Unidad Vi-Poder Judicial y Ministerio Publico

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VI UNIDAD

PODER JUDICIAL Y MINISTERIO PÚBLICO

SUMARIO: I. Poder Judicial; II. Ministerio Público.

I. El Poder Judicial
Sumario: 1. Regulación constitucional – 2. Órganos que integran el Poder
Judicial – 3. La Función Jurisdiccional – 4. Principios Generales de la
Administración de Justicia – 5. Nombramiento de los Jueces – 6. La Corte
Suprema

1. Regulación constitucional
A nivel constitucional, el Poder Judicial está regulado en el cap. VI de la CPR,
arts. 76 a 82.

2. Órganos que integran el Poder Judicial


Antes de analizar las cuestiones constitucionales relacionadas con el Poder
Judicial, es útil aclarar qué tribunales lo integran. Así las cosas, de acuerdo al art. 5 del
COT, integran el Poder Judicial, como tribunales ordinarios de justicia, la Corte Suprema,
las Cortes de Apelaciones, los Presidentes y Ministros de Corte, los Tribunales de Juicio
Oral en lo Penal, los Juzgados de Letras y los Juzgados de Garantía.
Forman parte del Poder Judicial, como tribunales especiales, los Juzgados de
Familia, los Juzgados de Letras del Trabajo, los Juzgados de Cobranza Laboral y
Previsional y los Tribunales Militares en tiempo de paz, los cuales se regirán en su
organización y atribuciones por las disposiciones orgánicas constitucionales contenidas
en la ley Nº 19.968, en el Código del Trabajo y en el Código de Justicia Militar y sus
leyes complementarias, respectivamente, rigiendo para ellos las disposiciones del COT
sólo cuando los cuerpos legales citados se remitan en forma expresa a él.
Los demás tribunales especiales se regirán por las leyes que los establecen y
reglamentan, sin perjuicio de quedar sujetos a las disposiciones generales de dicho
Código.

1
3. La Función Jurisdiccional
El art. 76 inc. 1 de la Carta Fundamental consagra, a nivel constitucional, la
jurisdicción como función pública: “La facultad de conocer de las causas civiles y
criminales, de resolverlas y de hacer ejecutar lo juzgado, pertenece exclusivamente a los
tribunales establecidos por la ley. Ni el Presidente de la República ni el Congreso pueden,
en caso alguno, ejercer funciones judiciales, avocarse causas pendientes, revisar los
fundamentos o contenidos de sus resoluciones o hacer revivir procesos fenecidos”.
La Jurisdicción es el poder-deber que tienen los tribunales para conocer y
resolver por medio del proceso y con efecto de cosa juzgada, los conflictos de intereses
de relevancia jurídica que se promuevan en el orden temporal, dentro del territorio de la
República y en cuya solución les corresponda intervenir.
En base a esta definición, es necesario realizar los siguientes comentarios:
a) La función jurisdiccional –y por lo tanto la jurisdicción como tal– es una
función pública, un “poder-deber”, esto es, una atribución y al mismo
tiempo un deber, ya que a la luz del principio de inexcusabilidad
establecida en el inc. 2° del mismo artículo.
b) A su vez, es un deber que sólo poseen los tribunales, los cuales de acuerdo
al art. 19 N° 3, inc. 4 de la CPR, sólo podrán ser creados por ley1. Por ende,
se establece la exclusividad de la función jurisdiccional por parte de los
Tribunales de Justicia y la más absoluta independencia en el ejercicio de
esta facultad, ya que ningún otro órgano podrá ejercerla o asumirla de
modo alguno.
c) El contenido de esta función se refiere al “conocimiento y resolución de
conflictos”, correspondiéndole tanto al tribunal, informarse de la entidad
del conflicto y darle solución mediante una sentencia. Estos conflictos han
de cumplir algunos requisitos para que sean susceptibles de ser resueltos
por la jurisdicción:
i. Debe ser un conflicto de intereses (y por lo tanto, no meramente
teóricos);
ii. Debe ser un conflicto que tenga relevancia jurídica, o sea, que pueda
ser resuelto mediante el Derecho;

1
En art. 19 nº 3 de la CPR establece el Derecho al juez natural, en los siguientes términos: “Nadie podrá
ser juzgado por comisiones especiales, sino por el tribunal que señalare la ley y que se hallare establecido
por ésta con anterioridad a la perpetración del hecho”.

