El Derecho de Quiebras - Rafael Gomez Balmaceda - Tomo 1 y 2

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PREÁMBULO

Luego de varios años de estar impartiendo el curso de Derecho


Comercial en la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile,
los autores tuvimos la iniciativa de hacer una síntesis del estudio de
la materia consagrada a las clases sobre el Derecho de Quiebras,
con el cual culmina la enseñanza del ciclo dedicado al Derecho
Mercantil.
Esta decisión fue ampliamente acogida por ambos profesores,
porque desde luego era necesario satisfacer la inquietud que
tenían los alumnos de contar con un texto de estudio, y además
les daba a los propios docentes la oportunidad de uniformar
sus criterios y puntos de vista respecto del tratamiento de la
materia, que muchas veces, como es natural, ofrecía enfoques,
matices y apreciaciones que eran diferentes, lo que concitaba
en los estudiantes dudas y contrariedades que eran de interés
disipar.
A medida que avanzamos en su redacción, nos fuimos dando
cuenta de que no podíamos soslayar tampoco el análisis de ciertas
materias cuyo estudio despierta interés y que se han discutido en
el foro y en la jurisprudencia, por lo que, en medida de lo posible,
nos propusimos además la tarea de incorporar opiniones que
justamente versaran sobre determinadas reflexiones que inciden
en el ámbito profesional, aprovechando, al respecto, nuestros
conocimientos, así como la experiencia que hemos recogido con
el paso de los años, por lo que puede este texto servir también
de aporte e inspiración a quienes tengan el propósito de inte-
riorizarse en su estudio, y nos sentiríamos muy conformes si este
trabajo lograra incluso satisfacer este objetivo.

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EL DERECHO DE QUIEBRAS. TOMO I

Para no desalentar su lectura, hemos prescindido de abrumarla


con citas recogidas de nuestras propias publicaciones anteriores y
de otras provenientes de consultas a autores que nos han servido
de guía y orientación, todas las cuales han ido quedando plasma-
das en esta obra, y por lo mismo no podemos sino reconocer que
nos sentimos tributarios de muchos tratadistas y comentaristas
clásicos que han influido constantemente en su elaboración, por
lo que en la bibliografía aparece destacado el aporte que de ellos
hemos recibido.

Los autores

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NOTA ACLARATORIA

En 2009 Editorial Jurídica de Chile publicó el libro El Derecho de


Quiebras, de estos autores, y quedó pendiente a la sazón la edición
del resto de la materia que ahora se incluye en esta obra.
Lo cierto fue que no se consideró del caso aguardar la elabo-
ración de esta obra para publicar la primera, por cuanto en ella
se incluyeron los principios formativos del Derecho Concursal, así
como el delineamiento general de los sujetos que intervienen en
el juicio, las causales que hacen procedente la quiebra, la apertura
del proceso, así como los efectos inmediatos de su declaración.
Ahora bien, con el segundo tomo de esta obra se completa el
trartamiento de su regulación, que comprende el análisis de inte-
resantes materias, como son las relativas a: Los efectos retroactivos
de la declaración de quiebra; Las acciones de reivindicaciones,
resolución y retención; Los efectos de la quiebra en relación
con los contratos pendientes de cumplimiento a la época de su
declaración; El examen de los órganos de la quiebra; Las etapas
del procedimiento concursal, como lo son la determinación del
activo, la continuación del giro del fallido, la fijación del pasivo,
la realización del activo y el pago de los créditos; El término del
estado de quiebra, domde se resaltan los convenios, los delitos
relacionados con las quiebras, la rehabilitación del fallido y la
cesión de bienes. Asimismo, en la sexta y última parte de este
libro se tratan los grupos empresariales en procedimiento de
insolvencia y la quiebra transfronteriza.
Esperamos haber contribuido esta vez con un aporte más es-
pecializado sobre el conocimiento de los aspectos más relevantes
del Derecho de Quiebras, abrigando la esperanza de no haber

9
EL DERECHO DE QUIEBRAS. TOMO I

descuidado ninguno de sus matices y particularidades, aunque


para no agobiar la encomiable paciencia de los lectores fue me-
nester en ciertas oportunidades sintetizar su estudio.
De esta forma, nos sentimos muy conformes de haber dado
cumplimiento al objetivo que nos habíamos trazado, en orden a
terminar este libro y, por lo mismo, poder satisfacer así la inquie-
tud de todos aquellos que nos han alentado con su interés para
perseverar con este esfuerzo hasta el final.
Con todo, preciso resulta hacer presente que ante el propó-
sito de seguir introduciéndole modificaciones a la ley, como se
ha manifestado por ciertos críticos a través de la prensa, para
pretender a través de un mal entendido arresto legislativo zanjar
las dudas y deficultades que suscita la regulación de la quiebra
o disipar los vacíos que se noten en ella, debemos advertir que
con este propósito se desnaturaliza el objetivo de la legislatura, al
pretender incorporar en su regulación contingencias de efímera
y pasajera perdurabilidad. Es conveniente que las leyes mientras
más generales sean, mejor responden a los efectos y objetivos que
han de cautelar, para dejarles a los jueces la distensión necesaria
a través de la cual puedan conjurar las dificultades que las vicisi-
tudes humanas concitan.
Con todo, han quedado sentados en este estudio los puntos
de vista que de estas cavilaciones hemos discurrido.

Los autores

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INTRODUCCIÓN

Como lo vaticinó el mensaje del ejecutivo del Proyecto del Có-


digo de Comercio, la quiebra es la materia “más difícil, grave e
importante de cuantas abraza la legislación mercantil”, lo que
se explica por la complejidad de su regulación, la índole del
choque de intereses que concita y la repercusión que produce
en diversas esferas su declaración.
Es indudable, como lo sentenció el Mensaje, que cualquier
legislación sobre quiebras debe proteger eficazmente el crédito
y la marcha de la actividad económica en general contra el daño
que significa su quebrantamiento y las graves perturbaciones
que éste produce en la vida de los negocios y en el tráfico de la
riqueza, como es dable comprender.
Su debido tratamiento normativo es, por lo mismo, de tras-
cendencia para el ejercicio regular de la vida económica. En
efecto, de su correcta aplicación dependerá el mayor o menor
tiempo que los activos del deudor fallido se sustraigan del ciclo
de producción. Más aún, las normas de quiebras deben velar
por conciliar todos los intereses que gravitan y confluyen en su
desenlace, sean éstos de carácter laboral, comercial, económico,
financiero, contable o penal.
Por lo mismo, es de necesaria conveniencia adentrarse en
el ámbito de esta institución, para describir y analizar su regula-
ción y los efectos que ésta produce en función de los principios
generales del derecho y de la aplicación práctica de sus dispo-
siciones, así como para dilucidar las dudas y dificultades que se
plantean a la luz de la doctrina y de la jurisprudencia.

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EL DERECHO DE QUIEBRAS. TOMO I

En la Primera Parte del Tomo I, dividida en seis Capítulos, se


examina preliminarmente el derecho de quiebra. En el Capítulo I,
junto con destacar el carácter tutelar de la quiebra, se estudian
los objetivos y principios que la rigen. Especial relevancia tiene
en este capítulo el análisis de los efectos de la quiebra con res-
pecto a los principios que la regulan, destacándose el principio
moderno de la racionalidad y oportunidad económica. En este
último principio se inspiran las recientes modificaciones que se
han introducido a la ley, especialmente en relación con la refor-
ma de los convenios según los dictados de la Ley Nº 20.073, de
29 de noviembre de 2005. También se destaca en este capítulo
el significado que tiene la insolvencia, como fundamento o pre-
supuesto esencial de la quiebra, y el hecho revelador de dicho
estado, como lo es la denominada cesación de pagos.
Los antecedentes históricos de las quiebras, que contribuyen
a explicar su desarrollo y evolución, son tratados en el capítulo
siguiente.
La quiebra es un procedimiento universal, por cuanto es
general y colectivo al mismo tiempo. Es general, por cuanto
afecta a todos los bienes del fallido, y es colectivo, por cuanto
comprende a todos los acreedores del mismo, los cuales quedan
en su conjunto subordinados a las resultas del concurso. Así
se desprende del análisis que se hace de la institución en los
Capítulos I, III y IV, al hacer referencia a las características del
juicio, a los sujetos pasivos o quienes pueden ser declarados en
quiebra, y a los sujetos activos, o quienes pueden pedir la quie-
bra, porque la quiebra, como lo anuncia el Mensaje del Código
de Comercio, puede ser denunciada por los acreedores y por el
mismo deudor. Respecto de aquellos, estamos en presencia de un
derecho, pero respecto de este último, constituye una obligación
cuya inobservancia: “A más de privarle de las diversas ventajas
con que la ley recompensa la espontaneidad de la denuncia,
establece contra él la presunción de quiebra culpable”, lo que
perdura hasta nuestros días.
En el Capítulo I se trata en profundidad la insolvencia y la
cesación de pagos. En ella se concluye que la insolvencia es un
estado de grave e irremediable quebranto patrimonial, manifes-
tado por la imposibilidad e incapacidad, general y efectiva, de un
deudor, de solucionar adecuada y regularmente las obligaciones

12
INTRODUCCIÓN

que gravan el pasivo, en comparación con los bienes y recursos


actualmente disponibles en el activo o que fundadamente aguar-
dará contar el deudor en el futuro próximo, provenientes del
normal desarrollo de sus negocios. Más aún, la mera constatación
en un momento dado de un desajuste patrimonial, derivado de
la situación de ser el pasivo superior al activo, no es lo suficien-
temente concluyente y demostrativo por sí solo de un estado de
insolvencia, si dicha situación deficitaria o de desbalance no es
definitiva e insanable, o bien, no puede estimarse razonable-
mente que lo sea, atendidas las circunstancias que revista el caso
particular por el que atraviesa el deudor respecto del estado de
sus negocios. La cesación de pagos constituye una figura diversa,
dado que mira a la forma externa como se revela la insolvencia y
es a aquella y no a esta a la que atiende la ley para considerar la
procedencia de la quiebra, con la particularidad que nuestra ley
ha regulado las causales que configuran las hipótesis de cesación
de pagos para declarar la quiebra.
En el Capítulo V, a propósito de las causales de la declaración
de quiebra, se analiza cada una de ellas en forma exhaustiva y
casuística. La causal del Nº 1 del artículo 43 de la Ley de Quiebras,
en relación con el ejercicio efectivo de la actividad comercial,
industrial, minera o agrícola del deudor y del incumplimiento
en que incurra de una obligación mercantil. Especial interés
reviste el estudio y análisis respecto del deudor calificado por su
actividad, así como su carácter en lo que atañe a las sociedades
anónimas. A nuestro juicio, y no obstante que el deudor pueda
tener el carácter de comerciante atendida la forma social que
revista al configurar como ente una sociedad anónima, requiere
para ser declarado en quiebra del ejercicio efectivo de esa actividad
comercial que dé origen a la obligación mercantil. Comentario
especial reviste también en este capítulo el tratamiento del grado
de preferencia de que gozan los alimentos decretados judicial-
mente a favor del fallido, concluyéndose que todos los acreedores,
incluidos los preferentes, tienen la obligación, como integrantes
de la masa, de proveer de alimentos judicialmente declarados a
favor del fallido.
La intervención del tribunal competente en la declaración
de quiebra y el procedimiento a que ha de ajustarse la solicitud
de quiebra es lo tratado además en el Capítulo VI.

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EL DERECHO DE QUIEBRAS. TOMO I

La Segunda Parte se refiere a los efectos de la quiebra, dis-


tinguiéndose entre los efectos inmediatos y los efectos retroac-
tivos. El Capítulo I, relativo a los efectos de la declaración de la
quiebra, nos confirma que la sentencia que la declara produce
efectos desde su mismo pronunciamiento y que son de variada
índole, afectando a la persona y bienes del fallido como a sus
acreedores y terceros. Afecta a la persona del fallido por cuanto
se producen ciertas inhabilidades especiales que subsisten mien-
tras no sea rehabilitado por una resolución judicial. Afecta a los
bienes del fallido, porque desde la dictación de la sentencia, este
queda inhibido de la administración de sus bienes por efecto del
desasimiento. Afecta a los acreedores del fallido, en cuanto a que
sus derechos quedan irrevocablemente fijados en el estado que
tenían al día de la declaración de quiebra y en cuanto al ejercicio
de ciertos derechos que tenían antes de la declaración de quiebra,
como es la facultad de ejecutar individualmente al fallido, salvo el
caso de los acreedores prendarios e hipotecarios, en lo que dice
relación con las acciones que recaen sobre los bienes adscritos a
sus respectivas garantías.
La quiebra también afecta a los terceros, porque ellos pueden
ser obligados a restituir bienes a la masa como resultado de las
acciones revocatorias concursales que brotan de la sentencia.
Especial significado tiene el tratamiento pormenorizado de la
repercusión del desasimiento en la administración del concurso
general que tenga el fallido.
La quiebra impide toda compensación que no hubiere ope-
rado antes por el ministerio de la ley. Propio de esta materia es
el tratamiento de las obligaciones conexas, en especial los ejem-
plos de la cuenta corriente bancaria y el mutuo de los contratos
derivados, y el ejercicio de la acción revocatoria que puede dejar
sin efecto la compensación.
Finaliza el Tomo I de esta obra con el Capítulo II, de la Segunda
Parte, relativo al análisis de los efectos retroactivos de la quiebra,
que estudia el sentido y aplicación de la sanción de inoponibilidad
de los actos o contratos ejecutados o celebrados por el deudor en
la etapa que antecede a la quiebra y que queda delimitada en la
ley al período sospechoso, que el legislador ha regulado en un
título especial. Mención relevante en este Capítulo es el análisis
del juicio de reproche que lleva implícita la acción revocatoria.

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INTRODUCCIÓN

Como, también, el estudio particular de las acciones revocatorias


comunes a todo deudor y de las acciones resolutorias aplicables
al deudor calificado.

El Tomo II de esta obra se inicia en el Capítulo III de esta Segunda


Parte, que estudia la reivindicación, la resolución y la retención.
Las dos primeras, a diferencia de las acciones revocatorias o pau-
lianas concursales, que tienen por objeto acrecentar los bienes de
la masa, sustraen de la masa bienes que les pertenecen a terceros,
sea por acreditar su titular el dominio de ellos, o por quedar sin
efecto el contrato que le dio derecho al fallido para disponer de
ellos o por conferirle al tercero derechos sobre ciertos bienes
mientras no se le pague su crédito. Importancia práctica tiene
el estudio de la declaración judicial respecto del derecho legal
de retención y sus efectos en relación con el juicio especial de
terminación del contrato de arrendamiento.
Mención especial revela el estudio que se hace en el Capítulo IV
de esta Segunda Parte, de los efectos de la quiebra en relación
con los contratos pendientes de cumplimiento a la época de su
declaración. Ahí se analizan los contratos de mandato o comisión
y sus derivaciones, los contratos de provisión y suministro, los con-
tratos de confianza, como lo son el corretaje, el factor o gerente
y el contrato de cuenta corriente mercantil. También se refiere
a los contratos de cuenta corriente bancaria, a los contratos de
apertura de crédito, a la compraventa, el seguro y la sociedad,
entre otros. También destaca en este Capítulo IV relacionado a
los efectos de la quiebra, la situación de los fiadores y codeudores
del fallido, el contrato de trabajo y la quiebra de los obligados
cambiarios.
En la Tercera Parte de esta obra se hace un examen sobre los
órganos de la quiebra, detallando sus funciones, comprendiendo
al tribunal, que, como tal, ejerce el control supremo y rector de
la quiebra; la Superintendencia de Quiebras, que desempeña
funciones de fiscalización; el síndico, que representa los intereses
generales de la masa, y la junta de acreedores, que delibera, en
general, sobre la marcha regular del concurso y a la cual la ley le
ha reservado el pronunciamiento en ciertas materias de interés
para los acreedores.

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EL DERECHO DE QUIEBRAS. TOMO I

La Cuarta Parte de esta obra trata la determinación del activo,


la continuación del giro del fallido, la fijación del pasivo, la rea-
lización del activo y el pago de los créditos. Especial tratamiento
tiene la materia que trata sobre la determinación del pasivo, a
través del procedimiento de verificación de créditos. En esta área
se ilustra el estudio relativo a la oportunidad y forma de pago de
los créditos en el concurso, entre los cuales se tratan los derivados
de las costas judiciales que se causen en el interés general de los
acreedores y los provenientes de las costas personales. Se incluyen
ciertas consideraciones sobre los créditos de segunda clase y sus
limitaciones a propósito de la preferencia de la prenda indus-
trial, así como la situación suscitada acerca de la concurrencia
de los créditos de segunda y tercera clase para pagar el déficit
de los créditos de primera clase, decidiéndose que el conflicto
en cuanto al pago del saldo insoluto debe resolverse aplicando
las reglas de la proporcionalidad, que consagró como principio
general el Código Civil en el artículo 2469.
Se trata en esta Cuarta Parte también todo el régimen de
incautación e inventario de los bienes de la quiebra, la conti-
nuación del giro del fallido y la realización del activo. En este
último capítulo se analiza la situación de los bienes enajenados
con posterioridad al vencimiento del plazo señalado en el ar-
tículo 130 de la Ley de Quiebras. Conforme a dicha disposición,
cualquiera sea la forma de realización del activo, esta deberá
efectuarse en el menor tiempo posible y, en todo caso, dentro
del plazo de seis meses, contados desde la primera junta de
acreedores. En dicho plazo deberá encontrarse realizado el
total de los bienes de la masa, con la sola excepción de los in-
muebles, con relación a los cuales el plazo será de nueve meses.
A este respecto se concluye que la no realización de los bienes
en el plazo señalado en el artículo 130 de la Ley de Quiebras
constituye únicamente una situación de incumplimiento en la
gestión del síndico, la que puede ser representada a este por
la junta de acreedores o por la Superintendencia de Quiebras,
en cumplimiento de las atribuciones que se le otorgan a esta
última en el artículo 8º de la ley.
Con todo, salvo los bienes que no pueden conservarse, habrá
de aguardarse que la sentencia se encuentre ejecutoriada para
proceder a la realización del activo.

16
INTRODUCCIÓN

El término del estado de quiebra se trata en la Quinta Parte


de la obra. Dividida en varios capítulos, se estudian el sobresei-
miento, los convenios, los delitos relacionados con la quiebra, la
rehabilitación del fallido y la cesión de bienes. Respecto de los
convenios, se incorpora en esta sección la última modificación
introducida por la Ley Nº 20.073, publicada en el Diario Oficial
de 29 de noviembre de 2005 (que sustituyó la regulación de los
convenios). Es indudable que estas nuevas normas están orien-
tadas a facilitar y promover la eficiencia económica, evitando,
en lo posible, el proceso de liquidación forzosa, que conlleva
una desvalorización de los activos de la empresa, afectando las
fuentes laborales y a los demás agentes que intervienen en la
intermediación de bienes y servicios, que ven frustradas sus legí-
timas expectativas como consecuencia de la cesación de pagos.
Fundado en este principio, el Mensaje de la Ley Nº 20.073 des-
cribe los instrumentos para lograr esos objetivos, señalando la
ampliación del objeto de la Ley de Quiebras a los otros concursos
de acreedores; la separación, con fines de claridad, de la norma-
tiva de las diversas clases de convenios; la total liberalización de
los acuerdos extrajudiciales; la introducción del derecho de los
acreedores para exigir la proposición de convenios preventivos;
la eliminación de la indignidad del deudor para proponer con-
venios; la ampliación del derecho a reiterar las proposiciones
rechazadas o desechadas; la agilización del sistema de convenios
concursales a través del arbitraje; la vigencia anticipada del con-
venio, para evitar el abuso de las impugnaciones, y el informe
técnico y documentado del síndico; la eliminación de las trabas
para impugnar que tienen ciertos acreedores; la reducción de las
causas de nulidad de los convenios, y la reglamentación en detalle
de la negociación entre el deudor y sus acreedores, que otorga
variadas facilidades destinadas a llegar a acuerdos convenientes
para las partes en plazos razonables.
Para completar esta reseña general del régimen concursal
en Chile, resta por considerar muy sucintamente que la Ley
Nº 20.073 introdujo una reforma a la Ley de Quiebras: en lo
fundamental, sustituyó el actual Título XII, que versa sobre el
Convenio, e incorporó un nuevo ordenamiento para regular
su tratamiento, entre cuyas innovaciones pueden destacarse
las siguientes:

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EL DERECHO DE QUIEBRAS. TOMO I

a) Se elimina el estatuto de cuatro artículos que rige los


convenios extrajudiciales y se reemplaza por una norma que se
contempla en el Párrafo I, que declara que los acuerdos extra-
judiciales que se celebren antes de la quiebra entre el deudor
y uno o más de sus acreedores, relativos al pago o a la adminis-
tración de los bienes, sólo obligan a quienes los suscriban y son
de aplicación general –a excepción de los bancos comerciales
e instituciones financieras y compañías de seguros–, con lo que
ha de inferirse que su propósito es facilitar así su celebración al
resto de los acreedores.
b) Respecto de los convenios preventivos, a los que está de-
dicado el Párrafo II, se han introducido ciertas novedades, como
desde luego es la que cualquier acreedor que se encuentre en
condiciones de solicitar la quiebra, fundado en una de las dos
primeras causales del artículo 43, podrá requerir del tribunal que
le ordene al deudor formular una proposición de convenio pre-
ventivo dentro de 30 días, bajo apercibimiento de ser declarada
de oficio su quiebra, con lo que se le da al convenio un carácter
de ser el primer arbitrio legal para conjurar un estado de cesación
de pagos.
c) A su vez, en la resolución que dicta el tribunal al proveer
una proposición de convenio preventivo que presentare un deudor,
entre otras decisiones, deberá el juez ordenarle expresamente
al síndico que se designe, que informe responsablemente si el
convenio propuesto es susceptible de cumplirse; si además el
convenio resulta ser más conveniente a los acreedores que la pro-
pia quiebra, así como debe agregar en su informe el porcentaje
probable de recuperación que le correspondería como dividendo
a cada acreedor valista en el concurso.
d) El deudor podrá proponerles además a sus acreedores,
en lugar de un síndico, la designación del denominado experto
facilitador, para que evalúe, a su costo, la situación patrimonial
que afronta el estado de sus negocios y proponga un convenio que
sea más ventajoso que la quiebra, pudiendo recaer su nombra-
miento en un síndico u otra persona que sea capaz de administrar
sus propios bienes, la cual tendrá libre acceso a todos los libros,
papeles y documentos del deudor para cumplir su cometido.
e) La proposición de convenio preventivo podrá incluir las
bases de solución alternativas a la principal que formule el deu-

18
INTRODUCCIÓN

dor, con tal que sean accesibles a todos los acreedores y podrá
plantear, además, que las dificultades que se promuevan puedan
ser sometidas a la resolución de un árbitro, pudiendo el árbitro,
entre sus facultades, pronunciarse sobre la nulidad o resolución
del convenio, en su caso.
f) En relación con las proposiciones de convenio preventivo
que formularen sociedades sometidas a la fiscalización de la Su-
perintendencia de Valores y Seguros, su conocimiento será ma-
teria de arbitraje forzoso. El presidente de la respectiva Corte de
Apelaciones designará al juez compromisario de entre abogados
que tengan más de veinte años de ejercicio de la profesión y que
figuren además inscritos en un registro que abrirá a tal efecto la
Superintendencia.
El árbitro será de derecho y tramitará el convenio, debiendo
sus actuaciones ser autorizadas por un notario público designa-
do como ministro de fe, cuyos honorarios serán de cargo del
deudor.
También podrán ser sometidas a arbitraje las proposiciones de
convenio de cualquier deudor, siempre que así lo acordare la masa,
con el quórum del 66% del total pasivo de los acreedores.
g) Se esclarece que la modificación de todo convenio deberá
acordarse con arreglo al mismo procedimiento y con las propias
mayorías exigidas para su aprobación.
h) Se declara que un convenio preventivo entrará a regir, no
obstante no haberse resuelto las impugnaciones que se hubieren
interpuesto en su contra, cuando en su conjunto las impugna-
ciones no alcancen al 30% del total del pasivo necesario para su
aprobación.
i) Hay otras modificaciones que se contemplan y que no es
del caso tratar en esta oportunidad, aunque cabe destacar que
la ley le ha dado al convenio preventivo la importancia que su
aplicación está llamada a tener. Por lo mismo, que en otras legis-
laciones se ha considerado necesario adecuar su ordenamiento
al comienzo de la ley, como sabia medida para alentar su proce-
dencia y facilitar su fuerza de aplicación.
La Sexta Parte y última de la obra trata la responsabilidad de
las empresas que son parte de grupos empresariales en procedi-
mientos de insolvencia o quiebra y una pequeña introducción
a la insolvencia transfronteriza. En la actualidad constituye una

19
EL DERECHO DE QUIEBRAS. TOMO I

práctica común, ya sea por razones de propiedad, administración,


responsabilidad crediticia, tributarias, legales o comerciales, con-
certar, desarrollar, operar y ejecutar toda clase de negocios civiles
o mercantiles a través de grupos de compañías identificadas con
un determinado grupo empresarial, todas las cuales gozan de una
identidad y personalidad jurídica independientes. En nuestra
legislación, la Ley Nº 18.045, sobre Mercado de Valores, define
acertadamente lo que debe entenderse por grupo empresarial.
Sin embargo, la legislación complementaria, cualquiera sea su
naturaleza, no describe ni regula el tema de la responsabilidad
frente a la situación de incumplimiento de una de las empresas que
conforman el grupo empresarial. Es indudable que cuando una o
más compañías que conforman el grupo empresarial se encuentran
en situación de insolvencia y posterior quiebra, el tratamiento de
dichas empresas con personalidades jurídicas independientes
puede generar diversas situaciones de suyo complejas y difíciles
de resolver. La legislación de quiebras nada dispone para el caso
de procedimientos de quiebra consolidados, rigiéndose bajo el
principio de entidades separadas. Por ello es necesario iniciar un
juicio de quiebra separado en contra de cada uno de los miem-
bros del grupo empresarial. Tampoco contempla expresamente
que la declaración de quiebra de una de las compañías del grupo
empresarial haga responsables ni solidaria ni subsidiariamente
a las demás del cumplimiento de las obligaciones con terceros
contraídas por la empresa insolvente y fallida.
Si bien la ley chilena nada señala sobre el particular, otras
legislaciones proporcionan distintas respuestas, las que se dis-
tinguen claramente en la medida que la ley respectiva permite
que se levante el velo corporativo, conforme a la doctrina del
levantamiento del velo.
En los casos en que la legislación sobre insolvencia otorga a
los tribunales la facultad discrecional para determinar si existe
obligación de una o más compañías del grupo por las deudas
de la compañía insolvente del grupo, le fija ciertas pautas para
la toma de decisión, que incluye, entre otras, consideraciones
relacionadas con las materias contenidas en el mismo concepto
definido en el artículo 96 de la Ley sobre Mercado de Valores, a
propósito del concepto de grupo empresarial. Lo anterior con
el objeto de proteger la creencia de los acreedores de que esta-

20
INTRODUCCIÓN

ban contratando con una sola entidad económica, financiera y


administrativa, que le daba el carácter de Grupo Empresarial, y
no con dos o más compañías independientes jurídica y econó-
micamente entre sí.
La improcedencia de iniciar procedimientos conjuntos de
insolvencia respecto de grupos de compañías de un mismo grupo
empresarial; la procedencia de que un mismo síndico administre
los activos y pasivos de las compañías fallidas pertenecientes a
un mismo grupo empresarial; las transacciones entre partes re-
lacionadas; y la improcedencia del pooling de los activos y pasivos
de todos los miembros del grupo empresarial, de forma tal que
el acreedor de un miembro se convierta en acreedor de todos
los miembros, son algunas de las materias tratadas en esta parte.
Consideraciones aparte se hacen respecto de la información sobre
los estados financieros y balances consolidados, obligatorios en
nuestra legislación tributaria.
Por último, exponemos el problema de la insolvencia trans-
fronteriza, recalcando la evidencia de que los sistemas legales
internos han quedado rezagados y sobrepasados con el acontecer
permanente del comercio mundial, no encontrándose en condi-
ciones de atender a las necesidades de la insolvencia transfronte-
riza. A falta de una legislación adecuada, se obstaculiza el flujo de
capitales y se desincentiva la inversión, por lo que más temprano
que tarde nuestra legislación deberá atender este vacío.

21
CAPÍTULO I

IDEAS GENERALES

1. ACEPCIONES DE LA VOZ “QUIEBRA”

El Diccionario de la Real Academia Española1 señala, desde el


punto de vista jurídico, que la quiebra es: “El juicio universal para
liquidar y calificar la situación del comerciante quebrado”. El
mismo diccionario distingue que la quiebra puede ser culpable,
fortuita y fraudulenta, señalando que la primera es: “La que se
ocasiona por imprudencia, desorden o lujo del comerciante”; la
segunda es: “El resultado de la adversidad de los negocios”, y la
tercera es: “La que se produce con engaño, falsedad, propósito
de insolvencia o alzamiento de bienes”.
En el lenguaje corriente, la quiebra está asociada a la idea del
desarreglo que sufre una persona que no puede dar cumplimiento
a sus obligaciones, y la expresión “bancarrota” se emplea en el
sentido de aludir a la quiebra fraudulenta y viene desde antiguo
con esta acepción.
Desde el punto de vista económico, la voz quiebra importa un
estado crítico provocado por una enfermedad del patrimonio.
Jurídicamente, no puede existir el estado de quiebra sin una
sentencia judicial que declare su procedencia.
Los conceptos económicos y jurídicos se encuentran en una
relación de causa a efecto y están íntimamente relacionados,
como quiera que la quiebra económica debe preceder a la quie-
bra jurídica.

1
Diccionario de la Lengua Española. Real Academia Española, 20ª edición, 1984,
tomo II, p. 1131.

25
PRIMERA PARTE: EXAMEN PRELIMINAR SOBRE EL DERECHO DE QUIEBRAS

Distintos son los contenidos de la quiebra, dependiendo de


sus diferentes acepciones; de su objeto o finalidad; de su funda-
mento; de sus presupuestos, así como desde el punto de vista de
la insolvencia y cesación de pagos en que incurra el deudor y sus
causas.
Nosotros podemos advertir tres significados respecto de la
quiebra: la acepción material o empírica, la acepción económica
y la acepción de derecho. La primera denota simplemente un
estado de crisis del patrimonio de su titular. La segunda repre-
senta un estado de manifiesto desarreglo económico que ha de
provocar una declaratoria de quiebra. La última constituye la
constatación del estado de esta situación, judicialmente decla-
rado y que se caracteriza por la sujeción del patrimonio de su
titular a un procedimiento concursal a que se convoca a todos
sus acreedores.

2. CARÁCTER TUTELAR DE LA QUIEBRA

La quiebra es una figura que resguarda primordialmente los in-


tereses generales de los acreedores, fundada en los principios de
protección que persiguen las normas que regulan la institución
y sobre los cuales descansa el procedimiento, lo que marca el
rumbo del rasgo fundamental que la caracteriza.
El procedimiento concursal, con este propósito, les da la
oportunidad a todos los acreedores de participar en la común
satisfacción de sus créditos y para cuyo objeto adscribe todo el
patrimonio del fallido, para que con el producto de su realización
se les paguen sus créditos conforme al principio de la igualdad
de trato entre los acreedores, conocido como la máxima de la
par condictio creditorum.

3. OBJETIVO DE LA QUIEBRA Y PRINCIPIOS


QUE LA RIGEN

La finalidad principal de la quiebra es dotar a la sociedad de una


regulación que proteja los intereses económicos comprometidos
en el proceso y que auxilie los intereses generales amparados

26
CAP. I: IDEAS GENERALES

por la fe pública que le sirve de fundamento, a cuyo objetivo está


consagrada la institución.
Como dice don Gabriel Palma:2 “La quiebra persigue proveer
al pago de los acreedores de un deudor que no se encuentra
en condiciones de satisfacer en forma íntegra y oportuna sus
deudas”.
Por lo mismo, tiene la quiebra como fundamento la impoten-
cia del patrimonio de un deudor para afrontar las obligaciones
que lo gravan, hecho que lo induce a incurrir en una situación
de cesación de sus pagos, al no poder cubrir sus débitos, lo que
provoca el incumplimiento de sus obligaciones y con ello se pro-
voca su estado de falencia.
La quiebra incluye todos los bienes del patrimonio del deudor
y comprende al mismo tiempo a la totalidad de sus acreedores,
cuyo es el principio de la universalidad que singulariza a su regu-
lación, postulado que se conjuga, como está dicho, con el común
imperativo de velar por el derecho de los acreedores de quedar
regidos por la máxima de la par condictio creditorum, esto es, caute-
lar la protección por igual de todos los créditos que concurren al
reparto del producto de la realización del activo, siguiendo la regla
del artículo 2469 del Código Civil, que estatuye su aplicación.
Las distintas legislaciones se dividen en torno a la determi-
nación del tipo del deudor que es sujeto pasivo de la quiebra.
Las hay algunas que reservan la quiebra sólo para el deudor
comerciante; otras que se aplican a todo deudor, sin distingos
o con algunas variantes, en cuanto a la causa y efectos; figura la
solución que le dio la legislación italiana, que determina como
sujeto pasivo de los procedimientos concursales al empresario,
esto es, al que ejerce una actividad económica organizada, con
miras a la producción o circulación de bienes y servicios.
El problema de determinar qué tipo de deudor ha de ser
sujeto pasivo está estrechamente vinculado con el alcance de
esclarecer el significado de la quiebra. En efecto, si las distintas
legislaciones concursales adoptan una u otra solución en cuanto
al sujeto pasivo, es porque reputan que aquel al que circunscriben
la quiebra es el tipo de deudor que con su conducta comprome-

2
PALMA, GABRIEL, Legislación de Quiebras, Universidad de Chile, Escuela de
Derecho, Editorial Universitaria S. A., Santiago, 1948, p. 4.

27
PRIMERA PARTE: EXAMEN PRELIMINAR SOBRE EL DERECHO DE QUIEBRAS

te más gravemente el bien jurídico que se procura tutelar en el


régimen que regula la ley. En ocasiones, el legislador considera
que otros tipos de deudores no pueden concitar más atentados
que los que cautelan las respectivas tutelas individuales que se
previenen en los procedimientos; en otras, se estima que los deu-
dores distintos al tipo escogido pueden provocar situaciones que
tornan insuficientes las defensas individuales, pero respecto de
los cuales la quiebra resulta ser una excesiva tutela, y reserva, así,
para ciertos deudores un procedimiento distinto, o bien restringe
respecto de ellos la procedencia de la quiebra o sus efectos.
Como consecuencia de los principios descritos de la univer-
salidad y de la igualdad, los acreedores deben subordinar sus
pretensiones individuales a los intereses conjuntos de la masa
colectiva, cuya voluntad ha de ser la de la mayoría de ellos. Ello
se explica porque la masa es una comunidad de intereses, fun-
dada sobre la base de la similitud de riesgos que deben soportar
sus miembros, conjuntamente, y de allí que se la identifica como
una suerte de estado indivisible junto a la masa que forman los
bienes en el artículo 2º de la ley.

4. SIGNIFICADO DE LA QUIEBRA EN RELACIÓN


CON LOS PRINCIPIOS QUE LA REGULAN

4.1. IDEAS GENERALES

Es preciso distinguir los principios que informan el criterio del


derecho clásico en la materia de aquellas otras doctrinas que
ilustran el pensamiento del moderno derecho concursal.
Del alcance de estos razonamientos es dable colegir la ín-
dole que reviste y las finalidades que persigue la institución de
la quiebra, conforme a las postulaciones que al respecto se han
propiciado para explicar su figura.

4.2. PRINCIPIO CLÁSICO DEL DERECHO DE QUIEBRAS

La concepción clásica del Derecho de Quiebras se orienta funda-


mentalmente a entender que su objetivo básico es dar solución a

28
CAP. I: IDEAS GENERALES

la insolvencia del deudor, desde un punto de vista patrimonial,


a través de un juicio universal, que comprenda todos los bienes
susceptibles de ser embargables y todas sus obligaciones. Este
derecho está, pues, al servicio de una finalidad primaria, cual es
la de dar satisfacción a los acreedores frente a la situación patri-
monial crítica que afronta el deudor. Tal objetivo se consigue por
la vía de distribuir entre ellos el producto de la realización de los
bienes, al amparo de una ley de igualdad, según el principio ya
mencionado, de la par condictio creditorum y en función del cual
giran los fines de las normas concursales.
Diversas normas de la Ley de Quiebras se fundan en este
principio, a cuyo respecto destacan, entre otras, las relativas a la
suspensión del derecho de los acreedores de ejecutar individual-
mente al fallido; la exigibilidad anticipada de los créditos a plazo;
la prohibición de pagar a cualquier acreedor en perjuicio de los
demás; la inhibición que tiene el deudor de disponer de los bienes
comprendidos en el desasimiento; el ejercicio de las acciones de
inoponibilidad o de reintegro de los bienes del patrimonio que,
no obstante poder ejercerse individualmente por el acreedor, sus
resultados benefician a toda la masa; la fijación con carácter de
irrevocable de los derechos de todos los acreedores al tiempo de
la declaración de quiebra.
Parte de la doctrina le atribuye a la quiebra el significado
de cautelar un interés que atañe exclusivamente a los acreedo-
res, fundado en la idea de satisfacer los créditos que afectan al
fallido. Sin embargo, las doctrinas más recientes advierten que
la quiebra tiene un marcado sentido de interés público. Alfredo
Rocco3 señala que “La perturbación que la quiebra produce sobre
el crédito privado, repercute sobre el crédito público y viola el
derecho del Estado, a quien corresponde precisamente la tutela
del crédito público”, en cuanto Estado.
La quiebra, pues, no sería un asunto de interés privado, en
que solamente está en juego la insatisfacción de los acreedores,
sino que en sus normas estaría de por medio el interés social y
público. La quiebra interesa por sobre todo al Estado, en cuanto
supone la liquidación del negocio, establecimiento o de la empresa

3
ROCCO, ALFREDO, Il fallimento. Teoría Generale ed origine storica, Tunteli Bocca
Editore, Torino, 1917, p. 11.

29
PRIMERA PARTE: EXAMEN PRELIMINAR SOBRE EL DERECHO DE QUIEBRAS

mercantil que el deudor ha formado y cuyo desarreglo afecta a la


circulación de la riqueza y al crédito público, que son intereses
por los que todo Estado ha de velar.
Considerando la quiebra como una institución de interés social
y público, debemos precisar la forma a través de la cual el Estado
ha de tutelar el crédito en aras de este interés público.
Una primera concepción consiste en sostener que la defensa
del crédito público que el Estado debe cautelar se traduce en
resguardar el derecho de los acreedores a la distribución por
igual y en forma proporcional de la liquidación del activo del pa-
trimonio del deudor. El fin último que tiene la quiebra consistirá
únicamente en la tutela de los acreedores, a través del ejercicio
coactivo de sus derechos en un concurso que ha de ir en auxilio
de su común protección.
En otros términos, el interés general en la quiebra se reduce
a cautelar el interés de los acreedores para que se cumpla con la
consabida regla de la par condictio creditorum.
Otros admiten, al respecto, que en la quiebra si bien es cierto
que se actúa tras el objetivo de la satisfacción por igual de los
derechos de los acreedores, no es menos efectivo que tal propó-
sito no ha de considerarse como el fin último de la quiebra, sino
solamente como un medio que deriva como efecto del estado
de quiebra. A partir de ese momento surge el derecho de los
acreedores a que sus pretensiones sean satisfechas en términos
igualitarios y proporcionalmente.
También se considera que el interés del Estado se manifiesta
en la quiebra en la necesidad de liquidar las empresas que son
insolventes, porque su desarreglo significa un peligro que causa
una perturbación para la marcha de la economía en general,
siempre que sea absolutamente imposible sustentar su existencia
y funcionamiento.

4.3. PRINCIPIO DE LA PROTECCIÓN ADECUADA DEL CRÉDITO

El significado fundamental que tiene esta doctrina es que el Estado


debe velar por establecer adecuados ordenamientos jurídicos que
le garanticen debidamente a los acreedores el derecho de exigir
de los deudores el pago de sus obligaciones y si los medios que

30
CAP. I: IDEAS GENERALES

se consagran a conseguir estos objetivos fracasan o se malogran


como consecuencia de la imposibilidad que tiene el deudor de
cumplir por la impotencia que refleja el estado de su patrimo-
nio, ha de concurrir el derecho en auxilio del quebranto de los
créditos a través del juicio concursal.
Esto determina como reflexión, que la quiebra extraña pro-
piamente una ejecución colectiva a diferencia de las ejecuciones
individuales, en que se satisface al acreedor impago y, por lo
mismo, el presupuesto es diverso y la finalidad es distinta.

4.4. PRINCIPIO DE LA CONSERVACIÓN DE LA EMPRESA

Al derecho concursal moderno le interesa fundamentalmente


cautelar la marcha de las empresas viables, cuya actividad ha de
desenvolverse en el ámbito económico, sin sobresaltos que con-
culquen el orden público. El Derecho Comercial, ha desplazado,
hoy por hoy, el eje central de atención desde el comerciante al
lugar que tiene ahora la empresa mercantil.
Como dice Sandoval:4 “La empresa al asumir una importancia
capital en el proceso económico, constituye en sí un valor que
es altamente interesante de conservar, de preservar y tutelar. El
valor objetivo de la conservación de la empresa rebasa la esfera
del interés privado, constituyendo un interés general cuya tutela
asume el Estado”.
El principio de conservación de la empresa debe constituir el
fundamento principal de la institución de la quiebra, por lo que
ha de preservarse y protegerse la empresa mercantil.
Este principio de conservación de la empresa tiene variadas
manifestaciones en nuestra ley concursal, como lo veremos más
adelante, siendo una de sus expresiones la relativa a la prosecu-
ción del giro efectivo y la venta de los bienes como un conjunto
o unidad económica.
Asimismo, la Ley Nº 20.073, de 29 de noviembre de 2005,
que regula los convenios, ha salvaguardado especialmente este
objetivo que se ha mencionado.

4
SANDOVAL, RICARDO, Monografía Jurídica publicada en Boletines Nos 21 y 22
de la Fiscalía Nacional de Quiebras, 1988, pp. 19 y siguientes.

31
PRIMERA PARTE: EXAMEN PRELIMINAR SOBRE EL DERECHO DE QUIEBRAS

4.5. SIGNIFICADO DE LA EMPRESA EN EL MUNDO MODERNO


Y DE SU CESACIÓN DE PAGOS

No podría dejar de considerarse, para destacar la importancia


que reviste el principio de conservación de la empresa, que en
el desenvolvimiento comercial del mundo contemporáneo, le
corresponde naturalmente a la organización socioeconómica
que ella entraña un rol preponderante, porque hoy por hoy para
competir en la vida de los negocios hay necesidad de formar
empresas –sólidamente constituidas– y con ellas planificar pro-
fesionalmente las actividades que se emprenden, si algún éxito
se espera conseguir de ellas.
La gestión dinámica de la empresa, como eje central del
desarrollo económico, ha llegado a tener una significativa in-
fluencia en el derecho mercantil moderno, especialmente si
se considera el impulso que le ha infundido al comercio de
masificación e impersonalizado, que entrelaza a un núcleo
considerable de intermediarios y que da origen a relaciones
jurídicas muy numerosas, en una marea de incesante circu-
lación del tráfico de la riqueza, para satisfacer multifacéticas
necesidades, cada vez más exigentes, de vastos sectores de la
población.
Este comercio de masa se desarrolla a un ritmo veloz y que
no se detiene en el contrato escrito, porque entrabaría el inter-
cambio; a lo sumo, se reduce a contratos tipos, estandarizados, a
los cuales les sirven de interpretación la mera aplicación práctica
que de ellos hagan sus contratantes y los usos y costumbres del
comercio, aunque gran parte del volumen de las operaciones
mercantiles que se desarrollan apenas quedan expresadas como
simples anotaciones en las cuentas y registros que llevan los con-
tratantes, como el único rastro de su existencia.
Todo este fenómeno de la producción en gran escala, y que
debe su impulso sencillamente a la empresa, es una de las trans-
formaciones que mejor caracteriza a nuestra época y ello ha ve-
nido a trastocar el régimen jurídico, especialmente en el tipo de
contratos regulados por la ley, para crear figuras no consagradas,
o bien para introducir variantes a los contratos entre sí, típicos
y atípicos, y que yuxtapuestos unos con otros engendran opera-
ciones cada vez más complejas.

32
CAP. I: IDEAS GENERALES

Si se examinan las múltiples relaciones que cada empresa tiene


con otras y los vínculos que entre ellas se generan, se advertirá que
la estrecha interdependencia económica es cada vez más determi-
nante y necesaria, de cuyo respecto se infiere que el desarreglo
que una de ellas pueda tener fácilmente ha de repercutir sobre
las otras, arrastrándolas consigo, hasta desencadenar un eventual
trastorno que escapa de la esfera individual a la colectiva, para
alcanzar una dimensión económica y social que compromete el
interés público.
De ahí que la cesación de pagos que pueda afectar al titular
de una empresa es un fenómeno de más graves consecuencias
en la vida económica y en alguna forma ello quedó vislumbrado
en el artículo 43, Nº 1 de la actual Ley Nº 18.175, sobre quiebras,
aunque el legislador rehuyó referirse al empresario propiamente
y prefirió emplear el alcance del “deudor que ejerza una actividad
comercial, industrial, minera o agrícola y cese en el pago de una
obligación mercantil”.5
Naturalmente que la declaración de quiebra de un empresario
que se dedica a la producción o intercambio de bienes y servicios
en el campo económico y que va antecedida de una cesación de
pagos, produce una grave perturbación en la circulación de la
riqueza y afecta seriamente a la fe y credibilidad general en el
normal desenvolvimiento de la vida de los negocios, que son los
pilares básicos del orden público económico.
El Estado no puede permanecer indiferente, ni mantenerse
impasible ante una amenaza que provoque un entorpecimiento
en la marcha económica y justamente es en razón de este interés
social que habrá de proveerse una tutela jurídica, la que todo
Estado, en cuanto tal, debe garantizar a sus miembros, uno de
cuyos medios es precisamente el juicio concursal.
Al estado de falencia no se llega en forma súbita. El deudor
atraviesa antes por un proceso gradual de deterioro de su ha-
cienda, más o menos lento, que antecede a la quiebra y que es

5
En el Código italiano de 1942 se define al empresario como: “Aquel que ejercita
profesionalmente una actividad económica organizada a los fines de producción o
intermediación de bienes y servicios”, avanzándose así de la figura del comerciante
a la del empresario, quizás porque este Código, como es sabido, trata de manera
unitaria los contratos y obligaciones. Ver Cuestiones de Derecho Comercial Moderno, LE
PERA, SERGIO, Astrea, pp. 69, 1979.

33
PRIMERA PARTE: EXAMEN PRELIMINAR SOBRE EL DERECHO DE QUIEBRAS

alcanzado con los efectos de la sentencia que abre el concurso,


lo que queda más aún de manifiesto si es una empresa la que
soporta esta situación.6
A esta etapa preliminar se le denomina como período sospe-
choso y nuestra actual Ley de Quiebras, como se sabe, lo delimita,
a propósito de la fijación de la fecha de la sentencia que declara
la quiebra, según lo ha dispuesto el artículo 63.
En este lapso, el desenvolvimiento de las actividades no es
normal, porque las dificultades que genera la asfixia financiera
son circunstancias que inducen al deudor a un comportamiento
no habitual y la realidad nos demuestra cómo los deudores, ante
el imperativo de no generar los recursos normales, procuran con-
seguirlos a cualquier costo para superar su calamitoso estado, o
bien, ante la inminencia del colapso, no reparan en desmembrar el
activo de su patrimonio, para protegerse de la inevitable caída.
De ahí que sea necesario asegurar la responsabilidad del que
haya abusado de sus acreedores, menospreciando la credibilidad
y confianza que le hayan dispensado. Si la institución de la quie-
bra no impusiere como tutela el resguardo de la máxima de la
par condictio creditorum, se daría paso a la injusticia y el deudor se
constituiría en árbitro de intereses ajenos, puesto que el deudor,
en la situación agónica de sus negocios, no tendría freno en
la ejecución o celebración de actos o contratos que importan
arbitrios ruinosos, así como negocios aparentes, imaginarios o
indirectos para el logro de las más heterogéneas finalidades y de
tan nefastas consecuencias.
La injusticia y la arbitrariedad podrían producirse sin la ayu-
da del deudor, si se advierte que ante el peligro que corre los
acreedores se precipitarían en una desenfrenada carrera para
disputarse los despojos con desigual éxito.
De ahí que preciso será velar por sancionar al que de mala fe,
con su conducta ilegítima, ha defraudado a sus acreedores. No
otra es la síntesis más esencial que ilumina el pensamiento central
en que descansa y se vivifica el objetivo del juicio de quiebras.

6
GRILLO, HORACIO AUGUSTO, Período de Sospecha en la Ley de Concursos, Astrea,
1988. Explicaciones preliminares.

34
CAP. I: IDEAS GENERALES

4.6. PRINCIPIO DEL FORTALECIMIENTO DE LA SUPERINTENDENCIA


DE QUIEBRAS COMO ÓRGANO CONCURSAL

Entre los órganos de la quiebra figura la Superintendencia de


Quiebras, organismo público que tiene entre sus funciones la
de cautelar fundamentalmente las actuaciones de los síndicos y
cómo éstos intervienen en las diversas operaciones que compren-
de el juicio concursal, esto es, en la determinación del activo, la
fijación del pasivo y la realización del activo para pagar el pasivo,
quiere decir en buenas cuentas que este servicio habrá entonces
de fiscalizar que en este proceso se cumplan los objetivos que son
inherentes al fin institucional de la quiebra.
En este orden de ideas se inspiró la Ley Nº 20.004, de 8 de
marzo de 2005, que estableció normas encaminadas a acentuar y
perfeccionar las atribuciones de la Superintendencia de Quiebras,
para cumplir así cabalmente este imperativo.

4.7. PRINCIPIOS MODERNOS DEL DERECHO CONCURSAL.


R ACIONALIDAD ECONÓMICA

Dado que el Derecho Comercial está destinado a regir en general


las relaciones que se suscitan con motivo del desenvolvimiento de
las actividades que miran a la vida de los negocios, en relación con
la circulación e intermediación de los bienes y servicios, quiere
decir que el Derecho Concursal que está enclavado en esta esfera
dinámica que le traza el campo de aplicación de las normas mer-
cantiles, no puede sustraerse al criterio de conjugar sus objetivos
con los que se condicen con la vida de los negocios.
Esto es, en síntesis, el alcance que tiene la racionalidad y opor-
tunidad económica que está cada vez más presente en nuestro
derecho y que se manifiesta especialmente en la preservación de
la empresa, así como en la prosecución de sus actividades, para
no desalentar la marcha económica.
Las recientes modificaciones introducidas a la Ley de Quie-
bras, con la dictación de la Ley Nº 20.073, de 29 de noviembre de
2005, ratifican estos principios, que incorporan una nueva norma-
tiva en materia de convenios concursales, al punto de facultar al
acreedor para solicitar al tribunal de la quiebra que le ordene al

35
PRIMERA PARTE: EXAMEN PRELIMINAR SOBRE EL DERECHO DE QUIEBRAS

deudor formular proposiciones de convenio judicial preventivo


(art. 172). En este caso, el deudor podrá manifestar que se acoge
irrevocablemente al sistema previsto en el art. 177 ter, en cuyo
caso el juez citará a una junta de acreedores para que se desig-
ne al denominado experto facilitador, al que le corresponderá
especialmente evaluar la situación económica y financiera, para
proponer, en su caso, a los acreedores un convenio que sea más
ventajoso que la quiebra. De lo contrario, recomendará que el
tribunal declare la quiebra del deudor, sin más trámites.
Los criterios considerados también se manifiestan en la ena-
jenación del activo, a través del procedimiento previsto para la
realización sumaria de los bienes (art. 109); como en la modali-
dad de la unidad económica (art. 124). Propende a lo mismo la
continuación efectiva del giro del fallido (arts. 111 y siguientes),
entre otras medidas que contempla la ley.
La facultad que el Nº 8 del artículo 27 de la ley le otorga al
síndico para continuar provisoriamente el giro de los estable-
cimientos del fallido, con conocimiento de éste, se aplica en la
práctica basándose en el criterio de oportunidad económica,
comoquiera que la norma del artículo 99 de la ley faculta al sín-
dico para llevarla a cabo, si lo estima conveniente a los intereses
de la masa.
Por cierto que la continuación provisoria del giro del fallido
sólo habilita al síndico para ejecutar aquellos actos que tienden a
facilitar la realización de los bienes del activo circulante y prepa-
rar así una liquidación progresiva. Pero no obstante y si hubiera
causas graves que lo justifiquen, el síndico queda facultado para
iniciar de inmediato la continuación efectiva del giro del deudor
falente, con autorización del tribunal, dado que a la sazón todavía
no es posible someter su conocimiento a la Junta de Acreedores,
por lo prematuro de su ocurrencia.
Esta situación excepcional que permite la continuación efectiva
del giro a solicitud del síndico y con autorización del tribunal,
fundada en “causas graves” que lo justifiquen, se basa en conside-
raciones económicas, lo que confirma que el derecho concursal
aplica este criterio al discurrir esta medida.
El síndico, al proponer a la junta de acreedores la continuación
efectiva del giro del fallido, para que este órgano de administración
de la quiebra la acuerde en la forma establecida en el artículo

36
CAP. I: IDEAS GENERALES

112 de la ley, ilustra el carácter económico emergente que tiene:


propender a la prosecución de la actividad de la empresa, para
preservar la marcha de sus negocios.
No existe ninguna norma que supedite al síndico, para proponer
la continuación efectiva del giro del fallido, a otra exigencia que
no sea la de velar por una ventaja económica. No puede perderse
de vista que la continuación efectiva del giro representa una me-
dida para tutelar la conservación de la empresa y para proteger la
relación laboral, de donde fluye claramente que tal proposición
y el acuerdo posterior de la junta de acreedores no pueden estar
ajenas a cautelar la situación económica de la empresa.
Es indudable que el derecho moderno de quiebras persigue
así la aplicación de los principios de la racionalidad y oportuni-
dad económica, al punto que constituye uno de los fundamentos
de la institución y se ha reafirmado, por ende, el criterio, con
la dictación de las nuevas normas reguladoras de los convenios
concursales.
También es un antecedente indiscutido que las decisiones
más importantes que son adoptadas por las juntas de acreedores,
como órgano de expresión principal que representa la voluntad
de la masa en la quiebra, han de inspirarse especialmente en
razones de carácter económico, de cuyos resultados los propios
acreedores habrán de supeditar el beneficio que aguardan para
satisfacer las deudas que tienen en el concurso.

5. PRESUPUESTOS GENERALES DE LA QUIEBRA

Para nosotros el estado jurídico de quiebra requiere necesaria-


mente de una causa que la provoque, de un sujeto activo, de una
declaración jurisdiccional y de un sujeto pasivo.
La Ley Nº 18.175 en su artículo 43 establece las causales de
declaración de la quiebra del deudor. En dicho artículo no se
hace mención a una fórmula genérica significativa de insolvencia
como fenómeno que desencadena la quiebra, sino que se enume-
ran distintas hipótesis que revisten, en concepto del legislador,
hechos constitutivos de cesación de pagos y que son aplicables
al deudor calificado por su actividad y otros a todo deudor y que
sólo pueden invocar los acreedores.

37
PRIMERA PARTE: EXAMEN PRELIMINAR SOBRE EL DERECHO DE QUIEBRAS

Puede ser de iniciativa del deudor, y cuando éste ejerza una


actividad comercial, industrial, minera o agrícola, resulta ser
imperativo, al tenor de lo dispuesto en el artículo 41 de la Ley
de Quiebras, porque deberá solicitar la declaración de su propia
quiebra antes que transcurran 15 días contados desde la fecha en
que haya cesado en el pago de una obligación mercantil.
La ley describe además otras situaciones en las cuales la quie-
bra procede de oficio ser declarada por el tribunal.
Por no ser posible en nuestro medio el estado de quiebra
virtual, su ocurrencia ha de ser materia de un pronunciamiento
judicial, a través de una sentencia definitiva que ha de dictarse
por el tribunal que sea competente y que da lugar a la apertura
del juicio concursal.
El último presupuesto será aquel que condiga con el sujeto
pasivo, que podrá ser una persona natural o jurídica.

6. FUNDAMENTO DE LA QUIEBRA: LA INSOLVENCIA

El supuesto de la quiebra es la hipótesis de un deudor cuyo pa-


trimonio sea incapaz de satisfacer sus obligaciones. Esta incapa-
cidad patrimonial se denomina insolvencia. Etimológicamente,
sin embargo, insolvencia significa simplemente no pagar.
El crédito tiene viva importancia en el comercio. Toda la
actividad mercantil gira en torno a la actividad crediticia. Los
actos de comercio son actos de intermediación. Cada comer-
ciante debe contar con el pago de sus créditos, para así pagar
sus débitos. El incumplimiento afecta al tráfico e interrumpe
la circulación de la riqueza, y por lo mismo produce un efecto
en cadena, que arrastra a todos a quienes interceden en la ac-
tividad negocial y se conculca con ello además la credibilidad
pública. De allí el riesgo que la insolvencia irroga y es por ello
que el legislador concursal gira en torno a ella para regular sus
consecuencias.
El artículo 2469 del Código Civil consagró el derecho de los
acreedores de exigir que se vendan los bienes del deudor hasta
concurrencia de sus créditos, incluso los intereses y costas de co-
branza, para que con el producto de la realización se les satisfagan
íntegramente sus créditos, si los bienes fueron suficientes, y en

38
CAP. I: IDEAS GENERALES

caso de no serlo, a prorrata, a menos que haya causas especiales


para preferir ciertos créditos.
De ahí que ha de comprenderse que cuando estuviere en juego,
únicamente, el interés particular de cada uno de los acreedores
impagos, el ejercicio de las acciones individuales será suficiente
para cautelarles debidamente sus créditos.
Mas, si tales límites se sobrepasaren y los incumplimientos se
generalizan, ha de ser indispensable disponer de un arbitrio legal
que reabsorba las distintas acciones aisladas en una sola acción
conjunta, de modo que el interés general y colectivo sea el que
satisfaga en buenas cuentas el interés individual de cada uno de
los acreedores en particular.
De ahí que el juicio de quiebra no tenga otro objeto que el
de instar, en un solo procedimiento, por la realización de todos
los bienes del deudor fallido, a fin de satisfacer, en forma colec-
tiva, el pago de todos los créditos, con el propósito de garantizar,
como se ha insistido anteriormente, el principio de la par condictio
creditorum.
Este objetivo no se verá desvirtuado, naturalmente, mientras
existan bienes en el patrimonio del deudor para atender los pagos,
pero si los bienes no fueren suficientes para satisfacerlos a todos,
ha de subvenir el juicio concursal a cumplir la finalidad para la
cual ha sido previsto, con lo que se vislumbrará, nítidamente,
así, como presupuesto básico y fundamental de la quiebra, la
hipótesis de un deudor que se encuentre en la imposibilidad de
pagar todas sus obligaciones, por ser titular de un patrimonio
impotente para satisfacer los créditos.
Sin embargo, es a partir de esta premisa desde la cual empiezan
a suscitarse las dificultades para explicar su procedencia. Para ello
¿cuál es la medición adecuada? ¿Cuándo el estado patrimonial de un
deudor llega al extremo de una crisis tal, como es la de ser incapaz
de pagar las obligaciones? ¿Qué método es el adecuado para medir
el déficit patrimonial de un deudor? ¿Habrá que estarse a un criterio
contable, para establecer, según el balance general, un desequilibrio
aritmético? ¿Habrá que atenerse más bien a un criterio económico
para determinar un desequilibrio deficitario, considerando solamente
el activo realizable en función del pasivo exigible?
A este respecto, cabe preguntarse: ¿Cuál será la estimación
pecuniaria que tendrán los bienes del activo? Si así fuere, ¿se

39
PRIMERA PARTE: EXAMEN PRELIMINAR SOBRE EL DERECHO DE QUIEBRAS

tasarán al valor de libro, de mercado o liquidez? Además, ¿cómo


se evaluarán los bienes intangibles de la empresa o del estableci-
miento comercial o industrial? A su vez, en las cargas del pasivo
¿se incluirán solamente las deudas vencidas?
Ahora bien, ¿cómo se auscultará la existencia del déficit patri-
monial, fehacientemente, si resulta que la ley comercial proclama
el secreto de la contabilidad mercantil, el sigilo del movimiento
de la cuenta corriente bancaria y la reserva de las operaciones
bancarias y demás papeles, antecedentes y negocios de los deu-
dores?
La institución de la quiebra tiene como fin último proteger
el principio de la igualdad entre los acreedores. Si el deudor
cuenta con bienes suficientes para cubrir sus obligaciones, los
acreedores podrán ejercer sus acciones individuales y en forma
separada de los demás. Sin embargo, si el deudor no cuenta
con suficientes bienes en su patrimonio y el acreedor procede
a ejecutarlo individualmente, se compromete este principio de
igualdad, ya que existirán algunos acreedores, más diligentes,
quizás, que lograrán conseguir el pago de créditos en desmedro
del resto, que no tendrá igual resultado.
Por eso es que la quiebra sólo cabe considerarla respecto de
aquel deudor cuyo patrimonio sea incapaz de satisfacer sus obli-
gaciones, como consecuencia de una insuficiencia de sus bienes
por causa de una crisis patrimonial, como es la insolvencia.
Ahora bien, si complejo resulta establecer el déficit patrimo-
nial, así como evidenciarlo, más discutible y contradictorio es
todavía dilucidar el significado jurídico de la insolvencia, si se
advierte que su dificultad alcanza incluso a su propia terminolo-
gía, lo que ha dado paso a equívocos semánticos, aunque suele
reputarse la acepción de insolvencia como la denominada crisis
patrimonial.
La expresión insolvencia, como se ha adelantado, según su
raíz latina, significa simplemente no pagar, dado que la partícula
in viene a ser la negación del vocablo solvere, que es pagar. De ahí
que el artículo 1567 denomina solución al pago efectivo, con lo
que el significado etimológico de la insolvencia es, entonces, el
de no pagar.
Conforme al artículo 20 del Código Civil, “Las palabras de
la ley se entenderán en su sentido natural y obvio, según el uso

40
CAP. I: IDEAS GENERALES

general de las mismas palabras, pero cuando el legislador las


hubiere definido expresamente para ciertas materias, se les dará
en éstas su significado legal”.
La ley no ha definido la insolvencia y su sentido natural lo
ha fijado el Diccionario de la Lengua Española como “La incapaci-
dad de pagar una deuda y la incapacidad significa la ineptitud
de ejecutar válidamente uno o más actos, lo que en este caso se
traduce en la carencia de la facultad para el pago”.
Conforme a las reglas de la hermenéutica, para fijar el sentido
y alcance de la insolvencia el artículo 22 atiende al contexto de
la ley. Según lo ilustra el Código Civil, hay diversos pasajes en los
cuales se emplea la palabra insolvencia, como se desprende de lo
dispuesto en los artículos 1496, Nº 1, relativo a la caducidad del
plazo; 1522 al establecer que la cuota del insolvente gravará a los
otros codeudores solidarios; 1968, cuando estatuye que la insol-
vencia declarada del arrendatario no pone fin necesariamente al
arriendo; 2106, que estatuye que la insolvencia de un socio pone
fin a la sociedad; 2100, relativo a la insolvencia de la sociedad, que
constituye causal de disolución; 2163, en el que se establece el
término del mandato por quiebra o insolvencia del mandante o
del mandatario y, finalmente, el artículo 1578, Nº 3, que establece
que “Es nulo el pago efectuado al deudor insolvente, en fraude
de los acreedores, a cuyo favor se ha abierto concurso”.
De estas disposiciones queda de relieve que la expresión insol-
vencia es un vocablo técnico, por lo que aplicando el artículo 21,
habrá de dársele el significado que profesan los juristas, por ser
propio de la ciencia del derecho, y como tal, ha de atribuírsele
el alcance de ser un déficit patrimonial, por insuficiencia del
activo.
Existen diferentes criterios para determinar cuándo un patri-
monio padece de una crisis de insolvencia. El criterio contable
atiende al resultado de la diferencia aritmética entre el activo y
el pasivo; existirá insolvencia, cuando el pasivo sea superior al
activo conforme al balance general del ejercicio, lo que ha sido
criticado en consideración a que las diversas cuentas del balan-
ce no representan necesariamente la realidad patrimonial del
deudor. El criterio económico atiende a la comparación real del
activo y del pasivo. Conforme a esta última concepción, la insol-
vencia será un desequilibrio deficitario entre, exclusivamente,

41
PRIMERA PARTE: EXAMEN PRELIMINAR SOBRE EL DERECHO DE QUIEBRAS

el activo realizable del deudor y el pasivo que sea exigible. Este


criterio, aceptable en lo sustancial, tiene un gran inconveniente
práctico, por cuanto para determinar si el deudor se encuentra en
insolvencia se requiere previamente realizar todos los bienes del
deudor. Aparte de perder la posibilidad de considerar los bienes
intangibles, que le dan al conjunto un valor adicional.
Para solucionar estas contrariedades, sin desconocer que la
insolvencia sea la causa fundamental de la quiebra, el Derecho
Concursal ha recurrido a la manifestación externa del estado
de insolvencia, a través de la existencia de ciertos hechos reve-
ladores, de la cual habrá de deducirse su procedencia. El hecho
revelador por excelencia es la cesación de pagos, u otros hechos
equiparables, como son la fuga del territorio de la República o
el ocultamiento del deudor, dejando cerradas sus oficinas y sin
persona que lo represente (artículo 43, Nº 3) o el de aparentar o
procurarse de bienes u ocultar los existentes, mediante arbitrios
ruinosos (artículo 220, Nos 8 y 9).

7. RELACIONES ENTRE LA INSOLVENCIA Y LA QUIEBRA

El autor italiano Salvatore Satta7 nos señala que la insolvencia es a


la quiebra lo que el incumplimiento es a la ejecución forzada. En
consecuencia, la insolvencia es el presupuesto o causa genérica
de la quiebra.
Desde luego, la doctrina extranjera acepta en forma casi unáni-
me que la única causal de quiebra es la insolvencia. La legislación
italiana8 acoge dicho criterio al señalar que “será declarado fallido
el empresario que se encuentre en estado de insolvencia”. La misma
disposición agrega que “el estado de insolvencia se manifiesta por
incumplimiento u otros hechos exteriores que demuestren que el
deudor ya no está en condiciones de satisfacer regularmente sus
obligaciones”. En Francia el hecho revelador de la insolvencia es la
cesación de pagos. Las legislaciones que se agrupan en el sistema

7
SATTA, SALVATORE, “Instituciones de Derecho de Quiebras”, Notas de Derecho
Argentino, por Rodolfo Fontanarrosa, Ediciones Jurídicas Europa-América, Buenos
Aires, 1951.
8
Art. 5º del Decreto Nº 267 de 1942.

42
CAP. I: IDEAS GENERALES

anglosajón no consagran en el texto positivo la causa de declaratoria


de quiebra, sino que enumeran hechos que la harán procedente.

8. NATURALEZA JURÍDICA DE LA QUIEBRA

8.1. A SPECTOS GENERALES

La quiebra es un instituto regido por un género múltiple de nor-


mas. En él concurren normas de derecho público y de derecho
privado.
Como lo señala el profesor Carlos Concha Gutiérrez,9 para
determinar la naturaleza jurídica del proceso de quiebras, es
necesario atender a su género próximo, para lo cual habrá de
examinarse el rol que ocupa la quiebra en el sistema general de
las defensas de los acreedores, en relación con el sistema general
de los procedimientos concursales.
Algunos sostienen que las normas sobre quiebras son una ins-
titución aislada del sistema procesal. Otros opinan que serían de
índole inherente al derecho sustantivo. La doctrina contemporánea
la considera un instituto que participa de ambos caracteres.

8.2. L A QUIEBRA COMO INSTITUTO DE DERECHO PROCESAL

La primera posición que ve la quiebra como un instituto de dere-


cho procesal se fundamenta en dos características que resaltan,
a saber:
i) Sólo existe quiebra previa dictación de una sentencia ju-
dicial, y
ii) Sólo el tribunal competente para conocer de la quiebra
puede darle curso progresivo al juicio, en el cual se persigue el
objetivo tenido en vista por el legislador para su consagración.
Se admite que las normas sobre quiebras condicen con un
juicio ejecutivo que es de naturaleza colectiva y especial, dadas
las características que distinguen al procedimiento.

9
CONCHA GUTIÉRREZ, CARLOS, El proceso de quiebras. Su naturaleza jurídica, Edi-
tores López-Viancos-Distribuidores, Santiago, Chile, 1971, p. 7.

43
PRIMERA PARTE: EXAMEN PRELIMINAR SOBRE EL DERECHO DE QUIEBRAS

En efecto, la doctrina considera que el procedimiento concur-


sal es una ejecución forzosa, que se diferencia del procedimiento
ejecutivo ordinario porque es un juicio público y distributivo, es
decir, tiene por objeto que cada acreedor obtenga el pago de su
crédito en forma equitativa. En cambio, el juicio ejecutivo, es de
carácter privatista y conmutativo. También se señala que el proce-
dimiento de quiebra no es un proceso contencioso,10 porque en
el juicio ejecutivo el deudor tiene y no quiere pagar, en cambio
en el juicio concursal el deudor no tiene y quiere pagar.
La protección de los acreedores y el resguardo del régimen
económico público, son, pues, en definitiva, los factores que
“determinan la entrada de la quiebra, como entidad económica
y jurídica, en el ámbito del Derecho Procesal”.11
A este respecto, nadie puede serenamente poner en duda que
la quiebra constituye una institución de carácter procesal. Gusta-
vo Bonelli, en su obra Del Fallimento, sostiene: “Que la naturaleza
procesal de la quiebra es una verdad aceptada por la doctrina
más destacada en el concierto de la legislación comparada”. A su
vez, Agustín Vicente y Gella, en La Introducción al Derecho Mercantil
Comparado, arguye: “Que la quiebra es una situación de orden pro-
cesal, de tal forma como que aludir a la quiebra vale tanto como
referirse al juicio de quiebra”; porque, sencillamente, sin juicio
de quiebra no hay propiamente quiebra ante el derecho.
Al resaltar el aspecto procesal de la quiebra no se quiere con
ello disminuir la importancia que tienen las normas sustantivas
de la quiebra, tanto de índole civil y comercial como penal y
que se relacionan especialmente con los efectos: a) inmediatos
y retroactivos de la declaración de quiebra, que se regulan en el
Título VI, arts. 64 y siguientes, así como b) los relativos a los delitos
concursales, que rige el Título XIII, a propósito de la calificación
de la quiebra, artículos 218 y siguientes.
Desde luego, toda la regulación de carácter sustantivo ha sido
objeto de una preocupación principal por los tratadistas. De ahí
que el propósito que nos anima al realzar el carácter procesal de la

10
CARNELUTTI, FRANCISCO, Sistema de Derecho Procesal, Civil. 4 vols., Adiciones de
Nieto Alcalá Zamora y Castillo, Editorial Uthea, Buenos Aires, 1944.
11
RAMÍREZ, JOSÉ ANTONIO, La quiebra, 3 volúmenes, Editorial Bosch, Barcelona,
1959.

44
CAP. I: IDEAS GENERALES

institución de la quiebra, que ha quedado rezagado en el análisis


de la institución en nuestro medio, por considerarse que es una
de las materias que abraza la legislación comercial, es simplemente
resaltar –como inquietud– el significado que tiene la regulación
procesal y la importancia que cobra su debida aplicación precisa-
mente en el juicio de quiebra. Esto queda de manifiesto de una
simple reflexión: Por muy perfectas que sean en lo sustantivo las
disposiciones de una Ley de Quiebras, nadie puede evitar la des-
gracia colectiva que ella entraña –o la catástrofe– como la calificó
el legislador de comercio y de allí que sus normas sólo puedan
moderar la adversidad, lo que impone la necesidad que el proce-
dimiento sea un sabio instrumento de justicia y un eficaz medio de
tutelar el principio de la par condictio creditorum en que se inspira
el Derecho Concursal y no como observa el jurista Salvador Satta,
que “el derecho sucumba ante el proceso por aplicación deficiente
de la ley procesal, o bien por desnaturalización de sus objetivos,
con lo que se desvirtuaría la institución de la quiebra”.
La actual Ley de Quiebras, en su artículo primero, siguiendo
el delineamiento de la anterior Ley Nº 4.558, en lugar de definir
la quiebra, como lo hizo el artículo 1365 del Código de Comercio,
en términos de conceptualizarla como: “El estado del comerciante
que cesa en el pago de sus obligaciones mercantiles”, inspirado,
a su vez, en el artículo 437 del Código de Comercio Francés del
año 1807, entendiéndola –así– como una suerte de estado pre-
existente, ha preferido definir el juicio de quiebra, como el que
“Tiene por objeto realizar en un solo procedimiento los bienes
de una persona natural o jurídica, a fin de proveer al pago de sus
deudas, en los casos y en la forma determinados por la ley”.
Por lo mismo, entonces, la sentencia que da lugar a la quiebra
no se limita a darle entrada a esta institución a la esfera del derecho,
una vez que el juez se cerciora por todos los medios a su alcance y
con audiencia del deudor, de la efectividad del estado de cesación
de pagos, como si fuera ya una situación preexistente y que requie-
re simplemente de un reconocimiento judicial, porque tal fallo
no tiene el carácter de ser declarativo, como lo califica el artículo
52 de la Ley Nº 18.175, sino que el pronunciamiento del tribunal
configura una situación jurídica especial del deudor, constitutiva
propiamente de un nuevo estado, que arranca sus efectos desde
el mismo día en que se dicta y que opera erga omnes.

45
PRIMERA PARTE: EXAMEN PRELIMINAR SOBRE EL DERECHO DE QUIEBRAS

Tampoco puede discutirse, al menos en nuestra doctrina,


como ha quedado esbozado, que este proceso se encuadra y queda
comprendido, atendido primordialmente el fin que persigue, en
un procedimiento de ejecución forzoso, en el cual se reabsorben
todas las acciones individuales en una sola acción conjunta, en-
caminada a la afectación de todo el patrimonio del deudor a la
común satisfacción de los créditos del concurso, lo que denota
el carácter de interés público que tiene, cuyo es el fundamento
en que descansa y se vivifica el juicio de quiebra.
De ahí que la misión del juez de la causa sea la de preservar
este interés, desde el mismo momento en que conoce del juicio,
porque ha de resguardar que se cumpla el objetivo a que está
destinado y para el cual lo ha consagrado el legislador.
La quiebra es un procedimiento universal, por cuanto es
general y colectivo al mismo tiempo.
En efecto, es general, por cuanto afecta a todos los bienes
del deudor, y es colectivo, por cuanto comprende a todos los
acreedores del deudor común, los cuales quedan en su conjunto
subordinados a las resultas de la quiebra.
Como consecuencia de lo anterior, todo el patrimonio del
deudor ha de responder a los acreedores del mismo, esto es,
afecta a la totalidad del patrimonio, en beneficio de todos los
acreedores.
De ahí, entonces, que la quiebra produzca para el fallido,
que adscribe todo su patrimonio al concurso, y para todos sus
acreedores, cuyos créditos quedarán incluidos en la quiebra un
estado indivisible, como lo prescribe el artículo 2º de la ley.
Se forma una masa de bienes y una masa de acreedores, que
surge el mismo día en que se declara la quiebra y antes de la
notificación de la sentencia judicial que la declara (excepción
al art. 38 del CPC).
Así pues resulta del art. 64, en relación con los bienes, que
el mero pronunciamiento de la sentencia que declara la quiebra
inhabilita al fallido de pleno derecho de la administración de sus
bienes, y del artículo 66, en relación con los acreedores, que la
quiebra fija irrevocablemente los derechos de todos los acreedores
en el estado que tenían el día de su pronunciamiento. Es decir,
el mismo día en que se dicta la sentencia, todos los acreedores
quedan unidos legalmente y de pleno derecho para liquidar en

46
CAP. I: IDEAS GENERALES

la mejor forma posible el patrimonio del deudor y tienen, por


ende, la facultad de disponer de los bienes de éste, hasta pagarse
de sus créditos. Incluso figuran los acreedores cuyos créditos sean
a plazo, puesto que la quiebra irroga la caducidad del plazo.
Esta unión legal, esta masa que se forma, nuestra ley la concibe
como estado indivisible.
Rehuyó nuestro legislador la idea de significarla como persona
jurídica, como algunos teóricos lo sostienen, porque no es nece-
sario recurrir a ella, dado que este estado indivisible lo impone
la ley y lo regula la ley y tiene como fin práctico que se cumplan
los objetivos del juicio de quiebra.
La noción de masa denota la idea que los acreedores no actúan
como individuos ante el tribunal que conoce de la quiebra, sino
como agrupación y sus intereses contrapuestos se armonizan en el
común propósito de ejercer su derecho de prenda general y que
a todos les compete, según el artículo 2465 del Código Civil.
Como efecto auxiliar de la apertura del concurso a que da
lugar la sentencia de quiebra, se suspende el derecho de los acree-
dores para ejecutar individualmente al fallido (art. 71), salvo los
acreedores hipotecarios y prendarios (excepción universalmente
consagrada).
El principio de la prohibición de las acciones individuales
diríamos que es connatural a la quiebra, porque regulado el con-
curso de los acreedores con arreglo a una ejecución colectiva, ya
no es posible la carrera de las acciones particulares.
En el juicio ejecutivo, el principio es “el que llega primero más
fácilmente se paga”. En la quiebra, la acción conjunta reemplaza a
las acciones individuales, porque se sustituye el interés particular
por el colectivo. Diríamos que el estímulo individual y egoísta,
en que prima el régimen del que llega primero o del azar o del
favor, queda sustituido por un principio de equidad, fundado en
un tratamiento igualitario para todos los acreedores.
Al suspenderse el ejercicio de las acciones individuales, no
tienen los acreedores otra alternativa que presentarse al juicio
de quiebra.
De ahí que la sentencia que declara la quiebra contenga la orden
de hacer saber a todos los acreedores del plazo que tienen para
presentar los documentos justificativos de sus créditos art. 52, Nº 6
y se notifica al fallido, acreedores y terceros por aviso (art. 54).

47
PRIMERA PARTE: EXAMEN PRELIMINAR SOBRE EL DERECHO DE QUIEBRAS

La participación de los acreedores se consigue mediante la


verificación de los créditos (art. 131). Verificar es invocar y probar
el derecho; es hacer saber el crédito y su preferencia, según el
procedimiento regulado por la ley en las operaciones de liqui-
dación del pasivo (arts. 131 al 146).
Hay así acreedores del concurso y acreedores concurrentes al
concurso. Estos últimos son los que van participando en la marcha
de la quiebra, con el carácter de activos y pueden concurrir a la
distribución de fondos.
La concurrencia es un acto libre y voluntario del acreedor.
Nada ni nadie lo obliga. Es un derecho que se puede dejar de
ejercitar, pero si el acreedor quiere participar del producto
de la liquidación, como no hay otro procedimiento, es una
obligación consigo mismo. No hay un deber coercible, como
una obligación civil, pero es una exigencia para poder cobrar
el crédito.
Es una carga legal (art. 12 Código Civil, en relación con art. 143,
inciso final del Código de Comercio).
La mora del acreedor en deducir el derecho (mediante la
verificación, desatendiendo el llamamiento legal) tiene semejanza
con la mora civil, aunque por su naturaleza procesal se encuadra
en el concepto de la rebeldía, que, según el art. 78, es la pena
en que incurre el litigante que no practica un trámite dentro del
plazo concedido para evacuarlo, cuyo efecto es constituirlo en
rebeldía, debiendo continuar la tramitación adelante. Si concurre
después, dejará de ser rebelde, purgará la mora, pero le afecta-
rá lo actuado (ver art. 154). El art. 148 contempla excepciones
(art. 2472, Nos 1 y 4, Código Civil).
Como se ha dicho, esta unión, necesaria e inexorable, de los
acreedores, que se integran en la colectividad que constituye
la masa y que tiene lugar por el solo ministerio de la ley, tiene
por objeto lograr el reparto del producto de la realización de
los bienes del fallido, según la máxima latina de la par condictio
creditorum.
Como se explicó: No significa igualar a todos los acreedores
en sus créditos, sino que dar protección por igual a todos los
créditos.
Es el reconocimiento del derecho que todo acreedor tiene
a ser satisfecho de su crédito, salvo las causas de prelación. A

48
CAP. I: IDEAS GENERALES

lo largo de nuestro estudio, iremos reafirmando este principio


y que quedó grabado en el art. 2469 del Código Civil y que es
fundamento de la quiebra.

8.3. L A QUIEBRA COMO INSTITUTO DE DERECHO


SUSTANTIVO COMERCIAL

Una segunda posición ve a la quiebra como un instituto de de-


recho sustantivo comercial. Se señala que la quiebra no es más
que un estado de la regulación del efecto de las obligaciones y
de la ejecución forzosa, integrándose preferentemente en di-
cho sistema. Concha adopta esta posición12 señalando que “el
proceso de quiebra se nos presenta dentro del ordenamiento
jurídico, integrado simultáneamente en dos sistemas íntima-
mente vinculados: el sistema de los efectos de las obligaciones
y el esquema de los procedimientos concursales, constituyendo
una ejecución forzosa colectiva, que tiene por finalidad la sa-
tisfacción de los acreedores bajo la ley de igualdad par condictio
creditorum y el resguardo de los intereses generales vinculados
al desarrollo del crédito público”.

8.4. L A QUIEBRA COMO INSTITUTO BIFRONTAL

Un tercer criterio considera la quiebra como un instituto bifron-


tal, y se explica por los caracteres que la quiebra reviste ante el
derecho, sea procesal, por tratarse de un juicio, sea de índole
sustantiva, como son las normas relacionadas especialmente con
los efectos que ella produce y que el legislador regula para que
se cumplan los fines en que se fundamenta.
Es indudable que en la calificación jurídica de la quiebra con-
fluyen ambas condiciones, atendidas las normas que la regulan.

12
CONCHA, CARLOS, ob. cit., p. 9.

49
PRIMERA PARTE: EXAMEN PRELIMINAR SOBRE EL DERECHO DE QUIEBRAS

9. L A QUIEBRA EN EL SISTEMA JURÍDICO DE DEFENSA


DE LOS ACREEDORES

Ante el incumplimiento de una obligación en que se incurra por


el deudor, la ley contempla diversos mecanismos o derechos de
defensa de los acreedores, que el Código Civil regula, a propósito
de los efectos de las obligaciones, en el Título XII del Libro IV.
Se acostumbra puntualizar los derechos de los acreedores
distinguiendo lo siguiente:
– El derecho principal, tendiente a exigir el cumplimiento o
ejecución forzada de una obligación en naturaleza.
– El derecho secundario, encaminado a obtener el cumpli-
miento por equivalencia de la obligación, a través del pago de una
indemnización de perjuicios, comprendiendo el daño emergente
y el lucro cesante, y
– Los derechos auxiliares que afectan el patrimonio del deudor
al cumplimiento de una obligación, entre los cuales figuran la
acción oblicua o subrogatoria, la acción pauliana o revocatoria,
el derecho legal de retención (arts. 1492-2162 y 2193 del Códi-
go Civil, y 597 del Código de Procedimiento Civil), las medidas
precautorias (art. 290 del Código de Procedimiento Civil), el
beneficio de separación (art. 1097 del Código Civil), y las medidas
conservativas (arts. 761, 1232 y 1492 del Código Civil).
Sin embargo, la acción ejecutiva individual suscita dificul-
tades e inconvenientes, cuando el deudor afronta un estado de
insolvencia, por padecer su patrimonio de una crisis que afecta
su capacidad de pago. Como afirma Carlos Concha,13 “la consi-
deración del estado crítico del patrimonio del deudor, sumada
a la absoluta libertad de accionar individualmente en que se
encuentran los acreedores, y a la plena legitimación negocial y
procesal del deudor, han llevado al legislador a crear un sistema
especial de ejecución, bajo el nombre de proceso de quiebras.
Estas circunstancias conducen irrevocablemente a la ruptura del
principio de igualdad entre los acreedores”.
El tratamiento igualitario que ha de dárseles a los acreedores,
que caracteriza al proceso de quiebras, procura contrarrestar las
consecuencias derivadas de los embargos individuales, mediante

13
Ob. cit., p. 11.

50
CAP. I: IDEAS GENERALES

la procedencia de un embargo colectivo, en beneficio de la masa


de los acreedores.
Leonardo Prieto14 expresa esta idea al señalar que “un principio
de justicia distributiva ha exigido la creación de este proceso de
quiebras como remedio conducente a evitar que los acreedores,
tal vez advertidos por el empresario deudor o en connivencia
con él, o más diligentes o decididos, hagan presa desordenada y
arbitrariamente de los bienes del deudor, acudiendo a procesos
de ejecución singular en que por regla general predomina el
principio de prevención o prioridad prior in tempor petior jure, sin
consideración al origen, carácter, ni época de sus créditos, en
perjuicio de los demás, que solamente podrían hallar amparo
en una o múltiples tercerías de mejor derecho”.
Es indudable que el legislador de quiebra ha regulado el trato
igualitario de intereses de los acreedores y ha resguardado los
intereses y fe pública comprometidos en el proceso. Sin lugar a
dudas, como lo pone de manifiesto Provincialli,15 en la creación
de los procedimientos de ejecución el proceso de quiebras ocupa
el lugar más destacado.
De esta manera, y como lo señala Concha,16 “el proceso de
quiebras se nos presenta, dentro del ordenamiento jurídico, inte-
grado simultáneamente en dos sistemas íntimamente vinculados:
el sistema de los efectos de las obligaciones y el esquema de los
procedimientos concursales, constituyendo una ejecución forzosa
colectiva, que tiene por finalidad la satisfacción de los acreedo-
res bajo la ley de igualdad llamada par condictio creditorum, y el
resguardo de los intereses generales vinculados al desarrollo del
crédito público”.
En la práctica se crea un procedimiento que recoge y aglutina
los intereses dispersos de los acreedores, sustituyéndolo al de las
ejecuciones individuales.
La quiebra, pues, es un medio de defensa que tienen los
acreedores cuando el deudor carece de bienes suficientes para
responder a sus compromisos, esto es, cuando es insolvente. Pero

14
PRIETO CASTRO, LEONARDO, Derecho Procesal Civil, tomo II, p. 389, citado por
Carlos Concha, ob. cit., p. 13.
15
PROVINCIALLI, RENZO, Tratado de Derecho de Quiebras, tomo I, p. 33.
16
Ob. cit., p. 14.

51
PRIMERA PARTE: EXAMEN PRELIMINAR SOBRE EL DERECHO DE QUIEBRAS

ya sabemos que la insolvencia es difícil de determinar, por lo que


se infiere su existencia cuando concurren hechos reveladores que
la suponen, como es la cesación de pagos.

10. NOCIONES SOBRE LA CESACIÓN DE PAGOS


Y SUS CAUSAS

Cuán complejo sería dar lugar a la apertura del juicio concursal


si se consideraran las dificultades que plantea el significado de la
insolvencia y los tropiezos de los medios para acreditar su existen-
cia. Estos inconvenientes se han venido a subsanar con la noción
de la cesación de pagos, que constituye un medio revelador de la
insolvencia y que se ha discurrido como forma presuntiva para
dilucidarla e incluso para evitar el riesgo que traería consigo
suponer insolvente a una persona, y luego de liquidarle todo
su patrimonio, concluir en el contrasentido que el deudor era
solvente, y por lo mismo, no se justificaba declararlo en quiebra,
con lo que en cierta forma se ha venido así, incluso, a restringir
su alcance.
La cesación de pagos parte, como supuesto inevitable, del
incumplimiento en que incurre el deudor de sus obligaciones o
bien de otros hechos igualmente irrebatibles y de los cuales no
pueda inferirse esperanza alguna de pago, como son la fuga o el
ocultamiento del deudor.
Si una enfermedad no se manifestara a través de sus síntomas,
como la fiebre o el decaimiento general, no podría inferirse la
dolencia y la patología pasaría inadvertida.
De ahí que si la enfermedad patrimonial es la insolvencia,
quiere decir que sus signos se exteriorizarán a través de la cesación
de pagos, que viene a reflejar el mal estado de los negocios.
La noción jurídica de la cesación de pagos fue empleada por
primera vez en la redacción de la ley francesa del año 1838, a
iniciativa del jurista Renouard, el cual comentó sobre su alcance,
que se trataba de una expresión tan clara que se explicaba por sí
misma y que no necesitaba ser definida, porque las definiciones
no harían más que oscurecerla.
Sin embargo, al irradiarse este concepto al concierto de la
legislación comparada, se le fueron dando distintas interpreta-

52
CAP. I: IDEAS GENERALES

ciones y matices, los que pueden clasificarse en tres principales


conceptualizaciones, a saber:
– Criterio materialista: Cesación de pagos como sinónimo de
incumplimiento;
– Criterio intermedio: Cesación de pagos como estado patri-
monial, pero que sólo puede exteriorizarse por incumplimientos
efectivos, y
– Criterio amplio: Cesación de pagos como estado patrimo-
nial que puede revelarse por numerosos hechos no enumerables
taxativamente.
La idea de la cesación de pagos viene a corresponder, según
este último alcance, a la insolvencia misma, lo que no es exacto,
sobre todo en nuestro sistema, porque ella se relaciona con los
incumplimientos del deudor o bien con otros fenómenos que
igualmente reflejan la crisis por la que atraviesa el deudor en
el mal estado de sus negocios, como la fuga, y por lo mismo, se
distingue de la insolvencia, porque la cesación de pagos importa
y denota la ocurrencia de hechos jurídicos que son inherentes a
las personas, y la insolvencia, en tanto, es un estado económico
que es propio de un patrimonio.
Aunque la insolvencia sea el origen de los débitos e incumpli-
mientos y éstos, a su vez, la consecuencia de aquéllos, no siempre
están en una relación de causa y efecto, dado que puede haber
insolvencia sin incumplimientos, como si al deudor se le acuerdan
plazos y prórrogas para reestablecer el estado de sus negocios, y
por otro lado, habrá incumplimiento sin insolvencia, en el caso
de la falta de voluntad o la simple negativa del deudor al pago
de sus débitos.
Nuestro legislador disipó todas estas contrariedades rehuyen-
do de estos atolladeros, al desenredar, en el artículo 43 de la ley,
las causales que hacen procedente la declaración de quiebra y
su enumeración es taxativa, siguiendo el temperamento inglés,
como es propio de esta raza, con lo que no dejó librado al juez el
criterio de apreciar qué hechos son demostrativos y cuáles son los
que tienen mérito de revelar la eventual impotencia del deudor
para hacer frente a sus obligaciones.
Sin embargo, juzgamos que más allá de la insolvencia y de la cesación
de pagos o de los incumplimientos, la verdadera causa de la quiebra está
más ligada a la pérdida del crédito, porque las posibilidades del comer-

53
PRIMERA PARTE: EXAMEN PRELIMINAR SOBRE EL DERECHO DE QUIEBRAS

cio son tales que una situación tan crítica como por la que atraviesa el
deudor cuyo pasivo exceda considerablemente a su activo no es todavía
desesperada, mientras el deudor conserve su crédito, inspire confianza y
no comprometa la fe pública, lo que desde luego implica no usar medios
ilícitos o arbitrios ruinosos para sostenerlo, porque la justicia no puede
quedar así impotente frente a aquellos que abusan de sus acreedores.
Con todo, en nuestra legislación, la cesación de pagos consti-
tuye un hecho material que impide al deudor hacer frente a una
obligación actualmente exigible. Sus causas pueden ser múltiples
y pueden agruparse en tres categorías:
a) Fortuitas, esto es, aquellas independientes de la voluntad
del deudor, surgidas de un mal negocio, impericia o inexperiencia
en el manejo de una actividad, una crisis económica, un período
de recesión, etc.
b) Culpables, esto es, aquellas surgidas de una descuidada y
negligente administración de los negocios, y
c) Fraudulentas, esto es, cuando existen maniobras dolosas
destinadas a engañar o defraudar a los acreedores.
En consecuencia, la cesación de pagos puede ser fortuita,
culpable o fraudulenta.
El que cesa en el pago de sus obligaciones puede ser un in-
solvente. Comúnmente su pasivo es superior a su activo. También
puede ocurrir que siendo solvente, no puede pagar por un déficit
de caja, o porque le es imposible o muy difícil en un momento
determinado realizar su activo, para dar íntegro y oportuno cum-
plimiento a sus obligaciones.

11. ASPECTOS GENERALES DE LA LEY Nº 18.175

11.1. CONCEPTO DE QUIEBRA

La situación jurídica de quiebra debe ser declarada por sentencia


judicial. De ahí que el artículo 1º, en lugar de definir la quiebra,
optó por explicar que “El juicio de quiebra tiene por objeto rea-
lizar en un solo procedimiento los bienes de una persona natural
o jurídica, a fin de proveer al pago de sus deudas, en los casos y
en la forma determinados por la ley”.

54
CAP. I: IDEAS GENERALES

11.2. BIENES COMPRENDIDOS EN LA QUIEBRA

La quiebra produce para el fallido y todos sus acreedores un esta-


do indivisible. Comprenderá, en consecuencia, todos los bienes
de aquél y todas sus obligaciones, aun cuando no sean de plazo
vencido, salvo aquellos bienes y obligaciones que la ley expresa-
mente exceptúe.

11.3. R EGLAS PROCESALES EN EL JUICIO DE QUIEBRA

11.3.1. Expedientes en que se tramita el juicio de quiebra

El juicio de quiebra se tramitará en dos ramos principales: el de


quiebra y el de administración. En el primero se tramitará tam-
bién la verificación de créditos.

11.3.2. Tramitación incidental, apelaciones y términos de días

Toda cuestión que se suscite en el juicio de quiebra se tramitará


como incidente a menos que la ley señale un procedimiento
diverso.
Salvo las excepciones expresamente contempladas en esta
ley, las apelaciones se concederán en el solo efecto devolutivo y
gozarán de preferencia para su agregación extraordinaria a la
tabla y para su fallo.
Los términos de días establecidos en esta ley se entenderán
suspendidos durante los feriados, a menos que ella misma o el
tribunal, por motivos fundados, disponga lo contrario.

11.3.3. Notificaciones (aviso)

Siempre que la ley o el tribunal ordene que una resolución se


notifique por avisos, se entenderá que debe publicarse un aviso
en el Diario Oficial. El aviso, aprobado en su texto por el tribunal,
contendrá un extracto de la petición y copia íntegra de la resolu-
ción, a menos que esta ley o el tribunal disponga lo contrario.

55
CAPÍTULO II

EVOLUCIÓN HISTÓRICA DE LA QUIEBRA

La reseña histórica de una institución jurídica explica su desa-


rrollo hacia su estado presente y las proyecciones de su futura
evolución, lo que representa un valioso aporte de interpretación
para determinar su significado.
Su análisis quedará limitado a lo estrictamente necesario,
dado el objetivo expuesto.

12. LEGISLACIÓN ROMANA

En un principio, si un acreedor ejercía el derecho para perseguir


el cobro de su acreencia, tenía la facultad de expulsar al deudor
de la ciudad, al otro lado del Tíber, o bien, de reducirlo a la
esclavitud, en beneficio del propio acreedor, a través del proce-
dimiento de la ejecución de la persona del deudor, por la vía de
la manus injectio y la pignoris capio.
En un período posterior la ejecución se dirige al patrimonio
del deudor, y en ella se distinguen diversas fases:
a) Si el deudor no pagaba sus débitos, los acreedores po-
dían solicitar al pretor la posesión de los bienes del deudor,
mediante la figura de la missio in possesionem, surgiendo así el
denominado: curator bonorum, que era la persona elegida en-
tre los acreedores para la administración de sus bienes. Estas
instituciones son semejantes a las actualmente vigentes. En
efecto, la missio in possesionem guarda cierta similitud con el
desasimiento de los bienes, y el curator bonorum, con el síndico
de quiebras actual, como representante de los acreedores y

57
PRIMERA PARTE: EXAMEN PRELIMINAR SOBRE EL DERECHO DE QUIEBRAS

del deudor, en cuanto a los derechos que puedan interesarle


a la masa.
b) A su vez, para que a los acreedores se les satisfagan sus
créditos, era menester que los bienes del deudor se vendieran.
Así aparece la bonorum venditio. Los bienes se vendían como un
todo a un tercero, que se denominaba bonorum emptor.
c) Si el producto de la realización no alcanzaba a cubrir
íntegramente los créditos de los acreedores, el saldo insoluto
debía ser soportado por todos los acreedores. Cabe destacar que
la bonorum venditio procedía tanto respecto del deudor solvente
como del insolvente.
En una etapa posterior, se procedió a realizar al detalle los
bienes del deudor, lo que dio origen a la bonorum distractio y a
ella se recurría en Roma sólo tratándose del deudor insolvente.
Aquí encontramos una aproximación más acentuada con la ins-
titución de la quiebra.
Es indudable, entonces, que en la legislación romana apare-
cieron los primeros vestigios que dieron origen a la quiebra y a
las reglas sustantivas y procesales que la rigen.

13. ORIGEN DE LA QUIEBRA EN LOS ESTATUTOS


DE LAS CIUDADES ITALIANAS

El presupuesto de la quiebra en el derecho estatutario era, im-


plícitamente, la insolvencia del deudor. En efecto, los estatutos
sólo indicaban hechos reveladores de la insolvencia, y dentro de
ellos los más relevantes fueron: la cesación de pagos y la fuga del
deudor.
En un ciclo evolutivo posterior, fue posible aplicar la quiebra
respecto de un deudor cuya situación económica patrimonial
afrontaba una crisis, aun cuando no se hubiera manifestado efec-
tivamente con la fuga o se sospechase que ella ocurriría. Aquí
podríamos decir que existe un antecedente sustantivo del origen
de la quiebra, al permitirse, en aras del interés común y de la fe
pública comprometida, la aplicación de la quiebra respecto de
la “sospecha de fuga”. En la práctica ya en esa época cobró valor
un interés más importante y trascendental que el solo interés de
un acreedor particular.

58
CAP. II: EVOLUCIÓN HISTÓRICA DE LA QUIEBRA

En la legislación imperante en estas ciudades italianas hubo


respecto del deudor dos procedimientos para perseguir su res-
ponsabilidad: uno de carácter civil y otro de índole penal. El
procedimiento civil tenía por objeto conseguir el pago de las
obligaciones incumplidas; en tanto que el procedimiento penal
tenía por objeto sancionar al deudor por el engaño o defrau-
dación que implicaba su incumplimiento. Nace el “fallido” (de
falere = engañar) a quien luego se le quebraba su banca en la
plaza, naciendo el término “bancarrota”.
La quiebra se aplicaba sólo a los comerciantes.

14. EVOLUCIÓN POSTERIOR DE LA QUIEBRA

En la evolución posterior de la quiebra encontramos la Orde-


nanza Francesa de Comercio Terrestre del año 1673 y de ésta al
Código de Comercio de Napoleón. Este último cuerpo legal hace
de la quiebra una institución aplicable únicamente al deudor
comerciante.

15. EVOLUCIÓN HISTÓRICA DE LA QUIEBRA EN CHILE.


GENERALIDADES

El mensaje del Proyecto del Código de Comercio que envió al


Congreso el Ejecutivo para su aprobación nos legó como ense-
ñanza una sabia reflexión en cuanto a que ninguna obra sale
perfecta de la mano del hombre, lo que denota una advertencia
y nos despierta una inquietud.
Una advertencia, por cuanto no debemos nunca considerar la
ley como un ideal de acierto y de virtud. Una inquietud, porque
nos impone un desafío, cual es el de prodigarnos en mejorar-
la, para adecuar el contenido y alcance de sus disposiciones al
desenvolvimiento de la vida social.
La enriquecedora experiencia casuística que arroja la aplicación
práctica del derecho –siempre multifacético y complejo– descu-
brirá los vacíos, dudas e imperfecciones de que adolece la ley.
La legislatura habrá de corregirlas con el tiempo, para evitar que
el derecho se transforme en una disciplina grávida y obturadora

59
PRIMERA PARTE: EXAMEN PRELIMINAR SOBRE EL DERECHO DE QUIEBRAS

del progreso de las instituciones, con escarnio de las inevitables


exigencias que la realidad sanciona, como ineludible imperativo.
Por lo mismo, como lo ha expresado el maestro Joaquín Garriges:
“Es más preciso atender al derecho vivo que se aplica en la práctica,
que al derecho estático que se petrifica en los Códigos”.
Este pensamiento inicial marca el rumbo que ha seguido la
regulación del juicio de quiebras en Chile, que abraza una de las
materias más difíciles, graves e importantes de cuantas comprende
la legislación mercantil, como lo calificó el mismo mensaje del
Código, al punto que la sola fuerza estimulante de lo arduo y
azaroso es lo que, en buenas cuentas, nos induce a desentrañar
el embrujo que depara el universo del Derecho Concursal.
Siguiendo el delineamiento de estas ideas, la evolución que
ha tenido la legislación concursal en Chile puede dividirse, en
general, en tres períodos fundamentales:
1) La primera etapa se remonta a la época de la dictación del
antiguo Código de Comercio chileno, que entró a regir el año 1867
y en cuyo Libro IV se incorporó la regulación de la quiebra.
2) La segunda fase de la historia comprende la dictación,
en el año 1929, de la Ley Nº 4.558, que derogó el Libro IV del
Código de Comercio y cuya promulgación fue consecuencia de
una devastadora crisis financiera que afectó al país a la sazón.
3) La tercera parte de esta reseña legislativa tiene lugar con
la entrada en vigencia de la Ley Nº 18.175, de 28 de octubre 1982,
que actualmente rige el juicio de quiebras y cuya dictación coin-
cidió con el impulso innovador que se emprendió, entonces, en
materias económicas y comerciales, para estimular el desarrollo
de la riqueza y el progreso de los negocios, que incluyó otras re-
formas, como fueron las introducidas por 1) la Ley de Sociedades
Anónimas, 2) mercado de valores, 3) títulos de créditos, 4) legis-
lación bancaria, 5) comercio de seguros, 6) derecho marítimo,
7) fondos privados de pensiones, etc.

15.1. PRIMER PERÍODO : DICTACIÓN DEL ANTIGUO


CÓDIGO DE COMERCIO CHILENO

Pues bien, en esta breve síntesis de la evolución del derecho


concursal chileno cabe destacar que luego de haber quedado

60
CAP. II: EVOLUCIÓN HISTÓRICA DE LA QUIEBRA

regulado el derecho común con la promulgación del Código


Civil chileno el año 1855, era urgente emprender el estudio de
la legislación mercantil para darle así el máximo de estímulo a la
prosperidad, tras haber dejado atrás los azares de la guerra de la
Independencia y del régimen de aislamiento que afectó durante
la Colonia a este país.
Fue así como se le confió el estudio de la legislación comer-
cial, que a la sazón era una maraña confusa y dispersa de leyes, al
distinguido jurista argentino don José Gabriel Ocampo y Herrera,
que, siguiendo la máxima del emperador Augusto, Festina lente
(apresúrate lentamente), dedicó 13 años de paciente labor a la
redacción del Código de Comercio chileno de 1865, y en su ela-
boración rehuyó toda concepción abstracta y rebuscada, carente
de significado práctico, porque el derecho mercantil debe ser
una disciplina dinámica, como lo impone la vida económica. Se
inspiró en el Código de Comercio francés de 1808 y en el Código
Mercantil español de 1829, aunque fue superior a sus modelos.
Este Código: 1) le atribuyó un significado especial a la ética
comercial y a la buena fe, que han de moralizar los tratos y ajustes
entre comerciantes y ejemplarizar la vida del comercio; 2) suplió al
Código Civil, al fijar las reglas sobre formación del consentimiento,
para darle especial estabilidad a los actos y convenciones; 3) expan-
dió el campo de la solidaridad, para reforzar el cumplimiento de
las obligaciones mercantiles, y 4) rodeó de la más extrema rigidez
y severidad los términos o plazos para los pagos, porque consideró
un hecho grave en la vida comercial la simple falta de cumplimiento
en que incurriere el deudor de sus obligaciones. Cada comerciante
ha de contar con el cobro de sus créditos para pagar sus débitos.
De ahí que suspender el pago en el comercio concita un efecto
en cadena, que arrastra a otros, lo que interrumpe la circulación
de la riqueza y conculca la credibilidad en la vida de los negocios,
que son principios esenciales en los que ha de desenvolverse el
comercio honesto y serio en la vida de los pueblos.
Este fundamento en que se inspiró el Código de Comercio
chileno se irradió al derecho de quiebras, que reguló el Código
y que se particularizó en lo siguiente:
a) Siguiendo la concepción reinante en Europa, se reservó
la quiebra como una institución exclusiva para los deudores co-
merciantes.

61
PRIMERA PARTE: EXAMEN PRELIMINAR SOBRE EL DERECHO DE QUIEBRAS

b) Se definió la quiebra como el estado del comerciante


que cesaba en el pago de sus obligaciones mercantiles, dejando
entrever la hipótesis de ser la falencia una suerte de quiebra
virtual, que precedía a la declaración judicial que le corres-
pondía dictar al tribunal de comercio competente, cuyo origen
provenía de una ley del año 1838, que modificó el Código de
Comercio francés.
c) De ahí que para proceder a la declaración de la quiebra se
establecía como causal genérica la “cesación de pagos”, aunque
se precisaba que no era necesario que fuera generalizada.
d) La sentencia que declaraba la quiebra debía designar
uno o más síndicos provisionales, para que asumieran la ad-
ministración de los bienes del fallido, cuyo número dependía
de la complejidad del concurso, lo que se resolvía por el juez,
oyendo luego a la junta de acreedores. Los síndicos debían
nombrarse por el tribunal, sin otra exigencia que la de ser per-
sonas que tuvieran suficientes aptitudes de probidad, solvencia
e idoneidad.
e) No se contempló en sus disposiciones el convenio preven-
tivo para evitar la quiebra, por considerarse en esa época que era
una amenaza de la que se valía el deudor contra sus acreedores,
quienes acudían al convenio para evitar el desastre de la liquida-
ción judicial, como lo expresaba el propio mensaje.

15.2. SEGUNDO PERÍODO : DICTACIÓN DE LA LEY Nº 4.558

Posteriormente, se dictó la Ley Nº 4.558, que entró a regir el


año 1931, la que derogó el Libro IV del Código de Comercio
y entre sus principales novedades es de interés mencionar las
siguientes:
a) Hizo extensiva la quiebra a toda clase de deudores, fue-
ran o no comerciantes, pero como consideraba de más extrema
gravedad la cesación de pagos en que incurriera sus obligacio-
nes mercantiles un deudor comerciante, estableció un régimen
más estricto y riguroso para estos deudores, lo que se reflejó en
diversos aspectos, como son: i) establecer la procedencia de la
quiebra por el mero hecho de incumplir el deudor comercian-
te una sola obligación mercantil; ii) imponer la obligación del

62
CAP. II: EVOLUCIÓN HISTÓRICA DE LA QUIEBRA

deudor que ejerce el comercio de solicitar su propia quiebra


cuando se encontrare en estado de cesación de pagos, bajo
sanción de reputarse su quiebra como constitutiva de insolven-
cia punible; iii) debía instruirse un procedimiento criminal de
oficio para dilucidar si la quiebra del fallido había sido fortuita,
culpable o fraudulenta, etc.
b) Esta ley, como lo sanciona la actual, disipó las contrarie-
dades y atolladeros que concitaba establecer, como presupuesto
genérico de la ocurrencia de la quiebra, el estado de cesación
de pagos y, en su lugar, enumeró, en forma taxativa, las causales
que la hacen procedente, siguiendo el temperamento inglés, a
fin de no dejar librado al juez de la causa el criterio de apreciar
los hechos que fuesen demostrativos y tuvieren el suficiente mé-
rito de revelar el estado de crisis de la hacienda del deudor para
provocar la quiebra.
c) Quizás la innovación más importante de esta ley fue la
de haber suprimido a los síndicos privados y crear, en su reem-
plazo, un servicio del Estado, como fue la Sindicatura Nacional
de Quiebras, que, como organismo auxiliar de los tribunales de
justicia, asumió la administración y liquidación de los bienes
de la masa.
d) Esta ley reguló los convenios preventivos judiciales de
quiebra y además incluyó el denominado convenio extrajudi-
cial, i) Para que aquellos deudores que no tuvieran un número
exagerado de acreedores pudieren remontar un estado de
cesación de pagos, sin requerir de la intervención del tribunal.
ii) En ambos casos, se reservó su procedencia para brindar-
les protección a los deudores que inspirasen confianza a sus
acreedores, como consecuencia de estados de crisis patrimo-
niales que afrontaren en la marcha de sus negocios. iii) Sin
embargo, no fue del todo feliz la inclusión de los convenios
preventivos en el texto de la ley, dado que el DL Nº 248, del
año 1931, que dispuso su consagración, entremezcló a última
hora su regulación con los convenios simplemente judiciales
y diversas disposiciones quedaron mal coordinadas, debiendo
la jurisprudencia ir en auxilio de las dificultades prácticas que
su aplicación concitó.

63
PRIMERA PARTE: EXAMEN PRELIMINAR SOBRE EL DERECHO DE QUIEBRAS

15.3. TERCER PERÍODO : DICTACIÓN DE LA LEY Nº 18.175


Y SUS MODIFICACIONES CONSAGRADAS EN LA LEY Nº 20.004

15.3.1. Generalidades

Tras aproximadamente 50 años de vigencia de la Ley Nº 4.558 y


como expresión del impulso que se le infundió a la sazón a las
modernizaciones del régimen económico y comercial imperante,
se dictó el año 1982 la Ley Nº 18.175, que regula las quiebras.
No habiéndose secado todavía la tinta con que se había re-
dactado su texto, se clamó a todas voces que el legislador había
privatizado la institución de la quiebra, lo que para algunos era
acertado, porque representaba la adecuación de la quiebra a las
políticas económicas que imperaban a la época y por lo mismo
guardaba armonía con el significado de considerarla como un
mecanismo de redistribución de un capital mal explotado, al que
había que sanearlo para reincorporarlo libre de deudas y gravá-
menes nuevamente a la marcha económica, para no sustraer sus
recursos del tráfico de la riqueza.
Para otros, esto era una inconsecuencia, porque importaba
desnaturalizar la quiebra, como institución, y desvirtuaba la fina-
lidad de interés general que ella persigue como objetivo, cual es
resguardar el crédito público que el deudor ha quebrantado al
incurrir en un estado de cesación de pagos, como consecuencia
de la repercusión causada por el incumplimiento generalizado
de sus obligaciones.
Pero resulta que el cambio que la ley había introducido se
redujo, fundamentalmente, a sustraer de la ex Sindicatura General
de Quiebras la gestión que antes tenía de administrar las quiebras,
para confiársela a los Síndicos, que dejaron de ser funcionarios
públicos pertenecientes a la planta de aquel servicio, para ser desde
aquel entonces y hasta ahora profesionales independientes,17 los
cuales deben integrar una nómina nacional que se forma a través
de un nombramiento por decreto supremo. Por lo mismo, como
la ex Sindicatura se declaró en extinción, fue subrogada por la

17
Profesionales que cumplen una función de asegurar en beneficio común el
producto de la realización de los bienes de la masa, no siempre coincidentes, de
acreedores y deudor.

64
CAP. II: EVOLUCIÓN HISTÓRICA DE LA QUIEBRA

ex Fiscalía Nacional de Quiebras, hoy denominada Superinten-


dencia, encargada de supervigilar y controlar las actuaciones de
los síndicos, como lo sanciona el artículo 8º.
Mas, lo cierto fue que a grandes rasgos la Ley Nº 18.175 con-
servó y reprodujo gran parte de las normas contenidas en la
Ley Nº 4.558, del año 1929, y le introdujo en otras materias las
adecuaciones indispensables para adaptarlas al nuevo sistema de
administración que se había creado.
Por lo mismo, entonces, no se desprendía de la sola dicta-
ción de esta ley que se hubiesen privatizado las quiebras, como
aducían unos, ni menos tenía asidero el sostener tampoco que
el legislador hubiese desnaturalizado su figura y desvirtuado
sus objetivos.
Por el contrario, se ha venido a reafirmar el significado que
persigue el juicio concursal, con la dictación de la Ley Nº 20.004,
de fecha 8 de marzo de 2005, que ha acentuado las facultades que
tiene la Superintendencia de Quiebras, como servicio público,
para fiscalizar la administración de las quiebras, a fin de velar para
que en cada proceso concursal se cumplan los objetivos generales
de bien público para los cuales se estatuyó la quiebra.
Esto es expresión, a su vez, de la tendencia que han tenido
otras modificaciones que la han precedido, cuyo propósito ha sido
el de preservar en la vida del comercio la marcha e integridad de
las empresas viables, mediante las reformas que se establecieron
para consagrar, en aras del interés común, la continuación efectiva
del giro; la venta de los bienes que la forman como una unidad
económica; y las facilidades que se introdujeron para permitir
la celebración de los convenios preventivos, que constan de las
Leyes Nº 18.598, de 5 de febrero de 1987, y Nº 19.144, de 13 de
junio de 1992.
Por eso a nuestro juicio es equivocado considerar la quiebra
como si fuera un juicio que interesa exclusivamente a ciertos
acreedores, sin advertir que por encima de los créditos que invo-
quen está el supremo interés general, que es diferente y superior
al de los individuos, porque es un interés propio del Estado. Por
lo mismo, si se compara la quiebra con un naufragio, así como
desconcertante resultaría entregarles a los propios acreedores su
solución, igualmente absurdo sería encomendarles las tareas de
salvataje de la nave en peligro a los mismos pasajeros, a quienes

65
PRIMERA PARTE: EXAMEN PRELIMINAR SOBRE EL DERECHO DE QUIEBRAS

solo les interesará su propia seguridad personal, aunque para


lograrla deban descuidar la de los demás.
Una exigencia de justicia, propia, por lo demás, de la natura-
leza social del derecho, obliga a la autoridad a evitar que el juicio
de quiebra pueda quedar entregado a satisfacer otros afanes
que no sean los que se conjugan con el desvelo de cautelar la
conveniencia general y de bien público, cuya tutela se persigue
con la consagración del proceso concursal, lo que constituye un
imperativo de orden público económico.
Como reflexión general, bien sabemos que por muy per-
fectas que sean en lo sustantivo las disposiciones de una Ley de
Quiebras, nadie puede evitar la desgracia e insatisfacción general
que ella entraña –o la catástrofe que trae aparejada–, como lo
calificó el legislador de comercio y de allí que sus normas sólo
puedan moderar la adversidad, lo que impone la necesidad de
controlar que el procedimiento concursal sea un sabio instru-
mento de justicia y un eficaz medio de cautelar el principio de
la par condictio creditorum en que se inspira el Derecho Concursal
y no, como algunos observan, que el derecho sucumba ante el
proceso por una aplicación deficiente de la ley procesal, o bien
por desnaturalización de sus objetivos, con lo que se desvirtuaría
la institución de la quiebra.
Por eso, en consecuencia, que la Superintendencia ha de ir
en auxilio del resguardo del interés general, cuya finalidad es
básica y esencial y que es lo que le da significado a sus funciones,
como órgano de la quiebra.
De ahí entonces que la Ley Nº 20.004, de 8 de marzo de 2005,
le haya incorporado al texto de la Ley Nº 18.175 un conjunto de
disposiciones que han tenido por objeto fortalecer las funciones
de fiscalización que ejerce la Superintendencia de Quiebras y que
han consistido fundamentalmente en lo siguiente:
a) Dotar al organismo de la facultad de interpretar adminis-
trativamente la ley, cuya fuerza de aplicación queda reducida a
los síndicos, que son las personas a quienes ella fiscaliza;
b) Ordenar la exigencia de auditorías externas, en casos
calificados y para determinadas quiebras de cierta envergadura;
c) Ampliar las potestades normativas del Servicio, para fijar
criterios, patrones, reglas de procedimiento y de conducta a que han
de ceñirse los síndicos en el cumplimiento de sus funciones;

66
CAP. II: EVOLUCIÓN HISTÓRICA DE LA QUIEBRA

d) Reprimir (drásticamente) la inobservancia en que incurran


los síndicos de sus obligaciones, mediante una escala de medidas
disciplinarias, previa audiencia del afectado y conforme a una
resolución fundada, que pueden conducir, en grave extremo, a
la exoneración del cargo.
e) Esclarecer que la Superintendencia puede objetar direc-
tamente la cuenta definitiva que el síndico ha de rendir de su
gestión ante el tribunal de la quiebra.
f) Consagrar la función de informar a los tribunales de jus-
ticia, sobre materias de su competencia y cuando sea requerida,
lo que acentúa su carácter de organismo auxiliar de la justicia y
además,
g) Ampliar el cometido de mantener a disposición del públi-
co una información permanente y relevante sobre el estado de
las quiebras y los convenios, así como de las actuaciones de los
síndicos y sus administradores, lo que se registra en el rol general
que lleva la Secretaría General del Servicio.
La Ley Nº 20.004 recorrió diversas otras disposiciones de la Ley
Nº 18.175, las que, sin duda, habrán de redundar en una adecuada
eficiencia de la gestión que tienen los síndicos en resguardo de
la masa y optó por reconocerles al final a los acreedores el dere-
cho de nominar a la persona del síndico que ha de designar el
tribunal al dictar la sentencia que declara la quiebra, con lo que
entendió así el legislador evitar la presión que su nombramiento
provocaba en cada quiebra que se declara.

15.3.2. Aspectos de la Ley Nº 18.175

a) Aspecto estructural
1) Se crea un organismo (persona jurídica) denominado
Fiscalía Nacional de Quiebras, hoy Superintendencia de
Quiebras, cuya función será la fiscalización y control de
aquellos “particulares” que cumpliendo los requisitos se-
ñalados por la misma ley se desempeñen como síndicos.
2) Se suprime la Sindicatura General de Quiebras y la calidad
de funcionarios públicos que poseían los síndicos.

67
PRIMERA PARTE: EXAMEN PRELIMINAR SOBRE EL DERECHO DE QUIEBRAS

b) Aspecto procesal
1) La quiebra es un juicio ejecutivo colectivo que tiene por
objeto realizar en un solo procedimiento los bienes de
una persona natural o jurídica, a fin de proveer al pago
de sus deudas, en los casos y en la forma determinados
por la ley.
2) Se reemplaza la distinción tradicional entre deudor co-
merciante y no comerciante, por la de deudor que ejerce
una actividad comercial, industrial, agrícola o minera
(empresario y no empresario) y aquel que no ejerce nin-
guna de esas actividades. Esta última distinción elimina
antiguos problemas de interpretación, para efectos de
determinar la responsabilidad penal del fallido en uno
y otro caso.
3) Se exige al peticionario de la quiebra la consignación de
fondos suficientes para asegurar los gastos iniciales del
proceso (art. 44, inciso segundo), a través de un vale vista
o boleta bancaria equivalente a 100 unidades de fomento,
para subvenir a los gastos iniciales de la quiebra.
4) Se contempla que el tribunal se pronunciará sobre la soli-
citud de quiebra a la brevedad posible, con audiencia del
deudor. Sin embargo, se deja expresamente establecido
que la audiencia del deudor sólo tendrá un carácter me-
ramente informativo y que, por lo mismo, no dará lugar
a incidente.
5) Se establece el plazo de 60 días corridos para que el sín-
dico proponga al tribunal la fecha de cesación de pagos
del deudor. En todo caso, la cesación de pagos no podrá
ser fijada en un día anterior en más de dos años a la fecha
de la resolución que declare la quiebra.
6) Se mantiene la consignación de fondos dentro de tercero
día de notificada la solicitud de quiebra, como una forma
de evitar la quiebra y concluir el procedimiento. A dife-
rencia de la antigua disposición contenida en el artículo
49 inciso 2º de la Ley Nº 4.558, que contemplaba que la
consignación de fondos suficientes por el fallido era cau-
sal para alzar la quiebra, la Ley Nº 18.175 establece ahora
que el deudor puede evitar la declaración de quiebra si,

68
CAP. II: EVOLUCIÓN HISTÓRICA DE LA QUIEBRA

en la audiencia de carácter informativo a que se refiere


el artículo 45 inciso 2º, consigna fondos suficientes para
el pago de los créditos que hubieren servido de base a la
solicitud de quiebra y las costas correspondientes, en cuyo
caso no procederá la declaración de la quiebra.
7) Se suprimen las denominadas presunciones que no admiten
prueba en contrario (presunciones de derecho que estaban
previstas en los artículos 188 sobre quiebra culpable y 190
sobre quiebra fraudulenta), admitiendo que el inculpado
pueda probar que no le cupo responsabilidad respecto de
los hechos presuntivos previstos como tales en la ley, lo
que guarda armonía con la norma constitucional que así
lo consagró.

c) Aspecto social
1) El artículo 148 inciso 3º de la Ley de Quiebras faculta al
síndico para pagar las remuneraciones de los trabajadores y
las asignaciones familiares con cargo a los primeros fondos
del fallido de que se pueda disponer, administrativamente,
siempre que existan antecedentes documentarios que los
justifiquen y aun antes de su verificación.
2) Igualmente, se pagarán sin necesidad de verificación pre-
via y en los mismos términos establecidos en el numeral 1
anterior, los créditos por las indemnizaciones convencio-
nales de origen laboral hasta el equivalente a un mes de
remuneración por cada año de servicio y fracción superior
a 6 meses y por las indemnizaciones legales del mismo
origen.
3) Se simplifican los trámites de liquidación de los bienes del
fallido, estableciéndose que cualquiera sea la forma de
realización del activo, éste deberá efectuarse en el menor
tiempo posible y en todo caso dentro del plazo de 6 meses,
contado desde la primera junta de acreedores.

d) Aspecto económico
1) Se establece la regla relativa a la preservación del valor
real de los créditos, disponiendo para ello su reajustabili-
dad, como, asimismo, la generación de intereses corrien-

69
PRIMERA PARTE: EXAMEN PRELIMINAR SOBRE EL DERECHO DE QUIEBRAS

tes, contados desde la fecha de la declaración de quiebra


(art. 68).
2) Se mantiene el concepto de “la realización de los bienes
como un conjunto o unidad económica”, a fin de evitar el
desmembramiento de los bienes de las empresas, negocios
o establecimientos (arts. 124 y 125).

