Es Muy Caro El Kilovatio

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¿Es muy caro el kilovatio-hora procedente de una central nuclear?

Las centrales nucleares tienen la peculiaridad de que son muy competitivas por su
elevada fiabilidad, que les lleva a producir cantidades muy grande de electricidad
ya que casi el 90% de las horas del año están acopladas a la red eléctrica, y
porque el uranio, combustible que se utiliza en estas centrales, solo tiene un peso
de un 6% en el coste del kWh y se produce en países que son sociopolíticamente
estables. Por ello, aunque aumente mucho el precio del uranio, el coste del kWh
generado no queda muy afectado.

Los principales costes de la energía nuclear se derivan tanto de la inversión


inicial como de la inversión recurrente en seguridad.

Por otro lado, el coste de la construcción de una central nuclear es muy alto (entre
4.000 y 5.000 millones de euros), por lo que es necesaria la amortización a largo
plazo (aproximadamente a 30 años).

¿sabes cuánto cuesta construir una central nuclear? ¿Crees que el


desembolso inicial es pequeño? ¿Cuáles son sus ventajas y cuánto tiempo se
tardan en amortizar?

 Una central nuclear, según la SNE (Sociedad Nuclear Española), cuesta


unos 5.000 millones de euros. Necesita 30 años para amortizarse debido a
este elevado coste.
 Su tiempo de construcción es de 5 a 10 años (aunque depende más de
la experiencia y de los trámites burocráticos).
 Entre las ventajas, se encuentra la no emisión de gases de efecto
invernadero. En su lugar, se emite vapor de agua, y por ello puede ser
calificada de 'verde'. También es una energía barata, y una sola central
puede generar una enorme cantidad (es casi inagotable, por cierto).

Entre los peligros de la energía nuclear, encontramos que los residuos


radioactivos son muy peligrosos (mortales, contaminantes y de difícil gestión).
Por lo tanto, hay que cuidar todo al milímetro para evitar accidentes en centrales
nucleares.

Los minirreactores de última generación llegarán en cinco años

Tienen seguridad automática y son más baratos y más sostenibles.

¿Qué son los mini reactores nucleares?

https://elpais.com/ciencia/las-cientificas-responden/2022-05-05/que-son-los-
mini-reactores-nucleares.html
https://www.iaea.org/es/newscenter/news/que-son-los-reactores-modulares-
pequenos-smr

En inglés se llaman Small Modular Reactors (SMRs) o Small Nuclear Reactors.


Aunque el término que más se usa es el de SMR porque además de pequeños
están concebidos como modulares. Lo que define la diferencia entre lo que
llamamos pequeño, mediano o grande es la potencia que generan. Por debajo de
300 megavatios equivalentes (MWe), que es aproximadamente un tercio de la
capacidad de los reactores normales que usan en la actualidad, se considera
SMR. Esta es la definición del Organismo Internacional de Energía Atómica
(OIEA).

Todos los SMR que hay hasta el momento son prototipos en diferentes estados de
desarrollo, pero todavía no hay ninguno en uso. Los países que están
desarrollándolos son Estados Unidos, que está apostando muy fuerte por ellos,
China, Rusia, Canadá, Corea del Sur o el Reino Unido. Estos reactores nucleares
pequeños ya se han utilizado con anterioridad, aunque no como fuente de
electricidad. Por ejemplo, son los que se emplean en los submarinos nucleares.

Una central nuclear convencional como las que funcionan ahora requiere una
inversión económica enorme, según la Sociedad Nuclear Española, entre 4.000 y
5.000 millones de euros. Y además tienen otros problemas añadidos como son los
de la seguridad y los de la gestión de los residuos. Los SMR se plantean como
una alternativa más económica y más fácil de gestionar. Los diseños incluyen un
primer módulo con potencia menor de 300 MWe, a los que eventualmente se les
pueden añadir módulos adicionales de características similares.

Una de las primeras diferencias entre los SMR y las centrales nucleares actuales
tiene que ver con su construcción. No se puede construir una central nuclear en
cualquier sitio, pues requiere unas características geológicas adecuadas o, en
caso de las que usan agua como refrigerante (reactores de agua presurizada o en
ebullición), una fuente de agua cercana como un lago, un río o el mar, un SMR, al
ser más pequeño, no precisará de tanta agua refrigerante. Para su construcción es
necesario mover toda una industria hasta el lugar elegido para el emplazamiento,
con los elevados costes de producción que eso supone. Los reactores pequeños
podrán construirse en fábricas que podrán estar situadas en cualquier lugar. Una
vez construidos será posible trasladarlos hasta el lugar donde se situará la mini
central nuclear. Eso permitirá instalarlos, por ejemplo, en lugares aislados o
lejanos en los que no es rentable instalar una central nuclear convencional, o
donde sea complicado hacer llegar la red eléctrica general. También se plantea su
uso en desaladoras, sistemas de calefacción, o en aplicaciones industriales.
La principal diferencia entre los pequeños reactores y los reactores nucleares que
hay ahora en funcionamiento tiene que ver con su operación. Un reactor de 700 o
1000 MW es complicado de gestionar, tanto desde el punto de vista de la
seguridad como desde el punto de vista de los residuos radiactivos.

Desde el punto de vista medioambiental habrá que ver cómo responden los
prototipos, aunque se espera que sean más seguros por varias razones. La
primera es que su pequeño tamaño permite elegir mejor el lugar en el que se
instalen desde el punto de vista de la estabilidad geológica. También desde el
punto de vista de una seguridad más operativa, ya que para estos reactores más
pequeños pueden diseñarse sistemas de seguridad pasivos que no pueden
utilizarse en una central nuclear convencional. Dado que estos sistemas pasivos
dependen de fenómenos físicos, que no requieren la acción humana, será más
sencillo “apagar” el sistema ante una emergencia, mediante sistemas como la
circulación natural, la convección, la gravedad o la autopresurización. Además,
muchos diseños incluyen un contenedor de acero que recubrirá todo el reactor y
que se comportará como una barrera de ingeniería adicional.

Según la información que están haciendo pública los desarrolladores de estos


prototipos, la gestión de los residuos será más fácil por la sencilla razón de que se
producirán en menor cantidad, aunque es evidente que en el caso de tener tres
reactores modulares (900 MWe), sus residuos equivaldrían a los de una central
convencional. Por otra parte, estos nuevos diseños tienen la ventaja frente a los
convencionales que el tiempo de recarga es menos frecuente, de manera que
puede realizarse cada tres a siete años, en lugar de los uno y dos años actuales.
Algunos SMR se quieren diseñar para funcionar hasta 30 años sin recargar. Esto
simplificará la operatividad de las centrales y la gestión de los residuos.

En general, los reactores de 700 MWe pueden ajustar aproximadamente la


producción de acuerdo a la demanda de electricidad en ese momento. Los
defensores de los SMRs estiman que podrán ajustar su producción de una manera
aún más flexible que las centrales nucleares actuales, coordinándola con la de las
energías renovables, por ejemplo eólica o solar, que son fuentes de energía
variables que dependen del clima y la hora del día. Sus defensores argumentan
que, combinándose con fuentes renovables, aumentarían la eficiencia de estas en
un sistema de energía híbrido.

Se están barajando diferentes tipos de reactores modulares. Existen prototipos de


agua ligera, que utilizan el agua presurizada como refrigerante. También existen
otros posibles refrigerantes como algunos gases o metales fundidos (reactores de
neutrones rápidos), así como sales fundidas. Otro aspecto que tiene interés en los
SMR es el uso del torio como combustible alternativo, sobre todo a raíz de los
prototipos que están desarrollando ya algunos países. Esta es una segunda gran
línea de actuación dentro de los reactores nucleares para usos pacíficos, donde se
buscan combustibles alternativos al uranio, utilizado actualmente en los reactores
nucleares y cuya presencia en la corteza terrestre es limitada.

Según informa 'The Guardian', el coste de los SMR supondrá unos 2.000 millones
de libras de media (unos 2.351 millones de euros), muy por debajo del precio por
MW que buscan los promotores de reactores nucleares a gran escala.

Producir energía nuclear con reactores más pequeños, de menor potencia,


dotados de seguridad reforzada y automática y con aprovechamiento de
combustible ya utilizado será una realidad efectiva en un periodo máximo de cinco
años. Esta producción será posible gracias a reactores modulares pequeños
(SMR, por sus siglas en inglés). Los reactores pequeños, ya existentes pero con
una tecnología que ahora está en plena transformación, requieren como máximo
un tercio del tamaño de las actuales centrales y una potencia de 300 megavatios,
frente a los 1.000 MW de las instalaciones tradicionales.

Para Foro Nuclear, “es estratégico preservar y desarrollar tecnologías punteras


propias de la energía nuclear, lo que ejerce un importante efecto tractor sobre
diversos sectores económicos, al tiempo que refuerza la independencia
energética”. Los SMR, “con capacidades superiores a las de los actuales”, según
la asociación, son fruto de esa estrategia innovadora.

Los llamados reactores modulares pequeños o de pequeña potencia ofrecen ya


una serie de ventajas, destacadas por el Organismo Internacional de Energía
Atómica (OIEA) de Naciones Unidas. Ocupan menos espacio, por lo que pueden
ubicarse en lugares donde no podrían hacerlo las centrales nucleares más
grandes; pueden fabricarse y después trasladarse, con lo que reducen sus costes;
ahorran tiempo de construcción y recarga de combustible, se pueden instalar en
zonas alejadas con una cobertura de red de electrificación limitada, y son más
seguros, en primer lugar, porque son más pequeños y simples.

Construir un reactor nuclear convencional cuesta unos 6.000 millones de dólares.


La inversión inicial será mucho más reducida para los minirreactores, requerirán
unos 2.000 millones de dólares si ocupan una tercera parte de los actuales. Foro
Nuclear añade que pueden producirse en fábrica “con todas las ventajas que esto
conlleva en cuanto a calidad de fabricación, facilidad de licenciamiento y
estandarización”.

Los SMR, que pueden producir grandes cantidades de electricidad con bajas
emisiones de carbono, son:

 Pequeños: físicamente una fracción del tamaño de un reactor nuclear de


potencia convencional.
 Modulares: lo que permite que los sistemas y componentes se ensamblen
en fábrica y se transporten como una sola unidad a un lugar para su
instalación.
 Reactores: que aprovechan la fisión nuclear para generar calor para
producir energía.

A principios de la década de 2010, la OIEA puso en marcha un programa de


desarrollo de los novedosos SMR. En la actualidad, funcionan algunos modelos de
SMR (en los submarinos nucleares pero es en estos años cuando la minienergía
nuclear va a experimentar una verdadera revolución.

Prototipos

Diversas empresas están trabajando en estos momentos en los prototipos de los


SMR del futuro próximo. Una de ellas es española, el grupo Idom, consultoría de
ingeniería fundada en Bilbao en 1957 y que hoy cuenta con proyectos en 125
países. Su director de servicios nucleares, Xabier Ruiz, asegura que el prototipo
que está diseñando la canadiense Moltex Energy, en el que participa Idom, es uno
de los más avanzados del mundo.

Este SMR combina dos aspectos que van a definir la energía nuclear de las
próximas décadas: mayor seguridad y mayor aprovechamiento de residuos. Ruiz
explica que el proyecto incorpora sistemas de seguridad intrínseca, consistente
“en nuevos diseños de la física que impiden técnicamente que ocurran
accidentes”. Así, si se produce “una reacción en cadena no sostenible”, el reactor
deja de funcionar automáticamente y se para solo. Además, los nuevos SMR
aprovechan el combustible gastado en las centrales tradicionales. Este proyecto
cuenta con el apoyo de los Gobiernos de Canadá, Estados Unidos y Reino Unido.
Las cifras

300 megavatios es la cantidad de potencia que tienen los pequeños reactores


nucleares, frente a los 1.000 MW de una central tradicional.

6.000 millones de dólares es la inversión inicial que, por regla general, requiere la
construcción de una central grande. Los costes iniciales de los SMR, con un tercio
de tamaño, serían de 2.000 millones de dólares.

Todos los que hay actualmente son prototipos en diferentes estados de desarrollo,
pero todavía no hay ninguno en uso

Fases avanzadas en Canadá y China

Diseños. En la actualidad existen más de 70 diseños diferentes de SMR en


distintas etapas de desarrollo, según informa Foro Nuclear. Uno de los países que
está en una fase más avanzada es Canadá, que ha puesto en marcha un
programa de colaboración público-privada para poder desplegar los SMR en
múltiples aplicaciones.

China. El país que más unidades nucleares del mundo construye (Francia es el
que más potencia produce) también está desarrollando su propio SMR. En breve
estará operativo el diseño ACP-100, un reactor de agua para producir electricidad
y vapor industrial y para desalinizar agua de mar.

Ventajas de los SMR

Muchos beneficios de los SMR están intrínsecamente vinculados a la naturaleza


de su diseño, es decir, a que son pequeños y modulares. Dado que ocupan menos
espacio, los SMR pueden colocarse en lugares donde no podrían ubicarse
centrales nucleares más grandes. Las unidades prefabricadas de SMR pueden
fabricarse y luego enviarse e instalarse in situ. Gracias a ello, su construcción es
más asequible que la de los grandes reactores de potencia, que suelen estar
diseñados a medida para un lugar en particular, lo que a veces ocasiona retrasos
en la construcción. Los SMR permiten ahorrar costos y tiempo de construcción y
pueden desplegarse gradualmente para ir ajustándose a la demanda creciente de
energía.

Uno de los desafíos de acelerar el acceso a la energía es la infraestructura —


cobertura de red limitada en zonas rurales— y los costos de conexión a la red para
la electrificación rural. Una sola central eléctrica debería representar no más del 10
% de la capacidad total instalada de la red. En zonas que carecen de suficientes
líneas de transmisión y capacidad de red los SMR pueden instalarse en una red
existente o en una ubicación remota sin conexión a la red, debido a su menor
producción eléctrica, y proporcionar energía con bajas emisiones de carbono para
la industria y la población. Esto es especialmente pertinente para los
microrreactores, que son un subconjunto de los SMR diseñados para generar
energía eléctrica en general hasta 10 MW(e). Los microrreactores ocupan menos
espacio que otros SMR y serán más adecuados para regiones que no tienen
acceso a energía limpia, fiable y asequible. Además, los microrreactores podrían
servir de reserva de suministro de energía en situaciones de emergencia o
reemplazar generadores de electricidad que a menudo funcionan con diésel, por
ejemplo, en comunidades rurales o empresas alejadas.

