En
que es en última instancia donde reside la especificidad de un principio el interés de los estudios feministas giró en torno
la historia de las mujeres. al análisis del papel que fue desempeñado por la mujer en los
No obstante, hablar de esa situación nos remite también procesos sociales, luego la visión cambió hacia la narrativa de
a interrogar si la historiografía de las mujeres posee una inde- la participación de las mujeres en una pluralidad de situacio-
pendencia con respecto a la historia global, o si bien sólo se nes, realidades múltiples y distintas, y por último, avanzó y
busca vincular a las mujeres con el proceso social general sin continúa haciéndolo en la construcción de los sujetos en tanto
más análisis ni contexto. El hecho de que la historia de las mu- representaciones formadas en la actividad de experimentar la
jeres haya adquirido un estatus de autonomía y sea distinta de raza, la clase y la sexualidad.11
la de los hombres no quiere decir que sea menos importante Las historiadoras —sobre todo aquellas del mundo occi-
ni que plantee un problema especial o solamente femenino. dental avanzado— se dieron cuenta de que para que las mujeres
Significa, antes bien, que debemos reconocer que la historia entraran en el discurso histórico, éste tendría que transformarse.
ha estado circunscrita a la del varón y, por lo tanto, la historia de 10
Cfr. Gisela Bock y Marisa Ferrandis Garrayo, “La historia de las mujeres y la
historia del género: aspectos de un debate internacional”, en Historia Social,
Valencia, invierno, núm. 9, 1991, p. 57.
9
Término acuñado por Joan W. Scott. Cfr. “El problema de la invisibilidad”, 11
Cfr. Teresa de Lauretis, “La tecnología del género”, en Diferencias. Etapas
en Carmen Ramos, op. cit. de un camino a través del feminismo, p. 35.
26 La h i stor ia de l as m uje re s Ana Lau Ja iv en 27
Incorporar a las mujeres, en tanto sujetos colectivos, a la his- y la categoría género serán parte importante del giro lingüísti-
toria fue una de las tareas emprendidas por estas feministas co que la historia feminista ha propuesto como alternativa para
y para ello se exigió una renovación teórica y metodológica estudiar a la sociedad en tanto “agente constitutivo de la con-
que tomaba en cuenta, por un lado, la experiencia femenina ciencia humana y de la producción social de significados”.15
y, por el otro, disminuía la posición central de los varones. Se Para el caso de los estudios acerca de la familia, la historia
inició la exploración de temas sociales, el trabajo de las muje- de las mujeres puede aportar mucho, ya que ambas se entrelazan.
res y su participación en la esfera pública, la experiencia de la Al mismo tiempo, no ha sido suficiente ubicar a las mujeres
esfera privada y el paso a la vida pública a través del ejercicio como miembros de la familia, sino que se debe analizar a la
de la política. El examen se desplaza a la construcción discur- familia en sí, como un área de conflicto. Ello permitirá al mis-
siva sobre la sexualidad y las relaciones de poder. Asimismo, mo tiempo abrir investigaciones que puedan abarcar a mujeres
y en clara relación con la praxis del movimiento feminista, se viudas o solteras y su papel dentro de la unidad doméstica,
hizo evidente que no se podía considerar a las mujeres —como examinando lo que contribuyen económicamente o no, la
tampoco a los hombres— en tanto personas homogéneas, uni- reproducción de esta unidad y también las relaciones que se
tarias o idénticas, sino que eran diferentes y estaban divididas establecieron entre padres, hijas y madres e incluso suegras y
por clase, raza, edad, opción sexual, religión, etc., y como tales abuelas. Estas genealogías pueden dar luz sobre las relaciones
había que estudiarlas. que se establecen tanto entre mujeres como entre ellas y los
Además, se empezaron a reconsiderar los términos de re- hombres.
ferencia hasta entonces utilizados, al igual que los modelos La dificultad que implica establecer el campo de investiga-
teóricos que permitirían analizar a las mujeres: el estructuralis- ción sobre las mujeres, así como definir y determinar los límites
mo, el psicoanálisis lacaniano,12 la deconstrucción derridiana13 entre las diversas disciplinas, ha llevado a que sea precisamente
y los parámetros foucaultianos,14 entre otros, que sustituirían mediante la transdisciplina donde se marque el cambio entre
al marxismo en tanto línea de análisis. La identidad, la repro- las fronteras conceptuales de la historia y las ciencias sociales
ducción, el poder (poder familiar, poder sexual), la sexualidad y se pueda manifestar la historia de las mujeres a partir de las
12
Vid. Elizabeth Wright, Lacan y el posfeminismo.
transformaciones que se operan en las relaciones de poder en-
13
La inclusión de la deconstrucción nos remite a una especie de palanca de tre los sexos, mismas que revelan las diversas dimensiones del
intervención activa, estratégica y singular, que afecta a, o conmueve como ser y hacer de las mujeres en los diferentes contextos y en las
un todo, hace temblar en su totalidad a la gran arquitectura de la tradición
cultural de Occidente (toda esa herencia de la que nosotros, querámoslo intersecciones de clase, género, edad, etcétera.
o no, somos herederos), en aquellos lugares en que ésta se considera más En este sentido, podemos retomar los estudios de mujeres
sólida, en aquellos en los que, por consiguiente, opone mayor resistencia: (los Women’s Studies)16 de donde originalmente surgió la espe-
sus códigos, sus normas, sus modelos, sus valores. Con ello las feministas
en tanto que subvierten los valores toman esta categoría para examinar 15
Se debe hacer notar que incluso algunas historiadoras feministas que estuvie-
al mundo. Vid. Andrés Ortiz-Osés y Patxi Lanceros (dirs.), Diccionario de ron entre las primeras en aceptar el “giro lingüístico” debido a su evidente
hermenéutica, s.v. Derrida, apud Cristina de Peretti, “Deconstrucción” [en utilidad para desnaturalizar la diferencia sexual, han puesto en duda la no-
línea], Estafeta, <http://estafeta-gabrielpulecio.blogspot.mx/2009/07/ ción de que los discursos sitúan a los sujetos y producen sus experiencias.
cristina-de-peretti-deconstruccion.html>, [03.11.2015]. Cfr. Gabrielle M. Spiegel, “La historia de la práctica: nuevas tendencias en
14
La obra de Foucault ha enriquecido los análisis de los múltiples procesos que historia tras el giro lingüístico”, en Ayer. Revista de historia contemporánea,
se dan dentro de la familia, la comunidad, la sociedad y las prácticas culturales. Madrid, núm. 62, 2006, p. 40.
Vid. Tamsin Spargo, Foucault y la teoría queer. 16
Los Women’s Studies (Estudios de la mujer) como término son un invento
28 La h i stor ia de l as m uje re s Ana Lau Ja iv en 29
cialización por disciplinas necesarias para el análisis que parte de actividades cotidianas, biografías de mujeres heroicas, hasta
de las interrelaciones que se establecen entre todas las ciencias llegar a elaborar textos donde se examina que la condición de
humanas:17 la historia, la antropología,18 el psicoanálisis19 o la las mujeres no está solamente determinada por lo biológico,
sociología. Tales disciplinas ayudan a analizar las fluctuaciones, sino signada por prácticas sociales. Se tomaron prestados ele-
rupturas, vaivenes y transformaciones que se han dado a lo mentos de las diversas corrientes de interpretación con el afán
largo del tiempo en las relaciones entre los géneros. de explicar cómo funcionaba la subordinación y la opresión a
Los estudios sobre las mujeres ponen en mesa de discusión que las mujeres habían estado sometidas. De allí se pasó a la
que toda clase de construcciones binarias o dicotómicas que búsqueda de instrumentos teóricos que permitieran incorpo-
se hayan basado en diferencias biológicas sean reconsideradas rar esas variables dentro del análisis de los procesos históricos.
a partir de las distintas disciplinas para hacer menos legítimo La historia de las mujeres se apoya en el sistema sexo/
pensar que existan atributos de comportamiento específicos género que, siguiendo a Judith Butler, crea y regula a los su-
para hombres y para mujeres. Asimismo, han llamado la aten- jetos genéricos,20 los cuales actúan en función de las normas
ción hacia el ciclo de vida femenina y han subrayado el vacío sociales, entendiendo que dicho sistema ha sido determina-
que separa la vida de las mujeres de los acontecimientos polí- do histórica y biológicamente; que las formas de dominación
ticos y de la vida pública. masculinas sobre las mujeres no son las mismas a través del
Fue por ello que las historiadoras, tan pronto se percata- tiempo; que sustituir simplemente con historia de las mujeres
ron de que los silencios en la historia eran una forma de pér- a la historia general perpetúa el estatus de “otredad” con que
dida de identidad, comenzaron a centrar sus investigaciones tradicionalmente se las ha enfocado y, además, se contempla
en rescatar ese pasado colectivo que no aparecía en los libros una variedad de aspectos que la historiografía no abarcaba,
de historia y la documentación parecía eludir. Se inició una como los trabajos que generan valor en contraste con los que
búsqueda historiográfica que trataba de documentar, además no pasan por el mercado, la sexualidad y sus implicaciones (la
norteamericano que fue adoptado en nuestro país debido a la influencia que política del cuerpo), el poder y la resistencia, la subjetividad y
existe a nivel teórico entre el movimiento feminista mexicano y el de aquel la vida cotidiana. Con ello, los estudios sobre las mujeres otor-
país. La historiografía acerca de las mujeres, sin embargo, tiene una fuerte
influencia francesa que sigue la línea de la escuela de los Annales. Como ejem-
gan una variedad polisémica a los conceptos que manejan, de
plo: Gabriela Cano, “Revolución, feminismo y ciudadanía en México, 1915- ahí su ambigüedad perturbadora, pues es al mismo tiempo un
1955”, en Georges Duby y Michelle Perrot, op. cit., vol. 5, pp. 685-689. complemento inofensivo de la historia instituida y una sustitu-
17
“La teoría feminista es relacional en muchos sentidos: en que vincula y une
diversas maneras de conocer con los campos disciplinarios. Es relacional ción radical de la misma.
porque postula la base de la redefinición de la subjetividad femenina en la
relación de una mujer con otra.” Rosi Braidotti, “Teorías de los estudios de En efecto, de nada serviría construir una historia de las mujeres que
la mujer”, en Historia y Fuente Oral, Barcelona, núm. 6, 1991, p. 15.
sólo se ocupara de sus acciones y de sus formas de vida, sin tomar
18
La antropología, al incorporar el concepto de cultura en el sentido de modo
de vivir, como el conjunto de costumbres, rituales, normas, percepciones, en cuenta el modo en que los discursos han influido en su forma de
experiencias y acciones que los seres humanos concretos experimentan y ex- ser, y a la inversa. Tomar en serio a la mujer equivale a restituir su
presan a través de sus relaciones sociales, ayuda a examinar de manera más actividad en el campo de relaciones que se instituye entre ella y el
abierta las atribuciones de género a través de la historia.
19
Vid. Sally Alexander, “Feminist History and Psychoanalysis”, en History 20
“…que el género sea una norma, sugiere que siempre y sólo tenuemente
Workshop, a journal of socialist and feminist historians, vol. 32, otoño, núm. toma forma en algún actor social en particular.” Judith Butler, “Regulacio-
1, 1991, pp. 128-133. nes de género”, en La Ventana, Guadalajara, núm. 23, 2005, pp. 9-10.
30 La h i stor ia de l as m uje re s Ana Lau Ja iv en 31
hombre; convertir la relación de los sexos en una producción social L a s categor í a s m etodológica s
cuya historia el historiador puede y debe hacer.21
El género se introdujo como una categoría de la realidad social,
Abordar la historia de las mujeres significa hacer referencia a cultural e histórica, y para estudiar dicha realidad. Se trata
una generalidad que oculta una condición que debe hacerse de la categoría que utilizamos para investigar las relaciones de
manifiesta; si bien la categoría mujeres atraviesa lugares comu- poder que se establecen entre hombres y mujeres, así como las
nes para todas aquellas que la componen, dicho concepto se operaciones de las ideas acerca de la diferencia sexual, es decir,
particulariza en función del momento histórico, el lugar, la las distintas representaciones atribuidas a lo masculino y a lo
raza, la edad, la clase social y el grupo de referencia del cual femenino en la multiplicidad de sociedades a través del tiempo.
procede. Al mismo tiempo, esta categoría, mujeres, resulta ser Ello nos posibilita interpretar cómo se reproduce la división
una ficción que se desmantela al analizar los significados pro- sexual del trabajo (los diferentes roles atribuidos a mujeres y a
ducidos por esas imágenes que las construyen como seres se- hombres), la contribución de las mujeres a la vida de las socie-
xuados. dades, el rescate de espacios femeninos y las visiones del mun-
Por ello, la historia de las mujeres se ha planteado interro- do para ciertas comunidades. Esta categoría abre la posibilidad
gantes entre las que figura la legitimidad de un pasado de os- de comprender que internamente las relaciones sociales son di-
tracismo al margen de la vida pública, de una historia olvidada námicas, capaces de cambiar y generar transformaciones. “La
construida a partir de unos archivos escritos, constituidos e palabra género se diferencia de sexo para expresar que el ‘rol’ y
interpretados por hombres. Esta situación ha propiciado no la condición de hombres y mujeres responden a una construc-
sólo una búsqueda de fuentes alternativas, sino una relectura ción social y están sujetas a cambio.”24
de los textos y búsqueda en los archivos con una nueva mirada Cuando hablamos de género, nos referimos a una repre-
que pretende dar respuesta a la pregunta sobre “cómo cada sentación mental producto de diferentes tecnologías sociales,
sociedad y cada cultura construye a partir de […] diferencias discursos institucionales y prácticas cotidianas;25 también, a un
corporales y […] juegos de probabilidades un ordenamiento modo de considerar y estudiar a los/las individuos, y a una
social (instituciones, normas, valores, representaciones colec- herramienta analítica que nos ayuda a descubrir áreas de la
tivas, prácticas sociales), a partir del cual los individuos en- historia que no han sido consideradas. La categoría género es
cuentran y reelaboran sus vidas concretas”,22 es decir, cómo se específica del contexto y depende de él; su poder reside en que
ha construido, desde una perspectiva holística,23 el sistema de es un medio para explorar la variedad histórica.
géneros. Como el género es una categoría social y los sexos son
entidades sociales, la historia de las mujeres también puede ser
21
Natalie Zemon Davis y Arlette Farge (coords.), “Introducción”, en Historia considerada como historia social. El problema que enfrenta-
de las mujeres en Occidente. Del Renacimiento a la edad moderna, vol. 3, p. 12.
22
M. Teresita de Barbieri, “Certezas y malos entendidos sobre la categoría mos cuando tratamos de relacionar una historia con la otra, re-
Género”, en Laura Guzmán y Gilda Pacheco (comps.), Estudios básicos de side en que cuando la historia social se aboca al análisis a partir
Derechos Humanos IV, p. 75.
23
Sendón define la concepción holística como aquella “en donde la realidad
se conforma como interrelación de múltiples diferencias que nada tienen 24
Teresa Rodríguez (dir.), ISIS Internacional, Boletín Red contra la Violencia,
que ver con las desigualdades a las que suelen ser reducidas”. Cfr. Victoria apud M. Teresita de Barbieri, op. cit., p. 66.
Sendón de León et al., Feminismo Holístico. De la realidad a lo real, p. 8. 25
Teresa de Lauretis, op. cit., p. 40.
32 La h i stor ia de l as m uje re s Ana Lau Ja iv en 33
de la estratificación de clase, hace que la historia de las mujeres se establecen entre ambos. Es importante hacer notar que el
aparezca restringida a los intereses de la perspectiva de género término género está adquiriendo respetabilidad, ya que incluye
y parezca que no se dedica al examen de otras dimensiones a los dos sexos. Esto lleva a que se acepte más el término his-
del ordenamiento social y a la desarticulación de los mecanis- toria de género que el de historia de las mujeres, por estimarse
mos sociales e históricos. Nada más alejado del quehacer de como menos provocador. Con esto se restringe el potencial
la historia de las mujeres, el cual incluye un amplio espectro transformador que tiene la historia de las mujeres pues se plan-
de variables para poder comprender y explicar la relación que tea que, al colocar la organización de la diferencia sexual en el
las mujeres guardan con los hombres y las identidades de gé- centro de la investigación, se desafía la validez de las catego-
nero que las distintas sociedades han atribuido a los cuerpos rías históricas tradicionales. Además, al incorporar categorías
sexuados, desde la jerarquización, la etnia o la clase, y que ha provenientes de otras ciencias, la historia de las mujeres lleva a
permitido rescatar una variedad de actividades y experiencias cabo una ampliación del espectro del quehacer historiográfico,
humanas que llevan a descifrar la dinámica de los sistemas y de en lugar de cerrarlo a sólo una perspectiva de análisis. Como
las prácticas sociales. hasta aquí hemos planteado, esto desafía la metodología de
Además, cuando observamos que las categorías de clase, la historia tradicional al proponer categorías de análisis con-
raza y de género no se refieren a grupos homogéneos, aun- ceptuales propias, una periodización alternativa y la crítica y
que reflejan la realidad de las relaciones sociales, vemos que la análisis de fuentes a partir de una mirada desde lo femenino.
historia de las mujeres también se ocupa de la clase. Para ello, Dentro de la periodización histórica tradicional, el queha-
ha descubierto que la clase no funciona de igual manera para cer de las mujeres se ha visto relegado, ya que se ha ocultado
hombres que para mujeres, que la experiencia de clase es tam- su presencia y no se han tomado en cuenta los ritmos y puntos
bién distinta y que las relaciones entre las mismas mujeres pue- de ruptura que encontramos en las estructuras del quehacer
den ser diferentes entre sí y con respecto a los hombres. Ello femenino. La cronología debería considerar el tiempo de las
nos indica que, al mismo tiempo, se deben tomar en cuenta mujeres fuera de los ciclos políticos a partir de la inclusión de
otras dimensiones tales como la edad, la sexualidad, el estado nuevas problemáticas como la maternidad, el maternaje, el tra-
civil, la familia y los ciclos vitales, con el fin de abarcar todo bajo doméstico, la sexualidad, acontecimientos que podríamos
el escenario sociocultural. Es por ello que la historia de las considerar de larga duración, de tiempo lento, insertados en
mujeres hace tambalear paradigmas establecidos, al proponer la cotidianidad.26
nuevas relaciones y nuevas estrategias para acercarnos al pro- Las fuentes son las mismas para cualquier tipo de inves-
ceso histórico. tigación histórica, lo que varía es el tipo de preguntas que
La denominación de historia de género no tiene razón de planteamos. Las mujeres estamos presentes en las relaciones
ser porque, como hemos venido señalando, el género es una sociales, pero no en los códigos culturales que representan
herramienta, una categoría de análisis, no una corriente de in- esas relaciones, por ello la labor de búsqueda se hace más
vestigación, y aun cuando en ocasiones se sustituya por el tér- compleja, ya que debemos indagar acerca de lo no dicho o
mino mujeres, esto ha hecho que el examen e interpretación se 26
Cfr. Fernard Braudel, La historia y las ciencias sociales, p. 53. ¿Será esta his-
vea reducido a uno solo de los sujetos de género, en detrimen- toria de ritmo lento, de ondas cortas, o una historia estructural donde la
vida cotidiana resulta de ritmo largo porque tarda en cambiar y arrastra en sí
to del estudio de las relaciones y las jerarquías de poder que misma un pasado largo?
34 La h i stor ia de l as m uje re s Ana Lau Ja iv en 35
no consignado por escrito. Archivos judiciales, sermones, interpretar, resignificar y comprender la participación femenina
padrones, libros normativos y prescriptivos, testamentos, en el tiempo “como parte de un entramado de relaciones que
periódicos, revistas y representaciones pictóricas son algunas las define en su especificidad como sujetos subordinados”.28
fuentes que al interpretarlas a la luz del sistema sexo/gé- Los primeros análisis aparecieron en publicaciones periódicas
nero pueden explicar comportamientos sociales y sexuales, que daban cuenta de la importancia de utilizarla para deve-
normas establecidas, participación económica, usos matri- lar la presencia femenina en la historia.29 Tiempo después se
moniales, violencia hacia las mujeres, transmisión de valores, tradujo el artículo considerado fundacional para la historia
hábitos y costumbres, etcétera. de las mujeres: “Género, una categoría útil para el análisis
histórico”,30 donde la historiadora norteamericana Joan Walla-
Del mismo modo en que es problemática una historia de mujeres ce Scott afirmaba que el género presenta un desafío para la in-
separada de la historia “general”, del mismo modo es problemática vestigación histórica ya que: “requiere el análisis no sólo de la
la historia “general” de los hombres separada de la historia de las relación entre experiencia masculina y femenina en el pasado,
mujeres o una historia sin éstas: de aquí que la historia de las muje- sino también de la conexión entre la historia pasada y la prác-
res tenga que ver no sólo con la historia de la mitad de la humani- tica histórica actual”,31 además de que planteaba las siguientes
dad, sino en última instancia de toda la humanidad.27
preguntas: “¿Cómo actúa el género en las relaciones sociales
humanas? ¿Cómo da significado el género a la organización y
Todas estas cuestiones llevarán a integrar una historia más
percepción del conocimiento histórico?”32
global capaz de explicar las características que asumieron los
Con ello se abrió la posibilidad de estudiar las relaciones
conjuntos sociales a lo largo de los siglos, cómo les afectaron
simbólicas entre hombres y mujeres, y al mismo tiempo se
los cambios políticos y cómo se reestructuró la sociedad en su
conjunto. 28
Elsa Muñiz, “Historia y género. Hacia la construcción de una historia cul-
tural del género”, en Sara Elena Pérez-Gil Romo y Patricia Ravelo Blancas
(coords.), Voces disidentes. Debates contemporáneos en los estudios de género en
¿Cómo se r ecibe este n u evo México, p. 31.
ca m po de a ná lisis en M éx ico? 29
En el número 30 de la revista Nueva Antropología, titulado “Estudios sobre
la mujer: problemas teóricos”, aparecieron varios artículos que dieron pie al
arranque de muchos estudios sobre las mujeres. Stella Mastrangelo tradujo
Con más de cuarenta años de investigaciones y con un acervo el texto de Gayle Rubin, “The Traficc in Women: Notes on the ‘Political
considerable de publicaciones, la historia cuyo tema se aboca a economy’ of sex”, publicado en Reiter Rayana (comp.), Toward an Antro-
las mujeres en México ya no es un campo nuevo, o no debería pology of Women, Monthly Review Press, Nueva York, 1975; Verena Radkau
escribió acerca de la utilidad de dicha categoría para el análisis histórico en
de serlo; no obstante, si bien empieza a haber un reconocimien- su texto “Hacia una historiografía de la mujer”, y Marta Lamas publicó lo
to intelectual, éste no viene acompañado de un reconocimiento que sería uno de los artículos más citados en América Latina sobre la catego-
ría género, “La antropología feminista y la categoría ‘género’”. Cfr. Nueva
institucional.
Antropología. Revista de Ciencias Sociales [en línea], México, Conaculta/
Las historiadoras mexicanas que investigan sobre las mu- INAH, vol. VIII, núm. 30, noviembre de 1986, 2011, <http://www.juridi-
jeres recurrieron a la categoría género, en tanto categoría ex- cas.unam.mx/publica/rev/indice.htm?r=nuant&n=30>, [09.11.2015].
30
En James S. Amelang y Mary Nash, (eds.), op. cit. Este artículo ha sido re-
plicativa, a partir de los años ochenta, como una forma de producido en otras antologías desde entonces.
31
Ibidem, p. 27.
27
Gisela Bock, “El lugar de las mujeres en la historia”, op. cit., p. 223. 32
Idem.
36 La h i stor ia de l as m uje re s Ana Lau Ja iv en 37
impuso una lectura sexuada de los acontecimientos históricos De estos programas y centros académicos han aparecido múlti-
para explicar y comprender la construcción de las relaciones ples estudios que tratan temáticas que van desde las relaciones
sociales jerárquicas. de poder y de género, tanto en el ámbito público como en el
Hacia fines de los años noventa, conceptos como el de la privado dentro de la familia, hasta las diversas prácticas so-
representación y la performatividad se sumaron a los análisis de ciales, laborales, políticas y culturales. Debemos apuntar que
la categoría de género. Judith Butler, quien los acuñó para pre- no todo lo producido hasta hoy tiene que ver con la historia
cisar las connotaciones que adquiere el género, afirma que son de las mujeres; encontramos también antropólogas, filósofas,
una forma de acceso a la esfera política y al mismo tiempo sociólogas, psicólogas, economistas, literatas y muchas otras
son la condición de la visibilidad y la legitimación de las mujeres que desde distintas perspectivas han utilizado el género como
en tanto sujetos políticos. Asegura que ser mujer no constituye punto de partida cuestionador para sus investigaciones. Si bien
un hecho natural, sino una realidad cultural construida gracias la diseminación teórica ha sido lenta, las investigaciones han
a actos realizativos o performativos.33 Con ello el análisis ad- respondido a algunas de las tendencias en boga en las ciencias
quiere un espectro más amplio, ya que es posible resignificar la sociales.
categoría mujeres para el examen de los sujetos históricos. Así,
se reconstruye el proceso de producción del discurso y de la di- El r ecor r ido tem ático
fusión de las ideas acerca de los hombres y de las mujeres y, por
lo tanto, se develan las relaciones jerárquicas de poder y con ello Las historiadoras mexicanas35 han mostrado que las mujeres
la organización de la sociedad y de la política. son sujetos sociales cuya participación ha sido un elemento
La respuesta mexicana llegó acompañada, por un lado, de importante para la conformación del Estado-nación y que su
una preocupación por acercarse a la temática como se plan- contribución como agentes históricos vale la pena de ser es-
tea en la teoría, y por otro, de la conformación de espacios tudiada. También convienen en que hay que darle un sentido
interdisciplinarios para el estudio de la especificidad de la ex- diferente al tiempo histórico, subrayando el significado que ad-
periencia femenina, donde algunas historiadoras habrían de quieren los acontecimientos para el ciclo de vida de las mujeres;
insertarse, mientras que otras permanecerían trabajando indi- por ello cuestionan la periodización tradicional y la sustituyen por
vidualmente. una que contemple la importancia de los hechos desde el pun-
to de vista femenino.
Así maestras e investigadoras con legitimidad en sus respectivas
disciplinas y conocedoras de la lógica interna de las instituciones
universitarias, se movilizaron en un espacio donde manejaban el Primer Coloquio Nacional de Centros y Programas Feministas en Ins-
las reglas para obtener, poco a poco y por etapas, la creación de tituciones de Educación Superior de México, Chapala, Jalisco, del 20 al
24 de septiembre de 1999 [en línea], Biblioteca Digital de Género Rosa-
programas sobre la mujer y el género, cursos de especialización, o rio Castellanos, México, UNAM-PUEG, 13 de octubre de 2015, versión
introducir el área de género en los programas de Maestría o Doc- en caché <http://132.248.160.2:8991/pdf_pug01/000004816.pdf>,
torado.34 [06.11.2015]. Entre los programas que existen podemos mencionar el del
PIEM del Colmex, el Área “Mujer, Identidad y Poder” de la UAM-Xochimil-
33
Cfr. Judith Butler, Deshacer el género, p. 67. co, el PUEG y el CEIICH de la UNAM, entre muchos otros.
34
María Luisa Tarrés, “Notas sobre los programas de estudios de género 35
Nos centramos exclusivamente en esta disciplina y sólo mencionamos algu-
y de la mujer en el México de los noventa”. Documento presentado en nos ejemplos.
38 La h i stor ia de l as m uje re s Ana Lau Ja iv en 39
La investigación sobre las mujeres en México ha segui- De esta manera, se han abordado temas antes inimaginables.
do una trayectoria cuyas líneas básicas han sido marcadas por A la educación tradicional de las mujeres como sintetizado-
Mary Nash en un artículo clásico:36 de una historia de figuras ras de viejas tradiciones e impulsoras de soluciones ante los
extraordinarias, de heroínas, donde se destacaba el papel de las problemas que planteaba la vida cotidiana, se han sumado el
mujeres notables,37 a partir de la escritura de biografías —con estudio de la sexualidad como expresión física y también su
la que incluso se ha estado renovando ese género historiográ- control desde instituciones como la Iglesia y el Estado desde la
fico— se pasa a la historia contributiva, cuyo objetivo ha sido época prehispánica y colonial, las irregularidades en el proceso
llenar huecos faltantes con aportes de mujeres de todo tipo, de compromiso y matrimonio, los mecanismos de salvaguarda
en lo que Julia Tuñón considera fue una etapa útil para cons- para la protección del patrimonio y las formas de control y
truir bancos de información.38 Le ha seguido el interés por comportamiento social que normaban a la sociedad.
historiar los espacios donde se mueven las mujeres: el hogar Es necesario consultar y analizar la bibliografía publicada42
y la familia,39 el matrimonio, los hijos y las prácticas sociales, acerca de las mujeres mexicanas, ya que ello nos permite en-
los roles de las mujeres como la crianza, la educación, la ma- contrar las coincidencias y temáticas que han ocupado a las
ternidad, la prostitución.40 Poco a poco las temáticas se han historiadoras: si bien la perspectiva de la victimización fue en
complejizado: el cuerpo, la sexualidad, las imágenes, la figura un principio el abordaje, éste ha cambiado de mirada hacia el
femenina en los textos literarios, el modelo de feminidad, la trabajo asalariado, la situación laboral y la maternidad, la par-
normatividad de género, las costumbres y la moral. El último ticipación política, la creación artística y la sexualidad. Se pasa
paso consiste en el análisis de las múltiples dimensiones de la de la narración y la descripción de lo que hacían las mujeres al
participación de las mujeres desde la experiencia de la dife- análisis de las representaciones y significados de su actuar en
rencia, desde lo que significan las relaciones que se establecen los distintos ámbitos públicos y privados.43
entre individuos y grupos sociales y la construcción discursiva
de lo que significa ser hombre o mujer a lo largo del tiempo.41
ción de investigadoras norteamericanas, quienes junto con las mexicanas han
36
J. Amelang y Mary Nash (eds.), op. cit., pp. 9-50. coordinado investigaciones, son: Jocelyn Olcott et al. (eds.), Sex in Revo-
37
Encontramos investigaciones escritas con mayor rigor como la de Mílada lution. Gender, Politics, and Power in Modern Mexico, Estados Unidos de
Bazant, Laura Méndez de Cuenca, mujer indómita y moderna, México, El América, Duke University Press, 2006; Stephanie Mitchell y Patience Schell
Colegio Mexiquense, 2009; Celia del Palacio, Leona, México, Suma de Le- (eds.), The Women´s Revolution in Mexico.1910-1953, Estados Unidos de
tras, 2010; María Teresa Fernández, Mujeres en el cambio social en el siglo América, Rowman & Littllefield Publishers, 2007; Gisela Espinosa Damián
XX mexicano, México, Siglo XXI/CIESAS, 2014; Gabriela Cano, Se llamaba y Ana Lau, Un fantasma recorre el siglo. Luchas feministas en México. 1910-
Elena Arizmendi, México, Tusquets, 2010. 2010, México, Itaca/UAM-Xochimilco, 2011.
38
Cfr. “Las mujeres y su historia. Balance, problemas y perspectivas”, en Elena 42
Vid. Julia Tuñón, op. cit. y Heather Fowler-Salamini, “Género y la Revolución
Urrutia (coord.), Estudios sobre las mujeres y las relaciones de género en México: mexicana de 1910”, en Gumersindo Vera Hernández et al. (coords.), Los his-
aportes desde diversas disciplinas, p. 385. toriadores y la Historia para el siglo XXI: Homenaje a Eric J. Hobsbawm.
39
Vid. Soledad González Montes y Julia Tuñón (comps.), Familias y mujeres 43
Cfr. Fabiola Bailón Vásquez, Mujeres en el servicio doméstico y la prostitución.
en México. Del modelo a la diversidad. Sobrevivencia, control y vida cotidiana en la Oaxaca porfiriana; Ana Lau Jai-
40
No podemos dejar de mencionar la serie de investigaciones que ha llevado ven y Mercedes Zúñiga Elizalde (coords.), El sufragio femenino en México.
a cabo la doctora Pilar Gonzalbo Aizpuru sobre la vida cotidiana en México Voto en los Estados (1917-1965); Ana Lidia García Peña, El fracaso del amor.
(2004-2006) y sobre aspectos como el miedo, la educación, el amor y la Género e individualismo en el siglo XIX mexicano; María de Lourdes Alvara-
familia. do, La educación “superior” femenina en el México del siglo XIX. Demanda
41
Algunos de los trabajos relativos a la participación femenina en la revolu- social y reto gubernamental.
40 La h i stor ia de l as m uje re s Ana Lau Ja iv en 41
El siglo XIX ha sido examinado desde múltiples miradas Un tema muy estudiado gira alrededor de lo que ha signi-
que han permitido una mayor comprensión de los temas de ficado el currículo sexuado en la educación de las mujeres y los
las mujeres y las relaciones de género. Han aparecido análisis cambios de éste a lo largo del tiempo:47 el miedo que causaba
que buscan desentrañar cuáles han sido los modelos de género que la educación de las mujeres fuera un impedimento para que
y cómo éstos han resultado en disparidad entre hombres y cumplieran con la normatividad de género.
mujeres, por ejemplo, en lo concerniente al control y la tole- Líneas de investigación que buscan desentrañar cómo se
rancia de las autoridades a la prostitución,44 o las prácticas y las construye la identidad femenina a lo largo del tiempo las cons-
representaciones sociales de las mujeres en la historia que bus- tituyen las siguientes interrogantes: ¿cuáles son las diferen-
can desmontar la naturaleza de los sexos mediante el análisis cias en el seno de la diferencia?, ¿cuáles eran los mecanismos
discursivo de la construcción de la sexualidad.45 de control de la sexualidad femenina durante el siglo XX?,48
El siglo XX, por otra parte, ha sido el más atendido, pues ¿cómo se han resistido las mujeres al orden de género y cómo
se han estudiado distintos aspectos de la participación fe- han luchado por su autonomía?
menina, por ejemplo, en etapas como el Porfiriato, la Revo- Si bien no es posible abarcar toda la gama de líneas de
lución y la posrevolución, haciendo especial hincapié en el investigación que se están llevando a cabo actualmente en la
cardenismo y otorgando menor atención a la época contem- historia feminista, lo que se puede hacer es esbozar, como un
poránea. Han aparecido igualmente obras que ubican a las último punto, temas que seguramente veremos plasmados en
mujeres en los diferentes estados de la República, con lo que libros y artículos próximamente, ya que plantean preguntas
el tradicional centralismo de la ciudad de México se comenzó que tienen que ver con la reproducción del antiguo orden de
a fracturar.46 género y sus relaciones con la masculinidad y la feminidad.
De este modo, se han develado las prácticas femeninas ciu- Estas relaciones surgen ante la escasez de conocimientos re-
dadanas cruzadas por el género y la clase social a fin de exami- lativos al lugar de trabajo y a los asuntos laborales, a la reli-
nar cómo se ejerce la ciudadanía y cómo se ha concebido a lo giosidad y al control de las instituciones. Cómo se apropian
largo del tiempo; se estudian los nuevos liderazgos femeninos las mujeres de la palabra escrita y cómo la resignifican nos
que surgen a raíz de la lucha y se comparan con los masculi- ayudará a entender por qué los silencios de la historia.
nos, asimismo, se examina a las mujeres en su relación con la Saber cómo impacta el feminismo en tanto perspectiva
política formal e informal y a las organizaciones que fueron crítica que transforma el conocimiento y cómo se convier-
conformando. te en un movimiento social son cuestiones importantes para
armar una genealogía que nos ayude a estar en el mundo y
hacer visible el conflicto, con el fin de develar las relaciones
44
Vid. Fernanda Núñez Becerra, La prostitución y su represión en la ciudad de
México (siglo XIX). de género.
45
Vid. Lucía Melgar (comp.), Persistencia y cambio. Acercamientos a la historia
de las mujeres en México.
46
Vid. María de Lourdes Herrera Feria (coord), Estudios históricos sobre las mu- 47
Vid. Oresta López, Alfabeto y enseñanzas domésticas. El arte de ser maestra
jeres en México; Ma. Teresa Fernández Aceves et al., Orden social e identidad rural en el Valle del Mezquital; María Adelina Arredondo (coord.), Obedecer,
de género. México, siglos XIX y XX; Carlos Maciel Sánchez y Mayra Lizzete servir y resistir. La educación de las mujeres en la historia de México.
Vidales Quintero (coords), Historias y estudios de género: una ventana a la 48
Vid. Elsa Muñiz, Cuerpo, representación y poder. México en los albores de la
cotidianidad. reconstrucción nacional, 1920-1934.
42 La h i stor ia de l as m uje re s Ana Lau Ja iv en 43
Dichas interrogantes se relacionan con la forma en que las Fu entes consu lta da s
instituciones construyen, determinan y reproducen los roles de
Bibliográfica
género; cómo el género al mismo tiempo que impone su domi-
nio, asigna la diferencia y la jerarquiza; cómo la construcción del A LVAR ADO, María de Lourdes, La educación “superior” femenina
cuerpo se erige como el lugar de la resistencia; cómo historizar en el México del Siglo XIX. Demanda social y reto gubernamental,
la exclusión y la inclusión de los sujetos sociales; en fin, cómo México, CESU-UNAM/Plaza y Valdés, 2004.
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BAILÓN VÁSQUEZ, Fabiola, Mujeres en el servicio doméstico y la pros-
Conclusion es
titución. Sobrevivencia, control y vida cotidiana en la Oaxaca
porfiriana, México, Colmex, 2014.
Siguiendo el hilo de las preguntas planteadas al inicio, nos
BARBIERI, M. Teresita de, “Certezas y malos entendidos sobre la ca-
parece que la historia de las mujeres ha introducido nuevos
tegoría género”, en Laura Guzmán Stein y Gilda Pacheco Orea-
elementos teóricos y metodológicos dentro de la práctica his-
muno (comps.), Estudios básicos de Derechos Humanos IV, Costa
toriográfica que hoy día discute la pertinencia de usar con- Rica, IIDH/CE, 1996, pp. 47-84.
ceptos como opresión, subordinación, patriarcado o género. BR AUDEL , Fernand, La historia y las ciencias sociales, España, Alian-
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Es por ello que la historia de las mujeres llega a transfor- jeres en Occidente. Del Renacimiento a la edad moderna, Ma-
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htm?r=nuant&n=30>, [09.11.2015]. en el desamparo encubierto por una “paternidad protectora”
que la hacía presa fácil de abusos y explotaciones: dependía de
la autoridad, primero del padre, luego de los hermanos y, una
vez casada, del esposo y de los hijos. Su participación en la vida
activa, social, política y religiosa estaba supeditada a la apro-
bación del hombre. Se consideraba que las mujeres poseían un
cerebro pequeño, por lo que eran menos inteligentes y nada
diestras para dirigir ninguna empresa que no fuera su casa. Su
papel era, básicamente, el de madre, apoyo del esposo, con-
suelo de su familia y guía de los hijos. En resumen, tenían dos
opciones: la vida en matrimonio o la vida conventual.
En los años que rodearon los festejos del bicentenario de
la Independencia y el centenario de la Revolución (2010) se
dio un agradable fenómeno: aparecieron las invisibles “Damas
de la Independencia” y, detrás de éstas, mujeres del periodo
anterior tan poco o menos conocidas —y reconocidas— que
las revolucionarias de 1810. Lo anterior gracias a trabajos de
*
Investigadora del Instituto de Investigaciones Históricas de la Universidad
Juárez del Estado de Durango.
47
48 Mujeres en e l l í m i t e del pe r iod o vir r e i na l Cris t ina Mata Montes de Oca 49
investigación confiables que han aumentado día a día; sin em- voluntarias que pusieron a las órdenes de los caudillos. Algunas
bargo, aún falta mucho por descubrir. fueron afectadas directamente en su familia o su persona, pues
Actualmente se conocen los nombres de un poco más de aportaron su fortuna y su trabajo a la causa.
un centenar de mujeres notables de la época que nos ocupa. También las mujeres del pueblo ofrendaron su vida y com-
De algunas sólo una pequeña biografía, de otras, en cambio, se batieron al lado de sus esposos. Muchas fueron encarceladas,
han escrito novelas, novelas históricas, se han hecho películas, torturadas o fusiladas. Convencieron a sus hombres, padres, her-
series televisivas, etcétera. Por desgracia no hay muchos testi- manos, esposos e hijos de luchar sin cansancio por la libertad.
monios gráficos, al contrario de la Revolución. No obstante, sí Es difícil separar completamente su historia de la de sus com-
contamos con algunos retratos de aquellas mujeres que tenían pañeros protagonistas, sobre todo cuando deben situarse en un
los medios económicos suficientes para pagarle a un artista. determinado momento histórico. Recibieron nombres y grados
Se ha encontrado que estos personajes poseen caracterís- militares. Se dieron cuenta de la importancia de la educación,
ticas similares, y a veces sus vidas y nombres coinciden, y se aunque para la mayoría estaba vetada. Marcaron con sus acciones
entretejen en algún momento del relato. El rescate de ellas, las los lineamientos del camino de libertad de la mujer moderna.
mujeres, ha sido por demás productivo: ahora se conocen sus Es urgente que las rescatemos del letargo en que se en-
nombres, su obra y desempeño, y a algunas, aunque de mane- cuentran. Aún más urgente es darlas a conocer, enterarnos
ra póstuma, ya se les ha homenajeado y reconocido. Las hubo adecuadamente, saber quiénes fueron, darles un poco del tri-
de buena posición, ricas, de mediana situación económica, po- buto que se merecen.
bres, y de todas las edades, pero sin importar la clase social, Por eso, este trabajo se ocupa de resaltar la existencia de
todas lucharon de acuerdo con sus posibilidades, cuando fue dos mujeres de la élite gobernante venida de ultramar, junto
necesario, con el mismo ahínco, valentía y arrojo, aunque en a la de la única virreina criolla, para luego dar pie a la presen-
ello se les fuera la vida. tación de dos nativas de la Nueva Vizcaya que trascendieron,
A partir de los nuevos estudios se conoce la actuación de una al revolucionar las opciones de la educación para las mu-
mujeres criollas que tuvieron acceso a la educación, que eran jeres en el siglo XVIII, y la otra como participante activa en la
aristócratas, ricas, educadas, con familiares y amigos importan- revolución de 1810.
tes y que conocían bien la situación por la que pasaba España en
el Viejo Mundo y su repercusión directa en la Nueva España. Tr es v ir r eina s
Sabían y sufrían los exagerados cobros de impuestos y demás
medidas arbitrarias de la Corona. Se sabe que no pocas salie- Reciben ese nombre por sus esposos, los virreyes, individuos
ron del cómodo y usual estilo de vida que les proporcionaba su elegidos por el rey como sus representantes en las colonias,
lugar social, para luchar no sólo con las armas, sino con todos para ejercer su mando y poder, entre la aristocracia, a veces por
los medios a su alcance, que apoyaron las ideas libertarias y del amistad, las más de las veces porque podían pagar el cargo,
cambio de gobierno necesario en ese momento pues poseían aunque el precio fuese elevado. A cambio gozaban de enormes
don de mando natural; eran decididas, de carácter fuerte, férrea privilegios; sólo era requisito ser incondicional totalmente a su
voluntad, valientes. Sus acciones cimentaron el triunfo del mo- regia autoridad, ya que el monarca tenía la facultad de remo-
vimiento independentista pues muchas formaron ejércitos de verlos cuando considerara necesario. Se sabe que, en general,
50 Mujeres en e l l í m i t e del pe r iod o vir r e i na l C ris t ina Mata Montes de Oca 51
esas ricas damas aristócratas, de poder social, causaban sensa- como en este caso, fue uno de los detonantes del hastío e in-
ción en la colonia, implantaban la moda, costumbres, eran la conformidad de la sociedad novohispana que alentaron la lucha
envidia e inspiración de las mujeres criollas de la Nueva España. por la independencia.
Ellas también estuvieron presentes y cumplieron su función.
Pondremos tres ejemplos. María Francisca de Sales de la Gándara
y Cardona de Calleja, única virreina criolla
María Antonia de Godoy y Álvarez
de Faría de los Ríos y Sánchez-Zarzosa Doña Francisca de Sales nace en la hacienda de San Juan de
Vanegas, Villa de Reyes, en el actual San Luis Potosí, el 29
Esposa del virrey número 53 Miguel de la Grúa Talamanca de de enero de 1786 y muere en Valencia, España, el 23 de junio de
Carini, primer marqués de Branciforte y Grande de España 1855, a la edad de 69 años. Fue esposa de Félix María Calleja
(11 de julio de 1794 a 31 de mayo de 1798). del Rey Bruder Losada Campaño y Montero de Espinosa, vi-
Fue una pareja de triste memoria. El maestro De Valle Ariz- rrey número sesenta de la Nueva España. Sus padres fueron
pe los considera los más pillos de la Nueva España, por la des- Manuel Gerónimo de la Gándara y María Gertrudis Cardona,
mesura con que aprovecharon su cargo. Ella era hermana de segunda esposa de aquél. Del primer matrimonio de su padre
Manuel Godoy, el célebre amante consentido de la reina María tuvo dos medias hermanas, María Josefa y María Ignacia.
Luisa de Parma, esposa de Carlos IV. Supieron aprovechar su Doña Francisca perdió a sus padres a muy temprana edad y
privilegiada situación. Se cuenta que cuando llegaron a la Nueva su educación quedó en manos de su tío Manuel de la Gándara,
España, ya estaban enterados de algunas costumbres de las aris- quien era el alférez real de la intendencia en San Luis Potosí.
tócratas damas mexicanas, sobre todo de la gran riqueza y opu- Sus primeros años los pasó en la hacienda natal, y después se
lencia con que vestían, sus trajes cuajados de adornos de piedras fue a vivir junto a su tío en la capital del estado.
preciosas y perlas que, por cierto, eran la debilidad de la virreina. El 26 de enero de 1807 casó con el general Félix María
Por lo cual planeó una manera para apoderarse de ellas: sería Calleja en el templo de San Sebastián, en la capital potosina.
en el baile de recepción y presentación de los virreyes. Todas Se decía que el novio era “de buena presencia y modales afa-
las mujeres estaban pendientes de los detalles de su arreglo, es- bles y cortesanos”. El cura párroco Mateo Braceras bendijo
perando imitarla posteriormente. Ella lució suntuoso traje que el matrimonio. Fueron padrinos el coronel don Manuel José
enmarcaba su belleza pero aderezado con viles “corales” que en Rincón Gallardo y doña Ignacia de la Gándara, su hermana.
Nueva España solamente lucían las mujeres del pueblo. Cuando Tuvieron cinco hijos, todos de apellido Calleja y de la Gánda-
le cuestionan el porqué, la virreina contesta que en la península ra. Los dos menores, nacidos en España: María de la Concepción
las perlas y piedras finas “están pasadas de moda”. Ahora sólo se Eligia Francisca de Paula Trinidad Josefa (1814), Félix María José
adornan con corales. Al otro día, y como coincidencia, los em- de Guadalupe Pascual Francisco de Paula (1815-1816), María de
pleados de la virreina estaban comprando muy baratas las perlas Guadalupe (1817-1820), Félix María (1818-1855) y María del
y vendiendo muy caros los corales. Su actuar en esta anécdota Carmen (1821-1873).
no fue excepcional, por lo cual se entiende la consideración de Calleja se entera del levantamiento insurgente en Guana-
pillos antes mencionada. El abuso de las posiciones privilegiadas, juato cuando se encontraba en su hacienda de Bledos. Se tomó
52 Mujeres en e l l í m i t e del pe r iod o vir r e i na l C ris t ina Mata Montes de O ca 53
su tiempo; era muy reflexivo. Ahí mismo preparó su ejército Se ignora qué suerte corrieron doña María Francisca y sus
para salir a encontrar a los insurgentes. hijos durante ese periodo, salvo que ella se estableció en Va-
Doña María Francisca escapó llevándose a su familia de la lencia. María Francisca de la Gándara de Calleja murió 27 años
capital potosina por miedo a que la ciudad fuera tomada por después de su esposo, el 23 de julio de 1855, en Valencia,
los independentistas. En noviembre de ese año, partió de la víctima de “cólera morbus”, epidemia que había matado unos
hacienda del Peñasco rumbo a Ciénega de Mata para alcanzar días antes a su hijo Félix María. Se dice que por morir de una
a su esposo en Santa María de Lagos, ahora Lagos de Moreno, enfermedad contagiosa su cadáver fue arrojado a una fosa co-
pero fue capturada por un grupo de insurgentes perteneciente mún, donde no hubo responsos, ni ceremonias fastuosas con
a las fuerzas de Rafael Iriarte, conocido como el Cabo Leyton. repique de campanas. No se sabe dónde quedaron sus restos,
Iriarte, quien, según algunos autores, fue en sus años mozos sólo que están en Valencia, España. El cuadro de la virreina
parte de la servidumbre de la familia Gándara en la hacienda potosina María Francisca de la Gándara y Cardona se debe a
de Bledos y más tarde estuvo a las órdenes de Félix María Ca- Vicente López Portaña, primer pintor de Fernando VII y más
lleja en el ejército, tuvo para con la señora de Calleja las más tarde de la reina Isabel II, posteriormente sucesor de Francis-
grandes consideraciones, por lo que ella no sufrió atropello co de Goya y Lucientes en la corte. Actualmente es propiedad
alguno. Iriarte concedió un salvoconducto a la señora Calleja del Museo Nacional del Prado.
para que ésta pudiera reunirse con el general, quien se hallaba La virreina criolla aparece ataviada con esa austeridad re-
en la Villa de Santa María de los Lagos. El documento fue fe- finada, sólo reservada a las damas de la corte, con la cabeza
chado en Guanajuato el 16 de noviembre de 1810. Lo firmó cubierta por una cofia, como correspondía a una viuda de su
Ignacio Aldama, mariscal de Campo y ministro de Gracia y rango. Se encuentra sentada sobre un elegante sofá verde, sos-
Justicia de América, y lo refrendó Iriarte como teniente general. teniendo un pañuelo blanco de rico encaje y un breviario o
A cambio de esto pidió que Calleja dejara en libertad a la señora libro de horas, que alude a su gran religiosidad.
Iriarte, su esposa. El intercambio se realizó favorablemente
para ambas mujeres. Josefa Sánchez Barriga y Blanco,
Se cuenta que doña Francisca acompañó a don Félix María la última virreina
durante algunas batallas, y no propiamente por amor sino que
el virrey enfermó de un mal hepático producto de los disgus- Nació en Sevilla el 16 de mayo de 1762. Su madre murió por
tos y contrariedades que le dieron los insurgentes y requería complicaciones del parto cuando ella nace. Su padre, don
de muchos cuidados que sólo María Francisca podía brindarle. Mateo Sánchez Barriga, un noble caballero, la cuidó siempre
Así lo indicó su médico de cabecera, quien era, por cierto, con amor. Con el tiempo se casaría con Juan de O’donojú y
Anastasio Bustamante. A partir de entonces, ella tuvo que so- O’Ryan, a quien apodaron el Masón, por ser de esa ideología.
portar su mal carácter, su ira, el maltrato y, muchas veces, las El enlace se realiza en la iglesia parroquial del Sagrario en la
humillaciones que éste le hacía. Después de esos hechos, doña ciudad de Cádiz, en diciembre de 1792.
María Francisca se trasladó a la ciudad de México para estar El maestro De Valle Arizpe la describe como “una noble
más segura, mientras su esposo se encontraba ocupado con las señora llena de paz y serenidad, de sosegada dulzura y melan-
campañas militares contra los insurgentes. colía, de elegantes ademanes que contagiaba con su tranqui-
54 Mujeres en e l l í m i t e del pe r iod o vir r e i na l C ris t ina Mata Montes de O ca 55
lidad y denotaban su alcurnia”. Desde que llega a México la en emotiva carta, donde además de manifestarle que confiaba en
vida le trata mal: su esposo, el virrey, no gobernó un solo día, él, le decía que esa pequeña asignación monetaria aliviaría sus
pues el 26 de septiembre de 1821 tomó posesión y el 27 llegó congojas.
Iturbide con el Ejército Trigarante y el virrey entrega el poder. Le da las gracias conmovida hasta el llanto por los seis pe-
Él enferma y la muerte se lo lleva rápidamente, el 8 de octubre sos que él tuvo a bien mandarle, un favor que nunca olvidaría.
de 1821. Ella quedó desprotegida totalmente, ya que no le Firma como “su mejor y afectísima amiga que le ama de todo
dejó dote, ni en dinero, ni propiedades, no tenía servidumbre, corazón”.
pues no podía costearla. Tuvo que vender todo lo poco que Desde luego que jamás recibió la ayuda. Murió en tremen-
poseía: su necesidad era grande. das condiciones de pobreza. No tenía a veces ni un mendrugo
El Congreso Constituyente le promete una pensión vita- de pan. Fallece el 20 de agosto de 1842, un día antes que
licia en pago a los servicios prestados de su esposo, el virrey, Leona Vicario, en la casa número 7 de la calle del Seminario.
en favor de la independencia, pero el país estaba tan pobre y Fue velada y enterrada en el panteón de Santa Paula en la fosa
convulso que esa pensión de dos mil pesos nunca la vio llegar. común. Ni los 12 mil pesos que era en realidad la cantidad
Su situación empeoraba: sufría hambres y grandes necesidades. asignada por el Congreso ni los quinientos prometidos por
De las cajas de la tesorería nunca recibió nada. No tenía dónde Michelena tocaron jamás sus manos.
vivir. Frecuentemente era expulsada de las casas porque no
pagaba la renta. De casa en casa llegó a ocupar la número 19 Dos norteña s
de la calle de Tacuba, vecina del hospital de Jesús de Naza-
reno. Era la casa con cochera A y accesoria B que pertenecía Nuestro país tiene una gran historia, tan vasta que aún no
al conde de Terranova y Monteleone, y su administrador era terminamos de conocer y menos de descubrir, pero esa gran
nada menos que Lucas Alamán, quien presentó una demanda historia está hecha de otras pequeñas, no menos importantes,
contra doña Josefa, pues no había cubierto la cantidad de 2 que son nuestras historias regionales.
387 pesos, cuatro reales, cuatro granos, importe de dos años El norte de México también estuvo presente en la lucha
de renta de la casa mencionada. por la independencia. Mostramos por ello la vida y obra de dos
El 13 de junio de 1833, la señora respondió: “que no pa- importantes mujeres novovizcaínas que, no obstante lo poco
gaba pues la Hacienda le debía mucho más a ella, ya que no que se ha estudiado su vida y obra, hicieron aportaciones que
había recibido nada de la pensión que se le había asignado”. Se fueron grandes para sus reducidas posibilidades.
le pide que realice los trámites necesarios para que se cumplan
las disposiciones del Congreso, pero se le expulsa de la casa. María Ignacia de Azlor y Echeverz
El general de brigada José Mariano Michelena, ministro
de Guerra de Anastasio Bustamante, muy amablemente le En nuestra patria chica (Durango), llamada entonces el Gran
hizo el ofrecimiento de conseguir que le pagaran quinientos Reino de la Nueva Vizcaya, hubo personajes, hombres y mu-
pesos mensuales, en vez de los dos mil que se le había asig- jeres, que tuvieron un papel importante en el desarrollo histó-
nado por el primer Congreso Constituyente, siempre que ella rico, al igual que en otros lugares de México, como fue María
aceptara esa rebaja. Llena de alegría contestó “sí” a Michelena Ignacia de Azlor y Echeverz, quien nace en Villa San Francisco
56 Mujeres en e l l í m i t e del pe r iod o vir r e i na l C ris t ina Mata Montes de O ca 57
de Patos, hoy General Cepeda, Coahuila, el 9 de octubre de Al morir sus padres, María Ignacia recibe dinero, joyas y
1715. ganado en haciendas maternas, además heredó una fuerte vo-
Una de las primeras mujeres que se preocupó por la edu- cación religiosa que su madre le inculcó.
cación de las niñas en el norte de México. Su padre fue don Como nos lo señala Esperanza Ávila Sota, en marzo de
Joseph de Azlor y Virto de Vera, gentilhombre de la Cáma- 1737 María Ignacia, con 21 años de edad, ya huérfana de pa-
ra de Su Majestad, gobernador y capitán general de las provincias dre y madre, se embarca en Veracruz rumbo a España con la
de Coahuila y Texas, recibió el nombramiento de mariscal de intención de tomar el hábito, visitar a sus parientes europeos y
Campo de los reales ejércitos del rey de España, por la hazaña cumplir unas mandas encomendadas por sus padres. La acom-
de desterrar la amenaza francesa del territorio al recuperar las pañan su cuñado Francisco de Valdevieso, conde de San Pedro
misiones y presidios del este de Texas y fincar su poblamiento del Álamo, un capellán y dos criadas.
con nuevos colonos. Murió en Patos en 1734. El 8 de marzo se hace a la mar rumbo a La Habana, donde
Su madre, Ignacia Javiera de Echeverz, fundó el mayorazgo. espera hasta julio para continuar su viaje al puerto de Cádiz en
Ella aportó el título. Murió en Patos en 1733, pocos meses octubre del mismo año. Continúa hacia Zaragoza escoltada
antes que su esposo. Su hermana mayor, María Josefa, fue la por el conde de Guara, su primo, para su “sombra y respeto”.
legataria de los títulos y propiedades del marquesado. En el santuario de la virgen del Pilar dona seis mil pesos, “la
Fue una aristócrata muy rica, perteneciente a una de las manda” que su padre le había encargado, más otros cuatro mil
más prestigiadas familias de la región. Era descendiente direc- de su parte.
ta en la sexta generación del conquistador vasco Francisco de El 24 de septiembre de 1742 ingresa como secular al Con-
Urdiñola, quien había obtenido grandes mercedes de tierra vento de la Enseñanza de la Compañía de María Santísima
por sus servicios a la Corona española y compró otras tantas, por en la ciudad de Tudela, en Navarra. A los cuatro meses de
lo que se hizo de un vasto territorio. Sus posesiones incluían noviciado se celebra fastuosa ceremonia en la cual se le daba
minas, ranchos, poblados y haciendas muy ricas. Iban desde el la aceptación oficial, con repique de campanas y la asistencia
norte de Zacatecas (Mazapil, Bonanza, Río Grande) hasta de sus parientes aristócratas de Aragón y Navarra, las autori-
el norte de Coahuila (Monclova y Cuatro Ciénegas). En Santa dades y el cabildo religioso, el ayuntamiento y la nobleza de la
María de las Parras, después hacienda del Rosario, fundó la ciudad. A los dos años realiza sus votos perpetuos de la or-
primera empresa comercial productora de vinos en América. den, con ceremonia solemne donde cambia la corona de flores por
En los lugares pequeños y alejados, como lo era Nueva la corona de espinas. Aceptó vestir el sayal negro y el anillo de
Vizcaya, no existían escuelas para niñas. Las familias que que- oro nupcial del matrimonio con su divino esposo.
rían educar a sus hijas necesitaban enviarlas lejos. No era fácil, La Indiana, como también se le conoció, tenía una idea
pues resultaba muy costoso y había que separarlas del seno fija: dedicarse a la educación de las mujeres en la Nueva Espa-
familiar desde temprana edad. Asimismo, eran muchos los ki- ña, pues ella sabía perfectamente cuál era la situación.
lómetros que debían recorrerse para llegar a los lugares como Afortunadamente, después de 15 años obtiene el permiso
Querétaro, Guadalajara o México, donde se encontraban los para fundar en América una filial de su orden. Regresa a Méxi-
conventos y escuelas que brindarían dicha educación, sin men- co el 4 de agosto de 1753. María Ignacia junto con sus acom-
cionar las dificultades y peligros que tales traslados implicaban. pañantes fondearon en Veracruz, donde descansan seis días
58 Mujeres en e l l í m i t e del pe r iod o vir r e i na l C ris t ina Mata Montes de O ca 59
y parten para continuar su camino a Puebla. Llegan el 19 de de la Nueva España. Para ello adquirió dos casas en la calle de
agosto; también después de unos días de descanso continúan Cordobanes (ahora Donceles, en ciudad de México), y enco-
el 27 del mismo mes a la capital de México. mendó su proyecto al fraile agustino Lucas de Jesús María,
Su idea era fundar en la Nueva Vizcaya un convento de quien contrató cantereros, alarifes, herreros, ebanistas, escul-
su orden para educar a las mujeres. Quedaría instalado en la tores y pintores, quienes trabajaron en la construcción del
ciudad de Durango, en las goteras de la capital, por el rumbo templo y convento de Nuestra Señora del Pilar de Religiosas
de la ermita de Santa Ana. Sin embargo, su proyecto no es de la Enseñanza y Escuela de María.
apoyado por las autoridades a pesar de que ella estaba dispues- La pequeña iglesia es una de las joyas del barroco novohis-
ta a donar el capital necesario para financiarlo. Realizó varios pano. Durante la Reforma fue clausurada y usada como pri-
intentos, pero todos resultaron inútiles: no obtiene el apoyo sión, Palacio de Justicia, Archivo General de Notarías, escuela
de las autoridades ni locales ni virreinales, por lo que opta y, ya restaurado, hoy es la sede de El Colegio Nacional. La an-
por construirlo en la ciudad de México. Ahora lo conocemos tigua iglesia de la Enseñanza y Escuela de María sigue abierta
como el templo y convento de Nuestra Señora del Pilar de al culto y conserva su esplendor ultra barroco.
Religiosas de la Enseñanza y Escuela de María o sólo templo En 1767, la muerte sorprendió a Ignacia a los 42 años.
de la Enseñanza. Con olor a santidad, fue velada y enterrada frente al comul-
Años después, el obispo Francisco Gabriel Olivares y Beni- gatorio de la capilla que no vio terminada; su construcción
to, un criollo con ideas no tan conservadoras, con 84 años de tardó 16 años. En la portada de la iglesia, en los espacios in-
edad y de grata memoria decide terminar la obra de la madre tercolumnios, se encuentran las esculturas de san Juan Nepo-
Azlor en Durango, y en lugar de pedir permiso, pide perdón. muceno, patrono de la iglesia, y san Miguel arcángel, su ángel
El convento por desgracia nunca sirvió para albergar mon- tutelar. Arriba, en la ventana coral, está la Virgen del Pilar, su
jas, ni siquiera como escuela para niñas, pues llegó demasiado titular y patrona.
tarde, ya que para entonces existía un instituto de niñas en Fue una mujer especial, aristócrata, cuya lucha, afanes y
Durango capital. esfuerzos fueron puestos para lograr que las niñas novohispa-
La madre Azlor encuentra en México capital mucha opo- nas supieran leer y escribir, en la segunda mitad del siglo XVIII.
sición por parte de las maestras de Miga (escuelas no oficiales (Nota: uno de los descendientes de la marquesa de Agua-
de niñas), quienes solicitaron al arzobispo ayuda para que no yo, de la familia de María Ignacia, será el yerno de otra mujer
se construyera, pues veían amenazada su forma de vida y sus- importante, María Ignacia Rodríguez, conocida como la Güe-
tento. Además, se corrieron rumores de que, en realidad, la ra Rodríguez, pues se casó con María Antonia, su hija menor.)
madre Ignacia no tenía los fondos para costearlo. El arzobispo
exigió a los albaceas de María Ignacia, que eran los marqueses María Josefa Álvarez Prendes de Royo
de Aguayo, que dieran cuenta de lo que tenía la monja y lo
entregaran. Es necesario relatar el contexto histórico para entender de me-
El apoderado depositó 72 mil pesos además de alhajas de jor manera la situación que se vivía en nuestra región a los
oro, plata y pedrería, láminas y cuadros, y seis mil ovejas. Des- comienzos de la lucha por la independencia. Desde el momen-
de luego, se inició la construcción de su sueño en la capital to en que estalló en el Bajío el movimiento de don Miguel
60 Mujeres en e l l í m i t e del pe r iod o vir r e i na l C ris t ina Mata Montes de Oca 61
Hidalgo, en la Nueva Vizcaya se tomaron medidas extremas extrema y una férrea represión. Hubo aprehensiones y en-
para que no se afectara la vida tranquila de esta villa, apartada carcelamientos por tan sólo el hecho de expresar opiniones
de todas las vías de comunicación, protegida por su majestuosa consideradas dañinas al rey y a su gobierno. Como ejemplo
sierra al occidente y sus grandes desiertos al norte. está el juicio realizado al presbítero Miguel Elguera “por tener
El gobierno político del territorio estaba conformado en opiniones favorables al movimiento de los insurgentes, la idea
su mayoría por peninsulares, aunque los criollos ocupaban al- de que el movimiento de Hidalgo no iba contra los principios de
gunos puestos menos importantes. Lo encabezaba el brigadier la Fe”. Las acciones inquisitoriales también alcanzaron a su
Bernardo Bonavia y Zapata, caballero comendador de Betun- madre, la señora Bárbara Canales que fue llevada a juicio, por
deyra (Betundera) de la orden de Alcántara, gobernador polí- desgracia se ignoran más detalles acerca del caso.
tico y militar intendente de la provincia de la Nueva Vizcaya, En su huida al norte, los ejércitos insurgentes son víctimas
y subdelegado de la renta de correos, quien se había hecho de una emboscada tendida por el traidor Ignacio Elizondo,
cargo de estas responsabilidades desde 1795. que había sido administrador de correos de Durango. Don
Le seguía en importancia José Ángel Pinilla y Pérez, tenien- Miguel Hidalgo y Costilla y sus principales jefes cayeron en la
te, letrado, asesor ordinario e intendente interino de la Nueva trampa en las Norias de Baján, cerca de Monclova, el 21 de
Vizcaya, cargo que fue dado por el mismo rey. Llegó a Durango marzo de 1811.
en 1806 y se encargó del gobierno de los pueblos de los indios Al principio se pensó en llevarlos a San Luis Potosí, pero
de Analco, Tunal y Santiago Bayacora; hombre de talento, acti- temiendo que intentaran rescatarlos los dividieron en dos
vo, férreo y celoso al extremo de los intereses del rey. grupos. Un primer grupo donde estaban los cabecillas se lle-
El encargado de la impartición de justicia era el licenciado varía a Chihuahua, pues ahí se encontraba el comandante de
Felipe Ramos, abogado de la Real Audiencia de Guadalajara. las Provincias Internas. Así, fueron trasladados Miguel Hidal-
Había además dos abogados criollos asesores letrados del go, Ignacio Allende, Juan Aldama, Mariano Jiménez, Mariano
gobierno: José María de la Bárcena y Rafael Bracho. El go- Abasolo y algunos más, siguiendo un trayecto largo por Pa-
bierno eclesiástico también estaba formado por peninsulares y rras, antes Villa de Patos, luego a Mapimí, donde permanecen
criollos, y estaba encabezado por el obispo Francisco Gabriel del 24 de marzo al 2 de abril de 1811; ahí, fueron encerrados
Olivares y Benito, un criollo con ideas no tan conservadoras y en la casa conocida como “el curato viejo”, frente a la plaza
84 años de edad. principal del pueblo. Después el grupo continúa su camino
Pinilla cubría en ese momento la ausencia del gobernador pasando por la hacienda de la Cadena rumbo al real de San
Bonavia que había sido comisionado a Texas. Ante las even- Felipe, Chihuahua.
tualidades del centro del país, Pinilla hizo resguardar los pun- El segundo grupo integrado por 11 eclesiásticos fue en-
tos más susceptibles; organizó en Durango cuatro compañías viado de Parras a Durango, para ser degradados por el obispo
de auxiliares escogidos de sesenta hombres cada una que llamó Francisco Gabriel Olivares y Benito, y juzgados por un tribu-
Voluntarios de Fernando VII. Las rondas nocturnas debían nal civil. Ellos eran los siguientes: bachiller Mariano Balleza,
dar parte con santo y seña de su servicio, todas las mañanas. vicario de Dolores, quien tenía el cargo de “Teniente general
Para controlar cualquier manifestación de apoyo a los in- del ejército insurgente”; bachiller Ignacio Hidalgo y Muñoz,
surgentes, los dirigentes establecieron medidas de seguridad sobrino del párroco de Dolores del que se había dicho que
62 Mujeres en e l l í m i t e del pe r iod o vir r e i na l C ris t ina Mata Montes de O ca 63
tenía a su cargo los recursos del movimiento y que, según se colchón de su cama y cubrirse con la funda para que junto al
afirmaba, eran muchos; bachilleres Francisco Olmedo, Nicolás alcalde saliera por la puerta secundaria; una vez fuera, los esperaba
Nava, Antonio Ruiz, Antonio Velarde, Carlos Medina e Igna- Florencio, el mozo de las confianzas de la señora Prendes. Flo-
cio Jiménez, de Zacatecas y Bernardo Conde de Michoacán, rencio condujo al padre Ignacio a la casa de la familia Royo.
todos franciscanos; Gregorio de la Concepción, carmelita de Todo iba bien, pero al entrar a la casa, se toparon con una hija
San Luis Potosí, y Pedro Bustamante, mercedario. de doña Josefa que al ver el bulto dio tremendo grito, pues
Los pusieron presos en la cárcel en Durango, en unas maz- dijo después que ella creyó que era un aparecido. El escándalo
morras que se habían construido en el convento San Francisco. no pasó inadvertido al señor Pinilla que se encontraba de visita
Cuartos húmedos, fríos e insalubres, asignándoles la cantidad en la casa y despidiéndose se fue a su oficina.
de 37 centavos a cada uno para su manutención. Se les forma Florencio, rápidamente, llevó al padre Hidalgo a la parte
causa, son declarados culpables y sentenciados a ser pasados trasera de la huerta cerca de la acequia que pasaba detrás de la
por las armas. Para ello, era necesario tramitar la degradación casa, de ahí a un sótano acondicionado para escondite donde
eclesiástica que, para su sorpresa, el obispo Olivares parecía permaneció el sacerdote por esa noche. Pinilla al llegar a su
retardar el proceso cuanto podía; a pesar de sus 84 años, con- oficina se entera de la huida del señor Hidalgo, sospechando
servaba la energía y el carácter e intentó salvarlos. de inmediato de doña Josefa, se regresa a la casa, la toma pre-
El movimiento de independencia también tuvo partida- sa, incomunicándola en su recámara donde estará encerrada
rios y simpatizantes en Durango, de todos los niveles sociales. por un buen tiempo, como escarmiento. Ella ante la imposibi-
Destaca en estos momentos una mujer que, a pesar de saber lo lidad de comunicarse con el padre Hidalgo, le manda a su hija
arriesgado y peligroso de apoyar a los insurgentes aunque fue- pequeña con 300 pesos y un anillo de brillantes, para que lo
ra sólo en pensamiento, realizó una hazaña digna de mencio- usara en su huida. Instruye a Florencio y a una criada anciana
nar. Ella era la señora María Josefa Álvarez Prendes de Royo, para que lleven a Hidalgo hacia la San Martina, una hacienda
esposa del escribano Mariano Royo e Iberri (vivían en la se- propiedad de la familia que está en las afueras de la ciudad, en
gunda calle Mayor, hoy avenida 20 de Noviembre), frente al donde debía mostrarle el anillo al administrador para que le
costado oriente del templo de San Agustín . ayudara.