15.4. CUARTO PERÍODO : DICTACIÓN DE LA LEY Nº 20.080,


DE 24/11/06, QUE ESTABLECE NUEVAS NORMAS
PARA LOS CONVENIOS

15.4.1. Generalidades

Para completar esta reseña general del régimen concursal en


Chile, resta por considerar muy sucintamente la dictación de
la Ley Nº 20.080, ley que, en lo fundamental, sustituye el actual
Título XII, que versa sobre el convenio, introduciendo un nuevo
ordenamiento para regular su tratamiento, entre cuyas innova-
ciones pueden destacarse las siguientes:
a) Se elimina el estatuto de cuatro artículos que rige los conve-
nios extrajudiciales y se reemplaza por una norma que se contempla
en el Párrafo I, que declara que los acuerdos extrajudiciales que se
celebren antes de la quiebra entre el deudor y uno o más de sus
acreedores, relativo al pago o a la administración de los bienes,
sólo obligan a quienes los suscriban y son de aplicación general –a
excepción de los bancos comerciales e instituciones financieras y
compañías de seguros–, con lo que ha de inferirse que su propósito
es facilitar así su celebración al resto de los acreedores.
b) Respecto de los convenios preventivos, a los que está de-
dicado el Párrafo II, se han introducido ciertas novedades, como
desde luego es la que cualquier acreedor que se encuentre en
condiciones de solicitar la quiebra, fundado en una de las dos
primeras causales del artículo 43, podrá requerir del tribunal
que le ordene al deudor formular una proposición de convenio
preventivo dentro de 30 días, bajo apercibimiento de ser decla-
rada de oficio su quiebra, con lo que se le da al convenio un
carácter de ser el primer arbitrio legal para conjurar un estado
de cesación de pagos.

70
CAP. II: EVOLUCIÓN HISTÓRICA DE LA QUIEBRA

c) A su vez, en la resolución que dicta el tribunal al proveer


una proposición de convenio preventivo que presentare un deudor,
entre otras decisiones, deberá el juez ordenarle expresamente al
síndico que se designe que informe responsablemente si el conve-
nio propuesto es susceptible de cumplirse; si además el convenio
resulta ser más conveniente a los acreedores que la propia quie-
bra, así como debe agregar en su informe el porcentaje probable
de recuperación que le correspondería como dividendo a cada
acreedor valista en el concurso.
d) El deudor podrá proponerles además a sus acreedores,
en lugar de un síndico, la designación del denominado experto
facilitador para que evalúe, a su costo, la situación patrimonial que
afronta el estado de sus negocios y proponga un convenio que sea
más ventajoso que la quiebra, pudiendo recaer su nombramiento
en un síndico u otra persona que sea capaz de administrar sus
propios bienes, el cual tendrá libre acceso a todos los libros, pa-
peles y documentos del deudor para cumplir su cometido.
e) La proposición de convenio preventivo podrá incluir bases
alternativas de solución a la principal que formule el deudor, con
tal que sean accesibles a todos los acreedores, y podrá plantear
además que las dificultades que se promuevan puedan ser so-
metidas a la resolución de un árbitro, pudiendo el árbitro, entre
sus facultades, pronunciarse sobre la nulidad o resolución del
convenio, en su caso.
f) En relación con las proposiciones de convenio preventi-
vo que formularen sociedades sometidas a la fiscalización de la
Superintendencia de Valores y Seguros, su conocimiento será
materia de arbitraje forzoso. El presidente de la respectiva Corte
de Apelaciones designará al juez compromisario, de entre aboga-
dos que tengan más de 20 años de ejercicio de la profesión y que
figuren además inscritos en un registro que abrirá a tal efecto la
Superintendencia.
El árbitro será de derecho y tramitará el convenio, debien-
do sus actuaciones ser autorizadas por un notario público, que
designará como ministro de fe, cuyos honorarios serán de cargo
del deudor.
También podrán ser sometidas a arbitraje las proposiciones de
convenio de cualquier deudor, siempre que así lo acordare la masa,
con el quórum del 66% del total pasivo de los acreedores.

71
PRIMERA PARTE: EXAMEN PRELIMINAR SOBRE EL DERECHO DE QUIEBRAS

g) Se aclara que la modificación de todo convenio deberá


acordarse con arreglo al mismo procedimiento y con las propias
mayorías exigidas para su aprobación.
h) Se declara que un convenio preventivo entrará a regir, no
obstante no haberse resuelto las impugnaciones que se hubieren
interpuesto en su contra, cuando en su conjunto las impugna-
ciones no alcancen al 30% del total del pasivo necesario para su
aprobación.
i) Se le da al convenio preventivo la importancia que su apli-
cación está llamada a tener. Por lo mismo, en otras legislaciones se
ha considerado necesario adecuar su ordenamiento al comienzo
de la ley, como sabia medida para alentar su procedencia y facilitar
su fuerza de aplicación.
Ahora habría que aguardar que las fundadas expectativas que
sus redactores abrigaron sobre el éxito de sus normas y resultado
tengan una confirmación, anticipada y previsora, como habrá
de demostrarlo próximamente su aplicación práctica con el de-
venir del tiempo, especialmente para que las innovaciones que
el derecho reclama respondan al fluido desenvolvimiento de la
vida del comercio, como lo impone la realidad social, y no quede
prisionero en la letra fría de los preceptos de la ley escrita.

15.4.2. Estructura de la Ley Nº 20.080

El artículo único inciso segundo de la Ley Nº 20.080, publicada en


el Diario Oficial de 24 de noviembre de 2005, ordenó incorporar
en el Libro IV del Código de Comercio la Ley Nº 18.175 sobre
Quiebras y sus modificaciones, sin señalar la secuencia numérica
correspondiente en dicho Código. Excluyó de esta incorporación
el Título II, el que se mantiene en la Ley Nº 18.175 como Ley
Orgánica de la Superintendencia de Quiebras.
Sin embargo, por Dictamen Nº 34.286 de la Contraloría Ge-
neral de la República, de fecha 25 de julio de 2006, se devolvió
sin tramitar el DFL Nº 2 del Ministerio de Justicia, rechazándose
la incorporación de la Ley Nº 18.175 al Libro IV del Código de
Comercio, fundado en que “Es improcedente que un instrumento
que debiera estar destinado a fijar el texto refundido, coordinado
y sistematizado de la ley, no la contenga en su integridad, sino

72
CAP. II: EVOLUCIÓN HISTÓRICA DE LA QUIEBRA

que solo una parte de la misma, pues ello no permite la mejor


ejecución de la legislación de que se trate, contraviniéndose así el
propósito que tiene esta clase de instrumentos, cual es, simplificar
la aplicación de una determinada ley, facilitando su inteligencia
y comprensión, en los términos exigidos por la normativa cons-
titucional vigente”.
Fundamentalmente, las principales normas consagradas en
las modificaciones de la Ley de Quiebras son las siguientes:
1) Se consagra que la Ley de Quiebras trata de los siguientes
concursos: la quiebra, los convenios y las cesiones de bienes;
2) Se establece que la aprobación de la cuenta definitiva impide
a la Superintendencia el ejercicio de sus facultades fiscalizadoras
en relación a las partidas contenidas en ella;
3) Se contempla que la fecha de cesación de pagos no podrá
ser fijada en un día anterior en más de 2 años a la fecha de la
resolución que declara la quiebra. Se amplía de uno a dos años
el plazo para ejercer las acciones paulianas concursales, que tie-
ne por objeto dejar sin efecto los actos o contratos celebrados
por el deudor con anterioridad a la quiebra, en perjuicio de los
acreedores.
4) Se establece que las acciones de inoponibilidad, como
efecto retroactivo de la declaración de quiebra de todo deudor
y de los deudores calificados por su actividad, que prescriben en
el plazo de un año, contado desde la fecha del acto o contrato,
se suspenderán a favor de los acreedores por el lapso de otros 2
(dos) años contados desde la fecha de la sentencia que declara
la quiebra.
5) Se contempla que la aprobación de la cuenta definitiva
impide el ejercicio de las facultades fiscalizadoras de la Superin-
tendencia.
6) Se establece que cualquier acuerdo extrajudicial sólo obliga
a quienes lo suscriben, aun cuando se le denomine convenio.
7) Se contempla la facultad del acreedor de solicitar que se
ordene al deudor o a la sucesión del deudor formular proposi-
ciones de convenio judicial preventivo.
8) Se consagra la facultad del deudor para citar a junta de
acreedores a fin de que ella designe a un experto facilitador,
quien deberá evaluar la situación legal, contable, económica y
financiera del deudor. Se contempla que no podrá solicitarse la

73
PRIMERA PARTE: EXAMEN PRELIMINAR SOBRE EL DERECHO DE QUIEBRAS

quiebra del deudor ni iniciarse en su contra juicios ejecutivos o


ejecuciones de cualquier clase durante el trámite de designación
del experto facilitador, y
9) Se establece un nuevo artículo 177 quáter que contem-
pla reglas para la tramitación y efectos de las proposiciones de
convenio judicial preventivo presentado con el apoyo de 2 o más
acreedores que representen más del 66% del total del pasivo,
destacándose que la suspensión del derecho de los acreedores
para solicitar la quiebra del deudor o iniciar juicios ejecutivos
en su contra se mantendrá hasta el día fijado para que la Junta
delibere sobre el convenio, no aplicándose el plazo fatal de 90
días referido en el artículo 177 bis cuando las proposiciones van
apoyadas por más del 50% del pasivo.

74
CAPÍTULO III

SUJETOS PASIVOS DE LA QUIEBRA O QUIÉNES


PUEDEN SER DECLARADOS EN QUIEBRA

16. REGLAS GENERALES Y EXCEPCIONES

16.1. GENERALIDADES

¿Quiénes son sujetos pasivos en la quiebra?


¿Quiénes pueden ser declarados en quiebra?
¿Quiénes son susceptibles de ser fallidos?
El artículo 1º de la Ley de Quiebras consagra la regla al co-
mienzo: “El juicio de quiebra tiene por objeto realizar en un solo
procedimiento los bienes de una persona natural o jurídica, a
fin de proveer al pago de sus deudas, en los casos y en la forma
determinados por la ley”.
El sujeto pasivo de la declaración de quiebra puede ser todo
deudor, sea persona natural o jurídica, al tenor de lo prescrito
en el artículo 1º de la Ley de Quiebras.
De esta forma, se ratifica pues lo ya señalado en la anterior
legislación en el sentido que la quiebra puede ser aplicable a todo
deudor, aunque, como se verá más adelante, la actual ley es más
drástica y severa respecto de cierta clase de deudores, como son
los que ejercen una actividad considerada de importancia para
la marcha de la economía.

16.2. EXCEPCIÓN. QUIEBRA DE UNA COMUNIDAD

De partida, por no ser persona, cabe descartar como sujeto pasivo


de una quiebra a una comunidad. El artículo 2304 del Código

75
PRIMERA PARTE: EXAMEN PRELIMINAR SOBRE EL DERECHO DE QUIEBRAS

Civil, establece que “La comunidad de una cosa universal o sin-


gular, entre dos o más personas, sin que ninguna de ellas haya
contratado sociedad o celebrado otra convención relativa a la
misma cosa, es una especie de cuasicontrato”.
Así, entonces, por ejemplo, no podría pedirse la quiebra de
agrupaciones o colectividades carentes de personalidad jurídica,
como sería el caso de las asociaciones o cuentas en participación
que regula el Código de Comercio en los arts. 507 y siguientes,
así como además respecto de las sociedades civiles disueltas por
lo señalado en el artículo 2115 del Código Civil, exclusión que
no alcanza a las sociedades comerciales durante la etapa de li-
quidación, porque para su liquidación gozan de personificación.
Así resulta de los artículos 413, Nos 6 y 22, y 410 del Código de
Comercio; subsiste persona jurídica en las sociedades anónimas,
como se desprende del artículo 109 de la Ley Nº 18.046.
Ahora bien, aunque no pueda pedirse la quiebra de una co-
munidad, ello no quita que puedan ser declarados en quiebra
individualmente los comuneros o copartícipes que la componen,
para cuyo respecto es preciso distinguir la situación que se pro-
duce en cuanto a si la deuda la contrajo un comunero o todos
los miembros de la comunidad, a cuya situación alude el artículo
2307 del Código Civil.
En efecto, si la deuda fue contraída por un comunero, será
el coasignatario que la contrajo el que responde, salvo su acción
para repetir contra los demás.
Si la deuda fue contraída por todos los comuneros, es decir,
colectivamente, cabe distinguir dos modalidades:
a) Con señalamiento de cuotas, cada cual responderá por la
parte que le incumbe.
b) Sin señalamiento de cuotas, en cuyo caso todos son obli-
gados en partes iguales frente al acreedor, a menos que hayan
pactado solidaridad, salvo el derecho de cada uno para repetir
contra los otros por lo que hubiese abonado sobre su cuota.

17. QUIEBRA DE LA SUCESIÓN DEL DEUDOR

Por no estar previsto, salvo excepciones, en nuestra ley el caso


de patrimonios sin titulares o de afectación, como se les deno-

76
CAP. III: SUJETOS PASIVOS DE LA QUIEBRA O QUIÉNES PUEDEN SER DECLARADOS…

mina, tampoco cabe sobre ellos la hipótesis de una quiebra. No


obstante, hay una hipótesis muy particular en el artículo 50 de
la Ley Nº 18.175, de Quiebras, y que conviene precisar, como
quiera que se contempla el caso que “La sucesión del deudor
podrá ser declarada en quiebra a petición de los herederos o
de cualquier acreedor, siempre que la causa que la determine
se hubiere producido antes de la muerte del deudor y que la
solicitud se presente dentro del año siguiente al fallecimiento.
La declaración de quiebra producirá de derecho el beneficio de
separación a favor de los acreedores del difunto. Las disposiciones
de la quiebra se aplicarán sólo al patrimonio del causante”. Esta
situación es la llamada quiebra póstuma.
Tan especial es la norma, como que se produce una quiebra
sin que exista un fallido, porque dejó de existir. Tampoco afecta
a los herederos, porque justamente se trata de la quiebra de la
sucesión, pero separando de ella al causante y a los herederos,
como consecuencia del beneficio de separación que produce
la declaración de la quiebra, con lo que queda así solamente el
patrimonio del causante, dado que la sucesión carece de perso-
nalidad jurídica.
Con este solo análisis, nos encontramos en presencia de una
situación peculiar, que está reñida con los principios jurídicos
más elementales.
Por lo expuesto, si resulta que ni el difunto, ni sus causaha-
bientes son los sujetos pasivos, habrá que concluir que lo afecto a
quiebra es simplemente el patrimonio del causante de la sucesión,
cual es, por lo demás, lo que dice el inciso final del artículo 50.
La consagración de esto, que no tiene un fundamento jurídico,
sólo se explica por razones de carácter práctico.
Para que tenga lugar esta quiebra, indica el precepto, deben
conjugarse tres supuestos:
i) Que sea solicitada por los herederos o cualquier acree-
dor.
ii) Que las causales relativas a la cesación de pagos en que se
funde, se hayan producido antes de la muerte del deudor, y
iii) Que la petición de quiebra se presente dentro del año
siguiente al fallecimiento del causante.
Un análisis más profundo de la norma permite concluir
que:

77
PRIMERA PARTE: EXAMEN PRELIMINAR SOBRE EL DERECHO DE QUIEBRAS

1) Debe tratarse de deudas contraídas en vida por el causante


(o sea, de deudas hereditarias). Para que las deudas personales
de los herederos no aumenten el pasivo del difunto, opera el
beneficio de separación a favor de los acreedores hereditarios y
eso se produce automáticamente.
El beneficio de separación está definido en el artículo 1378 del
Código Civil y en buenas cuentas consiste en que los acreedores
hereditarios y testamentarios podrán pedir que se aíslen los bie-
nes del difunto de los de cada uno de sus herederos, evitando la
confusión de patrimonios a objeto que se les cumpla el pago de
las obligaciones que reclaman sobre los bienes del causante y con
preferencia a las deudas propias de los respectivos herederos.
2) A su turno:
a) Si los herederos no quisieren infectar sus patrimonios par-
ticulares absorbiendo con sus bienes las deudas de la herencia,
pueden solicitar el beneficio de inventario y en tal caso, como lo
establece el artículo 1247 del Código Civil, no les alcanzarán a
los herederos las deudas hereditarias y testamentarias, sino hasta
concurrencia del valor de los bienes que han heredado.
b) Si no invocan el beneficio de inventario, aplicando las
reglas generales, pueden los herederos ser declarados en quiebra,
puesto que las deudas de la herencia se reparten en proporción
a las cuotas hereditarias. Ha de tenerse presente que se podrá
aceptar con beneficio de inventario, mientras no se hubiese he-
cho acto de heredero, según el artículo 1252 del Código Civil y se
reputa que es acto de heredero aceptar la herencia sea expresa o
tácitamente, de acuerdo al artículo 1241 del Código Civil.
3) Fallecido el causante, la petición –no la declaración de
quiebra– debe presentarse dentro del año. Transcurrido el año,
ya no podría hacerse valer la solicitud de la quiebra póstuma,
pues pasado el año sería muy difícil evitar la confusión de patri-
monios que produce su declaración, acorde con lo dispuesto en
el artículo 1380, Nº 2, del Código Civil.
Cabe concluir que esta clase de quiebra sólo produce efectos
patrimoniales, desvinculados de la persona del causante según el
artículo 50, inciso final.
La quiebra póstuma va contra todos los principios jurídicos,
pues en todo juicio es necesario que exista un sujeto pasivo de la
acción, y en el caso en análisis el sujeto pasivo no es el difunto,

78
CAP. III: SUJETOS PASIVOS DE LA QUIEBRA O QUIÉNES PUEDEN SER DECLARADOS…

tampoco lo son los herederos, ya que se trata de la quiebra de la


sucesión; y por otra parte ésta no es una persona jurídica. Estamos,
en consecuencia, frente a la quiebra de un patrimonio.

18. EL FISCO ¿PUEDE SER DECLARADO EN QUIEBRA?

El Fisco es el Estado desde el punto de vista patrimonial. Su re-


presentante en juicio es el Presidente del Consejo de Defensa del
Estado y los respectivos abogados procuradores fiscales.
Para reclamar deudas en las que tenga interés el Fisco, y cuyo
conocimiento corresponda a los tribunales ordinarios, existe un
procedimiento especial, que es el denominado juicio de hacien-
da, regulado en el Título XVI del Libro III del Código de Pro-
cedimiento Civil, que tiene el carácter de ser un procedimiento
declarativo.
Conforme al artículo 752 del Código de Procedimiento Civil:
“Toda sentencia que condene al Fisco a cualquiera prestación,
deberá cumplirse dentro de los sesenta días siguientes a la fecha de
recepción del oficio a que se refiere el inciso segundo, mediante
decreto expedido a través del Ministerio respectivo.
Ejecutoriada la sentencia, el tribunal remitirá oficio al minis-
terio que corresponda, adjuntando fotocopia o copia autorizada
de la sentencia de primera y de segunda instancia con certificado
de estar ejecutoriada.
Se certificará en el proceso el hecho de haberse remitido el
oficio y se agregará al expediente fotocopia o copia autorizada
del mismo. La fecha de recepción de éste se acreditará median-
te certificado de ministro de fe que lo hubiese entregado en la
Oficina de Partes del Ministerio o, si hubiese sido enviado por
carta certificada, transcurridos tres días desde su recepción por
el correo.
En caso que la sentencia condene al Fisco a prestaciones de
carácter pecuniario, el decreto de pago deberá disponer que
la Tesorería incluya en el pago el reajuste e intereses que haya
determinado la sentencia y que se devenguen hasta la fecha de
pago efectivo. En aquellos casos en que la sentencia no hubiese
dispuesto el pago de reajuste y siempre que la cantidad ordenada
pagar no se solucione dentro de los sesenta días establecidos en

79
PRIMERA PARTE: EXAMEN PRELIMINAR SOBRE EL DERECHO DE QUIEBRAS

el inciso primero, dicha cantidad se reajustará en conformidad


con la variación que haya experimentado el Índice de Precios al
Consumidor entre el mes anterior a aquel en que quedó ejecu-
toriada la sentencia y el mes anterior al del pago efectivo”.
De consiguiente, solamente procede el procedimiento forzado
de obligaciones, a través del juicio de hacienda. Si el Ejecutivo no
dictase el decreto de pago, no podría adoptarse ningún procedi-
miento coercitivo ante los tribunales, ni menos podría pretenderse
requerir la declaración de quiebra del Fisco.
Por lo demás, respecto del Estado y de la Administración
Pública hay un interés público en evitar su quiebra.
Hay ciertos casos de excepción, como se verá más adelante, en
relación con los bancos comerciales y las compañías de seguros.

19. PROCEDENCIA DE LA QUIEBRA DE UNA


CORPORACIÓN DE DERECHO PÚBLICO

La Facultad de Derecho de la Universidad de Chile, a través de


su Departamento de Derecho Comercial, del cual formamos
parte como profesor y cuyo director es el profesor don Rafael
Gómez Balmaceda, emitió un informe en derecho a través del
cual se concluyó que no es procedente declarar la quiebra de la
Editorial Jurídica de Chile, por cuanto se encuentra organizada
como persona jurídica de derecho público.
A continuación se destacan las principales argumentaciones
del informe, las que suscribimos íntegramente:
a) La Editorial Jurídica de Chile, como persona jurídica de
derecho público ha sido creada por ley, con el exclusivo objeto de
cumplir los fines de interés público para los cuales fue constituida
y que son los establecidos en sus estatutos, como es la difusión,
divulgación y actualización de obras jurídicas y la exclusividad en
la edición oficial de los Códigos de la República, con el objeto
de mantener debidamente informada a la comunidad nacional
acerca del ordenamiento jurídico imperante en Chile y promover
el conocimiento, estudio y desarrollo del derecho, sin perjuicio
de la divulgación del derecho comparado como patrón de refe-
rencia que contribuya al eventual perfeccionamiento de nuestro
propio derecho.

80
CAP. III: SUJETOS PASIVOS DE LA QUIEBRA O QUIÉNES PUEDEN SER DECLARADOS…

b) Su creación no proviene de una iniciativa privada fundada


en el afán de lucro, ni está al servicio de los intereses personales
de sus miembros, como ocurre con las empresas privadas. Fue
creada en 1945 a través de un convenio entre la Facultad de Cien-
cias Jurídicas y Sociales de la Universidad de Chile y la Biblioteca
del Congreso Nacional y obtuvo su personalidad jurídica de de-
recho público por Ley Nº 8.737 de 1947. Consecuentemente su
disolución debe ser acordada por la unanimidad de su Consejo
y aprobada por ley, la que, además, señalará el destino de sus
bienes, único medio de disposición de su patrimonio previsto
por la normativa vigente (Ley Nº 8.737, artículo 6º), lo que, desde
ya, excluye la posibilidad de liquidación de sus bienes por la vía
de la quiebra.
c) Al crearse este tipo de corporaciones el legislador busca
cautelar el interés público que justifica su establecimiento y, para
ese efecto, la dota de la correspondiente personalidad jurídica
de derecho público, sometiendo su organización y funciona-
miento al imperio de una normativa especial de orden público
que garantice el debido cumplimiento de sus fines. Por lo tanto,
desde este punto de vista, la situación en que se encuentran estas
corporaciones no difiere en esencia de la de las Municipalidades
y los Gobiernos Regionales.
d) Tanto más se confirma esta percepción jurídica acerca de
la naturaleza de la Editorial Jurídica de Chile, cuando se repara
en que carece de un directorio, o de una administración colecti-
va, como sucede con las sociedades privadas y la ley que la creó,
en cambio, consulta la existencia de un Consejo de Dirección y
Administración Superior ad honórem, el que es presidido por
el decano de la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile,
e integrado por un ministro de Corte Suprema de Justicia, el
Contralor General de la República, un representante del Minis-
terio de Educación, un representante del Ministerio de Justicia,
un representante del Consejo de Rectores, la directora de la
Biblioteca del Congreso Nacional y el presidente del Colegio de
Abogados, personalidades que naturalmente no forman parte de
los organismos de derecho privado (artículo 55, inciso 2º de la
Constitución Política de la República).
e) Precisamente por las razones que se han expuesto, este
tipo de entidades se encuentran sometidas en su organización y

81
PRIMERA PARTE: EXAMEN PRELIMINAR SOBRE EL DERECHO DE QUIEBRAS

funcionamiento a las normas de derecho público que se contienen


en la Constitución, las leyes vigentes y en sus propios estatutos y
reglamentación interna, en el marco del principio de juridicidad
y de acuerdo con la exigencia constitucional de que en derecho
público sólo se puede hacer lo que expresamente permitan la
Carta Fundamental y las leyes de la República (artículos 6º y 7º
de la Carta Fundamental). Pues bien, es del caso señalar que no
existe ninguna norma constitucional o legal que expresamente
autorice o permita la declaración de quiebra de los entes públicos,
razón por la cual no podrían los tribunales de justicia declararla
sin violentar los principios y normas constitucionales citados,
de acuerdo con los cuales “ni aun a pretexto de circunstancias
extraordinarias puede una magistratura, persona o grupo de
personas atribuirse otra autoridad o derecho que los que expre-
samente se les hayan conferido por la Constitución o las leyes”, y
las actuaciones que contravengan estas disposiciones adolecerán
de nulidad de derecho público, cualquiera sea el órgano que
las haya materializado (Constitución Política de la República,
artículo 7º, inciso 3º).
Confirma lo que se ha dicho el artículo 547 del Código Civil,
que expresa en su inciso 2º: “Tampoco se extienden las disposicio-
nes de este título a las corporaciones o fundaciones de derecho
público, como la nación, el fisco, las municipalidades, las iglesias,
las comunidades religiosas, y los establecimientos que se costean
con fondos del erario: estas corporaciones y fundaciones se rigen
por leyes y reglamentos especiales”.
f) A mayor abundamiento, ha de señalarse que el desasimiento
de los bienes del deudor excluye a aquellos que son inembarga-
bles de conformidad a lo dispuesto en el artículo 64 de la Ley
de Quiebras.
Lo anterior significa que el síndico no podría incautarse de
los bienes que presenten ese carácter, entre los que se encuen-
tran los de la Editorial Jurídica de Chile como los de cualquier
corporación de derecho público.
En efecto, los artículos 1618 del Código Civil y 445 del Código
de Procedimiento Civil se refieren a los bienes inembargables y
en el numeral 17 de este último cuerpo legal se mencionan como
inembargables “los bienes destinados a un servicio que no pueda
paralizarse sin perjuicio del tránsito o de la higiene pública, como

82
CAP. III: SUJETOS PASIVOS DE LA QUIEBRA O QUIÉNES PUEDEN SER DECLARADOS…

empresas de agua potable o desagües de las ciudades, etc., pero


podrá embargarse la renta líquida que produzcan, observándose
en este caso lo dispuesto en el artículo anterior”.
Si bien el tenor literal de este precepto pudiera merecer dudas
en cuanto a si es o no aplicable a los bienes de la Editorial Jurídica
de Chile, las razones antes expuestas respecto de la naturaleza
jurídica pública que ella inviste, y particularmente la historia
fidedigna que ilustra el sentido de este precepto, en cuanto deja
clara constancia que su finalidad es cautelar el interés general
de la sociedad por sobre el interés particular de los acreedores,
permiten por analogía despejar esa duda. En efecto, para evitar
que por la vía del embargo y posterior realización de dichos bienes
pudiera enervarse o afectarse el interés público que condujo a la
creación de la respectiva institución, el legislador declaró inem-
bargables los bienes de toda entidad que revista esos caracteres,
lo que permite concluir inequívocamente que los bienes de la
Editorial Jurídica de Chile se encuentran amparados por la regla
protectiva del artículo 1618 del Código Civil y 445 numeral 17
del Código de Procedimiento Civil.
Pues bien, de acuerdo a los artículos 1º y 70, inciso final de
la Ley Nº 18.175, ha de entenderse que la quiebra constituye
un embargo colectivo de los bienes del fallido que favorece a
todos los acreedores de éste, para que en un solo procedimiento
se paguen todas las deudas con el producido de la respectiva
liquidación de bienes. En consecuencia, si la quiebra implica
un embargo colectivo de bienes del deudor, cabe concluir, en
el caso de la Editorial Jurídica de Chile, que no podría decla-
rarse ésta, por cuanto tal como se señaló precedentemente, se
trata de una persona jurídica calificada como corporación de
derecho público, cuyas actividades se han establecido en el in-
terés general de la sociedad, no siendo, por lo tanto, sus bienes
embargables.
g) En concordancia con su naturaleza, la Editorial Jurídica se
ha financiado históricamente con una proporción de los tributos
y multas afectados legalmente al financiamiento de sus activida-
des de difusión, situación esta última que se ha ido revirtiendo a
través del tiempo al haberse derogado o modificado las diversas
leyes que lo hacían posible, por lo cual la Editorial ha debido,
previa autorización de ley, recurrir a las actividades de gestión

83
PRIMERA PARTE: EXAMEN PRELIMINAR SOBRE EL DERECHO DE QUIEBRAS

utilizadas por sus homólogas para poder operar, sin que, por
cierto, en ningún caso, se hubiera modificado o transformado
fáctica o jurídicamente su condición de corporación de derecho
público y sus fines propios.
Por lo dicho, las actividades desarrolladas por la Editorial en
el ámbito comercial no han podido transformar su naturaleza
de ente público y los fines de interés general que persigue de
acuerdo con la ley que la estableció.
h) En razón de lo expuesto, las actividades que la Editorial
realiza en el mercado para proveer al financiamiento de sus ope-
raciones sólo tienen un carácter puramente instrumental, pues se
encuentran al servicio de los fines de interés público que la ley le
ha asignado. Precisamente por ello la Editorial Jurídica de Chile
no tiene técnicamente la calidad de comerciante para los efectos
del artículo 41 de la Ley de Quiebras y conserva invariablemente
su naturaleza de ente público, unida de modo indisoluble a los
fines de interés general que la ley le ha asignado.
Es en este contexto de ideas que la ley le ha otorgado a la
Editorial Jurídica de Chile el monopolio de la edición oficial de
los Códigos de la República, por Ley Nº 8.828, de 1947.
i) Pero no debe pensarse que la Editorial Jurídica de Chile
opera libre e impunemente aprovechándose de las ventajas que
ofrece el mercado, pero sin asumir las responsabilidades conse-
cuentes. Ello fundamentalmente por dos razones:
– De acuerdo con lo dispuesto en el artículo 28 de la Ley
Nº 11.183, D.O. Nº 22.568 de 10 de julio 1963, la Editorial Jurídica
de Chile debe anualmente rendir cuenta de la inversión de sus
recursos a una comisión mixta formada por los presidentes del
Senado y de la Cámara de Diputados. Este examen de cuenta se
efectuó hasta 1973, pero con la disolución del Congreso en ese
año, se reemplazó ese examen o medio de control por la con-
tratación de auditores externos, sin perjuicio de las facultades
que constitucional y legalmente corresponden a la Contraloría
General de la República. Una vez reinstalado el Congreso, éste no
reanudó la aplicación del mecanismo de las comisiones mixtas,
a pesar de que la Ley Nº 11.183 continúa vigente, y
– La mayor parte de las operaciones comerciales de la Edi-
torial se realiza bajo la garantía de las cauciones que ella misma

84
CAP. III: SUJETOS PASIVOS DE LA QUIEBRA O QUIÉNES PUEDEN SER DECLARADOS…

constituye para asegurar el cumplimiento de sus obligaciones


específicas.
j) Por lo tanto, la eventual declaración de quiebra de las
entidades públicas, entre las que se cuentan, además, las muni-
cipalidades y los gobiernos regionales, entre otras, impediría que
éstas pudieran cumplir con sus propios fines de interés general,
por obra de interferencias provenientes del sector privado, que,
persiguiendo el lucro particular de sus agentes, comprometerían
la materialización de fines de interés público, subordinándose así
la satisfacción de éstos a los requerimientos del interés privado,
lo que pugna, por cierto, con los principios inspiradores de la
legislación aplicable a la materia. Hacerlo representaría un pre-
cedente nefasto para la vida del Estado y sus instituciones.
k) Debemos, pues, concluir que la Ley de Quiebras no es una
ley de aplicación general, como lo es el Código Civil, pues, como se
ha explicado, su ámbito de acciones no se extiende a las corpora-
ciones de derecho público, como es el caso de la Editorial Jurídica
de Chile. No puede conculcarse el designio público que anima
y vivifica el objetivo fundamental que ha inspirado la trayectoria
que ha tenido esta ilustre institución nacional, como es la Editorial
Jurídica de Chile, para dejarla a merced de circunstanciales acree-
dores que, a través del arbitrio de una mala entendida declaración
de quiebra, han pretendido sortear la acción individual tendiente
al cobro de sus créditos, para entrometerse en el ejercicio de una
acción de interés general, que el Estado jamás ha podido concebir
para que se transforme en un arma que hiera la finalidad social de
las propias instituciones que ha creado.
l) Por eso es improcedente considerar la quiebra como si
fuera un juicio que interesa exclusivamente a ciertos acreedores,
sin advertir que por encima de los créditos que invoquen está
el supremo interés propio del Estado, en cuanto Estado. Por
lo mismo que, si se comparare la quiebra con un naufragio, así
como desconcertante resultaría entregarles a los propios acree-
dores su solución, igualmente absurdo sería encomendarle las
tareas de salvataje de la nave en peligro a los mismos pasajeros,
a quienes solo les interesará su propia seguridad personal, aun-
que para lograrla deban descuidar la de los demás, así como la
conveniencia general.

85
PRIMERA PARTE: EXAMEN PRELIMINAR SOBRE EL DERECHO DE QUIEBRAS

m) Una exigencia de justicia, propia, por lo demás, de la


naturaleza social del derecho, obliga a la autoridad judicial a evi-
tar que el juicio de quiebra pueda quedar entregado a satisfacer
otros intereses que no sean los que se conjugan con los objetivos
generales de bien público que persigue el juicio concursal.
n) La finalidad de la declaración de quiebra, por lo demás, de
sustraer a la disponibilidad del deudor los bienes que constituyen
la garantía de los acreedores, mediante su embargo colectivo,
como efecto del desasimiento, se contrapone al destino que se
le ha querido dar, como objetivo, al patrimonio de la Editorial
Jurídica de Chile, que es el que se quiere proteger. Es preciso,
por ende, que su administración no pueda arrebatársele por los
particulares al Estado, que cautela sus intereses, a través de esta
corporación de derecho público que ha creado y cuyos destinata-
rios son toda la comunidad, como quiera que el artículo 6º de la
Ley Nº 8.737, que la personificó, ha señalado como único medio
que se ha discurrido para disponer de su patrimonio el que se
fije en una ley, todo lo cual lleva el imperativo de excluir a entes
fiscales, como lo es esta Editorial, de una eventual declaración
de quiebra.
Por lo tanto los abajo firmantes (todos los profesores de De-
recho Comercial de la Facultad de Derecho de la Universidad de
Chile), dadas las consideraciones expuestas, estimamos que no
resulta procedente, de acuerdo a los preceptos constitucionales,
legales y reglamentarios señalados, la declaración de quiebra
de una corporación de derecho público, como es el caso de la
Editorial Jurídica de Chile.

20. QUIEBRA DE LA MUJER CASADA.


ESTATUTO JURÍDICO

El inciso primero del artículo 48 de la Ley de Quiebras estable-


ce lo siguiente: “la quiebra de la mujer casada y separada total
o parcialmente de bienes sólo comprenderá sus bienes propios
sin perjuicio de las responsabilidades del marido y de la sociedad
conyugal, en su caso”.
Sobre este respecto, cabe considerar que si la mujer casa-
da está separada totalmente de bienes, la quiebra ha de com-

86
CAP. III: SUJETOS PASIVOS DE LA QUIEBRA O QUIÉNES PUEDEN SER DECLARADOS…

prender todos sus bienes propios; y si la separación es parcial,


afectará exclusivamente a los bienes que administra en forma
separada.
La regla del artículo 48 de la Ley, hay que conjugarla con lo
dispuesto en el Código Civil, habida consideración a la modifi-
cación introducida por la Ley Nº 18.802, de 9 de junio de 1989
que, si bien es cierto le reconoció plena capacidad a la mujer,
no es menos efectivo que mantuvo el régimen de sociedad con-
yugal, especialmente considerando que su regulación se arraiga
en nuestras costumbres y tradiciones y además cautela a la mujer
que dedica su mayor esfuerzo al cuidado y crianza de los hijos,
así como además le preserva el patrimonio reservado, si ejerciere
libremente un empleo, oficio, profesión o industria separados de
los de su marido.
De ahí que sea necesario distinguir las diferentes situaciones
en que se pueda encontrar la mujer, atendiendo el régimen de
bienes en que se haya casado.

20.1. QUIEBRA DE LA MUJER SEPARADA TOTALMENTE DE BIENES

La quiebra de la mujer comprenderá todos sus bienes, porque


los acreedores de ella tienen acción sobre todos los bienes de
que ella sea titular, según lo establecido en el artículo 161 inciso
1º del Código Civil.
¿Alcanzan a los bienes del marido las obligaciones contraídas
por la mujer?
No, porque el marido no es responsable con sus bienes de
estas deudas. Ellas le son inoponibles, a menos que:
a) Hubiere accedido como fiador, o de otro modo, a las obli-
gaciones contraídas por la mujer, o
b) Hubiere reportado algún beneficio de la deuda contraída
por la mujer, comprendiéndose en este provecho el de la familia
común, en la parte en que de derecho haya él debido proveer a
las necesidades de ésta.
Como contrapartida, rigen iguales disposiciones para la mujer
separada de bienes respecto de las obligaciones que hubiere con-
traído el marido. Así resulta de los incisos 2º, 3º y 4º del artículo
161 precitado.

87
PRIMERA PARTE: EXAMEN PRELIMINAR SOBRE EL DERECHO DE QUIEBRAS

20.2. QUIEBRA DE LA MUJER CASADA EN RÉGIMEN


DE SOCIEDAD CONYUGAL

La mujer casada bajo este régimen no tiene personería para


administrar los bienes sociales, porque el marido es jefe de la
sociedad conyugal, y como tal administra los bienes sociales y
los de su mujer, de acuerdo al artículo 1749 del Código Civil,
que dispone:
“El marido es jefe de la sociedad conyugal, y como tal administra
los bienes sociales y los de su mujer, sujeto, empero, a las obliga-
ciones y limitaciones que por el presente Título se le imponen y
a las que haya contraído por las capitulaciones matrimoniales.
Como administrador de la sociedad conyugal, el marido ejer-
cerá los derechos de la mujer que siendo socia de una sociedad
civil o comercial se casare, sin perjuicio de lo dispuesto en el
artículo 150.
El marido no podrá enajenar o gravar voluntariamente ni pro-
meter enajenar o gravar los bienes raíces sociales ni los derechos
hereditarios de la mujer, sin autorización de ésta.
No podrá tampoco, sin dicha autorización, disponer entre vivos
a título gratuito de los bienes sociales, salvo el caso del artículo
1735, ni dar en arriendo o ceder la tenencia de los bienes raíces
sociales urbanos por más de cinco años, ni los rústicos por más de
ocho, incluidas las prórrogas que hubiere pactado el marido.
Si el marido se constituye aval, codeudor solidario, fiador u
otorga cualquiera otra caución respecto de obligaciones contraídas
por terceros, sólo obligará sus bienes propios.
En los casos a que se refiere el inciso anterior para obligar los
bienes sociales necesitará la autorización de la mujer.
La autorización de la mujer deberá ser específica y otorgada
por escrito, o por escritura pública si el acto exigiere esta so-
lemnidad, o interviniendo expresa y directamente de cualquier
modo en el mismo. Podrá prestarse en todo caso por medio de
mandato especial que conste por escrito o por escritura pública
según el caso.
La autorización a que se refiere el presente artículo podrá
ser suplida por el juez, con conocimiento de causa y citación de
la mujer, si ésta la negare sin justo motivo. Podrá asimismo ser
suplida por el juez en caso de algún impedimento de la mujer,

88
CAP. III: SUJETOS PASIVOS DE LA QUIEBRA O QUIÉNES PUEDEN SER DECLARADOS…

como el de menor edad, demencia, ausencia real o aparente u


otro, y de la demora se siguiere perjuicio. Pero no podrá suplirse
dicha autorización si la mujer se opusiere a la donación de los
bienes sociales”.
Así y conforme al mencionado artículo el marido queda sujeto
empero a ciertas limitaciones:
i) No podrá gravar, ni enajenar voluntariamente ni prome-
ter enajenar o gravar los bienes raíces sociales, ni los derechos
hereditarios de la mujer, sin autorización de ésta.
ii) No podrá tampoco, sin dicha autorización, disponer entre
vivos a título gratuito de los bienes sociales, salvo que fueren de
poca monta (artículo 1735), atendidas las fuerzas sociales.
iii) No podrá constituirse en avalista, codeudor solidario,
fiador u otorgar otra caución para garantizar obligaciones de
terceros, de hacerlo, solo obligará sus propios bienes.
La autorización de la mujer deberá ser específica, otorgada
por escrito o escritura pública, si el acto así lo exigiere como
solemnidad, o interviniendo la mujer directa y expresamente
en el acto.
El juez podrá suplirla con conocimiento de causa y citación
de la mujer.
Ahora bien, si la mujer ejecutare o celebrare algún acto o
contrato estando casada en régimen de sociedad conyugal, las
obligaciones que contraiga sólo dan acción sobre los bienes que
la mujer administra, según lo dispuesto en el artículo 137, o sea,
darán acción sobre los bienes comprendidos:
a) En el patrimonio reservado a que se refiere el artículo 150
del Código Civil.
b) En la separación parcial, derivada de lo establecido en los
artículos 166 y 167 (donación, herencia, legado o capitulación
matrimonial en que se convenga que la mujer administre inde-
pendientemente del marido ciertos bienes).
A su vez, en relación con las obligaciones que contraiga el
marido como jefe de la sociedad conyugal y administrador de los
bienes sociales, los acreedores tienen acción para perseguir tanto
los bienes sociales como los bienes del marido.
De acuerdo al artículo 1750, el marido es reputado dueño
de los bienes sociales respecto de terceros, como si los bienes so-
ciales y sus bienes propios formasen un solo patrimonio, y según

89
PRIMERA PARTE: EXAMEN PRELIMINAR SOBRE EL DERECHO DE QUIEBRAS

el artículo 1752: “La mujer por sí sola no tiene derecho alguno


sobre los bienes sociales durante la sociedad, salvo en los casos
del artículo 145”, que se refiere a los bienes familiares, y dice lo
siguiente:
“Los cónyuges, de común acuerdo, podrán desafectar un bien
familiar. Si la declaración se refiere a un inmueble, deberá constar en
escritura pública anotada al margen de la inscripción respectiva.
El cónyuge propietario podrá pedir al juez la desafectación de
un bien familiar, fundado en que no está actualmente destinado
a los fines que indica el artículo 141, lo que deberá probar. En
este caso, el juez procederá en la forma establecida en el inciso
segundo del artículo 141.
Igual regla se aplicará si el matrimonio se ha declarado nulo o
ha terminado por muerte de alguno de los cónyuges. En tal caso, el
contrayente del matrimonio actualmente nulo o los causahabientes
del fallecido deberán formular la petición correspondiente”.

20.3. ¿PODRÍA EL TERCERO –ACREEDOR– PERSEGUIR LOS BIENES


PROPIOS DE LA MUJER, POR DEUDAS CONTRAÍDAS POR EL MARIDO,
COMO ADMINISTRADOR DE LOS BIENES SOCIALES
(BIENES QUE NO HAN INGRESADO A LA SOCIEDAD CONYUGAL)?

No, porque según el artículo 1778 del Código Civil, los bienes
propios de la mujer quedan a salvo de las deudas sociales, dado
que es el marido, y no la mujer, el responsable del total de las
deudas de la sociedad conyugal; además, porque así lo dispone
el artículo 1777, en estos términos: “La mujer no es responsable
de las deudas de la sociedad, sino hasta concurrencia de su mitad
de gananciales” (cuyo es el beneficio de emolumento).
Por ende, será el marido y no la mujer quien quedará afectado
por la quiebra y se incluirán en el haber de la masa los bienes
sociales y los del marido.
Por excepción, el acreedor podrá perseguir bienes propios
de la mujer, en ciertos casos, como por ejemplo:
i) Artículo 1750, inciso 2º: Contrato celebrado por el marido
con un tercero, que ceda en beneficio de la mujer (v. gr., mutuo
para pagar deuda personal de la mujer antes de contraer matri-
monio).

90
CAP. III: SUJETOS PASIVOS DE LA QUIEBRA O QUIÉNES PUEDEN SER DECLARADOS…

ii) Artículo 137, inciso 1º: Que sean actos o contratos ejecutados
o celebrados por la mujer casada en sociedad conyugal, que solo
obligan los bienes que ella administra en forma separada, según
los artículos 150, 155 y 167.
iii) Artículo 137, inciso 2º: Compras que la mujer haga de
bienes muebles destinados al consumo ordinario de la familia
común. Obligan al marido, a la sociedad conyugal, y a la mujer
en los bienes propios, hasta concurrencia del beneficio particular
que reportare del acto.
En el caso de la enajenación de un bien raíz de la mujer, en
régimen de sociedad conyugal, se requiere de la voluntad de la
mujer. Su voluntad puede suplirse por la del juez (artículo 1754
del Código Civil).
Si el marido no concurriese al acto habría nulidad del acto,
porque este bien lo administra el marido, y si bien la mujer es
capaz, tiene el marido la administración, porque los frutos de estos
bienes ingresan a la sociedad conyugal (artículo 1725, Nº 2).
Esta nulidad es relativa, porque la ley no distingue y, además,
porque la ley la establece en atención a la calidad de la mujer.
Por lo demás, sería incoherente que si el marido enajenara el
bien raíz sin la autorización de la mujer haya nulidad relativa, y
si lo enajenara la mujer sin la autorización del marido, la nulidad
fuera absoluta.
El problema se traduce, entonces, en que la nulidad relativa
se sanea con la ratificación y se estaría así dando la hipótesis que
al actuar la propia mujer, ella estaría entonces convalidando el
acto nulo.

20.4. ¿INGRESAN A LA MASA LOS BIENES PROPIOS


DE LA MUJER QUE ADMINISTRA EL MARIDO Y QUE NO ENTRARON
A LA SOCIEDAD CONYUGAL?

Volviendo al artículo 48 de la Ley Nº 18.175, de Quiebras, en el


que se establece que si se declara la quiebra de la mujer casada
y separada de bienes, sólo comprenderá sus bienes propios, la
respuesta es que no pasan estos bienes a formar parte de la masa,
pues las obligaciones que ha contraído la mujer y que provoca-
ron la quiebra sólo dan acción a los acreedores para perseguir

91
PRIMERA PARTE: EXAMEN PRELIMINAR SOBRE EL DERECHO DE QUIEBRAS

los bienes que ella administra en forma separada del marido en


conformidad a los artículos 150, 166 y 167, es decir:
i) Los que están comprendidos en el patrimonio reservado
(artículo 150);
ii) Las donaciones, herencias o legados, bajo condición que
no estén bajo la administración del marido (artículo 166), y
iii) Pacto sobre capitulación matrimonial: que la mujer ad-
ministre separadamente parte de sus bienes (artículo 167).
Sin embargo, esa administración queda sujeta a intervención,
según el artículo 64, inciso 4º, de la Ley de Quiebras.

20.5. MUJER CASADA CON PATRIMONIO RESERVADO

La mujer casada que disponga de un patrimonio reservado, en razón


del desempeño de un empleo o del ejercicio de una profesión, oficio
o industria, separados de los del marido, de acuerdo al artículo 150
del Código Civil, se considerará separada de bienes respecto del
ejercicio de ese empleo, oficio, profesión o industria y de lo que en
ellos obtenga, y administrará libremente los bienes que adquiera, y
los actos y contratos que ella ejecute o celebre en esta administración
obligarán los bienes comprendidos en el patrimonio reservado y
los que se incluyan en la administración relativa a una separación
parcial, según lo dispuesto en los artículos 166 y 167.
Entonces, las obligaciones que contraiga en esta administración
separada no afectan a los bienes del marido, salvo lo dispuesto en
el artículo 161, ni alcanzan a los bienes sociales, porque respecto
de terceros se reputan que son bienes del marido.
Sin embargo, disuelta la sociedad conyugal, si la mujer acepta
los gananciales, los bienes del patrimonio separado entrarán en la
partición de los gananciales y por lo mismo en ese caso se confun-
dirán los bienes sociales con los del patrimonio reservado, pero el
marido no responderá de las obligaciones contraídas por la mujer
sino hasta concurrencia del valor de la mitad de los bienes.
En consecuencia, no alcanza la deuda a los bienes propios
de la mujer, v. gr., un bien raíz adquirido antes del matrimonio o
durante el matrimonio a título gratuito (artículos 1725 y 1726),
porque desde luego no está referido entre los bienes que son
susceptibles de ser alcanzados por las deudas contraídas por la

92
CAP. III: SUJETOS PASIVOS DE LA QUIEBRA O QUIÉNES PUEDEN SER DECLARADOS…

mujer, según el artículo 150; y el fruto de estos bienes pertenece


a la sociedad conyugal (artículo 1725, inciso 2º). Por lo demás,
el patrimonio reservado es para proteger a la mujer y no para
favorecer a los acreedores.

20.6. MUJER CASADA Y SEPARADA PARCIALMENTE DE BIENES

Esta situación se establece en los artículos 166 y 167. La primera


norma establece que:
“Si a la mujer casada se hiciere una donación, o se dejare
una herencia o legado, con la condición precisa de que en las
cosas donadas, heredadas o legadas no tenga la administración
el marido, y si dicha donación, herencia o legado fuere aceptado
por la mujer, se observarán las reglas siguientes:
1º. Con respecto a las cosas donadas, heredadas o legadas, se
aplicarán las disposiciones de los artículos 159, 160, 161, 162 y
163, pero disuelta la sociedad conyugal las obligaciones contraídas
por la mujer en su administración separada podrán perseguirse
sobre todos sus bienes.
2º. Los acreedores del marido no tendrán acción sobre los
bienes que la mujer administre en virtud de este artículo, a menos
que probaren que el contrato celebrado por él cedió en utilidad
de la mujer o de la familia común.
3º. Pertenecerán a la mujer los frutos de las cosas que admi-
nistra y todo lo que con ellos adquiera, pero disuelta la sociedad
conyugal se aplicarán a dichos frutos y adquisiciones las reglas
del artículo 150”.
Por su parte, el artículo 167 del Código Civil prescribe que:
“Si en las capitulaciones matrimoniales se hubiere estipulado
que la mujer administre separadamente alguna parte de sus bie-
nes, se aplicarán a esta separación parcial las reglas del artículo
precedente”.
Las obligaciones que contraiga la mujer con motivo de la ges-
tión de los bienes relativos a su separación parcial dan solamente
acción contra los bienes adscritos a esta separación parcial y que
ella administra independientemente. Así resulta de los artículos
159 y siguientes.
Por aplicación del artículo 150, inciso 5º, en relación con el
artículo 137, podrán, con todo, perseguirse además sobre el pa-

93
PRIMERA PARTE: EXAMEN PRELIMINAR SOBRE EL DERECHO DE QUIEBRAS

trimonio reservado las obligaciones que contraiga la mujer con


motivo de esta administración separada.
Sin embargo, no afecta a sus bienes propios, de acuerdo al
artículo 166, Nº 1, segunda parte, ni alcanza tampoco a los bienes
del marido, ni de la sociedad conyugal, de acuerdo al artículo 161,
precepto que le es aplicable por lo dispuesto en el artículo 166,
salvo el caso que el marido se obligue como fiador o codeudor o
que reporte alguna utilidad del acto o contrato.

20.7. CONCLUSIONES

En síntesis, es dable resumir lo expuesto en los términos si-


guientes:
1. La mujer separada totalmente de bienes. Responde de las obli-
gaciones que contraiga con sus bienes y el marido no responde,
salvo que según el art. 161 se constituya en fiador, codeudor o
que reporte provecho del acto o contrato que ejecute o celebre
la mujer.
2. La mujer casada en sociedad conyugal. Responde de las obli-
gaciones el marido respecto de terceros. No alcanza a los bienes
propios de la mujer, salvo que ella reporte provecho, ni a los que
la mujer separadamente administre.
3. La mujer con patrimonio reservado. Se obliga la mujer con los
bienes reservados y los que separadamente administra y no obliga
al marido, salvo lo dispuesto en el artículo 161.
4. La mujer separada parcialmente (artículos 166 y 167): Res-
ponde la mujer con los bienes que separadamente administra y,
además con los del patrimonio reservado.

20.8. MUJER CASADA EN RÉGIMEN DE PARTICIPACIÓN


EN LOS GANANCIALES

La Ley Nº 19.335, de 23 de septiembre de 1994, en el inciso 1º


de su artículo 2º estatuyó que “En el régimen de participación
en los gananciales, los patrimonios del marido y de la mujer se
mantienen separados y cada uno de los cónyuges administra,
goza y dispone libremente de lo suyo. Al finalizar la vigencia

94
CAP. III: SUJETOS PASIVOS DE LA QUIEBRA O QUIÉNES PUEDEN SER DECLARADOS…

del régimen de bienes, se compensa el valor de los gananciales


obtenidos por los cónyuges y estos tienen derecho a participar
por mitades en el excedente”.
Podrán pactar el régimen de participación en los gananciales
en las capitulaciones matrimoniales, y además sustituir, según el
artículo 1723, el régimen de sociedad conyugal o de separación de
bienes por el de participación en los gananciales (artículo 1º).
Al momento de pactar este régimen, deberán efectuar un
inventario simple de los bienes que comprende el patrimonio
originario.18

20.9. C ASO PRÁCTICO

El marido solicita un crédito en un banco y suscribe un pagaré


ante notario. Luego se separa de bienes y le adjudica el bien raíz
social a la mujer. ¿Tiene el banco acción contra la mujer?
Sí.
¿Podría alegar la mujer que ella no firmó el pagaré?
No, porque disuelta la sociedad conyugal, la mujer respon-
derá de las deudas sociales hasta concurrencia de su mitad en
los gananciales (artículo 1777). La mujer queda a cubierto de
los perjuicios, porque responde hasta su mitad de gananciales y
no más allá. Si quiere liberarse de toda deuda y no correr con la
carga de la prueba, puede renunciar a los gananciales.
Los terceros, al contratar con el marido, contaban con los
bienes sociales y los del marido (artículos 1750 y 1752). Si la mujer
recibe su mitad y no respondiere, el crédito de terceros se vería
disminuido en una mitad.
¿Pero tiene el título fuerza ejecutiva en contra de la mujer?
Sí. Ella no puede alegar que no firmó el pagaré, porque lo
que se pretende es que ella pague, justamente porque fue firma-
do el efecto de comercio por el marido y no por ella. Si ella lo

18
Este régimen fue considerado, a la época en que se estatuyó, como un
sistema alternativo al de la sociedad conyugal y a la separación total de bienes.
Sin embargo, su falta de aplicación práctica y su complejidad para llevarlo a la
realidad han determinado que haya caído en completo desuso, como consecuencia
de haberse discurrido su creación sin haber considerado las tradiciones jurídicas
de nuestro país.

95
PRIMERA PARTE: EXAMEN PRELIMINAR SOBRE EL DERECHO DE QUIEBRAS

hubiere firmado, el título no tendría fuerza en su contra, sino


con arreglo al artículo 137.
¿Ella es legalmente obligada?
Es una obligación de origen legal (artículo 1777), pero que ema-
na de un acto voluntario de la mujer: La separación de bienes.
Por eso, el artículo 1723 dice que no perjudica a terceros, y
si se les negare el derecho de perseguir a la mujer, se les estaría
desconociendo ese derecho.

21. QUIEBRA DEL MENOR ADULTO

Los menores adultos son en principio incapaces de administrar


sus bienes y en el evento en que se declarase su quiebra, quedará
sujeta a las reglas que en general rigen la situación de los incapaces,
conforme a lo dispuesto en el artículo 1447 del Código Civil.
Pero la incapacidad de los menores adultos no es absoluta y
sus actos pueden tener valor en ciertas circunstancias y bajo ciertos
respectos, como es la facultad que tienen de administrar el llamado
peculio profesional, esto es, “los bienes adquiridos por el menor
sujeto a patria potestad o curaduría, en el ejercicio de todo empleo,
oficio, profesión o industria, a cuyo respecto se mirará como mayor
de edad para la administración y goce de su peculio profesional,
como resulta de los arts. 250, 251 y 439 del Código Civil. En esta
administración, por ende, el menor adulto es plenamente capaz,
salvo la limitación del artículo 254 del Código Civil. Las obligacio-
nes que contraiga sin la autorización de su representante legal sólo
obligarán los bienes que forman ese peculio (art. 260 del Código
Civil). Es decir, las deudas que el menor adulto contraiga en la
administración de su peculio profesional no tienen otra garantía
general que esos bienes. De esta forma, la ley ha establecido que
“La quiebra del menor adulto que administre su peculio profesional
o industrial comprenderá únicamente los bienes de este peculio”
(art. 48, inciso 2º de la Ley de Quiebras).
Según cual sea el giro o actividad que el menor desarrolle,
su quiebra se calificará o no de tal con las consecuencias que la
ley señala.
Ahora bien, si el menor adulto tuviere bienes propios, a vir-
tud de una donación, herencia o legado, el representante legal

96
CAP. III: SUJETOS PASIVOS DE LA QUIEBRA O QUIÉNES PUEDEN SER DECLARADOS…

deberá autorizarlo para administrar estos bienes y los actos que


así se ejecuten o celebren en lo que mira a la quiebra “se regirán
por lo dispuesto en el artículo 49 de la Ley Nº 18.175”.
Por su parte, el artículo 1688 establece que “Si se declara nulo
el contrato celebrado con una persona incapaz sin los requisitos
que la ley exige, el que contrató con ella no puede pedir restitu-
ción o reembolso de lo que gastó o pagó, sino en cuanto probare
haberse hecho más rica con ello la persona incapaz”.
Se entiende haberse hecho más rica en cuanto las cosas pagadas
o las adquiridas por medio de ellas le hubieren sido necesarias;
o en cuanto las cosas subsistan y quisiera retenerlas.

22. QUIEBRA DE LOS DEMÁS INCAPACES

También los deudores incapaces de administrar sus bienes pueden


ser declarados en quiebra, a causa de obligaciones válidamente
contraídas por intermedio o con intervención de sus represen-
tantes legales o con autorización de la justicia.
La quiebra es un procedimiento destinado a proveer al pago
de los acreedores con el patrimonio del deudor, el que a menudo
será insuficiente para cubrir todos sus compromisos o al menos
en condiciones de mantener el normal servicio de las deudas, por
lo cual es explicable que el artículo 49 de la Ley de Quiebras con-
temple la posibilidad que un incapaz sea declarado en quiebra.
Los incapaces declarados en quiebra conservarán las acciones
que les correspondan contra sus representantes legales (art. 49
inc. 2º de la Ley de Quiebras).
A su vez, las indemnizaciones que obtenga un incapaz en
conformidad a lo señalado en el inciso 2º del referido art. 49 y
los bienes que adquiera en virtud de los títulos posteriores a la
declaración de quiebra, no ingresarán a ésta, ni podrán ser perse-
guidos por los acreedores de fecha anterior a esa declaración.
El artículo 1447 del Código Civil declara quiénes son incapaces:
Aparte del menor adulto sin peculio profesional, se encuentran
los disipadores que se hallen en interdicción, todos los cuales
son relativamente incapaces, los dementes, sordomudos que no
puedan darse a entender por escrito; y los impúberes, son abso-
lutamente incapaces.

97
PRIMERA PARTE: EXAMEN PRELIMINAR SOBRE EL DERECHO DE QUIEBRAS

Para que los actos de todos estos incapaces sean válidos, es


preciso que se llenen las formalidades habilitantes que la ley san-
ciona para que puedan surtir efectos legales. En caso contrario, los
actos adolecerán de nulidad, la que puede ser absoluta o relativa,
según sea el grado de incapacidad de que se trate.
Como la quiebra es un procedimiento para proveer al pago
de las obligaciones contraídas por el deudor, si las obligaciones
son nulas, habría un modo de extinguir tales obligaciones y el que
contrató con el incapaz, acorde al artículo 1688 del Código Civil,
no podría tampoco pedir restitución o reembolso de lo que gastó
o pagó en virtud del contrato, sino en cuanto probare haberse
hecho más rico con ello la persona del incapaz. (Se entiende rico,
si las cosas le han sido necesarias o subsistan.)
Si la obligación es válida en cuanto se han llenado las formali-
dades legales, procederá la quiebra, la cual afectará el patrimonio
del incapaz. La razón es muy simple: Si la ley admitió que los inca-
paces podían obligarse válidamente representados o autorizados
por sus representantes legales según los casos, ha debido aceptar
que esas obligaciones pueden proseguirse, por el procedimiento
que la quiebra ha previsto, en su patrimonio.
Si el representante ha actuado con negligencia o mala fe, todo
hecho imputable a malicia o descuido debe ser reparado por éste
(artículo 2329); de ahí que el inciso segundo del artículo 49 lo
advierta, y si como consecuencia de esto el incapaz obtiene una
indemnización, el inciso final del artículo 49 declara que esta
indemnización no ingresa a la quiebra. No otra podría haber
sido la norma, porque de otra forma se estaría castigando injus-
tamente al incapaz.

23. QUIEBRA DE LAS SOCIEDADES

23.1. GENERALIDADES

Así como las personas naturales, las personas jurídicas pueden


ser declaradas en quiebra y, por lo mismo, como las sociedades
gozan de personificación, igualmente a su respecto podrá hacerse
extensiva la declaración de una quiebra, sea cual fuese su tipo o
clase, así como su índole civil o mercantil.

98
CAP. III: SUJETOS PASIVOS DE LA QUIEBRA O QUIÉNES PUEDEN SER DECLARADOS…

En la quiebra de la sociedad no se comprende el patrimonio


de sus socios, porque la personalidad de la sociedad es diversa a
la de los socios individualmente considerados, como lo establece
el inciso 2º del art. 2053 del Código Civil.
Por excepción, el artículo 51 de la Ley de Quiebras señala
que la quiebra de una sociedad colectiva o en comandita importa
la quiebra individual de los socios solidarios que la componen;
pero la quiebra de uno de éstos no constituye en quiebra a la
sociedad.
Si bien en los casos a que se refiere el precepto del artículo 51
antes citado la quiebra de la sociedad importa la de los socios so-
lidarios que la componen, es necesario que el tribunal declare la
quiebra de ellos. En otras palabras, la quiebra de la sociedad no
produce de pleno derecho la de los socios que la componen, sino
que tendrá el carácter de ser la causa de la de cada uno de ellos;
no es necesario, por lo tanto, que respecto de los socios concurra
ninguna de las causales que hacen procedente la quiebra de la
sociedad, sino que basta la quiebra de la respectiva sociedad.
La quiebra de la sociedad y la de los socios se tramitará en
expedientes separados, pues se trata de procedimientos con suje-
tos pasivos diferentes y sobre bienes también distintos, pues en la
quiebra de la sociedad se realizarán los bienes sociales y en la de
los socios sus propios bienes. Sin embargo, no obstante tratarse
de quiebras independientes, todas se tramitan ante el tribunal
competente para conocer de la quiebra de la sociedad, cualquiera
que sea el domicilio de los socios.
De ahí que al establecer el artículo 1º de la Ley Nº 18.175 que
el juicio de quiebra tiene por objeto realizar los bienes de una per-
sona natural o jurídica, han quedado comprendidas en este último
alcance las sociedades, y como tales, ha de entenderse que pueden
ellas, indistintamente, ser sujetos pasivos de una quiebra, incluso las
sociedades de hecho, las disueltas, así como las sociedades anóni-
mas especiales, sin perjuicio de las reglas particulares que le fueren
aplicables a cierta clase de ellas, como son, fundamentalmente, las
que dicen relación con los bancos comerciales y las compañías de
seguros, según lo advertiremos más adelante.
Ahora bien, es de interés considerar ciertas materias, como
son las que se indican más adelante y que suelen suscitarse en
relación con la quiebra de las sociedades.

99
PRIMERA PARTE: EXAMEN PRELIMINAR SOBRE EL DERECHO DE QUIEBRAS

23.2. L A QUIEBRA DE LOS SOCIOS NO AFECTA A LA SOCIEDAD

De conformidad con lo establecido en el artículo 2096 del Código


Civil, en relación con lo dispuesto en el artículo 380 del Código de
Comercio, los acreedores de un socio no tienen acción sobre los
bienes de la sociedad y por lo mismo los acreedores personales de
un socio no podrán embargar, durante la sociedad, el aporte que
éste hubiere introducido al patrimonio social, todo lo cual es con-
secuencia de la aplicación del principio que la sociedad constituye
una persona jurídica distinta de los socios individualmente consi-
derados, según lo previene el artículo 2053 del Código Civil.

23.3. L A QUIEBRA DE UNO DE LOS SOCIOS NO PRODUCE


LA DISOLUCIÓN DE LA SOCIEDAD

El Código Civil a este respecto establece en el art. 2106 que “Ex-


pira asimismo la sociedad por la incapacidad sobreviniente o la
insolvencia de uno de los socios”.
Al referirse el precepto legal a la incapacidad sobreviniente
del socio, evidentemente que no se está incluyendo en su alcance
a la quiebra del socio, por cuanto ésta no produce incapacidad
para el fallido, como, por lo demás, lo estatuye expresamente el
art. 73 de la Ley Nº 18.175.
A su vez, al contemplar la insolvencia como causal de disolu-
ción de la sociedad, ha de entenderse que no se comprende la
quiebra, porque son dos conceptos diferentes el uno del otro,
como se sabe, tanto más cuanto que la quiebra es consecuencia
en nuestro derecho de la cesación de pagos y no de la insol-
vencia, y la cesación de pagos dice más bien relación con los
incumplimientos, que son hechos propios de las personas, en
circunstancias que la insolvencia es una situación económica y
que afecta al patrimonio.
Con todo, la insolvencia no es una causal que opere ipso iure,
por cuanto los demás socios podrían acordar que la sociedad
continúe y siga adelante con sus operaciones, a pesar del estado
de crisis del patrimonio que afronte un socio.
A su vez, en relación con las sociedades anónimas, en nada
influyen, atendida la índole de estas sociedades, las circunstancias

100
CAP. III: SUJETOS PASIVOS DE LA QUIEBRA O QUIÉNES PUEDEN SER DECLARADOS…

que digan relación con la persona de los accionistas, porque ella


se diluye en cuanto tal en la sociedad, sin que contribuya con
su nombre en la composición de la razón social; con su gestión
en la administración, con su patrimonio en la responsabilidad,
ni con su muerte, incapacidad o insolvencia en su duración o
subsistencia.

23.4. L A QUIEBRA DE LA SOCIEDAD :


¿ SE EXTIENDE A LA PERSONA DE LOS SOCIOS ?

Como la sociedad forma una persona jurídica distinta de los


socios individualmente considerados, no debiera la quiebra de
la sociedad afectar a los socios.
Sin embargo, como ocurre que de acuerdo al art. 370 del
Código de Comercio, los socios colectivos de una sociedad co-
lectiva mercantil responden solidariamente de las obligaciones
sociales, norma que ha de entenderse aplicable a los gestores de
una sociedad en comandita comercial, según lo previsto en el
art. 483 del mismo cuerpo legal, quiere decir que la quiebra de
esta clase de sociedades importará la quiebra individual de los
socios solidarios que la componen, cuya es la regla que sanciona
el art. 51 de la Ley Nº 18.175.
En las sociedades colectivas y en comandita civiles, los socios
colectivos y gestores no responden solidariamente de las obli-
gaciones sociales, sino que a prorrata de su interés social, como
responsables de una obligación simplemente conjunta, a menos
que hayan pactado la solidaridad, en cuyo caso se aplicará la regla
anterior e importará su quiebra individual.
En cuanto a los comanditarios, que, según lo dispuesto en el
artículo 483 del Código de Comercio, responden hasta concu-
rrencia de sus aportes, a menos que toleren la inserción de sus
respectivos nombres en la razón social o bien que ejecuten actos
de administración, en cuyos casos responderán solidariamente
frente a terceros, como lo establecen los artículos 477 y 485 del
mismo cuerpo legal, ha de tenerse en cuenta que el artículo 51,
inciso 3º de la Ley Nº 18.175 sólo admitió procedente que fueran
declarados en quiebra en el primer caso, para evitar toda duda
que pudiere suscitarse en cuanto a si se hubiesen o no entremez-

101
PRIMERA PARTE: EXAMEN PRELIMINAR SOBRE EL DERECHO DE QUIEBRAS

clado en la administración social con gestiones que hubiesen


ellos ejecutado.

23.5. L A QUIEBRA DE LA SOCIEDAD NO PRODUCE IPSO IURE


LA QUIEBRA DE LOS SOCIOS SOLIDARIOS QUE LA COMPONEN
Y POR ENDE EL JUEZ HA DE DECLARARLA

Si bien en el citado art. 51 el legislador establece que la quiebra


de la sociedad referida importa la quiebra individual de los so-
cios, ello no excluye que el juez tenga que declararla, ni exime al
acreedor que al ejercer la acción concursal deba a su vez solicitarla.
Así lo ha interpretado la jurisprudencia y la doctrina francesas y
por lo demás fluye del propio artículo 1514 del Código Civil, que
le otorga al acreedor solidario como derechos el de “Dirigirse
contra todos los codeudores solidarios, conjuntamente, o contra
cualquiera de ellos, a su arbitrio, sin que pueda oponérsele el
beneficio de la división”.
Con todo, ha de considerarse que para declarar la quiebra de
los socios, el juez sólo debe aplicar como causal la que declarare
a la sociedad en quiebra y por lo mismo no ha de atender a si
respecto de cada socio se configura en particular una causal de
quiebra.

23.6. EFECTO QUE PRODUCE LA DECLARACIÓN DE QUIEBRA


DE LA SOCIEDAD CONJUNTAMENTE CON LA DE LOS SOCIOS
QUE LA COMPONEN

La hipótesis dará lugar a tantas quiebras individuales –aparte de la


privativa a la sociedad– cuantos sean, a su vez, los diferentes socios
solidarios declarados en quiebra, todas las cuales se tramitarán
separadamente ante el mismo tribunal, según lo establecido en
el inciso 2º del artículo 51.
Aplicando las disposiciones de los artículos 370 y 380 del
Código de Comercio, con arreglo a los cuales los socios res-
ponden por la sociedad, pero ésta no responde por los socios,
la Ley Nº 18.175 establece que a) En el patrimonio de los so-
cios concurrirán conjuntamente los acreedores sociales y los

102
CAP. III: SUJETOS PASIVOS DE LA QUIEBRA O QUIÉNES PUEDEN SER DECLARADOS…

personales, y b) En el patrimonio social sólo concurrirán los


acreedores sociales, a menos que quedare un residuo en la masa
concursada, en cuyo caso podrán participar allí los acreedores
personales de los socios.
Ha de tenerse presente que el acreedor social que ejerza sus
derechos habrá de hacer valer su crédito por el total, en todas
y cada una de las quiebras, y por lo mismo tendrá derecho a
participar en los repartos de dividendos que todas y cada una
de ellas hubiere dado, de acuerdo al artículo 144 de la Ley de
Quiebras y no habrá derecho a reembolso entre las masas de los
respectivos codeudores, a menos que la suma de los dividendos
correspondientes exceda la cantidad del crédito, según lo esta-
blece el artículo 145 de la misma ley.

23.7. CONFORME A NUESTRA LEGISLACIÓN,


LA QUIEBRA DE UNA SOCIEDAD NO PUEDE EXTENDERSE
A OTRA U OTRAS SOCIEDADES RELACIONADAS

El fenómeno de la concentración de sociedades puede producirse


en razón de a) Su agrupación, como ocurre con los CARTELS (para
dominar el ciclo productivo), TRUST (para dominar el mercado
y eliminar la competencia), HOLDING (para controlar otras em-
presas, generando grupos empresariales); b) Su subordinación,
como es el caso de las sociedades que controlan a otras, sea en
razón del carácter de matrices y filiales o de coligantes y coliga-
das e incluso de división, o bien, c) Por su colaboración, como
son los casos de JOINT VENTURE y otras formas asociativas que
adopten según pactos o conciertos de actuación conjunta que
entre ellas celebren.
Pues bien, estas agrupaciones empresariales, que están vincula-
das entre sí en razón de las diversas variantes que hemos reseñado
precedentemente y cuyo nexo en común ha de llevarlas a actuar
guiadas para proteger los intereses generales del grupo, ha dado
paso a determinar la responsabilidad del grupo empresarial, en la
medida de la dependencia o subordinación a que puedan verse
supeditadas unas respecto de otras, especialmente al tiempo de
la toma de decisión que han de adoptar para actuar en la vida
de los negocios.

103
PRIMERA PARTE: EXAMEN PRELIMINAR SOBRE EL DERECHO DE QUIEBRAS

Tal es así que se ha llegado a sostener en la doctrina que la


identidad individual de cada una de ellas llega a ser más bien
una suerte de apariencia jurídica, de suerte que aunque sean
distintas entidades, por formar parte de un conjunto al cual están
adscritas, generan en buenas cuentas una empresa compleja y, de
consiguiente, han de responder pecuniariamente todas y cada
una como si fueran propiamente una misma y única entidad.
En nuestra legislación no está consagrada esta responsabili-
dad, no obstante que tanto en la Ley de Sociedades Anónimas
como en la Ley de Mercado de Valores se regulan a las empresas
relacionadas y subordinadas.
En el derecho comparado se ha empezado por estatuir la res-
ponsabilidad conjunta de carácter solidario de las agrupaciones de
empresas, como ha tenido lugar en una ley alemana del año 1965
y en la reciente legislación colombiana del año 1995. A su vez, en
la jurisprudencia francesa se ha venido acogiendo la extensión
de la responsabilidad, como lo resolvió una Corte en Orleans,
con fecha 10 de octubre de 1961, fundada en el criterio de la
existencia de un control de una sociedad respecto de otra.
Se ha sostenido que la única solución satisfactoria en materia
de una agrupación societaria es reconocer legalmente la existencia
de la solidaridad entre las sociedades agrupadas. Esta solidaridad
estaría fundada en la idea de una comunidad de intereses entre las
empresas y especialmente en la necesidad de establecer entre las
sociedades agrupadas una responsabilidad pecuniaria vinculada
al control que ejerciere una sociedad sobre el patrimonio de la
otra u otras sociedades agrupadas.
El fundamento de la responsabilidad entre las empresas agru-
padas puede encontrarse en la simulación absoluta que preside
la constitución de las filiales, desde que así lo da a entender la
sociedad madre, al suscribir por sí sola o con la colaboración de
un testaferro el capital de aquella. Por ende, el capital de la filial
no puede segregarse del de la matriz y, por ello, se postula la su-
presión de la personalidad jurídica de la filial, y la incorporación
de ella, y de su patrimonio, la sociedad madre.
Rodrigo Uría, en su trabajo Teoría de la Concentración de Empre-
sas, considera el problema como uno de los más interesantes del
momento en el campo de las organizaciones mercantiles. Para
darle la solución adecuada, habrá que salvar algunos obstáculos

104
CAP. III: SUJETOS PASIVOS DE LA QUIEBRA O QUIÉNES PUEDEN SER DECLARADOS…

formales, porque el problema es simplemente de una separación


aparente entre los respectivos patrimonios de las sociedades,
aunque todas se encuentran sometidas a una férrea dirección
unitaria. Así, no se puede caer en entorpecimientos formales o
esquemas puramente aparentes, ni puede darse por buena, sin más
meditación, una mera y externa pluralidad de personas jurídicas
que solo está basada en la existencia formal de unas sociedades
con otras, por haber cumplido con los simples requisitos de forma
que el derecho requiere para crearlas.
En nuestro derecho no se ha estatuido esta responsabilidad
colectiva y por lo tanto cada sociedad ha de quedar obligada en
forma independiente, a menos que se configure su ocurrencia
por haberse pactado la solidaridad, o bien por la vía de la respon-
sabilidad extracontractual, esto es, cuando dos o más personas
han causado un perjuicio procedente de un mismo hecho, sea
deliberada o imprudentemente, en cuyo caso habrá lugar para
perseguir su responsabilidad solidaria, según lo dispuesto en el
artículo 2317 del Código Civil.
Volveremos sobre esta materia más adelante al tratar en la
Octava Parte de este libro en forma pormenorizada la responsa-
bilidad de las empresas que son parte de grupos empresariales
en procedimientos de insolvencia o quiebra.

23.8. UNA SOCIEDAD DE HECHO PUEDE SER DECLARADA


EN QUIEBRA

El artículo 2058 del Código Civil zanja esta dificultad al establecer


que “La nulidad del contrato de sociedad no perjudica a las acciones
que correspondan a terceros de buena fe contra todos y cada uno
de los asociados por las operaciones de la sociedad, si existiere de
hecho”, o sea, si tuviere la apariencia de ser una sociedad válida, sin
serlo, de cuyo respecto se infiere que la sociedad, aunque padeciere
de nulidad absoluta, valdrá como sociedad frente a terceros, como
si fuese válida, y como tal, gozará de personalidad jurídica y en
consecuencia no podrá sustraerse la sociedad al cumplimiento de
sus obligaciones, ni menos los socios podrán pretender exculparse
de su responsabilidad, a pretexto que la sociedad es nula, pues ello
resulta ser inoponible ante los terceros acreedores de la sociedad.

105
PRIMERA PARTE: EXAMEN PRELIMINAR SOBRE EL DERECHO DE QUIEBRAS

23.9. ¿PUEDE DECLARARSE EN QUIEBRA


A UNA SOCIEDAD DISUELTA?

Para dilucidar esta interrogante, hay que distinguir al respecto si


está o no en la etapa de su liquidación, y estando pendiente ésta,
ha de diferenciarse entre las sociedades anónimas y el resto.
En relación con las sociedades anónimas, el artículo 109 de
la Ley Nº 18.046 establece expresamente que “La sociedad anó-
nima disuelta subsiste como persona jurídica para los efectos de
su liquidación, quedando vigentes sus estatutos en lo que fuera
pertinente…”.
En estas condiciones, la sociedad podrá ser declarada en quie-
bra por conservar su personificación durante la liquidación.
A su vez, en relación con las sociedades colectivas o en coman-
dita civiles, así como respecto de las sociedades de responsabilidad
limitada civiles, ha de señalarse que no es procedente declararlas
en quiebra después de su disolución, porque de acuerdo a lo
dispuesto en el artículo 2115 del Código Civil, ha de ceñirse su
liquidación a las normas de la partición de los bienes hereditarios,
como si se tratase de un cuasicontrato de comunidad, según lo
establecido en el artículo 2313 del mismo Código, sin que subsista
su personalidad.
Tratándose de las sociedades comerciales, sean colectivas,
en comandita o de responsabilidad limitada, como perdura la
personalidad jurídica por una ficción legal, quiere decir que
procederá la declaración de quiebra a su respecto. Tal ficción
ha de colegirse de lo establecido en el Código de Comercio, en
los artículos 410, 413, Nº 6 y 22, Nº 4, como quiera que confián-
dosele su liquidación a un liquidador, el cual reviste el carácter
de mandatario de la sociedad disuelta, no podría concebirse su
investidura sin conjugarla con la de la subsistencia de la perso-
nalidad de la entidad.
Ahora bien, si en lugar de pagarse las deudas sociales con
el capital de la sociedad, se repartiere todo su activo entre los
socios, los terceros podrán dejar sin efecto el acto de partición,
mediante el ejercicio de las acciones paulianas o revocatorias
del artículo 2468 del Código Civil, retrotrayendo a la sociedad
a su estado de liquidación, para proceder a su declaración de
quiebra.

106
CAP. III: SUJETOS PASIVOS DE LA QUIEBRA O QUIÉNES PUEDEN SER DECLARADOS…

24. QUIEBRA DE LOS BANCOS COMERCIALES


Y COMPAÑÍAS DE SEGUROS

En lo que concierne a la quiebra de los bancos comerciales y de


las compañías de seguros, ha de considerarse que si un banco
cesare en el pago de una obligación, habrá de darse aviso a la
Superintendencia del ramo para que ésta examine si subsiste o
no su solvencia.
Si no subsistiere su solvencia, se procederá a revocar su auto-
rización de existencia y se le declarará en estado de liquidación
forzosa, la que asumirá el superintendente.
La posibilidad de quiebra de una institución bancaria quedará
así reducida a la hipótesis de que se encontrase en un proceso
de liquidación voluntaria.
Respecto de las compañías de seguros ocurre algo semejante,
dado que habrá de darse aviso a la Superintendencia respectiva
para que se declare bastante su solvencia, con la diferencia que
si no subsiste su solvencia, habrá lugar a la quiebra, en cuya hi-
pótesis el síndico será designado por el superintendente, y entre
sus funciones esenciales tendrá la de traspasar la cartera de la
compañía a otras sociedades del mismo rubro.

25. QUIEBRA DE LAS EMPRESAS INDIVIDUALES


DE RESPONSABILIDAD LIMITADA

Al establecer el consabido artículo 1º de la Ley Nº 18.175 que


el juicio de quiebra tiene por objeto realizar los bienes de una
persona natural o jurídica, ha quedado sobreentendido en este
último alcance la procedencia del concurso respecto de una
empresa individual de responsabilidad limitada, en adelante la
empresa, si se considera que la Ley Nº 19.857, de 11 de febrero
de 2003, que consagró su existencia, le reconoció expresamente
personalidad jurídica en el artículo 2º, distinguiéndola así clara-
mente de la individual del propio constituyente.
El contexto de la ley confirma, por lo demás, esta aserción,
como se ilustra del sentido de lo dispuesto en los artículos 12
letra e) y 15 letra d), este último en relación con el artículo 17.

107
PRIMERA PARTE: EXAMEN PRELIMINAR SOBRE EL DERECHO DE QUIEBRAS

El primer precepto se refiere a los casos de excepción al


artículo 8º, en que el titular ha de responder ilimitadamente con
los bienes de su patrimonio personal de las obligaciones contraí-
das por la empresa, y entre ellos figura el que la entidad fuere
declarada en quiebra, sea culpable o fraudulenta.
La segunda disposición establece las causales de terminación
de la empresa, y entre las hipótesis que la ley contempla mencio-
na la de la quiebra de la misma entidad, lo que constituye una
excepción a las normas generales que regulan a las sociedades
y en especial a las comerciales de responsabilidad limitada, que
se les aplica supletoriamente lo dispuesto en el artículo 18, toda
vez que la quiebra no es causal de su disolución.
Guarda relación con esta regla la contenida en el artículo 17,
en cuanto a que si bien la quiebra produce la disolución de la
empresa, podrá subsistir como tal con el único adjudicatario
como titular, si así lo declarase con sujeción a las formalidades del
artículo 6º, esto es, a las correspondientes para la modificación
de las menciones señaladas en la escritura pública de su consti-
tución, incluyéndose en el respectivo extracto el específico que
contenga la reforma respectiva.
La expresión adjudicatario que emplea este precepto se refiere
al interesado que adquiera los bienes de la masa y que forman
parte del activo de la empresa, lo que habrá de suponer que la
junta de acreedores acordare su realización como un conjunto o
unidad económica, en pública subasta y al mejor postor, dando
cumplimiento a lo dispuesto en los artículos 124 y siguientes de
la Ley Nº 18.175. Denota al mismo tiempo que no obstante su
terminación, subsistiría la personalidad jurídica de la entidad du-
rante la liquidación, al declarar la ley que el adjudicatario único
de la empresa pueda continuar con ella, recurriendo solamente
a la modificación de sus estatutos según los términos señalados.
Esta idea se refuerza aplicando además el artículo 18, que le hace
extensivas las normas de las sociedades comerciales de responsabi-
lidad limitada, a cuyo respecto no se discute la subsistencia de su
personificación después de la disolución. Brota el mismo alcance
del inciso final del artículo 15, que dispone que las causales de
terminación se establecen tanto a favor del empresario como de
sus acreedores, con lo que es, precisamente, durante la etapa de
liquidación cuando sus efectos cobran importancia para cautelar

108
CAP. III: SUJETOS PASIVOS DE LA QUIEBRA O QUIÉNES PUEDEN SER DECLARADOS…

la separación de patrimonios a que da lugar su constitución y que


sirve de fundamento a su regulación. Por lo demás, el artículo
13 de la ley dispuso que en caso de liquidación los acreedores
personales solo podrán accionar para percibir los beneficios que
en la empresa le correspondan y una vez satisfechas las deudas de
la empresa, podrán concurrir en el remanente de sus bienes.
Ahora bien, al declarar el artículo 2º que la empresa es siempre
comercial y que está sometida al Código de Comercio, cualquiera
que sea su objeto, no significa que el tribunal, al pronunciarse so-
bre su quiebra, deba determinar que es de esa clase de deudores
que se denominan calificados y que son aquellos a los cuales la ley
somete a un tratamiento que es más severo y riguroso, porque el
artículo 41 de la Ley Nº 18.175 reputa como tales a los que ejerzan
efectivamente una actividad económica, sea comercial, industrial,
minera o agrícola y siempre que se condiga con la que tenían a la
fecha en que se contrajo la obligación que justifica la causal invo-
cada, como lo previene el artículo 52, Nº 1 de la misma ley.19
Con todo, si realmente el deudor tuviese el carácter de ser
calificado y fuese declarado en quiebra en ese carácter, quedará
expuesto al procedimiento de calificación que regula la ley en
los artículos 222 y siguientes para el esclarecimiento de su res-
ponsabilidad criminal y si resultare ser culpable o fraudulenta la
quiebra de la empresa, su titular responderá por las obligaciones
de la masa, en forma ilimitada. Sin embargo, no tendría lugar
la sanción respecto de un deudor no calificado cuya quiebra
se declarase por la causal de fuga u ocultación que establece el
artículo 43, Nº 3 de la Ley Nº 18.175, porque en ese caso, si bien
queda sometido al juicio criminal de calificación por la gravedad
de la causal, no podría cometer el delito de quiebra culpable o
fraudulenta, sino el que le correspondiere a la respectiva ilicitud
según el Código Penal, de conformidad al artículo 234 de la misma
ley, lo que no guardaría relación con el presupuesto considerado

19
Es de interés puntualizar esta aclaración si se considera que el proyecto ori-
ginal de la Ley Nº 18.175 en lugar de referirse al que ejerciera una actividad de las
descritas aludía en cambio a la empresa, con lo que se propuso en un comienzo
avanzar del concepto del comerciante al del empresario, para distinguir así no entre
el comerciante y el no comerciante, como lo hacía antes la Ley Nº 4.558, por la
repercusión que tiene su cesación de pagos en el entorpecimiento de la circulación
de la riqueza y en la perturbación del crédito público, lo que no se cristalizó por el
significado impreciso que tiene ante el derecho la palabra empresa.

109
PRIMERA PARTE: EXAMEN PRELIMINAR SOBRE EL DERECHO DE QUIEBRAS

por el legislador al consagrar la responsabilidad civil de su titular


en la Ley Nº 19.857.
Ha de tenerse presente, desde luego, que el castigo por la res-
ponsabilidad en los delitos de quiebra culpable o fraudulenta se
les aplica a los gerentes y administradores de una persona jurídica,
como lo serían los factores y representantes de la empresa indivi-
dual, cuyo giro quede comprendido en el artículo 41, siempre que
en la dirección de los negocios y con conocimiento de su situación
hubieren incurrido en conductas constitutivas de insolvencia pu-
nible, como lo establece el artículo 232 de la Ley Nº 18.175.
Tiene especial relevancia, en lo que mira al ejercicio de la
acción concursal, que las obligaciones que la empresa hubiere
contraído le conciernan, y se entiende que son tales cuando
sean actos de la empresa, con lo que así afectará los bienes de su
patrimonio a la responsabilidad en que hubiere incurrido, los
que quedarán comprendidos en el desasimiento y adscritos, por
lo mismo, a la masa del activo de la quiebra, para proveer con el
producto de su realización a las deudas del fallido.
De lo establecido en los artículos 8º y 9º de la ley se desprende
que procede la responsabilidad de la empresa cuando el acto o
contrato del cual provenga la deuda sea ejecutado o celebrado por
su administrador, dentro del giro de los negocios comprendidos
en su objeto y siempre que actúe bajo el nombre y representación
de ella. En efecto:
a) Si el que actuare no es su administrador, o bien alguien
que no tenga poder o que su poder no sea suficiente, no queda
la empresa obligada y no habría otra acción contra ella que la
derivada de la agencia oficiosa hasta concurrencia del provecho
que hubiere reportado del acto, y siempre que exista esa utilidad
al tiempo de la demanda, conforme a las reglas generales;
b) Si la obligación contraída no está comprendida dentro del
giro de las actividades de la empresa, el artículo 12 en la letra a)
hace responsable al titular de pagar esas obligaciones con los pro-
pios bienes de su patrimonio personal y en forma ilimitada, y
c) Por último, si el que actúa no diere a conocer que inter-
viene en el acto o contrato a nombre o en representación de la
empresa, caso en el cual no habría lugar a la acción in rem verso, el
artículo 12, en la letra b) hizo igualmente responsable de cumplir
esas obligaciones al propio titular, ilimitadamente.

110
CAP. III: SUJETOS PASIVOS DE LA QUIEBRA O QUIÉNES PUEDEN SER DECLARADOS…

Aparte de esa situación, hay otros casos en los cuales la ley


estableció la responsabilidad ilimitada del titular. Si en tales casos
estuviese declarada, a la vez, la quiebra de la empresa, sin perjuicio
de la facultad de los acreedores de hacer valer sus derechos en el
concurso, para participar en el reparto de los dividendos, habrán de
ejercer en forma independiente las acciones que les correspondan
de acuerdo a las reglas generales, para perseguir su efectivo cum-
plimento en los bienes del patrimonio del constituyente, hasta su
completo pago, debiendo velar el síndico, en el caso de la quiebra
a la vez del propio titular, por la aplicación de lo dispuesto en los
20
artículos 144, 145 y 146 de la Ley de Quiebras.
Asimismo, en el caso de una quiebra simultánea o sucesiva
de la empresa y además de su titular, habrán de concurrir en el
patrimonio de la empresa declarada en quiebra exclusivamente
sus acreedores y en la del titular intervendrán éstos conjuntamente
con los acreedores personales del constituyente, siempre que éste
respondiese ilimitadamente de las obligaciones de la empresa.
Por último, ha de tenerse presente que el precepto del artículo
51 de la Ley Nº 18.175 , que es el que hace procedente la quiebra
consecuencial de los socios solidarios, como resultado de la que
se declarase de la sociedad que ellos componen, no tendría como
efecto el de arrastrar a la quiebra al titular de la empresa declarada
en quiebra cuando respondiere ilimitadamente de las obligaciones
de la empresa, por la sencilla razón que dicho precepto tiene asidero
respecto de las sociedades colectivas y en comandita mercantiles y
no alcanza a las de responsabilidad limitada comerciales, cuyas son
las reglas que se le aplican en lo demás a las Empresas Individuales
de Responsabilidad Limitada (E.I.R.L.), conforme a lo dispuesto
en el artículo 18 de la ley que la regula.21
Para concluir estas reflexiones, queda por considerar que la
inobservancia de las formalidades relativas a la constitución de la
empresa y que se establecen en los artículos 4º, 5º y 6º de la ley,
tiene como sanción la de importar la nulidad absoluta del acto
20
Véase publicación del Sr. Rafael Gómez Balmaceda sobre “Codeudores Soli-
darios”, en la Rev. de Derecho y Jurisprudencia, tomo LXXXV, Nº 1, 1988, pp. 27 y
siguientes.
21
Si bien según el artículo 4º de la Ley Nº 3.918, a las sociedades de responsa-
bilidad limitada se les aplican las reglas de las colectivas, lo es en relación con lo
no previsto en la ley, o sea, entre otras materias, en lo que no sea pertinente a la
responsabilidad de los socios, que es lo que reguló la ley especialmente.

111
PRIMERA PARTE: EXAMEN PRELIMINAR SOBRE EL DERECHO DE QUIEBRAS

constitutivo y de hacer responder personal e ilimitadamente a su


titular de las obligaciones contratadas en el giro de la empresa,
lo que es sin perjuicio de su saneamiento.
Mientras no sea declarada la respectiva nulidad, habrá de re-
putarse válida a la empresa y, por lo mismo, no tendría cabida la
responsabilidad que pudiere corresponderle a su titular, salvo que
sea de aquella nulidad que opera de pleno derecho, por aplicación
del artículo 3º de la Ley Nº 3.918, en relación con el artículo 356
del Código de Comercio, en cuyo caso habrá lugar a esa responsa-
bilidad por la sola omisión de las solemnidades prescritas para su
constitución y sin que tenga cabida el respectivo saneamiento.
Hasta aquí estas reflexiones generales sobre la quiebra de las
Empresas Individuales de Responsabilidad Limitada, de cuya regu-
lación se infiere que el legislador al reconocerle personificación a
la pequeña empresa en los términos establecidos, con el afán de
estimular su desarrollo y limitar los riesgos del negocio que empren-
diere al monto del capital aportado por el constituyente, soslayó
deliberadamente toda medida que habría resultado inquietante a
su estatuto, como habría sido haber establecido la quiebra conse-
cuencial del titular a la de la empresa o a la inversa, la de ésta a la
de aquél, o bien, haber discurrido como resguardo para los terceros
la inoponibilidad de los actos o contratos que ejecutare o celebrare
la empresa con el constituyente, que, por lo demás, en el evento de
la quiebra de la empresa y en el supuesto de quedar comprendidos
dentro del período de cesación de pagos, podrán ser alcanzados
con las acciones revocatorias concursales, siempre que se irrogare
un perjuicio para la masa del respectivo acto o contrato.

26. SUJETOS PASIVOS SOMETIDOS


A UN TRATAMIENTO ESPECIAL

26.1. GENERALIDADES

Si bien es cierto que toda persona, sea natural o jurídica, puede


ser declarada en quiebra, no es menos efectivo, sin embargo, que
no todos están sometidos a un tratamiento idéntico por la ley.
En efecto, de diversos preceptos de la Ley Nº 18.175, se ad-
vierte una disposición diferente del legislador sobre el régimen

112
CAP. III: SUJETOS PASIVOS DE LA QUIEBRA O QUIÉNES PUEDEN SER DECLARADOS…

aplicable al deudor que ejerce una actividad comercial, industrial,


minera o agrícola, del que no la ejerce.
Esto obedece a la preocupación del legislador de someter a
un trato más riguroso y estricto la falta de cumplimiento en que
incurra en sus obligaciones el sujeto que desarrolla una actividad
concebida de considerable trascendencia económica, como lo es
el ejercicio del comercio, la industria, la minería o la agricultura,
respecto de aquel que no la ejerce, por la responsabilidad que
genera en la interrupción de la circulación de la riqueza y en la
perturbación del crédito en la vida económica, cesar en el pago
en esa clase de actividades.
La Ley Nº 18.175 amplió así la distinción que la Ley Nº 4.558
circunscribió al comerciante y al no comerciante, con el objeto
de dar cabida, también, a otras relaciones jurídicas, igualmente
entrelazadas y numerosas, como son las descritas.
Cabe observar, de paso, que la actual ley expandió su campo
de acción a este respecto en un doble sentido, en relación con
la Ley Nº 4.558:
a) Alude a la actividad minera y agrícola junto a la mercantil,
dado que la industrial, desde el punto de vista jurídico del co-
mercio, está incluida en la mercantil, de acuerdo al artículo 3º,
Nº 5 del Código de Comercio, y
b) Se refiere al que ejerce una actividad entre las cuales se
incluye la comercial, y no al comerciante, y resulta que de acuerdo
al artículo 7º del Código de Comercio una persona puede ejercer
una actividad comercial y sin embargo no ser comerciante, como es
el caso del que ejecuta actos de comercio sin ánimo profesional.

26.2. R ESEÑA HISTÓRICA

El Código francés de 15 de septiembre de 1807 (que entró en


vigencia el 1º de enero de 1808) reservó la quiebra como un juicio
aplicable exclusivamente al deudor comerciante que cesaba en
sus pagos. El Libro IV del Código de Comercio hizo aplicable la
quiebra al comerciante que cesaba en el pago de sus obligacio-
nes mercantiles. El Código de Procedimiento Civil contempló el
llamado procedimiento del concurso y que fue una especie de
quiebra para los no comerciantes, creando una confusión general

113
PRIMERA PARTE: EXAMEN PRELIMINAR SOBRE EL DERECHO DE QUIEBRAS

de procedimientos, hasta la dictación de la Ley Nº 4.558, que hizo


extensiva la quiebra tanto al comerciante como al no comerciante,
señalando causales comunes a ambos, pero reservando un trato
más severo respecto del deudor comerciante. La Ley Nº 18.175,
de 1982, mantuvo el mismo criterio, pero en lugar de referirse
al comerciante, se refiere al deudor que ejerce una actividad
comercial, industrial, minera o agrícola.
Es de interés puntualizar que el proyecto original de la Ley
Nº 18.175, en lugar de referirse al que ejercía una actividad comer-
cial, industrial, minera o agrícola, como lo estableció la ley, aludía,
en cambio, a la empresa, con lo que se proponía en un comienzo
avanzar del concepto de comerciante al de empresario, para distin-
guir así no entre el comerciante y el no comerciante, como lo hacía
la Ley Nº 4.558, sino entre el empresario y el no empresario.
Esta idea respondía al propósito de aplicar al empresario un
tratamiento diferente del que no lo fuera, por la responsabilidad
que significaba que incurriese en cesación de pagos el titular de
una empresa.
A nadie escapa que la repercusión de la cesación de pagos de
un empresario genera un fenómeno económico de más amplios
efectos y que son perjudiciales para la marcha de los negocios,
si se advierte que la empresa, al planificar profesionalmente sus
actividades de producción e intermediación de bienes y servicios,
es, precisamente, la organización que ha permitido el desarrollo
del tráfico de mercaderías, dando lugar a un comercio de masifi-
cación e impersonalizado, que es el que caracteriza hoy por hoy
a la vida económica.
No cristalizó en la Ley Nº 18.175 la idea de distinguir al em-
presario del no empresario, por ser la empresa un concepto de
índole económica y no de carácter jurídico, y por lo mismo, al
no tener un significado preciso, se prefirió al menos distinguir
entre el que ejerce una actividad comercial, industrial, minera o
agrícola, de aquel que no la ejerce, con prescindencia de la orga-
nización de trabajo y capital que tenga adscrita a la producción
o intermediación de bienes y servicios su titular.22

22
El Código de las Obligaciones de Italia de 1942 definió al empresario como
“El que ejerce profesionalmente una actividad económica organizada, con miras
a la producción o circulación de bienes y servicios”.

114
CAP. III: SUJETOS PASIVOS DE LA QUIEBRA O QUIÉNES PUEDEN SER DECLARADOS…

26.3. ¿QUÉ INTERÉS TIENE EL DISTINGO ENTRE EL DEUDOR


COMÚN Y EL DEUDOR CALIFICADO A QUE SE REFIERE
EL ARTÍCULO 41 DE LA LEY Nº 18.175, DE QUIEBRAS ?

La situación tiene importancia, especialmente en cuanto:


a) A las causales de quiebra aplicables, según el artículo 43;
b) A la petición de quiebra a que se refiere el artículo 41;
c) Al procedimiento de calificación estatuido en los artículos
218 y siguientes;
d) A la fijación de la época de la cesación de pagos que se
regula en los artículos 61 al 63;
e) Al ejercicio de las acciones revocatorias previstas en los
artículos 74 y siguientes;
f) A la figura relativa a la cesión de bienes, según se establece
en el artículo 241, y
g) A la procedencia de los alimentos que le corresponden al
fallido, según el artículo 60.
Someramente, cabe destacar lo siguiente:
a) Causales que hacen procedente la quiebra:
El artículo 43 fija las causales que determinan la declaración
de quiebra, a petición de uno o más acreedores. La del Nº 1, es de
exclusiva aplicación al deudor especial del artículo 41. Las demás
causales son de aplicación común, o sea, rigen indistintamente para
toda clase de deudores, sean o no calificados por su actividad.
b) Petición de quiebra:
Conforme al artículo 39, la solicitud de quiebra puede pre-
sentarla el deudor o bien uno o más de sus acreedores: Si se
trata del deudor especial, el artículo 41 dispuso que está en la
necesidad de:
– Pedir su propia quiebra;
– Antes que transcurran quince (15) días;
– Contados desde que haya cesado en el pago;
– De una obligación mercantil.
Esta es una obligación legal y su incumplimiento por el deudor
calificado por su actividad trae consigo dos efectos eventuales:
– La quiebra se presume culpable (artículo 219, Nº 4);
– Carece del derecho a solicitar alimentos a la masa de acree-
dores (artículo 60).

115
PRIMERA PARTE: EXAMEN PRELIMINAR SOBRE EL DERECHO DE QUIEBRAS

Nótese que del mero examen del Nº 1 del artículo 43, en


relación con el artículo 41, resulta que no hay concordancia
entre ambos preceptos, porque en el primer caso se exige título
ejecutivo, y en el segundo, no. Esto se explica porque la hipótesis
del artículo 41 viene a significar una especie de confesión judicial
del estado de cesación de pagos en que se encuentra el deudor
al solicitar su declaración de quiebra.
En consecuencia, el deudor habrá de instar por la declaración
de la quiebra sin que se hubiese configurado a su respecto una
causal en que los acreedores puedan justificar su petición, por
no concurrir el título ejecutivo.
Más adelante veremos que hay otros casos en que la quiebra
se puede declarar de oficio por el tribunal.
c) Procedimiento de calificación:
La quiebra, por sí sola, no es un delito, puesto que un deudor
puede verse arrastrado a ella por hechos independientes a su
voluntad. Esto no quita que pueda ser provocada por hechos cons-
titutivos de insolvencia punible, sea culpable o fraudulenta.
Pues bien, el Título XIII de la Ley Nº 18.175, de Quiebras, en
sus artículos 218 y siguientes, trata de los delitos relacionados con la
quiebra y del procedimiento de calificación tendiente a dilucidarlos.
Con todo, es preciso destacar que el artículo 222 establece que:
“Declarada la quiebra, la junta de acreedores o cualquier
acreedor podrá efectuar denuncia o interponer querella criminal,
si estimare que se configura alguno de los hechos previstos en los
artículos 219, 220 y 221.
Si no se ejerciere acción penal, pero hubiere mérito para que
se investiguen esos hechos, la Superintendencia de Quiebras los
denunciará al Ministerio Público, poniendo en su conocimiento
la declaración de quiebra y los demás antecedentes que obraren
en su poder.
Lo dispuesto en los incisos precedentes no obsta a la facul-
tad del Ministerio Público para iniciar de oficio la investigación
criminal”.
El juicio de calificación es propio del deudor calificado por
su actividad, dado lo establecido en el artículo 234.
Al deudor común no se le inicia proceso de calificación alguno,
salvo el caso que su quiebra se declare por fuga u ocultamiento
(artículo 43, Nº 3).

116
CAP. III: SUJETOS PASIVOS DE LA QUIEBRA O QUIÉNES PUEDEN SER DECLARADOS…

El artículo 466 del Código Penal se refiere, a su vez, al caso


del deudor no dedicado al comercio, que se alza con sus bienes
o se constituye en insolvencia por:
i) Ocultamiento;
ii) Dilapidación;
iii) Enajenaciones fraudulentas, y
iv) Contratos simulados.
Lo anteriormente citado constituye delito de estafa.
De ahí, entonces, que el Título XIII no se aplica al deudor
no comprendido en el artículo 41 y la excepción la constituye
el caso que fuere declarado en quiebra por la causal del Nº 3
del artículo 43, en cuya situación se aplica el párrafo 3º, pero
el castigo por el delito se arreglará a las penas que al respecto
establezca el Código Penal.

d) Época de cesación de pago:


Al estado de falencia no se llega en forma súbita, porque:
1) El deudor atraviesa antes por un proceso gradual de de-
terioro de su patrimonio, más o menos lento, que antecede a la
quiebra, y que es alcanzado por las acciones paulianas.
2) A esta etapa preliminar se le denomina “período sospe-
choso”, y está delimitado en el artículo 63 de la ley: “No podrá
remontarse hacia atrás en un día anterior en más de dos años,
contados desde la sentencia que declara la quiebra”.
3) En este lapso, el desenvolvimiento de la actividad del
deudor no es normal, porque las circunstancias que genera
la asfixia financiera arrastran al deudor a un comportamiento
inusual y procurará salir del estado calamitoso valiéndose de
cualquier arbitrio. El deudor que se encuentra en situación
agónica de sus negocios no se cuida de cautelar la par condictio
creditorum.
El Título V trata en tres artículos (del 61 al 63) sobre la fijación
de la fecha de la cesación de pagos, y establece un importante dis-
tingo entre el deudor calificado (artículo 41) y el que no lo sea.
1) Toda quiebra debe ser declarada judicialmente, materia
de que se ocupa el Título IV (artículos 39 al 60).
2) La declaración judicial viene a resultar después de un
lapso de tiempo, como trasunto lógico de un estado preexistente
anterior, que empezó con la cesación de pago.

117
PRIMERA PARTE: EXAMEN PRELIMINAR SOBRE EL DERECHO DE QUIEBRAS

3) Interesa establecer la fecha de cesación, porque los actos


posteriores a la cesación de pagos quedan afectos, en principio,
a las acciones revocatorias de los artículos 74 y siguientes.
Puede decirse que la cesación de pagos del deudor la fija
el juez, a proposición del síndico. Si se trata de un deudor del
artículo 41, se aplica el artículo 61 de la Ley de Quiebras. Si
se trata de un deudor no comprendido en el artículo 41, rige
el artículo 62. Por otro lado, el artículo 63 fija en el tiempo el
tope común hacia atrás en dos años y es un precepto que se
hace extensivo a ambas clases de deudores. Desde luego, cabe
hacer presente que:
– Al deudor le interesará que la fecha de cesación de pagos
sea lo más próxima a la declaración de quiebra, y
– En cambio, a los acreedores, lo más distante de ella, para
poder rehacer el patrimonio del deudor, atacando los actos y
contratos que los perjudiquen.
e) Ejercicio de acciones revocatorias:
La ley hace un distingo que es fundamental:
1) Los artículos 74 y 75 se aplican a todo deudor, en gene-
ral.
2) Los artículos 76 al 79 se hacen extensivos sólo al deudor
del artículo 41.
Como se desprende del solo mérito de este alcance, resulta
que la ley ha sido más rigurosa y drástica con el deudor cali-
ficado, como quiera que además de las acciones revocatorias
comunes a todo deudor, al deudor calificado se le aplican
adicionalmente las acciones revocatorias establecidas en los
artículos 76 al 79.
Estas acciones se fundan en la acción pauliana que consagra
el Código Civil en el artículo 2468 y tienen por objeto dejar sin
efecto los actos o contratos que hubiese ejecutado o celebrado
el deudor fallido en el período sospechoso, conociendo el mal
estado de sus negocios y siempre que sean perjudiciales para los
intereses de los acreedores.
Estas acciones tienen el carácter de ser acciones de inoponi-
bilidad, o sea, como dice Daniel Bastian, autor francés, “…Pro-
vocan la ineficacia respecto de terceros de las consecuencias de
la ejecución o celebración de un acto o contrato”.

118
CAP. III: SUJETOS PASIVOS DE LA QUIEBRA O QUIÉNES PUEDEN SER DECLARADOS…

Esto contiene dos aseveraciones:


Una negativa y una positiva.
La primera, que los actos jurídicos no aprovechan ni perju-
dican a terceros.
La segunda, que los actos jurídicos sólo producen efectos entre
las partes, sea que actúen personalmente o representados.
La inoponibilidad no es, propiamente, una sanción a los ac-
tos jurídicos, pues ella no afecta al acto en sí, el cual es válido y
obligatorio para las partes que han de interesarse en él, es decir,
para los que concurrieron a su celebración u otorgamiento.
Es, entonces, solamente, una limitación a los efectos de los
actos jurídicos, en cuya virtud no alcanzan sus consecuencias a
terceros, según la máxima del artículo 1545 del Código Civil y,
por lo mismo, una aplicación del principio relacionado con la
relatividad de los actos jurídicos.
f) Cesión de bienes:
La cesión de bienes está prevista en los artículos 1614 y si-
guientes del Código Civil, y es una forma de pago que consiste en
el abandono voluntario que el deudor hace de todos los suyos a
sus acreedores cuando, a consecuencia de accidentes inevitables,
no se halla en estado de pagar sus deudas.
El efecto de la cesión es extinguir las deudas hasta concu-
rrencia del valor de los bienes cedidos (art. 1619, Nº 2), pero, de
acuerdo al artículo 1626, Nº 6, le confiere al deudor el beneficio
de competencia, o sea, el de no ser obligado –el deudor– a pagar
más de lo que buenamente pueda…
Según el artículo 1617, los acreedores están obligados a acep-
tar la cesión de bienes y el deudor podrá implorarla, no obstante
cualquier estipulación en contrario (artículo 1615).
La Ley de Quiebras modifica este criterio, en el sentido si-
guiente:
– No puede invocarla el deudor calificado. Aunque podría
hacerlo vía convenio judicial;
– Puede solicitarla el deudor común, salvo que esté compren-
dido en alguna causal del artículo 43, y
– “La sentencia que rechace la cesión de bienes declarará, a
la vez, la quiebra del deudor”. Así lo prescribe el inciso primero
del artículo 251 de la Ley de Quiebras.

119
PRIMERA PARTE: EXAMEN PRELIMINAR SOBRE EL DERECHO DE QUIEBRAS

g) Procedencia del derecho de alimentos


Se refleja igualmente el trato más enérgico del legislador
concursal respecto del deudor calificado, si se considera que
según lo dispuesto en el artículo 60 tiene derecho a que la masa
le proporcione alimentos al deudor no comprendido en el ar-
tículo 41, lo que se hace extensivo a su familia, y respecto del
deudor calificado, sólo en cuanto hubiese solicitado su propia
quiebra. Sin embargo, se suspenderá este derecho si se dictase
en su contra el auto de apertura del juicio oral y cesará si fuese
condenado en definitiva por quiebra culpable o fraudulenta o
por alguno de los delitos del artículo 466 del Código Penal.

26.4. GRADO DE PREFERENCIA QUE GOZAN LOS ALIMENTOS


DECRETADOS JUDICIALMENTE A FAVOR DEL FALLIDO.
SITUACIÓN DE ACREEDORES

El inciso primero del artículo 60 de la Ley de Quiebras prescribe


que “El deudor que no esté comprendido en el artículo 41 tendrá
derecho a que la masa le dé alimentos a él y su familia. También
tendrá este derecho el deudor a que se refiere dicho artículo si
hubiere solicitado su propia quiebra”.
De la disposición transcrita se desprende una situación que
es de absoluta lógica, cual es que la obligación alimenticia debe
ser cubierta por la masa de los acreedores, lo que no significa
asimilar esta obligación a preferencia alguna, porque sería ab-
surdo reconocerle al fallido la condición de ser acreedor de sí
mismo, situación que no se concilia con las normas de prelación
de créditos y con el derecho de prenda general contenido en los
artículos 2465 y siguientes del Código Civil.
El inciso tercero del artículo 60 agrega que “la cuantía de
los alimentos será determinada por el tribunal que conoce de la
quiebra, con audiencia del síndico y de los acreedores”.
Es menester tener presente que tanto el síndico como los
acreedores pueden ser parte en el procedimiento destinado a
fijar la cuantía de estos alimentos, porque son ellos directamente
los afectados patrimonialmente por la resolución.
El espíritu de la disposición que otorga al fallido el derecho a
pedir alimentos no es sino consecuencia de una norma de equi-

120
CAP. III: SUJETOS PASIVOS DE LA QUIEBRA O QUIÉNES PUEDEN SER DECLARADOS…

dad, cual es la de permitir la subsistencia digna del deudor que


hubiese sido declarado en quiebra por causa fortuita, principio
que proviene del derecho común, conforme lo reconocen los
artículos 1614, 1625 y 1626, Nº 6 del Código Civil.
Corrobora lo anterior lo dispuesto en el inciso segundo del
mencionado artículo 60, que señala: “La obligación de dar ali-
mentos se suspenderá si en contra del fallido se dicta auto de
apertura del juicio oral, y cesará si es condenado en definitiva
por quiebra culpable o fraudulenta, o por alguno de los delitos
a que se refiere el artículo 466 del Código Penal”.
En conclusión, estimamos que la disposición es de índole hu-
manitaria, que le otorga al fallido, previa audiencia del síndico y
de los acreedores, un derecho a ser declarado en quiebra por una
situación que no le sea imputable, con la consiguiente correlativa
obligación de la masa de proveerlo de los fondos necesarios, con
cargo a los fondos de la quiebra, por corresponder a una carga
que pesa sobre la masa, como es el caso de la obligación alimen-
ticia judicialmente declarada.
La Fiscalía Nacional de Quiebras,23 hoy Superintendencia de
Quiebras, ha considerado que, al igual que todo acreedor, pesa
sobre el hipotecario la obligación como integrante de la masa de
proveer alimentos judicialmente declarados a favor del fallido,
tanto más si el único bien que existía pendiente de liquidación
correspondía precisamente al bien raíz ejecutado por este acreedor,
por lo cual existe el derecho a exigirle que consigne los fondos
suficientes para cubrirlos.
Esta doctrina la han seguido nuestros tribunales superiores
de justicia y por vía de ejemplo citamos los considerandos 8º y 9º
del fallo de la Ilustrísima Corte de Apelaciones de 10 de agosto de
1935, confirmado por la Excma. Corte Suprema, que comentando
el anterior artículo 56 de la Ley Nº 4.558 señala:
“8º. Que en cuanto a los alimentos, fuera de lo dicho antes en
orden a que es obligación de la masa, posterior a la declaración
de quiebra, y a favor de un acreedor nuevo, como es el mismo
quebrado, hay que recordar lo dispuesto en el artículo 331 del
Código Civil, que los manda pagar desde la primera demanda y
por mesadas anticipadas, que si no fuera aplicable expresamente

23
Fiscalía Nacional de Quiebras. Boletín Informativo Nº 18, 1988, pp. 31 y 32.

121
PRIMERA PARTE: EXAMEN PRELIMINAR SOBRE EL DERECHO DE QUIEBRAS

al caso, da a conocer la naturaleza de la obligación alimenticia de


acuerdo con el viejo principio: Venter non patitur moram;
9º. Que este crédito no está sujeto a verificación ni a prelación
y debe cancelarse como está acordado, mensualmente, y por la
masa de bienes de la quiebra obligada a su solución, siempre que
haya fondos disponibles; de manera que al aplicarle la sentencia
recurrida reglas que son propias de otros créditos, para hacer
primar sobre él algunos privilegiados, ha violado lo dispuesto en
el susodicho artículo 56 de la Ley de Quiebras con influencia sus-
tancial en lo fallado; pues debió ordenar el pago de los alimentos
pendientes antes que el crédito garantido con hipoteca, la que
está subordinada a la contingencia de que haya pagos que deban
hacerse antes o de la primera clase de los privilegiados”.
Cabe hacer presente, por último, que esta obligación cesa
cuando, pagados los alimentos, se han liquidado todos los bie-
nes y se ha distribuido la totalidad de los fondos resultantes, por
cuanto ya no existirían activos en qué hacerla efectiva.

122
CAPÍTULO I V

SUJETOS ACTIVOS DE LA PETICIÓN


DE QUIEBRA

27. GENERALIDADES

Considerada que ha sido la declaración de quiebra desde el pun-


to de vista del sujeto pasivo, es dable analizarla ahora desde la
perspectiva del sujeto activo, para así tener una visión que nos
permita comprender más claramente el procedimiento que an-
tecede a la declaración judicial que da lugar a la quiebra. Al
respecto, cabe advertir que pueden pedir la quiebra tanto el
deudor como cualquiera de sus acreedores. No es necesario para
solicitar la quiebra que haya pluralidad de acreedores, porque
aun cuando el deudor tenga un solo acreedor, puede producirse
esa situación. Parece extraño que tenga interés en demandar la
quiebra un acreedor único, cuando le bastaría con ejecutar a su
deudor. Efectivamente, en la generalidad de los casos, la ejecución
individual será suficiente, pero a veces la quiebra es más eficaz,
por las siguientes razones:
a) Porque el acreedor puede tener interés en perseguir la
responsabilidad criminal del deudor que ha incurrido en hechos
constitutivos de insolvencia punible y para que sea procedente
la pesquisa de este delito, es necesario que la quiebra sea decla-
rada, y
b) Puede el deudor haber ejecutado actos o celebrado con-
tratos en fraude de sus acreedores, que pueden ser revocados a
través del ejercicio de las acciones revocatorias concursales que
regula la Ley de Quiebras, resultando más eficaces que la acción
pauliana civil, dado que se presume en ellas la mala fe del deudor,

123
PRIMERA PARTE: EXAMEN PRELIMINAR SOBRE EL DERECHO DE QUIEBRAS

si se hacen valer para dejar sin efecto actos o contratos compren-


didos en el período sospechoso.
En todo caso, el artículo 40 de la Ley de Quiebras establece que
el deudor podrá ser declarado en quiebra aunque tenga un solo
acreedor, siempre que concurran los demás requisitos legales.

28. LEGITIMACIÓN DEL DEUDOR PARA SOLICITAR


SU PROPIA QUIEBRA

En lo que atañe al ejercicio de la acción concursal por el deudor


para provocar su propio estado de quiebra, la doctrina ha inten-
tado justificar esta extraña situación, sin que se encuentren para
su explicación suficientes razones que la fundamenten.
En efecto, uno se pregunta: ¿Cuál es la legitimación que sirve
de antecedentes al deudor para invocar su propia declaración
de quiebra?
La legitimación procesal para actuar se apoya en la titularidad
de un derecho cuya declaración se solicita del órgano jurisdic-
cional al deducir la acción.
¿Qué derecho es el que tiene el deudor?
La verdad es que resulta difícil dar una respuesta a esta in-
terrogante, si se considera que la declaración de quiebra no le
reportará ninguna ventaja, porque el único afectado será el pro-
pio fallido, que perderá la libre disposición de sus bienes, para
que sean liquidados y con el producto de su realización habrá
de proveerse al pago de sus deudas, incluso de aquellas que aún
no estuviesen vencidas.
De ahí que no pueda concebirse la idea que exista un derecho
que vaya en desmedro del propio titular.
Tampoco puede afirmarse que al pedir la quiebra el deudor
en estado de cesación de pagos actúe en interés de sus acreedores,
porque la suerte que corran los créditos de sus acreedores bien
podría ser para el deudor de cierta indiferencia, y si se quisiere
advertir en el ánimo del deudor un propósito de pagarles a los
acreedores, ese objetivo desaparecería con la quiebra, porque
ésta lo priva precisamente de ese derecho.
Descartada la posibilidad que exista un derecho, como un in-
terés del deudor en provocar la declaración de su propia quiebra,

124
CAP. IV: SUJETOS ACTIVOS DE LA PETICIÓN DE QUIEBRA

habrá de hallarse su justificación en la necesidad de cumplir un


deber jurídico propio para legitimar su actuación.
Este deber jurídico ha de desentrañarse del imperativo de
bien público que ha de haber en evitar que si se tolerase que una
persona en estado de cesación de pagos dilatare indefinidamente
su declaración de quiebra, para seguir consumiendo su patrimo-
nio, aparte de consagrar como legítimo el daño a los acreedores,
importaría alentar un grave atentado a la inexcusable buena fe que
ha de existir, de modo que el deudor no agrave el mal estado de
sus negocios, ni se transforme en árbitro de intereses ajenos.
En el caso del deudor calificado, este deber jurídico constituye
un imperativo legal, porque su violación determina incurrir en
un ilícito penal, con lo que el deudor al provocar la declaración
de su propia quiebra no tanto se cuida de no causarles daño a
los acreedores, ni de faltar a la buena fe, como de sustraerse a
la comisión de un delito, por lo que podría decirse que es una
exigencia ineludible que tiene por finalidad cautelar el crédito
público y evitar que se perturbe la circulación de la riqueza. Se
impone así, como objetivo de interés público, la quiebra, para
garantizar que la cesación de pagos no se transforme en una
amenaza al orden público económico.