2
iii. Debe tratarse de conflictos que se susciten dentro del territorio de la
República, ya que de acuerdo a la regla general, rige el principio de
territorialidad de la ley.
d) Los conflictos son resueltos mediante el proceso, identificado éste como
un método de solución de conflictos que se caracteriza por la presencia de
un tercero imparcial, llamado tribunal, que los dirime.
e) Los conflictos son resueltos con efecto de cosa juzgada. Esto quiere decir
que una vez resuelto un conflicto por sentencia firme o ejecutoriada, dicha
decisión no podrá ser dejada sin efecto ni por ese tribunal, ni por ningún
otro órgano del Estado2.

4. Principios generales de la administración de justicia


La Constitución y las leyes consagran diferentes principios básicos sobre los
cuales se sustenta la organización de los tribunales de justicia. Dentro de aquellos
establecidos por la Carta Fundamental, destacamos los siguientes:
1) Independencia
2) Inexcusabilidad
3) Imperio
4) Inamovilidad
5) Legalidad

2.1. Principio de independencia de los tribunales de justicia


Se encuentra establecido en el art. 76 inc. 1 de la CPR. En términos generales, la
independencia implica que la función jurisdiccional es autónoma con respecto a las otras
funciones del Estado3, con lo cual le compete exclusivamente a los tribunales de justicia
y en el ejercicio de la misma los tribunales no pueden recibir ningún tipo de presión,

2
Vid. Código de Procedimiento Civil, art. 174: “Se entenderá firme o ejecutoriada una resolución desde
que se haya notificado a las partes, si no procede recurso alguno en contra de ella; y, en caso contrario,
desde que se notifique el decreto que la mande cumplir, una vez que terminen los recursos deducidos, o
desde que transcurran todos los plazos que la ley concede para la interposición de dichos recursos, sin que
se hayan hecho valer por las partes. En este último caso, tratándose de sentencias definitivas, certificará el
hecho el secretario del tribunal a continuación del fallo, el cual se considerará firme desde este momento,
sin más trámites”; Art. 175: “Las sentencias definitivas o interlocutorias firmes producen la acción o la
excepción de cosa juzgada”.
3
CONTRERAS VÁSQUEZ, Pablo/ GARCÍA PINO, Gonzalo. Diccionario constitucional chileno. Santiago,
Tribunal Constitucional, 2014, p. 320.

3
intervención o influencia por parte de órganos que pertenecen a otras funciones del
Estado.
Es posible diferenciar dos facetas del principio de independencia:
(a) De acuerdo a la independencia positiva, las facultades jurisdiccionales son
exclusivas de los tribunales. Esta faceta se reconoce en la frase final del art.
76 inc. 1 de la CPR, cuando dispone “La facultad de conocer de las causas
civiles y criminales, de resolverlas y de hacer ejecutar lo juzgado, pertenece
exclusivamente a los tribunales establecidos por la ley”.
Ahora bien, a su vez los jueces no deberían ejercer competencias propias de
otras funciones del Estado, lo que se deduce de lo dispuesto en el COT cuando
prohíbe al “Poder Judicial, mezclarse en las atribuciones de otros poderes
públicos y en general ejercer otras funciones que las determinadas en los
artículos precedentes” (art. 4 COT).
En su faceta negativa, la independencia implica que los órganos de las otras
funciones del Estado no pueden ejercer la jurisdicción, lo que se refleja en la
siguiente frase del art. 76 inc. 1 de la CPR: “Ni el Presidente de la República
ni el Congreso pueden, en caso alguno, ejercer funciones judiciales, avocarse
causas pendientes, revisar los fundamentos o contenido de sus resoluciones o
hacer revivir procesos fenecidos”.
(b) Por su parte, se suele hablar de una dimensión interna de la independencia de
los tribunales de justicia, lo que está relacionado con la autonomía que los
jueces deben tener respecto de otros jueces y especialmente de los que son sus
superiores jerárquicos.