En comparación con los reactores existentes, los diseños de SMR propuestos son,
en general, más simples y el concepto de seguridad para esos reactores suele
basarse más en sistemas pasivos y características de seguridad inherente del
reactor, como una potencia y una presión de funcionamiento bajas. Esto significa
que en esos casos no es necesaria la intervención de un ser humano ni de una
potencia o fuerza externa para parar los sistemas, porque los sistemas pasivos
dependen de fenómenos físicos, como la circulación natural, la convección, la
gravedad y la autopresurización. Estos márgenes de seguridad reforzados, en
algunos casos, eliminan o disminuyen considerablemente las posibilidades de que
se produzcan emisiones peligrosas de radiactividad al medio ambiente y el público
en caso de accidente.

Los SMR tienen pocas necesidades de combustible. Las centrales nucleares


basadas en SMR pueden necesitar recargar combustible con menor frecuencia,
cada 3 a 7 años, frente al intervalo de 1 a 2 años de las centrales convencionales.
Algunos SMR están diseñados para funcionar durante un lapso de hasta 30 años
sin recargar combustible.

¿Cuál es la situación de los SMR?

https://aris.iaea.org/Publications/SMR_Book_2020.pdf

Instituciones públicas y privadas están participando activamente en los esfuerzos


encaminados a hacer prosperar la tecnología de los SMR en esta década.
Akademik Lomonosov de Rusia, la primera central nuclear flotante del mundo que
comenzó a explotarse comercialmente en mayo de 2020, produce energía a partir
de dos SMR de 35 MW(e). En la Argentina, el Canadá, China, Corea del Sur, los
Estados Unidos de América y Rusia hay otros SMR en fase de construcción o de
concesión de licencias.

Más de 70 diseños de SMR comerciales que se están desarrollando en todo el


mundo apuntan a diversos resultados y diferentes aplicaciones, como la
electricidad, sistemas energéticos híbridos, la calefacción, la desalación del agua y
vapor para aplicaciones industriales. Si bien los SMR tienen un costo de capital
inicial por unidad más bajo, su competitividad económica aún deberá demostrarse
en la práctica cuando se hayan desplegado.
Los SMR y el desarrollo sostenible

Los SMR y las centrales nucleares ofrecen atributos únicos en lo que respecta a la
eficiencia, la economía y la flexibilidad. Mientras que los reactores nucleares
proporcionan fuentes de energía distribuibles —es decir, pueden ajustar la
producción en función de la demanda de electricidad—, algunas energías
renovables, como la eólica y la solar, son fuentes de energía variable y dependen
del clima y la hora del día. Los SMR podrían combinarse con energías renovables
e incrementar su eficiencia en un sistema energético híbrido. Estas características
ubican a los SMR en un lugar importante del proceso de transición a una energía
limpia y, al mismo tiempo, ayudan a los países a cumplir los Objetivos de
Desarrollo Sostenible (ODS).

Se ha avanzado notablemente en los esfuerzos por alcanzar la meta del acceso


universal a la energía, ODS 7, pero sigue habiendo carencias generalizadas,
principalmente en las regiones alejadas y rurales. Dado que las iniciativas a escala
mundial procuran poner en práctica soluciones limpias e innovadoras, un aumento
en el uso de la energía renovable junto con la implantación de SMR podrían
ayudar a colmar esas carencias.

Los reactores modulares pequeños ( SMR ) son una clase propuesta de


reactores de fisión nuclear , más pequeños que los reactores nucleares
convencionales, que pueden construirse en un lugar (como una fábrica), luego
enviarse, ponerse en servicio y operarse en un sitio separado. El término SMR se
refiere únicamente al tamaño, la capacidad y la construcción modular, no al tipo de
reactor ni al proceso nuclear que se aplica. Los diseños van desde versiones
reducidas de diseños existentes hasta diseños de cuarta generación. Se han
propuesto tanto reactores de neutrones térmicos como reactores de neutrones
rápidos, junto con modelos de reactores refrigerados por gas y sales fundidas. [1]

Por lo general, se prevé que los SMR tengan una salida de energía eléctrica de
menos de 300 MW e (eléctricos) o menos de 1000 MW th (térmicos). Muchas
propuestas de SMR se basan en un modelo centrado en la fabricación, lo que
requiere muchas implementaciones para asegurar economías de producción de
unidades lo suficientemente grandes como para lograr la viabilidad económica.
Algunos diseños de SMR [ ¿cuáles? ] , típicamente aquellos que utilizan tecnologías de
Generación IV, tienen como objetivo asegurar una ventaja económica adicional a
través de mejoras en la eficiencia de generación eléctrica a partir de la generación
de vapor a temperaturas mucho más altas. Idealmente, los reactores modulares
reducirán la construcción en el sitio, aumentarán la eficiencia de la contención y se
afirma que mejoran la seguridad. La mayor seguridad debe venir a través del uso
de características de seguridad pasiva que operan sin intervención humana, un
concepto ya implementado en algunos tipos de reactores nucleares
convencionales. Los SMR también deberían reducir la dotación de personal en
comparación con los reactores nucleares convencionales, [2] [3] y se afirma que
tienen la capacidad de eludir las barreras financieras y de seguridad que inhiben la
construcción de reactores convencionales. [3] [4]

Si bien hay docenas de diseños de reactores modulares y proyectos de


demostración aún sin terminar, la planta de energía nuclear flotante Akademik
Lomonosov (que opera en Pevek en el Lejano Oriente de Rusia) es, a partir de
octubre de 2022, el primer y único prototipo operativo en el mundo. La
construcción del primer SMR terrestre del mundo comenzó en julio de 2021 con la
planta de energía china Linglong One ( chino :玲珑一号); este prototipo debe
comenzar a generarse a fines de 2026. [ cita requerida ]

Los SMR difieren en términos de dotación de personal, seguridad y tiempo de


implementación. [5] Los estudios del gobierno de EE. UU. para evaluar los riesgos
asociados con SMR han retrasado la concesión de licencias. [6] [7] [8] Una
preocupación con los SMR es prevenir la proliferación nuclear . [9] [10]

Antecedentes

Los factores económicos de escala hacen que los reactores nucleares tiendan a
ser grandes, hasta el punto de que el propio tamaño se convierte en un factor
limitante. El desastre de Chernobyl de 1986 y el desastre nuclear de Fukushima
de 2011 causaron un gran revés para la industria nuclear, con la suspensión
mundial del desarrollo, la reducción de la financiación y el cierre de plantas de
reactores.

En respuesta, se introdujo una nueva estrategia [ ¿por quién? ] con el objetivo de


construir reactores más pequeños, que sean más rápidos de realizar, más seguros
y de menor costo para un solo reactor. A pesar de la pérdida de las ventajas de
escala y una producción de energía considerablemente menor, se esperaba que la
financiación fuera más fácil gracias a la introducción de la construcción modular y
proyectos con plazos más cortos esperados. La propuesta genérica de SMR es
cambiar las economías de escala unitarias por las economías de producción
unitaria en masa.

Los defensores afirman que los SMR son menos costosos debido al uso de
módulos estandarizados que se pueden producir fuera del sitio. [11] Sin embargo,
los SMR también tienen algunas desventajas económicas. [12] Varios estudios
sugieren que los costos generales de los SMR son comparables con los de los
grandes reactores convencionales. Además, se ha publicado información
extremadamente limitada sobre el transporte de módulos SMR. [13] Los críticos
dicen que la construcción modular solo será rentable en grandes cantidades de los
mismos tipos, dados los altos costos restantes para cada SMR. Se necesita una
alta cuota de mercado para obtener suficientes pedidos.

Los defensores dicen que la energía nuclear con tecnología comprobada es


segura; la industria nuclear sostiene que un tamaño más pequeño hará que las
SMR sean aún más seguras que las plantas convencionales. Los críticos dicen
que más reactores pequeños representan un mayor riesgo, lo que requiere más
transporte de combustible nuclear y una mayor generación de desechos. Los SMR
requieren nuevos diseños con nueva tecnología, cuya seguridad aún no se ha
probado.

Hasta 2020, no se habían construido SMR verdaderamente modulares. [14] En


mayo de 2020, el primer prototipo de una planta de energía nuclear flotante con
dos reactores e de 30 MW , el tipo KLT-40 , comenzó a operar en Pevek, Rusia. [15]
Este concepto se basa en el diseño de los rompehielos nucleares . [16] La
operación del primer reactor comercial de demostración en tierra de 125 MW e
ACP100 (Linglong One) debe comenzar en China a fines de 2026. [17]

Aspectos generales
Licencia

Una vez que se obtiene la licencia de la primera unidad de un diseño dado, la


licencia de las unidades posteriores debería ser drásticamente más simple,
suponiendo que todas las unidades funcionen de manera idéntica.

Escalabilidad

Una futura central eléctrica que use SMR puede comenzar con un solo módulo y
expandirse agregando módulos a medida que crece la demanda. Esto reduce los
costos iniciales asociados con los diseños convencionales. [18]

Algunos SMR tienen un diseño de seguimiento de carga de modo que pueden


producir menos electricidad cuando la demanda es baja.

Emplazamiento/infraestructura

Los SMR requerirán mucho menos terreno, por ejemplo, el reactor SMR Rolls-
Royce de 3 bucles y 470 MWe ocupa 40 000 m 2 (430 000 pies cuadrados), el 10
% de lo que se necesita para una planta tradicional. [19] Esta unidad es demasiado
grande para cumplir con la definición de un reactor modular pequeño y requerirá
más construcción en el sitio, lo que pone en duda los supuestos beneficios de los
SMR. La empresa apunta a un tiempo de construcción de 500 días. [20]

Las necesidades de electricidad en ubicaciones remotas suelen ser pequeñas y


variables, lo que las hace adecuadas para una planta más pequeña. [21] El tamaño
más pequeño también puede reducir la necesidad de una red para distribuir su
producción.
Flexibilidad de SMR

Los SMR ofrecen ventajas significativas sobre los reactores nucleares de estilo
convencional debido a la flexibilidad de su diseño modular. La flexibilidad en las
capacidades de los SMR ofrece ventajas, capacidad de carga incremental,
capacidad de adaptación a los sitios de plantas de energía nuclear actuales,
utilización para aplicaciones industriales, tiempo de operación mejorado y la
capacidad de ser "independiente de la red". [22]

Seguridad

La contención es más eficiente y los problemas de proliferación son mucho


menores. [23] [ cita(s) adicional(es) necesaria(s) ] Por ejemplo, una válvula de liberación de presión
puede tener un resorte que puede responder al aumento de la presión para
aumentar el flujo de refrigerante. Las características de seguridad inherentes no
requieren piezas móviles para funcionar, dependiendo únicamente de las leyes
físicas. [24] Otro ejemplo es un tapón en la parte inferior de un reactor que se derrite
cuando las temperaturas son demasiado altas, lo que permite que el combustible
del reactor se drene y pierda masa crítica.

Un informe de la Oficina Federal Alemana para la Seguridad de la Gestión de


Residuos Nucleares (BASE) que consideró 136 reactores históricos y actuales
diferentes y conceptos de SMR declaró: "En general, los SMR podrían lograr
ventajas de seguridad en comparación con las centrales eléctricas con una mayor
potencia de salida, ya que tener un inventario radiactivo más bajo por reactor y
apuntar a un nivel de seguridad más alto, especialmente a través de
simplificaciones y un mayor uso de sistemas pasivos Sin embargo, varios
conceptos de SMR también favorecen la reducción de los requisitos
reglamentarios, por ejemplo, con respecto al grado requerido de redundancia o
diversidad en los sistemas de seguridad, incluso algunos promotores exigen que
se eliminen los requisitos actuales, por ejemplo en el área de gestión interna de
accidentes o con zonas de planificación reducidas, o incluso una renuncia total a
la planificación externa de protección de emergencia.Dado que la seguridad de
una planta de reactor depende de todos estos factores, según el estado actual de
los conocimientos, no es posible afirmar que, en principio, se alcance un mayor
nivel de seguridad mediante los conceptos de SMR". [25] [26] [12]

Proliferación

Muchos SMR están diseñados para usar combustibles no convencionales que


permiten un mayor quemado y ciclos de combustible más prolongados. [4] Los
intervalos de reabastecimiento de combustible más largos pueden disminuir los
riesgos de proliferación y reducir las posibilidades de que la radiación escape de la
contención. Para los reactores en áreas remotas, la accesibilidad puede ser
problemática, por lo que una mayor duración del combustible puede resultar útil.
diseños

https://en-m-wikipedia-org.translate.goog/wiki/Nuclear_fission?

Se requiere una cadena de fisión nuclear para generar energía nuclear.

Los SMR se prevén en múltiples diseños. Algunos son versiones simplificadas de


los reactores actuales, otros involucran tecnologías completamente nuevas. [27]
Todos los SMR propuestos usan fisión nuclear con diseños que incluyen reactores
de neutrones térmicos y reactores de neutrones rápidos .

Reactores de neutrones térmicos

Los reactores de neutrones térmicos dependen de un moderador para reducir la


velocidad de los neutrones y generalmente usan 235 U como material fisionable. La
mayoría de los reactores operativos convencionales son de este tipo.
Reactores rápidos

Los reactores rápidos no usan moderadores. En cambio, dependen del


combustible para absorber neutrones de mayor velocidad. Esto generalmente
significa cambiar la disposición del combustible dentro del núcleo o usar diferentes
combustibles.