María Josefa era entusiasta y abierta partidaria de las ideas Salen de la casa Hidalgo y sus acompañantes la noche del
liberales. Se decía que había pagado una fuerza de 50 hombres 25 de septiembre, pero al llegar a la garita oriente, se dan cuen-
armados para que se unieran a los ejércitos del padre Hidalgo. ta que está cerrada y muy vigilada. Cambian el rumbo hacia
Ella decide, en complicidad con otros personajes, salvar al pa- el norte, logran eludir el retén, llegan al cerro de Mercado, y
dre Hidalgo de su prisión. se esconden en una cueva donde pasan la noche. Al amanecer,
La noche del 23 de septiembre de 1811, entre las siete y don Ignacio Hidalgo quiso continuar, Florencio se niega, le
las ocho de la noche, con la complicidad de algunos guardias, hace ver lo peligroso de caminar de día. El clérigo, impaciente,
entre los que se encontraba el subteniente Ramón Mascareñas, en un descuido de los vigilantes, se escapa.
había convencido al alcalde de la cárcel, Onofre Hernández, Caminando llega al rancho Morga situado al poniente del
de ayudarla a realizar la fuga del bachiller don Ignacio Hidalgo Santuario de Guadalupe. Allí trató de comprar un caballo al
y Muñoz. El plan era que don Ignacio debería desbaratar el precio que fuera. El dueño, sospechando quién era y fingiendo
64 Mujeres en e l l í m i t e del pe r iod o vir r e i na l C ris t ina Mata Montes de O ca 65
protegerlo, lo encerró en una habitación, le quitó los 300 pe- mino real que llevaba a Canatlán, los clérigos fueron fusilados.
sos y dio aviso a las autoridades que de inmediato lo aprehen- Sus cadáveres se entregaron al párroco del santuario de Gua-
dieron, lo llevaron a la cárcel y le pusieron enormes grilletes, dalupe, José Manuel García, quien les da sepultura de limosna
manteniéndolo incomunicado. Los trescientos pesos se le die- en el interior del templo y con vigilia en el presbiterio.
ron como recompensa al señor Morga, dueño del rancho que El lugar donde murieron quedó marcado por una gran
llevaba su nombre, por su traición, el anillo lo había guardado cruz. Los caminantes y la gente iban colocando como humilde
el cura en su boca cuando lo reaprehendieron y lo regresó a homenaje sendas piedras para que no perder el sitio. Ahora un
doña Josefa a través de su hijo, Mariano. bello obelisco lo señala.
Los sacerdotes estuvieron incomunicados. No volvieron a Los cinco eclesiásticos que no fueron condenados a muer-
ver la luz en mucho tiempo. Fueron juzgados, encontrados te siguieron presos en la cárcel de San Francisco. Solicitaron
culpables de crímenes “contra su majestad” y sentenciados a el indulto ofrecido por las cortes españolas, el cual al parecer
morir sin darles más tiempo que el necesario para la confesión. se les otorgó, pero con la inhabilitación para desempeñar cual-
La orden venía del virrey Venegas, quien la pasó directamente quier tipo de cargo civil, eclesiástico o público.
a Calleja, general del Ejército Realista en ese momento. Pero A fray Gregorio de la Concepción se le continuó el proceso
antes deberían quitarle los fueros eclesiásticos y se le ordena al en Durango y en San Luis Potosí, el cual duró hasta noviem-
obispo Olivares que lo hiciera, pero ese trámite también debe bre de 1815, cuando se le condena al destierro en ultramar. El
llevarse a cabo cumpliendo ciertos requisitos. Durante ese 5 de noviembre de 1824, el Congreso General Constituyente
proceso el obispo Olivares muere el 26 de febrero de 1812. de los Estados Unidos Mexicanos declaró Benemérito de la
Quedan los clérigos en el desamparo. El comandante de Patria al presbítero Mariano Balleza, al igual que a los señores
las Provincias Internas ordenó que continuara el proceso. Aldama y Abasolo, y señaló una pensión de 600 pesos anuales
Fueron encontrados culpables por los crímenes de “Lessa Ma- a su hermana, doña María Francisca Balleza. Del destino de
jestad” los sacerdotes insurgentes: Mariano Balleza, Ignacio doña Josefa no tenemos más datos hasta ahora pero esperamos
Hidalgo, Carlos Medina, Bernardo Conde, Ignacio Jiménez pronto, encontrar más acerca de ella.
y Pedro Bustamante, y sentenciados a morir, de acuerdo con
la “Real Cédula del 25 de octubre de 1795 a las que se aña- Conclusion es
dieron las leyes del Nuevo Código sobre Causas Eclesiásticas,
Seculares y Regulares que el virrey Venegas libró al general Mujeres de todas las clases sociales han contribuido activamen-
Félix María Calleja con motivo de la insurrección el 1° de te y desde siempre a la vida de sus sociedades. En el tránsito
agosto de 1811”. Su pena fue morir fusilados, para obviar la de época que nos ocupa, hay constancia de que las mujeres
degradación religiosa, trámite que se había vuelto muy tarda- estuvieron presentes y ofrecieron sus esfuerzos, desvelos, sacri-
do, y cumplir la pena cuanto antes, ordenó Pinilla que en el ficios, la vida de sus seres queridos, hijos, esposos, padres, her-
momento de fusilarlos se les quitasen las vestiduras religiosas y manos y la suya propia en los momentos decisivos de la historia
no se les disparara a la cabeza. mexicana. No muchas llegaron a ver los logros de su lucha. El
El 17 de julio de 1812, en la llamada cuesta de la Cruz de cambio a la vida independiente para todos, especialmente para
los terrenos del rancho de San Juan de Dios a un lado del ca- las nuevas ciudadanas mexicanas, se dio paulatino, pues debe-
66 Mujeres en e l l í m i t e del pe r iod o vir r e i na l C ris t ina Mata Montes de Oca 67
ría hacerse desde lo más profundo de sus vidas: afectaba sus Enciclopedia de México, México, EM, Tomo 1, 1997.
maneras de vivir y pensar, había que cambiar sus costumbres FOZ Y FOZ, Pilar, La revolución pedagógica de Nueva España 1754-
aletargadas por la inercia de su existir, para que la mujer logra- 1820. (María Ignacia de Azlor y Echeverz y los colegios de la
ra tener presencia y opinión en los asuntos de la vida pública enseñanza), 2 vols., Madrid, Instituto Gonzalo Fernández de
de la nueva nación. Oviedo, 1981.
GALLEGOS, José Ignacio, Durango Colonial, México, Jus., 1960.
El siglo XIX fue evolucionando; hubo otras necesarias re-
GONZÁLEZ SAR AVIA, Atanasio, Apuntes para la Historia de la Nue-
voluciones. Otras mujeres importantes destacaron en la his-
va Vizcaya, Tomo I, México, UNAM, 1997.
toria de México como las que se destacaron en la Guerra de
L OZOYA Cigarroa, Manuel, Hombres y Mujeres de Durango, Duran-
Reforma, por ejemplo, Margarita Maza de Juárez, quien fue go, (s.p.i.], 1985.
incondicional apoyo y sustento del Benito Juárez y el liberalis- M ARTÍNEZ, María Angélica, Momento Barroco de Durango, Urbis
mo mexicano, y las precursoras de la Revolución, como Juana Internacional Editorial, Monterrey, Nuevo León, 1996.
María Belén, periodista autodidacta, y todas ellas y las mujeres SEFCHOVICH, Sara, La Suerte de la Consorte, México, Océano,
que durante el siglo XX lucharon por los derechos de la mujer, 1999.
como Hermila Galindo, quien luchó durante toda su vida por T ELLECHEA IDÍGOR AS, José Ignacio, (1982) María Ignacia de
el voto femenino; heredamos la fuerza que en nuestros días Azlor, “DV”, 05-09-1982, http://www.euskomedia.org/auna-
es la base para los amplios horizontes y perspectivas que tie- mendi/143563/125161, (consultado 9 agosto 2015).
nen las mujeres actuales, aunque todavía hay mucho por hacer. VALLEBUENO GARCINAVA, Miguel, “Rebelión de Independencia en
Están saliendo a la luz muchas heroínas gracias al trabajo de Durango”, en Historia de Durango, tomo II, Durango, Méxi-
recopilación de las historias orales y documentos históricos, co, UJED, 2013, pp. 585-609.
que cada uno de nuestros pueblos guardaba en la memoria, y
aunque a veces parecen cuento o mito, sí existieron, y no de-
bemos permitir que desaparezcan, al contario, debemos seguir
estudiándolas.
*
Algunas partes de este trabajo fueron publicadas en el artículo “Las mujeres
en la guerra de independencia desde la historia y desde la literatura”, en la
revista Forum for Inter American Research, diciembre de 2012.
**
Investigadora en el Centro de Estudios de la Cultura y la Comunicación,
Universidad Veracruzana.
69
70 La pa rt ici pac ión fe m e ni na e n l a In de pe n de nc i a C elia del Pa l acio Mon t i el 71
R ecor r ido bibliogr á fico sobr e ellos fue el de María José Garrido Asperó, “Entre hombres te veas.
l a s muj er es en l a independenci a Las mujeres de Pénjamo y la revolución de Independencia”;4
otro fue el ensayo de la autoría de Rosío Córdova Plaza, “Las
Si algo dejó el festejo del bicentenario, ha sido una revisión
mujeres en la guerra civil de 1810”.5 Estos dos trabajos abordan
detallada de los procesos sociales, políticos y culturales de la
el análisis de la posición guardada por las mujeres —célebres o
Guerra de la Independencia de México. La producción biblio-
no— en los años de la guerra, además de las representaciones
gráfica y documental en torno a estos temas fue abundantísima,
que se hicieron acerca de ellas. Fernanda Núñez escribió sobre
tanto desde el punto de vista meramente histórico-académico,
una de las mujeres en la región de Orizaba —Josefa Martínez, de
como el literario y hasta el cinematográfico. Los primeros en
quien hablaré más abajo— que fue presa por seguir los pasos
rememorarse fueron los grandes héroes de bronce. Salieron a
de su marido en el movimiento, en “Por portar pantalones”.6
la luz nuevas y renovadas ediciones de biografías y novelas his-
Rosa María Spinoso hizo un análisis de las representaciones fe-
tóricas de Morelos, Hidalgo, Vicente Guerrero y Xavier Mina,
meninas de las heroínas insurgentes en la prensa en 1828 en su
junto a otros personajes menos conocidos como Mariano Ma-
trabajo “Las mujeres, la independencia y la prensa en 1828”.7
tamoros, quienes a través de estos acercamientos fueron vistos
Por otro lado, Bertha Trujillo y Jorge Gómez Naredo aborda-
y revistos desde diversos aspectos.1
ron los casos de las mujeres infidentes en varias poblaciones de
Los grupos subalternos y héroes anónimos también ocu-
la Nueva Galicia.8
paron un lugar en estas revisiones bicentenarias.2 No puede
Dos casos ejemplares son las páginas electrónicas consa-
negarse que su participación es fundamental en cualquier mo-
gradas a las mujeres de la Independencia. Una de ellas es el
vimiento de estas características y, sin embargo, su aparición
blog de Benjamín Arredondo, Cabezas de Águila,9 que ha se-
en los estudios académicos ha sido bastante marginal.
guido actualizándose hasta hoy y consigna datos de 57 mujeres
Dentro de esa categoría se encuentran las mujeres. Apare-
insurgentes; la otra es el ambicioso proyecto internacional
cieron entre 2008 y 2010 algunos acercamientos académicos
desde la historia en torno a las mujeres insurgentes.3 Uno de
4
En Felipe Castro y Marcela Terrazas (coords.), op. cit., pp. 169-189.
5
En Juan Ortiz Escamilla (coord.), Derechos del hombre en México durante la
1
Sería largo enumerar aquí la producción bibliográfica sobre estos personajes. guerra civil de 1810.
Me limito a mencionar la novela sobre Mariano Matamoros de la autora 6
Ponencia presentada en el V Congreso Internacional de la América Hispáni-
Silvia Molina. ca, hasta ahora, 2015, inédita.
2
Romina Martínez Castellanos, “La defensa del cuerpo prestado, artificios 7
En Marta Terán y Víctor Gayol (eds.), La Corona Rota. Identidades y repre-
para la libertad”, en Cultura y sociedad emergente durante el proceso de Inde- sentaciones en las Independencias Iberoamericanas, pp. 283-294.
pendencia, 1792-1822, t. IV, pp. 29-66. Otro ejemplo importante es el libro 8
Jorge Gómez Naredo, “De insurgencia, dominación y resistencia: mujeres
coordinado por Felipe Castro y Marcela Terrazas, Disidencia y disidentes en en la Guerra de Independencia. Casos en la Intendencia de Guadalajara”,
la historia de México. Además, otros trabajos que han aparecido posterior- pp. 29-67, y Bertha Marina Trujillo, “Ni socias, ni adictas a la insurrección.
mente de la autoría de estudiosos de la tercera raíz y la participación de los Madres juzgadas durante la guerra de la independencia”, pp. 93-116, ambos
negros y pardos en el movimiento insurgente valen la pena. en Arturo Camacho y Celia del Palacio (coords.), Cultura y sociedad emer-
3
Entre 2010 y 2015 no han aparecido muchos nuevos acercamientos, por lo gente durante el proceso de Independencia, 1792-1822, t. IV. Otro artículo
menos no han sido de mi conocimiento. Uno de estos acercamientos es el sobre el mismo tema es Bertha Marina Trujillo, “Una lectura a los juicios
siguiente: Alberto Baena, “Las mujeres ante la independencia de México”, contra mujeres infidentes novohispanas desde la perspectiva de género”, La
en Izaskun Álvarez y Julio Sánchez (eds.), Visiones y revisiones de las inde- Ventana, núm. 4, pp. 60-75, 1996.
pendencias americanas. Subalternidad e independencias, pp. 115-136. Por el 9
“Mujeres de la Independencia” [en línea], en Cabezas de Águila, s.f.,
contrario, han proliferado las páginas en internet que se ocupan del papel de <http://cabezasdeaguila.blogspot.com/2010/04/mujeres-en-la-indepen-
las mujeres en la Independencia de México. dencia-su30.html>, [03.10.2015]
72 La pa rt ici pac ión fe m e ni na e n l a In de pe n de nc i a C elia del Pa l acio Mon t i el 73
Gendering Latin America Independence: Women’s Political el rescate heroico y romántico de esta figura (como de otras
Culture and the Textual Construction of Gender 1790-1850, heroínas del mismo periodo), por desgracia poco fincadas en
dirigido por Iona McIntire, Claire Brewster, Catherine Da- los hechos y los documentos y más en la imaginación, sin llegar
vies, Hillary Owen y Charlotte Lidel, consagrado, como su a tener méritos propiamente literarios. Me refiero a las obras
nombre lo indica, a recuperar los hechos de las mujeres en los y autores como: Noticias biográficas de Insurgentes mexicanas,
movimientos insurgentes de América Latina.10 de José Joaquín Fernández de Lizardi (1825); Ilustres mujeres
A pesar de este interés por la participación de las mujeres americanas, de autor anónimo (1825); los impresos El cardillo
durante los años de guerra por la independencia, ésta no es de las mujeres (1827) y Panorama de las señoritas (1842). Cin-
muy conocida. Incluso las heroínas, como doña Josefa Ortiz, cuenta años más tarde, ya cerca del fin de siglo, Francisco Sosa
especie de “madre de la patria” a quien en estos doscientos publicaría Biografías de mexicanas distinguidas (1884); en La
años no hemos visto de frente,11 permanecen desconocidas en Patria Ilustrada, Jacobo María Sánchez de la Barquera reto-
muchos aspectos, cubiertas por su impenetrable capa broncí- maría el tema (1894); Luis González Obregón dio a la estampa
nea que sólo permite la loa, pero no el análisis. por esos mismos años Las heroínas de la Independencia.
Todos los mexicanos conocemos a doña Josefa Ortiz, co- Ya en el siglo XX, en vísperas de la celebración del cente-
rregidora de Querétaro, quien con tres golpes de tacón salvó nario de la Independencia, algunos autores retomaron la tarea
la patria en ciernes. Sin embargo no existe un acercamiento de recordar a héroes y heroínas de la gesta insurgente. Entre
académico serio sobre esta dama. Sólo se ha publicado en ellos están: Alejandro Villaseñor y Villaseñor, quien incluyó a
ese sentido el voluminoso y detalladísimo estudio de Gabriel varias de estas mujeres en sus Biografías de los héroes y caudillos
Agraz García de Alba, Los Corregidores y los inicios de la inde- de la Independencia (1910)13 y Laureana Wright de Kleinhans,
pendencia, de 1992.12 quien escribió Mujeres notables mexicanas (1910). Es especial-
Existen sobre ella algunas biografías producto de la pluma mente digna de mención la labor de Genaro García, quien
de insignes autores de los siglos XIX y XX, quienes intentaron hizo el rescate de documentos imprescindibles para el estudio
de estas mujeres, mismos que fueron luego reproducidos en
10
Nottingham, 2015, <http://www.genderlatam.org.uk>, [05.01.2011].
11
Gracias a Elissa Rashkin tuve conocimiento en 2009 de una imagen que se
facsimilar.14
pensó ser de doña Josefa Ortiz que no era la tradicional de perfil conocida En las décadas posteriores el interés por las vidas de al-
hasta ahora, sino una pintura que la mostraba de frente, de unos cuarenta gunas participantes de la Independencia se conservó. Carlos
años de edad, y con los rasgos y la expresión mucho más suaves de lo que
habíamos visto hasta ahora. Esta imagen se encuentra en el Archivo Históri- Hernández escribió Mujeres célebres de México (1918); Luis
co de Querétaro, aunque muchos años estuvo en poder de la familia Rivera Rubio Siliceo es el autor de Mujeres célebres de la Independencia
Riveroll de la ciudad de México. La información y la imagen aparecieron de México (1929)15 y Mathilde Gómez dio a la estampa La
en El Diario de Xalapa el 14 de septiembre de 2009, en la página 3B de
la sección nacional. Sin embargo, posteriormente se ha comentado que la epopeya de la independencia mexicana a través de sus mujeres
imagen pertenece a Leona Vicario, lo cual parece mucho más factible dadas
las características del atuendo de la mujer (un vestido cerrado con botones y 13
Estos textos fueron consultados en el sitio oficial del Bicentenario de la Inde-
sin cuello, más cercano a la moda de los años de la década de 1840 que la de pendencia y del Centenario de la Revolución [en línea], México, SEP, <www.
finales de la década de 1820, cuando doña Josefa murió) y el hecho de que bicentenario.gob.mx>.
la imagen se encontraba en poder de los descendientes de Leona Vicario, los 14
Genaro García, Documentos Históricos Mexicanos, ed. facsimilar (1910),
Rivera Riveroll. México, SEP, 1985, 7 vols.
12
Edición de autor. 15
Luis Rubio Siliceo, Mujeres célebres de la Independencia de México.
74 La pa rt ici pac ión fe m e ni na e n l a In de pe n de nc i a C elia del Pa l acio Mon t i el 75
(1947). Estos intentos biográficos/hagiográficos contribuye- el libro Las revoltosas.22 De mi autoría puede mencionarse el li-
ron en buena parte a la construcción de las figuras de bronce bro de relatos sobre las mujeres de la independencia Adictas a
que siguen en pie todavía en las cartitas que pueden conse- la insurgencia,23 el cual incluye a la Corregidora. Sorprenden-
guirse en las papelerías de este país. temente sólo una novela, también de Rebeca Orozco, toma
Años más tarde, en 1976, Armida de la Vara intentó un como tema a la Corregidora; se trata de Tres golpes de Tacón,
acercamiento a la Corregidora que, aunque tiene muchos más publicada por primera vez en 2008 y reeditada en 2010.24 Esta
méritos literarios que los anteriores, aporta pocos datos nue- última está escrita de manera amena y soportada en una inves-
vos al conocimiento de esta mujer.16 En los últimos años, con tigación acuciosa.
otras intenciones doña Josefa Ortiz ha sido incluida en libros Leona Vicario es otro ejemplo muy semejante. No existe
como los de Aurora Tovar Ramírez, Mil quinientas mujeres en una biografía académica completa, aunque sí muchos intentos
nuestra conciencia colectiva. Catálogo biográfico de mujeres como los arriba citados. En los años recientes, el único intento
de México17 y Alina Amozorrutia, 101 mujeres en la historia de de este tipo, con sus muy considerables limitaciones, ha sido
México.18 También es importante mencionar que en el Diccio- el de José Martínez Pichardo, Leona Vicario, la Grandeza de
nario de Insurgentes de José María Miquel i Vergés aparecen una mujer,25 que lamentablemente no aporta datos nuevos.
mencionadas 134 mujeres, aunque de algunas sólo consigna Los mejores acercamientos a la heroína siguen siendo la clásica
el nombre y pocos datos más,19 mientras que Aurora Tovar en Biografía de Leona Vicario, heroína insurgente, escrita en 1910
la obra citada más arriba consigna a 162 mujeres participantes. por Genaro García y el loable y entrañable librito de Anne Sta-
Desde la literatura, la figura de la Corregidora de Queréta- ples publicado en 1976.26
ro ha sido tratada en las siguientes obras: Mujeres por la inde- Además de los ejemplos citados más arriba, varios autores
pendencia, de Gabriela Orozco, quien firma con el seudónimo han escrito ensayos biográficos sobre doña María de la Soledad
de Sebastián Alaniz;20 y como parte de la serie Charlas de Café, Leona Camila Vicario Fernández de San Salvador. Entre ellos
aparece un relato con el nombre de la heroína,21 de la autora se encuentran: Carlos Echánove Trujillo, autor de Leona Vi-
Ángeles González Gamio. También en 2010 se publicó un re-
22
México, Planeta. También aparecen en este libro relatos de la Güera Ro-
lato titulado “A sus pies, doña Josefa”, de Rebeca Orozco, en dríguez: “Olor a almizcle”, de Javier Sunderland Guerrero, y sobre Leona
Vicario: “Palabra de Leona”, de Bertha Balestra.
23
Celia del Palacio, Adictas a la Insurgencia, las mujeres de la guerra de inde-
16
Doña Josefa Ortiz de Domínguez, México, Talleres Gráficos de la Nación, pendencia, México, Punto de Lectura, 2010. Allí se habla de Leona Vicario,
1976. Mariana Rodríguez del Toro de Lazarín, Antonia Nava, Gertrudis Bocane-
17
México, DEMAC, 1996. gra, María Luisa Camba, Helene La Mar, Manuela García Villaseñor, Rafaela
18
Este libro retoma, de la época insurgente, las vidas de Leona Vicario, Josefa López Aguado, Catalina González, Cecilia Villarreal, María Josefa Martínez,
Ortiz, la Güera Rodríguez y Gertrudis Bocanegra. las mujeres de Miahuatlán, María Teresa Medina de la Sota Riva, Carmen
19
José María Miquel i Vergés, Diccionario de Insurgentes, México, Porrúa, Camacho, Josefa Navarrete y Josefa Huerta, además de incluir 73 pequeñas
1969. fichas más.
20
México, Lectorum, 2009. El recuento abarca también las vidas de Leona 24
México, Planeta, 2010.
Vicario, Josefa Ortiz, la Güera Rodríguez y Gertrudis Bocanegra. 25
México, Gobierno del Estado de México, 2008.
21
Josefa Ortiz de Domínguez, México, Grijalbo, 2010 (Serie Charlas de Café). 26
El de Genaro García fue publicado por el Gobierno del Estado de México
En esta colección se abordaron varias figuras de la historia de México. La tra- en 1910 con el título, Biografía de Leona Vicario, heroína insurgente, y el
ma era, en general, una entrevista ficticia o mejor dicho, una supuesta charla de Anne Staples, en los Talleres Gráficos de la Nación en 1976, con el título
de café, como el nombre de la serie indica, con el personaje en cuestión. Leona Vicario.
76 La pa rt ici pac ión fe m e ni na e n l a In de pe n de nc i a C elia del Pa l acio Mon t i el 77
cario, la mujer fuerte de la Independencia;27 Patricia Galeana, ella la actriz Ofelia Medina en 1992 ha perdurado en la me-
“Lecciones de las mujeres del México del siglo XIX y asigna- moria de las generaciones mayores a los treinta años.
turas pendientes”;28 José García Pimentel, Leona Vicario, una No obstante, para hablar de las otras, las menos conocidas,
mujer por entero;29 Perla Chinchilla, Leona Vicario,30 y Francis- es preciso hacer una tipología mínima. Esa es la pretensión de
co Castellanos, Leona Vicario, heroína de la independencia.31 este trabajo.35 La tipología que aquí pongo en consideración
Leona ha sido un personaje más favorecido por la novela. fue la misma que adopté en mi libro Adictas a la insurgencia,
Otto Raúl González, el célebre escritor guatemalteco, escribió la cual consiste en: a) mujeres de la élite, b) mujeres de armas
El diario de Leona Vicario en 1982; Eugenio Aguirre publi- tomar, c) conspiradoras, correos, seductoras de tropa, d) es-
có cuatro años más tarde Leona Vicario, la insurgente, la cual posas, concubinas, madres y hermanas, y e) simpatizantes y
fue reeditada en 2010.32 En el año del bicentenario, Carlos habladoras. Por supuesto dicha separación de los casos sólo
Pascual ganó el Premio Grijalbo de novela con La insurgen- puede hacerse con fines analíticos. Muchas mujeres de la élite
ta, obra polifónica en la que los personajes cercanos a Leona fueron madres, esposas y amantes de las figuras masculinas de
defienden o denuestan su causa con el fin de que se le nombre la guerra, así como algunas de ellas pudieron haber sido sim-
o no benemérita madre de la patria;33 Alejandra Atala también patizantes e incluso correos. Aun así, sostengo las categorías
publicó un acercamiento a la heroína en la serie Charlas de planteadas ya que muestran diferencias de clase e involucra-
Café y, finalmente, de mi autoría apareció la novela Leona.34 miento y muchas veces diferencias en las penas recibidas.
Otras dos mujeres que han sido objeto de acercamientos
ficcionales son María Ignacia Rodríguez, la Güera, que ade- L a s muj er es de l a élite
más de haber sido inmortalizada por don Artemio del Valle
Es curioso, aunque no sorprendente, observar cómo las muje-
Arispe en 1949, ha sido personaje de muchas obras de teatro y
res que hasta hoy se recuerdan con más claridad fueron las per-
algún relato, como el de Javier Sunderland Guerrero, mencio-
tenecientes a la élite novohispana. Tanto doña Josefa Ortiz, la
nado más arriba como parte del libro Las Revoltosas, publicado
conspiradora por excelencia, como Leona Vicario, quien apoyó
en 2010.
económicamente la guerra, e igual que doña María Ignacia,
Gertrudis Bocanegra ha sido poco abordada. Como ya se
la famosa Güera Rodríguez, eran criollas36 pertenecientes a la
dijo, Gabriela Orozco la incluyó en su librito Mujeres por la
independencia, tal como yo misma en Adictas a la insurgencia, 35
Se han tomado algunas partes de las historias de las mujeres que se men-
sin embargo, la caracterización cinematográfica que hizo de cionan a continuación de las siguientes fuentes, algunas de ellas ya citadas:
Benjamín Arredondo en su proyecto Cabezas de Águila; Gendering Latin
America Independence, op. cit., así como María Baltazar, “Mujeres en el mo-
27
Esta obra mereció una reedición por la Secretaría de Hacienda y Crédito vimiento de independencia”, septiembre de 2013, <http://origenoticias.
Público en 1976. com/?p=5718#.VeZYnOmQBEQ>. Vid. también Miquel i Vergés, Diccio-
28
En la revista Mujeres, derechos y sociedad, año 3, 5 de enero de 2007. nario de insurgentes; Aurora Tovar, Mil quinientas mujeres en nuestra con-
29
México, SEP-Subsecretaría de Asuntos Culturales, 1968. ciencia colectiva. Catálogo biográfico de mujeres de México, así como Luis
30
México, INEHRM, 1985. Rubio Siliceo, Mujeres célebres de la Independencia de México y Luis Gonzá-
31
México, Diana, 1997. lez Obregón, Las Heroínas de la Independencia. Finalmente, tal vez el más
32
Publicada por Planeta en 1986 y en 2010. importante, Genaro García, Documentos Históricos Mexicanos, t. V.
33
México, Grijalbo, 2010. 36
Excepto doña Josefa Ortiz, de quien se dice que era descendiente de una
34
Publicada en México por Suma de Letras, 2010. “morisca”, es decir, mezcla de española y mulato.
78 La pa rt ici pac ión fe m e ni na e n l a In de pe n de nc i a C elia del Pa l acio Mon t i el 79
clase acomodada. A ellas se unen otras favorecedoras de la cau- Tlalpujahua.38 De este mismo grupo, Petra Teruel de Velasco
sa insurgente, que contribuyeron a ella con dinero o a través fue llamada el ángel protector de los insurgentes, ya que ayudó
de sus acciones. a salir de la ciudad de México a muchos favorecedores de la
Tenemos ejemplo de ello en María Teresa Medina de la causa y consoló y apoyó a aquellos que cayeron presos en las
Sota Riva. Ella era esposa del brigadier Manuel de la Sota Riva, cárceles de la Inquisición acusados de sedición.
quien tenía a su cargo la fuerza real de Xalapa. Al igual que la Mariana Rodríguez del Toro de Lazarín y Lazo de la Vega,
corregidora de Querétaro, doña María Teresa reunía en su casa en 1811, cuando Hidalgo fue apresado, con gran indignación
a los simpatizantes de la insurgencia. Cuando la conspiración propuso que se tomara preso al virrey y se intercambiara por
fue descubierta, sólo la influencia de su marido logró salvarla él a los caudillos presos; sin embargo, fue delatada por uno de
de las cárceles de la Inquisición. Debió jurar no inmiscuirse en sus amigos y puesta en prisión hasta 1820.
la causa insurgente y fue exiliada de Xalapa. La señorita La Mar —cuyo nombre de pila se ignora— es
La señorita Avilés, a quien sólo se le conoce por su apelli- una de las pocas extranjeras (tal vez la única) que colaboro-
do, ayudó a imprimir El Mejicano Independiente en Tlacote- raron con la insurgencia. Llegó desde Cartagena de Indias
pec; María Catalina Gómez de Larrondo abatió en Acámbaro a Galveston y cuando conoció a Xavier Mina lo acompañó a
un convoy de refuerzos destinados a los realistas, dando orden México. En Soto la Marina cuidó a los enfermos y tras la de-
a sus sirvientes de que impidieran el paso a los coches. Las her- rrota de Mina fue hecha prisionera por las autoridades virrei-
manas González, oriundas de Pénjamo, sacrificaron su fortuna nales y enviada a Veracruz, donde se le destinó a cuidar a los
en favor de la causa independentista, e incluso puede contarse enfermos en condiciones repugnantes. De ahí se fugó e incor-
entre estas mujeres a la misma Getrudis Bocanegra, quien re- poró a la división de Guadalupe Victoria, pero tras la derrota
nunció a su posición para volverse correo de los insurgentes. de este caudillo fue condenada a servir a una familia realista en
Una mujer de la élite menos recordada es Manuela He- julio de 1819. Sólo después de 1821 pudo regresar a su patria.
rrera, conocida como la Benemérita ciudadana, pues prefirió
quemar su hacienda que proporcionar recursos a los realistas Muj er es de a r m a s tom a r
y alojó a Mina en el rancho del Venadito. Soportó torturas y
privaciones antes que delatar a sus cómplices. Perseguida, des- Son pocas las mujeres de esta categoría que conocemos hasta el
pués robada e insultada, vivió como ermitaña, consagrada a la día de hoy. Estos son los nombres y hechos de algunas de ellas:
soledad para rogar a Dios por la salvación de la patria, y murió Antonia Nava, la Generala, esposa de don Nicolás Catalán.
en medio de los bosques.37 Ella y su amiga Catalina González —referida en el libro de
Margarita Peinbert, Antonia Peña, María Camila Ganancia Antonio Velasco Piña39 como una guardiana de secretos pre-
y Luisa de Orellana y Pozo, todas ellas hermanas y esposas de hispánicos— se recuerdan por su valor en el sitio sufrido por
miembros insignes de la sociedad secreta Los Guadalupes en las tropas de Nicolás Bravo en la sierra de Jaleaca. No teniendo
la ciudad de México, sirvieron de correos e hicieron llegar la ya nada qué comer, Bravo se disponía a sacrificar a alguno de
imprenta donde se sacaría a la luz El Ilustrador Americano en
38
Para una historia de Los Guadalupes, referencia obligada es el libro de Vir-
ginia Guedea, En busca de un gobierno alterno: Los Guadalupes de México.
37
Luis González Obregón, op. cit. 39
La guerra sagrada de independencia, México, Punto de Lectura, 2001.
80 La pa rt ici pac ión fe m e ni na e n l a In de pe n de nc i a C elia del Pa l acio Mon t i el 81
sus hombres para que comieran los demás y no desertaran. Las La heroína de Soto la Marina, a quien algunas fuentes lla-
dos mujeres se ofrecieron en sacrificio gustoso para que comie- man María Soto la Marina, cruzó el campo de batalla varias
ran todos. Ante tales muestras de valor y entereza, ninguno veces para llevar agua a los soldados sitiados en un fuerte en
de los soldados desertó. Durante la batalla del día siguiente, ese lugar. Esto los salvó de ser acabados por los enemigos.
las mujeres pelearon con machetes y garrotes, como los demás La heroína de Huichapan, doña Altagracia Mercado, le-
soldados.40 La misma Antonia Nava, cuando mataron a uno de vantó a sus expensas una división de insurgentes. Se puso al
sus familiares, se presentó ante Morelos y le dijo: “No vengo frente de ella y en una acción se quedó sola, defendiéndose
a lamentar la muerte de este hombre, sé que cumplió con su con tanto valor que los realistas le conservaron la vida.45
deber. Vengo a traer cuatro hijos, tres pueden servir como sol- Particularmente extraña es la historia de dos mujeres, Jua-
dados y el otro que está chico, servirá de tambor y reemplazará na Feliciana y Juana, quienes fueron fusiladas por los realistas
al muerto”.41 en Teotitlán del Camino, Oaxaca, por sospecharse que hacían
Otra mujer de gran valor es Manuela Medina, la Capi- tortillas envenenadas para los realistas.
tana, quien levantó una compañía de soldados en Texcoco y María Francisca, a quien llamaban simplemente la Fina,
peleó en siete acciones de guerra. Sólo por conocer a Morelos en forma irónica pues fue amante de varios insurgentes, entre
viajó cien leguas y cuando lo logró, le dijo: “Ya moriré con ellos Manuel Muñiz (indultado) y antes de José María Marro-
gusto aunque me despedace una bomba de Acapulco”. Murió, quín. El primero de ellos abandonó a su mujer por irse con
en efecto, en 1822, a consecuencia de dos heridas de combate ella. Como castigo, se le deshonró con azotes en las posaderas
que la postraron un año y medio.42 en plena plaza de Tacámbaro. Se decía que ella no sólo era una
María Fermina Rivera, de Tlatizapán, esposa del coronel “vil embaucadora”, sino que en realidad era quien daba las ór-
de Caballería don José María Rivera, luchó con hambres te- denes militares y disponía del presupuesto. Las tropas bajo su
rribles, caminos pedregosos, climas ingratos… A veces cogía mando se apropiaron de las haciendas La Loma y Chupio, así
el fusil de un muerto y sostenía el fuego al lado de su marido. como de los ranchos del Cirucio y del Quahulote.46
Murió en la acción de Chichihualco, defendiéndose junto a La Barragana, en Río Verde, reunió a una gran cantidad
Vicente Guerrero en febrero de 1821.43 de indígenas y los armó de arcos y flechas para conducirlos has-
María Josefa Martínez, viuda del jefe insurgente Manuel ta donde estaba Hidalgo, donde luchó al frente de ellos. Otra
Montiel, comandaba tropas vestida de hombre en la zona de mujer que comandó un grupo de indígenas junto a Hidalgo
Orizaba e infundía terror entre los rancheros de la región a fue Teodosia Rodríguez, apodada la Generala. Algo parecido
quienes cobraba tributo para la causa insurgente. Sólo usaba hizo Ana Villegas, en Chicontepec, actual estado de Veracruz.
su traje de mujer para entrar a Córdoba, Orizaba y Puebla a fin Ella, al ser apresada, fue pasada por las armas.
de averiguar los movimientos de las tropas realistas.44
40
Esta historia es narrada por Luis González Obregón, op. cit. 45
De estas mujeres pueden encontrarse datos en Luis González Obregón, op.
41
Idem. cit., y Genaro García, op. cit. También se refirió a ella Fernández de Lizardi
42
Idem. en la obra citada.
43
Idem. 46
“Manifiesto del Gobierno Provisional Mexicano a los americanos en el fuer-
44
Genaro García, Documentos Históricos Mexicanos, tomo V. Consultar particu- te de Jaujilla, el 24 de mayo de 1817”, en Gabriel Armijo, tomo 13, f. 21,
larmente el estudio de Fernanda Núñez “Por portar pantalones”, ya citado. AGN. Ver Genaro García, op. cit.
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Casimira Camargo y sus dos hijas, Ana María y Trinidad incluso a prostituirse con tal de ganar adeptos a la causa. Sin
Ortega, lucharon con las armas en la mano en su hacienda de embargo, es necesario aclarar que seducir no significaba nece-
Cerro Gordo en la Nueva Galicia, hasta ser apresadas por los sariamente establecer una relación amorosa o íntima, sino en
realistas. términos generales, “convencer”. Otras acogieron en sus casas
La Guanajuateña acompañó a López Rayón en la toma las reuniones de adictos a la insurgencia.
de Saltillo y con su contingente de mujeres se encargaron de María Tomasa Estévez, mujer hermosísima48 llamada la
refrescar los cañones con su orina. Este batallón de mujeres Friné Mexicana, que fue comisionada para seducir a las tropas
jugó un papel central en la toma de otras haciendas. La Gua- de Iturbide para que se pasaran al lado de los favorecedores de
najuateña anónima murió en batalla. la insurgencia, fue tal vez el prototipo de la seductora de tropa.
Isabel Moreno, la Pimpinela, no dudó en levantarle las Fue fusilada en Salamanca en agosto de 1814.
naguas a doña Ana Jaso, una realista recalcitrante en Lagos de Carmen Camacho es otra de esas seductoras célebres. Se
Moreno y darle de nalgadas en público. dedicaba a acercarse a los soldados realistas de las guarniciones
Un número importante de mujeres participó en la toma de poblaciones menores, dejarse invitar unos tragos y aceptar
de la Alhóndiga de Granaditas en Guanajuato. Los nombres los requiebros amorosos. Una vez establecida la intimidad, los
y hechos que se conocen son los siguientes: Juana Bautista convencía de desertar y convertirse a la causa insurgente. Pro-
Márquez fue colgada después de su captura en el Puente de metía, en nombre de los independentistas, caballos y tierras. Uno
Calderón; Brígida Álvarez sufrió dos años de prisión; Rafaela de estos soldados la denunció y fue condenada a la horca,
Álvarez fue presa seis meses, y Dorotea, sin apellido, y la Ga- con un letrero en el pecho que rezaba: “por adicta a la insur-
bina fueron pasadas por las armas. gencia”.
Se dice que todas las mujeres de Sultepec eran “insurgen- Otras seductoras de tropa menos célebres fueron las lla-
tas” y, como se les acusa en un informe real de 1817, éstas madas Once mil vírgenes: Felipa, Antonia, Feliciana, María
fueron “en otro tiempo… la causa de la desgracia de muchos Martina y María Gertrudis Castillo, quienes se dedicaban a
soldados”.47 convencer soldados realistas en los Llanos de Apan. Lo mismo
Las mujeres de Miahuatlán no dudaron en empuñar las ocurría con Mariana Anaya, condenada por ello a muerte en
armas a fin de rescatar a sus maridos levantados por la leva Tula. Otras mujeres, también en Tula, tenían como misión
realista para pelear en favor de dicha causa. Con palos, picos y seducir a la tropa del regimiento de infantería “sin detenerse
piedras tiraron la puerta y rescataron a los hombres, mientras ante nada”. Ellas eran María Josefa Anaya, Juana Barrera y
que la guardia huía por la tapia trasera del cuartel. Luisa Vega, llamadas las seductoras de Tula, a quienes se les
formó consejo de guerra y se les fusiló.
Conspir a dor a s, cor r eos Luisa Martínez peleó junto a su marido en Erongarícuaro.
y seductor a s de tropa Fue informante y correo de los insurgentes, llevándoles no-
ticias, recursos y alimentos. Fue hecha prisionera varias veces y
Muchas mujeres de las clases subalternas sirvieron a la causa in- 48
El mismo Iturbide se expresó así de ella: “habría sacado mucho provecho de
surgente como correos y seductoras de tropa, algunas llegando su bella figura de no ser por el acendrado patriotismo de estos soldados que
la denunciaron”. Cfr. Luis González Obregón, op. cit. Ver también María
47
Vid. Genaro García, Documentos, op. cit. José Garrido Asperó, “Entre hombres te veas...”, op. cit.
84 La pa rt ici pac ión fe m e ni na e n l a In de pe n de nc i a C elia del Pa l acio Mon t i el 85
advertida. Finalmente fue fusilada junto a los hombres de su alistas, Calleja e Iturbide, utilizaron la estrategia de apresar y
tropa. Se dice que antes de caer abatida por las balas gritó: fusilar a las familias completas de los insurgentes: lo primero,
“¡Como mexicana tengo el derecho de defender a mi patria!”.49 para obligarlos a entregarse; lo segundo, cuando deseaban la
Una mujer mayor, llamada por los insurgentes Madre de venganza. Algunos ejemplos son los siguientes:
los desvalidos, cuyo nombre era Marcela, llevó a cabo funciones Rafaela López Aguado, madre de Ignacio y Rafael López
de correo entre León, Silao y Puerto Espino, donde se en- Rayón. Ella entregó a sus hijos a la causa insurgente y al ser
contraban las fuerzas de Ignacio López Rayón, proveyéndoles apresada se rehusó a interceder y obligarlos a capitular a fin de
de víveres y noticias frescas a pesar de los peligros que debía que su hijo más pequeño, Francisco, no fuera pasado por las
afrontar en el camino. armas.50
Manuela Niño y su hija María Sánchez, apodadas las Co- Rita Pérez de Moreno, esposa de Pedro Moreno. Ella es-
heteras en San Luis Potosí, albergaban en su casa a los legos tuvo presente en el sitio del Fuerte del Sombrero, cercano a
de San Juan de Dios, conocidos como insurgentes. Cuando San Juan de los Lagos, y algunas fuentes señalan que llevaba
fueron acusadas, huyeron a Querétaro a seguir conspirando en la contabilidad y realizaba diversos trabajos para la causa. Su
favor de la insurgencia. También en San Luis Potosí, Juana del hija fue hecha prisionera por el jefe realista Brillanti, quien la
Balero, esposa del intendente, organizaba tertulias en favor de crió como hija suya. Ella misma también fue hecha prisionera
la insurgencia. Mientras que Agustina, la Robledo, mantenía después de roto el sitio. Estuvo presa durante varios años hasta
una casa de “juego de rumbo” en Querétaro, que era la pan- concluir la guerra.
talla para realizar reuniones de insurgentes. María Josefa Marmolejo de Aldama, esposa del conspira-
Josefa Navarrete y Josefa Huerta, las dos de Morelia, fue- dor, fue hecha presa junto con otras mujeres de la élite al ser
ron acusadas y condenadas a ocho años de prisión por seducir descubierto el parentesco de varias de ellas con los insur-
a un oficial realista y pedirle llevar una carta a su superior para gentes. Se negaron a colaborar con los realistas y no revelaron
convencerlo de la causa insurgente. Este último las delató. el paradero de sus parientes a pesar de padecer amenazas y
Otras mujeres fueron acusadas de espías, como fue el caso prisión.
de Francisca Altamirano, de Querétaro, quien por ese cargo Francisca (Prisca) Marquina de Ocampo era la esposa del
pasó tres años en prisión. insurgente Antonio Pineda, y lo acompañó en todos sus mo-
vimientos militares. A veces se presentaba vestida con charre-
Esposa s, hija s, concu bina s teras y sable, amenazando a los habitantes de los poblados del
actual estado de Guerrero. Al igual que otras mujeres, como
Muchas mujeres, durante los más de diez años que duró la la misma Leona Vicario, Prisca Marquina evitó que su esposo
gesta independentista, sufrieron cárcel e incluso llegaron a ser aceptara el indulto ofrecido por el virrey a los insurgentes.51
sacrificadas por el mero hecho de ser familiares de los insur-
50
Vid. Alejandro Villaseñor y Villaseñor, Biografías de los Héroes y Caudillos de
gentes. Esto ocurrió de manera constante, ya que los jefes re-
la Independencia. Rafaela López Aguado.
51
En los últimos años de la guerra, a partir de 1817, el virrey ofrecía el perdón
49
Esta versión es poco probable, ya que por esos años, aún no se había genera- a los jefes insurgentes a cambio de su promesa de dejar la lucha armada.
lizado la idea de lo mexicano, especialmente entre quienes carecían de mayor Muchos de ellos, viendo que las posibilidades de ganar eran cada vez más
ilustración. lejanas, aceptaron el perdón, entre ellos, el mismo Ignacio López Rayón.
86 La pa rt ici pac ión fe m e ni na e n l a In de pe n de nc i a C elia del Pa l acio Mon t i el 87
Los estudiosos del papel de las mujeres durante la Inde- verdadera Ana Bolena, que ha tenido el valor para intentar se-
pendencia han demostrado que la participación de las muje- ducirme a mí mismo, aunque ingeniosa y cautelosamente”.57
res fue “complementaria e igualmente valiosa para el esfuerzo Pero no se limitaron a usar las armas femeninas para apoyar
bélico y que la guerra modificó el comportamiento político a la causa. Muchas de ellas, como vimos al inicio, tomaron el
de las mujeres alterando su condición en la sociedad”.55 A pe- fusil, el cuchillo, la espada, y se lanzaron a matar gachupines.
sar de que algunos de esos autores han dicho que las mujeres Otras se dedicaron al contrabando de armas y mensajes, es-
participaron sin ambiciones políticas, “porque no habían sido pionaje, conspiración, abastecimiento económico, a ser guías,
educadas para pensar políticamente”, y que su participación se enfermeras, aguadoras o enterradoras de los insurgentes.58
había debido a causas como los desajustes en la economía fa- Muchas de ellas fueron apresadas o despojadas de sus bienes
miliar, los lazos de parentesco con los soldados, los sentimien- por esa causa, y algunas fueron fusiladas.
tos patrióticos, la recompensa económica que podían obtener Es preciso continuar haciendo averiguaciones sobre estas
o como forma de manifestar su rebeldía contra la sociedad, mujeres, rescatar sus nombres y sus hechos, así como inten-
María José Garrido ha demostrado a través del estudio de car- tar entender sus motivaciones y sus acciones en un mundo de
tas y la defensa a mujeres apresadas, que el elemento que pro- hombres en el cual, a pesar de todo, lograron ocupar un lugar.
piciaba la oposición de estas mujeres al régimen era la pérdida Hace falta que nosotras, sus herederas, luchemos por que lo
de la creencia en la legitimidad del que gobernaba. Es decir, conserven.
estas mujeres tenían una opinión política propia. Actuaban
como seres políticos.56 Fu entes consu lta da s
Las mujeres ayudaron de diversas formas a la causa insur-
gente: otorgando ayuda económica, sirviendo de correos o Bibliográfica
de enfermeras y administradoras en el frente de guerra e in-
AGR AZ GARCÍA DE A LBA, Gabriel, Los Corregidores y el inicio de la
cluso intentando “seducir”, es decir convencer, a los hombres
Independencia, México, edición de autor, 1992.
—fueran éstos militares o no— e incluso a otras mujeres, de
AGUIRRE, Eugenio, Leona Vicario: la Insurgente, México, Planeta,
abrazar la causa independentista.
2010.
No hubo en este último caso diferencias entre las mujeres A LANIZ, Sebastián, Mujeres por la independencia, México, Lecto-
de la élite y aquellas menos favorecidas. Muchas mujeres po- rum, 2009.
bres se dedicaron a seducir soldados realistas, como ocurrió A MOZORRUTIA, Alina, 101 mujeres en la historia de México, Méxi-
en el caso de María Tomasa Estévez o Carmen Camacho a co, Grijalbo, 2008.
quienes mencioné más arriba. Pero también las mujeres de 57
Informe de Mariano Beristáin al Virrey, 14 de diciembre de 1813, en Gabriel
clase acomodada fueron acusadas de “seductoras”. Un caso Agraz García de Alba, Los Corregidores y el inicio de la Independencia, p.104.
célebre fue el de la misma Josefa Ortiz de Domínguez, quien 58
José María Miquel i. Vergés registra en su Diccionario de insurgentes 134
casos de mujeres que realizaron actividades rebeldes o fueron simpatizantes
fue calificada por el doctor José Mariano Beristáin como “una
de la causa. De ellas, 62 fueron procesadas, cuatro fueron condenadas a
muerte y ejecutadas, dos más fueron perdonadas por estar embarazadas. Ver
Garrido, “Entre hombres te veas”, p. 170; Aurora Tovar, op. cit., registra
55
Cfr. Garrido Asperó, op. cit., p. 170. 162 casos, de los cuales, 94 mujeres fueron encarceladas y la mayoría de ellas
56
Ibidem, pp. 171 y 189. procesadas, siete fusiladas y tres perdonadas por hallarse embarazadas.
90 La pa rt ici pac ión fe m e ni na e n l a In de pe n de nc i a C elia del Pa l acio Mon t i el 91
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encontraban excluidos de las decisiones políticas y participaban
marginalmente en el desarrollo económico y cultural del país.
Además de los inconvenientes que sufrían por su perte-
nencia a determinado segmento de la población, las mujeres
enfrentaban las limitaciones que la época establecía para su
género. Ignacio Ramírez en 1868, al analizar las tres esferas
*
Investigador del Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones
de México.
93
94 Las m ujer es du r an t e l a R e form a R aú l Gon z á l ez Leza m a 95
en las que se daban las relaciones humanas (religiosa, civil y se consideraba poco apropiado que se involucraran personal-
política), resumió a la perfección la situación de las mujeres en mente en procesos judiciales o que suscribieran contratos, por
el México de la segunda mitad del siglo XIX: lo que generalmente, para el ejercicio de sus derechos, actua-
ban por medio de un apoderado. Es necesario destacar que las
La mujer tiene hoy la personalidad religiosa y la civil, y sólo le falta mujeres solteras o viudas encontraban mayores facilidades para
la política; por la personalidad religiosa es ni más ni menos como administrar sus negocios o propiedades que las mujeres casa-
el hombre, pues tiene la misma responsabilidad de sus acciones, los das, quienes debían de contar con autorización expresa de sus
mismos derechos, idéntica inteligencia y las mismas esperanzas; Dios maridos para muchas de sus actuaciones.
no distingue entre hombres y mujeres, y en una vida columbrada por La mujer podía dedicarse al comercio conforme al artículo
la imaginación no se concibe la diferencia de sexos. La personalidad
7 del Código de Comercio de 1854, que señalaba que podía
civil la hace apta para cuidar de su persona y de sus intereses; hasta
dedicarse a ello toda persona con capacidad para contratar
puede ejercer la tutela: sólo en la sociedad conyugal aparece subal-
y obligarse y que la ley no le prohibiera específicamente esa
ternada; pero si su capacidad es superior a la del marido, ella puede
entrar fácilmente en la administración de los bienes sociales.1 actividad. Sin embargo en su artículo 9 limitaba su ejercicio:
“Puede ejercer el comercio la mujer casada, mayor de veinte
Nadie ponía en duda la participación de la mujer en la vida años, que tenga para ello autorización expresa de su marido,
religiosa de la comunidad, de hecho era una conducta no sólo dada por escritura pública, ó que esté legalmente separada de
esperada sino patrocinada y alentada por la sociedad. De ellas su cohabitación”.3 Este código que nació en las postrimerías
se esperaba que fueran las promotoras y conservadoras de los de la dictadura santanista no deseaba específicamente con-
principios religiosos en sus hogares, y fuera de ellos activas ceder derechos civiles a las mujeres, sino que aceptaba una
participantes en cofradías, hermandades y en las actividades y realidad, acotando esos derechos tal como se venía haciendo
funciones religiosas. con anterioridad.
No era extraño que las publicaciones tanto conservadoras Por otro lado, pese a que la ley autorizaba su participación
como liberales reprodujeran multitud de textos en los que se en el ámbito civil, el Estado y la sociedad, al negarles una edu-
señalaban los valores que debían tener las mujeres y el papel que cación coherente con la realidad del mundo, las ponía en una
éstas debían desempeñar en la sociedad. Como muestra, sirva situación de desventaja. Por esto Ramírez veía la urgencia de
lo que opinaba el escritor colombiano Emiro Kastos: “Para proporcionar al género femenino una instrucción “práctica”
la mujer siempre hay objeto en la vida, una vez que com- que las capacitara en la defensa de su persona y su patrimonio:
prenda su misión de ángel de paz y de consuelo”.2 Mensajes que
Las mujeres deben cuidar de su persona y de sus intereses lo mismo
nada tenían de novedoso, pero contribuían a reforzar la imagen
que los hombres, y para eso es necesario instruirlas, e instruirlas
femenina como custodia de los valores morales y religiosos.
profundamente y en toda clase de negocios prácticos. El roman-
Existía presencia femenina en la esfera civil, ya que las
ticismo es un lujo y se aviene mal con la pobreza y la ignorancia;
mexicanas en el siglo XIX eran también propietarias y goza-
el romanticismo de una tonta cuesta un par de pesos en cualquier
ban, de acuerdo con la ley, de capacidad contractual, aunque
3
Manuel Dublán y José María Lozano, Legislación Mexicana o colección com-
1
Ignacio Ramírez, Obras de Ignacio Ramírez, tomo II, pp. 186-187. pleta de las disposiciones legislativas expedidas desde la Independencia de la
2
Emiro Kastos, El Siglo Diez y Nueve, 11 de julio de 1858, p. 1. República, tomo VII, p. 96.
96 Las m ujer es du r an t e l a R e form a R aú l Gon z á l ez Leza m a 97
establecimiento sospechoso. Muchos ladrones cercan a las muje- caciones y cometían un fraude a la ley. Pero ya fuera que su
res; por lo menos salvémoslas de aquellos que fingen quererlas para intención fuera legítima o no, el resultado fue una mayor
arruinarlas.4 presencia femenina en el ámbito civil que incrementaba el
número de propietarias.
Un acontecimiento trascendental para la historia política y Debemos mencionar que existía un grupo de mujeres que
económica de México hizo evidente la necesidad de una edu- por su profesión se encontraban en una condición especial
cación adecuada. Antes de que el Congreso Constituyente se que las excluía del ejercicio de sus derechos civiles, éstas eran
reuniera e iniciara sus trabajos, hicieron su aparición las pri- las religiosas. En la ciudad de México, al momento de triunfar
meras normas reformistas: la Ley Juárez y la Ley Lerdo. La la Reforma, existían 22 conventos. El gobierno dispuso que
primera sin abolirlos, acotó de forma importante los fueros ese número fuera reducido a nueve, donde se concentraría la
militar y eclesiástico. Por su parte, la Ley Lerdo obligaba a las totalidad de las monjas existentes.7 La orden fue ejecutada a
corporaciones a poner en el mercado los bienes raíces que no la medianoche del 13 de febrero de 1861. Las monjas exclaus-
fueran empleados directamente a los fines de su institución. En tradas, sin importar su edad, quedaron sujetas a la tutoría de
este contexto las mujeres tuvieron la oportunidad de participar sus padres o de otro varón de su familia, lo que contravenía en
activamente en el proceso que fue muy controvertido y dividió algo las normas anteriores que permitían la emancipación de la
a la sociedad mexicana. Los adjudicatarios, con la educación mujer al cumplir los 25 años de edad.
dogmática que habían recibido, sufrieron una crisis personal Por otra parte, la inclusión de la mujer en la esfera po-
de conciencia, debiendo enfrentar su necesidad y sus derechos lítica representaba mayores dificultades, ya que los derechos
contra el riesgo de una excomunión que amenazaba su salva- políticos permiten al individuo participar en la designación de
ción eterna. los poderes del Estado, pero también el ejercicio de funciones
Las mujeres, aunque en proporción menor, también for- públicas. Al momento de desarrollarse la Reforma en México,
maron parte de las personas que se adjudicaron algún bien de dos mujeres ocupaban la jefatura de Estado de naciones de la
las corporaciones.5 Fue un momento en el que las conserva- mayor importancia: la reina Victoria en la Gran Bretaña e Isa-
doras también participaron, incluso alentadas por la misma bel II en España, contradicción que asombra al Nigromante,
Iglesia,6 adquiriendo bienes pertenecientes a corporaciones quien dijo: “¡cosa rara!, la mujer que no puede ser elector ni al-
religiosas, pero con la intención de actuar como prestanom- calde, puede ser reina. Alguna revolución admirable debe salir
bres de la Iglesia. De esta forma se realizaban falsas adjudi- de la situación actual cuyas anomalías no pueden explicarse”.8
La existencia de mujeres que ocupan jefaturas de Estado
4
Ignacio Ramírez, op. cit., p. 187. debería ser prueba suficiente de la capacidad intelectual de las
5
Un estudio detallado de este fenómeno es obra de Irina Córdoba, en cuya
tesis el lector puede encontrar valiosa información y una clara explicación mujeres para ocupar cargos públicos, sin embargo, no fue su
de este fenómeno y los distintos motivos que llevaron a las mujeres a con-
vertirse en adjudicatarias y los mecanismos empleados para ello. Véase Irina 7
José María Vigil, “La Reforma”, en Vicente Riva Palacio, (coord.), México
Córdoba Ramírez, “Entre el celo católico y la conducta anticlerical: mujeres a través de los siglos. Historia general y completa del desenvolvimiento social,
adjudicatarias en la ciudad de México, 1856-1858”, tesis para obtener el político, religioso, militar, artístico, científico y literario de México desde la an-
grado de maestra en historia, Facultad de Filosofía y Letras, UNAM, 2012. tigüedad más remota hasta la época actual, tomo V, libro 1, capítulo XXIX,
6
Marta Eugenia García Ugarte, Poder político y religioso. México siglo XIX, pp. México, versión CD, p. 17.
603-604. 8
Ramírez, op. cit., p. 187.
98 Las m ujer es du r an t e l a R e form a R aú l Gon z á l ez Leza m a 99
aptitud el punto del debate. Para negar los derechos políticos Estas y otras ideas estaban presentes en la opinión pública
a la mujer no se alegó cortedad de luces, se argumentó que el cuando el Congreso Constituyente de 1856-57 inauguró sus
ejercicio de esos derechos mancharían o menguarían sus virtu- sesiones. El 10 de julio de 1856 tuvo lugar el debate del
des naturales, más valiosas que cualquier participación política. artículo 1º del proyecto de constitución, referente a los De-
Bajo esta escusa se delimitó el espacio masculino y el femenino. rechos del Hombre. En ese momento Ignacio Ramírez exigió
A los varones les correspondió el mundo político, plagado de que fueran incluidos los derechos de la mujer, de los huérfanos
pasiones y desengaños, y el ámbito moral a las mujeres, sin y de los hijos naturales.
exponerlas a la destrucción de su natural candidez y sencillez.
Desde esta óptica social, otorgar derechos políticos a las El proyecto se olvida de los derechos más importantes, se olvida de
mujeres era subvertir la sociedad, atacar y destruir la familia, los derechos sociales de la mujer. No se piensa en su emancipación,
base de toda sociedad civilizada. Tal locura sólo era capaz de ni en darle funciones políticas. En el matrimonio la mujer es igual
ser concebida en la mente de los socialistas y cualquier pro- al varón y tiene derechos qué reclamar, que la ley debe asegurarle.
Atendida en su debilidad, es menester que la legislación le conceda
puesta en ese sentido era motivo de escándalo. Como le ocu-
ciertos privilegios y prerrogativas, porque antes que pensar en la or-
rrió a Pierre Leroux, quien en 1848 fue abucheado por pedir
ganización de los poderes públicos, se debe atender al buen orden
en la Asamblea Constituyente de Francia el voto municipal de
de la familia, base verdadera de toda sociedad.12
las mujeres.9
Cuando estos derechos eran presentados, la prensa de la
Más adelante, al discutirse el artículo 5º del proyecto de cons-
capital mexicana publicaba como una extravagancia los inten-
titución, referente a la prohibición de contratos que implica-
tos socialistas por el reconocimiento de los derechos de la mu-
ran la pérdida de la libertad personal, José Antonio Gamboa,
jer, incluidos el de votar y ocupar cargos públicos, como se
diputado por Oaxaca, deploró que algunos consideraran a las
hizo ante la legislatura de Luisiana en 1851.10 Eran fantasías,
mujeres como esclavas, afirmando que las ceremonias religio-
sí, pero fantasías peligrosas.
sas contribuían en la mente del vulgo a mantener este error:
Además de los socialistas, los diarios destacaban que existía
“Cuando en la Iglesia, al celebrarse un matrimonio, se pone
otro tipo de personas que propugnaban por los derechos de las
velo a la mujer en la cabeza, y al hombre en los hombros, se
mujeres, los protestantes, lo que explica —de acuerdo con la
cree que esto indica la esclavitud de la mujer, y no se compren-
prensa mexicana— sus desatinadas proposiciones. Véase como
de que el velo en la esposa cristiana, cayendo desde su cabeza,
ejemplo la crónica de la Convención de los Derechos de la Mujer,
simboliza el pudor, y no la servidumbre”.13
realizada en Siracusa en 1852. Se describe esa asamblea como
Por su parte, el diputado Antonio Escudero sostuvo que
un aquelarre en el que incluso una judía, Ernestina Rose,
“la mujer, al casarse, sacrifica realmente su libertad; no pue-
“maltrató a la Biblia de una manera escandalosa”.11
de contratar, ni adquirir, ni heredar, sin consentimiento de su
9
Nicole Arnaud-Duc, “Las contradicciones del Derecho”, en Georges Duby marido, y así en el matrimonio, el hombre es todo, la mujer es
y Michelle Perrot, Historia de las Mujeres, tomo 4, p. 112. nada, la mujer es cosa”.14 Y si Escudero no trata de hacer una
10
The New York Herald, citado por El Siglo Diez y Nueve, 27 de enero de
1851, p. 1. 12
Francisco Zarco, Historia del Congreso Constituyente, p. 19.