2.2. Principio de inexcusabilidad


Está consagrado en el art. 76 inc. 2º de la CPR: “Reclamada su intervención en
forma legal y en negocios de su competencia, no podrán excusarse de ejercer su autoridad,
ni aún por falta de ley que resuelva la contienda o asunto sometidos a su decisión”.
Esta norma, reiterada en el art. 10 inc. 2 del COT, no sólo debe entenderse como
una prohibición de los jueces en orden a no poder excusarse para conocer determinados
asuntos (norma negativa), sino también como un deber que los obliga a resolver los
conflictos jurídicos sometidos a su decisión (norma positiva).
Por otra parte, la ausencia de una norma positiva expresa sobre la controversia
jurídica en cuestión no es un impedimento para que el Tribunal pueda conocerla y

4
resolverla, debiendo en tal caso recurrir al sistema de fuentes consagrado en el
ordenamiento jurídico.

2.3. Principio de imperio


El imperio debe entenderse como la facultad que tienen los tribunales para cumplir
sus resoluciones y practicar o hacer practicar los actos de instrucción que decreten.
Para ello contarán con la facultad para requerir de la fuerza pública –la fuerza
jurídicamente organizada– la colaboración suficiente (art. 76 inc. 3 y 4 CPR).
Asimismo, los Tribunales pueden emitir órdenes a las respectivas autoridades,
quienes deberán acatarlas sin posibilidad de calificar (entiéndase, apreciar):
 ni su fundamento, o sea, las razones;
 ni la oportunidad, vale decir, si el momento es el adecuado;
 ni la justicia o legalidad de las mismas, en otras palabras, su conformidad con
el ordenamiento jurídico.
Sólo los tribunales ordinarios de justicia y los especiales que integren el Poder
Judicial gozarán de las facultades de imperio. Los demás jueces deberán hacerlo en la
forma determinada por la ley.

2.4. Principio de inamovilidad


Este principio está establecido en el art. 80 de la CPR, cuando dispone que “los
jueces permanecerán en sus cargos, durante su buen comportamiento; pero los inferiores
desempeñarán su respectiva judicatura por el tiempo que determinen las leyes”.
Este principio constituye una garantía esencial para la imparcialidad e
independencia del juez, cuya finalidad es evitar presiones o influencias sobre él,
impidiendo al ejercer sus funciones que tenga temor de perder el empleo4.
Se entiende por jueces inferiores a aquellos que cumplen la función jurisdiccional
temporalmente. Así, los jueces árbitros, quienes disponen de dos años para resolver, sin
perjuicio del tiempo más prolongado que les otorguen las partes (art. 235 inc. 3° COT)
gozan de inamovilidad durante el lapso de su nombramiento5. De igual forma, se aplica
la prerrogativa no sólo a los magistrados titulares, sino también a los interinos hasta el
nombramiento del propietario, y a los suplentes hasta que expire el tiempo por el cual

4
CONTRERAS VÁSQUEZ, Pablo/ GARCÍA PINO, Gonzalo. Diccionario constitucional chileno. Santiago,
s.e., 2014, pp. 534-535.
5
CONTRERAS/GARCÍA PINO, op. cit., p. 535.

5
hubieren sido designados (art. 247 COT). En cambio, a los jueces ordinarios, por mandato
constitucional, les es aplicable la protección siempre que subsista su buen comportamien-
to y no proceda una causal de cesación.
No gozan de esta inamovilidad los funcionarios auxiliares y subalternos de la
Administración de Justicia, tales como: secretarios, archiveros, receptores, relatores,
defensores públicos.
Por tanto, sólo de manera excepcional los jueces cesarán en sus cargos. La
Constitución hace referencia de manera general a algunas causales de cesación del cargo,
pero se trata de una materia específicamente regulada en el COT. En base a ello, un juez
puede cesar en su cargo:
(a) por edad: los jueces cesarán sus funciones al cumplir 75 años de edad (art. 80
inc. 2 CPR), menos el Presidente de la Corte Suprema, quien continuará en ese cargo por
el período de 2 años;
(b) por renuncia, aunque, no abandonarán sus funciones sino hasta cuando la
autoridad respectiva hubiere aceptado su renuncia (art. 80 inc. 2 CPR; art. 332 Nº 5 COT);
(c) por incapacidad legal sobreviniente (art. 80 inc. 2 CPR; art. 256 y 332 Nº 1
COT)6;
(d) por notable abandono de sus deberes. Esta causal sólo se aplica a los
magistrados de los tribunales superiores de justicia. Requiere de una acusación
constitucional en los términos ya analizados con anterioridad (arts. 52 Nº 2 letra c y 53
Nº 1 CPR; art. 333 COT).
(e) por causa legalmente sentenciada (art. 80 inc. 2 CPR). La destitución por esta
causal puede proceder por diferentes motivos:
i. Condena por delitos comunes a través de sentencia de término condenatoria.
Además, procede la suspensión de sus funciones una vez formulada la acusación
(art. 256 Nº 5 y 6; arts. 335 Nº 1 y 332 Nº 1 COT).