Los reactores rápidos pueden ser reactores reproductores . Estos reactores


liberan suficientes neutrones para transmutar elementos no fisionables en
fisionables. Un uso común para un reactor reproductor es rodear el núcleo con una
"manta" de238 U , el isótopo más fácil de encontrar. Una vez el 238 U sufre una
reacción de absorción de neutrones , se convierte en 239 Pu , que se puede extraer
del reactor durante la recarga de combustible y, posteriormente, utilizarlo como
combustible. [28]
Tecnologías
Enfriamiento

Los reactores convencionales suelen utilizar agua como refrigerante. [29] Los SMR
pueden usar agua, metal líquido , gas y sal fundida como refrigerantes. [30] [31]El tipo
de refrigerante se determina según el tipo de reactor, el diseño del reactor y la
aplicación elegida. Los reactores de gran capacidad utilizan principalmente agua
ligera como refrigerante, lo que permite que este método de enfriamiento se
aplique fácilmente a los SMR. El helio se elige a menudo como gas refrigerante
para SMR porque produce una alta eficiencia térmica de la planta y suministra una
cantidad suficiente de calor al reactor. El sodio, el plomo y el plomo-bismuto son
refrigerantes de metal líquido comunes de elección para los SMR. Hubo un gran
enfoque en el sodio durante el trabajo inicial en reactores de gran capacidad que
desde entonces se ha trasladado a los SMR para ser una opción destacada como
refrigerante de metal líquido. [32] Los SMR tienen menores requisitos de agua de
refrigeración, lo que amplía la cantidad de lugares en los que se podría construir
un SMR, incluidas áreas remotas que normalmente incorporan minería y
desalinización. [33]

Generación térmica/eléctrica

Algunos diseños de reactores refrigerados por gas podrían impulsar una turbina
alimentada por gas, en lugar de agua hirviendo, de modo que la energía térmica
se pueda utilizar directamente. El calor también podría usarse en la producción de
hidrógeno y otras operaciones comerciales, [30] como la desalinización y la
producción de productos derivados del petróleo (extracción de petróleo de arenas
bituminosas , creación de petróleo sintético a partir del carbón , etc.). [34]

Carga siguiente

En general, se espera que los diseños SMR proporcionen energía de carga base ;
algunos diseños propuestos pueden ajustar su producción según la demanda. [ cita
requerida ]

Otro enfoque, especialmente para los SMR que pueden proporcionar calor a alta
temperatura, es adoptar la cogeneración, manteniendo un rendimiento constante,
mientras se desvía el calor innecesario a un uso auxiliar. La calefacción urbana, la
desalinización y la producción de hidrógeno se han propuesto como opciones de
cogeneración. [35]

La desalinización durante la noche requiere suficiente almacenamiento de agua


dulce para permitir que el agua se entregue en momentos distintos a cuando se
produce. [36] La membrana y la térmica son las dos categorías principales de
tecnología de desalinización. El proceso de desalinización por membrana utiliza
únicamente electricidad y es el que más se emplea de las dos tecnologías. En el
proceso térmico, la corriente de agua de alimentación se evapora en diferentes
etapas con disminuciones continuas de presión entre las etapas. El proceso
térmico utiliza principalmente energía térmica y no incluye la conversión intermedia
de energía térmica en electricidad. La tecnología de desalinización térmica se
divide además en dos tecnologías principales: la destilación flash multietapa
(MSF) y la desalinización multiefecto (MED). [37]

Desperdicio

Un estudio informó que algunos tipos de SMR podrían producir más desechos por
unidad de producción que los reactores convencionales, en algunos casos más de
5 veces el combustible gastado por kilovatio y hasta 35 veces otros productos de
desecho, como el acero activo. Se estimó que las tasas de fuga de neutrones eran
más altas para los SMR, porque en los núcleos de reactores más pequeños, los
neutrones emitidos tienen menos posibilidades de interactuar con el combustible.
En cambio, salen del núcleo, donde son absorbidos por el blindaje, volviéndolo
radiactivo. Los diseños de reactores que utilizan refrigerantes de metal líquido
también se vuelven radiactivos. Otro problema potencial es que se consume una
fracción más baja del combustible, lo que aumenta los volúmenes de desechos. La
diversidad potencialmente mayor de reactores puede requerir, en consecuencia,
diversos sistemas de gestión de desechos. [38] [39]

Un informe de la Oficina Federal Alemana para la Seguridad de la Gestión de


Residuos Nucleares encontró que aún se requeriría un amplio almacenamiento
provisional y transporte de combustible para los SMR. En cualquier caso, seguiría
siendo necesario un depósito. [12]

Muchos diseños de SMR son reactores rápidos que tienen un mayor consumo de
combustible, lo que reduce la cantidad de desechos. A una energía de neutrones
más alta , generalmente se pueden tolerar más productos de fisión . Los reactores
reproductores "queman"235 U , pero convertir materiales fértiles como238 U en
combustibles utilizables. [28]

Algunos diseños de reactores utilizan el ciclo de combustible del torio , que ofrece
una radiotoxicidad de los desechos a largo plazo significativamente menor en
comparación con el ciclo del uranio. [40]

El reactor de ondas progresivas utiliza inmediatamente el combustible que genera


sin necesidad de retirarlo ni limpiarlo. [41]

Seguridad

Algunos SMR propuestos usan sistemas de enfriamiento que usan


termoconvección (circulación natural) para eliminar las bombas de enfriamiento
que podrían averiarse. La convección puede seguir eliminando el calor de
descomposición después del cierre del reactor.

Los coeficientes de temperatura negativos en los moderadores y los combustibles


mantienen las reacciones de fisión bajo control, lo que hace que la reacción sea
más lenta a medida que aumenta la temperatura. [42]

Algunos SMR pueden necesitar un sistema de enfriamiento activo para respaldar


el sistema pasivo, lo que aumenta el costo. [43] Además, los diseños SMR pueden
tener menos necesidad de estructuras de contención. [7]

Algunos diseños de SMR entierran el reactor y las piscinas de almacenamiento de


combustible gastado bajo tierra.

Los reactores más pequeños serían más fáciles de actualizar. [44]

Los SMR mantienen el enfriamiento del núcleo con un sistema de seguridad


pasivo que elimina la necesidad de sistemas de inyección a presión. Con un
sistema de seguridad pasivo, no se requiere energía de CA de emergencia
proveniente de un generador diesel para el enfriamiento del núcleo. Un sistema de
seguridad pasivo es más simple, requiere menos pruebas y no da lugar a una
activación inadvertida. Los SMR no requieren un sistema de calor de contención
activo debido al rechazo de calor pasivo fuera de la contención y no se requiere un
sistema de rociado de contención. Un sistema de agua de alimentación de
emergencia no es necesario para los SMR, lo que permite eliminar el calor del
núcleo y mejorar la seguridad. [45]

Los SMR con refrigerantes de agua y sodio aumentan la seguridad del reactor a
través de su capacidad para retener subproductos del combustible fisionable
introducido en los refrigerantes durante un accidente grave. Esta característica de
un SMR permite la capacidad de un SMR para mitigar la liberación de material
fisible, contaminando el medio ambiente, en caso de que se produzca una falla en
el mantenimiento de la contención de material nuclear. [32]

Algunos diseños de SMR cuentan con un diseño integral en el que el núcleo del
reactor primario, el generador de vapor y el presurizador están integrados dentro
de la vasija del reactor sellada. Este diseño integrado permite la reducción de un
posible accidente ya que las fugas de radiación pueden contenerse fácilmente. En
comparación con los reactores más grandes que tienen numerosos componentes
fuera de la vasija del reactor, esta característica aumenta drásticamente la
seguridad al disminuir la posibilidad de un accidente no contenido. Además, esta
característica permite que muchos diseños de SMR entierren el reactor y las
piscinas de almacenamiento de combustible gastado bajo tierra al final de su vida
útil, lo que aumenta la seguridad de la eliminación de desechos. [22]
Flexibilidad de SMR

Los reactores nucleares pequeños, en comparación con las plantas de generación


de energía nuclear convencionales, ofrecen muchas ventajas debido a la
flexibilidad de su construcción modular. [22] Esta flexibilidad en la modularidad de
un sistema SMR permite que se agreguen gradualmente unidades adicionales en
caso de que aumente la carga en la red. Además, esta flexibilidad en un diseño de
SMR estandarizado que gira en torno a la modularidad permite una producción
rápida a un costo decreciente luego de la finalización del primer reactor en el sitio.
[22] [46]

La flexibilidad y la modularidad hipotéticas de SMR permiten que se instale una


capacidad de generación de energía adicional en las plantas de energía
existentes. La modularidad de una planta SMR permite que "un solo sitio pueda
tener tres o cuatro SMR, lo que permite que uno se desconecte para recargar
combustible mientras los otros reactores permanecen en línea". [22]

La flexibilidad de los SMR brinda oportunidades adicionales para el uso industrial


mediante el ahorro de energía perdida a través de la transferencia de energía
térmica a eléctrica. Las aplicaciones para un SMR en estas condiciones de
transferencia directa de energía incluyen "desalinización, procesos industriales,
producción de hidrógeno, recuperación de esquisto bituminoso y calefacción
urbana" de las que un gran reactor convencional no es capaz. [22] [47]

Ciencias económicas

Un factor clave de interés en los SMR son las supuestas economías de escala en
la producción, ya que (por definición) se pueden fabricar en una fábrica externa.
En cambio, algunos estudios encuentran que el costo de capital de los SMR es
equivalente al de reactores más grandes. [48] Se necesita un capital sustancial para
construir la fábrica; mejorar ese costo requiere un volumen significativo, estimado
entre 40 y 70 unidades. [49]

Sin embargo, al comparar los SMR con los reactores grandes, también se deben
considerar las características únicas de los SMR que deberían compensar la falta
de economía de escala, aunque ningún diseño de SMR las presenta todas. Dada
la menor capacidad, estas características aumentarán la demanda de obras para
obtener la misma potencia de un Gran Reactor, pero por sí mismas no
aumentarán la demanda de centrales nucleares. [14] Los problemas financieros y
económicos pueden obstaculizar la construcción de SMR. [50]

Se afirma que los costos de construcción por reactor SMR son menores que los de
una planta nuclear convencional, mientras que los costos de explotación pueden
ser más altos para los SMR debido a la economía de baja escala y al mayor
número de reactores. Los costos de personal por unidad de producción aumentan
a medida que disminuye el tamaño del reactor, debido a los costos fijos. Los
costos de personal de SMR por unidad de producción pueden ser hasta un 190%
más altos que el costo operativo fijo de los reactores grandes. [51] La construcción
modular es un proceso muy complejo y hay "información extremadamente limitada
sobre el transporte de módulos SMR", según un informe de 2019. [13]

Un cálculo del costo de producción realizado por la Oficina Federal Alemana para
la Seguridad de la Gestión de Residuos Nucleares (BASE), teniendo en cuenta las
economías de escala y los efectos de aprendizaje de la industria nuclear, sugiere
que se tendría que producir un promedio de 3000 SMR antes de la producción de
SMR. valdría la pena Esto se debe a que los costos de construcción de los SMR
son relativamente más altos que los de las grandes centrales nucleares debido a
la baja producción eléctrica. [52]

En 2017, un estudio del Proyecto de Reforma de Innovación Energética de ocho


empresas analizó diseños de reactores con una capacidad de entre 47,5 MWe y
1648 MWe. [53] El estudio informó un costo de capital promedio de $3782/kW, un
costo operativo promedio total de $21/MWh y un costo nivelado de electricidad de
$60/MWh.

El fundador del Energy Impact Center , Bret Kugelmass, afirmó que miles de SMR
podrían construirse en paralelo, "reduciendo así los costos asociados con los
largos tiempos de préstamo para los cronogramas de construcción prolongados y
reduciendo las primas de riesgo actualmente vinculadas a grandes proyectos". [54]
El vicepresidente ejecutivo de GE Hitachi Nuclear Energy, Jon Ball, estuvo de
acuerdo y dijo que los elementos modulares de los SMR también ayudarían a
reducir los costos asociados con los tiempos de construcción prolongados. [54]

Según un estudio de 2014 sobre la producción de electricidad en microrredes


descentralizadas, en comparación con el costo total de las plantas de generación
de electricidad eólica marina, termosolar, biomasa y solar fotovoltaica, el costo
total del uso de SMR para la generación de electricidad es significativamente
menor. [45]

Licencia

Una barrera importante para la adopción de SMR es el proceso de concesión de


licencias. Fue desarrollado para reactores convencionales hechos a la medida,
evitando el simple despliegue de unidades idénticas en diferentes sitios. [55] En
particular, el proceso de concesión de licencias de la Comisión Reguladora
Nuclear de los Estados Unidos se ha centrado principalmente en los reactores
convencionales. Las especificaciones de diseño y seguridad, los requisitos de
personal y las tarifas de licencia se han orientado hacia reactores con una
producción eléctrica de más de 700MWe. [56]Con un enfoque considerable en los
grandes reactores, es probable que muchos países tengan que adaptar sus
políticas para que coincidan con los SMR, lo que puede ser un proceso costoso y
lento. La Agencia Internacional de Energía Atómica ha puesto énfasis en la
creación de un sistema central de licencias para SMR para garantizar pautas
adecuadas en interés de la seguridad pública en general. [57]

Los SMR provocaron una reevaluación del proceso de concesión de licencias para
reactores nucleares. Un taller en octubre de 2009 y otro en junio de 2010
consideraron el tema, seguido de una audiencia en el Congreso en mayo de 2010.
Múltiples agencias estadounidenses están trabajando para definir la concesión de
licencias SMR. Sin embargo, algunos argumentan que debilitar las normas de
seguridad para impulsar el desarrollo de SMR puede contrarrestar sus
características de seguridad mejoradas. [58] [59]

Se esperaba que el Programa de demostración de reactores avanzados de EE.


UU. ayudara a licenciar y construir dos prototipos de SMR durante la década de
2020, con hasta $ 4 mil millones de fondos gubernamentales. [60]

Proliferación nuclear

La proliferación nuclear , o el uso de materiales nucleares para crear armas, es


una preocupación para los pequeños reactores modulares. Dado que los SMR
tienen menor capacidad de generación y son físicamente más pequeños, están
destinados a instalarse en muchos más lugares que las plantas convencionales. [61]

Se espera que los SMR reduzcan sustancialmente los niveles de dotación de


personal. La combinación crea problemas de seguridad y protección física. [9] [29]

Muchos SMR están diseñados para abordar estas preocupaciones. El combustible


puede ser uranio poco enriquecido, con menos del 20 % de material fisionable. 235
tu _ Esta cantidad baja de uranio apto para armas secundarias es menos deseable
para la producción de armas. Una vez que el combustible ha sido irradiado , la
mezcla de productos de fisión y materiales fisionables es altamente radiactiva y
requiere un manejo especial, evitando robos casuales.