11
“Convención de los derechos de la mujer”, en El Siglo Diez y Nueve, 24 de 13
Ibidem, p. 78.
abril de 1853, p. 1. 14
Ibidem, p. 80.
100 Las m ujere s du r an t e l a R e form a R aú l Gon z á l ez Leza m a 101
defensa de la mujer sí hace manifiesto el abuso, por más que a su número, no se puede afirmar que las mujeres de todas las
su objetivo era que no se considerara contrato al matrimo- clases se hubieran involucrado. Al revisar las casi quince pági-
nio y le fuera reconocida su condición de sacramento. En ese nas de firmas que acompañan la representación de las mujeres
momento, Ponciano Arriaga argumenta que la mujer, dentro de la capital, encontramos multitud de apellidos conocidos,
del matrimonio, es persona, no es cosa, no es esclava. Al ha- como Escandón, Algara, Mier y Terán, Ormaechea, Esnáurri-
cer defensa de la igualdad de la mujer y el hombre continúa zar, etc. Por su parte, la firma de Isabel Ogazón de Vallarta,
afirmando que los pueblos, a medida que adelantan en la ci- madre de Ignacio L. Vallarta, encabezó la firma de la represen-
vilización, “enaltecen a la mujer y reconocen sus derechos”.15 tación de las señoras de Guadalajara.18
Por su parte, el diputado Francisco de Paula Cendejas advirtió Las firmantes de la representación justifican su osada inter-
que “mientras haya en la Asamblea quien considere a la mujer vención ya que es a ellas, a las mujeres “á quien corresponde
como cosa, no será posible entenderse al discutir los derechos zanjar los cimientos de la vida civil y religiosa del ciudadano”.19
del hombre”.16 Y aunque afirmaban que “No venimos, no, á ingerirnos en
Las breves intervenciones de Arriaga, Gamboa y Cende- las difíciles cuestiones de la política, extrañas del todo á nues-
jas demuestran que, al igual que Ramírez, en la mente de tro sexo…”;20 sí se trataba de una cuestión política y así fue en-
varios constitucionalistas existía el convencimiento de que el tendida dentro y fuera del seno del Congreso Constituyente y
reconocimiento de los derechos de la mujer formaba parte por lo mismo duramente atacada. Aun tratándose de la defensa
de la lucha por los Derechos Humanos. Sin embargo, en el de la religión, pocos fueron los que aprobaron la injerencia de
Constituyente resultaba delicado abundar más en los dere- las mujeres.
chos femeninos, pues este tema era relacionado tanto con las Joaquín García Granados, diputado por el territorio de
ideas socialistas como con las protestantes, puntos suscepti- Tehuantepec, se preguntó —en una intervención que, en opi-
bles de provocar mayor rechazo a la intención de obtener la nión de Niceto de Zamacois, estuvo plagada de comentarios
libertad de cultos, objetivo indispensable para la creación del inoportunos y de poca gracia— “si las mujeres que habían fir-
Estado laico. mado las representaciones contra la libertad de cultos, habían
Cuando el 29 de julio de 1856 en el Constituyente se inició recibido permiso de sus maridos”.21
la discusión del artículo 15 del proyecto, que trataba sobre la Por su parte, el diputado liberal José María Mata, haciendo
tolerancia de cultos, llegaron al Congreso numerosas represen- uso de la palabra, descalificó las representaciones femeninas
taciones pidiendo a los constituyentes que no fuera aprobada atribuyéndolas a la manipulación:
la tolerancia religiosa. Una, firmada por las señoras de la ciu-
dad de México —de las más distinguidas de la capital, según 18
Representación que las señoras de Guadalajara dirigen al Soberano Congreso
Zamacois—, así como dos representaciones de las mujeres de Constituyente, sobre que en la Carta Fundamental que se discute, no quede
Lagos, otras de Guadalajara, Puebla, Toluca, Veracruz, León, consignada la tolerancia de cultos en la República, Guadalajara, Tipografía de
Rodríguez, 1856.
Guanajuato y de poblaciones de varios puntos del país.17 Pese 19
Representación que las señoras mejicanas elevaron al congreso constituyente,
15
Ibidem, p. 82. pidiendo que no se establezca en la república la tolerancia de cultos, en Zama-
16
Ibidem, p. 85. cois, op. cit, p. 1025.
17
Niceto de Zamacois, Historia de Méjico desde sus tiempos más remotos hasta el 20
Ibidem, p. 1026.
gobierno de D. Benito Juárez, tomo XIV, p. 323. 21
Zamacois, op. cit., p. 332.
102 Las m ujere s du r an t e l a R e form a R aú l Gon z á l ez Leza m a 103
Se han empleado hoy respecto del pueblo los mismos medios y vida pública.25 Y si bien no comparte la visión de estas mujeres
otros más que se emplearon en 1848; pero el pueblo, aleccionado de un México intolerante en materia religiosa, sí defiende
ya con la experiencia dolorosa de lo pasado, no se mueve. Apenas el derecho que les asiste para exponer su punto de vista ante el
unas cuantas representaciones han podido venir al seno del Con- mayor órgano legislativo del país:
greso pidiendo el exclusivismo religioso, y para eso ha sido preciso
buscar firmas donde nunca se habían buscado; ha sido necesario
Aplaudimos, por lo mismo que el bello secso haga resonar su voz
acudir a las mujeres, a las sencillas y cándidas mujeres, a quienes
en el santuario de las leyes, y pésanos solo el que sea por un moti-
por la primera vez se las ha obligado a presentarse en la escena po-
vo en que la preocupación obtiene el primer lugar. ¿Cuánto mejor
lítica, ya que entre los hombres no se encontraba el apoyo que tan
hubiera sido que esa voz dulce y persuasiva, se hubiera hecho oir
fácilmente se obtenía en otro tiempo.22
cuando las torpezas tiránicas de Santa-Anna, para salvar á tantos
infelices de una muerte horrorosa?26
En las páginas de El Ómnibus se critica a esas mujeres a las que
también califican de dóciles e ingenuas víctimas de la manipu- Confiesa Vigil que desde siempre había creído un absurdo que
lación y se da a entender que la obligación de las mujeres, dada en las sociedades modernas que tanto alababan la libertad y la
su condición, era ser forzosamente conservadoras y, por lo mis- igualdad, las mujeres estuvieran relegadas a una especie de es-
mo, habrían de guardarse mucho de interferir en cuestiones clavitud y que en muchas constituciones del mundo se hablara
políticas, de otra manera, no podían aspirar a ser consideradas de los derechos de los hombres, pero que en ninguna de ellas
“señoras” y no merecerían ser tratadas con el respeto debido a se hablara de los derechos de las mujeres.27 Considera que la
esta condición.23 división entre los derechos de la mujer y el hombre contravenía
En contraste se conoce que grupos de varones también di- los designios de la naturaleza que había otorgado iguales dotes
rigieron representaciones similares en su contenido a las de las intelectuales a ambos sexos; esa división era producto de un
“señoras”, pero no por ello fueron calificados de cándidos o capricho de la sociedad y “en consecuencia, el estado de
se afirmó que sus débiles mentes hubieran sido manipuladas. abyección política y social de la mujer, tarde o temprano caerá;
José María Vigil, liberal que años más tarde destacaría porque es un órden de cosas en oposición a la naturaleza”.
como historiador, no compartió la apreciación de Mata. En Vigil es partícipe también de la idea de que la protección
su opinión no existió manipulación y lejos de descalificar el de las virtudes reside principalmente en las mujeres “si con-
intento femenino, le pareció que el hecho tenía una importan- sultamos la historia, vemos que esta nos dice que la morali-
cia “real y positiva”, que daba cuenta de un hecho extraordi- dad y pureza de las costumbres… están en razón directa de la
nario “tal vez… el primero de esta clase que tiene lugar entre importancia social de la mujer”. Y recrimina al redactor de El
nosotros”,24 porque era un paso dado en dirección a la emanci- Ómnibus por el trato injusto y majadero con el que trata a
pación femenina, una muestra de la iniciación de la mujer en la las firmantes a quienes llama “monitorianas” y por lanzarles
22
José María Vigil, “La Reforma”, en Vicente Riva Palacio, México a través de unos versos satíricos de Quevedo y le pregunta: “¿Piensa, por
los siglos, tomo V, libro 1, capítulo VII, p. 31.
23
Citado por José María Vigil, “El art. 15 del Proyecto de Constitución. Im-
portancia política de la muger”, reproducido en El Republicano, 6 de agosto 25
Ibidem.
de 1856, p. 1. 26
Ibidem.
24
Ibidem. 27
Ibidem.
104 Las m ujere s du r an t e l a R e form a R aú l Gon z á l ez Leza m a 105
ventura, ese papel conservador, que solo las conservadoras son Munguía.30 La misma opinión sostuvo Rafael Zayas Enríquez
señoras? ¿O cree que todas las señoras son conservadoras?”28 en su biografía sobre Juárez, que le mereció el primer premio
Finalmente, la Constitución fue promulgada el 5 de febre- del Concurso Literario de la Comisión Nacional del Centena-
ro de 1857 e inició su vigencia el 16 de septiembre de ese año. rio de Juárez.31
Tuvo una corta vida pues a mediados de diciembre, el Plan de Sin embargo, nosotros sostenemos que esa inclinación
Tacubaya rechazó la Constitución por considerarla contraria a de Comonfort ya había sido mostrada tiempo atrás como lo
las necesidades y realidad de México. Se pedía un nuevo Con- denuncia Ocampo en Mis quince días de Ministro.32 Un caso
greso que elaborara otra Carta Magna. Este fue el inicio de distinto nos presenta Concepción Lombardo, quien confiesa
la Guerra de Reforma o de Tres Años. Durante este conflicto haber sido víctima por lo menos de un intento de manipula-
las mujeres tuvieron una participación limitada a las esferas y ción para que influyera en las posturas políticas de su marido,
acciones que eran socialmente aceptadas. Fue la superioridad cuando lo intentó con ella el señor George Mathews, primer
moral que les era plenamente reconocida el medio por el cual secretario de la Legación de S. M. Británica:
pudieron participar de forma legítima en la Guerra de Reforma.
En este momento podemos apreciar cómo subsiste la idea Este señor me escribía cartas en las cuales me aconsejaba el que mi
de la manipulación del pensamiento de un género sobre el esposo cambiase de política, me decía que no era conveniente el
otro. Algunos historiadores, por ejemplo, responsabilizan a que fuese el Clero quien mandase y otras cosas por el estilo a las
Guadalupe de los Ríos, madre de Ignacio Comonfort, de in- cuales yo no le contestaba.33
fluir en su hijo, quien le rendía una profunda veneración, para
ir a abrazar el Plan de Tacubaya. Pero los casos anteriores no pasan de ser meras anécdotas que
Debemos a Juan A. Mateos una dramática representación no proporcionan mayor explicación del papel e influencia del
del momento, que según él, debió haber ocurrido sin duda: género femenino en la Reforma. Lo que sí es digno de mayor
atención es que durante la guerra, siguiendo la tradición, los
¡Aquí, sobre mis rodillas, te enseñé a pronunciar el nombre de ejércitos, liberal y conservador, fueron acompañados por mu-
Dios! Yo empapé tu cabeza con las aguas bautismales y los óleos jeres, quienes ejercían funciones de vivanderas o soldaderas.34
ungieron tus cabellos; yo te llevé al pie del altar y la hostia consa- Muy pocas rebasaron esa función y empuñaron las armas o
grada llegó a tus labios llevando el perfume de la fe católica… ¡Tú sirvieron de espías y mensajeras. Una participación activa en
has sido creyente y lo sigues siendo todavía! ¿Por qué, entonces asuntos políticos significaba salir de la esfera religiosa y la ex-
derribar lo que has adorado y quemar en la llamada de la impiedad ponía a la sanción social. Por esta razón su acción política es-
tus creencias sagradas?29
30
Silvestre Villegas Revueltas, “La Constitución de 1857 y el golpe de estado
Silvestre Villegas Revueltas cree posible alguna influencia de Comonfort”, en Historia Moderna y Contemporánea de México, vol. 22,
p. 53.
dado que el confesor de la madre de Comonfort era el obispo 31
Rafael Zayas Enríquez, Benito Juárez, su vida y su obra, p. 67.
32
Cfr. Melchor Ocampo, Mis quince días de Ministro, 1856.
33
Concepción Lombardo, Memorias de Concepción Lombardo de Miramón, p.
28
Ibidem. 234.
29
Juan A. Mateos, El Cerro de las Campanas. Memorias de un Guerrillero, 34
Cfr. Elizabeth Salas, Soldaderas en los ejércitos mexicanos. Mitos e historia,
p. 137. México, Diana, 1995.
106 Las m ujere s du r an t e l a R e form a R aú l Gon z á l ez Leza m a 107
tuvo cobijada o disimulada tras el ejercicio de las virtudes que manidad! ¡Qué desengaños nos da la política! ¡Y qué dolores
le eran consustanciales a su sexo. nos causan a vezes los seres que más amamos!”37
Las virtudes teologales, Fe, Esperanza y Caridad, son los Años más tarde, Margarita Maza se vio también en una si-
hábitos que Dios infunde en los cristianos para que orienten tuación similar cuando su cuñado Manuel Dublán formó par-
sus acciones a Dios. La Fe y la Esperanza las autorizó y ordenó te de la administración de Maximiliano. En una carta, Pedro
participar en defensa de la religión. La Caridad les permitió Santacilia le informó a su suegro, el presidente Juárez:
realizar acciones piadosas en medio del conflicto e incluso in-
terceder por aquellos que, llevados por su error, habían partici- También escribe Dublán. ¡Este cobarde se atreve a decirle a Mar-
pado en el bando contrario. garita lo siguiente: “cuando nos veamos te contaré todo lo que he
La condición relativa de la mujer la hizo partícipe no sólo sufrido” Va a llegar un día en que los traidores pretendan probar-
de la condición social y económica del padre o marido, sino nos que sufrieron mucho porque tuvieron necesidad de vivir entre
los invasores!38
también de su postura política, provocando en no pocas oca-
siones situaciones complicadas por la heterogeneidad de la
Margarita sin ocultarle el hecho a su marido se limita a decir:
ideología política al interior de las familias. Concepción Lom-
“Me escribió Dublán, al que no le contesté”, actitud que fue
bardo, esposa de Miguel Miramón, nos comparte su propia
del agrado de Juárez, quien a su vez le respondió: “He vis-
experiencia: “Mi abuela y mis tías, estaban rodeadas de indivi-
to la carta que te escribió el pícaro de Dublán. Hiciste bien
duos pertenecientes al partido liveral, y eran por consiguiente
en no contestarle. Es mejor no tener relaciones con semejante
enemigas encarnizadas de los conservadores”, y continúa: “a
canalla”.39
esto se unía que mi abuela tenía dos hijos en el partido liveral,
A pesar de no estar directamente involucradas en el con-
y uno de ellos en el Ejército”.35
flicto, las mujeres se encontraban expuestas a las vicisitudes de
El general José Gil de Patearroyo era hermano de la madre
la guerra que en el mejor de los casos sólo significaba una per-
de Concepción Lombardo y le correspondió hacer “el triste
turbación de su vida cotidiana. Así, por ejemplo, Concepción
papel de Ministro de la Guerra, con el mayor enemigo de mi
Lombardo se refugiaba en un convento cuando su marido salía
esposo, Dn Benito Juárez”.36 Ostentando este cargo le corres-
a campaña, de esta forma se protegía de la maledicencia y era
pondió firmar la circular de enero de 1860 que declaraba pi-
alabada por su recatada actitud. En cambio Margarita Maza,
ratas a las embarcaciones de guerra, que a un alto costo había
cónyuge de Benito Juárez, en medio de la Guerra de Refor-
logrado conseguir el gobierno conservador y con las que pre-
ma, abandonó la ciudad de Oaxaca y se radicó en Etla, no en
tendía atacar el puerto de Veracruz, asiento y principal baluarte
protección de su buen nombre, sino por salvaguardar su vida
del gobierno constitucionalista. Un duro golpe que inclinó la
y la de sus hijos, amenazadas por el general José María Cobos,
balanza de la guerra en favor de los enemigos de su marido,
como también había ocurrido durante el destierro de Juárez
lamentándose de esta manera: “¡Qué anomalías hay en la hu-
37
Ibidem.
38
Jorge L. Tamayo, Benito Juárez. Documentos, discursos y correspondencia.
35
Lombardo, op. cit., p. 144. 39
Patricia Galeana, La correspondencia entre Benito Juárez y Margarita Maza,
36
Ibidem, p. 258. p. 11.
108 Las m ujere s du r an t e l a R e form a R aú l Gon z á l ez Leza m a 109
en Nueva Orleans.40 La actitud de Margarita fue vista como siempre el mayor respeto, la más profunda veneración a las leyes de
una deliberada declaración política y como tal fue atacada por la Iglesia católica, apostólica, romana, y de obedecer ciegamente las
la prensa de la ciudad de México de la única forma en que ésta disposiciones que emanan de sus pastores y ministros, inculcando
consideraba debería ser abordada semejante actitud, por medio a nuestros hijos estos preceptos, como que en ellos estriba las sal-
vación de las almas, la tranquilidad de las conciencias, la moralidad
de la burla.
de las costumbres y la paz pública y doméstica.43
Margarita Maza fue motivo de mofa en los periódicos con-
servadores de la capital cuando se publicó la noticia en La De-
La francesa María Couturé, viuda de Gourgues, sirve de ejem-
mocracia de Oajaca, la cual anunciaba su regreso a la capital
plo de la presencia femenina durante la Guerra de Reforma y
del estado de donde había tenido que emigrar para escapar
las condiciones en las que su participación pudo realizarse sin
de la persecución de Cobos. La Sociedad calificaba la noticia
que esto atrajera sobre sus personas alguna clase de censura.
como un idilio y lamentaba que ésta no hubiera sido escrita en
La señora Couturé, propietaria de un taller de costura, había
verso.41
viajado el 11 de abril a Tacubaya para pedir al general San-
Los conservadores se hacían llamar a sí mismos defensores
tos Degollado que permitiera correr el agua potable que días
del orden y de los más altos principios morales y, por lo mis-
antes había sido cortada y que estaba haciendo mucha falta
mo, negaban ser capaces de perseguir a mujeres y familias de
en los hospitales de la capital. Consiguió que su súplica fuera
sus opositores, pero de hecho sí lo hacían, como lo demuestra
atendida, y cuando se disponía a regresar a México, estalló el
la documentación resguardada en el Archivo Histórico de la
combate entre las fuerzas liberales y las conservadoras.
Secretaría de la Defensa Nacional (AHSDN).42
María Couturé era conocida por su vocación altruista, pues
Al promulgarse en Veracruz las Leyes de Reforma se susci-
desde años antes distribuía de forma gratuita medicamentos a
taron reacciones en el territorio ocupado por las fuerzas con-
quienes los solicitaban en su negocio, que entonces se encon-
servadoras. Las más conocidas fueron las cartas pastorales de
traba en el número cuatro de la segunda calle de Plateros.44
los obispos mexicanos en contra de estas leyes, menos conoci-
Por lo que viéndose obligada a permanecer en Tacubaya se
das son los manifiestos femeninos en el mismo sentido.
ofreció a atender a los heridos que el combate produjera.
A diferencia de lo ocurrido en 1856, la prensa no creyó que
La victoria correspondió a los conservadores, y el general
hubiera existido una manipulación de las “mentes cándidas y
Degollado se vio obligado a retirarse dejando atrás a sus heri-
sencillas” de las mujeres que suscribieron protestas en la ciudad
dos. Leonardo Márquez con inexcusable saña mandó ejecutar
de México, Toluca y varios pueblos de Jalisco. Por el contrario:
a los prisioneros y todo aquel que hubiera proporcionado algún
apoyo a los liberales. Cuando los militares conservadores se pre-
no hemos vacilado en secundar los votos de aquellas dignas seño-
ras, haciendo la misma protesta de conservar viva e incólume de
sentaron en el hospital de campaña para ejecutar a los heridos, la
nuestros pechos la fe sacrosanta de nuestros padres; de profesar señora Couturé intentó interponerse entre ellos y sus víctimas;
suplicó por la vida de los médicos y se presentó ante Márquez
40
Ibidem. para implorar compasión. Fue inútil. Inflexibles los triunfadores
41
La Sociedad, 31 de marzo de 1858, p. 2.
42
Como ejemplo véase el expediente: “El comandante militar de Tetecala dio
cuenta de haber hecho prisioneras a once mujeres, entre ellas a Carmen Pozas, 43
La Sociedad, 5 de septiembre de 1859, p. 2.
esposa del cabecilla constitucionalista Arellano”. AHSDN, XI/481.3/7120. 44
El Monitor Republicano, 2 de abril de 1856, p. 4.
110 Las mujere s du r an t e l a R e form a R aú l Gon z á l ez Leza m a 111
comenzaron la masacre. No obstante, la francesa no se resignó Pese a que había realizado una acción que debe ser consi-
a dejarlos morir sin brindarles algún consuelo; se encargó en- derada caritativa, el nombre de María Couturé no fue mencio-
tonces de recoger los últimos mensajes de despedida de aque- nado en los diarios conservadores, ni tampoco fue condenada,
llos que serían ejecutados, así como los objetos personales que en ninguna parte, la agresión de que fue objeto. Creemos que esto
como último recuerdo enviaban a sus familias. No le fue posible se debió a que su conducta fue calificada por los reaccionarios
cumplir con ese encargo. La tropa le arrebató de las manos las como inapropiada por intentar beneficiar a los enemigos de la
prendas que debía entregar a los deudos de los mártires. religión. Así le ocurrió a Agustín Jáuregui, uno de los civiles
Meses después, Leonardo Márquez fue conducido preso a sacrificados en Tacubaya. Era liberal pero se había mantenido
la capital por órdenes de Miguel Miramón. La señora Couturé al margen del conflicto. Fue sacado de su casa y ejecutado. Su
se presentó ante el prisionero para solicitar le extendiera un delito lo explicaron los conservadores de esta manera: “¿Cuál
documento que certificara el extravío de las propiedades de las era el delito de Jauregui? Lo saben todos. Hizo causa común
víctimas, con el fin de justificar la pérdida de los objetos con- con los enemigos de la religión y de la patria, y sufrió las conse-
fiados a su persona. Lejos de acceder a la petición, el Tigre de cuencias de su delito. Nosotros, sin embargo, compadecemos
Tacubaya se sintió ultrajado y se arrojó sobre ella golpeándola todavía su funesto error”.48
con los puños. Cuando los presentes lograron rescatarla de su La costurera francesa, sin embargo, continuó haciendo su
agresor, tenía el rostro bañado en sangre.45 labor caritativa y se ocupó de reunir fondos para los hospitales de
Como súbdita francesa, acudió al vizconde de Gabriac, la capital. Al triunfo del constitucionalismo, el presidente
ministro de Francia, quien se negó a protestar por el maltrato de la República comisionó a su entonces ministro de Gue-
que había sufrido, además le recriminó con dureza su conducta rra, el general Jesús González Ortega, para que se entrevistara
del 11 de abril y terminó diciéndole: “Yo sé bien, señora, que con la francesa, quien aprovechó la ocasión para abogar por la
en aquel día había en Tacubaya muchos franceses; y mi sólo suerte del general Isidro Díaz que se hallaba prisionero de los
pesar es que no hayan sido fusilados todos”.46 liberales y que enfrentaba la muy probable suerte de ser pasado
El maltrato físico hacia las mujeres que habían osado trans- por las armas.
gredir la esfera de su competencia era visto como algo natural Al enterarse de los buenos oficios emprendidos en su fa-
y merecido dada la naturaleza de su conducta. Así lo demuestra vor, el general Díaz escribió a la francesa agradeciendo su in-
la opinión de Ignacio Aguilar y Marocho cuando se refiere a tervención: “Esa acción ennoblece á usted a mis ojos, como la
mujeres que se involucraban directamente en acciones que sólo ennoblece á los ojos del mundo, y ha producido en mí los mas
deberían acometer los varones: “En Guadalajara son aprehen- vivos sentimientos de gratitud, de estimacion y de respeto ha-
didas tres damas republicanas que se ejercitaban en el oficio de cia usted cuyos sentimientos espero conservar mientras viva”.49
porta-pliegos llevando la valija en partes excusadas. Cuando las El Siglo Diez y Nueve en un editorial denunció cómo la
redujeron a prisión reclamaban con energía las consideraciones apatía del Ayuntamiento no permitió que se concluyera la intro-
debidas ¡a su honor! ” 47 ducción de agua potable a la cárcel de Coyoacán, obra planeada
48
Los demagogos y sus escritos o sea contestación al cuaderno titulado: Los asesina-
45
El Siglo Diez y Nueve, 7 de marzo de 1861, p. 1. tos de Tacubaya, s/l, s/e, s/f., p. 19.
46
Ibidem, p. 2. 49
Isidro Díaz a María Couturé de Gourges, Ex Acordada, 9 de abril de 1861,
47
Ignacio Aguilar y Marocho, La Familia Enferma, p. 126. publicada en El Siglo Diez y Nueve, 12 de abril de 1861, p. 4.
112 Las mujere s du r an t e l a R e form a R aú l Gon z á l ez Leza m a 113
y ejecutada casi en su totalidad por la señora Gourgues.50 En El hombre cuyas dotes sexuales son principalmente el valor y la
respuesta a la presión de la opinión pública se le entregaron fuerza, debe dar y dará a la mujer, protección, alimento y dirección,
doscientos pesos para la conclusión de los trabajos,51 y el 16 de tratándola siempre como a la parte más delicada, sensible y fina de
junio de 1861 otros cien pesos del Ayuntamiento para que los sí mismo, y con la magnanimidad y benevolencia generosa que el
fuerte debe al débil, esencialmente cuando este débil se entrega a
empleara en los gastos del traslado de los enfermos del Hospi-
él, y cuando por la Sociedad se le ha confiado.
tal de San Lázaro a Churubusco.52
La mujer, cuyas principales dotes son la abnegación, la belleza,
Los liberales no olvidaron su noble intervención en favor
la compasión, la perspicacia y la ternura debe dar y dará al mari-
de los mártires de Tacubaya. El Congreso de la Unión, en
do obediencia, agrado, asistencia, consuelo y consejo, tratándolo
sesión del 13 de noviembre de 1861, acordó otorgar a Ma- siempre con la veneración que se debe a la persona que nos apoya y
ría Couturé la excepción vitalicia del pago de contribuciones defiende, y con la delicadeza de quien no quiere exasperar la parte
directas, tanto federales como municipales, por su taller de brusca, irritable y dura de sí mismo propia de su carácter.
fabricación de corsés.53 Por su parte, en agradecimiento por
su gesto a favor del doctor Juan Duval, médico inglés que se Podemos concluir que los ideólogos de la Reforma tenían pre-
encontraba entre los sacrificados, la Legación Británica desde sente la condición disminuida de la mujer en cuanto a sus de-
diciembre de 1859 le había hecho llegar un pañuelo bordado, rechos civiles y políticos y tenían en mente el remediar esta
obsequio de SMB, la reina Victoria.54 situación. Creían honestamente en la superioridad moral de
Couturé ganó notoriedad y su actuación fue digna de enco- la mujer, pero contrariamente a los conservadores, no temían
mio porque correspondió a lo que se esperaba de ella, mostran- que el ejercicio de mayores derechos civiles y el reconocimiento
do las virtudes propias de su sexo y no otras. Jesús González de sus derechos políticos destruyeran sus virtudes innatas. Sin
Ortega, en un oficio que le dirigió, se despide de ella con las embargo, sólo fue posible iniciar los primeros pasos hacia el
siguientes palabras: “le añado las protestas de mi aprecio y respe- mejoramiento social de la mujer cuando la República triunfó
tuosa admiración a sus virtudes”.55 Frase que además de cumplir sobre la Intervención Francesa y el Segundo Imperio. El más
con el formalismo de la cortesía resalta el elemento clave que importante de ellos fue en materia educativa, tal como lo recla-
debe ser reconocido y premiado: sus virtudes. Demostrando mó en su momento Ignacio Ramírez El Nigromante.
la persistencia de la idea de una naturaleza femenina inclinada a la
esfera moral, que debía ser alentada y protegida. Fu entes Consu lta da s
Así definía las esencias masculinas y femeninas el ideólogo
liberal Melchor Ocampo en su célebre epístola: Bibliográfica
CÓRDOBA R AMÍREZ, Irina, “Entre el celo católico y la conduc- Representación de los indigenas de Zalatitán, San Gaspar y Rosario,
ta anticlerical: mujeres adjudicatarias en la ciudad de México, contr la tolerancia de cultos, s/l, s/e, s/a.
1856-1858”, en tesis para obtener el grado de maestra en histo- Representación que hace el vecindario de Querétaro al Soberano Con-
ria, Facultad de Filosofía y Letras, UNAM, 2012. greso para que no sea admitida la tolerancia de cultos propuesta
Los demagogos y sus escritos o sea contestación al cuaderno titulado: en el proyecto de Constitución, Querétaro, Imprenta de Mariano
Los asesinatos de Tacubaya, s/l, s/e, s/f Rodríguez Velázquez, 1856.
DUBLÁN, Manuel y José María Lozano, Legislación Mexicana o co- Representación que las señoras mejicanas elevaron al congreso consti-
lección completa de las disposiciones legislativas expedidas desde tuyente, pidiendo que no se establezca en la república la toleran-
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Comercio de Dublán y Chávez, 1877. sus tiempos más remotos hasta el gobierno de D. Benito Juárez, t.
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Congreso Constituyente, sobre que en la Carta Fundamental que
se discute, no quede consignada la tolerancia de cultos en la Repú- La Sociedad.
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Representación que el Ayuntamiento de Tototlán, eleva al S. Congre- El Siglo Diez y Nueve.
so Constituyente contra la tolerancia de cultos en la República, El Republicano.
Guadalajara, Tip. De Rodríguez, 1856.
L a pa rticipación de
l a s muj er es en l a Segu n da
In terv ención Fr a nce sa
117
118 La pa rt ici pac ión de l as m uje re s . . . Cl ar a Gua da lu pe Ga rcía 119
lidad que describe.2 Así pues, es necesario escudriñar con El contexto histórico, ese elemento que nos marca más
atención para evidenciar su presencia en los acontecimientos que nuestras herencias familiares,7 debe ser tomado en cuenta
que conforman este proceso. En pocos casos saltan a la vista para analizar la participación femenina en este proceso. Por
algunos personajes femeninos, como Carlota o doña Marga- supuesto, en el nivel cultural el contexto para las mujeres no es
rita Maza, pero si interrogamos a nuestras fuentes con algo diferente en las diversas etapas del siglo XIX, siglo de romanti-
de miramiento, encontramos alguna mujer que fue soldado cismo y construcción de las nacionalidades. El papel de la mu-
(o soldada), algunas otras esposas, hijas y hermanas que tu- jer está marcado por esa cultura de dominio masculino que se
vieron alguna participación relevante, las muchas soldaderas percibe también en las fuentes iconográficas, ricas y variadas en
y hetairas.3 Entre estas mujeres que detectamos no faltan las esta época en que la fotografía es un recurso a través del cual
presencias legendarias, como la India Bonita o la Caramba- varios fotógrafos muy laboriosos ofrecen mucha información.8
da, sin olvidar los partidarismos que consideraban a alguna Podemos comenzar nuestro estudio con la llegada al puer-
virgen como chinaca.4 to de Veracruz de la coalición tripartita: barcos franceses, espa-
Se cuenta también con fuentes valiosas para nuestro pro- ñoles e ingleses arribaron entre el 6 y el 8 de enero de 1862,9
pósito: Eduardo Ruiz, uno de los participantes en esta lucha para exigir el pago de la deuda mexicana. Se establecieron los
en el bando republicano, describe su admiración por las mu- tratados de la Soledad, y en la negociación, Madrid y Londres
jeres y ofrece en su obra datos sobre su actuación.5 También se conformaron y retiraron. Francia no, pues sabemos que su
hay escritos de autoras como Concepción Lombardo de Mi- interés era quedarse e invadir. Así, pues, el Ejército francés, al
ramón.6 Estas fuentes son inapreciables para nuestro estudio. mando del conde de Lorencez, se estableció en varias pobla-
ciones veracruzanas e inició su avance, con la creencia de que
sería recibido como héroe.
2
Vid. Vicente Riva Palacio (dir.), México a través de los siglos, México/Bar-
celona, Ballescá y compañía/Espasa, 1884, 5 tomos; así como Justo Sierra
Méndez (dir.), México y su evolución social, México/Barcelona, Ballescá y 7
Marc Bloch, Introducción a la Historia, p. 32. El autor señala que las personas
compañía/Espasa, 1902, 2 tomos. En éstas, que son las mayores produc- se parecen más a sus contemporáneos que a sus padres. Esta verdad evidente
ciones historiográficas realizadas en esa época, sólo aparecen ciertas mujeres resalta la importancia del contexto histórico en la vida de cada persona.
en algunos capítulos que dan cuenta de la historia nacional. En estas dos 8
Vid. Arturo Aguilar Ochoa, La fotografía durante el Imperio de Maximi-
valiosas obras, la participación de las mujeres en las transformaciones sociales liano, México, UNAM, 2001, quien ofrece un panorama de la fotografía de
resulta imperceptible; los autores no se toman la molestia de mencionarla. La dicho periodo.
tradición historiográfica de esos tiempos así lo ameritaba. 9
Desde mi perspectiva, la habilidad principal que debe desarrollar el estudio-
3
En la antigua Grecia, mujeres de compañía educadas y sofisticadas que gene- so de la historia es la ubicación temporal. Para este texto, y en general para
ralmente brindaban servicios sexuales. los estudios sobre la Intervención Francesa, mi primer acercamiento fue la
4
En México, chinaco se llamaba genéricamente a la gente común del pueblo. elaboración de una cronología que tomara en cuenta los acontecimientos
Durante el periodo de la Intervención Francesa enfrentaron, y en varias oca- relevantes para comprender el proceso, la presencia de los personajes que
siones derrotaron, al ejército expedicionario francés de Napoleón III. mi interés ha marcado y la ubicación geográfica de los datos anteriores. Para
5
Vid. Eduardo Ruiz, Historia de la guerra de intervención en Michoacán, ed. elaborar esta herramienta (la cronología), me he basado en diversos textos
facsimilar de la de 1896, México, SEP, 1940. contemporáneos. Además de los citados en la nota 2, tomé en cuenta prin-
6
Vid. Memorias, México, Porrúa, 1984. Esta obra se publicó tardíamente, cipalmente el de Manuel Santibáñez, Reseña histórica del cuerpo de Ejército
pero tiene la gran virtud de ser una fuente primaria escrita desde el punto de de Oriente, así como el de Juan B. Híjar y Haro, Ensayo histórico del Ejército de
vista de una dama conservadora que, además, tuvo en su poder para realizar Occidente, además de otras fuentes que se señalan en la lista de fuentes con-
su escritura el archivo de su esposo, el general Miguel Miramón. sultadas.
120 La pa rt icipac ión de l as m uje re s . . . Cl ar a Gua da lu pe Ga rcía 121
Desde el inicio, las mujeres estuvieron presentes, como 1863, recibió refuerzos multiplicados ¡por seis!, y un jefe no
soldaderas, como vivanderas. Así deben haberlas visto los in- tan obtuso como lo fue el anterior, Federico Forey.12
vasores, y también a las jóvenes de familias acomodadas, al- Durante este periodo se produjo la famosa batalla de Ca-
gunas liberales que rechazaban al extraño enemigo, y otras marón.13 El 30 de abril de 1863, un pequeño convoy invasor
conservadoras, contrarias también a la invasión o francamente que llevaba víveres fue atacado en el punto conocido como
favorables a ella. Camarón, en Veracruz. Avasallado por un número mucho
La falsa creencia de que el invasor sería bienvenido pron- mayor de mexicanos patriotas, fueron muertos casi todos sus
to se vio contrastada por la realidad. Un acontecimiento con integrantes. La resistencia de los europeos convirtió esta ba-
consecuencias graves nos permite atisbar a las mujeres: la ex- talla en un símbolo para la Legión Extranjera francesa; cabe
plosión del arsenal mexicano en Chalchicomula, Puebla. Apa- señalar que los heridos fueron atendidos con mucho cuidado
rentemente se trató de un accidente, atribuido a las múltiples por mujeres mexicanas, quienes fueron reconocidas por los
fogatas en que las soldaderas preparaban los alimentos. Fueron sobrevivientes como sus hermanas o madres.
más de mil quinientos los muertos. De ellos fueron 475 muje- Tras este pequeño triunfo, Puebla se preparó. Fortificó todo
res de los soldados, más unas treinta vivanderas.10 Tenemos a su perímetro y en la realización de estas obras participaron mu-
las mujeres como víctimas. Por supuesto, no solamente vícti- jeres poblanas. Fueron varios cientos de ellas las que cubrieron
mas mortales, como en este caso, sino también heridas, presas, jornadas completas durante semanas, sobre todo para acarrear
raptadas, violadas… Pues las mujeres eran botín de guerra. No material de las trincheras que se cavaron. Sus nombres están en
obstante, también fueron espectadoras y vendedoras, favore- el Archivo Histórico municipal, pues se les pagó su trabajo.
cedoras de uno u otro bando. Hubo una mujer, la zacatecana Soledad Arias, que se diri-
Lo de Chalchicomula mermó tremendamente los recur- gió a los soldados que habrían de defender la plaza. Mencionó
sos humanos y de munición a los mexicanos. Aun así, tenemos su paisanaje con el jefe militar, González Ortega, y así habló:
para el 5 de mayo de 1862 el triunfo de Zaragoza sobre
¡Hijos indómitos de las montañas, de fuerte corazón como sus ro-
las fuerzas, todavía equilibradas en número, encabezadas
cas […] Una hermana vuestra, nacida entre las rocas, la misma que
por la torpeza de Lorencez.11
os ha seguido hasta aquí, que no os perderá de vista en el combate,
Tras esta batalla memorable, la invasión apenas estaría por
y llorará porque es mujer [sic] sobre los cadáveres de los que su-
producirse. El invasor se retiró de Puebla, solamente hasta Ve-
cumban, pero que como zacatecana colocará sobre sus gloriosas
racruz, mas no abandonó el país, y un año después, es decir, en tumbas, la planta de las montañas, la esmaltada siempreviva, fiel
emblema de la inmortalidad…! 14
10
Manuel Santibáñez, op. cit., p. 46. 12
Vid. Ricardo Orozco, op. cit., passim.
11
Vid. Miguel A. Sánchez Lamego, La fortificación y los ingenieros militares en 13
Vid. Alejandro Monzón, “La batalla de Camarón” [en línea], Reforma poli-
la batalla del 5 de mayo de 1862, México, [s.p.i]; y Tomás Sánchez Hernán-
cial, 2011, <http://reformapolicialmex.blogspot.mx/2011/04/la-batalla-
dez, Estudio Crítico de la batalla de puebla del 5 de mayo de 1862, México, de-camaron.html>, [02.04.2015], para conocer un estudio detallado sobre
[s.p.i]. Una interpretación más clara y desprovista de prejuicios se encuentra las acciones bélicas de este sangriento episodio. Destaca que a pesar del nom-
en Ricardo Orozco, Puebla, 1863, ante el asombro de sus ángeles, México, bre de este blog, el estudio histórico es cuidadoso y no se refiere a la policía,
CEHIPO, 2013, pp. 12-14. Estudios ambos que permiten conocer más sobre sino a maniobras de ambos bandos militares enfrentados en esa ocasión.
esta batalla. 14
Manuel Santibáñez, op. cit., pp. 260-263.
122 La pa rt icipac ión de l as m uje re s . . . Cl ar a Gua da lu pe Ga rcía 123
Esta arenga, con todo el estilo romántico y propio para elevar con el embajador francés, el señor Saligny, una mujer que
el espíritu de los guerreros, constata la presencia femenina, posteriormente fue amiga de la familia Juárez, como apuntó
que ya podíamos suponer de manera implícita, pero que tam- Concepción Miramón, quien escribió con la tijera de criticar
bién podíamos creer que no existió en el campo mismo de la en mano.17
batalla. Más adelante hablaremos de otra mujer que escuchó Mientras, en Europa Maximiliano hacía como que creía
esta arenga: Ignacia Riechy. que en efecto el pueblo mexicano aprobaba que viniera a go-
La columna francesa rodeó Puebla y mantuvo un sitio por bernarlo y aceptaba la corona en octubre. Tras ocupar la ca-
62 días (cuando se había calculado que duraría 15 días). Las pital, el ejército invasor avanzó hacia el occidente y el norte;
mujeres que quedaron en la ciudad padecieron, junto con toda tomó Guadalajara, Zacatecas e incluso Acapulco.
la población, la falta de alimentos y medicinas. Cuando se rin- Para 1864, a fines de mayo, Maximiliano hizo su arribo
dió el Ejército mexicano, seguramente aplaudieron la actitud al puerto de Veracruz, por supuesto acompañado de Carlota
heroica de negarse a firmar el documento que los comprome- Amalia Augusta Victoria Clementina Leopoldina. Los prime-
tía a no hacer armas contra Francia, a cambio de su “libertad”. ros meses de su estancia los emplearon en organizar su corte,
Puebla cayó en manos francesas el 17 de mayo de ese 1863.15 y nombraron a las damas de honor, entre las que estuvo en
Los oficiales mexicanos prisioneros fueron llevados a Ve- primer lugar doña Dolores Quesada. Destacó también la pre-
racruz, para embarcarse a Francia, pero en el camino dos ter- sencia de una mujer norteamericana, casada con un príncipe
ceras partes de ellos lograron fugarse. Grupos de señoritas en europeo y que vino con la corte de Maximiliano: Agnes de
Orizaba ayudaron a este escape, distrayendo a los guardias e Salm-Salm.
incluso disfrazando de mujeres a los bigotones cautivos. Ese año concluyó con mayores avances imperialistas y al-
Juárez retrocedió hacia el norte y en San Luis Potosí una gunos triunfos republicanos. En el terreno militar, destacaron
embarazada Margarita Maza lo alcanzó con hijas e hijo. Ahí la toma de Oaxaca y Guaymas por los franceses, así como el
dio a luz a otro varoncito.16 revés sufrido por Ramón Corona en El Espinazo del Diablo,
Forey tomó la ciudad de México y fue sustituido como entre Durango y Sinaloa. El mayor logro del bando mexicano
jefe del ejército invasor por Aquiles Bazaine, un militar más en esta época fue sostener la lucha y organizarse a partir de la
político, ambicioso y truculento. Éste nombró una regencia. nada. Así se crearon los tres grandes ejércitos que hubieron
El gobierno provisional organizó fiestas, además de otras ac- de dar luego las batallas que llevaron al triunfo a la república:
tividades fundamentales para el buen gobierno, y entre las Porfirio Díaz organizó el Ejército de Oriente; Ramón Corona,
mujeres que participaron en ellas estuvo una señora que bailó el de Occidente, y Mariano Escobedo, el del Norte.
También funcionaron grupos pequeños propiamente de
15
Ricardo Orozco, op. cit., pp. 10-12.
16
Vid. Ralph Roeder, Juárez y su México, México, FCE, 1972; los textos de guerrilleros, como el de Nicolás Romero. En éste nos detene-
Jorge L. Tamayo, en el Epistolario de Benito Juárez, México, FCE, 1972; y mos, pues con él combate la única mujer soldado que hemos
Ricardo Orozco, Los Juárez, México, Planeta, 2006. Entre la tremendamen-
localizado: Ignacia Riechy, la Barragana. Se trató de una jo-
te amplia historiografía acerca de don Benito Juárez, interesa el primero si se
desea conocer más sobre su relación con Margarita Maza. Por otra parte, es
nuevamente Orozco quien, con un enfoque moderno más allá de la historia 17
Concepción Lombardo, op. cit. Entre las páginas 474 y 475, la autora habla
política, ofrece valiosa información sobre la presencia de Margarita Maza y mal de las “damas de honor” de Carlota y aporta el nombre de algunas de
otras damas en esos tiempos. ellas, como Dolores Quesada de Almonte.
124 La pa rt icipac ión de l as m uje re s . . . Cl ar a Gua da lu pe Ga rcía 125
ven jalisciense, que desde antes de la invasión tenía actitudes No hubo manera de convencerla y el general mandó llamar a
varoniles para la época, pues hacía las labores de un caporal un sastre.
en el rancho de su hermana, quien estaba casada. De Ignacia Don Refugio narró posteriormente que la vio muy morti-
no se ha logrado obtener ningún retrato; solamente se presu- ficada cuando le tomaban la medida de sus pantalones y de su
me que era “muy blanca”, lo que en esa época era signo de chaqueta. Ignacia era muy ruborosa, después de todo, pues así
belleza. Si hubiera sido indígena o una vendedora, no habría era la educación de su época. El mismo general platicó que ella
llamado la atención, pero su condición llamaba a la curiosidad le confesó que con lo del traje estuvo más cerca de arrepentirse
de quienes la conocieron, pues estaban acostumbrados a tratar de salir a pelear, que cuando oía las balas silbar a su lado.
con damas llenas de melindres. Su padre era español y ella na- Como ya era una decisión tomada, Antonio Rojas, El
ció en Guadalajara.18 hachero,20 le regaló unas botas. Otro de sus amigos le regaló
Era amiga de casi todos los liberales distinguidos en Gua- una pistola con cachas de marfil.
dalajara, y había sido corresponsal de los puros durante la Gue- Ignacia Riechy fue incorporada al Estado Mayor del ge-
rra de los Tres Años. El general Refugio González era uno neral Carlos Arteaga como su ayudante, y marchó hacia el
de ellos y a él confió que tenía intenciones de salir a batirse interior del país con los jaliscienses que entraron al ejército
personalmente con los invasores franceses. Don Refugio la mandado por Ignacio Zaragoza. Estuvo en el encuentro de
convenció de que, dado su sexo, era mejor que se dedicara a Las Cumbres, donde hirieron a Arteaga, y cuando Puebla cayó
prestar la ayuda “propia de su sexo”, auxilios preciosos, pero en 1863, los franceses la hicieron prisionera. La llevaron a Ori-
no en combate. zaba y ahí la hicieron padecer toda clase de vejaciones.
Cuando los franceses llegaron a Veracruz, Ignacia le pidió Una poesía de Guillermo Prieto nos aporta datos de la
permiso al gobernador Ogazón para formar un batallón de fama de doña Ignacia, pues alaba su entrega a la causa anti-
mujeres que saliera a combatir al invasor. El gobernador le te- imperialista, al tiempo que da la idea de que las mujeres no
nía mucha deferencia y se tomó no poco trabajo para disuadir- podían ser ajenas a los acontecimientos de la política:
la de su idea. ¡Si no hubiera hombres! Pero sí había, según la
convenció, y le sugirió que organizara unas juntas de caridad ¿Para la mujer no hay patria?
para allegarse recursos económicos.19 ¿Es un ser envilecido
Ignacia fue el alma de esa campaña. Pero un día hubo un que la libertad rechaza
incidente que echó a perder todo. Una actricita quiso cantar y de esclava es su destino?
un aria de Rossini en una obra de beneficencia que habían ¿Puede ver indiferente
organizado las damas. Al parecer no sabía cantar y la mayoría hechas del mundo ludibrio
de las señoras se retiró del comité. Entonces Ignacia volvió a las tumbas de sus abuelos
la decisión de su antigua idea. Fue a casa del general Refugio y
20
Antonio Rojas fue un personaje complejo, pues actuó al lado de las fuerzas
le pidió que le ayudara a mandarse a hacer un traje de hombre.
republicanas durante la lucha contra el imperio de Maximiliano. Sin embar-
go, también tuvo una trayectoria de bandido, durante la cual se caracterizó
por su extrema crueldad y falta de respeto hacia la población civil. Su fama
18
Cfr. Clara Guadalupe García, El general Corona, pp. 87 y ss. hacía temblar a las poblaciones a las que se acercaba y en sus filas iban fami-
19
Cfr. Ibidem. lias enteras, incluyendo a muchas mujeres. Murió en batalla.
126 La pa rt icipac ión de l as m uje re s . . . Cl ar a Gua da lu pe Ga rcía 127
y las cunas de sus hijos? mente de luto, en el templo de San Francisco, donde yacieron
¿No las madres que se amoldan los restos de Hidalgo tras su fusilamiento.
a ese cartabón indigno
son planteles de traidores, Hombres, mujeres y ancianos
semilleros del cinismo, acuden, las nobles damas
fuentes de la desvergüenza se muestran más decididas,
y de la virtud ludibrio?21 apoyan más entusiastas.
[…]
Liberada finalmente, se reincorporó a la lucha. Nicolás Ro- Y eran las más nobles damas,
mero admiraba su valentía y no pocas veces la elogiaba. Sin las de más preclaros nombres,
embargo, la Barragana acabó con su propia vida a comienzos que patentizando el luto
de 1865, cuando le pareció que la causa nacional estaba per- de la patria, el duelo ponen.
dida. […]
Si bien durante meses no hubo grandes triunfos para los Negras túnicas arrastran,
mexicanos, en efecto la resistencia fue un elemento impor- negros velos las esconden,
tante en el desarrollo del proceso y hubo enfrentamientos o de sus manos van los niños,
escaramuzas en muchas zonas. Por ejemplo, en el occidente, a su lado van los hombres.
en Nochistlán, Tepatitlán, Santa Lucía, Lagos, Barranquitas, […]
Hacienda de Colimita, La Barca, Atotonilco, Huajuquila, Bo- aquellas damas, entrañas
laños, Colotlán, Ahualulco, La Mesa de la Venada, Ameca, del pueblo que desconoce
Chapala, Atequiza, Tomatlán, Portezuelo, entre otras. Nin- a sus inicuos verdugos
guna decisiva, sin embargo para las familias, para las gentes soberbios y triunfadores…22
de cada lugar, los muertos y heridos que quedaron causaron
llantos y por eso se recordaban los tiroteos. El romance continúa narrando con tono épico cómo Brin-
Nuevamente las palabras del poeta Guillermo Prieto nos court se entera de la osadía, y ordena que se marquen las casas
dan noticia de una participación destacada de las mujeres en la de las damas participantes y que por un tiempo indefinido ellas
ciudad de Chihuahua, en 1864, cuando los invasores parecían se presenten, cautivas, a cumplir el castigo, o la humillación,
dominar. El jefe militar de la plaza, general Brincourt, dio en de barrer la calle frente al cuartel. Las damas obedecen, pero
celebrar la Independencia de México para el 16 de septiembre; adornan las escobas con listones tricolores y con los colores
Jesús Escobar, un patriota, citó por su parte a una misa, total- franceses la parte inferior:
21
Guillermo Prieto, Romances Históricos 3, pp. 476-484. Esta referencia nos
permite señalar que la poesía es una fuente importante para un estudio acer- Bramando Brincourt de enojo,
ca de las mujeres pues, en particular los romances, relatan acontecimientos
verdaderos, si bien marcados por la inclinación del poeta, quien tiene un anula lo ya prescrito,
partidarismo manifiesto. No hay fuente mala, lo importante es valorarla, cri-
ticarla y usarla adecuadamente. 22
Ibidem, pp. 485-494.
128 La pa rt icipac ión de l as m uje re s . . . Cl ar a Gua da lu pe Ga rcía 129
y a Escobar manda que barra Ciertamente, muchas damas actuaban apoyando al bando
entre feroces esbirros, republicano de múltiples maneras. Así, por ejemplo, la misma
urgido cual presidiario, Margarita Maza y otras organizaron antes de la salida de la ca-
los ya señalados sitios…23 pital corridas de toros y obras de teatro para conseguir fondos
para su causa; en Sinaloa, hizo lo propio doña Pilar Senosian
El patriota usa la escoba torpemente, pero va “serio, ma- de Prieto, y en Michoacán Petrita Hinojosa, Antonia Padilla de
jestuoso, digno”. Y de pronto, entre el gentío, aparecen lin- Magaña, Nacha Muñiz, Piedad Rodríguez, Merced Bravo
das niñas, con ramos de siemprevivas y otras flores, “a regar de Díaz y Librada Ruiz, hermana de Eduardo Ruiz, el secre-
del acusado el infamante camino”. El castigo se convierte en tario de Vicente Riva Palacio. También se cuenta en esta lista a
triunfo, y el jefe francés, años más tarde, cuando hablaba de Rosario Solorio, esposa de Epitacio Huerta, y María Martínez,
las damas, tan dignas y tan heroicas, decía: “Ahí consumó el esposa del coronel Eugenio Ronda. Emocionado, el historia-
silencio / la mayor de mis derrotas”.24 dor Eduardo Ruiz, quien describe a las michoacanas, las califica
Así las cosas, se explica que Maximiliano haya expedido el de “ángeles guardianes” y añade que “en todas las poblaciones
decreto del 3 de octubre de 1864, el decreto negro, espantoso, había señoras y señoritas que se distinguían por su patriotismo
que dictaba la pena de muerte inmediata a quien fuera encon- práctico, pues no se limitaban a expresar sus opiniones, sino que
trado con las armas en la mano luchando contra su imperio; se prestaban servicios de importancia a la causa”.28
catalogó como crimen combatir en defensa de la patria.25 También advertimos la presencia femenina al ser tomadas
Para las mujeres en particular esta situación significó re- como rehenes por los imperialistas para conseguir algún fin.
presalias. La tía y la sobrina del general Corona, cuando el Así por ejemplo, la esposa y la hija del comandante Anacle-
Ejército francés ocupó Mazatlán, fueron expulsadas del puerto to Correa, lugarteniente del general Corona, fueron secues-
sin equipaje, solamente por su parentesco… Y seguramente tradas por fuerzas del coronel cora Manuel Lozada, entonces
por su actividad.26 Otras mujeres que sufrieron este trato incle- pro imperialista. La exigencia para entregarlas era que Correa
mente fueron, por ejemplo, las de las familias de Arteaga, Sa- asesinara a su jefe. La lealtad se impuso y las mujeres fueron
lazar y Pueblita: Octaviana Valdovinos y su sobrina Desideria; liberadas.29
Mariana Porrúa y su hija Vicenta; y Francisca Buitrón y su hija Aparentemente esa táctica no era seguida por los republi-
Salud; todas ellas fueron puestas en prisión y con centinelas a canos. Solamente existe la referencia de que, muy al inicio del
la vista, en Morelia misma, acusadas de mantener correspon- conflicto, doña Concepción Miramón se enteró de que el hijo
dencia con los jefes juaristas.27 de una amiga suya propuso en una reunión de juaristas que la
hicieran presa junto con los niños Miramón, para hacer volver
23
Ibidem.
24
Ibidem. al líder conservador, que se encontraba en Cuba. Parece ser
25
Vid. Lucio Cabrera Acevedo, “La Suprema Corte de Justicia. La República
y el Imperio” [en línea], p. 96, Biblioteca Jurídica Virtual, México, UNAM,
<http://biblio.juridicas.unam.mx/libros/2/932/9.pdf>, para consultar e hijas” aborda la forma en que participaron o fueron afectadas algunas de las
un análisis jurídico sobre dicho decreto. mujeres familiares de los participantes en la lucha, a partir de algunos datos
26
Cfr. Clara Guadalupe García, op. cit., p. 95. concretos que don Eduardo Ruiz destaca.
27
Vid. Clara Guadalupe García, Las mujeres de Ruiz, México, Centro de Estu- 28
Ibidem, p. 89.
dios Históricos del Porfiriato, 1998, pp. 73-90. El capítulo “Madres, esposas 29
Cfr. Clara Guadalupe García, op. cit., pp. 39-49.
130 La pa rt icipac ión de l as m uje re s . . . Cl ar a Gua da lu pe Ga rcía 131
que no se aceptó la propuesta, pues Concha logró salir para Aprovechando que nuestro texto nos lleva a Europa, ha-
reunirse con su marido y luego viajar con él a Europa. gamos ahora un aparte para hablar del destino de los hombres
Pero uno de los extremos que podemos señalar respecto al presos tras el sitio de Puebla de 1863. De los oficiales que no
empleo de esta práctica de tomar a las mujeres como rehenes lograron escapar entre Puebla y Veracruz, poco más de qui-
es el que ocurrió en Tacámbaro, a principios de 1865, cuan- nientos fueron llevados no a Martinica, sino a Francia misma. Ahí
do Soledad Solórzano, esposa del general republicano Nicolás fueron mantenidos presos en diversas ciudades, con la prohi-
Régules, estuvo presa junto con sus tres hijitos a manos del bición de trabajar, y solamente recibían una raquítica pensión
general Douay. Éste defendía la plaza y los republicanos ata- que malamente cubría sus necesidades. Finalmente, fueron
caban la ciudad. Doña Soledad y los niños, en medio del tiro- “dejados en libertad”, pero con la orden precisa de abandonar
teo, fueron colocados fuera de una trinchera, en un intento de Francia en 24 horas. Así quedaron 32 hombres que el 12 de
obstaculizar el ataque de las fuerzas de su marido. La mujer julio de 1864 emprendieron el viaje a pie hacia España, por
fue salvada por uno de los soldados y la ciudad michoacana el camino del norte, y llegaron al pueblo de San Sebastián de
finalmente tomada. Esta dama pidió a su marido clemencia Guipúzcoa. En este pueblo se destacó la generosidad de la se-
para sus captores.30 ñora Micaela Zugasti, la cual recibió en su casa a los soldados
El triunfo de Tacámbaro que citamos es una muestra del mexicanos y fue para ellos una madre. Micaela, apoyada por
cambio de los vientos en ese 1865. El principal elemento de otras personas del pueblo en esta acción, recordaba asimismo
esta variación se produjo en la esfera internacional (como su propia lucha contra la invasión francesa.31
internacional fue el comienzo de la invasión). Al concluir la Maximiliano dudaba. Carlota lo instó a permanecer en
guerra de secesión en Estados Unidos, el presidente Abraham México, mientras ella viajaba a Europa para intentar conven-
Lincoln advirtió a Francia sobre su desacuerdo con la presen- cer a Napoleón III de que mantuviera el apoyo al imperio que
cia de una monarquía en América y señaló que era peor to- comenzaba a desmoronarse. No lo logró y su enajenación se
davía que ésta se apoyara en un ejército europeo. Liberado hizo palpable. Entonces el general y poeta Vicente Riva Pala-
el presidente Lincoln de los compromisos de dicha guerra, cio compuso al vuelo los versos de “Adiós mamá Carlota”, el
pudo prestar apoyo material a Juárez, el cual fue mantenido irrespetuoso himno chinaco. Fue determinante entonces, para
con posterioridad por el presidente Andrew Johnson. Asimis- la decisión del emperador, la opinión de su madre, la reina
mo, Napoleón III resintió el desgaste que significaba tener Sofía de Austria, quien le recordó que “un Habsburgo no re-
a sus tropas y oficiales en México, cuando estaba a punto de nuncia a un trono; se muere en la raya”. Y murió.
iniciar una guerra contra Prusia. Meses más tarde, ya preso el emperador, Miguel Miramón
Sin embargo, fue hasta 1866 cuando Francia anunció el le dijo a su jefe: “yo me puse en este trance mortal por no
retiro de su ejército de nuestras tierras y comenzó el avance hacer caso a los consejos de mi esposa, Concha”. Maximiliano
inexorable de las fuerzas republicanas. Se sucedieron entonces responderá que él, en cambio, está preso “por sí hacer caso a
los triunfos mexicanos uno tras de otro, mientras se replega- los consejos de Carlota”.32
ban poco a poco los franceses.
31
Vid. Ricardo Orozco, op. cit., passim, donde se ofrece un emocionante relato
30
Cfr. Ibidem, pp. 75-83. La autora narra aquí la toma de Tacámbaro de abril sobre estos hechos.
de 1865. 32
Concepción Lombardo, op. cit., p. 591.
132 La pa rt icipac ión de l as m uje re s . . . Cl ar a Gua da lu pe Ga rcía 133
Juárez, en Paso del Norte, escribió sentidas cartas a Mar- gran señora: Luciana Arrazola de Baz, esposa de don Juan José
garita, quien vivía en Nueva York con el resto de la familia, Baz. Éste era un liberal extremista, y la señora lo apoyaba en
no solamente por protegerla, sino también porque su yerno, sus actividades. Desde la Guerra de Reforma se encargaba de
Pedro Santacilia, casado con la hija mayor de los Juárez, fue comprar o comprometer a oficiales conservadores, introducir y
uno de los más activos proveedores de pertrechos para la lu- llevar mensajes, mantener informado a Díaz —quien asediaba la
cha republicana, los que se conseguían en aquel país norteño. capital desde Tacubaya— de cuanto ocurría en la ciudad.33
Margarita padeció en ese destierro no solamente la lejanía del La señora Miramón calificó a la señora Baz de “uno de
marido, el clima y las costumbres ajenas, sino también la muer- los instrumentos más activos del Partido Republicano”.34 Un
te de su segundo hijo varón. Cuando emprendió el regreso, lo amigo de la señora Miramón le pidió que interpusiera su in-
hizo llevando aquel cadáver infantil. fluencia con el general Márquez para lograr la libertad de doña
El avance republicano fue resaltado por la presencia de las Luciana, quien estaba prisionera en el Hospicio de Pobres,
mujeres. Así por ejemplo, cuando el puerto de Mazatlán se rin- cuidada por las monjas de la Caridad. A pesar de que Concha
dió al general Corona, una comisión de damas recibió con coro- Lombardo expuso que no tenía influencia sobre el Tigre de
nas de laurel a los soldados victoriosos. Ahí conoció don Ramón Tacubaya, no quiso rehusar la petición de su amigo, aunque
a la joven que hubo de convertirse en su esposa, Mary McEntee. alegó que no tenía seguridad de tener éxito en su misión.
Por todas partes se sucedieron los triunfos: Escobedo ganó Concha se presentó en el cuartel general y se entrevistó
en Aguascalientes en la batalla de San Jacinto; los coras, sin con el general Márquez, a quien suplicó que pusiera en liber-
oponer resistencia, vieron desfilar el Ejército de Occidente de tad a la señora Baz. Éste respondió con una carcajada: “Eso,
Sinaloa hacia el sur; Porfirio Díaz protagonizó una de sus ma- Conchita, jamás. Déjela usted, déjela usted encerrada hasta
yores victorias en Miahuatlán y recuperó Oaxaca. que venga su marido a sacarla”.35 A lo que Concepción Mira-
Porfirio Díaz decidió su vida amorosa y contrajo matrimo- món contestó: “Si a ella la viene a sacar su marido, su madre
nio con su sobrina Delfina Ortega Díaz: tras la toma definitiva de usted y yo corremos el riesgo de una represalia”.36 Márquez
de Puebla el 2 de abril de 1867 y la evidente victoria republi- admitió sus razonamientos y ruegos y otorgó a la peticiona-
cana, el general oaxaqueño mandó un documento para que el ria la orden de visitar y sacar en libertad a doña Luciana Baz.
presidente del Tribunal de Justicia de Oaxaca lo representase También entregó un salvoconducto para que la prisionera sa-
y casase “por poder”. Delfina había de alcanzar a su esposo liera de la capital.
semanas después. Luciana, dama republicana de menos de treinta años, de
Encerrado en Querétaro, Maximiliano y sus últimos segui- quien escribió Concepción que “no era bonita, pero tampoco
dores recibieron apoyo de mujeres conservadoras. Fue la se- se podía llamar fea”, recibió ríspidamente a la conservadora,
ñora Cobos, viuda de un médico de esa ciudad, quien llevaba quien poco después logró ablandarla al informarle que estaba
alimento día tras día a los prisioneros principales. Mientras, la ahí con una orden para liberarla y un salvoconducto para que
capital mexicana quedó a expensas de Leonardo Márquez, el saliera de la ciudad. Descolgó de una percha un vestido, le
Tigre de Tacubaya. 33
Cfr. Concepción Lombardo, op. cit., pp. 373-575.
Sitiado Querétaro por Escobedo y la ciudad de México por 34
Ibidem.
35
Ibidem.
Porfirio Díaz, a Márquez se le ocurrió poner en prisión a una 36
Ibidem.
134 La pa rt icipac ión de l as m uje re s . . . Cl ar a Gua da lu pe Ga rcía 135
arregló el peinado y, tras ponerle el sombrero y el abrigo, la un frasco por poco tiempo, pues su confesor le hizo ver que
sacó triunfante de la prisión, presentando la orden al oficial. debía enterrarlo.37
Luciana cambió su frialdad hacia Concepción y le dio un mi- Todavía hubo de ocurrir otra participación de Lucianita
llón de gracias. Luego se dirigió a Tacubaya, donde se encon- Arrazola poco antes de que el ejército de Díaz se adueñara
traban su marido y Porfirio Díaz. de la capital. La esposa del señor Baz llevó a Díaz un mensaje
Más tarde, la misma Concha Miramón logró un salvocon- del ministro de Guerra del imperio, general Nicolás Portilla,
ducto para salir de la capital y dirigirse a Querétaro, pues tuvo en el cual le proponía formar un gobierno distinto a los de
conocimiento de que ya había caído en manos de Escobedo, a Maximiliano y Juárez: una tercera opción. Díaz por supuesto
pesar de que Márquez mantuvo la mentira de que no había de- no aceptó. En lugar de ello, Porfirio ocupó la ciudad de Mé-
rrota imperialista y pretendió controlar en la capital la informa- xico y cumplió un gusto a su paisano y maestro don Benito:
ción sobre los sucesos. Concepción salió hacia Tacubaya, donde entregarle una gran bandera mexicana, para entrar con ella a
la misma Luciana la recibió y la llevó a su casa. Los niños de la capital recuperada, lo que sucedió el 15 de julio de 1867.