29. LEGITIMACIÓN DEL ACREEDOR PARA SOLICITAR


LA QUIEBRA DEL DEUDOR

En cuanto a la legitimación de los acreedores, cabe considerar


lo siguiente: La acción para que se pida la quiebra del deudor se
la da la ley al acreedor, de acuerdo al principio rector que esta-
tuye el encabezamiento del artículo 43, y como esta facultad está
establecida en el interés general de los acreedores, basta que la
pida uno cualquiera de ellos y su declaración valdrá para todos,
porque sus efectos los alcanzarán por igual, dada la masa colectiva
que ellos integran frente a su común deudor.
En armonía con el artículo 40, como ha quedado dicho, la ley
no excluye la hipótesis que si hay un único acreedor, pueda éste
pedir la quiebra, porque sería injusto que cuando estuviere solo
se le negara el derecho que se le confiere a todo otro acreedor,
cuando sean muchos.

125
PRIMERA PARTE: EXAMEN PRELIMINAR SOBRE EL DERECHO DE QUIEBRAS

Se sigue de ello que la calidad de acreedor es un requisito


esencial para el ejercicio de la acción.24
Corresponde al tribunal que conoce de la petición de quie-
bra comprobar la concurrencia del requisito de la legitimación
del acreedor, mediante el examen de la demanda y de la docu-
mentación a ella agregada, así como de las demás pruebas que
se rindieren.25
Al hacer ese examen, ha de cerciorarse el juez del interés que
tiene el acreedor para accionar, cuya es la legitimación procesal
que tiene como titular del derecho que el acreedor invoca, aun
cuando su crédito no sea actualmente exigible, como lo establece el
artículo 43, y esto ha de ser así, por cuanto el acreedor que solicita
la quiebra –como lo hemos remarcado anteriormente– no pide
el pago de su crédito, pues la ley no le reconoce ese privilegio,
sino que su solicitud va dirigida a que se declare jurídicamente la
quiebra y como efecto de ella la ley hará exigible su crédito, para
que pueda de esta forma proveerse a su pago con la realización
del activo (artículos 1º y 67 de la ley)26.
Al permitir la ley que cualquier acreedor pueda presentar la
demanda de quiebra aunque su crédito no sea exigible, ha quedado
reafirmado el principio del interés social que anima al juicio de
quiebra, en orden a que el que solicita la quiebra pueda invocar
otros créditos distintos que existan contra el deudor, aunque no
sea el del acreedor que promueve la acción, como son las demás
deudas impagas que demostrarán el estado de la quiebra.
Sin embargo, en el caso que el acreedor funde como presu-
puesto sustancial para la declaración de quiebra la causal del Nº 1
del artículo 43, ha de acreditar, sin perjuicio de otras situaciones, el
ser titular del propio crédito en que la justifica, lo que contradice el
propósito fundamental en que se inspira la Ley de Quiebras y además
resulta ser inconsecuente, porque no guarda armonía con el alcance
del inciso primero, con lo que se desdice la ley a sí misma.

24
SATTA, Instituciones del Derecho, traducción española de Fontanarrosa, Buenos
Aires, 1951, pp. 63 y 71; PROVINCIALI, Tratado de Derecho de Quiebra, tomo I, Nº 98,
traducción de José Ramírez, Barcelona, 1958.
25
RAÚL VARELA V., Revista de Derecho y Jurisprudencia, tomo LXVI, agosto,
1969, p. 149.
26
Ver RIPERT, Tratado Elemental de Derecho Comercial, tomo IV, París, 1954,
p. 247.

126
CAP. IV: SUJETOS ACTIVOS DE LA PETICIÓN DE QUIEBRA

Como quiera que fuere, lo cierto es que la acción del acreedor


dirigida a obtener la declaración de quiebra es una acción con-
cursal y no individual, porque, como dice Ugo Rocco, hay “una
acción única con pluralidad de sujetos legitimados para obrar
con el fin de obtener la declaración de quiebra”.27
De ahí entonces que existe una diferencia conceptual y básica,
y que resalta en la medida que se ahonda en sus características,
entre la acción ejecutiva y la destinada a abrir el proceso de
quiebra.
Cobran así entonces más fuerza que nunca, en el significado
del ejercicio de esta acción, las sabias reflexiones que formula
el distinguido autor francés Louis Josserand, cuando expresa
en su obra Del Abuso de los Derechos y otros Ensayos,28 que “El liti-
gante que hace valer sus derechos ante los tribunales cumple
una función esencial –en este caso no sólo el suyo, sino que
el de un haz de acreedores–; y representa no sólo sus intere-
ses personales, sino los de la sociedad entera, porque a ésta le
interesa que el derecho se ejerza, que no sea letra muerta. El
litigante llena una función social; según la enérgica fórmula
de Ihering, es un luchador nato por el derecho, en interés de
la sociedad”. Agrega en seguida: “Si cada cual abandonara sus
acciones, el derecho dejaría de ser una realidad viva y seríamos,
vosotros y yo, más rudamente tratados de lo que somos por al-
gunas corporaciones, y hasta por la misma Administración”. A
continuación añade: “Es, pues, sagrado el derecho de litigar, de
apersonarse ante la justicia. Pero una vez más se necesita que el
derecho se ejerza con pleno conocimiento, por buenos motivos,
y no por razones más o menos confesables. Hay individuos que
litigan por placer, raza inmortalizada por Racine en una de las
comedias más sorprendentes que se hayan escrito; hay otros que
litigan por maldad; que, por su espíritu de rencor, de venganza,
adelantan contra alguno de sus parientes, por ejemplo contra
la suegra, una serie de pleitos vejatorios, que denotan en ellos
un espíritu sistemático, una voluntad de persecución; y hay
una tercera categoría, integrada por los maestros cantores, que

27
La legittimazione ad agire, 1929, p. 85.
28
Ed. Ternis, 1982, p. 13.

127
PRIMERA PARTE: EXAMEN PRELIMINAR SOBRE EL DERECHO DE QUIEBRAS

esperan, mediante la amenaza de una acción, de una queja, de


una denuncia, arrancar a su víctima fuerte suma”.
Todos estos no se limitan a ejercer su derecho, sino que de
él abusan, porque lo hacen apartarse de su destino y lo adaptan
a fines que no son legítimos.
Ninguna de estas últimas conductas negativas, de inspiración
netamente individualista y de que trata Josserand, según la cita que
antecede, se compadece con el interés social que caracteriza a la
acción que ejerce un acreedor al solicitar la apertura del proceso
concursal de su deudor, porque, desde luego, la tramitación que
ha fijado la ley en el artículo 45 no denota un choque de intereses
privatísticos, que mire al exclusivo derecho de las partes, dado
que no implica una contienda propiamente tal, de las que llevan
consigo un carácter litigioso en su recto sentido, cuanto menos
la de una pasión por promover la controversia, porque, como lo
sostiene Francesco Carnelutti,29 la finalidad que persigue es otra
y difiere de la que impulsa al juicio ejecutivo, por cuanto “En el
juicio de quiebra se embarga, se liquida y se distribuye el patri-
monio del deudor, no para vencer su resistencia, sino que para
asegurar la igualdad de pago entre los acreedores”.

30. QUIEBRA SOLICITADA POR EL PROPIO DEUDOR

Respecto del deudor que ejerce una actividad comercial, indus-


trial, minera o agrícola, esto es, aquel tipo de deudor calificado
que desempeña una actividad considerada de importancia para la
marcha económica, solicitar su quiebra es un deber legal, como
ha quedado expresado.
Así lo dispone, por lo demás, el artículo 41 al señalar que el
deudor que ejerce una actividad comercial, industrial, minera o
agrícola, deberá solicitar la declaración de su quiebra antes que
transcurran 15 días contados desde la fecha en que haya cesado
en el pago de una obligación mercantil.
Cuando el deudor solicita su quiebra, no es necesario que
invoque algunas de las causales que la hacen procedente, porque

29
Derecho Procesal, tomo II, Ed. Jurídica, Buenos Aires, 1952, pp. 404 y
siguientes.

128
CAP. IV: SUJETOS ACTIVOS DE LA PETICIÓN DE QUIEBRA

basta que la pida para que se entienda que padece de un estado


de cesación de pagos.
De ahí que cuando el deudor insta por la declaración de
su quiebra debe acompañar a su solicitud una serie de antece-
dentes que son los que señala el artículo 42 y que tienen por
objeto informar al tribunal y a los acreedores del mal estado
de sus negocios. Dispone la disposición citada que “El deudor,
al solicitar la declaración de su quiebra, deberá presentar por
duplicado:
1. Un inventario o relación detallada de todos sus bienes,
con expresión del lugar en que se encuentren, de su valor
estimativo y de los gravámenes que los afecten;
2. Una relación de los bienes que, en conformidad a la ley,
están excluidos de la quiebra;
3. Una relación de los juicios que tuviere pendientes;
4. Un estado de las deudas, con expresión del nombre y
domicilio de los acreedores y de la naturaleza de los res-
pectivos títulos, y
5. Una memoria de las causas directas o inmediatas del mal
estado de sus negocios, debiendo ella dar cuenta de la
inversión del producto de las deudas contraídas y de los
demás bienes adquiridos en el año último. El deudor que
llevare contabilidad completa presentará, además, su úl-
timo balance y la cuenta de ganancias y pérdidas.
Si el deudor fuera una sociedad colectiva o en comandita, las
piezas indicadas serán firmadas por todos los socios colectivos
que invistan esta calidad por el contrato social y se encuentren
presentes en el domicilio de la sociedad.
Si el deudor fuere otra clase de persona jurídica, las piezas en
referencia serán firmadas por sus administradores”.
Es conveniente remarcar que la razón por la cual todos los
socios colectivos deben firmar los estados financieros obedece
no tanto a la representación que tienen de la sociedad como a
la circunstancia que la quiebra de una sociedad colectiva acarrea
como efecto la quiebra personal de cada uno de los socios que
la componen.
Si el deudor es una sociedad anónima o de responsabilidad
limitada, quien debe firmar la solicitud y balance consiguiente
es el gerente.

129
PRIMERA PARTE: EXAMEN PRELIMINAR SOBRE EL DERECHO DE QUIEBRAS

31. DESIGNACIÓN DEL SÍNDICO EN LA QUIEBRA


PRESENTADA POR EL PROPIO DEUDOR.
PROCEDIMIENTO

Para los efectos de designar un síndico titular y uno suplente en


la sentencia que declare la quiebra, el juez ha de citar previamen-
te, en conformidad con lo dispuesto en los párrafos siguientes,
a los tres acreedores que figuren con los mayores créditos en el
estado de deudas presentado por el deudor, o a los que hubiera
si fueran menos, a fin de que señalen los nombres de los síndicos
respectivos, de modo que sólo a uno de éstos el tribunal deberá
designar en la sentencia.
Los acreedores señalados serán citados mediante notificación
efectuada por cédula, en la cual se indicará el nombre del acree-
dor y su domicilio, además del objeto de la citación. El tribunal
comisionará al receptor de turno para efectuar esta notificación,
tan pronto como se haya recibido la solicitud de declaración de
quiebra del deudor. La audiencia tendrá lugar dentro de tercer
día de efectuada la última notificación, la que el receptor deberá
practicar a más tardar el tercero día después de dictada la resolu-
ción que la disponga. La notificación extemporánea no invalidará
la audiencia señalada. El incumplimiento de esta obligación por
parte del receptor será constitutivo de falta grave a sus funciones
y será sancionado según lo dispuesto en el inciso tercero del
artículo 393 del Código Orgánico de Tribunales. Los derechos que
correspondan al receptor gozarán de la preferencia que establece
el número 4 del artículo 2472 del Código Civil.
La audiencia se llevará a efecto con el o los acreedores que
asistan, y en ella se nominará a los síndicos. Si asistiere más de
un acreedor, la elección se efectuará por la mayoría del total
pasivo con derecho a voto, conforme al importe que aparezca
en el estado de deudas. Si no compareciere ningún acreedor,
el tribunal repetirá por una vez el procedimiento con los tres
acreedores siguientes, o con los que hubiera si fueran menos.
En caso de que lo señalado resultare imposible de aplicar, se de-
signará al síndico mediante sorteo, en el cual deberán incluirse
los nombres de todos los síndicos habilitados para ejercer en el
territorio jurisdiccional del tribunal. En estos procedimientos
no se dará lugar a incidentes, debiendo resolver el tribunal de

130
CAP. IV: SUJETOS ACTIVOS DE LA PETICIÓN DE QUIEBRA

plano cualquier asunto que se presente y su resolución no será


susceptible de recurso alguno.

32. QUIEBRA SOLICITADA POR UN ACREEDOR

Cuando es un acreedor el que pide la quiebra, la ley exige que


compruebe la concurrencia de alguna de las causales legales taxa-
tivas que determinan su declaración, así como los hechos que la
configuran y los antecedentes documentarios que la acrediten. Si
es el propio deudor el que la pide, la ley no le exige que justifique
causal alguna, ni funde la razón por la cual la pide.
La primera condición que legitima al acreedor que demanda
la quiebra es la de tener su calidad de tal. Basta ser acreedor. No
es necesario que el crédito sea exigible, que sea puro y simple,
que goce de privilegio o hipoteca.
Tampoco es necesario que el acreedor que solicita la quiebra
sea titular del propio crédito que invoca, lo que demuestra que el
carácter que tiene la acción es la de ser una acción colectiva, que
está establecida en beneficio de todos los acreedores y que por lo
mismo cualquiera puede actuar en interés de los demás.
Quien solicita la quiebra debe en todo caso comprobar su
condición de acreedor, cuya calidad lo legitima para ejercer la
acción.
Sin embargo, respecto del deudor que ejerza una actividad
comercial, industrial, minera o agrícola la situación es diferente,
pues en estos casos la ley exige que el acreedor sea titular del cré-
dito en que funda su solicitud contra el deudor y más aún, exige
que ese crédito conste de un título ejecutivo, que dé cuenta del
incumplimiento de una obligación mercantil.
Cabe advertir que el legislador al consagrar el precepto del
Nº 1 del artículo 43 no fue consecuente con lo establecido en el
inciso primero del propio artículo, al requerir que fuese su propio
crédito en el que se funde su solicitud, así como al determinar,
además, que conste en un título ejecutivo, como quiera que el
encabezamiento del artículo 43 empieza por decir, como premi-
sa general, que “Cualquiera de los acreedores podrá solicitar la
declaración de quiebra, aun cuando su crédito no sea exigible,
en los siguientes casos…”.

131
PRIMERA PARTE: EXAMEN PRELIMINAR SOBRE EL DERECHO DE QUIEBRAS

Hay así una manifiesta incongruencia entre el postulado trans-


crito del comienzo con el que fluye del consabido Nº 1.
Puede resultar también que una persona sea acreedor y que no
obstante no pueda pedir la quiebra de su deudor, por habérselo
prohibido la ley. Tal es el caso que establece el artículo 46 de la
Ley de Quiebras, que enumera a ciertos sujetos que no pueden
pedir la quiebra. Las razones que lo justifican son sentimientos
que brotan de la mutua consideración y respeto que se deben
merecer entre sí el marido con la mujer, así como el padre con
el hijo, para proteger la unión conyugal y la unidad familiar.
Agrega el artículo 47, además, que el socio comanditario no
puede demandar la declaración de quiebra de la sociedad a la
que pertenece; pero si es acreedor particular de la misma, puede
provocarla en este carácter.30
Ya hemos dicho que en la solicitud de declaración de quiebra
el acreedor deberá señalar la causal que la justifica, los hechos
constitutivos de dicha causal y los documentos que sean necesarios
para acreditar los fundamentos de la petición o se ofrecerán las
pruebas que correspondan.
Por último, al solicitar la quiebra, el peticionario deberá acom-
pañar vale vista o boleta bancaria a la orden del tribunal, por una
cantidad equivalente a 100 unidades de fomento, que tendrá por
objeto subvenir a los gastos iniciales de la quiebra. Dicho importe
será considerado como un crédito del solicitante contra el fallido,
que gozará de la preferencia establecida en el Nº 4 del artículo
2742 del Código Civil.

30
Puede al respecto añadirse que el socio comanditario, en cuanto tal y por su
sola condición de socio, no es propiamente acreedor de la sociedad, sino que tiene
en tal carácter solamente una relación creditoria respecto de ella, que generará un
crédito a la época del resultado final de los negocios sociales, siempre que éstos
determinen su derecho a reclamar como beneficio las utilidades consiguientes
que rinda como frutos civiles la sociedad, a la luz de lo establecido en el artículo
647 del Código Civil.

132
CAPÍTULO V

CAUSALES DE DECLARACIÓN DE QUIEBRA

33. GENERALIDADES

La Ley de Quiebras dispuso en el artículo 43 en forma específica


las causales que hacen procedente la declaración de quiebra. Su
enumeración es taxativa, con lo que no dejó entregado al juez
el criterio de apreciar qué hechos son demostrativos de un esta-
do de cesación de pagos, dado que no le corresponde entrar a
examinar el estado general del patrimonio del deudor, de modo
que si dichas causales se configuran, deberá acoger la solicitud de
quiebra, cualesquiera que sean las manifestaciones del estado de
los negocios del deudor, salvo que el deudor sea quien solicita su
propia declaración de quiebra, porque en este caso no necesita
invocar causal alguna, como ha quedado dicho.
No obstante el carácter taxativo de las causales de declara-
ción de quiebra del Nº 1 del artículo 43 en opinión de ciertos
comentaristas que piensan que podrían interpretarse con mayor
extensión y de la expresión “cesación en el pago de una obliga-
ción mercantil” que emplea el precepto inferirse el propósito
de incluir una fórmula general y abstracta que podría servir
para aludir a un estado económico del patrimonio del deudor
que llevaría a discusión la imposibilidad de dar cumplimiento
en forma normal al pago de las obligaciones. De acuerdo a esta
causal, el incumplimiento de una determinada obligación no
debiera significar necesariamente la declaración de quiebra,
al no haberse producido una suerte de cesación de pagos. Así,
entonces, sería el juez a quien le correspondería, en cada caso
particular, apreciar, a través de los signos exteriores de la acti-

133
PRIMERA PARTE: EXAMEN PRELIMINAR SOBRE EL DERECHO DE QUIEBRAS

vidad que ejerza el deudor, si realmente se encuentra o no en


condiciones de dar cumplimiento normal a sus obligaciones.
Tal criterio serviría para adaptar el alcance de la aplicación del
precepto a la realidad de los negocios, con el fin de evitar que
una momentánea falta de liquidez comprometa a los deudores
a remontar su situación económica, sin causar daño a sus acree-
dores. Estimamos que si bien se justifica esta idea, no es menos
cierto que podría significar que se preste para arbitrariedades y
abusos, debido a que es muy difícil en ciertas situaciones poder
ponderar debidamente si un deudor atraviesa por un estado de
crisis transitoria, que no denote una imposibilidad patrimonial
definitiva de pagar sus deudas. Por eso, la ley chilena tiene en
el precepto referido una redacción clara, con arreglo a la cual
se han determinado con precisión los hechos objetivos que
dan lugar a la quiebra de un deudor, con independencia del
estado real del patrimonio y de su eventual imposibilidad para
solventar sus obligaciones.
Por último, las causales de declaración de quiebra pueden
ser clasificadas desde un doble punto de vista:
a) Atendiendo al sujeto pasivo, se dividen en causales de
deudores que ejerzan una actividad comercial, industrial, minera
o agrícola, y causales comunes a todo deudor;
b) Atendiendo al sujeto activo, pueden dividirse en las que
sólo pueden hacer valer los acreedores, y aquellas causales que
pueden ser declaradas de oficio por el juez.

34. ANÁLISIS DEL ARTÍCULO 43

Esta disposición versa sobre las causales cuya ocurrencia deter-


minan la declaratoria de quiebra, por cuyo respecto es de capital
importancia su estudio detenido.
El precepto, en su encabezamiento, consigna lo siguiente:
a) Cualquiera de los acreedores;
b) Podrá solicitar la declaración de quiebra;
c) Aun cuando su crédito no sea exigible, y
d) En los siguientes casos.
Cada una de estas expresiones tiene un alcance, cuyo signifi-
cado es preciso explicar.

134
CAP. V: CAUSALES DE DECLARACIÓN DE QUIEBRA

a) CUALQUIERA DE LOS ACREEDORES


Si bien todos los acreedores pueden pedir la quiebra, basta que la
pida uno cualquiera de ellos y su declaratoria valdrá para todos,
porque sus efectos son generales (artículos 1º, 2º y 52).
La norma no excluye la hipótesis que si hay un único acree-
dor, pueda éste pedir la quiebra, no sólo porque el artículo 40
contempla expresamente este caso, y además sería injusto que,
cuando estuviera solo, se le negara el derecho que se confiere a
todo acreedor cuando son muchos.
En la práctica, si hay un solo acreedor, hasta puede resultar-
le más ágil que un cobro ejecutivo, de acuerdo al artículo 45,
inciso 2º, que veremos luego.
La excepción a lo anterior la constituye el artículo 43, Nº 1.
Es necesario, como se ve, ser acreedor. Es el primer supuesto
que fija esta disposición.
Por excepción, la ley quita este derecho a ciertos acreedores,
conforme ya lo estudiamos en el Capítulo III de este libro.
Además de los acreedores, dice el artículo 41, la quiebra podrá
ser declarada a solicitud del deudor, y si se trata de un deudor de
los allí descritos, la norma deja de ser permisiva y es imperativa,
porque la ley le impone solicitarla antes que se cumplan quince
(15) días, contados desde la fecha en que se haya cesado en el
pago de una obligación mercantil.
Ha de señalarse que no basta la solicitud, sino que además
debe el deudor dar cumplimiento a las exigencias del artículo 42,
que entraña acompañar un conjunto de antecedentes relativos a
la situación de sus negocios.
Como sanción, el artículo 219, Nº 4, establece que se presume
la quiebra culpable.
El artículo 60 le quita el derecho de alimentos de la masa.
Siendo la quiebra una institución que mira al interés de los
acreedores, cuando el deudor solicita su propia quiebra, no es ne-
cesario que acredite hechos que configuren alguna de las causales
de quiebra a que se refiere el artículo 43 en estudio, por lo que
basta que la pida, junto a los antecedentes que ha de acompañar,
para que el juez deba dar lugar a ella, sin más trámites.
b) PODRÁ SOLICITAR LA DECLARACIÓN DE QUIEBRA
El derecho de los acreedores es el de pedir la declaración de
quiebra. Es una acción judicial que está supeditada, como indica

135
PRIMERA PARTE: EXAMEN PRELIMINAR SOBRE EL DERECHO DE QUIEBRAS

el artículo 44, a que se haga valer el derecho, señalándose en la


demanda la causal que la configura, los hechos constitutivos de
dicha causal y las pruebas que la acrediten, lo que dependerá
de los fundamentos que se invoquen, porque quien afirma un
hecho debe probarlo, cuanto más si lo que se alegará será la
procedencia de la quiebra, en función de los requisitos que el
legislador ha requerido.
El artículo 46 cautela una consideración elemental de respeto
que, por principios naturales, debe haber entre los cónyuges, así
como entre padres e hijos y viceversa: Protege la unidad de la
familia y la unión conyugal, como se explicó a la sazón.
El artículo 47 establece que el socio comanditario no pue-
de pedir la quiebra de la sociedad a que pertenece, porque no
tiene la representación de la sociedad, y mal podría así, enton-
ces, pedir la quiebra de una sociedad a la que no representa si
ésta incurriera en cesación de pagos respecto de terceros (ver
artículo 42, inciso penúltimo).
El socio comanditario, en cuanto socio, tampoco puede pedir
la quiebra si es que la sociedad le adeudare utilidades u otras
prestaciones, pero si fuere acreedor a otro título particular v. gr.,
por haberle prestado dinero a la sociedad, podrá pedirla, y en tal
caso la quiebra de la sociedad no lo alcanzará en su patrimonio
personal.
Incluso, el socio comanditario, en cuanto socio, no es propia-
mente acreedor de la sociedad; tiene sólo una relación creditoria
con ella, por los beneficios que ésta le deba, y así resulta del
artículo 2070 del Código Civil, que dice que “La distribución de
beneficios y pérdidas no se entenderá, ni respecto de la gestión
de cada socio, ni respecto de cada negocio en particular. Los
negocios en que la sociedad sufre pérdida, deben compensarse
con los que reportan beneficios, y las cuotas estipuladas recaerán
sobre el resultado final de las operaciones sociales”.
Hay así una diferencia con la sociedad anónima: En esta úl-
tima se está al resultado del ejercicio financiero, conforme a los
balances y a las cuentas finales del resultado.
El anterior texto del artículo 44 establecía que “En la solicitud
de declaración de quiebra se señalará la causal que la justifica y los
hechos constitutivos de dicha causal y se acompañarán documentos
para acreditar los fundamentos de la petición o se ofrecerán las

136
CAP. V: CAUSALES DE DECLARACIÓN DE QUIEBRA

pruebas que correspondan. Podrá asimismo el acreedor proponer


el nombre de a lo menos tres de las personas individualizadas en
la nómina a que se refiere el artículo 14, para que, de entre ellas,
designe el tribunal un síndico titular y uno suplente.
Junto con solicitar la quiebra, el peticionario deberá acom-
pañar vale vista o boleta bancaria a la orden del tribunal por una
suma equivalente a 100 unidades de fomento, para subvenir a
los gastos iniciales de la quiebra. Dicha suma será considerada
como un crédito del solicitante en contra del fallido, que gozará
de la preferencia establecida en el número 4 del artículo 2472
del Código Civil”.
El actual texto del artículo 44, incorporado por el artículo único
Nº 18 de la Ley Nº 2.004, publicada en el Diario Oficial de fecha
8 de marzo de 2005, establece que “En la solicitud de declaración
de quiebra presentada por un acreedor se señalará la causal que la
justifica y los hechos constitutivos de dicha causal y se acompañarán
documentos para acreditar los fundamentos de la petición o se
ofrecerán las pruebas que correspondan. Además, se señalará el
nombre del síndico titular y el del síndico suplente, y sólo a ellos el
tribunal deberá designar en la sentencia que declare la quiebra.
Junto con solicitar la quiebra, el acreedor peticionario deberá
acompañar vale vista o boleta bancaria a la orden del tribunal por
una suma equivalente a cien unidades de fomento, para subvenir
a los gastos iniciales de la quiebra. Dicha suma será considerada
como un crédito del solicitante en contra del fallido, que gozará
de la preferencia establecida en el número 4 del artículo 2472
del Código Civil”.
De esta forma, el actual artículo 44 contiene aclarado el pre-
cepto que regía la materia, dos novedades:
1. Una norma permisiva, que permite al acreedor proponer el
nombre de, a lo menos, tres síndicos para que el tribunal designe
un titular y un suplente. Los síndicos propuestos lo serán de la
nómina que prescribe el artículo 23 (en relación a los artículos
14 y 15).
Al declarar la quiebra, el tribunal designará provisionalmen-
te un titular y un suplente (artículo 52, Nº 2 en relación con el
artículo 25).
En la propia declaración de la quiebra el tribunal cita a los
acreedores a una junta (artículo 52, Nº 9), y en esa primera junta,

137
PRIMERA PARTE: EXAMEN PRELIMINAR SOBRE EL DERECHO DE QUIEBRAS

de acuerdo al artículo 108, se oirá la cuenta del síndico provisional


y se ratificará al provisional como definitivo o se procederá a su
reemplazo por otro.
El artículo 26 se refiere a la aceptación y juramento con que
los síndicos asumen sus funciones.
Así, una cosa es el nombramiento del síndico (Decreto Su-
premo del Ministerio de Justicia (artículo 15), la formación de
la nómina (artículos 14 a 23); y otra cosa es la designación para
cada quiebra (artículo 52, Nº 2, en relación al artículo 25, artículo
55 y artículo 108)).
2. Una norma imperativa, que obliga al peticionario de la quiebra
a acompañar un vale vista o boleta bancaria, a la orden del tribunal,
por UF 100, para subvenir los gastos iniciales de la quiebra.
La razón de esta exigencia, a la luz del mensaje del Ejecutivo,
es evitar que se utilice la quiebra como un mecanismo de cobranza
judicial de bajo costo, y como contrapartida se le otorga al solici-
tante una preferencia del Nº 4 del artículo 2472 como crédito de
primera clase, para hacer efectivo el cobro por las UF 100 contra
el fallido. Empero se va contra la gratuidad de la justicia y contra
el principio de la igualdad ante la ley.
El cobro de UF 100 tiene una particularidad: Aparentemente
representa una inconstitucionalidad su exigencia, pero no es así,
porque se trata, simplemente, de un gasto procesal, como todos
aquellos en los que es preciso incurrir en la tramitación de los recur-
sos y, por lo mismo, reviste el significado de ser una carga legal.
Se ha pensado que un correctivo sería el que se fije la consig-
nación por el juez, una vez que sea declarada la quiebra, y que
fuese de cargo de los acreedores. Sin embargo, ¿qué acreedores?
¿En qué proporción? Se suscitarían incidentes que evitarían dar
curso inicial a la quiebra y dar cumplimiento a las diligencias
que ella establece.
Lo que sí es necesario corregir es la preferencia: No debe
ser la del Nº 4, sino del Nº 1 del artículo 2472 del Código Civil,
por ser una costa judicial causada en interés general de todos
los acreedores.
¿Se aplica la norma cuando el deudor pide su propia quie-
bra?
El precepto se refiere al peticionario y no distingue. Sin em-
bargo, estimamos que su aplicación se restringe a los acreedores,

138
CAP. V: CAUSALES DE DECLARACIÓN DE QUIEBRA

ya que no se condice con el objetivo para el cual fue concebida


la exigencia. Además, el artículo 42 no lo establece entre los do-
cumentos que debe acompañar el deudor cuando debe pedir su
propia quiebra. Tampoco tendría sentido darle un crédito contra
sí mismo para recuperar el desembolso del depósito en razón del
vale vista o boleta bancaria.
El último alcance del encabezamiento del artículo 43 concluye
que los acreedores podrán solicitar la quiebra en los tres casos
que enumera el precepto citado.
La primera consideración que nos merece esto es que nuestra
ley ha seguido el método de enumerar las causales de quiebra,
refiriéndolas en forma precisa, según un criterio casuístico y
exegético.
Con esto, puede decirse que nuestra Ley de Quiebras no
siguió la orientación del Código de Comercio francés, que for-
muló como causal genérica para su ocurrencia “la cesación de
pagos”, sino que se inspiró en el sistema anglosajón, que enumera
taxativamente las causales de quiebra. El sistema francés tiene la
ventaja de permitirle al juez una libertad mayor para ponderar
las infinitas circunstancias de hecho que rodean la quiebra, pero,
a su vez, el sistema inglés tiene la virtud de evitar la arbitrariedad
judicial, al quitar al tribunal facultades tan amplias.
El estudio de las causales de quiebra que prefija nuestra ley
nos lleva a concluir que nuestro legislador no tomó en cuenta la
crisis económica, o el estado de insolvencia, en sentido técnico,
que denota la situación del patrimonio de un deudor infectado
por un pasivo superior a su activo, que le irroga la imposibilidad
de pagar sus deudas.
La Ley de Quiebras gira en torno al concepto de cesación de
pagos, y la concibe como el trasunto del incumplimiento en que
incurren los deudores al pago de las obligaciones contraídas, con
prescindencia de la relación matemática o deficitaria que exista
entre sus activos y pasivos.
Aunque la insolvencia ha de ser el origen de los débitos e in-
cumplimientos, y éstos, la consecuencia de aquellos, no siempre
están en una relación de causa a efecto, dado que puede haber
insolvencia sin incumplimientos, cuando al deudor se le dan
prórrogas o se acuerdan plazos para solucionar sus obligaciones,
y habrá incumplimientos sin insolvencia si el deudor carece de

139
PRIMERA PARTE: EXAMEN PRELIMINAR SOBRE EL DERECHO DE QUIEBRAS

liquidez para pagar sus obligaciones o simplemente deja de pa-


garlas por otros motivos.
Fluye del análisis de las causales que la ley se fundó en la ce-
sación de pagos, si se advierte que la primera causal requiere la
cesación de pago de una obligación mercantil; la segunda supo-
ne una reiteración en la cesación de pagos; y la tercera importa
una cesación potencial de pagos ante la fuga u ocultamiento del
deudor; en otras palabras, la frustración del remedio para evitar
la cesación de pagos revive un estado de cesación de pagos que
no se pudo superar. Si el remedio fracasa, la enfermedad subsiste,
e incluso, recrudece con más virulencia.
Las causales del artículo 43 se clasifican desde dos puntos
de vista:
1. Atendiendo al sujeto pasivo:
a) Propias del deudor especial, calificado por su actividad,
según el artículo 41, y
b) Comunes a todo deudor (artículos 2º y 3º).
2. Atendiendo al sujeto activo: Las hay aquellas que son del
resorte de los acreedores (artículo 43); del tribunal: rechazo del
convenio (artículo 209, inciso 2º); nulidad de resolución (artículo
214), y cesión de bienes (artículo 251); de los herederos (artículo
50), y del deudor (artículos 41 y 42).
El que una persona sea considerada como deudor calificado
tiene como connotación lo siguiente:
– Incide en una actividad que es considerada por el legislador
de importancia para la marcha económica;
– La cesación en el pago como consecuencia de ejercer un
tipo de estas actividades provoca una interrupción o perturba-
ción en la circulación de la riqueza; genera trastornos en la vida
económica y conculca el crédito público;
– Por su trascendencia, las relaciones que ellas suscitan son
más entrelazadas y numerosas, y generan un efecto en cadena,
al punto que la quiebra de un deudor calificado arrastrará a los
demás a ese estado.
Las causales del artículo 43 deben complementarse con las
del artículo 51, que se refiere a la quiebra de las sociedades.
El derecho a pedir la declaratoria de quiebra no es un derecho
absoluto, y tiene como freno el abuso del derecho, como quiera
que el artículo 45, inciso 3º, sanciona lo siguiente: “Si la solicitud

140
CAP. V: CAUSALES DE DECLARACIÓN DE QUIEBRA

fuere desechada en definitiva, el deudor podrá demandar indem-


nización de perjuicios al acreedor –por el abuso que el acreedor ha
hecho de su derecho– si probare que éste ha procedido culpable
o dolosamente”, regla especial que es preciso armonizar con el
precepto general del artículo 2329 del Código Civil.
Esto no quita que el acreedor pueda siempre entablar una
nueva acción, si alegase hechos distintos que prueben la existencia
de la causal legal, porque si se fundase en los mismos anteceden-
tes habría motivo para enervar la petición con la excepción de
cosa juzgada.
c) AUN CUANDO SU CRÉDITO NO SEA EXIGIBLE
Esto es lógico, porque al pedirse la quiebra no se pide el pago
del crédito.
La raíz lógica de lo anterior es que se dé lugar a la apertura
del juicio concursal, mediante la dictación de una sentencia de-
finitiva que declare la quiebra y que se fundamente en la causal
invocada, así como en los hechos que la justifican y las pruebas
que lo acrediten.
Así, cuando el acreedor solicita la quiebra, no pide el pago
de su crédito, pues la ley no le reconoce ese privilegio, sino que
solicita que se proclame, se reconozca, se declare jurídicamente
el estado de cesación de pagos del deudor, y se provea, de consi-
guiente, con la realización de los bienes del deudor, el pago de los
créditos de todos los acreedores en la forma que la ley determina
y no el pago de su crédito, al que solo habrá lugar como efecto
de la declaración, conjuntamente con los demás.
Al permitir la ley que cualquier acreedor, aunque su crédito
no sea exigible, pueda solicitar la quiebra, ha dejado sobreenten-
dido así que el acreedor que solicita la quiebra:
Puede hacer valer los créditos que tengan con el deudor otros
acreedores.
Por lo que no es preciso que el que solicita la quiebra invoque
su propio crédito, esto es, que el acreedor sea titular del crédito
cuya deuda constituye la causal de quiebra alegada, salvo el caso
del Nº 1, como ya se explicó.
Pero si hay un solo acreedor y su crédito no está vencido, no
podrá solicitar la quiebra, porque este acreedor tiene un medio
muy sencillo de reclamar el pago, cual es el de presentar el crédito

141
PRIMERA PARTE: EXAMEN PRELIMINAR SOBRE EL DERECHO DE QUIEBRAS

al cobro a la época del vencimiento del plazo, salvo que alegue


la causal del Nº 3.
En cuanto al acreedor condicional sujeto a una condición
suspensiva a la que está supeditada la adquisición del derecho,
no tiene otra expectativa que la de ser un germen del derecho
para impetrar medidas conservativas, dado que lo que se le pague
antes estaría sujeto a repetición.
Reconoce este germen de derecho la Ley de Quiebras, por-
que le da la facultad al acreedor condicional de presentarse a la
quiebra, para que se le reserve el pago en la proporción que le
corresponda hasta el cumplimiento de la condición (artículo 152,
en relación con los artículos 1485 y 1492 del Código Civil).
En efecto, el citado artículo 1485 establece que no puede
exigirse el cumplimiento de la obligación condicional sino veri-
ficada la condición totalmente. Así, todo lo que se pague antes
podrá repetirse mientras no se hubiere cumplido. Si no existe
el derecho, mal podría existir la obligación correlativa que se
pretende reclamar o hacer cumplir.
d) EN LOS SIGUIENTES CASOS
La última oración del texto de la disposición del encabezamiento
del artículo 43 reduce la declaración de quiebra a petición del
acreedor a la enumeración de 3 causales que son taxativas, como
lo hemos venido remarcando.
Los arbitrios ruinosos no están contemplados en la casuística
del artículo 43, pero están sancionados en el artículo 220, Nº 8,
como casos de represión penal por configurar un delito de insol-
vencia punible, constitutiva de carácter fraudulento.
Cada una de las causales de las descritas por el legislador, que
seguidamente han de analizarse, son ilustrativas de hipótesis de
cesación de pagos.
Como lo hemos expresado, la cesación de pagos se relaciona
con el incumplimiento de las obligaciones, porque en el derecho
comercial el vencimiento reviste más gravedad que en la vida civil,
dado el carácter de intermediación de los actos de comercio.
El incumplimiento es una cuestión bien distinta a la insolven-
cia. El incumplimiento es un hecho y es propio de las personas;
la insolvencia es un estado y es inherente al patrimonio. Nor-
malmente, la insolvencia es causa del incumplimiento, lo que

142
CAP. V: CAUSALES DE DECLARACIÓN DE QUIEBRA

no significa que pueda darse el caso de haber insolvencia sin


que se manifieste todavía en algún incumplimiento. Entonces el
incumplimiento será la revelación de la insolvencia.
Aun así, ambas no son inevitablemente coincidentes. El cum-
plimiento o incumplimiento son hechos jurídicos, y la insolvencia
es una situación económica, o sea, un estado de hecho que da
paso a un estado jurídico.
Hay incumplimientos sin insolvencia e insolvencia sin incum-
plimientos: La falta de voluntad de cumplir y no la imposibilidad
de hacerlo, o la atención de los pagos con procedimientos frau-
dulentos nos dan sendos ejemplos de lo expuesto.
Suspender un pago es, en el derecho comercial, cesar en él,
porque afecta a la vida de los negocios. De ahí provienen ciertas
instituciones que han brotado de la práctica mercantil y que tie-
nen como finalidad cautelar el crédito, como son: El protesto; la
caducidad de las acciones cambiarias; la solidaridad que es de más
amplia aplicación en los tratos comerciales; la falta de términos
de gracia que sanciona el artículo 112 del Código de Comercio;
y la propia figura de la quiebra.
La insolvencia, como situación económica, no se aprecia ex-
ternamente, puesto que sólo un examen minucioso de los libros
de comercio permitiría establecerla, a los cuales de acuerdo al
Código de Comercio, no tienen acceso los acreedores.
De ahí, entonces, que la cesación de pagos sea un medio
revelador de la insolvencia, entendida como la imposibilidad de
atender los pagos cuyos cobros sean exigibles, con los insuficientes
bienes disponibles para quedar en condiciones de afrontarlos.
Es como si existiera una enfermedad orgánica que no se refle-
jara con la aparición de algún síntoma que pueda descubrirla.
La cesación de pagos puede no coincidir con el incumplimiento,
cuando consiste en un hecho que irrebatiblemente la evidencie,
como lo consagra la Ley de Quiebras en el artículo 43, Nº 3.

35. CAUSALES EXCLUSIVAS PARA LOS DEUDORES


CALIFICADOS

Se exige en la norma que ha de cesar el deudor en el pago de


una obligación mercantil con el solicitante y cuyo título sea eje-

143
PRIMERA PARTE: EXAMEN PRELIMINAR SOBRE EL DERECHO DE QUIEBRAS

cutivo. Por eso, se ha ampliado su alcance a los deudores –que


en un comienzo debían ser comerciantes– que ejerzan ahora
una actividad comercial, junto con los que desempeñan además
otra de carácter industrial, minera o agrícola, por lo que la regla
ha perdido el carácter genérico que tenía, para quedar acotada
actualmente a una situación específica, cual es la que consagra
el precepto según el tipo de negocio que debe existir entre un
deudor y el acreedor que solicita la quiebra, cuando además la
obligación sea mercantil y cuyo título sea ejecutivo.
Queda en claro, por consiguiente, que no todo acreedor, por
el solo hecho de tener esta calidad respecto del deudor, puede
pedir la declaratoria de quiebra, dado que según lo previene el
Nº 1 del artículo 43 habrá de tratarse del acreedor cuyo deudor
cesa en el pago de una obligación mercantil y no de cualquier otro
acreedor, como lo establecía la disposición del Nº 1 del artículo 37
en la anterior Ley de Quiebras Nº 4.558, del año 1929.
Por eso que se ha producido, como lo sosteníamos anterior-
mente, una incongruencia entre el encabezamiento del artículo 43
y la disposición del Nº 1 que textualmente establece lo siguiente:
“1. Cuando el deudor que ejerza una actividad comercial, industrial,
minera o agrícola cese en el pago de una obligación mercantil
con el solicitante, cuyo título sea ejecutivo”.

36. ANÁLISIS DE LA CAUSAL DEL Nº 1 DEL ARTÍCULO 43

36.1. EJERCICIO EFECTIVO DE LA ACTIVIDAD COMERCIAL,


INDUSTRIAL , MINERA O AGRÍCOLA.
SITUACIÓN DE LAS SOCIEDADES ANÓNIMAS

El precepto, en cuanto se refiere al deudor que ejerce una acti-


vidad comercial, industrial, minera o agrícola, amplió el alcance
que se refería al deudor comerciante, si se considera:
a) Que incluye al que ejerce una actividad comercial y no al
comerciante, y
b) Que junto al que ejerce una actividad de esta clase, agrega
al que además realiza una actividad minera o agrícola. La activi-
dad industrial queda comprendida en la mercantil, de acuerdo
al artículo 3º, Nº 5, del Código de Comercio.

144
CAP. V: CAUSALES DE DECLARACIÓN DE QUIEBRA

El fundamento de esta innovación obedece –como se ha in-


dicado– a la gravedad que significa incurrir en cesación de pagos
cuando se desarrolla una actividad que se reputa de importancia
económica, por la perturbación que concita en la circulación de
la riqueza, así como si se considera además que las relaciones
jurídicas que tienen que ver con la producción minera o agrícola
y con el intercambio del tráfico comercial, son más entrelazadas
y numerosas que otras, y por ende, la cesación de pagos ha de
producir en ellas un efecto en cadena, que suele provocar mayores
trastornos en la marcha económica.
Para determinar la actividad del deudor, ha de estarse a la
que ejercía a la fecha en que se contrajo la obligación cuyo in-
cumplimiento provoca la quiebra, según lo que ha establecido
el artículo 52, Nº 1, de la Ley de Quiebras.
El artículo 43 de la Ley de Quiebras establece que “Cualquiera
de los acreedores podrá solicitar la declaración de quiebra, aun
cuando su crédito no sea exigible, en los siguientes casos:
1. Cuando el deudor que ejerza una actividad comercial,
industrial, minera o agrícola, cese en el pago de una obligación
mercantil con el solicitante, cuyo título sea ejecutivo”.
Se deduce del precepto legal citado que son cinco los requisitos
que deben concurrir para que proceda esta primera causal que dé
lugar a la declaratoria de quiebra, las cuales son las siguientes:
Que el deudor ejerza una actividad comercial, industrial, mi-
nera o agrícola, que cese en el pago, de una obligación mercantil,
con el solicitante, y cuyo título sea ejecutivo.
En lo que respecta al primer requisito, esto es, que el deudor
ejerza una actividad comercial, industrial, minera o agrícola, debe
estarse estrictamente a la actividad u objeto social desarrollado
por el deudor. No es suficiente a nuestro juicio que el deudor esté
organizado como sociedad anónima, para calificar su actividad
de comercial, aunque según la ley este tipo societario se repute
siempre mercantil, como lo establece el inciso 2º del artículo 1º
de la Ley Nº 18.046, sobre sociedades anónimas, como se anali-
zará más adelante.
En efecto, si se diese el caso que una sociedad anónima no
ejerza una actividad comercial, industrial, minera o agrícola y el
título ejecutivo que da fe de la respectiva obligación no emanare
de un pagaré o letra de cambio, que tienen el carácter de ser ac-

145
PRIMERA PARTE: EXAMEN PRELIMINAR SOBRE EL DERECHO DE QUIEBRAS

tos de comercio absolutos, sino que estuviese constituido por las


propias escrituras públicas en que aparece otorgado un mutuo,
que fue destinado a financiar el precio de una compraventa de
un bien raíz, que es de significado civil, no se podría establecer
que el deudor haya ejercido efectivamente una actividad comer-
cial, ni que la obligación que ha incumplido tenga el carácter
de mercantil. Lo anterior determinaría la improcedencia de la
declaración de quiebra, si se advierte la índole copulativa que
tienen los requisitos a que taxativamente subordina el precepto
legal referido la exigencia para que se configure la respectiva
causal de quiebra del Nº 1 del artículo 43 de la Ley Nº 18.175.
En efecto, la norma de la ley actualmente vigente varió el
alcance del artículo 37, Nº 1, de la anterior Ley Nº 4.558, del
año 1929, sobre Quiebras, que estatuía como requisito el que el
deudor fuera comerciante, al disponer ahora que ha de ejercer
una actividad comercial, o bien industrial, minera o agrícola.
A su vez, es de interés puntualizar que el proyecto original
de la Ley Nº 18.175, en lugar de referirse al que ejerciera una
actividad de las expresadas, aludía, en cambio, a la empresa, con
lo que el propósito del legislador era el de avanzar del concepto
de comerciante al de empresario, como lo consagra la legislación
italiana, para distinguir así no entre el comerciante y el no comer-
ciante, sino que entre el empresario y el no empresario.31
Este criterio correspondía al objetivo de aplicar, así, al empresa-
rio un tratamiento más severo, atendida la repercusión que ha de
tener como efecto la mera cesación en que incurra en el pago de
una obligación mercantil en el entorpecimiento de la circulación
de la riqueza y en la perturbación del crédito público.
No cristalizó en la Ley Nº 18.175 la idea de referirse al empre-
sario, al no tener su concepto un significado preciso, por lo que
se prefirió, pues, distinguir entre el que ejerciera una actividad
comercial, industrial, minera o agrícola de aquel que no la ejer-
ciera, con prescindencia de toda otra consideración.
De ahí que los tribunales de justicia hayan sido muy cuidado-
sos al ponderar esta exigencia del consabido precepto, al punto
que no se ha admitido que la sociedad anónima (por ser siem-

31
Senado, Secretaría de Legislación. Folios 5 a 144, tomos 72 y 73. Folios 350
a 746, Ley 18.175-II.

146
CAP. V: CAUSALES DE DECLARACIÓN DE QUIEBRA

pre mercantil, como lo declaró el inciso 2º del artículo 1º de la


Ley Nº 18.046, sobre sociedades anónimas, de 22 de octubre de
1981, que modificó, a su vez, el artículo 2059 del Código Civil,
siguiendo la inspiración francesa) haya de entenderse que ejerce
una actividad comercial, tanto más cuanto que el propio precepto
citado agrega que tendrá tal carácter aun cuando se forme para
la realización de negocios de carácter civil.
De modo, entonces, que si el deudor está organizado como
sociedad anónima, no significa para el derecho concursal que
ello entrañe que efectivamente ejerza una actividad comercial,
como pudiera ligeramente entenderse.
Así, por ejemplo, el giro de inversiones, esto es, el destinado
a la adquisición de instrumentos de renta fija o variable con el
fin de mantenerlos en cartera y obtener de este modo una ren-
tabilidad, no es propiamente una actividad mercantil, sino que
civil. No hay necesariamente un ánimo especulativo, ni menos
de intercambio, sino que, por el contrario, dado que lo que se
pretende es obtener una rentabilidad adecuada a la inversión, a
través de la percepción de los respectivos intereses o dividendos
que, en forma permanente, dichos instrumentos han de generar,
denota que es una operación que no reviste el carácter de ser
mercantil, sino que tiene la índole de ser civil.
Por lo demás, cabe agregar que para determinar la actividad
del deudor, ha de estarse a la que ejercía a la fecha en que con-
trajo la obligación cuyo incumplimiento es el que ha provocado
la quiebra, como lo establece expresamente el Nº 1 del artículo
52 de la Ley Nº 18.175, al disponer que la sentencia definitiva
que declara la quiebra contendrá:
“1. La determinación de si el deudor está o no comprendido
en el artículo 41. En este caso se estará a la actividad que el deudor
ejercía a la fecha que contrajo la obligación”.
La doctrina ha sido unánime al interpretar esta norma. El
profesor Alvaro Puelma Accorsi32 formula al respecto el siguiente
comentario:
“Como se trata de un requisito exigido por la ley para declarar
la quiebra, aparece a primera vista que él debe existir a la época

32
Curso de Derecho de Quiebras, Editorial Jurídica de Chile, tercera edición, 1983,
p. 35.

147
PRIMERA PARTE: EXAMEN PRELIMINAR SOBRE EL DERECHO DE QUIEBRAS

de trabarse la litis, que lo será cuando se notifique el traslado


de la petición de quiebra, conclusión que concuerda con las
reglas procesales que los requisitos de la acción deben concurrir
al momento de trabarse la relación procesal. Sin embargo, de
acuerdo con lo prescrito en el artículo 52, Nº 1, de la misma ley,
ha de estarse a la actividad que el deudor ejercía al momento que
contrajo la obligación”.
También ha opinado con el mismo criterio Juan Esteban Puga
Vial,33 al referirse a la calificación que hace el juez respecto de la
naturaleza del fallido. Advierte que
“No podemos además olvidar que en materia civil la calidad
del sujeto especial depende sustancialmente de la actividad que
el deudor ejercía al contraer la obligación…”.
En el mismo sentido se ha pronunciado también la jurispru-
dencia de nuestros tribunales, a cuyo respecto es interesante
retener el fallo de la Corte de Apelaciones de Valparaíso, de 22
de septiembre de 1988,34 que concluye con el “rechazo de la so-
licitud de quiebra por no estar acreditada la causal del artículo
43 de la Ley de Quiebras, aduciendo:
“De acuerdo a lo previsto en el Nº 1 del artículo 52 de la Ley
de Quiebras, debe estarse a la actividad que el deudor ejercía a
la fecha en que se contrajo la obligación para establecer si está o
no comprendida en el artículo 41 de esa normativa”.
Por otra parte, un atento examen del precepto del artículo
43, Nº 1, conforme a lo que se desprende del artículo 19 del
Código Civil, que, para que se configure la causal allí prevista en
la Ley de Quiebras, es insuficiente tener como giro uno de los
descritos en la norma citada, si el deudor efectivamente no los
ejercita como actividad determinadamente a la época en que se
contrajo la obligación correlativa.
Así queda de relieve si se considera que la ley no ha exigido,
para que proceda esta causal de declaratoria de quiebra, que el
deudor tenga la condición de ser “comerciante”, o bien la de
ser un “industrial, “agricultor” o “minero”, como lo señalamos

33
Derecho Concursal. Delitos de la Quiebra. Editorial Jurídica de Chile, 1994,
p. 340.
34
Repertorio de Legislación y Jurisprudencia Chilenas. Códigos de Comercio y Leyes
Complementarias. Edición 1994. Artículo 43, p. 25.

148
CAP. V: CAUSALES DE DECLARACIÓN DE QUIEBRA

anteriormente, sino que es necesario que los actos que entraña


su actividad sean real y objetivamente comerciales, con prescin-
dencia de la profesión u oficio del que la ejecuta o realiza, o bien
que sean inherentes a una actividad que sea industrial, agrícola
o minera.
Por lo mismo, no se trata de la ejecución ocasional o aislada
de actos propios del comercio o de la industria, minera o agrícola,
sino que es indispensable el ejercicio permanente, no esporádico,
del comercio, como efectiva actividad.
La realización aislada y ocasional de determinados actos no
cumple con la exigencia del ejercicio por el deudor de una de-
terminada actividad económica, como la comercial, que es la que
nos interesa para este caso.
Si se llegase a establecer el efectivo y permanente ejercicio
de la actividad a que se refiere la ley, se entiende cumplido este
requisito, no importando las otras actividades que pueda tener el
deudor y la importancia relativa que pudiera tener esa actividad
en relación con las otras que pueda ejercer, salvo el caso que se
diese la hipótesis que ellas son accesorias a una actividad principal
no comprendida en aquellas a que se refiere la ley en el Nº 1 del
artículo 43, porque en este último caso estimamos que no hay
ejercicio efectivo y permanente de la actividad de que se trate.
Conforme con lo expuesto, el ejercicio efectivo y permanente,
a la fecha en que se contrajo la obligación, de una de las activi-
dades comprendidas en el Nº 1 del artículo 43, es condición sine
qua non para que proceda esta causal.
Por lo tanto, si de los antecedentes que se han proporcionado
no resulta el efectivo y permanente ejercicio a la fecha en que se
contrajo la obligación de las actividades a que se refiere el Nº 1
del artículo 43, no es posible dar por cumplido el requisito, y, por
lo mismo, no procedería declarar la quiebra por esta causal.

36.2. INCUMPLIMIENTO O CESACIÓN EN EL PAGO


DE UNA OBLIGACIÓN MERCANTIL

Es necesario también analizar si la petición de la declaración de


quiebra se ha basado en el incumplimiento de una obligación
que sea mercantil para el deudor.

149
PRIMERA PARTE: EXAMEN PRELIMINAR SOBRE EL DERECHO DE QUIEBRAS

La regla está circunscrita al simple incumplimiento de una


obligación; al mero caso aislado de no cumplirse exacta, íntegra
y oportunamente con la prestación adeudada.
De ahí que el pago efectivo o solución, para que valga, debe
ser:
Total: El deudor no puede obligar al acreedor a que reciba
por partes lo que se le debe (artículo 1591);
Al tenor de la obligación (artículo 1569);
Al acreedor (artículo 1576), salvo que se haya embargado el
crédito o mandado retener el pago; o que se pague al acreedor
que no tiene la administración de sus bienes o que se pague
al acreedor insolvente, en perjuicio de los acreedores (artículo
1578);
El pago debe hacerse en el plazo convenido, o sea, al venci-
miento.
Para determinar la cesación en el pago, el juez debe prescin-
dir de atender al monto de la deuda; a si el deudor tiene otras
obligaciones insatisfechas; a si el deudor tiene o no bienes en el
patrimonio con qué responder. La ley ha sido demasiado precisa
cuando dice: “Cesar en el pago de una obligación…”.
El fundamento de esta regla es que el incumplimiento de las
obligaciones en el Derecho Comercial reviste más gravedad que
en la vida civil, por el carácter de intermediación que caracteri-
za a los actos de comercio; por eso que suspender un pago es,
para el legislador de comercio, cesar en él, lo que afecta a la vida
de los negocios. De ahí que para velar por el cumplimiento de
lo pactado, el Derecho Comercial haya establecido el protesto;
contemple la caducidad de las acciones cambiarias; le dé más
amplitud a la solidaridad; no reconozca los términos de gracia y
haya consagrado la quiebra, que en un comienzo fue una insti-
tución privativa del comercio.
El Código francés y la ley de 1838 que lo modificó en materia
concursal, fijó a este respecto el criterio de la cesación de pagos
en general, con lo que la regla en la ley francesa se constituyó en
una norma vaga e inexpresiva, porque no se prefijó el límite en
los incumplimientos, al hablarse de cesación de pagos en plural.
El derogado Libro IV del Código de Comercio mejoró a medias
esta regla del Código francés, al establecer la cesación de pagos
(artículo 1325) como causal, con el agregado del artículo 1327,

150
CAP. V: CAUSALES DE DECLARACIÓN DE QUIEBRA

que decía que no era menester que fuera generalizada. Vino


después la Ley Nº 4.558, del año 1929, y le dio un carácter más
preciso, al circunscribirla en el artículo 37, Nº 1, a la cesación
en el pago de una obligación mercantil y en la que se fundó el
artículo 43, Nº 1, para disponer la causal en los términos en que
figura en su actual texto.
De otro lado, ha de tenerse presente que las obligaciones
mercantiles son aquellas que estatuye el artículo 3º del Código
de Comercio. Esto no suscita mayores dificultades.
Como las obligaciones mercantiles pueden ser mixtas, o sea,
que para un contratante pueden ser comerciales y para el otro
civiles, en este caso bastará que sea mercantil para el que deja
de cumplir la obligación, esto es, para el deudor (por ejemplo,
un préstamo bancario se reputará comercial para el banco, por
ser atinente a una operación del giro de esa entidad, según el
Nº 11 del artículo 3º y para el cliente puede ser civil, si tiene como
actividad una que no sea comercial, como lo sería una persona
que ejerza una profesión liberal).
Otra observación merece la teoría de lo accesorio. Hay actos
civiles que por ser auxiliares de una actividad mercantil principal
pasan a ser comerciales, por ejemplo, la explotación de un bosque
de eucaliptus (actividad civil), y la actividad de una empresa de
fábrica (comercial); también lo sería la compra del equipamiento
que celebra el comerciante para dotar un negocio o estableci-
miento comercial y viceversa, como la compra de ganado para
engorda que hace un agricultor o la compra de un vehículo para
una empresa.
Hay actos que, sin embargo, siempre serán mercantiles. Es-
tos son los actos de comercio formales o absolutos, que refiere
el artículo 3º, Nº 10, que sanciona como tales “las operaciones
sobre letras de cambio, pagarés y cheques sobre documentos a
la orden, cualesquiera que sean su causa y objeto y las personas
que en ella intervengan, y las remesas de dinero de una plaza a
otra hechas en virtud de un contrato de cambio”.
La concepción de lo accesorio no fue debidamente conside-
rada por el legislador concursal en la Ley de Quiebras, al haber
condicionado la exigencia de una obligación mercantil a una
actividad civil, como lo sería la agrícola, minera o pesquera, lo que
le confiere al obligado un escapismo para sustraerse a la aplica-

151
PRIMERA PARTE: EXAMEN PRELIMINAR SOBRE EL DERECHO DE QUIEBRAS

ción de la ley, porque le bastaría demostrar que tal obligación la


contrajo en el giro agrícola, minero o pesquero que ejerciere y así
estaría subordinada esta obligación como derivada del ejercicio
de una de estas actividades que no son mercantiles.
En principio, pues, la mercantilidad de la obligación contraí-
da en la esfera de las actividades agrícolas, mineras o pesqueras,
quedará reducida a los actos de comercio formales, porque jamás
estas obligaciones que de ellos emanen podrían desvirtuarse en
civiles, por el carácter mercantil absoluto con que estos actos
están revestidos.
Como ya lo expresamos, la causal del Nº 1 del artículo 43 re-
quiere que el deudor haya cesado en el pago de una obligación
mercantil con el solicitante. Es decir, entraña el incumplimiento
por el deudor de una obligación que tenga el carácter de ser
mercantil, por derivar como efecto de un acto de comercio. La
ley se refiere, naturalmente, a que se trate de una “obligación
mercantil”, considerada desde el punto de vista del débito que
hubiese contraído el deudor, por lo que carece de interés el
carácter que tenga para el acreedor, que es quien hará valer el
crédito consiguiente.
Por lo mismo, si el acto reviste un carácter mercantil para el
acreedor y civil para el deudor, no se estaría dando cumplimiento
al requisito previsto, ya que no habría una obligación mercantil
para el deudor y no se configuraría así la causal de quiebra en
análisis, cuyo sería el caso del crédito que invoque un banco
comercial en razón de un préstamo de dinero que le hubiese
dado a un profesional para instalar una oficina o comprar un
vehículo.
Se trata, entonces, de determinar si la obligación incumplida
por el deudor reviste así un carácter mercantil, o por el contrario,
tiene a su respecto un carácter civil, para lo cual, necesariamente,
de acuerdo a lo ya antes señalado, habrá que estarse a la época
en que contrajo dicha obligación el deudor.
Como sabemos, en el ejemplo recién analizado, la obligación
que incumplió el deudor tuvo como causa un mutuo otorgado
por una entidad bancaria al deudor, cuyo producto fue destinado
por éste a una actividad de significado civil.
Interesante es el caso relativo a un mutuo celebrado por un
banco a objeto que un cliente adquiriese el control de una so-

152
CAP. V: CAUSALES DE DECLARACIÓN DE QUIEBRA

ciedad mediante la compra de acciones que le transfirieran el


resto de sus accionistas. Al respecto se planteó lo siguiente en la
discusión:
El Código de Comercio no ha establecido expresamente si el
contrato de préstamo de dinero o mutuo reviste el carácter de ser
civil o mercantil, no obstante estar regido indistintamente en el
Código Civil y Código de Comercio, así como en la Ley Nº 18.010,
que es complementaria, por lo que no existe una disposición que
así lo consagre especialmente. Sin embargo, el Nº 11 del artículo
3º del Código de Comercio establece que son actos de comercio,
entre otros, las operaciones propias del giro de un banco. Existe
consenso en nuestra doctrina y jurisprudencia en cuanto a que
las operaciones de banco son siempre mercantiles para la entidad
bancaria, y no lo son necesariamente para los particulares que
contratan con ella, para quienes el acto puede revestir un carácter
mercantil o civil, dependiendo de la teoría de lo accesorio. Por
lo tanto, las operaciones bancarias pueden revestir la naturaleza
de ser actos mixtos o de doble carácter, siendo para una de las
partes mercantil y para la otra civil.
La Corte de Apelaciones de Santiago35 ha fallado a este respecto
que “El contrato de mutuo puede ser un acto mixto o de doble
carácter, como sucede en la especie, en que reviste naturaleza
mercantil respecto del banco mutuante por tratarse de un acto
propio de su giro y es civil respecto del mutuario, porque no lo
contrajo en el ejercicio de una actividad mercantil” .
El contrato de mutuo celebrado entre el banco y el deudor
reviste el carácter de ser una operación bancaria y por lo mismo
constituye un acto de comercio para el banco; mas no debe en-
tenderse que lo fuese necesariamente para la sociedad deudora,
para la cual, como lo veremos, tendría el carácter de ser civil.
En efecto, si el contrato de mutuo no aparece incluido como
tal en la enumeración de los actos de comercio que contiene el
artículo 3º del Código, ni existe tampoco otra disposición legal
que le dé ese carácter, quiere decir que no es un contrato mer-
cantil, en sí mismo y por su propia naturaleza. Para dilucidar si
las obligaciones que surgen para el deudor en razón de un con-

35
Considerando 6º de la sentencia de reemplazo, Gaceta Jurídica, octubre de
1990, Nº 124, p. 42.

153
PRIMERA PARTE: EXAMEN PRELIMINAR SOBRE EL DERECHO DE QUIEBRAS

trato de mutuo revisten o no la índole de ser mercantiles, habrá


que necesariamente atender a si el crédito se ha contratado por
el deudor con el propósito de destinar el dinero recibido en
préstamo a la ejecución de un negocio que revista el carácter de
ser un acto de comercio, como lo sería financiar una prestación
derivada de un contrato que revista el carácter de mercantil o que
simplemente los recursos consiguientes accedan efectivamente
a una operación principal mercantil, todo ello de acuerdo con
la teoría de lo accesorio.
La jurisprudencia de nuestros tribunales36 ha establecido que
en el contrato de mutuo mercantil debe constar que el dinero
prestado sea destinado a una operación determinada, la que
obviamente debe tener una naturaleza mercantil.
El profesor Julio Olavarría Ávila37 ha comentado en una de sus
obras que “El mutuo es mercantil si al celebrarse el contrato se
establece que los dineros prestados se destinarán a una actividad
de comercio, o cuando sin mediar estipulación a este respecto,
los recursos se emplean especialmente en esa actividad”.
Si un préstamo contratado por el deudor, que consta en una
escritura pública, ha tenido por objeto aplicar el dinero a inver-
siones en acciones, dicha compraventa será claramente para el
comprador un contrato civil, si se considerase que no reúne los
requisitos propios del Nº 1 del artículo 3º del Código de Comercio
para tener el significado de ser mercantil. En efecto, la compra de
las acciones, si no ha tenido en el adquirente el ánimo de reventa
posterior, como quiera que la adquisición de dichas acciones por
el deudor fuese con el solo propósito de mantenerlas en cartera
y percibir de ellas la rentabilidad que generara su inversión, a
través de la percepción de los dividendos respectivos, revestiría
la índole de ser un negocio civil.
Las inversiones que efectuase el adquirente son un contrato
civil, considerado desde su punto de vista, por lo que el contrato
de préstamo celebrado con el banco es de carácter civil, al tener
por objeto financiar una operación principal de carácter civil, con

36
C. de Santiago, 17 de diciembre de 1959, RDJ, tomo LVI, sección 2ª,
p. 128.
37
Manual de Derecho Comercial, tomo II, Editorial Jurídica de Chile, 2ª edición,
1956.

154
CAP. V: CAUSALES DE DECLARACIÓN DE QUIEBRA

lo que resulta ser el mutuo un contrato auxiliar, complementario,


anexo a otro civil, según la fuerza de lo accesorio a que se refie-
re el inciso 2º del Nº 1 del artículo 3º del Código de Comercio.
De ahí que la obligación que generó el préstamo no tendrá el
carácter de ser mercantil y por lo mismo ha de entenderse que
si ha cesado como deudor en el pago de esa obligación, consis-
tente en restituirle el dinero al banco, no podrá reputarse que
se configurase la causal de declaración de quiebra contemplada
en el Nº 1 del artículo 43 de la Ley, que previene como requisito
el incumplimiento de una obligación mercantil.
Por otra parte, si la única actividad que desarrolló el deudor
fue la contratación del préstamo bancario para la compra de esas
acciones, quiere decir que la mera inversión a que redujo, por
ende, sus actividades no denota el ejercicio de un comercio, de
forma tal que tampoco puede concluirse que las obligaciones
asumidas por dicha sociedad en razón del contrato de mutuo
celebrado con el banco sean mercantiles.
En efecto, el giro de la inversión no es una actividad que tenga
un carácter de ser propiamente comercial, ya que no entraña para
él un fenómeno de intercambio, de reventa, de intermediación,
que es lo que particulariza a la actividad comercial, sino que supone
la adquisición de instrumentos que permanecieron en la cartera
del inversionista y que le redituaron a éste una rentabilidad.
Asimismo, no debe olvidarse que nuestro Derecho Comercial
es una disciplina que regula en forma real y objetiva los negocios
y por lo mismo, para determinar la mercantilidad de un acto, hay
que atender a su propia naturaleza intrínseca, según la índole
que lo particulariza, con prescindencia de la actividad, profesión
u oficio del que lo ejecuta, de modo que la sola circunstancia de
que el deudor pueda tener la calidad de ser comerciante, no trans-
forma los actos que ejecuta necesariamente en mercantiles.
Por lo demás, no tendría por qué un contrato de mutuo de
índole civil que celebrare un comerciante desvirtuarse en mercantil,
si resulta que el dinero recibido del préstamo se emplea en una
operación de carácter civil, como es la compra de acciones, cuya
finalidad no importa la reventa. La operación en sí no entraña
un acto de comercio, dado que no tiene consigo el carácter de
intermediación que lo singulariza. Si la operación del préstamo
está íntimamente ligada a la compra de acciones, sin que se pueda

155
PRIMERA PARTE: EXAMEN PRELIMINAR SOBRE EL DERECHO DE QUIEBRAS

disociar una de otra, quiere decir que sigue como accesoria la


suerte de la operación principal que la ha engendrado; de ahí
que el préstamo tendrá la naturaleza civil del carácter civil que
tiene la compra sin el ánimo de la reventa, como consecuen-
cia del principio general que lo “accessorium sequitur principale”,
como lo explica el jurista Jean Guyenot,38 a propósito de lo que
comentamos.
Al respecto, la jurisprudencia39 ha fallado en reiteradas opor-
tunidades en el sentido que la profesión de comerciante no les
imprime a los actos o contratos en que interviene el carácter de
ser mercantiles. Tan cierto es esto como que no hay una presun-
ción de mercantilidad, por cuanto los actos de comercio son de
carácter estricto.
De modo que si el contrato de mutuo no tiene el carácter de
ser mercantil para el deudor, el incumplimiento de las obligaciones
emanadas de dicho contrato no determina la procedencia de la
quiebra invocando la causal contemplada en el Nº 1 del artículo
43, no obstante el carácter de comerciante que pueda tener el
deudor, atendida la naturaleza mercantil que tiene una sociedad
anónima sobre la cual recayó la adquisición de las acciones que se
ha tratado, sino que se requiere el efectivo ejercicio de la activi-
dad comercial que dio origen a la obligación mercantil, por cuyo
incumplimiento se solicita la declaración de quiebra en virtud de
la causal del número 1 del artículo 43 de la Ley Nº 18.175.
De esta forma, y tal como lo ha expresado el coautor de esta
obra, Rafael Gómez Balmaceda,40 resulta ser improcedente la
declaración de quiebra del deudor solicitada por el banco, dado
que no se reúnen en la especie dos de los requisitos que copula-
tivamente configuran la causal que se ha invocado, cual es la del
Nº 1 del artículo 43 de la Ley Nº 18.175, toda vez que no se ha
establecido que la sociedad deudora haya ejercido, efectivamente,
38
Curso de Derecho Comercial, Editorial Euroamérica, 1975.
39
Así consta en fallos de la Excma. Corte Suprema, de fecha 13 de noviembre
de 1934, Gaceta, 2º sem., Nº 33, p. 151; de fecha 22 de abril de 1842, R J, sección 32,
1ª parte, p. 127; del año 1942, Gaceta, 1er sem., Nº 14, p. 121; y del año 1994, Re-
pertorio de Legislación y Jurisprudencia Chilenas, Código de Comercio y Leyes
Complementarias, tomo 1, 3ª edición, junio 1994.
40
Informe en derecho de 13 de marzo de 1997, a propósito de la quiebra de
Eléctrica Pullinque S.A., según demanda interpuesta por el Banco del Estado de
Chile.

156
CAP. V: CAUSALES DE DECLARACIÓN DE QUIEBRA

una actividad de índole mercantil a la época en que contrajo la


obligación, ni menos puede desprenderse que el préstamo que le
otorgó el peticionario haya tenido el carácter de comercial para
ella, si se considera que tuvo por objeto adquirir acciones de otra
sociedad, con el solo propósito de reportar de ello los beneficios
pecuniarios que le redituaría tal inversión, por lo que no resulta
que en esa operación haya existido, pues, el ánimo de reventa,
que es imprescindible en la compra mercantil, conforme a lo
dispuesto en el artículo 3º Nº 1 del Código de Comercio, por lo
que la obligación que ha dejado así de cumplir el deudor ha de
reputarse civil.
La Iltma. Corte de Apelaciones de Santiago acogió dichas
argumentaciones dejando sin efecto la quiebra. Sin embargo, la
Excma. Corte Suprema revocó el fallo dictado por una de las salas
de la Iltma. Corte, acogiendo lo resuelto por el tribunal de primera
instancia, el que simplemente determinó que la sociedad ejercía
una actividad mercantil por el solo hecho de estar constituida
como sociedad anónima, lo que no se ajusta a derecho, porque
la sociedad anónima puede emprender negocios muy distintos a
los mercantiles, como lo sería un observatorio, un hospital, una
central hidroeléctrica.

36.3. INCUMPLIMIENTO DE UNA OBLIGACIÓN MERCANTIL


CON EL SOLICITANTE (Y NO CON OTRO ACREEDOR)
Y QUE CONSTE DE UN TÍTULO EJECUTIVO

Debe tratarse de la cesación en el pago en que incurra el deudor


calificado, respecto de una obligación mercantil, pero que exista
como requisito especial exclusivamente con el acreedor que solicita
la quiebra y no con otro acreedor, lo que importa una excepción
a los principios generales de la quiebra y, sin ir más lejos, al pro-
pio encabezamiento del artículo 43, que empieza por decir que
“Cualquiera de los acreedores podrá solicitar la quiebra…”.
Esta causal, de consiguiente, no pueden invocarla indistintamen-
te los acreedores, sino que solamente aquel con quien el deudor
haya contraído la obligación que ha incumplido y por lo mismo
provocado la cesación de pagos, o sus herederos o cesionarios, lo
que obviamente es una limitación para su configuración.

157
PRIMERA PARTE: EXAMEN PRELIMINAR SOBRE EL DERECHO DE QUIEBRAS

36.4. TÍTULO EJECUTIVO

Al instituirse que el título de la obligación sea ejecutivo, se in-


trodujo una exigencia especial en la ley, lo que antes se reducía
a un problema meramente de carácter probatorio para llegar a
configurar la causal.
Pensamos, sin embargo, que al exigirle esta clase de título
se favorece al acreedor desconfiado, como el prestamista, que
se hace rodear de toda clase de resguardos cuando contrata y
presta dinero, y se debilita la posición del acreedor de buena fe,
que tenía en esta causal un medio eficaz, a través de la prueba,
para determinar la existencia de la obligación y contrarrestar el
exceso de buena fe y confianza depositada en el deudor y que se
justificaba no requerirlo, si se atiende a la celeridad con que se
desarrollan los actos de comercio que dan origen a las obligaciones
que han de perseguirse con esa misma prontitud.
No cabe duda que la causal ha quedado muy limitada y con-
dicionada en esta ley.
Así, si la vida del comercio se desenvuelve en base al crédito,
que se funda en la confianza, credibilidad, en la fe que debe
inspirar el deudor, dándole seguridad a la palabra empeñada, a
su solvencia moral, no se justifica que el legislador se haya desen-
tendido de este objetivo para sancionar la exigencia de un título
ejecutivo en esta causal y con ello restringir su aplicación.

37. CAUSALES COMUNES A TODO DEUDOR

37.1. GENERALIDADES

Son causales comunes a todo deudor las que enumera el artículo


43 de la Ley de Quiebras, con excepción de la del número pri-
mero, que, según se explicó, es de exclusiva aplicación para los
deudores que ejerzan actividades comerciales, industriales, mi-
neras o agrícolas.
Son también causales comunes a todo deudor las que señalan
los artículos 209, 214 y 251 de la Ley de Quiebras.
La disposición del Nº 2 del artículo 43 de la ley establece lo
siguiente:

158
CAP. V: CAUSALES DE DECLARACIÓN DE QUIEBRA

“2. Cuando el deudor contra el cual existieren tres o más tí-


tulos ejecutivos y vencidos, provenientes de obligaciones diversas,
y estuvieren iniciadas, a lo menos, dos ejecuciones, no hubiere
presentado en todas éstas, dentro de los cuatro días siguientes a
los respectivos requerimientos, bienes bastantes para responder
a la prestación que adeude y las costas”.
Para configurar esta causal, el legislador precisa la concurrencia
de ciertos requisitos copulativos, que son los siguientes:
a. Que existan contra el deudor tres títulos ejecutivos y ven-
cidos, a lo menos;
b. Que provengan los respectivos títulos de obligaciones di-
versas;
c. Que se hayan iniciado contra el deudor dos ejecuciones,
a lo menos; y
d. Que en estas ejecuciones el deudor no hubiere presen-
tado bienes suficientes para responder al pago de los créditos y
las costas, dentro de los cuatro días siguientes a los respectivos
requerimientos.

37.2. TÍTULOS EJECUTIVOS VENCIDOS

Tener tres o más títulos ejecutivos y vencidos, de la clase que


consigna el artículo 43 del Código de Procedimiento Civil y leyes
especiales, significa que ha de existir aquel tipo de instrumentos
para invocar la quiebra que, por sí solos, dan fe de la existencia
de una obligación y permiten, por sí mismos, perseguir el cum-
plimiento forzado de una obligación, sin discusión previa.
Que estén vencidos significa que las obligaciones de que los
títulos dan cuenta se hayan hecho exigibles.
De acuerdo al artículo 442 relativo al juicio ejecutivo en el
Código de Procedimiento Civil, el tribunal denegará la ejecución
si el título presentado tiene más de tres años, contados desde
la exigibilidad de la obligación, norma que hay que relacionar
con el artículo 98 de la Ley Nº 18.902, que establece el plazo de
extinción de las acciones cambiarias por la prescripción en un
año, contado desde el vencimiento del documento.
En el caso del cheque, el plazo de un año corre desde el protesto
(artículo 34, Ley de Cuentas Corrientes Bancarias y Cheques).

159
PRIMERA PARTE: EXAMEN PRELIMINAR SOBRE EL DERECHO DE QUIEBRAS

37.3. PROVENIENTES, CADA UNO DE ESTOS TÍTULOS,


DE OBLIGACIONES DIVERSAS

Esta exigencia plantea una observación, cual es la derivada de


las características que tienen los títulos cambiarios, a los que se
les reconoce el carácter de ser: literales, autónomos y abstractos
(artículos 7º, 12 y 28, Ley Nº 18.902).
¿Se aplica este significado en el caso de que se trata?
La autonomía (artículo 28) y la abstracción (artículo 12) tienen
por objeto permitir la circulación de la letra de cambio, para que
ella pueda desempeñar la función de papel moneda en la vida del
comercio. Si el título no ha circulado, por no haber salido de las
manos del primer beneficiario, pensamos que no se independiza
de la obligación de la cual emana y si diversas letras o pagarés
provinieran de la misma obligación, habría de considerarse que
no reúnen la exigencia legal y se planteará el problema al no
tener los títulos el carácter de ser obligaciones diversas.
Tal sería el caso en que se celebrase un contrato de compra-
venta y se acordase que el saldo de precio que ha de pagar el
comprador sea documentado con tres pagarés que suscribiese a
la orden del vendedor y para darles el carácter de tener mérito
ejecutivo la firma del obligado aparece autorizada ante notario
público. En la especie, si esos pagarés los invoca el vendedor, no
ha de entenderse que emanan de obligaciones diversas.

37.4. INICIADAS A LO MENOS DOS EJECUCIONES

Ha de admitirse iniciada procesalmente una ejecución desde


que se ha efectuado el respectivo requerimiento de pago, a cuyo
respecto, en cada demanda ejecutiva, habrá que pedir que el
tribunal despache el mandamiento de ejecución y embargo, cuya
será la providencia que recaerá en la demanda ejecutiva, que en
la práctica se sintetiza con la expresión “Despáchese…”. Si no se
efectúa el requerimiento, cuya gestión la hará directamente un
receptor judicial, no podría entenderse trabada la litis, ni iniciada
así la ejecución.

160
CAP. V: CAUSALES DE DECLARACIÓN DE QUIEBRA

37.5. QUE NO HUBIERE PRESENTADO EL DEUDOR BIENES


SUFICIENTES EN LAS SENDAS EJECUCIONES PARA RESPONDER A LA
PRESTACIÓN ADEUDADA Y LAS COSTAS, DENTRO DE LOS CUATRO
DÍAS SIGUIENTES A LOS RESPECTIVOS REQUERIMIENTOS

Hay que retener la idea que presentar bienes no es lo mismo


que pagar.
No procede la declaración de quiebra cuando se hayan se-
ñalado bienes para responder al pago, estén o no embargados,
siempre que estos bienes aparezcan bastantes para satisfacer el
débito en cada una de las ejecuciones iniciadas, porque, según
el artículo 1591 del Código Civil, el pago debe ser total.
Sin embargo, esto que el deudor señale los bienes es relati-
vo. No es necesario que sea el deudor quien presente los bienes
para evitar la quiebra, toda vez que el artículo 447 del Código
de Procedimiento Civil le da la primera opción al acreedor para
el señalamiento de los bienes para el embargo y sobre los cuales
recaerá la ejecución, y de ahí que el artículo 448 le reserve des-
pués la oportunidad como segunda opción al deudor para tal
cometido, así como que a falta de designación del uno y del otro,
es la ley la que fija el orden según el artículo 450, y que consis-
te en síntesis: a) Dinero; b) Bienes muebles; c) Bienes raíces; y
d) Remuneraciones (hasta el 50%).
De ahí que si el ejecutante señala bienes para el embargo, no
podría el ejecutado hacer lo propio, por lo que esta facultad de
designar los bienes solamente podrá hacerla el deudor cuando
el acreedor no le hubiese antes enervado este derecho y aun así,
a falta de ello, es la ley la que fija, en el artículo 450, el orden de
los bienes en que ha de recaer la ejecución.
El plazo para presentar los bienes son cuatro días, desde el
requerimiento de pago, que es el mismo plazo que existe para
deducir la oposición a la demanda ejecutiva (artículo 466). Pue-
de ampliarse este plazo y ser de ocho días, si el requerimiento se
hace fuera de la comuna de asiento del tribunal, aunque dentro
del territorio jurisdiccional del tribunal en que se ha promovido
el juicio, alcance que ha de considerarse para armonizar la Ley
de Quiebras con el inciso 2º del artículo 459 del Código de Pro-
cedimiento Civil.

161
PRIMERA PARTE: EXAMEN PRELIMINAR SOBRE EL DERECHO DE QUIEBRAS

37.6. F UGA U OCULTAMIENTO DEL DEUDOR

El artículo 43 de la Ley Nº 18.175 señala que cualquiera de los


acreedores podrá solicitar la declaración de quiebra, aun cuando
su crédito no sea exigible, en los siguientes casos: “3. Cuando el
deudor se fugue del territorio de la República o se oculte dejando
cerradas sus oficinas o establecimiento sin haber nombrado persona
que administre sus bienes con facultades para dar cumplimiento
a sus obligaciones y contestar nuevas demandas”.
Esta causal dice relación con una cesación potencial de pagos,
ya que ninguna deuda ha vencido. No es necesario esperar que
las deudas se hagan exigibles, porque es evidente que la situación
de negocios de un deudor que se fuga u oculta está deteriorada
y, además, revela con su actitud mala fe.
Para la procedencia de esta causal es necesario que concurran
los siguientes requisitos:
a) Fuga del territorio de la República u ocultamiento del
deudor mediante el cierre de sus oficinas y establecimientos; y
b) Falta de nombramiento de una persona que administre sus
bienes con facultades para dar cumplimiento a sus obligaciones
y contestar nuevas demandas.
Para el análisis de esta situación, ha de tenerse presente que
el juez que conoce de una demanda concursal ha de decidir en la
sentencia de fondo que dicta si la causal respectiva se fundamenta,
efectivamente, en alguno de los casos que el artículo 43 ha previsto
y descrito taxativamente para su declaración. Al resolverlo habrá
de determinar si concurren, en cada ocasión, todos y cada uno
de los requisitos copulativos que configuran la causal invocada,
porque la ley (rehuyendo las abstracciones y generalizaciones
que discurrieron como fórmula para admitir la quiebra otras
legislaciones, como la francesa, italiana y española) estableció
en la disposición consabida, en forma casuística, cada uno de los
hechos que determinan las causas que, circunstanciadamente,
tienen mérito para hacer procedente su declaración.
He aquí la materia sobre la que recae la instancia que reviste
la procedencia de la acción concursal que debe dilucidar la sen-
tencia definitiva que resuelva la cuestión controvertida.
El artículo 45 de la ley establece el procedimiento a que ha
de ceñirse el conocimiento de la demanda concursal y que debe

162
CAP. V: CAUSALES DE DECLARACIÓN DE QUIEBRA

observar el tribunal en su tramitación, para lo cual estatuye el


legislador que el juez “se pronunciará sobre la solicitud de quie-
bra a la brevedad posible con audiencia del deudor y deberá
cerciorarse, por todos los medios a su alcance, de la efectividad
de las causales invocadas”.
Como el sentido de cada una de estas expresiones de que se vale
el precepto legal es claro, quiere decir que no ha de desatenderse
el significado literal que resulta del alcance de su texto, según el
sentido natural y obvio de las propias palabras, salvo en cuanto al
carácter que tiene la audiencia del deudor, puesto que para esta
materia el legislador definió especialmente su naturaleza, en el
inciso 2º del artículo 45.
Desde luego, los hechos constitutivos de la causal del artículo 43,
Nº 3, y los medios de prueba para acreditar sus fundamentos
requieren ser muy evidentes e inequívocos para determinar su
ocurrencia, especialmente si se considera lo riguroso y estricto
que ha sido el legislador para supeditar su aplicación, dada la
severidad con que la ley la ha establecido en el precepto citado,
como si se advierte lo grave que significa dar lugar al juicio con-
cursal ciñendo su procedencia a esta causal, y además si se tiene
presente lo rebuscado que resulta hacerla extensiva todavía a una
persona jurídica, como lo es una sociedad.
En efecto, el abandono de sus negocios por el deudor, para
que entrañe de acuerdo con la ley la causal de quiebra consabida,
debe ser manifiesto y ello queda de relieve ya con la fuga o bien
con su ocultación, pero no es suficiente cualquier fuga u oculta-
ción, porque la fuga debe serlo del territorio de la República y la
ocultación, mediante la estratagema de dejar cerradas sus oficinas
o establecimientos. Sin embargo, es preciso además, para que se
revele el ánimo del deudor de incumplir sus obligaciones, como
expresión de la cesación de pagos en que se inspira el legislador
al regularla, que no haya nombrado el propio deudor a una per-
sona que administre sus bienes, con facultades para cumplir sus
obligaciones y contestar demandas.
De ahí que salir al exterior no significa evadirse de los acree-
dores, ni ausentarse temporalmente de la atención de los negocios
implica por el deudor esconderse. Lo que repudia la ley verdade-
ramente como conducta del deudor al consagrar esta causal es
la huida apresurada o su desaparición furtiva, no con otro afán

163
PRIMERA PARTE: EXAMEN PRELIMINAR SOBRE EL DERECHO DE QUIEBRAS

que el de escabullirse del alcance de las acciones derivadas del


derecho de prenda general de sus acreedores, para escamotear
el cumplimiento de sus obligaciones, comprometiendo así grave-
mente sus intereses, en términos tan rotundos u ostensibles como
que la maniobra urdida debe revelarse mediante la escapada del
deudor al extranjero o el cierre de sus oficinas como subrepticio
escondite, pero, para que deba consumarse efectivamente su des-
aparecimiento, naturalmente habrá de prescindirse de nombrar
a un mandatario para que atienda al pago de sus débitos.
Este abandono por el titular de sus negocios es contrario a la
ética comercial y entraña una conducta delictual, por lo que desde
antiguo quien se sustraía a las compulsiones y requerimientos de
sus acreedores, ha sido censurado por su comportamiento ilegal
y fraudulento, como fallido fugitivo y latitante, por la repulsa de
eludir responsabilidades y sanciones, como lo comenta Gustavo
Bonelli.41
Sin ahondar sobre este alcance, ni siendo necesario recorrer el
articulado del concierto de la legislación comparada para corroborar
el carácter estricto con que se consagra esta causal de quiebra en
el ámbito de las leyes concursales, dado el peligro que concita la
huida o encubrimiento del deudor, basta considerar que nuestra
propia ley, al regular el juicio de calificación para dilucidar el de-
lito de insolvencia punible, ha establecido en el artículo 234 que
aunque el deudor no ejerza una actividad comercial, industrial,
minera o agrícola, que es para las cuales, por excepción, está re-
servada la investigación criminal, somete de oficio a este juicio al
deudor no comprendido en alguna de estas actividades, debiendo
el tribunal comunicárselo al juez del crimen para que instruya el
correspondiente sumario, dada la gravedad que entraña como
causal el artificio de la fuga o de la ocultación del deudor fallido.
Por lo mismo, entonces, que un tribunal que deba conocer
de un juicio de apertura de la quiebra en que se invoca como
causal la fuga o la ocultación del deudor, ha de proceder a exa-
minar exhaustivamente los hechos configurativos de la acción
deducida, debiendo emplear la diligencia y acuciosidad nece-
sarias para ponderar, en cada caso, prudentemente, el ánimo
fraudulento del deudor, que es lo que determina, propiamente,
su procedencia.
41
Del Fallimento, 2ª ed., Milán, p. 187.

164
CAP. V: CAUSALES DE DECLARACIÓN DE QUIEBRA

Dada la significación que entraña, entonces, su decisión, como


quiera que la resolución llevará consigo todavía, junto con la fa-
lencia, un grave juicio de reproche contra la persona del deudor,
ha de resguardarse debidamente en el procedimiento la obser-
vancia adecuada de la exigencia del legislador, en orden a que
ha de cerciorarse el tribunal, como ha quedado dicho, por todos
los medios a su alcance, de la efectividad de la causal invocada,
previa audiencia del deudor, para fundar su pronunciamiento,
como lo ordena claramente el artículo 45 de la ley.
Si bien es cierto que la ley no ha excluido la aplicación de
esta causal para las sociedades, dado lo establecido en el artículo
1º, no es menos efectivo que su ocurrencia resulta ser ensortija-
da y confusa, en comparación a su pertinencia con las personas
naturales, por la propia índole que entraña la idea de la fuga u
ocultación en que pueda incurrir una persona jurídica.
Mas la disposición establecida en el artículo 43, Nº 3, es de
aplicación general y de consiguiente la expresión relativa: “Al
deudor que se fugue… o se oculte…” que se emplea en el texto del
precepto referido comprende tanto a las personas naturales como
a las personas jurídicas, porque no otro alcance tiene el tenor
literal y tal es su genuino sentido, si se considera que la ley no
distingue, ni existe motivo para restringir su interpretación, de
acuerdo al artículo 23 y, por lo demás, se arregla al contexto de la
propia ley que ha de servir para ilustrar el sentido de cada una de
sus partes, como resulta del artículo 1º de la ley, que, al referirse a
la finalidad del juicio de quiebra, lo hace aplicable expresamente
a toda persona, sea natural o jurídica, de cuyo respecto ha de
concluirse que se extiende, por lo mismo, a las sociedades.
Nuestros tribunales, en jurisprudencia reciente que citamos,
han dado aplicación debida a una causal de esta especie en rela-
ción con las sociedades, como ha sido el caso de la sentencia del
Séptimo Juzgado Civil de Santiago, que en causa Rol Nº 5.010, de
fecha 19 de enero del año 2000, declaró la quiebra de la sociedad
Inversiones Corella S. A., sociedad panameña, sin representante ni
domicilio en la República, a raíz de haber adquirido la totalidad
de las acciones de la sociedad que explotaba el modisto Rubén
Campos Alta Costura S. A., provocando así su disolución, con
lo que se configuró la fuga del territorio de esta sociedad para
irse a radicar con sus capitales a Panamá, junto con el cierre de

165
PRIMERA PARTE: EXAMEN PRELIMINAR SOBRE EL DERECHO DE QUIEBRAS

las oficinas y establecimientos que tenía en Chile y sin nombrar


representante que velara por cumplir sus obligaciones. El fallo se
notificó por aviso en el Diario Oficial de 26 de enero de 2000.
A su vez, el Primer Juzgado Civil de Temuco, en causa Rol
Nº 105.191 del año 2002, declaró la quiebra de Hazel Rock Limited,
sociedad constituida en las Islas Vírgenes Británicas, del Reino
Unido, sin domicilio ni representante en Chile, a cuya sociedad
se le cedieron la totalidad de las acciones que tenía la sociedad
anónima Inversiones Real Estates S. A., la que a su vez se había
formado con el aporte de capital de dos sociedades constituidas
en Chile y que fueron absorbidas por aquélla y que por lo mismo
se disolvieron, sin dejar oficinas ni establecimientos en Chile, ni
representante que atendiera el pago de sus deudas. La sentencia
se notificó por aviso en el Diario Oficial de 17 de julio de 2002.
Por último, en causa Rol Nº 3.404, del año 2002, el Noveno
Juzgado Civil de Santiago, en fallo de 3 de septiembre notificado
con fecha 10 del mismo mes de ese año, declaró la quiebra de
Perzival Group Corporation, sociedad panameña que adquirió la
totalidad de las acciones de la Sociedad Agrícola Andalué S. A.,
la que, a su vez, había absorbido a la Sociedad Albano S. A., con
lo que se disolvieron de pleno derecho, cerrando así sus oficinas
y establecimientos y sin dejar apoderados en Chile para dar cum-
plimiento a sus obligaciones.
Del mérito de estos antecedentes de la jurisprudencia que se
han transcrito, se desprende que nuestros tribunales han enten-
dido que los hechos constitutivos que configuran la causal han de
aplicarse respecto de la sociedad deudora, que es precisamente
el sujeto pasivo de la declaración de quiebra, independiente-
mente de las vicisitudes que digan relación con sus gerentes y
administradores.
Asimismo, resulta de estos antecedentes de la jurisprudencia que
ha sido examinada que la fuga y el ocultamiento deben ser hechos
irrefutables, como quiera que en los casos que se han resuelto las
sociedades fallidas han dejado de existir por la vía de la absorción
por una sociedad extranjera que adquirió sus patrimonios.
En cuanto a la jurisdicción de los tribunales ordinarios chilenos
para conocer de una quiebra respecto de una sociedad extranjera
que tenga bienes en Chile, basta recordar que el artículo 5º del
Código Orgánico de Tribunales establece a la letra que “A los

166
CAP. V: CAUSALES DE DECLARACIÓN DE QUIEBRA

tribunales mencionados en este artículo corresponderá el cono-


cimiento de todos los asuntos judiciales que se promuevan dentro
del territorio de la República, cualquiera que sea su naturaleza o la
calidad de las personas que en ellos intervengan, sin perjuicio de
las excepciones que establezcan la Constitución y las leyes”.
Refuerza lo aseverado si se considera que la forma de resguardar
los derechos de los acreedores para hacer efectivos sus créditos
sobre bienes situados en Chile respecto de un deudor que ha
evadido sus acciones con la fuga del territorio de la República y
el ocultamiento de su identidad con la careta de la personifica-
ción de una sociedad extranjera, es simplemente reconociendo
la plena eficacia de la quiebra que pueden declarar los tribunales
chilenos “respecto de estos deudores que escapan o se escon-
den en el extranjero”, cuyos efectos alcanzarán a los bienes que
se encuentren en el territorio del Estado en que el fallo se ha
dictado, como consecuencia de los efectos de la declaración de
la quiebra, lo que guarda correspondencia con el inciso 1º del
propio artículo 16 del Código Civil.
Por lo demás, la quiebra es una institución de carácter pro-
cesal y todos los ordenamientos jurídicos la tratan como tal, y
ninguno, que sepamos, sacrifica la jurisdicción de sus tribunales
para conocer de ella, aunque afecte a súbditos de otros países,
por aplicación del principio de la territorialidad.
La nacionalidad del fallido no ha sido nunca el criterio de-
terminante de la jurisdicción aplicable a la quiebra, sino que lo
ha sido el centro de sus actividades o el lugar en que se encuen-
tran los bienes, por lo que si sus negocios o el lugar en que se
encuentran sus bienes corresponden al territorio de la República,
negarle la jurisdicción a los tribunales chilenos para pronunciarse
sobre la quiebra sería renunciar a la jurisdicción del territorio
para declarar la quiebra, lo que no tiene justificación con arreglo
a la ley chilena y contrastaría con el régimen de la generalidad
de los ordenamientos jurídicos positivos del concierto de las
legislaciones comparadas, que han prescindido del criterio que
el extranjero pueda tener domicilio fuera del territorio. De otro
modo, la nacionalidad extranjera sería un medio para sustraerse
a la jurisdicción del país en que tiene radicado sus bienes o sus
negocios y así el abuso no tendría límites, especialmente si se
relaciona como causal de una fuga u ocultamiento.

167
PRIMERA PARTE: EXAMEN PRELIMINAR SOBRE EL DERECHO DE QUIEBRAS

37.7. OTRAS CAUSALES COMUNES A TODO DEUDOR

Ya señalamos que los artículos 209, 214 y 251 de la Ley Nº 18.175


establecen también causales de declaratoria de quiebra a todo
deudor. Sin embargo, y como veremos, estas causales que ana-
lizaremos a continuación pueden ser declaradas de oficio por
el tribunal de la quiebra. Hay otros casos además, como son los
previstos en los artículos 172 y 177 bis de la misma ley.
En efecto, según el artículo 209, inciso segundo, el rechazo
del convenio judicial preventivo en los casos contemplados en el
inciso primero determina que el tribunal deba declarar de oficio
la quiebra del deudor y sin más trámite.
Este tipo de convenios se celebra por lo general a iniciativa del
deudor y para que la proposición surta resultados se deben reunir
determinadas exigencias que la ley señala y que se considerarán
en su oportunidad. Si no se cumplen las condiciones impuestas
por la ley, el convenio habrá de ser rechazado, pero como la sola
circunstancia de haber propuesto el deudor un convenio significa
un reconocimiento implícito de estar afectado por una situación
de cesación de pagos, la ley le atribuye a su solicitud el carácter
de ser una petición subsidiaria de declaración de quiebra y de ahí
que le ordena al juez que declare de oficio su estado de quiebra.
Para la ley esto es una categórica manifestación del estado de
cesación de pagos en que se encuentra el deudor.
Por su parte, el caso del artículo 214 estatuye que en la misma
sentencia en que se pronuncie la nulidad o el incumplimiento del
convenio, el tribunal de primera instancia declarará la quiebra
del deudor de oficio y sin más trámite. Esto es la consecuencia
natural de un procedimiento que tuvo por objeto remontar un
estado de cesación de pagos y que se frustró por graves vicios de
nulidad, como son los previstos en el artículo 210, o por inobser-
vancia de sus estipulaciones, como lo consagra el artículo 211,
con lo que al revivir el estado anterior de cesación de pagos de
que padecía el deudor no queda otra alternativa que retrotraer
sus consecuencias iniciales a las de la declaración de quiebra.
El artículo 251 dispone que la sentencia que rechace la cesión
de bienes declarará, a la vez, la quiebra del deudor, dado que
el supuesto en que ha de fundarse el deudor para hacer valer
la cesión de bienes consiste en padecer un estado de no poder

168
CAP. V: CAUSALES DE DECLARACIÓN DE QUIEBRA

pagar sus deudas y siendo esto así, ha de correr con las mismas
consecuencias que son propias de una quiebra si la alternativa que
consideró procedente el deudor para evitarla fue rechazada.
El artículo 1614 del Código Civil definió la cesión de bienes
como: “El abandono voluntario que el deudor hace de todos los
suyos a su acreedor o acreedores, cuando, a consecuencia de ac-
cidentes inevitables, no se halla en estado de pagar sus deudas”.
El artículo 1615 agrega que una vez que fuese admitida la cesión
de bienes por el juez con conocimiento de causa, el deudor podrá
implorarla, no obstante cualquiera estipulación en contrario; la
Ley de Quiebras restringió este derecho a los deudores no com-
prendidos en el artículo 41, como quiera que están obligados a
solicitar la quiebra en dicha hipótesis y por lo mismo no pueden
eludir dicha obligación, a pretexto de invocar la cesión de bienes.
Frente a una situación de esta índole, el juez también habrá de
declarar la quiebra.
Más adelante se analizará esta institución según las normas
que la Ley de Quiebras ha dictado para su regulación.
Por último, respecto de las causales de declaración de quie-
bra a que se refieren los artículos 172 y 177 bis de la ley, ha de
señalarse en el primer caso, que si la proposición de convenio
preventivo tuviese como origen la iniciativa de un acreedor y el
juez accediere a ello, el deudor habrá de formularla dentro del
plazo de treinta días contado desde la notificación correspon-
diente y la no presentación por el deudor del convenio respectivo
acarreará, necesariamente, la quiebra y el juez la declarará de
oficio; en el segundo caso, ha de explicarse que si la proposición
de convenio preventivo que hubiese presentado el deudor tuviese
el apoyo de dos o más acreedores que representen más del 50%
del pasivo, no podrá solicitarse la quiebra, ni iniciarse acciones
ejecutivas contra el deudor durante los noventa días siguientes a
la notificación de la resolución a que se refiere el artículo 177 bis.
Este plazo es fatal para que el deudor pueda acordar el convenio
y, por lo mismo si dentro de ese lapso no se concierta el conve-
nio, el tribunal declarará de oficio la quiebra, sin que proceda
la prórroga del plazo.

169
CAPÍTULO VI

APERTURA DEL JUICIO DE QUIEBRA

38. TRIBUNAL COMPETENTE

El conocimiento del juicio de quiebra es de la competencia de los


jueces de letras. Ha de tenerse presente que según lo dispuesto
en el artículo 133 del Código Orgánico de Tribunales, no se ha
de tomar en cuenta el fuero de que gocen los acreedores en el
juicio de quiebra, norma que la Ley Nº 18.175 ha reafirmado en
el artículo 4º.
De consiguiente, sólo en la hipótesis que el deudor goce
de fuero especial, será competente el tribunal correspondien-
te al fuero, lo que resulta del mero alcance de la disposición
citada.
Cuando se trate de una persona jurídica, se reputará por do-
micilio, a objeto de fijar la competencia del juez, el lugar donde
tenga su asiento, de acuerdo a lo establecido en el artículo 142
del Código Orgánico de Tribunales, y habrá de entenderse que su
asiento será el lugar en que funciona el establecimiento u oficina
en que atiende la marcha de sus actividades.
A su vez, si fuese el deudor de una sociedad, habrá que es-
tarse especialmente al que se hubiese previsto como tal en sus
estatutos.
Si en el pacto social se hubiese omitido el domicilio, en el
caso de una sociedad anónima se entenderá domiciliada en el
lugar en que se hubiere otorgado la escritura social, de acuerdo
al artículo 5-A de la Ley Nº 18.046, regla que ha de aplicarse a las
denominadas sociedades por acciones que creó la Ley Nº 20.190,
según el artículo 424 del Código de Comercio.

171
PRIMERA PARTE: EXAMEN PRELIMINAR SOBRE EL DERECHO DE QUIEBRAS

Respecto de las demás sociedades, la falta del domicilio, como


mención de la escritura social, se suple por la establecida para
las personas jurídicas que dio el Código Orgánico de Tribunales
en el consabido artículo 142.
Si la persona es natural, para determinar su domicilio, hay que
aplicar simplemente la regla general del artículo 62 del Código
Civil, que dispone que lo será el lugar donde está su asiento o
bien donde ejerce habitualmente su profesión u oficio, cuyo es
su domicilio civil o vecindad.
Puede darse la situación que tanto las personas jurídicas o las
naturales tengan pluralidad de domicilios.
En la primera hipótesis, dice el artículo 142 del Código Or-
gánico de Tribunales lo siguiente:
“Cuando el demandado fuere una persona jurídica se re-
putará por domicilio, para el objeto de fijar la competencia del
juez, el lugar donde tenga su asiento la respectiva corporación
o fundación.
Y si la persona jurídica demandada tuviere establecimientos,
comisiones u oficinas que la representen en diversos lugares, como
sucede con las sociedades comerciales, deberá ser demandada
ante el juez del lugar donde exista el establecimiento, comisión u
oficina que celebró el contrato o que intervino en el hecho que
da origen al juicio”.
A este respecto, ha de observarse que siendo el juicio de quie-
bra un juicio universal, que por lo mismo alcanza con sus efectos
al deudor, a todos los acreedores, así como a terceros, esto quie-
re decir que no estando el juicio establecido en el solo interés
del que presenta la solicitud de quiebra, la circunstancia que la
persona jurídica tenga establecimientos, comisiones u oficinas
en diversos lugares determina que esta regla pierda fuerza en
razón de lo dispuesto en el artículo 154 del Código Orgánico de
Tribunales y habrá que estarse entonces para fijar la competencia
del tribunal de la quiebra al domicilio principal, o sea, aquel que
fuere el asiento fundamental de sus actividades.
En el caso que fuere una persona natural respecto de la cual
concurran diversas circunstancias que fueren constitutivas de
domicilio, el artículo 67 del Código Civil le atribuye a cualquiera
de ellas el carácter de domicilio, cuya regla aplica el artículo 140
del Código Orgánico de Tribunales para fijar la competencia del

172
CAP. VI: APERTURA DEL JUICIO DE QUIEBRA

tribunal, sobre cuya materia debemos plantear la misma observa-


ción que recién se ha expuesto para las personas jurídicas, dada
la índole del juicio de quiebra.
Ha de advertirse que en materia concursal no tiene aplicación
la prórroga de la competencia, si se considera que conforme a lo
dispuesto en el artículo 185 del Código Orgánico de Tribunales
esta figura sólo surte efecto entre aquellos que han concurrido
a otorgarla y en estas circunstancias no producirá efectos para
alterar la competencia natural que le corresponde al tribunal
para conocer de la quiebra o bien de un convenio.
En efecto, el artículo 154 del Código Orgánico de Tribunales
constituye una norma de competencia especial en cuanto a la ma-
teria, que es de orden público, dado su significado, por lo que no
puede ser alterada por la voluntad de las partes que intervengan,
sea expresa o tácitamente, de cuyo respecto ha de inferirse que la
prórroga de la competencia resulta absolutamente improcedente
para pretender privar al tribunal de lo que es de su resorte para
conocer de la quiebra, cesiones de bienes y convenios y se radicará
ante el tribunal del domicilio del deudor.
Así lo ha fallado la Excma. Corte Suprema con fecha 22 de
marzo de 1988, en causa Rol 11.566, con arreglo a la cual se solicitó
la quiebra de Compañía de Transportes Igi Llaima y la Sociedad
Saab Scania do Brasil S. A. invocó la prórroga de la competencia
fundada en un contrato que entre ellas se había celebrado, por
el que se revocó un fallo de la Corte de Apelaciones de Santiago
que había rechazado el recurso de queja deducido contra la
resolución de primera instancia que había acogido la excepción
de prórroga de la competencia, en causa Rol 15.906-C ventilada
ante el Vigésimo Primer Juzgado Civil de Santiago.

39. SINOPSIS DEL PROCEDIMIENTO

39.1. GENERALIDADES

Siempre que un acreedor se presente pidiendo la quiebra deberá


invocar alguna de las causales del artículo 43 de la Ley de Quiebras
y la demanda deberá expresar con precisión y claridad los hechos
constitutivos de la causal alegada y justificarlos (art. 44).

173
PRIMERA PARTE: EXAMEN PRELIMINAR SOBRE EL DERECHO DE QUIEBRAS

El juez no va a pronunciarse sobre una situación vaga e inex-


presiva de cesación de pagos. Decide sobre una petición concreta
del demandante, en orden a que se declare la quiebra por apli-
cación de alguna de las causales taxativas del artículo 43.
Establecidos en forma afirmativa los hechos que constituyen
la causal, el juez la declarará. Así lo señala el artículo 44, al esta-
blecer que “En la solicitud de declaración de quiebra presentada
por un acreedor se señalará la causal que la justifica y los hechos
constitutivos de dicha causal y se acompañarán documentos para
acreditar los fundamentos de la petición o se ofrecerán las pruebas
que correspondan”.
Conjuntamente con el cumplimiento de estos requisitos, el
peticionario de la solicitud deberá acompañar vale vista o boleta
bancaria a la orden del tribunal por una cantidad equivalente a
100 unidades de fomento, para subvenir a los gastos iniciales de
la quiebra. Dicha suma será considerada como un crédito del
solicitante en contra del fallido, que gozará de la preferencia
establecida en el Nº 4 del artículo 2472 del Código Civil.
El artículo 44 en su inciso primero establece que el acreedor
señalará en la solicitud el nombre del síndico titular y el del
síndico suplente, y sólo a ellos el tribunal deberá designar en la
sentencia que declare la quiebra.
El juez frente a la demanda en que se deduce la acción con-
cursal debe dictar una sentencia de fondo, que reviste el carác-
ter de definitiva, porque debe zanjar la cuestión controvertida,
poniendo fin a la instancia en que se discute la procedencia de
la quiebra y por ello califica la acción, señalando si es fundada o
no y si accede o no a lo solicitado.
Se trata en la especie de un procedimiento judicial extraordi-
nariamente sumario. No es requisito indispensable dar traslado
de la solicitud al deudor cuya quiebra se pide. El juez examina el
mérito de la demanda sobre la base de las pruebas que el actor
le proporciona o que el mismo determine procedentes, toda vez
que el juez tiene la obligación de cerciorarse por todos los medios
a su alcance de la efectividad de las causales invocadas.
El artículo 45 de la Ley de Quiebras establece la obligatoriedad
del juzgado de pronunciarse sobre la solicitud de quiebra con au-
diencia del deudor. En la anterior legislación el juez podía llamar
al deudor para que le informara, pero no constituía un requisito

174
CAP. VI: APERTURA DEL JUICIO DE QUIEBRA

o solemnidad necesaria para la validez de la sentencia de quiebra


que el juez oyera al deudor. Con todo, esta audiencia del deudor
que requiere la ley sólo tendrá carácter de informativa, y no dará
lugar a incidente y en ella incluso el deudor podrá consignar fon-
dos suficientes para el pago de los créditos que hubieren servido
de base a la solicitud de quiebra y las costas correspondientes, en
cuyo caso no procederá la declaración de quiebra.
De esta forma, el legislador reitera que no es indispensable
dar traslado de la solicitud al deudor cuya quiebra se solicita. La
circunstancia que la audiencia del deudor sólo tenga el carácter
de ser informativa, quiere decir que no dará lugar a incidente,
con lo que debiera terminar la práctica reiterada de nuestros tri-
bunales en orden a retardar el procedimiento judicial mediante
la aplicación de las normas relativas a incidentes.
En consecuencia, y a diferencia de la anterior legislación, la
sentencia que declara la quiebra deberá necesariamente dejar
constancia de haberse oído al deudor, constituyendo esta una
formalidad necesaria del procedimiento.
Para los efectos de la audiencia del deudor, se le notificará
personalmente o en la forma prevista en el artículo 44 del Código
de Procedimiento Civil, aun cuando no se encuentre en el lugar
del juicio (art. 45 inciso final).
Por último, la quiebra habrá de ser resuelta por el pronun-
ciamiento, como está dicho, de una sentencia definitiva, cuyo
contenido regula con prolijidad el artículo 52. En su esencia,
ella llevará consigo la decisión del asunto que el actor reclama y
que invocó en su solicitud, cual es la declaración del deudor en
quiebra, aparte de las otras menciones que la ley sanciona y que
tienen por objeto determinar el alcance de este procedimiento
y resguardar la eficacia de la apertura del juicio concursal.

39.2. A NÁLISIS DEL PROCEDIMIENTO

El artículo 45 establece el procedimiento a que ha de ceñirse el


conocimiento de la demanda concursal y que ha de confiársele
al tribunal del domicilio del deudor, según el artículo 154 del
Código Orgánico de Tribunales, con prescindencia de los pac-
tos sobre la prórroga de la competencia, porque, de acuerdo al

175
PRIMERA PARTE: EXAMEN PRELIMINAR SOBRE EL DERECHO DE QUIEBRAS

artículo 185 del mismo Código, no les alcanzan a los terceros,


con lo que tal estipulación no se aviene con la naturaleza de un
proceso concursal y en su tramitación, estatuye el legislador que
el juez: “Se pronunciará sobre la solicitud de quiebra:
– A la brevedad posible
– Con audiencia del deudor y
– Deberá cerciorarse
– Por todos los medios a su alcance
– De la efectividad de las causales invocadas”.
Aplicando los artículos 19, inciso 1º, y 20 del Código Civil
resulta que:
Como el sentido de cada una de estas expresiones de que se
vale el precepto legal es claro, no ha de desatenderse el tenor
literal que resulta del alcance de su texto, según el sentido natural
y obvio de las propias palabras, salvo en cuanto al carácter que
tiene la audiencia del deudor, puesto que para esta materia el
legislador definió especialmente su naturaleza, en el inciso 2º,
del artículo 45.
Al disponer que el juzgado ha de pronunciarse a la brevedad
posible, quiere decir que se trata de un procedimiento judicial
extraordinariamente sumario, por lo que se requiere de un co-
nocimiento del todo rápido y abreviado, con lo que la decisión
habrá de ser, por lo mismo, sumaria, y sumario, a la vez, habrá
de ser el examen de la prueba que lo respalda. No hay en este
procedimiento una instancia que tenga como notoriedad una
relación procesal de demanda, contestación, prueba y sentencia,
ni ofrece, tampoco, como característica una contienda entre par-
tes, porque no hay litigantes, sino que es el juez el que ejerce un
señorío en su dirección, lo que va más allá de lo ordinario, por
no decir de la pasividad inherente al ejercicio de su ministerio
que tienen los jueces en lo civil, según el artículo 10, inciso 1º,
del Código Orgánico de Tribunales, en que el impulso procesal
y la carga para que el procedimiento avance radica en el actor.
La apertura del proceso concursal entraña una actividad ju-
risdiccional de carácter público, que se vincula más con el prin-
cipio inquisitivo, donde el juez ha de cerciorarse, lo que importa
convencerse y persuadirse por todos los medios a su alcance –esto
es, mediante los que legalmente sean idóneos para producir la
prueba en juicio, de acuerdo al artículo 341 del Código de Pro-

176
CAP. VI: APERTURA DEL JUICIO DE QUIEBRA

cedimiento Civil– a fin de acreditar la efectividad de la causal


invocada, lo que denota el propósito que el mismo tribunal debe
propender, de propia iniciativa, a la certeza y verosimilitud en la
que ha de corroborar su convicción, para resolver la procedencia
de la acción concursal.

39.3. AUDIENCIA DEL DEUDOR

Sin embargo, para la validez de la tramitación, ha de citar el juez


al deudor, como solemnidad especial, a una audiencia que, si
bien antes no era una exigencia necesaria en la Ley Nº 4.558, lo
es ahora, lo que guarda armonía con la norma constitucional del
artículo 19, Nº 3, de la Carta Fundamental, que previene como
garantía para el deudor un proceso previo, que cautele los dere-
chos a ser oído del afectado.
Para este efecto, el deudor debe ser citado personalmente o en
la forma prevista en el artículo 44 del Código de Procedimiento
Civil, aun cuando no se encuentre en el lugar del juicio, con lo
que así se evita que el deudor se substraiga a la notificación para
burlar su citación. Tiene además un sentido útil, porque permite
sortear la dificultad de cumplir con el requisito respecto de la
causal Nº 3 del artículo 43, que hace procedente la quiebra por
fuga u ocultamiento del deudor.
No hay un plazo establecido para citar al deudor. Ello queda
entregado a la discreción del juez y podría depender de la com-
plejidad de la solicitud, según el caso. En la práctica se cumple
este requisito en nuestros tribunales, proveyendo traslado para
dentro de tercero día.
El inciso 2º del artículo 45 establece que la audiencia del deudor
“sólo tendrá carácter informativo”, lo que explica este precepto
en los términos que “No dará lugar a incidente”, especialmente
porque el deudor no es parte, y por lo mismo, las gestiones que
promoviere no han de embarazar –en manera alguna– el proce-
dimiento concursal, ya que sólo podrán ser consideradas por el
tribunal como datos ilustrativos para mejor resolver, al apreciar
la procedencia o improcedencia de la acción. De ahí que su in-
tervención bien puede asimilarse a la que le incumbe al deudor
que se apersona al juicio ejecutivo antes del mandamiento de

177
PRIMERA PARTE: EXAMEN PRELIMINAR SOBRE EL DERECHO DE QUIEBRAS

ejecución y embargo, de acuerdo al inciso 2º del artículo 441 del


Código de Procedimiento Civil.
Por lo demás, el juez tiene en el juicio de quiebra una mayor
latitud de facultades y ha de actuar de propia iniciativa para zanjar
la petición de quiebra, como se ha establecido.
Ahora bien, la ley faculta al deudor para consignar, en la au-
diencia, fondos suficientes en pago de los créditos que hubieren
servido de base a la solicitud, incluidas las costas, en cuyo caso
no procederá la declaración de quiebra.
Ha de tenerse presente que, con esta disposición, se desna-
turaliza el significado y alcance que tiene el procedimiento de
apertura del juicio concursal, si se considera: a) Que el acreedor
que entabla la acción no actúa en su propio interés, sino que lo
hace en beneficio de todos los demás acreedores; b) que tal medida
compromete, asimismo, el principio de la par condictio creditorum,
al impedir que el resto de los acreedores puedan concurrir a la
quiebra y participar, a prorrata, del importe de la consignación;
c) que contrasta además que la propia ley legitime aquí un pago a
un acreedor en perjuicio de los demás, después de la cesación de
pagos del deudor, en circunstancias de que el propio artículo 219,
Nº 1, describe esta conducta entre las constitutivas de insolvencia
punible, y d) que es además contraproducente, si se considera
que el acreedor, al entablar la acción concursal, ni siquiera pide,
ni menos podría hacerlo, el pago de su crédito.
Con todo, si bien la Ley Nº 18.175 contrarrestó el absurdo
establecido en la Ley Nº 4.558, en el sentido que admitía el pago
por consignación para alzar la quiebra ya declarada, una vez que
el deudor ya había quedado privado de la administración de sus
bienes como efecto del desasimiento. Hoy y aunque se acepta el
pago para impedir su declaración, antes que la quiebra produz-
ca sus efectos, es una norma que sigue siendo criticable, por los
mismos fundamentos planteados.

39.4. NATURALEZA JURÍDICA DE RESOLUCIÓN


QUE DECLARA LA QUIEBRA

La resolución judicial que declara la quiebra tiene la expresa


calificación de ser una sentencia definitiva, con lo que el artículo

178
CAP. VI: APERTURA DEL JUICIO DE QUIEBRA

52 de la Ley Nº 18.175, de Quiebras, ha venido así a consagrar el


recto significado que tiene conforme a su naturaleza, zanjando
las dudas que concitaba en la Ley Nº 4.558 su carácter, dado que
la Ley Nº 4.558 rehusó distinguirla como tal.
Como se sabe, son sentencias definitivas, de acuerdo al ar-
tículo 158 del Código de Procedimiento Civil: las que ponen
fin a la instancia y que resuelven la cuestión o asunto que ha
sido objeto del pleito.
La calificación de sentencia definitiva se basa en que, si bien
se pronuncia al comenzar el juicio y como culminación del pro-
cedimiento especial que rige el artículo 45, no es menos efecti-
vo que pone fin a la instancia, constitutiva de un primer grado
jurisdiccional en que se discute la procedencia o improcedencia
del juicio concursal, a la luz de la existencia o inexistencia de los
presupuestos que configuran las causales que determinan su ocu-
rrencia. La sentencia zanja esta dificultad resolviendo la cuestión
sobre que versa la controversia planteada en la demanda, la que
ha de producir los efectos –trascendentales– que la ley sanciona,
fundamentalmente, al fijar, en forma irrevocable, como dice el
artículo 66, los derechos de los acreedores y las obligaciones, por
ende, del fallido, y de acuerdo al artículo 64, priva al fallido de
la administración de sus bienes.
Hay que tener presente que el agotamiento de la instancia se
produce una vez que queda a firme la resolución, y esto ocurrirá
cuando haya transcurrido el plazo de diez días hábiles que la
ley establece para interponer el recurso especial de reposición,
como único recurso susceptible de deducirse, término que corre
contado desde la notificación de la sentencia, que consiste en un
aviso en el Diario Oficial (artículo 54 en relación con el artículo
6º); o que, habiéndose interpuesto, se haya fallado y no haya otros
recursos que deducir.
Si se declara la quiebra, surgirá un efecto preciso y necesario:
Se determinará la procedencia del derecho a la ejecución uni-
versal, es decir, se abre el concurso.
En su esencia, la sentencia lleva consigo la resolución de la
petición que el actor reclama, cual es la declaración de quiebra
del deudor, así como otras determinaciones que tienen por objeto
establecer el alcance de este pronunciamiento.