6
Art. 256. No pueden ser jueces:
1° Los que se hallaren en interdicción por causa de demencia o prodigalidad;
2° Los sordos;
3° Los mudos;
4° Los ciegos;
5º Los que de conformidad a la ley procesal penal, se hallaren acusados por crimen o simple delito o
estuvieren acogidos a la suspensión condicional del procedimiento.
6° Los que hubieren sido condenados por crimen o simple delito.
Esta incapacidad no comprende a los condenados por delito contra la seguridad interior del Estado;
7° Los fallidos, a menos que hayan sido rehabilitados en conformidad a la ley, y
8° Los que hayan recibido órdenes eclesiásticas mayores.

6
ii. Declaración de responsabilidad criminal o civil de delito cometido en razón
de sus actos ministeriales (art. 79 CPR).
El art. 79 de la CPR hace referencia de manera genérica a varios delitos que se
cometen en el ejercicio de la función, pero en definitiva se debe interpretar que la
cesación por esta causal puede configurarse en el evento de que un juez incurra en
la comisión de cualquier delito relacionado con el ejercicio del cargo. Sin perjuicio
de lo anterior, cuando se pretenda hacer efectiva la responsabilidad penal de los
jueces por delitos cometidos en el ejercicio de sus funciones, deberá procederse
previamente ante la Corte de Apelaciones, que antes de la respectiva acusación,
deberá pronunciarse si es o no admisible. Esta misma declaración deberá
solicitarse cuando se solicite alguna medida cautelar en contra del magistrado
imputado (335 Nº 1 COT). Esta acción se denomina “querella de capítulos” y se
encuentra regulada en los arts. 424 a 430 del Código Procesal Penal.
Además, los magistrados de los tribunales superiores de justicia, los fiscales
judiciales y los jueces letrados que integran el Poder Judicial, no podrán ser
aprehendidos sin orden del tribunal competente, salvo el caso de crimen o
simple delito flagrante y sólo para ponerlos inmediatamente a disposición del
tribunal que debe conocer del asunto en conformidad a la ley (art. 81 CPR).

iii. Remoción por la Corte Suprema. De acuerdo al art. 80 inc. 3º de la CPR, “la
Corte Suprema por requerimiento del Presidente de la República, a solicitud de
parte interesada, o de oficio, podrá declarar que los jueces no han tenido buen
comportamiento y, previo informe del inculpado y de la Corte de Apelaciones
respectiva, en su caso, acordar su remoción por la mayoría total de sus
componentes. Estos acuerdos se comunicarán al Presidente de la República” (art.
80 inc. 3 y 32 nº 13 CPR).

iv. Remoción por calificación deficiente (art. 278 bis COT). Todo funcionario
que registre una calificación con grado “deficiente” o por segundo año
consecutivo figure en la lista condicional, quedará removido de su cargo por el
solo ministerio de la ley.

v. Proceso de amovilidad contemplado en los arts. 337, 338 y 339 COT, mediante
el cual se evalúa el comportamiento del juez a través de los siguientes estándares:

7
cantidad de suspensiones en espacio de tiempo determinado, dictación de medidas
disciplinarias en un período de tres años, cantidad de correcciones disciplinarias
en cualquier espacio de tiempo y mala calificación efectuada por la CS.

Cómo última observación, cabe señalar que el principio de inamovilidad se


relaciona con el principio de responsabilidad, ya que si los jueces incurren en alguna
infracción al ordenamiento jurídico en los términos aludidos, pueden activar una causal
de cesación del cargo.