Concha, excepto una recién nacida, se quedaron bajo el cuida- ¿Quién habrá realizado esa bandera monumental, con el escu-
do de la familia liberal de la intrépida esposa de don Miguel Mi- do bordado? ¿Quiénes prepararon los alimentos de los ban-
ramón, su abuela y sus tías, con quienes se había reconciliado. quetes celebratorios? ¿Qué manos elaboraron las tortillas para
La primera parte de su viaje a Querétaro la realizó escolta- acompañar la degustación de miles de jefes y soldados?
da por soldados que el general Porfirio Díaz puso a su dispo- Las mujeres siempre han intervenido. De algunas tenemos
sición. En Maravatío, Concha con su bebé sufre las chinches, sus nombres, su ubicación, su retrato. Otras nos dejan cono-
los aguaceros, los malos caminos, peligros mil. Sin embargo, cerlas a través de sus acciones. Todas ellas eran una presencia
llegó con bien para saber que su Miguel habría de ser juzgado constante en el corazón y la mente de los hombres de los ban-
junto con los demás conservadores capturados. Ella realizó dos combatientes, como todavía hoy podemos constatar en
una febril actividad en un intento por lograr el indulto. Viajó a los testimonios de los muchos de los encargos que dejaban los
San Luis Potosí, donde se entrevistó con Juárez y con Lerdo, moribundos al pie del cadalso, o cuando se veían en peligro:
al Estado de México, donde dialogó con la mamá de Escobe- “entréguele a mi güera mi reloj y dígale que sólo he pensado
do… Tocó todas las puertas, pero ninguna se abrió. La prin- en ella y en mi Patria… Sólo pido escribir una carta para mi es-
cesa Salm-Salm incluso pretendió utilizar sus encantos para posa… Lo que más agradezco es que me devolvieran mi anillo,
facilitar una fuga de los prisioneros, sin éxito alguno. porque es un recuerdo de mi adorada madre”.38
Maximiliano y Miramón lograron convencer a Concepción Así pues, puede concluirse que las mujeres que participa-
de que se alejara de Querétaro para que no estuviera presente ron en la Segunda Intervención Francesa tuvieron un papel
en la ejecución, y de que se llevara a doña Agnes de Salm- histórico importante, que debe ahora destacarse en la nueva
Salm. La ejecución se produjo el 19 de junio de 1867. Al re- historiografía del siglo XXI. Este estudio se ha referido a un
coger el cadáver embalsamado de su marido, Concha recogió proceso político y la historia de las mujeres no se limita sola-
también el corazón que tanto la había amado y lo conservó en mente a este aspecto de su actividad. Un estudio más amplio
37
Cfr. Ibidem, p. 613.
38
Ibidem.
136 La pa rt icipac ión de l as m uje re s . . .
L
LEÓN TOR AL , Jesús (coord.), Historia documental militar de la in-
tervención francesa en México y el denominado Segundo Imperio, as mujeres ilustradas tuvieron, por regla general, los
México, Secretaría de la Defensa Nacional, 1967. medios económicos para adquirir una amplia cultura
L OMBARDO DE M IR AMÓN, Concepción, Memorias, México, Po- libresca. Es tanto como decir que si no se era rica, no había
rrúa, 1984. muchas posibilidades de acceder a las letras y al arte. Entre las
OROZCO, Ricardo, Puebla, 1863, ante el asombro de sus ángeles, Mé- mujeres, más que entre los hombres, tener fortuna o pertene-
xico, CEHIPO, 2013. cer a una familia acomodada era prácticamente un requisito
PRIETO, Guillermo, Romances Históricos 3, México, Conaculta
para ingresar a la élite del conocimiento, y aun así muy pocas
(Obras Completas, t. XVIII), 1994.
lo lograban. Los hombres, en cambio, conseguían oportuni-
SANTIBÁÑEZ, Manuel, Reseña histórica del Cuerpo de Ejército de
dades que las mujeres ni soñaban. Un ejemplo: Ignacio Manuel
Oriente, México, Tip. de la Oficina Impresora del Timbre,
1892, 2 tomos. Altamirano llegó al Instituto Literario de Toluca a pie, cami-
nando con su padre desde el muy lejano Tixtla, con los zapatos
colgados al cuello para no gastarlos antes de tiempo. Además,
Electrónica
Altamirano apenas hablaba español cuando, a los catorce años
MONZÓN, Alejandro, “La batalla de Camarón” [en línea], Re- de edad, se despidió entre lágrimas de su madre para empren-
forma policial, 2011, <http://reformapolicialmex.blogspot. der el viaje.1 Otro ejemplo clásico es nuestro pastorcito Benito
mx/2011/04/la-batalla-de-camaron.html>, [02.04.2015]. Juárez. Así que los hombres, con tesón y buena suerte, a veces
CABRER A ACEVEDO, Lucio, “La Suprema Corte de Justicia. La salían adelante; las mujeres, si había tras de ellas el apoyo de la
República y el Imperio” [en línea], p. 96, Biblioteca Jurídica familia y buenos recursos.
Virtual, México, UNAM, <http://biblio.juridicas.unam.mx/li-
bros/2/932/9.pdf>, [08.10.2015].
*
Investigadora de El Colegio de México.
1
Nicole Girón, Ignacio Manuel Altamirano en Toluca, pp. 56-57.
137
138 Mujeres i lus t r adas m e x icanas, s iglo xi x An n e Sta pl es 139
Sin embargo, como ocurre con toda regla, existe una excep- legales.3 Las solteras estaban bajo la patria potestad del padre
ción a estos requisitos para caracterizar a las ilustradas, es decir, hasta los 25 años de edad. Una soltera con dinero, pasada cier-
mujeres con un capital familiar de respaldo. Existieron casos ta edad, podía gastar en lo que quisiera y dedicar su tiempo a
como el de una mujer tan descalza como lo fue Altamirano, los estudios o a los negocios, según su inclinación. La casada
una tehuana que se convirtió en empresaria y filántropa, la estaba bajo la tutela de su marido, a menos de que él le diera
cual fundó escuelas y becó a futuros profesionistas y sacerdo- permiso para manejar sus propios fondos, firmar contratos o
tes, con una visión del mundo plenamente “ilustrada”. Las conducir a su mejor parecer la casa y la educación de los hijos.
dificultades para el ingreso de las mujeres de clases económicas Una esposa podía pedir a los tribunales recuperar del marido
menos privilegiadas al magisterio y de todas para acercarse a la administración de su dote si él la malgastaba; en todo caso,
las letras fueron especialmente duras en México antes del Por- no la podía ocupar para pagar sus deudas. Una viuda tenía
firiato. La docencia les permitió mantenerse a sí mismas o a plena libertad legal, aunque sin una generalizada aprobación
sus familias y, a pesar de todos los obstáculos imaginables, ser social, para arreglar sus propios negocios; sin niños pequeños
“ilustradas”, aun cuando sus conocimientos no fueran recono- que cuidar, podía hacer, a su gusto, inversiones en bienes, jo-
cidos socialmente y debieran tener cuidado de no sobresalir ni yas, libros o boletos para el teatro. Todo dependía de lo que
en hacer alarde de sus inquietudes intelectuales. escogiera, selección obviamente influida por las personas que la
Desde luego que no todas las maestras eran ilustradas. rodeaban, el qué dirán, la influencia de parientes o del clero,
Como siempre, las había que sabían lo mínimo, que transmi- el estado de su salud y sus finanzas, el aislamiento o cercanía a
tían a sus alumnas de manera rutinaria, sin despertar el placer personas con aficiones intelectuales.4
de la lectura ni de las actividades artísticas y literarias que en- La libertad legal no garantizaba el nivel educativo de las
dulzan, como decían los románticos, muchos momentos de la empresarias, prestamistas, hacendadas o herederas. Mujer
vida. El magisterio fue refugio de mujeres empobrecidas, pero ilustrada es un término difícil de definir. La condesa de Va-
también de cultas que tuvieron que vivir de su talento. La viu- lenciana manejaba sus propiedades mineras, una ardua tarea,
da del general Melchor Múzquiz, gobernador del Estado de aunque no sabía leer.5 ¿La llamaremos ilustrada? En la misma
México entre 1824 y 1827, tuvo nueve hijos en su primer ma- categoría estaría Francisca de Paula Pérez Gálvez, divorciada y
trimonio con un poblano y, después de enviudar, diez con el luego viuda, hermana del heredero difunto de las minas de Va-
general. Su fallecimiento (y la falta de pago de una pensión del lenciana, quien a mediados del siglo XIX las supo manejar con
gobierno) la llevó a abrir, en su propia casa, una escuela de ni- gran habilidad, acomodándose a los retos de las variaciones de
ñas para mantener a los hijos pequeños que le quedaban. Puso los precios de los insumos y de la demanda, el agotamiento
a enseñar a tres de sus hijas, cuya ilustración no era notable, de fundos mineros, la inestabilidad política y las dificultades
pero se cree que sus propios conocimientos eran superiores al
común de las mujeres de su clase.2 3
Silvia Arrom, Las mujeres en la ciudad de México 1790-1857, passim.
4
Pilar Gonzalbo Aizpuru, “Viudas en la sociedad novohispana del siglo
La división tradicional de las mujeres en tres categorías:
XVIII. Modelos y realidades”, en Pilar Gonzalbo Aizpuru y Mílada Bazant
solteras, casadas y viudas es útil para examinar las posibilidades (coords.), Tradiciones y conflictos. Historias de la vida cotidiana en México e
de llegar a ser ilustrada. Cada una tenía libertades o limitantes Hispanoamérica, pp. 231-262.
5
Que no sabía leer y escribir es lo que dice su testamento, una copia del cual
2
Concepción Lombardo de Miramón, Memorias, pp. 30-31. me fue amablemente entregada por Verónica Zárate.
140 Mujeres i lus t r adas m e x icanas, s iglo xi x An n e Sta pl es 141
familiares.6 Otra viuda, la condesa de Miravalle, terminó sien- quien, tras unos meses de felicidad, falleció también, deján-
do suegra del riquísimo minero Pedro Romero de Terreros, dole un hijo por nacer y una buena fortuna. Todavía se casó
primer conde de Regla. Cuando por fin se casó el viejo conde, otra vez, tuvo tres hijas, las tres gracias, para quienes consiguió
a los 46 años de edad, con la hija de la condesa, quien tenía maridos de la nobleza mexicana; entró al final de su vida en la
23, tuvieron nueve hijos vivos en menos de diez años,7 hasta la Tercera Orden Franciscana y murió prácticamente en olor de
muerte de ella. La condesa escribía constantemente a Rome- santidad, después de haber hecho lo que quiso. Fue una mujer
ro de Terreros con noticias de la casa, con sugerencias acerca de gran belleza e inteligencia, cortejada por los hombres y sin
del manejo de las minas, con información acerca de la vida duda envidiada por las mujeres.
política en la ciudad de México, mientras el conde permane- Una educación ilustrada fue una prenda reconocida de
cía en Pachuca, Real del Monte y la hacienda de beneficio de Leona Vicario. Sus padres murieron cuando era menor de edad,
Santa María Regla. Después de varios embarazos, la suegra se así que quedó bajo la tutela de su tío, quien se obligaba a entre-
atrevió a sugerirle al conde en una de sus numerosas cartas, la garle una buena cantidad mensual para sus gastos personales.
conveniencia de que su esposa descansara un tiempo. Sin duda Este arreglo le permitió tener un departamento junto a la casa
tuvo amplios conocimientos prácticos y sensibilidad para las del tío con su propio servicio doméstico, ajuar, biblioteca con
cuestiones políticas. ¿También califica como ilustrada? Otras libros de autores franceses y maestros particulares.9 Fue de
mujeres privilegiadas tuvieron el tiempo para cultivar su espí- ideas avanzadas y se unió pronto al movimiento indepen-
ritu mediante la lectura, la música, la pintura, el teatro (como dentista, motivada en parte por una relación de noviazgo con
dramaturgas o como actrices en representaciones domésticas), Andrés Quintana Roo, pasante en el despacho de abogados de
el arte epistolar, la poesía, la narrativa y las tertulias, donde su tío.10 Llevó una imprenta desarmada, con las letras escondi-
brillaban por su ingenio, sus habilidades y su capacidad de no das entre coles y platillos preparados, a un día de campo a San
ofender el orgullo masculino al competir en conocimientos. Ángel, con el fin de sacarla de la ciudad de México y enviarla
Una dama que fascinó a sus contemporáneos fue la Güera al campo insurgente de Tlalpujahua. Sin duda entendió la im-
Rodríguez. Amiga de Simón Bolívar y Alejandro von Hum- portancia de la palabra impresa.
boldt, a quienes cautivó con su agudo ingenio, su gracia y Estas mujeres del periodo de transición entre el Virreina-
su alegría; tuvo tres maridos y un sinfín de admiradores. El to y el México independiente no fueron ilustradas en el mis-
primer marido, un militar celoso, fue un desastre. Trató de mo sentido que los hombres: no tuvieron estudios formales
matarla, no le salió la bala de la pistola y la Güera sobrevivió al ni grados académicos; no difundieron el conocimiento útil ni
atentado pero solicitó el divorcio.8 El militar tuvo a bien mo- combatieron las supersticiones; no inquirieron acerca de las
rir pronto, lo que le permitió casarse con un hombre mayor, causas de todas las cosas ni el remedio de todos los males. Pero
su inteligencia natural, su curiosidad intelectual y su manejo
6
Alma Parra, “Familia y seguridad en los negocios. La familia Rul y Pérez de las circunstancias que las rodeaban las elevaron sobre el
Gálvez en el siglo XIX”, en Graziella Altamirano (coord.), Prestigio, riqueza
nivel de otras mujeres de su calidad y les otorgaron el derecho
y poder. Las élites en México 1821-1940, pp. 197-198.
7
Edith Couturier, The Silver King: The Remarkable Life of the Count of Regla a ser consideradas, con las reservas del caso, como ilustradas.
in Colonial Mexico, pp. 94-95, 109.
8
Silvia Arrom, La mujer mexicana ante el divorcio eclesiástico, 1800-1857, pp. 9
Anne Staples, Leona Vicario, pp. 10, 16.
65-66. 10
Ibidem, pp. 14-15.
142 Mujeres i lus t r adas m e x icanas, s iglo xi x An n e Sta pl es 143
El siglo XIX dio nuevas oportunidades a las mujeres para primer ministro plenipotenciario de España, dijo en una carta
lucir sus habilidades y adquirir los conocimientos que las pu- a su familia que Juliana fue inteligente, capaz, instruida, bien
sieran en un nivel más parecido al que los hombres ilustrados informada, abierta, tolerante y excelente amiga.11 Fue buena
tuvieron en la segunda mitad del siglo XVIII, es decir, llevaban pintora y la nombraron directora honoraria de la Academia
más de medio siglo de atraso. Pero por fin las condiciones fue- Nacional de Bellas Artes de San Carlos.12
ron más apropiadas, el ambiente fue cambiando, la Iglesia y la La característica de ilustrada, según una amplia definición
opinión pública fueron un poco menos agresivas hacia la po- de la palabra, incluye la capacidad de hacer cuentas y tomar
sibilidad de cultivar un espíritu “ilustrado”. La prueba de eso decisiones de índole económica; dicho de otra manera, de ser
se encuentra en una mujer cuyo talento fue reconocido por financiera o, más a tono con el siglo XIX, prestamista. María de
sus contemporáneos: Juliana Azcárate, esposa del presidente los Ángeles Lardizábal fue la esposa del presidente Martín Ca-
Manuel Gómez Pedraza. Éste fue víctima del primer golpe rrera. En 1805 el conde de la Valenciana, Antonio Obregón,
de Estado del México independiente, el momento en el cual dio una fianza que años después la esposa de Carrera, junto
México perdió la oportunidad de establecer una transición pa- con su hermana, cobraron a la hija natural, mestiza y herede-
cífica del poder. Manuel ganó la elección presidencial de 1828 ra del conde, Antonia Obregón de Camacho, por la elevada
para suceder a Guadalupe Victoria, pero el motín de la Acor- suma de 73 500 pesos.13 Pasaron los años, la esposa de Carre-
dada ideado por los miembros de la logia masónica de York, ra seguía haciendo negocios, y en 1856 compró una casa a las
con Lorenzo de Zavala, gobernador del Estado de México, y hermanas Fagoaga, hijas de otra familia minera cuya riqueza,
Joel Poinsett, ministro plenipotenciario de los Estados Unidos en cierta época, fue legendaria. No sabemos cuán letrada era
de América, al frente, puso fin a esa posibilidad. Gómez Pedra- la mujer de Carrera, aparte de las letras de cambio, pero las
za salió al exilio a Francia pero regresó dos años después para Fagoaga tenían fama de cultas, amables y talentosas. Calderón
desempeñar varios cargos en el gobierno, incluyendo la presi- de la Barca se maravillaba de sus conocimientos de francés,
dencia durante tres meses, para luego fallecer repentinamente, inglés, alemán e incluso latín.14 Lo extraordinario del caso de
a los 62 años de edad. Como el clero no quiso darle cristiana María de los Ángeles Lardizábal es que además de fiar dinero a
sepultura, ya que murió sin confesión, su viuda, a quien no la fábrica textil de Miraflores, comprar y vender casas, arreglar
le hicieron mella los prejuicios religiosos, logró negociar el préstamos y demandar ante los tribunales a los morosos, dio a
permiso para construirle una cripta en el Panteón Francés de luz a 18 hijos.15
la Piedad. Los padres de Manuel tenían haciendas por Jalpan, 11
Cartas del 27 de febrero y del 14 de noviembre de 1841, en Fanny Calderón
en la Sierra Gorda de Querétaro; Juliana provino de una familia de la Barca, La vida en México, t. 2, pp. 372, 491.
de comerciantes exitosos y una hermana suya se casó con uno de
12
Anne Staples, “Las mujeres detrás de la silla presidencial mexicana en el siglo
XIX”, en Will Fowler (coord.), Presidentes mexicanos. Tomo I (1824-1911), p.
los herederos de los condes de Valenciana, los Rul Obregón. 143.
Después de su casamiento con Gómez Pedraza, Juliana ad- 13
Recibo, 19 de noviembre de 1857, notario 169, Ramón de la Cueva, AGNCM,
apud ibidem, p. 147.
quirió varias casas en la ciudad de México. Da la impresión 14
Carta del 16 de septiembre de 1841, Fanny Calderón de la Barca, op. cit.,
de que ella fue la del dinero en ese matrimonio. Pero lo que p. 450. “Las señoras de Fagoaga, de la familia del marqués del Apartado,
importa aquí es el grado de su ilustración, su relación con la millonarias acaudaladas por sus haciendas y minas de plata; muy religiosas,
muy caritativas y, lo que no es muy frecuente aquí, muy instruidas.”
alta cultura. Fanny Calderón de la Barca, esposa escocesa del 15
Anne Staples, “Las mujeres…”, en op. cit., p. 149.
144 Mujeres i lus t r adas m e x icanas, s iglo xi x An n e Sta pl es 145
Para una mujer no era fácil ser ilustrada. El qué dirán, las los negocios de su marido, seguramente tuvo poco tiempo
maledicencias, la incomodidad que el conocimiento provoca- para hacerlo.17
ba en varones menos letrados o en mujeres de plano ignoran- Angélica Velázquez Guadarrama, la historiadora del arte
tes hacían difícil el trato social. La prudencia y la humildad se que investigó a las hermanas Sanromán, reunió unas citas que
valoraban mucho más que los conocimientos. Tener un ma- muestran el miedo que le daba a la sociedad decimonónica
rido era un gran inconveniente, sobre todo si no estaba de mexicana el talento y los conocimientos de sus mujeres. Se
acuerdo con las actividades que distraían a la mujer de sus que- decía:
haceres domésticos, por la falta de atención centrada en el jefe
de la casa. Las hermanas Sanromán padecieron tal dificultad. La dedicación a estas actividades puede convertir a las mujeres en
Eran tres hermanas, nacidas de padres inmigrados de Lagos bachilleres que les hace olvidar su deber principal: la maternidad y
de Moreno. Parece que el catalán Pelegrín Clavé, director de el cuidado de hogar.
la Academia de San Carlos, fue su maestro de pintura. Sí se Una joven puede hablar bien francés e italiano, […] tocar un
instrumento como profesional y cantar como una sirena, adornar
sabe que él las retrató. Desde 1849 Josefa participó como juez
su recámara con sus propias pinturas, dibujos y flores hechas por
en una exhibición de figuras de cera, arcilla o tela organizada
sus propias manos; bailar como la misma Sempronia18 y sin embar-
por el gobierno de la ciudad de México. Josefa y Juliana par-
go […] tener una pésima educación.
ticiparon en las primeras dos exhibiciones de pintura de San
Aunque ser bien nacido le permite a una joven aprender las
Carlos, así que mostraron sus obras en público antes de casarse. bellas artes, yo me pregunto: [¿] la verdadera meta de las mujeres
Sus temas eran los adecuados para la época, en los cuales se es ser bailarinas, cantantes, actrices, músicas, pintoras, grabadoras
nota una clara diferenciación sexual respecto a lo considerado y bordadoras?
apropiado para los hombres. Ellas pintaban escenas religiosas, La profesión de las damas es la de ser hija, esposa, madre […]
domésticas, botellones y naturalezas muertas que podrían ser- Cuando un hombre sensato busca esposa, busca a una compañera,
vir de adorno a sus casas.16 Además, eran temas que podían re- no una artista.
crear sobre una tela sin necesidad de salir de sus casas. Juliana, Entre las mujeres, educadas o no, son virtuosas las que hablan
la hermana intermedia, se casó a los 23 años de edad con un y escriben poco.
comerciante alemán llegado de Berlín. Después de su matri- Dejar la esfera a la cual Dios les asignó es rebelarse contra el
monio en 1849, exhibió sólo una vez más en San Carlos. A los orden y la naturaleza.19
tres años, murió. Y al año siguiente, el mismo alemán se casó
con su hermana menor, Josefa, quien tampoco volvió a exhibir Las mujeres escribían, pintaban, cantaban y se acercaban al
en público, aunque no dejó totalmente de pintar. Como tuvo mundo de las artes liberales según las oportunidades que les
cinco hijos, dos de los cuales murieron en la infancia, y manejó ofrecía el entorno. Una de ellas compuso obras dramáticas que
17
Ibidem, p. 10.
18
Osada aristócrata romana de reconocida habilidad para la lira y el baile.
16
Angélica Velázquez Guadarrama, “Juliana and Josefa Sanromán: The Re- 19
Angélica Velázquez Guadarrama, op. cit., pp. 7-8. Vid. Graciela Monges
presentation of Bourgeois Domesticity in Mexico, 1850-1860” [en línea], Nicolau, “El género biográfico en Mujeres notables mexicanas de Laureana
Artelogie, Recherches sur les artes, le patrimoine et la littérature de l’Amérique Wright de Kleinhans”, en Ana Rosa Domenella y Nora Pasternac (eds.), Las
Latine, París, Francia, núm. 5, pp. 4-5, octubre de 2013, <http://cral. voces olvidadas. Antología crítica de narradoras mexicanas nacidas en el siglo
in2p3.fr/artelogie/IMG/article_PDF/article_a263.pdf>, [28.10.2015]. XIX, pp. 419-424.
146 Mujeres i lus t r adas m e x icanas, s iglo xi x An n e S ta pl es 147
fueron representadas en Guadalajara: Isabel Prieto, quien nació Falta subrayar el hecho de que la presencia de extranjeros en la
en España de padres españoles, pero llegó a la capital jalisciense a familia no garantizaba ningún grado de ilustración, pero hay
los cinco años de edad. Tuvo maestros particulares, así que es ejemplos en los cuales se ve que una externa mejoraba la tole-
posible preguntarse qué tanta relación tuvo con la vida cotidia- rancia hacia nuevos saberes o consideraciones acerca del papel
na del país. Como en otros casos, su biógrafa subraya el hecho que las mujeres podían o debían desempeñar en la sociedad.
de que el padre fue quien le procuró una educación esmerada. Desde la década de 1880, Laureana Wright colaboró como
La opinión de la madre, en cuanto a su formación intelectual, articulista en el semanario El Álbum de la Mujer y después di-
no se tomó en cuenta. Isabel escribió poesía romántica en la rigió Violetas del Anáhuac y Las Hijas del Anáhuac. Su papel
cual ensalzaba el amor a su familia y a la ciudad que la acogió. en el periodismo fue fundamental y tal vez el más activo que
Sus estudios de idiomas, historia y literatura le ganaron el tí- el de cualquier mujer en México en ese entonces. Se atrevió
tulo de ilustrada. La familia la llevó al exilio a San Francisco, a incursionar en la política al criticar el régimen de Manuel
California, antes de la invasión francesa del Segundo Imperio. González.22 Fue la primera mujer en reconocer la condición
Allí se casó con su primo y tuvo una alta producción litera- de ilustrada a otras de su género, en un volumen de su autoría
ria. Continuó con esta labor en la ciudad de México, a donde titulado Mujeres notables mexicanas. Las etiquetaba distingui-
se trasladó al principio de la República Restaurada, y después das, más que ilustradas, pero para el caso es lo mismo. Son
en Alemania, a donde acompañó al esposo, nombrado cónsul mujeres que sobresalieron en su entorno gracias a su inteligen-
mexicano. Su hija de año y medio murió en Veracruz, al em- cia y valor. De ellas, “43 fueron contemporáneas… [suyas], 16
barcar para Europa; al nacer su tercer hijo desarrolló cáncer de [… ] profesoras. [Incluyó a] Emilia Beltrán y Puga, cronista,
mama y murió a los 43 años, lejos de su tierra adoptiva.20 escritora y bibliófila; Luz Benequi, primera estudiante de tele-
La suerte fue muy desigual para dos mujeres que encon- grafía de la Escuela Nacional Preparatoria… Lucía Tagle, dedi-
traron su vocación literaria en temas relacionados con la edu- cada a la teneduría de libros, y Matilde Montoya…”.23 Como
cación. Laura Méndez de Cuenca pasó la vida pagando los verdadera ilustrada, buscó el bien común de toda la sociedad
amores de su juventud. Laureana Wright, con mayor apoyo mediante la emancipación de las mujeres, y ésta, mediante la
familiar, pudo editar revistas y periódicos y, sobre todo, publi- educación, la cual fue para ella la panacea, lo que las libraría de
car escritos en los cuales abogaba por mayores oportunidades depender de los hombres y someterse a la misoginia. Su ejemplo
educativas para la mujer y criticaba los prejuicios que frenaban cundió entre otras escritoras de fines de siglo, como Mateana
el acceso a ellas. Nacida en Taxco de madre mexicana y padre Murguía de Aveleyra, María de la Luz Murguía, Concepción
norteamericano y casada con un alsaciano, no sufrió cortapi- Manresa de Pérez, Dolores Correa e Ignacia Padilla de Piña.24
sas a la hora de estudiar lenguas extranjeras y los “primeros
elementos de la ilustración”, ni de pertenecer a asociaciones
literarias como la Sociedad Netzahualcóyotl o el Liceo Hidal- Educación y superación femenina en el siglo XIX, dos ensayos de Laureana
Wright, pp. 14, 18. Un análisis de la obra de Wright se encuentra en Graciela
go.21 Así que fue conocida como ilustrada desde su juventud.
Monges Nicolau, op. cit., pp. 357-358, 372-378.
20
María Esther Gómez Loza, Isabel Prieto de Landázuri, pp. 7-19. 22
Nora Pasternac, “El periodismo femenino en el siglo XIX”, en Las voces olvi-
21
Miguel Bolaños Cacho, El liceo Mexicano, México, núm. 13, s.f., apud Ma- dadas, pp. 399-412. Vid. Lourdes Alvarado, op. cit., pp. 15-22.
teana Murguía de Aveleyra, “Laureana Wright de Kleinhans”, en Violetas 23
Ibidem, p. 31.
del Anáhuac, México, p. 314, 10 de junio de 1888, apud Lourdes Alvarado, 24
Ibidem, p. 21.
148 Mujeres i lus t r adas m e x icanas, s iglo xi x An n e S ta pl es 149
Contemporánea de Laureana fue Laura, una maestra que periodista y conferenciante; fue ilustrada y despreciada, todo
se enfrentó a los peores prejuicios de la sociedad, de los cuales a la vez.25
no salió triunfante. Laura Méndez de Cuenca, de una familia Son apenas unos ejemplos de las maestras y escritoras que
sin riqueza pero tampoco pobre, cuyo jefe era administrador trabajaron durante el último cuarto del siglo XIX. En muchos
de una hacienda, hizo lo imperdonable. Tuvo una relación estados de la República, las mujeres entraron al magisterio y a
amorosa con el gran poeta Manuel Acuña, con quien tuvo un la República de las Letras al redactar artículos, poesía, ensayos
hijo. El poeta se suicidó a los pocos meses, el bebé murió lue- y otras cosas en sus ratos libres. Lo importante es recordar que
go y de allí en adelante las cosas fueron empeorando. El amigo hubo ilustradas a la par en cultura y en letras con los hombres del
de Acuña, Agustín Cuenca, decidió casarse con ella, tuvieron México decimonónico, aunque no en la misma proporción nu-
varios hijos, escaparon de la crítica social al trasladarse a vivir mérica. La desproporción era mucho mayor en otras profesiones
a Orizaba, donde ambos enfermaron, regresaron a México y como la medicina, en la cual la primera médica, la famosa Matil-
Cuenca murió. Laura, viuda, con niños pequeños para criar de Montoya, abrió camino con mil sacrificios, y Margarita Chor-
y ningún ingreso, empezó a escribir. Decidió hacer un viaje né, la primera dentista, con esfuerzos similares. Suele recordarse
a San Francisco, California, donde nadie la conocía ni la iba menos a otras mujeres ilustradas, las artistas y sobre todo las can-
a criticar, y allí empezó a dar clases de español a mujeres dis- tantes de ópera, que agregaban a sus amplios conocimientos de
puestas a pagarle una buena cantidad por hora. Estableció con música e idiomas las experiencias de haber recorrido el mundo
el cónsul argentino una revista, la Revista Hispanoamericana, que para cantar en salas de concierto en Europa y en América. Ánge-
logró buenas entradas gracias a sus noticias comerciales acerca la Peralta es la más conocida entre ellas y merece, sin duda, estar
de las pujantes empresas de San Francisco. Pero el cónsul le entre las mexicanas ilustradas del siglo XIX. No se queda atrás
robó la revista. Regresó a México para encargarse de la Nor- Fanny Natali, quien igual que las hermanas Sanromán, dejó sus
mal de Toluca, puesto para el cual necesitaba ser más paciente actividades artísticas al casarse.26
y acomodaticia de lo que era (más bien tenía un fuerte carácter Un caso verdaderamente extraordinario es el de Juana Ca-
rígido y moralista) y fracasó rotundamente. El gobierno de tarina Romero, una tehuana que a los 21 años de edad, anal-
Porfirio Díaz la comisionó a visitar las escuelas de Saint Louis, fabeta, mestiza, de madre criolla y padre desconocido, vendía
Missouri, y Alemania, lugares desde los cuales mandó infor- cigarrillos a los soldados tanto liberales como conservadores
mes acerca de sus sistemas educativos. Llegó la Revolución durante la Guerra de Reforma. Aprovechaba su estancia en los
Mexicana, la burocracia educativa no le reconoció sus méritos cuarteles para entregar información a los liberales de lo que
ni su antigüedad y terminó de inspectora en Xochimilco, yen- escuchaba de sus enemigos. Encendía fogatas para indicar a los
do de escuela en escuela a caballo. Ya era una mujer grande, liberales el mejor momento para atacar en el campo de batalla;
sola, con achaques, a quien se le negaba una mínima pensión. gracias a este servicio de espía, logró un pequeño capital que
Su única hija sobreviviente estaba loca, internada en la Cas- supo multiplicar hasta un grado insospechado. Empezó por
tañeda; su hijo se había muerto de enfermedad en Estados rentar una accesoria. Llevaba cacao e índigo a Oaxaca, un viaje
Unidos. Laura descendió en la escala social, murió en la po- de ocho a diez días a lomo de mula, y recogía allí mercancías
breza y lo único que se recordaba de ella era su relación ilícita
25
Mílada Bazant, Laura Méndez de Cuenca, passim.
con Manuel Acuña. Se desempeñó como maestra, novelista, 26
Nora Pasternac, “El periodismo femenino”, en op. cit., p. 401.
150 Mujeres i lus t r adas m e x icanas, s iglo xi x An n e Sta pl es 151
enviadas desde Veracruz. Amplió sus relaciones comerciales, gran dedicación al mejoramiento del Istmo”. Y llevó a su pue-
en esta primera época, a todo el centro de México. blo la asistencia espiritual que le parecía indispensable para el
Comenzó a comprar terrenos y, al mismo tiempo, aumen- bienestar de sus vecinos y familia (inmediata, poca, ya que no
tó el número y tipo de mercancías de su tienda, especializán- se casó y no tuvo hijos). Convenció al arzobispo de crear la
dose en textiles. Viajó por Inglaterra, Alemania, Austria, Italia diócesis de Tehuantepec y ayudó a organizar esta nueva sede.
y Francia para conocer y comprar las telas más novedosas. Es- Renovó y amplió la catedral (importó mármol de Carrara para
tableció un ingenio azucarero que producía un azúcar tan fino el piso), y cuando fue a bendecirlo Gillow, lo convenció tam-
que ganó el primer lugar en la Feria de Londres de 1908.27 bién de reducir las obvenciones parroquiales, debido a la rece-
Para llegar a ese grado de perfección estudió todo el proceso: sión que sufría Tehuantepec en esos tiempos.
viajó a Cuba para ver cómo sembraban y a comprar almácigos El impacto de los esfuerzos de Juana Cata por modernizar
mejorados de caña de azúcar, y encargó molinos, otros equipos Tehuantepec rindió frutos en el comercio y en la educación.
y tecnología a Alemania. Por supuesto, ya sabía leer y escribir Como otros liberales del Porfiriato, creía que el salón de clase
(aprendió a los treinta años de edad). Logró incursionar en los era la llave para asimilar a la población indígena a la moder-
mercados nacionales e internacionales al integrar los produc- nidad. Llevó desde la ciudad de México a los maristas para
tos de Tehuantepec a los circuitos comerciales. Consciente abrir una escuela pública gratuita para muchachos y la dotó
de la importancia del transporte, apoyó con decisión la cons- de un campo deportivo, pues consideraba que los deportes
trucción del Ferrocarril Nacional de Tehuantepec, encargada a ayudarían a aplacar las inquietudes pasionales de los jóvenes de
Weetman Pearson y Compañía,28 que pasaba frente a su casa y las clases populares. La escuela subsiste hasta la fecha. Las ni-
tienda. Su negocio, nombrado Juana C. Romero y Compañía, ñas no podían quedar atrás, sobre todo tomando en cuenta la
fue corresponsal del Banco Nacional de México.29 propia historia de Juana Cata. Llevó, nuevamente de México,
Para la década de 1890 era la mujer más poderosa econó- maestras de la orden de Guadalupe, pero casi todas murieron
mica y políticamente en Tehuantepec; trabajaba en favor de durante una epidemia; las remplazó con las monjas de Santa
la modernización, de la educación, de la salud pública y del Teresa y posteriormente con la orden docente de las Josefinas.
mejoramiento del ambiente urbano. Una mujer ilustrada, ¿en Juana pagó todos los gastos, incluyendo casa y comida de las y
qué sentido? En el sentido original de la ilustración, de buscar los maestros. Construyó un dormitorio para los internos que
el bien común y el conocimiento útil. Junto con Porfirio Díaz llegaban de fuera de la ciudad, lo que permitía la llegada de
y su amigo, el arzobispo Eulogio Gillow, tuvo un vivo interés alumnos de Veracruz e incluso de Chiapas. Los egresados
en fomentar la agricultura comercial a gran escala. Manejó la de sus escuelas que querían seguir sus estudios en México,
política local con “inteligencia, una energía inagotable y una Puebla y Oaxaca sabían que les esperaba una beca. Juana que-
ría abrir una vocacional para hombres en Tehuantepec pero
27
Francie R. Chassen-López, “A Patron of Progress Juana Catarina Romero, su muerte, en 1915 en Orizaba, cuando se hallaba rumbo a
the Nineteenth-Century Cacica of Tehuantepec”, Hispanic American His-
México para curarse de sus dolencias, puso fin al proyecto.
torical Review, vol. 88, núm. 3, p. 406.
28
Vid. Paul Garner, Leones británicos y águilas mexicanas. Negocios, política e “Ilustrada”, en el caso de Juana Cata, describe su interés en la
imperio en la carrera de Weetman Pearson en México 1889-1919, pp. 179- salud pública —nada podría ser más “útil”. Durante la epide-
192. Sin embargo, no menciona la influencia de Juana.
29
Francie R. Chassen-López, “A Patron of Progress…”, op. cit., p. 394.
mia de viruela de 1904 pagó de su bolsillo al personal médico
152 Mujeres i lus t r adas m e x icanas, s iglo xi x An n e Sta pl es 153
y paramédico traído para atender a los enfermos. Buscó que No todo el bagaje cultural se debía al ámbito político, comercial o
su ciudad fuera “higiénica, confortable y bella”, construyó un minero. La actriz Virginia Fábregas ganó suficiente dinero con su
muro alrededor del cementerio, un anexo al mercado munici- compañía teatral para establecer una empresa junto con su esposo.
pal y rediseñó los jardines y parques.30 Desde 1902 hasta 1911 él administró el teatro en el cual trabajó
ella. Sin embargo, las desavenencias entre la pareja llevaron a la
No se sabe mucho acerca de los negocios de Carmelita
disolución de la sociedad y del matrimonio, así que Virginia fue
Romero Rubio, la segunda esposa de Porfirio Díaz. Recibió
a una larga gira para reponer sus finanzas y “replantearse su vida
una educación cuidada, como debía ser siendo hija del minis-
personal”… 32
tro de Gobernación Manuel Romero Rubio. Fue la maestra
de inglés de don Porfirio, pero no se limitó a instruirlo en
Mujeres ilustradas, apartadas de la santa ignorancia por la aco-
el idioma de Shakespeare. Ella le explicó los buenos moda-
modada posición social y económica de sus familias o por el
les, cómo comportarse en la mesa, le aconsejó en cuestiones
esfuerzo personal, rompieron de distintas maneras las cortapisas
de política, especialmente en los últimos momentos de su
impuestas por la sociedad de su tiempo. Es importante recordar
régimen, cuando el viejo, de más de ochenta años de edad,
que su calidad de ilustradas no significa, de ninguna manera, que
se negaba a entender que su fin había llegado. Carmelita fue
fueran modernas en toda la acepción de la palabra ni que fue-
dueña de varias propiedades, pero su ilustración no se debía a
ran modelos a seguir para todo el mundo. Fueron mujeres que
ellas. La escolaridad y la cultura que adquirió fueron gracias
sobresalieron en unos aspectos y no en otros; algunas supieron
a su familia. Durante la presidencia, ella fue prestanombres
manejar negocios y, como tales, leían con más facilidad un libro
de su marido, pues apareció como accionista de minas en la
de contabilidad que uno de literatura. Tampoco quiere decir
provincia de la plata en Zacualpan y en El Oro, Estado de
que todas pintaran o cantaran mientras se los permitía el ma-
México, y en Tlalpujahua, Michoacán, lugares que visitó la
rido. O que buscaran influir en el sistema educativo mexicano,
pareja antes de la debacle del precio de la plata en 1907. Ya en
pero sin lograr sobreponerse a la “infamia” de su conducta sen-
el destierro y después de la muerte de don Porfirio, Carmelita
timental, si es que habían caído en situaciones entonces irregu-
tuvo que batallar con administradores infieles y a larga dis-
lares. La definición de mujer ilustrada no fue la misma a lo largo
tancia. En la década de 1920 despidió a uno por malversación
del siglo XIX. Había mujeres que se rebelaban contra el encierro,
de fondos. En 1921 su representante recurrió a los tribunales
los prejuicios, la creencia en su inferioridad física y mental. Y
mexicanos para exigir el desalojo de una propiedad rentada a
había otras que subrayaban, las veces que fuera, que cumplían
los hermanos Creel. Pasó lo mismo cuatro años después con
cabalmente y en primer lugar con sus obligaciones hacia la cuna
un alemán; en 1926 inició una demanda por incumplimiento
y la cocina, que su mayor felicidad radicaba en el bienestar de es-
de pago; en 1930 inició otras para exigir el desalojo de una
poso e hijos y que sus afanes culturales tomaban el último lugar
propiedad y de una casa suya a una hija o nieta de Valentín
en sus quehaceres. Incluso las labores de aguja tenían prioridad
Gómez Farías.31
sobre el estudio o la creación artística. El romanticismo desem-
peñó un papel en esta retórica, pues era de buen tono insistir en
las virtudes domésticas ante todo. Pero discursos, obstáculos,
30
Ibidem, pp. 421-423.
31
Maddelyne Uribe Delabra, Carmen Romero Rubio de Díaz. Primera Dama
de México, pp. 70, 95. 32
Juan Felipe Leal, El cinematógrafo y los teatros, pp. 223, 227, 230.
154 U n r ecor r i d o p or l as p u bl icac ion e s de muj e r e s . .. An n e Sta pl es 155
enfermedades, burlas, la opinión pública y la pobreza no fueron puru y Mílada Bazant (coords.), Tradiciones y conflictos. Histo-
suficientes para apagar el ánimo de estas mujeres ilustradas, más rias de la vida cotidiana en México e Hispanoamérica, México,
otras muchas que no se mencionan aquí, que abrieron camino a Colmex, 2007.
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426, agosto de 2008.
156 Mujeres i lus t r adas m e x icanas, s iglo xi x
*
En esta versión se recupera parte del trabajo “Periódicos pioneros fundados
por mujeres”, Derecho a comunicar, México, Asociación Mexicana de Dere-
cho a la Información, núm. 6, pp. 1-20, septiembre a diciembre de 2012.
**
Profesora-investigadora de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo.
157
158 U n r ecor r i d o p or l as p u bl icac ion e s de muj e r e s . .. E lv ir a Herná n dez C a rba llid o 159
firiana; en tanto otros se arriesgaban a realizar un periodismo calificaban su misión como puramente literaria. Tal vez por
crítico y de denuncia. Pero también hubo un número repre- eso abundaron las traducciones de novelas y poemas. Destaca
sentativo de publicaciones que podría clasificarse en la deno- que fue el primero que motivó a las mujeres a participar en sus
minada prensa especializada. En este tercer grupo, las mujeres secciones y la respuesta fue inmediata: se recibieron poemas y
aprovecharon la oportunidad para integrarse al periodismo. colaboraciones femeninas. Sin embargo, en varios escritos,
En efecto, las primeras publicaciones que se preocuparon los colaboradores del semanario coincidían con las otras publi-
por atraer al público femenino fueron las especializadas en lite- caciones respecto a su concepción sobre las mujeres:
ratura. Fue así como El águila Mexicana (1826), Almanaque
de las señoritas (1825) y El Iris (1826) insertaron en sus pági- Nosotros no opinamos que la mujer tiene menos espíritu que el
nas secciones para mujeres. hombre; pero es fuerza creer que el suyo es diferente… puede pre-
Poco después empezaron a circular publicaciones exclusi- venir en parte de la pequeñez de su cabeza, de la estrechez de su
vas para mujeres, pero escritas en su totalidad por hombres. frente, de lo largo de su sueño, de su debilidad natural y del trabajo
que toma su compostura para aumentar sus atractivos, la coque-
Ellos escribían, traducían y publicaban lo que a su juicio era lo
tería y la continua cortesía. Puede también depender de las vici-
apropiado para ellas. En 1838 Mariano Galván presentó El ca-
situdes de su salud, del tiempo que consagran en alimentarnos,
lendario de las señoritas mexicanas. En su editorial manifestaba
criarnos, instruirnos. Ella está persuadida de nuestra superioridad,
su compromiso con la educación científica, moral y literaria
inclinada a la pereza y arrogante en nuestros homenajes: es cierto
de la mujer. Poco tiempo después, Ignacio Cumplido dio a que su inteligencia es inferior que la nuestra. ¡Nadie duda que ellas
conocer Presente amistoso dedicado a las señoritas mexicanas, tengan menos memoria que nosotros!2
primero en 1847 y después entre 1851 y 1852. Su contenido
era literario pero también expuso su perspectiva sobre la con- La fundación de estas publicaciones permite suponer que ya
dición femenina: “Las mujeres, más débiles que nosotros en empezaba a conformarse en nuestro país un público femenil
el orden de la naturaleza y en el de la sociedad, son inclinadas que gustaba de descubrirse en las páginas de estos seminarios, que
por el instinto mismo de su debilidad, a elegir de preferencia se identificaba y podía hacer suyo el espacio al animarse a pu-
para objeto de su principal afecto y cariño, a un ser más fuerte blicar. Sin duda, muchos de los periodistas de finales del siglo
que ella, que pueda sostenerlas, protegerlas y defenderlas”.1 XIX motivaron a sus compañeras de generación a escribir y
Por su parte, Vicente García Torres fundó Panorama de las a publicar. Un caso fue Manuel Acuña, pues cuando fundó la
señoritas en 1842. Sus contenidos y línea editorial no se dife- revista El Búcaro decidió que una mujer fuera la directora,
renciaban de sus antecesores. Se presentaba un contenido muy la poeta Ángela Lozano. A partir de ese momento, comenza-
relacionado con la vida doméstica femenina y se confirmaba ron a surgir algunas publicaciones periodísticas de verdadera
que el rol de las mujeres únicamente podía desempeñarse en trascendencia, dirigidas por señoras, donde escribían crónicas,
la vida privada. Otro editor fue Juan R. Navarro. Él dio a co- cuestiones históricas, literarias y científicas. Entre ellas recupe-
nocer dos publicaciones: La semana de las señoritas mexicanas raremos el perfil de Las Hijas del Anáhuac (1873), El álbum
y La semana de las señoritas, entre 1850 y1852. Los editores
1
“De la amistad entre mujeres”, Presente amistoso dedicado a las señoritas 2
“Las mujeres”, La semana de las señoritas, México, p. 2, 31 de diciembre de
mexicanas, México, p. 396, 17 de octubre de 1850. 1850.
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de la mujer (1883-1890), El correo de las señoras (1883-1894) toda ternura. Ella es quien enjuga vuestras lágrimas, ella quien guía
y Violetas del Anáhuac (1887-1889). vuestros primeros pasos. ¿La queréis esposa? Vedla sacrificada en el
hogar doméstico, tomando parte en vuestras penas y sin murmurar
queja.
L a m isión su bli m e
¿La queréis heroína? Id entonces a los campos de batalla y la
encontraréis cerca del moribundo, y si es necesario, presentará su
La Escuela de Artes y Oficios para Mujeres fue el escenario,
pecho para defenderle; le brindará el agua si tiene sed, el lecho si
el pretexto y la razón para que un grupo femenino decidiera
necesita reposo; y ¿sabéis en cambio de tanta abnegación y sufri-
crear su propia publicación periodística. Como parte de sus
miento todo lo que obtiene?
ejercicios para el oficio de impresoras, crearon un periódico de El yugo de la opresión, la indiferencia; he aquí el premio de
cuatro páginas que fue vendido a seis centavos. La redactora en tanto amor y ternura.3
jefe fue la profesora Concepción García y Ontiveros. El primer
número apareció el 19 de octubre de 1873 y dejó de circular Fueron bien recibidas por sus colegas y por el público en general.
el 18 de enero de 1874. Todas las colaboradoras firmaron con No obstante Las Hijas del Anáhuac redactó un artículo en
seudónimo y optaron por usar nombres de mujeres de la época el que sus colegas pusieron especial atención, pues cuando la
prehispánica. mayoría de los escritores se dedicaban a rendirle homenaje a
Durante su corta existencia, en Las Hijas del Anáhuac pu- Manuel Acuña, la columnista de “Revista de la semana”, que
blicaron diversas notas, algunas se referían a consejos caseros o firmaba como Ilancueitl, ponía en duda la trascendencia del
de belleza, poemas y narraciones. También se insertaban com- poeta debido a su mortal decisión.
posiciones poéticas, cartelera teatral y en la sección “Gacetilla”
se presentaban notas en donde comentaban las opiniones de Voy a deciros algo sobre su muerte: Acuña murió, y su nombre, que
otros periódicos sobre el nacimiento del semanario. empezaba a figurar entre los de nuestros poetas notables, pasará o no
En su primer ejemplar, las fundadoras manifestaron la fir- pasará a la prosperidad; eso dependerá del mérito que puedan tener
me convicción de que la mujer podía ya dar a conocer pú- sus obras, que aunque son pocas todavía, sin embargo, son suficien-
blicamente sus ideas, sin temor a la crítica o al rechazo, y la tes para juzgar por ella, el lugar que puede tener Acuña como poeta.
incitaron por lo tanto a instruirse, aunque advirtiéndole que ¿Como suicida dejará un grato recuerdo? Su nombre, si se hiciera
no por eso dejaría sus labores domésticas, “misión sublime” inmortal, ¿pasaría los últimos tiempos venideros, limpios y puros?
indudablemente que no; la horrible mancha del suicidio le empaparía
que debía cumplir.
siempre, siempre se recordaría con horror esa acción cobarde que
condena la naturaleza y las leyes divinas y humanas.
El mundo siempre censura la más sencilla de sus acciones, buscan-
¡Matarse! He aquí la gran cuestión del día y la que tiene pre-
do un motivo para ridiculizarla.
ocupados a más de cuatro cerebros; unos sancionan contra ella fu-
Algunos creen que la mujer nació para esclava. La hacen su víc-
riosos anatemas, y otros menos cuerdos la consideran como un
tima. Ella en cambio les da su amor y vive para ellos. Contempladla
medio bueno y eficaz para curar eternamente los dolores del alma.
en todas partes y ni podéis menos que admirarla.
¡Curarlos para siempre! pues ¿qué?, ¿así se extinguen? ¿Qué?, ¿no
Mirad la madre y la encontrareis siempre al lado de vuestra
cuna pronta a dar su vida por la vuestra, porque ella es todo amor, 3
Papantzin, “La mujer”, Las Hijas del Anáhuac, México, núm. 2, p. 1, 26 de
octubre de 1873.
162 U n r ecor r i d o p or l as p u bl icac ion e s de muj e r e s . .. E lv ir a Herná n dez C a rba llid o 163
hay un más allá?, ¿qué? ¿solo tenemos en nosotros una naturaleza? se había atrevido en un mal forjado artículo a hablar de nuestro
Pues en ese caso todos podremos matarnos; así es que a suicidarnos inolvidable Manuel Acuña. Gran petulancia se necesita para que
que nuestro planeta se quede tapizado de cadáveres; que vendrán una joven sin sociedad, sin conocimientos y cuando todavía acaba
a llorar… solo que los habitantes de la luna (si los hay), y probable- de abandonar las muñecas, quisiera aparecer autora de un artículo
mente ni ellos, porque están muy lejos para escuchar los ayes que en que se trata uno de los actos del hombre sobre el cual no han
lancemos todos al dejar de existir ¡Oh época de civilización y cul- podido fallar aún los sabios. La persona que escribió ese artículo, si
tura en que se inventan multitud de máquinas, y mil y mil pollitos estimaba en algo su modestia debió abstenerse de hacerlo.6
que todavía no cantan quieren emprender el largo viaje!4
El semanario de Las Hijas del Anáhuac al poco tiempo desa-
Al concluir su escrito trató de persuadir a los lectores, pues no pareció, sin despedida, sin aviso alguno. Sin embargo, durante
deseaba que imitaran a Manuel Acuña: su corta existencia destaca un artículo que refleja la conciencia
definida del nuevo papel que empezaba a jugar la mujer mexi-
¿Cómo inventar una máquina que movida por vigorosos caballos cana en su sociedad al incursionar al periodismo nacional:
o por vapor, sirva para que infundan la moral los padres de familia
y los directores de los colegios? ¿Cómo haremos para que la juven- Todavía no se puede colocar nuestro periódico en el número uno
tud de ahora y la venidera tengan más filosofía, más creencias y más de los otros muchos que honran la prensa mexicana; pero… ¡Quizá
moralidad? A ver si el tiempo nos da la contestación. Esperemos. más tarde!... ¡Tal vez en la decadencia de nuestra vida, se recordará
Porque es triste, muy triste es que en vez de imitar jamás el ejemplo con placer, que unas pobres hijas de México, deseosas del progre-
del suicida, le veamos reproducido a cada instante. Un joven que está so de su país; no descuidaron (aún a costa de muchos sacrificios)
en la primavera de la vida, se mata por cualquier cosa que le parece contribuir con sus humildes líneas, para lograr en su patrio suelo,
de muchísima aflicción. Si reflexionara un poco, vería que todos los esa regeneración sublime del sexo femenino, que se llama la eman-
hombres tienen en su pasado quizá en su presente una historia de cipación de la mujer! Quizá entonces, este periódico que es hoy un
dolores, y que si todos nos desesperamos, nadie existiría en el mundo. insignificante botón de la corona que ciñe la literatura de nuestra
Conque, paciencia, jovencitos; sed más racionales y no sigáis el ejem- patria, forme una de sus más fragantes flores […]
plo del desgraciado de Acuña, que tan horrible pesar ha dado a su Tal vez dentro de algún tiempo, habrán otras jóvenes que si-
adorada madre y buenos amigos. Id mejor a dejar el “splen” en el guiendo nuestro ejemplo, se lancen al difícil camino del periodis-
seno de vuestra madre que siempre nos recibirá con maternal amor, mo, afrontando todas las espinas que en él se encuentran.7
y disipará con sus caricias el dolor que nuble vuestras frentes.5
Nu estro á lbum
Los periódicos La Nación, El radical y El siglo Diez y Nueve
desaprobaron el contenido de ese escrito y a la autora misma: Concepción Gimeno de Flaquer fundó y dirigió El álbum de la
mujer en 1883, semanario que circuló durante siete años. Sus
Una joven baja de inspiraciones que no son desconocidas, y con
contenidos se caracterizaron por presentar crónicas de la vida
una arrogancia propia solo de quien no tiene talento ni experiencia,
6
“El ramillete de flores”, El siglo Diez y Nueve, México, núm. 12, p. 2, 16 de
4
Ilancueitl, “Revista de la semana”, Las Hijas del Anáhuac, México, núm. 9, diciembre de 1873.
p. 1, 14 de diciembre de 1873. 7
Ilancueitl, “A nuestras lectoras”, Las Hijas del Anáhuac, México, núm. 1, p.
5
Ibidem. 1, 19 de octubre de 1873.
164 U n r ecor r i d o p or l as p u bl icac ion e s de muj e r e s . .. E lv ir a Herná n dez C a rba llid o 165
social en el Porfiriato y los eventos artísticos más importantes Solteronas ved en mí un abogado vuestro! El día en que México se
de México en el siglo XIX. Se escribía sobre moda y obras de halle disfrutando de gran holgura metálica, os ofrezco proponer al
teatro puestas en escena. Publicó la mejor poesía de la época gobierno se cree un fondo para atender las calamidades públicas,
e informaba sobre los acontecimientos noticiosos nacionales e con objeto de que sean rescatadas las solteronas de las calamidades
del solterismo.
internacionales. El semanario siempre estuvo ilustrado con be-
El día que abunde el mármol en México, propondré se levante
llas litografías. De igual manera, por medio de cartas, aconseja-
un monumento nacional a la memoria de esas víctimas inmoladas
ba a sus lectoras con la finalidad de preservar una buena salud.
en los altares del celibato.
También daba sugerencias para que se transformaran en espo-
La solterona es heroína y mártir. ¡Pobre solterona!9
sas perfectas, madres eficientes, así como buenas amas de casa.
La colaboradora más constante fue la misma Concepción Otra temática que caracterizó el trabajo periodístico de la
Gimeno. Gustó por escribir artículos donde diferenció a la fundadora del periódico fue la manera de ser de las mujeres
mujer de acuerdo con sus virtudes o defectos, ya fueran físicos mexicanas. Concepción Gimeno las presentó como criaturas
o morales. Así, escribió artículos como “La mujer vanidosa”, perfectas, particularmente, como amas de casa espléndidas y
“La adolescente”, “La mujer estudiosa”. Es muy curioso su madres impecables. Aseguraba que las principales virtudes de
texto donde se refirió a la mujer con pocos atributos físicos, ya las mujeres de nuestro país eran su amor maternal y la absoluta
que calificó su proceder de heroico y enumeró con brevedad dedicación a su familia.
las dotes de esos seres mal parecidos:
En otros hogares he visto la cuna relegada al último rincón; en el
La fea, aun cuando sea pequeña de estatura, tiene generalmente hogar de la mujer mexicana la cuna tiene un trono; la cuna aparece
alta talla intelectual; la costumbre de vivir aislada la hace ser medi- en primer término, ocupa un puesto de honor, es el altar donde se
tabunda, y la meditación desarrolla su entendimiento. La conversa- inmola la familia, representada por la madre.
ción de la fea es casi siempre chispeante e ingeniosa, porque la fea, Admiro la súbita transformación que sufre la mujer mexicana
convencida de que no ha de atraer por su rostro, intenta cautivar al sacudir el polvillo de sus alas de mariposa para vestir el traje
por su inteligencia. La fea es hacendosa, porque no aborrece los es- nupcial.
pejos, no pierde el tiempo con ellos que la bonita derrocha. La fea Cuando toma el augusto carácter de sacerdotisa del hogar,
hace labores de adorno, toca el piano y es muy instruida.8 cambia de costumbres: su amor a las fiestas sociales se extingue, su
aturdimiento juvenil se calma, su pasión a las galas se amortigua.
En otros escritos también distinguió las mujeres por dos as- La mujer mexicana no cifra su gloria en ser la reina de las fies-
pectos: la soltería y el matrimonio. En el artículo titulado “La tas, en imponer la moda, o tener una corte de admiradores; la cifra
solterona” compadecía profundamente a todas las mujeres que en crear la aventura de su familia.
no habían logrado casarse, consideraba que sufrían el peor de Es inútil buscar a la mujer mexicana fuera de la familia, porque
los martirios al no ser amadas por alguien, pareciéndole impo- no la encontrareis; mientras las mujeres de otros países deslumbran
sible que personas así pertenecieran al “bello sexo”. a una sociedad frívola, que se desliza en vertiginoso aturdimiento
bajo dorados salones, la mujer mexicana es el ángel custodio del
8
Concepción Gimeno de Flaquer, “Heroísmos ignorados”, El álbum de la 9
Concepción Gimeno de Flaquer, “La solterona”, El álbum de la mujer, Mé-
mujer, México, núm. 21, t. II, p. 304, 24 de mayo de 1884. xico, núm. 4, t. V, p. 38, 26 de julio de 1885.
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hogar y vela en la alcoba de su hijo, sin que ninguna fuerza tenga más grande que poseer el secreto del organismo humano? ¿Sa-
poder bastante para arrancarla de ahí.10 béis cómo ha llegado la inteligencia mexicana a tan alta cima?
Consagrando once años de su vida al estudio: once años que re-
Concepción Gimeno creyó conveniente describir constante- presentan en una mujer toda su juventud. ¿Y cómo ha ganado el
mente a las mujeres de México por medio de alabanzas y metá- diploma que tanto la enaltece? Desoyendo sátiras de la ignorancia
foras, calificándolas en forma continua como criaturas divinas, y los augurios pesimistas, hollando con firme planta los abrojos
comparándolas con lo más preciado y maravilloso que podía encontrados en su paso, luchando enérgicamente contra la tenaz
oposición de sus enemigos, venciendo arduas dificultades, desa-
existir en la naturaleza:
fiando el imposible.12
Solamente en dos ocasiones Concepción Gimeno se refirió de El hombre ha querido ciega a su compañera para que no le viese
manera particular a las mujeres de nuestro país: publicó un ar- caminar por sendas cubiertas de fango; la ha querido sin criterio
tículo sobre la Malinche y otro sobre la titulación de la primera para que no le pidiera cuenta de su conducta ligera, y para subyu-
doctora mexicana, Matilde Montoya. Afirmaba que la abne- garla sin razonamiento de ninguna especie ante despóticas leyes
de su caprichosa fantasía; ha comprendido el hombre que al sua-
gación de la Malinche había sido tan grande que podía causar
vizarse las costumbres, el cetro del mundo pertenece a los reyes
asombro si esa forma de ser no “fuese patrimonio exclusivo del
de la inteligencia, y para doblegar a su compañera, sometiéndola
corazón de la mujer”.
a un ominoso yugo y a una postración moral muy lamentable, ha
En cuanto al artículo que le dedicó a la primera doctora
mutilado sus facultades intelectuales y la ha sepultado en las tinie-
mexicana, se expresó con admiración de esa inteligente mujer, blas, sumiéndola en la más oscura ignorancia, para que se estrellara
sus frases eran laudatorias, sus palabras revelaban un verdadero indefensa y sola en los escollos de la vida.
orgullo por tan relevante suceso: El hombre quiere débil a la mujer para hacerla su juguete, para
explotar su debilidad, permítaseme esta frase escapada de mi in-
Matilde Montoya ha escalado un puesto reservado a los sabios; ha dignación y que repugna mi delicadeza, frase que no borro por no
destruido antiguas preocupaciones que encadenaban a la mujer encontrar otra más gráfica para lo que quiero expresar.
mexicana en la oscura senda de la retrogradación; ha conquistado Es absurdo que deseéis débil a la mujer; vuestra tenaz obceca-
la gloriosa bandera del progreso, para que su sexo la enarbole. ción os hace conspirar contra vuestros propios intereses. Decidnos:
El birrete doctoral es superior a una corona de laurel. ¿Hay algo si tan débil es, si todas lo son ¿Por qué le entregáis vuestro nombre?
¿Por qué le fiais el cuidado de guardar vuestra honra? Si no hay
10
Concepción Gimeno de Flaquer, “La Dama Mexicana”, El álbum de la mu-
jer, México, núm. 1, t. I, p. 2, 8 de septiembre de 1883. 12
Concepción Gimeno de Flaquer, “La primera doctora mexicana”, El álbum
11
Ibidem. de la mujer, México, núm. 10, t. II, p. 74, 4 de septiembre de 1887.
168 U n r ecor r i d o p or l as p u bl icac ion e s de muj e r e s . .. Elv ir a Herná n dez C a rba llid o 169
mujeres dignas, os estimáis en muy poco al uniros con ellas en vida la abnegación, su sacerdocio crea la dicha de las personas
eternos lazos. que la rodean y ser en la sociedad y en la familia el ángel del
¡Hombres aturdidos, cuando negais la virtud de la mujer, pen- consuelo”.14
sad en vuestra madre y en vuestras hermanas! El semanario publicó también columnas donde proporcio-
Hombres, tened presente que no os disputamos la fuerza física,
naba consejos útiles a las señoras para que desarrollaran con
pero nos declaramos en fuerza moral igual a vosotros.13
acierto sus quehaceres en el hogar:
Fue así como durante siete años El álbum de la mujer y su
El modo más racional de distribuir los días de la semana es el si-
directora, Concepción Gimeno, dieron a conocer su modo de guiente:
comprender la condición femenina del siglo XIX en México.
Lunes: Jabonar.
Martes: Hacer lejía.
Ca rta s de u na déca da
Miércoles: Aclarar la ropa.
Jueves: Resanarla y hacer las compras de telas, ropas, artículos de
Si bien El correo de las señoras fue fundado y dirigido por José
tocador y demás que requiera con especialidad la presencia del ama.
Adrián M. Rico en 1883, su viuda, Mariana Jiménez, se con- Viernes: Planchar la ropa.
virtió en propietaria del periódico, cuya publicación fue diri- Sábado: Hacer la limpieza semanal de la casa.
gida sucesivamente por tres escritores de la época: Federico Domingo: Cumplir con los deberes religiosos, atender a la limpieza
Mendoza y Vizcaíno (dos meses de 1886), Víctor M. Venegas de las personas con alguna más detención de lo que sea costumbre
(de 1886 a 1890) y José R. Rojo (desde 1890 hasta el último diariamente; emplear algún tiempo en provechosas lecturas; hacer
número publicado en octubre de 1893). visitas y procurarse alguna distracción.15
Si tratáramos de encontrar un semanario que a lo largo
de diez años presentara un formato, contenido y estilo uni- Cada semana se publicó en El correo de las señoras una co-
formes, a pesar de haber sido dirigido por cuatro personas di- lumna muy interesante titulada “Educación de la mujer”. Los
ferentes, y que mantuviera siempre los mismos objetivos que puntos de vista presentados sobre ese tema podrían dividirse
propiciaron la aparición de dicha publicación, no duraríamos en dos. Por un lado, aquellos que consideraban la educación fe-
ni un instante en mencionar El correo de las señoras. menina como un medio necesario para que la mujer aprendiera
Las primeras columnas del periódico fueron destinadas a principalmente a ser buena madre y esposa ejemplar:
presentar los puntos de vista tanto de editores como de sus
colaboradores sobre un tema específico, que fue en repetidas Sé muy cauta y discreta en preguntar a tu esposo: ¿de dónde vie-
ocasiones la mujer. Ellos discutían aspectos relacionados con nes?... ¿a qué horas vuelves?... ¿dónde vas? No preguntarlo nunca
la educación femenina o la moral y también ofrecían una vi- parecería indiferencia; preguntarlo siempre sería sobrado, y aun te
sión muy particular sobre los sentimientos que motivaban a la pondría en riesgo de ser impertinente para tu esposo; o a él de
mujer a actuar de determinada forma: “Su ley es el amor, su
14
Luz Trillanez, “La mujer juzgada por sí misma”, El correo de las señoras,
México, núm. 20, t. III, p. 305, 23 de septiembre de 1884.
13
Concepción Gimeno de Flaquer, “No hay sexo débil”, El álbum de la mujer, 15
“Guía del ama de casa”, El correo de las señoras, México, núm. 46, t. V, p.
México, núm. 2, t. I, p. 19, 16 de septiembre de 1883. 733, 17 de abril de 1887.