A diferencia de los grandes reactores convencionales, los SMR pueden adaptarse


sin dificultad para instalarse en una cámara subterránea sellada; por lo tanto,
“reduciendo la vulnerabilidad del reactor ante un ataque terrorista o un desastre
natural”. [22] Los nuevos diseños de SMR mejoran la resistencia a la proliferación,
como los de la empresa de diseño de reactores Gen4. Estos modelos de SMR
ofrecen una solución capaz de operar bajo tierra sellada durante la vida útil del
reactor después de la instalación. [22] [46]

Algunos diseños de SMR están diseñados para repostar una sola vez. Esto mejora
la resistencia a la proliferación al eliminar el manejo de combustible nuclear en el
sitio y significa que el combustible puede sellarse dentro del reactor. Sin embargo,
este diseño requiere grandes cantidades de combustible, lo que podría convertirlo
en un objetivo más atractivo. Un SMR de agua ligera de 200 MWe de 30 años de
vida útil central podría contener alrededor de 2,5 toneladas de plutonio al final de
su vida útil. [29]
Además, muchos SMR ofrecen la capacidad de pasar períodos de más de 10
años sin requerir ningún tipo de reabastecimiento de combustible, por lo tanto,
mejoran la resistencia a la proliferación en comparación con los grandes reactores
convencionales, que implican el reabastecimiento de combustible cada 18 a 24
meses [22].

Los reactores de agua ligera diseñados para funcionar con torio ofrecen una
mayor resistencia a la proliferación en comparación con el ciclo de uranio
convencional, aunque los reactores de sales fundidas tienen un riesgo sustancial.
[62] [63]

Los SMR se transportan desde las fábricas sin combustible, ya que se alimentan
en el sitio final, excepto algunos microrreactores. [64]

Sitios propuestos
Canadá

En 2018, la provincia canadiense de New Brunswick anunció que invertiría $ 10


millones para un proyecto de demostración en la estación de generación nuclear
Point Lepreau . [97] Más tarde se anunció que los proponentes de SMR Advanced
Reactor Concepts [98] y Moltex [99] abrirían oficinas allí.

El 1 de diciembre de 2019, los primeros ministros de Ontario , New Brunswick y


Saskatchewan firmaron un memorando de entendimiento [100] "comprometiéndose
a colaborar en el desarrollo y despliegue de reactores nucleares innovadores,
versátiles y escalables, conocidos como Small Modular Reactors (SMR)". [101]
Alberta se unió a ellos en agosto de 2020. [102] Con el apoyo continuo de los
ciudadanos y los funcionarios del gobierno, han llevado a la ejecución de un SMR
seleccionado en el Laboratorio Nuclear Nacional Canadiense. [32]

En 2021, Ontario Power Generation anunció que planea construir un BWRX-300


SMR en su sitio de Darlington que se completará en 2028. Aún se debe solicitar
una licencia para la construcción. [103]

El 11 de agosto de 2022, Invest Alberta, la corporación de la corona del Gobierno


de Alberta firmó un memorando de entendimiento con Terrestrial Energy con
respecto a IMSR en el oeste de Canadá a través de un memorando de
entendimiento interprovincial al que se unió anteriormente. [104]

Porcelana

En julio de 2019, la Corporación Nuclear Nacional de China anunció que


construiría un SMR ACP100 en el lado noroeste de la planta de energía nuclear de
Changjiang existente en Changjiang, en la provincia de Hainan, a finales de año.
[105]
El 7 de junio de 2021, el proyecto de demostración, llamado Linglong One, fue
aprobado por la Comisión Nacional de Desarrollo y Reforma de China. [106] En julio,
China National Nuclear Corporation (CNNC) comenzó la construcción, [107] y en
octubre de 2021, se instaló el fondo del recipiente de contención de la primera de
dos unidades. Al ser el primer prototipo SMR comercial terrestre del mundo, la
operación comercial comenzará a fines de 2026. [17]

Polonia

La empresa química polaca Synthos declaró planes para desplegar un reactor


Hitachi BWRX-300 (300 MW) en Polonia para 2030. [108] Se completó un estudio de
viabilidad en diciembre de 2020 y se inició la concesión de licencias con la
Agencia Nacional de Energía Atómica de Polonia. [109]

En febrero de 2022, NuScale Power y el gran conglomerado minero KGHM Polska


Miedź anunciaron la firma de un contrato para construir el primer reactor operativo
en Polonia para 2029. [110]

Reino Unido

En 2016, se informó que el gobierno del Reino Unido estaba evaluando los sitios
de SMR de Gales , incluida la antigua central nuclear de Trawsfynydd , y en el sitio
de las antiguas centrales nucleares o de carbón en el norte de Inglaterra . Se
afirmó que los sitios nucleares existentes, incluidos Bradwell , Hartlepool ,
Heysham , Oldbury , Sizewell , Sellafield y Wylfa , eran posibilidades. [111] El coste
previsto para una unidad Rolls-Royce SMR de 470 MWe es de 1.800 millones de
libras esterlinas para la quinta unidad construida. [112] [113]En 2020, se informó que
Rolls-Royce tenía planes para construir hasta 16 SMR en el Reino Unido. En
2019, la empresa recibió £18 millones para comenzar a diseñar el sistema
modular. [114] El gobierno británico otorgó £ 210 millones adicionales a Rolls-Royce
en 2021, complementados con una contribución de £ 195 millones de empresas
privadas. [115] En noviembre de 2022, Rolls-Royce anunció que se priorizaría la
evaluación de los sitios en Trawsfynydd, Wylfa, Sellafield y Oldbury como
ubicaciones potenciales para múltiples SMR. [116]

Estados Unidos

En diciembre de 2019, la Comisión Reguladora Nuclear autorizó a la Autoridad del


Valle de Tennessee a recibir un Permiso de sitio anticipado (ESP) para ubicar un
SMR en su sitio de Clinch River en Tennessee. [117] Este ESP tiene una validez de
20 años y aborda la seguridad del sitio, la protección ambiental y la preparación
para emergencias. Este ESP es aplicable para cualquier diseño SMR de reactor
de agua ligera en desarrollo en los Estados Unidos. [118]

Utah Associated Municipal Power Systems (UAMPS) anunció una asociación con
Energy Northwest para explorar la ubicación de un reactor NuScale Power en
Idaho , posiblemente en el Laboratorio Nacional de Idaho del Departamento de
Energía . [119]
La planta de energía nuclear de Galena en Galena, Alaska, fue una instalación de
microrreactor nuclear propuesta. Era un despliegue potencial para el reactor
Toshiba 4S .

Rumania

Con motivo de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático


de 2021 , la empresa estatal rumana de energía nuclear Nuclearelectrica y
NuScale firmaron un acuerdo para construir una planta de energía con seis
reactores nucleares de pequeña escala en el sitio de una antigua planta de
energía de carbón, ubicada en el pueblo de Doicești, condado de Dâmbovița, 90
km al norte de Bucarest. Se estima que el proyecto se completará en 2026-2027,
lo que hará que la central eléctrica sea la primera de su tipo en Europa. La central
generará 462 MWe, asegurará el consumo de unos 46.000 hogares y ayudará a
evitar la emisión de 4 millones de toneladas de CO 2 al año. [120] [121] [122]

7 claves para entender cómo funciona la energía nuclear y qué desafíos


enfrenta para reemplazar al gas y al petróleo

https://www.bbc.com/mundo/noticias-60948209

El mundo está en una encrucijada energética: depender de los combustibles


fósiles es cada vez más insostenible.

Los precios del petróleo y el gas se han disparado en los últimos dos años, y con
ellos los costes de la producción eléctrica y la factura de la luz.

El calentamiento global avanza y los países parecen incapaces de cumplir con los
objetivos de emisiones.

Y, por si fuera poco, la guerra de Ucrania ha evidenciado la vulnerabilidad


energética de Europa por su alta dependencia del gas ruso.

"Ha llegado el momento del renacimiento nuclear", afirmó recientemente el


presidente francés, Emmanuel Macron. Macrón ha cambiado de políticas
antinucleares a inversiones multimillonarias en nuevos reactores.

Como Macron -que cinco años antes había prometido reducir en un tercio la
generación atómica en Francia- muchos han cambiado su postura sobre la
energía nuclear, denostada desde el accidente de Fukushima en 2011.

"Se está observando un cambio de posición frente a la energía atómica en todo el


mundo, aunque se ha intensificado el último año con la subida del precio del gas, y
la crisis actual ha sido la puntilla", le explica a BBC Mundo el divulgador de ciencia
y tecnología nuclear español Alfredo García.

¿Puede sustituir al gas, el petróleo y el carbón?

"Lamentablemente ha tenido que ser una guerra la que ponga en evidencia que no
podemos depender tanto de los combustibles fósiles", sentencia García.

Estos aún generan al menos dos tercios de la energía eléctrica y de las


emisiones de gases de efecto invernadero en el mundo, según diferentes
estudios de organizaciones internacionales.

La contaminación del aire por la quema de combustibles fósiles causó 8 millones


de muertes en 2018, 1 de cada 5 decesos en todo el mundo, según un estudio de
la Universidad de Harvard.

Con el ritmo de producción actual se prevé que las emisiones aumenten un 14%
esta década, echando por tierra los objetivos del Acuerdo de París de 2015 de
reducir el aumento de temperatura global a 1,5 ºC para finales de siglo.

Así que, si hay algo en lo que todos coinciden, es en la necesidad de un modelo


de producción eléctrica que no dependa de los combustibles fósiles.
Y hay dos opciones disponibles: la nuclear y las renovables.

Greenpeace cree que es posible prescindir tanto de las energías fósiles como de
la atómica.

"Adoptar un modelo energético 100% renovable y eficiente es técnicamente


posible, económicamente viable y sostenible", asegura Meritxell Bennasar,
responsable de Energía y Cambio Climático de Greenpeace España.

Sin embargo, los defensores de la energía nuclear ponen en duda que esto sea
factible: las renovables tienen una capacidad de generación limitada, requieren
grandes cantidades de espacio y materiales, y dependen de las condiciones
climatológicas para alimentar la red.

Por eso creen que lo más realista es aumentar tanto la producción atómica
como de renovables para acabar reduciendo a cero las de carbón, gas y
petróleo.

Esto no ocurriría de la noche a la mañana: solo construir una central nuclear y


ponerla en funcionamiento suele llevar entre 5 y 10 años.

"Cambiar un modelo energético no es sencillo ni rápido y el proceso debe ser


gradual. La sustitución progresiva requiere electrificar varios sectores y apostar
decididamente por la energía nuclear y por las energías renovables, trabajando en
equipo. El coste total es difícil de cuantificar, pero el proceso lo tendríamos que
realizar en menos de tres décadas", explica García.

¿Cómo se produce la energía nuclear?

Las centrales nucleares usan la fisión atómica para producir energía.

Al dividir un átomo pesado -generalmente de uranio 235- se producen más


neutrones en un efecto multiplicador, desatando en una fracción de segundo una
reacción en cadena.

Esto libera neutrones, rayos gamma y grandes cantidades de energía; el intenso


calor aumenta la temperatura del agua y produce vapor.
El vapor hace girar las turbinas del reactor, que activan un generador para
producir electricidad y finalmente enviarla a la red.

¿Y la fusión?

La fusión consiste en liberar enormes cantidades de energía forzando la unión de


los núcleos atómicos en lugar de dividirlos.

Esto es parecido a la reacción que ocurre en las estrellas, como el sol.

Muchos la consideran la solución definitiva para el suministro futuro de la


humanidad, ya que apenas contamina o consume recursos y podría producir
energía casi ilimitada.

Pero recrearla con éxito en la Tierra requiere de una alta tecnología que aún está
en desarrollo.

Expertos creen que la fusión nuclear podría tomar protagonismo en la segunda


mitad de este siglo.
¿Es verde?

La Comisión Europea (CE) clasificó el pasado febrero como "verde" la energía


nuclear al considerarla necesaria para la transición hacia una generación sin
emisiones de dióxido de carbono, principal causante del efecto invernadero.

Las centrales nucleares emiten un promedio de 28 toneladas de ese gas por cada
gigawatio hora que producen, muy por debajo de las 888 de las de carbón, las 735
de petróleo y las 500 de gas natural, según el informe técnico de la CE.

La solar emite casi el triple de CO₂ que la atómica, 85 Tn/gWh, mientras la


hidroeléctrica y la eólica son las más limpias con 26.

Según el mismo estudio, la energía nuclear también genera cantidades muy bajas
de dióxido de sulfuro y dióxido de nitrógeno -que pueden generar lluvia ácida-, así
como desechos químicos, y consume menos recursos minerales y fósiles en
comparación con otras fuentes.

La ONU, por su parte, advirtió en 2021 que los objetivos globales para frenar el
calentamiento global no podrán alcanzarse si se excluye a la energía atómica.

Especificó en un informe que en el último medio siglo la energía nuclear ha


ahorrado el equivalente a dos años de emisiones globales de dióxido de
carbono.

"La energía nuclear es tan verde y segura como las energías renovables. No es
una cuestión de opinión, sino de comparar múltiples estudios revisados por pares
que van en la misma dirección", asevera García.

Pero no todos están de acuerdo con que la energía nuclear sea limpia.

"Si bien la energía nuclear no emite gases de efecto invernadero al mismo nivel
que los combustibles fósiles, en realidad emite más CO₂ por kWh que cualquiera
de las renovables, ya que un reactor nuclear necesita un combustible para generar
electricidad y su obtención sí emite gases de efecto invernadero", asegura, por su
parte, la representante de Greenpeace.

Bennasar cita datos de la Agencia Internacional de la Energía (AIE) al remarcar


que, incluso triplicando la capacidad nuclear mundial, la reducción de las
emisiones de carbono sería solo del 6%, un impacto que considera insuficiente
para cumplir con los objetivos climáticos.

Los detractores de la energía nuclear también alegan que extraer uranio produce
daños medioambientales, que decomisionar una planta es costoso y
contaminante, o que existe el riesgo de accidente o ataque militar a instalaciones
atómicas, muy bajo pero con consecuencias potencialmente desastrosas si
ocurre.

¿Y qué pasa con los residuos?

Otro de sus principales argumentos es que la fisión nuclear produce residuos


radiactivos con un alto potencial contaminante.

Los residuos, que en su mayoría provienen del combustible nuclear gastado en las
centrales, son materiales sólidos y líquidos que contienen isótopos radiactivos.

Pueden ser tóxicos desde décadas hasta miles de años y su tratamiento es muy
complejo. Por ejemplo, en el caso de residuos de alta actividad hay que
almacenarlos en tres etapas diferentes, la última de ellas bajo el suelo a entre
200 y 1.000 metros de profundidad.

"La industria nuclear no ha sido capaz de encontrar una solución técnica


satisfactoria y segura para este problema", declara a BBC Mundo la representante
de Greenpeace.

Alfredo García, sin embargo, sostiene que la energía atómica "es la única que se
hace cargo integralmente del coste de la gestión de sus residuos, que se manejan
con los más altos estándares de seguridad, y para los que existen soluciones
tecnológicas científicamente consensuadas".