179
PRIMERA PARTE: EXAMEN PRELIMINAR SOBRE EL DERECHO DE QUIEBRAS

Como dice Ripert: “La acción del acreedor tiene en el juicio


de quiebra un carácter especial. Tiende a que se compruebe este
estado de cesación de pagos en que ha incurrido el deudor; y es
este estado el que produce consecuencias legales”.
El acreedor no pide el pago de su crédito ni el embargo de los
bienes. No es necesario que el crédito sea líquido y exigible, por
cuanto la quiebra producirá la liquidez y la caducidad del plazo.
Todos los acreedores pueden pedir la quiebra, pues está es-
tablecida en interés de todos, aunque sólo es suficiente que la
pida uno de ellos. De ahí que la sentencia ha de salvaguardar este
interés colectivo y ello queda reflejado en las menciones que ha
de contener en su pronunciamiento.
La naturaleza de la resolución no se altera cuando se dicta
en sentido denegatorio, esto es, al no darse lugar a la quiebra,
porque el artículo 158 del Código de Procedimiento Civil no
atiende a si la resolución da o no lugar a la demanda, para que
revista la fisonomía jurídica de sentencia definitiva.
Por ser una sentencia definitiva, debe contener los requisitos
propios de esta clase de resoluciones y que el artículo 170 del
Código de Procedimiento Civil determina. De esta forma, con-
tiene una parte expositiva; otra considerativa, y concluye con la
decisión del asunto controvertido, en la parte resolutiva.
Aparte de estas exigencias formales y generales a toda senten-
cia definitiva, el artículo 52 establece que si se declara la quiebra,
la sentencia debe cumplir con los requisitos que esta disposición
determina y que son los que se consideran a continuación.

40. MENCIONES ESPECIALES DE LA SENTENCIA DE QUIEBRA

Dispone el artículo 52 de la Ley de Quiebras que “sin perjuicio de


lo dispuesto en el artículo 169 del Código de Procedimiento Civil
–esto es, el lugar y fecha en que se expide y la firma del juez al pie–,
la sentencia definitiva que declare la quiebra contendrá, además:
1) La determinación de si el deudor está o no comprendido en el
artículo 41”.
O sea, si ejerce o no una actividad comercial, industrial, mine-
ra o agrícola. “En este caso se estará a la actividad que el deudor
ejercía a la fecha en que contrajo la obligación” (Nº 1).

180
CAP. VI: APERTURA DEL JUICIO DE QUIEBRA

Esto tiene importancia, como quiera que en nuestra legislación


las consecuencias de la quiebra son más drásticas, según que el
fallido sea o no un deudor calificado, lo que se refleja, entre otros
aspectos, para determinar la procedencia del juicio de calificación,
a fin de averiguar si el deudor ejecutó alguno de los hechos que
configuran la hipótesis de una quiebra culpable o fraudulenta;
interesa para establecer la época de la cesación de pagos, como
resulta del artículo 61, así como para distinguir la aplicación de
las acciones revocatorias concursales que se puedan ejercer para
dejar sin efecto ciertos actos o contratos que el deudor hubiese
ejecutado o celebrado en perjuicio de la masa y que la ley amplió
a ciertas acciones especiales respecto del deudor calificado, entre
otras diferencias que sanciona la ley.
Recordemos que la antigua legislación contemplaba, entre
otras causales de quiebra, la del deudor comerciante que cesara
en el pago de una obligación mercantil. El juez para resolver
si el deudor era o no comerciante, debía estarse al concepto
con que el Código de Comercio define al comerciante, en el
artículo 7º, que dispone que son comerciantes los que tenien-
do capacidad para contratar hacen del comercio su profesión
habitual. Debía por ende el juez determinar dos requisitos
para decidir si el deudor era comerciante, cuales son: a) El
ejercicio del comercio y b) el ánimo profesional. La actual ley
eliminó el segundo, tanto para la actividad mercantil como
para la industrial que se asimila a la comercial, así como para
la minera y agrícola.
Basta en consecuencia ejercer el comercio, la industria, la
minería o agricultura como actividad, sin que se requiera que
se haga del ejercicio de ellas una profesión para determinar la
exigencia que requiere como mención la sentencia que declara
la quiebra y para ello, como lo indica expresamente el precepto
del Nº 1 del artículo 52, habrá que estarse a la actividad que des-
empeñaba el deudor a la época en que contrajo la obligación
que invoca el solicitante de la quiebra.
Para rectificar la calificación de la actividad del deudor, la ley
concede incluso el recurso especial de reposición, como resul-
ta del artículo 57, el cual podrá por excepción interponerlo el
síndico, lo que demuestra la importancia que tiene su adecuada
ponderación.

181
PRIMERA PARTE: EXAMEN PRELIMINAR SOBRE EL DERECHO DE QUIEBRAS

2) Designación del síndico


La designación de un síndico provisional titular y de uno
suplente y la orden para que el síndico se incaute de todos los
bienes del fallido, sus libros y documentos, bajo inventario, y que
se le preste, para este objeto, el auxilio de la fuerza pública por el
jefe más inmediato, con la mera exhibición de la copia autorizada
de la declaratoria de quiebra (Nº 2).
Como se sabe, el solicitante ha de señalar al pedir la quiebra
el nombre del síndico titular y el del suplente, y sólo a ellos el
tribunal deberá designar en la sentencia. Los síndicos mencio-
nados lo serán de aquellos que formen parte de la nómina que
consagra el artículo 14. La designación que hace el tribunal es
provisoria, en tanto no los ratifique la junta de acreedores, como
lo indica el artículo 25. El artículo 108 se refiere a la junta y en
ella se indica que ésta tiene la facultad de ratificarlos o reempla-
zarlos, con lo que tendrán así el carácter de definitivos. Por eso,
el Nº 9 del artículo 52 dice que el tribunal fija el día, hora y lugar
de la celebración de esta junta, la que está regida en los artículos
105 y siguientes.
El síndico ha de incautarse de todos los bienes y de los libros,
papeles y documentos del fallido; estos últimos son útiles para
ponderar la conducta del deudor que antecedió a la quiebra.
El síndico debe proceder a la incautación tan pronto se dicte la
sentencia e inmediatamente de haber asumido el cargo.
La incautación consiste en una diligencia del síndico, asistido
por un ministro de fe, destinada a recoger los libros, documentos
y bienes del fallido y para colocarlos en lugar seguro si se estima
que peligran o corren riesgo en el lugar en que se encuentran, así
como a cerrar bajo sello los locales, oficinas o establecimientos,
salvo que no fuese aconsejable paralizar la actividad del todo o
parte del negocio. Así resulta del artículo 94, Nº 1, en relación
con el artículo 99. Todo esto ha de hacerlo bajo inventario, como
lo determina el artículo 94, Nº 2, y podrá recurrir al auxilio de la
fuerza pública, con la sola copia autorizada de la sentencia de-
claratoria de quiebra, dada la urgencia que entraña la diligencia
y de aquí que la ley diga que este auxilio debe prestarse “por el
jefe más inmediato” de la plaza.
El fundamento de estas medidas es el de agotar todos los
medios preventivos y de carácter conservativos para garantizar

182
CAP. VI: APERTURA DEL JUICIO DE QUIEBRA

el desapoderamiento material de los efectos que tenga consigo


el fallido, con lo que resguarda la ley así las consecuencias del
desasimiento, que opera desde el simple pronunciamiento de la
sentencia y que le impide disponer de los mismos, con lo que se
cautela desde este momento y en adelante eficazmente el interés
de la masa.
Sencillamente, el síndico, con una copia autorizada de la senten-
cia, requiere del jefe de retén, o de la comisaría más cercana, que le
proporcione el auxilio de la fuerza pública de un modo directo.
3) Correspondencia del fallido
La orden de que las oficinas de correos y telégrafos entreguen
al síndico la correspondencia y despachos telegráficos cuyo des-
tinatario sea el fallido.
Para que el síndico abra la correspondencia del fallido y
pueda retener las cartas atinentes a los negocios de la quiebra,
debe hacerlo con la intervención del tribunal, lo que hará como
representante de los intereses de los acreedores, en lo que con-
cierne a la quiebra, y de los derechos del fallido, en cuanto sea de
incumbencia de la masa. La intercepción de la correspondencia
en estas condiciones no coarta la garantía constitucional que
ampara el artículo 19, Nº 5, de la Carta Fundamental.
4) Acumulación de juicios
La orden de acumular al juicio de quiebra todos los juicios
contra el fallido que estuvieren pendientes ante otros tribunales
de cualquier jurisdicción y que puedan afectar sus bienes, salvo
las excepciones legales.
El proceso de quiebra constituye un juicio universal y requiere
que se concentre en el juez de la quiebra la facultad necesaria para
conocer de todos los juicios que se sigan contra el fallido y que
puedan afectar sus bienes. En su oportunidad destacaremos que
entre los efectos jurídicos que concita la declaración de quiebra
figura el que altera los efectos ordinarios y corrientes de la com-
petencia de los tribunales en dos aspectos fundamentales:
a) Todos los juicios incoados con anterioridad a la declaración
de quiebra se radican ante el juez de la quiebra y
b) Los nuevos juicios que se inicien contra el fallido deben
entablarse ante el mismo tribunal de la quiebra, con prescindencia
de las reglas de la competencia relativa prescritas para cada caso

183
PRIMERA PARTE: EXAMEN PRELIMINAR SOBRE EL DERECHO DE QUIEBRAS

según el Código Orgánico de Tribunales, salvo las excepciones


legales.
Más adelante se analizará esta materia que aparece regula-
da en relación con los efectos inmediatos de la quiebra en el
artículo 70.
5) Nulidad de las entregas de mercaderías y de los pagos al fallido
La advertencia al público de que no debe pagar ni entregar
mercaderías al fallido, so pena de nulidad de los pagos y entregas;
y la orden a las personas que tengan bienes o papeles pertene-
cientes al fallido, para que los pongan dentro de tercero día, a
disposición del síndico, bajo pena de ser tenidos por encubridores
o cómplices de la quiebra.
No deben entregarse mercaderías; ni deben hacérsele pagos
al fallido. ¿Por qué?
Porque según el artículo 64, inciso 3º, el fallido pierde la
administración de sus bienes, a raíz del desasimiento.
Según el artículo 1578 del Código Civil, es nulo el pago que se
haga al acreedor que no tenga la administración de sus bienes. De
allí que el Nº 5 así lo establezca al consagrar la regla en estudio.
La ley no quiere tampoco que nadie pueda prevalerse de esta
norma para quedarse con bienes o papeles del fallido y por ello
también la sentencia entraña la orden para poner esos efectos en
poder del síndico, que es el representante de la masa y fija para
ello un plazo de tercero día.
A este respecto, se ha planteado el problema relativo a la situa-
ción de los efectos de comercio que se han endosado en prenda
por el deudor antes de ser declarado en quiebra. V. gr., le solicitó
un crédito a un banco, y le endosó en garantía letras de cambio
aceptadas por clientes del deudor que le han documentado el
precio de la compra de las mercaderías que el deudor les vendió.
¿Qué pasa con esas letras de cambio?
El endoso en prenda de una letra autoriza al acreedor para
cobrar la letra y aplicar el producto al pago del crédito que tiene
el fallido con el endosatario; la prenda da un privilegio de segunda
clase (artículo 2474) del Código Civil.
Este derecho a pagarse emana de la ley, que así se lo recono-
ce al acreedor prendario, por lo que la quiebra del fallido no lo
afecta y por lo mismo no pesa sobre el acreedor la obligación de
entregar al síndico el título en que consta la garantía prendaria,

184
CAP. VI: APERTURA DEL JUICIO DE QUIEBRA

como quiera que la prenda es un derecho real, que adquiere


autonomía frente al derecho de dominio del fallido, dado que el
derecho real es el que se tiene en una cosa sin respecto a nadie,
incluso sin respecto al fallido, cuyo dominio conserva (artículo
2393 del Código Civil).
Distinto es el caso en que la letra de cambio se hubiese en-
dosado en cobro o comisión de cobranza, porque la quiebra ex-
tingue el mandato y el endosatario deberá ponerla a disposición
del síndico para que proceda a requerir su cobro (artículo 2163,
Nº 5, Código Civil).
6) Emplazamiento a los acreedores
Los Nos 6 y 7 del artículo 52 exigen que la sentencia de quie-
bra contenga la orden de hacer saber a todos los acreedores
residentes en el territorio de la República que tienen el plazo
de treinta días, contado desde la notificación de la sentencia,
para concurrir al juicio con los documentos justificativos de sus
créditos, bajo apercibimiento que les afectarán los resultados
del juicio, y si se trata de acreedores residentes en el extranjero,
el plazo se aumenta con el del emplazamiento que corresponda
y se cuenta desde que fuesen notificados, mediante una carta
aérea certificada.
La participación de los acreedores en el juicio se consigue
mediante el procedimiento de verificación, que tiene por objeto
invocar el crédito y acreditar su existencia y cuantía, así como su
preferencia, si la hubiere, según la regulación que ha dispuesto la
ley en las operaciones relativas a la liquidación del pasivo previstas
en los artículos 131 y siguientes.
Habrá así acreedores del concurso y acreedores concurrentes
al concurso, siendo estos últimos los que podrán participar en
la marcha del proceso y en la distribución de los fondos que se
generen.
La concurrencia de los acreedores al juicio reviste el carácter
de ser una carga legal, o sea, una suerte de obligación que tiene
cada acreedor consigo mismo, a fin de cumplir con una exigencia
que se impuso para que pueda cobrar su crédito.
La rebeldía en que incurra el acreedor al llamamiento legal
de verificar su crédito lo hará incurrir en la pena de verse pri-
vado de percibir los repartos de fondos y la tramitación seguirá
adelante con prescindencia de su concurso. Si concurre después

185
PRIMERA PARTE: EXAMEN PRELIMINAR SOBRE EL DERECHO DE QUIEBRAS

del plazo, dejará de ser rebelde, purgará su mora, porque el


plazo no es preclusivo, pero le afectará lo actuado, de acuerdo
al artículo 154.
7) Inscripción de la sentencia en el registro conservatorio
Contiene la sentencia la orden de inscribir la declaración
de quiebra en el Registro de Interdicciones y Prohibiciones de
Enajenar del Conservador de Bienes Raíces del departamento
en que se hubiere declarado la quiebra.
La quiebra afecta al deudor, lo inhibe de disponer de sus
bienes desde el momento mismo en que se pronuncia, pero
hay conveniencia en dar a la sentencia la máxima publicidad
para evitar que el deudor sorprenda a terceros de buena fe. De
aquí que no sólo se notifique la resolución mediante un aviso
publicado en el Diario Oficial, sino que además la ley ordena
en el Nº 8 del artículo 52 que la sentencia contenga la orden de
inscribir la declaración de quiebra en el Registro de Interdic-
ciones y Prohibiciones de Enajenar del Conservador de Bienes
Raíces del departamento en que se hubiere declarado la quiebra
y también la de practicar la inscripción en los registros de los
Conservadores correspondientes a cada uno de los inmuebles
pertenecientes al fallido.
Esta inscripción no es un requisito de validez para que la
quiebra produzca sus efectos. Se trata de una medida de publi-
cidad que la ley adopta a mayor abundamiento para proteger a
terceros, como quiera que la venta de un bien raíz del fallido con
posterioridad a la declaración de quiebra, no es nula, sino que
será inoponible a la masa. De aquí pues que el artículo 72 de la
Ley de Quiebras señale que son inoponibles los actos y contratos
que el fallido ejecute o celebre después de dictada la sentencia
que declara la quiebra, con relación a los bienes de la masa, aun
cuando no se hayan practicado las inscripciones en los registros
respectivos del Conservador de Bienes Raíces.
8) Citación a primera junta de acreedores
La indicación precisa del lugar, día y hora en que se cele-
brará la primera junta de acreedores, materia a que nos hemos
referido sucintamente con anterioridad y que será considerada
más adelante. La ley regula la primera junta de acreedores en los
artículos 105 y siguientes.

186
CAP. VI: APERTURA DEL JUICIO DE QUIEBRA

9) Designación de curador cuando la quiebra se produzca por fuga


u ocultamiento del deudor
Cuando la quiebra se produzca por desaparecimiento o fuga
del deudor, la resolución que la declare designará un curador
especial para que represente al fallido, a fin de que pueda ejercer
los derechos que la ley le reconoce en el artículo 73.

41. EFECTOS DE LA SENTENCIA DE QUIEBRA

Como una excepción al artículo 3º del Código Civil, con arreglo


al cual las resoluciones judiciales sólo afectan a las partes que
han intervenido en el juicio, la sentencia que declara la quiebra
produce efectos erga omnes, en cuanto alcanza a todo aquel que
tenga interés en la quiebra: tanto al fallido como a sus acreedores
(hayan o no concurrido o tomado parte en el juicio), y además
a los terceros interesados, entre los cuales pueden incluirse,
como lo hemos señalado, los que tengan bienes o papeles del
fallido, para que los pongan a disposición del síndico, así como
los que hayan ejecutado actos o celebrado contratos que afecten
los bienes del deudor en el período sospechoso (artículos 57,
61, 74, 82).
Estos efectos que entraña la quiebra surgen desde que se dicta
la sentencia, lo que es una excepción al artículo 38 del Código
de Procedimiento Civil, porque las resoluciones judiciales sólo
producen efecto en virtud de su notificación hecha con arreglo
a la ley. Así brota especialmente del artículo 64 que regula el
desasimiento, y del artículo 66, que fija los derechos de los acree-
dores; del artículo 72, que establece el efecto de la inoponibilidad
respecto de los actos o contratos de disposición de bienes después
de dictada la sentencia, y del artículo 94, que rige la incautación
para garantizar la eficacia del desasimiento.
Además, la sentencia no sólo opera para el futuro, dado que
también produce efectos relativos a hechos acaecidos antes de
la sentencia, e incluso antes de la presentación de la demanda,
así como del hecho en que se funda la causal, como son los efec-
tos retroactivos que rige la ley en los artículos 74 y siguientes,
denominados de inoponibilidad. En definitiva, tiene efectos
inmediatos hacia lo futuro y retroactivos, lo que singulariza a
esta sentencia.

187
PRIMERA PARTE: EXAMEN PRELIMINAR SOBRE EL DERECHO DE QUIEBRAS

Asimismo,
– Configura un nuevo estado o condición jurídica del deudor.
La calidad del fallido, aunque no lo priva del ejercicio de sus dere-
chos, ni le impone inhabilidades, sino en los casos expresamente
determinados por la ley, según el artículo 73.
– Abre la quiebra, siendo la base de la organización y funcio-
namiento de la institución.
– Extiende sus efectos, a más del deudor y del acreedor soli-
citante, a un vasto círculo de personas extrañas al procedimiento,
afectando con sus consecuencias a terceros.
– Crea un estado jurídico que antes de ella no existía, por
lo que el juez debe considerar con minuciosa atención la concu-
rrencia de los presupuestos que la hacen procedente, antes de
decidirse a dictarla.
– Se ejecuta apenas se dicta, aunque no esté firme. No puede
suspenderse su ejecución por los recursos que deduzca el fallido,
aunque se limitan estas consecuencias provisorias a las medidas
cautelares y conservativas necesarias. No pueden ejecutarse actos
de realización, salvo lo prescrito en el artículo 121, lo que guarda
relación con el artículo 231 del Código de Procedimiento Civil.
Es una ejecutoriedad incompleta, o lo que es lo mismo, es pro-
visoriamente ejecutiva.
Se trata en buenas cuentas de evitar que el deudor burle a los
acreedores, pero también se impide que éstos se aprovechen del
deudor, que ha sido separado desde luego de la administración
y disposición de sus bienes.

42. ALCANCE GENERAL RELATIVO AL INICIO DEL


JUICIO DE CALIFICACIÓN DE LA QUIEBRA PUNIBLE

La actual Ley de Quiebras, a diferencia de la antigua legisla-


ción, no contempla como requisito de la sentencia que declare
la quiebra la circunstancia de que se comunique al juzgado del
crimen la resolución que declara la quiera del deudor calificado
y el deudor no calificado.
Hoy, al tenor del artículo 222, declarada la quiebra, la junta de
acreedores podrá efectuar denuncia y cualquier acreedor podrá
efectuar denuncia o interponer querella criminal si estimare que
se configura alguno de los hechos previstos en los artículos 219

188
CAP. VI: APERTURA DEL JUICIO DE QUIEBRA

(quiebra culpable), 220 (quiebra fraudulenta) y 221 (cómplices


de quiebra fraudulenta).
Si no se ejerciere acción penal, pero hubiere mérito para que
se investiguen esos hechos, la Superintendencia de Quiebras los
denunciará al Ministerio Público, poniendo en su conocimiento
la declaración de quiebra y los demás antecedentes que obraren
en su poder.
Lo anterior en ningún caso obsta a la facultad del Ministerio Pú-
blico para iniciar de oficio la investigación criminal consiguiente.

43. NOTIFICACIÓN DE LA SENTENCIA

La sentencia que declara la quiebra deberá ser notificada al fa-


llido, a los acreedores y a los terceros. También debe notificarse
al Síndico provisional titular y al suplente.
La notificación se efectuará por medio de un aviso publicado en
el Diario Oficial. El aviso, aprobado en su texto por el tribunal, con-
tendrá un extracto de la petición y copia íntegra de la resolución.
Por su parte, y en lo que se refiere al síndico, el artículo 55
señala que inmediatamente de pronunciada la sentencia que de-
clare la quiebra, el secretario del tribunal cuidará que se notifique,
a la brevedad posible, al síndico provisional, titular y al suplente,
quienes deberán aceptar el cargo ante el respectivo ministro de
fe. La notificación podrá efectuarla el secretario del tribunal por
sí o encomendando esta diligencia a otro ministro de fe.
En nuestro concepto, junto con aceptar el cargo, el síndico
habrá de dejar constancia que no padece de ninguna inhabilidad
para asumir sus funciones.

44. RECURSO CONTRA LA SENTENCIA


QUE DECLARA LA QUIEBRA

44.1. C ARÁCTER ESPECIAL Y EXCLUSIVO DEL RECURSO

El procedimiento particularísimo dispuesto por el legislador para


proceder a la declaración de quiebra y las características especiales
que singularizan a la sentencia definitiva que da lugar a la misma,

189
PRIMERA PARTE: EXAMEN PRELIMINAR SOBRE EL DERECHO DE QUIEBRAS

se refleja así también en la índole del recurso que se ha consagra-


do para impugnar el pronunciamiento del tribunal, con lo cual
se alteran las reglas generales previstas en el Código de Procedi-
miento Civil para reclamar de las resoluciones judiciales.
En cierta medida el propósito en que se inspira este régimen
de excepción es velar por la adopción de las medidas de seguridad
que se requieren para garantizar los derechos de los acreedores,
así como en desalentar al fallido para que no disminuya el activo
de la masa en perjuicio del concurso.
Esto determina que el artículo 56 haya establecido que contra
la sentencia que declare la quiebra “SÓLO PODRÁ ENTABLARSE EL
RECURSO ESPECIAL DE REPOSICIÓN…”.
El adverbio “SÓLO” de que se vale el legislador en el alcance
de la referida disposición denota el significado de ser éste el
único medio procedente para impugnar la sentencia, o sea, que
es un recurso tan exclusivo y propio que podrá deducirse contra
el fallo como que no existe otro.
Esto lo confirma la disposición del artículo 59, que expresa-
mente deniega la posibilidad de interponer este recurso especial
de reposición respecto de la sentencia que no da lugar a la quie-
bra, al someter este fallo al régimen común y ordinario de alzarse
contra la sentencia mediante el recurso general de apelación, que
se concede en ambos efectos.
Corrobora lo expuesto en cuanto a la especificidad de este
recurso el artículo 57, al no indicar qué causas, motivos o cir-
cunstancias son las que hacen procedente su interposición, como
quiera que al deducirse el mismo se pide simplemente que se
reponga la sentencia que declara la quiebra: “DEJÁNDOLA SIN
EFECTO…”, lo que importa alegar una sanción de ineficacia, a su
respecto, derivada de irregularidades, vicios o errores en que se
hubiere incurrido en el proceso o al tiempo de dictarse el fallo.
En suma, se procura con el recurso anular la sentencia, por no
ser procedente la declaración de la quiebra, con lo que con esta
impugnación se absorbe en un mismo recurso cualquier otro que
sea dable deducir contra dicha sentencia.
La ley lo califica como recurso especial de reposición para dife-
renciarlo de la reposición ordinaria, que procede según el artículo
181 del Código de Procedimiento Civil contra los autos y decretos;
que ha de interponerse ante el propio tribunal que lo hubiere dicta-

190
CAP. VI: APERTURA DEL JUICIO DE QUIEBRA

do; que se solicita dentro del plazo de 5º día después de notificado,


y del cual se pronuncia de plano el respectivo tribunal.

44.2. C ARACTERÍSTICAS QUE TIENE EL RECURSO ESPECIAL


DE REPOSICIÓN

a) Plazo: El período de tiempo para interponer el recurso es de


10 días hábiles, contados desde la notificación de la sentencia y
su término es fatal, lo que guarda diferencia con la reposición
ordinaria, que ha de deducirse conforme a lo expresado dentro
de cinco días fatales después de notificado el auto o decreto,
según el artículo 181 del Código de Procedimiento Civil, plazo
este último que es de días hábiles, por aplicación del artículo 66
del mismo cuerpo legal.

b) Interposición: El recurso especial de reposición se enta-


bla ante el propio tribunal que dictó la sentencia definitiva que
declaró la quiebra, a fin de que este mismo tribunal sea el que
conozca del recurso.
Tuvo en vista el legislador al considerarlo así una razón de
carácter práctico, cual fue la de permitirle al tribunal que pro-
nunció la sentencia que declaró la quiebra en un procedimiento
sumarísimo, que pueda ponderar con más detenimiento los ante-
cedentes de la prueba rendida, así como los que se le suministren
nuevamente, de modo que esté en condiciones de resolver con
debido conocimiento de causa sobre el mérito que exista para
dejarla sin efecto o confirmar su procedencia, dada la dificultad
que entraña producir esta prueba en segunda instancia, ante un
tribunal de alzada colegiado, atendido lo dispuesto en el artículo
207 del Código de Procedimiento Civil.

c) Objeto: El recurso especial de reposición, como se explicó


al comienzo, tiene como finalidad la de impugnar la sentencia de
quiebra, a fin de que el tribunal la deje sin efecto o bien que se
rectifique la determinación relativa a la calificación de la actividad
que se le atribuyó al fallido y que es una de las menciones que
ha de contener el fallo, conforme a lo dispuesto en el artículo
52, Nº 1.

191
PRIMERA PARTE: EXAMEN PRELIMINAR SOBRE EL DERECHO DE QUIEBRAS

d) Titulares: Tienen el carácter de sujetos legitimados activos


para interponer el recurso todos aquellos a quienes alcanza la
sentencia de quiebra con sus efectos, y por lo mismo podrán
entablarlo el fallido, los acreedores y los terceros interesados.
Además, podrá deducirlo el síndico para el solo efecto que se
rectifique la condición del fallido.
Indudablemente que el primer interesado en que se reponga la
sentencia de quiebra es el propio fallido, dado que a nadie más que
a él afecta su pronunciamiento, como puede comprenderse.
Podrá además intuirse que pueda ser contraria a los intereses
de uno u otro acreedor la declaración de quiebra, si se conside-
ran las consecuencias que la falencia produce, por ejemplo, en
relación con el efecto que ella impide toda compensación que no
hubiere operado antes por el ministerio de la ley; la suspensión
del derecho de los acreedores para ejecutar individualmente al
fallido; el alzamiento de los embargos y medidas precautorias
decretados en los juicios que se agregan a la quiebra, así como la
circunstancia de que la declaración de quiebra enerva la acción
resolutiva emanada del contrato de compraventa que pueda el
vendedor entablar, por incumplimiento de las obligaciones con-
traídas por el comprador declarado en quiebra, si el contrato
recae sobre mercaderías que se le hayan entregado al fallido.
Por último, entre los terceros interesados en que se reponga
la sentencia de quiebra no hay otros más representativos para
ilustrar la hipótesis que los que puedan verse afectados con los
efectos retroactivos que produce la sentencia de quiebra, cuales
son aquellos que han ejecutado actos o celebrado contratos con
el deudor en el período que antecede a su declaración y que están
expuestos a quedar sin efecto como consecuencia del ejercicio de
las acciones revocatorias concursales que puedan deducirse para
restaurar el activo de la masa y que el deudor pudo haber desarre-
glado por la vía de los bienes que en perjuicio de sus acreedores
han dejado de pertenecer al patrimonio del fallido o bien que
han sido gravados para garantizar obligaciones que éste hubiese
contraído en desmedro del resto de los acreedores.

e) Tramitación: El recurso afecta al fondo del juicio y se ventila


por lo mismo en el cuaderno principal de la quiebra, ajustándose
su tramitación a la forma incidental.

192
CAP. VI: APERTURA DEL JUICIO DE QUIEBRA

Son partes en este recurso, de un lado, el recurrente, que


será normalmente el fallido y que en esta gestión actuará por sí
mismo –sin perjuicio del mandato judicial que corresponda–,
toda vez que la representación que la ley le confiere al síndico
nada tiene que ver en el ejercicio de este derecho, según el
inciso 1º del artículo 27, y del otro lado intervendrá natural-
mente el acreedor que hubiere solicitado la quiebra. Todos
los demás, o sea, el resto de los acreedores u otros que tengan
interés, como el síndico, no son parte del recurso y sólo podrán
concurrir a la incidencia en el carácter de terceros coadyudan-
tes, conforme a lo dispuesto en el artículo 23 del Código de
Procedimiento Civil.
Todas las cuestiones a que dé lugar el incidente promovido
en el recurso especial de reposición son inapelables.

44.3. SUSPENSIÓN DEL PROCEDIMIENTO U ORDEN DE NO INNOVAR


DURANTE LA TRAMITACIÓN DEL RECURSO ESPECIAL
DE REPOSICIÓN. FACULTADES Y REMUNERACIÓN DEL SÍNDICO

Si durante la tramitación del recurso especial de reposición se


decretare la suspensión del procedimiento o se dictare orden de
no innovar con posterioridad a la incautación de los bienes para
cautelar el interés general de la masa, esta medida no obstará a
que el síndico realice todos los actos de administración que sean
necesarios para la debida conservación del activo de la quiebra.
Corresponderá al tribunal que la hubiere dictado resolver en
audiencia verbal cualquier diferencia que se suscitare entre el
síndico y el peticionario. El síndico sólo podrá realizar los bienes
expuestos a próximo deterioro, sin perjuicio de que con acuerdo
del deudor, o con autorización judicial ante la negativa de éste,
podrá también vender los bienes sujetos a desvalorización inmi-
nente o que sean de dispendiosa conservación. Si la suspensión
o la orden de no innovar se concede antes de la incautación de
bienes, en la misma resolución se establecerá que el síndico de-
berá actuar como interventor, con indicación de las atribuciones
con que estará premunido. La remuneración del síndico, en este
caso, será regulada por el tribunal en la misma resolución y no
podrá ser inferior al 75% ni superior al total de la remuneración

193
PRIMERA PARTE: EXAMEN PRELIMINAR SOBRE EL DERECHO DE QUIEBRAS

del gerente o representante legal del fallido. En los demás casos


el mismo tribunal resolverá en conciencia.
Cabe hacer presente que la orden de no innovar está regulada
a propósito del artículo 192 del Código de Procedimiento Civil
cuando procede la apelación en el solo efecto devolutivo, como
quiera que el tribunal inferior seguirá conociendo de la causa
hasta su terminación, inclusa la ejecución de la sentencia defi-
nitiva, y de ahí que el tribunal de alzada, a petición del apelante
y mediante resolución fundada, pueda dictar esta medida para
que se suspendan los efectos de la resolución recurrida o bien
que se paralice el procedimiento, según fuese el caso. El tribunal
de alzada podrá restringir estos efectos por resolución fundada.
Estas materias se resuelven en cuenta en la Corte.

44.4. R ECURSOS CONTRA EL FALLO QUE RESUELVE


EL RECURSO ESPECIAL DE REPOSICIÓN

La sentencia definitiva que rechaza el recurso especial de repo-


sición puede ser apelada, pero la apelación se concederá en el
solo efecto devolutivo, a fin de que el tribunal que declaró la
quiebra y no dio lugar a que fuese repuesta siga adelante con la
tramitación del procedimiento concursal.
En tanto, el fallo que en definitiva acoja la reposición, dejan-
do sin efecto la declaración de quiebra que el propio tribunal
había pronunciado, es apelable, pero este recurso de apelación
se concede en ambos efectos, dado que no se justifica otorgarlo
en el otro sentido, al cesar el tribunal de seguir conociendo de
la causa.
Sobre este respecto, ha de considerarse que la regla general,
según las normas del Código de Procedimiento Civil, es que la
apelación se conceda en ambos efectos, como se desprende del
artículo 195, regla que la Ley de Quiebras altera en el inciso 2º del
artículo 5º, al disponer que salvo las excepciones expresamente
contempladas en esta ley, las apelaciones se otorgarán en el solo
efecto devolutivo.
En lo que mira al resto de los recursos, ellos se ceñirán a las
normas del derecho común, salvo, como se expresó en su opor-
tunidad, que la Ley Nº 18.175 contempló el recurso especial de

194
CAP. VI: APERTURA DEL JUICIO DE QUIEBRA

reposición como el único recurso susceptible de deducirse contra


la sentencia que declare la quiebra.

44.5. EFECTOS DE LOS RECURSOS CONTRA


LA SENTENCIA DE QUIEBRA

Analizada que ha sido la regulación que se ha establecido en la


ley sobre el recurso especial de reposición y los demás medios de
impugnación que pueden deducirse contra la sentencia que se pro-
nuncia respecto de la decisión que se adopte sobre su procedencia,
es de interés fijar su alcance en cuanto a ciertas consecuencias que
pueden derivarse mientras se debate la cuestión de fondo que se
ha promovido con motivo de la interposición de estos recursos y
que tienen influencia en la marcha del proceso de quiebra.
Como se sabe, la finalidad que persigue el juicio concursal es la
de realizar en un solo procedimiento todos los bienes del fallido a fin
de proveer al pago de sus deudas, lo que tiene por objeto cautelar
el derecho que les corresponde ejercer a todos los acreedores para
perseguir el cumplimiento de las obligaciones que ha contraído el
fallido en el activo de su patrimonio; esto determina como imperativo
la necesidad de liquidar sus bienes para que se les satisfaga con el
producto de la realización íntegramente del pago de sus créditos, si
los bienes fuesen suficientes, y en caso de no serlo, a prorrata, salvo
que haya causas especiales para preferir ciertos créditos, en razón
del privilegio o hipoteca con que puedan estar protegidos.
Sin embargo, no puede desconocerse la posibilidad de la
existencia de un vicio o motivo que padezca la dictación de la
sentencia que declaró la quiebra, y con tal objetivo la norma ha
admitido la procedencia de impugnarla.
Salvo la regla establecida respecto de la suspensión del procedi-
miento y la dictación de la orden de no innovar que se incorporó
como modificación al artículo 57 por la Ley Nº 20.004 de 8 de marzo
de 2005 que antes consideramos, no hay un precepto en nuestra ley
concursal que sancione expresamente la paralización del normal
curso de realización de los bienes del fallido. Así resulta, por lo
demás, de la natural consecuencia que tienen ciertas resoluciones
judiciales en cuanto a que mientras no se encuentren firmes o
ejecutoriadas o causen ejecutoria, no pueden ejecutarse.

195
PRIMERA PARTE: EXAMEN PRELIMINAR SOBRE EL DERECHO DE QUIEBRAS

Ya el mensaje del Ejecutivo dirigido al Congreso con ocasión


de la dictación de la Ley Nº 4.558, que antecedió a la actual Ley
Nº 18.175, se estableció que “Una vez ejecutoriada o firme la sen-
tencia que declaró la quiebra el síndico procederá a la realización
de todos los bienes…”.
Este principio, sin embargo, admite excepciones respecto
de las medidas cautelares, las cuales por su trascendencia deben
llevarse a cabo provisionalmente. Así ocurre en los procesos de
ejecución, sean singulares o universales, en relación con el em-
bargo de los bienes del deudor y con el desasimiento. Este último,
como sabemos, priva al fallido de la administración de todos sus
bienes presentes existentes a la fecha de la declaratoria de quie-
bra, cuya ocurrencia tiene lugar por el solo pronunciamiento de
la sentencia que declara la quiebra.
De esta forma y si bien la interposición del recurso especial
de reposición para dejar sin efecto la sentencia que declara la
quiebra no impedirá que se adopten las medidas para la in-
cautación e inventario de los bienes del fallido, como tampoco
que se entrabe la sustanciación del juicio, con sus formalidades
y trámites necesarios para determinar el pasivo y dilucidar los
derechos de los acreedores y sus preferencias, no es menos
cierto que mientras no se resuelvan los recursos y la sentencia
no quede firme, no podrá procederse a la realización de los
bienes del deudor para pagarles a los acreedores. Pensar de
otra forma significaría agotar el procedimiento antes que se
decida definitivamente su procedencia. Además, sería imposible
restituir los bienes y reintegrar las cosas al estado anterior, en el
evento que llegare a prosperar el recurso y se dejare sin efecto
la declaración de quiebra.
Hay que considerar, sin embargo, que los acreedores hipote-
carios y prendarios podrán iniciar o llevar adelante sus acciones
reales en los bienes afectos a la seguridad de sus créditos y por
consiguiente podrán realizar separadamente esos bienes, para
pagarse de sus créditos, con la preferencia que les corresponda
y sin perjuicio de garantizar a los acreedores de mejor derecho
el saldo insoluto de sus créditos, como son los que les incumben
a los créditos de primera clase y que el síndico deberá cautelar.
Si no puede privarse al procedimiento de su impulso inicial,
ni menos prescindirse de las medidas cautelares respecto de los

196
CAP. VI: APERTURA DEL JUICIO DE QUIEBRA

bienes, aunque sin liquidarse el patrimonio del fallido antes que


la sentencia quede firme y salvo el derecho que tienen los acree-
dores hipotecarios y prendarios, ha de resolverse entonces con
qué recursos contará el síndico para hacer frente a los gastos que
suscita la quiebra.
No cabe duda que esta situación la subsana el legislador me-
diante el vale vista o boleta bancaria que ha de acompañar a la
petición de quiebra el acreedor que la solicita por el equivalente
a UF 100 y que se acompaña a la orden del tribunal, lo que tie-
ne por objeto precisamente subvenir a los gastos iniciales de la
quiebra y goza por tal razón de la preferencia prevista en el Nº 4
del art. 2472 del Código Civil para su reembolso.
Tampoco habría inconveniente, como lo establece el art. 121,
para realizar en cualquier momento los bienes que no pueden
conservarse, como son los que están expuestos a próximo de-
terioro, a una desvalorización inminente o los que exijan una
conservación dispendiosa, bien sea mediante subasta pública al
martillo o simplemente mediante una venta privada.
Por otra parte, el art. 27, Nº 10, le impone al síndico espe-
cialmente la obligación de cobrar los créditos del activo de la
quiebra, lo que no puede dejar de cumplir ni menos ejercer en
forma impropia; nada obsta para que con los recursos que obtenga
de esta gestión pueda atender los gastos de la quiebra, como lo
corrobora el artículo 2472, Nº 4, del Código Civil al considerar
esos préstamos en las causas de preferencia de la primera clase.
Así, también, de acuerdo al art. 99, el síndico podría, cuando
lo estime conveniente para los intereses de la masa y con cono-
cimiento del fallido, continuar provisoriamente el giro de sus
negocios, mediante la ejecución de actos que tiendan a facilitar
la realización de los bienes, como sería liquidar el stock de mer-
caderías adscritas al establecimiento del fallido.
No obsta, además, que los propios acreedores puedan solventar
el déficit económico que afecta al concurso o que se puedan dar
en arriendo o ejecutarse otros actos de sana administración de
los bienes y que le procuren beneficios a la masa.
Hay otras disposiciones que miran a estos objetivos, aunque
es de interés considerar que el Nº 12 del art. 27 faculta al síndico
para contratar préstamos para subvenir a los gastos de la quiebra,
debiendo informar de ello en la próxima junta de acreedores.

197
PRIMERA PARTE: EXAMEN PRELIMINAR SOBRE EL DERECHO DE QUIEBRAS

Mientras no se resuelva si hay o no legalmente quiebra, lo


que sólo resultará cuando la sentencia quede firme y ejecutoria-
da, racionalmente no podrán liquidarse los bienes de la masa, y
si el síndico lo hiciere, estaría actuando carente de la esmerada
diligencia que ha de tener en el manejo de los negocios de la
quiebra y naturalmente quedaría expuesto a las eventuales respon-
sabilidades de carácter civil que lo afectarían como consecuencia
de incumplir su gestión adecuadamente.
Si recurriere entonces al arbitrio de los préstamos en el supuesto
de una quiebra que todavía no se ha dilucidado definitivamente,
quiere decir que estaría entonces por lo mismo consintiendo de
antemano en una eventual liquidación, toda vez que no podría
eludir después el efecto de que el crédito relativo al préstamo se
hiciere efectivo precisamente en bienes suficientes de la masa que
administra el síndico, a menos que acreditare que careciendo de
otros medios ha empleado los recursos para subvenir a los gastos
de la quiebra, debiendo entenderse por tales los necesarios para el
cuidado y conservación de los bienes del fallido y los que razona-
blemente demande la tramitación del procedimiento concursal.
En consecuencia, si fuere menester allegar recursos para sol-
ventar estos gastos y cuyos fondos no pueda proporcionarlos la
masa, para el más adecuado cumplimiento de las funciones que
al síndico le competen y en especial para actuar en resguardo de
los intereses generales de los acreedores, en lo concerniente a
la quiebra, y de los derechos del fallido, en cuanto puedan ellos
interesar a la masa, no quedaría otra vía que la de plantear una
incidencia en el propio juicio de quiebra para que, de acuerdo
al art. 5º de la Ley Nº 18.175, sea el órgano jurisdiccional quien
resuelva la dificultad y autorice al síndico para liquidar ciertos
bienes, con cargo a los cuales obtenga los fondos que fuesen
necesarios para subvenir a los gastos que ella irrogare.

44.6. L A REVOCACIÓN DE LA SENTENCIA DE QUIEBRA


Y LOS GASTOS DE ADMINISTRACIÓN DEL SÍNDICO

Íntimamente ligado al problema que se ha planteado respecto a


los fondos que son indispensables para sostener el procedimiento
concursal y de que pueda disponer el síndico mientras la sen-

198
CAP. VI: APERTURA DEL JUICIO DE QUIEBRA

tencia que declare la quiebra no quede firme o ejecutoriada, en


el entendido que no podrá liquidar el activo, figura la situación
que se produce respecto precisamente de las consecuencias de-
rivadas del empleo de esos recursos en caso de que se revocase
la sentencia que hubiese declarado la quiebra.42
A este respecto ha de considerarse que la quiebra, como se
ha ya adelantado, produce determinados efectos, los que se ex-
tienden especialmente al patrimonio del fallido, alcanzan a los
actos de administración y disposición de sus bienes y se remontan
además a las relaciones preexistentes que haya tenido el fallido
y ha de entenderse que la revocación de la quiebra hará cesar
naturalmente dichos efectos, al desaparecer la sentencia de la cual
se desprenden y el deudor recuperará la libre administración y
disposición de sus bienes, al dejar de estar en estado de quiebra,
como fallido.
La situación es más complicada de lo que pudiera aparecer
a primera vista, si se considera que no pueden eludirse los efec-
tos de la quiebra antes que la sentencia que la declare quede
ejecutoriada.
La impugnación de la sentencia que declaró la quiebra no
impide la práctica de las diligencias tendientes a la gestión que
le compete al síndico, porque su rol en el concurso surte efecto
de inmediato, por cuanto tiene por objeto inicialmente cautelar
propiamente el activo del patrimonio del fallido, para resguar-
dar debidamente los intereses generales de los acreedores y del
propio fallido, los cuales no podrían quedar abandonados a su
suerte, de omitirse las medidas que son indispensables al logro
de tal propósito.
Sin embargo, como la revocación del fallo que declarare la
quiebra ultima la sentencia, alzándola y dejándola sin efecto, ha de
comprenderse así que dicha revocación se retrotraerá al día en que
la sentencia que la declaró fue indebidamente declarada, y por lo
mismo desde ese entonces ha de perder todo valor y eficacia y se
considerará como si la quiebra no se hubiera jamás declarado.
Distinta es la situación cuando se pone fin al estado de quiebra
por un convenio judicial o mediante el sobreseimiento definitivo,

42
Véase Boletín Informativo Nº 23, 1988, pp. 9 y 10, Fiscalía Nacional de
Quiebras.

199
PRIMERA PARTE: EXAMEN PRELIMINAR SOBRE EL DERECHO DE QUIEBRAS

porque en ninguno de estos casos el alzamiento operará con efecto


retroactivo, puesto que el fundamento del correspondiente con-
venio simplemente judicial y del respectivo sobreseimiento será
justamente la preexistencia de la quiebra que afectaba al deudor,
sin cuya ocurrencia carecería de causa para su procedencia.
De ahí que es fundamental concebir que la intervención del
síndico, mientras la sentencia que declara la quiebra estuviere
afecta a recursos judiciales que puedan dejarla sin efecto, se li-
mitará exclusivamente a las medidas cautelares que prudencial-
mente sea necesario adoptar, debiendo entonces velar por la
administración, custodia y conservación del patrimonio en forma
interina y transitoria, lo que supone evitar todo acto que pueda
afectar, material o jurídicamente, su integridad, de suerte que no
sufra menoscabo, ni detrimento alguno, lo que no quita que sea
indispensable vender los bienes expuestos a próximo deterioro
o a desvalorización inminente o que exijan una conservación
dispendiosa, porque habrá que enajenar los bienes que no pue-
dan conservarse.
Solamente y una vez que la sentencia definitiva esté ejecutoriada
y tenga firmeza la quiebra, podrá llevarse a efecto, propiamente,
su ejecución, de acuerdo al principio que estatuye el artículo 231
del Código de Procedimiento Civil y de esta forma se producirá
el tránsito de lo que podría ser una fase meramente provisional
de conservación, a otra que resultará ser propiamente la de su
liquidación definitiva, con el propósito de cumplir el objetivo del
juicio de quiebra, esto es, de realizar los bienes para quedar en
condiciones de pagarles con su importe a todos los acreedores,
en la forma y casos determinados por la ley.
En consecuencia, si el síndico ha de intervenir en la quiebra
en forma interina y mientras transitoriamente se deciden los
recursos que se han interpuesto contra la sentencia que declaró
su procedencia, habrá que determinar los efectos que dicha ac-
tuación es capaz de producir después de revocada la sentencia
que dio lugar a la apertura del juicio de quiebra.
Si bien el caso no está regulado en nuestra ley, nada quita
sentar un criterio encaminado a procurar una solución.
A este respecto, ha de admitirse que al síndico le incumbe actuar
en resguardo de los intereses de los acreedores y del fallido en la
quiebra y esta función no queda condicionada a la subsistencia

200
CAP. VI: APERTURA DEL JUICIO DE QUIEBRA

de la quiebra, en lo que mira a las medidas cautelares que la ley


le ordena adoptar y, por consiguiente, todos los actos, trámites y
gestiones que el síndico ejecute y realice con tal cometido consti-
tuirán esa clase de actuaciones que inexcusablemente sobreviven
a la revocación de la sentencia.
Entonces, si la ley no ha subordinado la intervención del
síndico a la ejecutoriedad de la sentencia que declaró la quiebra,
quiere decir que la propia ley no podría desentenderse después
de lo actuado por el síndico, ni menos podría tampoco el legis-
lador quedar indiferente a dicha gestión, si la sentencia queda
sin efecto.
Ahora bien, si la actuación que ha tenido el síndico sobrevive
a la revocación de la quiebra y no queda absorbida con el efecto
retroactivo que ella lleva aparejado, quiere decir que el síndico
habrá actuado válidamente, ciñéndose a un imperativo legal y
para el cobro de los gastos y honorarios en que haya incurrido, la
propia ley le reconoce un crédito que podrá hacer valer contra el
fallido, el cual, por lo demás, está amparado con el privilegio de
los créditos de la primera clase a que se refiere el artículo 2472,
Nº 4, del Código Civil.
Con todo, el síndico ha de proceder a rendir cuenta de su
gestión ante el propio tribunal que conoció de la quiebra, la que
deberá presentarse tan pronto haya cesado en el cargo por razón
de haber quedado sin efecto la declaración de quiebra, tanto o
más cuanto que en el carácter de administrador de bienes ajenos
nadie puede sustraerse a esta carga, más todavía si en el caso del
síndico ha sido la ley la que se la ha impuesto y que, por lo demás,
aparece de lo previsto en la última parte del inciso primero del
art. 30 de la Ley Nº 18.175, lo que se confirma con el espíritu
general de nuestra legislación.
Si la solicitud de quiebra fuere desechada y el deudor probare
que el acreedor ha procedido culpable o dolosamente, podrá
demandarle indemnización de perjuicios, según lo dispuesto en
el artículo 45 de la Ley Nº 18.175 y en esa indemnización habrá
de comprenderse la reparación correspondiente a los honorarios
y gastos que hubiere suscitado la gestión del síndico.
Ha de entenderse finalmente que los conflictos que pueden
promoverse entre los interesados, con motivo de las cuestiones
que puedan suscitarse sobre la materia, deberán someterse al

201
PRIMERA PARTE: EXAMEN PRELIMINAR SOBRE EL DERECHO DE QUIEBRAS

conocimiento y decisión de los tribunales de justicia, de acuerdo


al artículo 73, inciso 2º, de nuestra Constitución Política.

45. RESPONSABILIDAD EN QUE PUEDE INCURRIR


EL PETICIONARIO DE LA DECLARACIÓN DE QUIEBRA,
EN CASO DE QUE FUERE REVOCADA LA SENTENCIA

En relación con la responsabilidad eventual a que está afecto el


solicitante de la quiebra, es preciso destacar que nuestra legisla-
ción concursal ha establecido en el inciso 3º del artículo 45 que
“Si la solicitud fuere desechada en definitiva, el deudor podrá
demandar indemnización de perjuicios al acreedor, si probare
que éste ha procedido culpable o dolosamente”.
Desde luego, no podría admitirse que pueda tener cabida una
acción para discutir los eventuales perjuicios que pudieran deri-
varse de una declaración de quiebra, si la propia sentencia que se
ha dictado ha dado lugar a la quiebra, como quiera que la norma
que ha estatuido su procedencia ha constreñido su aplicación a
la exigencia que la quiebra hubiese sido rechazada.
Pasar por alto este supuesto de la acción llevaría a dejar de
aplicar la ley al caso concreto por ella determinado, lo que no se
compadece con el precepto del artículo 19, inciso 1º, del Código
Civil, que sanciona como norma de interpretación que si el sentido
de la ley es claro no se desatenderá su tenor literal a pretexto de
consultar su espíritu, ni tampoco debiera permitir extender su
alcance a merced de lo odiosa que pudiera resultar esta conclu-
sión con motivo de la aplicación del texto de la disposición legal,
porque su genuino sentido ha descartado la idea que el fallido o
quien tome su representación pueda intentar ejercer la acción
para perseguir la responsabilidad del solicitante de la quiebra, si
la solicitud ha sido precisamente acogida.
Así, en consecuencia, no corresponde aplicar las normas
generales de los artículos 2314 y siguientes que regulan la res-
ponsabilidad extracontractual en el Código Civil, si se considera
que el artículo 45, inciso 3º, de la Ley de Quiebras ha sustraído
de su contenido y alcance lo que ha reglado, precisamente para
una materia particular en este precepto, porque sería absurdo
hacer prevalecer una ley general sobre una especial, según lo

202
CAP. VI: APERTURA DEL JUICIO DE QUIEBRA

dispuesto en los artículos 4º y 13 del mismo cuerpo legal, con lo


que carece de fuerza toda alegación ulterior que se pretendiese
elucubrar para sostener, por ejemplo, que el título que sirvió
de mérito para solicitar la quiebra no era eficaz o idóneo, más
todavía si esa discusión perdió oportunidad o se agotó al tiempo
en que se promovió la acción concursal, como en más de alguna
oportunidad se ha planteado.
Otra cuestión que se ha suscitado en relación con la aplicación
del artículo 45, inciso 3º, de la ley, es la que proviene del signi-
ficado que ha de dársele al alcance relativo a que “La solicitud
–de quiebra– fuere desechada en definitiva”, de cuya expresión
se vale el precepto citado en su redacción.
En efecto, esta oración del artículo 45, inciso 3º, es idéntica a
la que se contenía en el inciso 2º del artículo 39 de la Ley Nº 4.558,
de 4 de febrero de 1929, que –como se sabe– fue la que derogó
el Libro IV del Código de Comercio chileno, que, siguiendo la
inspiración de la ley francesa de 8 de junio de 1838 –que reformó
a su vez el Libro III del Código de Comercio francés promulgado
el 15 de septiembre de 1807–, dispuso en el inciso 5º del artículo
1351 lo siguiente: “Desechada la solicitud de quiebra, el deudor
podrá demandar indemnización de daños y perjuicios al acreedor
que hubiere provocado la declaración de quiebra, probando que
éste ha procedido culpable o dolosamente”.
Queda de manifiesto con la comparación de ambos textos le-
gales que el derecho que le correspondía al deudor para impetrar
la indemnización por los daños y perjuicios causados provenía
de la hipótesis que se hubiese provocado la declaración de quie-
bra, según la norma establecida en el Código de Comercio que
fue derogada, lo que suponía que se hubiese dejado sin efecto
la sentencia en virtud de los recursos deducidos por el fallido,
criterio que guardaba relación con el que se ha seguido en diver-
sos preceptos consagrados en el derecho comparado, según la
mayoría de las legislaciones de quiebra, como lo comenta entre
otros el autor argentino Augusto Juan Menéndez.43
Si la quiebra jamás se hubiese declarado, es dable comprender
que el sujeto pasivo de la acción concursal no podría alegar ha-

43
Responsabilidad del Peticionario de la Quiebra, Ed. Depalma, Buenos Aires,
1988.

203
PRIMERA PARTE: EXAMEN PRELIMINAR SOBRE EL DERECHO DE QUIEBRAS

ber sufrido como efecto de la demanda la privación del ejercicio


de sus derechos, ni menos el haber soportado inhabilidades de
ninguna especie por una quiebra irreal.
Pero la figura tiene otro matiz, si se declarase la quiebra y luego
se repusiere, porque si bien es cierto que la segunda sentencia
dejará sin efecto a la primera, no es menos efectivo que no puede
desconocerse que mientras surtió sus consecuencias jurídicas,
pudo haberle menguado al deudor su crédito temporalmente y
como secuela de la inicial decisión, lo que no puede confundirse
con la hipótesis en que nunca se hubiere declarado la quiebra,
por haber sido derechamente denegada. En este caso, la solici-
tud habría caído en el vacío y por lo mismo no tendría sentido
darle el carácter de una falencia aparente a la mera petición que
se deniega, como tampoco habría razón para que una persona
soporte la falsa carga de una supuesta quiebra sin haber sido
nunca fallido, de lo que se infiere lo absurdo que es pretender
desprender las graves consecuencias de una falencia si ésta no ha
sido tal, como quiera que no ha existido la causa generadora que
ha de servirle de fuente jurídica para producir sus efectos, cuya
sería la sentencia definitiva que hubiese declarado la quiebra.
Son éstas algunas de las consideraciones que resultan del aná-
lisis del precepto citado y que no han de descartarse al no haber
quedado incluido en la letra de la disposición la circunstancia
que la declaración de quiebra hubiere sido revocada, porque al
no darle el sentido y alcance conforme a su espíritu se le quitaría
substancia a su contenido, con lo que además se evidencia el daño
que se le habría efectivamente causado al afectado y del cual pre-
tende resarcirse por el abuso de derecho en que ha incurrido el
peticionario al ejercer descontroladamente la acción concursal.

204
CAPÍTULO I

EFECTOS DE LA DECLARACIÓN DE QUIEBRA

46. GENERALIDADES

Ha sido considerada anteriormente la sentencia definitiva que


declara la quiebra, así como las características que reviste su dic-
tación, entre cuyas singularidades se distingue la correspondiente
a que sus efectos se producen desde que tuvo lugar su pronun-
ciamiento, como excepción a la regla del artículo 38 del Código
de Procedimiento Civil, el cual supedita las consecuencias de las
resoluciones judiciales a la notificación hecha con arreglo a la
ley; a que las secuelas de la sentencia alcanzan con su decisión a
un vasto círculo de personas, entre las cuales figuran el fallido,
sus acreedores, hayan o no concurrido a participar en el pro-
cedimiento tendiente a su declaración, como además a diversos
otros, como son los terceros que puedan tener algún interés en
sus resultantes, lo que determina una extrañeza si se considera
que el inciso 2º del artículo 3º del Código Civil limita la fuerza
obligatoria de las sentencias judiciales respecto de las causas en
que actualmente se pronunciaren y, por lo mismo, no podría ella
producir efectos generales, ni afectar a quienes no hayan sido
partes en el juicio. Asimismo, también resaltamos que la sentencia
de quiebra se ejecuta apenas se dicta, para resguardar el alcance
de sus efectos, los cuales no sólo operan hacia lo futuro, en forma
inmediata, sino que también sus consecuencias se remontan hacia
el pasado, con influencia retroactiva, incluso antes del hecho en
que se funda la causal, como lo estatuye especialmente la ley.
Pues bien, el Título VI, en los artículos 64 y siguientes, se
refiere a los efectos de la declaración de quiebra.

207
SEGUNDA PARTE: EFECTOS DE LA QUIEBRA

1. El párrafo I, que comprende los artículos 64 al 73, trata


de los efectos inmediatos y que surten resultados hacia lo futuro
de la sentencia.
2. Los párrafos II, III y IV versan sobre los efectos retroactivos
y que se remontan con anterioridad a la declaración de quiebra,
a cuyo respecto los artículos 74 al 81 consagran ciertas acciones
que tienen precisamente por objeto privar de eficacia a ciertos
actos o contratos que el deudor haya ejecutado o celebrado antes
de ser declarado en quiebra, a fin de reconstituir la hacienda del
fallido que puede haberse desprovisto de bienes que han salido del
activo en desmedro de sus acreedores, al debilitar su patrimonio
con conductas lesivas a sus intereses. Son las llamadas acciones
revocatorias concursales.
3. El párrafo V, en los artículos 82 al 93, rige los efectos de
ciertas acciones que se entablen y ejerzan contra el fallido, como
son la reivindicatoria, la resolución y la derivada del derecho legal
de retención.
Pues bien, analizaremos esta materia en el mismo orden que
se ha reseñado.
Entre los efectos inmediatos que regula la ley cabe distinguir
los siguientes:
a) El desasimiento (artículos 64 y 65);
b) La fijación irrevocable de los créditos (artículo 66);
c) La exigibilidad de las deudas del fallido (artículos 67 y
68);
d) La compensación (artículo 69);
e) La acumulación de los juicios pendientes y de los que se
entablen contra el fallido (artículo 70); y
f) La suspensión de las ejecuciones individuales (artículo 71).
Cada uno de estos efectos de la quiebra se analizarán sepa-
radamente.

47. EL DESASIMIENTO

De lo establecido en el artículo 64, inciso 1º, se desprende que


el desasimiento es la inhibición que sufre de derecho el fallido
respecto de las facultades de administrar y disponer de sus bienes,
de acuerdo a la ley.

208
CAP. I: EFECTOS DE LA DECLARACIÓN DE QUIEBRA

El mismo legislador explica, a continuación, en el inciso 2º,


que “El desasimiento no transfiere la propiedad de los bienes
del fallido a sus acreedores, sino sólo la facultad de disponer de
ellos y de sus frutos, hasta pagarse de sus créditos” (en relación
con el artículo 2469 del Código Civil).
El desasimiento es un efecto que condice con la razón de
ser de la quiebra y por lo mismo es de su esencia. Desde lue-
go, debe admitirse que no podría cumplirse el objetivo de la
quiebra, cual es el de proveer al pago de las deudas del fallido
mediante la realización de sus bienes, si el fallido conservase la
administración y disposición de sus bienes. Por lo demás, si como
consecuencia de sus malos negocios y desaciertos demostró ser
un mal administrador, dada la cesación de pagos que provocó
la quiebra en que incurrió el deudor, la lógica indica que no
puede continuar al frente de sus actividades y de ahí que la
administración de que es privado el fallido pasa de derecho al
síndico, que es quien se hará cargo de sus bienes. Así resulta
del inciso 3º del artículo 64, en relación con los artículos 52,
Nº 2, y 27, Nº 1.
Dada la importancia de este efecto, su aplicación opera por el
solo ministerio de la declaración de la quiebra y sin que sea nece-
sario esperar que la sentencia sea notificada. El encabezamiento
del artículo 64 lo explica inequívocamente, porque empieza por
decir que “Pronunciada la declaración de quiebra, el fallido queda
inhibido de pleno derecho…”.

48. NATURALEZA JURÍDICA DEL DESASIMIENTO

Para comprender el verdadero significado del desasimiento, se


ha recurrido por los autores a las más rebuscadas doctrinas y no
menos fascinantes teorías, aunque muchas de ellas infundadas.
Sin embargo, en nuestro concepto la línea de pensamiento que
más asidero práctico tiene ante el derecho es la que lo concibe
como un embargo colectivo de todos los bienes del fallido, en
beneficio de la masa de acreedores.
Esto guarda relación con la naturaleza del proceso de quiebra,
que reviste la índole de ser una ejecución universal forzada y la
figura del embargo colectivo queda por lo demás de manifiesto,

209
SEGUNDA PARTE: EFECTOS DE LA QUIEBRA

si se considera lo dispuesto en el artículo 70 inciso final, que, al


referirse al efecto que produce la acumulación de los juicios que
se siguen contra el fallido y que afectan sus bienes ante el propio
tribunal de la quiebra, hace sucumbir los embargos y medidas
precautorias que en esos juicios se hubieren decretado, lo que
no tendría significado si el desasimiento no llenare esa misma
finalidad, aunque en beneficio de todos los acreedores, porque
la quiebra sustituye el interés particular de los acreedores por el
interés general que tiene la masa colectiva que ellos forman en
resguardo de sus derechos.
Hay que retener la idea que el fallido conserva la titularidad
del derecho de dominio, pero se considera contrario a la ley y
al derecho ajeno que el fallido ejerza las facultades de gozar y
disponer de los bienes.
Por ser el dueño de sus bienes, el fallido tiene derecho a
ejecutar todos los actos conservatorios de sus bienes, en caso de
negligencia del síndico (artículo 64, inciso 3º, última parte), y
si se alza la quiebra, se le devolverán los bienes sobrantes, como
resulta de los artículos 168, relativo al efecto del sobreseimiento
definitivo, y 201, como consecuencia de la aprobación del con-
venio simplemente judicial.
El desasimiento o desapoderamiento –terminología que se
emplea en el derecho español– viene de “des-asir” o “des-apo-
derar”, que denota la idea de dejar de coger o de tener consigo
una cosa.
Si el fallido fuese usufructuario de un bien cuya propiedad le
correspondiese a un tercero, los acreedores pueden subrogarse
en ese derecho de usufructo, para que los frutos que rindan se
apliquen al pago de sus créditos.
El fallido conserva el dominio de los bienes, pero no puede
ejercer la facultad más singularizante de este derecho, cual es la
de disponer de los bienes sobre los cuales recae el derecho de
propiedad que tiene, porque esa facultad pasa a los acreedores,
de acuerdo al artículo 64, inciso 2º, en relación con el artículo
2469 del Código Civil, quienes la ejercerán representados por el
síndico, porque el síndico es al que se le confía el ejercicio de
esta facultad a nombre de los acreedores, según se desprende
del artículo 27 de la ley.

210
CAP. I: EFECTOS DE LA DECLARACIÓN DE QUIEBRA

49. ¿QUÉ BIENES COMPRENDE EL DESASIMIENTO?

El desasimiento comprende todos los bienes presentes, excepto


los inembargables, e incluye los bienes futuros, con excepción
de los que adquiriese el fallido a título oneroso.
Así resulta del inciso 1º del artículo 64 y del inciso 1º del
artículo 65.
Nuestra ley amplía así el alcance de la legislación alemana, que
restringe su aplicación a los bienes presentes; y limita la extensión
que tiene en las legislaciones francesa, italiana y española, que
afecta a todos los bienes futuros que adquiera el fallido.
Como se advierte, importa además una limitación al artículo
2465 del Código Civil, que estatuye el derecho de los acreedores
de perseguir su ejecución sobre todos los bienes raíces o muebles
del deudor, sean presentes o futuros, exceptuándose solamente
los no embargables. Al referirse esta norma a los bienes futuros
no hizo ningún distingo como el que introdujo el artículo 65 de
la ley, lo que se explica por el propósito que tuvo el legislador
concursal de alentar al fallido a rehacer su estado merced al es-
fuerzo que empeñare con su trabajo, principalmente.

49.1. BIENES PRESENTES

a) Quedan excluidos del desasimiento los bienes inembargables


y a ellos se refieren los artículos 1618 del Código Civil y 445 del
Código de Procedimiento Civil, así como otros cuerpos legales
que establecen inembargabilidades especiales, lo que impide que
respecto de ellos se hagan valer los derechos que les incumben
a los acreedores para perseguir su realización y pagarse de sus
créditos.
b) Seguidamente, hay otras limitaciones provenientes de los
casos de separación de patrimonios que consagra nuestra legislación, que
restringen el desasimiento por aplicación de la imposibilidad que
tienen los acreedores de ejercer la garantía general que establece
el artículo 2465 del Código Civil, como quiera que la ley adscribe
a su seguridad un conjunto de bienes que aisladamente se han
desmembrado del resto del patrimonio para quedar afectos al
pago de las deudas que se han contraído y que derivan del co-

211
SEGUNDA PARTE: EFECTOS DE LA QUIEBRA

mún destino que se le ha dado a esta parte del patrimonio para


afrontar las deudas en forma independiente.
– Tal es la hipótesis de la continuación efectiva del giro del
fallido que se acordare en una junta de acreedores, de confor-
midad a los artículos 112 y siguientes de la Ley Nº 18.175, que
da lugar a la formación de un patrimonio separado, con arreglo
al cual los beneficios que se generen de la actividad del giro se
destinarán a sustentar su prosecución y absorber sus gastos, y
los excedentes constituirán ingresos del giro, no de la quiebra.
En lo que respecta a los débitos del giro, de ellos solamente se
responde con los bienes adscritos al giro y se pagarán a los acree-
dores del giro con preferencia al derecho de los acreedores del
fallido, porque se consideran como si fueran deudas contraídas
por los propios acreedores del fallido, con lo que no alcanzan al
resto de los bienes de la masa de la quiebra, de la cual quedan
deslindados.
– Otra situación de esta naturaleza es la prevista en la Ley
Nº 18.045, sobre Mercado de Valores, que en el artículo 132 establece
expresamente la formación de patrimonios separados, diversos del
patrimonio común, respecto de las denominadas sociedades securi-
tizadoras, que están autorizadas según el artículo 135 para adquirir
derechos provenientes de letras de créditos, mutuos hipotecarios
endosables, créditos derivados de obras públicas o concesiones
de bienes nacionales de uso público y demás, con cargo al finan-
ciamiento derivado de la colocación de títulos de deuda a largo
plazo que ellas pueden emitir, afectando como respaldo al pago
de los derechos de los titulares de los bonos los propios bienes que
garantizan los distintos créditos que adquieran, constituyendo así
cada emisión un patrimonio separado, de modo que los acreedores
generales de la sociedad no podrán perseguir otros bienes sino
los que integran el patrimonio común, y sobre los activos de cada
patrimonio separado sólo podrán concurrir los acreedores cuyos
títulos provengan de la deuda adquirida en razón de la respectiva
emisión, con lo que el derecho de prenda general de los tenedores
de títulos emitidos por la sociedad se reduce exclusivamente a los
activos del respectivo patrimonio separado que forma la emisión
consiguiente, como lo resalta el artículo 138 de la ley.
– Hay otros casos de interés relacionados con la separación de
patrimonios en nuestro derecho, cuyo examen alargaría innece-

212
CAP. I: EFECTOS DE LA DECLARACIÓN DE QUIEBRA

sariamente este delineamiento general, aunque por su novedad,


como lo adelantamos anteriormente al referirnos a la quiebra de
las sociedades, no puede soslayarse como referencia la dictación
de la Ley Nº 19.857, de 11 de febrero de 2003, que autorizó el
establecimiento de Empresas Individuales de Responsabilidad
Limitada, o EIRL, como también se las llama.44
La idea del legislador fue la de facultar a toda persona na-
tural para constituir una persona jurídica individual de carácter
comercial, dotado de un patrimonio propio y que su titular apor-
ta a su formación sin el concurso de otra persona como en las
sociedades, que puede ejecutar toda clase de actos, sean civiles
o mercantiles y que se perfecciona por escritura pública, cuyo
extracto se inscribe en el registro de comercio del domicilio de la
entidad y se publica por una sola vez en el Diario Oficial dentro
del plazo de 60 días desde la fecha de la escritura.
La empresa individual que formó su titular responde de las
obligaciones contraídas dentro del giro de sus negocios exclusiva-
mente con sus bienes y a su vez la persona natural responderá con
el resto de su patrimonio, con exclusión de los bienes que aportó
a la empresa, de modo que los acreedores personales del titular
no tendrán acción sobre los bienes de la empresa, salvo en caso de
liquidación, en que podrán hacer valer sus derechos en la parte
que corresponda a sus créditos, respecto del residuo de los bienes
que quedasen, una vez satisfechas las deudas de la empresa.

49.2. BIENES ADQUIRIDOS A FUTURO

Respecto de los bienes que adquiera el fallido después de la


declaración de quiebra, la ley hizo un distingo fundamental en
el artículo 65, en razón del cual estableció que el desasimiento
comprende los bienes futuros que adquiera a título gratuito y
no incluyó los que a título oneroso incorpore después a su patri-
monio, como quiera que el fallido no queda privado del ejerci-
cio de sus derechos civiles para iniciar nuevas actividades, como

44
La Ley Nº 20.190, de 5 de junio de 2007, vino a consagrar además las socieda-
des por acciones, que se pueden constituir por una o más personas, sean naturales
o jurídicas.

213
SEGUNDA PARTE: EFECTOS DE LA QUIEBRA

consecuencia de la capacidad jurídica que se le reconoce en el


artículo 73, salvo en cuanto a las inhabilidades especiales a que
está sujeto el fallido por ley para abrazar algunas de ellas, como
se analizará más adelante.
a) Bienes futuros a título gratuito
Los bienes que a título gratuito adquiera el fallido después
de la declaración de quiebra, como son los comprendidos con
motivo de una herencia, legado o donación, ingresan a la masa y
por lo mismo quedan afectos al desasimiento, pero esto no signi-
fica que la quiebra extinga las cargas con que estos bienes hayan
sido transmitidos o transferidos, según sea el caso, ni tampoco
perjudica los derechos que les corresponden a los acreedores
hereditarios para perseguir la responsabilidad del fallido. El ar-
tículo 65, inciso 1º, así lo establece.
En efecto, el fallido podría ser donatario o legatario de una
asignación determinada y en la que se le imponga como carga la
obligación de pagar una renta en beneficio de un tercero, para
atender así a la disposición con que le fuere otorgada, en cuyo
caso la quiebra habrá de respetar esta carga y por lo mismo su
importe no ingresa a la masa.
Asimismo, puede darse el caso que los acreedores del cau-
sante pidan que se aíslen los bienes de la herencia de los bienes
personales del heredero declarado en quiebra, para evitar que se
confundan con la masa de bienes que comprende la quiebra y de
esta forma conseguir que se les paguen sus créditos hereditarios
con los bienes del causante, con preferencia a los créditos que
invoquen los acreedores del fallido, conforme a lo establecido
en el artículo 1378 del Código Civil, que regula el denominado
beneficio de separación.
b) Bienes futuros adquiridos a título oneroso
Estos bienes no quedan incluidos en la masa, pero puede
la administración de esos bienes ser sometida a intervención.
Así, el fallido puede ejercer cualquier género de empleo, oficio,
profesión, industria o comercio y será plenamente capaz para su
administración, separadamente de la masa; el único derecho que
tienen los acreedores de la quiebra es el de perseguir los beneficios
líquidos que se obtengan de estos bienes para que aprovechen a
la masa, pero habrá de dejársele al fallido lo necesario para sus

214
CAP. I: EFECTOS DE LA DECLARACIÓN DE QUIEBRA

alimentos, lo que guarda cierta relación con lo que la ley antes


había señalado respecto de la regulación del usufructo legal, por
lo que podemos hacer el siguiente paralelo:
i) El usufructo legal (inciso 4º del artículo 64) quedará sujeto
a la intervención del síndico;
ii) La administración de los bienes futuros que adquiera el
fallido a título oneroso podrá ser sometida a intervención.
En el primer caso, el síndico cuidará que ingresen a la masa
los frutos líquidos, deducidas las cargas legales.
En el segundo caso, el síndico velará por que los beneficios
líquidos que se obtengan ingresen a la masa, quedando para el
fallido lo necesario para sus alimentos.
En ambos casos, se medirán las necesidades atendido el rango
social y la cuantía de los bienes sujetos a la intervención.
Antes de concluir el estudio que suscita la situación de los
bienes futuros que adquiera el fallido a título oneroso con pos-
terioridad a la declaración de quiebra, cabe preguntarse en qué
posición quedarán los acreedores que resulten del ejercicio que
de estas actividades desempeña el fallido.
Al respecto, ha de considerarse que estos acreedores habrán
de ser pagados con los bienes que adquiera el fallido en razón de
esta actividad que ejerza y los acreedores de la quiebra podrán
aprovechar el resto de lo que quedase, como quiera que la ley les
confiere el derecho de conseguir el pago de sus créditos con los
beneficios líquidos que se obtengan, detraído lo necesario para
su sustento, como ya se explicó.

50. REPERCUSIÓN DEL DESASIMIENTO


EN LA ADMINISTRACIÓN DEL USUFRUCTO LEGAL
QUE TENGA EL FALLIDO

El artículo 64, inciso 3º, de la ley rige el efecto que produce el


desasimiento en la administración que ejerce el fallido, como
titular del derecho de usufructo legal respecto de los bienes de
su mujer e hijos y lo somete a la intervención del síndico mien-
tras subsista dicho derecho, a fin de que éste cuide que los frutos
líquidos que reditúen estos bienes ingresen a la masa, deducidas
las cargas legales o convencionales que los graven.

215
SEGUNDA PARTE: EFECTOS DE LA QUIEBRA

El artículo 2466, inciso final, del Código Civil declaró inem-


bargable el usufructo del marido sobre los bienes de la mujer y
del padre o madre sobre los bienes del hijo sometido a patria
potestad, al referirse a la acción que pueden ejercer los acreedores
para subrogarse en los derechos que tuviese el deudor respecto
de ciertos bienes, aunque no sea dueño de ellos.
El marido casado en régimen de sociedad conyugal administra
los bienes de su mujer y goza del usufructo legal de estos bienes
y lo propio ocurre con el derecho legal de goce sobre los bienes
del hijo en razón del ejercicio que tenga de la patria potestad,
según resulta de lo dispuesto en los artículos 1749 y siguientes y
250 y siguientes del Código Civil.
Que sea inembargable este derecho se explica por el carácter
personalísimo que reviste según la ley y su fundamento es para
que con los frutos que produzcan estos bienes puedan satisfacerse
las cargas de familia que demanda el sustento por el que han de
velar el marido como jefe de la sociedad conyugal o el padre o
madre como titular de la patria potestad.
Sin embargo, una vez cubiertas las cargas legales a la que están
adscritos los frutos de estos bienes, nada quita que el remanente
incremente los bienes de la masa y de ahí que se haya dispuesto
la intervención en su administración por el síndico; así como le
corresponde al tribunal fijar el monto del porcentaje de los frutos
que le correspondan al fallido, para subvenir a sus necesidades y
atender las de su familia, que deberá resolverlo previa audiencia
del síndico y del fallido, como quiera que no se justifica que el
fallido malgaste el sobrante, dada la situación que afronta como
consecuencia de la falencia.
Deberá oír al síndico, porque desde luego tiene la intervención
del usufructo legal y puede ocurrir que en un juicio de emanci-
pación, el fallido pierda ese usufructo.
Como interventor, el síndico llevará cuenta de las entradas y
gastos de la administración y cuidará que el fallido no retire para
los gastos de familia sumas desproporcionadas.
Ha de tenerse presente como observación que, de acuerdo al
artículo 1725, Nº 2, del Código Civil, los frutos de los bienes pro-
pios de la mujer ingresan al patrimonio de la sociedad conyugal,
y el marido, de conformidad al artículo 1750, del mismo Código,
se reputa dueño respecto de terceros de los bienes sociales, salvo

216
CAP. I: EFECTOS DE LA DECLARACIÓN DE QUIEBRA

que esos frutos sean rentas provenientes de los bienes reservados;


por ende, el caso del usufructo legal que tiene el marido pro-
piamente tendría aplicación, según lo dispuesto en el artículo
1753 del Código Civil, cuando la mujer hubiese renunciado a los
gananciales en las capitulaciones matrimoniales.
Hasta aquí lo concerniente al efecto del desasimiento en
cuanto a los bienes presentes, esto es, de aquellos que el fallido
tenía consigo a la época de la declaración de su quiebra.

51. LA DECLARATORIA DE QUIEBRA NO CAUSA


LA INCAPACIDAD DEL FALLIDO

La declaratoria de quiebra no causa la incapacidad del fallido y,


en consecuencia, no lo priva del ejercicio de sus derechos civi-
les, ni le impone inhabilidades sino en los casos expresamente
determinados en la ley.
Desde luego, el artículo 1447 del Código Civil no lo incluye
entre los incapaces absolutos y relativos que consagra este precepto
y el artículo 73 así, por lo demás, lo reafirma.
Como excepción, están impedidos los fallidos para desempeñar
funciones de juez, síndico, tutor o curador; albacea; martillero;
corredor de bolsa; directores, gerentes y liquidadores de socie-
dades anónimas; agentes de valores; partidores; árbitros, entre
otros. Estas inhabilidades que las leyes les imponen a los fallidos
cesan mediante la figura de la rehabilitación que regula la ley en
el Título XIV y que se considerará más adelante.
Que la declaratoria de quiebra no produzca la incapacidad
del fallido significará que el fallido tenga la facultad para admi-
nistrar los bienes inembargables que no comprende el desasi-
miento; no se le impide trabajar, ni iniciar actividades, y para
ello no tendrá impedimentos, salvo en los casos en que la ley
hubiese dispuesto una prohibición, como lo hemos señalado;
el fallido conserva la administración de los bienes personales
de los hijos en los que ejerce la patria potestad; puede ejercitar
por sí mismo las acciones referentes a su persona y que sean
inherentes a sus derechos.
En el juicio de quiebra, tiene plena capacidad para muchos
actos y diligencias, a saber:

217
SEGUNDA PARTE: EFECTOS DE LA QUIEBRA

a) Puede solicitar medidas conservativas respecto de los bie-


nes afectos al desasimiento, en caso de negligencia del síndico
(artículo 64, inciso 3º);
b) Puede impugnar créditos en el proceso de verificación
(artículo 137);
c) Puede pedir el cierre del período ordinario de verificación
(artículo 136);
d) Puede dar el consentimiento para prescindir del procedi-
miento ordinario de realización de bienes (artículo 123);
e) En caso de la continuación provisoria del giro, el síndico
debe ponerlo en su conocimiento (artículo 27, Nº 8);
f) Puede pedir alimentos a la masa (artículo 60);
g) Puede y debe solicitar su propia quiebra (artículo 41);
h) Puede impugnar el inventario de los bienes que confec-
cione el síndico (artículo 98);
i) Puede interponer el recurso especial de reposición contra
la sentencia que declara la quiebra (artículo 57);
j) Puede solicitar el sobreseimiento temporal (artículo
158);
k) Puede proponer y aceptar convenios (artículos 114 y
175);
l) Puede objetar la proposición de la fecha de la cesación de
pagos (artículo 61, inciso 2º);
m) Tiene derecho a participar en las juntas de acreedores
y a expresar sus opiniones, de las que podrá exigir que se deje
constancia en acta (artículo 102, inciso final);
n) Puede objetar la cuenta definitiva del síndico (ar-
tículo 30).

52. EFECTO DE LA INOPONIBILIDAD RESPECTO DE


LOS ACTOS DE DISPOSICIÓN DE BIENES DE LA MASA

Respecto de los actos y contratos que el fallido ejecute o celebre


después de dictada la sentencia de quiebra que digan relación
con los bienes de la masa, el artículo 72 estableció como efecto
la inoponibilidad.
Se ha sustituido así la sanción que antes establecía el artículo 69
de la Ley Nº 4.558 y que era la nulidad.

218
CAP. I: EFECTOS DE LA DECLARACIÓN DE QUIEBRA

En Francia, se acogió el efecto de la inoponibilidad respecto


de los actos de disposición de los bienes de la masa, en atención
a que el Código de Comercio francés no estableció sanción al-
guna para esa clase de actos, y los comentaristas discurrieron la
inoponibilidad como solución, aunque por razones más prácticas
que doctrinarias.
La nulidad, que antes establecía el artículo 69, estaba en per-
fecta armonía con lo establecido en los artículos 2467, 1464 Nº 3,
1466, 1682 y 10, todos del Código Civil, en cuanto el desasimiento
es una suerte de embargo general de todos los bienes del fallido
y como tal los actos de enajenación que recayeren sobre los bie-
nes embargados por decreto judicial constituyen objeto ilícito y
entrañan como sanción la nulidad absoluta.
De acuerdo al artículo 10 del Código Civil, los actos que la
ley prohíbe son nulos y de ningún valor, salvo que la ley designe
expresamente otro efecto que el de nulidad para el caso de con-
travención, y el efecto que la ley ha designado expresamente en
el artículo 72 es, como está dicho, la inoponibilidad.
¿Qué alcance tiene optar por la inoponibilidad en lugar de
la nulidad? Obviamente, hay ciertas consecuencias prácticas de
importancia.
Supongamos que el fallido haya vendido bienes de su activo
después de declarada la quiebra. Si hay nulidad, el que contrató
con el fallido no podrá pedir el cumplimiento del contrato, por-
que ese contrato no habría sido capaz de engendrar obligación
alguna, por ser ineficaz, como quiera que según el artículo 1567
del Código Civil la declaración de nulidad produce como efecto
la extinción de la obligación consiguiente.
Si ese contrato es inoponible, el contrato será válido y surtirá
efecto entre el fallido y su contratante, de modo que puede pedirse
su cumplimiento una vez alzada la quiebra o durante la quiebra
sobre los otros bienes no comprendidos en el desasimiento, v. gr.:
los que adquiera en el futuro a título oneroso; si se pretendiera
hacer efectivo su pago en los bienes comprendidos en la masa,
se hará valer la excepción de inoponibilidad.
Ahora bien, si como consecuencia del contrato nulo el fallido
ya hubiese enajenado esos bienes , el que contrató con el fallido
no adquiere el dominio de los bienes, ni tendrá un justo título de
acuerdo al Nº 3 del artículo 704 del Código Civil para adquirir el

219
SEGUNDA PARTE: EFECTOS DE LA QUIEBRA

dominio por la prescripción ordinaria, y entre tanto, esos bienes


son reivindicables.
Si aplicáramos a este ejemplo la inoponibilidad, como el acto
es válido, el comprador adquirirá el dominio por la tradición,
pero la masa podrá alegar su inoponibilidad y desconocer su
eficacia y por un camino diferente recuperar el bien. Pero si
entre los bienes del fallido hay suficientes bienes para afrontar
el pago de los créditos, la masa no se interesará en deducir la
inoponibilidad, lo que no podría así solucionarse por la vía de
la nulidad, dado que la nulidad absoluta no puede ratificarse y
con ello no podría convalidarse el acto, salvo que el adquirente
adquiera dominio por la prescripción extraordinaria, según lo
dispuesto en el artículo 2510 del Código Civil.
De estos ejemplos se desprende que la nulidad es un vicio del
acto y la sanción afecta al acto en sí mismo.
La inoponibilidad no ataca al acto, sino a sus efectos.
La nulidad destruye el acto y con ello no produce efecto para
nadie.
La inoponibilidad deja subsistente el acto, pero le quita eficacia
a sus efectos, cuando tales efectos perjudican a los terceros, esto
es, respecto de aquellos a quienes dichos efectos puedan alcanzar,
es decir, la inoponibilidad no produce efectos erga omnes como
ocurre con la nulidad.
La inoponibilidad solamente pueden invocarla los terceros;
en cambio, la nulidad puede hacerla valer todo aquel que tenga
interés en que se declare nulo el acto jurídico e incluso los mismos
contratantes pueden invocarla, excepto el que celebró el acto
sabiendo o debiendo saber el vicio que lo invalidaba, como lo
dispone el artículo 1683 del Código Civil, e incluso el juez podrá
declararla de oficio, cuando el vicio aparece de manifiesto en el
acto o contrato.
El fundamento de la inoponibilidad, la razón por la cual no
les empecen a los terceros las consecuencias del acto o contrato
celebrado, es la de proteger sus intereses y proviene del prin-
cipio de la relatividad de los contratos que consagra el artículo
1545 del Código Civil, como quiera que el contrato liga a los
contratantes, sus herederos y cesionarios, mas no a los terceros
extraños.

220
CAP. I: EFECTOS DE LA DECLARACIÓN DE QUIEBRA

53. EFECTOS DEL GIRO DE CHEQUES SIN FONDOS


POR PARTE DEL DEUDOR FALLIDO

Para concluir esta materia, es interesante referirse al caso que se


ha planteado en relación al giro de cheques sin fondos que el
deudor fallido hubiese emitido con antelación a la quiebra, y para
ponerse a cubierto del delito previsto en el artículo 22 de la Ley
sobre Cuentas Corrientes Bancarias y Cheques discurre solicitar
la quiebra y el juez da lugar a su declaración.
Los efectos que en síntesis se producen con la falencia son
que el fallido pierde la administración de sus bienes, la que
pasa de derecho al síndico, y además no podrá comparecer en
juicio en relación con los bienes comprendidos en la masa de
la quiebra.
El fallido queda impedido legalmente de pagar los cheques
después de la quiebra y no podría consignar los fondos suficientes
para cubrir los cheques dentro del plazo de tercero día, contado
desde la fecha de la notificación del protesto, según el citado
artículo 22 de la Ley de Cuentas Corrientes Bancarias y Cheques,
y así, en consecuencia, mal podría cometer el delito previsto en
dicha disposición.
Se ha considerado al respecto que la diligencia de la notifi-
cación del protesto del cheque no es un juicio, sino que es una
gestión judicial necesaria o conducente para deducir la acción y
con ello reviste el carácter de ser un antejuicio. El juicio vendrá
después, una vez agotada la gestión.
La mera notificación del protesto no se relaciona tampoco
con bienes de la masa, porque no los afecta. Por eso, es que la
notificación del protesto debe hacerse personalmente al girador
y no al síndico; de ahí, por lo demás, que el artículo 41 de la Ley
de Cuentas Corrientes Bancarias y Cheques fija como lugar há-
bil para la notificación el domicilio que el propio girador tenga
registrado en el banco.
El referido artículo 22 determina que el delito se tipifica me-
diante el giro del cheque careciendo el librador de los fondos
o créditos disponibles en cuenta corriente en poder del banco
librado y sin que se consignen los dineros suficientes para aten-
der al pago dentro de tres días, contados desde la notificación
del protesto.

221
SEGUNDA PARTE: EFECTOS DE LA QUIEBRA

La Ley de Cuentas Corrientes no distingue sobre el motivo


por el cual el girador careció de fondos al librar el cheque. El
Código Civil en el artículo 23 establece que lo favorable u odioso
de una disposición no se tomará en cuenta para ampliar o res-
tringir su interpretación y su significado habrá de desprenderse
de su genuino sentido.
Según este criterio, la quiebra no es un caso de fuerza mayor
para eludir el castigo; además, al contraerse una obligación, toda
persona con mediana diligencia habrá de tener previsto el efecto
que ha de provocar su incumplimiento. Tampoco nadie puede
prevalerse de su falta de diligencia para dejar de cumplir aquello
a que se ha obligado.
No podrá tampoco alegar el fallido la exención de responsa-
bilidad del artículo 10, Nº 2, del Código Penal, que beneficia al
que incurre en omisión por causa legítima o insuperable.
No es legítima, porque el artículo 22 no la contempla como
tal.
No es insuperable, porque la quiebra resulta de hechos vo-
luntarios del propio deudor.
No puede la quiebra constituirse así en un recurso para abu-
sar. Ella es una tutela jurídica de protección a la sociedad y no
podría desvirtuarse en un arbitrio o ardid que comprometa el
interés general que ha de cautelarse.
Ahora bien, estando el girador en quiebra, ¿cuál puede ser el
propósito del portador del documento al efectuar la diligencia
de la notificación del protesto del cheque?
Ningún otro objetivo reviste interés sino la prosecución de la
acción penal. Si quisiera el tenedor crearse un título ejecutivo,
ello sería inocuo, porque de acuerdo al artículo 71 de la Ley de
Quiebras, no podría pretender ejecutar al fallido, porque la ley
suspende el derecho de los acreedores para promover ejecuciones
y si quiere hacer valer su crédito en la quiebra, le basta justificar
su derecho, sin que sea menester tener un título ejecutivo (ar-
tículo 131). El propio artículo 52, Nº 6, contiene justamente una
orden en tal sentido.
El cheque protestado crea la obligación de pagarlo desde
el protesto mismo por el girador, se notifique judicialmente el
protesto o no; de lo contrario, los artículos 34 y 37 de la Ley de
Cuentas Corrientes Bancarias y Cheques estarían de más.

222
CAP. I: EFECTOS DE LA DECLARACIÓN DE QUIEBRA

De ahí que el efecto que tendrá la notificación en el fallido


no podría ser otro que el de configurar en su contra la existencia
del delito previsto y sancionado en el artículo 22 de la Ley de
Cuentas Corrientes Bancarias y Cheques.
Analizado que ha sido el efecto fundamental que produce
el pronunciamiento de la declaración de quiebra, como es el
desasimiento, procede examinar seguidamente los demás efec-
tos inmediatos que regula la ley, para cuyo respecto es preciso
ceñirse al orden en que aparecen tratados en el Párrafo Primero
del Título VI.

54. FIJACIÓN DE LOS DERECHOS


DE LOS ACREEDORES

El artículo 66 dispone que “La sentencia que declara la quiebra


fija irrevocablemente los derechos de todos los acreedores en el
estado que tenían el día de su pronunciamiento, sin perjuicio de
los casos especialmente previstos por la ley”.
Como el sentido de la disposición es claro, no ha de desaten-
derse el tenor literal del precepto para fijar su significado, del
cual resulta que una vez declarada la quiebra quedan radicados
los créditos de sus titulares conforme a los derechos que les co-
rrespondían a la época en que la sentencia ha sido dictada y tal
es su alcance, como que su efecto es asentar inalterablemente
sus derechos a esa fecha.
Esto significa simplemente que ningún acreedor puede preten-
der reportar una ventaja, para lograr del fallido el mejoramiento
de su situación en desmedro del resto de los acreedores, como
quiera que así se rompería el equilibrio con que todos han de
intervenir en el juicio, conforme a la posición jurídica de sus
derechos al tiempo en que se declaró la quiebra.
La regla no es absoluta, como lo remarca al final la propia
disposición que consagra el efecto, lo que aparece de manifiesto,
desde luego, de dos otras normas que guardan correspondencia
y armonía con sus consecuencias.
Tales son los casos de los artículos 69 y 71 que, junto con
reafirmar el alcance del artículo 66, contienen a su vez sendas
excepciones al principio.

223
SEGUNDA PARTE: EFECTOS DE LA QUIEBRA

Así, el primero dispone que la declaración de quiebra impide


toda compensación que no hubiere operado antes por el minis-
terio de la ley, entre las obligaciones recíprocas del fallido con
sus acreedores, pero quedan a salvo las compensaciones que provengan
de obligaciones conexas, derivadas ya sea de un mismo contrato o bien de
una misma negociación y aunque sean exigibles en plazos diferentes.
El segundo determina que la quiebra suspende el derecho
de los acreedores para ejecutar individualmente al fallido, pero los
acreedores hipotecarios y prendarios podrán iniciar o proseguir sus acciones
en los bienes afectos a la seguridad de sus respectivos créditos.
Hay otras excepciones que se irán considerando más adelante,
pero no podemos dejar de tener presente el caso del acreedor al
que le corresponda el derecho legal de retención, que aparece
referido en el inciso 4º del artículo 71 recién citado, al cual se
le reconoce el derecho de solicitar su declaración judicial con
posterioridad a la sentencia de quiebra, con la consecuencia que
gozará de una preferencia sobre los bienes retenidos, según los
términos que establece el artículo 546 del Código de Procedi-
miento Civil.
Son aplicaciones de este efecto lo que ilustra el artículo 79, en
cuanto los contratos hipotecarios válidamente celebrados podrán
ser inscritos hasta el día de la declaración de quiebra; la caduci-
dad de la oferta de celebrar un contrato, como consecuencia de
la declaración de quiebra que afecta al fallido; la terminación
del mandato, por la quiebra del mandante o del mandatario, a
que se refiere el artículo 2163 del Código Civil; la conclusión del
contrato de cuenta corriente mercantil, según el artículo 611 del
Código de Comercio, así como de la cuenta corriente bancaria,
como lo dispone el artículo 9º del DFL Nº 707, de 1982.
Sin embargo, la circunstancia que la declaración de quiebra fije
irrevocablemente los derechos de los acreedores, como lo establece
el artículo 66, no significa que los créditos queden petrificados en
el estado que tenían a ese entonces, por la sencilla razón que el
artículo 68 no solidifica sus montos, porque si devengan reajustes
e intereses, los créditos habrán de actualizarse.
El artículo citado de la ley da reglas especiales para el trata-
miento de los créditos referidos precedentemente. En efecto,
en virtud de la declaración de quiebra y desde la fecha de esta,
a las deudas del fallido, vencidas y actualizadas de conformidad

224
CAP. I: EFECTOS DE LA DECLARACIÓN DE QUIEBRA

con lo señalado precedentemente, se les aplicarán las siguientes


reglas:
Los créditos reajustables que devenguen intereses se reajustarán
y deben ganar intereses según lo pactado en la convención.
Los créditos reajustables que no devenguen intereses se re-
ajustarán según lo pactado.
Los créditos no reajustables, sea que devenguen o no deven-
guen intereses, devengarán intereses corrientes para operaciones
de crédito de dinero no reajustables.
Los reajustes y los intereses, en su caso, gozarán de iguales
preferencias y privilegios que los respectivos capitales.45
Respecto de las obligaciones contraídas en moneda extran-
jera, de acuerdo al Decreto Nº 471 del Ministerio de Economía,
Fomento y Reconstrucción, de 1979, se pagarán en la misma
moneda establecida en la convención y devengarán el interés
pactado en ella.

55. EXIGIBILIDAD DE LAS DEUDAS DEL FALLIDO

Seguidamente, el artículo 67 consagra entre los efectos inme-


diatos de la quiebra, el relativo a la exigibilidad de las deudas
del fallido, al disponer en el inciso primero que “En virtud de
la declaración de quiebra, quedan vencidas y exigibles, respecto
del fallido, todas sus deudas pasivas, para el solo efecto de que
los acreedores puedan intervenir en la quiebra y percibir los
dividendos que correspondan al valor actual de sus respectivos
créditos, con más los reajustes e intereses que les correspondan,
desde la fecha de la declaratoria”.
El fundamento en que se ha inspirado el legislador para esta-
blecer este efecto responde a diversas consideraciones que son de
carácter jurídico, lógico, práctico y de equidad que lo justifican.
En efecto, hay una razón jurídica por la cual es dable que pueda
exigirse el pago de una obligación a plazo antes que se produzca su

45
La Ley Nº 18.175 vino a corregir así el absurdo que afectaba el curso de los
intereses de los créditos comunes bajo la vigencia de la Ley Nº 4.558, lo que deter-
minaba acentuar el deterioro de la condición de valistas que ya tenían desmedrada
sus titulares.

225
SEGUNDA PARTE: EFECTOS DE LA QUIEBRA

vencimiento, en la norma del artículo 1496, Nº 1, del Código Civil,


que rige la caducidad del plazo respecto del deudor constituido en
quiebra o que se halle en estado de notoria insolvencia.
Hay, asimismo, en la aplicación de este efecto un motivo que
es lógico, como quiera que si el deudor obtuvo del acreedor un
plazo para dar cumplimiento a sus obligaciones, fue porque el
acreedor depositó confianza en la persona del deudor, pero al ser
declarado en quiebra no se justifica que perdure esa credibilidad
que se tuvo en él.
Además, tiene esta disposición un significado que es práctico,
si se advierte la complicación que traería consigo en el juicio de
quiebra liquidar los créditos, aguardando los plazos de vencimiento
de los diferentes créditos que se invocasen en el concurso.
Por último, no puede sustraerse este efecto al principio de
equidad en que descansa y que se impone para cautelar la par con-
dictio creditorum, dado que se daría el contrasentido de proceder
a pagar ciertos créditos primeramente que otros, sancionando
todavía en términos injustos a los que estuvieron de más buena
fe, al haberle dispensado más confianza al deudor en relación
con los otros que no le dieron crédito para pagar sus deudas.
El contenido y alcance de la exigibilidad que regula el artículo
67 queda claramente delimitado en la disposición, cuyo genuino
sentido comprende cinco dictados fundamentales, que son los
que siguen:
a) Quedan vencidas y exigibles;
b) Respecto del fallido;
c) Todas sus deudas pasivas, y esto con el solo objeto;
d) Que los acreedores puedan intervenir en la quiebra;
e) Para percibir los dividendos por el valor actual de sus
respectivos créditos.
La exigibilidad dice relación únicamente con las deudas pa-
sivas que tenga el fallido, o sea, considera la obligación desde
el punto de vista del fallido como deudor y por ende tiene por
objeto favorecer exclusivamente a los acreedores del fallido y por
lo mismo no alcanza a los que sean deudores del fallido.
A su vez, para determinar el significado estricto que tiene la
deuda pasiva, ha de estarse simplemente a los que sean acreedo-
res a plazo del fallido, con lo que no surte efecto respecto de los
acreedores condicionales del deudor, toda vez que la condición

226
CAP. I: EFECTOS DE LA DECLARACIÓN DE QUIEBRA

supedita la obligación de la cual emana la existencia del derecho


a la ocurrencia del evento futuro e incierto del cual ella depende
y de ahí que el artículo 1485 del Código Civil hubiese dispuesto
que no puede exigirse el cumplimiento de la obligación sujeta
a una condición suspensiva, sino que verificada totalmente la
condición y lo que se hubiere pagado antes, quedará sujeto a
restitución.
Lo único que puede hacer el acreedor condicional para pro-
teger el germen de derecho que tiene antes que se cumpla el
evento del cual resulta su existencia, es la facultad de impetrar
la procedencia de medidas conservativas, como lo sería exigir la
consignación de los dividendos que le correspondería percibir
una vez cumplida la condición, o bien la entrega del respectivo
reparto de fondos bajo caución suficiente de restituirlos para el
caso que no se verifique la condición, como lo señala el artículo
152 de la ley, como quiera que la quiebra no tiene el mérito de
dar por cumplida la condición, sino que exclusivamente el plazo
de la obligación que es un hecho futuro y cierto y no hipotético,
como la modalidad condicional.
Tal sería el caso de aquel que demanda al fallido para que
en un juicio se declare el derecho que tiene para perseguir el
pago de una obligación, en cuya situación habrá de verificar el
crédito eventual que tiene bajo la condición que se dé lugar a
su pretensión en la sentencia de término que se dicte, a objeto
que así pueda impetrar la medida conservativa que le reconoce
el citado artículo 152 de la ley.
Ahora bien, que la exigibilidad afecte al fallido quiere decir
que se han de considerar de plazo vencido las obligaciones que
contrajo como deudor directamente el fallido y por eso es que no
se podría hacer efectiva la exigibilidad de la obligación respecto
de los fiadores y codeudores solidarios del fallido.
En efecto, este alcance guarda relación con las reglas generales,
como quiera que en conformidad a lo establecido en los artículos
1520 y 2354 del Código Civil tanto los codeudores solidarios como
el fiador pueden oponerle al acreedor las excepciones que resulten
de la naturaleza de la obligación –aparte de las personales suyas– y
el plazo es un tipo de excepción que proviene precisamente de
la índole de la obligación y por consiguiente la situación que el
deudor hubiese sido declarado en quiebra y que por lo mismo se

227
SEGUNDA PARTE: EFECTOS DE LA QUIEBRA

produzca respecto del fallido la caducidad del plazo, no significa


que ello afecte a los codeudores solidarios, ni a los fiadores, toda
vez que ellos pueden defenderse de la exigibilidad que se pretenda
hacer valer a su respecto por el acreedor, con la excepción de no
resultarles oponible la caducidad del plazo por la naturaleza de
la obligación que han contraído.
No obstante que la exigibilidad de que trata este artículo
se refiere sólo al fallido, si éste fuere aceptante de una letra de
cambio, librador de una letra no aceptada o suscriptor de un
pagaré, los demás obligados pagarán inmediatamente, como lo
serían los avalistas y endosantes.
Esta excepción la consagra el inciso final del artículo 67 y resulta
de lo dispuesto en el artículo 81 de la Ley Nº 18.092 sobre Letras de
Cambio y Pagarés, y su propósito es el de proteger al portador del
título de crédito del riesgo que entraña que el principal obligado
al pago del efecto de comercio fuese declarado en quiebra.
Que la exigibilidad de las deudas pasivas respecto del fallido
se hagan efectivas en beneficio de los acreedores tiene como
finalidad que éstos puedan intervenir en la quiebra, a objeto de
que puedan cobrar y percibir los dividendos por el valor actual
de sus créditos.
Todo acreedor habrá de intervenir en la quiebra en lo que
mira a su crédito, observando el procedimiento de verificación
que ha reglado la ley en los artículos 131 y siguientes a fin que
conforme a su regulación pueda invocar sus derechos en el jui-
cio, pero esto no significa que el acreedor pueda prevalerse de
la exigibilidad del plazo para otro motivo diverso, como lo sería
pretender alegar la compensación, a pretexto que fuese recípro-
camente deudor del fallido, porque si así lo hiciera, en lugar de
intervenir en la quiebra se estaría sustrayendo de participar en
ella, dado que por la vía de invocar la compensación eludiría
pagar la obligación que tiene con el fallido por ser a su vez el
fallido deudor del propio acreedor.
Al intervenir en la quiebra, el acreedor podrá percibir los
repartos de fondos y los dividendos que le correspondan deberán
calcularse al valor actual de sus respectivos créditos.
Los incisos 2º y siguientes del artículo 67 definen en qué
consiste el valor actual de los créditos que se hacen exigibles en
razón de la caducidad de los plazos.

228
CAP. I: EFECTOS DE LA DECLARACIÓN DE QUIEBRA

Todos son créditos no vencidos:


a) Si el crédito es reajustable: Según el inciso 3º, se considerará
el capital más el reajuste convenido, hasta el día de la declaración
de quiebra.
Según el inciso 2º, además, si se pactó interés, se considerará
el interés devengado hasta el día de la declaración de quiebra.
b) Si el crédito no es reajustable, pero con interés: Según el
inciso 4º, se considerará el capital más el interés devengado, hasta
el día de la declaratoria de quiebra.
En estas situaciones se aplica el alcance del artículo 66 de la
ley.
Según el inciso 5º: Si no se pactó reajuste, ni se estipuló interés,
no queda otra alternativa que considerar el capital, descontándole
el interés corriente desde el día de la declaratoria de quiebra hasta
la fecha del próximo vencimiento original del crédito.
Tres ideas generales brotan al respecto:
1) Se respeta el pacto de reajuste y de interés que se haya
establecido para cada crédito, de acuerdo a lo convenido.
2) Los reajustes y los intereses corren hasta el día de la de-
claración de quiebra, porque a esa fecha se hacen exigibles los
créditos.
3) Ahora bien, si el crédito se pactó sin reajuste ni interés,
en concepto del legislador se descuenta el interés, porque un
crédito sin reajuste, ni interés despierta la sospecha de haberse
incorporado en el capital adeudado el interés respectivo. Supone
el legislador que el interés se incluyó en el total, porque en la
vida del comercio no se presume la gratuidad.
Quedan, así, los créditos a plazo, no vencidos, expresados en
su valor actual, el día de la declaratoria de quiebra.
Ahora, como el pago de todos estos créditos no se hará el
mismo día que se produjo la quiebra, sino a la época de los re-
partos (artículos 143 y siguientes), el artículo 68 permite que los
reajustes y los intereses de los créditos sigan corriendo después
de la quiebra, con lo que la actual norma contrarrestó el princi-
pio de la antigua ley que detenía el curso de los intereses de los
créditos valistas, que sumado a la demora interminable de las
quiebras, concluía por pulverizar los créditos comunes, como
ya se explicó.

229
SEGUNDA PARTE: EFECTOS DE LA QUIEBRA

56. LA QUIEBRA IMPIDE TODA COMPENSACIÓN


QUE NO HUBIERE OPERADO ANTES
POR EL MINISTERIO DE LA LEY

El artículo 69 regula otro de los efectos inmediatos que provoca


la declaración de quiebra, que “Impide toda compensación que
no hubiere operado antes por el ministerio de la ley, entre las
obligaciones recíprocas del fallido y acreedores, salvo que se trate
de obligaciones conexas, derivadas de un mismo contrato o de
una misma negociación y aunque sean exigibles en diferentes
plazos”.
Esta disposición ha de relacionarse con la norma del ar-
tículo 77, que trata del efecto retroactivo de la quiebra respecto
de la compensación en el inciso 2º, así como con el precepto del
artículo 159, que se ocupa de la compensación a futuro, esto es,
a la época en que al acreedor le corresponda percibir el pago
de sus derechos y fuere a su vez deudor del fallido.
Como se sabe, el artículo 1655 del Código Civil nos ilustra
que “Cuando dos personas son deudoras una de otra, se opera
entre ellas una compensación que extingue ambas deudas, del
modo y en los casos que van a explicarse”.
El artículo 1656 del mismo Código se refiere a “La compensación
se opera por el solo ministerio de la ley y aun sin conocimiento
de los respectivos deudores” y estatuye que en tal caso “ambas
deudas se extinguen recíprocamente hasta la concurrencia de sus
valores, desde el momento que una y otra reúnen las calidades
siguientes:
1ª. Que sean ambas de dinero o de cosas fungibles o indeter-
minadas de igual género y calidad;
2ª. Que ambas deudas sean líquidas;
3ª. Que ambas sean actualmente exigibles”.
Si faltase alguno de los requisitos descritos no procederá la
extinción de las deudas recíprocas que las dos partes tengan
correlativamente una con otra por la vía de la compensación
legal y por lo mismo sólo habría lugar a una compensación de
carácter voluntario.
De modo que la fungibilidad, liquidez, y la exigibilidad son los
requisitos fundamentales que han de tener las deudas recíprocas
para la procedencia de toda compensación legal.

230
CAP. I: EFECTOS DE LA DECLARACIÓN DE QUIEBRA

De ahí que si al tiempo de la declaración de quiebra no se


reunieron las condiciones que son inherentes para que opere la
compensación legal, quiere decir que no podrá ella tener lugar
a futuro, cuyo es el alcance que tiene como efecto el artículo 69,
con lo que viene a confirmar una de las consecuencias lógicas
que derivan del efecto que había previsto el artículo 66, al fijar
los derechos de los acreedores en el estado que tenían el día del
pronunciamiento de la sentencia de quiebra.
La exigibilidad del plazo que beneficia a un acreedor que
sea a su vez deudor del fallido no lo habilita para invocar la com-
pensación, como anteriormente se adelantó, porque el efecto
consiguiente es para que el acreedor verifique su crédito y no
eluda las consecuencias de esta carga, a pretexto de alegar la
compensación.
Así, entonces, si existiese un acreedor a plazo del fallido que
fuese a su vez actual deudor del propio fallido, no podría dejar
de pagar la deuda que tuviese con el fallido y como no puede
prevalerse de la caducidad del plazo para oponer la compensación,
no le quedaría otra alternativa que la de hacer valer su crédito en
la quiebra para recabar su pago, mediante el procedimiento de
verificación de créditos que la ley franquea para tal objeto.

56.1. OBLIGACIONES CONEXAS. EXCEPCIONES

Con todo, la ley establece como excepción por la cual procede


la compensación, aun cuando las deudas recíprocas sean exigi-
bles en diferentes plazos y por lo mismo sin que se configure la
compensación legal, cuando se trate de obligaciones conexas,
sea que provengan de un mismo contrato o bien de una misma
negociación.
El carácter conexo que tengan las obligaciones entre sí es en
lo que se funda la ocurrencia de la compensación que admite
como excepción la ley y ello dependerá de la relación correla-
tiva que exista entre las deudas respectivas, de modo que pueda
inferirse de ellas una ligazón o enlace, como consecuencia que
derivaren, sea de un mismo contrato o bien de contratos que
entre sí estén concatenados a un mismo negocio del cual ellos
resultan.

231
SEGUNDA PARTE: EFECTOS DE LA QUIEBRA

56.2. EJEMPLOS DE LA CUENTA CORRIENTE BANCARIA


Y EL MUTUO

Un ejemplo que explica el significado que ha de dársele a esta


norma es el siguiente:
Conforme al artículo 9º de la Ley de Cuentas Corrientes
Bancarias y Cheques, se le aplican al contrato de cuenta co-
rriente bancaria en lo que no sean contrarias a la presente ley,
entre otras disposiciones, los artículos 611 y 613 del Contrato
de Cuenta Corriente Mercantil que regula el Código de Co-
mercio. Estas normas establecen que concluye el contrato por
la quiebra de una de las partes y que la conclusión definitiva
de la cuenta fija invariablemente el saldo y produce de pleno
derecho la compensación que resulte del monto del débito y
crédito, respectivamente.
En efecto, durante la consecución del negocio, cuya índole
es la de ser un tipo de contrato de “tracto sucesivo”, ninguno de
los corresponsales es deudor o acreedor del otro, sino que sim-
plemente se va generando entre ellos una relación creditoria. Sin
embargo, al declararse la quiebra del cliente del banco y produ-
cirse así la terminación del contrato, queda el saldo al haber o al
debe invariablemente establecido y se produce la compensación,
hasta concurrencia de sus respectivas cantidades.
Así, entonces, el dinero que el banco le hubiese otorgado en
mutuo al comitente antes de la quiebra y cuyo plazo de venci-
miento no se hubiese extinguido al tiempo de su declaración, se
hará exigible en beneficio del banco en razón del cierre definitivo
de la cuenta y se compensará con el saldo al haber que tuviese
en su cuenta corriente el cliente del banco, por aplicación del
efecto que previó, como excepción, el artículo 69 de la Ley de
Quiebras.
Hay aquí dos obligaciones que son conexas:
a) La del cliente correspondiente a la deuda que tiene que
pagarle al banco, dinero que éste le proporcionó en mutuo, y
b) La del banco, relativa al débito al cliente por el remanente
líquido que resultare a su favor del estado final del movimiento
de su cuenta corriente.
Ambas obligaciones provienen del contrato de cuenta co-
rriente bancario y del mutuo y se produce la compensación,

232
CAP. I: EFECTOS DE LA DECLARACIÓN DE QUIEBRA

derivada del carácter conexo que correlativamente existe entre


los débitos, por emanar de dos contratos ligados a una misma
negociación que pactaron el comitente y mutuario a la vez con
el banco, que le abrió la cuenta y le otorgó el crédito al cuen-
tacorrentista.

56.3. EJEMPLO DE LOS CONTRATOS DERIVADOS

La Ley Nº 20.190, de fecha 5 de junio de 2007, adicionó el artículo


69 con otras obligaciones que se han reputado que tienen el ca-
rácter de ser conexas, cual es el caso de aquellas obligaciones que,
estando expresadas en monedas distintas, emanan de operaciones
relativas a tipos de productos derivados, como son los denomi-
nados futuros, opciones, swaps, forwards u otros instrumentos
de pago o contratos que tengan la índole de derivados suscritos
entre las mismas partes, en una o más oportunidades, bajo la ley
chilena o extranjera, al amparo de un mismo convenio marco
de contratación, de aquellos reconocidos por el Banco Central
de Chile y que incluyan un acuerdo de compensación en caso
de quiebra o de liquidación forzosa. El Banco Central de Chile
podrá determinar los términos y condiciones generales de los
convenios marcos de contratación referidos, en que sea parte
una empresa bancaria o cualquier otro inversionista institucional,
considerando para ello los convenios de general aceptación en
los mercados internacionales.
Cada una de las obligaciones que emanen de operaciones que
revistan la figura de derivados y que sean efectuadas en la forma
antedicha se entenderá de plazo vencido, líquida y actualmente
exigible a la fecha de la declaración de quiebra y su valor se cal-
culará a dicha fecha, de acuerdo a sus términos y condiciones.
Luego, las compensaciones que operen por aplicación de las
normas precedentes serán calculadas y ejecutadas simultánea-
mente a dicha fecha.
En caso de que una de las partes sea un banco establecido en
Chile, sólo procederá dicha compensación tratándose de opera-
ciones con productos derivados cuyos términos y condiciones se
encuentren autorizados por el Banco Central de Chile.

233
SEGUNDA PARTE: EFECTOS DE LA QUIEBRA

56.4. EL EJERCICIO DE LA ACCIÓN REVOCATORIA


PUEDE DEJAR SIN EFECTO LA COMPENSACIÓN

Ahora bien, en relación con el artículo 69, que regula el efecto


de impedir la compensación tan pronto como se declara la quie-
bra, ha de tenerse presente que si bien surtirá como tal sus efec-
tos corrientes con anterioridad a la apertura del juicio concursal,
ello no quita que pueda quedar sin efecto la compensación como
consecuencia del ejercicio de la acción revocatoria que consagra
el inciso 2º del artículo 77, para lo cual es necesario que hubiese
tenido ocurrencia durante el período comprendido desde la fecha
de la cesación de pagos hasta el día de la declaración de quiebra
y siempre que se hubiese producido la compensación cuando el
que tuviese una deuda con el fallido adquiriese un crédito que
pesa sobre el fallido, a través de una cesión o endoso, con tal que
el cesionario haya tenido conocimiento de la cesación de pagos al
tiempo de la respectiva adquisición del crédito.
Para comprender el alcance de esta disposición, podría recu-
rrirse al siguiente ejemplo:
Imaginémonos que el deudor fallido tenga tres acreedores y que
a cada uno le adeudare la cantidad de US$ 10.000. Supongamos
que el fallido a su vez tenga como único activo un crédito contra
un deudor, por el mismo valor de US$ 10.000. Si este deudor le
pagase al fallido el débito de US$ 10.000 y si este valor ingresara a
la masa, quiere decir que cada uno de los tres acreedores concurri-
rá a cobrar sus derechos en un porcentaje equivalente al 33% del
valor de US$ 10.000. Pues bien, si en lugar de pagarle el deudor
US$ 10.000 al fallido, procediese a adquirir el crédito que tiene uno
de los tres acreedores en el precio de US$ 5.000, se configuraría la
situación que le irrogaría un daño al resto de los acreedores.
Así ganaría el deudor del fallido, que pagaría solamente la
mitad de la deuda, y ganaría el acreedor que cedió el crédito, al
obtener en pago más del tercio que le habría correspondido recibir
proporcionalmente en el magro residuo junto con los otros, al
percibir la mitad de su acreencia y no el porcentaje del 33%.
La situación compromete el principio de la par condictio cre-
ditorum, como quiera que perjudica a los dos otros acreedores
restantes que quedaron excluidos del arreglo y beneficia al que
intervino en el ajuste, en desmedro de los otros que no partici-
paron y que no obtuvieron nada en pago de sus créditos.

234
CAP. I: EFECTOS DE LA DECLARACIÓN DE QUIEBRA

Difundida esta figura a un sinnúmero de probabilidades es-


peculativas que pudiesen diseminarse a través de la hipótesis
descrita, padeciendo el deudor una situación de mal estado de
sus negocios como consecuencia de la cesación de pagos que lo
afecta, es dable suponer el recelo en que se funda la procedencia
de la respectiva acción revocatoria que ha sido descrita.

56.5. R EGULACIÓN DE LA COMPENSACIÓN EN LA ÉPOCA EN


QUE SE EFECTÚAN REPARTOS DE FONDOS A LOS ACREEDORES

Por último, el artículo 153 también regula la compensación, en


cuanto a la época en que empiezan a efectuarse los repartos de
fondos a los acreedores, para salvar una situación injusta que se
pudiese producir, y por lo mismo dispuso que “Cuando un acree-
dor fuere a la vez deudor del fallido, sin que hubiere operado la
compensación, las sumas que a aquél le correspondan se aplicarán
al pago de su deuda, aunque no estuviere vencida”.
En efecto, como se adelantó, el artículo 67 hizo exigible el
crédito del acreedor del fallido pero no el del fallido con respecto
al acreedor, por lo que el fallido va a tener que pagarle al acreedor
y habrá de aguardar que venza el plazo de la deuda que tenga el
acreedor para deducirle su cobro, por lo que el artículo 153 le
da derecho al fallido para invocar la compensación al tiempo en
que deba hacerle el pago de su crédito al acreedor si, a la sazón,
no se hubiese extinguido el plazo que tiene a su vez el acreedor
para solventar su débito, con lo que se hace exigible así la otra
deuda, cual es la que tiene el fallido como acreedor para que pue-
da operar la compensación a favor del fallido contra el acreedor
que recíprocamente sea deudor del propio fallido.

57. ACUMULACIÓN DE LOS JUICIOS


QUE SE SIGAN CONTRA EL FALLIDO

57.1. GENERALIDADES

El artículo 70, inciso 1º, consagra el efecto inmediato de la quiebra,


consistente en que “Todos los juicios pendientes contra el fallido

235
SEGUNDA PARTE: EFECTOS DE LA QUIEBRA

ante otros tribunales de cualquiera jurisdicción y que puedan


afectar sus bienes, se acumularán al juicio de la quiebra”.
Este efecto que estatuye la ley condice con el carácter universal
que tiene como objetivo el juicio de quiebra y por consiguiente
la finalidad que se alleguen al concurso los diversos juicios que
se promuevan contra el fallido y que puedan afectar a sus bienes
confirma el alcance que tiene el efecto de radicar ante el tribu-
nal de la quiebra la tramitación de estas causas y de ahí que la
sentencia que dicta el juez que declara la quiebra contenga la
orden que impone dar cumplimiento a esta acumulación, como
lo estableció el Nº 4 del artículo 52 de la ley.
Como se desprende del precepto citado, el efecto comprende
a los juicios que se sigan:
a) Contra el fallido, y por lo mismo no incluye los litigios
que el fallido entable contra terceros, sea que se iniciasen antes
o después de la quiebra, y
b) Que afecten sus bienes, siempre que esos bienes estén
comprendidos entre los que forman parte de la masa, como de-
rivación del efecto del desasimiento, con lo que en estos juicios
el fallido estará representado por el síndico, según lo dispuesto
en el inciso 3º del artículo 64.
Es indispensable que estas condiciones se cumplan, como
quiera que este efecto que regula la ley constituye una calificada
excepción al principio que establece sobre la competencia el
artículo 109 del Código Orgánico de Tribunales, al prevenir que
“Radicado con arreglo a la ley el conocimiento de un negocio
ante tribunal competente, no se alterará esta competencia por
causa sobreviniente”.
La ley sacrificó la aplicación de esta regla en la quiebra sobre
la radicación de la competencia en el tribunal que conoce de la
falencia, para garantizar el objeto que tiene todo juicio concursal
de realizar en un solo procedimiento los bienes del fallido.
Empero tiene una limitación este efecto, según lo señala el
inciso segundo del artículo 70: “Los juicios posesorios, los de
desahucio, los de terminación inmediata del arrendamiento,
los de que actualmente estuvieren conociendo jueces árbitros, y
los que, según la ley, deban someterse a compromiso, seguirán
sustanciándose o se promoverán ante el tribunal que conoce o
deba conocer de ellos”.