170 Un r ecor r i d o p or l as p u bl icac ion e s de muj e r e s. .. E lv ir a Herná n dez Ca rba llid o 171
decirte una mentira, cuando un hombre no debería mentir nunca. misma y a su sexo para trabajar por él, para rescatarle de los últimos
Si al entrar a la casa vieres que tu esposo está alegre, has cuanto restos de la esclavitud que por inercia conserva.17
puedas para duplicar su alegría; si está meditabundo, respeta su
silencio y aguarda a que él te diga la causa: si llega triste, consuélale Pero su colaboradora más constante fue María del Pilar Sinúes.
con tu cariño.16 Ella presentó diversos escritos donde permitió advertir que sus
ideas coincidían por completo con los estereotipos femeninos
Desde un diferente punto de vista, otros escritores aseguraban imperantes en la época porfiriana, pues consideraba que las
que las mujeres tenían todo el derecho de instruirse, critica- mujeres sólo podían desarrollar sus actividades en un lugar,
ban el tipo de educación que hasta ese momento recibían y reservado exclusivamente para ellas: el hogar, y daba gran prio-
trataban de demostrar con sus comentarios la injusticia que ridad a su papel de esposa y madre.
se estaba cometiendo con ellas. Antes de su desaparición, el
semanario publicó un artículo firmado por Laureana Wright, Mis queridas señoras, no riñáis a vuestros maridos porque se levan-
en el cual se puede apreciar un sentimiento de esperanza por tan tarde; dejadlos dormir y durante las horas de su sueño matinal,
mejorar la situación femenina en nuestro país: trabajad en los mil detalles necesarios al buen gobierno de vuestro
interior: corregid, reprended, enseñad, contad con vuestros cria-
Lo mismo que se le priva del libro, del telescopio y del botiquín, dos; la mujer casada ha de ser dos: la que dicta órdenes y la que
se le priva de la cámara fotográfica, del buril y de la vara de medir, ejecuta. A esta última que jamás la vea el marido si es posible, a
quedándoles solo como representación humana la maternidad, como la otra, que la vea siempre revestida de dignidad y de un carácter
representación social la subyugación ante el hombre, como elementos dulce y conciliador.18
de distracción y de trabajo el tocador, la aguja, la cocina.
Delante de tal desequilibrio y de tanta usurpación, la mujer per- Fue así como durante una década El correo de las señoras en
fecta, hasta donde puede serlo nuestra raza, será la que tomándose los cada una de sus páginas mantuvo la firme convicción de que la
derechos y los recursos que indebidamente se le niegan, se levante de educación femenina sólo debería abarcar el campo doméstico,
la inutilidad en que vegeta, la que sea digna de las altas misiones a que pues consideraba que una mujer no necesitaba de la ciencia o
puede hallarse obligada, la que sea capaz de dirigir por sí sola al puer- de la literatura para cumplir con acierto la única misión que la
to de salvación la frágil embarcación de su porvenir, la que lo mismo sociedad le había confiado: ser buena esposa y buena madre.
sepa ser esposa que socia; mecer la cuna del tierno infante y educar
el párvulo, que formar al adulto conforme a la razón y a la ciencia; la
que lo mismo sepa invertir el capital del marido según la profesión u Veni mos a l esta dio de l a pr ensa
oficio que posea, y la que, en fin, extendiendo la alegría, la moral y la
virtud del hogar a la sociedad entera, lo mismo sepa dar lucimiento a Las creadoras de Violetas del Anáhuac fueron Laureana Wright
una soirée con distinción y gracia, que asistir a una asociación filan- de Kleinhans, directora en 1887, y Mateana Murguía de Ave-
trópica, mutualista, progresista o cívica. leyra, en 1889. Si bien el periódico dio a conocer recetas de
¿Qué necesita la mujer para llegar a esta perfección? Fuerza de
voluntad, valor moral, amor a la instrucción y sobre todo, amor a sí 17
Laureana Wright, “La mujer perfecta”, El correo de las señoras, México, núm.
1, t. XII, p. 3, 5 de junio de 1893.
16
Juan Manuel Quijano Otero, “Educación de la mujer”, El correo de las seño- 18
Pilar Sinúes, “Felicidad Conyugal”, El correo de las señoras, México, núm. 16,
ras, México, núm. 17, t. III, p. 256, 31 de agosto de 1884. t. V, p. 144, 8 de agosto de 1886.
172 U n r ecor r i d o p or l as p u bl icac ion e s de muj e r e s . .. E lv ir a Herná n dez C a rba llid o 173
cocina, consejos de belleza, crónicas de sociales y moda, fue Desde su primer número, el semanario se consideraba el
común hallar en el semanario una gran cantidad de artículos medio necesario para que la mujer del siglo XIX difundiera su
que comentaban la situación femenina. En algunos textos se manera de pensar, de verse a sí misma y opinara sobre su pro-
continuaba con la idea de que las mujeres sólo podían ser con- pia condición.
sideradas madres o esposas abnegadas, pero hubo otros donde
se vislumbraba un interés por mejorar la condición de las mu- Despreciando como merecen antiguas ideas que hacían considerar
jeres, principalmente en el aspecto educativo: a la mujer como máquina para la procreación, como una cosa de
lujo para los ricos, como necesaria para el pobre, a fin de que la-
Animadas por el deseo de elevar la instrucción y educación de la vara, planchara, cosiera, en una palabra, una sirviente; rechazando
mujer por la mujer, al rango que sus aspiraciones, sus sentimientos, tan groseras opiniones, debe el hombre juzgarla con imparcialidad
sus necesidades, su posición y especialmente sus deberes de hija, y no podrá menos que reconocer que es tan digna, tan capaz
de esposa y de madre, le impone el avance universal y progresivo de de poseer una instrucción vasta y útil como él; que influye tanto en el
las sociedades modernas, guiadas por el sendero de la dignidad, porvenir del hombre, que desde la cuna comienza a sentir sus
del saber, de la cultura y del trabajo al mayor grado de perfección efectos, de una manera tan directa que no podrá negarla. Y como si
en su educación intelectual, moral, civil, social y doméstica, ini- estas consideraciones no fueran bastantes, tenemos pruebas indis-
ciada en las carreras científicas, literarias, artísticas e industriales, cutibles. Han existido y existen mujeres fuera y dentro de nuestra
hasta llevarla si fuera posible, a la sublime misión del profesorado patria, dignas de admiración y respeto. Ellas demuestran al mundo
y del magisterio; hemos procurado fundar una asociación con el que la mujer está igualmente dotada por la naturaleza de todo lo
fin de llevar a cabo nuestros propósitos, por medio del esfuerzo necesario para ocupar un lugar igual al del hombre. Así, la mujer
colectivo y con la protección de las clases ilustradas que confiamos debe aprender no sólo los quehaceres de su casa y todo aquello
alcanzar, puesto que ellas anhelan como nosotras, poner un dique que puede llamarse de ornato en sociedad, sino que debe, como el
al desbordamiento de las pasiones, contener el torrente de la des- hombre, tener una profesión o aprender algo que le proporcione los
moralización a que arrastran la ignorancia y la miseria, enervando medios de subsistencia.20
las más nobles aspiraciones y los más generosos pensamientos con
perjuicio del individuo, de la familia, de la sociedad, de la patria y Violetas del Anáhuac abrió una amplia brecha en el camino
de la humanidad.19 del periodismo femenino nacional. Cada semana sus planas
ofrecían variados artículos firmados por mujeres. La primera
En cada una de las redactoras de Violetas del Anáhuac existía la en publicar fue su fundadora, Laureana Wright de Kleinhans.
firme convicción de que por medio del periodismo levantaban Ella afirmó que uno de sus mayores intereses al escribir en
la voz para enseñar, ilustrar e iniciar a sus compatriotas en esta el semanario era dar a conocer la vida de aquellas mujeres de
profesión del periodismo, así como para introducirlas en el nuestro país “notables por su ilustración, por sus adelantos o
campo de la ciencia, historia y filosofía, motivándolas a cues- por sus cualidades morales”. Así pues, insertó alrededor de 18
tionarse su realidad y a intentar recibir una mejor educación. semblanzas. Se refirió a las vidas de la primera doctora mexica-
na, Matilde P. Montoya, Sor Juana, la esposa de Porfirio Díaz
19
Elvira Lozano, “La minera jalisciense”, Violetas del Anáhuac, México, núm. 13, 20
Carolina Morales, “Los ayuntamientos”, Violetas del Anáhuac, México,
t. II, p. 146, 31 de marzo de 1889. núm. 16, t. II, p. 186, 28 de abril de 1889.
174 Un r ecor r i d o p or l as p u bl icac ion e s de muj e r e s . .. E lv ir a Herná n dez C a rba llid o 175
y sus colaboradoras del semanario, como Mateana Murguía y de alimentación necesita lavandera, criados, ropa, calzado, etc.,
Rosa Navarro. También escribió sobre temas como la historia 45 lo son mucho menos”.22
de México, el periodismo nacional, la religión y la educación de Una colaboradora más que destacó fue Fanny Nataly,
las mujeres. quien colaboró durante un año bajo el seudónimo de Titania
Por su parte, Mateana Murguía de Aveleyra abordó asun- y redactó la columna “Crónica de la semana”. En ella narraba
tos sobre la condición femenina de la época, principalmente o interpretaba los eventos sociales y culturales sobresalientes
sobre la educación de las mujeres. Destacó entonces un artículo de la época con un lenguaje ameno, sencillo, ligero y, en oca-
titulado “El profesorado en México”, donde planteó el gra- siones, irónico. Con frecuencia informaba sobre las óperas que
ve problema que sufrían las mujeres que habían elegido ser se presentaban en el país y externaba su opinión sobre el des-
maestras. empeño de los cantantes, a los que criticaba con ironía:
¡El éxito corona sus esfuerzos! Ya ha conquistado el derecho de ¡Qué linda mujer y qué mala artista es Lina Cerné!
ejercer su noble magisterio; pero ahora tiene que emprender una Su interpretación de la canción del Sanz y del Ave María, qui-
segunda cruzada de la que tal vez no salga tan airosa como en la taba de estos trozos toda la poesía con la que los ha impregnado el
primera. Pero los nuevos obstáculos son quizá más terribles que inspirado compositor.
los anteriores, porque el favoritismo, la apatía, la indolencia, y a Verdi tiene muy mal genio y estamos seguras de que si él lle-
veces la envidia y la mala fe, serán poderosos enemigos que tiene gara a oir a la Cerné en el último acto de su obra daría un brinco
que combatir. Muchas veces deja en lucha tan desigual su fe y su antes de que Otelo pudiera matarla. Gounod al oir tocar a un orga-
esperanza, y desalentada y abatida, con la desesperación y la triste- nillo ciertas melodías de su Fausto, debajo de sus ventanas en París,
za en el alma, vuelve a su miserable hogar para ayudar a su familia exclamó: “Por qué nosotros, compositores, debemos ser víctimas
en el duro y penoso trabajo de la munición, hasta que acaba por de una calumnia semejante!”. La Cerné en el papel de Desdémona
enfermar.21 calumnia a Verdi.23
Admitía y se mostraba indignada por las retribuciones tan mi- Llamó la atención también María del Alba, quien escribió, a mi
serables que ofrecía el Ayuntamiento pues aseguraba que con parecer, tres artículos de gran importancia: “Aquí estamos”,
tal cantidad de dinero apenas si un individuo lograría satisfacer “Despertamos” y “Marchamos con el siglo”. En el primero de
sus necesidades más apremiantes. Resultaba imposible que una ellos aseveró que las mujeres necesitaban instruirse para acabar
familia completa consiguiera sostenerse con decoro ante tan con la duda y la indiferencia que habían caracterizado su vida,
escasos recursos. Sin embargo, había un hecho que le causaba un ideal razonable que podía convertirse en realidad con cierto
mayor irritación, al que hizo referencia en un párrafo corto, tipo de ayuda que dio a conocer en los primeros párrafos por
con sencillez y claridad: “Por una disposición que no nos atre- medio de metáforas, comparaciones y frases laudatorias:
vemos a calificar, los profesores disfrutan de $60 y las pro-
fesoras solo perciben 45!, y aunque los $60 no son tampoco
suficientes para atender a los gastos de una familia, que además
22
Ibidem.
21
Mateana Murguía, “El profesorado en México”, Violetas del Anáhuac, núm. 23
Titania, “Crónica de la semana”, Violetas del Anáhuac, núm. 2, t. I, p. 20,
2, t. I, p. 17, 11 de diciembre de 1887. 11 de diciembre de 1887.
176 Un r ecor r i d o p or l as p u bl icac ion e s de muj e r e s . .. E lv ir a Herná n dez C a rba llid o 177
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180 U n r ecor r i d o p or l as p u bl icac ion e s de muj e r e s . ..
181
182 Pr i mer as m uje re s prof e s iona l e s e n M é xico Dia na Ar au z M erca d o 183
el caso de la Academia de Ciencias en Berlín— hecho que va y llevada a juicio público. Lo más curioso es que el caso de
más allá de los aspectos formales o protocolarios generados Agnódice no quedó aislado en su época: se repitió varias veces
en las casas reales. Esto nos lleva a pensar hasta qué punto las tanto en Europa como en América Latina. Destacaron, en-
féminas estuvieron vinculadas con las ciencias y con quienes tonces, personalidades como Aspasia de Roma, en obstetricia,
integraban dichos grupos académicos. quien legó a sus colegas varones un nuevo método teórico-
En nuestra labor de investigación, reinterpretar y analizar práctico cuando los recién nacidos venían en posiciones que
el lento ingreso de las mujeres a escuelas de educación su- dificultaban el parto,2 y ya para el siglo I d.C. encontramos
perior, academias y universidades constituye un hallazgo ne- —¿cómo no?— a la precursora de la alquimia, María la Judía,
cesario para abordar la temática “mujeres profesionistas”. Es a quien debemos el conocido Baño María. Escuchemos la voz
un proceso que no deja de arrojar nuevas fuentes de conoci- de esta alquimista, para obtener sustancias purificadas a través de
miento. Si abordamos sus antecedentes históricos, podemos la destilación:
observar que se ha insistido en la reclusión de la mujer en es-
pacios privados. Se ha generado con ello la polémica sostenida Háganse tres tubos de cobre dúctil un poco más gruesos que los
durante siglos en cuanto a prohibir su presencia física en los de una sartén de cobre de pastelero; su longitud ha de ser aproxi-
centros de enseñanza1 mediante interminables discursos filo- madamente de un codo y medio. Háganse igualmente un tubo del
sóficos, religiosos, científicos, políticos y jurídicos (generados ancho de una mano y con una abertura proporcionada a la de la
cabeza del alambique. Los tres tubos han de tener sus aberturas
por voces masculinas pero también femeninas) en torno a su
adaptadas en forma de uña al cuello de un recipiente ligero… En-
inferior capacidad intelectual en relación con el hombre.
tonces, colocando la cabeza del alambique sobre la olla de barro
¿Pero dónde y cuándo encontramos a estas mujeres? ¿Co-
que contiene el azufre y tapando las juntas con pasta de harina,
nocemos sus nombres y apellidos? Demos un rápido repaso.
colóquense frascos de cristal al final de los tubos, anchos y fuertes
Una de las primeras referencias femeninas en el campo médico para que no se rompan con el calor que viene del agua del medio.3
la constituye Merit Path en el año 2 700 a.C., quien ejercía en
el Egipto de su época el oficio de partera, incluidos los cuida- En este rápido recorrido de mujeres de ciencia a través de la
dos en relación al puerperio. La labor de Path fue socialmente historia empiezan a asomar nombres que nos son más familiares.
reconocida hasta la Grecia de Hipócrates. Durante el Imperio Romano —finales del siglo IV principios
No obstante lo anterior, la práctica de la medicina y la obs- del V— encontramos a la brillante matemática, astrónoma y
tetricia por parte de las mujeres no tuvo la misma aceptación filósofa Hipatia de Alejandría4 con importantes obras, cono-
en la Grecia Clásica, pues se promulgaron leyes que les prohi- cidas gracias a sus discípulos: La Aritmética de Diofanto; el
bían ejercer la profesión. El caso más famoso de médicas que Corpus astronómico; Comentario a las secciones cónicas de Apo-
se negaron a cumplir esta normativa fue el de Agnódice, cono- lonio de Perga; Revisión de las tablas astronómicas de Claudio
cida como la Comadrona de Atenas, quien simuló ser hombre Tolomeo y Los elementos de Euclides, entre otras. Sumamos, en-
para poder desempeñar la profesión hasta que fue descubierta 2
Jean Towler y Joan Bramall, Comadronas en la historia y en la sociedad, p.
15.
1
Diana Arauz, “La Universidad de Madrid y las conferencias dominicales so- 3
Frank Sherwood, Los alquimistas: fundadores de la química moderna, p.
bre la educación de la mujer Año 1869 (primera parte)”, Digesto, vol. 13, 165.
núm. 13, p. 262, 2013. 4
Maria Dzielska, Hipatia de Alejandría, p. 15.
184 Pr i mer as m uje re s prof e s iona l e s e n M é xico Dia na Ar au z M erca d o 185
tonces, un amplio vacío en el rastreo de científicas y médicas barba (en la época los barberos son asimilados a los sacamue-
desde la caída de dicho imperio hasta la Edad Media. Es decir, las), pero dichas sentencias no iban más allá del hecho de au-
en lo que atañe a la historia de Occidente, las féminas se en- torizarlas a extraer piezas dentales destruidas. En lo relativo
cuentran documentalmente imperceptibles en el campo de las a prácticas ginecobstétricas, fuentes documentales, como las
ciencias hasta encontrar en el siglo XI a las primeras Damas jurídicas, develan la presencia femenina en estos oficios (Siete
de Salerno, quienes acudieron a dicha universidad a estudiar, Partidas de Alfonso X el Sabio, Ordenamientos de Cortes y tes-
practicar la medicina e impartir clases. Hablamos de la italiana tamentos particulares) y dan fe de los salarios devengados a las
Trotula, de quien conservamos dos obras escritas en latín: De mujeres por un trabajo profesional, o bienes recibidos como
las enfermedades de las mujeres y De los adornos de las mujeres, herencia a manera de contraprestación.7
compendios que en la actualidad seguimos analizando y des- Posteriormente, durante el Renacimiento, mientras en Es-
piertan gran polémica (especialmente el primero) en relación paña las llamadas “ensalmadoras” se dedicaban a curar las do-
con la autenticidad de la obra, sexo de su autora y complejidad lencias bucodentales, en Italia, otras mujeres proseguían con
médica.5 sus estudios: Magdalena Canedi Noé y María Pellegrina Amoretti
Así pues, con todo y las restricciones del mundo medie- obtuvieron el doctorado en derecho en Bolonia y Pavía, res-
val por impedir el acceso femenino a los saberes y, por tanto, pectivamente. El listado de producciones científicas femeninas
a las nacientes universidades, Italia marcó sin lugar a dudas y mujeres profesionales es bastante amplio llegado el siglo XVII:
una honrosa excepción, pues después de la experiencia de las Sophie Brahe (1556-1643), Virginia Galilei (1600-1634),
Damas de Salerno encontramos, esta vez en la Universidad de Maria Cunitz (1610-1664), Margaret Cavendish (1623-
Bolonia, siglo XII, recibiéndose como doctoras en derecho, a 1673), Elisabetha Koopman-Hevelius (1647-1693), Anna
las alumnas Bettina Gozzadini y Novella D’Andrea. Maria Sibylla Merian (1647-1717), Maria Winkelmann Kirch
Por su parte, los monasterios alemanes se sumaban a esta (1670-1720), Maria Clara Eimmart (1676-1707) y Mary
cosecha científica a través de personalidades como Hildegarda Wortley Montagu (1689-1762). Para el siglo de la Ilustración
de Bingen (nombrada recientemente Doctora de la Iglesia), contamos con las aportaciones de Émile du Châtelet (1706-
quien además de aportar a la cristiandad occidental una im- 1749), Maria Gaetana Agnesi (1718-1799), Nicole-Reine Le-
portante obra musical, legó libros relevantes como el De las paute (1723-1788), Caroline Herschel (1750-1840), Marie
causas y los remedios o el Libro de las medicinas simples.6 Paulze Lavoisier (1776-1831), Sophie Germain (1776-1831)
Al lado de estas intelectuales, religiosas y académicas, las y Mary Fairfax Somerville (1780-1872). Para el siglo XIX o na-
mujeres de otros estratos sociales también se inmiscuían en la cidas en este siglo: Caterina Scalpellini (1808-1873), Ada Au-
cotidianidad de las prácticas profesionales o médicas. En esta gusta Byron (1815-1852), Maria Mitchell (1818-1889), Ellen
forma, el Medievo europeo —según se desprende de algunas Swallon Richards (1842-1911), Mary Everest Boole (1832-
sentencias de tribunales— estuvo marcado por el hecho de 1916), Sofía Kovalevskaia (1850-1891), Hertha Marks Ayr-
permitir a las mujeres tener obrador de barbero y mandar hacer ton (1854-1923), Williamina Paton Fleming (1857-1911),
5
Monica Green, The Trotula: A Medieval Compendium of Women’s Medicine,
pp. 70-191. 7
Diana Arauz, “Presencia jurídica femenina a través de los Ordenamientos de
6
Victoria Cirlot, Hildegard von Bingen y la tradición visionaria de Occidente, Cortes”, Estudios de historia de España, Buenos Aires, Universidad Católica
pp. 17-41. Argentina-FFYL/Instituto de Historia de España, vol. 10, p. 39, 2008.
186 Pr i mer as m uje re s prof e s iona l e s e n M é xico Dia na Ar au z M erca d o 187
Nettie Marie Stevens (1861-1912), Aniie Jump Cannon conocida ni alcanzada por los grandes filósofos, la cual mejora la
(1863-1941), Marie Sklodowska Curie (1867-1934), Hen- vida y la salud humana, escrita por Oliva Sabuco y publicada
rietta Swan Leavitt (1868-1921), Maria Bakunin (1873- en 1587. En ámbitos geográficos no lejanos, también destacan
1960), Mileva Maric-Einstein (1875-1940), Lise Meitner los estudios alquímicos de la francesa Perrenelle Lethas, o los
(1878-1968), Emily Noether (1882-1935), Gerty Radnitz trabajos en Italia de las médicas Olimpia Morata, Tarquinia
Cori (1896-1957) e Irene Joliot-Curie (1897-1956), entre Molza y Constanza Calenda, entre otras.9
otras. Sin embargo, fue durante la revolución científica del siglo
Como podemos observar, nos encontramos no sólo ante XVII cuando las europeas ingresaron abiertamente en el mundo
un voluminoso listado —tristemente poco conocido— que de las ciencias (otra italiana, Elena Cornaro, se consagró como
comprende el estudio y práctica de disciplinas como la quí- la primera mujer en recibir un doctorado en 1678) y experi-
mica, biología, física experimental, medicina, astrología y mentaron, por sí mismas, en disciplinas como la farmacia, gra-
primeros descubrimientos en informática y computación, cias a la oportuna mediación de padres, hermanos, maridos o
sino también ante una interesante reflexión en torno a la te- colegas varones relacionados con comunidades científicas quie-
mática “mujeres y conocimiento científico”. Tengamos pre- nes se preocuparon por impulsar la publicación de dichos tra-
sente que hubo de esperar hasta 1874 para que se permitiera bajos, aún en vida de sus autoras. A este respecto contamos con
a aquéllas acceder oficialmente a la escuela pública (a las aca- importantes fuentes de conocimiento: los dos volúmenes de las
demias ya habían ingresado desde el siglo XVII gracias a la Obras médico–quirúrgicas de Madame Fouquet cuya Colección
apertura de Bolonia, Padua y Roma —casos de Madeleine de de remedios selectos experimentados y aprobados fueron divididos
Scudéry, Maria Agnesi y Émile du Châtelet— sin olvidar a en dos tomos (para el tratamiento de enfermedades internas y
la antes mencionada Nicole-Reine Lepaute, elegida en 1788 externas). Dichos textos aportaron a los usuarios de los com-
miembro de la Academia de Ciencias de Bézieres,8 justo en la pendios, en primer lugar, los nombres de las Drogas y dosis
época que se empezaba a replantear en ámbitos intelectuales necesarias para el tratamiento; en segundo, su Preparación, y,
y científicos que la fuerza física no estaba relacionada con las por último, los Resultados de la aplicación de dichas recetas.10
capacidades mentales. Ya en el siglo XVIII, las mujeres comenzaron a publicar sus
En esta forma, las pioneras de lo que sería la época de la obras científicas identificándose más abiertamente con auto-
revolución científica y el positivismo se vislumbraban ya desde rías individuales y ocuparon en algunas universidades las pri-
el Renacimiento, durante el cual las mujeres —insistimos—, a meras cátedras en ciencias, como sería el caso de Laura Bassi,
pesar de su desfavorable condición en cuanto al acceso oficial primera catedrática en física experimental de la Universidad
al conocimiento, estaban fuertemente presentes en el campo de Bolonia. Estos hechos los relacionamos con los primeros
de las ciencias, como lo demuestran otras mujeres de ciencia. movimientos de liberación de mujeres y —desde aquellas
Por ejemplo, desde la Península Ibérica, una obra científico- épocas— con las demandas de igualdad de oportunidades para
filosófica causaría gran malestar a pesar de su dedicatoria a 9
Diana Arauz y Ma. Cristina Somohano Martínez, “Mujeres y ciencias en los
Felipe II: la Nueva Filosofía de la naturaleza del hombre, no inicios del siglo XX mexicano”, en Diana Arauz Mercado (coord.), Nuestras
sendas del pensar I. Mujeres, sociedad y cultura, pp. 124-138.
8
Londa Schiebinger, ¿Tiene sexo la mente? Las mujeres en los orígenes de la 10
Francisco Monroi y Olaso, Obras Médico-Quirúrgicas de Madama Fouquet,
ciencia moderna, p. 47. t. I, pp. 1-325; t. II, pp.1-422.
188 Pr i mer as m uje re s prof e s iona l e s e n M é xico Dia na Ar au z M erca d o 189
ambos sexos, acontecimientos relevantes para la historia de las lación divina, qué determinación de la Iglesia, qué dictamen
mujeres si al día de hoy queremos revalorar y criticar la presen- de la razón hizo para nosotras tan severa ley?”.12
cia femenina en diferentes profesiones. Más allá de una idea literaria relacionada con sus sueños, la
¿Cómo relacionar entonces este cúmulo de experiencias llamada Décima Musa, al igual que sus contemporáneos, dejó
femeninas en las ciencias con el despertar científico y pro- la puerta abierta en torno a la búsqueda de la verdad y la libre
fesional femenino en este lado del Atlántico? Tendríamos investigación, en contra de los dogmas y las tradiciones de su
que revisar dos conceptos: ciencia moderna y revolución tiempo; aunque dicho posicionamiento no fue llevado hasta
científica. Durante el siglo XVII, la ciencia moderna, pro- los últimos días de su vida (no olvidemos que finalmente optó
ducto de la revolución científica, penetró en México. De este por abandonar su agitada vida intelectual y vivir en la pobreza).
modo, la antigua ciencia medieval y renacentista comen- Vale la pena replantear —en nuestro siglo— los alcances de
zó a desaparecer paulatinamente en los esquemas mentales aquellas líneas claramente definidas a través de los conceptos
de los científicos mexicanos. Según Elías Trabulse,11 dicho razón, revelación divina, mujeres y conocimiento, no sólo para
proceso cultural no fue sencillo, pues la nueva racionalidad reforzar las consideraciones ya planteadas por Trabulse en re-
corrió paralela al despertar de la conciencia criolla, incluidas lación con las ciencias, sino también para redefinir una imagen
todas sus manifestaciones políticas, sociales, económicas y diferente de la modernidad en torno de la problemática “mu-
religiosas. En esta forma, una amplia variedad de tradicio- jeres profesionistas”.
nes, escuelas de pensamiento, instituciones, universidades, Así pues, al lado del binomio revolución científica/muje-
diversas publicaciones impresas y un nutrido grupo de es- res profesionistas nos parece necesario retomar las reflexiones
tudiosos de ambos lados del Atlántico contribuyeron en de los pensadores ilustrados en relación con la mujer. Esto
diferentes épocas a la gestión y difusión del conocimiento implica volver sobre algunos polémicos discursos, entre otros,
científico en México. el Discurso sobre las ciencias o el de la desigualdad, en el cual
En lo que respecta a la Nueva España, la ausencia casi ab- Rousseau defendió la subordinación de las mujeres. Sumado a
soluta de científicas y estudiosas en dichos procesos fue de- ello y al tiempo que sostenía que las féminas eran incapaces de
nunciada a través de una voz solitaria pero con potente eco: la acceder al campo de las ciencias, mujeres cercanas al entorno
de Juana de Asbaje y Ramírez de Santillana, Sor Juana Inés de rusoniano y, por supuesto, ilustrado, publicaban los primeros
la Cruz. Desde su celda de la Orden de las Jerónimas, realizó resultados de sus experiencias como investigadoras en mé-
algunos experimentos científicos que la llevaron a obtener co- todos de inmunidad de la viruela (Mary Wortley Montagu),
nocimientos prácticos de astronomía, astrología, matemáticas analizaban y traducían los Principia de Newton (Émilie du
y música. El escrito Respuesta a Sor Filotea de la Cruz es una Châtelet) o preparaban obras como Memorias de astronomía y
encendida defensa de su labor intelectual y del derecho de la Efemérides del movimiento celeste, las cuales llevarían a Nicole-
mujer a la educación en pleno barroco mexicano, pensamiento Reine Lepaute a ser elegida —como ya se mencionó— una de
que también sostuvo en Autodefensa espiritual: “¿No tienen las primeras académicas en ciencias. Posiblemente, los ilustra-
las mujeres alma racional como los hombres? […] ¿Qué reve- dos (hombres y mujeres) no estaban preparados para asimilar,
12
José Carlos González Boixo (edit.), Poesía lírica. Sor Juana Inés de la Cruz,
11
Elías Trabulse, Historia de la ciencia en México, pp. 11-47. p. 65.
190 Pr i mer as m uje re s prof e s iona l e s e n M é xico Dia na Ar au z M erca d o 191
en favor o en contra, la otra voz del pensamiento científico: la Enríquez, cuando se le permitió matricularse en derecho, en
voz de las mujeres. la Universidad San Antonio Abad, Cuzco.
Es decir, por un lado, a las mujeres no se las creía aptas También en Perú aparecieron los primeros registros de
para los estudios científicos (el pensamiento ilustrado había mujeres que estudiaban ciencias físicas, naturales o matemá-
cerrado filas en torno a la relación de los conceptos razón-mu- ticas. Destacó Margarita Práxedes en 1890 como la primera
jer) y, por otro, venían arrastrando en las prácticas, académica bachiller en ciencias, mientras que ocho años más tarde, se
y profesional, el hecho evidente de tener una menor instruc- graduaba la primera médica, Laura Esther Rodríguez Dulanto.
ción formal en comparación con sus compañeros varones.13 Entre medias —1892— Felicidad Balbuena de Ingunza y
De forma inteligente, unas veces acatando, otras rechazando Ana McSorley hacían lo propio en odontología. De aquélla
el discurso liberal femenino de la época, un reducido grupo de se anunciaba: “hizo extracciones con analgésicos apropiados,
mujeres —en Europa y América— se involucró en las tertulias obturaciones con esmalte, hueso artificial y platino trabajando
y salones; así ellas realizaron viajes dentro y fuera de sus países todo tipo de planchas con los mejores materiales”, aunque
de origen; escribieron o dirigieron revistas literarias o políticas para algunos McSorley es considerada como la primera odon-
en las cuales se debatían temáticas relacionadas con su activa tóloga, pues aprendió el oficio empíricamente trabajando con
participación como miembros de una sociedad sin olvidar sus su marido, fenómeno considerado en el ámbito de las ciencias
derechos civiles.14 No obstante, nuestro entorno más inmedia- como “ayudantes invisibles”.15 A la muerte del cónyuge, el
to estuvo marcado desde mediados del siglo XIX y buena parte Congreso peruano le entregó la documentación acreditativa
del XX por la desconfianza intelectual y prejuicios sociocultu- profesional. La constante de las mujeres que durante su sol-
rales que acompañaban a las féminas. tería abrían sus consultorios fue cerrarlos al público después,
A pesar de estos antecedentes sombríos, el proyecto de cuando contraían nupcias.
modernidad burguesa empezó a bosquejarse a partir del men- En México, el arranque femenino dentro del campo cien-
cionado siglo XIX, cuando las élites urbanas comenzaron a tífico también estuvo relacionado con la incursión de las pri-
seguir de cerca el camino del “progreso” trazado en países ve- meras mujeres en estudios profesionales. Mientras comenzaba
cinos más modernos. Éstos concebían una sociedad civilizada a definirse la nueva nación, las estructuras de poder —abier-
y, ¿por qué no?, con mujeres ilustradas, conocedoras de sabe- tamente masculinas— tampoco estaban preparadas para legiti-
res más avanzados que los requeridos para el cuidado del ho- mar y mucho menos oficializar la participación de las mujeres
gar o la educación de los hijos. En esta forma, un puñado de en los campos teórico y práctico de las ciencias, a pesar de
jóvenes mujeres ingresó a las universidades, eso sí, con autori- que la influencia de la filosofía liberal y el modelo positivista
zación presidencial (después hubieron de darla los respectivos adoptado sugerían los lineamientos de una sociedad diferente.
Congresos), como sucedió en Perú en 1874 con Ma. Trinidad Periódicos como La Voz de México anunciaban en enero de
1886 la graduación de la primera odontóloga cirujana en el
país, Margarita Chorné y Salazar, con un tono más bien jo-
13
Diana Arauz, “La Universidad de Madrid y las conferencias dominicales so-
bre la educación de la mujer Año 1869 (primera parte)”, Digesto, vol. 13, coso, sin saber que se estaba hablando de la precursora en la
núm. 13, pp. 261-284, 2013. independencia profesional de la mujer en Latinoamérica: “El
14
Claudia García, Las mujeres en la historia de la prensa. Una mirada a cinco
siglos de participación femenina en México, pp. 25-74. 15
Londa Schiebinger, op. cit., p. 148.
192 Pr i mer as m uje re s prof e s iona l e s e n M é xico Dia na Ar au z M erca d o 193
laboratorio dental de los Chorné [...] tendrá el atractivo de templo, a ese templo que estuvo siempre cerrado a nuestro
que los señores podrán ponerse en manos de una joven diestra sexo débil y esclavizado”.18
e inteligente que les evite las mortificaciones que les causa el A partir de entonces se empezaron a sumar otros nombres
tener que sujetarse a ser operados por las manos de un hom- relevantes para la historia de las mujeres profesionales en Mé-
bre, que por hábiles que sean, nunca tienen la delicada finura xico, como el de Columba Rivera, segunda médica cirujana
de las manos de una mujer”.16 graduada en la Escuela Nacional de Medicina en 1900, al igual
Sin duda, dicha graduación fue percibida como un gran que el de más colegas médicas graduadas en la misma época:
acontecimiento para la sociedad porfiriana (imaginar a una Guadalupe Sánchez (1903), Soledad Régules Iglesias (1907),
mujer cirujana era impensable hasta antes de 1886). Desde Antonia Ursúa (1908) y Rosario Martínez (1911). Se unieron
un comienzo la valoración profesional que se brindó a las mu- a este importante grupo de mujeres María Sandoval de Sarco,
jeres en los ámbitos público y privado estaba más relacionada primera abogada graduada en 1898, y doce años más tarde,
con características femeninas como la dulzura, la suavidad o la en una disciplina completamente diferente, la metalurgista
entrega incondicional a los otros (entiéndase, hijos y familia) Dolores Rubio. También podemos observar en archivos de
que con la capacidad intelectual, fenómeno que también se la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM)19 que
repetía en otras profesiones, como la carrera de magisterio en algunas estudiantes recibieron apoyos en becas o materiales
las llamadas escuelas normales. de estudio para cursar los primeros años de cirujano dentista.
Panorama similar al de Chorné fue el que vivió, en 1887, Sin embargo, la constante femenina estuvo marcada por la in-
la doctora Matilde Montoya Lafragua, primera médica egre- terrupción parcial de los estudios: otorgamiento de permisos,
sada de la Escuela Nacional de Medicina.17 La prensa de la exámenes extraordinarios (fuera de los tiempos reglamenta-
época nos remite a la corrida de toros realizada para celebrar rios), el reinicio a través de nuevas matrículas, la revalidación
la graduación, pero omite aspectos relevantes de su trayectoria de estudios cursados fuera del lugar de origen y, en gran parte de
estudiantil como la petición hecha al Congreso de la Unión los casos, abandono o deserción en los estudios por enfer-
(al igual que sus colegas peruanas) para revalidar los estudios medad, matrimonio, embarazos, partos e incluso por presión
previos y ser aceptada en la carrera de medicina, o las dificul- ejercida al interior del seno familiar. Esto último, en el sentido
tades superadas al acudir a clases prácticas de fisiología donde de olvidar los estudios universitarios: se consideraba que las se-
manipulaba cadáveres desnudos, sin tener por qué ofender —en ñoritas decentes debían permanecer en casa, o bien, recogerse
palabras de Montoya— su propio pudor y el de sus colegas temprano al interior de sus casas.
varones. Fueron precisamente las voces femeninas quienes va- Aunado a dichas circunstancias, el pensamiento imperante
loraron y entusiasmaron a la nueva profesional: “Los hombres a finales del siglo decimonónico dictaba que una constante
progresistas han de aplaudirte, las mujeres no cesan de ben- actividad intelectual limitaba el vigor de las demás funciones
decirte, pues, por tu ejemplo, entran ya de las ciencias al sacro del organismo femenino y menoscababa la función reproduc-
tiva, en consecuencia, se ponía en peligro el “concebir y parir”
16
Margarita Díaz, Margarita Chorné y Salazar la primera mujer titulada de 18
Ibidem, p. 27.
América Latina, p. 8. 19
Gabriela Castañeda y Ana Cecilia Rodríguez de Romo, Pioneras de la me-
17
Ibidem, p. 9. dicina en la UNAM: del porfiriato al nuevo régimen, 1887-1936, p. 10.
194 Pr i mer as m uje re s prof e s iona l e s e n M é xico Dia na Ar au z M erca d o 195
generaciones fuertes para servir a la patria.20 De esta manera, tener acceso a otras titulaciones diferentes a obstetricia, far-
muchas doctoras se vieron obligadas a limitar las prácticas mé- macia y magisterio. Valdría la pena que no pasáramos por alto
dicas y odontológicas de manera exclusiva al hogar. Mientras que el promover exclusivamente para mujeres las tres carreras
tanto, del otro lado de la balanza, se alzaban de nuevo vo- mencionadas implicaba evitar con los hombres la competencia
ces de protesta como la de Laureana Wright (diario La Mujer abierta en otros campos de las ciencias y mantener sueldos ba-
Mexicana, 1905), quien pugnaba “por arrancar de los ojos la jos para las maestras, pues los varones ganaban mejores salarios
espesa venda de la ignorancia y elevar a las mujeres por enci- desempeñándose en el magisterio.
ma de una sociedad injusta por naturaleza y antagonista por Las circunstancias mencionadas para el estado de Zacate-
sistema”. cas se repitieron en la mayor parte de la geografía mexicana
Afortunadamente, por vocación, conveniencias económi- durante las primeras décadas del siglo XX. No fue sino hasta
cas, herencia familiar o hasta por demandas sociales en lo que mediados de la centuria cuando las mujeres ingresaron abier-
atañe a la carrera farmacéutica, las mujeres poco a poco fueron tamente a todas las facultades universitarias, aunque consti-
ganando sus espacios de ingreso —especialmente desde la úl- tuyendo una minoría en determinadas carreras. Todavía se
tima década porfirista— en institutos, escuelas y universidades. manifiesta en la vida académica actual la desigualdad en las
Consiguieron obtener, con grandes dificultades, titulaciones y relaciones de género al interior de nuestras instituciones de
espacios laborales independientes al entorno doméstico, pro- educación superior.22
blemática acentuada para las mujeres casadas. Un ejemplo de
ello lo encontramos en el ámbito local del estado de Zacate- Conclusion es
cas, donde se registraron para 1920 en el Instituto de Cien-
cias cuatro mujeres matriculadas en la carrera de profesora de Adentrarnos en el campo “mujeres profesionales” implica vol-
obstetricia: dos solteras, una casada y una viuda, cuyas edades ver la mirada sobre la temática “mujeres y ciencias” para, ne-
oscilaban entre 24 y 38 años. Tres concluyeron la carrera, la cesariamente, realizar un estudio comparativo entre Europa
otra se dio de baja después del primer año de estudios.21 y América analizando por qué al día de hoy presentamos al-
En años posteriores y hasta agosto de 1930, se registran gunas problemáticas comunes; también implica redescubrir la
siete titulaciones más en el mismo campo. Al parecer, la deser- participación femenina en el desarrollo profesional, científico y
ción y el posterior reingreso con nueva matrícula —como ya tecnológico reinterpretando —según cada época histórica— el
se señaló— marcaron en este ámbito las primeras décadas del porqué de su supuesta ausencia o falta de trascendencia.
siglo XX. Se mostraba en el caso femenino una mayor preferen- En esta forma, el rol tradicional atribuido a las mujeres
cia por el magisterio y academias de contabilidad, taquigrafía, ha sido el cuidado de la familia, lo cual le ha permitido —con
telegrafía, así como a escuelas de comercio. Fue para media- voluntad o sin ella— estar más en contacto con el cuidado
dos de dicho siglo cuando se les permitió a las zacatecanas del cuerpo, las enfermedades y el desarrollo de las capacidades
para detectarlas precozmente, e incluso ha aprendido empí-
20
Carmen Ramos (coord.), “Señoritas porfirianas: mujer e ideología en el
México progresista, 1880-1910”, en Presencia y transparencia: la mujer en ricamente a preparar y utilizar remedios naturales o caseros
la Historia de México, pp. 145-161. para tratarlas. Dicha circunstancia llevaría, entre otras, a que
21
Diana Arauz, “Mujeres y ciencia...”, en Diana Arauz Mercado, op. cit., p.
137. 22
Ana Buquet et al., Intrusas en la Universidad, pp. 59-150.
196 Pr i mer as m uje re s prof e s iona l e s e n M é xico Dia na Ar au z M erca d o 197
las mujeres prefirieran, en sus inicios, la carrera de medicina existió una enorme brecha entre hombres y mujeres en cuanto
con especialidades como la obstetricia o la odontología. al estudio y ejercicio de las profesiones. Tal escisión trajo como
Por otro lado, y sin lugar a dudas, el influjo de la religión consecuencia un impacto diferenciado y también numérico (la
está directamente relacionado con las prácticas científicas. baja la llevarían las mujeres) en los descubrimientos científicos
Mientras el Medievo y su catolicismo calificaba de brujas o realizados por unos y otras. Lógicamente, la llegada tardía de
hechiceras a las mujeres que experimentaban con remedios y las mujeres a las aulas tuvo muchísimo que ver.
químicos, luteranos y calvinistas concebían como beneficioso Por último, nos proyectamos una problemática actual:
para las mujeres de su época el ejercicio de la lectura, la escri- ¿por qué las mujeres siguen siendo minoría en el ingreso, per-
tura, la práctica de la física, las matemáticas o la astronomía. manencia y ascenso dentro del campo de las ciencias? Las res-
Sin perder de vista lo brevemente señalado en torno a la puestas provisionales son tres y parecen estar más relacionadas
ciencia moderna, la revolución científica y el pensamiento ilus- con la parte humana que con la científica: por una parte, una
trado —en el caso de las mujeres mexicanas decimonónicas la falta de conciencia al no asumir en pleno siglo XXI que lo fe-
versión de liberalismo por ellas vivido— estuvieron enfocados menino y lo masculino son una construcción cultural en la que
hacia la educación para el matrimonio y, como máximo, hacia predomina la asignación de papeles diferenciales, mas no im-
el desarrollo de algunos trabajos específicos. Tal posición se plica condiciones desiguales en espacios públicos y privados;
hallaba oficialmente respaldada por los planes de “moderni- por otra parte, una incoherencia jurídica, institucional y social
zación del sistema educativo” propuesto por ministros como que no quiere hacer frente a las nuevas necesidades de mujeres
José Díaz Covarrubias, quien no sólo se escudaba en que la y hombres en sus relaciones laborales y su estado de bienestar,
desigualdad educativa entre hombres y mujeres no era exclu- sumado a no querer revisar las discriminaciones por sexo en
siva de México, sino que también sostenía que la educación lo que atañe al desempeño laboral, y por último, un apego
femenina no debía orientarse a las carreras profesionales. Los exagerado a la religión católica —problemática aún latente en
motivos eran dos: la organización fisiológica de las féminas y gran parte de los países de América Latina— que mantiene los
su tradicional lugar en la sociedad. patrones tradicionales de familia y reproducción o, siendo más
Así las cosas, la ausencia de mujeres en la mayor par- críticas como mujeres, un querer permanecer, voluntariamen-
te de las profesiones se debió a la dificultad de romper los te, dedicadas a los otros ajenas al compromiso que implica gene-
rígidos principios morales y jurídicos de la época, aunada a rar conocimiento. Los problemas, los obstáculos pero también
la incapacidad de superar la presión social existente a la hora las soluciones, nos corresponden a todos, dentro y fuera de los
de matricularse y/o permanecer involucradas en las llamadas ámbitos académicos.
“profesiones masculinas”. Las voces de protesta que denuncia-
ron estas situaciones tratando de reavivar el avance intelectual, Fu entes Consu lta da s
profesional y científico femenino, lograrían alcances prácticos
en la adquisición de algunos derechos civiles para las mujeres, en Bibliográfica
especial para la segunda mitad del siglo XX.
A R AUZ, Diana y María Cristina Somohano, “Mujeres y ciencia en
En esta forma, tendríamos que reconocer abiertamente que
los inicios del siglo XX mexicano”, en Diana Arauz Mercado
en el México decimonónico y durante los inicios del siglo XX
198 Pr i mer as m uje re s prof e s iona l e s e n M é xico Dia na Ar au z M erca d o 199
(coord.), Nuestras sendas del pensar I. Mujeres, sociedad y cultu- T R ABULSE, Elías, Historia de la ciencia en México, México, Cona-
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Visión pa nor á m ica
de l a s muj er es du r a n te
l a R evolución M e x ica na
201
202 Vi sión pa nor ám ica de l as m uje re s. .. Ma rt ha Eva Rocha Is l a s 203
Ambos clubes resultan emblemáticos. También se formaron cribieron y distribuyeron todo tipo de propaganda subversiva.
en 1910 la Primera Junta Revolucionaria de Puebla, la Liga Mercedes Arvide, integrante del club Hijas de Cuauhtémoc,
Femenil Antirreeleccionista Josefa Ortiz de Domínguez y los señala respecto a la distribución de la propaganda que: “como
clubes Grupo Magisterial Revolucionario, Sara Pérez de Ma- madres, esposas, hermanas e hijas buscaban que la opinión pú-
dero y Leona Vicario, en la ciudad de México.6 blica supiera que en la oposición estaban también las mujeres
Los clubes femeniles que se formaron en 1911 y 1912 fue- haciendo proselitismo como los hombres”.10 También impul-
ron el Gertrudis Bocanegra, dirigido por María de los Ángeles saron la asistencia de la población a votar y vigilaron casillas
Méndez, en la ciudad de México;7 el Hijas de la Revolución el día de las elecciones. Además de la propaganda, llevaron
de Elodia Arce Arciniega; el Carmen Serdán, en Puebla, y el a cabo tareas clandestinas, pues hubo “hasta mujeres que es-
formado en Acayucan, Veracruz, con el mismo nombre, en condían bajo sus faldas armas pequeñas y municiones”.11 Al
1912; el club de la Victoria, en el pueblo de Atezcatzinco, respecto el siguiente relato ilustra dicha actividad: “Dada su
presidido por Carmen Luna, el 9 de agosto de 19128 y el corta edad (16 años) le era fácil burlar a la policía y a las fuer-
Unión y Progreso de Huiloac, ambos en Tlaxcala; el Seño- zas porfiristas, lo que aprovechaba para llevar comunicaciones,
ras y Señoritas Sufragio Efectivo No Reelección en Jicaltepec, parque, armas en los pliegues de su vestido, así como informes
Veracruz; el Benito Juárez; el Comité Femenil Pacificador; el sobre el movimiento de tropas pretorianas; por este motivo
Hijas de Juárez y la Agrupación Patriótica Feminista, también su casa fue cateada varias veces, felizmente no tuvieron éxito
formados en la ciudad de México.9 debido a la sagacidad de las hermanas Reyes”.12
La función de los clubes en el maderismo era organizar la Para llevar a cabo sus comisiones sortearon distintos peli-
campaña antirreeleccionista de oposición a Díaz; sus dirigentes gros y se trasladaron de las más diversas formas: en los trenes
coordinaron las tareas de propaganda, las socias impartieron militares, a caballo, en burros y, sobre todo, realizaron largas
conferencias, fueron activistas en reuniones clandestinas y crí- jornadas a pie.
ticas opositoras a la continuidad de la dictadura porfirista. Es- La segunda etapa, la constitucionalista, inició un mes des-
pués de ocurridos los asesinatos del presidente Madero y del
6
Los clubes se formaron respectivamente en mayo, agosto y diciembre de
1910. Vid. Ana Lau Jaiven y Carmen Ramos (comps.), Mujeres y Revolución
vicepresidente José María Pino Suárez. Venustiano Carranza
1900-1917, pp. 200-202. proclamó el Plan de Guadalupe, el 26 de marzo de 1913, ha-
7
Nueva Era, p. 4, 31 de octubre de 1914. ciendo un llamado a la población a tomar una vez más las
8
AHSDNV, Exp. C–148 Carmen Luna.
9
Vid. correspondencia en María de los Ángeles Suárez, Catálogo del Archivo
de Francisco I. Madero, Archivo General de la Nación, Apéndice, pp. 98- 10
Teodoro Hernández, “Mujeres que fomentaron la Revolución”, en Aurora
105, para profundizar sobre los clubes de la ciudad de México. En el pueblo Martínez Garza viuda de Hernández, Antorchas de la Revolución, p. 20. Un
de Tetla se organizó el Leona Vicario; así como otros más esparcidos en testimonio de Mercedes Arvide habla de la formación del club presidido por
distintos municipios de Tlaxcala, como el club femenil Unión y Progreso de Dolores Jiménez; señala que el objetivo era participar con los revoluciona-
Huiloac, dirigido por las señoritas Florentina E. Sánchez y Andrea García, rios y entre las primeras acciones lanzaron una protesta pública contra los
presidente y secretaria, respectivamente. En AHSDNV, Exp. C–148 Carmen abusos del gobierno porfirista.
Luna. Estaba también el club libertador Francisco I. Madero, organizado 11
Santiago Portilla menciona dicha actividad sin recrearla, op. cit., p. 324.
por Agustín Pardo, amigo personal de Madero y presidente del primer Cen- 12
AHSDNV, Exp. M–98 Celia Reyes Muñoz. Toda la familia Reyes participó:
tro Espírita de México al que pertenecieron las hermanas Celia, Eloísa y Elfego, Nicolás, Macrino, María, Nemorio, Balvina, poblanos vinculados a los
Elena Espinosa; este club organizó la recepción de Madero en la estación hermanos Guillermo y Gustavo Gaona Salazar. Ellos colaboraron con Aquiles
Colonia. Serdán; María y Celia lo hicieron en el club Josefa Ortiz de Domínguez.
206 Vi sión pa nor ám ica de l as m uje re s. .. Ma rt ha Eva Rocha Is l a s 207
armas y combatir la usurpación de Victoriano Huerta. Unido cionalista de Puebla–Tlaxcala; se formó el club Melchor Ocam-
a la lucha bélica, el despliegue de las campañas de propaganda po, en la región de Atlixco, Puebla;17 el club Lealtad fue dirigido
por parte de los distintos grupos revolucionarios era funda- por María Arias Bernal; y aunados a éstos se establecieron el
mental para el triunfo de sus programas. Pablo Yankelevich ha Mariano Escobedo, cuya vicepresidenta era Josefina Lerena, y
señalado al respecto: el Club Democrático Feminista, en la ciudad de México.18
El club constituyó un lazo de unión entre los rebeldes en
Los hombres del constitucionalismo comprendieron que alcanzar armas y la población civil a la cual había que convencer bus-
la victoria dependía tanto de una adecuada estrategia militar como cando la adhesión de voluntarios que engrosaran los ejércitos
de un eficaz trabajo propagandístico. En este sentido, y a diferen- rebeldes (zapatista, constitucionalista, villista). En los clubes
cia de otros núcleos revolucionarios, los carrancistas pusieron en de entonces se desarrolló un trabajo articulado entre las propa-
marcha desde el principio una campaña tendiente a legitimar su gandistas, quienes no sólo distribuían materiales impresos en
existencia y, por esta vía, captar mayor número de adhesiones tanto
sus recorridos, como planes, programas, periódicos, circulares,
en el terreno nacional como internacional.13
hojas volantes y decretos, sino que como voceras impartían
conferencias y dirigían arengas políticas a la población civil.
El compromiso de las mujeres propagandistas en esta etapa ad-
Este convencimiento mediante la palabra fue fundamental en
quirió una relevancia inusitada y se fundaron nuevos clubes.
una población mayoritariamente rural y analfabeta.19
Atala Apodaca dirigía el círculo Josefa Ortiz de Domínguez
La prensa como arma de lucha política —como ya se se-
en Guadalajara, Jalisco;14 Mercedes Olivera estuvo al frente del
ñaló— fue el otro medio de difusión propagandístico; en este
club del mismo nombre, en Juchitán, Oaxaca;15 el club Plan de
sentido, los escritos de plumas femeninas se sumaron a la cam-
Guadalupe fue organizado por Mercedes Rodríguez Malpica,
paña constitucionalista contra el huertismo. La proclama fir-
en Veracruz;16 se dio la segunda Junta Revolucionaria Constitu-
mada por Manuela de la Garza era un llamado a las mexicanas
13
Pablo Yankelevich, Miradas australes. Propaganda, cabildeo y proyección de la a repudiar la usurpación. En ella destacó el alma de la mujer
Revolución Mexicana en el Río de la Plata: 1910-1930, p. 81. “abnegada y patriota que dejando el hogar se lanza para au-
14
AHSDNV, Exp. M–851 Atala Apodaca de Ruiz Cabañas. Vid. entrevista a
Josefina Ortiz Mariotte realizada por Agustín Vaca, en Guadalajara, Jalisco,
xiliar a los soldados que agonizan”; aunque la proclama llevó
de febrero a mayo de 1980. Se menciona la activa participación de las her- por título “Señores”, su contenido es un reconocimiento al
manas y profesoras Atala y Laura Apodaca en la Revolución, el liderazgo de
Atala en el gobierno del general Manuel M. Diéguez en Jalisco, en 1914.
PHO/6/189. más sobre los vínculos con miembros del ejército y gobierno carrancista.
15
AHSDNV, Exp. M–401, Mercedes Olivera Aguilar y Exp. M–53, Juana Ruiz 17
AHSDNV, Exp. M–922 Sara Salinas Aguirre. Sara Salinas confeccionó la ban-
Calderón. dera del club que sirvió de insignia a los campesinos levantados en armas en
16
AHSDNV, Exp. C–2938, Mercedes Rodríguez Malpica. Mercedes era herma- dicha región.
na del contralmirante de la Marina Nacional Hilario Rodríguez Malpica. En 18
“La bandera que confió al pueblo el señor Madero fue entregada al club fe-
su expediente hay fotografías sobre las prácticas militares. En la antología de minista”, El país, México, año XIV, t. 1, núm. 4654, pp. 1 y 6, 19 de agosto
Venustiano Carranza se incluye una carta que envía la “Agrupación Plan de 1914. Dolores Montaño presidía el club.
de Guadalupe” al Primer Jefe para expresarle su admiración y adhesión a su 19
De acuerdo con el censo de 1900, 82 por ciento de las mujeres y 74 por
gobierno. La carta está fechada el 28 de agosto de 1915 y firmada por Teresa ciento de los hombres no sabían leer ni escribir. La población mexicana era
Landiel, quien la presidía. Los clubes que proliferaron en el constituciona- predominantemente rural, 71.4 por ciento vivía en localidades menores a 2
lismo-carrancismo fueron detectados al revisar los expedientes personales de 500 habitantes. María de la Paz López, “Las mujeres en el umbral del siglo
las veteranas. Vid. Venustiano Carranza. Antología, p. 289, para conocer XX”, pp. 80-81.
208 Vi sión pa nor ám ica de l as m uje re s. .. Ma rt ha Eva Rocha Is l a s 209
trabajo realizado por las mujeres en los campos de batalla.20 Una de las primeras organizaciones que se formó para
Una buena parte de los textos de propaganda nos muestra atender a los heridos maderistas que participaron en los en-
cómo este pequeño grupo de mujeres intentó sensibilizar, cuentros con el Ejército federal en Chihuahua fue la Cruz
convencer y activar la conciencia del pueblo para que partici- Blanca Neutral, creada el 5 de mayo de 1911 y presidida por
para en la lucha por una sociedad más justa. La contribución la enfermera Elena Arizmendi Mejía, debido a que la Cruz
de las propagandistas con respecto a propuestas, acciones y Roja Mexicana, constituida el 21 de febrero de 1910 por de-
convicción política las coloca en el rango de revolucionarias. creto presidencial y presidida por la señora Luz González de
Cosío Acosta de López, hija del ministro de Guerra y Marina,
L a s en fer m er a s general Manuel González de Cosío, del gobierno porfirista,
no dio atención a los heridos bajo los argumentos de carencia
El tema de la sanidad en los ejércitos y la vinculación entre de equipo y de que los sediciosos contaban con poca simpatía
enfermeras y médicos todavía está poco estudiado, entre otras en la sociedad mexicana.21 En el constitucionalismo, la Cruz
causas por la escasez de las fuentes y más aún tratándose de Blanca Neutral logró establecer más de treinta brigadas en di-
mujeres. Muy pocas fueron las que se incorporaron a las bri- ferentes estados del país, bajo el lema “Por la humanidad”.
gadas sanitarias del ejército como enfermeras militares, ellas Por otro lado, en marzo de 1913 surgió la Cruz Blanca
percibieron haberes que se establecieron de acuerdo con dos Constitucionalista, presidida por la profesora Leonor Villegas
categorías: enfermeras de primera eran las tituladas y de se- de Magnón, en Nuevo Laredo, Tamaulipas, cuando el general
gunda las no tituladas, y recibieron por sus servicios cuatro y Jesús Carranza atacó la plaza en poder de los federales. Al año
tres pesos diarios, respectivamente; el grado más alto que os- siguiente, el 8 de junio de 1914, en la plaza de Saltillo, Coahui-
tentaron en la jerarquía militar fue el de teniente y los médicos, la, Venustiano Carranza otorgó a la organización el carácter de
coronel y mayor. Aun cuando el servicio de sanidad formaba nacional y dio a Leonor el encargo de establecer sucursales
parte de la organización castrense (cada brigada de combate de la benéfica institución en todo el país. Con el transcurso de
era acompañada de una brigada sanitaria), en la realidad de la los años, la tarea de atender heridos de guerra durante los
guerra dicho servicio fue insuficiente y las organizaciones de encuentros bélicos realizada por las enfermeras quedó en el
beneficencia ofrecieron el apoyo para el auxilio de los heridos olvido, como bien refiere Leonor Villegas en sus “memorias
de guerra, de los soldados enfermos y, en general, ayuda a la noveladas” que escribió en los años veinte para dejar constan-
población civil víctima de las catástrofes naturales y de las epi- cia de la participación de las enfermeras de la Cruz Blanca Na-
demias que azotaron al país en la década revolucionaria. cional, particularmente la de aquellas del área de la frontera de
Texas-México, porque la historia oficial casi borró la huella
20
AHSDNV, Exp. C–101 Manuela de la Garza de Jackson. Manuela de la Garza de sus acciones en la Revolución Mexicana. En el relato, la
trabajó como secretaria de la Oficina de Inmigración en Piedras Negras, autora es recreada en el personaje de “la rebelde”.22 Al iniciar
Coahuila. Los empleados al declararse constitucionalistas tuvieron que eva-
cuar la plaza ocupada por los federales, trasladándose a Eagle Pass, Texas. 21
Guadalupe Gracia García, Escuela Médico Militar, p. 15.
Con el triunfo del constitucionalismo en agosto de 1914, además de recibir 22
Leonor Villegas de Magnón, The Rebel, edición de Clara Lomas, Houston,
una ayuda económica de Carranza fueron restituidos en sus empleos. La Arte Público Press, 1994, p. 4. En el prefacio de The Rebel, Clara Lomas
proclama mecanografiada que inicia “Señores” fue escrita y difundida desde señala que el manuscrito de trescientas páginas de La rebelde fue escrito para
Eagle Pass, el 4 de abril de 1914. el público mexicano en los años veinte sin lograr editor que lo publicara. Dos
210 Vi sión pa nor ám ica de l as m uje re s. .. Ma rt ha Eva Rocha Is l a s 211
sus memorias Leonor señala: “Esta es la historia de miles de En apoyo a la BSDN, según el testimonio de Carmen Baca
personas a quienes yo debo justicia y a quienes yo honro, al- de Cuéllar, se creó la Cruz Azul Mexicana (CAM) en 1913; ella
gunas todavía sirven a su gobierno, luchando silenciosamente fue miembro fundador de dicha institución humanitaria. Las
y esperando la realización de los sueños de Carranza”.23 enfermeras de la CAM portaban uniforme blanco y cofia con
Por otro lado, el ejército villista contó con un servicio de una cruz al frente de color azul, insignia que las distinguió de
sanidad llamado Brigada Sanitaria de la División del Norte las otras organizaciones de socorro. Como enfermeras parti-
(BSDN), la cual se formó en 1914 para dar atención a los heri- ciparon atendiendo heridos en las brigadas del ejército villista
dos de las batallas de Torreón y Zacatecas.24 La descripción de durante el periodo comprendido entre 1913 y 1914. Guiller-
la organización de la Sanitaria que partió de Chihuahua con mo Fajardo señala que la Cruz Azul fue parte de la División
el grueso de las fuerzas en los trenes villistas (tropa, enseres del Norte para la atención de los heridos villistas; médicos y
mil, armas, animales) rumbo al sur el 16 de marzo de 1914, enfermeras realizaron sus labores en los vagones hospital de
en la pluma del doctor Encarnación Brondo Whitt, integrante los ferrocarriles en los que ésta se desplazaba.26
de dicha brigada, desborda en detalles. Escrito en forma de Las enfermeras de las organizaciones de socorro participa-
diario, el texto narra pormenorizadamente la preparación de la ron de forma voluntaria y no sólo no percibieron salario, sino
expedición en Chihuahua, la adaptación de los carros-hospita- que cooperaron para la adquisición de medicinas, material de
les del ferrocarril y las mesas para operar o curar, la instalación curación y alimentos. Conseguían los recursos realizando di-
de improvisados aparadores con anaqueles para colocar los versas actividades sociales orientadas a allegarse lo necesario
frascos de medicamentos, instrumental de cirugía y material para la atención y traslado de los heridos del campo de batalla
de curación para evitar que el tren en marcha los derribara, a los improvisados puestos de socorro (ambulancias y hospita-
la habilitación de los carros con catres para el transporte de les de sangre, también llamados de campaña) y a los hospitales
heridos, las tiendas de campaña, botiquines. “Y más y más ca- militares de plaza o civiles. La descripción que Leonor Ville-
rros, con enfermeras, con automóviles, con ambulancias, con gas hizo en sus memorias sobre la escasez de recursos médi-
bestias de tiro, etc., y todas aquellas cosas, grandes, medianas cos, la improvisación en la atención de los heridos y el trabajo
y pequeñas, con su marca azul: B S de la D del N en caracteres de las enfermeras fue explícito al referirse a Mimí Echauzier:
que contornean los triángulos de la cruz.”25 “trabajó sin cesar llevando ropa, asistiendo en las operaciones,
desesperada por no encontrar éter ni cloroformo, tomaba la
mano del enfermo para darle valor mientras se le operaba”.27
décadas después, en los cuarenta, escribió Leonor una versión en inglés de La actividad realizada por las enfermeras no violentaba las ta-
483 páginas dirigida al público estadounidense, sin conseguir nuevamente reas que se entendían inherentes a su papel femenino, de ahí
editor. La versión en inglés se publicó en 1994, y en español se publicó
gracias a la colaboración del INAH y el Conaculta en 2004. Vid. Martha Eva que su incorporación fuera bienvenida.
Rocha, “Leonor Villegas de Magnón. La organización de la Cruz Blanca
Nacional, 1914”, Dimensión Antropológica, México, INAH, vol. 25, pp. 59- 26
Guillermo Fajardo Ortiz, “Tiempos y destiempos de los hospitales mexica-
89, mayo a agosto de 2002. nos hacia 1910”, Revista Médica del Instituto Mexicano del Seguro Social,
23
Leonor Villegas de Magnón, op. cit., p. 3. vol. 48, núm. 3, pp. 265-272, 2010. El autor señala que la práctica de la
24
Encarnación Brondo Whitt, La División del Norte (1914) por un testigo pre- Cruz Azul tiene su antecedente en la Cruz Blanca Neutral: atender heridos
sencial. rebeldes frente a una realidad bélica que vivió el país.
25
Ibidem, p. 14. 27
Leonor Villegas de Magnón, op. cit., p. 243.
212 Vi sión pa nor ám ica de l as m uje re s. .. M a rt ha Eva Rocha Is l a s 213
taron a los hombres la exclusividad del espacio militar de Yo me di de alta en México, cuando entró Madero. Entonces yo
la guerra, al que ingresaron paradójicamente como hombres estaba decepcionada y dije me voy a la revolución y si me matan
(indumentaria, códigos, actitudes). Anna Macías y Elizabeth que me maten, pero me voy […] Sabía yo montar a caballo y hasta a
Salas feminizaron el vocablo y las llamaron soldadas, término los becerros, porque mire usted me gustaron las balas. Y fui con el
general Francisco Mendoza Palma […] Claro que se siente miedo,
que puede confundir, ya que el haber del soldado pagado
cuando te vienen correteando, oyes los balazos, ya las piernas…
por el ejército se le llamaba “soldada”. La segunda, porque
y las espuelas hasta parecen campanas y ya se calienta el cuerpo y
las excombatientes en sus solicitudes de veteranía registraron
adiós miedo y a darle a morir o salir.32
su participación como soldados señalando los grados que os-
tentaron.