2.5. Principio de legalidad


El principio de legalidad, establecido en términos amplios en los artículos 6 y 7
de la Carta Fundamental, tiene dos expresiones específicas en lo que al Poder Judicial se
refiere.
(a) Organización y atribuciones de los tribunales de justicia
Esta materia es de LOC (art. 77 inc. 2 CPR). La Constitución prescribe que la ley
orgánica señalará las calidades que deben tener los jueces y el número de años que deben
haber ejercido la profesión de abogado, las personas que fueren nombradas ministros de
Corte o jueces letrados. Actualmente el COT se considera que es la LOC que cumple con
el mandato de la CPR en esta materia.
Cualquier modificación a dicha ley, deberá realizarse previa consulta a la Corte
Suprema. Esta atribución refuerza el rol de contrapoder que desempeña la CS y establece
una cláusula de autonomía del Poder Judicial7.
A su vez, los tribunales deberán establecerse por la ley con anterioridad a la
comisión del hecho respecto del cual se van a pronunciar (art. 19 Nº 3 inc. 4º CPR).
Este principio se denomina principio del juez natural y principio de legalidad del tribunal.

(b) Procedimiento que emplearán


“Toda sentencia de un órgano que ejerza jurisdicción debe fundarse en un proceso
previo legalmente tramitado. Corresponderá al legislador establecer las garantías de un
procedimiento y una investigación racionales y justos” (art. 19 Nº 3 inc. 5º CPR).
El 10 de enero de 2008, entra en vigencia la Reforma Constitucional de la Ley
20.245, que dispone la posibilidad de que los procedimientos judiciales puedan entrar en

7
CONTRERAS/GARCÍA PINO, op. cit., p. 232.

8
vigencia de manera gradual entre las diferentes regiones del país. De esa forma, se
posibilita expresamente que las reformas procesales se implementen por zonas, sin afectar
el principio de igualdad ante la ley (19 N° 3) que se veía afectado cuando a unas personas
se les juzgaba de acuerdo a un procedimiento y con ciertos tribunales, y a otras personas
se les juzgaba con otros procedimientos y tribunales, según la región en que se
encontrasen. Esta reforma agrega al inciso final del art. 77, la siguiente oración: “La ley
orgánica constitucional relativa a la organización y atribuciones de los tribunales, así
como las leyes procesales que regulen un sistema de enjuiciamiento, podrán fijar fechas
diferentes para su entrada en vigencia en las diversas regiones del territorio nacional. Sin
perjuicio de lo anterior, el plazo para la entrada en vigor de dichas leyes en todo el país
no podrá ser superior a cuatros años”.

5. Nombramiento de los jueces


El art. 78 de la CPR establece algunas reglas básicas en lo referente a la
designación de los magistrados que integren el Poder Judicial.
(a) Ministros y fiscales de la Corte Suprema: son nombrados por el Presidente
de la República, sobre la base de una nómina de cinco personas propuestas por la propia
Corte, y con acuerdo de los 2/3 de los miembros en ejercicio del Senado. Si el Senado no
lo aprobare, la Corte Suprema reemplazará de la quina el nombre respectivo por otro y se
someterá al mismo procedimiento.
Cinco de los ministros deberán ser abogados extraños a la administración de
justicia, con 15 años de título a lo menos, que se hayan destacado en la actividad
profesional o universitaria y que cumplan los requisitos de la ley orgánica respectiva.
(b) Ministros y Fiscales de las Cortes de Apelaciones: son designados por el
Presidente de la República, a propuesta en terna de la Corte Suprema.
(c) Los jueces letrados: serán designados por el Presidente de la República, a
propuesta en terna de la Corte de Apelaciones respectiva.
(d) Jueces de juzgados de familia, los jueces de juzgados de letras del trabajo y de
cobranza laboral y previsional, juzgados de garantía y de tribunales del juicio oral en lo
penal: estos jueces se consideran jueces letrados, de modo que se les aplican las mismas
reglas (art. 248 COT).

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6. La Corte Suprema
6.1. Concepto
Por su calidad de máximo tribunal del país, es necesario revisar algunas normas
básicas respecto de la Corte Suprema, la cual puede definirse como el tribunal colegiado
de mayor jerarquía dentro del ordenamiento jurídico interno, y que ejerce competencia
especialmente de segunda instancia, o bien, dirigida a velar por la correcta y uniforme
aplicación de la Constitución Política y las leyes.

6.2. Composición
La Corte Suprema estará compuesta de 21 ministros, cinco de los cuales 5
deberán ser extraños a la administración de justicia que tengan a lo menos 15 años de
título y que se hayan destacado en la actividad profesional o universitaria (art. 78 inc. 2 y
4 CPR).

6.3. Superintendencia
La Corte Suprema ejercerá la superintendencia directiva, correccional y
económica de todos los tribunales de la Nación (art. 82 CPR).
No estarán sujetos a esta superintendencia, los siguientes tribunales:
 el Tribunal Constitucional
 el Tribunal Calificador de Elecciones
 los tribunales electorales regionales.