236
CAP. I: EFECTOS DE LA DECLARACIÓN DE QUIEBRA

Si alguna semblanza tienen en común estos juicios que se


incluyen en la limitación, es la de estar sometidos a una trami-
tación rápida para que la acción deducida tenga eficacia, por lo
que la ley dispuso que estos litigios seguirán adelante o deberán
iniciarse ante el tribunal que esté conociendo o deba conocer de
ellos, conforme a las reglas generales.
Hay consenso en la doctrina nacional que escapan al efecto de
la acumulación de los juicios en que se persiga la responsabilidad
penal del fallido, los juicios de familia, los juicios laborales, los
juicios de policía local, atendida la índole de las materias sobre
que versan estas disputas.
En la quiebra de Exxal S. A., declarada con fecha 28 de enero
de 2003, y que se ventiló ante el Octavo Juzgado Civil de Santiago,
se planteó la duda en orden a esclarecer si el alcance relativo a los
juicios que según la ley deban someterse a compromiso se refería
exclusivamente a los que fuesen materia de arbitraje forzoso, a
cuyo respecto se decidió que era absurdo darle una interpreta-
ción restringida al pasaje legal transcrito, como quiera que la ley
no podría desentenderse del efecto obligatorio que le atribuye a
la convención que tiene por objeto sustraer de su jurisdicción a
los tribunales ordinarios para confiársela a un tribunal arbitral,
especialmente si la materia es de carácter mercantil, porque las
vicisitudes del comercio necesitan de una justicia más dinámica
que resguarde la vida de los negocios y tenga en los dictados de
la equidad el fundamento adecuado para allanar sus dificultades,
con un sentido práctico, que es lo que más se acomoda a las ne-
cesidades que reclama la disputa.
En la quiebra del Club Social y Deportivo Colo Colo se suscitó
una discusión ante el 22º Juzgado Civil de Santiago, relativa a la
medida de prohibición de enajenar que afectaba el inmueble de
calle Cienfuegos Nº 41 de la fallida y que decretó el juez tributario
con anterioridad en un reclamo sobre giro de impuestos y que
el tribunal de la quiebra ordenó alzar según resolución dictada
con fecha 30 de abril de 2003.
Si bien es cierto que se adujo por el Fisco de Chile que la re-
clamación de los giros en que se dictó la medida precautoria no
es de aquella clase de asuntos que deban acumularse a la quiebra
por ser del resorte de un tribunal especial y por estar sujeto el
reclamo a una regulación ordenada por el Código Tributario a

237
SEGUNDA PARTE: EFECTOS DE LA QUIEBRA

la que se ajustó el propio deudor en su oportunidad al deducir


el reclamo, no es menos efectivo que pesó en la decisión del
tribunal de la quiebra que ordenó su acumulación el propósito
de alzar la prohibición de enajenar trabada sobre un inmueble
que resultaba indispensable que se realizara entre los bienes de
la masa, aplicando al respecto las consecuencias que produce
como efecto el desasimiento.

57.2. SITUACIÓN DE LOS JUICIOS DECLARATIVOS


Y DE LOS JUICIOS EJECUTIVOS

Ahora bien, disciplinada por la ley la acumulación de los juicios


ante el tribunal de la quiebra, ha de decidirse la suerte que han
de correr estos juicios que se han agregado al juicio concursal.
En los incisos 3º y siguientes del artículo 70 el legislador dis-
tingue entre los juicios que sean declarativos y los que revistan
la figura de ejecutivos, cuyo rasgo de diferencia resalta de la
naturaleza del derecho que se agita en el proceso.
Respecto del juicio declarativo en que se persigue que se de-
termine la existencia del derecho que reclama el actor, como lo
sería un juicio reivindicatorio, el litigio seguirá su curso adelante
ante el tribunal de la quiebra y con el síndico como representante
del fallido, de acuerdo al artículo 64.
Respecto del juicio ejecutivo en que se procura el cumplimiento
compulsivo del derecho que invoca el ejecutante, la ley vuelve a
hacer otro distingo, según si se opusieron o no excepciones.
En el primer caso, el juicio debe seguir tramitándose hasta que
se pronuncie sentencia de término, porque habiéndose opuesto
excepciones en el juicio ejecutivo el pleito se ha transformado
en un juicio declarativo, al plantearse una controversia sobre el
derecho, que es preciso resolver. Si se rechazaren y se dicta sen-
tencia de pago, el acreedor deberá verificar su crédito.
En el segundo caso, esto es, si al tiempo de declararse la quie-
bra no se alcanzaron a deducir excepciones, la quiebra paraliza la
ejecución, por ser innecesario que continúe y el acreedor habrá
de verificar su crédito, sin perjuicio que en esta instancia pueda
el deudor fallido, el síndico o los demás acreedores discutir su
derecho. Si simplemente no se opusieron excepciones en el juicio,

238
CAP. I: EFECTOS DE LA DECLARACIÓN DE QUIEBRA

ha de tenerse presente que el mero mandamiento de ejecución


hará las veces de sentencia para perseguir el pago, según lo dis-
puesto en el artículo 472 del Código de Procedimiento Civil y por
lo mismo el ejecutante habrá de verificar su crédito, que tendrá
el carácter de indiscutido.
Para el caso que se trate de un juicio ejecutivo que persiga el
cumplimiento de una obligación de hacer, relativo a la confección
de una obra material, caso, por ejemplo, en que el fallido fuese
una empresa constructora y existiesen ya depositados fondos para
dicho objeto, continuará la tramitación establecida para esta cla-
se de juicios, hasta la total inversión de dichos fondos o hasta la
conclusión de la obra que con ellos deba pagarse. En los demás
casos, sólo podrá el acreedor continuar o iniciar sus gestiones
para que su crédito se considere por el valor de los perjuicios
declarados o que se declaren.

57.3. SITUACIÓN DE LOS PROMITENTES COMPRADORES FRENTE


A LA QUIEBRA DEL PROMITENTE VENDEDOR

Íntimamente ligado a esta situación, figura el caso de las difi-


cultades que afrontan los promitentes compradores para hacer
valer sus derechos en la quiebra como acreedores del fallido, si
se considera que deben ellos previamente verse en la necesidad
de iniciar un juicio ordinario que tenga por objeto resolver el
contrato de promesa y conseguir que se regulen los perjuicios
que el incumplimiento de la promesa les ha irrogado, pudiendo
verificar mientras tanto su crédito bajo condición o bien aguardar
simplemente el resultado del fallo del juicio incoado para recién
entonces invocarlo en forma extraordinaria, exponiéndose al
riesgo que a esa época no queden fondos por repartir.
El problema se agudiza respecto de las promesas de compraventa
celebradas con empresas que construyan bienes acogidos al régimen
de copropiedad inmobiliaria, como edificios para ofrecerlos en venta
divididos por pisos, departamentos, oficinas, locales comerciales,
bodegas, estacionamientos y otros, considerando que en la gene-
ralidad de los casos el promitente comprador ya ha adelantado el
precio o una parte importante del contrato definitivo y a su vez la
empresa ha debido recurrir para financiar la obra a créditos ban-

239
SEGUNDA PARTE: EFECTOS DE LA QUIEBRA

carios garantizados con hipoteca que afectan al inmueble que se


construye y que le confieren a estos créditos una preferencia especial
que posterga a una remota posibilidad la incierta recuperabilidad
que puedan tener los promitentes compradores de conseguir en
la quiebra el cobro de sus respectivos créditos.
La alternativa que el síndico pueda celebrar en representa-
ción del fallido los contratos definitivos tropieza con la dificultad
que supone subvenir a los gastos y desembolsos que irroga sea
concluir las obras no terminadas o bien venderlas para cubrir los
créditos que las afectan, sin perjuicio del derecho que tienen los
acreedores hipotecarios para instar por la realización de los bienes
en que se construye la obra y sin aguardar todavía las resultas del
juicio de quiebra, de acuerdo a lo dispuesto en el inciso 1º del
artículo 71 de la ley.
El ideal es conjugar los intereses tanto del promitente com-
prador que a cuenta del contrato y con sus recursos anticipa el
precio, como del acreedor hipotecario que con su crédito financia
la obra, considerando que la empresa constructora ha recurrido
para tal finalidad a dos fuentes diversas de financiamiento y no
ha dado cumplimiento a sus obligaciones. Para compatibilizar
dichos intereses, ha de arbitrarse como solución que los dineros
que aquel ha adelantado los percibiese directamente el acreedor
hipotecario y por la vía de la subrogación conseguir que el uno
y el otro puedan así disponer de las mismas acciones contra el
responsable de la obra.
Esta solución se entorpece por la práctica de otorgar las prome-
sas de compraventa a través de documentos privados de los que no
tienen noticia los acreedores hipotecarios, aparte que las cauciones
se convienen con cláusulas de garantía general de montos a veces
incalculables, ni menos se previene la amenaza de la eventual
cesación de pagos con la entrega de pólizas emitidas por compa-
ñías de seguros o de boletas de garantía bancarias expresadas en
valores reajustables, que cubran al menos los pagos o anticipos que
solventan los promitentes compradores antes del otorgamiento de
la respectiva escritura de compraventa inscrita.46

46
Ver artículo sobre “Algunas consideraciones sobre la Promesa de Compraventa
en la Quiebra”, del Profesor Rafael Gómez Balmaceda, en la Rev. De Derecho y
Jurisprudencia, tomo LXXXIX, Nº 2, mayo-agosto año 1992, Primera Parte, pp. 43
y siguientes.

240
CAP. I: EFECTOS DE LA DECLARACIÓN DE QUIEBRA

57.4. LOS EMBARGOS Y MEDIDAS PRECAUTORIAS DECRETADOS


EN LOS JUICIOS AGREGADOS A LA QUIEBRA QUEDAN SIN EFECTO

Para concluir estas reflexiones respecto del efecto que regula el


artículo 70 sobre la acumulación de los juicios al de la quiebra,
ha de considerarse que el inciso final establece que los embargos
y medidas precautorias que se hubiesen decretado en los juicios
que se agregan a la quiebra quedarán sin efecto desde que ella
se declare, siempre que recaigan sobre bienes que, sin aguardar
el resultado de dichos juicios, deban realizarse en la quiebra o
ingresar a ella.
Esta consecuencia viene a explicar la idea que el desasimiento
constituye una suerte de embargo colectivo que afecta a los bienes
del fallido y por lo mismo no se justifica que respecto de estos
bienes se superpongan al desasimiento otros embargos o medidas
precautorias que se hayan trabado respecto de ellos.

58. SUSPENSIÓN DE LAS ACCIONES INDIVIDUALES


CONTRA EL FALLIDO

58.1. GENERALIDADES

Luego de describir prolijamente el legislador en el Párrafo I del


Título VI los efectos inmediatos que produce la declaración de
quiebra, coronó su último esfuerzo con la consagración en el
inciso 1º del artículo 71 de la norma que establece lo siguiente:
“La declaración de quiebra suspende el derecho de los acree-
dores para ejecutar individualmente al fallido, pero los acreedores
hipotecarios y prendarios podrán iniciar o llevar adelante sus
acciones en los bienes afectos a la seguridad de sus respectivos
créditos”.
Refleja esta disposición la máxima que en el juicio de quie-
bra no se persigue al deudor que tiene bienes y no quiere pagar,
como en el juicio ejecutivo, sino que simplemente se embarga, se
liquida y se distribuye su patrimonio, no para vencer su resistencia,
sino que para salvaguardar la regla de la par condictio creditorum,
cuyo postulado es un principio fundamental en que se inspira y
vivifica el juicio concursal.

241
SEGUNDA PARTE: EFECTOS DE LA QUIEBRA

Por lo mismo, la suspensión del derecho de los acreedores


para ejecutar individualmente al fallido, es un efecto tan conna-
tural a la quiebra, como quiera que el reemplazo de las acciones
individuales de los acreedores por una acción colectiva sustituye
su interés personal por el general, a fin de que los acreedores
conjuguen sus contrapuestos intereses, integrándose a una masa
colectiva e indivisa, que reabsorbe y concilia sus derechos, como
lo sanciona el artículo 2º de la Ley de Quiebras.
Hay que destacar que el alcance que produce este efecto tiene
como limitación dos rasgos que lo singularizan, en cuanto a que:
a) Se aplica, como se desprende del texto de la disposición,
a las acciones ejecutivas y por lo mismo no comprende a las de
carácter declarativo, como quiera que la facultad para ejercer
este tipo de acciones la conservará cada uno de sus titulares para
conseguir el reconocimiento del derecho que juzgue pertinente
en protección del interés que se le pueda haber desconocido,
impugnado o embarazado por el fallido, y además
b) Se hace consistir en la suspensión de las acciones ejecuti-
vas, lo que determina que estas acciones quedan latentes y no se
extinguen, ni desaparecen, dado que si la causa de su paralización
fue la declaración de quiebra, habrá de admitirse que al cesar el
estado de falencia no se justifica que perduren sus consecuencias
y por ende, como estas acciones subsisten, podrán los acreedores
recobrar el derecho que antes tenían para ejercerlas y aun antes
todavía puede darse esta hipótesis, si se decretase en la quiebra
el sobreseimiento temporal, porque en este caso se les restituye a
los acreedores el derecho de ejecutar individualmente al fallido,
como lo establece el artículo 161 de la ley.
La quiebra no es un modo de extinguir las obligaciones del
fallido, sino que es un procedimiento que tiene por objeto proveer
al pago de sus deudas, con lo que será el pago y no la quiebra el
medio destinado a solucionarlas, por lo que forzoso es admitir
que los efectos serán distintos, según cual fuere el resultado que
se produzca en el pasivo.
Si el pago ha sido total, ha de inferirse que el procedimiento
concursal ha sido un éxito y ha cumplido a plena satisfacción
su finalidad y de esta forma se habrá configurado una causal de
sobreseimiento definitivo para dar término al estado de quiebra,
según lo previsto en el Nº 3 del artículo 164, y por lo mismo

242
CAP. I: EFECTOS DE LA DECLARACIÓN DE QUIEBRA

habrá de devolvérsele al fallido sus bienes sobrantes y el dinero


remanente, como lo establece el artículo 168 de la ley.
A su vez, si con la liquidación se ha procurado simplemente
conseguir un pago parcial, quedando insolutas las obligaciones
al no haberse podido cubrir íntegramente los créditos que se han
invocado en el procedimiento, cobrará fuerza el alcance relativo
a la suspensión de las acciones para que los acreedores puedan
reiniciar su ejercicio, una vez alzada la quiebra. Por lo demás,
la quiebra ha detenido el curso de la extinción de las acciones
por la prescripción, salvo el caso que se hubiese decretado el so-
breseimiento definitivo que regula el artículo 165, que provoca
la extinción de los saldos insolutos de las deudas anteriores a la
quiebra que hubiere contraído el fallido, siempre que se cumplan
los presupuestos tenidos en vista para su procedencia.

58.2. SITUACIÓN DE LOS ACREEDORES HIPOTECARIOS,


PRENDARIOS Y RETENCIONARIOS

El principio básico de la suspensión del derecho de los acree-


dores para ejecutar individualmente al fallido se ha sacrificado
en protección de los acreedores hipotecarios y prendarios, a los
cuales se asimila el derecho legal de retención, para los efectos
de su realización y pago preferente, de acuerdo al artículo 546
del Código de Procedimiento Civil.
El fundamento de esta excepción que goza de aceptación en
el concierto de la legislación comparada, descansa en el carácter
de garantías reales que tienen la prenda y la hipoteca, lo que les
permite a sus titulares perseguir el bien afecto al gravamen, sea
quien fuere el que lo posea y a cualquier título que lo haya adqui-
rido, a fin de que con el producto de su realización se le pague
su crédito hasta concurrencia de su importe, con la preferencia
consiguiente que la ley le reconoce como privilegio, lo que resulta
de los artículos 2393 y 2428, en relación con los artículos 2470,
2474 y 2477, todos del Código Civil.
De ahí que la segunda parte del inciso 1º del artículo 71 de
la ley les confiera a los acreedores hipotecarios y prendarios el
derecho de iniciar o llevar adelante sus acciones en los bienes
afectos a la seguridad de sus respectivos créditos.

243
SEGUNDA PARTE: EFECTOS DE LA QUIEBRA

Sin embargo, de un atento examen del alcance de la disposi-


ción resulta que la excepción es relativa, porque los acreedores
hipotecarios y prendarios tienen indistintamente dos tipos de
acciones que podrán deducir conjuntamente o en forma inde-
pendiente: a) Una es la acción personal, derivada del crédito,
que consta de la obligación principal; b) Otra es la acción real,
proveniente de la obligación accesoria y que se contrajo para
garantizar la obligación principal, por lo que es en relación con
esta acción y no con aquella en la que juega la salvedad que ha
dispuesto para su ejercicio el legislador.
Por lo demás, el ejercicio de la acción real no perjudica el
ejercicio de la acción personal sobre los demás bienes del deudor,
como lo advirtió el artículo 2425 del Código Civil.
Con todo, en estas ejecuciones que promuevan estos acree-
dores para perseguir sus garantías en el concurso, ha de tenerse
presente que el síndico y no el secretario del tribunal servirá de
depositario y las acciones respectivas habrán de iniciarse o seguir
adelante ante el tribunal de la quiebra, lo que es fundamental para
controlar los repartos de fondos y respetar el orden de prelación
que exista entre los acreedores, como lo estatuye la ley.

58.3. LIMITACIÓN DEL DERECHO DE LOS ACREEDORES


HIPOTECARIOS, PRENDARIOS Y RETENCIONARIOS. CONTINUACIÓN
DEL GIRO Y ENAJENACIÓN COMO UNIDAD ECONÓMICA

Sin embargo, a fin de preservar en la vida del comercio la marcha


e integridad de las empresas, en aras de cautelar tanto la prose-
cución efectiva del giro de sus actividades como de velar además
por la venta de los bienes que forman una unidad económica, la
ley contempló sendos casos de excepción en los cuales se parali-
zan precisamente las acciones de estos acreedores hipotecarios y
prendarios, como son los previstos en los artículos 112 y 126.
No obstante lo cual, en ambas hipótesis de excepción el legis-
lador discurrió en forma inteligente salvaguardar sus respectivos
derechos, al supeditar en el primer caso a la voluntad expresa de
los respectivos acreedores hipotecarios y prendarios la continua-
ción efectiva del giro del fallido, cuando incluya bienes afectos a
la seguridad de sus créditos, con lo que al quórum de los 2/3 del

244
CAP. I: EFECTOS DE LA DECLARACIÓN DE QUIEBRA

pasivo requerido para su aprobación en la junta, habrá de yuxta-


ponerse el expreso consentimiento de los acreedores hipotecarios
y prendarios, para que así surta efecto la respectiva suspensión
de sus acciones y en el segundo caso subordinó el ejercicio de
sus derechos, con motivo de la venta de los bienes como unidad
económica, a la exigencia de fijarse previamente por la junta de
acreedores, en las respectivas bases de licitación, la proporción
que en el precio total ha de corresponderles a los bienes afectos a
las consiguientes hipotecas y prendas, para facilitar la subrogación
de sus garantías en el producto de la realización.
Se endereza aún más el significado que tiene el resguardo
que adoptó el legislador para cautelar el derecho proveniente de
las garantías hipotecarias y prendarias, si se considera el alcance
que resulta de lo dispuesto en los artículos 99 y 114 de la ley. En
lo que mira al artículo 99, ha de considerarse que no se limita el
ejercicio de las acciones que tienen los acreedores hipotecarios
y prendarios para perseguir sus garantías cuando el tribunal de
la quiebra fundado en causas graves que lo justifiquen autori-
za la continuación del giro mientras no sea ratificada, a su vez,
la respectiva prosecución por la junta de acreedores, con más
el respectivo consentimiento de los acreedores hipotecarios y
prendarios, como se explicó, si en el giro se comprendiesen sus
garantías, como lo confirma el artículo 100. Asimismo, el artículo
114 establece como protección la que los créditos preferentes
del giro efectivo no alcanzan a los bienes gravados con prenda o
hipoteca si éstos no hubieren consentido en la continuidad, y si
hubieren dado su conformidad los afectarán, pero a condición
de que el giro no tenga otros bienes o los que tenga sean insufi-
cientes para absorber su pago. También importa otro resguardo
la norma del artículo 129, en cuanto a que la venta de la unidad
económica quedará garantizada por el solo ministerio de la ley,
para caucionar suficientemente el pago del precio de la subasta,
con lo que se resguarda el derecho a concurrir en el producto
de la realización de los acreedores hipotecarios y prendarios en
proporción a sus derechos, conjuntamente con el del resto de
los demás acreedores.
Empero, con las acciones revocatorias concursales que consagra
la ley en los artículos 74 y siguientes y que guardan íntima relación
con el ejercicio de la pauliana civil que estatuye el artículo 2468,

245
SEGUNDA PARTE: EFECTOS DE LA QUIEBRA

se han protegido además los intereses de la masa de la proceden-


cia de estas garantías que se hubiesen constituido por el deudor
fallido, en estado de cesación de pagos y en perjuicio de los demás
acreedores, como de los gravámenes de favor que pudiere haber
otorgado el deudor y que podrán ser atacados por la acción de
simulación, que no es del caso tratar en esta oportunidad.
En cuanto al pago de los créditos prendarios e hipotecarios,
los artículos 147 y siguientes de la ley no han establecido, pro-
piamente, reglas especiales, por lo que habrá que aplicar para su
regulación las normas generales del Código Civil, que amparan sus
créditos con un privilegio, para hacer efectivo sus derechos en los
bienes afectos a su seguridad, sin perjuicio de la obligación que
tienen de contribuir al déficit de los créditos de primera clase si
los demás bienes del patrimonio del fallido fuesen insuficientes
para cubrirlos en su totalidad, como aparece de lo establecido
en los artículos 2476 y 2478, ambos del Código Civil.

58.4. SITUACIÓN DEL ACREEDOR RETENCIONARIO

La norma del artículo 71, inciso 4º, agrega que “Cuando a algún
acreedor corresponda el derecho de retención, en los casos seña-
lados por las leyes, no podrá privársele de la cosa retenida sin que
previamente se le pague o se le asegure el pago de su crédito. La
procedencia del derecho legal de retención podrá ser declarada
aun después de la sentencia de quiebra”.
Como en su oportunidad se comentó,47 si bien es cierto que
la declaración de quiebra fija irrevocablemente los derechos de
los acreedores en el estado que tenían el día de su pronuncia-
miento, no es menos efectivo que como una situación especial
se les reconoce a los acreedores que tengan consigo bienes del
fallido y que en razón de dichos bienes les corresponda a ellos
hacer valer derechos de aquellos que en ciertos casos las leyes les
concedan, puedan impetrar la procedencia del derecho legal de
retención, no obstante estar ya declarada la sentencia de quie-
bra, con lo que evitarán tener que poner los respectivos bienes
a disposición del síndico dentro de tercero día, como habrá de

47
Ver Nº 54 de este libro.

246
CAP. I: EFECTOS DE LA DECLARACIÓN DE QUIEBRA

ordenarlo la sentencia definitiva conforme a lo dispuesto en el


artículo 52, Nº 5, de la ley.
Como lo establece el artículo 546 del Código de Procedimien-
to Civil, los bienes retenidos por resolución judicial ejecutoriada
serán considerados, según su naturaleza, como hipotecados o
pignorados para los efectos de su realización y preferencia en
favor de los créditos que garantizan.
Tal sería el caso en que las mercaderías estén todavía en poder
del vendedor y se hubiese efectuado respecto de ellas la tradi-
ción al comprador poniéndolas a su disposición, de modo que
el vendedor las conserve por vía de depósito, en cuya hipótesis
podrá retenerlas hasta el entero pago del precio y los intereses
correspondientes, como resulta del artículo 151 y del Nº 3 del
artículo 149, ambos del Código de Comercio, así como además
en relación con lo establecido en el Nº 5 del artículo 684 del
Código Civil.
El artículo 284 del Código de Comercio nos ilustra otra situa-
ción, en relación al derecho que tiene el comisionista para retener
las mercaderías consignadas hasta el preferente y efectivo pago
de sus anticipaciones, intereses, costos y comisiones.
Ha de tenerse presente que en estos y todos los demás casos
en que se invoca la procedencia de este derecho, debe ser la ley
la que especialmente lo establezca y por lo mismo el tribunal
que lo declara en cada ocasión simplemente lo sanciona para
que tenga eficacia su ocurrencia, con lo que el síndico pierde
el derecho para exigir la restitución del bien en seguridad del
crédito sobre el cual recae.
El inciso final del artículo 71 le da un alcance práctico en
relación al contrato de arrendamiento, al disponer lo siguiente:
“Durante los treinta días siguientes a la declaración de quiebra,
el arrendador no podrá perseguir, por los arriendos vencidos,
la realización de los muebles destinados a la explotación de los
negocios del fallido, sin perjuicio de su derecho para solicitar las
providencias conservativas que le convengan. Si el arrendamiento
hubiere expirado por alguna causa legal, el arrendador podrá
exigir la entrega del inmueble arrendado y entablar las acciones
a que haya lugar en derecho”.
Como se sabe, el arrendador tiene el derecho legal de reten-
ción sobre los bienes con que el arrendatario haya guarnecido

247
SEGUNDA PARTE: EFECTOS DE LA QUIEBRA

o provisto el local en que funciona el negocio o establecimiento


comercial dado en arrendamiento, para la seguridad del precio
y el resarcimiento de los perjuicios que se le ocasionen, como lo
consagra el Código Civil en el artículo 1942.
La Ley de Quiebras paraliza el derecho que tiene el arren-
dador de realizar los bienes retenidos por el término de 30 días,
a fin de darle tiempo suficiente a la masa de acreedores para
subrogarse en los derechos del fallido como arrendatario y evitar
que con la realización de los bienes deje de seguir funcionando
el negocio, según lo establecido en los artículos 1968 y 2466,
ambos del Código Civil.
Si el arrendamiento ya hubiese legalmente terminado, ha de
entenderse que no podrían los acreedores hacerse sustituir al
fallido como arrendatario y por lo mismo no se justificaría ener-
varle al arrendador los derechos que tiene para exigir la entrega
del bien respecto del cual ha cesado el arrendamiento.
Hasta aquí los efectos inmediatos que la ley regula en el Pá-
rrafo I del Título VI.

248
CAPÍTULO II

EFECTOS RETROACTIVOS
DE LA DECLARACIÓN DE QUIEBRA

59. GENERALIDADES

1. El Título VI de la ley consagra los efectos que provoca la de-


claración de quiebra y luego de regular en el Párrafo I los que
operan en forma inmediata y hacia lo futuro, en los tres párrafos
siguientes se ocupa de los efectos retroactivos de la declaración
de quiebra, distinguiendo en los Párrafos II y III entre los que
son propios a todo deudor y los que son especiales al deudor que
ejerciere una actividad comercial, industrial, minera o agrícola,
para incluir en el Párrafo IV ciertas disposiciones que son comu-
nes a cada uno de ellos. Concluye el Título VI con el Párrafo V,
que está dedicado a tratar sobre la reivindicación, resolución y
retención, que se consideran al final.
Ha de tenerse presente que a propósito de estos efectos re-
troactivos, la ley se refiere a un conjunto de acciones que tienen
el carácter de ser de inoponibilidad y, por lo mismo, su objeto es
el de privar de efectos jurídicos a determinados actos o contratos
que el deudor haya ejecutado o celebrado antes de ser declarado
en quiebra, en la etapa que como reflejo de la desconfianza que
provoca el estado de su endeudamiento se le denomina período
sospechoso, el cual se remonta –como se sabe– desde la época
en que se fija la fecha de la cesación de pagos hasta el día de la
sentencia que declara la quiebra. Por consiguiente, como con-
secuencia del carácter retroactivo que tiene la sentencia, con el
ejercicio de estas acciones se procura reconstituir el patrimonio
del deudor, para restablecer su activo con los bienes que ha des-
membrado de la masa en fraude de sus acreedores.

249
SEGUNDA PARTE: EFECTOS DE LA QUIEBRA

El deudor podría provocarle asimismo un perjuicio a sus


acreedores, si rehusare ejercer sus acciones, en el entendido que
pierde interés si lo afectasen deudas que demostrasen, dado el
estado calamitoso de su hacienda, que tales acciones redundarían
en último término en beneficio de sus acreedores, para cuyo re-
medio pueden subrogarse en los derechos que tenga el deudor
para deducirlas por una vía indirecta, mediante la acción oblicua
y con ello procurar incorporar bienes al activo del patrimonio,
para rehacer su estado.
La ley les da especialmente a los acreedores el derecho para
ejercer estas acciones, cuando el deudor fuese titular de un de-
recho de usufructo o prenda respecto de bienes de terceros o
del derecho de retención que les conceda en ciertos casos la ley,
o bien, en los derechos que le correspondan al deudor como
arrendador o arrendatario, como lo establece el artículo 2466
del Código Civil.
Salta a la vista que ambas acciones persiguen restaurar el
activo del patrimonio del deudor que se ha quebrantado, pero
mientras la acción de inoponibilidad procura dejar sin efecto los
actos o contratos que ha ejecutado o celebrado el deudor para
incorporar los bienes que ha hecho salir indebidamente de su
activo en perjuicio de los acreedores, la acción oblicua persigue
en tanto incorporar bienes al activo, como consecuencia de la
negligencia que ha tenido el deudor para ejercer las acciones
con tal objeto.
En consecuencia, para devolverle al patrimonio del deudor la
finalidad que tiene de responder como prenda de garantía al pago
de las deudas a sus acreedores, habrá necesidad de restablecer su
composición, mediante el ejercicio de estas acciones.
El deudor puede perjudicar a los acreedores con el engaño,
a través de la simulación, mediante el ardid de aparentar actos
jurídicos fictos que encubren su verdadero resultado, sea ha-
ciendo creer que se ejecuta un acto que nunca se ha ejecutado
o bien, uno distinto al verdadero, lo que puede dar lugar a una
simulación absoluta o relativa.
Sin embargo, la diferencia entre la acción de simulación con
la de inoponibilidad se funda en que como el acto que se ataca
con la primera es ficto, quiere decir que los bienes nunca han
salido del activo del patrimonio del deudor, y con la otra, por el

250
CAP. II: EFECTOS RETROACTIVOS DE LA DECLARACIÓN DE QUIEBRA

contrario, que por no encontrarse ya los bienes en poder del deu-


dor, procede privar de efectos al acto, por ser sus consecuencias
dañinas a los acreedores.
A su vez, con la simulación se persigue privar de valor al acto
que se supuso ejecutar para hacer aparecer que los bienes han
dejado de pertenecer al deudor y con la acción de inoponibilidad,
se procura revocar la enajenación, para que los bienes se rein-
tegren al patrimonio del deudor, a fin de restablecer su acervo,
quitándole los efectos al acto.
En suma, con la simulación se ataca la causa del acto y con
la revocación, sus efectos. De ahí que la una es de nulidad y la
otra sea de inoponibilidad. Hay otras diferencias, en cuanto a los
titulares de estas acciones, a los plazos de extinción de las acciones
por la prescripción, así como al concepto de la mala fe en que
ellas se fundan, como se hará ver más adelante.
Respecto al tratamiento que en la quiebra se le ha dado a
estas acciones, como se ha considerado al comienzo, las acciones
de inoponibilidad están reguladas a propósito de los efectos re-
troactivos de la sentencia y la simulación aparece prevista como
causal de insolvencia punible entre las presunciones de quiebra
fraudulenta, en el Nº 3 del artículo 220. En cuanto a la subro-
gación personal, salvo ciertos casos puntuales que acotaremos
más adelante, se aplican a su respecto las reglas generales del
Código Civil.

60. ACCIÓN PAULIANA REVOCATORIA

60.1. A NTECEDENTES

Esclarecidos los antecedentes generales que se han dado para


precisar someramente el significado jurídico que tienen las accio-
nes que hemos denominado de inoponibilidad, para relacionar
simplemente sus consecuencias con los efectos retroactivos de la
declaración de quiebra, ha de analizarse el contenido y alcance que
tienen estas acciones, para lo cual ha de considerarse que el legisla-
dor concursal discurrió su regulación teniendo como fundamento
lo dispuesto en el artículo 2468 del Código Civil, que consagra,
como se sabe, la figura de la acción pauliana revocatoria.

251
SEGUNDA PARTE: EFECTOS DE LA QUIEBRA

60.2. L A ACCIÓN REVOCATORIA LLEVA IMPLÍCITO


UN JUICIO DE REPROCHE

Desde luego, ha de tenerse presente que toda acción revocatoria


lleva implícito un juicio de reproche, que se funda en la censu-
ra que merece el abuso que el deudor hace de la facultad que
tiene de disponer de sus bienes, para causarles un perjuicio a
sus acreedores, estando en conocimiento del mal estado de sus
negocios.
La verdad que esta acción tiende a poner atajo al deudor que,
viéndose acorralado por sus acreedores, discurre como arbitrio
librar bienes para debilitar el activo con que ha de responder al
pago de sus deudas y eludir así el efecto que traerá consigo la
liquidación de su patrimonio.
Ya desde antiguo, el Derecho Romano le dio este significado
en los tiempos de la República, merced al alcance con que la
vislumbró el pretor Paulo, que fue su creador. Tuvo en ese en-
tonces exclusivamente un carácter penal, para desarticular las
maniobras fraudulentas, sin perjuicio de originar como ineludible
consecuencia además una condena pecuniaria, que ordenaba
restituir el bien al patrimonio del deudor.
De estas raíces que recogió el Digesto en el acápite del Quae
in Frauden creditorum, los antiguos autores han seguido sus dicta-
dos, como quiera que el propio Código Civil francés incluyó la
idea del fraude en el artículo 1167, al disponer en forma concisa
que “Pueden también –los acreedores–, en su propio nombre,
impugnar los actos realizados por su deudor en fraude de sus
derechos”.48

60.3. R EVOCATORIAS CONCURSALES

El Código Civil chileno en el artículo 2468, que regula la acción


revocatoria, endereza su ejercicio para dejar sin efecto los actos
ejecutados o los contratos celebrados en fraude de los acreedores,
–lo que determina la restitución al patrimonio del deudor de
48
Colin, Ambroise, y Capitant, Henry: Derecho Civil, Obligaciones, Ed. Jurídica
Universitaria, volumen I, p. 33, año 2002.

252
CAP. II: EFECTOS RETROACTIVOS DE LA DECLARACIÓN DE QUIEBRA

los bienes que, en perjuicio de aquéllos, salieron del patrimonio


de éste–, haciendo consistir el fraude para la procedencia de la
acción en el conocimiento del mal estado de sus negocios.
El profesor Raúl Varela Varela recalca que en torno a esta
acción y a imagen de ella, se han establecido las revocatorias
concursales.49
En cierta forma, estas acciones no difieren de la común u
ordinaria en cuanto a su naturaleza, sino que sólo varían por la
mayor facilidad de prueba, así como por el efecto de satisfacer
el interés general de la masa que produce su pronunciamiento,
cuya es la razón por la que se explica haberse establecido respecto
de ellas una regulación especial, más simplificada.

60.4. A NÁLISIS DEL ARTÍCULO 2468 DEL CÓDIGO CIVIL

Sin el propósito de caer en una exégesis de lo dispuesto respecto


de la acción pauliana en el artículo 2468 del Código Civil, ha de
tenerse presente para advertir más claramente la regulación que
ha establecido el derecho concursal, que dicho precepto distingue
entre dos clases de actos, que son los referidos en sendos números
que la norma contiene, a saber:
a) Análisis del Nº 1 del artículo 2468 del Código Civil
El Nº 1 se refiere a “Los contratos onerosos, y a las hipotecas,
prendas y anticresis que el deudor haya otorgado en perjuicio de
ellos (de los acreedores)”.
Por contratos onerosos han de entenderse los que define el
artículo 1440 del Código Civil, esto es: “Cuando tiene por objeto la
utilidad de ambos contratantes, gravándose cada uno a beneficio del
otro”. En cuanto a las hipotecas, prendas y anticresis, son contratos
accesorios, según la definición del artículo 1442, como quiera que
tienen: “Por objeto asegurar el cumplimiento de una obligación
principal, de manera que no pueda subsistir sin ella” y tendrán la
índole de ser onerosos, cuando se otorgan conjuntamente con el
contrato principal, porque en tal caso tienen por objeto la utilidad
de ambos contratantes, ya que le permiten al deudor procurarse
49
Curso de Derecho Comercial, Quiebras, Santiago, 1961, p. 100.

253
SEGUNDA PARTE: EFECTOS DE LA QUIEBRA

un crédito y al acreedor, conseguir asegurarlo. Sin embargo, si se


otorgasen para garantizar obligaciones previamente contraídas,
tendrán el carácter de ser contratos gratuitos, ya que entonces sólo
tendrán por objeto: “La utilidad de una de las partes, sufriendo la
otra el gravamen”. La parte que reporta la utilidad, en este caso,
sería el acreedor, cuyo crédito había nacido sin garantía y quedará
después caucionado con la hipoteca, prenda o anticresis, y quien
habrá de sufrir el gravamen será el deudor, que ya había obtenido el
crédito sin garantía y que se grava al asegurar luego dicho crédito,
sin que de ello reporte una ventaja.
Sin embargo, dado que el Nº 1º del artículo 2468 no distin-
gue, habría que considerar que las hipotecas, prendas y anticresis
quedan incluidas en la regla general, sea que se otorguen coetá-
neamente o no, de la obligación principal.
Para que proceda la acción pauliana respecto de estos actos
del Nº 1, es necesario que los actos hayan sido otorgados en per-
juicio de los acreedores, lo que significa provocar el eventus damni
al que se referían los romanos, que consiste que por el acto se
genere o agrave la insolvencia del deudor, esto es, que conculque
seriamente su capacidad de pago.
Además, se requiere para que proceda esta acción, que tanto
el otorgante, o sea, el deudor, y el adquirente, esto es, con quien
contrató, estén de mala fe, que se radica en el conocimiento por
ambos del “mal estado de los negocios del (deudor)”, cuya idea
corresponde al fraude pauliano al que aludían los romanos y que
reviste dos aspectos: el fraude del deudor, denominado consilium
fraudis y el fraude del adquirente, llamado participatio fraudis.
Para la revocación de los actos contenidos en el Nº 1º se requiere
además del perjuicio, el fraude pauliano en ambos aspectos, o sea,
tanto del deudor como de aquel con quien contrató el deudor.
b) Análisis del Nº 2 del artículo 2468 del Código Civil
El Nº 2º del artículo 2468 se refiere a: “Los actos y contratos
no comprendidos bajo el número precedente, incluso las remi-
siones y pactos de liberación a título gratuito”, y como los actos
incluidos en el número anterior son: “Los contratos onerosos y
las hipotecas, prendas y anticresis”, quiere decir que los del Nº 2º
son entonces los que no sean contratos onerosos, ni que revistan
el carácter de ser hipotecas, prendas o anticresis.

254
CAP. II: EFECTOS RETROACTIVOS DE LA DECLARACIÓN DE QUIEBRA

De ahí que si las hipotecas, prendas o anticresis se hubiesen


otorgado para caucionar deudas anteriormente contraídas, lo
que les daría el carácter de ser gratuitas, quedan, no obstante,
incluidas en el Nº 1º y no en el 2º, porque si bien el Nº 2º incluye
entre los actos a título gratuito a: “Las remisiones y pactos de
liberación a título gratuito”, esto no importa que estén com-
prendidas en este alcance las hipotecas, prendas o las anticresis,
aunque tuviesen la índole de ser gratuitas, porque jamás estas
cauciones podrían ser reputadas: “Remisiones y pactos de libe-
ración a título gratuito”.
Los actos del Nº 2º son susceptibles de ser revocables siempre
que produzcan perjuicio a los acreedores. O sea, que en este caso
se exige también el requisito del eventus damni. Pero, en cuanto al
requisito del fraude, este número sólo exige la mala fe del deudor,
esto es el consilium fraudis; pero no la mala fe del adquirente, o
sea, la participatio fraudis.
c) Ejercicio de la Acción Pauliana
Por último, debe entenderse que quienes pueden ejercer la acción
pauliana son los acreedores anteriores al acto que se trata de revocar, dado
que los acreedores posteriores contrataron con un deudor que
ya tenía su patrimonio disminuido. Por lo mismo, no pueden
haber sufrido perjuicio con ese acto y por ello han de absorber su
propia culpa, en el entendido de haber actuado sin la advertencia
que el deudor ya tenía bienes insuficientes para responder de las
obligaciones que asumiere después con estos nuevos acreedores,
como quiera que el derecho de prenda general comprende por
lo demás los bienes presentes y futuros, mas no los pretéritos
que anteriormente han dejado de formar parte del patrimonio
del deudor.

61. ACCIONES REVOCATORIAS CONCURSALES

61.1. A NTECEDENTES

Como se ha expuesto anteriormente, el legislador de quiebras


se ha inspirado al regular estas acciones en la acción pauliana
civil, por lo que tienen el carácter de ser acciones de inoponibi-

255
SEGUNDA PARTE: EFECTOS DE LA QUIEBRA

lidad, aunque el Código Civil haya calificado estas acciones de


rescisorias en el artículo 2468, lo que requiere de una somera
explicación.
En efecto, el artículo 2467 del Código Civil establece que “Son
nulos todos los actos ejecutados por el deudor relativamente a los bienes
de que ha hecho cesión, o de que se ha abierto concurso a los acreedores”.
El aludido concurso en su época estaba regulado en las leyes de
enjuiciamiento que antecedieron al Código de Procedimiento Civil y
que luego este cuerpo legal recogió hasta que fue derogado en lo
pertinente con la dictación de la Ley Nº 4.558, del año 1929. En
cierta medida el concurso era el procedimiento de quiebra que
se aplicaba a los deudores civiles, dado que la institución de la
quiebra estaba reservada exclusivamente a la sazón en el Libro IV
del Código de Comercio para los deudores comerciantes, distingo
de sistemas que terminó por desaparecer al refundirse la quiebra
de ambas clases de deudores en un solo procedimiento y que fue
el que regló la consabida Ley Nº 4.558.
Seguidamente, el artículo 2468 se refiere a los actos ejecutados
antes de la cesión de bienes o de la apertura del concurso, por lo
que su efecto no puede ser el mismo y por lo tanto ha de admi-
tirse que sus consecuencias son las de la inoponibilidad y no de
la nulidad, como lo han sostenido la doctrina y la jurisprudencia
en forma unánime.
En el ámbito concursal, estas acciones de inoponibilidad son
consecuencia de los efectos retroactivos de la sentencia que de-
clara la quiebra, como quiera que están previstas en los párrafos
que la ley consagra a la regulación de estos efectos, por lo que es
condición indispensable para su ejercicio, contrariamente a lo que
caracteriza a la acción pauliana civil, que el deudor se encuentre
precisamente declarado en quiebra, aunque los actos o contratos
susceptibles de revocarse deban haber sido ejecutados o celebrados
por el deudor con anterioridad a la declaración de quiebra, en la
época comprendida en el denominado período sospechoso, que
se arrastra desde los primeros síntomas de la cesación de pagos.
A su vez, la acción pauliana civil priva de efectos al acto o
contrato para satisfacer el crédito del acreedor que entabla la
acción y por lo mismo, favorece exclusivamente al acreedor que
obtiene éxito con su resultado.

256
CAP. II: EFECTOS RETROACTIVOS DE LA DECLARACIÓN DE QUIEBRA

Si bien el Código Civil no lo estatuye expresamente, ha de


entenderse así de lo dispuesto en el artículo 3º, en cuanto la
fuerza de la sentencia judicial que acoja la acción sólo obligará
a quienes han intervenido en la causa en que se ha pronuncia-
do, de modo que el resto de los acreedores que no han sido
partes del juicio no tendrían por qué verse beneficiados con sus
resultados. Este mismo criterio aplica el artículo 1238 del Código
Civil, a propósito del caso de la revocación del que repudia una
herencia o asignación que restringe su efecto, como quiera que
si un deudor repudiase una asignación a título gratuito y uno de
sus acreedores a quien perjudique en sus derechos obtuviese del
juez que acepte por el deudor lo que éste hubiese rehusado, el
beneficio de la asignación sólo aprovechará al acreedor que ha
conseguido que se revoque la repudiación en su favor y hasta
concurrencia de su crédito.
De ahí que el artículo 81 de la ley tuvo que enderezar este
alcance y debió disponer expresamente que las acciones revoca-
torias concursales, sea que las ejerza el síndico o individualmente
cualquiera de los acreedores, ceden en ambos casos en interés
de la masa, en cuyo beneficio están establecidas, lo que es aplica-
ción además del efecto retroactivo que produce la sentencia que
da lugar a la quiebra y cuyas consecuencias alcanzan a todos los
acreedores, a diferencia del que genera la sentencia derivada de
la acción individual en el procedimiento judicial a que se refirió
el Código Civil en el precitado artículo 3º.
Por último, ha de comprenderse que el ejercicio de estas
acciones revocatorias concursales frente a un fallido que padece
de un grave estado de cesación de pagos, resulta indispensa-
ble para contrarrestar el perjuicio que el deudor al borde de
la declaración de quiebra les ha causado con su fraude a los
acreedores, con lo que no pudo menos que presumir el legisla-
dor concursal que el deudor tenía conciencia de antemano del
estado de deterioro que afrontaban sus negocios, al tiempo de
ejecutar o celebrar el acto o contrato que se ataca. Su regulación
ha venido a facilitar la prueba para simplificar el ejercicio de la
acción, a fin de quitar eficacia a las consecuencias nocivas que
ha provocado el respectivo acto o contrato del deudor, con el
afán de cautelar el interés general de la masa y poder restablecer

257
SEGUNDA PARTE: EFECTOS DE LA QUIEBRA

debidamente el activo de su patrimonio, vapuleado por actos de


enajenación de los bienes con que el deudor ha desmembrado
su hacienda.
La quiebra, como lo advertimos en su oportunidad, distingue
entre las acciones revocatorias concursales, que son aplicables a
los efectos retroactivos de la sentencia que declara la quiebra de
todo deudor, y los derivados respecto de deudor calificado, esto
es, del que ejerce una actividad comercial, industrial, minera o
agrícola. Las primeras están reguladas en los artículos 74 y 75, y
las segundas, en los artículos 76 al 79.
Brota de la diferencia que el legislador concursal ha discurrido
sobre el régimen aplicable a las acciones revocatorias concursales
respecto de estas dos clases de deudores, que su propósito ha sido
el de someter a un tratamiento más enérgico al deudor califica-
do, dado que los efectos que desencadena su falencia provocan
consecuencias que son más graves y dañinas que las que irroga
la quiebra de aquel que no ejerce una actividad de las que han
sido consideradas de más importancia para la marcha económica,
como se considerará en seguida.

61.2. ESTUDIO PARTICULAR DE LAS ACCIONES


REVOCATORIAS COMUNES A TODO DEUDOR :
SANCIÓN DE INOPONIBILIDAD DE LOS ACTOS Y CONTRATOS

a) Generalidades
Los artículos 74 y 75, que rigen las acciones de inoponibili-
dad como consecuencia necesaria de los efectos retroactivos que
resultan de la declaración de quiebra, se ciñen a un criterio en
cuya secuencia se sigue un orden inverso al que tuvo en vista el
artículo 2468 del Código Civil; en efecto, mientras esta disposición
empieza por referirse al comienzo del Nº 1 a la revocación de los
contratos onerosos, así como a las hipotecas, prendas y anticresis
que el deudor haya otorgado en perjuicio de sus acreedores, en
el Nº 2 trata de los demás actos y contratos no comprendidos
anteriormente y ocurre que el artículo 74 se ocupa primeramente
de las acciones de inoponibilidad de los actos o contratos a título
gratuito que hubiere ejecutado o celebrado el deudor y luego el

258
CAP. II: EFECTOS RETROACTIVOS DE LA DECLARACIÓN DE QUIEBRA

artículo 75 trata sobre los demás actos o contratos ejecutados o


celebrados por el deudor. O sea, para el Código Civil la norma
complementaria son los demás actos que no sean onerosos y en
la quiebra la disposición suplementaria son los otros actos que
no sean a título gratuito, respecto cuyo alcance haremos más
adelante una salvedad.
b) Análisis del artículo 74 de la Ley Nº 18.175: Inoponibilidad de
los actos y contratos a título gratuito
El artículo 74 ha dispuesto que “Son inoponibles a la masa
los actos o contratos a título gratuito que hubiere ejecutado o
celebrado el deudor desde los diez días anteriores a la fecha de
la cesación de pagos y hasta el día de la declaración de quiebra.
Si el acto o contrato fuere a favor de un descendiente, ascen-
diente o colateral dentro del cuarto grado, aunque se proceda por
interposición de un tercero, los diez días señalados en el inciso
primero se extenderán hasta los ciento veinte días anteriores a
la fecha de la cesación de pagos”.
Del claro sentido de la disposición transcrita, resulta que se
requiere para el ejercicio de esta acción de inoponibilidad con-
cursal lo siguiente:
b.1) Que la ejecución o celebración sea de un acto o con-
trato a título gratuito, esto es, de aquella clase de actos jurídicos
que sólo tengan por objeto la utilidad de aquel que contrató
con el deudor, soportando el fallido el gravamen o detrimen-
to del acto, conforme a lo establecido en el artículo 1440 del
Código Civil.
b.2) Asimismo, que el acto o contrato se hubiese celebrado
o ejecutado en el período sospechoso, que es aquel que va desde
la época de la cesación de pagos hasta el día de la declaración de
quiebra, más un término adicional de 10 a 120 días anteriores a
la fecha de la cesación de pagos, según si el acto o contrato cede
en provecho de alguno de los parientes que la ley señala, aunque
se proceda por interposición de un tercero.
Los diez días adicionales a la cesación de pagos se explican
porque, a tan poca distancia de la cesación de pagos, el fallido
debió haber conocido ya las malas condiciones en que se encon-
traban sus negocios y el legislador en su afán de proteger a los

259
SEGUNDA PARTE: EFECTOS DE LA QUIEBRA

acreedores, no vaciló en asimilar a esa época los diez días ante-


riores para revocar actos tan perjudiciales a la masa como los del
artículo 74. Este criterio de anexar los diez días figura además en
las acciones previstas en los artículos 75 y 76.
En suma: La ley no exige acreditar el conocimiento por el
deudor del mal estado de sus negocios, pues la ley relevó a los
acreedores de la prueba del consilium fraudis.
Tampoco hay necesidad de probar el perjuicio a los acreedo-
res, puesto que el artículo 74 no lo previene; más todavía, si se
advierte que de la sola naturaleza que tiene de ser a título gratuito
el acto que se revoca, queda desde luego de relieve que entraña
un menoscabo evidente al patrimonio del deudor falente.
c) Análisis del artículo 75 de la Ley Nº 18.175. Inoponibilidad de
los actos y contratos a título oneroso. Carácter de la presunción
A su vez el artículo 75 aplica la acción pauliana revocatoria
del artículo 2468 del Código Civil a los demás actos o contratos
ejecutados o celebrados por el deudor, en cualquier tiempo, con
anterioridad a la declaración de quiebra.
El inciso segundo establece que “Se presume que el deudor
conocía el mal estado de sus negocios desde los diez días ante-
riores a la fecha de cesación de pagos”.
¿Cuáles son los demás actos?
Son naturalmente los actos a título oneroso, puesto que el artículo
74 se refirió a los que son a título gratuito, y por lo demás esta con-
clusión se desprende de lo que indica la lógica, como quiera que la
acción prevista en el artículo 74 resulta ser una acción que reviste el
sentido de ser más fácil y sencilla de ejercer que la del artículo 75.
No obstante, como el artículo 75 también se refiere a los actos
o contratos ejecutados o celebrados por el deudor en cualquier
tiempo, o sea, aunque se hubieren llevado a cabo incluso fuera del
período sospechoso, quiere decir que alcanzará además a los actos
o contratos anteriores a ese tiempo que sean indistintamente a
título gratuito u oneroso, en cuyo caso se aplicará simplemente
la acción pauliana revocatoria del artículo 2468 del Código Civil,
que no era necesario que el artículo 75 lo sancionara, porque
igualmente procedía su ocurrencia, a menos que la acción se
hubiese extinguido por la prescripción.

260
CAP. II: EFECTOS RETROACTIVOS DE LA DECLARACIÓN DE QUIEBRA

En consecuencia, para que prospere la acción pauliana del


artículo 2468 del Código Civil y conseguir así dejar sin efecto un acto
o contrato a título oneroso, deben concurrir tres requisitos:
1º. La mala fe del deudor, o sea, el denominado: Consilium
fraudis.
2º. La mala fe del adquirente, o sea, el llamado: Participatio
fraudis.
3º. El perjuicio a los acreedores, cual es el reputado: Eventus
damni.
Pues bien, si se intenta esta acción dentro del período sos-
pechoso, adicionado con diez días, debe probarse todo menos
la mala fe del deudor, porque se presume, como lo establece el
inciso 2º del artículo 75.
De manera que acreditada la mala fe del adquirente y el per-
juicio a los acreedores, no es necesario probar la mala fe del
deudor, porque el artículo 75 relevó de esta prueba a los acree-
dores de la masa.
¿De qué carácter es la presunción?
Desde luego, ha de tenerse presente que se dice presumirse
el hecho que se deduce de ciertos antecedentes o circunstancias
conocidas, como lo establece el artículo 47 del Código Civil. El
artículo 707 del propio Código dice que la buena fe se presume,
salvo presunción en contrario.
De ahí que la presunción sea simplemente legal. Por lo demás,
la ley no dice que sea una presunción que no admita prueba en con-
trario, como lo advierte el citado artículo 47, en su inciso final.
Tampoco se ha dado a entender que se trate de una presun-
ción de derecho.
Siendo pues una regla general que las presunciones sean
simplemente legales, no cabe duda así que la establecida en el
inciso 2º del artículo 75 sea de esta clase.
Por ende, el deudor será admitido a probar que actuó sin
fraude, es decir, sin conocer el mal estado de sus negocios, en
cuyo hecho se funda legalmente la presunción.
Ahora bien, si se acreditan el fraude pauliano y los demás
supuestos legales, el juez dará lugar a la revocación del acto del
cual se trate, porque nada lo autoriza para negarse a ello.

261
SEGUNDA PARTE: EFECTOS DE LA QUIEBRA

61.3. ESTUDIO PARTICULAR DE


LAS ACCIONES REVOCATORIAS APLICABLES
AL DEUDOR CALIFICADO

a) Análisis del artículo 76 de la Ley Nº 18.175


El Párrafo III del Título VI trata de los efectos retroactivos de
la quiebra, aplicables al deudor calificado (artículos 76 a 79).
El artículo 76 dice lo siguiente: “Son inoponibles a la masa
los siguientes actos o contratos ejecutados o celebrados por el
deudor desde los diez días anteriores a la fecha de la cesación de
pagos y hasta el día de la declaración de la quiebra:
1.– Todo pago anticipado, sea de deuda civil o comercial,
y sea cual fuere la manera en que se verifique. Se entiende que
el fallido anticipa también el pago cuando descuenta efectos de
comercio o facturas a su cargo, y cuando lo verifica renunciando
al plazo estipulado a su favor;
2.– Todo pago de deuda vencida que no sea ejecutado en la
forma estipulada en la convención. La dación en pago de efectos
de comercio equivale a pago en dinero, y
3.– Toda hipoteca, prenda o anticresis constituida sobre bie-
nes del fallido para asegurar obligaciones anteriormente con-
traídas”.
Esta disposición contempla la enumeración de tres clases de
actos susceptibles de revocarse, que son:
1) Los pagos anticipados;
2) Las daciones de pago;
3) La constitución de garantías de gracia a favor de ciertos
acreedores.
Son tres figuras jurídicas previstas en forma taxativa y que tie-
nen en común, como característica, la de favorecer a un acreedor
en desmedro de otros y atentan por lo mismo contra el principio
de la par condictio creditorum.
a.1) Fundamento del artículo 76
No puede decirse que sean actos o contratos a título gratuito,
sino que son más bien de carácter beneficioso respecto de ciertos
acreedores, a quienes se les otorga una ventaja frente a los demás,
a través de algunas de las hipótesis que ha descrito la ley.

262
CAP. II: EFECTOS RETROACTIVOS DE LA DECLARACIÓN DE QUIEBRA

a.2) Los pagos anticipados


El Nº 1 se refiere al pago anticipado, estatuyéndose que tanto
da que la deuda sea civil o mercantil, sin que influya la diferente
connotación que tiene el plazo en una u otra obligación, según
deriva de los artículos 1467 del Código Civil y 117 del Código de Co-
mercio.
Denota una anormalidad que si una persona está en cesación
de pagos, precisamente por no poder dar cumplimiento a sus
obligaciones, recurra al arbitrio de anticipar el pago de sus deu-
das, lo que no puede tolerarse porque esta conducta no resiste
una elemental consideración de prudencia; su actitud lleva a
suponer que su propósito ha sido de beneficiar caprichosamen-
te a un acreedor, al cual lo exime de los efectos de la quiebra,
desligándolo del concurso.
Agrega la norma que se entiende que adelanta el pago el fallido
si descuenta efectos de comercio o facturas a su cargo, porque
son formas a través de las cuales puede renunciar al plazo.
Habría un pago a título gratuito y no un pago anticipado, si se
pagare una deuda antes de cumplirse una condición suspensiva
que dé origen a la obligación, porque según el artículo 1485 del
Código Civil no podría exigirse el cumplimiento de la obligación,
sino una vez que se hubiere verificado totalmente la condición,
de modo que todo lo que se hubiere pagado antes de cumplirse
la condición suspensiva podrá repetirse.
a.3) Las daciones en pago
El Nº 2 se refiere a la dación en pago, o sea, al pago de una
obligación con una prestación diferente que la convenida, en el
entendido que ha de tratarse de una obligación vencida, porque de
otra forma quedaría incluida la situación en el número anterior.
Es una irregularidad que el deudor haga un pago mediante
una prestación distinta que la debida, variando su objeto, encon-
trándose en un estado de cesación de pagos, porque su actitud
despierta desconfianza, si se considera que el pago efectivo es la
prestación de lo que se debe, según el artículo 1568 y que habrá
que hacerlo al tenor de la obligación, conforme al artículo 1569,
ambos del Código Civil.
En consecuencia, si se paga una deuda afrontando un mal
estado de sus negocios mediante una dación en pago, revela con

263
SEGUNDA PARTE: EFECTOS DE LA QUIEBRA

su conducta el deudor el ánimo de favorecer a un acreedor, junto


al afán de sacar del activo de su patrimonio determinados bienes,
que podrían ser de más valor que los adeudados, en perjuicio de
la masa.
Agrega la disposición que para estos efectos la dación en pago
de efectos de comercio equivale al pago en dinero.
Ha de tenerse presente al respecto lo siguiente:
El giro, aceptación o endoso de una letra de cambio para
cubrir una deuda no significa pagar, porque tal acto no produce
la extinción de la obligación y siendo esto así, mal podría hacerse
dación en pago con la letra que se gira, acepta o endosa en bene-
ficio del acreedor, como quiera que tampoco constituye novación,
salvo pacto en contrario (Ley 18.092, artículo 12). Por lo demás, la
propia Ley de Quiebras, en el artículo 83, inciso final, aplica este
mismo principio, cuando establece que no se entiende pagado el
precio por la simple dación de documentos de crédito.
A su vez, el cheque girado en pago de una obligación no
constituye novación cuando no es pagado (artículo 37, Ley de
Cuentas Corrientes bancarias y cheques).
En consecuencia, la regla que contiene el artículo 76 en su
Nº 2 a propósito que la dación de efectos de comercio equivale
a pago en dinero, tiene el propósito de evitar la revocación de
la entrega de títulos de crédito, dada la función liberatoria que
tienen como función sustitutiva del dinero y por lo mismo, no
quedan sujetos al juicio de reproche que entraña la dación en
pago. Queda de relieve la idea del legislador de atribuirle a este
respecto una equivalencia al dinero al pago de una deuda me-
diante la dación de efectos de comercio.
a.4) La constitución de garantías de gracia a favor de ciertos acree-
dores
El Nº 3 se refiere a las hipotecas, prendas o anticresis de gracia
que constituye el deudor en favor de ciertos acreedores.
La anticresis, en nuestro concepto, no debiera haber quedado
incluida junto a la hipoteca y prenda, porque de acuerdo al ar-
tículo 2435 del Código Civil, la anticresis: “Es un contrato por el que
se entrega al acreedor una cosa raíz, para que se pague con sus frutos”.
La anticresis solamente da un derecho personal al acreedor y no
un derecho real respecto de la cosa entregada, según resulta del

264
CAP. II: EFECTOS RETROACTIVOS DE LA DECLARACIÓN DE QUIEBRA

artículo 2438, ni tampoco le da preferencia alguna para el pago,


como lo establece el artículo 2441, ambos del Código Civil.50
Respecto de la hipoteca y la prenda, debe descartarse de la
norma del artículo 76:
1) La que constituye sobre un bien suyo un tercero para
asegurar una obligación del fallido, es decir, la garantía sobre
un bien propio para la seguridad de una obligación ajena, por-
que escapa al sentido de la norma, al no agravar la situación
del fallido.
2) Tampoco el precepto alcanza a las garantías reales que se
constituyen sobre bienes del deudor, aunque se perfeccionen más
tarde, cuando tales garantías provengan de la propia obligación
principal a que acceden, como efecto de un pacto o estipulación
así previsto en la misma obligación. Así, por lo demás, aparece del
verdadero significado de la disposición y de la correspondencia
de esta norma con la del artículo 79.
En suma, queda de relieve que lo que censura en definitiva
el Nº 3 es, en buenas cuentas, la garantía que se constituyó por
el deudor fallido para la seguridad de una obligación que se
contrajo sin caución y que se otorga en el período sospechoso
para resguardar el cobro de su crédito, de lo que se infiere que
el propósito que pudo haber tenido el deudor ha sido darle una
preferencia especial a un acreedor, en desmedro de otros, al
reforzarle su obligación.
b) Análisis de los artículos 77 al 79 de la Ley Nº 18.175, que tenían
el carácter de inoponibilidades facultativas
b.1) Antecedentes
Los artículos 77 al 79 tratan otras acciones revocatorias con-
cursales y que en la Ley Nº 20.073, de 29 de noviembre de 2005,
tenían el carácter de ser inoponibilidades facultativas, porque
le daban al tribunal la distensión de resolver discrecionalmente
si daba o no lugar a la revocación, aun cuando se probaran los
50
La anticresis judicial también se llama prenda pretoria y está establecida en
los artículos 504 y siguientes del Código Civil.
Según el artículo 507, la prenda pretoria o anticresis judicial se rige por las reglas
de los artículos 2435 y siguientes del Código Civil y opera por el solo ministerio
de la justicia, respecto de bienes embargados en un juicio ejecutivo, cuando en
el procedimiento de apremio se cumplen los requisitos que la hacen procedente.

265
SEGUNDA PARTE: EFECTOS DE LA QUIEBRA

requisitos que hacían procedente su ejercicio. El juez podía antes


ponderar así, según su prudencia, la necesidad y justicia de su
decisión, según la comparación que resultase entre el daño que
se le irrogase al tercero con la ventaja que le reportase a la masa
la revocación del acto o contrato sobre que recaía.
Esta situación se justificaba, porque no se le podía aplicar
la misma regla que había contemplado el artículo 76 a los actos
a que se refieren los artículos 77 al 79, por ser ambas hipótesis
diferentes, si se considera que los pagos que el deudor hubiese
efectuado en el período sospechoso y en los cuales no se ha incu-
rrido en la anormalidad de haber anticipado su fecha, ni variado
el objeto de la prestación, como son los previstos en el artículo 77;
tampoco puede asimilarse la situación con la del artículo 78, dada
la diferencia que tienen estos pagos a que se refiere el artículo 78
con los que hubiese efectuado el fallido para cubrir letras de
cambio y pagarés; a su vez, el artículo 79 versa sobre la demora
que se hubiese producido en el período sospechoso, entre la
fecha de la escritura pública en que conste la hipoteca que se ha
constituido con la de su inscripción en el registro conservatorio,
en que era prudente que el juez justipreciara la procedencia de
la revocación por un hecho como el descrito.
El artículo 77 además de los pagos no incluidos en el artículo 76
se extiende a los actos o contratos a título oneroso que ya venían
tratados en el artículo 75 y a las compensaciones producidas con
créditos adquiridos contra el fallido, siempre que el acreedor
que contratara con el deudor y el cesionario del crédito en su
caso conocieran la cesación de pagos del deudor al tiempo del
contrato o a la época de adquirir el crédito con el que después
se hace valer la compensación.
No ha resultado adecuada la modificación que se le ha intro-
ducido a estas disposiciones, en el entendido de haberle quitado
al tribunal la facultad discrecional que se le había antes conferido
en la ley, como quiera que así quedaba zanjado el conflicto que se
suscitaba, si se advierte que los actos a que se refieren los artícu-
los 77 al 79 no son actos que padezcan de la anormalidad que se
les reprocha a los del artículo 76 y por lo mismo, era necesario
que se guardara la debida correspondencia y armonía con que
la ley morigeraba el rigor de la inoponibilidad, al permitirle al
juez ponderar su procedencia.

266
CAP. II: EFECTOS RETROACTIVOS DE LA DECLARACIÓN DE QUIEBRA

b.2) Análisis del inciso primero del artículo 77 de la Ley Nº 18.175.


Pago de deudas vencidas hechos con la especie debida y actos y contratos a
título oneroso celebrados por el deudor desde la fecha de cesación de pagos
y hasta el día de la declaración de quiebra.
Hecha la salvedad formulada a la reforma descrita, ha de
señalarse que el artículo 77 de la ley establece ahora lo si-
guiente:
“Son inoponibles a la masa los pagos no comprendidos en
el número 2 del artículo anterior y los actos o contratos a título
oneroso, ejecutados o celebrados por el deudor a contar de la
fecha de la cesación de pagos y hasta el día de la declaración de
la quiebra, siempre que los acreedores pagados y los que hubie-
ren contratado con el fallido hubieren tenido conocimiento de
la cesación de pagos.
Las compensaciones que hubieren operado desde la fecha de
la cesación de pagos hasta el día de la declaración de quiebra,
son inoponibles a la masa si se hubieren efectuado con créditos
adquiridos contra el fallido por cesión o endoso, con tal que el
cesionario haya tenido conocimiento de la cesación de pagos al
tiempo de la cesión o endoso”.
Si examinamos el inciso primero del artículo 77 vemos que
comprende en primer lugar a los pagos no comprendidos en el
Nº 2 del artículo anterior, esto es, a los pagos de deudas vencidas
hechos en la especie debida, por lo que estos pagos son perfec-
tamente regulares y normales. No obstante, son susceptibles de
revocarse estos pagos con la acción de inoponibilidad concursal,
para cautelar en la quiebra el principio de la par condictio credi-
torum y por lo mismo, un pago por muy regular que sea hecho
por un deudor en estado de cesación de pagos a un determinado
acreedor, rompe entonces la igualdad de trato que ha de existir
en la quiebra.
Seguidamente, la segunda parte del inciso primero co-
rresponde a los actos y contratos a título oneroso, con lo que
al quitársele al precepto el alcance discrecional que antes
contenía, ha quedado la disposición prácticamente similar a
la norma del artículo 75, que más atrás consideramos, con la
única diferencia que ésta se remite a la aplicación de la acción
pauliana revocatoria y para cuya eficacia se presume la mala
fe del deudor en el período sospechoso, con el añadido de

267
SEGUNDA PARTE: EFECTOS DE LA QUIEBRA

los 10 días de suplemento a que aludimos en su oportunidad,


en circunstancia que el artículo 77 solamente ha exigido al
tiempo del acto el conocimiento de la cesación de pagos de
aquel con quien contrató el deudor.
Sin embargo, aunque el artículo 77 no haya requerido que se
acredite el perjuicio que el acto hubiese causado a la masa, no podría
dejar de concurrir esta exigencia, porque de otra forma carecería
de interés para el concurso deducir la acción correspondiente y en
cuanto a su vez a la presunción de la mala fe del deudor, por ser
una regla general aplicable a toda clase de deudores conforme a
la ubicación con que ha sido tratada en la ley, consideramos que
no habría razón para dejarla de lado en la especie.
Por lo mismo, en lo que mira a la revocación de los contratos
onerosos, bien podría decirse que el alcance que ha de dársele
al artículo 77 es meramente repetitivo al significado que tiene la
norma del artículo 75, que ya se analizó. De ahí que la disposición
del artículo 77 tiene realmente interés para la revocación de los
pagos, lo que cobra realce si se considera que la acción pauliana
del Código Civil, como se ha sostenido desde antiguo por ciertos
autores, no alcanza a los pagos y la explicación que suele darse es
que el pago excluye el fraude del deudor, como quiera que el deudor
no puede sustraerse a la obligación que le impone la necesidad de
solucionarlo con la prestación que se debe y el acreedor a quien
se le paga, se limita a recibir lo que se le adeuda y al reclamar el
pago ejerce un derecho en virtud de un título que lo habilita para
perseguir su cumplimiento. Esta situación varía respecto de un
deudor que como consecuencia de su estado de cesación de pagos
ha sido declarado en quiebra, por eso que cobra importancia el
referido artículo 77 de la Ley de Quiebras.
b.3) Análisis del inciso 2º del artículo 77 de la Ley Nº 18.175.
Revocación de las compensaciones
El inciso segundo del artículo 77 se refiere a la revocación de
las compensaciones que hubieren ocurrido después de la fecha
de cesación de pagos, siempre que concurran tres condiciones:
1) Que operen con créditos adquiridos contra el fallido.
2) Que se hubiesen producido por cesión o endoso.
3) Que el adquirente tenga conocimiento de la cesación de
pagos.

268
CAP. II: EFECTOS RETROACTIVOS DE LA DECLARACIÓN DE QUIEBRA

Para explicar el sentido de la disposición, valga el siguiente


ejemplo:
Supongamos que un deudor que ha sido declarado en quiebra,
tuviese tres acreedores durante la época de la cesación de pagos
y a cada cual le debía $ 1.000. A su vez, había un deudor que le
debía al fallido $ 1.000 y para descargarse de su débito decide
adquirirle a uno de los tres acreedores el crédito en la mitad, o
sea en $ 500, estando en conocimiento del estado de cesación de
pagos que afrontaba el deudor que fue declarado en quiebra.
Con esta figura, gana el deudor del fallido, porque en
lugar de pagar $ 1.000 consigue disminuir la deuda en $ 500,
al haber adquirido en ese precio el crédito contra el fallido
del acreedor que se lo cedió, pero pierde el resto de los dos
otros acreedores, porque al no ingresar el monto de $ 1.000 a
la masa, dejan los tres acreedores de concurrir en el importe
de $ 1.000 cada uno. Sin embargo, resulta exclusivamente
beneficiado aquel acreedor que por haber cedido su crédito
percibió al menos el pago de $ 500.
Esta operación es revocable, porque rompe el principio de
igualdad que debe haber en todo concurso y para darle protección
a la masa, reviste ahora el carácter de ser una acción revocatoria
concursal de derecho estricto.
b.4) Análisis del artículo 78 de la Ley Nº 18.175. Revocación del
pago ejecutado para solucionar el crédito emanado de una letra de cambio
o pagaré. Fundamentos
El artículo 78 de la ley contempla un tipo de acción concur-
sal que persigue revocar el pago que se hubiese ejecutado para
solucionar el crédito emanado de una letra de cambio o pagaré,
que tiene como particularidad la de variar al sujeto pasivo de la
acción, en cuanto no se dirige contra aquél a quien el deudor
le pagó, sino que se entabla contra otra persona distinta, que es
aquél por cuenta del cual el deudor pagó.
En efecto, ha dispuesto este precepto lo siguiente:
“Si el fallido hubiere pagado letras de cambio o pagarés des-
pués de la fecha asignada a la cesación de pagos y antes de la
declaración de quiebra, no podrá exigirse la devolución de la
cantidad pagada sino de la persona por cuya cuenta se hubiere
verificado el pago.

269
SEGUNDA PARTE: EFECTOS DE LA QUIEBRA

En los dos casos propuestos, será menester probar que la


persona a quien se exija la devolución tenía conocimiento de la
cesación de pagos a la fecha en que fue girada la letra o transfe-
rido el pagaré”.
Queda a la vista de lo que consagra la disposición citada,
que se sustituye al sujeto contra el cual se entabla la acción,
impidiendo que se exija la restitución del que recibió el pago
para hacer responder del pago en su reemplazo a otro distin-
to, como es la persona por cuenta de la cual se hizo efectivo
el pago.
Así entonces, respecto de una letra de cambio se dirigirá la acción
contra el librador y en el pagaré contra el beneficiario, que fue el que
cedió el crédito. Esto es así porque ocurre que en la letra de
cambio el deudor, en lugar de pagarle al librador que era su
primitivo acreedor, mediante el giro de la letra que se ha libra-
do en su contra, aceptó pagarle expresamente en el documento
directamente al beneficiario, a cuya orden se emitió el título y
en el pagaré, a su vez, se da el caso que el deudor, que asumió
la obligación que prometió pagarle como suscriptor al benefi-
ciario, termina pagándole al adquirente como consecuencia de
la cesión del título, en el entendido que al tiempo de girarse la
letra de cambio y de cederse el pagaré, tanto el librador como
el beneficiario estaban en conocimiento de la cesación de pagos
que afectaba al aceptante o suscriptor, en su caso.
¿Cuál es el fundamento de este precepto?
Algunos piensan que la razón que se tuvo en cuenta por el
legislador fue la de estimular la circulación de los efectos de co-
mercio, para que los que reciban el pago de una letra de cambio
o de un pagaré tengan la seguridad que el pago será inatacable,
como quiera que el artículo 1576 inciso 2º del Código Civil dis-
pone que:
“El pago hecho de buena fe a la persona que estaba entonces
en posesión del crédito, es válido aunque después aparezca que
el crédito no le pertenecía”.
Sin embargo, consideramos que la justificación del principio
va más allá y es más profunda, reflexiva y jurídica. En efecto, el
artículo 79 de la Ley Nº 18.092, de 14 de enero de 1982, establece
la regla cambiaria del perjuicio de la letra de cambio –o del pa-

270
CAP. II: EFECTOS RETROACTIVOS DE LA DECLARACIÓN DE QUIEBRA

garé en su caso– con arreglo a la cual si el portador no presenta


el documento al cobro el día de su vencimiento, ni requiere el
protesto por falta de pago en tiempo y forma, se produce el per-
juicio, y éste consistirá en la caducidad de las acciones que tiene
el portador contra:
1) El librador.
2) Los endosantes, y
3) Los avalistas de ambos.
Ahora bien:
Si se paga la letra de cambio al vencimiento, el portador no
habrá estado en la necesidad de protestar la letra de cambio, por
ser inconcebible y absurdo suponerlo. Pero si se le obligara a res-
tituir lo pagado, al no haberse protestado el documento, habrían
caducado las acciones de la letra –o del pagaré en su caso– contra
los demás obligados, más encima si conforme al artículo 82 el
librado carece de la acción de reembolso para recuperar lo que
hubiese pagado.
He aquí el conflicto de intereses a que se vio enfrentado
nuestro legislador de quiebras.
De ahí que si la ley puso al portador en la necesidad jurídica
de requerir el pago, no podía ser inconsecuente de compelerlo
después a restituir lo que hubiese recibido en pago.
¿Cómo solucionó el problema atendiendo al sujeto contra el cual corre
el juicio de reproche?
Si examinamos atentamente el verdadero sentido de toda
acción pauliana, debemos admitir que debe fundarse en un juicio
de reproche, de sospecha, de mala fe contra el cual se le hace
soportar las consecuencias nocivas del acto que se revoca.
Si no hay un juicio de reproche contra el que recibe el pago,
puesto que debe exigir el pago para evitar el perjuicio, ni respecto
del que paga, porque de otra forma afronta las consecuencias del
protesto, no cabe sino que formularlo contra el que puso malicio-
samente en circulación el documento, queriendo desprenderse
del mismo al percatarse del estado de cesación de pagos del
deudor, como ha sido la actitud del librador que giró la letra, o
del beneficiario que cedió el pagaré. Por eso que la ley exige que
al girar la letra o ceder el pagaré, hubiese tenido conocimiento

271
SEGUNDA PARTE: EFECTOS DE LA QUIEBRA

el uno o el otro de la cesación de pagos del deudor, es decir, del


aceptante o suscriptor, cuyo es el alcance que tiene el inciso 2º
del artículo 78.
¿Cuál es el significado del artículo 78?
Consideramos que es el de confirmar el pago hecho por el
deudor al portador del título, porque dicho pago no es susceptible
de ser alcanzado por la acción revocatoria.
Pero varía al sujeto pasivo y autoriza ir contra el librador de
la letra o del endosante del pagaré.
Podría afirmarse que es una variante del propio artículo 77,
que declara que son revocables los pagos no comprendidos en
el artículo 76. Entre esos pagos está el del artículo 78, aunque
no puede dejarse sin efecto el pago sino contra la persona por
cuenta de la cual pagó el deudor el crédito cambiario.
¿Qué pasa si el librador giró la letra a su propia orden, o sea, si fuere
el propio girador el beneficiario del título al mismo tiempo, o bien, si el
beneficiario no cediese el pagaré?
No tendría aplicación esta regla, según el inciso 2º del artículo 78,
y por ende se aplicaría simplemente el artículo 77, siempre que
el acreedor pagado estuviere en conocimiento de la cesación de
pagos al tiempo de recibir el pago, o bien se aplicaría el artículo
76, si el acreedor recibiere el pago antes del vencimiento o se
hubiese enterado el pago con otros bienes no consistentes en
dinero (Nos 1 y 2 del artículo 76).
¿Qué ocurre si el portador recibiere el pago del documento después
del protesto?
Si le pagó el librador, endosante o avalista, no declarados en
quiebra, no hay problema, porque ello no afecta a los bienes de
la masa respecto del fallido.
Pero si ha pagado en estado de cesación de pagos el aceptante
o suscriptor fallido, caben dos alternativas:
1.– Como el protesto ha dejado a salvo las acciones del por-
tador contra los demás obligados, no habría razón para eximir
al portador de devolver el dinero;
2.– También puede admitirse que como el artículo 78 no
distingue, habría acción para exigirle al librador el reintegro del
pago a la masa, pues si el portador se vio en la necesidad de hacer

272
CAP. II: EFECTOS RETROACTIVOS DE LA DECLARACIÓN DE QUIEBRA

el protesto y si como consecuencia de ello hubiese recibido el


pago, nada tiene de reprochable su conducta y el pago tendría
que quedar firme.
b.5) Análisis del artículo 79 de la Ley Nº 18.175. Contratos hipo-
tecarios y su inscripción
El artículo 79 establece lo siguiente:
“Los contratos hipotecarios válidamente celebrados podrán
ser inscritos hasta el día de la declaración de la quiebra.
Con todo, las inscripciones hechas después de los diez días
anteriores a la cesación de pagos son inoponibles a la masa si
hubieren transcurrido más de quince días entre la fecha del
instrumento constitutivo de la hipoteca y la fecha de la ins-
cripción.
Este plazo se aumentará a razón de un día por cada cien kiló-
metros de distancia entre el lugar en que se hubiese constituido
la hipoteca y el lugar donde deba hacerse la inscripción”.
La inscripción hipotecaria se podrá practicar hasta el día en
que se declaró la quiebra, conforme a la regla del artículo 66 de
la ley, que fija irrevocablemente los derechos de los acreedores
en el estado que tenían al día de la declaración de quiebra,
como efecto inmediato de la sentencia que da lugar a su pro-
nunciamiento.
No podría impugnarse, a menos que:
a) Se constituya en el período sospechoso, adicionado en
diez días, y
b) Siempre que transcurrieren más de quince días contados
desde la fecha del otorgamiento de la escritura pública en que
se pactó el gravamen.
El artículo 79 se fundamenta en que el acreedor que no ins-
cribe su hipoteca, induce a error a los terceros que ignorantes
del gravamen siguen contratando con el deudor, sin saber que su
patrimonio estaba afectado con una hipoteca, y cuya inscripción
puso de manifiesto esta inadvertencia.
Naturalmente que si la demora no fuese imputable al acreedor
hipotecario, no habría razón para revocar la inscripción y privar
de efecto al gravamen.

273
SEGUNDA PARTE: EFECTOS DE LA QUIEBRA

62. EJERCICIO DE LA ACCIÓN PAULIANA


O REVOCATORIA CONCURSAL

62.1. ACCIÓN COLECTIVA:

El ejercicio de la acción paulina en el ámbito del derecho común


se convierte en el concurso a que da paso la quiebra en un medio
de defensa colectivo, destinado a favorecer a la masa, que es lo
que establece el artículo 81 y que repiten los artículos 74 y 76 en
sus encabezamientos (inoponibles a la masa).

62.2. SUJETO ACTIVO LEGITIMADO

Estas acciones las ejerce el síndico, por ser el representante del


interés general de la masa, según el artículo 27, previo acuerdo
de la Junta de Acreedores; en esta junta no se incluye el voto
del acreedor contra el cual se ejercerán las acciones, pero ello
no obsta a que pueda entablarlas individualmente un acreedor,
pero al deducirlas, las intentará en beneficio general de todos
los acreedores, según el artículo 81.51

62.3. SUJETO PASIVO LEGITIMADO

Sea el síndico el que las ejerza o bien cualquier acreedor que lo


sustituya procesalmente, habrá de entenderse que la demanda
se deducirá contra aquel con el cual el deudor fallido ejecutó el
acto o celebró el contrato que se trata de revocar.
Es éste el que va a soportar propiamente los efectos patrimo-
niales del resultado de la acción y será él quien sufrirá el perjuicio,
si se acoge la acción.
Esto es evidente, como quiera que el acto o contrato será
alcanzado con una revocación, que está limitada a las relaciones
51
En cuyo caso gozará su honorario y los gastos en que hubiere incurrido
de la preferencia correspondiente a un crédito privilegiado de 1ª clase, según
el artículo 2472, Nº 1 del Código Civil, a menos que el ejercicio de la acción no
hubiese tenido éxito, en cuanto a no haber redituado su resultado un beneficio
para la masa.

274
CAP. II: EFECTOS RETROACTIVOS DE LA DECLARACIÓN DE QUIEBRA

que miran al que ejecutó el acto o celebró el contrato en relación


con los acreedores del deudor fallido.
Fallido pierde interés
El deudor fallido pierde así todo interés en la revocación y
si no puede justificar ningún interés, mal puede pensarse que
procesalmente sea necesario emplazarlo al juicio, a menos que
quisiese discutir que no actuó de mala fe.
Conflicto de interés
Por lo demás, como el fallido pasa a quedar representado por
el síndico, absurdo sería que el síndico, que es el que interpone
la acción pudiera dirigir, a su vez, contra sí mismo esta acción,
porque no sería propio concebir que en este conflicto se absorban
en una sola persona dos calidades distintas, como son las derivadas
de la condición de demandante y demandado, de sujeto activo y
pasivo al mismo tiempo.

62.4. PROCEDIMIENTO Y COMPETENCIA

Por no ser un juicio contra el fallido, ni que afecte sus bienes, no


debiera agregarse al de la quiebra, ni le correspondería conocer
del juicio al tribunal de la quiebra, aunque en la práctica estas
acciones se ventilan ante este tribunal.
La tramitación de la acción pauliana o revocatoria concursal
se arregla conforme a las normas del procedimiento sumario y
no ordinario.

62.5 PRESCRIPCIÓN

La prescripción de la acción pauliana o revocatoria concursal


es ahora de dos años, contados desde la época de la ejecución o
celebración del acto o contrato que se trata de revocar. Asimismo,
declarada la quiebra, se suspende en favor de los acreedores por
2 años adicionales el cómputo del plazo de la prescripción de la
acción, con lo que se evita el absurdo que se extinguiese la acción
antes que estuviese en condiciones de ejercerse, por lo que ha
sido razonable esta modificación que se le introdujo a la ley.

275
SEGUNDA PARTE: EFECTOS DE LA QUIEBRA

63. EJERCICIO DE LA ACCIÓN PAULIANA


O REVOCATORIA CONCURSAL CONTRA
EL SUBADQUIRENTE RESPECTO DE UN ACTO
O CONTRATO A TÍTULO ONEROSO

La conducta inmoral del deudor con la que se fraguó el fraude


en perjuicio del acreedor o de la masa, no se detiene contra el
segundo adquirente, ni sus subadquirentes, hasta que no apa-
rezca la buena fe de aquel tercero que adquiera el bien con la
conciencia de no dañar los intereses del acreedor impago o de
la masa, única oportunidad en que se encontrarán tanto éste
como aquél en situación análoga, o sea, en condiciones que son
equiparables entre sí y por lo mismo dignas de protección por
igual ante el derecho.
Discurrir lo contrario, es alentar la burla que significa eludir
el efecto de la acción, al pretender el tercero negarse a restituir y
querer conservar para si el bien, sabiendo que se ha beneficiado
a expensas del acreedor impago, al aprovechar para sí –en daño
del acreedor o de la masa, en su caso– las consecuencias del acto
ejecutado de mala fe entre el deudor y el primer adquirente, como
a los que siguen, lo que repugna al buen sentido y a la equidad,
a cuya conducta no deja lugar a dudas el artículo 1458 inciso 2º
del Código Civil.
La acción revocatoria consiste en restarle eficacia a los efec-
tos del acto del deudor frente al acreedor o de la masa a quien
perjudica y mientras los efectos del acto subsistan, como conse-
cuencia de haberse concatenado con otros actos en que concu-
rre el denominado “Consilium Fraudis” y el “Eventus Damni” que
particularizan a la figura, no debiera restringirse su aplicación,
porque no se cautelaría adecuadamente el interés del acreedor
impago o el de la masa, sino que en la medida que esos efectos
alcancen a comprometer, a su vez, los derechos de otro tercero
que, al adquirir el bien, estuviese de buena fe, porque en ese
caso perdería fuerza la acción en protección de los derechos de
este afectado.
Por consiguiente, para resolver el problema de los subadqui-
rentes, ha de recurrirse al método que viene del Derecho Romano,
por el cual la revocación afecta al subadquirente, tratándose de
la revocación de un acto que requeriría la mala fe del primitivo

276
CAP. II: EFECTOS RETROACTIVOS DE LA DECLARACIÓN DE QUIEBRA

adquirente, en los mismos términos en que dicha revocación


afecta a este último, o sea, probándose que el subadquirente,
al adquirir el bien, se hallaba también de mala fe.
La mala fe del subadquirente consiste –como ya se sabe– en
conocer las circunstancias que hicieron que el acto por el cual el
bien fue adquirido por el primer adquirente fuese revocable.52
El fundamento es la protección del principio de la buena fe, que
recorre toda nuestra legislación y que en la especie tiene especial
aplicación en esta materia.

52
Cuyo criterio sustenta el distinguido autor Manuel Vargas Vargas, en su obra
La Acción Paulina Concursal, en su Tesis de Licenciado de la Facultad de Derecho
de la Universidad de Chile, del año 1948. En la p. 496 así lo asevera y sigue al res-
pecto al tratadista Demoque, René, que en su obra Traité des Obligations en Général
sostiene esta misma opinión.

277
CAPÍTULO III

DE LA REIVInDICACIón, RESOLUCIón
y RETEnCIón

64. REGULACIón

Concluye el Título VI de la Ley de Quiebras, que versa, como se


ha analizado, respecto: “DE LOS EfECTOS DE LA DECLARACIón
DE QUIEBRA”, con el párrafo 5º, que trata: “De La Reivindica-
ción, Resolución y Retención”, que comprende los artículos 82
y siguientes.
Ahora bien, se ocupan de la acción reivindicatoria los artícu-
los 82 al 85, en tanto que a la resolución se refieren los artículos 86
al 91, para establecer más adelante en el artículo 92 una regla
especial, que está dedicada al derecho de retención. El artículo 93
contiene un precepto final que se aplica indistintamente a la
resolución o retención.
En el estudio de la materia descrita se seguirá el orden con que
se regulan en la ley estas acciones y derechos que ha establecido
especialmente el legislador concursal y en lo no previsto, ha de
entenderse que son aplicables las disposiciones generales del dere-
cho común, según lo señalado en los artículos 4º y 13 del Código
Civil, como lo advierte por lo demás el inciso 1º del artículo 85
de la ley respecto de la acción reivindicatoria, en cuanto dispone
que “fuera de los casos mencionados en los artículos preceden-
tes, podrán también entablarse las acciones reivindicatorias que
procedan, en conformidad a las reglas generales”.
Tanto las acciones relativas a los efectos retroactivos de la
quiebra, como las estudiadas en este Capítulo III, se refieren a
la formación de la masa de bienes que será objeto de ejecución
colectiva. Pero entre unas y otras hay una diferencia. En efecto,

279
SEGUnDA PARTE: EfECTOS DE LA QUIEBRA

mientras las primeras tienen por objeto traer a la ejecución bienes


que habían salido del poder del deudor, y así aumentar la pren-
da de los acreedores, las acciones de reivindicación y resolución
tienen por objeto sacar de la ejecución bienes que estaban en
poder del fallido y por lo mismo ellas disminuyen el valor de la
masa. También la retención, en cierto sentido, disminuye el valor
de la masa, pues afecta a los bienes adscritos al pago preferente
del acreedor retencionario.
Las reglas que analizaremos a continuación son complemen-
tarias de las del derecho común.

65. LA REIVInDICACIón

65.1. GEnERALIDADES

El Código Civil en el artículo 889 definió la reivindicación, o


acción de dominio como se la denomina en la ley, precisando
que “Es la que tiene el dueño de una cosa singular, de que no
está en posesión, para que el poseedor de ella sea condenado a
restituírsela”.
Si bien esta acción ampara el derecho de dominio que su
titular tenga respecto de un bien singular para recuperar la po-
sesión, y sin perjuicio de las excepciones que al respecto estatuye
el legislador, ello no quita que el propietario pueda ejercer otras
acciones por medio de las cuales pueda perseguir el mismo obje-
tivo. Tal lo sería la que se establece en favor del comodante para
que el comodatario le restituya la cosa dada en comodato o la que
el arrendador dirija contra el arrendatario una vez que hubiese
terminado el arrendamiento, que son acciones personales que
emanan de sendos contratos y que resguardan el dominio, como
asimismo ocurre con otros.
mas lo cierto es que la acción reivindicatoria es la que escapa
más libremente a los inevitables zarandeos a que está expuesto
su ejercicio en la quiebra, en comparación con las otras acciones
que hemos referido, por ser ella la genuina acción que emana
del derecho de dominio a fin de eludir las contrariedades que
abre el concurso, aunque tiene como dificultad la que su titular
habrá que probar el dominio, para lo cual deberá desvirtuar la

280
CAP. III: DE LA REIVInDICACIón, RESOLUCIón y RETEnCIón

presunción que consagró el inciso 2º del artículo 700 del Código


Civil, con arreglo a la cual se reputa dueño al poseedor, mientras
otra persona no justifica serlo.
La hipótesis que sigue el legislador para su regulación es la
que el fallido tenga bienes en su poder al tiempo de la declaración
de la quiebra y que naturalmente no sean de su dominio.
Su procedencia radica en que el síndico, al incautarse de
los bienes del fallido y de los cuales habrá que formar un in-
ventario tan pronto como asuma el cargo, deberá incluir en
estas diligencias todos los bienes que el fallido tenga consigo,
aunque no sean de su dominio, sin perjuicio de dejar constancia
en sus anotaciones de todo derecho o pretensión formulado
por terceros en relación con los bienes inventariados. no qui-
so la ley que se entorpeciera su gestión con alegaciones que le
restaran eficacia a su función de resguardar la aplicación del
efecto del desasimiento, ni menos que el síndico se arrogase
facultades jurisdiccionales que no le competen, como resulta
del artículo 94 de la ley. Tampoco les dio oportunidad a los
terceros que formularan objeciones al inventario, porque ese
derecho se lo reservó desde luego al fallido y a los acreedores
exclusivamente en el artículo 98.
Por eso la ley debió velar por el ejercicio de esta acción para
recuperar ciertos bienes en el concurso y a tal respecto sentó el
siguiente distingo:
a) Las acciones reivindicatorias de los efectos de comercio y
demás títulos de crédito en poder del fallido y
b) Las acciones reivindicatorias de las mercaderías consignadas
al fallido.

65.2. R EIVInDICACIón DE EfECTOS DE COmERCIO

Inciden en los efectos de comercio y demás títulos de créditos que


regula el artículo 82 de la ley. Debe entenderse que la expresión
efectos de comercio que se emplea en este precepto comprende
específicamente dentro del género de los títulos de crédito a la
letra de cambio, al pagaré y al cheque, por su permanente empleo
como títulos representativos de dinero en la vida del comercio,
razón por la cual el artículo 3º nº 10 del Código de Comercio

281
SEGUnDA PARTE: EfECTOS DE LA QUIEBRA

consagró, por lo demás, la mercantilidad de las operaciones que


respecto de ellos recayeren y que ha de considerarse por título
de crédito en su aceptación más amplia el derecho personal o
de crédito incorporado a un documento, que habilita a su titular
para ejercer el derecho literal y autónomo que emana del mismo
en su beneficio.
Debe tenerse presente que para la procedencia de la acción
han de cumplirse ciertos requisitos que el precepto citado esta-
blece, que son los siguientes:
a) Que el fallido tenga los respectivos documentos de crédito
en su poder a otro título que no sea traslaticio de dominio, como
quiera que si han dejado de pertenecer al titular, como conse-
cuencia de haber sido trasferidos al fallido, el tradente carecerá
de la acción reivindicatoria para pretender recuperarlos.
En el evento que se le hubiesen entregado en prenda al fa-
llido, por la vía de un endoso en garantía, tampoco es posible
que el titular pueda reivindicarlos, porque el endosatario tiene
la facultad de cobrarlos para aplicar su valor al pago del crédito
que con el endoso se ha caucionado y en cuyo respectivo dere-
cho real la masa puede subrogarse, conforme a lo dispuesto en
el artículo 2466 del Código Civil.
Si el endoso llevase la cláusula valor en cobro u otra cualquiera
que signifique un simple mandato para efectuar su cobranza y
percibir su importe en lugar del dueño, a cuya figura se asimila
el depósito en documentos de crédito, como lo establece el ar-
tículo 811 del Código de Comercio, debe tenerse presente que el
fallido pierde la facultad de ejercer el derecho a que lo habilita
el endoso, por cesar el mandato conforme al artículo 2163, nº 6
del Código Civil al declararse la quiebra y, por lo mismo, para
impedir el cobro y recuperar el título, habrá lugar en este caso a
la acción reivindicatoria.
b) Que el reivindicante acredite el dominio sobre el instru-
mento de crédito, cuya titularidad dependerá de los términos
con que se haya significado al beneficiario, lo que se ajustará a la
forma según la cual se hubiese extendido el título, ya sea a través
de su designación en el carácter de nominativo a su favor, o bien
con la inserción de la cláusula a la orden antepuesta a su indivi-
dualización, o simplemente con un libramiento innominado al
portador, en cuyo caso habrá que atender necesariamente a los

282
CAP. III: DE LA REIVInDICACIón, RESOLUCIón y RETEnCIón

antecedentes externos al documento para dilucidar a la persona


del titular, sea examinando el negocio causal del cual emana el
documento o por medio de los libros de contabilidad con que
se justifique la identidad del título.
La Ley nº 18.045 sobre mercado de Valores, en su artículo 47,
contiene una regla que es útil para salvar situaciones como estas,
al haber establecido que “El documento emitido por el corre-
dor de bolsa o por su oficina que acredite la liquidación de una
operación efectuada entre éste y otros corredores o sus clientes,
tendrá mérito ejecutivo”.
c) Que el documento no haya sido pagado, dado que el dinero
con que se hubiese solucionado el crédito no es susceptible de
reivindicarse, por reunir las condiciones de fungibilidad y consu-
mibilidad que lo caracterizan y de ahí que dista de la exigencia
que debe revestir como bien singular la cosa para ser objeto
de una acción de esta naturaleza, a menos que no se hubiese
consumido ni confundido con otros dineros y que pudieren ser
reconocidos como de propiedad del reinvindicador. Por lo demás,
una vez pagado el documento, el pagador tiene derecho a que se
le entregue el título, con la constancia del pago, conforme a lo
dispuesto en el artículo 119 del Código de Comercio, regla que
repiten inútilmente los artículos 54 y 86 de la Ley nº 18.092, sobre
Letras de Cambio y Pagarés, y si el portador tiene que devolver el
documento al que le paga, se frustraría de todo punto la acción
por no estar ya el documento en poder del fallido. Esto ha de
entenderse sin perjuicio de considerar que todo pago hecho al
fallido es nulo, según lo advertimos en su oportunidad, dado que
el artículo 52 nº 5 de la ley, en consonancia con el artículo 1578
del Código Civil, así lo estatuyen.

65.3. R EIVInDICACIón DE mERCADERÍAS

En cuanto a las acciones reivindicatorias de las mercaderías con-


signadas al fallido, el artículo 83 dispone lo siguiente: “Podrán
ser también reivindicadas, en todo o en parte, mientras puedan
ser identificadas, las mercaderías consignadas al fallido a título
de depósito, comisión de venta o a cualquier otro que no trans-
fiera dominio.

283
SEGUnDA PARTE: EfECTOS DE LA QUIEBRA

Vendidas las mercaderías, el propietario de ellas podrá


reivindicar el precio o la parte del precio que, al tiempo de la
declaración de quiebra, no hubiere sido pagado o compensado
entre el fallido y el comprador.
no se entiende pagado el precio por la simple dación de do-
cumentos de crédito, firmados o transferidos por el comprador
a favor del fallido; y si existieren tales documentos en poder de
éste, el propietario podrá reivindicarlos, siempre que acredite su
origen e identidad”.
Pues bien, el inciso primero limita la procedencia de la acción
reivindicatoria a las mercaderías consignadas al fallido por un
título no traslaticio de dominio.
En nuestro concepto, bien puede aplicarse su alcance a cual-
quier otra especie mueble, aunque no sea una mercadería de las
que se transan en plaza, con tal que pueda identificarse para su
correspondiente restitución por la masa.
A su vez, el inciso segundo permite una suerte de reivindi-
cación sobre el precio de venta de las mercaderías, pero exige
que tal precio no hubiese sido pagado o compensado entre el
deudor –fallido– y el acreedor. Esta norma establece un tipo de
acción que sólo puede ser llamada “reivindicatoria” en forma
impropia.
En efecto, no puede tratarse de una acción de dominio, por
cuanto quien la ejerce es el comitente, que no es dueño del
precio impago.
Para comprender su significado, es preciso tener presente
que el comisionista en el ejercicio del encargo que le libra el
comitente puede actuar, ya sea a nombre propio, en cuyo caso se
obliga personal y exclusivamente a favor de las personas con que
contrata, según lo advierte el artículo 255 del Código de Comercio,
o bien a nombre del comitente, con lo cual se crea un vínculo
directo entre el comitente y la persona con la que contrató el
comisionista, como lo establece el artículo 260 del mismo Código.
En caso de duda, se presume que el comisionista ha contratado
a su propio nombre, dice el art. 258 del Código.
De ahí que si el comisionista vendió mercaderías actuando a
nombre del comitente, quiere decir que el comitente será el ven-
dedor, y como tal, al ejercer la acción que entabla, simplemente
le cobrará el precio al comprador directamente.

284
CAP. III: DE LA REIVInDICACIón, RESOLUCIón y RETEnCIón

En cambio, si el comisionista ha actuado a nombre propio,


el comitente no tiene acción contra el tercero y para que pueda
cobrarle al comprador el precio, más que una acción reivindica-
toria se subroga por el solo ministerio de la ley en el crédito que
el comisionista tiene contra el adquirente para obtener el pago
del precio o la parte del mismo que no se hubiere pagado.
Al respecto, puede discurrirse que lo que resulta ser propia-
mente reivindicable con esta acción es en realidad el crédito que
el fallido tiene en su calidad de comisionista contra el comprador,
cuyo sería el recto alcance que tiene la expresión precio que con-
tiene la norma, como quiera que es el dinero que el comprador
se obliga a pagarle al vendedor al celebrar la compraventa, se-
gún el artículo 1793 del Código Civil. Dicho crédito, consistente
en el derecho a cobrar el dinero que pesa como obligación del
comprador, es una cosa incorporal, y como tal, es un derecho
personal susceptible de reivindicarse, según el artículo 565 del
Código Civil. Tal es el estricto significado que ha de dársele a la
acción que consagra el inciso 2º del artículo 83 de la ley.53
Por último, el inciso final del artículo 83 se refiere al caso
que se hubiesen dado documentos de crédito en pago del pre-
cio y que se le hayan transferido por el comprador al fallido, en
cuya figura la ley advierte que no se entiende por ello pagado el
precio. Este criterio guarda relación con lo dispuesto en la Ley
nº 18.092, en cuyo artículo 12 se establece la regla según la cual
tal dación no produce la extinción de la obligación de la que
emana el documento, ni tampoco causa novación. Pero si tales
documentos se encuentran en poder del fallido, el propietario
podrá reivindicarlos, siempre que acredite su origen e identidad,
como lo analizamos al comentar esta acción, según lo dispuesto
en el artículo 82.

53 Reviste la mayor importancia el examen de las notas manuscritas explicativas

del Código de Comercio, emanadas del autor del Código, don Gabriel Ocampo
y Herrera. En efecto, el artículo 83 en lo que interesa, fue tomado textualmente
del antiguo artículo 1510 del Código de Comercio redactado por Ocampo, cuyo
proyecto en este punto fue aprobado sin modificaciones por la Comisión Revisora
y de ahí pasó después a la Ley nº 4.558, de la cual la recogió la Ley nº 18.175 en
forma idéntica. El Sr. Ocampo en sus notas manuscritas que en original pueden
consultarse en la Biblioteca del Colegio de Abogados, expresaba: “Si los objetos
hubieren sido pagados, el que los remitió sería considerado como simple acreedor
de valores que serían confundidos en la masa de los bienes del fallido”.

285
SEGUnDA PARTE: EfECTOS DE LA QUIEBRA

El artículo 84 establece que “Lo dispuesto en los dos artículos


precedentes no obsta al derecho legal de retención y al de prenda
que corresponda al fallido”.
Desde luego, si el fallido ha sido un comisionista al que se le
deban reembolsos por anticipos de dineros suyos que hubiere
empleado en la administración del negocio, le asistirá el derecho
de retener el producto de las mercaderías consignadas, para el
resguardo de sus créditos, según lo previsto en los artículos 287 y
siguientes del Código de Comercio, en relación con lo estableci-
do por lo demás en los artículos 2158 y 2162, ambos del Código
Civil, con lo que el precepto de la Ley de Quiebras no contiene
al respecto novedad alguna.
Seguidamente el inciso 1º del artículo 85, como lo advertimos
en su oportunidad, deja entregado en lo demás la acción reivin-
dicatoria a las disposiciones del derecho común, al expresar en
el consabido precepto que “fuera de los casos mencionados en
los artículos precedentes, podrán también entablarse las accio-
nes reivindicatorias que procedan, en conformidad a las reglas
generales del derecho”.

a) Situación de la venta de cosa ajena


En relación a lo que se ha considerado, se ha planteado la duda
en cuanto a si resulta ser aplicable en esta materia la norma del
artículo 898 inciso 1º del Código Civil, que dispone lo siguiente:
“La acción de dominio tendrá también lugar contra el que ena-
jenó la cosa, para la restitución de lo que haya recibido por ella,
siempre que por haberla enajenado se haya hecho imposible o
difícil su persecución; y si la enajenó a sabiendas de que era ajena,
para la indemnización de todo perjuicio.
El reivindicador que recibe del enajenador lo que se ha dado a
éste por la cosa, confirma por el mismo hecho la enajenación”.
La norma transcrita, como se desprende de su significado,
se refiere al caso del que vende una cosa ajena sin que exista
entre el dueño de la cosa y aquel que la enajena una relación
que faculte a este último para transferirla, de modo que si esa
relación existiese, como lo sería la hipótesis por la que hubiese
recibido del titular una comisión para vender, quiere decir que
no procedería la reivindicación contemplada en el artículo 83 y

286
CAP. III: DE LA REIVInDICACIón, RESOLUCIón y RETEnCIón

por lo mismo sólo habrá lugar a la acción de rendición de cuentas


propia del mandato.
Confirma esta conclusión la exigencia que contiene el precepto
en orden a que la persecución de la cosa se hubiese hecho impo-
sible o difícil, lo que no se ajusta al caso del que haya recibido una
comisión para venderla, como quiera que la acción persecutoria
no resulta procedente contra el tercero que la adquirió legítima-
mente, en gestión oponible al dueño, por ser la cosa vendida por
el mandatario del propio dueño. Asimismo guarda conformidad
con lo expresado, si se advierte que el artículo 898 del Código
Civil contempla además la indemnización de todo perjuicio con-
tra el que vendió, lo que no se condice con el sentido que si hay
comisión para vender, no podría cobrársele al comisionista que
transfiere la cosa una indemnización, ya que la enajenación la ha
efectuado en cumplimiento de una obligación contractual. Por lo
demás, no podría darse el caso que el comisionista ignorase que
la cosa fuese ajena, si la recibió como mandatario para venderla,
cuanto todavía si la reparación de los daños con la indemnización
es por el incumplimiento y no por darse el caso inverso.
De ahí que el alcance del artículo 898 del Código Civil no
resulta aplicable al contenido de la disposición del artículo 83
de la ley, cuanto que lo especial prima sobre lo general.

b) Tercerías de dominio
El inciso segundo del artículo 85 agrega que “Las tercerías
de dominio que estuvieren iniciadas al tiempo de la declaración
de quiebra continuarán tramitándose en conformidad al proce-
dimiento que corresponda”.
Cuando en un juicio seguido contra el ejecutado se traba un
embargo sobre un bien que no le pertenece y el dueño interpo-
ne una tercería de dominio, el juicio se paralizará en el estado
en que se encuentre si el deudor fuese declarado en quiebra,
salvo que haya excepciones opuestas, porque entonces se segui-
rá tramitando el litigio ante el tribunal de la quiebra, según el
artículo 70 de la ley.
no obstante, las tercerías de dominio entabladas en los
juicios ejecutivos que se paralizan en la quiebra continuarán
ventilándose según el procedimiento por el que se substancian

287
SEGUnDA PARTE: EfECTOS DE LA QUIEBRA

hasta que se fallen, lo que es una protección para el tercero que


alega ser el dueño del bien embargado, con el propósito que
no tenga que volver a iniciar la misma acción en el concurso,
por la vía ahora de un procedimiento de lato conocimiento,
con la dilación que le irroga a su pretensión el trámite de un
juicio ordinario.

66. LA RESOLUCIón

66.1. GEnERALIDADES

Luego de regular la reivindicación, trata el legislador concur-


sal en los artículos 86 y siguientes de los derechos que puede
ejercer el vendedor que al tiempo de declararse la quiebra del
comprador no ha recibido el pago del precio y que consisten
fundamentalmente en la facultad que tiene de entablar la acción
para resolver el contrato de compraventa, así como además el
derecho de impetrar la retención de las cosas vendidas, hasta el
entero pago de su crédito.
Como se sabe, siendo el pago del precio una obligación esen-
cial que emana del contrato de compraventa, ha de entenderse
que el vendedor que ha cumplido o está llano a cumplir el con-
trato podrá exigir del comprador que se declare judicialmente
la resolución o el cumplimiento del contrato si no ha pagado el
precio, con indemnización de perjuicios, lo que se desprende de
las normas del derecho común, según lo dispuesto en los artícu-
los 1489, 1551, 1552, 1824, 1826, 1873, entre otros, del Código
Civil, en relación con lo establecido en el artículo 155 del Código
de Comercio.
A su vez, si después de haberse celebrado el contrato hubiese
menguado considerablemente la fortuna del comprador, de modo
que el vendedor se halle en peligro inminente de perder el precio,
el vendedor no estará obligado a entregar la cosa vendida y por
lo mismo el comprador no podrá exigir la entrega, aunque se
haya estipulado plazo para el pago del precio, sino pagando, salvo
que se le dé una seguridad satisfactoria del pago, como lo señala
el artículo 1826, inciso final, del Código Civil, en concordancia
con el artículo 147 del Código de Comercio.

288
CAP. III: DE LA REIVInDICACIón, RESOLUCIón y RETEnCIón

Respecto de estos derechos que puede ejercer el vendedor


frente al incumplimiento del comprador de pagar el precio o ante
el riesgo que hubieren decaído sus facultades para enterarlo, la
Ley de Quiebras ha dictado ciertas normas especiales.

66.2. DERECHOS DEL VEnDEDOR fREnTE A LA QUIEBRA


DEL COmPRADOR

no consideró necesario ocuparse del derecho que tiene el vendedor


para exigir el pago del precio, por la sencilla razón que una vez
declarada la quiebra del comprador, no le quedará al vendedor
otra alternativa que la de invocar el crédito en el concurso, con
arreglo al procedimiento de verificación –como a todos los demás
acreedores– ante el tribunal que conoce de la falencia, según los
artículos 131 y siguientes.
A su vez, si pretendiese cobrar una indemnización de perjui-
cios por la mora, como la obligación de pagar el precio equivale
a una prestación consistente en una cantidad de dinero, la acción
quedará sujeta a las reglas del artículo 1559 del Código Civil y, por
lo mismo, habrá de ceñirse a perseguir el pago de los intereses
que se han devengado, y junto a los reajustes que correspondan,
deberá deducirse el cobro del derecho en el respectivo procedi-
miento ya aludido de verificación de créditos.
El resarcimiento de todo otro perjuicio que le hubiese causa-
do al vendedor el incumplimiento del contrato en que hubiere
incurrido el comprador, deberá demandarse a su vez por la vía
de una acción ordinaria contra la masa y que se sustanciará ante
el tribunal que conozca de la quiebra, según lo considerado al
analizar el artículo 70 de la ley.
Pues bien, dados estos antecedentes generales, ha de advertirse
que en el artículo 86 la ley ha sacrificado el alcance del ejercicio
de la acción resolutoria emanada del contrato de compraventa
por falta de cumplimiento de las obligaciones del comprador
fallido, cuando recayese sobre bienes muebles que hayan llega-
do materialmente a su poder, o de la persona que lo represente,
como lo acota al final el artículo 89.
De modo que si el comprador que ha incumplido sus obliga-
ciones fuese declarado en quiebra y tuviese consigo los bienes o

289
SEGUnDA PARTE: EfECTOS DE LA QUIEBRA

que lo estén en manos de sus agentes o dependientes, la quiebra


enerva la acción resolutoria, si esos bienes son muebles.
La explicación que tiene esta excepción que se ha consagra-
do respecto de los principios generales del derecho, obedece al
propósito de resguardar el crédito en la vida de los negocios. La
quiebra no pudo menos que cautelarlo conforme a los objetivos
que persigue, como quiera que la existencia material de los bienes,
a la vista de la clientela en los locales de los establecimientos que
explota el deudor, en buenas cuentas fueron el respaldo con que
contaban quienes con él contrataron para satisfacer sus créditos,
sin tener noticia que eran resolubles y por lo mismo hubo de ser
necesario sacrificar al vendedor en beneficio de los demás, para
la protección por igual del crédito cuyo interés colectivo está
comprometido.
De ahí que la restricción, como aparece del texto de la dispo-
sición citada, no se aplica a los bienes raíces, porque la condición
resolutoria emanada de la deuda del precio proveniente de la
compraventa de un inmueble constaría en el título respectivo,
inscrito u otorgado por escritura pública, conforme a lo dispuesto
en el artículo 1491 del Código Civil. Por lo mismo, no irrogaría
su situación una falsa apariencia respecto de terceros, si se con-
sidera que les bastaría disiparla con el mero examen del título
para percatarse de su estado y de omitirlo, simplemente habrían
de soportar los terceros las consecuencias inherentes a su propia
negligencia.

66.3. SITUACIón DE LA VEnTA DE LOS BIEnES


“En TRánSITO”

Tampoco constituye un impedimento para que el vendedor pueda


ejercer la acción resolutoria, como lo regla el artículo 87, la cir-
cunstancia que las cosas vendidas estén en camino, por habérselas
remitido el vendedor al fallido, cuyo sólo envío importa desde
luego la tradición efectiva de las mercancías, según el artículo 148
del Código de Comercio, como quiera que el deudor todavía no
las ha recibido materialmente y por lo mismo mal podría con-
culcarse el crédito que dio motivo a la respectiva excepción del
ejercicio de la acción resolutoria.

290
CAP. III: DE LA REIVInDICACIón, RESOLUCIón y RETEnCIón

Para evitar duda sobre el alcance que tiene la expresión que


los bienes estén en tránsito, no obstante que ya el Código de
Comercio lo había zanjado respecto del contrato de transporte
en el artículo 200, viene nuevamente el artículo 89 de la ley
en precisar la idea que, para estos efectos “Se entiende que las
cosas muebles están en camino desde el momento en que las
reciben los agentes encargados de su conducción, hasta que
queden en poder del comprador fallido o de la persona que lo
represente”.
El artículo 88 de la ley establece que si los bienes muebles
que se le hubiesen remitido al fallido cuyo precio adeuda fuesen
a su vez vendidos durante su tránsito a un tercero de buena fe,
al cual se le hubiese transferido la factura, conocimiento o carta
de porte, el vendedor no podrá ejercer la acción resolutoria en
este caso.
Sin embargo, agrega la disposición, que “Si el nuevo com-
prador no hubiese pagado el precio antes de la declaración de
quiebra, el vendedor primitivo podrá demandar su entrega hasta
la concurrencia de la cantidad que se le deba”.
La hipótesis que ha previsto la ley es la del vendedor que en
su carácter de cargador ha celebrado un contrato de transporte
con el porteador o transportador que se obliga a conducir las
mercancías por vía terrestre o marítima y para cuyo respecto se
extiende la carta de porte o el conocimiento de embarque –en
su caso– en beneficio del consignatario, a quien se le remite la
carga como comprador de los bienes porteados, junto con la
factura derivada del contrato de compraventa que ha emitido
el vendedor.
Antes de recibir el consignatario las mercaderías que se trans-
portan, transfiere su dominio, según el nº 1 del artículo 149 del
Código de Comercio, mediante la cesión de la carta de porte o
el conocimiento de embarque según corresponda, así como la
respectiva factura, de cuya negociación resultan en síntesis las
siguientes relaciones entre quienes han intervenido, a saber:
a) El vendedor primitivo, al cual no se le ha pagado el precio
y ha remitido las mercaderías;
b) El primer comprador que le ha transferido las mercade-
rías durante el transporte a un tercero y que posteriormente es
declarado en quiebra, y

291
SEGUnDA PARTE: EfECTOS DE LA QUIEBRA

c) El segundo comprador, que en tal carácter ha de recibir


las mercaderías como consignatario y que habrá de pagar su
precio.
En consecuencia, como el vendedor despachó las mercaderías
y el comprador antes de recibirlas se las vendió al consignatario,
la solución que discurrió la ley fue sencillamente la de otorgarle
la facultad al vendedor de subrogarse en el crédito que tiene el
comprador para cobrarle el precio de las mercaderías directa-
mente al consignatario, con lo que se vislumbró en reemplazo
de la acción resolutoria contra el primer comprador que tenía
el vendedor, una acción directa contra el tercero, como si fuese
su respectivo comprador por la vía de la aludida subrogación,
con lo que se han armonizado así los intereses de quienes co-
participaron en la operación descrita y cuya ocurrencia no es
infrecuente en la vida del comercio, dada la interacción de di-
ferentes intermediarios que actúan en las vicisitudes que suscita
el tráfico de la riqueza.

66.4. QUIEBRA DEL COmITEnTE QUE LIBRó EL EnCARGO


AL COmISIOnISTA DE COmPRAR mERCADERÍAS y CUyO PRECIO
ADELAnTó COn DInEROS PROPIOS

Lo propio cabe considerar respecto de la situación que regula el


artículo 91 de la ley, al haber dispuesto que “El comisionista que
ha pagado o se ha obligado a pagar con sus propios fondos las
mercaderías compradas y remitidas por orden y cuenta del falli-
do, puede ejercitar las mismas acciones concedidas al vendedor
por el artículo 87”.
Trata este precepto del caso en que se hubiese declarado la
quiebra del comitente que le libró el encargo al comisionista de
comprar mercaderías y cuyo precio adelantó con dineros propios,
a cuyo respecto la ley lo faculta para resolver la venta contra el
fallido y retener consigo las mercaderías.
más propio resulta comprender su alcance, aplicando el prin-
cipio del nº 5 del artículo 1610 del Código Civil, que establece
la subrogación por el solo ministerio de la ley en favor de aquel
que paga una deuda ajena, consintiéndolo expresa o tácitamente
el deudor.

292
CAP. III: DE LA REIVInDICACIón, RESOLUCIón y RETEnCIón

En efecto, si el comisionista ha pagado como suya una deuda


del comitente, para cumplir el mandato de comprar las mercade-
rías que le encargó y en cuya gestión ha consentido el comitente,
quiere decir que se entiende que lo ha subrogado propiamente
en los derechos que a éste le correspondían frente al vendedor
para adquirir para sí las mercaderías, con lo que ha substituido al
comprador en el contrato que ha celebrado por cuenta y riesgo
de aquél, a quien subroga legalmente.
mediante esta figura que ha previsto la ley, se cautelan los
derechos del comisionista, como quiera que se evita que tuviese
que entregar las mercaderías a la masa y como ya ha pagado el
precio de la compra con dineros propios, para reintegrarse de los
fondos que ha adelantado tendría que verificar su crédito en la
quiebra, lo que iría en detrimento de sus derechos, al perder las
mercaderías que compró y más encima el precio que pagó, con el
resultado incierto que arrojase su recuperación en la distribución
de los repartos de fondos de la quiebra.
El artículo 90 de la ley estatuye que en todos los casos en
que se dé lugar a la resolución, habrá de quedar sin efecto el
contrato celebrado y lo que se haya pagado a cuenta del precio,
ha de restituirse a la masa, lo que es una consecuencia natural
de la resolución, porque si ha desaparecido la causa, ha de cesar
el efecto que ella ha producido, como son los abonos que se hu-
biesen recibido en razón de un contrato que ha dejado de existir
y que por lo mismo deben reembolsarse.

67. LA RETEnCIón

67.1. GEnERALIDADES

El artículo 92 contiene una regla que constituye una excepción


al derecho común, por cuanto establece lo siguiente:
“Aparte de los casos expresamente señalados por las leyes, la
retención tendrá lugar siempre que la persona que ha pagado o
se ha obligado a pagar por el fallido, tenga en su poder merca-
derías o valores de crédito que pertenezcan a aquél, con tal que
la tenencia nazca de un hecho voluntario del fallido anterior al
pago o a la obligación, y que esos objetos no hayan sido remitidos
con un destino determinado”.

293
SEGUnDA PARTE: EfECTOS DE LA QUIEBRA

La norma general es la que consagra el artículo 2392 del


Código Civil, que establece lo siguiente: “no se podrá tomar al
deudor cosa alguna contra su voluntad para que sirva de prenda,
sino por el ministerio de la justicia.
no se podrá retener una cosa del deudor en seguridad de la
deuda, sin su consentimiento; excepto en los casos que las leyes
expresamente designan”.
En consecuencia, para que tenga aplicación este derecho se
requiere de un texto expreso de la ley que autorice la retención,
según los casos especiales en que se haya previsto precisamente
su ocurrencia y siempre que su procedencia se declare judicial-
mente, a petición del que pueda hacerlo valer, como lo sanciona
el artículo 545 del Código de Procedimiento Civil.
Sin embargo, en la quiebra no es necesario que la ley lo hu-
biese concedido especialmente para ciertos casos, por cuanto
reunidos los requisitos que lo hacen procedente, tendrá siempre
lugar este derecho, por haberlo así proclamado el artículo 92
y podrá incluso declararse la retención judicialmente después
de pronunciada la sentencia de quiebra, como lo dispuso el ar-
tículo 71, inciso 4º de la ley.

67.2. A PLICACIón DEL DERECHO LEGAL DE RETEnCIón


En LA QUIEBRA

fluye de lo establecido que el precepto del artículo 92 que consa-


gra la aplicación del derecho legal de retención en la quiebra es
doblemente excepcional, tanto porque no requiere de un texto
expreso de la ley que lo conceda para cada caso, como ocurre en
el derecho común, cuanto incluso porque el tribunal puede de-
clarar su procedencia después de dictada la sentencia de quiebra,
con lo que viene a ser una salvedad además al efecto de fondo
previsto en el artículo 66 de la ley, que fija irrevocablemente los
derechos de los acreedores en el estado que tenían el día del
pronunciamiento de la sentencia.
En la práctica, hay dos vías para conseguir que se declare el
derecho legal de retención, bien sea a través de una acción o por
medio de una excepción, para enervar la restitución. En el caso
que se haga valer como acción, se podrá promover en el juicio

294
CAP. III: DE LA REIVInDICACIón, RESOLUCIón y RETEnCIón

como cuestión principal, ya sea con arreglo al procedimiento


ordinario o sumario o solicitando la retención como medida
precautoria del derecho que garantiza.
La circunstancia que la retención se pueda tramitar como
precautoria no significa que se confunda el derecho con una
medida precautoria, dado que esta última no les da a los bienes
retenidos el carácter de ser considerados, según su naturaleza,
como hipotecados o pignorados para los efectos de su realización
y de la preferencia a favor de los créditos que garantizan, cuyo
efecto es el que le reconoce a los bienes retenidos por resolución
judicial el Código de Procedimiento Civil en el artículo 546. Con
todo, estando declarada la quiebra, no tendría curso la medida
precautoria, porque carecería de eficacia.
no puede entremezclarse tampoco la compensación con el
derecho legal de retención, porque el crédito que tiene el deudor
con el acreedor en la primera lo utiliza para extinguir la obliga-
ción, y en el segundo lo hace valer para la seguridad de su pago.
Bien sabemos que una vez declarada la quiebra no podrá tener
cabida la compensación, salvo las situaciones de excepción que
contempla el artículo 69 de la ley, que ya se analizaron.