María de la Luz se inició como soldado en el Ejército Liber-
Del conjunto de expedientes localizados, 22 casos se refie-
tador del Sur, por la sierra de los volcanes de Puebla, en 1910,
ren a mujeres con nombre y apellido que tomaron las armas,
peleando bajo las órdenes del jefe maderista Francisco Mendo-
y ostentaron grados militares por méritos en campaña: cuatro
za Palma; prestó sus servicios en las filas zapatistas, ostentó el
maderistas, siete zapatistas y once carrancistas, pertenecientes
grado de coronela y hasta el 20 de junio de 1920 causó baja
a grupos populares de extracción rural. La incorporación a
en el ejército.33
uno u otro grupo rebelde estuvo determinada, en gran parte,
Las duranguenses Valentina Ramírez Avitia, soldado, y la
por la región de donde eran originarias. La subteniente María
coronela Clara de la Rocha, ingresaron a las fuerzas del gene-
Encarnación Mares cuenta cómo fue su incorporación a las
ral Ramón F. Iturbe, participando en algunos combates y en la
fuerzas del general Elizondo:
toma de la plaza de Culiacán entre el 20 y 23 de mayo de 1911.
Distintos grados ostentaron las mujeres que participaron en la
Yo me levanté en armas por simpatía a la Revolución, el 3 de marzo
lucha armada como soldados, el más alto fue el de coronela;
de 1913, en las minas de Pánuco, Coahuila. Tenía yo entonces 15
grados que fueron desconocidos casi de inmediato por la Secre-
años, mi esposo Isidro Cárdenas que después fue capitán constitu-
cionalista, era entonces ayudante de mecánico en las minas y ya me
taría de Guerra y Marina, de acuerdo con la circular número 78
había manifestado sus deseos de incorporarse a la revolución. Yo le emitida el 18 de marzo de 1916. “Se declaran nulos todos los
dije: –Mira Isidro yo quiero mejor empuñar las armas que seguirte nombramientos militares expedidos a favor de señoras y seño-
como soldadera. Recuerdo muy bien el gesto de sorpresa que hizo ritas, cualesquiera que hayan sido los servicios que éstas hayan
mi marido al oírme hablar de tal modo, pero no hubo remedio prestado.”34 Un año después las mujeres fueron formalmente
[…] Para pronto me facilitaron ropa de hombre, mi carabina y un dadas de baja del ejército por disposición de Venustiano Ca-
caballo y seguí en la campaña hasta el 24 de marzo de 1916 en que rranza, desconociendo su activa participación en los campos de
causé baja en Soledad, Veracruz.31
32
Entrevista a la coronela María de la Luz Espinosa Barrera realizada por Ro-
María de la Luz Espinosa Barrera platica: salind Rosoff Beimler y Anita Aguilar en Yautepec, Morelos, PHO/1/206,
pp. 11-12.
33
AHSDNV, Exp. Z–2487, María de la Luz Espinosa Barrera. En el compro-
bante de servicios que extiende el capitán 1º de caballería Mariano Ramírez
31
Miguel Gil, “Mujer subteniente, valerosa y fuerte, luchó con las armas en Cortés señala: “Ejército maderista Libertador del Sur” a efecto de que su
la mano en las filas de la Revolución”, La prensa, 30 de diciembre de 1932; actuación quede comprendida en los periodos oficiales.
AHSDNV, Exp. C–801, María Encarnación Mares viuda de Cárdenas. 34
AHSDNV, Exp. M-162, María Tereza Rodríguez Cruz.
216 Vi sión pa nor ám ica de l as m uje re s. .. M a rt ha Eva Rocha Is l a s 217
batalla, aun cuando algunas de ellas continuaron peleando en fusión del programa carrancista, al tiempo que incursionaron
los ejércitos rebeldes, más allá del año de 1917. en los espacios que fueron ganando. Frente al afán de legiti-
En el caso de las soldados, se trata de mujeres singulares mación de los caudillos, ellas plantearon sus ideas en torno a
que en primera instancia también fueron transgresoras al par- las condiciones de desigualdad entre hombres y mujeres como
ticipar en el espacio masculino de la guerra. En un ambiente parte de la tesis igualitarista del liberalismo.
bélico donde la valentía y la virilidad eran cada día más valora- Del conjunto de propagandistas, diez mujeres dirigentes
das, las mujeres aprendieron a comportarse de esa manera, se se comprometieron además y en forma paralela con el femi-
masculinizaron; sin embargo, en algunos casos no se libraron nismo. Elena Torres Cuéllar, Elvia Carrillo Puerto, Rosa To-
de padecer agresiones sexuales. rre González, Florinda Lazos León, María del Refugio García
Martínez, Julia Nava de Ruisánchez, Atala Apodaca Anaya,
L a s fem inista s Esperanza Velázquez Bringas, María Ríos Cárdenas y Hermila
Galindo Acosta.
Luego de los triunfos de Torreón y Zacatecas en 1914, las Entre 1915 y 1920 ellas colaboraron o editaron publica-
diferencias entre los principales caudillos provocaron la esci- ciones en cuyas páginas prosiguieron el debate sobre los dere-
sión. Villistas y zapatistas se unieron y apoyaron a la Soberana chos de las mujeres iniciado desde finales del siglo XIX, crearon
Convención Revolucionaria en Aguascalientes, mientras que sociedades feministas y llevaron a cabo la realización de dos
los constitucionalistas que apoyaron a Carranza se trasladaron congresos en Mérida, Yucatán, en el año de 1916. Hermila
a Veracruz desde finales de 1914, lugar donde el Primer Jefe Galindo, una de las más destacadas exponentes del feminismo
promulgó el decreto del 12 de diciembre de 1914, las Adicio- liberal en el periodo revolucionario, fue directora y editora de
nes y reformas al Plan de Guadalupe en las que como encarga- la revista feminista La mujer moderna, trabajó intensamente
do del Poder Ejecutivo se comprometía a: encontrando los espacios para canalizar el potencial de inteli-
gencia y combatividad que caracterizó su liderazgo dentro del
Expedir y poner en vigor, durante la lucha, todas las leyes, dispo- constitucionalismo, sus aportaciones como conferenciante y
siciones y medidas encaminadas a dar satisfacción a las necesidades sus escritos en la prensa testimonian dicha contribución.
económicas, sociales y políticas del país, efectuando las reformas Del conjunto de decretos promulgados por el Primer Jefe
que la opinión pública exige como indispensables para establecer durante su estancia en Veracruz, la Ley del Divorcio promul-
un régimen que garantice la igualdad de los mexicanos entre sí […] gada en diciembre de 1914 fue no sólo aplaudida sino de-
y, en general, todas las demás leyes que se estimen necesarias para
fendida por Hermila en varios foros, ya que consideraba que
asegurar a todos los habitantes del país la efectividad y el pleno
su promulgación era el principio del reclamo de los derechos
goce de sus derechos, y la igualdad ante la ley.35
civiles de las mujeres. Laura Orellana incluso señala la posibi-
lidad de que la feminista haya incidido en su formulación.36
Las mujeres definieron también su postura. Las que siguieron
¿Cuáles eran las propuestas que la minoría de mujeres de van-
con Carranza dejaron la capital y se trasladaron a Veracruz,
donde prosiguieron la actividad de propaganda, apoyo y di- 36
Laura Orellana Trinidad, Fricciones y divergencias en el Primer Congreso Fe-
35
Artículo 2, en Cincuentenario de las adiciones y reformas al Plan de Guada- minista de Yucatán (1916). (Recepción de la ponencia de Hermila Galindo
lupe, del 12 de diciembre de 1914, p. 35. “La mujer del porvenir” en el Congreso), p. 116.
218 Vi sión pa nor ám ica de l as m uje re s. .. M a rt ha Eva Rocha Is l a s 219
guardia planteó en lo individual o en los encuentros colec- al que también se refiere Hermila como un pudor mal entendi-
tivos? La escuela racionalista, la escuela mixta, la educación do que priva a la mujer del conocimiento de su cuerpo, de úti-
sexual, el trabajo asalariado, una moral social igualitaria y el les enseñanzas que una vez generalizadas “serían una coraza
sufragio femenino, entre otras. Francisca Ascanio, con respec- para las naturales exigencias del sexo”. Ella señala que deberían
to a la emancipación de la mujer, sostenía la importancia de la impartirse cursos de anatomía y fisiología en las escuelas de
coeducación al señalar lo siguiente: enseñanza secundaria.38 El que Hermila se atreviera a plan-
tear que el avance de las ciencias naturales había demostrado la
Las escuelas mixtas son las que desempeñarán el importante papel existencia del deseo y placer femeninos, así como a proponer el
de esta evolución social en la educación de la mujer. Es ella la lla- que las mujeres deberían ser educadas en el conocimiento de
mada a deshacer esos empíricos dinamismos que aún imperan en su cuerpo y, más aún, retomar la propuesta de una sola moral
nuestra actual sociedad para ponernos en contacto con el sexo lla- para ambos sexos, sin duda contravenía el discurso dominante
mado fuerte, porque ha tenido acaparadas para sí todas las fuentes que naturalizaba la desigualdad.
del saber. Es allí, en la escuela mixta donde comenzará la verdadera
Respecto al tema del voto femenino tratado en el Primer
reivindicación femenina. Cuando el niño y la niña reciban a un
Congreso Feminista, por más que la posición avanzada repre-
mismo tiempo la educación y la instrucción, entonces será cuando
sentada por 31 mujeres sufragistas lo demandó a nivel muni-
habrá la comunidad de ideas […] El día que, en nuestro país, todos
los colegios sin excepción alguna abran sus puertas para dar paso a cipal como un primer paso, sin duda era un grupo minoritario
este moderno procedimiento de enseñanza, entonces la luz del sol y el Congreso en su conjunto no avaló dicha petición.39 En
brillará para nosotras con más intensidad.37 torno al sufragio femenino, la profesora María Martínez hizo
las siguientes declaraciones en The Boston Transcript durante
Respecto a la educación sexual, Hermila Galindo se ocupó del su estancia de estudio y propaganda constitucionalista en Bos-
tema en la ponencia “La mujer en el porvenir”, que preparó ton, en 1915:
para el Primer Congreso Feminista. Las afirmaciones de Her-
mila Galindo rebasaban el planteamiento del amor maternal, Las mujeres mexicanas no buscamos, por ahora, el sufragio porque
al que ella consideraba “indispensable para la conservación de estamos más interesadas en rehabilitar el país. Queremos la opor-
tunidad de estudiar y poder elegir cualquier profesión que ejer-
la especie, tenía que ser muy superior a todos los afectos, a
zan los hombres. Queremos tener acceso a todos los caminos de
todas las pasiones, a todos los hábitos y a todos los instintos:
la sociedad humana; creemos que con esto podremos conseguir lo
sobreponerse a todos los obstáculos y regir como absoluto so-
mismo que con el voto. Sin embargo, cuando llegue el momento,
berano todos los actos de la vida femenina”; su tesis defiende
y sintamos que las mexicanas deben de tener el sufragio, lo deman-
la existencia del instinto sexual como parte del amor maternal, daremos y estoy segura que lo obtendremos con facilidad. Por el
que “impera de tal suerte en la mujer y con tan irresistibles momento estamos interesadas en la educación.40
resortes, que ningún artificio hipócrita es capaz de destruir,
modificar o refrenar”, afirmación que escandalizó a la mayoría 38
Hermila Galindo, “La mujer en el porvenir”, en ibidem, pp. 198-199.
de las maestras católicas que sintieron ofendido su pudor; 39
Piedad Peniche Rivera y Kathleen R. Martin, Dos mujeres fuera de serie. Elvia
Carrillo Puerto y Felipa Poot, p. 34.
37
“El feminismo en acción. Voto particular de la Srita. Ascanio”, en 1916 40
Anna Macías, Contra viento y marea. El movimiento feminista en México has-
Primer Congreso Feminista de México, pp. 160-161. ta 1940, p. 106.
220 Vi sión pa nor ám ica de l as m uje re s. .. M a rt ha Eva Rocha Is l a s 221
Dichas declaraciones eran eco del grupo de profesoras que para defender sus intereses particulares, los intereses de sus hijos,
cifraban sus esperanzas de cambio en la educación de las los intereses de la Patria y de la humanidad.43
mujeres, lo que las llevaría con una sólida preparación a ob-
tener el sufragio. Por su parte, Hermila Galindo preparó Los argumentos esgrimidos por Hermila al parecer no eran
una nueva ponencia para el Segundo Congreso que sinte- válidos en un mundo que estaba regido por los hombres, quie-
tiza su pensamiento feminista.41 Ella propone además de nes históricamente poseían la autoridad de la palabra escrita.
la “igualdad de ilustración” entre hombres y mujeres, los Proponer la inclusión de las mujeres en la vida política del país
mismos derechos y prerrogativas del hombre en todos los como ciudadanas activas significaba no sólo un desafío, sino
planos. La tesis igualitarista de Hermila se basa en el propó- un atentado contra el orden social establecido.44 Las propues-
sito de lograr “un alto ideal de libertad y progreso que, po- tas de las mujeres no prosperaron en ese momento, pero sus
niendo a la mujer al nivel del hombre, la comprenda no sólo escritos contribuyeron a legitimar su voz hasta transformar su
nominalmente en la misma ilustración y justicia, sino que palabra en autoridad pública.
le otorgue los mismos derechos y las mismas prerrogativas Para finalizar, considero que acercarnos a las distintas ac-
que se conceden al sexo fuerte”.42 Respecto a la ciudadanía tividades que realizaron las mujeres en la guerra nos mues-
política de las mujeres ella desarrolló una puntual argumen- tra que su participación en el espacio público las convirtió en
tación sobre dicha demanda que consideraba impostergable. subversivas en la medida en que transgredieron el espacio que
Al respecto, señaló lo siguiente: les correspondía en el orden social de la época: el privado del
hogar doméstico. Las propagandistas y las soldados desafiaron
Es de estricta justicia que la mujer tenga voto en las elecciones de mayormente la construcción de género, las primeras partici-
las autoridades, porque si ella tiene obligaciones para con el grupo pando políticamente en contra de la separación de las esferas,
social, razonable es que no carezca de derecho. Las leyes se apli- las soldados al incursionar en el espacio más masculino, el de
can por igual a hombres y mujeres; la mujer paga contribuciones, la guerra, ambas alteraron las relaciones de género al menos
la mujer especialmente la independiente, ayuda a los gastos de la durante dicho periodo histórico.
comunidad, obedece las disposiciones gubernativas y, si por acaso
delinque, sufre las mismas penas que el hombre culpado. Así, pues
Fu entes Consu lta da s
para las obligaciones, la ley la considera igual que al hombre, sola-
mente al tratarse de las prerrogativas la desconoce y no le concede Bibliográfica
ningunas de las que goza el varón […] Las mujeres necesitan el
derecho al voto por las mismas razones que los hombres; es decir, A SCANIO, Francisca, “El feminismo en acción. Voto particular de la
41
Aun cuando no existen Actas del Segundo Congreso que nos permitan co- Srita. Ascanio”, en 1916 Primer Congreso Feminista de México,
nocer cómo transcurrieron los debates, la Mujer Moderna recupera en sus México, Infonavit, 1975.
páginas reseñas de dicho congreso. Se recupera una selección de la publi-
cación del trabajo de Hermila para el Segundo Congreso en la antología 43
Ibidem, pp. 265-267.
de Ana Lau Jaiven y Carmen Ramos, op. cit, pp. 248–269. La ponencia 44
Georges Duby y Michelle Perrot, Historia de las mujeres en Occidente, t. 1,
completa de Hermila puede verse en los anexos del libro de Rosa María p. 15. Michelle Perrot señala que de los tres santuarios masculinos: el reli-
Valles Ruiz, Sol de libertad. Hermila Galindo: Feminista, constitucionalista y gioso, el militar y el político, espacios por sí cerrados a las mujeres, “el más
primera censora legislativa en México, pp. 187–225. resistente desde la ciudad griega a la Revolución Francesa y hasta nuestros
42
Ana Lau y Carmen Ramos, op. cit., p. 256. días, ha sido y es el político”.
222 Vi sión pa nor ám ica de l as m uje re s. .. Ma rt ha Eva Rocha Is l a s 223
BRONDO WHITT, Encarnación, La División del Norte (1914) por un SERR ANO M ARTÍNEZ, Celedonio, El Coyote. Corrido de la Revolu-
testigo presencial, Chihuahua, México, Lumen, 1940. ción, Acapulco, México, Ediciones Municipales, s.f.
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224 Vi sión pa nor ám ica de l as m uje re s. ..
D
Exp. M–53, Juana Ruiz Calderón
Exp. M–98 Celia Reyes Muñoz iferentes opiniones se han expresado acerca de ella.
Exp. M–183 María Reyes Muñoz Se le ha definido como la mujer más inteligente y
Exp. M–401, Mercedes Olivera Aguilar extraordinaria de principios del siglo pasado; como precursora
Exp. M–808 Alberta Leyva Lara
del primer gran movimiento social del siglo XX en México; y
Exp. M–851 Atala Apodaca de Ruiz Cabañas
como la primera mujer que, de manera formal y abierta, hizo
Exp. M–922 Sara Salinas Aguirre
críticas reales al sistema social de México de principios de siglo.
Me refiero a Juana Belén Gutiérrez de Mendoza, cuyo
nombre escuché por primera vez cuando se enumeraban al-
gunas mujeres célebres del estado de Durango y ello empezó
a generar en mí una inquietud por conocer la vida de esta ex-
traordinaria feminista a la que ahora admiro en cualquiera de
las facetas a las que es posible referirse al hablar de ella: mujer,
madre, escritora y periodista.
Juana Belén vivió comprometida hasta el sacrificio con una
visión de un México diferente al que hasta entonces había vivi-
do; sorprende, por tanto, la falta de reconocimiento a su lucha
y el olvido en que su nombre y su vida han estado: a la fecha
*
Doctora en Investigaciones Feministas por la Universidad Pablo de Olavide,
de Sevilla, España; profesora investigadora nivel I del S.N.I., adscrita al Ins-
tituto de Investigaciones Históricas de la Universidad Juárez del Estado de
Durango.
225
226 Jua na Bel é n Gu t i é rre z de M e nd oz a Beat riz E lena Va lles Sa l a s 227
no conozco calle, colonia, escuela o institución en el estado de caxcanes, pobladores del estado de Zacatecas, se enorgullecía
Durango que lleve su nombre. de que por sus venas corriera sangre indígena.4
Por ello el propósito de este trabajo es dar a conocer la Como muchos hombres mexicanos, su padre se trasladó
vida de esta duranguense que ha permanecido hasta hace poco al norte del país buscando mejorar sus condiciones de vida, ya
en el olvido. Prueba de ello son los pocos estudios que se han que en esta zona se había iniciado un proceso industrializador
hecho de su vida y obra: Alicia Villaneda hace referencia del derivado de la introducción del ferrocarril. Algunos de quie-
texto “¡Por la tierra y por la raza!”, escrito de Juana Belén nes emigraron hacia estos lugares se sentían desarraigados de
publicado en el año de 1924, el cual podría definirse como sus contextos sociales y culturales y optaron por afiliarse a las
su filosofía política, pero que es, sobre todo, la declaración de sectas religiosas proselitistas de origen norteamericano, como
sus ideas maduradas a lo largo de muchos años;1 el libro de el protestantismo, el espiritismo y la masonería que empeza-
Ángeles Mendieta Alatorre, Juana Belén Gutiérrez de Mendo- ban a introducirse en esa zona del país. Estas congregaciones
za: (1875-1942). Extraordinaria precursora de la Revolución disidentes tenían una forma diferente de concebir la partici-
Mexicana, ofrece una biografía con datos —entre ellos escri- pación femenina en la sociedad: entendían el concepto de la
tos autobiográficos— que proporcionaron a la autora Laura superación por la vía de la educación y las animaban a invo-
y Susana Gómez Mendoza, nietas de Juana Belén; el traba- lucrarse en actividades intelectuales y sociales hasta entonces
jo de Ana Lau Jaiven, “La participación de las mujeres en la reservadas a los hombres. Igualmente se caracterizaban por
Revolución Mexicana: Juana Belén Gutiérrez de Mendoza coincidir con el liberalismo radical.5
(1875-1942)”, también recoge testimonios orales de una de “Nací en San Juan del Río, Durango, el nevado amanecer
sus nietas; “Juana Belén, la transgresora”, artículo de Marta del día 27 de enero de 1875. Este dato debe ser importantísi-
Lamas publicado en Nexos,2 y pocos más. Afortunadamente, mo porque lo han anotado con minuciosa escrupulosidad en
una biografía muy completa es la de Alicia Villaneda que ha los registros de la cárcel, cada vez que he estado allí...”6 Así
sido publicada en dos ediciones por la editorial Documenta- refirió Juana Belén su nacimiento. Siendo niña se trasladó con
ción y Estudios de las Mujeres. Además, en 2015 se publicó el resto de la familia a vivir a San Pedro del Gallo, Coahuila.
el libro de Cristina Devereaux Ramírez, Occupying our Spa-
ce: The Mestiza Rhetorics of Mexican Women Journalists and
Activists, 1875-1942, que en el capítulo cuarto, “Rompiendo ñala que el nombre registrado en el certificado de bautismo que se encuentra
en la parroquia de San Francisco de Asís de San Juan del Río, Durango, es
barreras. Juana Belén Gutiérrez de Mendoza’s Revolutionary el de María Juana Francisca Gutiérrez Chávez. Se ha especulado que ella
Rhetoric”, habla de su obra. adoptó el nombre de Juana Belén, por las múltiples ocasiones que estuvo
Juana Belén3 fue hija del jalisciense Santiago Gutiérrez recluida en la cárcel de ese nombre.
4
Alicia Villaneda, op. cit., p. 24. En muchos de sus escritos, Juana Belén llama
Lomelí y de Porfiria Chávez. Descendiente de la tribu de los a su abuela materna “la India Muda”, quien en su juventud fue raptada y
sacada de su comunidad en Juchipila, Zacatecas, por un español y desde
1
Alicia Villaneda, Justicia y Libertad, Juana Belén Gutiérrez de Mendoza, entonces no volvió a pronunciar palabra.
1875-1942, p. 119. 5
Cfr. Jean Pierre Bastián, “Modelos de mujer protestante”, en Carmen Ra-
2
Vid. Marta Lamas, “Juana Belén, la trasgresora” [en línea], en Nexos, 1 de mos Escandón, Presencia y transparencia de la mujer en la historia de México,
febrero 2004, <http://www.nexos.com.mx/?p=11071>. p. 163.
3
Cristina Devereaux Ramírez, Occupying our Space: The Mestiza Rhetorics of 6
María de los Ángeles Mendieta Alatorre, Juana B. Gutiérrez de Mendoza.
Mexican Women Journalists and Activists, 1875-1942, p. 137. La autora se- Precursora de la Revolución Mexicana, apud Alicia Villaneda, op. cit., p. 23.
228 Jua na Bel é n Gu t i é rre z de M e nd oz a Beat riz E lena Va lles Sa l a s 229
Para 1886 ya asistía a la escuela de la hacienda donde traba- lamiento, Juana Belén supo que enfrentarse a los intereses de los
jaba su padre, sin embargo, la mayoría de su formación fue au- poderosos imponía muchos sacrificios y requería mucha valen-
todidacta: “…me acomodé lo mejor que pude entre los troncos tía. La soltura con la que escribía y la pasión con que defendía
y puse toda mi atención en descifrar los enigmáticos renglo- sus puntos de vista le señalaron el camino del periodismo como
nes. Y era tarea aquello, las letras se burlaban de mí diciéndo- la opción de manifestarse y sostenerse.
me lo que querían y a fuerza de recorrer varias veces las que Al salir de prisión fundó en la misma población el Club Li-
se agrupaban en una palabra, resultaba cada vez una palabra beral Benito Juárez en 1899. Los clubes liberales se fundaron
distinta…”7. en todo el país con el propósito de impedir infracciones a las
Contrariamente a la imagen que se tenía de las mujeres Leyes de Reforma, propagar ideas y principios liberales y dar a
mexicanas a fines del siglo XIX como “ángeles del hogar” de- conocer los abusos del clero, por medio de órganos de prensa.
dicadas a la atención de su casa y a la crianza de los hijos, la La muerte prematura de su esposo la dejó desde muy joven
mayoría de la población femenina se enfrentaba con una vida en estado de viudez y con dos hijas que alimentar. Además,
dependiente de jornadas agotadoras y de la buena voluntad de ante la amenaza de ser nuevamente encarcelada, se trasladó a
los hombres cercanos a ellas como padres, hermanos, maridos vivir a la ciudad de Guanajuato en 1901.
o patrones.8 Su posición liberal, antiporfirista y anticlerical estaba lo su-
Juana Belén enfrentó desde sus inicios la marginación y el ficientemente definida y se dio a la tarea de crear un semanario
rechazo por ser mujer, pobre y disidente religiosa, condiciones que tituló Vésper. El nombre del periódico hacía alusión a la
que darían a su vida el sello de rebeldía y lucha. Muy joven estrella vespertina que a su pequeño hijo Santiago le gustaba
se empleó como trabajadora doméstica en casa de una familia mirar.
acaudalada y a la edad de diecisiete años contrajo matrimonio
en Sierra Mojada, Chihuahua, con Cirilo Mendoza, minero Se me ocurrió publicar un periódico del mismo modo que se me
analfabeta al que enseñó a leer y a escribir y con quien procreó habría ocurrido hacer cualquier otra cosa. Los periódicos se llaman
tres hijos: Laura, Julia y Santiago, quien murió siendo muy de algún modo; el mío se llamaría VÉSPER . ¡Vésper! La estrella de
pequeño. mis recuerdos… Y tendría un lema; esto era ya más serio, el lema
debía decirlo todo. Pensé mucho para reducir a dos palabras aquel
“…aprendió a coser y hacía ropa de mezclilla para los mi-
mundo de cosas que yo quería: la reducción estuvo hecha en quince
neros. Con el dinero compró un hato de cabras y vendía leche
días, y las enormidades de mis pensamientos juntas, apretadas en
y empezó a trabajar políticamente.”9
el tormento de la condensación, se redujeron a estas mínimas pro-
A causa de un reportaje sobre las condiciones laborales en
porciones: ¡JUSTICIA Y LIBERTAD! Así, con admiración y todo. Esa
el mineral de la Esmeralda, Chihuahua, donde trabajaba su es- bellísima quimera fue el lema de Vésper.
poso, fue encarcelada en 1897 en Minas Nuevas, poblado del […] Y el periódico se publicó con gran regocijo del impresor
mismo estado, donde permaneció detenida por un año. Esta fue que, en muy poco tiempo, se había llevado todos mis ahorros.
la primera vez que estuvo en prisión. Desde ese primer encarce- Cuando éstos se hubieron concluido, hice vender las cabras. ¡Mis
7
Ibidem, p. 25. cabras! Confieso que cuando llegó ese trance tuve el impulso de
8
Cfr. Ibidem, p. 20. volverme a la montaña, con un deseo desesperado de abrazar a la
9
Ana Lau Jaiven, La participación de las mujeres en la Revolución Mexicana:
Sancha, mi cabra favorita, de remontar a las cumbres, de ver el sol,
Juana Belén Gutiérrez de Mendoza, (1875-1942), p. 3.
230 Jua na Bel é n Gu t i é rre z de M e nd oz a Beat riz E lena Va lles Sa l a s 231
aquel sol ardiente que reverberaba en las lomas y quemaba la fren- En las páginas de su semanario, que ella misma redactaba e
te… Sí, volver a la montaña… No, decididamente yo no me volvería imprimía, atacaba a la Iglesia y al Estado, por lo que fue de-
a la montaña mientras Porfirio Díaz fuera presidente…10 nunciada y su prensa decomisada. Ante la perspectiva de ser
encerrada en la Alhóndiga de Granaditas huyó a la ciudad de
Bajo el lema de “¡Justicia y Libertad!”, Vésper —diario opositor México.
femenino sin precedente en el periodismo mexicano— tuvo
cuatro épocas de edición de acuerdo con las circunstancias his- El día 2 de enero de 1902 amanecí en la famosa Ciudad de los Pala-
tóricas: 1901, 1903, 1910 y 1932, siempre dirigidos por Juana cios que me infundía un terror casi como el Castillo de Granaditas.
Belén Gutiérrez de Mendoza. No podía dormir, porque cuando trataba de hacerlo creía ver
Los periódicos opositores al régimen eran entonces escri- a los “robachicos” llevándose a mis chiquitinas, ni sabía cómo sa-
tos exclusivamente por varones, las mujeres participaban en lir a la calle porque se me figuraba que me las arrebatarían de la
algunas publicaciones “para mujeres” en las que se trataban mano…12
temas como recetas de cocina o de belleza, modas, consejos
para el hogar, etcétera. Establecida ya en la capital, reanudó la publicación de Vésper
Publicaciones como Regeneración, de los hermanos Flores y sus ataques a Porfirio Díaz, en especial por sus tratos con la
Magón, felicitaron a Vésper en su nacimiento. El mismo Ricar- Iglesia.
do Flores Magón manifestó a Juana su agrado en una misiva:
Ante dieciséis millones de habitantes, la dictadura ha atropellado
Admiro las sanas energías de Ud. que ha podido alzar a pesar de las garantías, violado derechos, y ultrajado ciudadanos. Con ensaña-
preocupaciones añejas que hacían de la mujer una esclava, en lugar miento salvaje ha despedazado la prensa independiente, única ma-
de ser una colaboradora del engrandecimiento de las sociedades. Ud. nifestación que quedaba de la libertad, ha llenado las bartolinas de
ha sabido demostrar que la mujer es apta para la lucha y que a las ciudadanos honrados, ha arrancado talleres, ha entrado a saco en la
veces tiene más resolución que millares de hombres que, a cambio de propiedad y no ha respetado ni lo inviolable del hogar….
una vida casi animal, permiten que se ultrajen sus derechos. Ud. ha Porque sois incapaces de defender a vuestros conciudadanos,
sabido demostrar que el alma de la mujer es fuerte, es enérgica, por por eso lo hacemos nosotras, porque sois incapaces de defender
eso la admiro a Ud. y por eso deseo también que no desmaye en su vuestra libertad, por eso hemos venido a defenderla para nuestros
noble empresa, por el contrario, hay que mostrarse siempre resuelta hijos, para la posteridad a quien no queremos legar sólo la mancha
para la lucha, debe Ud. mostrarse decidida y entusiasta siempre. de nuestra ignominiosa cobardía. Porque no usáis vuestros dere-
Sírvase Ud. respetable correligionaria, aceptar mis respetos y chos, venimos a usar los nuestros, para que al menos conste que no
contarme en el número de sus adictos amigos y admiradores de su todo era abyección y servilismo en nuestra época.13
grandeza de alma.11
En la ciudad de México trabajaba como obrera y estudiaba. A
la vez mantenía estrecho contacto con grupos de oposición y
clubes liberales de todo el país y participaba en actos cívico-po-
10
Alicia Villaneda, op. cit., p. 32.
11
Ricardo Flores Magón, Carta a Juana B. Gutiérrez de Mendoza, octubre de 12
Ibidem, p. 35.
1903, México, Archivo Histórico de la Secretaría de Relaciones Exteriores, 13
[Editorial] Vésper, Justicia y Libertad, 15 de mayo de 1903, apud María de
LE 918, foja 18, apud Alicia Villaneda, op. cit., p. 34. los Ángeles Mendieta, apud ibidem, p. 36.
232 Jua na Bel é n Gu t i é rre z de M e nd oz a Beat riz E lena Va lles Sa l a s 233
líticos de manera activa. En 1902 Juana Belén “fue nombrada Liberadas de prisión a cambio del exilio, salieron desterra-
representante en la ciudad de México del Club Liberal Ignacio das ambas junto con las hijas de Juana Belén a la ciudad de La-
Zaragoza de Cuencamé, Durango”14. Un año más tarde, redo, Texas, en donde se unieron a los demás integrantes del
grupo liberal que ya se encontraban en los Estados Unidos,
…se reinstaló en la ciudad de México el Club Liberal Ponciano y donde empezaron a trabajar colaborando con el periódico
Arriaga, centro director de los clubes liberales de toda la República Regeneración, de los hermanos Flores Magón.
Mexicana, con la siguiente mesa directiva: Camilo Arriaga, presi- Sin embargo, poco después afloraron discrepancias dentro
dente; Antonio Díaz Soto y Gama, vicepresidente; Benjamín Millán, del grupo, específicamente porque acusaban a Juana Belén y a
tesorero. Como secretarios: Juan Saravia, Ricardo Flores Magón, Elisa Acuña de ser lesbianas, y por no estar claras las circuns-
Santiago de la Hoz y Enrique Flores Magón. Como vocales Juana
tancias de la muerte de Santiago de la Hoz, quien pertenecía
Belén Gutiérrez de Mendoza, primer vocal; Evaristo Guillén, Fe-
también al grupo.19
derico Pérez Fernández, Rosalía Bustamante y Alfonso Cravioto.15
Juana Belén se defendió de las acusaciones en su contra y
[…]
Juana Belén vivía en el callejón de Cantaritos; mientras Camilo dijo que su ruptura con los Flores Magón se debió a que ellos
Arriaga, los Flores Magón, Juan Saravia, Librado Rivera, Alfonso establecieron contacto en los Estados Unidos con grupos so-
Cravioto, Santiago de la Hoz, Heliodoro Gómez, Marcos López y
D/112/M-758, apud Ana Lau Jaiven, op. cit., notas. “Elisa Acuña Rosete
el Dr. Alfredo Ortega nos reuníamos en el número 3 de las calles (1887-1946) Participó en la mesa directiva del Centro Director de la Con-
de Cocheras. Doña Juana se cubría con un tápalo negro de estam- federación de Clubes Liberales «Ponciano Arriaga» y firmó el manifiesto
bre subiendo hasta la boca debajo de sus ojos bonitos, mientras expedido en la ciudad de México del 27 de febrero de 1903. Se integró a las
campañas contra la reelección de Díaz y fue perseguida por escribir en los
fumaba un cigarro y sonreía de sus malicias. Tenía el aire indudable diarios de oposición. Al ser encarcelada junto con Juana Belén G. de Men-
de una conspiradora.16 doza, ambas redactaron y editaron el periódico socialista Fiat Lux. Fueron
[…] liberadas a cambio del exilio. En 1904 se trasladó a Estados Unidos donde
con Juana reanudaron Vésper. En 1908 regresó a México como redactora
Ahora mismo me parece ver a doña Juana sentada al lado de
de Vésper y escribió en El Socialismo-Mexicano y en Fiat Lux. Esta última
su vieja imprenta muda mientras afuera cantan los pájaros y juegan se convirtió en el órgano de la Sociedad Mutualista de Mujeres. En ese año
con las burbujas del agua sus pequeñuelas Laura y Julia, allá en el la revista fue suspendida y decomisada. En 1909 Elisa Acuña se integró a la
callejón de Cantaritos…17 organización de la Convención Nacional del Tívoli del Eliseo, a realizarse en
abril de 1910. Participó activamente en el Complot de Tacubaya. Continuó
su campaña periodística hasta mayo de 1911 en que Madero triunfó. Tras
El sistema represivo de Díaz trabajaba eficientemente, de tal el cuartelazo de Huerta se dedicó a hacer propaganda a través de La Voz
modo que los oposicionistas al régimen muy pocas veces es- de Juárez, Sinfonía, Combate y Anáhuac, hasta la entrada de Obregón a la
capital en agosto de 1914. Se incorporó al movimiento zapatista en 1914
caparon de su coerción y el grupo liberal fue encarcelado en y fungió como enlace entre carrancistas y zapatistas, se le nombró jefa de
1903 en la cárcel de Belén, donde Belén conoció a Elisa Acuña propaganda en Puebla. En los años veinte la encontramos participando en el
Consejo Feminista Mexicano y en la Liga Panamericana de Mujeres.”
Rosete.18 19
Carta de Ricardo Flores Magón a Crescencio Márquez, 10 de junio de 1906.
14
Ibidem, p. 39. Archivo Histórico de la Secretaría de Relaciones Exteriores, LE 918, apud Ali-
15
Ibidem, p. 45. cia Villaneda, op. cit., p. 59. “Cuando estuvimos en San Antonio supimos, eso
16
Santiago R. de la Vega, La mujer en la revolución. Doña Juana, 1 de febrero es asquerosísimo, que doña Juana y Elisa Acuña y Rosete se entregaban aún
de 1950, apud ibidem, pp. 42-43. safismo pútrido que nos repugnó. Pudimos comprobarlo de muchas maneras,
17
Ibidem, p. 17. y descubrimos que en la Capital de la República no se hablaba de otra cosa
18
Archivo Histórico de la Secretaría de la Defensa Nacional, Exp. entre los que conocían a esas señoras «liberales» de sus asquerosos placeres.”
234 Jua na Bel é n Gu t i é rre z de M e nd oz a Beat riz E lena Va lles Sa l a s 235
cialistas y anarquistas y pretendieron unir la lucha mexicana En marzo de 1911 interviene en el fracasado Complot de
con las luchas de otras latitudes.20 Tacubaya, que tenía como objetivo la aprehensión y el destie-
El grupo se desintegró y Juana Belén y Elisa Acuña deci- rro del presidente Díaz sin derramamiento de sangre para que
dieron establecerse en la ciudad de San Antonio, Texas, donde subiera al poder Francisco I. Madero. Como consecuencia de
ayudaron a Sara Estela Ramírez a publicar un semanario llama- ello se disolvió el grupo y encarcelaron a muchos activistas.
do La Corregidora.21 Juana Belén Gutiérrez de Mendoza, Dolores Jiménez y Muro,
En 1905, junto con Acuña y Ramírez, vuelve a la ciudad Carlos Mújica y Antonio Navarro fueron aprehendidos y en-
de México en donde continuó publicando el semanario Vésper carcelados de nuevo en la cárcel de Belén.
y organizó una agrupación de trabajadores llamada Sindicalis- Una vez que triunfa la revolución maderista, Juana Belén
mo Mexicano. Gutiérrez de Mendoza entra junto con sus correligionarios
En 1907 conoce a Dolores Jiménez y Muro,22 maestra, en un receso de lucha. Francisco León de la Barra, presidente
poetiza y luchadora social, con quien colaboró durante varios interino, había decretado amnistía para todos aquellos al que
años. Fundaron el grupo de Socialistas Mexicanos y el perió- el régimen de Díaz hubiera perseguido por lo que Gutiérrez
dico El Partido Socialista. También formaron el Club Político de Mendoza recibe una indemnización por su imprenta que se
Femenil y el club Hijas de Cuauhtémoc, grupos que preten- le había confiscado, con la cual publicaba Vésper.
dían la valoración social de la mujer y su presencia en el pano- Los nuevos amigos que hizo durante la lucha maderista la
rama político, por lo que debemos de considerar a Gutiérrez invitan a trasladarse a la zona zapatista, en donde las condicio-
de Mendoza como pionera en nuestro país del movimiento de nes de explotación de los indígenas y campesinos de esta parte
reivindicación de los derechos de las mujeres. Fue el grupo del sur de México habían sido más evidentes y mostraban todas
de mujeres encabezado por ellas el que le pidió expresamente las injusticias del anterior régimen. Quizá el contacto con las co-
a Francisco I. Madero en su campaña electoral el derecho al munidades indígenas haya despertado en ella sus antiguos anhe-
voto para las mujeres.23 los de reivindicarlas. Este grupo de ideólogos liberales apoyaron
al zapatismo en la elaboración del Plan de Ayala. El prólogo del
20
“Redentores de a peseta”, Vésper, ¡Justicia y Libertad!, 1 de julio de 1906,
documento lo escribió Dolores Jiménez y Muro.
apud ibidem, p. 60. La muerte de Madero significó un retroceso en el proce-
21
Ana Lau, op. cit., p. 5. Sara Estela Ramírez (1881-1910) apoyó en un princi- so revolucionario que se había iniciado. Cuando ocurrió esto,
pio a los Flores Magón y convocó en el periódico La Crónica a la formación
de clubes en “ambos Laredos”: “Damas, señoritas y jóvenes entusiastas de Juana Belén se encontraba en Morelos sirviendo a la causa za-
ambos Laredos: Yo los convoco en nombre de los sublimes mártires de nues- patista. Zapata la había nombrado coronela, como una mues-
tra patria para que reunamos dos Clubs Liberales en esta progresista ciudad; tra de cariño y respeto que siempre le manifestó.24 Juana Belén
una de jóvenes y otro de señoras y señoritas, para llevar por lema las sagradas
instituciones de Juárez, para sostener sus ideas para combatir la bajeza y para tuvo una buena relación con los principales líderes del zapa-
formar en un todo la poderosa e invencible palanca del progreso”, en Rege- tismo y las tareas que dentro del ejército del sur desempeñó
neración, núm. 37, t. II, 7 de mayo de 1901, apud ibidem.
fueron de gran responsabilidad.
22
Vid. Oresta López y Varinia Hernández, “La soledad y el fuego de Dolores
Jiménez y Muro” [en línea], La Jornada, México, 2001, <https://historia-
ygenero.files.wordpress.com/2008/04/lasoledadyelfuegodedoloresjime- 24
Pedro Siller, “Testimonios: Juana Belén Gutiérrez de Mendoza”, en Histo-
nezymuro-orestalopezyvariniahernandez.pdf>, [15.08.2015]. ria Obrera, núm. 5, México, p. 4, junio de 1975, apud Alicia Villaneda, op.
23
Alicia Villaneda, op. cit., p. 82. cit., p. 93.
236 Jua na Bel é n Gu t i é rre z de M e nd oz a Beat riz E lena Va lles Sa l a s 237
Dentro de los que pertenecían al ejercito zapatista, se en- Juana Belén, en su calidad de coronela, llevó a cabo unio-
contraba Santiago Orozco (quien después se casó con su hija nes matrimoniales fungiendo como autoridad, como fue el
Laura). Él consideraba importante debilitar al gobierno de caso de la boda de su hija Laura con Santiago Orozco.26
Huerta y recomendó a Juana Belén que volviera a la ciudad El panorama del país entre 1915 y 1916 fue de enfrenta-
de México y organizara de nuevo a grupos que estuvieran por mientos militares e ideológicos. Carrancistas, villistas y zapa-
esa causa. Sin embargo, fue de nuevo aprehendida, acusada tistas pretendían orientar la política nacional, así, una vez que
por sedición y recluida de nuevo en la cárcel de Belén, donde hubieron triunfado finalmente los seguidores de Carraza, todo
permaneció por más de diez meses acusada de zapatista con- el que estuviera del lado de Zapata estaba fuera de la ley. Juana
victa y casi a punto de ser enviada a las Islas Marías. Belén continuó militando en las filas del zapatismo y atacando
Los agentes de Huerta sabían que ella tenía información en sus artículos periodísticos a Carranza. Debido a ello fue de
valiosa para desmembrar el zapatismo, y para que confesara fue nueva cuenta aprehendida y enviada a prisión en 1916, don-
interrogada y maltratada. Pero no lo hizo y permaneció por ello de permaneció un año. Esta vez la acompañó su hija Laura, de
privada de su libertad. Esta vez estuvo acompañada de Dolores apenas veinte años, quien colaboraba con algunas acciones
Jiménez y Muro, quien también sufrió la represión de Huerta. del zapatismo.
Cuando finalmente salió de la cárcel se trasladó de nuevo a Al término de su condena, regresó a Morelos y se ocupó de
Morelos, donde fundó y editó el periódico La Reforma, cuyo organizar una colonia agrícola experimental en los terrenos
subtítulo era Por la Tierra y por la Raza, publicación orientada de una ex hacienda, en donde se instalaron los sobrevivientes del
a reivindicar a los grupos indígenas en sus demandas agrarias, Regimiento Victoria (comandado por Juana Belén) y los
educativas y de salud, entre otras. del Regimiento Brigada Roja (el cual había sido comandado
Debido a que otra línea de lucha política de Juana Belén por el general Santiago Orozco, ya fallecido en ese momento) y
había sido cambiar las condiciones de vida de las mujeres de su sus familias. Aun cuando el proyecto era bueno, no fue exitoso,
tiempo, es posible pensar que tuvo un papel en la redacción del pues no contó nunca con un apoyo real de parte de las autori-
proyecto de Ley sobre el Matrimonio, aplicable en la zona zapa- dades estatales, por lo que la vida de la Colonia Experimental
tista. El documento de 1915 contiene tesis de avanzada respec- Santiago Orozco fue efímera.
to a la convivencia entre mujeres y hombres, pues planteaba una Juana Belén volvió a la ciudad de México en 1922 y em-
separación o divorcio de la pareja y la libertad de elección. Otra pezó a organizar la agrupación Acción Femenil. Formó parte
idea que acogió fue el respeto pleno por parte del Estado a las también del Consejo Nacional de Mujeres Mexicanas, ambas
parejas que demostraran su estabilidad por el paso del tiempo instituciones enmarcadas en las tareas de la reconstrucción na-
y su sinceridad y constancia en los sentimientos afectuosos que cional y el asentamiento de las instituciones.
fundamentaban su unión. De igual forma, proponía eliminar Durante la administración de Álvaro Obregón, el ministro
la costumbre de imponer un estigma devaluatorio entre hijos de Educación fue José Vasconcelos, a quien había conocido
legítimos, ilegítimos, naturales, etcétera.25 Juana Belén en 1911, durante el movimiento pro maderista
del Complot de Tacubaya. Este funcionario comenzó una cru-
25
Algunas de estas ideas se contemplan en la Ley del Divorcio de 1914 y en la zada de alfabetización de México, para ello emprendió campa-
Ley sobre Relaciones Familiares de 1917, expedidas ambas por Venustiano
Carranza. 26
Cfr. Alicia Villaneda, op. cit., pp. 107-108.
238 Jua na Bel é n Gu t i é rre z de M e nd oz a Beat riz E lena Va lles Sa l a s 239
ñas contra el analfabetismo en las que también proporcionaba En 1926 fue nombrada inspectora de escuelas rurales en Zaca-
nociones elementales de higiene con el objetivo de combatir tecas y, en plena lucha cristera, tomó la dirección del Hospital
ciertas enfermedades que diezmaban a la población; cabe des- Civil de Zacatecas, lo que significó un puesto estratégico para
tacar que incorporó en este programa a las diferentes etnias ayudar en medio de la lucha.
indígenas. Juana Belén fue nombrada en 1922 maestra misio- Diez años más tarde inició la publicación de la cuarta y
nera en los estados de Jalisco y Zacatecas. 27 última etapa de su periódico, haciendo una breve reseña de
Vésper:
La escuela rural y las misiones culturales fueron el medio para pro-
piciar el desarrollo integral y armónico de las comunidades rurales Fue en 1901, alborada de este siglo tormentoso, cuando Vésper
mediante la acción de la escuela. Las misiones culturales considera- surgió a la vida con firmeza de roca y rebeldías montaraces que
ban como sujeto activo de la educación a la comunidad entera. Por nada ni nadie pudo quebrantar, porque Vésper no surgió de los
lo tanto no impartían conocimientos hechos sino que enseñaban invernaderos de la civilización, surgió de las montañas, entre las
a vivir socializadamente y por tanto desarrollaron su acción en la asperezas del monte y la inmensidad azul, a donde no pueden llegar
comunidad.28 las fragilidades de la civilización.
Abriéndose paso por entre un apretado breñal de dificultades,
En este último estado funda el Consejo de los Caxcanes, ins- Vésper vivió quince años, quince años de una vida agitada, inter-
titución organizada por los descendientes de aquellos en la mitentemente, viendo la luz casi siempre a hurtadillas, desde el es-
región de su origen. Inicia esa obra de restauración que entra- condite sitiado por sus perseguidores, desde las prisiones por sobre
ña la abolición de todas las normas sociales que han sido im- el hombro de los carceleros, desde el rincón sombrío, en la tierra
puestas por los conquistadores y que son contrarias a las leyes extraña, ahí donde alumbra apenas el triste sol de los expatriados…
Hoy, la sementera está cubierta de brotes, no importa si apenas
naturales que normaron nuestro primitivo régimen…
se advierten perdidos entre el áspero matorral; están ahí deman-
dando cultivo, y hay que darse a la tarea de cultivar la fecunda
No tenemos ninguna prisa porque se conozca lo que sólo a no-
sementera. Este trabajo es duro, laborioso, difícil, pero no imposible.
sotros puede interesarnos, lo que sólo para nosotros tiene valor.
Vésper es de estirpe de labradores y hará a conciencia su tarea en
No tenemos ningún interés en que extraños lean lo que fue es-
el campo que ayer se regó con sangre de los suyos. Después de
crito solamente para nosotros, puesto que sólo nosotros podemos
tres lustros de luchas más intensas mientras más calladas, Vésper
comprenderlo, y sólo el brazo fuerte del indio puede continuar la
vuelve ya con mañaneros fueros en la misma cumbre: ¡Justicia y
ejecución de la obra y sólo su indómito valor puede defenderle…
Libertad!30
Juchipila, Zac., 11 de septiembre de 1923.29
En 1937 fue directora de la Escuela Industrial para Seño- con ellos una venda para los ojos ni una mortaja para la conciencia,
ritas en Morelia. “Juana Belén organizó una cooperativa de es todo un problema que no tiene más solución: llevar como se
talleres para que las mujeres de la región pudieran aprender pueda los sesenta años con toda su impedimenta y continuar en la
algún oficio e insertarse en la vida productiva”,31 pues tenía tarea aun teniendo el triste convencimiento de que es inútil.33
muy clara la idea sobre la autonomía de la mujer por vía de la
autosuficiencia económica.32
En compensación a los servicios prestados en la Revolu- Conclusion es
ción se le otorgó una pensión de cinco pesos diarios, que no
la retiraron de su lucha social. Esta mujer que dedicó toda su Cuando uno conoce la vida de Juana Belén Gutiérrez de Men-
vida a procurar justicia social, no puso empeño en cimentar doza se pregunta cómo esta mujer que nació en condiciones
una solvencia económica. de desventaja pudo lograr tantas cosas como ahora se sabe que
En 1941 vendió su imprenta en 150 pesos para subsanar realizó.
los gastos de la enfermedad de su pequeña nietecita, que a la Quizá porque vivió en carne propia las injusticias, deseó
postre falleció. Se desprendió de todo su patrimonio, como que las cosas fueran diferentes en su país, pero no se puso a
cuando lo hizo a los 25 años. contemplar la vida, sino que se puso en acción para lograrlo.
Juana Belén vivió 67 años y murió el 13 de julio de 1942 Su vida es un reflejo de cómo se deben compartir convic-
en la ciudad de México; según su certificado de defunción, a ciones con un grupo y ser honesta en defenderlas, aun a costa
causa de un quiste ovárico y cirrosis hepática. de su libertad, pues fue privada de ella varias veces.
Su hija no pudo solventar los gastos de su entierro, por Como periodista entendió el poder de la prensa y no dudó
lo que tuvo que vender la máquina de escribir donde su ma- en aprovecharlo. No sólo fundó su semanario Vésper, sino
dre había pasado tantas horas escribiendo, pues la indiferencia otras publicaciones escritas fueron también reflejo de sus con-
nunca le fue propia…. vicciones. En ellas estaba presente la defensa de los más vulne-
rables: las mujeres, los obreros, los indígenas.
Treinta y cinco años de incesante lucha y sesenta de vida, ponen a Como luchadora social en su etapa zapatista, llegó a con-
cualquiera fuera de combate, o por lo menos sirven para justificar vertirse en una autoridad y a usar su poder en favor de los
indiferencias o disfrazar cobardías, dando el derecho de huir, enco- otros.
giéndose de hombros ante el dolor humano y ocupar cómodamen- Posteriormente como maestra misionera, como formadora
te un rincón en cualquier parte del mundo a título de cansancio de una colonia agrícola, como directora de un hospital o de
[…] yo tengo ese derecho, yo tengo ese derecho, pero no encuentro la escuela industrial para señoritas continuó con su obra social
el rincón. En todos los rincones del mundo está viviendo el dolor; en instituciones que ya eran fruto de años de lucha en la cual
en todos los rincones del mundo se enrosca la perfidia y se abren había participado activamente.
unas mandíbulas dispuestas a triturar y yo no tengo indiferencia En su papel de esposa, madre y abuela tuvo siempre la idea
para ver, ni cobardía para huir, ni mansedumbre para acomodarme de la superación y la unión de la familia.
allí […] Mis sesenta años no me sirven de nada. No puedo hacerme
31
Ibidem, p. 123.
32
Cfr. Ibidem. 33
Ibidem, p. 124.
242 Jua na Bel é n Gu t i é rre z de M e nd oz a Beat riz E lena Va lles Sa l a s 243
El conocimiento de la vida de esta mujer, Juana Belén Gu- L ÓPEZ, Oresta y Varinia Hernández, “La Soledad y el Fuego de
tiérrez de Mendoza, debe de enorgullecernos como duran- Dolores Jiménez y Muro” [en línea], La Jornada, México, 5 de
guenses y como mexicanos. noviembre de 2001, <https://historiaygenero.files.wordpress.
Así se expresaba el espíritu indómito de esta mujer: “Me com/2008/04/lasoledadyelfuegodedoloresjimenezymuro-
tiene muy sin cuidado la aprobación o desaprobación de los orestalopezyvariniahernandez.pdf>, [14.08.2015].
demás y me importa bien poco el perjuicio o el beneficio que
pueda reportarme lo que hago o lo que digo”.34
Bibliográfica
Electrónica
34
Juana Belén Gutiérrez de Mendoza, El desmonte, apud Cristina Devereaux,
op. cit., p. 132.
Pr i m er Congr eso Fe m i n ista
de M é x ico:
los pr i m eros pa sos h aci a l a conqu ista
del su fr agio fem en ino
*
Profesora-investigadora de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo.
Pertenece al Sistema Nacional de Investigadores.
1
Celia Amorós, “El punto de vista feminista como crítica”, en Carmen Ber-
nabé (dir.), Cambio de paradigma, género y eclesiología, p. 22.
245
246 Pr i m er Congreso Fe m i ni s ta de M é xico Ros a Ma ría Va lles Ru iz 247
Álamo, “nombra, hace visible y pública la opresión de las mu- prácticamente no abordó el tema de la mujer, aunque es
jeres que tradicionalmente silenciadas y esclavizadas en el es- evidente que ese evento histórico sirvió como catalizador
pacio privado de lo doméstico, han vivido sin ningún tipo de hacia el objetivo de su emancipación. Se afirma que úni-
reconocimiento”.2 camente Condorcet y Seyès se atrevieron a pedir la eman-
Otras estudiosas del feminismo, como Cecilia Lagunas,3 cipación doméstica y política de la población femenina.
comparan la teoría feminista con la marxista ya que esta última “Aunque quedaron arrollados por la elocuencia de Mira-
puso de manifiesto la existencia de clases sociales y estructuras beau, Danton y Robespierre, que si no mantenían el ab-
económicas que tradujo en conceptos que permitieron el aná- surdo criterio de Metelo, no estaban lejos del salvajismo de
lisis de la situación del proletariado en el capitalismo. Asimis- Luis XI, que quiso matar a su primera hija Juana de Valois,
mo, el feminismo ha acuñado sus propios conceptos: género, cuando se la presentaron alegremente sus cortesanos, por
violencia de género, patriarcado, etc., con la finalidad de crear el crimen de no nacer varón.”7
herramientas de análisis que visibilicen las relaciones de poder b) Moderno. Se desarrolla a partir de la organización de la
que colocan a las mujeres en una situación subordinada con Sociedad de Mujeres Republicanas Revolucionarias, bajo
respecto a los hombres,4 en todos los ámbitos de lo social, la dirección de Olimpia de Gouges, quien escribió en
entre ellos la historia. 1791 la Declaración de los Derechos de la Mujer, e incluye a
Pese a cualquier discrepancia, según Samara de las Heras, Mary Wollstonecraft (1759-1797), autora de Vindicación
los feminismos coinciden en el uso de nuevos métodos de aná- de los derechos de la mujer, y a Flora Tristán (1803-1844),
lisis para recuperar la memoria histórica de las mujeres. 5 quien escribió Peregrinaciones de una paria. De Gouges
Para Ana de Miguel Álvarez, citada por esta misma autora,6 denunciaba en su célebre texto que los derechos naturales
es preciso señalar que no existe un solo feminismo sino diver- de la mujer “estaban limitados por la tiranía del hombre”.
sos tipos de feminismo, los cuales pueden ubicarse histórica- Su “osadía” provocó que fuera llevada a la guillotina por el
mente de la siguiente manera: gobierno de Robespierre.
a) Premoderno. Abarca desde el esclavismo hasta el inicio
del capitalismo y la irrupción en 1789 de la Revolución Al feminismo moderno se le clasifica como decimonónico
Francesa, pese a que este paradigmático movimiento social y da paso a un tercer tipo:
2
Dácil Álamo Santana, reseña de “Teoría feminista: de la Ilustración a la glo-
balización” de Celia Amorós y Ana de Miguel Álvarez (eds.), Empiria. Re- c) Feminismo socialista utópico. Se establece con toda am-
vista de Metodología de las Ciencias Sociales, Madrid, España, UNED, núm.
15, p. 188, enero a junio de 2008.
plitud en el siglo XIX, “siglo de los grandes movimientos
3
Cecilia Lagunas, “Historia y género. Algunas consideraciones sobre la histo- sociales emancipatorios [en los que] el feminismo aparece
riografía feminista”, La Aljaba. Revista de Estudios de la Mujer, Argentina, […] [con] carácter internacional, con una identidad au-
UNLPam/UNLu/UNCo, segunda época, vol. 1, pp. 27-33, 1996.
4
Ibidem, p. 2. tónoma teórica y organizativa…”.8 En este siglo surgen
5
Samara de las Heras Aguilera, “Una aproximación a las teorías feministas”,
Universitas, Revista de Filosofía, Derecho y Política, Madrid, España, Institu-
to de Derechos Humanos “Bartolomé de las Casas”-UC3M, núm. 9, p. 46, 7
Ibidem.
enero de 2009. 8
Ana de Miguel, “Los feminismos a través de la historia”, apud Samara de las
6
Ibidem, pp. 47-48. Heras Aguilera, “Una aproximación…”, op. cit., p. 53.
248 Pr i m er Congreso Fe m i ni s ta de M é xico Ros a Ma ría Va lles Ru iz 249
defensoras del feminismo cuyo pensamiento trascendió en El actual enérgico movimiento de millones de mujeres proletarias
los movimientos sociales, políticos y teóricos ulteriores. que consideran su falta de derechos políticos como una flagrante
injusticia es señal infalible, señal de que las bases sociales del siste-
ma imperante están podridas y que sus días están contados… Lu-
Empero, fue en el siglo XVIII (1792) cuando apareció el
chando por el sufragio femenino, también apresuraremos la hora
libro de Mary Wollstonecraft, Vindicación de los derechos de
en que la actual sociedad caiga en ruinas bajo los martillazos del
la mujer. Rosa Cobo observa sobre este texto que “el tono proletariado revolucionario.12
apasionado y la convicción con que está escrito no deja im-
pasible a ningún lector, ni sobre todo, lectora”.9 Califica al Clara Zetkin, adscrita a la socialdemocracia alemana, hoy reco-
texto como “fundacional” del feminismo, “a partir del cual nocida como fundadora de la liberación femenina como mo-
será imposible contemplar feminismo e ilustración como dos vimiento obrero de masas (pues se vinculó con la revolución
discursos separados”.10 proletaria), fue además de teórica, la directora del periódico
Destaca el señalamiento de Wollstonecraft hecho a Rousseau femenino de mayor circulación entre las masas. Ella propuso
de que los rasgos de las mujeres del siglo XVIII no eran innatos en 1910, en la Conferencia de Mujeres de la Segunda Inter-
sino adquiridos socialmente. No se daba cuenta el filósofo, o nacional, la instauración del Día Internacional de la Mujer, el
no quería darse cuenta, acota Cobo, de “que desde que nacemos cual se celebró por primera vez en marzo de 1911. Bajo sus
nuestros gustos están socialmente dirigidos y que esta sociali- auspicios, en 1907 se efectuó la I Conferencia Internacional
zación conduce a las niñas a asumir valores y pautas de some- de Mujeres Socialistas. Esta organización llegó a agrupar 174
timiento a los varones. […] la educación de las niñas consiste 751 afiliadas en 1914.
en hacerlas dependientes y cuando esto se ha conseguido, Una de las tesis más interesantes de Zetkin consiste en que
se decreta que la dependencia es natural”.11 los intereses de las mujeres no son homogéneos, pues están en
Por su parte, Flora Tristán (1803-1844) vinculó las de- función de su pertenencia de clase, pensamiento aún vigente.
mandas de las mujeres con las luchas obreras. Fue la primera Alejandra Kollontai,13 al igual que Zetkin, estableció una
en convocar a una Internacional Obrera de hombres y mujeres. gran amistad con Luxemburgo. Kollontai es reconocida, sobre
Un año antes de su muerte, en 1844, publicó La Unión
Obrera, texto en donde se pronunció por la igualdad absoluta 12
Fragmento citado por Raya Dunayevskaya, “VIII. Rosa Luxemburgo como
feminista; ruptura con Jogiches”, en Dick Howard (ed.), Selected Political
del hombre y la mujer. Writings of Rosa Luxemburg, Nueva York, Monthly Review Press, 1971, p.
Otro personaje del siglo fue Rosa Luxemburgo, pensadora 222, citado por Raya Dunayevskaya, Rosa Luxemburgo. La liberación feme-
de visión radical. Con motivo de la lucha por el sufragio feme- nina y la filosofía marxista de la Revolución, s.p.i., p. 133.
13
Inna Vasilikova, Revista Siempre!, núm. 1881, pp. 38-39, 122, 12 de julio
nino, expresó en 1912: de 1988. Alejandra Kollontai fue la primera embajadora de la Unión de Re-
públicas Socialistas Soviéticas (URSS) en México. Desempeñó este encargo
desde el 11 de noviembre de 1926 hasta el 30 de mayo de 1927, cuando
el presidente era Plutarco Elías Calles. En unos apuntes de su autoría dados
9
Rosa Cobo Bedia, “Mary Wollstonecraft: un caso de feminismo ilustrado”, a conocer por la periodista en la Revista Siempre!, Kollontai afirma que los
Revista española de investigaciones sociológicas, Madrid, España, núm. 48, p. Estados Unidos de América (EU) se ocupaban “demasiado” de su persona
214, 1989. e intentaban demostrar que la embajada de la URSS en México era “un foco
10
Ibidem. de propaganda comunista” y que el gobierno soviético había “recomendado
11
Ibidem, p. 215. una misión especial a una mujer ‘cruel e inmoral’: implantar el comunismo
250 Pr i m er Congreso Fe m i ni s ta de M é xico Ros a Ma ría Va lles Ru iz 251
todo, por hablar de “la mujer moderna”,14 a la que denomina clubes políticos, organizaciones creadas inicialmente con el
“la mujer célibe”. Este tipo de mujeres “han dejado de ser un objetivo de criticar la dictadura de Porfirio Díaz y de militan-
simple reflejo del varón. Se presentan a la vida con exigencias cia antirreeleccionista. “El estudio de los problemas sociales,
propias, heroínas que afirman su personalidad, heroínas que políticos y económicos del país fueron el fermento de lo que
protestan de la servidumbre de la mujer dentro del estado, en posteriormente constituirían las propuestas más avanzadas de
el seno de la familia, en la sociedad, heroínas que saben luchar la época.”16
por sus derechos”.15 Para Gabriela Cano, “el vocablo feminismo empezó a uti-
Kollontai se refería a todas las mujeres independientes que lizarse en México en los últimos años del siglo XIX; para prin-
se manejaban en distintos espacios laborales como obreras, cipios del XX el término se había vuelto de uso común en los
oficinistas, estudiantes y científicas. “La mujer moderna” se medios cultos de la capital del país”.17 En esa época, precisa
oponía a la mujer sojuzgada, oprimida. Delia Selene de Dios:
El movimiento estadounidense en el siglo XIX se caracteri-
zó por abogar en favor de la igualdad de derechos en el terreno El feminismo reivindicaba la igualdad entre los sexos en lo relativo
profesional, la equidad en las responsabilidades ante los hijos a la capacidad intelectual y a los derechos educativos de hombres y
y la necesidad de “una enseñanza igual para niños y niñas”. Es mujeres y, al mismo tiempo, propugnaba por la valoración de una
también en esa etapa cuando se relacionan las interinfluencias serie de atributos subjetivos considerados característicos del sexo
femenino: la capacidad emocional, la dulzura y superioridad moral,
de las esferas pública y privada y su impacto en la familia.
entre otros. Se consideraba, dentro del pensamiento liberal, que
Como se advierte en el esbozo anterior, el feminismo y la
la educación laica y racional de las mujeres era un camino para la
aplicación de sus pilares teóricos están relacionados íntima-
dignificación de su papel de esposa y madre, ampliando su influen-
mente con personajes paradigmáticos y determinados movi-
cia en la familia y ciertos márgenes de su autonomía individual. La
mientos sociales e históricos. participación política femenina ocupaba un lugar secundario, sólo
posible a realizarse en un largo plazo.18
Acción e ide a s fem inista s en M éx ico
La Revolución Mexicana trajo también lo que puede llamarse
Las ideas de los y las pensadoras arriba mencionados per- “los feminismos mexicanos”. Las luchas de las mujeres tuvie-
mearon el pensamiento de hombres y mujeres de las clases ron un denominador común: el derrocamiento de la dictadura
medias y altas de México que conocían y discutían los tex- de Porfirio Díaz. Aunque no todas coincidieron en el camino
tos políticos europeos y norteamericanos en los conocidos a seguir.
en México, y por extensión, en todo el Continente Americano”. En sus Grosso modo, se puede ubicar la lucha de las mujeres por
apuntes se refiere sobre todo al conflicto petrolero con EU y la Rebelión conquistar sus derechos, concretamente en el ámbito político,
Cristera. No aborda la situación de las mujeres en México. por filiación ideológica. Las hubo reyistas, es decir, seguido-
14
Se estima que la feminista mexicana Hermila Galindo tomó de Kollontai
el término de “la mujer moderna” para nombrar el semanario que fundó y 16
Rosa María Valles Ruiz, 1916. Segundo Congreso Feminista de México: cróni-
dirigió desde 1915 hasta 1919. ca centenaria, p. 15.