¿Es rentable?

Construir y poner en marcha una central nuclear es extremadamente caro.

Por ejemplo, la planta en construcción de Hinkley Point C, en el sur de Reino


Unido, con 3.200 megavatios que aportarán el 7% de la energía del país desde
2025, costará cerca de US$30.000 millones, según estimaciones.

Atucha III, que será la cuarta central nuclear de Argentina con 1.200 megawatios,
costará US$8.000 millones, según el acuerdo firmado en febrero entre este país y
China.

Mientras una planta atómica supera a menudo los US$6 millones por
megavatio de capacidad, en el caso de las centrales de gas de ciclo combinado
el coste ronda el medio millón.

Sin embargo, producir electricidad con átomos es mucho más barato al no


necesitar un suministro ingente y continuo de combustible.

Si bien el uranio es un material costoso, con pequeñas dosis pueden generarse


enormes cantidades de energía.
¿Qué países apuestan por la energía nuclear?

Con 96 reactores operativos que producen más de 90 gigavatios, Estados Unidos


acapara casi un tercio de la producción global de energía atómica, seguido de
China y Francia, con más de un 13% cada uno, según datos del Organismo
Internacional de Energía Atómica (OIEA).

En Francia las plantas nucleares generan el 70% de la producción eléctrica,


lo que lo sitúa como número uno mundial en este aspecto.

Emmanuel Macron anunció un plan energético para los próximos años que incluye
seis nuevos reactores con un coste estimado de unos 50.000 millones de euros.

Mientras, Alemania tenía previsto cerrar este año sus tres últimas centrales
nucleares, pero la guerra en Ucrania ha puesto al país entre la espada y la
pared.

El presidente del instituto económico alemán Ifo, Clemens Fuest, declaró


recientemente que las centrales deberían seguir funcionando "al menos hasta
superar la dependencia del gas ruso, o sea, previsiblemente varios años".

Europa está dividida sobre la energía atómica: los gobiernos de Alemania, Austria,
Dinamarca, España, Luxemburgo y Portugal rechazan promoverla, frente a la
autodenominada "alianza nuclear" de Bulgaria, Croacia, Finlandia, Francia,
Rumanía y Eslovenia, a la que se suman República Checa, Hungría, Polonia y
Eslovaquia.

En América Latina la energía nuclear solo aporta un 2,2% de la producción


eléctrica de la región con siete reactores: tres en Argentina, dos en México y otros
dos en Brasil.

Y quien más apuesta por el átomo está a miles de kilómetros de distancia: China
se postula como la próxima superpotencia mundial en energía nuclear.

El país duplicó entre 2016 y 2020 su capacidad hasta 47 gW con 20 nuevas


plantas, y para 2035 planea alcanzar los 180 gigavatios, casi el doble de la
potencia actual de Estados Unidos.

Fusión nuclear: el prometedor hito que lograron los científicos y qué


significa para el futuro de la energía limpia

Científicos de Estados Unidos lograron un hito en la carrera por recrear una


fusión nuclear.

Los físicos han buscado las maneras de recrear ese reacción durante décadas, lo
cual promete convertirse en una fuente de energía limpia casi ilimitada.
Este martes, los investigadores confirmaron que han superado una barrera
importante: producir más energía de la que se gastó en un experimento de
fusión.

Aunque satisfechos, los científicos dicen que todavía queda mucho camino por
recorrer antes de que la fusión alimente a los hogares con electricidad.

La fusión nuclear es un intento de replicar los procesos del Sol en la Tierra.


Y no hay que confundirla con la fisión y los residuos radiactivos que esta
deja. Se trata de una fuente de energía de gran rendimiento y muy limpia.

El problema es que hasta hace poco conseguirla parecía cosa de ciencia ficción.
Ya no es así. La perspectiva de la fusión nuclear como una fuente viable de
energía ha mejorado significativamente.

Tanto empresas privadas como gobiernos le han dicho a la BBC que pretenden
que los modelos de demostración funcionen en cinco años. Pero quedan grandes
obstáculos, dicen los críticos.

Dado que el costo de la energía eólica y solar continúa bajando, los especialistas
dicen que esas energías renovables que ya funcionan podrían ofrecer un método
más económico y oportuno para abordar el cambio climático y generar energía.

¿Qué es la fusión?

La fusión es el proceso que impulsa nuestro Sol.

Cada segundo, millones de toneladas de átomos de hidrógeno chocan entre sí


bajo tremendas temperaturas y presiones de nuestra estrella madre.

Esto los obliga a romper sus enlaces atómicos y fusionarse para formar el
elemento más pesado, el helio. La fusión solar natural genera enormes
cantidades de calor y luz.

Durante décadas, los investigadores han estado intentando replicar este proceso
en la Tierra, o "construir el Sol en una caja" como lo denominó un físico.

La idea básica es tomar una especie de gas de hidrógeno, calentarlo a más de


100 millones de grados hasta que forme una nube delgada y frágil llamada
plasma, y luego controlarlo con potentes imanes hasta que los átomos se fusionen
y liberen energía.

Tiene el potencial de generar energía baja en emisiones, con cantidades


mucho más pequeñas de desechos. También está libre de peligro de
explosiones.
No tiene mucho que ver con la fisión, que ha demostrado ser enormemente
costosa y genera grandes cantidades de desechos radiactivos, además de que
plantea serias preocupaciones sobre la seguridad y la proliferación de armas.

¿Un paso gigante o un elefante blanco?

Para avanzar en el concepto de fusión, los países han enfocado sus esfuerzos en
una alianza internacional llamada Iter.

El proyecto Iter involucra a 35 países en la construcción de un enorme reactor de


prueba en el sur de Francia.

El plan es contar con el primer plasma generado en 2025. Sin embargo, pasar de
este paso a producir energía es extremadamente difícil.

Iter también se ha visto afectado por largas demoras y un gasto excesivo, lo que
significa que es poco probable que tenga una planta de fusión de prueba
funcionando incluso para 2050.

"Una de las razones por las que Iter está retrasado es porque es muy, muy difícil",
dijo el profesor Ian Chapman, director ejecutivo de la Autoridad de Energía
Atómica de Reino Unido.

"Lo que estamos haciendo es empujar las barreras de lo que se conoce en el


mundo de la tecnología. Y, por supuesto, llegas a obstáculos y tienes que
superarlos, lo que hacemos todo el tiempo. A Iter le sucederá, estoy
completamente convencido de ello".

Hasta que Iter esté funcionando en 2025, el reactor Joint European Torus (Jet)
de Reino Unido sigue siendo el experimento de fusión más grande del mundo.

¿Qué es lo que hicieron?

El experimento tuvo lugar en el Laboratorio Nacional Lawrence Livermore


(LLNL) en California.

La fusión nuclear se describe como el "santo grial" de la producción de


energía. Es el proceso que alimenta al Sol y otras estrellas.

Funciona tomando pares de átomos ligeros y obligándolos a unirse. Esta fusión


libera mucha energía.
Es lo opuesto a la fisión nuclear, donde los átomos pesados se separan. La fisión
es la tecnología que se usa actualmente en las centrales nucleares, pero el
proceso también produce una gran cantidad de desechos que emiten radiación
durante mucho tiempo.

Tales desechos pueden ser peligrosos y debe almacenarse de forma segura.

La fusión nuclear, en cambio, produce mucha más energía y solo pequeñas


cantidades de desechos radiactivos de vida corta. Y lo que es más importante,
el proceso no produce emisiones de gases de efecto invernadero y, por lo
tanto, no contribuye al cambio climático.

El reto: temperatura y presión

Para conseguir la fusión nuclear, uno de los desafíos es que mantener los
elementos juntos requiere grandes cantidades de temperatura y presión.

Hasta ahora, ningún experimento ha conseguido producir más energía que la que
se invierte para que funcione.
En el experimento del LLNL, los científicos pusieron una pequeña cantidad de
hidrógeno en una cápsula del tamaño de un grano de pimienta.

Luego usaron un potente láser de 192 rayos para calentar y comprimir el


combustible de hidrógeno.

El láser es tan fuerte que puede calentar la cápsula a 100 millones de grados
Celsius, más caliente que el centro del Sol, y comprimirla a más de 100.000
millones de veces la atmósfera de la Tierra.

Bajo estas fuerzas, la cápsula comienza a implosionar sobre sí misma, obligando


a los átomos de hidrógeno a fusionarse y liberar energía.

Al anunciar el resultado, el jefe adjunto de programas de defensa en la


Administración Nacional de Seguridad Nuclear de EE.UU., Marvin Adams, dijo que
los láseres del laboratorio habían ingresado 2,05 megajulios (MJ) de energía al
objetivo, que luego había producido 3,15 MJ de salida de energía de fusión.

En el camino correcto

Melanie Windridge, directora ejecutiva de Fusion Energy Insights, le explicó a la


BBC por qué los científicos están tan emocionados por este avance.

"La fusión ha entusiasmado a los científicos desde que descubrieron por primera
vez qué estaba causando que el Sol brillara. Estos resultados hoy realmente nos
ponen en el camino hacia la comercialización de la tecnología".

Jeremy P. Chittenden, profesor de física del plasma y codirector del Centro de


Estudios de Fusión Inercial del Imperial College de Londres, lo calificó como "un
verdadero momento decisivo" que demuestra que "el 'santo grial' de la fusión
puede lograrse".

Este ha sido el sentimiento del que se han hecho eco los físicos de todo el mundo,
que elogiaron el trabajo de la comunidad científica internacional.

"El éxito de hoy se basa en el trabajo realizado por muchos científicos en EE.UU.,
Reino Unido y en todo el mundo. Con la ignición ahora lograda, no solo se
desbloquea la energía de fusión, sino que también se abre una puerta a la nueva
ciencia", dijo Gianluca Gregori, profesor de física en la Universidad de Oxford.

Sobre la pregunta de cuánto tiempo pasará antes de que podamos ver el uso de la
fusión en las centrales eléctricas, el director del LLNL, Kim Budil, dijo que todavía
hay obstáculos importantes.
"Con esfuerzos e inversiones concertados, unas pocas décadas de investigación
sobre las tecnologías subyacentes podrían poner en condiciones de construir una
central eléctrica", precisó.

Este es un avance que los científicos suelen calcular en 50 o 60 años al intentar


responder la pregunta con un dato exacto.

Uno de los principales obstáculos es reducir los costos y aumentar la producción


de energía.

El experimento solo pudo producir suficiente energía para hervir entre 15 y 20


teterasy requirió US$3.500 millones.

Y aunque el experimento obtuvo más energía que la que puso el láser, esto no
incluyó la energía necesaria para que los láseres funcionaran, que era mucho
mayor que la cantidad de energía que producía el hidrógeno.

Hervir unas teteras, un enorme avance

La cantidad de energía que han generado en este experimento es pequeña, solo


lo suficiente para hervir algunas teteras.

Pero lo que representa es enorme para los científicos que han pasado tanto
tiempo trabajando en esta tecnología. Y lo es para todo el mundo.

La promesa de un futuro alimentado por fusión está un paso más cerca. Pero, y
siempre hay un pero con estos avances, todavía queda un largo camino por
recorrer antes de que esto se convierta en una realidad.

Este experimento demuestra que la ciencia funciona. Ahora necesita ser repetido,
perfeccionado, y la cantidad de energía que genera tendrá que ser aumentada
significativamente.

Esto es antes de que los científicos puedan siquiera pensar en ampliar el proceso.

El otro problema es el costo, este experimento ha costado miles de millones de


dólares, la fusión no es barata.

Pero la promesa de una fuente de energía limpia será sin duda un gran incentivo
para superar estos desafíos.

El rechazo hacia la energía nuclear no necesariamente responde a intentar evitar


cualquier riesgo de largo plazo que represente estas plantas, sino que es
resultado del análisis económico sobre este tipo de proyectos. Ahora bien, esta
tendencia antinuclear en economías desarrolladas se incrementa por la relativa
holgura financiera que estos países tienen para migrar y reconfigurar sus modelos
energéticos buscando la eficiencia monetaria a largo plazo. El Informe anual sobre
el estado de la industria nuclear mundial (2019) especifica que:

El tiempo de construcción promedio de los reactores en todo el mundo fue de


menos de 10 años, muy por encima de la estimación dada por la Asociación
Nuclear Mundial (WNA) de entre cinco y 8.5 años. El tiempo extra que las plantas
nucleares tardan en construir tiene implicaciones importantes para los objetivos
climáticos, ya que las plantas existentes alimentadas con combustibles fósiles
continúan emitiendo CO2 mientras esperan su sustitución […[ la energía nuclear
también es mucho más cara. El costo de generar energía solar varía de 36 dólares
a 44 por megavatio hora (MWH), mientras que la eólica terrestre es de 29 dólares
a 56 por MWH. La energía nuclear cuesta entre 112 y 189 dólares (Roca, 2019).

En sentido puramente económico, el hecho de que crear plantas de energía


nucleoeléctrica tarde muchos años y sea más costosa que otras tecnologías,
orienta a estas naciones hacia la adopción de proyectos eólicos y solares, los
cuales si bien son más ineficientes5 en la provisión de electricidad, son mucho más
baratos y en general son mejor aceptados porque los daños ecológicos y humanos
que registran son a menor escala.6

Tabla 1 Tipos y costos de provisión de energía eléctrica en México 

Tipo de energía Tiempo de Costo medio de Costos fijos y


vida en años inversión(dólares/k variables de
W año) operación y
mantenimient
o promedio
(dólares/kW
año)
Hidroeléctrica 60 1,931 24.4
Nucleoeléctrica 60* 3,988 103.5
Carboeléctrica 40 1,425 36.2
Lecho fluidizado 40 - -
Termosolar 35 6,606 48.6
Ciclo combinado 30 1,013 22.3
Geotérmica 30 1,889 105.2
Solar fotovoltaica 30 1030-1380** 10.7
Termoeléctrica
30 2,045 38.8
convencional
Turbogas 30 813 9.9
Combustión interna 25 2,877 51.6
Eólica 25 1,423 38.1
Frenos regenerativos 25 - -
* Aplica únicamente a los reactores de generación III+, mientras que los usados en
la CNLV son de tipo II con un tiempo de vida aproximado de 30-40 años.

** Este costo es variable, dependiendo del tipo instalado (5, 10, 50 y 100 MW).

Fuente: elaboración propia con datos de Secretaría de Energía, 2018b


.