67.3. C ASO DE APLICACIón PRáCTICA

El siguiente es un caso práctico que es dable considerar respecto


del derecho legal de retención.
• Acude a una institución bancaria una persona que ha
decidido importar una maquinaria que se la vende una empresa
brasileña, y le solicita un crédito documentario o acreditivo, para
pagar el precio.
• La institución bancaria emitirá una carta de crédito, que
le solicita con tal objeto el comprador o importador.
• En la carta, la institución bancaria establecerá que se le
pagará a la institución bancaria corresponsal en Brasil la cantidad
de dinero correspondiente al precio de la maquinaria, contra la
emisión de la factura de venta y el endoso de los documentos de
embarque, oportunidad en que se confirmará el crédito.
• Arriba al puerto de Valparaíso el barco y entretanto fue
declarado en quiebra el comprador o importador. Aplicará la

295
SEGUnDA PARTE: EfECTOS DE LA QUIEBRA

institución bancaria la norma del artículo 92, para que pueda


evitar el efecto del artículo 52 nº 5, que emana de la sentencia
de quiebra y que le impone la obligación de entregar la maqui-
naria y ponerla a disposición del síndico, respecto de la cual la
institución bancaria alegará el derecho de retención hasta que
se le pague el crédito que le ha otorgado al importador que ha
sido declarado en quiebra.

68. DERECHO DEL SÍnDICO PARA OPOnERSE


A LA RESOLUCIón O RETEnCIón

El artículo 93 de la ley al final dice lo siguiente: “En los casos a que


se refieren los artículos precedentes, el síndico podrá oponerse a
la resolución o retención y exigir la entrega de las cosas vendidas
o retenidas, pagando la deuda, intereses, costas y perjuicios, o
dando caución que asegure el pago”.
Esta norma se funda en un principio lógico, cual es que la
resolución que va envuelta en cada contrato bilateral y que es-
tatuye el artículo 1489 del Código Civil, debe ser declarada por
el tribunal por sentencia judicial y en el curso del juicio puede
el deudor impedir que se produzca, pagando o caucionando el
pago cuyo incumplimiento la hace procedente.
Esto es aplicable en la quiebra y será el síndico el que actuará
como representante del fallido, dado que la excepción de pago, de
acuerdo al artículo 310 del Código de Procedimiento Civil, podrá
interponerse, cuando conste de un antecedente por escrito, antes
de la citación para oír sentencia, en primera instancia, y antes
de la vista de la causa, en segunda instancia; igual curso tiene la
excepción de prescripción; cosa juzgada y transacción.
La referencia de esta regla con relación, a su vez, a la retención,
hay que armonizarla con los artículos 71, inciso 4º, ya aludido,
y el artículo 149, inciso 3º, de la ley, que dice lo siguiente: “El
síndico podrá, si lo considera conveniente para la masa, exigir la
entrega de la cosa dada en prenda o retenida, siempre que pague
la deuda o deposite, a la orden del tribunal, su valor estimativo
en dinero, sobre el cual se hará efectivo el privilegio”.

296
CAPÍTULO I V

EFECTOS DE LA QUIEBRA EN RELACIÓN


CON LOS CONTRATOS PENDIENTES
DE CUMPLIMIENTO A LA ÉPOCA
DE SU DECLARACIÓN

69. GENERALIDADES

Analizados los efectos jurídicos de fondo que produce la sen-


tencia que declara la quiebra, es preciso definir el alcance que
sus consecuencias provocan sobre los contratos que el deudor
haya celebrado y cuya ejecución ha quedado a la sazón pen-
diente de cumplimiento, materia que reviste interés respecto
de la repercusión que suscita en lo que mira a la prestación
del fallido.
Desde luego, es necesario retener la idea que el desasimiento
inhibe al fallido de la facultad de seguir administrando y de dis-
poner de sus bienes, porque ha de responder con ellos al pago
de los derechos de todos los acreedores y para lo cual ha de
considerarse el estado que tenían al día de su pronunciamiento,
como resulta de los artículos 64 y 66.
Por lo mismo que, como ineludible derivación, se suspende
el derecho que tienen los acreedores para perseguir individual-
mente el cobro compulsivo de sus derechos, a cuyo respecto la
ley determina que sus demandas deberán agitarse en el procedi-
miento de verificación de créditos que se conjuga como necesaria
disyuntiva, según el artículo 71, en relación con los artículos 131
y siguientes.
Así considerada la situación, pierde naturalmente interés
atender al ejercicio de las acciones que tienen los acreedores
–sea que emanen de obligaciones de dar, hacer o no hacer– para
instar por el pago de sus derechos en un proceso de realización
colectivo, como es el juicio de quiebra, que tiene como finalidad

297
SEGUNDA PARTE: EFECTOS DE LA QUIEBRA

la de satisfacer obligaciones consistentes en dinero, como quie-


ra que todo crédito contra el fallido que tenga por objeto una
prestación patrimonial diversa del dinero habrá de reducirse al
valor pecuniario de tal prestación al tiempo de la declaratoria
de quiebra.
De ahí entonces que el problema se traduce en buenas cuentas
en dilucidar la procedencia de la acción resolutoria que pueda
ejercer el acreedor in bonis, que es el contratante diligente, esto
es, aquel que haya cumplido o esté llano a cumplir la prestación
consiguiente y que para desligarse del vínculo que le ha impuesto
el negocio que ha convenido con el deudor falente, alegará que
se deje sin efecto el respectivo contrato y demandará su resolu-
ción.54

70. EN RELACIÓN CON LOS CONTRATOS


BILATERALES

Tiene especial fuerza de aplicación esta acción en los contra-


tos bilaterales, por la sencilla razón que el artículo 1489 del
Código Civil sobreentiende su ocurrencia para el evento de no
cumplirse por uno de los contratantes lo pactado, con lo que el
otro contratante podrá optar al derecho de pedir la resolución,
con indemnización de perjuicios, como arbitrio alternativo al
cumplimiento del contrato, criterio que se funda en el propósito
de evitar el injusto perjuicio que sufra el acreedor en desmedro
del inmerecido provecho que el incumplimiento le reporte al
deudor.
El citado artículo 1489 varió el efecto por el cual opera de
pleno derecho el cumplimiento de la condición resolutoria ordi-
naria para no dejar en manos del deudor la suerte del contrato,
con lo que habría quedado deshecho a su simple antojo, por lo

54 Esta figura toma el nombre de terminación en los contratos de tracto suce-

sivo, que son los que suponen una serie de actos que deben ejecutarse en forma
consecutiva en un tiempo más o menos largo, como ocurre con el contrato de
arrendamiento, sociedad o trabajo, en los cuales no es posible borrar hacia atrás
los efectos ya producidos y, por lo mismo, la consecuencia de la resolución es la de
hacer cesar con la terminación los efectos hacia lo futuro.

298
CAP. IV: EFECTOS DE LA QUIEBRA EN RELACIÓN CON LOS CONTRATOS…

que habrá que estarse a un fallo de término para aguardar como


resultado que se declare la resolución, aunque se remarque incluso
su procedencia entre los contratantes por la vía de la estipulación
de un pacto comisorio sea simple o calificado.55

71. LA QUIEBRA NO ES CAUSAL GENÉRICA


QUE PRODUZCA EL TÉRMINO DEL CONTRATO

Cabe agregar al respecto que no se ha establecido en la ley que


la quiebra sea una causal genérica que produzca como conse-
cuencia que el contrato quede sin efecto. Sin embargo, no puede
discutirse que la falencia del deudor sea un impedimento para
ejecutar la respectiva obligación, como quiera que el juicio de
quiebra ha de cautelar la justicia distributiva en interés de la masa
por encima de la conmutativa que deriva en interés individual
del contrato pactado, dado el quebranto por el que atraviesa el
patrimonio del fallido, cuyo acervo en la práctica se reduce a un
magro residuo.
En consecuencia, no importando la quiebra por sí misma una
causa de resolución del contrato, quiere decir que el contrato
no se resuelve de pleno derecho por la declaración de quiebra,
pero da derecho al acreedor in bonis a solicitar su resolución,
como consecuencia de la dificultad que le producirá al fallido
dar cumplimiento adecuado a la obligación que ha asumido.

55 Al respecto, es preciso señalar que el pacto comisorio calificado en la

compraventa le da al deudor que no ha pagado el precio un plazo de 24 horas,


contado desde la notificación de la demanda, como lo establece el artículo 1879
del Código Civil, con lo que se evita que la sentencia acoja la demanda y resuelva
el contrato.
En cuanto a la estipulación del pacto comisorio en otros contratos diversos a la
compraventa, se ha sostenido que no se requiere de intervención judicial, porque
debe respetarse el pacto como expresión del acuerdo adoptado por las partes, en
el sentido que el contrato se resuelva de pleno derecho. Se arguye que el legislador
subentendió la condición resolutoria tácita en los contratos bilaterales y nada quita
que los contratantes alteren las consecuencias de los elementos de la naturaleza
con cláusulas accidentales para variar sus efectos corrientes. Así lo ha sostenido
la jurisprudencia. Véase RENÉ ABELIUK M., Las Obligaciones, Editorial Jurídica de
Chile, 1993, p. 427.

299
SEGUNDA PARTE: EFECTOS DE LA QUIEBRA

72. CONTRATOS EN LOS CUALES LA QUIEBRA


ES CAUSAL DE TÉRMINO

Con todo, la ley ha establecido excepciones con arreglo a las


cuales la quiebra es causal de término de ciertos contratos,
como son aquellos que se celebran en razón de la confianza
recíproca que se inspiran los contratantes al tiempo de cele-
brarlos, de cuya clase son los denominados contratos intuitu
personae, como el mandato, la cuenta corriente mercantil y la
cuenta corriente bancaria; asimismo, esto no quita que existan
contratos que no teniendo per se este carácter, las partes funda-
das en la autonomía de la voluntad le atribuyan al mismo esa
índole, mediante una expresa estipulación, y por último hay
otros casos en los cuales la ley ha establecido reglas especiales
para alterar los efectos naturales de la resolución, como se
examinará a continuación.
En efecto, en cuanto al tipo de contratos de confianza, es
natural que la quiebra haga desaparecer la fe en que se inspiran
y por lo mismo la falencia que afecte a cualquiera de los contra-
tantes causará la terminación del contrato.

72.1. M ANDATO O COMISIÓN

El Código Civil en el artículo 2163 lo dispuso expresamente


respecto del mandato, el cual termina según el Nº 6: “Por la
quiebra o insolvencia del uno o del otro”, lo que guarda relación
con el artículo 2116, que incluyó en la definición del mandato el
alcance con arreglo al cual: “Es un contrato en que una persona
confía la gestión de uno o más negocios a otra”. Vino a sentar
con esto la ley que uno de sus elementos distintos es el de ser un
contrato de confianza, como es la que deposita el mandante en
la persona del mandatario,56 de modo que si éste fuese declarado
en quiebra pierde la confianza que se tuvo en el mandatario para
el manejo de sus negocios que le encargó, como quiera que con
ello demuestra que no ha sido capaz de administrar convenien-

56 Véase DAVID STITCHKIN B., El Mandato Civil, Editorial Jurídica de Chile,

pp. 52 y 564.

300
CAP. IV: EFECTOS DE LA QUIEBRA EN RELACIÓN CON LOS CONTRATOS…

temente desde luego los suyos propios, con lo que menos podría
intervenir en la gestión de los negocios ajenos.
Se ha fallado que la comisión mercantil: “Se funda principal-
mente en la buena fe del comisionista que acepta el encargo y
que se obliga a desempeñarlo en la confianza que al comitente le
inspira su gestión para la correcta y adecuada ejecución de este
mismo encargo”, por lo que ha de aplicarse el mismo criterio en
cuanto a su terminación.57

72.2. DERIVACIONES DE LA COMISIÓN:


L A AGENCIA COMERCIAL; EL CONCESIONARIO ;
EL FRANQUICIADO, Y EL REPRESENTANTE COMERCIAL

Habría que aplicar el mismo criterio respecto de las demás deriva-


ciones de la comisión, como son la agencia comercial, cuya es la
denominación que recibe la comisión del agente de negocios que
explota un establecimiento comercial y a través de su giro distribuye
y comercializa bienes y servicios por cuenta y riesgo del provee-
dor o fabricante; respecto del concesionario, cuando la agencia
comercial reviste el carácter de ser más completa y permanente,
como ocurre cuando se incluye la licencia para explotar en el giro
la marca comercial que tiene registrada el principal, así como los
símbolos, logotipos y la imagen del negocio; del franquiciado,
cuando la concesión comprende aparte de la licencia, el know how y
la asistencia técnica, a través de los cuales el franquiciante protege
su enseña y resguarda su empleo con el afán de establecer una
cadena de negocios del mismo tipo y modalidades; en cuanto al
representante comercial, que en su sentido más específico, para
no caer en la generalización de la actividad que comprende a los
anteriores, es la gestión permanente que se ejecuta para transmitir
las órdenes de pedidos al fabricante o proveedor, quien le envía
folletos descriptivos de las mercancías y productos, los stock dis-
ponibles, listas de precios, plazos de entrega, formas de envíos,
suministra propaganda, para que el principal las acepte y confir-
me y le instruya al representante que las cumpla directamente,
conforme a las condiciones que se han dispuesto.

57 Revista de Derecho y Jurisprudencia, tomo XIV, sección 1ª, p. 461.

301
SEGUNDA PARTE: EFECTOS DE LA QUIEBRA

Todas estas modalidades de la comisión mercantil descritas se


fundan en la confianza que las partes se depositan para ejecutar
esta clase de negocios y por lo mismo la quiebra es indudable-
mente causal de término de este tipo de contratos.

72.3. CONTRATOS DE PROVISIÓN Y SUMINISTRO

Lo propio ha de considerarse respecto de los contratos de provi-


sión y suministro, que importan una prestación periódica y per-
manente que asume el proveedor con el interesado y por la cual
se le garantiza un aprovisionamiento conforme al requerimiento
de bienes y servicios que le demanda el otro contratante, según
sus necesidades de abastecimiento, que es un típico contrato de
tracto sucesivo por el cual las prestaciones se van escalonando
en el tiempo.

73. OTROS CONTRATOS DE CONFIANZA

73.1. CONTRATO DE CORRETAJE

El que intermedia en negocios ajenos para facilitar los contratos


entre quienes intervienen, a los cuales el corredor como auxiliar
del comercio pone en contacto para que los concluyan mediante
su consentimiento, reviste el significado también de ser un con-
trato que es de confianza.
Igual conclusión ha de llegarse respecto del corredor de bolsa
que intermedia valores y cuya gestión regula el título 6º de la Ley
Nº 18.045, con la particularidad que a su función de intermedia-
rio yuxtapone la de actuar en los negocios como comisionista de
aquellos a los que se les confía la venta o compra de los títulos en
que intervienen con su concurso, según resulta del artículo 33
de la propia ley, a tal punto que el artículo 26 exige que para
poder ejercer su cometido habrá de acreditar según la letra h)
no haber sido declarado en quiebra y por lo mismo el artículo 36
determina que se cancela su inscripción de corredor por dejar
de cumplir los requisitos para desempeñar su cargo, conforme
lo indica la letra a) de la Ley Nº 18.045.

302
CAP. IV: EFECTOS DE LA QUIEBRA EN RELACIÓN CON LOS CONTRATOS…

73.2. EL FACTOR O GERENTE

Lo propio es dable sostener respecto del factor, como quiera que


el artículo 237 del Código de Comercio le da la calidad de ser:
“gerente de un negocio o de un establecimiento comercial o fabril,
que lo dirige y administra según su prudencia por cuenta de su
mandante”, de lo que se infiere que interviene en el libramiento y
ejecución del encargo el elemento subjetivo de la confianza, el cual
influye en su terminación. Por lo demás, lo consagra así a mayor
abundamiento el artículo 337 del propio Código, cuya norma se
aplica también a los dependientes del comercio, que son los que
desempeñan funciones auxiliares en el giro del negocio.
Desde el punto de vista del mandante, comitente o principal
es más latente todavía la relación de confianza que liga a las par-
tes, como quiera que siendo el titular del negocio cuyo resultado
quedará librado a la gestión del mandatario, al ser declarado en
quiebra pierde como fallido dicho control y por lo mismo no se
justifica que lo siga administrando el mandatario, con lo que se
extinguirá el contrato.

73.3. CONTRATO DE CUENTA CORRIENTE MERCANTIL

En cuanto al contrato de cuenta corriente mercantil que regula


el Código de Comercio en los artículo 602 y siguientes se pro-
duce el mismo fenómeno, dado que las remesas recíprocas que
los contratantes deciden llevar a la negociación se expedirán
en la seguridad que cada corresponsal habrá de acreditar su
recepción en cuenta con cargo al remitente, lo que genera una
relación de confianza entre las partes, por lo que el artículo 611
estableció que concluye el contrato con la quiebra de alguno de
los contratantes.
Asimismo, como acota el profesor Raúl Varela Varela: “A la razón
de confianza del contrato, ha de agregarse que las remesas recípro-
cas que ella supone se hacen en propiedad, y como el fallido no
puede seguir disponiendo de sus bienes en razón del desasimiento,
es natural que no pueda continuar la cuenta en adelante”.58

58 Curso de Derecho de Quiebras, Ed. Universitaria S.A., 1953, p. 75.

303
SEGUNDA PARTE: EFECTOS DE LA QUIEBRA

74. CONTRATO DE CUENTA CORRIENTE


BANCARIA

Respecto del contrato de cuenta corriente bancaria, regido por el


DFL Nº 707, que en el artículo 1º lo define como: “Un contrato
en virtud del cual un banco se obliga a cumplir las órdenes de
pago de otra persona hasta concurrencia de las cantidades de
dinero que hubiere depositado en ella o del crédito que se haya
estipulado”, no pudo menos que disponer en el artículo 9º, que
se le aplicarán en lo que no le sean contrarias ciertas reglas del
contrato de cuenta corriente mercantil, entre las cuales se incluye
la que determina su conclusión por quiebra del comitente. Se
explica esta consecuencia por ser aquel contrato del cual se irradia
a este su figura y los efectos de su terminación.

75. CONTRATOS QUE SE FUNDAN EN EL CRÉDITO.


CONTRATOS DE APERTURA DE CRÉDITO

Siguen también la consecuencia de su terminación por la de-


claración de quiebra del beneficiario diversos contratos que se
fundan en el crédito, como ocurre desde luego con el contrato
de apertura de crédito, por el cual el banco se obliga a tener a
disposición de la otra parte una cantidad de dinero por un cierto
período de tiempo indeterminado,59 una de cuyas aplicaciones
prácticas es la modalidad que reviste su ejecución a través de la
operación consistente en la tarjeta de crédito, mediante la cual
el acreditante procede a cubrir con cargo al crédito que se le ha
concedido al acreditado los débitos que ha contraído con terce-
ros, con cuya provisión paga el precio de los bienes y servicios
que el beneficiario requiera de los establecimientos comerciales
afiliados al sistema.
En todos estos contratos impera el concepto de fiducia, lo
que “Determina ante el derecho la idea de decidir ser acreedor
respecto de una obligación aplazada, o sea, que importa la volun-
tad de ejecutar una prestación anticipadamente, para constituirse

59 Definición que da el artículo 1842 del Código Civil italiano de 1942.

304
CAP. IV: EFECTOS DE LA QUIEBRA EN RELACIÓN CON LOS CONTRATOS…

acreedor de otro por su equivalente económico”, como lo advierte


Joaquín Garriges.60
De ahí que esta clase de contratos sean de los que se celebran
con personas que tengan reconocida solvencia moral y suficien-
te capacidad económica, como quiera que ninguna institución
financiera habrá de cursar una operación de crédito a quien no
ofrezca confianza de responder al motivo jurídico que induce a
la celebración del acto o contrato, y por lo mismo será justa causa
para su terminación la propia que concurrió para celebrarlo, como
lo sería la indignidad que entraña la quiebra para el fallido, como
efecto del descrédito que su declaración tiene para producir la
terminación del negocio jurídico.

76. CONTRATOS QUE ESTABLECEN COMO CAUSAL


DE TÉRMINO LA DECLARACIÓN DE QUIEBRA
DE CUALQUIERA DE LAS PARTES

Nada impide, como quedó acotado anteriormente, que los con-


tratantes fundados en la fuerza que tiene el principio de la auto-
nomía de la voluntad, puedan pactar libremente la estipulación
de dejar sin efecto el contrato, estableciendo como causal de su
término la declaración de quiebra de cualquiera de las partes,
más todavía si se considera que la falencia habrá de enervar gra-
vemente el cumplimiento de las obligaciones que los contratantes
han tenido en vista al tiempo de celebrarlo.
Por lo mismo, una estipulación de esta índole es perfecta-
mente lícito convenirla en el ámbito de la libertad contractual,
más todavía si se advierte que la disposición del artículo 1489
del Código Civil, relativa al incumplimiento en que incurra el
deudor en los contratos bilaterales, es una norma supletoria de la
voluntad de las partes y nada quita que pueda variarse este efecto
que se subentiende por el que las partes discurran substituirlo, al
dar paso a la quiebra como causa de su terminación en lugar del
incumplimiento, como sería procedente incluirlo en un contrato
de arrendamiento, de promesa o en la constitución de una renta
vitalicia, como lo indica por lo demás el artículo 2271.

60 Curso de Derecho Mercantil, tomo IV, Ed. Temis, 1976, p. 165.

305
SEGUNDA PARTE: EFECTOS DE LA QUIEBRA

77. CASOS EN QUE LA LEY EXPRESAMENTE HA


REGULADO LA RESOLUCIÓN DEL CONTRATO

77.1. COMPRAVENTA

Hay situaciones en las cuales la ley expresamente ha regulado


la resolución en determinados contratos, como lo ha sido la
excepción que estableció el ya comentado artículo 86 de la Ley
de Quiebras para el contrato de compraventa, en el sentido que
podrá resolverse por falta de cumplimiento de las obligaciones
del comprador fallido, salvo cuando se trate de cosas muebles
que hayan llegado a poder de éste.

77.2. SEGURO

La regla del artículo 559 del Código de Comercio relativa al seguro,


que dispuso lo siguiente: “Declarada la quiebra del asegurador
pendientes los riesgos, el asegurado podrá solicitar la rescisión
del seguro o exigir que el concurso afiance el cumplimiento de
las obligaciones del fallido.
Goza de la misma opción el asegurador, si ocurriere la quiebra
del asegurado antes de pagarse la prima.
Si el fallido o el administrador de la quiebra no otorgare
fianza dentro de los tres días siguientes al de la notificación de
la demanda, el seguro quedará rescindido”.
Ha de entenderse que la expresión rescisión que emplea el
legislador apunta a la resolución, como quiera que el supuesto
de la norma transcrita es el cumplimiento de las obligaciones de
los contratantes.

77.3. SOCIEDAD

En el artículo 2106 del Código Civil se establece que expira


asimismo la sociedad por la incapacidad sobreviniente o la in-
solvencia de uno de los socios, a cuyo respecto nos remitimos a
lo considerado sobre la quiebra de las sociedades en la primera
parte de esta obra.61
61 Véase Nº 23 de esta obra.

306
CAP. IV: EFECTOS DE LA QUIEBRA EN RELACIÓN CON LOS CONTRATOS…

78. SITUACIÓN DE LOS FIADORES Y CODEUDORES


DEL FALLIDO

Al analizar la exigibilidad de las deudas del fallido en relación


con el efecto dispuesto en el artículo 67 de la Ley de Quiebras,
tuvimos ocasión de expresar que el principio afecta a la caduci-
dad del plazo de las obligaciones que contrajo el fallido como
deudor directo y por eso no se podría hacer efectiva la deuda
respecto de los fiadores y codeudores del fallido, cuyo alcance
guarda relación con lo establecido en el Código Civil, según lo
previsto en los artículos 1520 inciso 1º62 y 2054 del Código Civil,63
a menos que el fallido fuese aceptante de una letra de cambio,
librador de una letra no aceptada o suscriptor de un pagaré,
porque en tal caso operará la caducidad del plazo de los demás
obligados que responden solidariamente, como los avalistas y los
endosantes.64

79. SITUACIÓN DE LOS PROMITENTES COMPRADORES,


ACREEDORES PRIVILEGIADOS Y DEL ARRENDADOR

Al comentar el efecto de la declaración de quiebra que estatuye


el artículo 70 de la ley, advertimos las consecuencias que irroga la
quiebra del promitente vendedor y la situación desmedrada que
se les produce a los promitentes compradores, especialmente en
cuanto al ejercicio de la acción resolutoria de la promesa para
recuperar los adelantos del precio a cuenta del contrato definitivo
que hubieren consignado.65

62 Hay que armonizar esta regla con la del artículo 1522, que mira a la subro-

gación en los derechos del acreedor del deudor solidario que ha pagado la deuda
para repetir contra los demás, en cuyo caso la parte o cuota del deudor insolvente
se reparte entre todos a prorrata de las suyas, como indica el inciso 3º.
63 Esta consecuencia es sin perjuicio del derecho que tiene el fiador de perseguir

el relevo o que se le caucionen las resultas de la fianza o que se consiguen medios


de pago, conforme al artículo 2369 Nº 3 del Código Civil y en caso que el fiador
cayese en insolvencia, el artículo 2349 del Código Civil le da derecho al acreedor
de exigirle al deudor que proceda a prestar nueva fianza.
64 Véase Nº 55 de esta obra.
65 Véase Nº 57.3 de esta obra.

307
SEGUNDA PARTE: EFECTOS DE LA QUIEBRA

Además, en cuanto a las consideraciones que en su oportuni-


dad expusimos respecto de la situación de los acreedores hipote-
carios, prendarios y retencionarios, así como del arrendador en
caso de quiebra del arrendatario, nos remitimos a lo comentado
en la primera parte de esta obra, en relación con el análisis del
artículo 71 de la ley.66

80. EN RELACIÓN AL CONTRATO DE TRABAJO

Respecto de los efectos de la quiebra en lo que mira al contrato


individual de trabajo, ha de señalarse que el Código del Trabajo
no ha establecido que la quiebra del empleador sea una causal
de término del contrato.
Otra cosa es dilucidar si podría incluirse como una justa causa
de su terminación en el alcance del Nº 5 del artículo 159, que se
funda en la conclusión del trabajo o servicio que dio origen al
contrato, o en la del Nº 6, que se refiere al caso fortuito o fuerza
mayor.
En cuanto a la primera causal citada, en caso que el síndico
al incautarse de los bienes cerrase bajo sello y paralizase de todo
punto la actividad de los locales, oficinas y establecimientos del
fallido, según la primera parte del inciso 99 de la ley, obviamente
que se configuraría la causal, pero ello no quita que deba cumplirse
con las formalidades que la ley exige para dar término al contra-
to. Igual criterio ha de aplicarse si se dispusiese la continuación
provisoria del giro, que entraña propiamente liquidar el stock de
mercaderías existentes en los locales, oficinas o establecimientos,
con lo que se facilita simplemente la realización de los bienes,
como por lo demás lo dispone la misma norma citada.
En el caso de acordarse la continuación efectiva del giro con
arreglo a lo dispuesto en la ley en los artículos 112 y siguientes,
ha de observarse que como los bienes que se adscriben al giro
forman un patrimonio separado, que es distinto e independiente
del resto de los bienes del fallido, cuyo propósito es preservar
este patrimonio en el solo interés de la masa y con cargo a los
recursos que él mismo genera, ha de sustentarse su prosecución.

66 Véase Nº 58 de esta obra.

308
CAP. IV: EFECTOS DE LA QUIEBRA EN RELACIÓN CON LOS CONTRATOS…

En la práctica se suele invocar el término del contrato de los


trabajadores según la causal señalada y el administrador del giro
procede a recontratar a los trabajadores por cuenta de la masa
que considera necesarios para tal objeto.67-68
En cuanto a si la quiebra puede estimarse que sería un caso
fortuito o fuerza mayor para poner término al contrato de trabajo,
lo descartamos por absurdo, como quiera que el fallido que incu-
rre en cesación de pagos no puede alegar una hipótesis de esta
índole para exculparse del cumplimiento del sus obligaciones,
ni eludir sus responsabilidades.

67 Sobre la materia no hay un criterio uniforme y la jurisprudencia adminis-

trativa y judicial, como la doctrina, lo confirman.


68 En cuanto al fuero de los dirigentes sindicales, interesante resulta lo que ha

resuelto la Corte Suprema en fallo de 2 de noviembre del 2008 en causa Arriagada


Zapata, Javier y otros con Empresa Metropolitana de Residuos Ltda., Rol 3531-
08; en uno de sus considerandos señala: “Aun gozando de fuero los dirigentes
sindicales que como tales ejercían en el sindicato de la empresa demandada, se
ha producido la cesación en sus cargos por una de las circunstancias previstas en
la ley, motivo por el cual aparece como improcedente sancionar al empleador
con el pago de las remuneraciones por todo el período del fuero sindical de
los actores, desde que tal protección ha sido establecida en el entendido de la
existencia y subsistencia del sindicato y de la empresa, y la pertinente sanción
consistente en el pago aludido no se justifica, por cuanto el empleador no ha
dejado de respetar la garantía fundamental del fuero en examen, sino que se ha
producido una situación prevista por la ley que ha extinguido la protección de
que disfrutaban los demandantes”.
En este mismo fallo, el abogado integrante Sr. Rafael Gómez Balmaceda
concurrió a lo resuelto, teniendo presente que “la declaración de quiebra de una
empresa no se concilia con la subsistencia del fuero sindical, como quiera que el
juicio concursal tiene por objeto realizar en un solo procedimiento los bienes que
el fallido ha adscrito a la empresa para proveer al pago de sus deudas, como se
desprende del artículo 1º de la Ley Nº 18.175.
Tampoco resulta ajustada la preservación del fuero sindical en caso que sea
conveniente a los intereses de la masa la determinación de la continuación provi-
sional del giro, porque como la definió expresamente el inciso 2º del consabido
artículo 99, dicha prosecución sólo tendrá por objeto facilitar la realización de los
bienes y preparar una liquidación progresiva, lo que denota la desintegración del
negocio que explotaba la empresa.
Es injustificada la conservación del fuero sindical efectiva si se resolviese en la
quiebra la continuación efectiva del giro del fallido, si se considera que los bienes
que se aportan al giro efectivo forman un patrimonio separado, que es distinto e
independiente al resto de los bienes del fallido que están adscritos a la quiebra,
patrimonio que ha de preservar el interés de la masa, como quiera que con cargo
a sus recursos se prosigue el giro, como lo establece el artículo 114 de la ley, lo que
no se conjuga con la hipótesis del precitado fuero, ni resulta adecuado encarecer
el giro con deudas extrañas a la finalidad para la cual está previsto”.

309
SEGUNDA PARTE: EFECTOS DE LA QUIEBRA

Nos referiremos someramente al alcance que ha de dársele al


artículo 162 del Código del Trabajo, que se refiere a la termina-
ción del contrato de trabajo, y a la discusión que se ha suscitado
sobre su aplicación en el concurso.
El artículo 162 del Código del Trabajo fue modificado en
uno de sus incisos por la Ley Nº 19.631, de 28 de septiembre
de 1999, de modo que, en general, para proceder al despido
de un trabajador, el empleador le deberá informar por escrito
el estado de pago de las cotizaciones previsionales devengadas
hasta el último día del mes anterior al del despido, adjuntando
los comprobantes que lo justifiquen. Si el empleador no hu-
biere efectuado el integro de dichas cotizaciones previsionales
al momento del despido, éste no producirá el efecto de poner
término al contrato de trabajo.
Al respecto, se ha suscitado discusión en orden a si el alcance de
esta disposición, que tiene por objeto mantener vigente el vínculo
contractual, se aplica al juicio de quiebra, mientras no se comunique
a los trabajadores su situación previsional, así como la de estar al
día su empleador en el pago de las cotizaciones previsionales.
Sobre esta materia ha de tenerse presente que, en nuestro
concepto, esta norma no es susceptible de hacerse extensiva al
procedimiento, concursal, porque resulta inconciliable su asidero
con los efectos propios que produce la falencia, si se considera que
la sentencia de quiebra, según el artículo 66 de la Ley Nº 18.175,
fija irrevocablemente los derechos de todos los acreedores en
el estado que tenían el día de su pronunciamiento, y así no se
podría perjudicar al resto de los acreedores con el gravamen que
significaría mantener vigente la obligación de seguir remuneran-
do a los trabajadores hasta que se dé cumplimiento a la deuda
previsional, más todavía si el propio Código del Trabajo dispuso
en el artículo 480 que la acción para reclamar de la nulidad del
despido prescribe a los seis meses, incluida la derivada de la
morosidad por débitos previsionales,69 con lo que la precitada
disposición le limitó incluso su duración.
69 Este criterio ha sido el que ha considerado la Excma. Corte Suprema en

fallo dictado con fecha 30 de septiembre de 2004; Revista de Derecho y Jurisprudencia,


tomo CI, secc. tercera, II parte.
La Dirección del Trabajo en Dictamen Ord. Nº 1.108/00/1999, en el caso de
los dirigentes de los sindicatos Nos 1 y 2 de Empresa SHYF CHILENA S.A. en con-

310
CAP. IV: EFECTOS DE LA QUIEBRA EN RELACIÓN CON LOS CONTRATOS…

81. QUIEBRA DE LOS OBLIGADOS CAMBIARIOS

Para concluir este capítulo nos referiremos someramente al al-


cance que ha de dársele al efecto de la quiebra en relación con
los obligados cambiarios.
Aparte de lo que ya se ha adelantado sobre los obligados
cambiarios, al analizar los efectos de la quiebra, se sintetizan en
los números siguientes algunas ideas generales sobre la quiebra
que puedan afectarlos:

81.1. QUIEBRA DEL PORTADOR DE LA LETRA DE CAMBIO

El portador es el actual titular del documento y por lo mismo


tiene la facultad de cobrar el derecho de crédito que emana de
la letra y en caso de ser declarado en quiebra, como consecuencia
de quedar privado de la administración de sus bienes, pierde la
facultad de ejercer el derecho, como lo establece el artículo 57
de la Ley Nº 18.092, en armonía con los artículos 52 Nº 5 y 64 de
la Ley Nº 18.175 y del artículo 1578 Nº 3 del Código Civil.

81.2. QUIEBRA DEL LIBRADO O ACEPTANTE


DE LA LETRA DE CAMBIO

El librado es aquel al cual el librador al girar la letra de cambio


le da la orden de pagarla, y aceptada que fuere por el librado,
se constituye como aceptante en el principal, personal y directo
obligado al pago.
Pues bien, si el librado fuese declarado en quiebra antes de
aceptarla, quiere decir que no podrá hacerlo después, como
quiera que no podrá contraer nuevas obligaciones que afecten a
la masa y como consecuencia de ello el responsable de su pago
será el librador y los demás obligados por garantía, si los hubiere,
como son los endosantes y avalistas.
A su vez, si fuere declarado en quiebra el librado que ya
hubiese aceptado la letra y que por lo mismo tiene la condición
tinuidad de giro, de fecha 13 y 20 de marzo de 2001. Esta postura tiene su origen
en Dictamen Ord. Nº 3.299/253 de 7 de agosto del 2000, “Que si la misma ley no

311
SEGUNDA PARTE: EFECTOS DE LA QUIEBRA

de aceptante, no corre el perjuicio de las acciones cambiarias en


caso que no se requiriese el protesto en tiempo y forma, según
el artículo 79 inciso 2º, y se produce la caducidad del plazo del
vencimiento del título para hacer efectivo su cobro contra el pro-
pio aceptante, el librador y los demás obligados por garantía, por
aplicación de los artículos 67 de la ley y 81 de la Ley Nº 18.092.

81.3. QUIEBRA DEL LIBRADOR DE LA LETRA DE CAMBIO

Si se declarase la quiebra del librador respecto de una letra no


aceptada, opera la caducidad del plazo y el portador deberá
verificar el crédito por ser su deudor directo y en caso de haber
obligados por garantía, habrán de responder de la obligación en
forma solidaria.
Si la quiebra se declara habiéndose aceptado la letra, debe el
portador dirigir el cobro contra el aceptante, y si no paga, deberá
requerir el protesto por falta de pago, para evitar el perjuicio de
la letra.

81.4. QUIEBRA DEL SUSCRIPTOR DEL PAGARÉ

El suscriptor es el que se reconoce deudor del título por el solo


hecho de firmarlo y por lo mismo su quiebra faculta al titular del
pagaré para perseguir su pago antes del vencimiento, verificando el
crédito en la quiebra, así como además tiene el derecho de hacer
efectiva la obligación cambiaria contra los demás responsables, si
los hubiere, en los mismos términos que respecto del librador.

hace distingo alguno o excepción al respecto, y por lo demás, una declaratoria de


quiebra es un procedimiento judicial de administración y liquidación de los bienes
de la fallida para hacer pago de sus deudas, lo que no podría alterar las normas
legales laborales si la empresa en sí continúa existiendo y ocupa trabajadores, con
mayor razón si se encuentra declarada en continuidad de giro, como ocurriría en
la especie”.

312
82. IDEAS GENERALES

Es conveniente reseñar en este acápite las características fun-


damentales que singularizan a los órganos que ha instituido el
legislador para intervenir en el juicio de quiebra y de los cuales
ya hemos adelantado algunos antecedentes generales en la
primera parte de esta obra, en el entendido de facilitar así el
estudio y destacar el respectivo rol que a ellos les incumbe en el
procedimiento concursal, del cual nos ocuparemos en el capítulo
siguiente y que, como se sabe, lo ha demarcado la ley en cuatro
etapas principales, que tienen por objeto lo siguiente:
a) La determinación del activo, que regula el Título VII;
b) La fijación del pasivo, que trata el Párrafo I del Título X;
c) La realización del activo, que está regida en el Titulo IX, y
d) La gradación y pago de los créditos, a que está dedicado
el Párrafo II, del Título X.
Teniendo el juicio de quiebra por finalidad la realización, en
un solo procedimiento, de los bienes del fallido para proveer al
pago de sus deudas y concitando su apertura como efecto fun-
damental el desasimiento, que lo inhibe de la administración y
disposición de sus bienes, no podía escapar al legislador,70 si que-
ría salvar el concurso y facilitar el cumplimiento de los objetivos
que persigue como designio el juicio de quiebra, la necesidad

70 Como lo señala el autor JOSÉ A. RAMÍREZ en su libro La Quiebra, Ed. Bosch,

Barcelona, 1959, tomo I, p. 417.

315
TERCERA PARTE: EXAMEN SOBRE LOS ÓRGANOS DE LA QUIEBRA

ineludible de estatuir ciertos órganos idóneos capaces de llevar


a cabo dicho cometido.
Por lo demás, si el juicio produce un estado indivisible, como
quiera que el fallido adscribe todos sus bienes al concurso y los
acreedores afectan sus respectivos créditos al resultado del mismo,
es indispensable admitir que este estado de indivisión forzoso
que se forma y que carece de personificación debe disponer
de ciertos órganos para que pueda desenvolver cabalmente su
actividad durante la marcha del juicio, cada uno de los cuales
desempeña diversas funciones que le son inherentes, como son
las siguientes:
1. La dirección y jurisdicción, que le compete al tribunal de
la quiebra;
2. La supervigilancia que la ley le confía a la Superintendencia
de Quiebras;
3. La administración y representación, que le incumbe al
síndico de quiebra, y
4. Hay un órgano de deliberación, en el cual coparticipan
los diversos acreedores que concurren al juicio y que está consti-
tuido por la junta de acreedores, a través de la cual se manifiesta
la voluntad de la colectividad de sus miembros.
Desde luego, todo el procedimiento se concentra en el tribu-
nal de la quiebra, con lo que el juzgado que conoce de la quiebra
tiene la necesaria unidad de dirección y las suficientes facultades
en el ámbito de su competencia para resolver, dentro del juicio,
todas las cuestiones que ante el mismo se suscitan.
Por su naturaleza de órgano jurisdiccional, no podría por sí
solo llevar un control y supervigilancia adecuados de las diversas
y complejas operaciones del juicio y de allí que se haya estableci-
do que en tal carácter cumpla esta función la Superintendencia
de Quiebras, a través de la fiscalización de las actuaciones de
los síndicos que intervienen en las diversas etapas del proceso
concursal.
La administración de los bienes y la representación de los
intereses generales de la masa le competen al síndico, que está
al frente del estado indivisible que la quiebra engendra.
A su vez, como los acreedores quedan privados de ejercer
sus acciones individuales y, por lo mismo, no pueden proveer
personal y directamente al pago de sus créditos, deben actuar

316
IDEAS GENERALES

como una masa colectiva y manifestar su voluntad a través de la


junta de acreedores y con tal objeto habrá de adoptar ella misma
los acuerdos que sean necesarios para velar por la protección de
sus comunes intereses.

317
CAPÍTULO I

EL TRIBUNAL DE LA QUIEBRA

83. ÓRGANO RECTOR Y SUPREMO DE LA QUIEBRA

Es el órgano rector y supremo de la quiebra, porque la gestión y


liquidación se ejecuta bajo su potestad, dentro del juicio. Tiene
a su cargo el resguardo y la aplicación del procedimiento que lo
regula, dicta las resoluciones que recaen en las diversas actua-
ciones a que da lugar y resuelve las controversias judiciales que
se promuevan.

84. EJERCICIO DE LA FUNCIÓN JURISDICCIONAL

Con lo ya estudiado, es fácil comprender que la quiebra sea una


institución de carácter eminentemente procesal, como quiera que
sin la procedencia de un juicio no hay quiebra que exista ante
el derecho, y de consiguiente, por muy perfectas que sean en lo
sustantivo las disposiciones del derecho concursal, no se podría
moderar la adversidad que la quiebra provoca, sin una adecuada
regulación del proceso que la morigere, lo que impone como
necesidad que el tribunal de la quiebra debe garantizar que el
procedimiento sea un sabio instrumento de justicia y un eficaz
medio de tutelar el armónico equilibrio de los diferentes intereses
contrapuestos que ha de conjurar. De este modo, ha de evitar el
tribunal que el derecho pueda quedar expuesto a sucumbir por
la ineficacia del proceso, sea por una aplicación deficiente de su
tramitación o bien por la desnaturalización de sus objetivos, lo
que desvirtuaría la institución de la quiebra, porque encima de

319
TERCERA PARTE: EXAMEN SOBRE LOS ÓRGANOS DE LA QUIEBRA

la desgracia que ella concita se yuxtapondría esta otra, con lo


que el infortunio terminaría por transformarla en una amarga
fatalidad.
Entre las funciones judiciales más significativas que le incum-
ben al juez figuran las siguientes:

84.1. DICTA LA SENTENCIA DE QUIEBRA

El tribunal declarará la quiebra en la sentencia definitiva que


dicta, con lo que se producirá la apertura del proceso que da
origen al juicio concursal (artículo 52).

84.2. CONOCE DEL RECURSO ESPECIAL DE REPOSICIÓN

El mismo tribunal ha de conocer del recurso especial de reposi-


ción (arts. 56 y sigts.)

84.3. DESIGNA AL SÍNDICO PROVISIONAL

En la propia sentencia, el juez designa al síndico provisional y le


ordena la incautación bajo inventario de los bienes del fallido y
convoca a los acreedores a la celebración de la primera reunión
en la que se organiza la junta de acreedores y que preside el pro-
pio juez de la causa, previa verificación de los créditos a que se
les insta a sus titulares hacer valer bajo el apercibimiento que les
afectarán los resultados del juicio, sin nueva citación (artículos 52
y 105 y sigts.). El tribunal podrá remover al síndico, conforme a
lo dispuesto en el artículo 22, que describe ciertas causales sobre
las cuales habrá de pronunciarse el órgano jurisdiccional.

84.4. A LZA LA QUIEBRA

Este mismo tribunal alzará la quiebra, al quedar ejecutoriada la


sentencia que declare el sobreseimiento definitivo o la que declare
aprobado el convenio judicial, sea por no haberse impugnado

320
CAP. I: EL TRIBUNAL DE LA QUIEBRA

dentro de plazo o bien por haberse desechado la acción deducida,


según los artículos 167 y 199, en su caso.

84.5. A BRE EL CUADERNO DE ADMINISTRACIÓN

Este tribunal abre el cuaderno de administración, con el inven-


tario de los bienes que acompaña el síndico, y ordena notificarlo
y si hay objeciones, habrá de resolverlas (art. 3º, en relac. al 94
Nº 3).

84.6. FIJA LA FECHA DE CESACIÓN DE PAGOS

Fija la fecha de cesación de pagos, que tiene especial importancia


para el ejercicio de las acciones revocatorias concursales como
para la configuración de la eventual insolvencia punible, según
los artículos 61 y siguientes, en relación con los arts. 74 y sigts. y
218 y sigts.

84.7. CONOCE DE LOS CRÉDITOS VERIFICADOS

Ante el propio tribunal se verifican los créditos y las preferencias


que aleguen al respecto los acreedores; clausura el respectivo
procedimiento de verificación en que se ventilan y decide las
demandas de impugnación que se deduzcan entre otras actua-
ciones (arts. 131 y sigts.).

84.8. DETERMINA LA REALIZACIÓN DE LOS BIENES


DEL DEUDOR

Interviene en diversas modalidades a través de las cuales se ejecuta


la realización de los bienes que la ley regula e incluso si hubiese
causas graves que lo justifiquen, podrá autorizar al síndico para
iniciar de inmediato la continuación efectiva del giro (artículos 99
inciso final y 122, 123 y 124).

321
TERCERA PARTE: EXAMEN SOBRE LOS ÓRGANOS DE LA QUIEBRA

84.9. CONOCE DE LA CUENTA DEL SÍNDICO

Conoce de la cuenta del síndico y resuelve las objeciones que


puedan presentar los acreedores, el fallido y la Superintendencia
de Quiebras (artículo 30).

84.10. DECIDE SOBRE TODA CUESTIÓN QUE SE SUSCITE


EN EL JUICIO

En fin, decide sobre toda cuestión que se suscite en el juicio


de quiebra o en materia de convenios y que se tramitará como
incidente, a menos que la ley señale un procedimiento diverso
(art. 5º).
Como quiera que la quiebra se ventila en un juicio cuyo
proceso se compendía en una serie de actuaciones que tienden
fundamentalmente a la liquidación del activo para el pago del
pasivo del patrimonio de su titular falente, no podemos sino
convenir en la importancia y significado que tiene el órgano ju-
risdiccional para proteger el orden jurídico que se ha impuesto
por este procedimiento, para dar satisfacción al objetivo que
persigue el juicio de quiebra.

322
CAPÍTULO II

LA SUPERINTENDENCIA DE QUIEBRAS

85. IDEAS GENERALES

En la primera parte de esta obra, a propósito de la evolución del


régimen de la quiebra en Chile, se hizo una reseña de las prin-
cipales innovaciones que le introdujo al Código de Comercio la
Ley Nº 4.558, de 4 de febrero de 1929, que entró a regir el año
1931 y que derogó el Libro IV, que regulaba la institución “De las
Quiebras”. Tras aproximadamente 50 años de vigencia de la Ley
Nº 4.558 se dictó el 28 de octubre del año 1982 la Ley Nº 18.175,
que la sustituyó. Entre los cambios más importantes que introdujo
esta ley figura el de haber sustraído de la ex Sindicatura General
de Quiebras la función que antes tenía de administrar las quiebras
con el carácter de servicio auxiliar de los tribunales de justicia,
para confiársela en adelante a los síndicos, quienes dejaron de ser
funcionarios públicos pertenecientes a la planta de aquel organismo
y desde aquel entonces pasaron a ser hasta ahora profesionales
independientes, aunque deben integrar una nómina nacional que
se forma, en que se registran sus respectivos nombramientos, que
se harán por decreto supremo, dictado a través del Ministerio de
Justicia y en cuya Secretaría de Estado se mantiene la nómina.
Por lo mismo, como la ex Sindicatura se declaró en extinción, fue
subrogada por la Fiscalía Nacional de Quiebras, hoy denominada
Superintendencia,71 que tiene como función pública supervigilar
y controlar las actuaciones de los síndicos, como lo consagra el
artículo 7º del Título II de la Ley Nº 18.175.

71 Ver artículo 7º de la Ley Nº 19.806, de 31 de mayo de 2002.

323
TERCERA PARTE: EXAMEN SOBRE LOS ÓRGANOS DE LA QUIEBRA

Ha de advertirse que en virtud de la Ley Nº 20.080, de 24


de noviembre de 2005, se ordenó incluir la Ley Nº 18.175 en el
Libro IV del Código de Comercio, desgajando de esta incorpora-
ción el citado Título II, dedicado a regular a la Superintendencia
de Quiebras, que se inserta ahora en el apéndice del Código de
Comercio, como un texto separado e independiente de la Ley
Nº 18.175.72
La sola existencia de esta institución autónoma del Estado,
con la nominación legal: “Superintendencia de Quiebras”, cuyo
patrimonio se sustenta con los fondos que anualmente le destina
al efecto la Ley de Presupuesto, demuestra que el Estado le ha
atribuido al juicio de quiebra un significado de interés general,
y para cautelarlo ha dotado a esta entidad con el rol de ser un
órgano de la quiebra. Este propósito se ha reafirmado a raíz de
la modificación que se le introdujo a sus atribuciones en la Ley
Nº 20.004, de fecha de 8 de marzo de 2005, que ha acentuado sus
facultades para resguardar en forma más eficaz la fiscalización de
la administración que se le ha confiado respecto de las actuaciones
de los síndicos en las quiebras, como objetivo de conveniencia
pública que es preciso atender.

86. FACULTADES Y DEBERES


DE LA SUPERINTENDENCIA DE QUIEBRAS

Para el cumplimiento de sus funciones, la Superintendencia tiene


las atribuciones y deberes que consagra el artículo 8º, entre los
cuales cabe destacar los que se indican más adelante.

86.1. INTERPRETAR ADMINISTRATIVAMENTE LAS LEYES

Para darle fuerza suficiente a la fiscalización de las actuaciones


de los síndicos –así como de los administradores del giro– en
72 Como se explicó en su oportunidad, por Dictamen Nº 34.286 de la Con-

traloría General de la República, de 25 de junio de 2006, se rechazó el DFL Nº 23


del Ministerio de Justicia que ordenaba la incorporación de la Ley Nº 18.175 al
Libro IV del Código de Comercio y no obstante ello aparece incluida en el mismo,
aunque conserva su articulado.

324
CAP. II: LA SUPERINTENDENCIA DE QUIEBRAS

relación con su gestión técnica, jurídica y financiera, se ha


comprendido ahora en el Nº 1 del artículo 8º interpretar admi-
nistrativamente las leyes, pero debe entenderse que su alcance
está restringido a quienes la Superintendencia fiscaliza y que
es además sin perjuicio de las facultades jurisdiccionales que
les corresponden a los tribunales competentes, ante los cuales
podrá reclamarse del criterio interpretativo que hubiese de-
terminado o ser discutido ante el juez en causas promovidas
que les corresponda resolver y siendo esta instancia posible,
pierde su importancia, porque en definitiva se desemboca en
la interpretación judicial de la ley, conforme a las normas que
ha dictado como máximas de aplicación general el Código Civil
en su Título Preliminar.

86.2. EXAMEN DE LA CONTABILIDAD Y DEMÁS CUENTAS


RELATIVAS A LA QUIEBRA, CONVENIO O CESIÓN DE BIENES
A QUE SE REFIERE EL Nº 2

Su revisión tiene interés para determinar el activo y pasivo de


la masa; la conducta del síndico; la eventual ocurrencia de una
insolvencia punible como de las acciones revocatorias concursa-
les que procedan entre otros aspectos, por lo que puede funda-
mentalmente la Superintendencia ordenar la exhibición de la
documentación pertinente y se reputa una falta grave del síndico
rehusar el cumplimiento de la exhibición requerida.

86.3. PRACTICAR AUDITORÍAS EXTERNAS

La Superintendencia está ahora autorizada con la citada mo-


dificación para ordenar auditorías externas en determinadas
quiebras y para casos calificados,73 en los cuales la junta de
acreedores habrá de designar los auditores y fijarles además
sus remuneraciones.

73 Como lo serían quiebras de cierta envergadura, cuya complejidad justifique

la diligencia y siempre que se enmarque la medida dentro de las instrucciones


generales que el propio Servicio hubiese dispuesto.

325
TERCERA PARTE: EXAMEN SOBRE LOS ÓRGANOS DE LA QUIEBRA

86.4. CONSERVACIÓN DE LA DOCUMENTACIÓN DE LA QUIEBRA

Asimismo, la Ley Nº 20.004 zanjó una añeja dificultad en cuanto


a la conservación de la documentación de la quiebra, al haber
fijado el plazo de un año para guardar los libros y papeles, contado
desde la época en que la sentencia que declare el sobreseimiento
definitivo quede firme, lo que no quita que la Superintendencia
pueda autorizar a los síndicos para devolver al fallido parte de los
antecedentes antes del término señalado, o bien que los docu-
mentos se conserven en microfilmaciones u otras reproducciones
en reemplazo de los originales, aunque debe tenerse presente
que no procede desde luego la destrucción de documentos que
digan relación con un juicio pendiente.

86.5. INSTRUCCIONES OBLIGATORIAS SOBRE MATERIAS


DE SU CONTROL

En cuanto a la potestad normativa prevista en el Nº 3 y que le


corresponde ejercer a la Superintendencia, la Ley Nº 20.004 en-
derezó el alcance que tienen las instrucciones obligatorias que
imparte sobre las materias de su control, en cuanto pueden tener
el carácter de ser de general aplicación para todos los síndicos o
para cada uno de ellos en particular y en términos específicos para
determinadas actuaciones a que deberán ceñirse en su cometido,
así como la de ir dirigidas a los administradores del giro.74

86.6. FACULTADES DISCIPLINARIAS

Respecto de las facultades disciplinarias que tiene el Servicio, la


modificación que introdujo la Ley Nº 22.004 sustituyó en el Nº 5
del artículo 8º la medida que tenía de representarle a la junta de
acreedores cualquier infracción en que incurriesen los síndicos y
de proponerle su revocación si fuese necesario, por la de aplicarles
74 Es muy corriente que la Superintendencia en el ejercicio de sus funciones

de fiscalización formule reparos y observaciones a las gestiones que los síndicos


realizan y por lo mismo los instruye a subsanarlos y salvarlos, lo que es sin perjuicio
de sus facultades disciplinarias cuando importen irregularidades.

326
CAP. II: LA SUPERINTENDENCIA DE QUIEBRAS

en lo sucesivo sanciones a ellos o a los administradores del giro


por infracciones a las leyes, reglamentos, normas que los rijan
o por el incumplimiento a sus instrucciones, las que impondrá
administrativamente, en forma directa, por resolución fundada,
previa audiencia del afectado. Las sanciones van desde una cen-
sura por escrito; una multa de hasta UF 100, para terminar con
una suspensión por el máximo de seis meses para asumir nuevas
quiebras, convenios o cesiones de bienes. Hay un procedimiento
de reclamo del que conoce la Corte de Apelaciones del domicilio
del síndico75.
En armonía con lo previsto en el Nº 5 figura la remoción o
revocación del síndico a que se refiere el Nº 9 del artículo 8º,
cuando la Superintendencia lo sorprendiese en conductas que
importen cualquier infracción, falta o irregularidad, lo que se
hace extensivo a los administradores del giro, en cuyos casos
podrá proponer, si lo estima necesario, su remoción al juez de la
causa o su revocación a la junta de acreedores.76

75 El reclamo deberá interponerse dentro de 10 días, contados desde la noti-

ficación de la resolución, y deberá ser fundado. La Corte deberá pronunciarse en


cuenta sobre la admisibilidad del reclamo y si se interpuso dentro de plazo, para
que una vez admitido el recurso, pueda la Superintendencia evacuar el traslado
de que ha de darle la Corte, como señala la ley. Evacuado el traslado, la Corte
ordenará traer “los autos en relación”, agregándose la causa en forma extraordi-
naria a la tabla del día siguiente, previo sorteo de la sala, cuando corresponda. Si
el tribunal no ordenare una medida para mejor resolver, dictará fallo dentro de
30 días, como se establece en la ley. No procede ulterior recurso, salvo la queja,
en nuestro concepto. El reclamo no suspende los efectos de la resolución, pero la
Corte podrá decretar una orden de no innovar, mientras decide el recurso. No se
contempla el recurso de reposición ante la propia autoridad, lo que seguramente
deberá instruir el Servicio, para dar lugar a su procedencia y regular su tramitación
y por lo mismo, si así se resolviese, el reclamo ante la Corte, en este caso, habrá de
correr desde que se resuelva la reposición.
76 El juez, de oficio o a solicitud de la Superintendencia, conocerá de la peti-

ción de remoción, en la forma establecida para los incidentes, cuando las personas
señaladas incurran en faltas reiteradas o en falta grave o en el incumplimiento del
pago de las multas señaladas o en irregularidades en relación con su desempeño
o si se encuentran en notoria insolvencia. El juez, de oficio o a petición del Super-
intendente, suspenderá al síndico mientras se tramita el incidente de remoción,
cuando estime que se ha afectado o se puede afectar la adecuada administración
de la quiebra o considere que hay presunciones graves de la existencia de las cau-
sales invocadas para la remoción. Sin perjuicio de lo anterior, en cualquier estado
de la quiebra, el juez de oficio podrá suspender al síndico de sus funciones en
ella, cuando considere que los antecedentes lo justifican. Podrán intervenir como
coadyuvantes el fallido y los acreedores individualmente.

327
TERCERA PARTE: EXAMEN SOBRE LOS ÓRGANOS DE LA QUIEBRA

Esto no quita que el juez puede de oficio promover una in-


cidencia de remoción del síndico, dada su autoridad de órgano
rector de la quiebra.

86.7. OBJECIÓN DE LA CUENTA DEFINITIVA


DEL SÍNDICO

Para el cumplimiento de sus funciones, agregó la modificación


que se analiza la facultad que tiene la Superintendencia de objetar
la cuenta definitiva de administración que rinden los síndicos,
como quedó establecido en el Nº 6.77

86.8. INFORMA A LOS TRIBUNALES DE JUSTICIA

Seguidamente, el Nº 10 vino a legalizar una función que el Servicio


ha ejercido en la práctica, cual es la de informar a los Tribunales
de Justicia los antecedentes que los jueces requieran en materias
que sean de su competencia,78 lo que destaca el significado de
organismo auxiliar que tiene esta institución al proporcionar esas
informaciones en las causas judiciales.

86.9. R EGISTRO GENERAL DE LAS QUIEBRAS


E INFORMACIÓN AL PÚBLICO

El Nº 11 ha completado la exigencia que ha tenido la función de


llevar el rol o registro general de las quiebras que se mantiene en
la Secretaría General y que ha de incluir ahora las continuaciones
de giro, los convenios judiciales y cesiones de bienes. Este libro

77 Siempre se entendió por el Servicio que era prerrogativa del mismo objetar

las cuentas de administración que los síndicos rendían, porque era absurdo que
teniendo facultades para supervigilar sus actuaciones durante toda su gestión, no
pudiese controlar la más importante, y que tenía lugar cuando el síndico concluye
su administración. Queda esto ahora señalado explícitamente.
78 La Superintendencia ha de informar antes que el juez resuelva la incidencia

que se promueva con motivo de la objeción a la cuenta definitiva del síndico, según
lo dispuesto en el artículo 31.

328
CAP. II: LA SUPERINTENDENCIA DE QUIEBRAS

tiene un carácter público y de cuyas anotaciones han de exten-


derse las certificaciones y copias que correspondan.
El inciso final del Nº 14 agrega que la Superintendencia ha
de tener a disposición del público una información actualizada
acerca:
a) De la Nómina de Síndicos.
b) Del número de quiebras que tenga a su cargo cada sín-
dico.
c) Del total de quiebras que se declaran cada año.
d) Del número de convenios vigentes, y
e) Otras informaciones relevantes.
La Superintendencia además edita una publicación, que es
el Boletín Informativo, en el cual aparecen artículos de redacción
sobre problemas concursales y además gráficos y estadísticas sobre
las quiebras y que se difunde con cierta periodicidad.79

86.10. A SESORAR AL MINISTERIO DE JUSTICIA

Por último, los números 12, 13 y 14 establecen entre las funciones


del Servicio las de: asesorar al Ministerio de Justicia en materias
de su competencia y proponer las reformas legales y reglamen-
tarias que sea aconsejable introducir, como han sido las diversas
iniciativas que ha tenido este organismo en la preparación de
diversos informes sobre proyectos de ley que se han cristalizado
en las modificaciones que ha tenido la Ley Nº 18.175 y que ya se
han considerado; de recepcionar y tramitar las denuncias que
se formulan contra los síndicos y administradores del giro en el
desempeño de sus cargos por los acreedores, el fallido o terceros
interesados, así como las de ejercer las demás funciones que le
encomiende la ley y de las que haremos mención más adelante,
como lo es la de citar desde luego a junta extraordinaria de
acreedores según el artículo 117, la de ser oída en los conflictos

79 El primer Boletín Informativo que se editó por el Servicio correspondió al

ejemplar que se publicó con fecha 1º de octubre de 1985, siendo a la sazón su


representante legal y su director los autores de esta obra; precisamente en este
Boletín se incluye un artículo relativo a los objetivos y funciones de la ex Fiscalía
Nacional de Quiebras.

329
TERCERA PARTE: EXAMEN SOBRE LOS ÓRGANOS DE LA QUIEBRA

que se susciten entre el síndico y los administradores del giro, a


que se refiere el inciso 3º del artículo 113, o la del control que
ha de ejercer respecto del experto facilitador a que alude el ar-
tículo 177 ter de la ley.

87. PARTICIPACIÓN SUPLETORIA


DE LA SUPERINTENDENCIA DE QUIEBRAS
EN LOS DELITOS CONCURSALES

Ha de hacerse un alcance, para completar las funciones de la Su-


perintendencia, en relación con el juicio de calificación criminal
y el rol que a ella le incumbe.
a) La Ley Nº 19.806, de 31 de mayo del 2002, derogó los nú-
meros 7 y 8, que facultaban a la ex Fiscalía Nacional de Quiebras
para actuar como parte en el juicio de calificación, así como para
interponer la acción penal para perseguir la responsabilidad
criminal del síndico, respectivamente.
b) Modificó además el artículo 222, que le permitía a la ex
Fiscalía Nacional de Quiebras requerir la instrucción de un suma-
rio ante el tribunal que tuviera jurisdicción en lo criminal, para
indagar la responsabilidad penal del fallido o sus representantes
y mandatarios.
c) Derogó el artículo 225, que le reconocía a la ex Fiscalía
Nacional de Quiebras el derecho de figurar como parte en el
juicio criminal, sin formalizar querella.80
d) La misma Ley Nº 19.806 dispuso que si la junta de acree-
dores o uno cualquiera de los acreedores no presentaba una
denuncia o no interponía una querella, cuando hubiese mérito
para pesquisar un hecho presuntivo de insolvencia punible, recién
la Superintendencia podía denunciarlo al Ministerio Público.
e) La Ley Nº 20.004 volvió a modificar este artículo, redu-
ciendo la intervención de la junta a la mera denuncia.
De esto resulta, entonces, que la Superintendencia, con
motivo de la reforma procesal penal, ha perdido la gravitación
que antes tenía en los delitos concursales, como quiera que su

80 La ex Fiscalía organizó un Departamento de Auditoría Penal de muy alto nivel

y que ahora ha de entenderse que ha dejado de ejercer la actividad que atendía.

330
CAP. II: LA SUPERINTENDENCIA DE QUIEBRAS

función se ha reducido ahora a una actuación supletoria y de


resultados inciertos.
Supletoria, porque interviene en subsidio de la junta de acree-
dores o de uno cualquiera de los acreedores, y es incierta, porque
se traduce en dar noticia de los hechos al Ministerio Público, para
que el Fiscal investigue si pueden constituir o no una ilicitud, y
como esta es una instancia que no es jurisdiccional, bien puede
ocurrir que se pierda el rumbo y se archive provisionalmente la
investigación o que no se llegue a juicio oral, sea por suspensión
condicional del procedimiento o por un mal entendido acuerdo
reparatorio entre la víctima y el imputado, según las normas del
Código Procesal Penal, sin considerar que esta clase de ilicitu-
des compromete gravemente los intereses generales del orden
público económico, aparte de afectar la fe y credibilidad en que
se sustenta la vida de los negocios.
Además, cabe señalar que las presunciones de quiebra punible
que se establecen en los artículos 219, 220 y 221 han ido perdiendo
alcance con el dictado del artículo 4º del Código Procesal Penal,
que presume la inocencia del imputado y por lo mismo el Fiscal
instructor tendría que destruir esa inocencia, con lo que se reduce
la fuerza conminatoria del delito concursal que le infundió la Ley
de Quiebras para castigar estos arbitrios ruinosos, respecto de
aquel que de mala fe y con una conducta fraudulenta ha abusado
de sus acreedores y comprometido la fe pública.
Dejamos planteada esta inquietud, porque se advierte, con
decepción y desaliento, que el delito de insolvencia punible
pierde figura y significado y con ello se diluye la consiguiente
responsabilidad criminal de sus autores.

331
CAPÍTULO III

EL SÍNDICO

88. GENERALIDADES

El Título III de la ley está dedicado a la regulación de los síndicos


y en los diversos párrafos en que se divide la materia se ocupa
el legislador de la nómina nacional que han de integrar; de la
designación y asunción de sus cargos; de las atribuciones y debe-
res que tienen; de la cuenta que han de rendir y de la cesación
en sus cargos; de la remuneración a que tienen derecho, y de la
responsabilidad que contraen en el ejercicio de sus funciones.
El estudio pormenorizado de cada uno de estos acápites com-
prometería la idea inicial de reducir su enfoque a una síntesis
del rol que a ellos les incumbe en sus actuaciones como órgano
de la quiebra, por lo que debemos sacrificar su análisis para no
desviar el rumbo de este propósito.

89. FISONOMÍA JURÍDICA DEL SÍNDICO

El perfil que tiene la figura jurídica del síndico en la quiebra lo


ha dilucidado claramente el inciso primero del artículo 27 de la
ley, en cuanto declara que “El síndico representa los intereses
generales de los acreedores, en lo concerniente a la quiebra, y
representa también los derechos del fallido, en cuanto puedan
interesar a la masa, sin perjuicio de las facultades de aquellos y
de éste determinadas por la ley”.
Del significado que se le ha atribuido a su fisonomía legal se
desprende que el síndico ostenta la condición de ser el órgano

333
TERCERA PARTE: EXAMEN SOBRE LOS ÓRGANOS DE LA QUIEBRA

que está propiamente al frente del estado indivisible que provoca


la declaración de la quiebra, según el artículo 2º. Este estado ads-
cribe al concurso todos los bienes del activo del fallido, así como
el conjunto de los derechos de cada uno de los acreedores que
afectan al pasivo, en cuyo alcance se sintetiza el interés general
que entraña el juicio de quiebra y que el síndico ha de resguardar.
La formación de la masa de acreedores que este estado supone
importa la idea que los acreedores afectados por la quiebra no
actúan ante el tribunal como individuos, sino como una agrupa-
ción, en la cual sus intereses contrapuestos se armonizan en el
común propósito de ejercer el derecho de prenda general que a
todos les compete en el patrimonio del fallido.
De ahí que el síndico en buenas cuentas sea entonces el re-
presentante legal de la quiebra, y en tal carácter ha de defender
el interés general de la masa y para la consecución de su finalidad
se promueve el juicio concursal.
En tal carácter, no actúa en representación de los acreedores
de manera aislada, sino que únicamente como integrantes de la
masa, ni actúa en la representación plena del fallido, sino que
sólo en cuanto el deudor falente es el sujeto pasivo del procedi-
miento y titular de los bienes comprendidos en la quiebra y que
han de liquidarse para proveer al pago de sus deudas. De no ser
así, no se explicaría la salvedad que hizo el legislador respecto
de las facultades que individualmente tienen para intervenir los
acreedores, así como el fallido, en el juicio y en que los intereses
de los unos y del otro no se diluyen, ni desaparecen de la esfera
general del concurso, y por lo mismo pueden estar en contradicción
con los del síndico, que salvaguarda la masa.81 Queda este matiz

81 En la quiebra FHORMA CONSTRUCCIONES LIMITADA, del año 1984,

se planteó una interesante cuestión respecto de la actuación del síndico como


representante del fallido y en interés de los acreedores, en orden a si el síndico
tenía facultades para desalojar a quienes habrían adelantado el precio de la
compraventa de los departamentos que ocupaban, en razón de los contratos de
promesa que habían celebrado con la empresa fallida y sin que se les hubiere
otorgado la escritura pública definitiva y tenían consigo los departamentos, como
consecuencia de habérseles hecho la entrega material y para lo cual el síndico
había decidido cobrarles una renta de arrendamiento, que no habían pagado. La
situación aparece descrita en el Boletín Informativo Nº 17 de la ex Fiscalía Nacional
de Quiebras y a la sazón se informó al tribunal de la causa que no quedaba com-
prendido dentro de las facultades del síndico adoptar tal medida, porque encima

334
CAP. III: EL SÍNDICO

especialmente de manifiesto, v. gr., cuando el fallido deduce el


recurso especial de reposición u objeta el inventario o la fecha de
cesación de pagos o bien cuando se impugnan los créditos que se
verifican en el concurso o se deduce por alguno de los acreedores
el derecho legal de retención u otra pretensión en amparo de sus
derechos, como lo sería invocar el pago administrativo del crédito
relativo a las remuneraciones que alegare un trabajador.

90. FUNCIONES DEL SÍNDICO

Fácilmente ha de comprenderse que si el síndico encarna al


órgano que representa a la quiebra, quiere decir que su función
primordial ha de consistir en actuar en resguardo del interés ge-
neral de la masa y para cautelarlo ha de intervenir en las distintas
operaciones que suscitan las diversas etapas que comprende el
juicio concursal y que persiguen en suma liquidar el activo del
patrimonio del fallido para absorber su pasivo.
Este alcance es lo que refleja el artículo 27, que contiene la
enumeración de las atribuciones y deberes que especialmente al
síndico le incumben, y que le confía la gestión de intervenir en
las cuatro fases que comprende la secuencia del procedimiento
en que se substancia el juicio concursal.

90.1. CONFECCIONAR EL INVENTARIO E INCAUTARSE


DE TODOS LOS BIENES Y PAPELES DE LA QUIEBRA,
PARA DETERMINAR EL ACTIVO

Deberá además exigir al fallido que le informe sobre el estado de


sus negocios. Deberá cerrar los libros de la contabilidad. Cobrar
los créditos del activo de la quiebra. Instar por la continuación
del giro, en su caso.

del incumplimiento en que había incurrido la fallida como promitente vendedora,


no correspondía que pretendiese recuperar la tenencia material, a pretexto de
no haber los promitentes compradores pagado el precio de un arriendo que el
síndico se proponía cobrar, lo que se reputó que constituía un enriquecimiento
injusto que no era dable tolerar, como derecho de aquellos que el síndico podía
invocar para amparar al fallido.

335
TERCERA PARTE: EXAMEN SOBRE LOS ÓRGANOS DE LA QUIEBRA

90.2. EXAMEN DE LOS CRÉDITOS PARA DETERMINAR


EL PASIVO

Respecto de la determinación del pasivo, la ley le confía hacer un


prolijo examen de los créditos que se presentan a la verificación
y si no encontrase justificado el crédito o su preferencia, deberá
deducir la demanda de impugnación. Deberá velar por el cierre
del procedimiento de verificación y en su oportunidad deberá
confeccionar la nómina de los créditos no impugnados, para que
los acreedores que figuren en esta lista puedan participar en los
repartos, de acuerdo al artículo 143 inciso final.

90.3. R EALIZAR LOS BIENES DE LA MASA

Realizar los bienes de la masa, ateniéndose a las formas dispuestas


por la ley y a los acuerdos de la junta (art. 120).
Como el dinero no se realiza, deberá depositarlo en un
banco comercial u otra institución financiera a interés, debien-
do tener cuidado de mantener una cuenta separada por cada
quiebra y abrir las cuentas a nombre de las quiebras y no en el
suyo propio.

90.4. DEBERÁ HACER LOS REPARTOS DE FONDOS

En la forma y orden de preferencia que la ley establece, según


los artículos 147 y siguientes. La ley agrega que debe hacer las
publicaciones e inscripciones que deben llevarse a efecto en el
juicio. Puede celebrar transacciones, previo acuerdo de la junta.
Puede solicitar préstamos, para subvenir a los gastos de la quiebra.
Deberá proponer la fecha de cesación de pagos al tribunal. Habrá
de informar los convenios preventivos y asumir la intervención en
ellos. Le corresponderá interponer las acciones reivindicatorias,
resolutorias y revocatorias que procedan, así como desempeñar
las otras funciones que le encomienda la ley y sin que pueda de-
legarlas, sino en los términos y con las limitaciones que se han
previsto en el artículo 28.

336
CAP. III: EL SÍNDICO

91. ASPECTOS ADMINISTRATIVOS Y DE CARÁCTER


PROCESAL DE LOS SÍNDICOS

Considerada que ha sido la fisonomía del síndico desde el punto


de vista del derecho sustantivo, ha de analizarse sucintamente su
figura en función de ciertos aspectos que tienen la índole de ser
del ámbito administrativo y además de carácter procesal y que
inciden fundamentalmente en su nombramiento, inhabilidad,
designación, cese y separación del cargo, garantía, rendición de
cuenta y otras materias de interés.

91.1. NÓMINA NACIONAL DE SÍNDICOS

Como se adelantó, el Ministerio de Justicia lleva una Nómina


Nacional de Síndicos, integrada por aquellos que legalmente
están investidos para ejercer sus cargos.82

91.2. NOMBRAMIENTO

El nombramiento de los síndicos que conformarán la nómina se


hará por decreto supremo expedido a través del Ministerio de
Justicia, con lo que quedarán habilitados para ejercer sus funcio-
nes dentro del país, salvo que el síndico hubiere excluido una o
más regiones en su postulación, como lo indica el artículo 16 en
relación con el artículo 18.

91.3. R EQUISITOS PARA SER NOMBRADO SÍNDICO.


PERSONAS QUE PUEDEN POSTULAR

Del significado que resulta del conjunto de las disposiciones le-


gales que regulan la institución, ha de advertirse que solamente
las personas naturales pueden tener el carácter de síndicos, y
para optar a ser nombrados e integrar la nómina nacional, ha

82 La inclusión o exclusión de una persona de la nómina nacional de síndicos

se publicará en el Diario Oficial, indica el artículo 19.

337
TERCERA PARTE: EXAMEN SOBRE LOS ÓRGANOS DE LA QUIEBRA

de acreditarse el título de ingeniero con al menos 10 semestres


de estudios, o de contador auditor, o de contador público, otor-
gados por universidades del Estado o reconocidas por éste, o ser
abogado que haya ejercido la profesión a lo menos por cinco
años, siempre que además los interesados aprueben un examen
de conocimientos ante la Superintendencia de Quiebras.
A su vez, los síndicos que integran la nómina han de rendir
este examen con una frecuencia no superior a 3 años.83

91.4. PERSONAS INHÁBILES PARA SER SÍNDICO

No podrán postular al cargo de síndico:


a) Los que hubieren sido declarados en quiebra, o padezcan
de notoria insolvencia, y quienes dentro de los dos años anteriores
a la declaración de quiebra hubieren actuado como directores o
administradores de la fallida.
b) Los que hayan sido condenados por crimen o simple de-
lito.
c) Los que desempeñen un cargo o función en instituciones
del Estado, de la Administración Pública y demás organismos que
indica la ley.84
d) Los que tuvieren incapacidad física o mental para ejercer
el cargo, y
e) Los que hubiesen sido excluidos de la nómina nacional,
por ciertos hechos imputables que afectan su responsabilidad,
como se considerará en seguida.

91.5. C AUSALES DE EXCLUSIÓN DE LA NÓMINA NACIONAL

El artículo 22 indica taxativamente las siguientes:


1. Por haber sido nombrado en contravención a la ley;

83 El síndico que repruebe el examen quedará suspendido para asumir en

nuevas quiebras, convenios o cesiones de bienes, y deberá rendirlo otra vez, den-
tro del año calendario siguiente, bajo el riesgo de ser separado de la nómina si lo
reprueba. Así resulta del artículo 16.
84 No obstante, no regirá esta incompatibilidad respecto de las personas que

desempeñen un cargo o función en instituciones de educación superior.

338
CAP. III: EL SÍNDICO

2. Por inhabilidad sobreviniente;


3. Por intervenir a cualquier título en quiebras que no estu-
vieren a su cargo;85
4. Por adquirir para sí o para terceros cualquier clase de
bienes en las quiebras, convenios o cesiones de bienes en que
intervenga como síndico;
5. Por enajenar cualquier clase de bienes de las quiebras o
cesiones de bienes en que intervenga como síndico a su cónyuge,
parientes o personas relacionadas que indica la ley;
6. Por proporcionar u obtener cualquier ventaja en las quie-
bras o cesiones de bienes en que intervenga como síndico;
7. Por negarse, sin causa justificada, a aceptar una designa-
ción;
8. Por haberse declarado por sentencia firme, su responsa-
bilidad civil o penal, en conformidad con el art. 38;
9. Por renuncia;
10. Por sentencia ejecutoriada que rechace la cuenta definitiva
que debe presentar a su gestión;
11. Por conducta irregular o infracción grave a las disposi-
ciones legales o reglamentarias o a las instrucciones que imparta
la Superintendencia en uso de sus atribuciones;
12. Por haber sido removido de su cargo en el caso del nú-
mero 9 del artículo 8º;
13. Por reprobar por segunda vez el examen, en el caso del
inciso cuarto del artículo 16, y
14. Por muerte.86
Producidas las circunstancias señaladas en los números
precedentes, el Ministerio de Justicia, de oficio o a petición del
juez de la quiebra o de la Superintendencia, dictará el decreto
de exclusión respectivo, el cual deberá publicarse en el Diario
Oficial.

85 Salvo las actuaciones que le corresponden en su calidad de síndico; de

acreedor con anterioridad a la quiebra; de representante legal en conformidad al


artículo 43 del Código Civil, y de lo previsto en el artículo 28. La delegación parcial
de funciones establecida en este último artículo deberá ser conocida y aprobada
en la siguiente junta de acreedores.
86 Todo síndico podrá reclamar de su exclusión, como se analizó al tratar las

funciones de la Superintendencia de Quiebras.

339
TERCERA PARTE: EXAMEN SOBRE LOS ÓRGANOS DE LA QUIEBRA

92. GARANTÍA EXIGIBLE AL SÍNDICO

La junta de acreedores, en su primera reunión ordinaria, deberá


acordar si procede o no exigir al síndico una garantía por el fiel
desempeño de su cargo y, en su caso, la clase y monto corres-
pondiente.
El síndico deberá mantener vigente la garantía mientras sub-
sista su responsabilidad.87

93. DESIGNACIÓN Y ASUNCIÓN AL CARGO


EN UNA DETERMINADA QUIEBRA

93.1. PERSONAS QUE PUEDEN SER DESIGNADAS SÍNDICOS

Una cosa es ser nombrado síndico y otra es ser designado para


asumir una quiebra, por lo que a la época de solicitarse la res-
pectiva declaración de quiebra, habrá el síndico de formar parte
de la nómina.

93.2. IMPEDIMENTOS PARA SER NOMBRADOS SÍNDICOS


EN UNA QUIEBRA

El artículo 24 establece que no podrán ser designados síndicos


de una quiebra, convenio o cesión de bienes:
1. El cónyuge ni los parientes del fallido o deudor que indica
la ley, así como directores o administradores del fallido, en los
dos años anteriores a la quiebra.
2. Los acreedores y deudores del fallido y los que tuvieren
un interés directo o indirecto en la quiebra.
3. Los administradores de bienes del fallido, como asimismo
los trabajadores de los acreedores y deudores del aquél.
4. Los que tengan objetada la cuenta en sus quiebras y se
insistiere en uno o más reparos. Sin embargo, si las objeciones
87 Al respecto, cabe señalar que esta facultad que tiene la Junta no es absoluta

y habrá de ejercerse discrecionalmente, debiendo invocarse al menos un motivo


fundado, para no caer en la arbitrariedad que podría irrogar la exigencia de una
caución sin una razón atendible que justifique su procedencia.

340
CAP. III: EL SÍNDICO

no estuvieren respaldadas por la opinión favorable de la Super-


intendencia de Quiebras, el síndico podrá ser designado, y
5. Los que estuvieren suspendidos en sus funciones, como
se advirtió en su oportunidad.

93.3. PROCEDIMIENTO PARA LA DESIGNACIÓN


DEL SÍNDICO

Como se recordará, según lo que se ha considerado hasta ahora,


el tribunal al declarar la quiebra designa un síndico titular y otro
suplente, que tienen el carácter de ser provisionales y cuyo nom-
bramiento figura como uno de los requisitos que debe contener
la sentencia definitiva, según el artículo 52 Nº 2 de la ley. Estos
síndicos ejercerán su cargo en forma provisoria, en tanto no los
ratifique la junta de acreedores o hasta que entren en funciones
los que ésta confirmare, según lo establece el artículo 25, en
relación con el artículo 108.
Al respecto, ha de tenerse presente que si la declaración de
quiebra la solicita un acreedor, la designación de los síndicos
provisorios quedará entregada a los que señale el acreedor en la
petición y sólo a ellos habrá de estarse el tribunal para nombrarlos
en la quiebra, de acuerdo al artículo 44.
A su vez, cuando la declaración de quiebra la solicita el
deudor, el artículo 42 establece un procedimiento mediante el
cual el tribunal ha de citar previamente a una audiencia a los
tres acreedores que figuren con los créditos de más alta cuantía
en el estado de las deudas que ha de acompañar el deudor a su
solicitud, o los que hubiera, si fueren menos, con el fin de que
señalen los síndicos respectivos, y sólo a éstos el tribunal deberá
designar en la sentencia.88
El artículo 173, que regula las proposiciones de convenio
judicial preventivo que formula el deudor, establece que el juez
deberá designar como tales a los que nomine el acreedor con
domicilio en Chile que aparezca con el mayor crédito en el esta-

88 Véase en lo demás lo tratado sobre esta materia en la primera parte de esta

obra, pp. 128 y ss.

341
TERCERA PARTE: EXAMEN SOBRE LOS ÓRGANOS DE LA QUIEBRA

do de deudas que presente el deudor, y el artículo 246, que trata


sobre la cesión de bienes que podrá hacer el deudor a sus acree-
dores, se remite para la designación del síndico a lo dispuesto
en el artículo 42.
Pues bien, ha de advertirse de lo expuesto que la ley les ha
confiado a los acreedores la elección del síndico que ha de de-
signarse para asumir la gestión en cada quiebra y para decidirlo
en el caso que el deudor solicite la falencia, el tribunal habrá
de requerir el acuerdo de los acreedores mayoritarios, lo que
plantea un entorpecimiento práctico que no guarda lógica con
la prontitud con que ha de procederse a su nombramiento, por
la inmediatez con que se producen sus efectos jurídicos.
Al privarse al tribunal de la iniciativa que antes tenía en la
designación del síndico provisorio, el propósito del legislador
ha sido el de haber dejado entregado su inicial nombramiento
a la autonomía de la voluntad de los acreedores, respecto de los
cuales el síndico ejercerá por lo demás su representación colectiva
en el desempeño de sus funciones, lo que es sin perjuicio de lo
que decida más adelante la junta de acreedores, que habrá de
confirmarlo o revocarlo definitivamente en su cargo.

94. RENDICIÓN DE CUENTAS DEL SÍNDICO

Como ineludible consecuencia de la gestión que tienen los sín-


dicos en la administración de cada quiebra, resulta la necesidad
de que ellos rindan cuenta de su cometido, exigencia que se
cumple con la formación de estados periódicos sobre la mar-
cha de sus actuaciones, lo que no quita que una vez concluida
la liquidación de la quiebra o de haber cesado el síndico en
su cargo antes de quedar concluida la misma, deba proceder
el síndico a la rendición de la cuenta final o definitiva, como
quiera que nadie que administra fondos ajenos puede librarse
de esta obligación y de los efectos que ella entraña, en cuanto
a la responsabilidad que puede resultar de una mala o irregular
gestión y que sea susceptible de perseguirse por la vía adminis-
trativa, civil o penal.

342
CAP. III: EL SÍNDICO

94.1. CUENTAS PROVISORIAS

Sin perjuicio de lo dispuesto en el artículo 116, que se refiere a


los informes periódicos que rinden los síndicos en las reuniones
ordinarias que celebra la junta de acreedores, el artículo 29 ha
dispuesto que el síndico habrá de rendir periódicamente cuentas
provisorias de su gestión a la junta de acreedores en la forma y
plazos que establezca la Superintendencia de Quiebras, que no
podrán dilatarse por espacios de tiempo que excedan de seis
meses.
Cada vez que la junta de acreedores se pronuncie sobre al-
guna materia incluida en la cuenta provisoria, no significará que
renuncia al derecho de objetar después la cuenta definitiva, sin
necesidad de hacer reserva de su acción para formularla.
El síndico, como lo establece el artículo 30, deberá rendir
cuenta definitiva de su gestión a más tardar a los 30 días siguientes
de aquel en que hubiesen vencido los plazos establecidos para la
realización del activo, previstos en los artículos 109 y 130. Estos
plazos desde luego no se cumplen en la práctica, porque una
vez que los bienes se han liquidado, ha de proveerse al pago de
los créditos y observarse naturalmente las consiguientes forma-
lidades. Añade la disposición citada que deberá rendirla antes,
sin embargo, en caso que los fondos se hubieren agotado o se
hubieren pagado íntegramente los créditos reconocidos y no
haya impugnaciones por resolver, o bien que todos los acreedores
hubiesen convenido desistirse de la quiebra o remitir sus créditos,
con lo que se confirma el alcance antes planteado.
Asimismo, ha de proceder a rendir cuenta el síndico cuando
hubiere cesado anticipadamente en el cargo.

94.2. L A CUENTA DEFINITIVA SE PRESENTA


AL TRIBUNAL

El tribunal ordenará que se notifique por aviso a la junta de


acreedores y el tribunal habrá de citarla para que se reúna al
decimoquinto día siguiente a su notificación. Una copia de la
cuenta definitiva el síndico deberá remitir a la Superintendencia
de Quiebras.

343
TERCERA PARTE: EXAMEN SOBRE LOS ÓRGANOS DE LA QUIEBRA

94.3. DE LA CUENTA DEFINITIVA DEL SÍNDICO HAN


DE PRONUNCIARSE LA JUNTA DE ACREEDORES Y EL FALLIDO

Para cuyo respecto les corre un plazo de 30 días desde aquel en


que se notifica la resolución que tiene por presentada la cuenta
al tribunal y como se aplica aquí el principio con arreglo al cual
“quien calla otorga”, debe entenderse que la aprueban si no se
hubiesen pronunciado dentro de dicho término; con todo, el
rechazo de la cuenta deberá ser fundado.
Cabe advertir que como a las juntas de acreedores que con-
curren los fallidos no tienen otro derecho sino que sólo a voz,
según el artículo 102, la ley debió dejar a salvo el derecho que
tiene el fallido para objetar la cuenta independiente.
Ahora bien, es dable señalar que la aprobación de la cuenta
definitiva impide a la Superintendencia de Quiebras ejercer sus
facultades fiscalizadoras respecto de las partidas incluidas en
ella, lo que debe entenderse sin perjuicio del dolo que pueda
contener la cuenta, porque en tal caso el hecho de que la cuenta
esté aprobada no significa que se haya condonado el dolo, sino
en cuanto así constase expresamente, como lo remarca el inciso
final del art. 31, que por lo demás cita especialmente el art. 1465
del Código Civil.89

94.4. OBJECIÓN A LA CUENTA DEL SÍNDICO

En caso de que algún acreedor, el fallido o la Superintendencia


objetaren la cuenta, el síndico dispondrá del plazo de 10 días,
contado desde la última notificación por cédula de la o las obje-
ciones, para contestar fundadamente las observaciones.
Si no obstante la contestación, de la que se dará traslado por
el plazo de 10 días al o los objetantes, cualquiera de ellos insis-
tiere en sus objeciones, el tribunal resolverá en definitiva, previo

89 En la quiebra de Inversiones Torre Alameda S.A., rol Nº 8.076-03, ventilada

ante el 19º Juzgado Civil de Santiago, el tribunal tuvo por aprobada la cuenta del
síndico por no haberse pronunciado la junta de acreedores dentro del plazo pre-
visto por la ley y se desestimaron las objeciones que formuló la Superintendencia
de Quiebras, dado que las observaciones estaban comprendidas en las partidas de
la cuenta aprobada.

344
CAP. III: EL SÍNDICO

informe de la Superintendencia, el que deberá ser evacuado


dentro de 30 días.
Así lo establece el artículo 31 de la Ley de Quiebras.

95. REMUNERACIÓN

En cuanto a los honorarios que se devengan por la gestión que


los síndicos desempeñan en el ejercicio de sus funciones, la ley
en los artículos 33 y siguientes ha establecido diversas reglas, que
pueden resumirse en los términos que se indican:
1. El honorario constituirá un gasto de administración de la
quiebra, y con cargo al mismo el síndico deberá absorber los gas-
tos de su oficio, incluidos los de aquellos que le prestan servicios
para cumplir su cometido.90
2. Este honorario es el único que el síndico podrá percibir de
la quiebra, y por lo mismo le quedará vedado gozar de cualquier
ingreso adicional al honorario señalado.
3. El honorario será proporcional al monto de los repartos
de fondos que se efectúen en la quiebra y se calcularán según
los tramos de la escala que fija la ley y que se aplica en forma
progresiva.
4. De todos los repartos de fondos que el síndico efectúe,
deducirá previamente la cantidad que le corresponda por hono-
rarios.
5. La junta de acreedores podrá convenir y fijar un honorario
inferior o superior al establecido en este artículo. En caso de acor-
darse un honorario que exceda al de la tabla, el o los acreedores
que lo acepten deberán concurrir al pago a su costa.
6. Solo en junta extraordinaria de acreedores se podrán au-
torizar al síndico definitivo anticipos que no podrán exceder del
10% de los ingresos en dinero efectivo que se hayan producido
en la quiebra.

90 Esto que se repute su honorario, gasto de administración de la quiebra,

incide además en que constituye un crédito del cual es titular el síndico, que goza
del privilegio de primera clase del Nº 4 del artículo 2472 del Código Civil y por lo
mismo que el legislador concursal ha acotado su cuantía, oportunidad de hacerlo
valer y forma de pago.

345
TERCERA PARTE: EXAMEN SOBRE LOS ÓRGANOS DE LA QUIEBRA

7. Los honorarios del síndico provisional no ratificado por la


junta de acreedores, o del síndico definitivo cuando cesare anti-
cipadamente en el cargo, serán acordados entre éstos y la junta
de acreedores. A falta de acuerdo, serán fijados prudencialmente
por el tribunal de la quiebra.
8. Sin perjuicio de lo señalado, previo acuerdo adoptado en
junta extraordinaria de acreedores, el síndico podrá contratar
servicios para actividades especializadas debidamente calificadas,
así como recabar informes de la misma índole sobre materias de
interés para la masa, con cargo, en ambos casos, a los gastos de
la quiebra.
9. Si la quiebra careciere de bienes o si éstos fueren insufi-
cientes para el pago de los honorarios que pudieren corresponder
al síndico, éste sólo tendrá derecho a una remuneración de 15
unidades de fomento, que serán pagadas por la Superintendencia
con cargo a su presupuesto.91

96. RESPONSABILIDAD DE LOS SÍNDICOS

El síndico que se concertare con el deudor, con algún acreedor o


tercero para proporcionarle alguna ventaja indebida o para obte-
nerla para sí, será penado con presidio menor en su grado máximo
a presidio mayor en su grado mínimo, salvo que cualquiera de
los actos delictuosos que hubiere cometido en el desempeño de
su cargo tuviere asignada mayor pena, pues entonces se aplicará
ésta. Será además castigado con inhabilidad especial perpetua
para ejercer el cargo de síndico.
La responsabilidad civil del síndico, que alcanzará hasta la
culpa levísima, se perseguirá en juicio sumario y sólo una vez
presentada la cuenta definitiva.
En cuanto al tipo de responsabilidad, cabe advertir que la ad-
ministrativa se traduce en la separación del cargo. La civil consiste
en la obligación de resarcir los perjuicios por los daños causados
a la masa, y la penal tiene su connotación en la esfera criminal,
por tener su base en el fraude y la comisión de los delitos en que

91 Respecto de esta materia hay además instrucciones que se han dictado por

la Superintendencia de Quiebras.

346
CAP. III: EL SÍNDICO

haya incurrido en su gestión. La declaración de la responsabilidad


civil o penal del síndico, por sentencia firme, constituye por lo
demás una causal de exclusión de la nómina nacional del síndico,
de acuerdo al Nº 8 del artículo 22.
Cabe agregar que la responsabilidad civil del síndico opera en
el ámbito extracontractual o simplemente legal y por lo mismo
no tiene asidero en el campo contractual como quiera que el
vínculo del síndico con la masa no deriva del mandato, ni tiene
su origen en contrato alguno, sino que su investidura se funda
naturalmente en la representación legal que tiene su figura como
órgano concursal. No obstante esto, el legislador definió que la
misma alcanzaba a la culpa levísima, que tiene sólo aplicación
para graduar la responsabilidad civil de carácter contractual, con
lo que incurrió, si se quiere, en una agudeza inútil, a menos que
su propósito haya sido el de remarcar su esmerada diligencia en
el manejo de su administración, cuyo parece ser el objetivo que
tuvo en vista el legislador al consagrar su alcance.

347
CAPÍTULO I V

LA JUNTA DE ACREEDORES

97. REGULACIÓN

El Título VIII de la ley se refiere a este órgano de la quiebra en


los artículos 101 al 119 y está dividido en tres párrafos: El prime-
ro comprende las disposiciones generales, el segundo trata de
la primera junta de acreedores, y el tercero está dedicado a las
reuniones ordinarias y extraordinarias, así como además versa
sobre la continuación efectiva del giro del fallido, materia esta
última que, por su significado, será considerada más adelante,
cuando se estudien las etapas fundamentales a que se ajusta el
procedimiento concursal.
A su vez, a propósito de los convenios judiciales, el Títu-
lo XII consagra una serie de normas que por la importancia
que revisten las juntas de acreedores en estas convenciones,
les da una regulación especial, las cuales serán analizadas en
su oportunidad.

98. CARÁCTER DE LA JUNTA DE ACREEDORES

Las juntas de acreedores constituyen el órgano eminentemente


de deliberación del juicio de quiebra, en el cual coparticipan los
acreedores a lo largo del procedimiento como principalmente
interesados en su resultado y a través del cual manifiestan su vo-
luntad, mediante los acuerdos que adoptan como colectividad
sobre las materias que son del interés común de la masa. Esto
no quita que a ellas concurran el síndico y el fallido, así como

349
TERCERA PARTE: EXAMEN SOBRE LOS ÓRGANOS DE LA QUIEBRA

el propio juez que conoce del juicio, como ocurre con la junta
constitutiva de acreedores que se celebra en la sede del tribunal
y que preside el propio juez de la causa. Asimismo, la Superin-
tendencia de Quiebras suele designar funcionarios que asisten a
las juntas de acreedores para supervigilar las actuaciones de los
respectivos síndicos durante su funcionamiento.92
El fundamento de la constitución, organización y desenvol-
vimiento de la junta de acreedores radica en la existencia de la
masa de acreedores que se forma a raíz del estado indivisible
que provoca la declaración de quiebra, y por lo mismo no po-
día prescindirse de su regulación para darles oportunidad a los
acreedores de actuar en resguardo de los objetivos generales que
les asisten en el concurso.

99. ANTECEDENTES. IDEAS GENERALES

Ha de tenerse presente que en la Ley Nº 4.558 aparecía regida


la junta de acreedores en escasos dos preceptos que le dedicaba
el Título VII en los artículos 79 y 80 y sin que tuviera un carácter
permanente en la quiebra, como quiera que los acreedores se
reunían en junta siempre que lo pidiera el síndico, el fallido o un
número de acreedores que representase más de la cuarta parte
del pasivo, previa convocatoria de tres avisos y con una antelación
de 10 días. Estas juntas las presidía el juez.
Solo podían concurrir y votar los acreedores cuyos créditos
estuvieren reconocidos y si hubiese necesidad de reunirse antes
de concluir el procedimiento de verificación, el tribunal deter-
minaba quiénes tenían derecho a participar, con audiencia del
síndico.
Para evitar abusos y mayorías artificiosas, se impedía el frac-
cionamiento de los créditos una vez declarada la quiebra.
Este tratamiento de no admitir la junta de acreedores sino
cuando las circunstancias lo justificasen necesario, se explicaba
92 La Superintendencia de Quiebras ejerce una vigilancia constante del

cumplimiento de la ley y de las instrucciones que les imparte a los síndicos y ha


de preocuparse por lo mismo que sus gestiones se enmarquen en la esfera de su
competencia y además ha de imponerse de las cuentas e informes que los síndicos
rinden en las juntas sobre la marcha de la quiebra.

350
CAP. IV: LA JUNTA DE ACREEDORES

en el mensaje de la Ley Nº 4.558, para evitar la importancia des-


medida que le atribuyó a ellas el antiguo Código de Comercio,
que le dio una intervención activa en el nombramiento de los
síndicos, en los procedimientos de verificación e impugnación
de créditos, así como en otras materias, todo lo cual trajo como
consecuencia la de entorpecer la marcha del proceso y darle
oportunidad al juego de intereses mezquinos, por lo que no era
recomendable mantener el carácter protagónico que llegó a
desempeñar y más encima sin que diere los resultados prácticos
que de ella se esperaban.
La actual ley vino a equilibrar estos dos extremos que tuvo
su régimen anteriormente y le ha dado ahora una regulación
que satisface el objetivo de establecer a la junta de acreedores
como órgano fundamental de la quiebra, fijando debidamente
su organización, funcionamiento y competencia, evitando que
sus facultades se desborden del marco del interés colectivo que
ha de cautelar en la quiebra y del rol que les reserva a los otros
órganos concursales.

100. DERECHO DE VOTACIÓN

Tienen derecho a votar en las juntas de acreedores aquellos cuyos


créditos estén reconocidos y además a quienes el juez de la quie-
bra les reconozca el derecho a votar, conforme al procedimiento
que ha previsto el artículo 102.
Este procedimiento consiste en que ha de efectuarse una
audiencia verbal ante el juez de la quiebra, en día hábil que no
sea sábado inmediatamente después de la celebración de la junta.
En la audiencia el síndico habrá de informar por escrito acerca
de la verosimilitud de la existencia y monto de los créditos que
todavía no estén reconocidos, pero que se hubiesen al menos
verificado antes del segundo día hábil al de la audiencia, sin
considerar el sábado.
El juez resolverá en única instancia, oyendo previamente a los
acreedores y ateniéndose a los antecedentes que tenga disponi-
bles respecto de los créditos, estén o no impugnados, y fijará así
en la audiencia, en su caso, el monto por el cual podrán votar
en la junta.

351
TERCERA PARTE: EXAMEN SOBRE LOS ÓRGANOS DE LA QUIEBRA

El juez apreciará estos antecedentes en conciencia y el re-


conocimiento que haga solo producirá como efecto el de dar al
acreedor respectivo el derecho de votar en la junta.93

101. QUÓRUM PARA REUNIRSE Y ADOPTAR ACUERDOS

Las reuniones de la junta se constituirán cuando concurran dos


o más acreedores que representen un porcentaje no inferior al
25% de los créditos con derecho a voto, salvo que la ley establezca
un quórum especial.
Los acuerdos se adoptarán con el voto conforme de no menos
de dos acreedores que suman mayoría absoluta de los créditos
presentes en la reunión con derecho a voto, salvo que la ley exija
una mayoría especial.
La ley ha requerido quórum y mayorías especiales para ciertas
materias, como son:
– Para celebrar la junta constitutiva de acreedores (art. 106);
– Para acordar la continuación efectiva del giro (art. 112);
– Para remover al síndico (art. 117);
– Para acordar formas especiales de la realización de los bie-
nes (art.123);
– Para acordar la enajenación de los bienes como un conjunto
o unidad económica (art. 124);
– Para diversas actuaciones propias de la tramitación de un
convenio concursal, entre ellas para acordarlo (art. 190).
Los acreedores que hayan verificado, pero que carezcan del
derecho a voto, tendrán solamente derecho a concurrir a la re-
unión y a dejar constancia escrita de sus observaciones, bajo su
firma, en documento que se agregará al acta pertinente.
El síndico asistirá solo con derecho a voz pudiendo exigir
que se deje constancia de su opinión en acta. Podrá también
hacerse acompañar de aquellas personas que, en atención a sus
conocimientos o profesión, estime necesario para que, si la junta
lo acuerda, puedan ser oídas.

93 Por lo mismo, en nada afectará el derecho que tienen el síndico y los demás

acreedores para impugnar el crédito y sus preferencias, según lo establecido en los


artículos 131 y siguientes.

352
CAP. IV: LA JUNTA DE ACREEDORES

El fallido sólo tendrá derecho a voz y a exigir que se deje


constancia de su opinión en acta, salvo los casos en que la ley
requiere expresamente su consentimiento.

102. COMPARECENCIA A LA JUNTA

La asistencia de los acreedores y del fallido podrá ser personal o a


través de mandatario. El mandato deberá constar en instrumento
público o privado y, en este último caso, la firma del mandante
deberá ser autorizada por el secretario del tribunal o por un no-
tario. Se entenderá que el mandatario tiene idénticas facultades
que las de su mandante, no obstante cualquier limitación que
hubiere podido establecerse.
En todo caso, se prohíbe otorgar mandato para asistir a la
junta a más de una persona, salvo para el caso de su reemplazo,
lo que no quita que un mismo mandatario pueda serlo de uno
o más acreedores.

103. FRACCIONAMIENTO DE CRÉDITOS

El artículo 107 de la ley, para evitar distorsiones, prohíbe, al igual


que la anterior legislación, fraccionar los créditos después de de-
clarada la quiebra, y conferir mandato por una parte o fracción
de un crédito. El contraventor y los que representen las porciones
del crédito perderán el derecho de concurrir a las reuniones de
las juntas. A su vez, todos los que hagan valer porciones de un
crédito fraccionado dentro de los 30 días anteriores a la declara-
ción de quiebra, se contarán como una sola persona y emitirán
un solo voto. Las disposiciones precedentes no serán aplicables
al crédito dividido como consecuencia de la liquidación de una
sociedad, o de la partición de una comunidad que no esté exclu-
sivamente formada por dicho crédito. El crédito perteneciente a
una comunidad será representado por uno solo de los comuneros.
Si no se avinieren a la designación del representante, cualquiera
de ellos podrá solicitar tal designación al tribunal.
En suma, con posterioridad a la declaración de quiebra queda
prohibida toda división del crédito y la sanción es la de perder

353
TERCERA PARTE: EXAMEN SOBRE LOS ÓRGANOS DE LA QUIEBRA

su derecho para asistir a la junta; se admite el derecho al fraccio-


namiento con anterioridad a la junta, pero si se efectuase dentro
de los 30 días anteriores a la declaración de quiebra, el efecto
que produce es que los copartícipes se contarán como uno. Si el
fraccionamiento resulta de una liquidación de una sociedad o
partición de una comunidad, produce pleno efecto.

104. DE LA JUNTA CONSTITUTIVA DE ACREEDORES

Le hemos dado esta denominación a la primera reunión que


celebra la junta de acreedores, para diferenciar su regulación de
las otras que tienen lugar, y en particular, de la primera reunión
ordinaria, que es la que sigue en el curso del procedimiento.
Esta junta que instituye la ley es a la que se cita a los acreedores
por el juez al dictar la sentencia de quiebra, según lo dispuesto en
el Nº 9 del artículo 52 de la ley, y por lo mismo en ella se organiza
su estructura, se determina su funcionamiento y se le reserva su
pronunciamiento a ciertas materias que se someten a su cono-
cimiento, todo ello bajo la dirección del juez de la quiebra, por
ser el órgano central de la misma.

104.1. LUGAR Y FECHA DE SU CONSTITUCIÓN

La primera junta de acreedores, al tenor del artículo 105, se


constituirá en la sede del tribunal o en el lugar ad hoc que éste
hubiere designado, no antes de 30 días ni después de 40 días há-
biles contados desde la publicación de la sentencia que declara
la quiebra.

104.2. QUÓRUM PARA SU CONSTITUCIÓN

La primera junta se constituirá cuando concurran dos o más


acreedores con derecho a voto, que representen en conjunto
dos tercios del pasivo de la quiebra, a lo menos. Si no se reuniere
el quórum expresado, se dejará constancia de ello y el tribunal
practicará una segunda citación para no antes de 5 ni después de

354
CAP. IV: LA JUNTA DE ACREEDORES

10 días hábiles, indicando el lugar, día, hora y naturaleza de la


reunión, así como la circunstancia de tratarse de segunda citación.
La notificación se efectuará por aviso y la reunión se celebrará
con los acreedores que asistan. Así lo establece el artículo 106
de la ley.

104.3. PRESIDENCIA DE LA JUNTA CONSTITUTIVA

La reunión será presidida por el juez y actuará como ministro de


fe el secretario del tribunal o quien hubiere sido designado para
tal efecto por aquel.

104.4. M ATERIAS SOBRE LAS QUE DEBE PRONUNCIARSE


LA JUNTA CONSTITUTIVA

En esta junta constitutiva se tratará especialmente sobre las si-


guientes materias:
a) Oír la cuenta que debe presentar el síndico provisional
sobre el estado preciso de los negocios del fallido, de su activo,
y de la labor por él realizada;
b) Ratificación del síndico provisional titular y del suplente,
o designación de quienes habrán de reemplazarlos. El síndico
titular y el suplente provisionales continuarán en sus funciones
hasta que asuman sus reemplazantes;
c) Acordar el lugar, día y hora de las reuniones ordinarias, las
que deberán celebrarse, a lo menos, mensualmente, debiendo la
primera reunión ordinaria llevarse a cabo entre los 30 y los 45 días
corridos, salvo que la junta y el síndico acuerden otra fecha;
d) Designar dentro de los acreedores con derecho a voto o
sus representantes, un presidente y un secretario, titular y suplen-
te, para las futuras reuniones. Si concurrieren menos de cuatro
personas, se procederá solamente a la designación de presidente
y el secretario titulares, y
e) Cualquier otro acuerdo necesario para el más adecuado
cumplimiento de las funciones que a la junta y al síndico compe-
ten, como sería, desde luego, acordar la realización sumaria del
activo, como se verá enseguida.

355
TERCERA PARTE: EXAMEN SOBRE LOS ÓRGANOS DE LA QUIEBRA

105. R EALIZACIÓN SUMARIA DEL ACTIVO

Si bien esta materia se analizará en relación con las modalidades


que determina la ley para la realización del activo, es preciso
señalar que el artículo 109 señala que si de la cuenta presentada
por el síndico apareciere que el producto probable de la reali-
zación del activo de la quiebra no excederá de 1.000 unidades
de fomento, se procederá a la realización sumaria. En este caso,
el síndico provisional pasará a tener el carácter de definitivo y
liquidará el activo en la forma más conveniente para los intereses
de la masa, en un plazo no superior a 6 meses.94

106. CLASES DE JUNTAS DE ACREEDORES

Excluyendo a la junta constitutiva de acreedores, que tiene un


carácter especial, como se ha analizado, el resto de las reuniones
en que coparticipan los acreedores para celebrar la junta pueden
ser ordinarias o extraordinarias.
Son ordinarias aquellas en que se reúne la junta en el lugar,
día y hora determinados, sin previa convocatoria y para tratar de
cualquier materia de su competencia.
Son extraordinarias aquellas que se llevan a efecto cuando
así lo decretarse el juez, de oficio o a petición del síndico, del
superintendente o de acreedores que representen un cuarto del
pasivo con derecho a voto, previa citación, y para tratar aquellas
materias que hubieren sido objeto de su convocatoria.
En cuanto al derecho a voto de los acreedores, el mínimo para
reunirse y el porcentaje que se requiere para adoptar acuerdos,
se aplican las reglas generales que han sido consideradas.
No obstante, el artículo 111 de la ley le reservó como com-
petencia a la primera junta ordinaria de acreedores conocer del

94 Si el fallido o cualquiera de los acreedores no estuviere de acuerdo con la

estimación del valor del activo presentado por el síndico, deberá así manifestarlo en la
misma junta. Sobre esta objeción el tribunal resolverá a más tardar dentro de quinto
día, pudiendo solicitar informe pericial si lo estima necesario. Contra la resolución que
se pronuncie sobre el valor probable del activo, no procederá recurso alguno. No se
admitirá otra objeción al valor estimado del activo ni a la opción del procedimiento
de realización sumaria del mismo, que la señalada precedentemente.

356
CAP. IV: LA JUNTA DE ACREEDORES

informe completo que deberá presentar el síndico, así como del


programa de realización del activo, del plan de pago del pasivo
y de la estimación de los gastos de administración de la quiebra,
que habrán de arreglarse a las instrucciones de la Superinten-
dencia.
Además, esta junta deberá pronunciarse respecto de la
proposición que, si el síndico lo estimare adecuado, habrá de
formular sobre la continuación efectiva del giro total o parcial
de las actividades del fallido o la enajenación de todo o parte del
activo como un conjunto, o ambas.
A su vez, la ley dispuso que corresponderá a la junta de
acreedores en sus reuniones ordinarias, según el artículo 116,
conocer y pronunciarse sobre el informe periódico del síndico y
sobre las proposiciones que éste le presentare, formular a su vez
las que convengan y, en general, adoptar todos los acuerdos que
estime necesarios.
Además, el artículo 117, en su inciso 2º, estableció que sólo
en reunión extraordinaria y por mayoría absoluta del pasivo con
derecho a voto podrá acordarse la revocación del síndico.

107. ACTA DE CADA REUNIÓN

De lo tratado en cada reunión de la junta de acreedores se dejará


constancia en acta, que será suscrita por el presidente y el secre-
tario y que se incorporará en un libro especial que será llevado
por el síndico. Copia autorizada de la misma se agregará a los
autos, como lo establece el artículo 119.

108. ACUERDOS FUERA DE JUNTA E IMPUGNACIONES

Para concluir el examen de esta materia, queda por dilucidar que


los acuerdos que adopten los acreedores fuera de junta carecen
naturalmente de fuerza para tener el carácter de actos colegiados,
como quiera que no se han ceñido a las formalidades legales, a
menos que fuesen sancionados por el tribunal de la quiebra o por
una junta de acreedores legalmente constituida que los hiciere
suyos como expresión de voluntad que los corrobore.

357
TERCERA PARTE: EXAMEN SOBRE LOS ÓRGANOS DE LA QUIEBRA

A su vez, los vicios de forma o de fondo que pueda padecer el


acuerdo que emane de una junta de acreedores, a falta de reglas
especiales que haya dispuesto la ley para impugnarlo, su alegación
habrá de arreglarse a las normas del derecho común y quedará
sujeta a la tramitación de un incidente, con la salvedad que aquel
que promueva la acción habrá de acreditar el perjuicio que le
irroga, y como nadie puede ir contra sus pasos, justificar además
que no ha concurrido con su voluntad al acuerdo en que incida
la respectiva reclamación.

358
109. IDEAS GENERALES

Si se considera que la finalidad fundamental que tiene el juicio


de quiebra consiste en liquidar el activo del patrimonio del falli-
do para que con el producto de su realización se satisfagan los
respectivos derechos de los acreedores, ha de admitirse que en
el procedimiento a que se supedita su regulación se distingan
determinadas actuaciones que son indispensables a este propósito
y a través de las cuales se llevan a efecto las operaciones que son
necesarias y conducentes para proveer a su cumplimiento.
Por tal razón, en la secuencia regular del curso de su tramita-
ción la ley tutela ciertas diligencias que se practican en las diversas
fases del procedimiento, que están encaminadas a este objetivo
específico, a saber:
1. La determinación del activo, que tiene por objeto establecer el
monto de la masa de bienes de que se ha de disponer para cubrir
los débitos que afectan al concurso y que regula el Título VII de
la ley, relativo a la incautación e inventario.
2. La fijación del pasivo, a fin de determinar la cuantía del
total de los créditos que pesarán sobre el patrimonio del fallido
y que será preciso satisfacer, materia que regla el Párrafo I del
Título X, que versa sobre la verificación de créditos.
3. La realización del activo, que persigue obtener con el pro-
ducto de su liquidación los recursos para proveer al pago de los
créditos y los destinados a sufragar los gastos de la quiebra, por lo

361
CUARTA PARTE: ETAPAS DEL PROCEDIMIENTO CONCURSAL

que el Título IX que lo regula tiene como epígrafe precisamente


“De la realización del activo”.
4. El pago de los créditos, con que culmina la gestión mediante
el cual ha discurrido la ley un sistema de repartos para distribuir
los fondos entre los acreedores, cuya finalidad es la de cubrir sus
créditos íntegramente, en capital, intereses y costas, si los recursos
fueren suficientes, y en caso de no serlo, a prorrata, salvo que
haya causas especiales para preferir ciertos créditos, a lo que está
dedicado el Párrafo II del Título X, que se refiere a la graduación
de créditos y sus pagos.
Si bien es cierto que cada una de estas operaciones que se
han descrito son consubstanciales en general a todo proceso de
liquidación, como lo es el procedimiento que particulariza a una
quiebra, no es menos efectivo que el acaecimiento de circunstan-
cias extraordinarias puede alterar su desenvolvimiento regular,
como podría serlo la declaración del sobreseimiento definitivo,
la aprobación de un convenio simplemente judicial o la senten-
cia que acoja el recurso especial de reposición, pero es evidente
que en todos estos casos las actuaciones del procedimiento no
se concluyen sino que como consecuencia ineludible de haber
fenecido el estado de quiebra.
De otro lado, como lo acotan algunos comentaristas, es de
advertir que estas distintas fases en que se descompone el pro-
ceso se refunden sencillamente en dos rasgos distintivos: uno
inicial de carácter preventivo, destinado a preservar los bienes
del fallido y resguardar los derechos de los acreedores, y otro
ulterior de índole dinámica, encaminado a la rápida realización
del activo del patrimonio del fallido, para pagarles cuanto antes
a los acreedores.95

95 JOSÉ A. RAMÍREZ, obra citada, p. 596.

362
CAPÍTULO I

LA DETERMINACIÓN DEL ACTIVO

110. GENERALIDADES

Dando por reproducido en esta ocasión cuanto ya hemos ex-


puesto sobre esta diligencia, no podemos menos que recordar
que el asentamiento de la masa de bienes del fallido que queda
adscrita al concurso debe practicarse en forma expedita por el
síndico, mediante la incautación y el inventario de los bienes;
el objetivo es el de producir una urgente inmovilización del
patrimonio, para evitar la dispersión de todos los bienes que se
encuentren en poder del fallido y, por lo mismo, sin que pueda
entorpecerse su desarrollo con incidencias; esto no quita que
más adelante sea preciso integrar otros bienes del fallido a la
masa, sea porque de ellos no se tuvo noticia al comienzo, como
lo advierte el artículo 95, o bien porque sea necesario incorpo-
rarlos al acervo por haber salido ficta o fraudulentamente; como
asimismo que otros bienes deban sustraerse o desvincularse de
la masa, en razón de las acciones reivindicatorias, subrogatorias,
de resolución u otras que invoquen los terceros para que se
excluyan ciertos bienes del activo por no pertenecer o dejar de
pertenecer al fallido.
De ahí, en consecuencia, que la determinación del activo sea al
comienzo un primer paso que sólo tenga por objeto predeterminar
la masa de hecho, para seguir más adelante hacia la prosecución
de la delimitación definitiva de la masa de derecho, con la efectiva
integración y disgregación de los bienes que propiamente habrán
de consolidar la composición del activo.

363
CUARTA PARTE: ETAPAS DEL PROCEDIMIENTO CONCURSAL

111. INCAUTACIÓN E INVENTARIO

Con el afán de cumplir un imperativo que resulta ser prioritario


del juicio concursal, entre las decisiones que adopta el tribu-
nal al declarar la quiebra se contiene en el artículo 52 Nº 296
la orden de que el síndico se incaute de todos los bienes del
fallido, sus libros y documentos, bajo inventario, y por lo mismo
que al describir el artículo 27 las funciones que le incumben
al síndico el Nº 797 dispone que debe recibirse bajo inventario
de los bienes de la quiebra y administrarlos en conformidad
a la ley.
De ahí que como primera medida preventiva y de carácter
conservativo del activo que debe llevar a cabo el síndico una vez
que haya oficialmente asumido el cargo, el artículo 94 de la ley
le impone como exigencia el cumplimiento de las siguientes
diligencias:
1. Adoptar de inmediato, en presencia del secretario del
tribunal o de un notario o de otro ministro de fe designado
por el juez, las providencias necesarias para recoger los libros,
documentos y bienes del fallido y para colocarlos en lugar
seguro si se estima que peligran o corren riesgos donde se
encuentran.
2. Formar, a más tardar al día siguiente hábil y en presencia
del secretario del tribunal, de un notario o de otro ministro de
fe designado por el tribunal, inventario de todos los libros, co-
rrespondencia, documentos y bienes del deudor, debiendo dejar
constancia del estado de las maquinarias, útiles y equipos, para
lo cual podrá hacerse acompañar de una persona especialmente
técnica atendido el giro del fallido. Igualmente, deberá dejar
constancia de todo derecho o pretensión formulado por terceros
en relación con los bienes inventariados, y
3. Agregar el inventario a los autos a más tardar al día siguiente
hábil al de su facción. La resolución que tenga por agregado el
inventario a los autos se notificará por aviso.

96 Véase p 180 del tomo I de esta obra.


97 Ver p. 180 y s. del tomo I de esta obra.

364
CAP. I: LA DETERMINACIÓN DEL ACTIVO

112. FUNDAMENTO DE LA FACULTAD DEL SÍNDICO

El fundamento de estas medidas es el de preservar en interés de


la masa y con el máximo de premura los bienes, libros y demás
documentos del fallido, a fin de garantizar las consecuencias del
desasimiento que acarrea como efecto inmediato el mero pro-
nunciamiento de la sentencia que declara la quiebra. Por eso que
el síndico habrá de proceder a la incautación bajo inventario tan
pronto haya asumido el cargo.

113. AUXILIO DE LA FUERZA PÚBLICA

Para evitar la obstrucción de estas diligencias urgentes, el síndi-


co podrá recurrir al auxilio de la fuerza pública, la que deberá
facilitar el jefe más inmediato de la plaza con la sola exhibición
de una copia autorizada de la sentencia que declara la quiebra,
como se adelantó ya en su oportunidad. La presencia a su vez del
ministro de fe que autoriza estas diligencias, constituye prenda
de seguridad y del resguardo adecuado por cuya observancia
vela el legislador para darle el debido cumplimiento a estas
medidas.

114. DERECHOS DE TERCEROS

Como el síndico carece de facultades para decidir la pertenencia


de los bienes, deberá dejar constancia de los derechos o pretensio-
nes formulados por terceros en relación con los bienes incluidos
en el inventario, a objeto que ellos deduzcan las acciones que
consideren pertinentes ante el tribunal de la quiebra, que como
órgano jurisdiccional habrá de zanjar las contrariedades que se
promuevan.

115. OBLIGACIÓN DEL FALLIDO

Para reforzar el éxito de estas medidas conservativas, el artículo 96


ha establecido que “El fallido está obligado a indicar y a poner

365
CUARTA PARTE: ETAPAS DEL PROCEDIMIENTO CONCURSAL

a disposición del síndico todos sus libros, documentos, bienes y


antecedentes.
Si el deudor ha fallecido o se ha fugado, esta obligación in-
cumbe a sus colaboradores más próximos”.

116. PROCEDIMIENTO

El inventario de los libros, documentos y bienes que confecciona


el síndico se acompaña a los autos y a más tardar al día siguiente
hábil, dice la ley, cuyo término no es fatal y no se cumple en la
práctica, aunque su dilación puede significar un daño a los inte-
reses del concurso, así como una falta de diligencia del síndico
a sus funciones.
Con el inventario se abre el cuaderno de administración a que
se refiere el artículo 3º y la resolución que lo tiene por agregado
se notifica por aviso. Desde la fecha de la publicación del aviso
corre un plazo de 15 días para que el fallido o los acreedores
que tengan objeciones que hacer al inventario las formulen y
de las que se deduzcan habrá de resolverlas el tribunal por la
vía incidental, como resulta del artículo 98, en relación con el
artículo 5º de la ley.
Los terceros no están facultados para objetar el inventario,
pero pueden entablar contra la masa las acciones judiciales que
les correspondan en resguardo de sus derechos ante el tribunal
que conozca de la quiebra.