15
Alexandra Kollontai, La mujer nueva y la moral sexual, apud Ana de Miguel 17
Gabriela Cano, “Más de un siglo de feminismo en México”, Debate feminis-
Álvarez, “Alejandra Kollontai” [en línea], Estudios de la mujer’s Blog, 2015, ta, año 7, vol. 14, p. 345, octubre de 1996.
<www.estudiosdelamujer.wordpress.com>, [22.10.2015]. 18
Delia Selene de Dios, apud Rosa María Valles Ruiz, op. cit., p. 15.
252 Pr i m er Congreso Fe m i ni s ta de M é xico Ros a Ma ría Va lles Ru iz 253
rales de la época, así su visión y proyecto político les permitió para la Vivienda de los Trabajadores (Infonavit). El encuentro
vislumbrar la necesidad de agrupar a las mujeres como fuerza se efectuó en el teatro Peón Contreras de la ciudad de Mérida
social en torno al Estado surgido de la Revolución”.24 y constituyó el Segundo Congreso Feminista de América Lati-
Para Foppa, las motivaciones de Alvarado para convocar a na, ya que en 1910 se había realizado el primero en Buenos Ai-
un congreso feminista radican, “probablemente”, en la influen- res, Argentina. Alaíde Foppa anota que la inauguración debía
cia del pensamiento feminista “expresado en los congresos so- ser el 17 de diciembre de 1915, pero se pospuso para el 13 de
cialistas de Europa desde la segunda mitad del siglo pasado y enero de 1916 con algunas modificaciones como la sustitución
por el conocimiento de lo que pasaba en los Estados Unidos”.25 de “mujeres” por “señoras y señoritas”, aun cuando la temática
Alvarado ha sido estudiado por diversos analistas,26 quie- permaneció inalterada.29
nes coinciden en señalar que el general, de origen sinaloense, Desde la convocatoria, el gobernador Alvarado calificaba
poseía una ilustración social de mayor alcance que los gene- como “error social” educar a la mujer para una sociedad “que
rales de la época cercanos a Venustiano Carranza. A decir de ya no existía, habituándola a que, como en la antigüedad, per-
Diego Valadés: maneciera recluida en el hogar, el cual sólo abandonaba para
asistir a los saraos y fiestas religiosas”.30
Alvarado llevaba en las alforjas un considerable acopio de conoci- Para poder formar generaciones libres y fuertes, agrega-
mientos políticos, económicos y sociológicos. Contra lo que pu- ba, era necesario que la mujer obtuviera un estado jurídico
diera pensarse de un hombre que ostenta el generalato, símbolo que la enalteciera y una educación que le permitiera vivir con
guerrero no siempre identificado con el culto al pensamiento, por independencia. Hablaba en favor de la revolución constitucio-
lo menos en México, y pese a provenir de un estado de la república nalista que había permitido que la mujer tuviera derechos que
(Sinaloa) tampoco muy caracterizado por sus aportaciones al saber,
antes no tenía, como los derivados del divorcio absoluto.
aunque sí muy identificado con la tradición funcional democrática
Se estima que el Congreso impulsado por Salvador Alva-
de Estados Unidos, Alvarado conoció las características más sobre-
rado tuvo sus raíces en los congresos socialistas de Erfurt y
salientes de las ideologías coetáneas.27
Gante, efectuados en 1891 y 1893, respectivamente, en los
Al Congreso asistieron 617 mujeres de diversas clases sociales cuales “se había aprobado la abolición de todas las leyes jurídi-
y de varias entidades del país, según se afirma en las memorias cas existentes que deprimieran a la mujer”.31
sobre el evento, editadas28 en 1975 por el Instituto Nacional Asimismo, se atribuye el avance del movimiento feminista
mexicano a los esfuerzos que en favor del sufragio se reali-
24
Alaíde Foppa, op. cit., p. 55. zaban en Estados Unidos de América y a la propia encíclica
25
Ibidem. Rerum Novarum “que favorecía una tutela jurídica para el tra-
26
Vid. Diego Valadés, “Ideas políticas y sociales de Salvador Alvarado”, Re-
vista de Historia Moderna y Contemporánea de México, México, UNAM-IIH, bajo de la mujer”.32
vol. 5, pp. 109-118, 1976; Álvaro Matute, “Francisco José Paoli, Yucatán En la convocatoria, el gobernador Alvarado presentaba cin-
y los orígenes del nuevo Estado mexicano. Gobierno de Salvador Alvarado,
co temas en forma de preguntas para abordarse en el Congreso,
1915-1918”, Estudios de Historia Moderna y Contemporánea de México, Mé-
xico, UNAM, vol. 11, pp. 274-276, 1988. 29
Alaíde Foppa, op. cit., p. 57.
27
Diego Valadés, “Ideas políticas y sociales de Salvador Alvarado”, op. cit., p. 30
Jesús Silva Herzog, Breve historia de la Revolución Mexicana, pp. 280-287.
110. 31
1916. Primer Congreso Feminista de México, op. cit., p. VII.
28
1916. Primer Congreso Feminista de México, p. VII. 32
Ibidem.
256 Pr i m er Congreso Fe m i ni s ta de M é xico Ros a Ma ría Va lles Ru iz 257
entre ellas la siguiente: ¿cuáles son las funciones públicas que A pesar de los esfuerzos desarrollados “con toda energía”,
puede y debe desempeñar la mujer a fin de que no solamente Alvarado advertía: “Tenemos la resistencia de la reacción que
sea elemento dirigido sino también dirigente de la sociedad? se revuelve furiosa en su último reducto para contrarrestar la
Informaba que los gastos de viaje de las concurrentes se- obra revolucionaria, lanzando imposturas estúpidas y noticias
rían cubiertos por el estado de Yucatán y las resoluciones ten- fraguadas al calor de bastardas ambiciones, pero contra ellas
drían el carácter de proyectos que serían elevados a la categoría existe la hermosa realidad de los hechos que vienen a demos-
de leyes, previo estudio que de ellos hiciera el Departamento de trar lo contrario”.36
Legislación Social de la Secretaría General de Gobierno.33 El general Alvarado envió un telegrama a don Venustiano
Precisa también que los apoyos consistirían en boleto de tren Carranza, el 15 de enero de 1916, en el cual le expresaba:
gratis, para quienes necesitaran el transporte, licencia para au-
sentarse de su trabajo (para las yucatecas) y ocho pesos diarios Tengo el honor de poner en conocimiento de usted que en estos
de viáticos. momentos se está celebrando el Primer Congreso Feminista que
El teatro Peón Contreras recibió a las congresistas de todo se reúne en la República Mexicana con un número de 700 [sic]
Yucatán ataviadas, registra Aurora Cortina G. Quijano, “con her- congresistas. Se discutió entre la concurrencia de una manera ve-
hemente los medios más adecuados para la desfanatización de la
mosos huipiles y joyas de oro, algunas; otras, con vestidos de
mujer y su mejoramiento social. Discursos vibrantes se han pro-
lino y algodón en colores claros, impecablemente almidonados”.
nunciado estando animados de un gran entusiasmo. Me permito
Todas ellas, opina, “pasajeras de un tranvía llamado deseo”.34
manifestar que éste es un nuevo triunfo de la revolución. Hace un
El 12 de enero, el gobernante yucateco Salvador Alvarado
año, a nuestra llegada, apenas, se veía solas a las mujeres. La aristo-
escribió a Hermila Galindo felicitándola “por los muy buenos cracia anunció de antemano que el Congreso fracasaría y la realidad
servicios que está prestando a la causa, ya en su acreditado sema- ha sido deslumbradora. Oportunamente anunciaré el resultado del
nario, ya como propagandista”. Y de manera enfática agregaba: Congreso. Salúdolo atentamente.37
resultado, afirmaba, es una “hipertrofia” de vida intelectual y a la degeneración de la raza, porque esa mujer linfática, nervio-
espiritual que la hace, y es, más accesible a todas las creencias sa y tímida no puede dar hijos vigorosos a la patria.40
religiosas; su cabeza ofrece un terreno fecundo a todas las Se pronunciaba claramente por el conocimiento sexual.
charlatanerías religiosas y de otro género y es materia dis- Aludía a pensadores famosos como Mailander, quien afirma-
puesta para todas las reacciones. ba que el punto esencial de la vida humana residía en el ins-
Galindo se lanzó contra las mojigaterías de entonces que tinto sexual, único que aseguraba al individuo la vida, que es
impedían a las féminas conocer sus características como mu- lo que más se amaba. Y señalaba que el ser humano a nada
jeres y en qué consistía el instinto sexual. Para ella, toda esa concede tanta importancia como a las cosas del amor, no fija
ignorancia explicaba “los casos de pasiones enigmáticas, las ni concentra toda la intensidad de su voluntad de modo tan
princesas que corrían la suerte de artistas trashumantes, las vír- notable en cosa alguna como en el cumplimiento del acto
genes de aristocrático abolengo que abandonaban su patria, sexual. Hermila se refería también a Buda, personaje que sos-
hogar, familia, religión, sociedad, pasado, presente y porvenir, tenía que el instinto sexual era más agudo que el aguijón con
por caer en brazos de quienes las cautivaban sin importar su el que se domaba a los elefantes salvajes y más ardiente que
condición social: aventureros o místicos, millonarios o bandi- la llama. Es, consideraba, “como dardo clavado en el espíritu
dos, titanes o funámbulos”.38 del hombre”.41
La audiencia, escribe Rosa María Valles, escuchaba el texto Pero el instinto sexual, advertía Hermila, no tiene iguales
escrito por Hermila con sentimientos encontrados. Para unas consecuencias para el hombre que para la mujer. En tanto
era inconcebible el lenguaje que usaba aquella joven mujer; la mujer puede quedar marcada, el hombre es considerado
para otras, la admiración era evidente.39 El orador continuaba: “un calavera” agradable. Mientras las mujeres pueden que-
dar embarazadas, los hombres fundan orfanatorios y casas de
Un pudor mal entendido y añejas preocupaciones, —explicaba—, cuna, como artificioso expediente para eludir sus responsa-
privan a la mujer de conocimientos que le son no sólo útiles, sino bilidades.
indispensables, los cuales una vez generalizados, serían una coraza La tesis de Hermila de que el instinto sexual imperaba en
para las naturales exigencias del sexo: la fisiología y anatomía que la mujer, “avasallándola por completo”, causó gran revuelo.
pueden conceptuarse como protoplasmas de la ciencia médica Una profesora yucateca, Isolina Pérez, intentó que no se le-
que debieran ser familiares en las escuelas y colegios de enseñanza se-
yera el texto. “Protestó enérgicamente contra el trabajo […]
cundaria y que se reservan únicamente a quienes abrazan la medicina
y opinó enfáticamente que se debía destruir.” La presidenta
como profesión.
del Congreso, Consuelo Zavala, afirmó que la voluntad del
Congreso era que se rechazara el trabajo “y se debe rechazar
También pedía se orientara a la mujer en cuidados higiénicos
porque así lo quiere la soberanía de este cuerpo”.42
desconocidos en la mayoría de las familias y aún ignorados
Sin embargo, Candelaria Ruz, otra congresista, se levantó
intencionalmente, recalcaba, con el absurdo pretexto de “no
de su asiento y afirmó: “Es falso que la protesta contra la Srita.
abrir los ojos a las niñas”. Las madres que tal hacen contribuyen
40
1916. Primer Congreso Feminista, op. cit.
38
Rosa María Valles Ruiz, op. cit., p. 78. 41
Ibidem, p. 42.
39
Ibidem, p. 79. 42
Ibidem, p. 43.
260 Pr i m er Congreso Fe m i ni s ta de M é xico Ros a Ma ría Va lles Ru iz 261
Galindo haya sido un movimiento espontáneo del Congreso. del voto femenino. Entre las que tomaban la palabra, había di-
La protesta se ha meditado y se ha llevado a cabo con astucia. ferentes posturas. Destacaron varias, entre ellas las de Amparo
Una comisión de la Directiva ha ido de palco en palco y de Machín, Lola Puerto, Francisca Ascanio y Hermila Galindo.
luneta en luneta haciendo su propaganda y he allí cómo se ha Una de las más combativas, Francisca Ascanio, yucateca,
urdido el enredo”.43 tuvo que hacer frente a la idea muy propalada en aquel enton-
Otra congresista, Francisca Ascanio, propuso “no rechazar ces de que como el cerebro de la mujer era más pequeño, sus
de plano” el trabajo de Hermila Galindo, sino nombrar una ideas también eran cortas.
comisión para estudiarlo y emitir un dictamen. Por su parte, El tamaño del cerebro, se pensaba, estaba en relación con
Consuelo Zavala le contestó que estaba en un error porque el peso del cuerpo del individuo, de forma que el de la mujer
sólo estaban sujetos a dictamen los trabajos en que se absolvie- era en la mayoría de los casos menos pesado que el del hombre,
ran los temas motivo del Congreso. En todo caso, reitero, se aclaró Ascanio. Empero, advirtió, “la inteligencia depende de
leyó el trabajo de Galindo porque provenía del Departamento la rapidez y extensión de los actos de la memoria asociativa y
de Educación. ésta a su vez de la complicidad de los centros nerviosos. Una
Isolina Pérez aclaró que su desagrado “tal vez” había sido mujer puede ser de igual talento que el hombre o superior, se-
imprudente pero tuvo que hacer lo que hizo porque respondía gún se encuentre desarrollado su cerebro, pues si éste ha sido
a una voz general. En todo caso, anotó, no le gustó “la forma fabricado con buenos materiales marchará, aunque pequeño,
del texto de Galindo”. Y advirtió que protestaría por ese tra- con la misma celeridad y precisión que el grande”.46
bajo “ante el Congreso, ante el Gral. Alvarado, ante el Primer Ascanio ponía un ejemplo: un reloj de maquinaria grande y
Jefe, y ante el mundo entero”.44 otro de maquinaria pequeña, fabricados los dos con excelentes
materiales, apuntarán las horas con la misma precisión, pero si
El su fr agio fem enino: el grande fuese de calidad inferior tendrá que ser malo a pesar
u n tem a espinoso de ser mayor. El cerebro del novelista ruso Rugeneff pesaba
dos mil 12 gramos y el del político francés Gambetta sólo pesa-
Uno de los puntos centrales del Primer Congreso fue el sufra- ba mil 160 gramos y ambos eran importantes. Por lo tanto, la
gio femenino, pero no hubo unanimidad ni consenso en torno inteligencia no dependía del peso de la masa cerebral sino del
al tema. Es probable que el Constituyente de 1917 conside- material. Las diferencias eran de índole social y educativa. Si la
rara, por lo anterior, que incluso las propias mujeres aún no mujer no había figurado sino en casos excepcionales era, por
estaban de acuerdo al respecto.45 una parte, porque no se le había permitido tener una buena
Una revisión cuidadosa de aquel primer congreso hace educación, y por otra, por el estado de subyugación en el cual
ver las enormes dificultades para que las mujeres participantes había vivido, pues se le aplicaban las leyes con el mismo rigor
acordaran la inclusión del sufragio en la agenda del mismo. que a los hombres sin haberlas hecho: en la casa estaba bajo el
Hubo incluso una protesta firmada por 31 mujeres en contra dominio de sus mayores y en el matrimonio bajo el dominio de
su esposo como una menor y, a veces, hasta como esclava.
43
Ibidem, p. 71.
44
Ibidem, pp. 76-77. 46
1916. Primer Congreso Feminista, op. cit., p. 37. Vid. Rosa María Valles Ruiz,
45
Rosa María Valles Ruiz, op. cit., p. 82. op. cit., pp. 82-84.
262 Pr i m er Congreso Fe m i ni s ta de M é xico Ros a Ma ría Va lles Ru iz 263
Otra yucateca, Lola Puerto, afirmaba que la mujer en el Hubo también un enérgico debate entre la contradicción
estado actual de cultura en el cual se encontraba sólo podía sobre por qué los hombres ejercían todos sus derechos políti-
desempeñar cargos que no tuvieran una alta potencia mental, cos así fueran o no instruidos. “Precisamente por no ser prepa-
como los de educadora, concejal e inspectora o vigilante del rados fracasan y las mujeres no queremos fracasar como ellos
cumplimiento de las leyes. dijo Amparo Machín. Dejemos los derechos políticos para las
Hubo una discusión entre Lola Puerto y Ascanio. La pri- mujeres de mañana.”50
mera decía que la mujer actual no podía legislar en tanto que La reacción de Francisca Ascanio fue contundente: “Ma-
Ascanio sostenía: “Necesitamos educación y práctica. Hasta ñana es palabra vaga”; preguntó entonces cuándo sería ese ma-
ahora hemos aprendido la educación cívica de memoria. Vaya- ñana y señaló que era necesario lanzar a las mujeres a la lucha
mos a la práctica y empecemos por los cargos municipales”.47 y comenzar por los cargos fáciles que eran los del municipio.
En ese primer congreso feminista hubo un forcejeo entre “No es necesaria la experiencia previa para entrar a las luchas
otras dos mujeres: Amparo Machín y Mercedes Betancourt. sufragistas, porque nunca la experiencia es previa y porque la
Machín sostenía que las casadas no podían trabajar porque no práctica se adquiere en la lucha.”51
les quedaría tiempo para educar a sus hijos, que las madres En el punto referente a la participación política de la mu-
eran madres y no pertenecían más que a sus niños y que si jer, en el Primer Congreso se propuso reformar la constitución
querían hacer de ellos hombres y mujeres fuertes, debían de- del estado “en el sentido de que toda mujer de veinte y un
dicarse exclusivamente a su educación. La señora Betancourt años o más [pudiera] desempeñar cargos concejiles” y adqui-
argumentaba que la mujer sólo se debía quedar en el hogar riera el derecho a votar y ser votada en elecciones municipales.
cuando tuviera un deber más alto que cumplir allí. Lo más im- Se propuso, asimismo, solicitar esas reformas a la Constitución
portante era la preparación de la mujer para que ésta no cayera general de la República “y las necesarias para llevar a cabo en
jamás en la desgracia, ya que muchas de éstas ocurrían por falta la particular del Estado, las contenidas en las propuestas ante-
de pan: de ahí nacía la inmoralidad y el abandono.48 riores”. Sin embargo, en las conclusiones del Congreso estas
Mercedes Betancourt insistía: al educar a la mujer ganaban propuestas no fueron incluidas y sólo se afirmó que debían
todos, incluido el esposo porque éste tendría una compañera abrirse a la mujer las puertas de todos los campos de acción en
inteligente, capaz de brindarle apoyo. Si se educaba a la mujer que el hombre libraba a diario la lucha por la vida, además
intelectualmente, los hijos encontrarían en su madre una guía, de que podría la mujer del porvenir desempeñar cualquier cargo
una amiga. La mujer sabría con talento y capacidad orientar público que no exigiera vigorosa constitución física, pues
a sus hijas, sería su confidente, la depositaria de sus ideas. No no habiendo diferencia alguna entre su estado intelectual y el
tendrían sus hijas confidentes que pudieran pervertirles el co- del hombre, era tan capaz como éste de ser elemento dirigente
razón. Sabría educar si se le había preparado para la vida y si de la sociedad.52
perdía a su marido, sería fuerte.49
50
Ibidem.
51
Enriqueta Tuñón Pablos, “La incorporación de las mujeres a la vida política
47
Rosa María Valles Ruiz, op. cit., p. 83. nacional”, en Avances de la perspectiva de género en las acciones legislativas.
48
Ibidem. Compendio, p. 23.
49
Ibidem. 52
1916. Primer Congreso Feminista, op. cit., pp. 129-131.
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Los der echos de l a s muj er e s
en M é x ico, br ev e r ecor r ido
*
Profesora-investigadora de la UAM-Xochimilco y ENAH. Este trabajo se basa
en la ponencia presentada en marzo de 2015 en la mesa “Los Derechos de
las Mujeres en México” organizada por el INEHRM.
1
Vid. Patricia Galeana, “Un recorrido histórico por la Revolución de las Mu-
jeres en México”, en Patricia Galeana (coord.), La Revolución de las Mujeres
en México, México, INEHRM, 2014.
269
270 L os de r ec hos de l as m uje re s e n Mé xico Roxa na Rodr ígu ez Br avo 271
el gobierno, encabezado por Adolfo Ruiz Cortines, concedió el ciaron las injusticias del gobierno y llamaron a la rebelión.
sufragio universal a las mujeres y, con ello, su calidad de Otras mujeres participaron en grupos antiporfiristas de filia-
ciudadanas. ción magonista y existieron las que apoyaron la candidatura
Desde el periodo del Porfiriato se encuentran escritoras a la presidencia de Francisco I. Madero en 1908.4 En 1910
que combatían al régimen y pedían derechos para las muje- se integró en la capital del país el Club Hijas de Cuauhtémoc
res; entre ellas se puede mencionar a Juana Belén Gutiérrez bajo la dirección de Dolores Jiménez, cuyo objetivo princi-
de Mendoza2 y Dolores Jiménez y Muro,3 quienes denun- pal fue responder al llamado antirreeleccionista y oponerse al
2
Cfr. Aurora Tovar Ramírez, Mil quinientas mujeres en nuestra memoria gobierno de Díaz.5
colectiva. Catálogo biográfico de mujeres en México, pp. 244-245. Juana Be- En lo que concierne a la demanda directa por el sufragio
lén Gutiérrez de Mendoza nació en 1857 en Durango. Pertenecía a una
femenino, desde 1916 Hermila Galindo,6 secretaria particular
familia de escasos recursos económicos por lo que casi no tuvo instrucción
formal. Sin embargo, Juana Belén fue autodidacta; leyó textos de Bakunin cipó en la redacción del Plan de Tacubaya donde se exigía la devolución
y Kropotkin, lo que sustentó mucho de su pensamiento anarcosindicalista de las tierras a los campesinos y aumento salarial a los trabajadores. Al
posterior. Se inició en el periodismo político a los 22 años al mismo tiempo igual que Juana Belén, se incorporó al zapatismo y elaboró el prólogo del
que frecuentaba el círculo liberal de los hermanos Flores Magón, el cual Plan de Ayala. Tras el término de la Revolución ocupó varios cargos en el
tenía como uno de sus objetivos derrocar al gobierno porfirista. Durante gobierno en la Secretaría de Educación Pública y se dedicó a escribir na-
esos años también se unió al Partido Liberal Mexicano (PLM). Juana Belén rrativa y poesía. Murió en 1925. Vid. Oresta López, “Las maestras en la
participó con columnas incendiarias en El hijo del Ahuizote y Diario del historia de la educación en México: contribuciones para hacerlas visibles”
Hogar. En busca de su anhelo por la libertad de prensa, en 1901 compró [en línea], Revista electrónica Sinéctica, Guadalajara, ITESO, núm. 28,
lo necesario para una imprenta y así surgió Vésper, una publicación que pp. 4-16, febrero a julio de 2006, <http://www.redalyc.org/articulo.
denunció los abusos porfiristas. El gobierno de Díaz clausuró la imprenta, oa?id=99815917002>, [16.10.2015].
pero ella logró escaparse. En 1903 firmó el Manifiesto del Club Liberal 4
Vid. Gabriela Cano, “Más de un siglo de feminismo en México”, Debate
Ponciano Arriaga. El documento pedía libertad a los presos políticos y li- Feminista, México vol. 14, pp. 345-360, octubre de 1996; y Martha Eva
bertad de sufragio. A su salida se separó por un tiempo de la arena política Rocha, “Feminismo y Revolución”, en Ana Lau Jaiven y Gisela Espinosa, Un
y regresó en 1907 para fundar el grupo Hijas de Cuauhtémoc, una orga- fantasma recorre el siglo. Luchas feministas en México (1919-1920), pp. 25-58.
nización que reunía a trescientas mujeres que tenían entre sus demandas 5
Ibidem, p. 28.
el mejoramiento de las condiciones de trabajo para las mujeres. Al subir 6
Vid. Laura Orellana Trinidad, Hermila Galindo, una mujer moderna, pas-
Madero al poder en 1910 se trasladó a Morelos, donde participó en la sim; Rosa María Valles Ruiz, Sol de libertad. Hermila Galindo: feminista,
elaboración del Plan de Ayala y Zapata la nombró coronela. Una vez ter- constitucionalista y primera censora legislativa de México, passim; y Rosa Ma-
minada la Revolución colaboró con Vicente Lombardo Toledano en su gu- ría Valles Ruiz, “Hermila Galindo: ideas y acción de una feminista ilustrada”,
bernatura en Puebla y desde 1922 militó en el Partido Comunista. Juana Ciencia Universitaria, passim. Hermila Galindo nació en 1886 en Duran-
Belén estuvo inmersa en la vida política del país hasta su muerte; asimismo go. Realizó sus estudios primarios en su tierra natal y estudió una carrera
siguió escribiendo y publicando semanarios. Vid. Ana Lau Jaiven, “Una corta en la Escuela Industrial de Señoritas donde aprendió mecanografía,
vida singular: Juana Belén Gutiérrez de Mendoza”, Sólo Historia, México, teneduría de libros, español e inglés. Comenzó a trabajar a los trece años
INEHRM, núm. 8, pp. 9-14, abril a junio de 2000. enseñando taquimecanografía en escuelas de Gómez Palacios, Durango, y
3
Vid. Oresta López, “Las maestras en la historia de la educación en Mé- Torreón, Coahuila, ciudad esta última donde en marzo de 1909, durante
xico: contribuciones para hacerlas visibles” [en línea], Revista electró- la celebración del natalicio de Benito Juárez, un abogado de nombre Fran-
nica Sinéctica, Guadalajara, ITESO, núm. 28, pp. 4-16, febrero a julio cisco Martínez Ortiz pronunció un discurso donde alababa a Juárez, pero
de 2006, <http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=99815917002>, también denunciaba el régimen de Porfirio Díaz. El presidente municipal de
[16.10.2015]. Dolores Jiménez y Muro nació en Aguascalientes, Aguas- Torreón ocultó el discurso para que no se difundiera, pero no contó con que
calientes, en 1850. Fue escritora, periodista y combatiente activa durante Galindo tomó en taquigrafía los dichos del abogado y a través de esta trans-
la Revolución Mexicana. A temprana edad se asentó en San Luis Potosí cripción sus palabras se conocieron en varios lugares de Durango y Coahuila.
donde colaboró en publicaciones como La Esmeralda y La Sombra de Martínez Ortiz le ofreció trabajo como taquimecanógrafa y ella aceptó. Al
Zaragoza. Al igual que Juana Belén militó en el Partido Liberal Mexicano poco tiempo varios liberales, entre ellos el hijo de Benito Juárez, visitaron
y en 1910 se incorporó al grupo Hijas de Cuauhtémoc. En 1911 parti- Torreón y al ver las cualidades de Galindo la iniciaron en instrucción políti-
272 Los de r echos de l as m uje re s e n M é xico Roxa na Rodr ígu ez Br avo 273
de Venustiano Carranza, envió al constituyente un escrito en res abandonar el hogar a partir de los 21 años y que los padres
el que solicitaba los derechos políticos para las mujeres. Sin consintieran a las hijas buscar trabajo.10
embargo, los acontecimientos políticos que se suscitaron y el La iniciativa de realizar este Congreso, de acuerdo con
asesinato de Carranza en 1920 hicieron que la propuesta se Macías,11 Peniche12 y Orellana,13 fue de Salvador Alvarado, sin
desechara.7 Galindo también tuvo una participación activa en embargo, existen divergencias en las autoras con respecto al
el Segundo Congreso Feminista Mexicano celebrado en 1916 peso de los diferentes actores sociales en el desarrollo del evento.
en Mérida, Yucatán, y auspiciado por el gobernador militar de Macías atribuye toda la responsabilidad a Alvarado, mientras
este estado, Salvador Alvarado (1915-1918).8 que Orellana lo pone en Hermila Galindo. Por otro lado,
Desde el principio de su administración, Alvarado consi- Peniche menciona que Alvarado también tenía como objeti-
deró que se debía impulsar a las mujeres a que fueran inde- vo, además de conocer el panorama de las mujeres yucatecas,
pendientes económicamente hablando, de esta forma, integró sopesar sus opciones políticas en caso de su propia elección
en su gobierno a varias mujeres calificadas. Para alentarlas a constitucional.14
trabajar fuera de casa reformó el Código Civil que antes es- Entre el 13 y el 16 de enero de 1916 se reunieron alrede-
pecificaba que las mujeres no podían dejar el hogar familiar a dor de 610 delegadas del estado de Yucatán. La conferencia
menos que se casaran o al cumplir los treinta años.9 La Ley Fe- inaugural fue impartida por Galindo, quien mencionó que las
minista, como fue conocida esta reforma, permitía a las muje- mujeres tenían impulsos sexuales tan fuertes como los de los
hombres y que por lo tanto debían tener el derecho a clases
ca. Conoció así las teorías feministas de August Bebel, quien postulaba un de anatomía, fisiología e higiene para controlar sus cuerpos.
feminismo socialista. Más tarde se hizo maderista y se unió a distintos grupos
antiporfiristas. Galindo se mudó de Torreón a la ciudad de Durango donde Una de las demandas principales del Congreso se centró en el
conoció a Eduardo Hay, colaborador de Madero en la ciudad de México. derecho a la educación universal, primaria y laica; se puso de
Tras el asesinato de este último, se quedó en la ciudad de México donde se
manifiesto que por aquellos años solamente 20 por ciento de
empleó como profesora de taquimecanografía en la escuela “Miguel Lerdo
de Tejada”. Durante este periodo se incorporó al club antirreeleccionista las mujeres yucatecas tenía acceso a la educación.15
Abraham González cuyos líderes la eligieron en 1914 para dar la bienveni- Aunque algunas asistentes al Congreso, como Elvia Ca-
da a Carranza a la ciudad de México. El discurso de la joven impresionó al
revolucionario, quien una vez en la presidencia la invitó a participar como
rrillo Puerto,16 hablaron acerca del derecho de las mujeres al
su colaboradora. Su puesto era secretaria encargada de la correspondencia
particular del jefe constitucionalista. Así, se transformó en propagandista 10
Vid., entre otros, Griselda Gutiérrez Castañeda, Feminismo en México, revi-
del régimen constitucionalista organizando clubes revolucionarios. En 1915 sión crítico histórica de un siglo que termina, México, UNAM, 2002, passim.
fundó la revista Mujer Moderna que tenía como objetivo la reivindicación 11
Ana Macías, op. cit.
del papel de las mujeres mexicanas. Un año después, participó en el Segundo 12
Piedad Peniche y Kathleen Martín, Dos mujeres fuera de serie. Elvia Carrillo
Congreso Feminista donde habló sobre sexualidad y el voto femenino. En Puerto y Felipa Poot, passim.
1917 se postuló como candidata para un distrito electoral de la ciudad de 13
Laura Orellana Trinidad, op. cit.
México, pero perdió la elección. El asesinato de Carranza en 1920 minó las 14
Martha Eva Rocha Islas, “Feminismo y Revolución”, en op. cit., p. 46.
actividades de esta mujer, pero siguió activa escribiendo y pintando. Vid. 15
Ana Macías, op. cit., pp. 56-57.
Laura Orellana Trinidad, op. cit., passim; y Rosa María Valles Ruiz, op. cit., 16
Vid., entre otros, Monique J., Lemaitre, Elvia Carrillo Puerto, la monja
passim. roja del Mayab, México, Ediciones Castillo, 1998. Elvia Carrillo Puerto
7
Enriqueta Tuñón Pablos, ¡Por fin… ya podemos elegir y ser electas!, p. 33. nació en Motul, Yucatán, en 1878. Durante su infancia, Elvia y su her-
8
Vid. Ana Macías, Contra viento y marea, el movimiento feminista en México mano Felipe se percataron de la situación de desigualdad y explotación
hasta 1940, passim. en que vivían los trabajadores de las haciendas henequeneras. Lo anterior
9
Ibidem, p. 90. sembró la inquietud política de los hermanos. Durante su educación pri-
274 Los de r ec hos de l as m uje re s e n M é xico Roxa na Rodr ígu ez Br avo 275
amor libre y otros derechos sexuales y reproductivos. El tema En el mismo Congreso Feminista de 1916 se abordó el
del congreso que más tuvo influencia en las políticas fue la tema del sufragio femenino para el estado de Yucatán. Sin
exigencia de reformar el Código Civil, lo cual tuvo efectos en embargo, solamente las yucatecas más radicales querían que
la Ley de Relaciones Familiares17 que el presidente Carranza se les diera el voto a las mujeres y sólo en las elecciones muni-
promulgó en abril de 1917. Ésta garantizaba los derechos de cipales. Algunas autoras como Ana Macías atribuyen lo ante-
las mujeres casadas respecto a: extender contratos, participar rior a las características de la política yucateca de ese entonces
en demandas legales, ser tutoras y tener los mismos derechos que estaba manejada totalmente por los caciques henequene-
que los hombres en la custodia de los hijos. También se les dio ros que entretejían un sinfín de abusos, fraudes y sobornos.
los mismos derechos que a los hombres para gastar los fondos Por lo anterior, pocas mujeres querían entrar a dicho juego
familiares, establecer demandas de paternidad y reconocer hi- político.19
jos ilegítimos.18 Aparte de la experiencia yucateca, durante los años veinte
y treinta las propuestas y luchas de distintos grupos de mujeres
maria, Elvia estuvo influida por una profesora de primaria que le propor-
mexicanas por obtener el sufragio femenino continuaron,20 sin
cionó textos de la revista La Siempreviva, la cual contenía extractos de embargo, los gobiernos siguieron sosteniendo que este dere-
autoras como Mary Wollstonecraft y Flora Tristán, mujeres que durante cho no convenía a los intereses de la familia y que los asuntos
el siglo XIX lucharon por los derechos de las mujeres. A los trece años de
edad, Elvia se casó con un hombre mucho mayor del que enviudó diez políticos no eran ni deberían ser asunto de las mujeres. De la
años después y tuvo un hijo. La viudez a una edad joven para la época misma forma, se consideraba que ellas no estaban suficiente-
le otorgó cierta libertad. Elvia se desempeñó como taquimecanógrafa y mente preparadas para las actividades políticas.
maestra; en 1909 se unió a la causa antirreeleccionista. En 1912 organi-
zó la Liga Feminista Campesina Rita Cetina. En 1915 conoció al gene- Por otro lado, como menciona Jocelyn Olcott, los dis-
ral Salvador Alvarado, quien había sido nombrado por Carranza como cursos de las sufragistas mexicanas abarcaban desde las que
gobernador de Yucatán. En 1916 tuvo una participación activa en el
esgrimieron argumentos liberales y constitucionalistas hasta
Congreso Feminista. En 1919 viajó por todo Yucatán organizando a las
mujeres dentro de las Ligas de Resistencia Feministas. Estas organizacio- las que prefirieron usar tácticas revolucionarias y de movili-
nes daban alfabetización a las mujeres mayas y se les instruía en higiene y zación de las masas.21 Se puede decir entonces, que los dis-
control de la natalidad. También fue propagandista de las ideas socialistas
de la época. Cuando su hermano Felipe fue nombrado gobernador de
cursos de las mujeres involucradas en las luchas por obtener
Yucatán en 1922, organizó la Liga Feminista Rita Cetina y se le otorgó el sufragio se aglutinaron en dos posturas: las que tenían una
una oficina en el edificio central del estado. En 1923 asistió al Congreso ideología revolucionaria y las que tenían una ideología con-
Panamericano de Mujeres donde demandó el voto femenino. Tras el ase-
sinato de su hermano Felipe, en 1924, y la caída del proyecto socialista servadora. Sin embargo, esto será matizado por las caracte-
yucateco, Elvia fue retirada de su puesto como diputada local y tuvo que rísticas de cada organización e incluso de cada sufragista. Del
exiliarse en la ciudad de México. La lucha de Elvia por la obtención del mismo modo, en algunos momentos, estas mujeres usaron
voto femenino continuó por décadas a través de la fundación de múltiples
organizaciones feministas. Su lucha la hizo vivir con grandes carencias discursos emanados de ambas posturas, por contradictorio
económicas pero logró presenciar el otorgamiento del derecho al voto a que parezca.
las mujeres mexicanas, en 1953. Murió en la ciudad de México en 1968
a la edad de noventa años.
17
Vid. Carmen Aída Bremauntz, “La mujer en la sociedad latinoamericana”, 19
Ibidem, p. 61.
en Patricia Galeana (comp.), Universitarias latinoamericanas. Liderazgo y 20
Vid., entre otros, Enriqueta Tuñón, op. cit.; Gisela Espinosa Damián y Ana
desarrollo, pp. 81-96. Lau Jaiven, op. cit.
18
Ana Macías, op. cit., p. 60. 21
Jocelyn Olcott, Revolutionary Women y Postrevolutionary Mexico, p. 160.
276 Los de r ec hos de l as m uje re s e n M é xico Roxa na Rodr ígu ez Br avo 277
Durante las décadas de los veinte y los treinta existieron otras Trentt, Julia Nava de Ruiz Sánchez,26 María del Refugio Gar-
organizaciones de mujeres que luchaban por obtener el voto cía27 y Eulalia Guzmán,28 entre otras.29
y derechos políticos para las mexicanas. Entre éstas se pueden Para investigadoras como Ana Macías, Ana Lau, Gabriela
mencionar al Consejo Feminista Mexicano (CFM, 1919-1925) Cano y Enriqueta Tuñón, los años treinta en México vieron
y el Frente Único Pro Derechos de la Mujer (FUPDM) que en 26
Julia Nava de Ruiz Sánchez nació en 1883 en Nuevo León. Estudió comercio
la década de los treinta estuvo encabezado por Esther Chapa.22 y taquimecanografía, y en 1917 asistió a la Escuela Normal. Desde 1909 rea-
El CFM tuvo propósitos eminentemente políticos que se centra- lizó actividades en contra del régimen porfirista junto con Dolores Jiménez y
Muro. También en ese mismo año formó parte del grupo antirreeleccionista
ban en los siguientes derechos: igualdad salarial, condiciones de Hijas de Cuauhtémoc. Al término de la Revolución dirigió la Escuela de Ense-
seguridad en el empleo, protección a la maternidad, formación ñanza Doméstica y fundó las carreras de Trabajo Social y Auxiliar de Enfermería.
Fue fundadora de otras organizaciones feministas como el Ateneo Mexicano de
de agrupaciones libertarias, dormitorios y comedores para tra-
Mujeres. Realizó también algunas publicaciones. Murió en 1964.
bajadoras, regeneración de prostitutas y otros puntos políticos 27
Verónica Oikión, “María del Refugio García, mujer y Revolución”,
sustantivos como fueron la igualdad de derechos ciudadanos Legajos, Boletín del Archivo General de la Nación, México, 7ª. épo-
ca, núm. 1, pp. 78-96, julio a septiembre de 2009. María del Refugio
y la reforma al Código Civil.23 Algunas mujeres destacadas del García (conocida como Cuca García) nació en Michoacán en 1889. Se
Consejo Feminista Mexicano24 fueron Elena Torres,25 Evelyn formó como maestra rural y desde muy joven se identificó con las ideas
del general Francisco J. Múgica, maderista y diputado constituyente.
Cuando Múgica fundó en 1917 el Partido Socialista Michoacano (PSM )
22
Vid. Esther Chapa, El derecho al voto para la mujer, México, FUPDM, 1936; se convirtió en una militante activa y recorrió la región oriente de Mi-
Enriqueta Tuñón, op. cit. Esther Chapa Tijerina nació en 1904 en Tamau- choacán. Múgica se postuló por el PSM a la gubernatura del estado pero
lipas. Estudió medicina en la Universidad Nacional. Pronto se incorporó a ésta le fue ganada de forma fraudulenta por Pascual Ortiz Rubio, quien
la Escuela de medicina para impartir la clase de microbiología, puesto que tenía todo el apoyo de Carranza. Tras la derrota, los miembros del PSM
ganó por un concurso de oposición con hombres médicos. Durante la dé- se refugiaron en la ciudad de México y Veracruz. Cuca García emigró
cada de los treinta encabezó el Frente Único Pro Derechos de la Mujer que a la capital del país en 1919 donde ocupó la dirección de la delegación
tenía la lucha por el sufragio femenino como su bandera principal. Esther del PSM . Para 1920 Múgica logró llegar a la gubernatura de Michoa-
Chapa tenía afiliación comunista, lo que la llevó a encabezar movimientos cán y emprendió varias reformas con sentido social, entre éstas llevó a
sindicales importantes y a formar el primer sindicato de cirujanos en México. cabo la construcción de varias escuelas modelo en los espacios rurales
Ocupó diversos cargos en la administración pública, como el de directora en donde García colaboró. Desde 1919 se unió a las filas del Partido
Nacional de Medicina Escolar y de Escuela Nacional de Enfermería. Su ac- Comunista Mexicano. Su labor feminista más destacada tuvo lugar en la
ción más destacada fue la fundación en 1954 de la Cárcel de Santa Martha década de los treinta y tuvo un papel muy significativo como delegada
para mujeres. Lo anterior lo llevó a cabo siendo la jefa de Prevención Social comunista en el Congreso Socialista Femenino celebrado en Pátzcuaro
de la Penitenciaría Federal. en 1934. Para 1938, al cambiar el partido oficial de Partido Nacional
23
Vid. Ana Lau Jaiven, “Mujeres, feminismo y sufragio en los años veinte”, Revolucionario (PNR ) a Partido de la Revolución Mexicana (PRM ), se
en Ana Lau y Gisela Espinosa, op. cit., pp. 61-91; Esperanza Tuñón Pa- integró como dirigente del Frente Único. En la década de los cuarenta
blos, Mujeres que se organizan: el Frente Único Pro Derechos de la Mujer, abandonó su militancia comunista, misma que había conjugado con su
1935-1938, México, UNAM/Miguel Ángel Porrúa, 1992; Enriqueta Tuñón participación en el partido de Estado.
Pablos, op. cit. 28
Eulalia Guzmán nació en Zacatecas en 1890. Obtuvo el título de maestra
24
Vid. Enriqueta Tuñón, “El Estado Mexicano y el sufragio femenino”, Di- normalista en 1910, maestría en filosofía en 1933 y la licenciatura en ar-
mensión Antropológica, vol. 25, pp. 143-161, mayo a agosto de 2002. queología en 1945. En 1906 se unió al grupo Admiradoras de Juárez al que
25
Elena Torres Cuéllar (1893-1970) fue una profesora oriunda de Guana- también pertenecía Hermila Galindo. En 1919 formó parte y llegó a dirigir
juato. En 1915 escribió varios artículos en contra del régimen porfirista el grupo Violetas del Anáhuac. Años más tarde, en 1929, formó junto con
con los seudónimos de Una guanajuatense y Violeta. En 1916 asistió al Rosario Castellanos un grupo de mujeres universitarias de la Facultad de
Primer Congreso Feminista en Yucatán. Más tarde se incorporó a la or- Filosofía de la Universidad.
ganización de Felipe Carrillo Puerto militando en el Partido Socialista de 29
Ana Lau Jaiven, “Mujeres, feminismo y sufragio en los años veinte”, en Ana
Yucatán. Lau Jaiven y Gisela Espinosa, op. cit., passim.
278 L os de r ec hos de l as m uje re s e n Mé xico Roxa na Rodr ígu ez Br avo 279
un auge de los movimientos feministas y de mujeres que se entró en vigor. Casi todas las investigadoras sobre el tema atri-
dieron a la lucha por la obtención de sus derechos políticos. buyen lo anterior al miedo de los diputados y gobernantes de
Así en 1935, con la participación mayoritaria de mujeres co- que dar el voto a las mujeres sería como dar entrada directa
munistas, se formó el Frente Único Pro Derechos de la Mu- a los sacerdotes católicos. De acuerdo con Esperanza Tuñón,
jer (FUPDM).30 En un inicio, su programa era muy amplio y “el temor gubernamental tenía una base real en el catolicismo
realizaba demandas por derechos socioeconómicos, demandas de la mujer mexicana […] y en la influencia que sobre ella te-
obreras y manifiestos contra el fascismo. Sin embargo, años nía la jerarquía eclesiástica”.34
más tarde, en 1937, la propuesta en la que se centraron fue el Ana Lau Jaiven apunta que una de las razones por las que
derecho al sufragio femenino. El FUPDM postuló para diputa- estas propuestas se desecharon fue porque el gobierno federal
das en 1937 a Refugio García y Soledad Orozco31 en distritos y varias organizaciones como la Confederación de Trabajado-
electorales de Michoacán y Tabasco. Lo anterior se debió a que res de México (CTM) temían que las mujeres votaran por la de-
anteriormente el PNR se desistió de respaldar su candidatura. recha.35 Los políticos no podían asegurar el rumbo que podía
Ambas aseguraron haber obtenido la mayoría, sin embargo, su tomar el voto de la población femenina en general.36 Además,
triunfo no fue reconocido ya que las mujeres no podían elegir como afirma Pablo Serrano, durante las décadas de los treinta
ni ser electas.32 Al término de la contienda Orozco mencionó y cuarenta la derecha incrementó su fuerza sociopolítica de-
lo siguiente: “Sabía yo que no llegaría a la Cámara, pero lo bido al grado de radicalidad que el quehacer político había
que quería era demostrar a todos los hombres, a esos reacios, tomado durante el gobierno de Cárdenas.37
ciegos, que creían incapaz a la mujer de emprender una cam- Tras esta derrota, los movimientos de mujeres, feministas
paña de esta naturaleza, quería demostrarles que era tan capaz y sufragistas, se fueron disminuyendo y debilitando hasta casi
o mejor que ellos mismos”.33 desaparecer de la escena política. De esta forma, la década de
En este marco, en el mismo 1937, el presidente Lázaro los cuarenta presentó poco interés por el asunto del voto fe-
Cárdenas envió una iniciativa al Congreso de la Unión que menino. Fue en 1946, durante el gobierno de Miguel Alemán
establecía los derechos ciudadanos de las mujeres mediante Valdés, que se otorgó a las mujeres el derecho al sufragio en las
la reforma al artículo 34 de la Constitución. La reforma fue elecciones municipales. Enriqueta Tuñón subraya que en ese
aprobada por ambas cámaras, de diputados y senadores. Sin año durante el mitin del candidato Alemán donde éste ofreció
embargo, al no ser publicada en el Diario Oficial, ésta nunca 34
Esperanza Tuñón, op. cit., p. 111.
30
Vid. Esperanza Tuñón Pablos, op. cit.; Esperanza Tuñón Pablos, “El Frente 35
Las divisiones políticas entre derecha e izquierda se remontan a la Asamblea
Único Pro Derechos de la Mujer en el Cardenismo”, en Ana Lau y Gisela Revolucionaria Francesa cuando se identificaba a los grupos de acuerdo con
Espinosa, op. cit., pp. 95-123. el lugar que ocupaban frente a la presidencia. Se pueden realizar varios tipos
31
No se han escrito biografías sobre Soledad Orozco, solamente se hace men- de definiciones acerca de la derecha pero, como menciona Norberto Bobbio
ción en varios estudios sobre su participación como candidata a diputada por en su Diccionario de Política, no existe una definición homogénea de lo que
el distrito de León, Guanajuato, por el PNR. También señalan el hecho de se entiende por derecha e izquierda. Para los propósitos de este trabajo se
que era una mujer viuda con seis hijos. consideran de derecha a las posiciones conservadoras apegadas a la ideología
32
Enriqueta Tuñón, op. cit. y jerarquía de la Iglesia católica.
33
Soledad Orozco de Ávila, “Nuestra lucha por el voto”, en Margarita García 36
Esperanza Tuñón, “El Frente Único Pro Derechos de la Mujer durante el
Flores, ¿Sólo para mujeres? Y en medio de nosotras el macho como un dios, Cardenismo”, en Gisela Espinosa y Ana Lau Jaiven, op. cit., p. 113.
apud Gabriela Cano, “Las feministas en campaña, la primera mitad del siglo 37
Pablo Serrano, La batalla del espíritu, el movimiento sinarquista en el Bajío
XX”, Debate Feminista 2, México, núm. 4, p. 287, 1991. 1932-1951, t. II, p. 35.
280 Los de r echos de l as m uje re s e n M é xico Roxa na Rodr ígu ez Br avo 281
el sufragio municipal a las mujeres, todas las oradoras, tanto denista (1934-1940) se impulsó la formación de múltiples
del partido oficial como de otras organizaciones, recurrieron a organizaciones femeninas que se incorporaron y se subordina-
la idea de los valores superiores de las mujeres mexicanas y de ron al Partido Nacional Revolucionario (PNR) y al Partido de
su espíritu de sacrificio y abnegación. Utilizaron esta ideología la Revolución Mexicana (PRM), y más tarde al Partido Revolu-
como una herramienta para hacer sentir a la sociedad que es- cionario Institucional (PRI), se integraron distintas agrupacio-
taba en deuda con ellas por no haberles otorgado el derecho nes de mujeres provenientes de diversos grupos con tendencias
al voto.38 Es decir, se utilizaron argumentos tradicionales para de izquierda, miembros femeninos del Partido Comunista, así
que la mujer ejerciera parcialmente su derecho. como maestras, estudiantes y profesionistas.41
El mismo Alemán recurrió a este tipo de afirmaciones para Cabe destacar que el derecho al sufragio universal en Mé-
apoyar la medida. Entre éstas se puede señalar la siguiente: xico, otorgado por Ruiz Cortines en 1953, no se debió a las
“Pensamos que, para los puestos de dirección popular en el luchas e impulsos de mujeres ni a las exigencias de las bases
municipio libre, la mujer tiene un sitio que le está esperando, feministas, fue una “concesión” del Estado mexicano orien-
porque la organización municipal es la que tiene contacto con tada a fines electorales. Gabriela Cano advierte al respecto
los intereses de la familia y la que debe más atención a las ne- que durante este periodo el sufragio femenino se convirtió en
cesidades del hogar y de la infancia”.39 símbolo de la modernidad política que el régimen intentaba
En este sentido, como apunta Gabriela Cano, la ciuda- mostrar, dejando de ser así una reivindicación política de los
danía de las mujeres en el discurso de Alemán era entendida movimientos feministas y de mujeres. La Alianza de Mujeres
como una prolongación en la esfera pública de su papel como de México42 fundada en 1952 y presidida entonces por Amalia
madre y responsable del hogar.40 La reforma fue aprobada en Castillo Ledón,43 fue la asociación que aglutinó organizaciones
febrero de 1947, a dos meses de iniciado el periodo presiden-
41
Enriqueta Tuñón, op. cit., pp. 38-41.
cial de Alemán. 42
Vid. Enriqueta Tuñón, op. cit., pp. 11, 95-105.
En este contexto, los años que siguieron a 1946 se carac- 43
Amalia González de Castillo Ledón nació en Tamaulipas en 1898. En este
terizaron por la formación de secciones femeninas dentro de mismo estado cursó estudios en la Escuela Normal para egresar como maes-
tra de Educación Básica. A los 15 años se trasladó con su familia a la ciudad
los partidos y organizaciones políticas. Sin embargo, lo ante- de México, donde cursó estudios en el Conservatorio Nacional de Música
rior no era nuevo: de manera informal y no tan abierta existieron y más tarde alcanzó el grado de licenciada en Filosofía y Letras. Contrajo
mujeres participando en partidos políticos liderados por hom- matrimonio con el historiador Luis Castillo Ledón, con quien procreó tres
hijos. En 1929 creó en Celaya, Guanajuato, una escuela donde se daba asilo
bres. Enriqueta Tuñón apunta que durante el régimen car- a los hijos e hijas de mujeres en reclusión. Redactó junto con otras muje-
res un texto donde se pedían derechos políticos a las mujeres y el sufragio.
38
Enriqueta Tuñón, “El derecho de las mujeres al sufragio”, en Gisela Espino- Se entrevistó con el presidente Adolfo Ruiz Cortines para presentarlo y el
sa y Ana Lau Jaiven, op. cit., p. 131. mandatario le pidió apoyar el documento con veinte mil firmas. Después de
39
Enriqueta Tuñón, “La lucha política de la mujer mexicana por el derecho al recabarlas fundó y presidió la Alianza de Mujeres de México. En el mismo
sufragio y sus repercusiones”, en Carmen Ramos Escandón, op. cit., p. 187. año en que se otorgó el sufragio femenino en México, 1953, Amalia fue
40
Gabriela Cano, “El discurso igualitario de Lázaro Cárdenas”, en Marta La- nombrada enviada extraordinaria y ministro plenipotenciario en Suecia. En
mas (coord.), Miradas feministas sobre las mujeres del siglo XX, pp. 183-186. este país reabrió el tratado comercial suspendido por 45 años con México.
La investigadora menciona aquí que varias organizaciones femeninas de la En 1957 ocupó el cargo de embajadora de México en Suiza. En 1959 regre-
época, incluso algunas radicales como el Bloque Nacional de Mujeres, cerca- só a México donde se encargó de la Subsecretaría de Asuntos Culturales de
no al Partido Comunista Mexicano, apoyaron la iniciativa sin dejar de mani- la Secretaría de Educación Pública. También colaboró en la iniciativa para
festarse en favor de los derechos políticos en todos los niveles de gobierno. construir el Museo Nacional de Antropología. Murió en 1986 a los 88 años
282 Los de r echos de l as m uje re s e n M é xico Roxa na Rodr ígu ez Br avo 283
y mujeres que hubieron de presentarse en los mítines orga- flagrante discriminación en los ámbitos cultural (en el sentido
nizados por Ruiz Cortines. De esta forma, en 1953 México antropológico del término) y social.45
fue de los últimos países de América Latina en otorgar este El hecho que marcó la lucha de las mujeres mexicanas por
derecho a sus pobladoras. Las mexicanas de Baja California sus derechos fue la celebración en 1975 en la ciudad de Mé-
votaron por primera vez en 1955 durante la elección para de- xico de la Conferencia del Año Internacional de la Mujer, or-
signar al gobernador de dicho estado, y en 1958 lo hicieron ganizada por la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
las de todo el país durante las elecciones presidenciales que le Los resultados de este encuentro se vieron reflejados en la le-
dieron el triunfo a Adolfo López Mateos, candidato del PRI. gislación mexicana a través de reformas jurídicas tendientes a
Tras la aprobación del sufragio universal en México, los eliminar la desigualdad entre hombres y mujeres. Así, varias
movimientos feministas y de mujeres que luchaban por dere- disposiciones que se encontraban en el Código Civil de 1928
chos sociales y políticos volvieron a tomar auge en la década fueron derogadas, entre las que destacan el permiso del mari-
de los setenta del siglo XX. Ana Lau establece una periodiza- do para que la mujer casada pudiera tener trabajo remunerado.
ción que va de 1970 a la década de los noventa: de 1970 a También se estableció el derecho a las mujeres para ser sujetas
1982 se da la etapa de organización, establecimiento y lucha; de dotación de tierras y convertirse en ejidatarias.
los ochenta se caracterizaron por procesos de estancamiento y Para Eli Bartra, feminista e investigadora, la década de los
posterior despegue. Por último, los noventa, los cuales están setenta fue una época de despertar y tomar conciencia para las
marcados por las alianzas, las conversiones y sobre todo la bús- mujeres y feministas. Más que clamar por derechos denuncia-
queda de democratización.44 ron la desigualdad y la opresión femenina. Se empezó a hablar
La primera etapa se vio marcada por los movimientos estu- de sexualidad y sobre todo de sexualidad femenina, de anti-
diantiles de 1968 y por la gran influencia del feminismo esta- conceptivos y de aborto, temas tabú en la sociedad católica
dounidense en nuestro país, en particular el mitin realizado en y conservadora mexicana. Así, desde 1976 la despenalización
1970 en San Francisco, California, a propósito del quincuagé- del aborto se fue perfilando como el derecho que las mujeres
simo aniversario del reconocimiento de los derechos políticos pedían. Las feministas consideraron la maternidad como un
de las mujeres en Estados Unidos. Las demandas de estas mu- ejercicio voluntario y no como destino ineludible, por ello pe-
jeres y grupos ya no se centraban más en el aspecto del sufra- dían el derecho a anticonceptivos y a la educación sexual.46
gio, sino que ponían de manifiesto una crítica a la desigualdad En 1976 grupos de mujeres feministas propusieron una ley
entre hombres y mujeres en la vida cotidiana, en la moral se- de maternidad voluntaria ante la Cámara de Diputados. Su
xual y en el trabajo doméstico. Las mujeres y feministas de este presentación formal se hizo en 1979 por medio del Partido
periodo denunciaban que a pesar de la igualdad jurídica, en Comunista Mexicano, sin embargo, los legisladores no dis-
lo que respectaba a derechos políticos se seguía viviendo una cutieron ni lo respectivo al aborto ni lo concerniente a los
métodos anticonceptivos.
La segunda etapa mencionada por Ana Lau Jaiven estuvo Organizaciones No Gubernamentales (ONG) en este periodo
caracterizada por la emergencia de movimientos populares de fue muy importante. Pero el hecho de más relevancia para los
mujeres y la reivindicación de sus derechos.47 Un hecho que derechos de las mujeres fue la celebración en 1995 de la IV
marcó esta década fue el sismo ocurrido en 1985 en la ciudad Conferencia Mundial de Mujeres de Beijing organizada por la
de México, pues develó las terribles condiciones de trabajo de ONU. El resultado fue la adopción de una Declaración y una
las empleadas de la costura. A raíz de lo anterior, las sobrevi- Plataforma de Acción (Plataforma de Acción de Beijing) con
vientes del desastre se empezaron a organizar para exigir sus doce esferas de especial preocupación, centradas en los temas de:
derechos laborales básicos y fundaron el Sindicato de costu- pobreza, educación, salud, violencia, economía, toma de deci-
reras 19 de septiembre.48 De esta manera, los derechos que siones, mecanismos para el adelanto de las mujeres, medios de
se pidieron durante esta década se centraron en lo laboral, la difusión, medio ambiente y la niña.
educación y la violencia; el asunto del aborto siguió estando México participó en 1995 en la conferencia de Beijing a
en la agenda de estos grupos, pero dejó de ser prioritario. través de una Comisión Nacional Preparatoria encabezada por
Más tarde, durante el proceso electoral de 1988 y la con- Dulce María Sauri.50 Esta comisión tuvo un carácter plural
formación de un bloque de izquierda que impugnó los resul- ya que integró a mujeres de distintos partidos, simpatizantes
tados de la elección presidencial, se posibilitó que la agenda del feminismo y la causa de las mujeres. Así, se unieron mu-
feminista con enfoque en derechos humanos y de las mujeres jeres de los partidos de la Revolución Democrática (PRD), el
entrara en el juego político. Para Eli Bartra, en los ochenta Revolucionario de los Trabajadores (PRT), el Revolucionario
también se avanzó en los castigos y condenas a los violadores. Institucional (PRI), que gobernaba al país en ese tiempo, e
De esta forma, las diputadas de aquel periodo lograron que la incluso algunas mujeres del Partido Acción Nacional (PAN).
violación se persiguiera de oficio y que los violadores no pu- La primera tarea de esta comisión fue realizar un diagnóstico
dieran salir bajo fianza. Además, el hostigamiento sexual fue sobre la situación de las mujeres en México.51
considerado también como delito.49 Como resultado de la Conferencia de Beijing se realizó
La década de los noventa se caracterizó por la institucio- una agenda consensuada alrededor de los acuerdos con la in-
nalización del proyecto feminista, el cual permitió que los tención de priorizar “la integración de las mujeres en igualdad
derechos de las mujeres se convirtieran en decretos y leyes. de condiciones en el desarrollo nacional por medio de leyes,
Asimismo el sistema de partidos de este periodo permitió que nuevos organismos y políticas públicas que serían puestas en
más mujeres se integraran a la política nacional y con ello que las
demandas por distintos derechos se vieran satisfechas y pues- 50
Dulce María Sauri Riancho fue gobernadora del estado de Yucatán entre
tas en práctica. Esta década también fue el periodo de vin- 1991 y 1994 por el PRI. Ha desempeñado varios cargos dentro de la admi-
nistración pública federal relacionados con el tema de mujeres. Entre éstos
culación con los organismos internacionales y la adscripción destacan: coordinadora general de la Comisión Nacional de la Mujer entre
a los decretos de carácter internacional. La influencia de las 1996 y 1991; en el ámbito internacional fue presidenta ex oficio de la Re-
unión de Mujeres Parlamentarias de la Unión Interparlamentaria Mundial
47
Ana Lau, op. cit. (2004-2005) e integrante de la Mesa Directiva de Mujeres Parlamentarias.
48
Vid. Patricia Ravelo, “Protagonismo y poder: sindicato de costureras 19 de También presidió la Comisión Interamericana de Mujeres de la Organiza-
septiembre”, Nueva Antropología, México, Asociación Nueva Antropología, ción de los Estados Americanos (1998-2000).
vol. XV, núm. 49, pp. 9-30, marzo de 1996. 51
María Luisa Tarrés, “Reflexiones sobre el feminismo y los institutos de las
49
Op. cit., p. 219. mujeres”, en Ana Lau y Gisela Espinosa, op. cit., p. 405.
286 Los de r echos de l as m uje re s e n M é xico Roxa na Rodr ígu ez Br avo 287
marcha por la administración pública”.52 Así, en 1996 se creó discurso internacional, por decreto presidencial se formó el Insti-
el Programa Nacional de la Mujer (Pronam), cuyas funciones tuto Nacional de las Mujeres (Inmujeres), cuya ley se promul-
eran: impulsar y favorecer que todos los sectores procedentes gó en enero de 2001.
se comprometieran y participaran a favor de las mujeres; apo- A la par de la fundación del Inmujeres, los estados de la
yar el fortalecimiento de las organizaciones de mujeres y de las república empezaron a organizar institutos de las mujeres lo-
que trabajen en beneficio de éstas, así como vigilar el cumpli- cales, “aunque algunos de ellos se crearon lentamente debido
miento del mismo Pronam.53 a la oposición o el descuido de las autoridades machistas y
En México, entre 1995 y 2000 diversos partidos políti- conservadoras de los estados”.57 De esta forma y con la finali-
cos comenzaron a incorporar la perspectiva de género, “sea dad de no tener conflictos con los sectores más conservadores
porque lo consideraron como un valor legítimo de la cultura del país, las agendas de estos institutos locales privilegiaron
democrática, sea porque las mujeres conforman más de la mi- los temas que menos oposición encontraban en estos secto-
tad del electorado y era conveniente tenerlas como apoyo en res, tales como la desigualdad de género en la pobreza, en los
los futuros comicios”.54 Del mismo modo, México se agregó organismos de representación política y la violencia doméstica.
a las discusiones y acuerdos internacionales que trataban de “Se evitaron así los conflictos o confrontaciones derivados de
incorporar al género en las instituciones y políticas públicas en los desacuerdos en temas como la sexualidad, la diversidad
un proceso global de “generización” que buscaba la igualdad sexual,58 la liberación de recursos para controlar la fecundidad
de género en la sociedad y las políticas públicas.55 o permitir la interrupción del embarazo. También una parte
Un cambio importante se dio en México en el año 2000 de estos institutos tendió a reproducir una política de tipo asis-
cuando Vicente Fox Quesada, de extracción panista, llegó a la tencial donde la mujer aparecía como vulnerable o víctima.”59
presidencia. Lo anterior repercutió en el análisis de las políti- Caso aparte ha sido el Distrito Federal, donde se han promul-
cas públicas de género nacionales debido a que el PAN es un gado iniciativas importantes en lo que respecta a derechos re-
partido conservador con fuerte anclaje católico. Este partido productivos y derechos de la población lésbico, gay, bisexual,
llegaba a la presidencia y con ello “el sistema político se abrió transexual, travestis, transgénero e intersexual (LGBTTTI).
a las militantes panistas, un sector que no pagó los costos de Para el año 2000, México firmó la declaratoria de los Ob-
la movilización feminista y de mujeres y que muy tarde se interesó jetivos del Milenio. En esta declaración, las naciones velarían
por las demandas de las mujeres, mismas que reelaboró desde su por el establecimiento de un mundo donde la paz y la justicia
ideología conservadora”.56 En este contexto e influido por el fueran duraderas, se respetaran los derechos humanos y las
libertades fundamentales sin distinción de raza, sexo, idioma o
52
Ibidem, p. 406.
53
Dulce María Sauri, “El Programa Nacional de la Mujer”, Revista de Admi-
nistración Pública, México, núm.97, p. 158, 1998. 57
Ibidem, p. 429.
54
María Luisa Tarrés, “Reflexiones sobre el feminismo y los institutos de las 58
La diversidad sexual puede ser definida como todas aquellas identidades se-
mujeres”, en Ana Lau y Gisela Espinosa, op. cit., p. 410. xuales y prácticas de la especie humana. Por ello, habitualmente se usa para
55
Rigat-Pflaum, María, “Gender mainstreaming: un enfoque para la igualdad describir a todas aquellas personas que forman parte de las llamadas minorías
de género”, Revista Nueva Sociedad, núm. 218, Buenos Aires, noviembre a sexuales (este asunto de las minorías es bastante cuestionable): homosexua-
diciembre de 2008, pp. 42-47. les, lesbianas, transgénero, transexuales, travestis e intersexuales.
56
María Luisa Tarrés, “Reflexiones sobre el feminismo y los institutos de las 59
María Luisa Tarrés, “Reflexiones sobre el feminismo y los institutos de las
mujeres”, en Ana Lau y Gisela Espinosa, op. cit., p. 409. mujeres”, en Ana Lau y Gisela Espinosa, op. cit., p. 429.