(a) Superintendencia directiva


Se refiere a las atribuciones que expresan la superioridad jerárquica de la Corte
Suprema, con lo cual implica la fiscalización, dirección y vigilancia de dicha Corte
respecto de la forma en que los tribunales cumplen sus funciones.
Se expresa por ejemplo, en los nombramientos, traslados, calificación del
personal, entre otras cuestiones.

(b) Superintendencia correccional


Se refiere a las facultades con las que cuenta y que tienen por objeto enmendar o
corregir los errores o defectos que constate en el ejercicio de las funciones de los
tribunales, así como sancionar o censurar a los responsables. Una clara manifestación de

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esta dimensión dice relación con la posibilidad de aplicar medidas disciplinarias a nivel
interno.

(c) Superintendencia económica


Corresponde a las medidas que puede adoptar con el objeto de una más pronta y
mejor administración de justicia. Se manifiesta en la dictación de auto acordados,
circulares e instrucciones, en la regulación de los horarios, los sistemas computacionales,
las vacaciones del personal, entre otras cuestiones.
Los auto acordados, cuando tienen carácter y aplicación general, deberán ser
publicados en el Diario Oficial (art. 96 COT).

II. El Ministerio Público


Sumario: 1. Regulación – 2. Concepto – 3. Funciones constitucionales del
Ministerio Público – 4. Principios de organización – 5. Organización del
Ministerio Público

1. Regulación
El Ministerio Público es un órgano cuya regulación constitucional fue incorporada
mediante la Ley 19.519 de 1997 a raíz de la reforma procesal penal. Actualmente, está
regulado en el cap. VII de la CPR, arts. 83-ss.
Esta normativa constitucional debe ser complementada con el Código Procesal
Penal y la LOC Nº 19.640 sobre Ministerio Público.

2. Concepto
A partir del art. 1 de la LOC del Ministerio Público Nº 19.640 y del art. 83 de la
CPR, se puede afirmar que el Ministerio Público es un organismo autónomo y
jerarquizado cuya función es dirigir en forma exclusiva la investigación de los hechos
constitutivos de delitos, los que determinen la participación punible y los que acrediten la
inocencia del imputado y, en su caso, ejercer la acción penal pública en la forma prevista
por la ley.
El Ministerio Público carece de personalidad jurídica propia, pero cuenta con
autonomía, de modo que está facultado para crear normas propias que rijan su
funcionamiento interno.

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Además, es un órgano jerarquizado, de modo que sus integrantes tienen asignadas
determinadas funciones y categorías en atención a grados o niveles y están subordinados
a las respectivas autoridades internas.
En cuanto a su organización, el Ministerio Público está conformado por la Fiscalía
Nacional, las Fiscalías Regionales y las Fiscalías Locales, estas últimas a cargo de un
Fiscal Adjunto.

3. Funciones constitucionales del Ministerio Público


Lo primero que debe aclararse es que el Ministerio Público carece de función
jurisdiccional en cuanto no forma parte del Poder Judicial (art. 83 CPR).
Sin perjuicio de las demás funciones que la ley le encargue, la Carta Fundamental
establece las siguientes funciones del Ministerio Público:

1) Dirigir, en forma exclusiva, la investigación: la investigación a la que se


alude es sobre los hechos constitutivos de delito, la participación punible y la inocencia
del imputado.

2) Adoptar las medidas para proteger a las víctimas y testigos (arts. 6, 78, 109
letra a) y 308 del Código Procesal Penal).

3) Ejercer la acción penal pública de conformidad a la ley: esta acción será


ejercida de oficio por el Ministerio Público, aunque hay algunas excepciones: los delitos
de acción penal privada (por ejemplo, las injurias y las calumnias) y los de acción pública
previa instancia particular (por ejemplo, las amenazas y algunos tipos de lesiones) (art.
53 y 54 del Código Procesal Penal).

4) Impartir órdenes directas a las Fuerzas de Orden y Seguridad durante la


investigación. Sin embargo, las actuaciones que priven al imputado o a terceros del
ejercicio de los derechos garantizados por la Constitución requerirán de aprobación
judicial previa. La autoridad requerida deberá cumplir sin más trámite dichas órdenes y
no podrá calificar su fundamento, oportunidad, justicia o legalidad, salvo requerir la
exhibición de la autorización judicial previa, en su caso (art. 84 inc. 3º CPR).