117. SITUACIÓN EN CASO DE QUE NO APARECIERE


NINGÚN BIEN PERTENECIENTE AL FALLIDO

El artículo 97 cierra este delineamento con el siguiente dictado:


“Si no apareciere ningún bien perteneciente al fallido, se dejará
constancia de ello en un acta y el tribunal, expirado el plazo es-
tablecido en el artículo siguiente o desechadas las observaciones
a que él se refiere, pronunciará el sobreseimiento temporal de la
quiebra, el cual se comunicará por el tribunal, mediante correo
certificado, al fallido, a los acreedores y al síndico. Este dispondrá
de un plazo de treinta días corridos para presentar su cuenta con

366
CAP. I: LA DETERMINACIÓN DEL ACTIVO

todos los antecedentes y se procederá conforme lo dispuesto en


los artículos 29 a 31”.

118. ROL DEL SÍNDICO EN LA ADMINISTRACIÓN


DE LOS BIENES DE LA MASA

En cuanto al rol que tiene el síndico respecto de su gestión en


la administración de los bienes que forman parte de la masa,
nos remitimos a lo que ya hemos expresado al referirnos a la
representación que tiene de la quiebra, al tratar los órganos de
la misma.98

98 Véanse pp. 335 y ss. de esta obra.

367
CAPÍTULO II

CONTINUACIÓN DEL GIRO DEL FALLIDO

119. ACTITUD DEL SÍNDICO EN RELACIÓN


CON LA PARALIZACIÓN O CONTINUACIÓN
DE LAS ACTIVIDADES DEL FALLIDO

Queda por considerar al respecto la actitud que ha de asumir


el síndico en lo que concierne a las disyuntivas que plantea el
precepto del artículo 99 y que guardan relación con la paraliza-
ción o continuación de las actividades de los locales, oficinas y
establecimientos de que se incauta y abre inventario, en armonía
con lo dispuesto en los artículos 100, 111 inciso 2º, 112, 113, 114
y 115 de la ley.
El artículo 99 dice que: “El síndico podrá, hasta la prime-
ra junta de acreedores y según lo estime conveniente a los
intereses de la masa, cerrar bajo sello y paralizar la actividad
del todo o parte de los locales, oficinas y establecimientos del
fallido, o bien continuar su giro provisionalmente, en forma
total o parcial”.
La segunda parte del inciso 2º del artículo 99 admite otra
alternativa, cual es la siguiente:
“No obstante y si hubiere causas graves que lo justifiquen,
podrá el síndico, con autorización del tribunal, iniciar de inme-
diato la continuación efectiva del giro”.
Por consiguiente, el síndico queda así enfrentado a un dilema,
entre las distintas disyuntivas que contempla la ley: O paraliza
las actividades, cerrando los locales, oficinas o establecimientos,
o, en su lugar, continúa el giro, bien sea en forma provisoria o
efectiva, tanto total como parcial.

369
CUARTA PARTE: ETAPAS DEL PROCEDIMIENTO CONCURSAL

120. DIFERENCIAS ENTRE LA CONTINUACIÓN


PROVISORIA Y LA EFECTIVA DEL GIRO

Con las modificaciones que se introdujeron a su regulación con


la Ley Nº 18.598, de 5 de febrero de 1987, es dable distinguir
claramente las diferencias que existen entre la denominada conti-
nuación provisoria y la efectiva del giro y que fundamentalmente
consisten en lo siguiente:
a) Formalidades previstas para determinar la continuación
del giro;
b) Objeto que tiene una u otra, y
c) Los efectos que producen.

120.1. FORMALIDADES PREVISTAS PARA DETERMINAR


LA CONTINUACIÓN DEL GIRO

La continuación provisoria del giro es del resorte exclusivo del


síndico decidirla y para llevarla a cabo debe cumplir con un re-
quisito habilitante, cual es el de resolverla “con conocimiento” del
fallido, como se infiere del inciso 1º del artículo 99, en relación
con el artículo 27 Nº 8 de la ley. No reparó el legislador en las
formalidades a que deberá ceñirse el síndico para comunicarle
al fallido su determinación, por lo que el aviso deberá hacerlo
por cualquier medio, con tal que quede constancia de haberlo
dado.
En cuanto a la continuación efectiva del giro, se requerirá
para disponerla la autorización del tribunal de la quiebra o un
acuerdo de la junta de acreedores, según corresponda, como re-
sulta del artículo 27 Nº 9 en relación con el inciso 2º artículo 111,
y siguientes.
Ahora bien, el tribunal podrá autorizar la continuación
efectiva del giro, como lo señala la segunda parte del inciso 2º
del artículo 99, siempre que “hubiere causas graves que lo justifi-
quen”, en cuyo caso, agrega el precepto, podrá el síndico “iniciar
de inmediato la continuación efectiva del giro”.
Al respecto, ha de señalarse que habrá de pronunciarse el
tribunal sobre la prosecución efectiva del giro, porque es indispen-
sable dar curso a las operaciones en forma urgente, ininterrum-

370
CAP. II: CONTINUACIÓN DEL GIRO DEL FALLIDO

pidamente, teniendo presente que, como recién se ha declarado


la quiebra, no ha sido posible que todavía se haya constituido
la junta de acreedores, que está facultada para acordarla en la
primera reunión ordinaria que ella celebre, incluso si el aviso de
la sentencia de quiebra no se hubiese publicado.
El tribunal dará la respectiva autorización, si la causa que
hace procedente la continuación efectiva del giro fuese grave,
o sea, que sea relevante, lo que supone que esté revestida de
suficiente seriedad y que además se acredite razonablemente su
conveniencia, lo que evaluará el tribunal comparando la ventaja
que reporta el funcionamiento para el interés de la masa con el
daño que irrogaría la paralización de la actividad, materia que
el tribunal habrá de resolver discrecionalmente.
La autorización que dará el tribunal es transitoria, porque
quedará supeditada a la confirmación que de ella habrá de dar
más adelante la junta de acreedores, que deberá pronunciarse
sobre la misma en el acuerdo que adopte respecto de ella en la
primera reunión ordinaria que celebre, como lo establece el
artículo 111 en su inciso 2º.
Al acuerdo de la junta de acreedores que aprueba la continua-
ción del giro se refieren in extenso los artículos 112 y siguientes,
cuyo análisis exhaustivo excede con creces al objetivo que nos
anima, a cuyo respecto destacamos, en síntesis, que el quórum
que se requiere para adoptar el acuerdo es de a lo menos los 2/3
del pasivo de la quiebra con derecho a voto, sea que se proponga
a iniciativa del síndico o de los acreedores.
Mas esto no es suficiente, porque si en la continuación efectiva
del giro hubiere comprendidos bienes que estén constituidos
en prenda o hipoteca o afectos al derecho legal de retención,
se requerirá además del respectivo consentimiento de estos
acreedores y sólo así se suspenderá el derecho que tienen estos
acreedores para iniciar o seguir adelante sus acciones en los
bienes afectos a la seguridad de sus créditos. Como se recor-
dará, el artículo 71 al referirse a los efectos inmediatos de la
declaración de quiebra, no privó a estos acreedores del derecho
de ejercer sus acciones en los bienes constituidos en garantía
de sus créditos, como una excepción al principio general de la
suspensión del derecho de los acreedores para ejecutar indivi-
dualmente al fallido.

371
CUARTA PARTE: ETAPAS DEL PROCEDIMIENTO CONCURSAL

Como se trata de obtener una mayoría elevada para reunir


el quórum exigido, los acreedores que estuvieren por la conti-
nuación podrán excluir a los disidentes, pagándoles el valor que
corresponda a la cuota de sus créditos, atendidos el carácter y
preferencia que ellos tengan, en relación con el importe del activo
de la quiebra, o bien asegurándoles su respectivo pago. Así lo ha
establecido el artículo 112.
Agrega el precepto que “La determinación de esta cuota y
del plazo y garantía para el pago, en su caso, podrá fijarse por el
tribunal, oyendo al síndico y a los acreedores, a falta de acuerdo
entre éstos”.

120.2. OBJETO DE LA CONTINUACIÓN DEL GIRO

La continuación provisional del giro tiene un objeto muy limitado,


por cuanto se circunscribe a la realización de los bienes propios del
activo circulante, correspondientes al rubro de las mercaderías del
establecimiento o negocio respectivo, hasta agotar el stock con que
estén provistos, lo que significa que el síndico no puede renovar
las existencias que estuviesen a la venta o en bodega. Así, por lo
demás, define su alcance el artículo 99, por lo que en realidad
esta modalidad del giro reviste la forma de facilitar la realización
de los bienes y preparar así una liquidación progresiva.
La continuación efectiva del giro va más lejos, porque constituye
la prosecución de la actividad del negocio, en todo o en parte,
como si la quiebra no afectase la continuación de sus operaciones,
con la propia vitalidad y dinamismo que requiere su desarrollo,
según su naturaleza y su adecuada subsistencia.
La expresión “continuación del giro” de que se vale el legis-
lador denota la idea que no se puede variar la índole del giro
del negocio. En cambio, a propósito del objeto del mismo en las
proposiciones de un convenio, el anterior artículo 178 ampliaba
su alcance para referirse a la continuación de las actividades del
deudor o fallido, a fin de darle más elasticidad a su finalidad.
Como consecuencia de la dictación de la Ley Nº 20.004, de 8
de marzo de 2005, que sustituyó el Título XII, que versa sobre
los convenios, el contenido y alcance de la continuación de la
actividad del deudor ni siquiera ha sido tocado por el legislador

372
CAP. II: CONTINUACIÓN DEL GIRO DEL FALLIDO

y por lo mismo puede ser incluso mucho más extenso, como lo


refleja la actual redacción que se le fijó en el texto.
Al adoptar el acuerdo que autoriza la continuación del
giro efectivo la junta de acreedores deberá fundarlo y habrá
de determinar el objeto; los bienes adscritos; la designación
de los administradores; sus facultades; los recursos que sean
necesarios; el tiempo de duración y la forma como habrá de
operar, debiendo dejarse constancia, para que sea oponible
ante terceros, que se actúa “en continuación del giro”,99 como
lo indica el artículo 113.
Cabe agregar al respecto que el artículo 113 dispuso en la 2ª
parte del inciso 1º que el plazo de duración de la continuación
efectiva del giro no podrá exceder de un año. El plazo acorda-
do podrá ser prorrogado, por una sola vez, hasta por un año,
mediante acuerdo adoptado al menos quince días antes de su
expiración. El acuerdo de prórroga deberá adoptarse por la co-
rrespondiente mayoría –exigida para su autorización–. En este
caso, la administración deberá recaer, necesariamente en persona
distinta del síndico.
Con todo –dice el precepto más adelante–, si los acreedores
hubieren acordado la enajenación de los activos que componen la
continuación del giro como unidad económica en funcionamiento
en conformidad al artículo 124, se podrá prorrogar la continuidad
del giro por el período indispensable para el perfeccionamiento
de su enajenación, previa autorización judicial, aunque con ello
se excedan los plazos señalados anteriormente.
Cuando la administración del giro no sea ejercida por el sín-
dico, éste, sin perjuicio de las atribuciones que le confiere la ley
como administrador de los bienes de la quiebra no comprendidos
en la continuación del giro, tendrá, sobre dicha administración,
las facultades propias de un interventor.
Todo conflicto que pudiere suscitarse entre el síndico y la
administración del giro con motivo del ejercicio de sus respectivas
funciones, será resuelto por el juez de la quiebra incidentalmente
y en única instancia, oyendo previamente a la Superintendencia
de Quiebras.

99 La ley establece que sin esta exigencia el que hubiese ejecutado el acto o

celebrado el contrato responderá solidariamente de las obligaciones contraídas.

373
CUARTA PARTE: ETAPAS DEL PROCEDIMIENTO CONCURSAL

120.3. EFECTOS DE LA CONTINUACIÓN DEL GIRO

a) Continuación provisoria
Los beneficios que rinda la continuación provisoria ingresan
como recursos a la masa de los bienes de la quiebra, incremen-
tando su activo.
A su vez, los débitos que su prosecución irrogare darán derecho
a los correspondientes acreedores para perseguir sus créditos en los
bienes comprendidos en la quiebra, sin perjuicio del derecho que
tienen los acreedores privilegiados e hipotecarios para pagarse pre-
ferentemente de sus créditos, como lo advierte el artículo 100.
De acuerdo a la ley, tales créditos gozan de la preferencia del
Nº 4, del artículo 2472, del Código Civil, como si fuesen gastos
propios de la quiebra.

b) Continuación efectiva
En cuanto a la continuación efectiva del giro, cabe distinguir
lo siguiente: Si la hubiese autorizado el tribunal, se aplican los
mismos efectos que rigen respecto de la provisoria, por aplicación
del artículo 100, como consecuencia ineludible de que la autori-
zación que decretó el tribunal tuvo el carácter de ser transitoria,
de ahí que su efecto queda supeditado a surtir sus resultados una
vez que la junta de acreedores deba pronunciarse sobre ella.
En cambio, la continuación efectiva del giro acordada por la
junta de acreedores da lugar a la formación de un patrimonio
separado, distinto del que integra la masa de bienes de la quiebra,
por lo cual los beneficios que se generen en la actividad del giro
efectivo se destinarán a sustentar la prosecución de sus operacio-
nes y absorber los gastos del giro, y sus excedentes constituirán
ingresos del giro, no de la quiebra.
En lo que respecta a los créditos del giro, ellos solamente pue-
den perseguirse en los bienes adscritos al giro y se pagarán a los
acreedores del giro con una preferencia que prevalece a la de los
demás acreedores del fallido, porque se consideran como si fueran
deudas contraídas por los propios acreedores de la masa.
Los débitos que contraiga la administración de la continuación
efectiva del giro solamente pueden perseguirse hasta concurrencia
de los bienes adscritos al giro, con dos observaciones:

374
CAP. II: CONTINUACIÓN DEL GIRO DEL FALLIDO

1) No alcanzan al resto de los bienes de la quiebra, 2) ni me-


nos comprometen los bienes incluidos en el patrimonio personal
de los acreedores.

121. ACREEDORES DEL GIRO

a) Los nuevos acreedores gozarán de preferencia para pagarse


de sus créditos antes que los acreedores de la quiebra, pero no
comprenderán a los bienes hipotecados, pignorados o retenidos,
a menos que los titulares de estas garantías hayan consentido en
la continuación.
b) Si han consentido en ello, alcanzarán también a estos bienes,
con la salvedad que solo responderán si el resto de los bienes del
giro son insuficientes para cubrirlos. O sea, por el déficit tienen
derecho para pagarse con los bienes gravados.
c) Ese déficit será soportado por los acreedores hipotecarios,
prendarios y retencionarios, a prorrata.
d) Los acreedores hipotecarios, prendarios o retencionarios
que pagaren más allá del porcentaje que les correspondiere en
su proporción, tendrán derecho a repetir por el exceso contra
los demás, para lo cual la ley les confiere el derecho de subro-
garse por el sobrante en los derechos de los acreedores del giro,
a prorrata del monto de sus respectivos créditos en la quiebra y
hasta concurrencia del valor de liquidación de los bienes dados
en garantía de sus respectivos créditos.
Vino así la ley a solucionar una discusión que se había plan-
teado en cuanto a la forma como los acreedores hipotecarios
y prendarios respondían del déficit de los créditos de 1ª clase,
según lo establecido en el Código Civil en los artículos 2476 y
2478, como lo analizaremos más adelante, a propósito del pago
del pasivo.

375
CAPÍTULO III

LA FIJACIÓN DEL PASIVO

122. GENERALIDADES

Siguiendo el orden en que se encuadra el procedimiento concur-


sal conforme a lo que ya se ha analizado, junto con establecerse
la masa de bienes que comprende el activo, ha de determinarse
además la masa de acreedores que forman el pasivo, como quie-
ra que el juicio de quiebra tiene por objeto realizar los bienes
del activo del patrimonio del fallido para proveer al pago de las
deudas que afectan al pasivo.
Como ineludible corolario la quiebra produce un estado
indivisible para el fallido y sus acreedores, porque adscribe al
concurso todos los bienes de aquél y absorbe a su vez todas sus
obligaciones, aun cuando no sean de plazo vencido, por lo que
en su conjunto quedan subordinados a las resultas del juicio, con
el común propósito que todos los acreedores puedan ejercer sus
derechos respecto de los bienes del fallido, que son la prenda
general de sus créditos.
Como efecto auxiliar a la apertura del concurso a que da lugar
la sentencia de quiebra, se suspende el derecho de los acreedo-
res para ejecutar individualmente al fallido, salvo la excepción
relativa a la acción real que tienen los acreedores hipotecarios
y prendarios para perseguir los bienes afectos a la seguridad de
sus créditos, como lo establece el artículo 71.
Al suspenderse el ejercicio de las acciones individuales, no
tienen los acreedores otra alternativa que presentarse al juicio y
de ahí que la sentencia de quiebra contenga la orden de hacer

377
CUARTA PARTE: ETAPAS DEL PROCEDIMIENTO CONCURSAL

saber a todos los acreedores del plazo que tienen para que con-
curran al juicio con los documentos justificativos de sus créditos,
bajo el apercibimiento que les afectarán sus resultados sin nueva
citación, según los Nos 6 y 7 del artículo 52.

123. LA VERIFICACIÓN DE CRÉDITOS

123.1. IDEAS GENERALES

La participación de los acreedores se consigue mediante la veri-


ficación de los créditos de cuya actuación no pueden substraerse
si quieren formar parte del concurso al que se les convoca en el
juicio.
Según el Diccionario, verificar es probar que una cosa que
se dudaba es verdadera. Es comprobar o examinar la verdad de
una cosa. En materia concursal, denota el significado de invocar
y probar el derecho respecto del crédito y la preferencia que se
alega; es, por lo mismo, hacer valer el crédito y su preferencia para
que se le reconozca al acreedor su condición de tal en el juicio,
según el procedimiento regulado por la ley en las operaciones de
liquidación del pasivo, a que se refiere el Párrafo I del Título X,
que trata “De la Verificación de Créditos”.
Habrá así acreedores del concurso y acreedores concurrentes
al concurso. Estos últimos son los que van participando en la mar-
cha de la quiebra, con el carácter de activos, y pueden concurrir
a la distribución de fondos.
La concurrencia es un acto libre y voluntario del acreedor.
Nada ni nadie lo obliga. Es un derecho que se puede dejar de
ejercitar, pero si el acreedor quiere participar del producto de
la liquidación, como no hay otro procedimiento, es una obliga-
ción a que ha de ceñirse para integrar la masa de acreedores que
forman el pasivo.
No hay un deber coercible, como el que deriva de una obli-
gación civil, pero es una exigencia necesaria para poder cobrar
el crédito. Es una carga legal u obligación consigo mismo.

378
CAP. III: LA FIJACIÓN DEL PASIVO

123.2. MORA DEL ACREEDOR EN VERIFICAR


CRÉDITO

La mora del acreedor en deducir el derecho –mediante la


verificación, desatendiendo el llamamiento legal– tiene seme-
janza con la mora civil, aunque por su naturaleza procesal se
encuadra más bien en el concepto de rebeldía, que según el
artículo 78 del Código de Procedimiento Civil, es la pena en
que incurre el litigante que no practica un trámite dentro del
plazo concedido para evacuarlo, cuyo efecto es constituirlo en
rebeldía, debiendo continuar la tramitación adelante. Si con-
curre después, dejará de ser rebelde, purgará la mora, pero le
afectará lo actuado, como lo precisa el artículo 154 de la ley,
en relación con el referido artículo 52, que previene el aperci-
bimiento consiguiente para que los acreedores deduzcan sus
créditos en la quiebra.

123.3. PROCEDIMIENTO DE VERIFICACIÓN


DE CRÉDITOS

Si el procedimiento de verificación de créditos tiene por objeto


definir la formación del estado del pasivo, quiere decir que a través
de esta diligencia ha de dilucidarse quiénes son los titulares de
los créditos que han de incluirse para calcular el pasivo; el monto
al que alcanzan en capital, intereses y costas; la ocurrencia de
alguna causa de preferencia que exista para su pago; el lapso de
tiempo que tienen los acreedores y los requisitos que se exigen
para ejecutar esta actuación, así como las formalidades que la
ley ha previsto para dar cumplimiento a su tramitación, hasta su
ulterior culminación.
Desde luego, deben verificar sus créditos y alegar sus prefe-
rencias todos los acreedores, acota el artículo 131, sin excepción
alguna.
Ha de entenderse que en este alcance se comprende solamente
a los acreedores que justifiquen derechos que sean anteriores a
la declaración de quiebra, porque de lo que se trata es de esta-
blecer precisamente las deudas que hubiese contraído con estos
acreedores el deudor falente, al punto que la sentencia fija irre-

379
CUARTA PARTE: ETAPAS DEL PROCEDIMIENTO CONCURSAL

vocablemente los derechos de todos los acreedores en el estado


que tenían el día de su pronunciamiento.100

124. SITUACIÓN DE LAS EMPRESAS QUE SUMINISTRAN


SERVICIOS DE UTILIDAD PÚBLICA

Así por lo demás lo precisa claramente el artículo 132, al referirse


a las empresas que sean acreedoras en razón de los servicios de
utilidad pública que suministren, a cuyo respecto establece que
deberán verificar los créditos correspondientes a los suministros
devengados con anterioridad a la declaración de quiebra, como
quiera que los créditos derivados de estos servicios que se sumi-
nistren con posterioridad a la quiebra se les considera incluidos
en el privilegio de la primera clase del Nº 4 del artículo 2472 del
Código Civil, asimilándolos con la preferencia que tienen los
gastos de la quiebra.
Por lo mismo que la ley en el artículo 148 inciso 2º subraya
que los créditos de los Nos 1 y 4 del artículo 2472 del Código Civil
no necesitarán de verificación.

125. SITUACIÓN DE LOS ACREEDORES


HIPOTECARIOS Y PRENDARIOS

Se ha suscitado el problema acerca de si los acreedores hipote-


carios y prendarios necesitan comparecer a verificar su crédito
y obtener previamente reconocimiento para poder ejercer la
acción hipotecaria o prendaria, dado que estos acreedores están
facultados por el artículo 71 para iniciar o seguir adelante sus
acciones ante el tribunal que conoce de la quiebra en los bienes
afectos a la seguridad de sus respectivos créditos.101
Se ha interpretado que su comparecencia al juicio a verificar
su crédito se justifica en relación con el ejercicio de la acción
100 Ha de advertirse, como lo observa CARLOS DUCCI CLARO, que la Ley Nº 4.558

era más exacta en la delimitación del estado de los derechos, al preceptuar en el


artículo 63 que ellos se fijaban al día anterior al del pronunciamiento de la quiebra,
en su obra Ley de Quiebras, Editorial Jurídica de Chile, año 1983, p. 52.
101 Véase lo tratado al respecto en el Nº 58.2 de esta obra.

380
CAP. III: LA FIJACIÓN DEL PASIVO

personal de la cual son titulares, derivada del crédito en que


consta la obligación principal que tienen los acreedores hipote-
carios y prendarios para concurrir al pago en los demás bienes
del acervo del fallido, si sus garantías resultan insuficientes para
cubrirlo, en cuya condición habrán de verificar su crédito para
integrarse a la masa; mas no parece necesario en cuanto ejerzan
la acción real para perseguir los bienes gravados, porque con ello
se descuelgan de la masa para hacer valer un derecho opuesto al
de la misma y su propósito no es integrarse a la masa, sino que
al revés, desligarse de ella.
Está entendido que para perseguir los bienes constituidos en
hipoteca o prenda los respectivos acreedores promoverán la acción
real, proveniente de la obligación accesoria que se contrajo para
garantizar la obligación principal y gozar así de la preferencia
que le reporta a su titular hacer valer su derecho en el producto
de su realización sin aguardar las resultas del juicio concursal,
aunque lo cierto es que el tenor literal del artículo 132 de la ley
ha dispuesto que todos los acreedores sin excepción alguna han
de verificar sus créditos, de cuyo respecto se infiere que siendo
claro el precepto, no se puede desatender su texto expreso.
Si bien no se puede traer a discusión el precepto, es dable
advertir que en su alcance queda latente un conflicto, porque el
síndico ha de cautelar entre otros el derecho de los acreedores
de primera clase, que por la insuficiencia de los demás bienes
del activo tendrán preferencia respecto del déficit para cubrirse
en su totalidad con los bienes gravados y, a su vez, los acreedores
hipotecarios y prendarios que no puedan pagarse íntegramente
con los bienes afectos a sus garantías pasarán por el saldo insoluto
a formar parte de la lista de los créditos valistas de la quinta clase,
con los cuales concurrirán a prorrata.
La idea de conciliar estos intereses contrapuestos se ajusta a
comprender que la ley en el artículo 131 despejó estas contrarie-
dades al disponer que todos los acreedores, sin excepción alguna,
han de verificar sus créditos. Se les da a todos los acreedores así
la oportunidad de concurrir con sus créditos al juicio, como de
examinar a la vez la correlativa legitimidad y cuantía junto con
las preferencias alegadas por cada uno de ellos, y por ende si no
se encontrase justificado el crédito o la preferencia invocada,
puedan entonces deducir la impugnación que corresponda.

381
CUARTA PARTE: ETAPAS DEL PROCEDIMIENTO CONCURSAL

126. SITUACIÓN DE LOS TRABAJADORES

El artículo 148, en los incisos 4º y siguientes, con el afán de faci-


litarles a los trabajadores el cobro de ciertos créditos laborales,
estableció que podrán pagarse por el síndico tales derechos con
cargo a los primeros fondos del fallido de que pueda disponer
administrativamente, siempre que existan antecedentes documen-
tarios que los justifiquen y aun antes de su verificación. Los créditos
correspondientes son los provenientes de sus remuneraciones,
así como los derivados de las indemnizaciones convencionales
hasta el límite del equivalente a un mes de remuneración por
cada año de servicio y fracción superior a seis meses, y por las
indemnizaciones legales a que se refiere el actual artículo 161
del Código del Trabajo.102
Al efectuar estos pagos, agrega la disposición, el síndico ha
de cuidar que el monto del saldo del activo sea suficiente para
asegurar el pago de los créditos de mejor derecho.
Estos créditos gozan del privilegio de 1ª clase del artículo 2472
y respecto de ellos las remuneraciones de los trabajadores y las
asignaciones familiares figuran en el Nº 5 y las indemnizaciones
referidas están incluidas en el Nº 8.
En consecuencia, como el precepto citado ha señalado que los
consabidos créditos se han de pagar por el síndico administrativa-
mente y aun antes de su verificación, se ha entendido que no están
sometidos sus titulares a concurrir al juicio para percibir el pago
de sus derechos, siempre que existan antecedentes documentarios
que los justifiquen; sin embargo es recomendable que de todos
modos los titulares de créditos laborales preferentes cumplan
con el trámite de la diligencia de verificación, porque una cosa
es que efectivamente se les pague antes de su verificación y otra
diferente es que no se entere el pago por faltar los suficientes

102 Conforme a lo dispuesto en el artículo 61 del Código del Trabajo, se entiende

por remuneración para la aplicación del privilegio además de las señaladas en el


inciso 1º del artículo 41, las compensaciones en dinero que corresponda hacer a
los trabajadores por feriado anual o descansos no otorgados y a su vez el privilegio
por las indemnizaciones legales y convencionales no excederá, respecto de cada
beneficiario, de un monto igual a tres ingresos mínimos mensuales por cada año
de servicio y fracción superior a seis meses, con un límite de 10 años; el saldo será
considerado crédito valista.

382
CAP. III: LA FIJACIÓN DEL PASIVO

antecedentes documentarios con que se puedan justificar, con


lo que no tendrían la oportunidad de proteger sus derechos y
se verían privados de participar en la marcha del proceso con-
cursal para hacer valer sus pretensiones, más todavía si pueden
suscitarse dificultades para su pronto pago, como consecuencia
de que el síndico debe cuidar que existan fondos para asegurar
el pago de otros créditos de mayor derecho, como lo son las
costas judiciales causadas en interés general de los acreedores
y los gastos de la quiebra, que están previstos en sendas causas
de preferencias, como son los números 1 y 4 del artículo 2472
del Código Civil.

127. VERIFICACIÓN CONDICIONAL DE LOS TITULARES


DE CRÉDITOS LABORALES QUE GOCEN
DE LAS PREFERENCIAS DE LOS NÚMEROS 5 Y 8
DEL ARTÍCULO 2472 DEL CÓDIGO CIVIL

Con el mismo propósito de velar por la adecuada protección de


los derechos de los titulares de los créditos que gocen de las pre-
ferencias de los números 5 y 8 del artículo 2472 del Código Civil,
el artículo 148 ha previsto que podrán verificar condicionalmente
sus respectivos créditos con el solo mérito de la presentación de
la demanda interpuesta con anterioridad a la quiebra o con la
notificación al síndico de la demanda interpuesta con posterio-
ridad a la declaración de quiebra ante el tribunal competente,
y el síndico deberá reservar fondos suficientes para el evento de
que se acoja dicha demanda, sin perjuicio de los pagos adminis-
trativos que procedan.

128. OTRAS VERIFICACIONES CONDICIONALES

Lo anterior no quita que otros acreedores que tengan créditos


sujetos a una condición suspensiva puedan verificar sus créditos
sujetos a la contingencia que llegue a ocurrir el suceso contemplado
en ella, como lo sería el caso que se declarase por sentencia firme
la expectativa de derecho que invocase en juicio un acreedor, a
cuya situación se refiere por lo demás el artículo 152 del la ley.

383
CUARTA PARTE: ETAPAS DEL PROCEDIMIENTO CONCURSAL

129. PLAZO PARA VERIFICAR

129.1. VERIFICACIÓN ORDINARIA

El plazo ordinario que ha establecido la ley en el artículo 131 para


evacuar el trámite de la verificación de los créditos respecto de
los acreedores residentes en el territorio de la República es de
30 días, a contar de la notificación de la declaración de quiebra,
lo que guarda relación con el Nº 6 del artículo 52, que contiene
los requisitos que debe reunir la sentencia respectiva.
Respecto de los acreedores que se hallen fuera de la Repú-
blica, este plazo corre desde la modalidad de la notificación por
carta aérea certificada que dispuso la ley y se aumentará con el
término de emplazamiento que corresponda, según lo previsto
en el Nº 7 del precitado artículo 52 de la ley.
En ambos casos, se convocará a los acreedores para compare-
cer al juicio de quiebra con los documentos justificativos de sus
créditos, bajo el apercibimiento de que les afectarán los resultados
del juicio sin nueva citación.

129.2. VERIFICACIÓN EXTRAORDINARIA

Sin embargo, como el término para verificar los créditos no es


preclusivo, como se ha expresado, el artículo 140 en su inciso 1º
señala que “Los acreedores que no hayan verificado oportuna-
mente sus créditos o preferencias, podrán hacerlo mientras haya
fondos por repartir, en cualquier tiempo, para ser considerados
en los repartos futuros. La solicitud de verificación será notificada
al síndico por cédula y al fallido y acreedores por aviso, a costa
del solicitante”.
En su oportunidad, haremos ver que a diferencia de la verifi-
cación ordinaria, la extraordinaria le impone al acreedor la carga
adicional de absorber a su costa los gastos de dos notificaciones
distintas, una por cédula al síndico y otra por aviso al fallido y
acreedores, así como la de plantearla mientras haya fondos por
repartir, a riesgo de caer en el vacío.

384
CAP. III: LA FIJACIÓN DEL PASIVO

130. FORMALIDADES DE LA SOLICITUD DE VERIFICACIÓN

El artículo 133 se refiere a las formalidades a que debe ceñirse la


solicitud de verificación de créditos y dice que en ella los acree-
dores deben indicar lo que se les deba por concepto de capital
e intereses103 y se acompañarán los títulos justificativos de sus
créditos, debiendo entregar en secretaría dos copias simples de
la solicitud y de sus anexos.
Aparte de los requisitos propios a todo escrito y de dar cumpli-
miento a las normas sobre comparecencia en juicio, el verificante
ha de acreditar su condición de acreedor según el título que
invoca, por lo que habrá de justificar el derecho y su preferencia
acompañando los documentos que le sirven de fundamento a la
solicitud y, además de agregar las dos copias simples en secretaría
y de sus anexos, se ha impuesto la práctica de añadir una minuta
para facilitar el cálculo de las cantidades que acreditan la cuantía
del crédito, en capital, intereses y costas.

131. ACTITUD DEL TRIBUNAL DE LA QUIEBRA

El juzgado, según el artículo 134 ordenará notificar por aviso, a


costa de la masa, los créditos que se presentan a la verificación, y
deberá indicarse en el aviso el monto de los créditos, la causa que
les sirve de fundamento, las preferencias alegadas y la respectiva
individualización del acreedor.
Una de las copias simples con sus anexos se le entregará al
síndico y la otra quedará en secretaría para formar el cuaderno
separado en caso que se deduzca una eventual impugnación.

132. ACTITUD Y DERECHOS DEL SÍNDICO

A su vez, el síndico habrá de hacer un prolijo examen de los


créditos que se presenten a la verificación y de las preferencias

103 Ha de entenderse que además debe incluirse el capital actualizado, en su

caso, y las costas consiguientes, así como las preferencias alegadas.

385
CUARTA PARTE: ETAPAS DEL PROCEDIMIENTO CONCURSAL

alegadas, investigando, dice el artículo 135, su origen, cuantía y


legitimidad por todos los medios a su alcance.
Si no encontrare justificado el crédito o la preferencia re-
clamada, deberá promover la demanda de impugnación consi-
guiente.
Con todo, el inciso 2º del artículo 138 le da al síndico la
facultad de hacer reservas respecto de ciertos créditos que se
presentan a la verificación, a fin de disponer de un plazo adi-
cional de 10 días para un detenido estudio y poder decidir una
eventual impugnación, dado el esmero con que la ley le ordena
examinar los créditos.

133. CIERRE DEL PROCEDIMIENTO DE VERIFICACIÓN

Como el plazo de la verificación ordinaria de los créditos no es


fatal, dice el artículo 136 en relación con el 139 que vencido el
término de 30 días que tienen los acreedores residentes en el
territorio de la República, o del emplazamiento que corresponda
a los residentes en el extranjero, el tribunal de oficio o a petición
del síndico, del fallido o de cualquier acreedor, declarará cerrado
el respectivo procedimiento de verificación. A falta de petición
del síndico, del fallido o de algún acreedor, el juez lo declarará
cerrado de oficio, dentro de los quince días corridos siguientes
a la expiración del plazo respectivo.
La resolución que dicta el juez por la que se declara cerrado
el procedimiento de verificación se notificará por aviso dentro
de quinto día.

134. IMPUGNACIÓN DE LOS CRÉDITOS

134.1. TITULARES DEL DERECHO PARA IMPUGNAR


LOS CRÉDITOS

Respecto de los créditos que se han presentado a la verificación, el


artículo 137 dice que el síndico, los acreedores y el fallido podrán
interponer demanda de impugnación; la ley le da la calificación
de demanda a la impugnación, porque constituye una suerte

386
CAP. III: LA FIJACIÓN DEL PASIVO

de ataque que se deduce contra la solicitud de verificación, la


que por sí sola no significa el reconocimiento del crédito que se
invoca. Ha de advertirse que si la impugnación recayese sobre la
preferencia que se reclama, indudablemente que no está facultado
para impugnarla el fallido, porque la preferencia no le concierne
al deudor, dado que ella cobra fuerza y surte sus consecuencias
respecto de los acreedores entre sí, porque al conferirle a cier-
tos créditos un derecho de pagarse con anterioridad a otros, su
interés se radica en ellos.
En el caso de los créditos subordinados, las demandas de
impugnación relacionadas con la subordinación sólo podrán
ser deducidas por los acreedores a quienes afecta la respectiva
subordinación.104

134.2. PLAZO PARA INTERPONER UNA DEMANDA


DE IMPUGNACIÓN

El plazo para interponer una demanda de impugnación va des-


de que se haya agregado a los autos la solicitud de verificación y
corre hasta quince días después de notificada la resolución que
declaró cerrado el procedimiento de verificación.
Este plazo para impugnar es fatal. Tiene como excepción el
evento que el síndico hubiese hecho especial reserva del dere-
cho para impugnar ciertos créditos, porque así tendrá un plazo
adicional de diez días al de quince días dentro del cual pidió la
prórroga según el artículo 138 inciso 2º.

104 Ha de señalarse que esta modalidad fue instituida en la Ley Nº 20.190, de

5 de junio de 2007, y dice relación con el artículo 2489 del Código Civil, que se
refiere a los créditos valistas. Al respecto, se agregaron al artículo 2489 del Código
Civil varios incisos mediante los cuales se estableció que si entre los créditos de la
clase valista figuren algunos subordinados a otros, éstos se pagarán con antelación
a aquéllos. Además se definió la subordinación de créditos como un acto o con-
trato en virtud del cual uno o más acreedores de la quinta clase aceptan postergar,
en forma total o parcial, el pago de sus acreencias a favor de otro u otros créditos
de dicha clase, presentes o futuros; y que la subordinación también podrá ser
establecida unilateralmente por el deudor en emisiones de títulos de crédito, en
cuyo caso y cuando sea establecida unilateralmente por el acreedor que acepta
subordinarse, será irrevocable.

387
CUARTA PARTE: ETAPAS DEL PROCEDIMIENTO CONCURSAL

134.3. TRAMITACIÓN DE UNA DEMANDA DE IMPUGNACIÓN.


INTERVENCIÓN DEL SÍNDICO

Para la tramitación de una demanda de impugnación el artículo 141


señala que se abre un cuaderno separado, lo que no quita que se
puedan acumular según las reglas generales al ramo referido las
impugnaciones que digan relación con un mismo crédito.
La demanda de impugnación se le notifica al demandado
personalmente o en la forma prescrita en el artículo 44 del Có-
digo de Procedimiento Civil y de la cual se le da traslado por seis
días al titular del crédito afectado.
En lo demás, se aplicará el procedimiento incidental.
Agrega el artículo 142 lo siguiente: “El síndico podrá inter-
venir como parte coadyuvante en toda impugnación, cuando no
figure en ella como parte principal. Velará, en todo caso, porque
el procedimiento siga su curso, sin dilaciones, para lo cual acusará
las rebeldías en que puedan incurrir las partes y reclamará el fallo
oportuno de la causa en primera o segunda instancia”.

135. CRÉDITOS RECONOCIDOS

Los créditos que no hayan sido impugnados dentro de plazo se


tendrán por reconocidos y el artículo 138 ordena que no podrán
ser objeto de impugnación o reclamación posterior alguna.
Los créditos reconocidos por no haberse impugnado se inclu-
yen, según el artículo 143, en una nómina que el síndico ha de
formar, en la que se hará mención de los respectivos acreedores,
las preferencias que les correspondan y los montos de lo que se
les deba a cada uno por capital e intereses.
Esta nómina con las anotaciones referidas se agregará a los
autos y se notificará a los acreedores por aviso a medida que se
vayan zanjando las impugnaciones, la nómina habrá de irse com-
pletando con las mismas formalidades, incluso con los créditos
que se hubieren omitido por error.
Todo esto tiene mucha importancia, porque de acuerdo a lo
establecido en el inciso final del artículo 143: “Sólo los acreedores
que figuren en las nóminas referidas podrán participar en las
distribuciones que haga el síndico”.

388
CAP. III: LA FIJACIÓN DEL PASIVO

136. CONCLUSIÓN

Con lo que ya se ha analizado, es dable recapitular que el procedi-


miento de verificación se compendia en diversas actuaciones, en
cuya secuencia se distinguen cuatro etapas, a saber: a) Iniciación
del período de verificación de créditos (artículos 131 al 135);
b) clausura del procedimiento de verificación (artículo 136)
c) Período de impugnación de los créditos (artículos 137 al 142)
y d) Culminación del proceso con el reconocimiento de los cré-
ditos (artículo 143).

137. EL IMPUESTO TERRITORIAL Y LA QUIEBRA

137.1. DERECHOS Y OBLIGACIONES DEL SERVICIO DE TESORERÍA

Es de nuestro interés dilucidar si el impuesto que afecta a los bienes


raíces que forman parte de la masa de la quiebra, que regula la Ley
Nº 17.235, de 24 de diciembre de 1969, sobre Impuesto Territorial,105
requiere ser verificado por el Servicio de Tesorerías en el juicio,
si se considera que el actual artículo 25 establece que el impuesto
será pagado por el dueño o por el ocupante de la propiedad, ya
sea éste usufructuario, arrendatario o mero tenedor, sin perjuicio
de la responsabilidad que afecte en definitiva al propietario.
Al respecto, ha de señalarse que el Servicio de Tesorerías no
puede rehusar la exigencia de invocar el crédito que afecte a los
bienes raíces de la masa y que provenga del impuesto territorial
que se encontrase devengado a la época de la declaración de
quiebra, para participar conjuntamente con los demás créditos
reconocidos en los repartos de fondos que hará el síndico para
proveer su pago.
Es tan evidente este aserto, que no solamente el artículo 131
de la Ley de Quiebras no exceptúa al Servicio de Tesorerías de la
carga de verificar el crédito, como que el Nº 21, del artículo 27 le
impone al síndico además la obligación de comunicar, dentro de
los diez días siguientes al de su asunción al cargo, la declaratoria

105 Su texto refundido ha sido fijado por el DFL Nº 1, de 16 de diciembre de


1998.

389
CUARTA PARTE: ETAPAS DEL PROCEDIMIENTO CONCURSAL

de quiebra al Servicio de Tesorerías y tanto más cuanto que el


Título Final de la Ley Nº 18.175, en su artículo 257, derogó ex-
presamente el artículo 188 del Código Tributario, que establecía
que “Los juicios por cobro de impuestos morosos podrán trami-
tarse independientemente de la quiebra cuando así lo solicite el
abogado provincial respectivo”.
Pues bien, si el Servicio de Tesorerías concurre a verificar y
deduce el crédito que tenga en la quiebra, en razón del impuesto
territorial adeudado por el fallido y con anterioridad a la fecha
de la declaración de quiebra, deberá estarse a las resultas del
juicio concursal.
Ahora bien, si en el juicio de quiebra no consiguiera el Ser-
vicio de Tesorerías resarcirse íntegramente de su acreencia por
existir otros créditos de mejor derecho que el suyo, en nuestro
concepto no podría perseguir después el mismo crédito fuera
de la quiebra y respecto del adquirente del respectivo bien raíz,
porque si bien el citado artículo 21 de la Ley Nº 17.235 declara
que el propietario es el responsable del pago, eso habría que
entenderlo en un contexto diferente al de la quiebra.

137.2. DERECHO DEL ADQUIRENTE DEL INMUEBLE

De otro lado, el adquirente tiene derecho a exigir garantía de


la masa, a la cual el propio artículo 64 le confiere precisamente
la facultad de disponer de los bienes del fallido para pagarse de
sus créditos y son justamente los acreedores los que deben res-
ponderle debidamente del saneamiento, y mal podría así pues el
Servicio de Tesorerías dejar de cumplir por su parte esa elemental
obligación en el caso de que se trata.

138. NATURALEZA JURÍDICA DE LA SENTENCIA


QUE RESUELVE UNA IMPUGNACIÓN

Se ha sostenido y así lo ha confirmado la jurisprudencia,106 que


la resolución que falla una impugnación es una sentencia inter-
106 C. S., fallo 16 de abril de 1985. Gaceta Jurídica, año X, 1985 – Nº 58,

pp. 29 y 30.

390
CAP. III: LA FIJACIÓN DEL PASIVO

locutoria, porque la discusión que se promueve es una cuestión


que se ventila en un procedimiento incidental del juicio de
quiebra y como consecuencia de su pronunciamiento se esta-
blecen derechos permanentes a favor de las partes, cuales son
los derivados del derecho a participar o no de los repartos de
fondos, con tal o cual preferencia, dependiendo del rechazo o
acogimiento de la impugnación, con lo que su figura corresponde
al tipo descrito de sentencia interlocutoria de primer grado, a
que se refiere el inciso tercero del artículo 158 del Código de
Procedimiento Civil.
Sin embargo, puede argüirse que si bien toda impugnación se
tramita –luego del traslado con que se provee la demanda– como
un incidente, esto no significa que la verdadera substancia de la
cuestión controvertida sea de naturaleza incidental, como quiera
que atañe a un proceso de fondo, no a un artículo, como es el
de la índole que ha sido objeto de la demanda, de cuya decisión
dependerá propiamente la subsistencia, menoscabo o pérdida
del crédito que se invoca, con o sin la preferencia que reclama
su titular, por lo que la resolución que sobre esta disputa recae
tiene el carácter más bien de ser una sentencia definitiva, toda
vez que habrá de poner fin a la instancia abierta con motivo de
la impugnación, resolviendo la cuestión o asunto que ha sido
objeto del libelo.
La idea que “sea una cuestión accesoria que surja con
ocasión del proceso principal de quiebra y que requiera un
pronunciamiento del tribunal”107 no le da por sí sola el sentido
de revestir un incidente, porque en todo juicio de quiebra se
plantean pleitos de distinta naturaleza que se tramitan en forma
separada, de los cuales debe conocer el juez de la quiebra y que
repercutirán en el desarrollo y resultado del procedimiento
concursal.

107 FERNANDO ALESSANDRI, Curso de Derecho Procesal, Reglas Comunes de Todo

Procedimiento y Juicio Ordinario, Ed. Nascimento, año 1964, p. 174.

391
CUARTA PARTE: ETAPAS DEL PROCEDIMIENTO CONCURSAL

139. CITACIÓN DEL ACREEDOR HIPOTECARIO


AL JUICIO CONCURSAL, EN LO QUE MIRA A LA PURGA
DE LA HIPOTECA

139.1. R EGLAS QUE ESTABLECE LA LEY PARA


LA PURGA DE LA HIPOTECA

Como se sabe, el artículo 2428 del Código Civil le confiere al


acreedor hipotecario el derecho de perseguir la finca hipotecada,
sea quien fuere el que la posea, y a cualquier título que la haya
adquirido, dado que el acreedor hipotecario tiene respecto del
bien gravado un derecho real.
Este derecho tiene una limitación, en cuanto no corre contra
el tercero, que haya adquirido la finca hipotecada en pública su-
basta ordenada por el juez y siempre que la subasta se haga con
citación personal del acreedor hipotecario, para que haga valer
su crédito en el precio del remate.

139.2. R EMATE DEL INMUEBLE POR UN ACREEDOR


DE GRADO POSTERIOR

El artículo 492 del Código de Procedimiento Civil se puso en el


caso que se saque a remate la finca por un acreedor de grado
posterior, para lo cual deberá citar a los acreedores preferentes,
quienes tendrán la alternativa de:
a) exigir el pago del crédito según su grado en el remate, o
b) conservar sus hipotecas en la finca subastada.
Si no dice nada, se entiende que opta por ser pagado sobre
el precio de la subasta.

139.3. ¿QUÉ PASA CON LA FALTA DE CITACIÓN


A LOS ACREEDORES PREFERENTES ?

La falta de citación no acarrea la nulidad, sino que produce la


inoponibilidad y el acreedor omitido conserva su hipoteca.
El problema que se plantea se traduce en lo siguiente:

392
CAP. III: LA FIJACIÓN DEL PASIVO

Si el síndico, en representación de la masa, opta por la realiza-


ción de los bienes hipotecados ¿se puede estimar que se cumple
con la formalidad de la citación que exige el artículo 2428, con
la notificación de la sentencia de quiebra que, de acuerdo al Nº 6
del artículo 52, debe incluir la citación al juicio de todos los acree-
dores, para que concurran al juicio y hagan valer sus derechos,
con los documentos justificativos de sus créditos?
En otros términos ¿basta la notificación de la sentencia de
quiebra para dar por cumplida la citación del acreedor hipote-
cario? Se estima que sí, y el fundamento para así considerarlo es
el siguiente:
a) El juicio de quiebra es un procedimiento de realización
de todos los bienes, incluidos los hipotecados; por ende, se abre
un concurso, a objeto de que todos los acreedores concurran al
mismo y presenten sus créditos a la verificación.
b) Según el artículo 131, todos los acreedores, sin excepción,
deben verificar sus créditos, incluido el acreedor hipotecario.
c) En consecuencia, el nuevo emplazamiento que se le hiciese
al acreedor hipotecario sería una redundancia, que impondría
una exigencia innecesaria, cuya insistencia no se aviene con la
celeridad inherente del juicio concursal, y por lo mismo, en
nuestro concepto, resultaría inútil.

140. DERECHOS DEL ACREEDOR PARA PRESENTAR


A VERIFICACIÓN SU CRÉDITO EN EL JUICIO RESPECTO
DE LOS DIVERSOS CODEUDORES DECLARADOS
EN QUIEBRA. EFECTOS EN RELACIÓN AL REEMBOLSO
DE LOS DIVIDENDOS QUE CADA UNO DE ELLOS
HUBIESE PAGADO

140.1. SIGNIFICADO JURÍDICO DE LA SOLIDARIDAD108

El artículo 1511 del Código Civil consagra en el inciso 1º como


regla general que, si se debe como prestación una cosa divisible

108 Véase publicación del coautor de esta obra, Sr. Rafael Gómez Balmaceda,

en la Revista de Derecho y Jurisprudencia, tomo LXXXV, año 1988, primera parte,


pp. 27 y ss.

393
CUARTA PARTE: ETAPAS DEL PROCEDIMIENTO CONCURSAL

por muchas personas o para con muchas, cada cual es obligado


o tiene derecho a demandar solamente su parte o cuota en la
deuda o en el crédito, según el caso, y agrega en el inciso 2º:
“Pero en virtud de la convención, del testamento o de la ley
puede exigirse a cada uno de los deudores o por cada uno de
los acreedores el total de la deuda, y entonces la obligación es
solidaria o in solidum”.
De lo expuesto se distingue, como se sabe, entre la solidaridad
activa y pasiva, según exista pluralidad de acreedores o de deudores
solidarios. Si bien es cierto que la primera carece de aplicación
práctica, no es menos efectivo en tanto que la segunda constituye,
a juicio de don Manuel Somarriva,109 “indiscutiblemente la más
eficaz de todas las garantías personales, ya que el acreedor va
a poder hacer efectivo el derecho de prenda general en tantos
patrimonios cuantos sean deudores solidarios, sin que a éstos les
sea lícito oponer los beneficios de división y de excusión”.
Una de las características más singularizantes de la obligación
solidaria es que al pago total de la prestación están obligados cada
uno de los deudores y, por consiguiente, el efecto fundamental
de la solidaridad es que el acreedor podrá dirigirse contra cual-
quiera de ellos para exigirles el total de la deuda, y si uno de los
deudores efectúa el pago total, éste trae como resultado que se
extinga totalmente la obligación respecto de todos los demás.

140.2. EFECTOS DE LA OBLIGACIÓN SOLIDARIA EN LA RELACIÓN


DE LOS DEUDORES CON EL ACREEDOR

El artículo 1514 del Código Civil establece expresamente que


“El acreedor podrá dirigirse contra todos los deudores solidarios
conjuntamente, o contra cualesquiera de ellos a su arbitrio, sin
que por éste pueda oponérsele el beneficio de división”.
Nuestro legislador siguió así la inspiración del Código fran-
cés, al negarle el beneficio de división a los codeudores solida-
rios, y como innovó en cuanto al criterio que tuvo al respecto
el Derecho Romano, en que era procedente deducirlo, debió
así remarcarlos, cuya es la explicación que tiene la redundancia

109 Tratado de Cauciones, p. 39, Contable Chilena Ltda. Editores, 1981.

394
CAP. III: LA FIJACIÓN DEL PASIVO

en que incurre el artículo 1514 en relación con el inciso 2º del


consabido artículo 1511.
En nuestro concepto, este mismo principio se aplica en el
artículo 144 de la Ley Nº 18.175, al disponer que “El acreedor por
obligaciones suscritas, endosadas o garantizadas solidariamente
por personas fallidas, podrá presentarse en todas las quiebras,
sean simultáneas o sucesivas, por el valor nominal de sus créditos,
hasta su completo pago, y participar de los dividendos que dé
cada una de ellas”.
En efecto, que el acreedor pueda deducir el cobro íntegro
de su crédito en todas las quiebras de sus respectivos codeudores
solidarios es una simple aplicación de la norma del derecho común
sobre la solidaridad y que deriva de la idea de la independencia de
los diferentes vínculos jurídicos que ligan a todos los codeudores
solidarios con el acreedor y cuyo criterio fundamental esbozó
Pothier,110 cuando dijo: “La obligación es una con relación a su
objeto, que es la cosa debida; mas en relación a las personas que
la han contratado, puede decirse que hay tantas obligaciones
como personas obligadas”.
Cobra todavía más fuerza el sentido de este raciocinio en la
quiebra si se advierte que, por ser todos los fallidos deudores de
toda la deuda, es entonces la misma cantidad la que debe figurar
en el pasivo de las correspondientes quiebras y tanto más cuanto
que la posibilidad de lograr el pago total a que el acreedor tiene
derecho de exigir se reducirá en cada quiebra al dividendo que
logre cobrar, y si este dividendo se rebajara en las distintas quiebras
y no fuere admitido en cada una de ellas más que por el saldo
que resultare una vez efectuada la deducción, no se obtendrá
jamás el pago de la totalidad de lo que se le debe, con desmedro
del derecho que por su naturaleza le garantiza al acreedor la
obligación solidaria.
Para salvaguardar debidamente este derecho, la ley le reconoce
así al acreedor la facultad de deducir su cobro por la totalidad en
la quiebra de cada uno de sus deudores y lograr pues el dividendo
proporcional del crédito hasta su íntegro pago, lo que no es más
que una consecuencia de la solidaridad que une en la obligación
a los distintos deudores.

110 POTHIER, Tratado de las Obligaciones, tomo I, Nº 263.

395
CUARTA PARTE: ETAPAS DEL PROCEDIMIENTO CONCURSAL

Otro efecto que se desprende de la solidaridad en la relación


de los deudores con el acreedor es que, extinguida la obligación
por uno de los codeudores solidarios, sea por el pago, novación,
confusión, etc., se extingue respecto de todos.
Esta consecuencia es la natural aplicación de existir en la so-
lidaridad unidad de prestación respecto de la cosa debida y que
es uno de los requisitos que se infieren del principio consagrado
en el artículo 1511 del Código Civil.111
Pues bien, que el pago de la deuda por uno de los codeudores
solidarios extinga la obligación con el acreedor común es natural
que ocurra, y así por lo demás lo admite el art. 1515 cuando dice
que “La demanda intentada por el acreedor contra alguno de
los deudores solidarios, no extingue la obligación solidaria de
ninguno de ellos, sino en la parte en que hubiere sido satisfecha
por el demandado”, de cuyo respecto se desprende que si el de-
mandado la hubiere satisfecho íntegramente, no tendría sentido
que la solidaridad continuare latente, porque la obligación se
habría extinguido respecto de todos por efecto del pago.
El propio artículo 144 de la Ley Nº 18.175 aplica este principio,
por cuanto si bien el acreedor puede hacer valer su crédito por
el valor nominal en las distintas quiebras y sin que interese que

111 En cuanto a la novación, la regla la consagra el artículo 1649 y la repite el

artículo 1519, ambos del Código Civil:


En la confusión, se desprende del artículo 1668 del Código Civil.
En la compensación, una vez alegada por el codeudor solidario que tenga
a su vez el carácter de acreedor común extingue igualmente la deuda del resto,
por ser un doble pago que opera por el solo ministerio de la ley, de acuerdo a los
principios señalados en los arts. 1520 y 1657 del Código Civil.
La remisión que el acreedor hiciere a todos los deudores extingue totalmente
la obligación, pero si la limitare a uno solo no podrá ejercer la acción respecto de
los otros, sino con deducción de la cuota correspondiente del deudor remitido,
de acuerdo al art. 1518 del Código Civil.
Por haber unidad de la prestación en la obligación solidaria, la pérdida fortuita
de la cosa debida hace desaparecer la obligación respecto de todos los deudores,
lo que se infiere del art. 1521 del Código Civil.
La nulidad que concierna a la naturaleza de la obligación de los distintos
deudores la extingue respecto de todos, pero si ella dice relación con alguno de
los varios deudores, sólo aquel en cuyo beneficio la ley la ha establecido podrá
alegarla y no se extinguirá respecto de los otros, lo que resulta de la aplicación de
los principios de la nulidad de los arts. 1682, 1683 y 1684 del Código Civil.
Con respecto a la transacción que se pueda producir entre el acreedor y uno
de los deudores solidarios hay una excepción a la regla de acuerdo.

396
CAP. III: LA FIJACIÓN DEL PASIVO

las quiebras sean simultáneas –porque la regla abarca también a


las quiebras sucesivas– lo que no puede hacer es cobrar más de
lo adeudado, toda vez que el derecho que se le otorga es el de
presentarse en todas las quiebras pero hasta conseguir su completo
pago, como lo dice a la letra el propio precepto referido.

140.3. EFECTOS QUE SE PRODUCEN ENTRE LOS DEUDORES


EN LA OBLIGACIÓN SOLIDARIA

Si alguno de los deudores ha extinguido la obligación mediante el


pago u otro medio análogo, junto con desaparecer la obligación
cesa naturalmente la solidaridad, pero hay lugar a otra relación
que se desprende entre el deudor que extinguió la obligación y
los demás codeudores y que tiene por objeto determinar quién
va a soportar en definitiva la deuda y deberá cargar en último
término con el peso de la extinción.
El artículo 1522 del Código Civil determina los efectos que
produce la solidaridad entre los deudores y establece lo siguiente:
“El deudor solidario que ha pagado la deuda, o la ha extinguido
por alguno de los medios equivalentes al pago, queda subrogado
en la acción del acreedor con todos sus privilegios y seguridades,
pero limitada respecto de cada uno de los codeudores a la parte
o cuota que tenga este codeudor en la deuda.
Si el negocio para el cual ha sido contraída la obligación so-
lidaria, concernía solamente a alguno o algunos de los deudores
solidarios, serán éstos responsables entre sí, según las partes o
cuotas que les correspondan en la deuda, y los otros codeudores
serán considerados como fiadores.
La parte o cuota del codeudor insolvente se reparte entre
todos los otros a prorrata de las suyas, comprendidos aun aquellos
a quienes el acreedor haya exonerado de la solidaridad”.
De la disposición transcrita resulta que hay que distinguir según
que la obligación sea de interés para todos los deudores o sólo para
alguno o algunos de ellos, y ello dependerá de si se ha contraído
en beneficio de todos o de uno o más de los deudores.
Si todos los deudores solidarios tienen interés en la obligación
y sólo uno de ellos la ha extinguido por el pago u otro medio
equivalente al pago, el deudor que paga se subroga al acreedor por

397
CUARTA PARTE: ETAPAS DEL PROCEDIMIENTO CONCURSAL

el solo ministerio de la ley y así resulta del inciso 1º del art. 1522,
en relación con el Nº 3 del art. 1610 del Código Civil.
Hay sin embargo en la subrogación prevista en el art. 1522
ciertas diferencias con la subrogación ordinaria, dado que esta
última opera a favor del extraño, que no es la condición que tie-
ne el deudor solidario con el acreedor y además que el deudor
no tiene acción para demandar el total de lo pagado, sino que la
parte que tenga en la deuda cada codeudor.
Si el pago hubiese sido parcial, habría que entender que
también opera la subrogación, siempre que lo pagado excediere
a la cuota que le incumba al deudor en la deuda, a virtud de lo
señalado en la regla general del inciso 2º del art. 1612 del Código
Civil.
La aplicación de la norma del Código Civil tan claramente
resuelta en el art. 1522 sufre alteración en el art. 145 de la Ley
de Quiebras, porque establece lo siguiente: “Las masas de los
codeudores o fiadores no tienen derecho para demandarse entre
sí el reembolso de los dividendos que cada una de ellas hubiere
dado, a no ser que los dividendos pagados excedan de la cantidad
a que asciende el crédito.
En este último caso, la suma excedente se aplicará, según el
orden y la naturaleza de las obligaciones, a las masas de los co-
deudores o fiadores que, en conformidad a las reglas generales,
tengan derecho a repetir contra los otros”.
La regla por la cual se desconoce el derecho de las distintas
quiebras para repetir entre sí el reembolso de los dividendos
que cada una de las masas de los codeudores hubiere alcanzado
a pagar tiene como fundamento impedir que el crédito pueda
ser verificado en una misma quiebra dos veces, cuya ocurrencia
perjudicaría desde luego a los demás acreedores del fallido, rom-
piendo el principio de la igualdad entre los acreedores, y al propio
tiempo agravaría la situación de fallido, que tendría que soportar
una deuda que resultaría superior a lo que efectivamente debe.
En efecto, si suponemos que un crédito por 100 se verifica por
el acreedor común en la quiebra del deudor principal y además
en la del codeudor por igual cantidad y que en la del segundo
percibiere un dividendo del 50%, no podría así entonces la masa
del codeudor repetir contra la del deudor principal por ese 50%,
porque pasaría a deber 150 en lugar de 100 y se daría el absurdo

398
CAP. III: LA FIJACIÓN DEL PASIVO

que para la misma obligación se estaría cobrando un crédito que


excede en un 50% al de su valor nominal.
De acuerdo a esta regla, es el propio acreedor en buenas
cuentas el que ejerce por sí mismo el recurso del codeudor y es a
este título por el cual deduce entonces su crédito en cada quiebra
por el total, por lo que la norma del artículo 145 no es así una
consecuencia de la del artículo 144, sino que propiamente pasa
a ser su verdadera causa.

140.4. SITUACIÓN DEL ACREEDOR DE OBLIGACIONES


SOLIDARIAS QUE HUBIESE RECIBIDO ALGUNA CANTIDAD
A CUENTA DE SU CRÉDITO

Por último, si antes de ser declarados en quiebra todos los deu-


dores solidarios el acreedor hubiere recibido alguna cantidad
a cuenta de su crédito, según el art. 146 de la Ley de Quiebras,
deberá el acreedor verificar en su oportunidad en las quiebras de
los diferentes codeudores el saldo que a su crédito se le quedare
adeudando, pudiendo entonces el o los codeudores fallidos que
hubieren concurrido al pago verificar en la quiebra de los otros
la suma que exceda a la parte o cuota que a cada uno le corres-
pondía soportar en la deuda.
El art. 146 de la Ley de Quiebras en relación con el art. 1515
del Código Civil previó la solución legal de los pagos parciales
que el acreedor haya recibido a cuenta del crédito antes de que
ninguno de los codeudores se encuentre en quiebra y por aplica-
ción de estas normas el acreedor naturalmente podrá hacer valer
su crédito únicamente por la suma que se le quedare debiendo,
tanto en la quiebra posterior del deudor principal como en la
correspondiente a la del codeudor solidario y si éste hubiere
efectuado abonos al crédito, podrá verificar como crédito en la
quiebra del deudor el monto de estos abonos siempre que no le
incumba soportar ninguna parte de la deuda a cuyo pago haya
concurrido.
En efecto, cuando el acreedor exigió la obligación solidaria
de sus deudores, lo hizo precisamente para asegurarse debida-
mente el íntegro pago de su crédito. Por tanto, si en la quiebra
del deudor principal obtuviere el pago de un porcentaje de su

399
CUARTA PARTE: ETAPAS DEL PROCEDIMIENTO CONCURSAL

crédito, no podría descontársele este pago a cuenta del crédito


que en el concurso del codeudor solidario exigiere, porque de
esta forma se le cerraría el camino para obtener el pago íntegro
de su crédito,112 lo que debe entenderse sin perjuicio de las
modalidades y particularidades que en el convenio se le hayan
impuesto al crédito y a cuya aplicación naturalmente quedará
sujeto por los efectos que entraña dicho convenio.

112 Así por lo demás lo han resuelto diversos tratadistas comentando los

arts. 542 al 544 del Código de Comercio francés en el cual nuestra ley se inspiró y
que reproducen ahora los arts. 144 al 146 de la Ley Nº 18.175. Véase, DEMOLOMBE,
Traités des contrats ou des obligations conventionnels en général, París, 1880, tomo III,
Nº 338; RIPERT, Tratado Elemental de Derecho Comercial, tomo IV, p. 336, y DUBRUEL,
Compte. Courant et feillete (Mélanges Huvelen, 1938).

400
CAPÍTULO I V

LA REALIZACIÓN DEL ACTIVO

141. FINALIDAD DE LA REALIZACIÓN

Como lo expusimos al describir las etapas del procedimiento


concursal, la realización del activo tiene por objeto obtener del
producto de su liquidación los fondos para proveer el pago de los
créditos, así como para subvenir a los gastos de la quiebra.
Constituidas las dos masas contrapuestas a que nos hemos
referido, la de los bienes u objetiva y la de los acreedores o
subjetiva, la finalidad del juicio ha de consistir en la conversión
en dinero de los bienes de la masa activa para el pago de los
créditos que componen la masa pasiva, cuya es por lo demás la
función que tiene el juicio como procedimiento de ejecución
colectivo.

142. REGULACIÓN

El Título IX de la ley está consagrado precisamente a la regula-


ción: “De la realización del activo” en los artículos 120 al 130.
La ley regla esta materia antes de la fijación del pasivo, como se
analizó al tratar el Título X.
Sin embargo, atendiendo a la finalidad de la quiebra, es más
lógico considerar las operaciones destinadas a reducir a dinero
los bienes de la quiebra, una vez que se hayan determinado los
bienes que integran el activo y delimitado las deudas del pasivo
que afectan el patrimonio del fallido.

401
CUARTA PARTE: ETAPAS DEL PROCEDIMIENTO CONCURSAL

143. DICTADO GENERAL SOBRE LA REALIZACIÓN


Y ACTUACIÓN DEL SÍNDICO

A este respecto, el artículo 120 contiene el siguiente dictado


general: “Salvo el caso de realización sumaria del activo de la
quiebra, a que se refiere el artículo 109, el síndico procederá a su
realización ateniéndose a los acuerdos de la junta de acreedores
y a las disposiciones que se expresan a continuación”.

143.1. ATRIBUCIONES Y OBLIGACIONES DEL SÍNDICO

El artículo 27 Nº 16 establece que entre los deberes que tienen


los síndicos figura el de realizar los bienes de la quiebra.
El síndico interviene en la liquidación de los bienes, en res-
guardo naturalmente del interés general de los acreedores y de los
derechos del fallido en lo que conciernen a la masa, ostentando
la condición de ser el órgano de la quiebra encargado de tutelar
el derecho de prenda general que a los primeros les compete
en el activo del patrimonio del fallido y en cuya representación
actúa para proveer al pago de sus créditos.

143.2. ATRIBUCIÓN EXCLUSIVA DE LA JUNTA


DE ACREEDORES

El precepto citado remarca que procederá a su realización,


ateniéndose a los acuerdos de la junta en que coparticipan los
acreedores como principales interesados en los resultados de la
liquidación.
Por lo mismo, que el artículo 111 establece que el síndico
habrá de presentar a la junta de acreedores en la primera re-
unión ordinaria que celebre un programa de realización del
activo y agrega que si lo estimare adecuado, propondrá en esa
oportunidad la enajenación de todo o parte del activo como
un conjunto. Como se acotó anteriormente, la ley le confía a la
junta de acreedores velar por el adecuado cumplimiento de las
funciones que le competen al síndico y entre las cuales aparece
precisamente la que nos referimos, como se desprende del ar-

402
CAP. IV: LA REALIZACIÓN DEL ACTIVO

tículo 108 Nº 5, que regula las materias que son del interés de
la junta constitutiva.
Asimismo, tal como lo advierte el precepto del artículo 120,
junto con atenerse el síndico a los acuerdos de la junta, debe
estarse en la realización de los bienes a las formas que la ley ha
dispuesto para la enajenación del activo, a cuyo respecto el legis-
lador distingue distintas modalidades para llevarla a efecto, que
dependen fundamentalmente de la naturaleza de los bienes que
forman la masa de la que ha de disponerse, como se analizará
más adelante.
Por último, que esta liquidación lo sea sin perjuicio de la
realización sumaria que contempla el artículo 109 significa que
si los bienes son insuficientes, se liquidará el activo en la forma
más conveniente para los intereses de la masa, a fin de simpli-
ficar la regularidad del procedimiento y abaratar los gastos que
demandaría su prosecución.
Con todo, corresponderá a los acreedores y sólo a la junta
de acreedores determinar la forma de realización de los bienes
conforme a algunas de las modalidades que la ley ha dispuesto
para la enajenación del activo.

144. LA REALIZACIÓN QUEDA SUPEDITADA


A QUE LA SENTENCIA DE QUIEBRA ESTÉ FIRME

Siendo la cardinal finalidad de la quiebra realizar el activo del


fallido para satisfacer con su importe el pasivo, ha de admitirse
que no podría procederse a la liquidación mientras no quede
ejecutoriada la sentencia definitiva que declare la quiebra, que
por lo demás lo estableció el Código de Procedimiento Civil en
el artículo 231 para la ejecución de las resoluciones judiciales.
Si bien en la ley no se ha sentado expresamente este principio,
no cabe duda de que su aplicación se funda en una exigencia
lógica y de sentido común, como quiera que mal podría darse
el cumplimiento al fallo judicial que sirve de base a la ejecución
sin aguardar necesariamente que la sentencia esté firme o eje-
cutoriada.
Por lo demás, si se revocase la sentencia que declara la quie-
bra, se retrotraerán sus efectos al día en que la sentencia que la

403
CUARTA PARTE: ETAPAS DEL PROCEDIMIENTO CONCURSAL

declaró fue indebidamente dictada y desde ese entonces perderá


su valor, considerándose como si nunca se hubiese jamás decla-
rado la quiebra, con lo que difícilmente se le podrían devolver al
fallido los bienes que se han enajenado y de cuyo dominio no fue
privado, más todavía si los adquirentes estuviesen de buena fe.
Sin embargo, esta regla tiene como excepción la de ciertos
bienes que no pueden conservarse sin que se deterioren o co-
rrompan, como lo dispuso el artículo 121, que examinaremos
más adelante.

145. MODALIDADES DE REALIZACIÓN DE LOS BIENES

La ley contempla diversos tipos de realización de los bienes, cuyas


modalidades pueden sistematizarse en la siguiente forma:
a) Realización sumaria (artículo 109).
b) Realización ordinaria (artículos 121 y 122).
c) Realización especial (artículo 123), y
d) Realización como un conjunto o unidad económica (ar-
tículos 124 y siguientes).

145.1. L A REALIZACIÓN SUMARIA

Como se expresó en su oportunidad, el síndico provisional en la


junta constitutiva de acreedores ha de informar como primera
prioridad sobre el estado preciso de los negocios del fallido, de
su activo y pasivo, así como de la labor realizada, como quiera que
la propia junta habrá de ratificarlo o reemplazarlo en su cargo,
como lo establece el artículo 108 en sus números 1 y 2.
Pues bien, si de esta cuenta que presenta el síndico apareciere
que el producto probable de la realización del activo de la quie-
bra no excediere de 1.000 unidades de fomento, el artículo 109
dispone la procedencia de la realización sumaria para que el
activo se liquide en la forma más conveniente para los intereses
de la masa.
Para este objeto, al síndico provisional se le da el carácter
de definitivo y debe enajenar el activo en un plazo que no sea
superior a seis meses.

404
CAP. IV: LA REALIZACIÓN DEL ACTIVO

En el evento que el fallido o cualquiera de los acreedores no


estuviere de acuerdo en la estimación del valor del activo, podrán
objetarlo ante el tribunal, previa constancia de su oposición en la
junta, debiendo el juez decidir la incidencia dentro de 5º día, sin
que proceda recurso alguno contra lo resuelto, aunque podría
solicitar informe pericial si lo considera necesario.
El propósito del legislador es disminuir los gastos y evitar la
prolongación del procedimiento, innecesariamente.
Ha de agregarse al respecto que la circunstancia de consi-
derarse que el producto de la realización sea insuficiente para
cubrir los gastos, es causal para la declaración del sobreseimiento
temporal de la quiebra, según lo previsto en el artículo 158 Nº 2,
que tendrá como efecto suspender provisoriamente el procedi-
miento concursal.113
Por último, dado que la ley dispuso que el síndico liquidará el
activo en la forma más conveniente para los intereses de la masa,
debe entenderse que la junta de acreedores deberá ponderar
prudencialmente que la forma que se adopte sea la que satisface
en mejor medida su interés.

145.2. L A REALIZACIÓN ORDINARIA

En los artículos 121 y 122 se estatuye la realización que hemos


denominado ordinaria de los bienes, como quiera que su regu-
lación recoge prácticamente las propias modalidades que consa-
gra el Código de Procedimiento Civil para la liquidación de los
bienes embargados, al tratar el procedimiento de apremio del
juicio ejecutivo, como resulta de lo dispuesto en los artículos 482
y siguientes.
Al respecto, la ley contempla diversas formas de enajenación,
según la índole de los bienes, para lo cual es preciso distinguir
las siguientes modalidades:
a) Bienes que no pueden conservarse;
b) Especies corporales muebles;

113 Igualmente habrá lugar al sobreseimiento temporal si no aparece ningún

bien perteneciente al fallido, conforme a lo establecido en el artículo 97, en relación


con el Nº 1 del artículo 158.

405
CUARTA PARTE: ETAPAS DEL PROCEDIMIENTO CONCURSAL

c) Valores mobiliarios;
d) Créditos activos de morosa o difícil realización, y
e) Demás bienes no comprendidos anteriormente, como son
los bienes raíces.

a) Bienes que no pueden conservarse


Este tipo de bienes, como son los que están expuestos a próxi-
mo deterioro o a una desvalorización inminente y los que exijan
una conservación dispendiosa, podrá el síndico, aunque tenga
el carácter de provisional, venderlos en cualquier momento, al
martillo o en venta privada, según lo dispone el artículo 121.
Se trata, en interés de la masa, de evitar un daño, por lo que
ha de procederse a una venta impuesta por graves razones de
urgencia.

b) Especies corporales muebles


Los bienes de esta clase han de venderse al martillo, como
quiera que de acuerdo a la Ley Nº 18.118,114 es inherente a la
genuina función que asume un martillero vender públicamente
y al mejor postor toda clase de bienes corporales muebles.
El martillero intervendrá en la diligencia de la venta en pública
subasta como un mandatario de la quiebra y en estricto rigor ha
de ajustarse en su cometido al tipo de remate judicial según el
distingo que trazó la Ley Nº 18.118, que regula sus actuaciones,
lo que interesa por las reglas especiales que la ley fija al respecto
y que lo diferencian de los remates voluntarios, aunque en la
práctica no se ha resguardado su adecuada aplicación en el juicio
concursal.

c) Bienes consistentes en valores mobiliarios


Si en la masa de bienes hubiesen comprendidos valores
mobiliarios, entendiendo por tales a los que para los efectos de

114 Todo martillero para ejercer su actividad, sea que esté organizado como

persona natural o constituido como persona jurídica debe cumplir con la exigencia
de estar inscrito en el Registro que lleva la Subsecretaría de Economía, Fomento
y Reconstrucción, para cuyo respecto ha de reunir las condiciones establecidas en
la Ley Nº 18.118, de 22 de marzo de 1982.

406
CAP. IV: LA REALIZACIÓN DEL ACTIVO

la Ley Nº 18.045, de 1981, sobre Mercado de Valores, se les da


en el artículo 3º el significado genérico de valores, incluyendo
entre ellos a las acciones, bonos, debentures, o cuotas de fondos
mutuos, la Ley de Quiebras establece en el artículo 122 que si
estos valores tienen cotización bursátil se venderán en remate,
en bolsa de valores.115
Aquellos valores mobiliarios que no tengan cotización bursátil
deberá la junta de acreedores acordar la forma de enajenarlos
para su correspondiente convertibilidad a dinero.
En cambio, si en el activo del patrimonio del fallido se compren-
den títulos de crédito, simplemente el síndico deberá presentarlos
a su cobro respectivo, conforme al Nº 10 del artículo 27, por ser
esta una gestión propia de su incumbencia. Es por la misma razón
además que se varió a este respecto la regla que dio el artículo 484
del Código de Procedimiento Civil para enajenar los efectos de
comercio embargados en el juicio ejecutivo y que le sirvió de an-
tecedente al legislador concursal para precisar su regulación.

d) Créditos activos de morosa o difícil realización


En resumidas cuentas, los créditos en general de los cuales sea
el fallido titular, lo natural y corriente es que sean cobrados por
el síndico, por ser una de las obligaciones que la ley le impone
en el cumplimiento de sus funciones.
La ley sacrifica el principio en un caso de excepción, en cuan-
to se podrían enajenar los derechos, pero por un precio alzado,
si los créditos fueren de morosa o difícil realización, esto es, de
vencimiento a largo plazo, que dilaten su cobro y en consecuen-
cia demoren la conclusión de una quiebra o que impongan la
perspectiva de un cobro incierto de recuperación.
En ambos casos, en lugar de reclamarse o cobrarse los créditos,
se enajenan o ceden.
La expresión por un precio alzado de que se vale la ley está
tomada en el sentido que su valor pecuniario se fije en una de-
115 La Ley Nº 18.045 determina que sólo podrán ser materia de oferta pública

los valores cuando éstos y sus emisores hayan sido inscritos en el Registro de Valores
que lleva la Superintendencia de Valores y Seguros, previo el cumplimiento de los
requisitos que establece la ley y que se entiende por oferta pública la dirigida al
público en general o a ciertos sectores o grupos específicos, pudiendo la Superin-
tendencia, en caso de duda, dilucidar su alcance (artículos 5º y 4º).

407
CUARTA PARTE: ETAPAS DEL PROCEDIMIENTO CONCURSAL

terminada cantidad, según brota del significado del Diccionario


de la Lengua Española, lo que no quita que para establecerlo sea
preciso calcularlo, circunstanciadamente.

e) Los demás bienes no comprendidos anteriormente, como son los


bienes raíces
El inciso 3º del artículo 122 establece que estos bienes se
venderán, ya sea en pública subasta ante el juez que conoce de
la quiebra, en conformidad a los trámites del juicio ejecutivo, o
bien en licitación pública cuyas bases deberán ser aprobadas por
la junta de acreedores.
e.1) En cuanto al remate en pública subasta, se aplicarán las nor-
mas que lo regulan en los artículos 486 y siguientes del Código
de Procedimiento Civil. Por tratarse de una venta forzada que se
hace por decreto judicial a instancias de la masa de acreedores, en
pública subasta, el fallido cuyo dominio se transfiere es el tradente,
y el juez para este efecto ha de ser su representante legal, como
resulta de lo que establece el artículo 671 del Código Civil.
Con este criterio se adelanta una opinión que más de alguna
dificultad ha concitado en la doctrina, por ser el síndico el que
representa los derechos del fallido en lo que le interesa a la masa;
mas esta representatividad del síndico pierde fuerza si ocurre que
es el propio órgano judicial el que interviene, en el ámbito de su
jurisdicción y dentro del procedimiento concursal, por ser aquel
a quien la ley le ha confiado expresamente realizar la subasta,
sin que interese que para llevarla a cabo la junta de acreedores
tenía a su vez la opción de ejecutarla mediante una licitación
pública, porque al dejarse de lado esta alternativa y escogerse el
remate judicial, quiere decir que por aplicación de la ficción del
artículo 671, es el juez el que toma la representación legal del
tradente, cuyo dominio se transfiere, como lo es el fallido.
e.2) En cuanto a la licitación pública cuyas bases deberán ser
aprobadas por la junta de acreedores, hay que hacer las siguientes
precisiones.
Desde luego, debe tenerse presente que las licitaciones públi-
cas son procedimientos que se rigen por las estipulaciones que el
propio licitador establece en las bases, mediante las cuales se abre

408
CAP. IV: LA REALIZACIÓN DEL ACTIVO

un concurso público para decidir al oferente que ha de resultar


favorecido con el derecho para celebrar el contrato respectivo.
Por eso, las bases de licitación constituyen el régimen jurídico al
que ha de ceñirse el procedimiento de selección del contratante, de
entre aquellos que abrigan interés en participar. Son por lo mismo
el estatuto jurídico que lo regula y, como tal, obliga a quienes se
adhieren voluntariamente para intervenir en el concurso.
Tan importante es la elaboración de las bases, como que una
clara regulación de las mismas es prenda de seguridad para su
debida aplicación e inteligencia, de lo cual dependerá en buena
medida su recta observancia.
No ha de confundirse el proceso de licitación con el contrato
mismo sobre el cual recae, por la sencilla razón que el procedi-
miento licitatorio culmina con la decisión que prudencialmente
adopta el licitador para elegir al licitante con el cual habrá de
celebrar el contrato, seleccionándolo de entre quienes han
participado en el concurso, en el cual habrá de garantizarse la
libre concurrencia de los interesados, así como el tratamiento
igualitario entre ellos.
El procedimiento de licitación, por lo mismo, no es una oferta
de contrato que se formula por el licitador, sino que más bien es
la apertura de un concurso que este promueve para convocar a
los interesados a quienes invita para que presenten ofertas, con-
forme a las bases que ha elaborado de antemano y a las cuales se
ajusta el proceso. Habrá de resolver en definitiva si contrata el
licitador que solicitó las ofertas y no el o los oferentes que en el
carácter de licitantes las formulan.
A este respecto, se planteó una situación de interés con moti-
vo de la licitación a que se convocó para enajenar como unidad
económica las plantas textiles en la quiebra de Manufacturas
Chilenas de Algodón S. A. y en cuyo procedimiento se interpuso
un recurso de protección por uno de los licitantes, fundado en
que se habría quebrantado la garantía de la igualdad ante la ley
al rechazarse su oferta, dado el dictamen que emitió a la sazón
el Fiscal Nacional de Quiebras, que declaró improcedentes los
términos en que se formuló la oferta por el recurrente.
La Corte Suprema, con fecha 27 de noviembre de 1985, con-
firmó el fallo de la 5ª sala de la Corte de Apelaciones de Santiago,
que rechazó el recurso deducido.

409
CUARTA PARTE: ETAPAS DEL PROCEDIMIENTO CONCURSAL

El caso fue el siguiente: La oferta del recurrente de protección


consistió en que propuso un precio de compra puro y simple de
pago al contado, pero le agregó la modalidad de estar dispuesto
a pagar adicionalmente un 0,2% sobre la oferta más alta que se
presentase. Se dio así la situación que la oferta que propuso de
compra en forma pura y simple de pago al contado no alcanzó
para superar el precio más alto que se ofreció, pero si se le aña-
día la modalidad del 0,2% que habría propuesto sobre la del
otro oferente, quedaba con la primera prioridad para resultar
favorecido.
El Fiscal Nacional de Quiebras, consultado por la junta de
acreedores de la quiebra, estimó que no procedía considerar la
modalidad de mejorar su oferta con el 0,2% del precio sobre la
oferta más alta que se presentase, porque la cláusula no podría
haber tenido otro objeto que el de privar de eficacia a toda otra
oferta que se presentase y con ello la causa que le pudo haber
servido de móvil era la de impedir que toda otra oferta mayor
que se presentase pudiese producir algún efecto.
Una modalidad de esta índole en una oferta significa quitar-
le el carácter de licitación al proceso en sí mismo, porque se le
yuxtapone a la oferta pura y simple una fórmula anexa eventual,
que no tendría otra razón de ser que la de perseguir comprar
más barato y para que el propósito no se frustre, se especula a su
vez proponiendo otro límite superior, que resulta ser el estricta-
mente necesario para quedar por encima del precio que el otro
ofrezca.
Ya no se trata, entonces, de una oferta que simplemente no
se ajusta a las bases, sino de una oferta en tal forma concebida
que no se compadece con la naturaleza de una licitación y que
compromete el principio de igualdad y libre concurrencia que
debe garantizarse entre los oferentes.
En buenas cuentas, el fallo rechazó el recurso, porque solo
puede deducirse protección para cautelar los derechos propios,
pero no para la limitación de los derechos ajenos, porque todo
derecho termina donde empieza el derecho ajeno”.116

116 El análisis de este recurso aparece en el Nº 3 del Boletín Informativo de la

F. N. de Quiebras.

410
CAP. IV: LA REALIZACIÓN DEL ACTIVO

145.3. R EALIZACIÓN ESPECIAL

Se le ha dado el carácter de especial a la realización prevista en


el artículo 123, para calificar simplemente con esta denomina-
ción la facultad que tiene la junta de acreedores para acordar, en
cualquier tiempo, una modalidad diferente a la ordinaria para la
enajenación de los bienes de la masa.
Para variar el tipo de realización de los bienes, según la índole
que tengan y de acuerdo a la forma que para enajenarlos ha esta-
blecido el artículo 122, se exige un pronunciamiento de la junta
de acreedores y cuyo acuerdo requiere del voto favorable de más
de la mitad del pasivo con derecho a voto y del fallido.
Sin embargo, no será necesario contar con el voto favorable
del fallido cuando la junta de acreedores acuerde efectuar la
realización en pública subasta, al mejor postor y ante el juez que
conoce de la quiebra, porque así se protege suficientemente el
interés general y por lo mismo resulta innecesario recabar su
voluntad.
Con todo, el síndico podría oponerse fundadamente al acuer-
do, dentro de tercero día, debiendo el juez resolver la incidencia
que se promoviese.117
Ha de remarcarse que la competencia que tiene la junta para
variar la forma de realización de los bienes se refiere exclusiva-
mente a las modalidades relativas a la realización ordinaria que la
ley ha establecido, por lo que no tendría aplicación para alterar
las formalidades propias de enajenación de los bienes como un
conjunto o unidad económica que regula la ley; no podría tampo-
co la junta de acreedores a través de estos acuerdos desfigurar la
naturaleza propia de las enajenaciones, como lo sería el caso que
el síndico realice directamente el remate de los bienes corporales
muebles o bien que el remate de los bienes raíces no lo realice
el juez, porque ello significaría desnaturalizar la formalidad que
reviste, según su tipo, cada realización.118

117 La Ley Nº 19.144, de 13 de junio de 1992, vino a zanjar así la dificultad

que anteriormente se suscitaba cuando el fallido negaba la autorización capricho-


samente, dando lugar a dilaciones inconsultas.
118 Por lo demás, la subasta pública de bienes raíces a través de martilleros,

mediante la puja a viva voz, como ocurre en la modalidad propia del remate al
mejor postor, es una actuación innominada impuesta por una práctica de los ne-

411
CUARTA PARTE: ETAPAS DEL PROCEDIMIENTO CONCURSAL

145.4. ENAJENACIÓN DE TODO O PARTE DEL ACTIVO COMO


UN CONJUNTO O UNIDAD ECONÓMICA

Junto a la continuación efectiva de los bienes adscritos al giro, está


la realización de los activos como una universalidad de hecho,
sean de una empresa, establecimiento o negocio; ambas figuras
revisten el carácter de ser dos modalidades que están entre sí
íntimamente ligadas, la una a la operación y la otra a su común
destino, y que provienen de las actuales orientaciones en que se
inspira el derecho concursal, ya para preservar el funcionamiento
de la actividad del negocio a fin de evitar el daño que irrogaría
paralizar su explotación,119 ya para cautelar su subsistencia como
un todo orgánico, para impedir los efectos nocivos que acarrearía
su atribulada desintegración.
La realización de los bienes como un conjunto o unidad
económica no estaba contemplada en la antigua Ley Nº 4.558,
pero su ideación emanó del D.L. Nº 1.509, de 9 de julio de 1976,
que facultó a la sazón a la ex Sindicatura General de Quiebras
para enajenar en el juicio como un solo todo los establecimien-
tos industriales, comerciales, agrícolas, mineros o de servicios, y
en general los conjuntos de bienes que constituyesen unidades
económicas, pertenecientes al activo de una quiebra, cuando su
enajenación en diversas partidas pudiera significar un deterioro o
menoscabo. Asimismo este cuerpo legal autorizó a la Corporación
de Fomento para requerir esta forma de enajenación, fundada
en la conveniencia de cautelar el interés social y económico del
país. El artículo 257 del Título Final de la Ley Nº 18.175 derogó
el DL Nº 1.509, al incluirse esta modalidad en el texto de los ar-
tículos 124 y siguientes de la ley. Vino más tarde a cristalizarse su
evolución con la dictación de la Ley Nº 19.144, de 13 de junio de
1992, que le introdujo a su tratamiento otras reformas, entre las
cuales figuran: a) haber supeditado su enajenación, para garan-

gocios que no se ajusta a la Ley Nº 18.118, que limita la actividad de los martilleros
públicos a los bienes corporales muebles y por lo mismo, para explicarla, habría
que encontrarle alero en las reglas generales del mandato.

119 De ahí que la Ley Nº 18.598, de 5 de febrero de 1987, introdujo diversas

modificaciones al texto de la ley para facilitar la continuación efectiva del giro, como
resulta de los artículos 112 y siguientes, ya explicados en su oportunidad.

412
CAP. IV: LA REALIZACIÓN DEL ACTIVO

tizar su severidad formal, a la subasta pública y al mejor postor,


ante el juez que conoce de la quiebra y b) prescindir además de
la exigencia de requerir el consentimiento del fallido, para no
entorpecer con su negativa inconsulta la realización.
El beneficio que reporta para el interés general de la masa la
realización de los bienes como un conjunto o unidad económica
queda de manifiesto, si se advierte la ventaja que reviste desde el
punto de vista económico y social proteger el destino unitario de
los distintos elementos que componen el activo. El conjunto tiene
un valor que excede al de cada una de sus piezas individualmente
consideradas, como quiera que la incorporación de bienes de
distinta naturaleza que integran la unidad le infunde otro valor
adicional, que se explica por estar todos ellos coordinados a una
actividad económica organizada, enderezada a reportar una po-
tencial ganancia de su explotación.120
Por lo mismo, su desmembramiento producirá malograr el
bien económico que en sí mismo tiene la organización, a riesgo
de perder además el valor de los bienes intangibles al dejar de
estar adscritos a la unidad, como son los provenientes del derecho
de llaves, el good will, su know how, incluso las patentes, licencias,
privilegios industriales, el nombre comercial y demás derechos
incorporales, cuanto que significará además sustraer su actividad de
una fuente de recursos necesarios, sea para la marcha económica,
como del sustento de sus trabajadores, así como de las conexiones
y vinculaciones que tenga con otras organizaciones económicas
en el desarrollo de sus negocios, como suele ocurrir.121

120 TULIO ASCARELLI, en su obra, Iniciación al Estudio del Derecho Mercantil,

Ed. Barcelona, 1964, p. 290, resalta con énfasis la aptitud del plus valor de toda
hacienda comercial para producir beneficios respecto de la suma de los valores
de los distintos bienes que la componen. Véase en la obra del autor LAUREANO F.
GUTIÉRREZ FALLA, Derecho Mercantil, Ed. Astrea, pp. 47 y ss., que analiza este mismo
aspecto como elemento fundamental de la empresa moderna.
121 En la historia fidedigna de esta institución, según acta de sesiones del Senado

de la República, en la 324 legislatura de 10 de junio de 1992, se dejó constancia al


discutirse la Ley Nº 19.144 que los principales objetivos de la venta de los bienes
como unidad económica –según lo declaró el Fiscal Nacional de Quiebras en la
Comisión– son proteger el interés público al conservar una empresa viable; cautelar
el interés de los acreedores, al obtenerse mejor precio por los bienes; mejorar el
valor de los activos, al incluirse bienes incorporales, y salvaguardar el interés de los
trabajadores de la empresa al preservar su fuente de trabajo y beneficiarlos como
acreedores en la quiebra.

413
CUARTA PARTE: ETAPAS DEL PROCEDIMIENTO CONCURSAL

Para enajenar los bienes de todo o parte del activo como un


conjunto o unidad económica, el artículo 124 de la ley requiere
de un acuerdo que se adopte por los acreedores, siempre que
concurra el quórum de más de la mitad del total del pasivo de la
quiebra, como ha quedado dicho.122
Con todo, el síndico podrá formular oposición fundada a
este acuerdo, dentro de tercero día, debiendo el juez resolver la
incidencia, con lo que se repite la misma regla que aplica para
la realización especial el inciso 3º del artículo 123, norma que
hasta ahora no ha surtido efectos prácticos y que se introdujo en
la discusión de la Ley Nº 19.144, a indicación del Senado.
La realización de todo o parte del activo como un conjunto o
unidad económica siempre habrá de ejecutarla el juez que conoce
de la quiebra, mediante una subasta pública y al mejor postor.123
El remate deberá ceñirse a las bases de enajenación que
habrá de haber aprobado la junta de acreedores, con el consa-
bido quórum que se requiere para acordar la venta de la unidad
económica, a cuyo respecto el artículo 125 indica que en ellas se
deberá señalar, a lo menos, lo siguiente:

1. Los bienes que integran la unidad económica,


cualquiera sea su naturaleza

Si se tratare de la enajenación de un conjunto de bienes ubicados


en un bien raíz no perteneciente al fallido, el síndico incluirá en
las bases los derechos que el fallido tenga en el mismo, cualquiera
que sea el tenor de la convención o la naturaleza de los hechos en
que se funda la posesión, uso o mera tenencia del inmueble.
Cuando en la unidad económica hubiere bienes afectos a
gravámenes constituidos a favor de terceros, se indicará específi-
camente en las bases la proporción que en el precio total corres-
ponda a cada uno de dichos bienes, para el solo efecto que tales

122 Por un defecto de redacción, se omitió en la ley decir que el acuerdo de

los acreedores debe adoptarse en junta de acreedores, lo que así debe entenderse
porque los acuerdos de los acreedores fuera de junta carecen de eficacia, de acuerdo
a lo expresado al tratar los órganos de la quiebra.
123 En cuanto al remate, hacemos aplicable a esta materia lo señalado prece-

dentemente al comentar el artículo 122, inciso 3º e inciso 2º del artículo 123.

414
CAP. IV: LA REALIZACIÓN DEL ACTIVO

terceros puedan hacer valer los derechos que procedan dentro


del juicio de quiebra.

2. Precio mínimo, forma de pago, plazos, garantías y demás


modalidades y condiciones de la enajenación

El inciso 2º del Nº 1 se refiere a la inclusión en las bases de la ena-


jenación de los derechos que tuviere el fallido en un bien raíz que
no le perteneciere en dominio; ha venido en establecer la ley un
tipo de subrogación en beneficio de los acreedores, cuyo alcance
es mucho más amplio que el consagrado en el artículo 2466 del
Código Civil y que se complementa en el artículo 1968 respecto del
arrendatario en estado de insolvencia, al que podrán substituirse
los acreedores prestando fianza a favor del arrendador.
De ahí, en consecuencia, que se crea por la ley una figura ju-
rídica innovadora, para que se puedan transferir a terceros estos
derechos en los cuales se han subrogado los acreedores, siempre
que los bienes sobre que recaigan estos derechos integren la
unidad económica, con la mira de salvaguardar su activo como
una universidad de hecho.
A su vez, con la disposición del inciso 3º del Nº 1, que ordena
especificar en las bases la proporción que les corresponde en el
precio de venta a los bienes afectos a gravámenes que integran
la unidad económica, se les allana en forma práctica a los titu-
lares de las garantías la facultad que se les paguen sus créditos
en la proporción prefijada del producto de la realización, por la
vía de la subrogación, como quiera que el artículo 126 estatuyó
que una vez acordada la enajenación como unidad económica
se suspende el derecho que tienen los acreedores hipotecarios,
prendarios, retencionarios para iniciar o proseguir en forma
separada las acciones reales para instar por la realización de los
bienes comprendidos dentro de la unidad económica, afectos a
la seguridad de sus respectivos créditos.
Por lo mismo que es fundamental, como lo requiere el Nº 2
del artículo 125, que en las bases se establezca el precio mínimo,
su forma de pago y demás modalidades de la enajenación.
Ha de reafirmarse una vez más que la modalidad de su ena-
jenación debe ser mediante el remate en pública subasta y al

415
CUARTA PARTE: ETAPAS DEL PROCEDIMIENTO CONCURSAL

mejor postor, ante el juez que conoce de la quiebra. La junta de


acreedores no podrá variar en las bases esta exigencia, por ser
un requisito legal.
Así queda de relieve por lo demás, si se considera que el re-
mate es una solemnidad legal; que por lo mismo es ineludible su
observancia; que la facultad que se le da a la junta de acreedores
para variar la forma de realización de los bienes queda limitada
a las modalidades ordinarias a que se refiere el artículo 122; que,
por ende, no alcanza a las formalidades prescritas por la ley para
la enajenación de una unidad económica en consideración a su
propia naturaleza. Por lo demás, este alcance fluye claramente
del tenor literal de lo dispuesto por el artículo 123, que así lo dio
a entender expresamente.

a) Situación en caso que no concurran interesados. Rebaja del


precio
Si ofrecida la unidad económica conforme a las bases, no
hubiere interesados, se convocará una nueva subasta pública y al
mejor postor para su enajenación. En este caso podrá rebajarse
el precio hasta dos tercios del fijado en las bases originales.
En este nuevo llamamiento podrán introducirse modificacio-
nes a las bases, en cuyo caso deberá contarse nuevamente con
la aprobación de los acreedores que reúnen más de la mitad del
total pasivo de la quiebra.
Si en este segundo ofrecimiento tampoco hubiere interesados,
no quedará otra alternativa que la de proceder a la realización
de los bienes en la forma ordinaria prevista en la ley, según la
naturaleza de los bienes.
Así resulta del artículo 127.

b) Solemnidad a que se ajusta la realización de la unidad econó-


mica
Dice el artículo 128 lo siguiente: La enajenación como uni-
dad económica deberá constar en escritura pública en la que se
insertarán, en lo pertinente, todas la piezas que den cuenta de
las actuaciones referidas en los artículos anteriores, la que ser-
virá de suficiente título para requerir el alzamiento de todos los
gravámenes, prohibiciones o embargos que afecten a los bienes

416
CAP. IV: LA REALIZACIÓN DEL ACTIVO

comprendidos en una o más de las unidades económicas que se


enajenen.
La aprobación de las bases se entenderá como suficiente
autorización para los efectos contemplados en los números 3 y 4
del artículo 1464 del Código Civil.
La norma transcrita es imprecisa, porque los bienes que
forman la unidad económica se venden en pública subasta y
al mejor postor ante el juez que conoce de la quiebra y por lo
mismo la solemnidad que la ley ha establecido es la de reducir a
escritura pública el acta de remate a que se refiere el artículo 495
del Código de Procedimiento Civil respecto de la subasta de los
bienes raíces en el procedimiento de apremio, con la salvedad
que habrá de cumplirse con esta formalidad especial de otorgar
la escritura pública aunque la subasta de la unidad económica
no comprenda bienes raíces.
Por lo mismo, la ley ha venido a establecer una solemnidad
especial, cual es la que el título traslaticio de dominio de la unidad
económica, cuyo es el carácter que reviste la venta de la misma
como universalidad de hecho, no se reputa perfecta mientras no
se reduzca a escritura pública, con lo que se ha consagrado una
solemnidad que se distingue de la prevista en el inciso segundo
del artículo 1801 del Código Civil, que lo exige para la venta
de los bienes raíces, servidumbre y censos, y la de una sucesión
hereditaria, en circunstancias que la Ley de Quiebras le ha dado
el significado de solemne a la venta de una unidad económica,
cualquiera que sea la clase de bienes que incluya.124
La tradición de los bienes, a falta de regla especial, habrá
de ajustarse a las normas generales que se establecen según el
derecho común y si la ley exige solemnidades especiales para la
enajenación, no se transferirá el dominio de ellos, con arreglo
al artículo 679 del Código Civil, como lo sería la inscripción del

124 En la escritura pública habrá de insertarse, entre otros antecedentes, la

copia del acta de la junta de acreedores que acordó con el quórum correspondiente
la venta de los bienes como unidad económica; las bases con arreglo a las cuales
se realizó la subasta y su respectiva aprobación; copia de la sentencia de quiebra y
certificación de estar ejecutoriado el fallo; acta de remate firmada por el juez, el
rematante y el secretario, etc. La escritura pública con la inserción de estos ante-
cedentes y con los demás requisitos legales deberá suscribirla el juez de la causa,
como se señaló anteriormente.

417
CUARTA PARTE: ETAPAS DEL PROCEDIMIENTO CONCURSAL

título en el Registro del Conservador, si recae sobre un inmueble,


o la entrega del título por el cedente al cesionario, respecto de
los derechos personales.
A su vez, al haberse dispuesto en el artículo 128 que la aproba-
ción de las bases se entenderá como suficiente autorización para
los efectos contemplados en los números 3 y 4 del artículo 1464
del Código Civil –en relación con los artículos 296, 297 y 543 del
Código de Procedimiento Civil– quiere decir que no padecerá de
objeto ilícito la enajenación de la unidad económica por incluirse
en ella bienes embargados o litigiosos, porque la autorización de la
masa suple a la del respectivo acreedor o del juez, en su caso.125
El artículo 129 ha dispuesto que los bienes que integran la uni-
dad económica se entenderán constituidos en hipoteca o prenda
sin desplazamiento, según sea la naturaleza de ellos, por el solo
ministerio de la ley, para caucionar los saldos insolutos de precio y
cualquiera otra obligación que el adquirente haya asumido como
consecuencia de la enajenación, salvo que la junta de acreedores,
al pronunciarse sobre las bases respectivas, hubiese excluido ex-
presamente determinados bienes de tales gravámenes.
Esta es otra de las particularidades que reviste la realización
de una unidad económica, dado que la ley ha establecido la
constitución de una hipoteca legal, así como una prenda legal
sin desplazamiento, para garantizar, según sea su naturaleza, los
créditos emanados de su enajenación y sin que sea necesario
constituir las cauciones especialmente, porque la ley consagra
que se entenderán constituidas ipso iure.
En consecuencia, aunque en la escritura pública de venta de
la unidad económica no se constituya la caución, se entenderá
constituida por ley.
La ley nada dice respecto de la inscripción de la hipoteca
en el Registro respectivo del Conservador, ni la de la prenda sin
desplazamiento en el Registro de Prendas sin Desplazamiento a
que se refiere el artículo 24 de la Ley Nº 20.120, de 5 de junio
de 2007.
125 Juzgamos que esta norma es innecesaria, como quiera que el inciso final del

artículo 70 de la ley ya había salvado esta dificultad, al disponer que los embargos
y medidas precautorias que se hubieren decretado en los juicios que se agreguen
a la quiebra, quedarán sin valor, cuando se refieren a bienes que deban realizarse
en la quiebra sin aguardar el resultado de dichos juicios.

418
CAP. IV: LA REALIZACIÓN DEL ACTIVO

Sin embargo, aplicando el criterio del artículo 662 del Código


de Procedimiento Civil respecto de la hipoteca legal para asegu-
rar el pago de los alcances que resulten contra los adjudicatarios
en las particiones, en nuestro concepto procederá practicar las
inscripciones correspondientes para su oponibilidad respecto de
terceros, como se ha resuelto por la jurisprudencia.126

146. PLAZO PARA LA REALIZACIÓN DEL ACTIVO

Concluye la ley el tratamiento sobre la realización del activo fi-


jando en el artículo 130 los plazos en que ha de culminar, para
lo cual señala que deberá efectuarse en el menor tiempo posible
y, en todo caso, dentro del plazo de seis meses, contado desde la
primera junta de acreedores.
Dentro del referido plazo, deberá encontrarse realizado el total
de los bienes de la masa, con la sola excepción de los inmuebles,
respecto de los cuales dicho plazo será de nueve meses.
Ambos plazos podrán ser prorrogados por el tribunal, por una
sola vez y por un máximo de seis meses, previa solicitud del síndico
con a lo menos quince días de anticipación a su vencimiento.
Por disposición del inciso final, se excluyen los bienes com-
prendidos en la continuación efectiva del giro del fallido, en cuyo
caso los plazos de seis y nueve meses, según la naturaleza de los
bienes, se contarán desde el vencimiento del término acordado
para la continuación del giro.
No tienen aplicación los plazos señalados en caso de realiza-
ción sumaria del activo, por haberse dispuesto en el artículo 109
de la ley un plazo especial.

147. SITUACIÓN DE BIENES ENAJENADOS CON


POSTERIORIDAD AL VENCIMIENTO DEL PLAZO
SEÑALADO EN EL ARTÍCULO 130 DE LA LEY Nº 18.175

Los plazos que la ley ha establecido para la realización de los


bienes del activo no son fatales y además no se consideró que la

126 C. A. de Santiago, 15 de junio de 1989, Rev. 86, sección 2ª, p. 51.

419
CUARTA PARTE: ETAPAS DEL PROCEDIMIENTO CONCURSAL

sentencia que declara la quiebra debe estar ejecutoriada, para


proceder a disponer los bienes de la masa, salvo que los bienes
no puedan conservarse. De ahí que no tiene aplicación que el
plazo se cuente desde la primera junta de acreedores.
En efecto, aplicando los principios generales, de acuerdo a
la primera parte del artículo 49 del Código Civil, que establece:
“Cuando se dice que un acto debe efectuarse en o dentro de cierto
plazo, se entenderá que vale si se ejecuta antes de la medianoche
en que termina el último día del plazo”, regla que concuerda
con el artículo 64 del Código de Procedimiento Civil, que le da
carácter de fatal a los plazos que establece el Código, de modo
que la posibilidad de ejercer un derecho o la oportunidad para
ejecutar un acto se extingue al vencimiento del plazo.
Ahora bien, de no realizarse el activo dentro de los plazos que
establece el artículo 130 de la Ley Nº 18.175, aplicando dichas
reglas, habría que admitir que se extinguiría el derecho a exigir
la realización de los bienes y al mismo tiempo habría que aceptar
que si tal realización se efectuare una vez extinguido el plazo, tal
enajenación no produciría efecto alguno.
Si esta fuere la consecuencia jurídica, habría que considerar
que la ley no ha querido dejar en suspenso el ejercicio del derecho
o la ejecución del acto durante un tiempo indefinido, y agotado
ese lapso, ha de considerarse que carecería de efecto el ejercicio
del derecho o la ejecución del acto.
En nuestro concepto, aplicar estos efectos al no encontrarse
realizado el total de los bienes de la masa dentro de los plazos a
que se refiere el artículo 130 de la Ley Nº 18.175 sería contrapro-
ducente e iría contra el espíritu de la ley, por lo que resulta más
propio pensar que si el síndico no ha cumplido con la función
de realizar el activo –estando firme la sentencia– en la época que
la ley le ha fijado y si ello le resulta ser imputable y su renuencia
le causa perjuicio a los intereses de la masa, quiere decir que
quedaría expuesto a responder civilmente.
La ley habría previsto un término desde el cual se considera que
el síndico habrá dejado de atender con diligencia sus funciones,
y por ende, una vez que ha expirado el plazo, habría derecho a
impetrar la exigibilidad de la obligación que ha dejado de ejecutar
el síndico. No podría admitirse que caduca el derecho a reclamar
la realización de los bienes que tienen los acreedores en el juicio,

420
CAP. IV: LA REALIZACIÓN DEL ACTIVO

porque tal efecto extintivo no se compadece con el objeto de un


procedimiento de quiebra, ni podría tampoco tolerarse que si
tal actuación se ejecutare después carecería de valor, porque de
nada les valdría entonces a los acreedores tener el derecho para
perseguir su cumplimiento.
El plazo que tiene el síndico para la realización de los bienes
de la quiebra mira directamente al interés de los acreedores,
dado que con el producto de esa realización se proveerá al
pago de sus créditos. Absurdo sería, pues, concebir que por
no efectuarse la realización en el plazo establecido por la ley
pierdan los acreedores el derecho que tienen para instar por
la liquidación de los bienes para cubrirse de sus créditos, como
sería atribuirle el carácter de extintivo al término previsto por el
legislador para la enajenación del activo, porque sería castigar
a los propios acreedores.
De privarse a los acreedores de la facultad de disponer de
los bienes del fallido mediante su realización, al cabo del plazo
dispuesto por la ley, se llegaría por caminos diferentes a otro
absurdo, cual es que careciendo el titular de ese derecho, obvia-
mente pasaría al fallido que no ha transferido el dominio de sus
bienes a los acreedores; con esta interpretación se esfumaría así
toda posibilidad de pago en el juicio de quiebra de los créditos
insolutos, más si se considera que por la declaración de la quie-
bra los acreedores tienen suspendido su derecho para ejecutar
individualmente al fallido, de acuerdo al artículo 71 de la Ley
Nº 18.175.
Hay en la Ley de Quiebras otros plazos que según su tenor
literal aparecen concebidos como términos fatales y que inciden
en otras actuaciones que debe realizar el síndico y a las cuales
no se les podría aplicar los efectos extintivos del artículo 49 del
Código Civil, en realización con el artículo 64 del Código de
Procedimiento Civil, a falta de sanción especial, como son los
relativos a la incautación de los bienes; facción de inventario y
su agregación a los autos; la proposición de la fecha de cesación
de pagos del fallido, o la notificación de la resolución de cierre
del procedimiento ordinario de verificación, etc.
Los plazos que la ley le fija al síndico para estas actuaciones
son obviamente términos no fatales o meramente suspensivos,
por lo que si el síndico los deja pasar sin ejecutarlas, tienen el

421
CUARTA PARTE: ETAPAS DEL PROCEDIMIENTO CONCURSAL

derecho los acreedores para constreñirlo a su cumplimiento como


deudor de un hecho, y apremiarlo a su debida ejecución. Nadie
podría argüir que la actuación no produce efectos si se ejecuta
fuera de plazo, o que el derecho para reclamar su cumplimiento
precluye por su vencimiento.127

127 Véase artículo publicado en el Boletín Nº 5 de la Fiscalía Nacional de Quie-

bras redactado por uno de los autores de esta obra don Rafael Gómez Balmaceda.
Asimismo, respecto del mismo auto, Revista de Derecho y Jurisprudencia, tomo LXXXI,
1984, pp. 9 y ss.

422
CAPÍTULO V

DEL PAGO DE LOS CRÉDITOS

148. GENERALIDADES

La última etapa del procedimiento concursal corresponde al pago


de los créditos y está regulada en el párrafo segundo del Título X,
que se ocupa “De la Liquidación del Pasivo”.
Desde luego, como se ha insistido, la finalidad del procedi-
miento de quiebra culmina con la distribución del producto de
la liquidación del activo del fallido, mediante el reparto de los
fondos obtenidos para proveer al pago de sus deudas, a fin de
satisfacer los créditos de los acreedores.
Los repartos de fondos debe hacerlos el síndico, por ser
una función que le es inherente a su gestión, como lo recalca el
artículo 27 Nº 18, que supedita su cometido a lo dispuesto en el
segundo párrafo del Título X.
Sin embargo, ha de tenerse presente que para participar en
los repartos cada acreedor habrá tenido que asumir la carga le-
gal de verificar su crédito y alegar la preferencia que tuviere en
el concurso. Por lo mismo, ha de correr el riesgo de la eventual
demanda de impugnación que se deduzca, porque ello impedirá
que pueda figurar en la nómina de los acreedores que formará
el síndico con los créditos que no hubieren sido impugnados y
quedará a la espera que se dirima la incidencia promovida para
que sea completada la lista con el suyo, si tuviere éxito, como
quiera que “sólo los acreedores que figuren en las nóminas refe-
ridas podrán participar en las distribuciones que haga el síndico”,
como lo establece el inciso final del artículo 143.

423
CUARTA PARTE: ETAPAS DEL PROCEDIMIENTO CONCURSAL

Si la impugnación estuviese pendiente, las cantidades que les


correspondan a los titulares quedarán en depósito hasta que re-
caiga sentencia firme, para darle en su oportunidad la aplicación
que proceda, sea para liberarlo en su beneficio o para retornar
la reserva a la masa para hacer un nuevo reparto, según se acoja
o rechace.
El reparto que hará el síndico no queda supeditado a la liqui-
dación total de la masa del activo de la quiebra, porque no puede
dejarse de repartir los caudales que resulten de la realización de
los bienes en perjuicio de los acreedores, como lo hace notar el
legislador en las normas que les dedica a los repartos, lo que no
obsta que antes el síndico deberá salvaguardar las preferencias
que la ley estatuye para hacer los pagos y si hubiese sobre ellas
impugnaciones, habrá de aguardar que el tribunal las zanje y
mientras tanto hará las reservas que correspondan.
En el conjunto de disposiciones que el citado párrafo se-
gundo le dedica a la graduación de créditos y su pago, figura al
comienzo la regla general del artículo 147, que se remite a lo
establecido en las leyes respecto de la forma de pago y orden
de preferencia de los acreedores y seguidamente en el resto
de los artículos, del 148 al 156, el legislador puntualiza ciertos
principios que versan sobre el pago de las distintas clases de
créditos y otros que se refieren a los créditos condicionales y a
la situación del acreedor que sea a la vez deudor del fallido, que
han sido antes tratados, así como a las reservas de fondos para
atender los pagos de los acreedores morosos; a los que tengan
domicilio fuera del territorio de la república y a los que no han
retirado los repartos oportunamente, cuyo importe se deposita
en arcas fiscales.
Por el significado relevante que tiene en los casos extremos
de una quiebra el análisis sobre las preferencias, que se agudiza
cuando el pasivo supera las vanas expectativas de pago del magro
residuo de la masa de bienes concursada, tiene interés dar al co-
mienzo una visión general sobre las preferencias de pago, para
tratar en seguida después el estudio de las particularidades que
tiene la prelación de crédito en el derecho concursal, de modo
de concluir con los repartos de fondos para proveer al pago de
los derechos a los acreedores.

424
CAP. V: DEL PAGO DE LOS CRÉDITOS

149. PREFERENCIAS DE CIERTOS CRÉDITOS.


EL PRIVILEGIO Y LA HIPOTECA

Como se sabe, el artículo 2470 del Código Civil, en su inciso pri-


mero, dispone que “Las causas de preferencia son solamente el
privilegio y la hipoteca”.
Está claro que la preferencia le confiere a un crédito el dere-
cho de pagarse con anterioridad a otro, así como que entre sus
causas figura el privilegio, que constituye una cualidad propia e
inherente al crédito que le da el rango de ser una preferencia, mas
no es lo suficientemente explícita la distinción que se establece
en la norma entre el privilegio y la hipoteca.
En efecto, para la ley la prenda es un privilegio que se asemeja
más a la hipoteca que a los demás privilegios, tanto como que el
artículo 2407 del Código dice que “La hipoteca es un derecho de
prenda sobre inmuebles que no dejan por eso de permanecer en
poder del deudor”. De ahí que la diferencia respecto de las dos
causas de preferencia, como son el privilegio y la hipoteca, no
tenga actualmente justificación, dado que para la ley la prenda
es un privilegio y no la hipoteca, que es simplemente una causa
de preferencia, como además lo es el propio privilegio.128
Ciertos autores han explicado la sutil diferencia entre la hi-
poteca y el privilegio, admitiendo que la preferencia del último
procede de una circunstancia inherente al crédito mismo, que
emana de su naturaleza, de una causa que lo produce, y que en
cambio la preferencia de la hipoteca, es el resultado de la garan-
tía constituida sobre una cosa determinada y no del crédito que
cauciona. Así entonces los acreedores hipotecarios prefieren
según las fechas de sus inscripciones, y los privilegios, en razón
de las fechas de las causas o el orden que la ley fija.129

128 El artículo 2095 del Código Civil francés define el privilegio como: “Un

derecho que la calidad del crédito otorga a un acreedor para ser preferido a otros
acreedores, incluso hipotecarios”.
En la ley de 1854 sobre prelación de créditos, don Andrés Bello definía el
privilegio como: “El derecho de ser pagado con preferencia a cualquiera otra
clase de acreedores en razón de la naturaleza del crédito y sin consideración a
su fecha”.
129 CLARO SOLAR, Explicaciones de Derecho Civil, 1908, Nº 874, p. 369; AGUIRRE

VARGAS, citado por Hernán Larraín Ríos, Tratado de la Prelación de Créditos, tomo I,
p. 49. Distrib. Forense, 1998.

425
CUARTA PARTE: ETAPAS DEL PROCEDIMIENTO CONCURSAL

Sin embargo, en nuestro concepto, no es ésta, precisamente, la


razón que confirma la diferencia, sino que ella deriva del derecho
francés, porque si bien el privilegio proviene de la calidad del crédito,
en el caso de las hipotecas la referencia lo era en relación a quienes
se les reconocía en su beneficio la existencia de hipotecas legales,
como lo eran las mujeres casadas, los menores y los incapaces, para
que pudieran hacer efectivos sus créditos sobre los bienes de sus
maridos o tutores, que, si bien son asimilables a los privilegios, lo
cierto es que se establecían en beneficio de determinadas categorías
de acreedores, en cuyo interés se instituyeron para protegerlos, y
por lo mismo no derivaban de la naturaleza del crédito.130
En consecuencia, si el fundamento del distingo en el dere-
cho francés resultaba de la comparación del privilegio con la
hipoteca legal, no se justifica que el distingo se aplique en Chile,
por no guardar correspondencia su alcance con el que procede
desprender siguiendo el mismo raciocinio, porque, en lugar de
trazarse la diferencia entre el privilegio y la hipoteca, bien pudo
haberse formulado entre el privilegio y los créditos de la cuarta
clase, a los que se les otorgó en lugar de la hipoteca legal la refe-
rida preferencia, que mira más a la calidad de la persona que es
titular del crédito que a la índole propia del mismo, con lo que se
habría evitado así caer en una distinción que le quita privilegio a
la hipoteca y que se lo da no obstante a la prenda, aunque tienen
ambas preferencias y se asimilan entre sí.131
Con todo, “Esa cualidad inherente al crédito –sea que se haya
o no incorporado un derecho real de garantía– fijará el modo de
pagarse, en todo o en parte” de los acreedores, como lo significa
el profesor Fernando Fueyo L. en una de sus obras, con lo que la
práctica ha superado esta sutileza del Código entre el privilegio
y la hipoteca.132
La prelación, con sus reglas imperativas, y por tanto de orden
público, cobra fuerza respecto de la eficacia de los créditos, ex-
130 Véase COLIN Y CAPITANT, Derecho Civil, p. 185, Madrid, 1955. En el Código Civil

chileno, en lugar de las hipotecas legales, se otorgó un privilegio de cuarta clase.


131 Al definir el Código Civil la hipoteca como un derecho de prenda, evoca

el pasado histórico de la primera que tuvo en la figura del pignus romano una raíz
común con la prenda, diferenciándose ambas en que, mientras la prenda requería
la entrega de la cosa, en la hipoteca no era ella necesaria.
132 FERNANDO FUEYO L., Cumplimiento e Incumplimiento de las Obligaciones, Edi-

torial Jurídica de Chile, 1992, p. 550.

426
CAP. V: DEL PAGO DE LOS CRÉDITOS

puestos a menoscabo o pérdida a causa de una insuficiencia de


los bienes del deudor para cubrir todos los créditos por el total y
a su debido tiempo, crisis que dependerá en buena medida de las
referidas reglas de preferencia para el pago y de la buena o mala
fe que haya observado el deudor y que podrá irrogar la inevitable
frustración de los acreedores para cobrar sus créditos.
Esas causas de preferencia originariamente se establecieron
en el Código Civil chileno promulgado en 1855; con el tiempo,
como lo destaca Galvarino Palacios G., ha devenido una prolife-
ración de causas, particularmente en ordenamientos especiales,
en que no han faltado razones para otorgar preferencias a ciertos
créditos, de señaladas áreas de actividades, o que involucraban
a ciertas personas, o garantizados por prendas especiales antes
desconocidas, lo que achata el derecho de los acreedores comunes
o quirografarios, que pierden las posibilidades del cobro efectivo
de sus créditos.133

149.1. C ARACTERÍSTICAS

La preferencia es una cualidad especial del crédito que le con-


fiere a su titular una prioridad de pago respecto de los demás
acreedores, como se desprende del artículo 2470 inciso 2º del
Código Civil, al establecer que “Estas causas de preferencia son
inherentes a los créditos para cuya seguridad se han establecido, y
pasan con ellos a todas las personas que los adquieran por cesión,
subrogación o de otra manera”.
A su vez, la causa de la preferencia ampara no sólo al crédi-
to, sino que a los intereses y costas y así resulta de lo establecido
en el artículo 2491, en relación con el artículo 2469, ambos del
Código Civil.
La preferencia protege al crédito ante la colisión que pueda
tener con otros créditos y como rompe el equilibrio que se pro-
duce entre los acreedores para concurrir al pago en igualdad de
condiciones entre ellos, no podría sino concluirse que no hay
otras causas especiales para preferir ciertos créditos respecto de

133 GALVARINO PALACIOS GONZÁLEZ, La prelación de créditos en la legislación chilena,

Memoria de Prueba, Santiago de Chile, 1939.

427
CUARTA PARTE: ETAPAS DEL PROCEDIMIENTO CONCURSAL

otros que las que la ley establece y según el orden de prelación


que la propia ley ha dispuesto, como lo previene el artículo 2488
del Código Civil. Si bien la fuerza de esta norma está referida a
las causas de preferencia indicadas en el Código, no quita que su
alcance sea aplicable además a las preferencias establecidas en
leyes especiales, como resulta del artículo 2475, así como a otras
que se han sancionado con posterioridad.
De consiguiente, la ley consagra las preferencias y estas son
además de derecho estricto, porque son una excepción que altera la
igualdad de trato entre los acreedores para concurrir al pago en el
producto de la realización de los bienes del deudor, cualquiera que
sea la naturaleza de su crédito, el monto del mismo y la fecha en que
se haya constituido. Sin embargo, pueden ser renunciadas, ya que
están establecidas en el propio interés del acreedor que sea titular
del crédito que goza de la preferencia, salvo ciertas excepciones en
relación con los créditos de los trabajadores, como lo establece el
actual inciso final del artículo 148 de la Ley de Quiebras.