Los costos económicos solamente representan una parte del panorama para
analizar este tipo de proyectos, pero en este caso ayudarán a comprender los
riesgos en diversos sentidos: económicos, sociales y ambientales de las centrales
nucleoeléctricas. De acuerdo con Framatome -uno de los actores internacionales
más importantes en la producción de reactores nucleares- el costo total de las
centrales nucleoeléctricas se determina principalmente por los costos fijos de
construcción: intereses del crédito y amortización del capital, así como el
desmantelamiento de la planta (proceso que puede durar poco más de 65 años);
dichos costos comprenden 70% del valor total de la inversión aproximadamente, y
el restante se divide entre costos fijos y costos variables operativos ( Thomas, 2010).

Uno de los argumentos más comunes que se utiliza a favor de la energía nuclear
se refiere a que el tiempo de vida de los reactores es muy largo (en este caso el
estimado es de 60 años, aunque el promedio para los que se emplean en la CNLV
es de 30 a 40 años), proveyendo energía de forma constante (a diferencia de otras
opciones como la solar y eólica, que tienen variaciones), por lo que podrían
abaratar sus costos fijos en el largo plazo. El problema de este razonamiento es la
valoración financiera en un entorno altamente competitivo de un bien como lo es la
energía eléctrica, el cual además se encuentra afectado por las reglas operativas
del mercado mexicano y controlado por tarifas con subsidios que distorsionan los
precios de mercado. De manera que los costos del dinero para la inversión en este
tipo de proyectos serán muy altos, pues existen pocas garantías de que no
solamente debe ser rentable durante toda su operación, sino también para los
fondos del desmantelamiento, lo que es un proceso de tan largo tiempo que tiene
pocas opciones para financiarse de forma adecuada.

Ahora bien, México ha planteado desde 2019 incrementar la capacidad nuclear del
país instalando cuatro nuevos reactores, dos en la ya existente planta de Laguna
Verde y dos más en la costa del Pacífico, según declaró ese año Héctor López
Villareal, coordinador de Generación Termoeléctrica de CFE ( Solís, 2019), mismos que
no solamente son más eficientes que los que se disponen en la actualidad, sino
también más seguros. La cuestión es que los reactores nucleares de nueva
generación son extremadamente costosos, pues estimaciones independientes
consideran plausible que este proyecto puede alcanzar los 10 mil millones de
dólares (mmd), además la reconfiguración de los reactores viejos que pretendan
superar su tiempo de vida normal7 pueden generar costos desde 3.5 hasta 6 mmd,
de acuerdo con las estimaciones de World Nuclear Association (2019). Adicionalmente, el
tiempo necesario para construcción e instalación es de 10 años aproximadamente.
En contraste, una planta solar o un parque eólico con un potencial parecido no
solamente cuesta menos de una cuarta parte de esto, también es más barato en
producción al comparar el costo nivelado (precio estándar de la electricidad) entre
estas dos tecnologías, en la que el megawatt/ hora de la CNLV cuesta casi 100
dólares, mientras que el de la opción solar es de 22 dólares ( PMCE, 2019). De igual
forma, en este costo no se están considerando los gastos de almacenamiento del
combustible nuclear ya gastado, mismo que debe quedar bajo resguardo durante
décadas en áreas especiales.

Finalmente, respecto al proceso de desmantelamiento, se debe señalar que puede


transcurrir en dos o tres etapas, dependiendo de las características de la planta.
Este procedimiento requiere un alto nivel de vigilancia y control sobre la zona
cuando se cierra la operación productiva, para evitar accidentes. Dado que
requiere varias décadas completarlo, existen numerosos elementos de riesgo y
falta de previsión que podrían afectar a la población y al ecosistema durante ese
tiempo, haciéndolo una etapa especialmente peligrosa.

Los datos que se han mencionado hasta ahora, así como algunos otros no
abordados por cuestión de espacio,8 demuestran que la energía nuclear
actualmente presenta aspectos controversiales en términos económicos o de
seguridad pública debido a sus posibles efectos en el ambiente y en la salud
humana, pero para tener un panorama más completo de la situación se deben de
considerar los aspectos sociales y ambientales, ya que de ellos depende la vida
humana y la naturaleza. Por ello se revisan y analizan las protestas de la
sociedad, especialmente las del grupo Madres Veracruzanas, por ser las que
radican en ese estado.

¿Cuánta energía en kWh se extrae de un kilo de uranio y qué rendimiento


tiene cada kilo?

Considerando una central nuclear de agua a presión (PWR) tipo de 1.000 MWe de
potencia instalada, su producción anual media es de unos 8.500 GWh, o lo que es
lo mismo, 8.500.000.000 kWh.

El combustible utilizado en esta central nuclear tipo está en forma de UO2, y en


cada parada de recarga se sustituyen una tercera parte de los aproximadamente
150 elementos combustibles que forman su núcleo, con un peso de unas 30
toneladas de UO2, o lo que es lo mismo, 30.000 kg de UO2.

Considerando una central nuclear de agua a presión (PWR) tipo de 1.000 MWe de
potencia instalada, su producción anual media es de unos 8.500 GWh, o lo que es
lo mismo, 8.500.000.000 kWh.

Puesto que la parada de recarga se realiza habitualmente cada 18 meses, el uso


anualizado de UO2 es de 20.000 kg de UO2. Por tanto, dividiendo la energía
producida entre el UO2 utilizado, se obtiene un valor de 425.000 kWh por cada kg
de UO2.
De otra manera, también se puede decir lo siguiente: teniendo en cuenta que el
consumo anual de una familia tipo española (la formada por 4 personas) es de
entre 3.500 y 5.000 kWh, la producción anual de una central PWR tipo da
suministro a entre 1,7 y 2,4 millones de familias u hogares.

El gran debate sobre si la energía nuclear cada vez es más cara de producir:
dos expertos con miradas diferentes nos lo explican

https://www.xataka.com/energia/gran-debate-energia-nuclear-cada-vez-cara-
producir-dos-expertos-miradas-diferentes-nos-explican

La energía nuclear española lleva cuatro décadas en el centro de todas las


miradas. Los accidentes de Chernóbil y Fukushima pusieron en alerta a buena
parte de la opinión pública, y la transición energética que estamos afrontando para
paliar la emergencia climática ha vuelto a colocarla en el centro del debate.

Los expertos a los que hemos consultado lo tienen claro: actualmente la energía
nuclear realiza una contribución imprescindible al mix energético español. Si
queremos minimizar la emisión de gases de efecto invernadero en el camino hacia
un modelo energético sostenible y respetuoso con el medio ambiente tenemos que
contar con ella. Sin embargo, en lo que no están de acuerdo es en su coste y en el
impacto que tiene en el precio de la electricidad.

Para arrojar luz sobre este tema tan apasionante, y tan importante para todos,
hemos consultado a dos expertos que conocen muy bien el sistema energético
español en general, y las peculiaridades de la energía nuclear en particular. Uno
de ellos es Alfredo García, mucho más conocido en Twitter por su alter ego
@OperadorNuclear. Durante los últimos diez años ha utilizado esta red social para
divulgar y explicar el rol que tiene la energía nuclear, unos conocimientos
garantizados por su responsabilidad como supervisor de operación en la central
nuclear de Ascó, en Tarragona.

Actualmente la energía nuclear es esencial si queremos minimizar la emisión de


gases de efecto invernadero en el camino hacia un modelo energético sostenible y
respetuoso con el medio ambiente

También hemos hablado con Pedro Fresco (@PedroFresco), un reputado experto


en los mercados energéticos y las energías renovables que, al igual que Alfredo,
tiene una vocación didáctica muy sólida. Actualmente Pedro ejerce como Director
General de Transición Ecológica en la Generalitat Valenciana, un puesto de
responsabilidad que refleja su compromiso con la construcción de un futuro
energético sostenible que sea mucho más respetuoso con el medioambiente que
nuestro sistema energético actual.

Los libros que estos dos expertos han publicado no dejan lugar a dudas acerca de
su capacidad de divulgación y su firme intención de participar en la construcción
de un futuro energético alentador. Pedro es el autor de 'El nuevo orden verde' y
'El futuro de la energía en 100 preguntas', y Alfredo ha publicado 'La energía
nuclear salvará el mundo'. Las tres son unas lecturas muy recomendables para
cualquier persona interesada en el sector energético.

Como estáis a punto de descubrir, Alfredo y Pedro tienen una mirada diferente
acerca de la energía nuclear y del papel que tendrá en el futuro en el mix
energético español. No obstante, esto no les impide coincidir en algunos puntos,
como el rol esencial que tiene actualmente esta forma de energía en la
reducción de la emisión de gases de efecto invernadero. En cualquier caso,
ambos tienen muchas cosas interesantes que contarnos fruto de un análisis que,
pese a su diferente perspectiva, es muy enriquecedor y puede ayudarnos a
conocer mejor el futuro energético hacia el que todos nos dirigimos.

La energía nuclear hoy es imprescindible si queremos resolver la emergencia


climática

Para ir metiéndonos en harina nada mejor que conocer qué opinan los dos
expertos con los que hemos hablado acerca de la contribución que realiza
actualmente la energía nuclear al mix energético español. Alfredo defiende lo
siguiente:

«Creo firmemente, y lo creo porque hay múltiples datos que lo avalan, que
necesitamos la energía nuclear para hacer una transición hacia las energías
bajas en gases de efecto invernadero. Cada país tiene su propia idiosincrasia.
España tiene un gran potencial eólico y solar. Lo sabe todo el mundo, pero a
menudo la gente olvida que no siempre tenemos sol, y no siempre tenemos
viento».

Pedro también valora positivamente la aportación actual de la energía nuclear al


sistema energético español: «Ahora mismo, en el año 2021, no podemos
prescindir de la energía nuclear. No podemos cerrar todas las centrales nucleares,
pero no porque vayamos a tener un problema de suministro, sino debido a que
hacerlo nos llevaría a incrementar las emisiones de dióxido de carbono».

«Tenemos suficiente capacidad de ciclos combinados para cerrar todas las


centrales nucleares mañana mismo, pero el problema es que estaríamos
introduciendo una energía carbonizada, y esto iría en contra de nuestros objetivos
de descarbonización. Por esta razón un cierre masivo y de golpe no es viable»,
apunta Pedro con convicción. Y concluye su análisis con el siguiente pronóstico:

«Las centrales nucleares acabarán cerrando, pero tienen que cerrar poco a poco.
La razón por la que se ha hecho un calendario de cierre, además de por motivos
técnicos y logísticos, es no afectar a las emisiones del sistema eléctrico de una
forma importante. En 2021 no es viable cerrarlas todas, pero sí es viable hacerlo
poco a poco».

El coste de la energía nuclear está en el centro del debate

Los factores que nos permiten identificar si es caro o barato producir electricidad
utilizando energía nuclear son numerosos. Y complejos. Pero nuestros dos
expertos nos ayudan a interpretarlos. Esto es lo que nos explica Pedro:

«Tenemos que diferenciar el coste de la energía nuclear en una central que ya


está amortizada, o cerca del final de su amortización, que es el caso que
tenemos en España, con el coste de una central nuclear nueva. Las centrales
nucleares tienen un coste de amortización que refleja la inversión inicial y las
inversiones recurrentes, y también tienen un coste de combustible, un coste de
operación y mantenimiento, y, por último, una serie de costes por un impuesto
llamado tasa Enresa que se ha hecho para pagar el propio desmantelamiento de
la central nuclear, que es un proceso muy largo, y para costear la custodia de los
residuos nucleares».

«Tenemos que diferenciar el coste de la energía nuclear en una central que ya


está amortizada del coste de una central nuclear nueva»
«Nadie conoce con precisión el coste de las centrales, y las compañías no te lo
van a decir, pero lo podemos intuir viendo sus cuentas, mirando qué se ha
pactado en Francia para los precios nucleares y viendo cuándo hay más voces a
favor del cierre en las propias empresas propietarias y cuándo no con los precios
del mercado. Yo creo que el coste de la energía nuclear es superior a los 40
euros/megavatio hora (€/MWh), y, además, tiene una carga impositiva
adicional», matiza Pedro.

«Esto es lo que sucede con las centrales nucleares que llevan décadas operando,
pero si queremos construir una central nuclear nueva viendo toda la experiencia
que han tenido nuestros vecinos, como Francia, Reino Unido o Finlandia, o
Estados Unidos, que son los países con los que nos podemos comparar, el coste
de la nueva energía nuclear se va más allá de 100 euros/megavatio hora. Esto
está fuera del coste de cualquier tipo de energía. No nos podemos comparar con
China, que tiene un sistema económico distinto, o con Rusia, que tiene una
empresa que es propiedad pública y que probablemente tiene alguna subvención
encubierta», asegura Pedro.

«En 2020, que como todos sabemos ha sido un año muy especial, la electricidad
ha costado 34 euros/megavatio hora, pero si vemos los precios futuros del
mercado eléctrico a partir de 2026 tendremos precios inferiores a los 40
euros/megavatio hora. Esto son objetivamente pérdidas para las centrales
nucleares. En definitiva, la energía que procede de las centrales nucleares que ya
están amortizadas no es muy cara, pero si el precio del mercado se deprime a
causa de las renovables, que son mucho más baratas en cualquiera de los
casos, y eso les lleva a perder la rentabilidad, es normal que las empresas
propietarias quieran cerrarlas. Al fin y al cabo es un negocio», sentencia Pedro con
convencimiento.

El análisis de Alfredo es diferente, pero igualmente interesante debido a que


introduce en la receta nuevos ingredientes: «Un informe muy reciente, de
diciembre de 2020, elaborado por la Agencia Internacional de la Energía y la
Agencia para la Energía Nuclear de la OCDE (Organización para la Cooperación y
el Desarrollo Económicos) es muy clarificador porque estudia el coste nivelado
de la energía. Este parámetro es una forma de medir el coste de una energía
teniendo en cuenta todo su ciclo, desde la minería hasta la gestión de los
residuos».

«Algunas energías son muy baratas cuando están produciendo. La solar


fotovoltaica es una de ellas porque cuando ya tienes el panel instalado producir
electricidad cuesta muy poco dinero. Sin embargo, ese panel requiere un proceso
de minería previo y es necesario fabricarlo. Y una vez que finaliza su vida útil es
preciso desmantelarlo y gestionarlo como el residuo que es. Todos estos procesos
también generan una serie de gastos que es preciso contabilizar», puntualiza
Alfredo.
«El coste nivelado de la energía mide cuánto cuesta cualquiera de las energías
teniendo en cuenta todo su ciclo, y según este informe la más barata de todas
es la operación a largo plazo de las centrales nucleares actuales. Y es importante
que tengamos en cuenta que este estudio recoge todas las energías disponibles,
como el carbón, el gas, la eólica marina, la eólica terrestre, la solar fotovoltaica, la
solar de concentración, la solar térmica, la hidráulica… Absolutamente todas».