288 Los de r echos de l as m uje re s e n M é xico Roxa na Rodr ígu ez Br avo 289
religión.60 Los compromisos se pueden resumir de la siguien- de Desarrollo 2013-2018. En este plan se establecieron cinco
te manera: erradicación de la pobreza, aumentar el desarro- metas, dentro de la primera, “México en Paz”, se insta a erra-
llo, impulsar la igualdad entre hombres y mujeres, disminuir dicar la violencia de género. Sin embargo, los feminicidios y
enfermedades, reducir la injusticia y la desigualdad, combatir los altos índices de violencia de todo tipo que se han suscitado
el terrorismo y la delincuencia y finalmente proteger el me- en estos años evidencian una problemática estructural de la
dio ambiente. El objetivo relativo al género que corresponde sociedad mexicana actual que hace muy difícil que se concrete
al número tres en la declaración menciona lo siguiente: “No la meta “México en Paz”.
debe negarse a ninguna persona ni a ninguna nación la posibi- Un balance de los avances de los derechos de las mujeres en
lidad de beneficiarse del desarrollo. Debe garantizarse la igual- México se puede hacer a través de la revisión del cumplimiento
dad de derechos y oportunidades de hombres y mujeres”.61 de los Objetivos del Milenio que estaba programada para 2014,
En el sexenio encabezado por Felipe Calderón (2006- pero debido a que ninguno de los 191 países suscritos logró los
2012), los Objetivos del Milenio formaron parte del Plan Na- objetivos planteados se postergó para después de 2015. En ma-
cional de Desarrollo 2007-2012 y se establecieron indicadores teria de derechos de las mujeres y género, los objetivos carecen
y metas para su cumplimiento. Asimismo, el mandatario pre- de perspectiva de género, así como los resultados presentados
sentó en 2008 el Programa Nacional para la Igualdad entre por el gobierno mexicano en tres informes. Como ejemplo se
Mujeres y Hombres 2009-2012 (Proigualdad) que establecía pueden mencionar los indicadores sobre educación (número de
las prioridades y orientaciones de la política nacional tendien- niñas que se incorporan a la educación básica y media). Se pien-
tes a garantizar la igualdad de las mujeres conforme a las leyes sa que con el acceso de un número determinado de niñas en las
mexicanas y las convenciones internacionales ratificadas por aulas ya se logró la igualdad entre hombres y mujeres. Pero se
el Estado mexicano.62 Sin embargo, todas estas propuestas se pasa por alto que el acceso de las niñas a la escuela no las exime
vieron opacadas y obstaculizadas debido a la ola de violencia de otros procesos de violencia y discriminación. Lo anterior se
que desató la llamada “Guerra contra el narco” declarada por vincula con que el acceso de las mujeres a la educación superior
el mismo Calderón. y a los posgrados sigue siendo muy bajo. Esto tiene que ver con
En los años que han transcurrido desde la toma de pose- los roles tradicionales y el deber ser femenino que las mujeres
sión de Enrique Peña Nieto (2012-2018) como presidente de habrían de cumplir en el hogar y la maternidad, lo que cultural-
México, una de las propuestas de género más importantes que mente les cierra el acceso a este tipo de preparación.
se han implementado ha sido la instauración de la Perspectiva De las grandes omisiones, tanto en los Objetivos del Mi-
de Género en todos los programas de la administración públi- lenio como en los reportes otorgados por el gobierno mexica-
ca federal. Lo anterior quedó especificado en el Plan Nacional no, la violencia contra las mujeres sobresale con gravedad por
alcanzar cifras superlativas marcadas por el feminicidio. Con
60
Instituto Nacional de las Mujeres, Las metas del milenio y la igualdad de una problemática de tal magnitud, la igualdad entre hombres
género. El caso de México, p. 9.
y mujeres, planteada en la Declaración del Milenio, está muy
61
Organización de las Naciones Unidas, Declaración del Milenio [en línea],
ONU, 8 de septiembre de 2000, <http://www.un.org/spanish/milenio/ lejos de ser cubierta. Otro de los grandes olvidos en los Obje-
ares552.htm>, [16.10.2015]. tivos del Milenio es el asunto de la diversidad sexual y los dere-
62
Instituto Nacional de las Mujeres, Política nacional de igualdad entre hom-
bres y mujeres, balances y perspectivas, 2010, p. 9.
chos humanos. En todo el documento se percibe una noción
290 Los de r echos de l as m uje re s e n M é xico Roxa na Rodr ígu ez Br avo 291
dicotómica del asunto, pues el único tipo de familia válida es la exigencia de la libertad sexual para las mujeres y el uso de
la heterosexual monogámica. métodos anticonceptivos. Para las décadas de los cuarenta y
La salud materna y el contagio del VIH-SIDA tampoco es- los cincuenta fue notoria una disminución en las organizacio-
tán cruzados por la perspectiva de género y solamente se aso- nes de mujeres. Lo anterior se relaciona con el hecho de que
cian con factores como la pobreza y la desinformación. Con lo fue en 1953 cuando el Estado mexicano otorgó el sufragio a
anterior se ignoran los patrones culturales de género asociados la población femenina. Hubo que esperar hasta el movimiento
a la maternidad y la sexualidad. Asimismo, se concibe a las per- de 1968 para que se viera el resurgimiento de los movimientos de
sonas como agentes pasivos y como víctimas, despojándoseles mujeres con nuevas agendas.
de todo tipo de agencia. Sobre los indicadores de inserción de El movimiento estudiantil de 1968 y la influencia de los
las mujeres en el ámbito político y el empoderamiento, ade- movimientos feministas norteamericanos durante la década
más del género como herramienta explicativa, se pasan por de los setenta conformaron la segunda ola del feminismo en
alto la corrupción y la dinámica política regional. México, como la llama la historiadora Ana Lau Jaiven. Pero
el hecho que marcó la lucha de las mujeres en México fue la
Conclusion es celebración en 1975 del Año Internacional de la Mujer. A par-
tir de este momento se comenzó a discutir sobre sexualidad,
A través de este breve recorrido histórico se puede observar anticonceptivos y los derechos a decidir sobre la reproducción
que las luchas por la obtención de los derechos de las mujeres y la interrupción del embarazo.
en México se remontan al siglo XIX. Debido a que el otorga- En la década de los ochenta surgieron los movimientos de
miento del sufragio femenino se dio apenas en 1953, durante mujeres ligados a las organizaciones urbano-populares. Hay
el periodo que va del siglo XIX hasta esta fecha todas las luchas investigadoras que incluso hablan de la existencia de un fe-
se centraron en lograr los derechos políticos y la ciudadanía minismo urbano-popular. Las demandas principales de esta
para las mujeres. época fueron establecer derechos laborales y el derecho a la vi-
Esta historia ha sido poco a poco retomada por investigado- vienda, así como detener la violencia hacia las mujeres. Siguió
ras que la han reconstruido desde la perspectiva de las mujeres estando en la agenda el derecho al aborto.
y de género. Una veta importante han sido los estudios biográ- Los noventa del siglo XX en México se caracterizaron por
ficos que dan luz sobre la trayectoria de mujeres cuya actuación la institucionalización de muchas de las demandas de las fe-
forma también parte de los procesos históricos. Así se cuenta ministas y su traducción en leyes. A partir de 1995, con la
ahora con estudios importantes sobre Hermila Galindo, Juana representación mexicana en la Conferencia de Beijing, se em-
Belén Gutiérrez de Mendoza, Esther Chapa, Amalia Castillo pezó a incorporar a las mujeres, sus derechos y necesidades
Ledón y muchas otras. Sin embargo, falta mucho por hacer so- en los programas gubernamentales. De esta forma, en 1996
bre la historia de las mujeres de estas luchadoras. se creó el primer programa gubernamental de atención a las
Las décadas de los veinte y los treinta del siglo XX vieron el mujeres. Todos estos esfuerzos culminaron en 2001 cuando se
nacimiento de muchas organizaciones de mujeres que lucha- fundó el Inmujeres. Con esta iniciativa se empezó a introducir
ron por obtener el sufragio femenino. Otras, como Hermila la llamada perspectiva de género en casi todas las instituciones
Galindo, tuvieron ideas muy avanzadas para su época, como gubernamentales.
292 Los de r echos de l as m uje re s e n M é xico Roxa na Rodr ígu ez Br avo 293
A partir de este momento, grupos de mujeres feministas BREMAUNTZ, Claudia Aída, “La mujer en la sociedad latinoameri-
y de otras afiliaciones han sumado esfuerzos para lograr la cana”, en Patricia Galeana (comp.), Universitarias latinoameri-
igualdad. En el año 2000, México se suscribió a la Declaración canas, liderazgo y desarrollo, México, UNAM, 1990.
del Milenio, el cual ha sido un buen termómetro para medir CANO, Gabriela, “Ciudadanía y sufragio femenino: el discurso igua-
los resultados de estas luchas, así como la relación entre géne- litario de Lázaro Cárdenas”, en Marta Lamas (coord.), Miradas
feministas sobre las mujeres del siglo XX, México, FCE/Conaculta,
ro, educación y violencia. México se comprometió a cumplir
2007, pp. 151-190.
ciertos objetivos de distintos rubros, como la erradicación de
CHAPA, Esther, El derecho al voto para la mujer, México, FUPDM,
la pobreza, y a promover la igualdad de género y el empode- 1936.
ramiento de las mujeres. En agosto de 2015, se reportaron los Instituto Nacional de las Mujeres, Política nacional de igualdad entre
avances en el cumplimiento de estos objetivos. En materia de hombres y mujeres, balances y perspectivas, México, Inmujeres, 2010.
educación sí se presenta un avance en el acceso igualitario para , Las metas del milenio y la igualdad de género. El caso de
niños y niñas. Lo mismo ocurre con el tema de la paridad en la México, Santiago de Chile, Inmujeres/CEPAL (Mujer y desarro-
política. “No sucede lo mismo con la tasa de mortalidad ma- llo, 67), 2005.
terna que sigue estancada en un promedio de 37 a 38 muertes L AU JAIVEN, Ana, “Mujeres, feminismo y sufragio en los años vein-
prácticamente desde el año 2000.”63 Lo anterior significa un te”, en Ana Lau Jaiven y Gisela Espinosa Damián, Un fantasma
importante rezago en lo que se refiere a igualdad de género. recorre el siglo. Luchas feministas en México (1910-2010), México,
Este estancamiento también se refleja en la atención a personas Itaca/UAM/Ecosur, 2010, pp. 59-94.
, La nueva ola del feminismo en México. Conciencia y acción
que viven con VIH. Como se puede observar, el camino sigue
de lucha de las mujeres, México, Planeta, 1987.
siendo largo hacia la equidad y la igualdad de género, y sobre
M ACÍAS, Ana, Contra viento y marea. El movimiento feminista
todo hace falta mucho trabajo en lo que se refiere a los dere-
en México hasta 1940, México, UNAM-Colección de libros del
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ROCHA, Martha Eva, “Feminismo y Revolución”, en Ana Lau Jai-
63
En lo que va de la presente administración 2012 a 2015 la Razón de Mor- ven y Gisela Espinosa, Un fantasma recorre el siglo. Luchas fe-
talidad Materna (RMM) pasó de 42.3 a 37.4 defunciones por cada cien mil
ministas en México (1910-2010), México, Itaca/UAM/Ecosur,
nacidos vivos. Cabe recordar que en el año 2000, el Estado mexicano se
comprometió a reducir en tres cuartas partes la Mortalidad Materna con 2010, pp. 25-58.
respecto a la cifra que se registraba en 1990, por lo que se debía alcanzar SERR ANO, Pablo, La batalla del espíritu. El movimiento sinarquista
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294 Los de r echos de l as m uje re s e n M é xico Roxa na Rodr ígu ez Br avo 295
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R etr ato de muj er
con ci u da d (1851-1957) *
Vicente Quirarte**
*
Esta es una versión extendida y actualizada del trabajo publicado previamen-
te en la revista Casa del Tiempo, México, UAM, febrero de 2000, <http://
www.difusioncultural.uam.mx/revista/feb2000/quirarte.html>.
**
Doctor en literatura mexicana adscrito al Instituto de Investigaciones Biblio-
gráficas, UNAM.
297
298 Retr ato de m uje r con c i u dad (1 85 1-19 5 7 ) Vic en t e Qu ir a rt e 299
La mujer y la ciudad se dan la mano por intermedio de la La ortodoxia de un discurso de género podría argumentar
poesía y del triángulo establecido entre la artista, la mirada y que resulta misógino destacar el hecho de que una mujer salga
la pieza escultórica. Ciudad y mujer son de género femenino. a la calle sin otra intención que salir a la calle y ejercer, como el
Al hacerlas una sola, el poeta la fecunda para crear en conjun- varón, el derecho a la ciudad, el ejercicio de la vagancia como
ción con ella vida nueva. A su vez, ella fecunda al hombre de un arte necesario e inevitable. Sin embargo, a mediados del
palabra, lo conduce a reestablecer la alianza con los suyos. Al siglo XIX, un liberal tan liberal como Francisco Zarco enume-
convertirlo en otro, lo hace ser más que nunca parte de sí. Lo raba las diferentes clases de transeúntes que hacían uso de la
ayuda a consumar esa integridad en el prójimo. El poeta es ciudad. Cuando corresponde el turno de la mujer, señala:
creador solitario pero a través de los otros anima y redescubre
el fuego, hace más vivo el cotidiano asombro. Las mujeres que reinan en la familia, que seducen en la tertulia,
Ciudad. Mujer. Presencia. Las palabras de Octavio Paz que fascinan en el baile, parecen hallarse entorpecidas en la calle.
dan fe del transcurso de la poesía mexicana, entendida como Las que van solas, o son de edad avanzada, o esposas o viudas. Las
palabra potenciada, poiesis mediante la cual el verbo se con- niñas necesitan compañía. Para las mujeres… la calle es una región
extraña; se cansan pronto, las lastima el piso, las sofoca la multitud,
vierte en piedra de toque de la ciudad: fundada sobre el can-
las molesta el bullicio, andan como aves espantadas que abandonan
to, como querían los pobladores de la gran Tenochtitlan;
el nido y caen entre breñales.1
apocalíptica, como aparece en los poemas de José Emilio Pa-
checo donde ante el desastre se pone a prueba el espíritu de
No obstante el radicalismo de la descalificación anterior, Zarco
sus habitantes.
cambiará de punto de vista conforme lo haga el liberalismo,
En 1850, Nathaniel Hawthorne publica su novela La le-
del que será artífice y militante. Desde su exilio en Nueva York
tra escarlata. Situada en el siglo XVII, su personaje central es
apreciará las virtudes de la Brave New Woman, laboralmente
Esther Prinne, quien se ve obligada a llevar en el vestido una
autónoma y ejerciendo la ciudad con aplomo y conocimiento
letra “A” ostentosamente roja, para que sus vecinos la reco-
de causa. Debemos a Montserrat Galí uno de los mejores re-
nozcan como adúltera. A partir de esa premisa terrible, un
tratos panorámicos de la mujer en el romanticismo. Al hacer el
planteamiento inicial consiste en establecer algunos de los ins-
examen de las revistas, particularmente en la sección dedicada
tantes en que tiene lugar tanto la desaparición de semejante
a los figurines, descubre lo que llama “el secuestro del cuer-
yugo como la integración de la voz y el cuerpo femeninos al
po”. A través de la moda, la mujer era retenida en el ámbito
discurso activo de la ciudad.
férreo y cerrado de la casa:
“Los niños y las mujeres primero”, invoca la especie hu-
mana ante la inminencia del peligro. En esa protección natural
No hay libertad de movimiento; la pequeñez del pie nos indica
e instintiva subyace una forma de discriminación. Contra ella que no camina ni hace ejercicio. Las faldas forman un verdadero
se rebelan y luchan tanto la impuesta marginalidad del género cerco o protección que impediría el acercamiento a otros cuerpos
femenino como la descalificación que se otorga a la minoría de […] cintura estrecha, torso de esquema corazón y falda ancha de
edad. El escenario aparece dominado por el jefe de la manada, globo. Dicho de otra manera: cuerpo dividido, vestido que obliga
que hará todo lo posible por mantenerla intacta, pero también al aislamiento, a la inacción y a disponer de mucho tiempo libre
y sobre todo por demostrar su autoridad. 1
Francisco Zarco, “Los transeúntes”, en Escritos literarios, p. 167.
300 Retr ato de m uje r con c i u dad (1 85 1-19 5 7 ) Vic en t e Qu ir a rt e 301
[…] Moda costosa que aislaba socialmente a las usuarias, marcando capital, millonésima en el placer y en el dolor, como la verá
el status social y el nivel económico de los padres o esposos que lo Ramón López Velarde.
proporcionaban.2 Una limitación en las mujeres que hasta ahora hemos men-
cionado: nos enteramos de sus acciones por obra de la pluma
Como examina Pierre Sansot en su libro Poétique de la ville, de varones. Son ellos los que les dan voz, los que se emocio-
una calle adquiere significado distinto de acuerdo con las dife- nan y se atemorizan ante sus excesos. La expresión femenina
rentes horas del día o la identidad de quien la ejerce: un desfile en los espacios públicos de la calle y la página impresa serán
militar, el desvelado y el madrugador que coinciden en sus pa- un motivo de un largo y lento proceso, como examina Lu-
radójicos trayectos, unas niñas a la salida de la escuela. En cada crecia Infante en su trabajo Las mujeres en la prensa literaria
uno de esos instantes es un texto distinto. mexicana del siglo XIX. De escritoras a directoras de empresas
La partida es el signo inequívoco del héroe: puede ser hu- culturales. La autora subraya el enorme y significativo vacío
milde en su forma, pero trascendente en su fondo, como la que media entre la actuación humana y literaria de Sor Juana
de don Quijote. En la odisea urbana, la salida a la calle es el Inés de la Cruz hasta el surgimiento de una generación de
instante de prueba para el héroe, como lo fue para el primero escritoras cuya voz es escuchada.
que abandonó la caverna para ir en busca del natural sustento. Con todo, el Madame Bovary c’est moi de Gustave Flau-
La literatura registra un hecho tan nimio como trascendente. bert no tiene el mismo grado de efectividad ni de convenci-
Un día de 1886, una muchacha llamada Marie, de profesión miento en todos los autores mexicanos que se han ocupado de
costurera especializada, de vocación musa de poeta, ocupa con meterse en la piel de una mujer. Federico Gamboa nos hace
sus tacones musicales la calle de Plateros, ésa donde la socie- sentir compasión, deseo y admiración por la odisea de Santa,
dad finisecular pasea su placer y su soberbia, sin el garbo y la la flor salvaje seducida y masacrada, luego renaciente y venga-
sensualidad de la griseta. Nuestra historia y la mitología lite- dora. Al final de este proceso contra la ciudad que ha sido la
raria la llamarán la duquesa Job, amada por el poeta Manuel causa principal de su caída pero también de su triunfo, el autor
Gutiérrez Nájera. “Desde las puertas de la Sorpresa/ hasta no perdona la rebeldía de su criatura. Tiene que castigarla con
la esquina del Jockey Club…”3 hay cinco cuadras, 825 pasos la degradación, la enfermedad y la muerte, transformarla en
cuya importancia histórica reside en que se habla, por primera mito y entonces adorarla sin peligro, del mismo modo en que
vez en la historia, del caminar de una mujer sola, capaz de de- lo hace el Amado Nervo de La amada inmóvil. Abiertamen-
fenderse de los peligros de la calle. te en contra de ese reduccionismo que, luego de exaltar a la
Otras salidas serán llevadas a cabo por mujeres: la que hace mujer y ofrecerla, esplendorosa y triunfante en su sensualidad
Remedios desde su barrio llamado la Rumba para integrarse ante los lectores, la reprime con la enfermedad o la muerte.
a la vida laboral de la ciudad; el éxodo que, tras ser seducida Efrén Rebolledo publica en 1917 la novela Salamandra, don-
por un militar, debe llevar a cabo Santa desde su paraíso en de la mujer no es más la víctima de los deseos del otro ni de su
Chimalistac al infierno que es su contraparte en la degradada propia belleza. Elena Rivas, su protagonista, es una mujer que
ha aprendido a dominar su cuerpo con el deporte y otros ex-
2
Montserrat Galí Boadella, Historias del bello sexo. La introducción del Ro- cesos y que en el cine y sus divas, particularmente en sus vam-
manticismo en México, pp. 255, 262.
3
Manuel Gutiérrez Nájera, La duquesa Job.
piresas italianas, ha encontrado la mejor escuela de gestualidad
302 Retr ato de m uje r con c i u dad (1 85 1-19 5 7 ) Vic en t e Qu ir a rt e 303
y táctica para reducir al varón y a lo que se le ponga enfren- una necesidad y una maldición. Todo conduce a ella, el placer
te: Francesa Bertini, Pina Menicelli. El personaje femenino y el fastidio, la riqueza y la pobreza, y las consecuencias no son
de Efrén Rebolledo decide llevar a cabo un crimen estético, sino decepciones crecientes, mayores necesidades, accidentes,
donde la moral no tiene cabida y, por lo tanto, la transfor- suplicios, abismos nuevos.”
ma en una máquina gélida, incapaz de conmoverse. Cuando Entre 1921, centenario de la consumación de la Indepen-
descubre en un periódico los versos del poeta Eugenio León, dencia, y el año 1929 en que José Vasconcelos lleva a cabo
decide ayudarlo, con el más exquisito y perverso de los con- su campaña para la presidencia de la República, México vive
vencimientos, a que lleve su sueño al terreno de la realidad. intensa, aceleradamente, la cosecha de la Revolución. Las mu-
Elena Rivas es, desde el punto de vista moral, un ser reproba- jeres descubren además que tienen un cuerpo por explorar y
ble. En el plano simbólico, es la vengadora de sus antecesoras, no permanecen exclusivamente como musas inspiradoras que
el canto de cisne de la pecadora que debe ser castigada a causa admiran la fiesta brava desde la barrera: visten traje de luces y
de su lubricidad. Quiere dejar de ser ídolo de perversidad para enfrentan al toro poderoso que otorga la muerte o da la gloria.
convertirse en un ser que puede elegir ser su propio cuerpo. Son los tiempos de las flappers y de los matrimonios a prueba;
A partir de Salamandra, la mujer tendrá un papel más activo de las mujeres que, casi concluida la etapa armada de la Re-
y autónomo en el ejercicio de la ciudad y las diferentes expre- volución, quieren ser algo más que buenas soldaderas de sus
siones de su género. hombres. Obtienen, en cambio, con la valerosa manifestación
de una vida convertida en obra, del cuerpo ejercido en el otro,
pública y activamente expuesto, una actuación que les había
sido negada en una patria viril, autoritaria y paternalista. En
No me hallo extraña, pero tengo el corazón en el filo de una crisis. 1921, Ramón López Velarde escribe La Suave Patria: toma
El corazón como avanzada. Todo está vivo. Sé que es momento
al país por la cintura y le hace una apasionada e irreveren-
de andar o aflojar definitivamente. Que estoy sola,
ante mí misma, para hacerme o hundirme. te declaración de amor, tan fresca que todavía se la decimos
sin vergüenza. Poco antes, Saturnino Herrán había pintado
Antonieta Rivas Mercado a Manuel Rodríguez Lozano,
su serie de exuberantes criollas, con lo cual había ofrecido el
Nueva York, 6 de octubre de 1929.
equivalente plástico de un país sanamente femenino, hembra
rozagante y gozosa bajo la luz del sol. La poesía de López
La revista Contemporáneos de agosto de 1929 publica el ensayo Velarde y la pintura de Herrán llenan el escenario y son tan
“De la velocidad” de Paul Morand, traducido por Antonieta definitivas como la mañana en que Tina Modotti se tiende,
Rivas Mercado. La patrocinadora del teatro de Ulises y otros desnuda, en la azotea de una casa de la colonia Condesa para
proyectos culturales, la enamorada del pintor Manuel Rodrí- ser amorosa, obsesivamente fotografiada por Edward Weston;
guez Lozano, la activa participante en la aventura política vas- como el instante en que Carmen Mondragón se transfigura en
concelista, debe haber sido la primera sorprendida al descubrir Nahui Ollin ante el éxtasis y el terror del doctor Atl; como el
en el texto un párrafo que sintetiza el destino de su generación día en que Clementina Otero recibe la carta donde Gilberto
y particularmente el suyo: “Hay en la velocidad algo irresistible y Owen le escribe “Me muero de Sin Usted” y, como destinata-
prohibido, una belleza trágica, de incalculables consecuencias, ria, se convierte en partícipe, causante y provocadora de uno
304 Retr ato de m uje r con c i u dad (1 85 1-19 5 7 ) Vic en t e Qu ir a rt e 305
de nuestros más intensos epistolarios amorosos; como la fecha hicieron más breves y simples, las cabelleras imitaron a las de los
en que Antonieta Rivas Mercado inicia la imposible conquista varones. El deporte no fue más una actividad exclusivamente
de Manuel Rodríguez Lozano; como el día en que una ado- viril. Las mujeres no querían ser hombres, pero sí poseer los
lescente llamada Frida Kahlo se dirige valientemente al enor- elementos para ser como los hombres: tener su libertad para el
me pintor vestido de overol que da vida cromática a los muros goce de su sensualidad, sin los proverbiales castigos posteriores.
del antiguo Colegio de San Ildefonso. En una fotografía de grupo familiar tomada por Guillermo
Cinco nombres de una lista mayor. En estos nombres fe- Kahlo, Frida viste traje de caballero y mira a la cámara con esa
meninos es más tangible la relación entre su propuesta artística intensidad desarmadora que la haría célebre. Al elogiar la ver-
y su discurso amoroso, y porque la manifestación de sus pasio- satilidad de Antonieta, Salvador Novo hace un retrato de la
nes en la vida tuvo una consecuencia directa en la obra de arte nueva mujer: “Ella, que una vez quiso estudiar para linotipista,
o en aquella que supieron hacer con su existencia. El cuerpo que ha viajado por todo el mundo, que nada y monta a caba-
femenino libra su batalla por la autonomía en tiempos donde llo, que ha emprendido cursos de filosofía y de idiomas...”5 El
la Revolución —machista a ultranza— persigue a sus homo- voyerismo que en nuestra narrativa inaugura Manuel Payno
sexuales y espera incondicionalidad de sus mujeres, como la con Los bandidos de Río Frío, al invitarnos a ser espectadores
Camila de Mariano Azuela en Los de abajo. Con la Revolu- del baño de la hermosa y rolliza Cecilia, adquiere en Anto-
ción, la mujer expresa su derecho a ser un elemento activo en nieta Rivas Mercado una naturalidad desfachatada, cuando el
la construcción de México, pero también en la construcción personaje femenino de su novela El que huía se desnuda y se
de una habitación propia. Antonieta Rivas Mercado marca en sumerge en una tina. Y aunque la pasión nacida y expresada
1928 la diferencia entre dos tiempos, pero no deja de subrayar por la mujer ha existido en todas las edades —desde Ruth,
las limitaciones del movimiento social: la moabita, hasta Madame Bovary— con la generación de las
mexicanas de los veinte la situación tiene un cambio sustancial:
Bien es cierto que el fermento revolucionario de 1910 hizo brotar en la ficción literaria o en el escenario vital, el arte no condena
mujeres que apasionadamente se dieron a aquella causa; pero su más la pretendida “maldad” femenina ni las actitudes “amena-
labor no fue constructiva, sino sentimental. Sirvieron de propagan- zantes” adoptadas por ellas. Nancy F. Cott explica semejante
distas, fueron agitadoras, muchas veces admirables, por su entere- evolución de la siguiente manera:
za, pero desempeñando siempre un papel secundario. La derrota
de esas mujeres, quienes formaron núcleos llamados feministas, La generación que llegó a la mayoría de edad en los años veinte
está escrita en la Constitución que ahora nos rige.4 recogió toda una cosecha de cambios en la ideología y la práctica
sexuales, cambios que habían sido sembrados antes del fin del siglo
No obstante el pesimismo de Antonieta, es justo decir que la y que habían comenzado a dar frutos en los años diez. Como lo
Revolución Mexicana y la primera gran guerra habían provo- revelaron más tarde las investigaciones del sexólogo Alfred Kinsley,
cado un cambio decisivo en la actuación femenina. Semejante a comienzos del siglo XX, el erotismo activo de las mujeres, las rela-
metamorfosis nacía desde aquello que tenía el primer e íntimo ciones sexuales pre y extramatrimoniales y el logro del orgasmo en
contacto con la carne: los corsés desaparecieron, los vestidos se la práctica conyugal presentan una curva ascendente, pero la subida
4
Antonieta Rivas Mercado, “La mujer mexicana”, en Luis Mario Schneider, 5
Salvador Novo, “Cómo se fundó y qué significa el teatro de Ulises”, apud Luis
Obras completas de María Antonieta Rivas Mercado, pp. 318-319. Mario Schneider, Fragua y gesta del teatro experimental en México, p. 22.
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más abrupta tiene lugar en la franja formada por los nacidos en la fines del siglo XIX.8 Sin menoscabo de la validez de la actividad
década anterior y la posterior a 1900.6 artística de cada una de ellas, hacen de su vida la parte medu-
lar de su obra. Más exactamente, su vida desborda su obra. El
El quinteto son cuatro mexicanas y una italiana que vivió, amó, caso más claro es el de Nahui Ollin, una creadora desigual que
murió y yace bajo suelo mexicano. Además de la libertad que marcó con la intensidad de su vida cada una de sus expresio-
les otorgaba anticipadamente su espíritu creador, sus condicio- nes y sus lienzos. Lo más importante en los cuadros naive de
nes de formación y educación fueron particulares. Todas ellas Nahui Ollin es su presencia, la traducción directa y brutal que
son hijas del siglo XX. La mayor, Nahui Ollin, había nacido en hace en ellos de sus definitivos ojos, de su rotunda epidermis.
1893; la menor, Clementina Otero, en 1911.7 Además de ser La fotografía que Edward Weston hizo de ella, donde aparece
extremas cronológicamente, lo son en su actuación amorosa: con los cabellos trasquilados y los labios partidos, es uno de
Nahui recoge las brasas de fin de siglo y encarna en la mujer sus mejores retratos, una de las más intensas complicidades
fatal, la vampiresa que es el resumen de todos los Narcisos; entre un fotógrafo y su modelo. A Nahui no le gustaron los
Clementina desafía la autoridad paterna al pisar un escenario trabajos de Weston y se inclinó decididamente por las fotogra-
teatral, pero abandona el teatro ante la nueva tiranía del ma- fías que le hizo Antonio Garduño y con las cuales montó en
trimonio. septiembre de 1927 una exposición en la azotea de un edifi-
Todas fueron musas que trascendieron el altar adoratorio cio en la segunda calle de 5 de Febrero. En las fotografías de
para exigir un sitio en el escenario activo de las realizaciones Weston, Nahui aparece en la plenitud de su sensualidad casi
personales, llámense cuadro, obra dramática, campaña políti- bestial: ojos, cabellera y hombros arman un discurso amoro-
ca, escándalo erótico. Todas, con excepción de Frida, tuvieron so atemporal. Las de Garduño, opina Elena Poniatowska, “la
contacto con el teatro y sus hermanos menores que habrían hacen aparecer una amable e insulsa gordita de casa de citas”.9
de ser mayores: el cine y la fotografía. Sin embargo, ¿no son En realidad Nahui, visitante de Hollywood que no pudo es-
las numerosas representaciones de Frida Kahlo una manera de capar de ese universo de gestos prefabricados, imitaba en su
cambiar de trajes en el escenario que le tocó vivir y modi- modelaje ante Garduño gestos y actitudes de vampiresas como
ficar? Amaron con una libertad y una manifestación pública Theda Bara y Valeska Suratt. Inclusive a ella puede aplicarse
tan explosiva como el motor del autor de carreras que Filippo lo que sería el canon de las vampiresas, de acuerdo con Ángel
Tomaso Marinetti enarboló como emblema de la modernidad. Miquel: “...buena parte de su atractivo radica en el poder que,
Tuvieron sed y bebieron velozmente. Viajaron y vieron mun- como mujer, encarna frente a los hombres; pero ese poder,
do desde muy jóvenes. Vivieron una época donde la sexuali- para realizarse, depende a final de cuentas de que éstos estén
dad comenzaba a ser considerada una manifestación de vida, y allí para dejarse vampirizar. En otras palabras, la vampiresa no
no fuente de depravaciones y desgaste físicos, argumentos que es ni puede ser una mujer independiente”.10
se había encargado de difundir la gran cruzada misógina de
6
Nancy F. Cott, “Mujer moderna, estilo norteamericano: los años veinte”, en 8
Cfr. Bram Dijkstra, Ídolos de perversidad. La imagen de la mujer en la cultu-
Georges Duby y Michelle Perrot (dirs.), Historia de las mujeres, vol. 5, p. 111. ra de fin de siglo.
7
Carmen Mondragón (1893-1978); Tina Modotti (1896-1942); Antonieta 9
En Adriana Malvido, Nahui Ollin. La mujer del sol, p. 12.
Rivas Mercado (1900-1931); Frida Kahlo (1907-1954); Clementina Otero 10
Ángel Miquel, “Vampiresas mudas”, El Acordeón. Revista de cultura, Méxi-
(1911-1996). co, UPN, núm. 22, p. 57, enero a abril de 1998.
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Las mujeres a las cuales me refiero luchan por conquistar los fragmentos de sus traviesas, lúdicas, malhabladas cartas:
un espacio donde la actividad traiga, además de la satisfacción la adolescente irrespetuosa, la poderosa cuate, la pareja que, no
personal, el éxito personal y, de ser posible, la independencia obstante ser veinte años menor que su marido, se convierte en
económica. Tina Modotti pasa la prueba de ser artesana de su madre y su hija, su juez y su cómplice. Tu Ocultadora, solía
Weston para adquirir su propio estilo. Frida Kahlo, que en firmar sus cartas. Pocos documentos tan intensos y tan altos
todo momento sufre angustias económicas, descubre un día como la carta que Frida envía a Marte R. Gómez para defender
que Diego Rivera ha sido el comprador de uno de sus cuadros. los murales de Chapingo o aquella que remite al presidente
El matrimonio viene a ser para todas ellas una búsqueda de Miguel Alemán para protestar contra el atentado al mural del
definiciones, más que una vocación. Una feminista a ultranza Hotel del Prado. Frida retomaba el papel de soldadera, desde
criticaría a Frida Kahlo por su entrega apasionada y no apaga- aquella fotografía de bodas donde pide prestada una falda a
da a través del tiempo a un Diego Rivera amante de otras mu- una de sus sirvientas para vestirse de suave y áspera patria y,
jeres, incapaz de permanecer en la estabilidad y la rutina de la cigarro en mano, se hace retratar con su marido. Soldadera que
vida en pareja. Pero escuchemos nuevamente a Antonieta Ri- como la madre tierra, tenía todo el conocimiento de su lado.
vas Mercado: “En general, se conceptúa a la mujer en México La carta que envía a Diego Rivera el 11 de junio de 1940, ya
buena. De los hombres se dice, con una sonrisa benigna, que separada de él, es una de las más intensas de su epistolario. No
son una calamidad. Pero de la mujer, que es buena, muy buena. es el discurso amoroso del ardido, sino el que nace de la fuerza
Extraño concepto de la virtud femenina que consiste en un que le otorga la sólida seguridad de su pasión:
no hacer”.11 En ese sentido, resulta sumamente revelador
un diálogo sostenido por Diego Rivera con Guillermo Kahlo: Ahora que hubiera dado la vida por ayudarte, resulta que son otras
—Veo que está usted interesado en mi hija, ¿eh?— me dijo. las “salvadoras”...Pagaré lo que debo con pintura, y después aun-
—Sí— le contesté—; de otra manera no estaría yo vinien- que trague yo caca, haré exactamente lo que me dé la gana y a la
do a Coyoacán para verla. hora que quiera...Lo único que te pido es que no me engañes en
nada, ya no hay razón, escríbeme cada vez que puedas, procura no
—Es un demonio— dijo.
trabajar demasiado ahora que comiences el fresco, cuídate muchísi-
—Lo sé.12
mo tus ojitos, no vivas solito para que haya alguien que te cuide, y
El demonio llamado Frida lo era porque —lo sabía Gui-
hagas lo que hagas, pase lo que pase, siempre te adorará tu Frida.13
llermo Kahlo— ella había nacido para salirse de los cánones:
en lugar de los escándalos externos y los celos patológicos ma-
De las numerosas fotografías del libro Los escenarios de Cle-
nifestados por Guadalupe Marín, esposa anterior de Diego
mentina Otero, elijo una que me parece reveladora, porque
Rivera, Frida se concentraba en la autobiografía de su dolor,
tiene que ver con la biografía de la retratada pero también con
constituida por sus cuadros, en la serena sabiduría de que Die-
sus compañeras de aventura. Niña salida apenas de la puber-
go era su pareja a pesar de obstáculos y veleidades tempora-
tad, con rizos a la Shirley Temple, Clementina camina en la
les. Pero al lado de la Frida trágica existe la formada por
calle en compañía de sus amigas. A los quince años, la joven
Clementina será coronada por los charros, en un momento de
11
H.L. Mencken, “The Flapper”, en Retrieving the American Past, p. 319.
12
Gladys March, Diego Rivera. Mi vida. Mi arte, apud Guadalupe Rivera Ma-
rín (coord.), Encuentros con Diego Rivera, p. 230. 13
Frida Kahlo, Escrituras, p. 177.
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fervor nacionalista cuando los colores de la patria ocupaban los los de la historia amorosa de sus protagonistas, muestra a un
espacios de la vida pública y privada. Su porvenir de muñeca Owen con canas artificiales, que sostiene entre sus manos el
reina estaba asegurado en un universo que fabrica sus ídolos rostro de la joven. La obra Le pèlerin de Charles Vildrac, en
con la misma facilidad que los derriba. Ella prefirió el camino un acto, es una crítica a la estrechez mental de la vida pro-
más largo, el más erizado de peligros e ingratitudes, pero tam- vinciana. Edouard Desavesnes, de cincuenta años, vuelve tras
bién el que a la larga concede esa forma de inmortalidad que una larga ausencia a la casa de su niñez. Allí encuentra a su
es la conversación eterna. sobrina Denise Dentin, de 17 años, los mismos que entonces
Un día de 1928, Gilberto Owen descubrió que en una tenía Clementina. Inicia con ella un diálogo que es, en rigor, el
muchacha de 19 años cabían todas las mujeres y toda la poesía. cuerpo de la obra. A partir de un suceso aparentemente trivial,
Ella se llamaba Clementina Otero. Su padre estaba de viaje y Desavesnes emprende, en un brevísimo espacio, la educación
ella se asomó al umbral de una casa en la calle de Mesones, con sentimental de Denise. Contra la grisura y la doble moral del
lo que iba a cambiar su vida y la participación de su cuerpo en medio en que vive la muchacha, Desavesnes afirma:
un escenario que no iba a llamarse, de manera inmediata, ni
amor ni familia. Su encuentro con los poetas que la Historia Es preciso vivir, mi pequeña. La mayor parte de la gente no vive ni
llamaría los Contemporáneos ya forma parte de la historia de ama la vida. Esperan a la muerte tras la ventana cerrada mientras
nuestras afinidades electivas, pero en la biografía de esa mu- hablan mal de sus vecinos... son incapaces de sentir alegría verda-
chacha de los años veinte y en la historia del arte mexicano dera, verdadero amor... le hacen a Dios la afrenta de rogarle sin tre-
significa más, mucho más. La joven en el umbral de esa casa gua, como pordioseros o cobardes, mientras ignoran todo lo que es
de la calle de Mesones, propiedad de Antonieta Rivas Merca- bello y grande, todo lo que verdaderamente lleva la marca de Dios .
do, a quien Clementina querría, admiraría y defendería como
a una hermana mayor, estaba a punto de cambiar el rumbo La joven Clementina, al igual que Tina, Nahui, Antonieta y
de su existencia y a modificar el escenario teatral de su país. Frida, escuchó este mensaje y lo convirtió en fe de vida. Vino
Ese umbral era tan simbólico como la selva oscura de Dante, y luego otro escenario: el del matrimonio, que significó también
trasponerlo significaba aceptar la consigna de los futuros Con- su parcial retiro del teatro. La institución familiar, que Usigli
temporáneos: hay que perderse para reencontrarse. Heroína ponía en tela de juicio en los escenarios a través de obras como
del teatro mexicano, la llama Luis Mario Schneider. Sin llegar Jano es una muchacha o La familia cena en casa, era restable-
a formar parte estrictamente de la selecta cofradía de los que cida por la pionera del teatro mexicano. En alguna ocasión,
se autonombraban “numerables lectores”, Clementina Otero, cuando una de sus hijas le preguntó por qué había dejado el
como antes Antonieta, ganó su sitio como otra contemporá- teatro, ella respondió: “Estaba arrepentida de casarme, pero
nea, en el más amplio y noble de los sentidos. ¿qué quieres? Ya se habían entregado toda las invitaciones”.
Comenzaron los ensayos. De la escenografía se encargaba Hijas de la revolución sexual de los años veinte, de la re-
Manuel Rodríguez Lozano, a quien Antonieta Rivas Mercado volución que tenía lugar en su país, y sobrevivientes espiritua-
envía sus apasionadas cartas casi al mismo tiempo que Gilber- les de la gran guerra, nuestras mujeres pertenecieron a una
to Owen inicia su memorable epistolario a Clementina. Otra generación pensante, y por tanto melancólica y valiente, que
fotografía, ya clásica en los anales del teatro mexicano y en conquistó la libertad para disponer de su cuerpo, para mani-
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festarlo en la epístola, el cuadro, la fotografía o la actuación cional: el tomado por el fotógrafo norteamericano Nickolas
pública. Tras sufrir el accidente que el 17 de septiembre de Muray, amante de Frida tras la separación de Diego. El ro-
1926 cambia su vida y determina su destino, Frida Kahlo se mance duró hasta que la proverbial cólera del Aquiles machista
queja valientemente, en una de las cartas a Alejandro Gómez que había en el promiscuo Rivera pusiera fin al romance. Por
Arias, de que extraña su libertad, porque es una callejera. En supuesto, Frida no sonríe —no puede sonreír— en ninguno
1850, un liberal tan acérrimo como Francisco Zarco había de sus autorretratos, reflejo de sus más hondas angustias, pero
condenado a las mujeres al interior de la casa, porque, en su en la fotografía de Muray encontramos una Frida apacible, con
opinión, no servían para caminar. En 1883, y gracias al poema una ambigua sonrisa giocondiana, relajada, desde la postura
más conocido de Manuel Gutiérrez Nájera, una mujer salía de la cabeza hasta la suavidad acariciante de los enormes ojos
sola a la calle y hacía del ruido de sus tacones el protagonis- —que también sonríen— y los brazos de madona renacentista.
ta del poema. Unos años después, Federico Gamboa frena el Los espacios son subvertidos y su utilización trastocada
avance logrado por la griseta del Duque Job y decreta que por esa liberación de los sentidos, por esa forma de creación
sólo una mujer pública —Santa— puede ejercer por sí sola, que es el amor loco que André Breton definirá por esos años.
y en plenitud, el espacio urbano. De ahí la trascendencia de Atl y Nahui hacen del claustro del convento de la Merced el
la primera escena de La sombra del caudillo, cuando Rosario escenario de sus lides; Antonieta Rivas Mercado transforma la
espera, sin más compañía que la de su paraguas, en la calle de casa de viviendas de Mesones 48 en teatro de vanguardia, ante
Insurgentes, la llegada del general Ignacio Aguirre, a bordo el escándalo de los vecinos; Clementina Otero trastoca el or-
del automóvil, ese personaje que en los veinte se incorpora a den familiar al desobedecer la prohibición paterna e integrarse
todo el ritual de seducción e intimidad. a la tropa de muchachos locos que, a su vez, transformaban
Dos fotografías de Frida Kahlo muestran esa vocación de la respetabilidad pequeñoburguesa de una casa de viviendas
la mujer en la calle. En la primera, una joven y muy delgada en un teatro de vanguardia; Tina Modotti busca la comunión
Frida camina al lado de Diego Rivera en la celebración del 1º —no necesariamente erótica— con otros compañeros varoni-
de Mayo. En la otra, a unos días de morir, en silla de ruedas les, ante los celos —ya muy mexicanos— de Edward Weston.
participa en la manifestación en contra del golpe de Estado en El cuerpo irrumpe materialmente en el paisaje, en el escenario,
Guatemala. Casi la totalidad de la obra de Frida está recorrida en el aire. Al referirse a la actuación de Antonieta Rivas Mer-
por el cuerpo y sus intensidades. Llevaba a su realización lo cado en el teatro de Ulises, Alicia Sánchez Mejorada afirma:
que afirma en una carta a Carlos Chávez, en octubre de 1936: “Antonieta actúa y traduce la obra, es decir, se apropia del
“Como mis asuntos han sido siempre mis sensaciones, mis es- cuerpo y la palabra. En una apropiación creativa del personaje
tados de ánimo y las reacciones profundas que ha ido produ- ella transforma su aspecto personal, cortándose el pelo à la
ciendo la vida en mí, he objetivado frecuentemente todo esto
en figuras de mí misma que eran lo más sincero y real que
podía hacer para la expresión de lo que sentía por mí y ante
“Realmente no sé si mis pinturas son o no surrealistas, pero sí sé que son la
mí”.14 De esta época data un documento doblemente excep- más franca expresión de mí misma, sin tomar jamás en consideración ni jui-
cios ni prejuicios de nadie... [quiero] tratar hasta donde pueda ser yo misma,
14
Frida Kahlo, op. cit., p. 156. Y en una declaración solicitada en 1947 por y el amargo conocimiento de que muchas vidas no serían suficientes para
el Instituto Nacional de Bellas Artes, Frida regresa al autorretrato verbal: pintar como yo quisiera y todo lo que quisiera”. Ibidem, p. 241.
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garçon. Es la modernidad instalada en su propia figura. Ella además de la rugosidad del suelo, resaltan la tersura en el cuer-
reconoce en su cuerpo un don del cual puede disponer”.15 po de Tina, crucificada en su personal pasión. La minuciosi-
Antes afirmé que las mujeres que en los veinte se atreven dad que Weston imprime en cada una de sus visiones muestra
a hacer una exposición pública de sus pasiones amorosas no el fervor que sentía por ese cuerpo que se le escapaba y del
obtienen el tradicional castigo consecuente. Sin embargo, al cual, finalmente, huyó, del mismo modo en que Atl escapó de
examinar el álbum fotográfico de cada una, encontraremos Nahui Ollin. Weston volvía a sus obligaciones filiales; Atl al
una peculiaridad: no saben sonreír: no quisieron sonreír. La estudio de volcanes más predecibles que la explosiva Carmen
excepción es Antonieta, cuyas fotografías la muestran siempre Mondragón. El que huía, tituló Antonieta Rivas Mercado a su
con una dulzura que resulta el mejor disfraz para la firmeza y novela inconclusa. Así puede denominarse también su relación
determinación de su carácter. Que no sonrían no significa que con Manuel Rodríguez Lozano, la creciente pasión de la cual
sean inexpresivas: su seriedad proviene del compromiso ético dan testimonio las 87 cartas a él dirigidas, desde aquella donde
y estético que para ellas entrañaba enfrentar la lente del fotó- le da escuetas instrucciones de mujer de empresa para realizar
grafo, participar en ese proceso no para convertirse en patri- la escenografía del cacharro, como llamaban familiarmente al
monio colectivo sino, como quería Frida, “tratar hasta donde local del teatro Ulises, hasta aquella donde se considera la va-
pueda ser yo misma, y el amargo conocimiento de que nues- salla vencida por un amor sin esperanzas. Antonieta quiere,
tras vidas no serían suficientes para pintar como yo quisiera y más que poseer el cuerpo de alguien que ya ha decidido la
todo lo que quisiera”.16 En otra azotea —esa vecindad con el heterodoxia de su amor, consumar la conquista de ese antago-
cielo— Edward Weston, Tina Modotti y su cámara establecen nista susceptible de convertirse en aliado y cómplice, y no en
un triángulo amoroso que da como resultado sus fotografías molesto marido.
mexicanas más célebres, los desnudos que despertaron prime- “Love´s mysteries in souls do grow, / But yet the body is its book”
ro admiración estética y erótica, y, posteriormente, escándalo (Los misterios del amor crecen en el alma, / pero el cuerpo es
y malsano deleite, una vez que la injusticia mexicana las con- su libro), escribió John Donne. Las mujeres de nuestra posre-
sideró pruebas suficientes para convertir el asesinato político volución quisieron ser cuerpo enamorado, carne vulnerada, fe-
de Julio Antonio Mella en un crimen pasional. Los desnudos de tiche público y privado, demostración de fuerza y autonomía,
Tina Modotti están, en opinión de Margaret Hooks, muy exploración de la individualidad en el espejo antagónico del
cerca de la objetivización pornográfica. Las fotografías del ar- otro cuerpo, de los otros cuerpos. Era la época de los grandes
chivo de los hermanos Mayo que registraron a Tina ante los poemas amorosos, a ambos lados del Atlántico. Villaurrutia y
inquisidores de la policía y que la obligaron a retratarse en la Cernuda, Novo y Aleixandre, Owen y García Lorca llevaban
reconstrucción de hechos para ella dolorosos, son pornografía el erotismo a sus cimas más vanguardistas y clásicas. Ningu-
pura. Lo que más nos toca y nos aproxima a la verosimilitud no tuvo la osadía para escribir un texto público semejante a
de su carne es el juego de texturas y volúmenes logrado por la dedicatoria de una fotografía de Nahui Ollin al doctor Atl:
Weston: la trama burda de la tela sobre la cual yace la modelo, “Moja los ojos de tu amada con el semen de tu vida para que
15
Alicia Sánchez Mejorada, “Antonieta Rivas Mercado: mecenazgo y actuacio- se sequen de pasión”. En una conferencia que en esos años
nes entre 1927 y 1928”, en Gustavo Curiel (coord.), Patrocinio, colección y Xavier Villaurrutia dicta sobre Sor Juana Inés de la Cruz, esta-
circulación de las artes. Coloquio internacional de historia del arte, p. 127.
16
Frida Kahlo, op. cit., p. 241.
blece la diferencia entre la curiosidad como capricho y como
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pasión. La parte femenina del alma de Villaurrutia supo captar ciudad con el arsenal de su belleza y su bondad innata, es una
y sintetizar la aventura de las artistas de la posrevolución mexi- de las múltiples definiciones que tendrá la mujer y la calle en
cana. Su personal aventura amorosa, su corazón en el filo, se la historia del cine mexicano. La figura femenina abandona el
desbocó en diversas direcciones. Su común denominador fue papel tradicional que le corresponde en el interior de la casa y
la certeza de que la pasión es un oficio de tiempo completo, emprende la ocupación de otros espacios urbanos. “El hombre
exigente y egoísta, de cuyas consecuencias se deriva el resto caza y lucha; la mujer intriga y sueña”, escribe Jules Michelet.
de los actos creativos que intentemos. Lo que Diego Rivera Son palabras que sirven a Carlos Fuentes como epígrafe para
afirma sobre Frida, que supo amar en él la idea del amor, y su novela Aura, donde la casa, la hechicera y la ciudad dejan
defenderla, puede decirse sobre cada una de esas mujeres: “Es de ser elementos pasivos para transformarse en grandes acu-
la primera vez en la historia del arte que una mujer ha expre- muladores de tiempo cíclico, en detentadores de la magia.
sado con franqueza absoluta, descarnada y, podríamos decir, Por lo anterior resulta tan importante, en 1948, la apari-
tranquilamente feroz, aquellos hechos generales y particulares ción de un personaje como Borola, núcleo femenino de La
que conciernen exclusivamente a la mujer”.17 familia Burrón. No es casual que en 2004, en un homena-
je que la Asamblea de Representantes rindió a su creador, el
maestro Gabriel Vargas, se cancelara una estampilla postal con
la imagen de Borola, defensora de los derechos humanos, co-
Cuando México y el mundo eran en blanco y negro, sus mu-
menzando por los de sus vecinas más próximas. Inventora que
jeres se dividían, de manera igualmente radical, en buenas y
convierte el motor de su licuadora en principal energía de sus
malas. En las pantallas había un lugar importante tanto para la
creaciones —un teleférico para cruzar los ejes viales o un tren
rumbera que alejaba al hombre del hogar como la paciente Pe-
subterráneo para llegar rápidamente al mercado—. Desnudista
nélope que esperaba, sin preguntas ni reproches, la vuelta del
por vocación, exhibicionista por necesidad, habrá de tomar las
irresponsable Ulises quien, a pesar de sus naufragios, siempre
riendas para ayudar a la economía de su intachable esposo. Ni
vuelve a la restauración de la armonía y el contrato social. Las
siquiera en los momentos más afortunados de las comedias
llamadas aventureras ostentan nombres sonoros y perversos.
de Joaquín Pardavé o de Cantinflas existe un personaje feme-
Las que permanecen en la trinchera doméstica recibirán motes
nino que reúna el dinamismo, la gracia y el arrojo de Borola
cariñosos, tiernos y por lo tanto descalificadores: la Chorreada,
Burrón.
que personifica Blanca Estela Pavón, es el más claro ejemplo
El cine de la época de oro dará respuesta a temas inicialmen-
del culto y la reivindicación del hada del hogar. En tal universo
te propuestos por la literatura. Uno, entre muchos ejemplos:
maniqueísta, no hay lugar para el respeto a la inteligencia o la
cuando Remedios, personaje central de La Rumba de Ángel
superación personal. Sólo la bondad garantiza la estabilidad.
de Campo, mira desde su barrio el reverberar de la naciente luz
La belleza conduce, fatalmente, a la perdición, como se aprecia
eléctrica, concluye con la frase: “Yo he de ser como las rotas”.
en La muchacha del café del puerto de Juan Orol.
En esa sed de identidad se preludian los numerosos argumentos
Aventurera, título de una de las numerosas películas don-
donde la mujer lucha por su autonomía y por evitar a toda costa
de Ninón Sevilla personifica a la mujer que se enfrenta a la
la degradación. Así sucede con Víctimas del pecado, de 1950,
17
Apud Andrea Kettenmann, Frida Kahlo. Dolor y pasión, p. 51.
una de las obras donde con mayor claridad aparece la relación
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que una mujer y un niño logran para enfrentarse a la ciudad y cuarteto narrativo Agua quemada, retrato de una ciudad de
sus lobos. El papel femenino principal está a cargo de Ninón México poco antes de los terremotos de 1985 que cambia-
Sevilla, quien personifica a una bailarina exótica, figura principal ron radicalmente tanto la fisonomía de la ciudad como la
del cabaret Changó. Cuando una de sus compañeras da a luz un manera de ejercerla. Doña Manuela y sus perros, Luisito y
bebé que es rechazado por la madre para irse con su amante, la la memoria, el niño inválido en su silla de cuya sensibilidad
protagonista lo recoge, lo salva y lo adopta, todo lo cual la lleva le permite reconstruir esa que José Emilio Pacheco llama en
a ser expulsada del cabaret y verse obligada a ejercer la prostitu- otra parte ciudad de la memoria. Doña Manuela, con sus
ción. La salva el buen amor del dueño de La máquina loca, un perros callejeros y castigados, es también, a su modo, como
cabaret de menor categoría pero al cual asiste mayoritariamente la Consuelo de Aura o la Gladys de La región más transpa-
un público integrado por ferrocarrileros, que son pobres y bue- rente, hechicera y sacerdotisa, capaz de dialogar con fuerzas
nos, en comparación con los malvados y ricos delincuentes de la elementales, permanentes y reincidentes, como lo son en este
primera parte. Esta primera redención es interrumpida cuando caso los perros callejeros y la indomable capacidad para resis-
el villano reaparece para reconocer —ahora sí— a su hijo y obli- tir la ciudad, para vivirla en tiempos de secas o de aguas. El
garlo a delinquir. La madre adoptiva mata al villano y es llevada niño con su imaginación, la vieja con su fe en el prójimo más
a la cárcel. El niño queda en la calle, pero en ella tiene lugar su desvalido, el perro callejero, logran la única victoria que es
verdadera iniciación. Todo lo que gana vendiendo periódicos y posible consumar en la ciudad, mucho más en una como la
lustrando zapatos lo dedicará a comprar unos zapatos para su de México: amarla a pesar de sus horrores. Sólo la imagina-
madre presa. La película termina con la salida triunfal de madre ción, esa niña que por desgracia sepultamos o desplazamos
e hijo del presidio de Lecumberri, de tan triste memoria. con el paso de los años, puede expresar en voz de Luisito lo
El melodrama es uno de los logros más notables del cine que afirma sobre doña Manuela, pero que puede decirse de
mexicano. En la película aparecen hitos notables de la ciudad cualquier ciudad con espíritu indomable: “Parece una reina
de los años cincuenta —el monumento a la Revolución, el vieja y solitaria, olvidada de todos”.
antiguo cine Lido, el puente de Nonoalco— en actuación tan
protagónica como la de los personajes. Gracias en gran parte a
la fotografía de Gabriel Figueroa se logra esta impecable trian- Un día de 1953, Nacho López registró el paso de una mu-
gulación entre el niño, la mujer y la ciudad, particularmente chacha, atestiguado por un grupo de varones en la esquina de
en aquella escena donde ella lleva envuelta la cabeza por un Balderas y Ayuntamiento. El venerable edificio porfiriano que
rebozo, el niño en brazos y desde lo alto del puente de No- alguna vez alojó a la Secretaría de Agricultura se estremeció,
noalco mira, en actitud de virgen dolorosa, el gran penacho de junto con las nuevas construcciones, al paso de la que en ese
humo del ferrocarril que se acerca al primer plano mientras al instante era reina de la ciudad. Ceñido al caderamen, el vestido
fondo está saliendo el sol, enorme y pleno. abrevia doblemente la cintura. Los zapatos que quieren con
Carlos Fuentes ha sido uno de los autores que en varias su altura estar más cerca del cielo sin perder su contacto y su
de sus obras narrativas ha explorado con acierto la relación ritmo con la tierra.
del niño, la mujer y la ciudad. De manera más clara apare- En la relación de la mujer con la ciudad, preposiciones y
ce en el cuento “Estos fueron los palacios”, incluido en el conjunciones lo modifican todo: la mujer de la calle, la mujer
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en la calle, la mujer con la calle, la mujer y la calle. La mucha- descifrarla, la convierten en la imposible, en la utópica, en la
cha de López irrumpe, sirena en tierra, el mismo año en que única ciudad de México.
se inaugura la XEMX, Radio Femenina dirigida exclusivamente
por mujeres.
¿Adónde se dirige esta muchacha? ¿Qué la ha llevado a
La Ciudad es mujer, y acaso ello explique la superioridad nu-
salir y cruzar, ojerosa y pintada, en medio de la canalla varonil
mérica de los textos varoniles dedicados a ella. Pero si toda his-
que ante el paso fugaz de la doncella ejerce la mirada y el oído
toria de navegaciones y regresos tiene como origen La Odisea,
y consuma de tal modo los dos sentidos platónicos? Su gesto
“desde Homero hasta Joseph Conrad”, Penélope es responsa-
es de martirio, de pena, de secreta satisfacción. Parece vestida
ble de la vuelta del héroe. Imán disfrazado de sirena, lo espera
para fiesta, como para fiesta se visten todas las mexicanas cuyo
con la seguridad de que tarde o temprano olvidará la errancia
destino es el trabajo diario y cuyos pocos recursos económicos
para reintegrarse a tierra firme, metáfora de la mujer como
las llevan a ejercer como peatonas el asfalto. Fiel al perfume y
“ancla segura y abolición de la aventura”.
los tacones altos, al baño diario y al cabello que se enfrenta,
Enrique González Rojo decide invertir el orden de los tér-
aún mojado, a la calle, se dirige a la oficina, ese espacio de
minos y encuentra que Penélope no se queda en casa, expues-
ocho horas donde brilla y sonríe y se marchita, antes de que la
ta a los requerimientos de sus pretendientes. La que espera
calle la reviva con su desafío de fin de jornada.
hace su primera y subsecuentes salidas sin que ese atrevimien-
Un día del año 1957, Elena Poniatowska salió a la calle
to clausure la historia de amor ni las metamorfosis del mito.
con el esplendor de sus 24 años. El hecho de que una mucha-
¿Cómo combatir una tradición de siglos y aceptar —verdade-
cha hermosa, joven, culta, saliera a esa ciudad de México es,
ramente— la salida de Penélope y su integración al mundo?
en primer lugar, trascendente para la historia aún no escrita
¿Por qué nuestro empeño en garantizar con jaula de oro la
de los efectos devastadores que la belleza en tránsito provoca
hermosura volátil, cuando la gran historia de amor de Occi-
en sus observadores. Elena Poniatowska salió a las calles de
dente ensalza el obstáculo como posibilidad y apuesta por el
la ciudad de México para iniciar con esa otra mujer, tan nu-
riesgo y la aventura? Pocos lo han aceptado tan valerosamente
tricia como ingrata, tan madre como devoradora, un acto de
como el Rubén Bonifaz Nuño de El manto y la corona:
conocimiento, de amor y de lealtad, para hablarle de tú sin
perderle el respeto, para descifrarla y comprender sus miste-
rios, para contribuir a la educación profunda y auténtica de sus Pobre de mí que a veces he pensado,
habitantes. La acompañaba un compañero de lucha llamado que muchas veces he querido,
Alberto Beltrán, quien a su vez portaba sus respectivas armas: fabricarte una jaula
hojas blancas, carbón, plumillas, tinta china. De esa alianza con mi ternura, mi dolor, mis celos,
andariega surgió uno de los libros más notables de la literatura y tenerte y guardarte allí, segura,
mexicana dedicada a la capital, bajo el título Todo empezó el lejos de todo, mía,
domingo. Igualmente, en ese libro nació Elena Poniatowska, como una cosa tierna y desdichada.
su compromiso con la ciudad y sus cotidianos y verdaderos
constructores, esos que al vivirla y vestirla, al combatirla y
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Penélope ya no se queda en casa. Navega y explora con la sentido del humor, ternura, sabiduría nunca traducida en pré-
misma avidez e intensidad que Ulises. Lo demuestra María dica. Crónicas que se entrelazan entre sí, pueden ser leídas
Luisa Novela con Pánico y peligro, la primera novela donde también de modo independiente como un manual de super-
la ciudad aparece observada, asimilada y transformada por los vivencia y de dignidad femenina, de respeto por la especie.
ojos de una niña que va creciendo con ella. Aparecida antes La chulanga invita a disfrutar la vida, el cuerpo de la ciudad,
del terremoto de 1985, dialoga impecablemente con la película como el descubrimiento de la nueva caricia, de la emoción
Lola de María Novaro, de 1989. Es notable la salida que en la inédita, del sabor que nunca imaginamos que existiera.
madrugada hace a la parte más golpeada de la urbe. A través La Mujer es la ciudad. Homenaje al cuerpo de la ciudad
de las pupilas femeninas, la ciudad adquiere una atmósfera de que es un cuerpo de mujer. Penélope no se queda en casa.
abrigo, diálogo, paulatina complicidad. Antes bien, ocupa su sitio en la batalla. Lo ocupa y lo gana.
Termina este breve y apresurado paseo callejero con otra Cuando regresa a casa, ordena sus armas y hace pacto de
salida. La que desde hace un año hace un personaje femeni- amor con el espejo. No importan sus recursos porque son
no, amparado por el seudónimo Nora Emilia, en la revista siempre todos. Transparencia del arsenal, su ropa íntima es el
Tiempo Libre, bajo el título “Historias de la chulanga”. En regalo oculto que los otros no ven pero ella siente. Penélope
la selva del siglo XXI, y en una ciudad que ostenta el nombre tiene un hombre, pero, como dice Cecilia Toussaint en la
del país entero, divorciada y con dos hijas, la chulanga es una canción de Jaime López, es antes que nada dueña de su es-
amazona obligada a forjar sus propias armas para emprender clavitud, y como en la balada de Lennon y McCartney, para
la conquista de una libertad que comienza desde el respeto nadie. Cuando rompe el día, son de Penélope el espacio de
que siente y exige por su persona. No acepta la calidad de la máscara que otorga identidad a su belleza, el tiempo del
mercancía forjada por incontables generaciones antes que ella. té que tiene matemáticamente su carga y peso acostumbra-
Otras mujeres han desafiado esta ley que pareciera desembocar dos, el agua que se lava en su tersura, la música que eriza
sólo en la frustración o el desencanto, desde la Salamandra exclusivamente sus sentidos. Penélope se engalana con su
de Efrén Rebolledo hasta la Violeta de Diablo Guardián de armadura para el día y se ofrece a la guerra. Ya forcejee en
Xavier Velasco. los pasillos del metro para alcanzar el vagón prometido, ya
Pero la chulanga no es fatal. Si juega a serlo, es para defen- oprima el acelerador sabiendo que la eternidad comienza un
derse. Rodea su corazón con alambre de púas para ser tocada lunes, ya camine por nuestras calles desiertas del corazón, Pe-
exclusivamente por quien ella decida. El corazón es un cazador nélope gana su sitio en la batalla. En ocasiones vuelve con
solitario, descubrió la gran Carson Mc. Cullers. La chulanga los pendones del enemigo, otras alcanza su trinchera a duras
es cazadora y selectiva, fiera que puede transformarse en sama- penas. Pero siempre es señora de sí misma, segura de que
ritana, una ciudadana que acepta vivir en una ciudad donde Ulises aparecerá a su tiempo, no obstante los artilugios de
cotidianamente tienen lugar el desastre y el milagro. Por regla Circe y sirenas que la acompañan. Penélope no se queda en
general, y ante los embates discriminatorios del discurso varo- casa. Se llama Tina Reyes en el cuento de Amparo Dávila, y
nil, el feminista se caracteriza por la descalificación del otro. va al encuentro de una ciudad cuya magia es provocada por
Las historias de la chulanga tienen en favor suyo múltiples vir- su deseo. Bajo el nombre de Margo Glantz, aborda un taxi y
tudes que la distinguen de esa creencia ortodoxa: sensualidad, comienza a pensar en las atrocidades de Los bandidos de Río
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Frío de Manuel Payno, cándidas ante las cometidas en este Patrocinio, mecenazgo y circulación de las artes. XX Coloquio in-
tiempo de asesinos. Penélope no se queda en casa. Tiene la ternacional de historia del arte, México, UNAM, 1997.
piel de Estefanía y sale a la calle con un espejo para demostrar Z ARCO, Francisco, “Los transeúntes”, en Escritos literarios, México,
la parcialidad de los reflejos y el triunfo del cuerpo enamo- Porrúa, 1999.
rado sobre el rosario sin misterio de los días no consagrados
por la sorpresa del erotismo, la locura o la muerte. Hemerográfica
C OLECCIÓN
L A S M A ESTR A S DE M ÉX ICO
Las maestras de México. Rita Cetina, Dolores
Correa, Laura Méndez, Rosaura Zapata
Varias autoras
♦
C OLECCIÓN I N EHR M
Historia
de las mujeres
en México