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5) Exclusión de las facultades en el ámbito militar. Las facultades anteriores no
se aplicarán a las causas que sean de conocimiento de los tribunales militares, ya que en
esos casos se aplican las normas del Código de Justicia Militar o de leyes especiales (art.
84 inc. final CPR).

4. Principios fundamentales en la organización del Ministerio Público


La Constitución Política establece dos principios fundamentales en la
organización del Ministerio Público.

1) Principio de independencia.
El Ministerio Público es, por definición, un órgano autónomo. Además,
funcionalmente son los únicos llamados a dirigir la investigación en forma exclusiva.
Como manifestación de esta independencia, el Fiscal Nacional, los Fiscales
Regionales y los Fiscales Adjuntos tienen fuero penal, de modo que no podrán ser
aprehendidos sin orden de tribunal competente, salvo en caso de delito flagrante (art.
90 en relación con el art. 81 CPR).

2) Principio de Responsabilidad.
El Ministerio Público no es objeto de acusación constitucional.
El Fiscal Nacional y los Fiscales Regionales sólo podrán ser removidos por la
Corte Suprema a requerimiento del Presidente de la República, de la Cámara de
Diputados o 10 de sus miembros por alguna de las siguientes causales: incapacidad, mal
comportamiento o negligencia manifiesta en el ejercicio de sus funciones. La Corte
Suprema al conocer el asunto en pleno acordará la remoción con el voto conforme de la
mayoría de sus miembros en ejercicio de la Corte (art. 89 CPR).
En cuanto a la responsabilidad disciplinaria, se puede hacer efectiva ante la
autoridad superior respectiva en el marco de la organización interna del Ministerio
Público.

5. Organización del Ministerio Público


5.1.Fiscal Nacional
5.1.1. Nombramiento
Será designado por el Presidente de la República, a propuesta en quina por la Corte
Suprema, y con acuerdo de los 2/3 de los miembros en ejercicio del Senado. Si el Senado

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no aprobare el nombre propuesto por el Presidente, la Corte Suprema completará la quina
con otro, repitiéndose el mismo procedimiento (art. 85 CPR).

5.1.2. Requisitos de nombramiento


Los requisitos para ser elegido Fiscal Nacional son:
(1) tener a lo menos 10 años de título de abogado
(2) haber cumplido 40 años de edad,
(3) tener las demás calidades para ser ciudadano con derecho a sufragio.

5.1.3. Mandato
El Fiscal Nacional durará 8 años en el cargo y no podrá ser designado para el
período siguiente.

5.1.4. Atribuciones
El Fiscal nacional tendrá la superintendencia directiva, correccional y
económica del Ministerio Público, en conformidad a la ley orgánica constitucional
respectiva (art. 91 CPR).

5.2. Fiscales Regionales


5.2.1. Nombramiento
Serán nombrados por el Fiscal Nacional, a propuesta de una terna propuesta por
la Corte de Apelaciones de la respectiva región. En aquellas regiones donde existiere más
de una Corte de Apelaciones, la terna será formada por un pleno conjunto de todas ellas,
especialmente convocado al efecto por el Presidente de la Corte de más antigua creación.
Existirá un Fiscal Regional en cada región, a menos que la población o la extensión
geográfica de la región hagan necesario nombrar a más de uno.

5.2.2. Requisitos de nombramiento


Los requisitos para ser elegido Fiscal Nacional son (art. 17 LOC):
(1) tener a lo menos 5 años de título de abogado,
(2) haber cumplido 30 años de edad,
(3) tener las demás calidades para ser ciudadano con derecho a sufragio.

5.2.3. Mandato

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Los Fiscales Regionales durarán 8 años en el cargo y no podrán ser designados
para el período siguiente.
Cesará en sus funciones al cumplir 75 años de edad.

5.3. Fiscales Adjuntos


5.3.1. Nombramiento
Serán nombrados por el Fiscal Nacional, a propuesta de una terna propuesta por
el Fiscal Regional respectivo.

5.3.2. Requisitos de nombramiento


Los fiscales adjuntos deberán:
(1) ser abogados, y
(2) tener las demás calidades para ser ciudadano con derecho a sufragio.
Cesará en sus funciones al cumplir 75 años de edad.

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