«La energía nuclear cuesta, si calculamos una media mundial, entre 30 y 35


dólares el megavatio hora. Está por debajo de todas las demás. Este coste es
posible porque esas centrales nucleares ya están amortizadas. El combustible es
una parte muy pequeña del coste de una central nuclear, y los precios de los
gastos de operación están estandarizados, de manera que, incluyendo la gestión
de los residuos, el coste de la energía nuclear es de aproximadamente 20 euros el
megavatio hora producido. Este es el coste sin impuestos. Aquí está incluido todo,
pero no olvidemos que estamos hablando de centrales nucleares ya amortizadas»,
nos explica Alfredo.

«A esto habría que añadir los impuestos, que en España suman una cantidad
equivalente al coste de producción. En Cataluña en particular los impuestos
suman 6 euros adicionales porque hay un impuesto de la comunidad autónoma
que graba la gestión de los residuos, cuando en realidad la administración de los
residuos la hacen las propias centrales y la pagan aparte. Es un impuesto
duplicado que está recurrido, pero por el momento las centrales nucleares lo están
pagando».

«Estos son los costes de la energía nuclear en España. Cuando el mercado


eléctrico está por encima de esos 45 o 46 euros, las centrales nucleares ganan
dinero. Y cuando está por debajo, pierden. El año pasado, por ejemplo, las
centrales nucleares españolas perdieron dinero porque los costes de producción
fueron más altos que los beneficios», concluye Alfredo reflexionando acerca de los
factores que condicionan la rentabilidad de las centrales nucleares.

Este es el posible impacto de las mejoras introducidas después de Fukushima

El accidente que tuvo lugar en la central nuclear de Fukushima (Japón) en marzo


de 2011 provocó que las centrales de todo el planeta revisasen a fondo sus
medidas de seguridad. Las mejoras que introdujeron provocaron que estas
instalaciones actualmente sean sensiblemente más seguras, pero su impacto en el
coste de la energía nuclear no está del todo claro. Esto es lo que nos explican
nuestros expertos.

«Esa inversión ya está amortizada debido a que se recortó de los beneficios. El


coste de la gestión de los residuos y el desmantelamiento de las centrales
nucleares ya están incluidos en esos precios. Hay quien dice que el procesado de
los residuos encarece el coste de la electricidad producida por las centrales
nucleares, pero ellas no fijan este precio. Lo que hacen es cobrar el precio
marcado por el pool eléctrico, que es el mercado mayorista de la electricidad, o
vender su energía fuera del mercado a un precio fijo. Rara vez es la nuclear la que
define el precio final de la energía», puntualiza Alfredo.

«Las centrales nucleares pertenecen a empresas cuyo objetivo es ganar dinero, y


cuando no son rentables, cierran»

«Si las centrales nucleares tuviesen una fiscalidad justa, pagasen los impuestos
que les corresponde y no tuviesen que hacer frente a impuestos duplicados, el
precio de la electricidad que generan estaría en la órbita de los 40 euros por
megavatio hora. Y no cabe duda de que es un precio muy competitivo».

«Cuando una central nuclear no es rentable, cierra. Esto fue lo que sucedió con
Zorita, que cerró porque era una central pequeña y resultaba poco rentable
mantenerla. Las centrales nucleares pertenecen a empresas cuyo objetivo es
ganar dinero, y cuando no son rentables, cierran», asegura Alfredo defendiendo
con convicción la competitividad de la energía generada por las centrales
nucleares que mantienen su actividad.

El análisis de Pedro valora las mejoras introducidas en la seguridad de las


centrales nucleares después de Fukushima, pero nos invita a entrever que su
coste probablemente sí ha tenido un impacto tangible en el precio de la energía
producida en estas instalaciones:

«Todas las centrales nucleares españolas, al igual que las europeas, hicieron
inversiones después de Fukushima para implementar una seguridad adicional. Y
esto también ha provocado que la nueva energía nuclear se produzca con unos
estándares mucho más seguros. Como es lógico son mucho más seguras las
centrales nucleares que se construyen hoy que las que se hacían no ya antes de
Fukushima, sino antes de Chernóbil».

«De hecho, muchas cerraron después de Chernóbil en muchos países porque no


cumplían los estándares de seguridad. Obviamente esto tiene que ver con el coste
de la energía. Si aprender lleva a más seguridad, y más seguridad lleva a más
coste, que así sea. La seguridad hay que ponerla, y si luego el coste no nos
cuadra tendremos un problema con esa energía», sentencia Pedro con firmeza.

El apagón nuclear, analizado por los expertos

El apagón nuclear que ha planificado el gobierno español establece que la última


central nuclear española que permanecerá activa, la de Trillo, cesará en 2035.
Como cabe esperar, nuestros dos expertos no valoran de la misma forma esta
estrategia. Pedro está convencido de que este itinerario es el adecuado:

«El calendario del apagón nuclear no solo es realista, sino que el propio gobierno
español ha conseguido que muchas de las empresas propietarias, que querían
cerrar a los cuarenta años las centrales nucleares porque no eran rentables,
hayan aceptado extender la operación hasta los cuarenta y cinco y los cuarenta
y seis años. De hecho, puede llegar a pasar que alguien quiera revisar la fecha del
cierre nuclear con el propósito de adelantarla».

«Si la electricidad en el futuro tiene el precio que parece que va a tener, las
centrales nucleares españolas no darán beneficios. Darán pérdidas. Con
frecuencia esta estrategia se plantea desde el sector pronuclear como si el pacto
consistiese en crear un cierre, cuando en realidad lo que está haciendo este
acuerdo es retrasar un cierre que muchas empresas eléctricas hubiesen
ejecutado a los cuarenta años», asegura Pedro.

La perspectiva de Alfredo ante el apagón nuclear es eminentemente crítica: «Creo


que es una estrategia muy electoralista. El Partido Socialista lleva muchos años
incorporando en su programa electoral la idea de que cuando llegue al poder
cerrará las centrales nucleares al finalizar su vida de diseño, que son cuarenta
años. En el artículo que escribí para Xataka hace algún tiempo expliqué que se
trata de un mito».

«Realmente esos cuarenta años definen un periodo mínimo en el que tienes que
garantizar que la central funciona correctamente y con seguridad para asegurar la
inversión que se ha realizado. No es una fecha de caducidad. Una central no
puede durar treinta años porque entonces no se amortizaría completamente, pero
una vez que ha llegado a los cuarenta años y se ha mantenido con seguridad, y
siempre que el organismo regulador garantice que funciona de forma segura y es
rentable, esa central puede seguir funcionando muchos más años», concluye
Alfredo sin vacilar.

Cómo reducir los costes de construcción de las nuevas centrales nucleares

La inversión inicial que es necesario hacer para construir una central nuclear es
muy alta, y por esta razón las instalaciones de tercera generación deben tener un
ciclo de operación de al menos sesenta años. Se amortizan con más lentitud que
las centrales de segunda generación. Alfredo nos explica qué estrategias pueden
permitir reducir los costes de construcción de nuevas centrales nucleares:

«La Agencia para la Energía Nuclear de la OCDE ha publicado un informe reciente


muy interesante en el que propone cómo se pueden reducir los costes de
construcción de nuevas centrales nucleares. Hemos hablado de las centrales
nucleares amortizadas, pero luego están las centrales nucleares nuevas, que,
lógicamente, llevan asociados unos costes más altos porque requieren realizar
una gran inversión inicial. De hecho, esta elevada inversión inicial es uno de los
mayores inconvenientes de la energía nuclear».

«La Agencia para la Energía Nuclear propone cómo se pueden reducir los costes
de construcción de nuevas centrales nucleares»
«Es la primera vez que se construyen los reactores de tercera generación que se
están poniendo en marcha actualmente, a los que nosotros llamamos reactores
FOAK (First Of A Kind) debido a que son los primeros de su tipo, y al ser
nuevos no sabemos con qué problemas podemos encontrarnos durante su
construcción. Y cuando se producen estos problemas pueden encarecer y retrasar
este proceso», aduce Alfredo.

«La solución es, sencillamente, construir más. Es lo que está haciendo China.
Sus primeros reactores también eran más caros, y, sin embargo, ahora están
construyendo en plazo y ajustándose al presupuesto previsto inicialmente. Rusia
está haciendo lo mismo. Y Corea del Sur, que está construyendo en Emiratos
Árabes, también. Las centrales de tercera generación se diseñan para tener un
ciclo de operación mínimo de sesenta años, y no de cuarenta años, como las de
segunda generación, por lo que su amortización también es más lenta».

La perspectiva de Alfredo ante el apagón nuclear es eminentemente crítica: «Creo


que es una estrategia muy electoralista. El Partido Socialista lleva muchos años
incorporando en su programa electoral la idea de que cuando llegue al poder
cerrará las centrales nucleares al finalizar su vida de diseño, que son cuarenta
años. En el artículo que escribí para Xataka hace algún tiempo expliqué que se
trata de un mito».

«Realmente esos cuarenta años definen un periodo mínimo en el que tienes que
garantizar que la central funciona correctamente y con seguridad para asegurar la
inversión que se ha realizado. No es una fecha de caducidad. Una central no
puede durar treinta años porque entonces no se amortizaría completamente, pero
una vez que ha llegado a los cuarenta años y se ha mantenido con seguridad, y
siempre que el organismo regulador garantice que funciona de forma segura y es
rentable, esa central puede seguir funcionando muchos más años», concluye
Alfredo sin vacilar.

Cómo reducir los costes de construcción de las nuevas centrales nucleares

La inversión inicial que es necesario hacer para construir una central nuclear es
muy alta, y por esta razón las instalaciones de tercera generación deben tener un
ciclo de operación de al menos sesenta años. Se amortizan con más lentitud que
las centrales de segunda generación. Alfredo nos explica qué estrategias pueden
permitir reducir los costes de construcción de nuevas centrales nucleares:

«La Agencia para la Energía Nuclear de la OCDE ha publicado un informe reciente


muy interesante en el que propone cómo se pueden reducir los costes de
construcción de nuevas centrales nucleares. Hemos hablado de las centrales
nucleares amortizadas, pero luego están las centrales nucleares nuevas, que,
lógicamente, llevan asociados unos costes más altos porque requieren realizar
una gran inversión inicial. De hecho, esta elevada inversión inicial es uno de los
mayores inconvenientes de la energía nuclear».
«La Agencia para la Energía Nuclear propone cómo se pueden reducir los costes
de construcción de nuevas centrales nucleares»

«Es la primera vez que se construyen los reactores de tercera generación que se
están poniendo en marcha actualmente, a los que nosotros llamamos reactores
FOAK (First Of A Kind) debido a que son los primeros de su tipo, y al ser
nuevos no sabemos con qué problemas podemos encontrarnos durante su
construcción. Y cuando se producen estos problemas pueden encarecer y retrasar
este proceso», aduce Alfredo.

«La solución es, sencillamente, construir más. Es lo que está haciendo China.
Sus primeros reactores también eran más caros, y, sin embargo, ahora están
construyendo en plazo y ajustándose al presupuesto previsto inicialmente. Rusia
está haciendo lo mismo. Y Corea del Sur, que está construyendo en Emiratos
Árabes, también. Las centrales de tercera generación se diseñan para tener un
ciclo de operación mínimo de sesenta años, y no de cuarenta años, como las de
segunda generación, por lo que su amortización también es más lenta».

La perspectiva de Alfredo ante el apagón nuclear es eminentemente crítica: «Creo


que es una estrategia muy electoralista. El Partido Socialista lleva muchos años
incorporando en su programa electoral la idea de que cuando llegue al poder
cerrará las centrales nucleares al finalizar su vida de diseño, que son cuarenta
años. En el artículo que escribí para Xataka hace algún tiempo expliqué que se
trata de un mito».

«Realmente esos cuarenta años definen un periodo mínimo en el que tienes que
garantizar que la central funciona correctamente y con seguridad para asegurar la
inversión que se ha realizado. No es una fecha de caducidad. Una central no
puede durar treinta años porque entonces no se amortizaría completamente, pero
una vez que ha llegado a los cuarenta años y se ha mantenido con seguridad, y
siempre que el organismo regulador garantice que funciona de forma segura y es
rentable, esa central puede seguir funcionando muchos más años», concluye
Alfredo sin vacilar.

Cómo reducir los costes de construcción de las nuevas centrales nucleares

La inversión inicial que es necesario hacer para construir una central nuclear es
muy alta, y por esta razón las instalaciones de tercera generación deben tener un
ciclo de operación de al menos sesenta años. Se amortizan con más lentitud que
las centrales de segunda generación. Alfredo nos explica qué estrategias pueden
permitir reducir los costes de construcción de nuevas centrales nucleares:

«La Agencia para la Energía Nuclear de la OCDE ha publicado un informe reciente


muy interesante en el que propone cómo se pueden reducir los costes de
construcción de nuevas centrales nucleares. Hemos hablado de las centrales
nucleares amortizadas, pero luego están las centrales nucleares nuevas, que,
lógicamente, llevan asociados unos costes más altos porque requieren realizar
una gran inversión inicial. De hecho, esta elevada inversión inicial es uno de los
mayores inconvenientes de la energía nuclear».

«La Agencia para la Energía Nuclear propone cómo se pueden reducir los costes
de construcción de nuevas centrales nucleares»

«Es la primera vez que se construyen los reactores de tercera generación que se
están poniendo en marcha actualmente, a los que nosotros llamamos reactores
FOAK (First Of A Kind) debido a que son los primeros de su tipo, y al ser
nuevos no sabemos con qué problemas podemos encontrarnos durante su
construcción. Y cuando se producen estos problemas pueden encarecer y retrasar
este proceso», aduce Alfredo.

«La solución es, sencillamente, construir más. Es lo que está haciendo China.
Sus primeros reactores también eran más caros, y, sin embargo, ahora están
construyendo en plazo y ajustándose al presupuesto previsto inicialmente. Rusia
está haciendo lo mismo. Y Corea del Sur, que está construyendo en Emiratos
Árabes, también. Las centrales de tercera generación se diseñan para tener un
ciclo de operación mínimo de sesenta años, y no de cuarenta años, como las de
segunda generación, por lo que su amortización también es más lenta».

«Pero, y este es uno de los mayores impedimentos, al requerir una gran inversión
inicial necesitan tener una gran estabilidad jurídica y legislativa que les permita
funcionar durante todo ese tiempo siempre y cuando se mantenga la seguridad. La
seguridad siempre es lo primero porque si no la tienes te cierran la central.
Fukushima está cerrada porque no ha sido lo suficientemente segura», sentencia
Alfredo.

En el siguiente hilo de Twitter Alfredo explica con todo detalle el procedimiento


propuesto por la Agencia para la Energía Nuclear para reducir los costes de
construcción de las nuevas centrales nucleares:

Pedro, sin embargo, se muestra escéptico ante la posibilidad de que la


construcción de las centrales nucleares de tercera generación se pueda abaratar
lo suficiente para incrementar drásticamente su competitividad:

«Para mí es una cuestión de fe. Es posible que la segunda, la tercera o la cuarta


central nuclear de nueva generación sean más baratas, pero ¿cuánto más baratas
tienen que ser para que una instalación que me está produciendo a más de 100
euros/megavatio hora incremente su competitividad para producir a menos de
50 euros/megavatio hora?», pregunta de forma retórica.

«¿Realmente me puedes conseguir esa bajada de los costes? Yo no lo creo. Si yo


fuese quien tuviese que decidir dónde pongo los recursos para afrontar la
transición energética no apostaría por esta estrategia», asevera Pedro. Y
continúa su exposición analizando la competitividad no solo de las centrales
nucleares de segunda generación, sino también de las de tercera generación:

«Llegará un momento en el que las centrales nucleares irremediablemente


chocarán con la generación renovable»

«Tenemos que mirar el proceso de descarbonización con perspectiva. Las


centrales nucleares que tenemos ahora nos están permitiendo no emitir dióxido de
carbono y nos están apoyando en la transición energética, pero llegará un
momento en el que irremediablemente chocarán con la generación renovable.
Nuestras centrales generan siempre la misma potencia, que normalmente es la
máxima. Pueden bajar, y subir, pero como por diseño no están preparadas para
hacer eso la bajada es rápida, pero la subida es lenta, por lo que si paras una
central, o la dejas al mínimo, y luego la quieres subir, tardas dos días en alcanzar
esa potencia máxima».

«Esto quiere decir que cuando tienen que convivir con unas energías que son
eminentemente intermitentes lo que necesitas al otro lado es una energía que te
complemente. Una energía que te permita subir y bajar rápidamente la potencia
de la misma forma en que lo hacen las energías renovables. Las centrales
nucleares no están preparadas para hacerlo. Ahora no suele haber muchos
problemas porque el sistema obliga a las nucleares a bajar la potencia tres o
cuatro veces al año en los momentos en los que hay mucha aportación eólica,
solar, y a veces también hidráulica. Pero a medida que vayamos teniendo más
energía solar y eólica el sistema energético se saturará con más frecuencia»,
vaticina Pedro.

«Esto provocará que haya que parar las nucleares, pero no va a tener sentido
hacerlo porque no es viable pararlas y tener que esperar un montón de horas
hasta que vuelvan a entregar la potencia necesaria. Además, si las haces bajar
continuamente estás provocando que una instalación que es carísima y que tiene
unos costes fijos altísimos no pueda generar los ingresos que necesita para cubrir
los costes fijos. Las centrales nucleares no están tecnológicamente adaptadas al
mundo que viene».

«Más del 80% de las emisiones de dióxido de carbono no proceden del sistema
eléctrico; están en el transporte, la industria…»

«Las nuevas centrales nucleares sí pueden subir y bajar. No tienen ningún


problema. Eso sí, si las haces bajar la potencia con mucha frecuencia no las vas a
amortizar en la vida. Pero estas centrales nucleares están generando a más de
100 euros/megavatio hora. Si internalizo este coste al sistema eléctrico tendré
una electricidad muy cara. Y en ese escenario la electrificación de los vehículos,
de la industria y de la climatización representa un problema. Más del 80% de las
emisiones de dióxido de carbono no proceden del sistema eléctrico; están en el
transporte, la industria… No podemos permitirnos tener una electricidad cara, y
por eso una nueva central nuclear con un coste de 8 millones de euros el
megavatio hora que está generando con un coste superior a los 100
euros/megavatio hora, por lo que estamos viendo en las experiencias cercanas, no
tiene ningún sentido».

«Además, para amortizar una central nuclear de nueva generación la voy a tener
que mantener sesenta años trabajando para poder amortizar los enormes costes
fijos. Y no podemos olvidar que estamos en una emergencia climática, y esto
quiere decir que tenemos que descarbonizar con rapidez. Los parques eólicos y
las plantas fotovoltaicas se construyen en muy poco tiempo. Si se agiliza la
construcción en dos o tres años podemos tenerlos en funcionamiento, pero
construir una central nuclear es un proceso muy lento», concluye Pedro.

El almacenamiento del excedente energético, otro desafío a resolver

El siguiente punto que tocamos con ambos expertos teniendo presente el


protagonismo creciente de las fuentes de energía renovables explora la necesidad
de contar con una infraestructura capaz de salvaguardar el excedente
energético que se produce en los momentos de máxima generación. Este es el
análisis de Pedro:

«Necesitamos poder almacenar ese excedente energético, o bien energías


descarbonizadas y renovables que puedan hacer ese complemento. Lo lógico es
que la solución combine ambas opciones, pero sobre todo estamos enfocados en
el almacenamiento. Las baterías no son la única manera de almacenar energía.
De hecho, nuestra forma principal de hacerlo hoy consiste en utilizar bombeos
hidroeléctricos. Nuestro país es muy montañoso, y esa diferencia de alturas nos
facilita usar esta tecnología».

«Las baterías que nos permiten resolver este reto aún son caras, pero su coste
está descendiendo año tras año en parte debido a la tracción tecnológica que está
ocasionando el desarrollo de los vehículos eléctricos. Y también tenemos los
bombeos hidroeléctricos. Un megavatio de bombeo hidroeléctrico es mucho más
barato que un megavatio producido por una central nuclear. Y también hay otras
maneras de almacenar energía».

«Estamos iniciando una economía del hidrógeno. Además, de la misma manera


en que se puede almacenar electricidad de forma electroquímica en baterías se
puede hacer de forma química. Y también se puede almacenar en forma de
energía potencial no solo con los bombeos hidroeléctricos, sino con aire
comprimido, o, incluso, subiendo materiales sólidos y bajándolos después con un
sistema de poleas. Y también hay soluciones que hacen posible el
almacenamiento térmico de la energía».

«Tenemos decenas de tecnologías distintas, pero, sobre todo, tenemos tres a la


vista: los bombeos hidroeléctricos, las baterías y el hidrógeno. Los bombeos ya
son rentables; las baterías están empezando a serlo en algunas situaciones, y a
medida que pasen los años su rentabilidad será mayor; y el hidrógeno
seguramente tardará un poco más en ser rentable, pero también lo será por la
misma evolución tecnológica. Cuando estás creando el futuro y pones en la
balanza, por un lado, las nucleares, que son carísimas, no te permiten
descarbonizar en poco tiempo y tienen un plazo de amortización de sesenta años,
y veo por otro lado que tengo energías renovables que son cada vez más
baratas, el camino a seguir es obvio».

«Es verdad que las renovables necesitan un complemento, pero resulta que tengo
uno que ya es rentable y otro que baja de coste cada año. Y, además, tenemos el
hidrógeno. Creo firmemente que tenemos que apostar por las energías renovables
más el almacenamiento, o más otras energías que en su momento puedan actuar
como un complemento, como la hidroeléctrica de embalse, la energía geotérmica
o la biomasa. Creo que la opción renovables más almacenamiento es mucho
más razonable que la opción nucleares más renovables, que son los dos modelos
que estamos contemplando», concluye Pedro.

«Creo que la opción renovables más almacenamiento es mucho más razonable


que la opción nucleares más renovables»

Alfredo, sin embargo, defiende que la ausencia de una iniciativa firme que
proponga una solución tangible al desafío que representa el almacenamiento del
excedente energético puede acabar provocando que el apagón nuclear planificado
por el Gobierno finalmente no pueda ejecutarse en las fechas previstas:

«Me da la sensación de que este acuerdo, que está promovido por el Gobierno y
está firmado y aceptado por las eléctricas, no es más que un brindis al sol. Creo
que piensan ‘vamos a decir que vamos a cerrar, pero cuando llegue el momento
sabemos que no va a ser posible cerrar las centrales nucleares’».

«Este acuerdo es revisable, y, de hecho, se va a revisar en 2023 con el propósito


de comprobar si somos capaces de incorporar potencia constante como la que
proporcionan las centrales nucleares en su sustitución. Y esto solo puede hacerse
o con enormes baterías o con grandes presas hidroeléctricas que no se están
construyendo, y que no vamos a tener. Creo que no vamos a cerrar cuando está
previsto», vaticina.

Además, Alfredo no pasa por alto que el excedente energético de las centrales
nucleares puede utilizarse para generar hidrógeno, una opción que se podría
implantar en las instalaciones españolas y que reforzaría su aportación al sistema
energético:

«Una opción que me gusta especialmente, y que también se está estudiando para
las centrales españolas, es la cogeneración de hidrógeno. Al igual que el
excedente de las renovables se puede utilizar para producir hidrógeno, cada
central nuclear podría tener una fábrica de hidrógeno asociada situada a cierta
distancia, y una línea en exclusiva conectada directamente a la central nuclear. En
el momento que a la central se le pide que baje, por ejemplo, un 10% de potencia
en dos minutos, no pasa nada. El reactor va a seguir funcionando al 100% de
potencia, pero solo derivará a la red el 90%».

«El 10% restante lo aportará a la fábrica de hidrógeno, de manera que ese


producto se almacenará y se podrá comercializar. Esta estrategia ya la están
estudiando las centrales nucleares españolas como una alternativa a la operación
a largo plazo, pero, como es lógico, requiere una estabilidad jurídica y
legislativa que ofrezca a las empresas propietarias de las centrales nucleares la
garantía de que la inversión que se verían obligadas a acometer va a poder ser
amortizada a través de la operación de las instalaciones durante el periodo de
tiempo necesario», concluye Alfredo.

La fusión nuclear requiere resolver muchos retos, pero es una opción ilusionante

No podía dejar escapar la oportunidad de encarar la recta final de este artículo


preguntando a los dos expertos qué opinan acerca de la fusión nuclear, un
proyecto científico y tecnológico en el que están involucradas la mayor parte de las
grandes potencias, como la Unión Europea, Estados Unidos, China, Rusia o
Japón. Esta es la postura que ha adoptado Pedro:

«Creo que hay que tener la mente abierta. Y que, por supuesto, todas las
opciones tienen que ser investigadas. La fusión nuclear aún está en un estado de
desarrollo muy preliminar, pero esto no significa que el desarrollo científico y
técnico no vaya a hacerla posible. El problema es que la más optimista de
nuestras previsiones nos coloca en la década de los 60 o los 70, y es un horizonte
posterior a la crisis climática a la que ya nos estamos enfrentando, y también a
la transición energética en la que ya estamos trabajando».

«Ahora tenemos el objetivo de descarbonizar en el plazo de treinta años, y esto no


puede hacerse con energía de fusión porque no llega a tiempo. Es probable que
en otra etapa de la humanidad esta forma de energía tenga su papel, y por esta
razón yo seguiría investigando, pero hay problemas que aún no han sido
resueltos. Todavía no sabemos cómo generar más energía con la fusión de la
que invertimos en producirla. En el momento en el que solventemos este desafío,
que creo que conseguiremos resolverlo, tendremos que encontrar la solución a
otros problemas».

«Debido a cómo funciona una central nuclear las eficiencias de transformación del
calor que generamos a electricidad son ligeramente superiores al 30%, por lo que
tendríamos que generar al menos tres o cuatro veces más energía de la que
consume el reactor para que salgan las cuentas. El objetivo de ITER es generar
diez veces más. Pero una vez que estemos ahí tenemos otro problema con los
reactivos. Necesitamos tritio», nos explica Pedro.
«La fusión nuclear es muy prometedora, pero no podemos confiar en ella para
ningún tipo de previsión energética que hagamos hoy en día»

«La idea es que se regenere constantemente dentro del propio reactor, pero se
tiene que regenerar todo. No podemos permitirnos que no se regenere ni una
mínima parte porque el coste del tritio es absolutamente prohibitivo. Actualmente
lo estamos sacando de reactores nucleares de fisión de tipo CANDU, que son los
que usan los canadienses, y si hacemos un cálculo aproximado todo el tritio que
se genera en el mundo hoy en día no bastaría para alimentar un solo reactor de
fusión».

«Y, además de todo esto, necesitamos que la tecnología sea barata porque,
aunque generemos diez veces más energía y consigamos regenerar todo el tritio,
el coste de la estructura tiene que ser competitivo al compararlo con las otras
energías que existan en ese momento. Creo que merece la pena investigar todo
esto, por supuesto, porque es algo muy prometedor, pero no podemos confiar en
la fusión nuclear para ningún tipo de previsión energética que hagamos hoy en
día», expone Pedro.

La opinión de Alfredo acerca de la fusión nuclear nos invita a contemplar el


esfuerzo técnico que se está haciendo para ponerla a punto con un optimismo
prudente:

«Creo que ninguna de las personas que trabajan en ella pone en duda que va a
funcionar. El problema es que no sabemos cuándo. Hay previsiones que apuntan
hacia los años 50 o 60. Y si no es en ese momento será en los 70 o los 80, pero
yo creo que sí lo conseguiremos. Y también creo firmemente que cuando
tengamos la fusión nuclear no necesitaremos ni la fisión ni la mayor parte de las
renovables porque tendremos centrales que se alimentarán con hidrógeno, que
procede del agua del mar, y que generarán unas cantidades enormes de energía».

«Además, los residuos radiactivos derivados de los materiales del propio reactor
son de media actividad. Y no hay peligro de que se produzca un accidente porque
el reactor de fusión nuclear cuando tiene un problema deja de recibir electricidad y
se para. No se dan ni el calor residual ni los residuos que producimos en los
reactores de fisión. Cuando tengamos fusión creo que podremos prescindir de
todo lo demás, pero mientras tanto seguimos teniendo un calentamiento global y
tenemos que reducir las emisiones», sostiene Alfredo con convicción.

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