149.2. MOMENTO EN QUE SE CONSIDERA LA PREFERENCIA.


L AS NORMAS SOBRE PRELACIÓN DE CRÉDITOS “RIGEN IN ACTUM ”

La ley puede establecerlas, modificarlas y suprimirlas, por lo que


cabe preguntarse: ¿En qué momento habrá de considerarse la preferencia?
¿Habrá que estarse a la fecha en que se adquirió el crédito o a la
época en que se ejercita el derecho? He aquí la cuestión.
La Corte Suprema ha declarado, en sentencia de 4 de abril
de 1988, que “Las preferencias generales de pago no constituyen
derechos subjetivos que pueden ser asimilados a un derecho
real o personal. Importan simplemente un accesorio, un modo
de ser de ciertos créditos, destinado a recibir aplicación, no en
las relaciones jurídicas existentes entre el acreedor y el deudor,
sino en la pugna que se suscita entre los varios acreedores que
pretenden en un momento determinado pagarse con preferencia
sobre el patrimonio de un deudor común”.134
Por lo mismo, como el titular de una preferencia puede o no
hacerla valer, mientras no la invoque no debe suponerse que tenga

134 Revista de Derecho y Jurisprudencia, tomo 85, sección 1ª, p. 47.

428
CAP. V: DEL PAGO DE LOS CRÉDITOS

un derecho adquirido sobre la preferencia que le corresponde,


porque el beneficiario no gozará de ella mientras no ejerza la
preferencia frente a otros acreedores que le disputen su pago
en el concurso.
La propia Corte Suprema ha reconocido, en otro fallo posterior,
de fecha 3 de octubre de ese mismo año (véase Revista de Derecho y
Jurisprudencia, tomo 85, 1ª secc. p. 165), que “Las causas y el orden
de preferencias son una creación de la Ley, que otra Ley puede
modificar entre tanto no se haya hecho uso de ella, lo que es sólo
aplicación del principio general de que la Ley rige de inmediato,
desde la fecha de su publicación y hacia lo futuro”.135
El profesor Jorge López Santa María136 participa del criterio
que las preferencias se rigen por la ley vigente al tiempo en que
se invocan y cita al profesor José Joaquín Ugarte Godoy, el cual
señala que “La autoridad mundial en la temática de los efectos
de la ley en cuanto al tiempo, el francés Paul Roubier, luego de
haber adherido en la primera edición de su célebre obra Le Droit
Transitoire a la doctrina de la intangibilidad de los privilegios,
cambió de opinión en la edición posterior (Edición Dalloz-Sirey,
2ª edición, París 1960, p. 319 y nota 2)”.
Roubier expresa que “El principio que todos los acreedores
están en igualdad de situación en caso de insuficiencia del acti-
vo del deudor sufre excepciones a causa de las leyes que crean
privilegios a favor de ciertos créditos. Las leyes nuevas que crean
o suprimen o modifican estos privilegios tienen efectos inmedia-
tos”. El profesor José Joaquín Ugarte Godoy sigue a este autor
y sostiene que los privilegios para el pago no constituyen, pues,
derechos adquiridos.137
135 Pues bien, como la Ley Nº 18.175 sustituyó el texto del artículo 2472 del

Código Civil en conformidad a lo establecido en el artículo 261, quiere decir que


las causas de preferencia de primera clase que se invocasen con posterioridad a la
entrada en vigencia de la Ley Nº 18.175 habrán de regirse por las nuevas normas
bajo cuyo imperio se reclamare su pago y de acuerdo al orden con que hayan
sido favorecidos los respectivos créditos para su pago, porque habrán de regirse
las preferencias por la ley vigente al momento en que se produce el concurso de
acreedores.
136 Artículo publicado en la Revista de Derecho y Jurisprudencia, tomo 87, Nº 1,

año 1990.
137 La cita del profesor José Joaquín Ugarte Godoy corresponde a un artículo

sobre: “Créditos Refaccionarios y Créditos Hipotecarios”, publicado en la Rev.


Chilena de Derecho, mayo-agosto, 1983, Nº 56.

429
CUARTA PARTE: ETAPAS DEL PROCEDIMIENTO CONCURSAL

En consecuencia, estimamos que las normas legales sobre


prelación de créditos rigen in actum, esto es, que tienen efecto
inmediato, criterio que es por lo demás el que mejor se aviene
con el genuino sentido que tienen las preferencias.138

150. CAUSALES DE PRIVILEGIO

150.1. GENERALIDADES

El Código Civil estatuye en el artículo 2471 que gozan de privilegio


los créditos de la 1ª, 2ª y 4ª clase. El artículo 2477 comprendió a
la hipoteca en la tercera clase y el artículo 2489, a su vez, incluyó
en la quinta y última clase a todos los demás créditos, que son los
que no gozan de preferencia para su pago y por lo mismo han
de pagarse sobre el sobrante de la masa concursada, a prorrata,
siguiendo la regla general, y sin consideración a su fecha.139

150.2. CRÉDITOS DE PRIMERA CLASE

Pertenecen a la primera clase los créditos cuyas causas se especi-


fican en el artículo 2472 y de acuerdo al artículo 2473: “Afectan

138 Véase publicación de uno de los autores de esta obra, don Rafael Gó-

mez Balmaceda, en la Revista de la ex Fiscalía Nacional de Quiebras, Boletín Nº 41,


pp. 9 y ss., 1990.
139 Si bien es cierto que la ley establece que los créditos en cuanto a su prelación

son cinco, no es menos efectivo que ahora ya no son cinco, sino que siete, dado que
la superpreferencia que se les reconoce a ciertos créditos los ubica en una categoría
que estaría por encima de los de la primera clase, y los valistas ya no son los últimos
de la graduación, porque hay otros que se pagan posteriormente y que comprende a
los tenedores de bonos de los bancos de la deuda subordinada, que se pagan después
de los valistas. A su vez, entre los valistas puede haber subordinaciones, según resulta
del artículo 2489 del Código Civil, lo que también estratifica su orden.
Por consiguiente, ha proliferado una curiosa consagración de preferencias que
es muy original, en lo que hoy día los créditos de primera clase son de segunda y
los créditos valistas son en cierta manera preferentes, en cuanto prefieren entre
sí por causas de subordinación, así como respecto a los referidos tenedores de la
deuda subordinada, aunque la explicación es otra, cual es la que estos en el fondo
no son acreedores, sino que, propiamente, deudores, a quienes se les ha dado un
derecho a un pago preferentemente respecto de los demás deudores, si una vez
concluido el procedimiento concursal resulta un excedente a su favor.

430
CAP. V: DEL PAGO DE LOS CRÉDITOS

todos los bienes del deudor; y no habiendo lo necesario para


cubrirlos íntegramente, preferirán unos a otros en el orden de
su numeración, cualquiera sea su fecha, y los comprendidos en
cada número concurrirán a prorrata”.

a) Créditos del Nº 1 del artículo 2472 respecto de las costas judi-


ciales
El Nº 1 del artículo 2472 incluye a: “Las costas judiciales que
se causen en el interés general de los acreedores”.
Respecto de este privilegio, cabe hacer algunos alcances y
precisiones sobre su aplicación en materia concursal.
Nadie discute sobre el derecho que tiene de invocar la pre-
ferencia todo acreedor que solicita la quiebra, porque como la
quiebra les alcanza a todos los acreedores, todos ellos pueden
pedirla, pero es suficiente que la demande uno de ellos, aunque
su crédito no sea exigible, como lo establece el artículo 43 de la
Ley Nº 18.175.
Ahora bien, para que los gastos y honorarios que le ha ocasionado
al acreedor la solicitud de la quiebra que ha impetrado en interés
general de la masa se le reembolsen, es necesario que exista una
condenación en costas, lo que significará que la carga pecuniaria
del juicio pasará a tener legalmente el carácter de costa y con ello
dejará de absorberla el acreedor individualmente y tendrá por lo
mismo el derecho a su reintegro contra todos los demás.
Asimismo, al regularse las costas personales, ha de tenerse
presente que el acreedor que solicita la quiebra no pide el pago
de su crédito, ni menos el de los demás acreedores, sino que
simplemente insta por la procedencia de la apertura del juicio
concursal y una vez declarada la quiebra, cada cual deberá invo-
car sus créditos, conforme al procedimiento de verificación que
instituye la ley.
En consecuencia, poco interés tiene la cuantía del crédito
que sirve de base a la declaración de quiebra, como los demás
créditos que tengan contra el fallido el resto de los acreedores,
por lo que los tribunales no tendrían por qué atenerse a ello
para regularlos, con lo que se evitaría así la determinación de
honorarios que puedan resultar dispendiosos, como ha ocurrido
en la práctica.

431
CUARTA PARTE: ETAPAS DEL PROCEDIMIENTO CONCURSAL

Pues bien, la Ley Nº 20.004, de 8 de marzo del 2005, modificó


el artículo 148 de la Ley Nº 18.175 y allí se dispuso que las costas
personales del acreedor peticionario de la quiebra gozarán de la
preferencia del Nº 1 del artículo 2472 del Código Civil. A su vez,
los gastos de la petición de la quiebra en que incurra el deudor
gozarán de la preferencia establecida en el Nº 4 del artículo 2472
del Código Civil y se estableció una escala, cual es la que regula
que hasta el límite de un 2% si el crédito invocado no excede de
UF 10.000 y del 1% en lo que exceda a dicho valor. Ahora bien, si
la quiebra es solicitada por el propio deudor, y éste invocare más de
un crédito, se estará a aquel en cuyo pago hubiese cesado en primer
lugar. A esta materia nos remitiremos en el próximo párrafo.
Con todo, para cautelar debidamente el interés general de la
masa, bien pudo haber sido conveniente fijar un límite a la prefe-
rencia, que no tendría por qué exceder de un tope razonable, que
prudencialmente bien pudo serlo hasta un máximo equivalente
a UF 100, que es el que se estableció como carga precisamente
para solicitar la quiebra.
El artículo 81 de la ley, a propósito de las acciones revocato-
rias concursales, ha establecido en sus incisos tercero y cuarto lo
siguiente: “Los acreedores que individualmente entablen dichas
acciones en beneficio de la masa tendrán derecho, si obtuvie-
ren en el juicio, para que se les indemnice con los ingresos de
la quiebra de todo gasto y para que se les abone el honorario
correspondiente a sus servicios, todos los cuales gozarán de la
preferencia del Nº 1 del artículo 2472 del Código Civil.
En caso de pérdida, soportarán ellos solos los gastos y no
tendrán derecho a remuneración”.

b) Créditos del Nº 4 del artículo 2472 sobre los gastos de la quiebra


En el Nº 4 del artículo 2472 del Código Civil están incluidos
en la categoría de créditos de primera clase: “Los gastos en que
se incurra para poner a disposición de la masa los bienes del fa-
llido, los gastos de administración de la quiebra, de realización
del activo y los préstamos contratados por el síndico para los
efectos mencionados”.
Este precepto fue incluido especialmente en la enumeración
del artículo 2472 del Código Civil, al sustituirse su texto por el

432
CAP. V: DEL PAGO DE LOS CRÉDITOS

que le fijó el artículo 261 de la Ley Nº 18.175. El propósito que se


tuvo en vista al sancionarlo fue que los gastos de las operaciones
del juicio de quiebra gozarán del privilegio que se les otorgó en
la disposición citada, entendiendo por tales el correspondiente a
los gastos de la determinación, administración y preservación del
activo; los de la liquidación del pasivo; los de la realización del
activo, y los del pago del pasivo, así como los créditos contratados
por el síndico para absorber tales gastos.
De acuerdo al artículo 132 de la Ley Nº 18.175, deben además
considerarse incluidos en el Nº 4 del artículo 2472, los gastos de
luz, gas, agua, teléfono y otros que se suministren a la quiebra con
posterioridad a su declaración, así como los honorarios del síndico,
que se considerarán dentro de los gastos de la quiebra, como se
señaló anteriormente, según lo establecido en el artículo 33 de la
Ley Nº 18.175. El artículo 111 hace extensivo este privilegio a los
honorarios y remuneraciones de aquellas personas que contrate
el síndico y cuyo concurso sea necesario para el cumplimiento
de su cometido, de cuya proposición de contratación deberá pro-
nunciarse la junta de acreedores en la primera reunión ordinaria
que celebre, de acuerdo al artículo 111 de la ley.
En efecto, la Ley Nº 20.004 modificó el artículo 33 y en esta
disposición se estableció lo siguiente:
A su vez, ha de tenerse presente –como ha quedado ya ex-
plicado– que la referida Ley Nº 20.004 modificó el artículo 33 y
en esta disposición se estableció ahora lo siguiente: “El síndico
definitivo tendrá como remuneración única por el ejercicio de
sus funciones el honorario determinado en la forma señalada
en el artículo siguiente. Dicho honorario constituirá gasto de
administración de la quiebra, y con cargo a éste el síndico de-
berá costear los gastos de su oficina, las remuneraciones de sus
trabajadores, todo pago de honorarios a abogados, contadores,
asesores, cualquier otra clase de profesionales, técnicos y presta-
dores de servicios que haya contratado para el cumplimiento de
su cometido, y la parte del honorario del ministro de fe a que se
refiere el artículo 94, en cuanto exceda el arancel fijado para los
notarios. Lo anterior no se aplicará a los gastos comprendidos
en el inciso 1º del artículo 111.
Se prohíbe al síndico percibir de la quiebra, por si o por
interpósita persona, cualquier ingreso adicional al honorario

433
CUARTA PARTE: ETAPAS DEL PROCEDIMIENTO CONCURSAL

señalado, sin perjuicio de los honorarios que pudieren corres-


ponderle en conformidad al artículo 113, como administrador
de la continuación del giro”.
Que sea gasto de la quiebra el honorario del síndico significa
que goza de la preferencia de los créditos de primera clase del
Nº 4 del artículo 2472 del Código Civil.
Por último, no se incluyen en el Nº 4 del artículo 2472 del Có-
digo Civil los gastos del giro efectivo que se hubiese acordado en la
quiebra, dado que la ley le da a dicho giro el alcance de constituir
un patrimonio separado del que se forma con el resto de los bienes
de la masa del concurso, por lo que esos gastos se imputan al giro y
no a la quiebra y dentro del giro se absorben con los ingresos que
genera el giro, si los hubiere, y en caso que así no lo fuere, con el
producto de los propios bienes adscritos al giro, para lo cual gozan
de preferencia respecto de los demás acreedores del fallido, según
lo dispuesto en el artículo 114 de la Ley Nº 18.175.
Figuran en esta categoría las cargas pecuniarias en que hubiere
incurrido el deudor fallido al solicitar la declaración de su propia
quiebra, a cuyo respecto estimamos que no debieran gozar de
privilegio, porque en esta gestión el deudor actúa a su nombre
personal, en su interés directo y por su cuenta propia, cuya es la
naturaleza jurídica de la legitimación procesal que tiene al soli-
citar su quiebra, porque la ley le impone este deber de conducta
para evitar que estando en estado de cesación de pagos, no se
constituya en buenas cuentas en árbitro de intereses ajenos, como
consecuencia de continuar administrando sus bienes, a menos que
se repute de utilidad general para los acreedores que el deudor
no siga perjudicándolos con el deterioro de su patrimonio, como
consecuencia de su mala administración.
Por lo mismo, no tiene el fallido derecho para que los acree-
dores concurran al pago de las cargas pecuniarias que le ha
ocasionado la diligencia judicial de petición de su propia quie-
bra. Menos es posible que puedan tener entonces este derecho
quienes han actuado en su nombre y representación, como han
sido quienes lo han atendido profesionalmente en la solicitud
de su quiebra.140

140 Debe entonces esta obligación ser de cargo y cuenta del propio fallido y

por ser de esas deudas anteriores a la declaración de quiebra, quiere decir que co-

434
CAP. V: DEL PAGO DE LOS CRÉDITOS

Por ende, consideramos que el crédito no debiera gozar de la


preferencia a que se refiere el artículo 2472 del Nº 4 del Código
Civil, así como el del acreedor que pide la quiebra, debería tener
un límite máximo para ser considerado entre los créditos del Nº 1
del artículo 2472 del Código Civil, dado que carece de significa-
do el monto del crédito que sirve de base para la declaración de
quiebra, al no tener derecho a solicitar su pago.
Cabe agregar sobre este alcance que la boleta bancaria o vale
vista a la orden del tribunal, por la cantidad de UF 100 y que ha
de acompañar todo acreedor al solicitar la quiebra y que tiene
por objeto subvenir a los gastos iniciales del juicio, conforme al
artículo 44 de la Ley Nº 18.175, ha de gozar de la preferencia del
número 1 y no del número 4 del artículo 2472 del Código Civil,
como lo establece la ley, porque, si bien su valor está destinado a
sufragar los gastos de la quiebra, no es menos cierto que la eroga-
ción constituye, ciertamente, una carga del peticionario causada
en interés general del concurso y por lo mismo es conveniente
que se le dé un privilegio que le confiera el derecho a reintegrarse
del desembolso con antelación a los otros gastos del juicio, entre
ellos, de los propios honorarios del síndico.

c) Créditos de los Nos 2, 3 y 7 del artículo 2472 sobre ciertos derechos


esenciales de los deudores
Figuran como privilegios de la primera clase seguidamente
ciertos derechos esenciales de los deudores que se fundan en
sentimientos humanitarios, como son las expensas funerarias ne-
cesarias del deudor difunto del Nº 2; los gastos de su enfermedad
del Nº 3 y los artículos necesarios de subsistencia suministrados
al deudor y su familia, durante los últimos tres meses, del Nº 7,
todos del artículo 2472 del Código Civil.141

rresponde a un crédito cuyo cobro se deduzca en el juicio como todo otro crédito
de los que constituyen el pasivo del fallido y ha de ser incluido en la relación del
pasivo a que se refiere el artículo 42, que comprende los documentos que el deudor
debe acompañar al tribunal al solicitar la declaración de su quiebra. Lo propio ha
de aplicarse en relación con los servicios de los demás profesionales que lo han
asistido, como auditores, contadores y otros.

141 Estas preferencias provienen de las primeras leyes de 1845 y 1854, que se

inspiraron, a su vez, en el Código de las Partidas y el Código Civil francés y fueron

435
CUARTA PARTE: ETAPAS DEL PROCEDIMIENTO CONCURSAL

Sobre estos respectos no otra salvedad es preciso formular a


los principios consagrados en estos preceptos que la relativa a que
el derecho de alimentos que le incumbe al fallido, conforme al
artículo 60 de la Ley de Quiebras, no queda comprendido en el
privilegio previsto en el Nº 7 del artículo 2472, por ser posterior
a la quiebra, ni ha de entenderse tampoco incluido en el Nº 4
del artículo 2472, que le da una preferencia a los gastos de la
quiebra.142
Quiere esto decir, entonces, que si bien no gozan de preferen-
cia los alimentos en el concurso, no quita que su importe deba
ser detraído de la masa, como lo previene la Ley de Quiebras,
pero el derecho se hará efectivo en los bienes comprendidos en
la quiebra y lo será sin perjuicio del derecho preferente de los
acreedores privilegiados e hipotecarios que hubiesen concurrido
a la quiebra a verificar sus créditos, con las preferencias de pago
consiguientes.

d) Créditos de los números 5, 6 y 8 del artículo 2472 sobre derechos


laborales
Los números 5, 6 y 8 del artículo 2472 del Código Civil inclu-
yen, en síntesis, los privilegios de primera clase respecto de las
remuneraciones de los trabajadores y las asignaciones familiares;
las imposiciones o cotizaciones y demás aportes que corresponda
percibir a los organismos o entidades de previsión o de seguridad
social, así como las indemnizaciones legales y convencionales de

establecidas en el texto originario del Código Civil y desde entonces no han sido
modificadas, salvo la ubicación de la última, cuyo lugar varió del Nº 5 al 7.

142 El artículo 60 de la ley dispone: “El deudor que no esté comprendido en el

artículo 41 tendrá derecho a que la masa le dé alimentos a él y su familia. También


tendrá este derecho el deudor a que se refiere dicho artículo, si hubiere solicitado
su propia quiebra.
La obligación de dar alimentos se suspenderá mientras el fallido esté encargado
reo, y cesará si es condenado en definitiva por quiebra culpable o fraudulenta, o
por alguno de los delitos a que se refiere el artículo 466 del Código Penal.
La cuantía de los alimentos será determinada por el tribunal que conoce de
la quiebra, con audiencia del síndico y de los acreedores.
La solicitud del fallido se notificará al síndico personalmente o por cédula y
a los acreedores, por avisos.

436
CAP. V: DEL PAGO DE LOS CRÉDITOS

origen laboral que corresponda a los trabajadores, privilegios


que cubren los reajustes, intereses y multas que provengan del
crédito insoluto.
Para estos efectos, tienen el significado de remuneración las
contraprestaciones en dinero que le incumbe percibir al trabaja-
dor del empleador por causa del contrato de trabajo, como son
el sueldo, el sobresueldo, la comisión, la participación y la gratifi-
cación, y no constituyen remuneración, a su vez, las asignaciones
de movilización, de pérdida de caja, de desgaste de herramientas,
de colación, viáticos, devolución de gastos en que incurran los
trabajadores a causa del trabajo, como resulta de los artículos 41
y siguiente del Código del Trabajo.
A su vez, el DL Nº 3.500 dispuso en su artículo 19 que las
cotizaciones previsionales, así como las multas, reajustes e
intereses que las AFP han de cobrar con cargo a las remune-
raciones, gozarán del privilegio del Nº 5 del artículo 2472 del
Código Civil.
Por último, el privilegio por las indemnizaciones legales y
convencionales previsto en el Nº 8 del artículo 2472 del Código
Civil no excederá, respecto de cada beneficiario, de un monto
igual a tres ingresos mínimos mensuales por cada año de servicio
y fracción superior a seis meses, con un límite de diez años; el
saldo, si lo hubiese, será considerado crédito valista. Si hubiese
pagos parciales, estos se imputarán al máximo referido.
Así resulta de armonizar este privilegio con lo dispuesto en
el artículo 61 del Código del Trabajo.
Sólo gozarán del privilegio los créditos de los trabajadores si
estuvieren devengados a la fecha en que se hagan valer.
Sobre estos créditos se han suscitado diversas dudas y dificul-
tades, a las que nos remitimos según lo que al respecto ha sido ya
tratado y que dice relación con los efectos relativos a los contratos
laborales y a la situación de los trabajadores en lo concerniente
a la verificación de sus créditos en la quiebra.143

143 Véanse números 80, 126 y 127 de esta obra.

437
CUARTA PARTE: ETAPAS DEL PROCEDIMIENTO CONCURSAL

150.3. CRÉDITOS DE LA SEGUNDA Y TERCERA CLASE,


EN PARTICULAR LOS DEL ACREEDOR PRENDARIO E HIPOTECARIO

150.3.1. Generalidades

Bien sabemos que el artículo 2474 del Código Civil le confiere


al acreedor prendario un privilegio de segunda clase sobre la
prenda, junto al posadero sobre los efectos del deudor intro-
ducidos por este en la posada, mientras permanezcan en ella y
hasta concurrencia de lo que se deba por alojamiento, expensas
y daños y al porteador144 sobre la carga que tenga en su poder
o en la de sus agentes o dependientes, hasta concurrencia de lo
que se le deba por el porte, expensas y daños, y al acreedor hi-
potecario el artículo 2477 le reserva como preferencia la tercera
clase de créditos. El artículo 2480 añade que para los efectos de
la prelación, los censos debidamente inscritos serán considerados
como hipotecas.
Ahora bien, las causas de preferencia que gozan la prenda y
la hipoteca son la necesaria consecuencia de ser ambas cauciones
y por lo mismo el propósito del legislador fue rodearlas con el
máximo de eficiencia posible.
Esta eficacia, como lo acota don Manuel Somarravia U., “Sería
ilusoria si no fuera por la preferencia, que pone al acreedor a
cubierto de la insolvencia que le sobrevenga al deudor”.145
O sea, la prenda y la hipoteca son cauciones y por lo mismo
corresponden a esa clase de obligaciones, como las define el Có-
digo Civil en el artículo 46, que se contraen para la seguridad de
otra obligación, propia o ajena, y además porque, como garantías
reales que son, les confieren a sus titulares la facultad de ejercer

144 El Código Civil emplea la expresión acarreador o empresario de transporte

para referirse al porteador, que es en el contrato de transporte el que contrae la


obligación de conducir, de acuerdo al artículo 166 del Código de Comercio. El
artículo 171 agrega que las disposiciones del Título V, que regula el contrato de
transporte, son obligatorias a toda clase de porteadores, cualquiera que fuere la
denominación que se les aplique, entre ellas la del artículo 212, que dispone lo
siguiente: “Sobre los efectos que el porteador conduzca, goza de privilegio para
ser pagado, con preferencia a todos los demás acreedores que el propietario tenga,
del porte y gastos que hubiere hecho. Este privilegio se transmite de un porteador
a otro hasta el último que verifique la entrega”.
145 Tratado de las cauciones, 1981, Contable Chilena Ltda., Editores, p. 459.

438
CAP. V: DEL PAGO DE LOS CRÉDITOS

su derecho para perseguir el bien gravado, sea quien fuere el


que lo posea y a cualquier título que lo haya adquirido, como lo
precisan los artículos 2392 y 2428 del mismo Código.
Refuerza la garantía del crédito el principio de la indivisibili-
dad de la prenda y de la hipoteca que establece el artículo 1526,
Nº 1 del Código Civil, en cuanto la acción real que emana de la
prenda y de la hipoteca habrá de dirigirse contra aquel de los
codeudores que posea, en todo o en parte, el bien pignorado o
hipotecado.
Por lo mismo, en consecuencia, que aquel codeudor que ha
pagado su parte de la deuda no puede recobrar la prenda u ob-
tener la cancelación de la hipoteca, ni aun en parte, mientras no
se extinga el total de la deuda; y el acreedor a quien se ha satisfe-
cho su parte del crédito no puede remitir la prenda o cancelar la
hipoteca, ni aun en parte, mientras no hayan sido enteramente
satisfechos sus coacreedores.

150.3.2. Ejercicio de la acción prendaria e hipotecaria. Excepciones

El ejercicio de la acción prendaria e hipotecaria se agudiza cuando


se declara la falencia del deudor, puesto que es en el concurso a
que da lugar la sentencia de quiebra cuando cobra fuerza la debida
protección que le ha dado el legislador al acreedor para procurar
el pago de su crédito, con la preferencia que le corresponde.
De ahí que si bien, según el artículo 71, la declaración de
quiebra suspende el derecho de los acreedores para ejecutar in-
dividualmente al fallido, los acreedores hipotecarios y prendarios
no obstante podrán iniciar o llevar adelante sus acciones en los
bienes afectos a la seguridad de sus respectivos créditos, a objeto
que con el producto de su realización se les pague su crédito, con
la preferencia que la ley les reconoce.
El fundamento de esta excepción, que se consagra en el
concierto de la legislación comparada, descansa en el carácter
de cauciones que tienen la prenda y la hipoteca, como ya se
explicó.
Con todo, en estas ejecuciones que promuevan estos acreedo-
res en el concurso el síndico servirá de depositario y las acciones
respectivas deberán iniciarse o seguir adelante ante el mismo

439
CUARTA PARTE: ETAPAS DEL PROCEDIMIENTO CONCURSAL

tribunal de la quiebra, para controlar los repartos de fondos entre


los acreedores, como lo estatuye la propia ley.
Sin embargo, a fin de preservar la marcha e integridad de las
empresas, en aras de cautelar la prosecución efectiva del giro de
sus actividades y de velar por la venta de los bienes que forman
una unidad económica, la ley contempló sendos casos de excep-
ción en los cuales se paralizan precisamente las acciones de estos
acreedores hipotecarios y prendarios, como son los previstos en
los artículos 112 y 126.
No obstante lo cual, en ambas hipótesis de excepción, el legisla-
dor discurrió la forma de salvaguardar sus respectivos derechos, al
supeditar en el primer caso a la voluntad expresa de los respectivos
acreedores hipotecarios y prendarios la continuación efectiva del
giro del fallido, cuando incluya bienes afectos a la seguridad de sus
créditos, y en el segundo caso, subordinó el ejercicio de sus derechos,
con motivo de la venta de los bienes como unidad económica, a
la exigencia de fijarse previamente por la junta de acreedores en
las bases de la respectiva licitación, la proporción que en el precio
total han de corresponderles a los bienes afectos a las consiguientes
hipotecas y prendas, para cautelar debidamente la subrogación de
sus garantías en el producto de la realización.

150.3.3. Pago de los créditos prendarios e hipotecarios

a) Regla general
En cuanto al pago de los créditos prendarios e hipotecarios,
los artículos 147 y siguientes de la ley no han establecido, pro-
piamente, reglas especiales, por lo que habrá que aplicar para su
regulación las normas generales del Código Civil, que amparan
sus créditos con un privilegio, para hacer efectivo sus derechos
en los bienes afectos a su seguridad.
Al respecto, es necesario hacer las disquisiciones que se indi-
can en las letras siguientes:

b) Superprivilegios
Con el alcance que se le agregó al inciso 9º del artículo 148
por la Ley Nº 19.250, del año 1993, se disiparon las dudas y

440
CAP. V: DEL PAGO DE LOS CRÉDITOS

contrariedades que suscitaban los denominados superprivile-


gios que invocaban en las quiebras ciertos acreedores, en el
carácter de titulares de distintas especies de prendas especiales,
dándoseles a todas ellas, en lo sucesivo, la misma clase de pre-
ferencia de 2º grado en la escala de prelación de los créditos
privilegiados.146

c) Concurrencia de los créditos prendarios e hipotecarios para satis-


facer el déficit del pago de los créditos de primera clase
En lo que incide con la controversia que se ha promovido,
en orden a determinar cómo han de concurrir los acreedores
prendarios e hipotecarios a satisfacer el déficit del pago de los
créditos de primera clase, si no alcanzan a cubrirse con los demás
bienes del patrimonio del fallido –dado que la prenda tiene una
preferencia de segunda clase y la hipoteca un privilegio de tercera
clase–, dicha discusión ha de zanjarse, en nuestro concepto, en
el sentido de que ambos acreedores han de soportar por igual
dicho saldo insoluto, a prorrata de los bienes gravados, si se con-
sidera lo siguiente:
1) Que en los artículos 2474 y 2476 del Código Civil se dispuso
que tanto los acreedores prendarios como lo hipotecarios han
de concurrir de consuno a sufragar el déficit correspondiente.
2) Que al no haberse señalado expresamente que unos tu-
viesen que anteceder o posponerse a los otros, ha de entenderse
que ambos han de soportar a prorrata el pago, por ser esa la re-
gla general que establece el artículo 2469 del Código Civil para
dirimir el conflicto entre los acreedores, si los demás bienes del
deudor son insuficientes para cubrir sus créditos.
3) Que esta fue, por lo demás, la solución que dio el ar-
tículo 114, a propósito de la insatisfacción de los créditos del giro,
luego de la modificación que se le introdujo por la Ley Nº 18.598,
de 1997, y que ya referimos, y

146 La Ley Nº 20.190, de 5 de junio de 2007, vino a consolidar este objetivo al

regular la prenda sin desplazamiento y derogar las normas de la Ley Nº 18.112,


que antes la regían, así como además dejó sin efecto las que se aplicaban a otras
prendas especiales.

441
CUARTA PARTE: ETAPAS DEL PROCEDIMIENTO CONCURSAL

4) Por último, porque absurdo habría sido que aquel que


pagare exclusivamente el saldo insoluto de los créditos de primera
clase se subrogare en sus derechos para repetir contra el otro, ha-
ciéndolo cubrir íntegramente el pago del déficit, de conformidad
al Nº 1 del artículo 1610 del Código Civil, que establece como
subrogación legal el caso del acreedor que paga a otro acreedor
de mejor derecho, en razón de un privilegio o hipoteca.

d) Desidia de los acreedores de primera clase de concurrir al juicio


de quiebras invocando sus créditos
No se puede castigar a los acreedores prendarios e hipotecarios,
a quienes la ley les dio el derecho de ser pagados sin aguardar las
resultas de la quiebra, con la desidia de los acreedores de primera
clase de concurrir al juicio de quiebra a invocar sus créditos, y
por lo mismo injusto resultaría que al solicitar el libramiento de
los fondos de la realización de sus garantías, deban caucionar
créditos de primera clase que ni siquiera figuran en el concurso,
a pretexto que el resto de los bienes pudiese ser insuficiente para
cubrirlos, cuando purguen su mora.
Más adelante, al tratar sobre los convenios judiciales, haremos
ver el absurdo que significa excluir a los acreedores que gocen
de preferencias prendarias e hipotecarias de participar en las
votaciones de las juntas de acreedores en las cuales se delibere
sobre su aprobación o rechazo.

150.3.4. Preferencias respecto de ciertos créditos comerciales


y su alcance. Consignatario en los efectos consignados
y privilegios marítimos

El artículo 2475 del Código Civil estatuye que sobre la preferencia


de ciertos créditos comerciales, entre ellos la del consignatario
en los efectos consignados, y las provenientes de los privilegios
marítimos, se estará a lo dispuesto en el Código de Comercio.
En materia mercantil no se discute el valor de las cláusulas de
garantía general que puedan tener como cauciones la prenda y
la hipoteca, si se considera que como son obligaciones accesorias
a otras principales de carácter comercial, han de seguir la suerte

442
CAP. V: DEL PAGO DE LOS CRÉDITOS

que corran éstas, como lo establecieron los artículos 1º y 3º Nº 1


inciso 2º del Código de Comercio, a cuya consecuencia no se
sustrae la prenda, ni la hipoteca. Esto les da a estas cauciones
una dimensión más amplia como garantías, lo que deriva del
particularismo que le es inherente al Derecho Comercial, dada
a su naturaleza, lo que se justifica por las exigencias cada vez
más crecientes de crédito que impone el tráfico de la riqueza, así
como por el carácter de intermediación que revisten los actos de
comercio a que han de acceder como seguridad. La ejecución
de negocios mercantiles importa y lleva consigo la celebración al
mismo tiempo de varios actos jurídicos, instantáneos y sucesivos,
con lo que las cauciones deben ser generales, como lo imponen las
obligaciones que brotan de estas operaciones, para que ellas que-
den cubiertas con la eficacia que han de revestir las garantías.
Así resulta del artículo 4º de la Ley Nº 20.190, sobre Prenda
sin Desplazamiento; del artículo 870 inciso final del Código de
Comercio respecto de la hipoteca de una nave o artefacto naval;
del artículo 117 del Código Aeronáutico; del artículo 615 del
Código de Comercio, respecto del contrato de Cuenta Corriente
Mercantil, por citar algunas disposiciones.
Por eso, no le alcanzan a la prenda e hipoteca mercantil las
reservas que han tenido los autores sobre la procedencia de la
cláusula de garantía general en materia civil, que condice con la
indeterminación de su objeto, con lo que se saltaría la exigencia
del artículo 1461 del Código Civil y amenazaría así al principio
de su especialidad.147
En cuanto a los privilegios marítimos que regula el Código de
Comercio en los artículos 839 y siguientes, cabe señalar que por
disposición expresa del legislador se les ha estatuido una prefe-
rencia que prevalece y excluye a todo otro privilegio, sea general
o especial, regulado por otros cuerpos legales, en cuanto ellos
recaigan sobre los mismos bienes y derechos, como se establece
en el artículo 839 inciso 1º del referido Código.148

147 Véase artículo sobre uno de los autores de esta obra, Sr. Rafael Gómez Bal-

maceda, sobre “Cláusula de Garantía General Hipotecaria”, publicada en Boletín


Nº 42 de la ex Fiscalía Nacional de Quiebras.
148 El inciso 9º del artículo 148 de la Ley de Quiebras, agregado por la Ley

Nº 19.250, de 30 de septiembre de 1993 ha dispuesto que “Los créditos privilegia-


dos de la primera clase preferirán a todo otro crédito preferente o privilegiado

443
CUARTA PARTE: ETAPAS DEL PROCEDIMIENTO CONCURSAL

Los diversos privilegios que ha previsto el Código son reflejo


del propósito de proteger el éxito de la travesía marítima, en cuyo
objetivo confluyen créditos del que son titulares diversos intere-
sados en la expedición, y con esta preferencia excepcional que se
les ha dado se han seguido los pasos que ha tenido el desarrollo
del Derecho Marítimo en el concierto de la legislación compa-
rada, aunque por sobre ellos priman los derechos provenientes
de una contaminación o los que tiendan a precaver los perjuicios
por derrames de sustancias dañinas que se contemplan en la Ley
de Navegación.
Los privilegios marítimos comprenden, en general, la nave o
los artefactos navales (arts. 842 y siguientes del C. de C.), abarcan
incluso las indemnizaciones que cubra el seguro (art. 850 del C.
de C.), así como los fletes y pasajes en relación con el viaje en que
tengan su origen (art. 847 del C. de C.); se extienden además a
la nave en construcción (arts. 858 al 860 del C. de C.), así como
sobre las mercancías transportadas (art. 861 del C. de C.).
El artículo 855 del Código de Comercio dispone que indepen-
dientemente de la extinción de los créditos que los originan, los
privilegios marítimos terminan en plazos de corto tiempo, como es
el de un año contado desde la fecha en que se originó el crédito,
término que no se interrumpe, ni se suspende. En caso de venta
judicial de la nave, expira, en general, con la inscripción de la
transferencia en el registro respectivo y si fuese voluntaria, a los 90
días de la misma, salvo el derecho de los acreedores privilegiados
de ejercer la preferencia en el saldo insoluto del precio.

150.4. CRÉDITOS DE LA CUARTA CLASE

150.4.1. Generalidades

En su oportunidad, señalamos que el Código Civil chileno se


apartó de su modelo al establecer esta categoría de privilegios

establecido por leyes especiales”, de cuyo respecto podría inferirse que prevale-
cen sobre los privilegios marítimos. No obstante lo cual, no es así, porque ambos
privilegios tienen dos campos de aplicación diferentes, uno recae sobre el activo
del patrimonio de tierra y el otro sobre ciertos bienes del patrimonio Naval de su
titular; el primero es un privilegio general y el segundo es especial.

444
CAP. V: DEL PAGO DE LOS CRÉDITOS

que gozaban de hipoteca legal en el Código Civil francés y por lo


mismo le otorgó a la hipoteca una preferencia de tercera clase y
a estos créditos, en lugar de reconocerles el carácter de revestir
el significado de ser una hipoteca, los ubicó con una preferencia
general que mira más a la calidad que tiene el titular del crédito
que lo ejerce que a la propia índole del crédito sobre el que recae
el privilegio149 y que tiene por objeto resguardar, en su beneficio,
los derechos que le incumben respecto de las personas que ad-
ministran sus bienes, por la responsabilidad que les corresponda
en el manejo de fondos ajenos en dicha gestión.150
Estos créditos son los descritos en el artículo 2481 del Código
Civil y de la enumeración que se contiene en esta disposición pue-
den distinguirse dos grandes categorías, como son los de ciertas
personas jurídicas de derecho público contra los recaudadores y
administradores de sus fondos, y los de las mujeres casadas y de
ciertos incapaces, contra el marido y los representantes legales,
en su caso, por la administración de sus bienes.
Han de añadirse a esta lista los créditos derivados de los gastos
comunes, sean ordinarios o extraordinarios, provenientes de la Ley
Nº 19.537, sobre Copropiedad Inmobiliaria, de 16 de diciembre
de 1997, que prefieren, según el artículo 4º, cualquiera que fuere
su fecha, a los que enumera el artículo 2481 del Código Civil y
siguen al dominio del bien que da origen a la contribución, por
lo que son especiales, a diferencia del resto de los otros créditos
de esta misma clase.
Sin el propósito de ahondar en su examen, gozan de la pre-
ferencia que les corresponde a los privilegios de cuarta clase que
sanciona el artículo 2481 del Código Civil, los del Fisco contra los
encargados de recaudar y administrar bienes fiscales, que se llaman
bienes del Estado y son una categoría de los bienes nacionales
cuyo uso no pertenece generalmente a los habitantes, según el
artículo 589 del mismo Código. El privilegio se hará efectivo en
el patrimonio del que sea titular el respectivo agente, que no ha
de confundirse con el crédito de primera clase que tiene el Fisco
por ciertos impuestos devengados. Asimismo, gozan del privilegio
los créditos de determinadas corporaciones de derecho público,

149 Véase comentario anterior sobre esta materia.


150 ABELIUK, RENÉ, Las Obligaciones, Ediar Editores, 1983, p. 643.

445
CUARTA PARTE: ETAPAS DEL PROCEDIMIENTO CONCURSAL

como son los establecimientos nacionales de caridad o de educa-


ción, las municipalidades, las iglesias y comunidades religiosas,
sea cual fuere su culto, contra los recaudadores y administradores
de sus fondos.

150.4.2. Privilegios que no se justifican

Al respecto, estos privilegios no se justifican hoy por hoy, por-


que los funcionarios que manejan los fondos del Estado y de las
Municipalidades responden conforme al régimen jurídico que
regula sus actuaciones y la ley ha cautelado suficientemente su
ejercicio, y en cuanto al resto de las corporaciones, entre las que
figuran, desde luego, la propia Universidad de Chile o la Editorial
Jurídica de Chile, por citar dos ejemplos, no se vislumbra que se
rompa el principio de la igualdad ante la ley que ampara la Carta
Fundamental al contemplar estos privilegios que vienen desde
antiguo y en que era necesario incentivar el desarrollo de sus
actividades de tipo benéficas, como quiera que ninguna de estas
se sustenta actualmente con fondos fiscales, como fue el criterio
que se tuvo con la preferencia.

150.4.3. Crédito de las mujeres casadas

En el precepto del artículo 2481 se incluyen en el privilegio del


Nº 3 los créditos de las mujeres casadas, por los bienes de su pro-
piedad que administra el marido, el cual recae sobre los bienes de
éste o, en su caso, el que tuvieren los cónyuges por gananciales; así
como los de los Nos 4, 5 y 6 que alcanzan a los hijos sujetos a patria
potestad por los bienes de su propiedad que administrare su padre
o madre o de las personas sujetas a tutela o curaduría contra sus
guardadores y los del pupilo, en el caso del artículo 511.
Tampoco se justifica que teniendo la mujer casada plena
capacidad para administrar sus bienes, subsista todavía este pri-
vilegio en equiparidad con el que se les otorga a los respectivos
incapaces.
Por lo demás, que el privilegio de la mujer casada se haga
efectivo sobre los bienes del marido, como lo expresa la disposi-

446
CAP. V: DEL PAGO DE LOS CRÉDITOS

ción que lo consagra, quiere decir que no podrá hacerse valer en


los bienes sociales y por lo mismo, mientras subsista la sociedad
conyugal, como los bienes sociales y los del marido se confunden,
significa que el privilegio solo tendrá curso una vez que se hubiese
disuelto la sociedad conyugal.
Antes, al reputarse dueño el marido de los bienes sociales
frente a terceros, esos bienes quedan afectos al pago de todas
las obligaciones que hubiese contraído el marido con terceros
y frente a dichos acreedores el privilegio de la mujer contra el
marido pierde eficacia.
A su vez, una vez disuelta la sociedad conyugal, el marido ya
no administra ninguna clase de bienes de la mujer y la preferencia
se refiere precisamente a los bienes de la mujer que administra
el marido en su calidad de cónyuge, y no a otro título o carácter
diferente.
Por último, dado que en el régimen de la sociedad conyugal el
marido como jefe de ella administra como tal los bienes sociales
y los de su mujer, según el artículo 1749 del Código Civil, no es
menos efectivo que la mujer tiene diversos medios de carácter
correctivo que velan por el resguardo adecuado de sus derechos
respecto de los excesos o abusos en que pueda incurrir el ma-
rido en su administración, como fluye, desde luego, del propio
artículo 1749, en relación con los artículos 1754, 1755, 1756, 1758
y siguientes, 1768, 1773, 1792-1 al 27, así mismo los artículos 1723
y 150 y siguientes, todos del Código Civil.

150.4.4. Privilegio de los hijos sometidos a patria potestad


y el de los demás incapaces

En cuanto al privilegio de los hijos sometidos a patria potestad y


el de los demás incapaces que están bajo tutela o curaduría, como
el propósito del legislador fue el de conferirles un privilegio para
hacer valer los créditos que tengan contra sus representantes lega-
les por los bienes de su dominio que éstos administran, la verdad
es que si los terceros acreedores pueden perseguir los bienes
del incapaz para hacer efectivos los créditos que en su nombre
contrajo el representante legal y el incapaz habrá de perseguir,
a su vez, los bienes de sus representantes, para resarcirse de los

447
CUARTA PARTE: ETAPAS DEL PROCEDIMIENTO CONCURSAL

perjuicios, pudo el legislador reforzar esta garantía con fianzas,


prendas e hipotecas de las que no puedan sustraerse los guarda-
dores que ofrezcan riesgo para asumir el ejercicio del cargo o
bien la de cubrir los riesgos derivados de la administración de los
bienes con otras seguridades, como son los seguros de garantía de
responsabilidad civil y siempre que en dichas pólizas se proceda a
designar al incapaz como directo beneficiario del eventual pago
de la indemnización.
Por lo demás, a propósito de estos privilegios, se ha fallado
que no alcanzan a los curadores de bienes, a menos que la guarda
comprenda además a la persona del pupilo, dado el tenor literal
del precepto que consagra la preferencia.151

150.5. CRÉDITOS DE LA QUINTA CLASE O VALISTAS

150.5.1. Generalidades

El artículo 2489 del Código Civil establece en su inciso 1º que:


“La quinta y última clase comprende los créditos que no gozan
de preferencia”.
Dado que estos créditos no pertenecen a ninguna de las cate-
gorías que les dan el rango de primacía para ejercer el derecho
respecto de otros acreedores, se les denomina créditos valistas,
comunes, ordinarios o quirografarios, expresión esta última que
viene del término quirógrafo, que alude al documento que no
lleva consigo ningún signo oficial o público que lo distinga.
Por lo mismo, los créditos de la quinta clase, como lo previe-
ne el inciso 2º del artículo 2489: “Se cubrirán a prorrata sobre el
sobrante de la masa concursada, sin consideración a su fecha”.

150.5.2. Insuficiencia del pago del privilegio de segunda clase

El artículo 2490 agrega que “Los créditos preferentes que no


puedan cubrirse en su totalidad por los medios indicados en los

151 Repertorio de legislación y Jurisprudencia. Edición Jurídica, 1998, tomo XI,


p. 182.

448
CAP. V: DEL PAGO DE LOS CRÉDITOS

artículos anteriores, pasarán por el déficit a la lista de los créditos


de la quinta clase, con los cuales concurrirán a prorrata”.
La norma apunta a la hipótesis de la insuficiencia del pago
que tuvieren el privilegio de segunda clase y la preferencia de
la hipoteca respecto de los bienes afectos a la seguridad de sus
respectivos créditos, por cuyo déficit pasan a ser considerados
en la última clase y han de concurrir al pago como titulares de
créditos valistas.

150.5.3. Reparto de fondos. Créditos subordinados

En la quiebra, los créditos de esta clase participarán en los re-


partos de fondos, siempre que se llegase a reunir una cantidad
que no sea inferior al 5%, previa reserva de los recursos para
responder de los gastos de la quiebra, así como de los créditos
impugnados y siempre que ya se hubiesen liquidado los créditos
que gozan de preferencia, como lo establece el artículo 151 de
la Ley Nº 18.175.
Ha de tenerse presente además, con el agregado que se le
añadió al artículo 2489 del Código Civil por la Ley Nº 20.190, que
si entre los créditos de esta clase figuran algunos subordinados a
otros, éstos se pagarán con antelación a aquellos que han acepta-
do quedar postergados, siempre que la respectiva subordinación
conste por escritura pública o documento privado firmado ante
notario y que sea protocolizado.
Por lo mismo, los pospuestos deberán concurrir a prorrata al
reparto de los acreedores beneficiarios con lo que les correspondiere
en la distribución, como lo señala el artículo 151 de la ley.

150.5.4. Acreedor condicional

En cuanto al acreedor condicional, bien sabemos que podrá


exigir la consignación de los dividendos que le corresponderían
para cobrarlos una vez que se cumpla la condición, o su entrega
bajo caución suficiente de restituirlos a la masa, con el interés
corriente, para el evento que no se verifique la condición, según
resulta del artículo 152 de la ley.

449
CUARTA PARTE: ETAPAS DEL PROCEDIMIENTO CONCURSAL

150.5.5. Compensación

A su vez, si un acreedor fuese a la vez deudor del fallido y sin que


hubiese operado la compensación, el síndico aplicará al pago de
su deuda los fondos que le corresponderían en el reparto, aun-
que a la sazón no esté vencida, con lo que el artículo 153 vino a
contrarrestar el absurdo de tener que pagarle de inmediato al
acreedor cuyo plazo de la obligación hizo caducar la quiebra para
reclamarle después al propio acreedor el pago de la obligación
correlativa que tiene con el fallido cuando venza el plazo, por
lo que dispuso que era justo anticipar ese plazo si a la época del
reparto aún no había vencido.

150.5.6. Acreedores morosos

En cuanto a la situación de los acreedores morosos a que se


refiere la ley en los artículos 154 y siguientes, nos remitimos a
lo tratado al respecto al considerar la determinación del pasivo,
con lo que damos por concluido así el estudio sobre las etapas
del procedimiento concursal.
Ha de tenerse presente, con todo, que, agotados los fondos,
como se explicó en su oportunidad, el síndico deberá rendir
la cuenta definitiva de su administración, con arreglo a lo dis-
puesto en los artículos 30 y siguientes, la que deberá presentar
al tribunal en la forma y términos correspondientes para que de
ella conozca la junta de acreedores a la que el tribunal deberá
en su oportunidad citar, con las formalidades previstas para su
respectiva convocatoria.

450
151. IDEAS GENERALES

El juicio de quiebra no cesa por la conclusión del procedimiento


concursal, tras cuyo cometido el síndico habrá de rendir la cuenta
definitiva de su administración, como se ha analizado.
Podría decirse que naturalmente con la observancia de las
actuaciones propias del juicio de quiebra se ha de cumplir con la
finalidad prevista para su regulación, pero ha de subsistir el estado
de quiebra que afecta al fallido ante el derecho hasta que culmine
efectivamente la falencia por alguna de las formas que la ley ha
instituido para su terminación y que consisten exclusivamente en
el sobreseimiento definitivo y el convenio simplemente judicial.
Se ha descartado como figura tendiente a provocar la cesa-
ción del estado de quiebra el acogimiento del recurso especial
de reposición, porque si bien es cierto que en tal caso el fallo del
recurso dejará sin efecto la sentencia que declaró la quiebra, no es
menos efectivo que le quitará todo valor y la hará perder eficacia,
como si la quiebra no hubiera sido jamás pronunciada.
Tampoco tiene asidero la hipótesis por la cual el deudor con-
signa fondos suficientes en pago de los créditos que han servido
de base a la solicitud, en la audiencia que regula el artículo 45 y a
que lo cita el juez que está conociendo de la demanda de quiebra
que ha presentado un acreedor, como quiera que en tal caso ni
siquiera la quiebra ha llegado a declararse, como se señaló en su
oportunidad.152

152 Ver Nº 39.3 de la primera parte de esta obra.

453
QUINTA PARTE: TÉRMINO DEL ESTADO DE QUIEBRA

Por la misma razón, no tiene igualmente aplicación la situación


por la cual se evita la declaración de quiebra con la celebración
de un convenio judicial preventivo que el deudor convenga con
la masa de acreedores, o bien a través de acuerdos extrajudiciales
que pueda avenir el mismo con uno o más de sus acreedores.
De ahí que legalmente sean sólo procedentes para poner fin
al estado de quiebra el sobreseimiento definitivo y el convenio
simplemente judicial, porque en ambos casos la preexistencia
de la quiebra que afecta al fallido es el fundamento que sirve de
causa para dejarla sin efecto mediante la ocurrencia de una de
estas modalidades, según lo dispuesto respectivamente en los
artículos 167 y 201 de la ley.

454
CAPÍTULO I

DEL SOBRESEIMIENTO EN
LOS PROCEDIMIENTOS DE LA QUIEBRA

152. GENERALIDADES

El Título XI está dedicado a la materia del epígrafe en los artícu-


los 157 y siguientes y su regulación está dividida en tres párrafos,
que tratan sobre el sobreseimiento en general, el sobreseimiento
temporal y el sobreseimiento definitivo.
Al respecto, el artículo 157 empieza por distinguir que el
sobreseimiento de la quiebra puede ser temporal o definitivo
y añade que el temporal suspende provisoriamente los proce-
dimientos de la quiebra, y el definitivo pone fin al estado de
quiebra.

153. EL SOBRESEIMIENTO TEMPORAL

153.1. OBJETO

Este tipo de sobreseimiento tiene por objeto evitar la prose-


cución del juicio cuando no hay bienes o los recursos del ac-
tivo no alcanzan siquiera para cubrir los gastos que genera su
tramitación, ante lo cual el legislador concursal no pudo sino
resignarse en admitir la infructuosidad del procedimiento por
alguna de las hipótesis descritas y determinó la suspensión del
curso de la quiebra, mientras subsistan las circunstancias que
lo motivaron.

455
QUINTA PARTE: TÉRMINO DEL ESTADO DE QUIEBRA

153.2. C AUSALES

El artículo 158 dispuso que: “El tribunal dará lugar al sobresei-


miento temporal:
1. Cuando, de conformidad con el artículo 97, no apareciere
ningún bien perteneciente a la masa, o
2. Cuando resultare de la cuenta presentada por el síndico
en la primera junta de acreedores que el producto probable de
la realización del activo no alcanzare para cubrir los gastos de
prosecución de la quiebra y se procediere, de acuerdo con el
artículo 109, a la realización sumaria del activo. En este caso el
sobreseimiento temporal se decretará de oficio, una vez finalizada
la realización sumaria del activo y distribuido el excedente que
de ella pudiere haber resultado”.
Difiere esta segunda hipótesis de la otra en cuanto a que el
tribunal habrá de ordenar el sobreseimiento temporal a solicitud
del síndico, previo aviso, y si algún acreedor se opusiere dentro
del término de siete días, se promoverá una incidencia, como lo
establece el artículo 159.
Estatuye a su vez la ley en el artículo 160 que “No se dará
lugar al sobreseimiento si se justificare la existencia de bienes o
un tercero anticipare los fondos suficientes para la prosecución
de la quiebra. En el primer caso se seguirá el procedimiento di-
rigido a la realización sumaria de los bienes, y en el segundo, el
procedimiento normal establecido en esta ley.
Los anticipos a que se refiere el inciso precedente gozarán
del privilegio concedido a las costas judiciales y se pagarán con
los primeros fondos que se obtengan”.

153.3. EFECTOS DEL SOBRESEIMIENTO TEMPORAL

Los efectos del sobreseimiento temporal son los que están indica-
dos en el artículo 161 y se traducen en que la ley deja subsistente
el estado de quiebra, pero los acreedores pueden ejecutar por su
cuenta e individualmente al fallido.
Uno de los efectos que genera la falencia es privar a los acree-
dores del derecho de ejecutar individualmente al fallido. Pues
bien, cuando se declara el sobreseimiento temporal, se restituye a

456
CAP. I: DEL SOBRESEIMIENTO EN LOS PROCEDIMIENTOS DE LA QUIEBRA

los acreedores este derecho, a pesar de que el estado de quiebra


continúa subsistente.
Con esto se persigue impedir que las quiebras paralizadas
se prolonguen indefinidamente por no haber recursos para ab-
sorber los gastos, dado el incentivo que significa estimular a los
acreedores a conseguir fondos mediante el derecho de ejecutar
individualmente al fallido, así como el recelo que tiene para el
fallido la amenaza constante de una ejecución, con lo que pro-
curará obtener los medios necesarios para evitarla.
En cuanto a los demás efectos de la declaración de quiebra,
todos ellos quedan subsistentes.

153.4. FIN DEL SOBRESEIMIENTO TEMPORAL

El artículo 162 de la ley faculta al fallido, a cualquier acreedor u


otro interesado a solicitar en todo tiempo que se deje sin efecto
el sobreseimiento temporal, si se acredita la existencia de valores
suficientes en dinero o en especies para atender a los gastos de la
quiebra o si se depositaren, a disposición del juzgado, los fondos
indispensables para cubrirlos.
Acogida la solicitud sobre la terminación del sobreseimiento,
se reponen las cosas al estado anterior y recupera su plenitud
el estado de quiebra del fallido suspendiéndose el derecho de
los acreedores para ejecutar individualmente al fallido, pero no
habrá derecho para reclamar de los acreedores la restitución de
los fondos que hayan percibido con el ejercicio de las acciones
individuales entabladas por ellos contra el fallido.

154. EL SOBRESEIMIENTO DEFINITIVO

154.1. ORIGEN Y OBJETO

Como ya lo adelantamos, este tipo de sobreseimiento es el que


pone fin al estado de quiebra, como lo estableció el inciso 3º del
artículo 157.
Esta institución tuvo su origen en el Código de Procedimiento
Civil, cuando este cuerpo legal regulaba los concursos respecto de

457
QUINTA PARTE: TÉRMINO DEL ESTADO DE QUIEBRA

los deudores civiles y según estas disposiciones el sobreseimiento


procedía en tres casos, que son similares a los que actualmente
rige la Ley Nº 18.175 en el artículo 164.
La Ley Nº 4.558, de 4 de febrero de 1929,153 incorporó a su
texto la norma que estableció el sobreseimiento para los deudores
civiles en los concursos y la amplió a toda clase de deudores e
incluyó como novedad una disposición que consagró adicional-
mente otra causal, a la que se le atribuyeron efectos especiales.
Estos preceptos han sido recogidos por la actual Ley Nº 18.175 y
de su examen resulta el siguiente distingo:

154.2. C AUSALES

Se distinguen:
1. Causales ordinarias del sobreseimiento definitivo, estable-
cidas en el artículo 164, y
2. Causal extraordinaria del sobreseimiento definitivo, esta-
blecida en el artículo 165.
En efecto, el artículo 164 determina la procedencia del
sobreseimiento definitivo ordinario conforme a las siguientes
causales.

1º. Cuanto todos los acreedores convienen en desistirse de la quiebra


o remiten sus créditos.
Respecto de esta causal es dable considerar que el desistimiento
a que alude el precepto se refiere al desistimiento de la demanda;
esta demanda que se ha entablado comprende la acción concursal
que se ejerce a nombre de todos los acreedores, por lo que no
mira exclusivamente al interés particular del renunciante, y por
lo mismo requiere de la unanimidad de los acreedores para que
surta efecto. Lo propio ha de requerirse respecto de la remisión
de los créditos que existen contra el fallido, en orden a que tal

153 Esta ley, como se ha señalado, derogó el Libro IV del Código de Comercio

y el Título XVI del Libro III del Código de Procedimiento Civil, que trataban sobre
la quiebra de los comerciantes y el concurso de los deudores civiles, respectiva-
mente.

458
CAP. I: DEL SOBRESEIMIENTO EN LOS PROCEDIMIENTOS DE LA QUIEBRA

remisión debe comprender a todos los acreedores y recaer sobre


el total de sus derechos.

2º. Cuando el deudor, o un tercero por él, consigna el importe de las


costas y los créditos vencidos y cauciona los demás a satisfacción de los
acreedores.
Esta hipótesis es de incierta ocurrencia, si se considera que
habiendo sido declarado en quiebra el deudor por el mal es-
tado de sus negocios, es ilusorio pensar que pueda el fallido o
un tercero reunir los fondos para absorber las costas, pagar los
créditos vencidos y garantizar los que están por vencer, como se
desprende de su texto.

3º. Cuando todos lo créditos hayan sido cubiertos en capital e intereses


con el producto de los bienes realizados en la quiebra.
Es procedente el sobreseimiento definitivo, porque a través
de esta situación se advierte que el juicio concursal ha cumpli-
do la finalidad que el legislador tuvo en vista al consagrarlo.
En efecto, para dar lugar a su apertura, era necesario que se
configurase un estado de cesación de pagos, por lo que para
alzar la quiebra resulta más que suficiente demostrar que se ha
superado tal estado.
A su vez, el artículo 165 establece que habrá lugar al sobre-
seimiento definitivo extraordinario, aun cuando las deudas no
se hubieren alcanzado a cubrir con el producto de la realización
de todos los bienes de la quiebra, siempre que concurran los
siguientes requisitos:
1. Que hayan transcurrido dos años, contados desde que
hubiere sido aprobada la cuenta definitiva del síndico;
2. Que, habiendo terminado el procedimiento de calificación
de la quiebra por sentencia ejecutoriada, haya sido calificada de
fortuita, y
3. Que el deudor no haya sido condenado por alguno de los
delitos contemplados en el artículo 466 del Código Penal.
Del simple enunciado de las causales en que se funda, queda
de manifiesto que el propósito de la ley ha sido el de proteger
al deudor de buena fe, como por lo demás lo resalta el mensaje
con que el Ejecutivo envió al Congreso el proyecto de la Ley

459
QUINTA PARTE: TÉRMINO DEL ESTADO DE QUIEBRA

Nº 4.558, en uno de cuyos alcances explica su establecimiento


en los siguientes términos: “La quiebra es un juicio que tiende a
favorecer los intereses particulares perjudicados y a satisfacer la
compensación que debe al crédito público el deudor que ha fal-
tado al cumplimiento de sus compromisos; empero es prudente,
humanitario y justo no extremar estas medidas hasta el exagerado
rigor. No siempre el fallido ha llegado a su infortunio merced a
la culpa o al fraude; muchas veces han sido la casualidad de los
reveses del destino los que lo han arrastrado al incumplimiento
de sus obligaciones. Y entonces su condición reclama benignidad,
porque necesita mirar el porvenir con confianza y estímulo para
que pueda emprender de nuevo el camino del esfuerzo y quizá
del éxito”.
Este tipo de sobreseimiento tiene como efecto especial el de
extinguir, además, las obligaciones del fallido por los saldos in-
solutos de sus deudas anteriores a la declaración de quiebra, sin
perjuicio de distribuirse entre los acreedores el producto de los
bienes adquiridos con posterioridad y ya ingresados a la quiebra,
con arreglo al inciso segundo del artículo 65 de la ley.

154.3. EFECTOS DEL SOBRESEIMIENTO DEFINITIVO

El principal efecto que produce el sobreseimiento definitivo es


hacer cesar el estado de quiebra y por ende han de cancelarse
las inscripciones en el Conservador de su declaratoria. Lo dice
el artículo 167: “Ejecutoriada la sentencia que declare el sobre-
seimiento definitivo, cesa el estado de quiebra y se cancelarán
las inscripciones que se hubieren practicado en la oficina del
Conservador de Bienes Raíces”.
El artículo 168 añade lo siguiente: “Ejecutoriada la sentencia
que declare el sobreseimiento definitivo y siempre que hubiere
terminado por sentencia ejecutoriada el respectivo proceso a que
se refieren los números 2 y 3 del artículo 165, se hará entrega
al deudor de los bienes sobrantes, de sus libros y papeles, y del
remanente, si lo hubiere.
Si no se cumplieren los requisitos señalados en el inciso an-
terior y no se pudiere aplicar lo dispuesto en el inciso segundo
del artículo 25, en caso de incapacidad física o mental o muerte

460
CAP. I: DEL SOBRESEIMIENTO EN LOS PROCEDIMIENTOS DE LA QUIEBRA

del síndico, los libros y papeles del deudor serán entregados a la


Superintendencia de Quiebras”.
En lo que dice relación con su tramitación, debe considerarse
que la solicitud en que se pide su declaración se notificará por
aviso. Dentro de 15 días desde la notificación pueden deducirse
oposiciones, las que se tramitarán como incidente entre el deudor
y el opositor. La resolución es apelable en ambos efectos.

461
CAPÍTULO II

DE LOS CONVENIOS

155. FINALIDAD QUE TIENE LA REGULACIÓN


DE LOS CONVENIOS

La Ley Nº 20.073, de 29 de noviembre de 2005, en su artículo


único, Nº 12, sustituyó el Título XII de la Ley Nº 18.175, que com-
prende los artículos 169 al 217, que se intitula: “De los Acuerdos
Extrajudiciales y de los Convenios Judiciales”. Ha de advertirse
desde luego que el principal objetivo que se ha considerado con
su dictación ha sido el de propender a facilitar la celebración
de estas convenciones, con el propósito de ir en auxilio de las
empresas, al permitirles remontar la crisis financiera que las
afectare mediante el respaldo de sus acreedores, sea previniendo
o bien alzando la quiebra, según la índole que revista el arreglo,
para evitar en definitiva las nefastas secuelas de una liquidación
forzosa.
En efecto, en el concierto de la legislación comparada se ha
tornado hoy por hoy insoslayable proteger la supervivencia de las
empresas, que son por lo demás el eje central de la vida de los ne-
gocios, por lo que resulta indispensable salvaguardar los intereses
socioeconómicos que comprometen su funcionamiento, de cuya
finalidad no ha podido sustraerse al Derecho Concursal.
Este objetivo tiene el significado de ser un imperativo para
aquellas empresas viables, esto es, mientras la organización exhiba
signos de vida para proseguir la marcha de sus actividades, de
modo que su subsistencia y recuperación sea más benigna y por
lo tanto menos dañina de lo que irrogaría la disgregación del
activo de su patrimonio en una liquidación judicial.

463
QUINTA PARTE: TÉRMINO DEL ESTADO DE QUIEBRA

156. LA LEY FACILITA LA CELEBRACIÓN


DE LOS CONVENIOS

Queda de relieve este objetivo, si se considera que el Párrafo II,


del Título XII, dedicado al Convenio Judicial Preventivo, luego
de dar una amplia noción de este convenio en el artículo 171:
1) Faculta incluso a los acreedores en el artículo 172 para que tengan la
iniciativa de solicitarle al tribunal que le ordene al deudor pro-
poner un convenio, en los términos a que refiere este precepto;
2) seguidamente, entre las primeras decisiones que adopta el
tribunal que se pronuncia sobre una proposición de convenio
preventivo, figura la exigencia que el síndico recién nombrado, en
el informe que debe rendir al tribunal, ha de dar su apreciación
sobre si el convenio resulta más conveniente para los acreedores
que la respectiva quiebra del deudor, como se establece el ar-
tículo 174 Nº 2, letra b); 3) se refuerza este alcance de la ley en el
artículo 177 bis, en relación con el precepto 177 quáter, que tratan
sobre el apoyo por los acreedores a la proposición del convenio
que presenta el deudor para contener la quiebra y las ejecuciones
individuales; 4) consagra la ley la figura del experto facilitador, para
que con su gestión y aporte pueda mediar por las ventajas que podrán
reportar las proposiciones que contiene la oferta de convenio que
ha formulado el deudor y que regula el artículo 177 ter; 5) la ley
le traza en el artículo 178 un amplio campo al objeto sobre que
puede versar una proposición de convenio, para evitar la quiebra;
6) estableció el legislador la procedencia del arbitraje a que se
puede someter el conocimiento de las proposiciones del convenio,
que ha de infundirle un tratamiento personalizado, preferente y
técnico a su estudio y tramitación, según los artículos 180 y siguien-
tes; 7) indudablemente que es prueba del propósito de facilitar
su celebración el derecho que se le confiere a cada acreedor para excluir
a los disidentes, a fin de allanar su aprobación, mediante el pago
por consignación del valor mínimo de los créditos que contem-
pla la ley en el artículo 190; 8) se facilita la entrada en vigencia
del convenio, al punto que no será inconveniente para ello que
esté impugnado, si tales impugnaciones no tienen el apoyo de
al menos el 30% del pasivo con derecho a voto, y 9) asimismo,
se contrarresta el descontrolado ejercicio de acciones que impidan darle
eficacia al convenio.

464
CAP. II: DE LOS CONVENIOS

Indudablemente que constituye una evidente demostración


de este último objetivo, sin el cual no podrían cristalizarse sus
finalidades, la preocupación desde luego que ha tenido el legisla-
dor por evitar el desmedido ejercicio de las acciones que puedan
deducir los acreedores y que no condigan con este propósito.
En efecto, se desprende este significado: 1) de lo dispuesto en el
artículo 196, en cuanto la ley restringe las acciones de impugnación del
convenio que se ejerzan, a ciertas causales taxativas que enumera;
2) fija un plazo la ley de apenas 5 días, para incoar estas acciones,
término que se cuenta desde que se notifica la certificación de
haber sido acordado el convenio, según el artículo 197, y que
sólo podrán interponer los afectados; 3) con todo, podrá incluso
el convenio entrar a regir, como ha quedado dicho, si a las respectivas
impugnaciones deducidas no se adhirieren acreedores que excedan el 30%;
4) asimismo, al consagrar la acción de nulidad, la ley contiene una
norma especial, que es de aplicación excluyente de las disposiciones
generales, cual es la establecida en el artículo 210, que categórica-
mente ordena que “No se admitirán otras acciones de nulidad del
convenio que las fundadas en la: ocultación o exageración del activo
o del pasivo y siempre que hubiesen sido descubiertas después
de haber vencido el plazo para impugnar el convenio”; 5) estas
acciones son además de corta duración, si se considera que el
inciso final establece que se extinguen por la prescripción “en
el plazo de un año contado desde la fecha en que entró a regir
el convenio”.

157. FUNDAMENTO EN QUE SE INSPIRA


TODO CONVENIO

Es la credibilidad que el deudor ha de merecerle a los acree-


dores.
No es propio que el titular de un patrimonio que afronta
un estado de insolvencia, muchas veces vilipendiado por juicios
derivados de hechos constitutivos de cesación de pagos o de in-
cumplimientos generalizados de sus obligaciones, siga al frente
de sus negocios y se constituya, en buenas cuentas, en árbitro de
intereses ajenos. Por lo demás, el desenvolvimiento de la actividad
de un deudor, que afronta las dificultades que genera la asfixia

465
QUINTA PARTE: TÉRMINO DEL ESTADO DE QUIEBRA

financiera, no es normal. La realidad determina que el quebranto


de su hacienda lo suele inducir a observar un comportamiento
que no es habitual. Esto puede llevarlo a menoscabar más todavía
su patrimonio y, lo que es más delicado todavía, a debilitar y aun,
hasta destruir su moral, lo que constituye una amenaza para sus
acreedores y un atentado al interés general.
Ante un imperativo de esta naturaleza, es natural compren-
der que ha de disponerse de un arbitrio legal, que reabsorba las
distintas acciones crediticias aisladas en una sola acción conjunta,
de modo que el interés general sea el que conjure al individual.
Esta finalidad se consigue con el juicio de quiebras, que como
juicio universal adscribe al procedimiento todo el patrimonio
del fallido, para dar satisfacción al pago de sus créditos, garanti-
zando el principio de la: Par condictio creditorum, que consagró el
artículo 2469 del Código Civil.
Sin embargo, ha de tenerse presente que por muy crítica y
agobiante que sea la situación por la que atraviesa el deudor,
cuyo pasivo exceda considerablemente a su activo, no es todavía
desesperada, mientras el deudor conserve su crédito y no comprometa
la fe pública que debe observar en sus negocios. Las posibilidades
del comercio son tales, que una crisis de esta índole, por muy
agónica que sea, es todavía susceptible de remontarse, por la vía
de la negociación, sin necesidad de extremar las medidas hasta
el exagerado rigor. Esto implica, desde luego, no utilizar medios
ilícitos o arbitrios ruinosos para sostener indebidamente el crédito, porque
la justicia no puede tampoco quedar impotente frente a aquellos
que abusan de sus acreedores.
De ahí viene, como consecuencia, que la quiebra está ligada más
íntimamente a la pérdida del crédito y por lo mismo fluye entonces que el
fundamento del convenio se sustenta, de consiguiente, a la inversa, en
el crédito que ha de infundirle el deudor a sus acreedores. Es a éstos a
quienes el deudor ha de inspirarles suficiente confianza y credibi-
lidad, lo que mira especialmente a la seriedad y decoro con que ha
de atender el deudor el manejo de sus negocios, como además
habrá de velar por cuidar su integridad moral, para conseguir el
respaldo que de sus acreedores requiere para proceder a la cele-
bración de un convenio.
Esta es la síntesis esencial y básica que ilustra el significado y
fundamento que tiene la proposición de un convenio y la única razón

466
CAP. II: DE LOS CONVENIOS

verdaderamente atendible que justifica la fe en el apoyo y respaldo que de


sus acreedores reclama el deudor, al formularles un ofrecimiento de pago
a sus respectivos créditos.154

158. REGULACIÓN DE LA MATERIA

El Título XII de la ley está dividido en siete párrafos, que tratan


sobre lo siguiente:
1) De los acuerdos extrajudiciales;
2) Del convenio judicial preventivo;
3) Del convenio simplemente judicial;
4) De la aprobación de los convenios judiciales;
5) De los efectos del convenio;
6) Del rechazo del convenio, para concluir al final con
7) La nulidad e incumplimiento del convenio.
El análisis de sus disposiciones será considerado en el mismo
orden con que la ley ha regulado su contenido.

159. ACUERDOS EXTRAJUDICIALES


Y CONVENIOS JUDICIALES

El legislador distingue entre los acuerdos extrajudiciales y los


convenios judiciales y respecto de esta clase de convenciones traza
a su vez una diferencia básica entre el convenio preventivo y el
simplemente judicial, que proviene según se proponga antes o du-
rante la quiebra, como resulta de los artículos 169, 171 y 186.
En efecto, el acuerdo extrajudicial es aquel que celebra el
deudor, antes de su declaración de quiebra, con uno o más de sus
acreedores y que dice relación con el pago de sus obligaciones
o simplemente respecto de la administración de sus bienes, en
especial cuando sea de temer que el deudor descuide o burle los
derechos de los acreedores.

154 Síntesis sobre la charla que dictó en el Seminario: “Convenios Concursa-

les” el profesor Rafael Gómez B., con fecha 14 de marzo de 2006 en la Facultad
de Derecho de la Universidad de Chile y que se publicó en Revista del Colegio de
Abogados de Chile A.G.

467
QUINTA PARTE: TÉRMINO DEL ESTADO DE QUIEBRA

Los acuerdos extrajudiciales son actos jurídicos bilaterales,


cuyas estipulaciones tienen por objeto generar derechos y obliga-
ciones entre el deudor y uno o más de aquellos acreedores que los
celebran, para convenir formas de pago de sus deudas o ajustar
tratos relativos a la gestión de sus bienes, a fin de consentir solu-
ciones para hacer frente a situaciones que derivan naturalmente
del mal estado de los negocios del deudor.
Quedan sujetos a las reglas generales sobre los requisitos del
acto, y respecto de estos acuerdos rige el principio que consagra
el artículo 1545 del Código Civil, con lo que sus efectos se limitan
a quienes los suscriben.
En cambio, los convenios judiciales constituyen una excepción
a las reglas generales, cual es la de celebrarse estas convenciones
sin que concurra la voluntad de cada uno de los obligados, porque
simplemente liga al deudor con la masa de acreedores, que es la
que representa el interés general y por lo mismo afecta a todos
los que resultan obligados, aunque entre ellos hubiese ausentes
y disidentes. La ley ha considerado el interés general, al dar por
acordado un convenio que reúna condiciones convenientes
para todos los acreedores, y siempre que sea aceptado por una
mayoría de acreedores, que representan una alta proporción del
total pasivo, como lo advierte Luis Claro Solar,155 cuyo quórum
se ha mantenido en los 2/3 de los acreedores concurrentes a
la junta, que representen las 3/4 partes del total pasivo con
derecho a voto, con excepción de los preferentes y otros que la
ley excluye.
El convenio judicial preventivo es aquel que el deudor propone
con anterioridad a la declaración de quiebra, y el simplemente
judicial es el que se propone durante el juicio de quiebra para
ponerle término. La nomenclatura corriente los denomina con-
venios preventivos y judiciales.
Uno y otro pueden versar sobre cualquier objeto lícito ten-
diente –desde luego– a la normalización de la crisis que afecta al
deudor o fallido según el caso, conforme con lo dispuesto en el
artículo 178, en relación con el 187 inciso final; deben promo-
verse a través del tribunal que sería competente para declarar

155 Explicaciones de Derecho Civil y Comparado, tomo XII, p. 299, Imprenta Nas-

cimento, 1939.

468
CAP. II: DE LOS CONVENIOS

la quiebra o bien del que está conociendo de la falencia, cuyo


órgano ha de cautelar el severo cumplimiento de las exigencias
que la ley ha establecido para su debida celebración y eficacia,
a diferencia de los denominados acuerdos extrajudiciales, que
escapan al control judicial, salvo que surjan conflictos entre quie-
nes hayan intervenido.

160. PROPOSICIÓN DE CONVENIO PREVENTIVO

160.1. NATURALEZA JURÍDICA

La proposición de convenio judicial preventivo que deduce el


deudor tiene el carácter de ser una demanda judicial que, por lo
mismo, lleva envuelto el ejercicio de una acción, para que se acoja
la petición que reclama el deudor, cual es la relativa al derecho
que invoca de formular una oferta de celebrar con la masa de
acreedores una convención sobre el pago de sus deudas, a fin de
evitar la eventual declaración de quiebra.

160.2. INICIATIVA DE LA PROPOSICIÓN

En nuestro concepto, solamente el deudor tiene propiamente


un legítimo interés en ejercer esta acción, porque nadie sino él
es quien ha de soportar las dificultades de tener que pagar sus
deudas para prevenir el estado de falencia.
Así lo confirma el artículo 171, que define al convenio pre-
ventivo como aquel que el deudor propone y resulta además del
artículo 173, que ni siquiera se puso en el caso que uno o más
acreedores pudieran deducir la proposición, en contraste con el
artículo 187, que refiriéndose al convenio simplemente judicial
admite esa alternativa, y lo corrobora también la índole que tienen
los documentos que han de acompañarse a la proposición, cuyos
antecedentes son los que determina el artículo 42 y que atañen
al deudor, como lo denota el del Nº 5 de este precepto, que le
impone presentar una memoria de las causas del mal estado de
sus negocios, entre otras.

469
QUINTA PARTE: TÉRMINO DEL ESTADO DE QUIEBRA

160.3. OBLIGACIONES QUE COMPRENDE LA PROPOSICIÓN

Sin perjuicio de lo que se analizará más adelante, ha de seña-


larse que las obligaciones que comprende el convenio son fun-
damentalmente las deudas del proponente en el estado en que
se encontraban a la época de la resolución que dicta el tribunal
proveyendo la formulación del convenio que presenta el deudor,
como lo establece el artículo 171.

160.4. PROPOSICIÓN FORZADA DE CONVENIO

No obsta que, siendo los deudores los que deban formular pro-
posiciones de convenio preventivo, el artículo 172 de la ley le
reconozca en algunos casos a ciertos acreedores el derecho para
que puedan requerir del tribunal competente que le imponga al
deudor la obligación de formular una oferta de convenio dentro
del plazo de 30 días, bajo el apercibimiento de declararse la quiebra
y siempre que concurriese a su respecto una de las dos primeras
causales que la hacen procedente según el artículo 43.
El deudor podrá enervar el efecto de esta conminación a
que se le expone, impetrando el beneficio del nombramiento
del denominado experto facilitador, en un procedimiento en
que se omitió la simplicidad del trámite, según las huellas del
procesalismo contemporáneo, como puede inferirse del simple
examen de la disposición del artículo 177 ter.
A nuestro juicio, este precepto modifica la natural iniciativa
que se les ha reconocido hasta ahora a los deudores de plantear
sus respectivas proposiciones de convenio, por la vía de forzar su
formulación bajo la amenaza de quiebra, aunque no se discuta
que la propia proposición de convenio preventivo que formula
el deudor entraña una petición condicional de quiebra, dado
que al confesar judicialmente el mal estado de sus negocios, se
configura una situación de cesación de pagos.156
156 Bueno sería no caer en el vaticinio de Courcell-Seneuill, al informar en el

Consejo de Estado francés el proyecto de reforma de la Ley de Quiebras, cuando


se preguntaba: ¿Cuántos acreedores son responsables de haber inducido al deudor
a eludir el estado legal de la cesación de pagos; de haberlo empujado al mal estado
de sus negocios, insistiendo en ser íntegramente pagados, incluso aconsejando

470
CAP. II: DE LOS CONVENIOS

Contra la resolución que le ordena al deudor presentar un


convenio, sólo podrá entablarse el recurso de reposición, y contra
la que resuelva la reposición no procederá recurso alguno. En este
caso, el plazo de 30 días antes referido será de 20 días, contados
desde la resolución que falla la reposición.

161. RESOLUCIÓN QUE RECAE SOBRE EL CONVENIO

Pues bien, presentadas las proposiciones de convenio preventivo,


el tribunal dispondrá, según el artículo 174 de la ley, diversas me-
didas, y entre las que ha de adoptar figuran fundamentalmente
las relativas a la designación de un síndico titular y otro suplente,
así como las que recaen respecto de los acreedores a fin de que
concurran a una junta para deliberar sobre las proposiciones de
convenio, previa verificación que han de hacer de sus créditos
con los documentos justificativos correspondientes.
En cuanto al síndico, el tribunal ha de designar al que nomine
el acreedor que aparezca con el mayor crédito en el estado de
deudas presentado por el deudor al tribunal al formular la pro-
posición de convenio, a cuyo respecto el artículo 173 establece
que el secretario del tribunal cuidará que se notifique al referido
acreedor para que proceda a la nominación por escrito del síndico
ante tribunal y dentro del plazo de cinco días.
En caso de resultar imposible aplicar esta alternativa, así como
la que prevé en subsidio el propio precepto referido, se designaría
al síndico mediante sorteo.

161.1. DESIGNACIÓN DEL SÍNDICO E INFORME QUE HA DE RENDIR

En consecuencia, el tribunal procederá a designar al síndico en


la forma descrita, y según el artículo 174 dispondrá en la misma
resolución, en lo que al síndico concierne, lo siguiente:

las maniobras a las que podía recurrir para obtener crédito y dinero con qué
pagarles y ayudándole en el éxito de estas maniobras fraudulentas? Rafael Gómez
Balmaceda, Seminario: “Convenios Concursales”, Colegio de Abogados de Chile
A.G., marzo 2006.

471
QUINTA PARTE: TÉRMINO DEL ESTADO DE QUIEBRA

Artículo 174 Nº 1: Que el deudor quede sujeto a la interven-


ción del síndico titular señalado, que tendrá las facultades del
artículo 294 del Código de Procedimiento Civil;157
Artículo 174 Nº 2: Que el síndico informe al tribunal sobre las
proposiciones de convenio dentro del plazo de veinte días, que
será prorrogable por una sola vez a solicitud del síndico por un
máximo de diez días, según determine el tribunal. Este informe
deberá contener:
a) La calificación fundada acerca de si la propuesta es suscep-
tible de ser cumplida, habida consideración de las condiciones
del deudor:
b) La apreciación de si el convenio resultará más conveniente
para los acreedores que la quiebra del deudor, y
c) El monto probable de recuperación que le correspon-
dería a cada acreedor valista en la quiebra, para los efectos del
artículo 190 inciso segundo.
Si el síndico no presentare el informe dentro del plazo indi-
cado, el deudor o cualquiera de los acreedores podrá ocurrir al
juez para que le fije un nuevo plazo o para que asuma su cargo
el síndico suplente y para que, además, fije nuevo día y hora para
la junta.
El síndico informante deberá presentar una cuenta final de
su intervención dentro del plazo de 30 días contado desde que
el convenio entre en vigencia.
Sin perjuicio de las exigencias que se establecen respecto del
contenido del informe en este precepto, el artículo 179 le impo-
ne al síndico presentar una nómina de acreedores con derecho
a voto y sus respectivos créditos con 10 días de anticipación a la
junta a que han de concurrir los acreedores para deliberar sobre
la proposición del convenio.158

157 Las facultades del interventor consistirán en llevar cuenta de las entradas

y gastos del negocio, pudiendo imponerse de los libros, papeles y operaciones del
deudor para el más adecuado desempeño del cargo. El interventor estará obligado
a dar noticia al tribunal de toda malversación o abuso que note en la administración
de los bienes, sin perjuicio de las medidas que adopte el tribunal para impedir
estas irregularidades.
158 El informe del síndico ha de ser veraz y objetivo y para ello el síndico tiene

la facultad de examinar la contabilidad del deudor y las demás piezas que juzgue
conveniente como interventor, a tal punto que el artículo 179 reputa falta del sín-

472
CAP. II: DE LOS CONVENIOS

Artículo 174 Nº 5: Que se notifique personalmente esta reso-


lución al síndico para que concurra a aceptar el cargo y preste el
juramento en la forma establecida en el artículo 26.
Artículo 174 Nº 6: Así mismo, habrá que notificar por cédula
a los tres mayores acreedores, para que concurran junto con el
deudor a una audiencia, la que tendrá por objeto pronunciarse
sobre la proposición de honorarios del síndico y que el deudor
ha debido plantear al formular el convenio.

161.2. VERIFICACIÓN DE CRÉDITOS Y CONVOCATORIA


A LOS ACREEDORES

A su vez, en lo que a los acreedores se refiere, la resolución dis-


pondrá además, según el artículo 174, lo siguiente:
Artículo 174 Nº 3: Que todos los acreedores sin excepción
alguna se presenten y verifiquen sus créditos con los documentos
justificativos que corresponda, bajo apercibimiento de proseguir-
se la tramitación sin volver a citarlos. Los créditos podrán ser
verificados hasta el día fijado para la celebración de la junta y
podrán ser impugnados por el deudor y por cualquier acreedor
hasta el último día del plazo de 5 días previsto en el artículo 197
para impugnar el convenio. Aquellos créditos no impugnados se
tendrán por reconocidos;159
Artículo 174 Nº 4: Que los acreedores concurran a una junta,
que no podrá tener lugar antes de vencer los treinta días siguien-
tes a esta resolución, para deliberar sobre las proposiciones de
convenio.

dico la exclusión, inclusión, aumento o disminución de un crédito de la nómina,


sin motivo justificado.
Este informe ha de tener para el tribunal, a falta de regla expresa, el valor que
tienen los informes periciales, según el artículo 425 del Código de Procedimiento
Civil.

159 Más adelante nos referiremos a la impugnación de los créditos.

473
QUINTA PARTE: TÉRMINO DEL ESTADO DE QUIEBRA

161.3. NOTIFICACIÓN DE LA PROPOSICIÓN DE CONVENIO

La proposición de convenio deberá ser notificada por el deudor


a sus acreedores por medio de un aviso en el Diario Oficial, que
deberá contener un extracto de la proposición y copia integra de
la resolución. Esta notificación deberá hacerse dentro del plazo
de 8 días contados desde la fecha de la resolución.
La proposición de convenio se tendrá por no presentada,
agrega el artículo 175, si no se efectúa la notificación dentro del
plazo indicado, salvo impedimento justificado, calificado por el
tribunal.
A su vez, notificada la proposición de convenio, no podrá el
deudor retirarla. Aclara la ley, además, que se entiende que el
deudor calificado por su actividad ha dado cumplimiento a la
obligación que establece el artículo 41, en orden a solicitar su
quiebra antes que transcurran quince días contados desde la fe-
cha en que haya cesado en el pago de una obligación mercantil,
si ha presentado una proposición de convenio dentro del plazo
de esos mismos quince días y siempre que sea notificada dentro
del plazo de 8 días contados desde la fecha de la resolución.

162. EFECTO DE LA PROPOSICIÓN


DE CONVENIO PREVENTIVO

162.1. R EGLA GENERAL

El artículo 177, inciso 1º, contiene la regla general en lo relativo


a los efectos de la proposición de convenio judicial preventivo,
señala lo siguiente: “La tramitación de esta clase de convenio no
embarazará el ejercicio de ninguna de las acciones que procedan
en contra del deudor, no suspenderá los juicios pendientes, ni
obstará a la realización de los bienes”.160
Agrega el mismo precepto que:
Sin embargo, suspenderá el plazo de prescripción de las
acciones referidas en los Párrafos 2º y 3º del Título VI desde la

160 El artículo 188 repite más adelante la regla respecto del convenio simple-

mente judicial.

474
CAP. II: DE LOS CONVENIOS

fecha de la resolución que lo tiene por presentado o de la re-


solución que ordena citar a junta de acreedores en el caso del
artículo 177 ter.
Se aplicarán a esta clase de convenios las disposiciones del
Párrafo 5 del Título VI. La referencia que el artículo 93 hace al
síndico debe entenderse, en este caso, hecha al deudor.
En relación a las compensaciones, se aplicará a estos convenios
lo que para la quiebra dispone el artículo 69, a contar de la reso-
lución que recae en las proposiciones de convenio. El artículo 69
señala que la declaración de quiebra impide toda compensación
que no hubiera operado antes por el ministerio de la ley, entre las
obligaciones recíprocas del fallido y acreedores, salvo que se trate
de obligaciones conexas derivadas de un mismo contrato o de una
misma negociación y aunque sea exigible en diferentes plazos.

162.2. EXCEPCIÓN A LOS EFECTOS GENERALES


QUE PRODUCE EL RESPALDO DE LOS ACREEDORES
A LA PROPOSICIÓN DE UN CONVENIO PREVENTIVO

La regla general relativa a que la tramitación del convenio no


embaraza el ejercicio de las acciones que procedan contra el
deudor, sufre excepción con la norma del artículo 177 bis, que
en resguardo de la empresa introdujo la Ley Nº 18.598, de 5 de
febrero de 1987, que consagró el principio por medio del cual
si una mayoría de acreedores que representen el 51% del total
pasivo respalda la proposición de convenio, no se podrá proceder
a la declaración de la quiebra, ni a la realización de los bienes del
activo inmovilizado, por el plazo de 90 días.
Pues bien, la Ley Nº 20.073 que reformuló las normas sobre
los convenios que estamos analizando, dispuso para que opere
la excepción que el apoyo a la proposición de convenio ha de
serlo por dos o más acreedores, que representen más del 50% del
pasivo, con lo que disipó la duda que resultaba de la redacción
anterior para que no se entendiese que se requería del apoyo de
una doble mayoría, tanto del número de acreedores cuanto del
porcentaje en el pasivo que representasen sus créditos y amplió
a su vez el efecto a que no se podrán iniciar dentro de los 90 días
de suspensión ejecuciones de ninguna clase contra el deudor.

475
QUINTA PARTE: TÉRMINO DEL ESTADO DE QUIEBRA

A su vez, si el respaldo lo fuere por acreedores que represen-


tan más del 66% del total del pasivo, se aplicará la norma que
contiene el artículo 177 quáter, que introduce modificaciones
para facilitar su tramitación.

162.3. DETERMINACIÓN DEL PASIVO QUE SE REQUIERE


PARA CALCULAR EL QUÓRUM DEL RESPALDO
DE LOS ACREEDORES Y SUS EFECTOS

El pasivo que se considera para estos efectos se determina sobre la


base del estado de las deudas a que se refiere el Nº 4 del artículo 42
de la ley, certificado de acuerdo a la información disponible y
a la cual se hubiere tenido acceso del examen de los registros
del deudor, por auditores externos, independientes, de los que
figuran inscritos en el registro que lleva la Superintendencia de
Valores y Seguros.
Para los efectos del cálculo del total del pasivo y de la mayoría
antes indicada sólo se excluirán:
a) Las personas que se encuentren en alguna de la situaciones
a que se refiere el artículo 100 de la Ley Nº 18.045, de Mercado
de Valores,161 y
b) el titular de la empresa individual de responsabilidad li-
mitada proponente del convenio y esta empresa individual, si el
proponente fuese su titular.

162.4. OBLIGACIÓN DEL DEUDOR DURANTE


EL PERÍODO DE SUSPENSIÓN

Durante el período de suspensión, el deudor no podrá gravar ni


enajenar sus bienes. Sólo podrá enajenar aquellos expuestos a un
próximo deterioro, o a una desvalorización inminente, a los que
exijan una conservación dispendiosa, y podrá gravar o enajenar
161 Esta disposición se refiere al conjunto de personas que en concepto de

la ley se reputan relacionadas con una sociedad, a propósito de la regulación del


Título XV de la Ley Nº 18.045, como son los vínculos entre matrices y filiales, o
con los directores, gerentes, administradores o liquidadores, incluyendo hasta el
segundo grado de parentesco, etc.

476
CAP. II: DE LOS CONVENIOS

aquellos cuyo gravamen o enajenación resulten estrictamente


indispensables para el normal desenvolvimiento de su actividad,
siempre que cuente con la autorización previa del síndico para
la ejecución de dichos actos.

162.5. DERECHO DE LOS ACREEDORES PRIVILEGIADOS


E HIPOTECARIOS

Los acreedores privilegiados e hipotecarios no perderán sus


preferencias, y podrán impetrar las medidas conservativas que
procedan.

162.6. EFECTOS DE LA SUSPENSIÓN RESPECTO DE LA SOLICITUD


DE QUIEBRA Y CIERTOS JUICIOS

No podrá solicitarse la quiebra del deudor ni iniciarse en su contra


juicios ejecutivos, ejecuciones de cualquier clase o restitución en
los juicios de arrendamiento, durante los noventa días siguientes
a la notificación por aviso de la resolución en que el tribunal cite
a los acreedores a junta para deliberar sobre dicha proposición.
Durante este período, se suspenderán los procedimientos judiciales
señalados y no correrán los plazos de prescripción extintiva.
Lo dispuesto en el párrafo anterior no se aplicará a los juicios
laborales sobre obligaciones que gocen de privilegio de primera
clase, excepto las que el deudor tuviere, en tal carácter, a favor
de su cónyuge o de sus parientes o de los gerentes, administra-
dores, apoderados u otras personas que hayan tenido o tengan
injerencia en la administración de sus negocios. Para estos efectos
se entenderá por parientes a los ascendientes y descendientes y
a los colaterales hasta el cuarto grado inclusive.
El plazo de suspensión de 90 días es fatal e improrrogable.
Si dentro de él no se acordare el convenio, el tribunal declarará
la quiebra de oficio.
En el aviso que se publique se señalará en forma expresa si
se ha reunido la mayoría necesaria referida en el primer párrafo
de este numeral.

477
QUINTA PARTE: TÉRMINO DEL ESTADO DE QUIEBRA

163. OBJETO DE LAS PROPOSICIONES SOBRE CONVENIO


JUDICIAL PREVENTIVO

163.1. CONSIDERACIONES GENERALES

La referida Ley Nº 18.598, que modificó inicialmente la Ley


Nº 18.175, al regular el contenido de la proposición del convenio
amplió su campo de aplicación respecto del tratamiento que regía
el objeto del convenio, al hacerlo extensivo a cualquier objeto
lícito, entre los cuales añadió los relativos a la continuación de
la actividad del deudor y a la enajenación de sus bienes como
una unidad económica, según los términos que se estipulasen
en el convenio.
La Ley Nº 20.073 ha generalizado más todavía su finalidad,
como quiera que ha prescindido en el artículo 178 de la descrip-
ción de las materias sobre las cuales podían versar las proposi-
ciones, como era el criterio que venía desde antiguo, y dispuso
además en el inciso tercero que podrá incluirse en la oferta de
convenio una proposición principal y otras proposiciones alter-
nativas, siempre que estas comprendan a todos los acreedores,
así como también en el inciso cuarto ha previsto que puedan
someterse a compromiso las disputas que surjan entre el deudor
y uno o más acreedores o estos entre sí, pudiendo el árbitro
conocer incluso de la acción de nulidad o de la declaración de
incumplimiento del convenio, si fuese del caso, con lo que se
ha obviado el ejercicio de la acción resolutoria que antes la ley
sancionaba.

163.2. EFECTO NOVATORIO DE UN CONVENIO

Entre los objetos que persiguen los convenios, nada quita que se
comprenda entre sus finalidades el pago de las obligaciones del
deudor por novación. Tiene el riesgo la novación de liberar a los
codeudores y fiadores que no han accedido a ella, de acuerdo al
artículo 1654 del Código Civil, por lo que hay que hacer ciertas
reservas respecto de ella.
En efecto, entre las reglas de oro aplicables a todo convenio,
han de considerarse las siguientes:

478
CAP. II: DE LOS CONVENIOS

a) No se puede privar a un acreedor de su crédito, porque la


remisión total de las deudas no tiene cabida en los convenios.
b) No se puede discriminar a ningún acreedor, porque ha de
dárseles a todos un trato parejo e igualitario, al menos a los de la
misma índole.
c) Tampoco puede privarse al titular de un crédito de la
calidad de acreedor, como lo sería al transformarle al acreedor
su título por el de socio o accionista de la sociedad deudora,
capitalizándole su crédito por derechos o acciones de la entidad
sometida a convenio.
La forma lícita que ha ideado la práctica para obviar esta
dificultad y darle cabida a la novación, es conferirle a los acree-
dores una opción, cual es la de proponerles como alternativa de
pago la novación, por ejemplo mediante la capitalización de sus
créditos con acciones. Se aplica mucho la novación respecto de
los beneficiarios de cheques protestados, para hacer desaparecer
la figura del giro doloso de cheques.
Con la opción dada al acreedor respectivo, se busca cumplir
con la regla de la novación prevista en el artículo 1634 del Código
Civil, en el sentido de que el acreedor deba consentir expresamente
en la voluntad de desprenderse de su crédito para reemplazarlo
por otro, que es lo que singulariza a la novación, porque de otro
modo no se extinguiría la primitiva obligación con la nueva que
se contraiga, con el efecto consecuencial de sustraer al deudor
de la deuda inicial y de hacer cesar la responsabilidad consi-
guiente de los codeudores, avalistas, fiadores y las provenientes
de las prendas e hipotecas constituidas para la seguridad de la
obligación anterior.
De ahí que las proposiciones alternativas a que apunta la
reforma miran propiamente a estos objetivos.162

162 Síntesis de la charla que dictó el profesor Rafael Gómez B., en Seminario

sobre convenios concursales, según nota que antecede.

479
QUINTA PARTE: TÉRMINO DEL ESTADO DE QUIEBRA

164. PROPOSICIÓN DE CONVENIO JUDICIAL


PREVENTIVO DE LAS SOCIEDADES ANÓNIMAS SUJETAS
A LA FISCALIZACIÓN DE LA SUPERINTENDENCIA
DE VALORES Y SEGUROS

164.1. TRIBUNAL ARBITRAL UNIPERSONAL Y COMPETENCIA

Las proposiciones de convenio judicial preventivo de las socie-


dades sujetas a fiscalización de la Superintendencia de Valores
y Seguros, con excepción de las compañías de seguros, deberán
ser presentadas ante un tribunal arbitral unipersonal, según lo
dispuesto en el artículo 180.
La competencia de este tribunal se extiende, según el ar-
tículo 180, a todo cuanto sea necesario para dar curso a la trami-
tación de las proposiciones de convenio judicial preventivo y a
los incidentes que se promuevan durante la substanciación del
procedimiento, hasta que la resolución que lo tenga por aproba-
do se encuentre ejecutoriada. Si el convenio fuere rechazado o
desechado, el tribunal arbitral lo declarará así en una resolución
que será inapelable, y remitirá el expediente de inmediato a la
Corte de Apelaciones respectiva, para que ésta designe el tribunal
que declarará la quiebra sin más trámite y proceda a nombrar al
síndico, de conformidad a lo dispuesto en el artículo 209 relativo
al rechazo del convenio.

164.2. DESIGNACIÓN DEL TRIBUNAL ARBITRAL

El tribunal arbitral que deba conocer de esta clase de proposicio-


nes de convenio será designado por el presidente de la Corte de
Apelaciones correspondiente al domicilio social de la proponente,
de entre abogados que hayan ejercido la profesión por más de
20 años y que se encuentren inscritos en una lista que llevará la
Superintendencia. Además habrá un árbitro subrogante para
reemplazar al titular.
El tribunal deberá funcionar con un secretario, cargo que
será ejercido por un notario que tenga su oficio en la ciudad
en que se encuentre domiciliado el árbitro, quien deberá de-
signarlo.

480
CAP. II: DE LOS CONVENIOS

El árbitro podrá ser sustituido por la junta de acreedores, con


acuerdo del deudor.

164.3. NATURALEZA DEL ARBITRAJE

El árbitro será de derecho y la aceptación del cargo deberá


efectuarse ante el secretario de la respectiva Corte de Apela-
ciones.
Sin embargo, podrán otorgársele al árbitro las facultades de
actuar con el carácter de árbitro mixto, si así lo consintiere el
deudor con el acuerdo de dos o más acreedores que representen
más del 50% del total pasivo, respecto de las sociedades a que se
refiere el artículo 180 inciso primero, o el 75% del total pasivo,
en los demás casos.

164.4. COSTOS DEL ARBITRAJE Y PREFERENCIA

Los costos del arbitraje serán de cargo del deudor proponente,


y en caso de quiebra tendrán la preferencia prevista en el Nº 1
del artículo 2472 del Código Civil.

164.5. FACULTADES DE LOS TRIBUNALES ARBITRALES

Los tribunales arbitrales tendrán, según el artículo 185, las si-


guientes facultades:
a) Podrán admitir, además de los medios probatorios estable-
cidos en el Código de Procedimiento Civil, cualquier otra clase
de prueba, y decretar de oficio las diligencias probatorias que
estimen conveniente, con citación de las partes. Tendrán, además,
en todo momento, acceso a los libros, documentos y medios de
cualquier clase en los cuales estén contenidas las operaciones,
actos y contratos del proponente del convenio, y
b) Apreciarán la prueba de acuerdo con las normas de la
sana crítica, y deberán consignar en la respectiva resolución los
fundamentos de dicha apreciación.

481
QUINTA PARTE: TÉRMINO DEL ESTADO DE QUIEBRA

164.6. TRIBUNAL ARBITRAL RESPECTO DE


LOS DEMÁS DEUDORES

El artículo 184 de la ley establece que podrán ser sometidas a


arbitraje las proposiciones de convenio de cualquier deudor,
siempre que así lo acuerde éste con sus acreedores y con tal que
ellos representen a lo menos el 66% del total pasivo.
El pasivo se determinará en conformidad a lo dispuesto en
el inciso segundo del artículo 177 bis y el arbitraje se regirá por
las mismas reglas relativas al arbitraje a que se someten las pro-
posiciones de convenio de las sociedades anónimas sujetas a la
fiscalización de la Superintendencia de Valores y Seguros y que
se han referido precedentemente.
En consecuencia, el arbitraje es obligatorio respecto de los
convenios de las sociedades sujetas a la fiscalización de la Su-
perintendencia de Valores y Seguros y es facultativo respecto de
los demás convenios, siempre que así lo pacte el deudor con un
porcentaje de acreedores que representen a lo menos el 66%
del pasivo.

165. EXPERTO FACILITADOR

165.1. F UNCIÓN GENERAL QUE DESEMPEÑA

El artículo 177 ter de la ley ha introducido la figura del experto


facilitador, que es aquella persona natural que impuesta de la
situación por la cual atraviesa el deudor tiene el encargo de
proponer a los acreedores un convenio, siempre que fuese más
ventajoso que la quiebra de aquel, el cual ha sido nombrado
para ello por la junta de acreedores que ha sido citada con tal
objeto a solicitud del deudor o bien, para el caso que ello no
fuese factible, que solicite al tribunal que declare la quiebra del
respectivo deudor.
Fluye de este simple enunciado que el deudor no propone un
convenio, ni solicita su declaración de quiebra, sino que discurre
como alternativa la de instar por la designación de un tercero que
lo asista y que ha de nombrar la junta de acreedores, para que si
resulta procedente proponga un convenio y en caso de que no lo

482
CAP. II: DE LOS CONVENIOS

fuere, que solicite la quiebra, atendido el estado de la situación


legal, contable, económica y financiera que deberá evaluar para
dar cumplimiento a su cometido.
En su oportunidad, al referirnos a la iniciativa que tiene el
deudor en la formulación de un convenio preventivo, consideramos
la excepción relativa a la presentación forzada de la proposición
que hace el deudor a requerimiento de ciertos acreedores, que
regla el artículo 172, a cuyo respecto advertimos a la sazón que
el deudor podría enervar esta exigencia impetrando el beneficio
del nombramiento de un experto facilitador.
Pues bien, en el ya citado artículo 177 ter el legislador regula
la intervención que le incumbe a este personaje en los convenios,
para lo cual dicta las normas que seguidamente referiremos.

165.2. PROCEDIMIENTO

El deudor podrá recurrir al tribunal que sea competente para


conocer de su quiebra, acompañando a su solicitud todos los an-
tecedentes señalados en el artículo 42, para que cite a una junta
de acreedores, la que tendrá lugar dentro de 10 días contados
desde la notificación por aviso de la resolución que recarguen
en la solicitud, a fin de que ella designe a un experto facilitador,
el que estará sujeto a la fiscalización de la Superintendencia de
Quiebras.163

165.3. DESIGNACIÓN DE INTERVENTOR Y FACILITADOR

165.3.1. El interventor

En la resolución que dicte el Tribunal deberá designarse a un


interventor que sólo tendrá las siguientes facultades:

163 Si la solicitud del deudor al tribunal ha sido presentada dentro del plazo

del artículo 41 (plazo de 15 días para solicitar la quiebra por el deudor calificado),
la notificación deberá hacerse dentro del plazo de ocho días contado desde la
fecha de la resolución. Si la notificación es oportuna, se entenderá que el deudor
comprendido en el artículo 41 ha dado cumplimiento a la obligación de solicitar
su propia quiebra cuando ha cesado en el pago de esa obligación mercantil.

483
QUINTA PARTE: TÉRMINO DEL ESTADO DE QUIEBRA

a) Enajenar los bienes que no puedan conservarse y gravar o


enajenar aquellos cuyo gravamen o enajenación resulte indispen-
sable para el normal desenvolvimiento de la actividad, siempre
que cuente con la autorización del síndico.
b) Informar por escrito de la verosimilitud de la existencia y
monto de los créditos todavía no reconocidos.
El interventor cesará en sus funciones el día de la junta, si ésta
no designó al experto facilitador, o bien el día en que éste asuma
en su cargo, si la junta lo ha nombrado. La remuneración del in-
terventor será fijada por el juez, será de cargo del deudor y tendrá
la preferencia del Nº 4 del artículo 2472 del Código Civil.

165.3.2. El experto facilitador

a) Generalidades
La designación del experto facilitador se hará con el voto de
uno o más de los acreedores que representen más del 50% del
total del pasivo con derecho a voto; en caso contrario, se consi-
derará fracasada la gestión.
Tendrán derecho a voto en la junta los acreedores que apa-
rezcan en el estado a que se refiere el artículo 42 Nº 4, certificado
por auditores externos, independientes, e inscritos en el registro
que lleva la Superintendencia de Valores y Seguros.
Los acreedores hipotecarios y privilegiados no perderán sus
preferencias por la circunstancia de participar y votar en esta junta,
y podrán impetrar las medidas conservativas que procedan.
El experto facilitador será notificado en la forma que establece
el artículo 55, que prescribe que corresponderá al secretario del
tribunal cuidar que se le notifique a la brevedad posible.

b) Funciones
El experto facilitador, dentro del plazo de 30 días, improrroga-
ble, contado desde la celebración de dicha junta, deberá evaluar,
como se ha señalado, la citación legal, contable, económica y
financiera del deudor y proponer a los acreedores un convenio
que sea más ventajoso que la quiebra, o en caso contrario, solici-
tar al tribunal que declare la quiebra del deudor, el cual deberá

484
CAP. II: DE LOS CONVENIOS

declararla sin más trámite. Si el experto facilitador no diere


cumplimiento a su cometido dentro del plazo señalado, el juez
dictará de oficio la sentencia de quiebra del deudor.

c) Requisitos
Podrá ser experto facilitador toda persona natural que sea
capaz de administrar sus propios bienes. Los síndicos de la nómi-
na nacional podrán ser designados como expertos facilitadores,
pero en caso de quiebra del deudor no podrán ser nombrados
como síndicos en esa quiebra.

d) Comunicación de la designación a la Superintendencia de


Quiebras
El experto facilitador deberá comunicar su designación a la
Superintendencia de Quiebras dentro de las 24 horas siguientes,
la que procederá a incorporarlo a un registro especial de expertos
facilitadores que llevará al efecto.

e) Honorarios
Los honorarios del experto facilitador serán de cargo del
deudor, con quien deberá pactarlos. En caso de desacuerdo,
serán fijados por el juez y al igual que los gastos en que incurra,
gozarán de la preferencia del Nº 4 del artículo 2472 del Código
Civil, con el límite previsto en la ley.

f) Efectos de la designación del experto facilitador por la junta de


acreedores
No podrá solicitarse la quiebra del deudor, ni iniciarse en su
contra juicios ejecutivos o ejecuciones de cualquier clase, desde
la notificación por aviso…
a) Hasta la celebración de la junta citada para la designación
de experto facilitador, en caso de que no se apruebe en ella esta
designación.
b) Hasta la solicitud del experto facilitador al tribunal para
que declare la quiebra del deudor.
c) Hasta la celebración de la junta de acreedores, si se recha-
za en ella la proposición de convenio presentada por el experto
facilitador.

485
QUINTA PARTE: TÉRMINO DEL ESTADO DE QUIEBRA

Durante los períodos indicados, se suspenderán dichos


procedimientos judiciales, no correrán los plazos de prescrip-
ción extintiva, y el deudor conservará la administración de sus
bienes, con las limitaciones establecidas en el inciso séptimo del
artículo 177 bis.
El experto facilitador tendrá pleno acceso a todos lo libros,
papeles, documentos y antecedentes del deudor que estime ne-
cesarios para el cumplimiento de su cometido.
En caso de que el experto facilitador formule una proposi-
ción de convenio, ésta deberá ser votada en junta de acreedores
dentro del plazo de 15 días contado desde la notificación por
aviso de la proposición.
Antes de concluir este acápite, ha de considerarse que tanto la
figura del experto facilitador, como el caso en que los acreedores
insten por forzar al deudor a presentar un convenio preventivo,
no ha surtido que sepamos ningún efecto en la práctica, quizás
podrá ser por no arraigarse lo ideado a nuestras tradiciones
concursales, como también podrá ser por el exceso de detalles
en que incurrió el legislador al establecer su regulación, lo
que hace errático y borroso ceñirse a ella y torna embrollada
su corrección.

166. CONVENIO SIMPLEMENTE JUDICIAL

166.1. GENERALIDADES

Siguiendo la secuencia de las disposiciones de la ley, el párrafo 3º


rige el convenio simplemente judicial, al que le dedica algunos
artículos, que versan sobre lo siguiente:
El convenio simplemente judicial es el que se propone durante
el juicio de quiebra para ponerle término.

166.2. PERSONAS QUE PUEDEN PROPONERLO

El fallido o cualquiera de los acreedores podrá hacer proposicio-


nes de convenio en cualquier estado de la quiebra. Presentadas

486
CAP. II: DE LOS CONVENIOS

las proposiciones de convenio, los acreedores las conocerán y se


pronunciarán sobre ellas en una junta citada especialmente al
efecto por aviso, con indicación expresa si se ha reunido la ma-
yoría exigida en el párrafo segundo del numeral siguiente, para
no antes de 30 días.
Se aplicará a esta clase de convenio lo dispuesto en el ar-
tículo 178, relativo a las materias sobre las cuales puedan versar
las proposiciones de convenio.

166.3. EFECTOS DE LA PROPOSICIÓN

La tramitación de esta clase de convenio no embaraza el ejercicio


de ninguna de las acciones que procedan en contra del deudor, no
suspende los procedimientos de la quiebra o juicios pendientes,
ni obsta a la realización de los bienes.
Sin embargo, si el convenio simplemente judicial se presentare
apoyado por a lo menos el 51% del total pasivo de la quiebra, el
síndico sólo podrá enajenar los bienes expuestos a un próximo
deterioro o a una desvalorización inminente o los que exijan una
conservación dispendiosa.
El pasivo será certificado por el síndico y se excluirán del cóm-
puto del pasivo a los acreedores a quienes exceptúa el inciso 3º
del artículo 177 bis, que ya hemos considerado anteriormente,
a cuyo respecto debemos reiterar además que por el hecho de
apoyar esta clase de convenio, los acreedores hipotecarios y pri-
vilegios no perderán sus preferencias.

167. APROBACIÓN DE LOS CONVENIOS

167.1. DISTINCIÓN PREVIA

Una cosa es que el convenio se vote favorablemente y que por lo


mismo sea “acordado”, y otra diferente es que el convenio quede
“aprobado”.
La primera hipótesis tendrá lugar, según el inciso antepenúl-
timo del artículo 190, cuando el secretario del tribunal certifique

487
QUINTA PARTE: TÉRMINO DEL ESTADO DE QUIEBRA

en acta –que deberá levantarse al efecto– la consignación opor-


tuna de la votación con la que obtenga la mayoría para consi-
derarlo acordado y habrá lugar a la segunda hipótesis, según el
artículo 199, desde que se encuentre vencido el plazo de 5 días
para impugnarlo –término contado desde que se notifica por
aviso la respectiva certificación que el convenio ha sido acorda-
do– sin que se hayan interpuesto impugnaciones en su contra.
Si el convenio ha sido impugnado, entrará a regir desde que
cause ejecutoria la resolución que deseche las impugnaciones y
lo declare aprobado, la que habrá de notificarse por aviso, como
se analizará más adelante.

167.2. DERECHO A VOTO EN LOS CONVENIOS

Discurrido que ha sido este distingo, ha de considerarse quiénes


son los acreedores que tienen derecho a votar, para lo cual ha de
diferenciarse entre el convenio simplemente judicial y el convenio
preventivo, de acuerdo a lo dispuesto en los artículos 189 y 179
en concordancia con el artículo 190.

167.2.1. En el convenio simplemente judicial

El derecho a voto de los acreedores se determinará en conformidad


al artículo 102. Conforme a la citada disposición, sólo tendrán
derecho a votar los acreedores cuyos créditos estén reconocidos y
aquellos a quienes el juez de la quiebra les reconozca el derecho
a votar. No tendrán derecho a voto los acreedores comprendidos
en el artículo 190, esto es:
a) El cónyuge, los ascendientes y descendientes y hermanos
del deudor o de sus representantes, salvo que voten para oponerse
al convenio;
b) Las personas que se encuentren en alguna de las situa-
ciones a que se refiere el artículo 100 de la Ley Nº 18.045, de
Mercado de Valores, que trata sobre las sociedades relaciona-
das, y

488
CAP. II: DE LOS CONVENIOS

c) El titular de la empresa individual de responsabilidad


limitada que fuere proponente del convenio, y esta empresa
individual, si el proponente fuese su titular.

167.2.2. En el convenio preventivo

Ha de tenerse presente que los acreedores que tienen derecho


a voto son aquellos que figuran en la nómina de acreedores que
ha de presentar el síndico con 10 días de anticipación a la fecha
fijada para la celebración de la junta, a que se ha convocado para
deliberar sobre las proposiciones de convenio.164
A su vez, en el cuarto día hábil, que no sea sábado, inmedia-
tamente anterior al señalado para la celebración de la junta, se
llevará a efecto una audiencia ante el juez que conoce del conve-
nio, en la cual el síndico ha de informarle al tribunal acerca de
los créditos que se hayan verificado, para que el juez resuelva en
única instancia, con los antecedentes disponibles, que apreciará
en conciencia y oyendo a los respectivos acreedores, quiénes de
ellos y por qué monto podrán votar, lo que no constituye un re-
conocimiento definitivo, dado que sólo producirá efectos para la
junta en referencia, según resulta del inciso 2º del artículo 102,
al cual se remite el artículo 179.
De igual modo que en el convenio judicial, en el convenio
preventivo quedan excluidos de votar, y por lo mismo sus créditos
no se considerarán en el monto del pasivo, aquellos acreedores
comprendidos en el artículo 190, a los cuales nos hemos referido
en el acápite anterior.

167.3. QUÓRUM PARA CONSIDERAR ACORDADOS


LOS CONVENIOS

Para que se consideren aceptados los convenios, es necesario


que la proposición que se hubiese presentado cuente, según el

164 En el caso de que el tribunal designe un experto facilitador, según lo

establecido en el artículo 177 ter inciso 2º, será este el que habrá de presentar la
nómina de acreedores con derecho a voto.

489
QUINTA PARTE: TÉRMINO DEL ESTADO DE QUIEBRA

inciso 1º del artículo 190, con el consentimiento del deudor y


reúna a su favor los votos de los dos tercios o más de los acreedo-
res concurrentes a la junta y que representen tres cuartas partes
del total del pasivo con derecho a voto, excluidos los créditos
preferentes cuyos titulares se hayan abstenido de votar por ellos,
así como aquellos a quienes no se les reconoce derecho a voto y
que han sido antes tratados.
Como puede advertirse del tenor literal de la disposición,
para que se vote favorablemente un convenio se requiere de una
doble mayoría, porque se exige el concurso copulativo de un
número de acreedores que sea equivalente a la proporción de
los dos tercios a lo menos del total de acreedores que concurra
a la junta y siempre que este porcentaje represente en el pasivo
con derecho a voto una mayoría equivalente a las tres cuartas
partes del mismo.
Este quórum alto que se requiere para considerar acordado el
convenio se explica porque el convenio está llamado a producir
sus efectos de modo de obligar al deudor y a todos sus acreedores,
hayan o no concurrido a la junta que lo acuerde y hayan o no te-
nido derecho a voto, salvo respecto de los acreedores preferentes
por los créditos en los cuales se hayan abstenido de votar.

167.4. L A FALTA DE COMPARECENCIA DEL DEUDOR

La no comparecencia del deudor a la junta en que debe deli-


berarse sobre las proposiciones de convenio, personalmente o
representado, hará presumir que las abandona o las rechaza.
Si la proposición es de convenio judicial preventivo, el tribunal
declarará la quiebra.
Todo lo anterior, salvo excusa justificada.

168. SITUACIÓN DE LOS CRÉDITOS PREFERENTES


EN LOS CONVENIOS

La ley ha sustraído a los acreedores preferentes del derecho de


participar en la votación de un convenio, a menos que renuncien
a sus privilegios o hipoteca, como lo establece el artículo 190, y por

490
CAP. II: DE LOS CONVENIOS

lo mismo han quedado estos acreedores preferentes exceptuados


del ámbito de aplicación de los convenios, como lo remarca el
inciso final del artículo 200, en cuanto ellos se hubieren abste-
nido de votar.
Estos principios los estatuía antes la Ley Nº 18.175 en los ar-
tículos 180, 181 y 190, y estaban consagrados en la Ley Nº 4.558,
cuyas disposiciones provenían de los artículos 1460 y 1478, ambos
del ya derogado Libro IV del Código de Comercio, el cual los
había recogido del artículo 508 del Código de Comercio francés
de 1807, reformado, a su vez, por la ley francesa de 8 de junio de
1838, que así lo establecía, a la sazón.
De las explicaciones de Georges Ripert 165 se infiere que los acreedo-
res preferentes, al gozar sus créditos de los privilegios e hipotecas
que protegen sus derechos, pierden todo interés en el convenio,
porque no sufren, propiamente, la suerte del patrimonio del
deudor, como debe soportarlo el resto de los acreedores.
Sin embargo, ocurre que en la quiebra la ley no excluyó sino que
exigió expresamente a los acreedores preferentes que interviniesen
en la votación para acordar la continuación efectiva del giro del
fallido, ni menos prescindió de su voto para acordar la venta de
los bienes como un todo o unidad económica, dado que en las
bases de la licitación ha de fijarse la proporción de sus derechos
para repartir el producto del precio en el pago de sus créditos,
ni existen inconvenientes para que los acreedores preferentes
participen de votar en todos los demás acuerdos que adopta las
junta de acreedores en el curso del procedimiento.
Por lo demás, si un convenio preventivo o simplemente judicial tiene
por objeto evitar o alzar la quiebra, en su caso, es propio que sus
efectos deban alcanzar a todos los acreedores, sin excepciones,
porque de otro modo su propósito se frustra, por lo que no debió
haberse dejado de considerar en la última reforma este dictado
para perfeccionar la ley. En efecto: ¿Qué destino podría tener un
convenio, si los acreedores prendarios e hipotecarios conservaran
sus acciones para instar por la realización de los bienes adscritos
a sus garantías y que pudiesen afectar a los terrenos, instalaciones

165 Tratado Elemental de Derecho Comercial, tomo IV, Librairie Générale de Droit

et de Jurisprudence, p. 413, año 1954.

491
QUINTA PARTE: TÉRMINO DEL ESTADO DE QUIEBRA

y maquinarias de la fábrica, respecto de la cual el titular celebra


el convenio con el resto de sus acreedores?166

169. DERECHO DE EXCLUSIÓN

El artículo 190, después de referirse al acuerdo para que se


considere votado favorablemente al convenio en la junta, con la
voluntad del deudor y la de una doble mayoría de acreedores,
señala en sus incisos segundo y tercero que:
“Para obtener las mayorías necesarias para aprobar el con-
venio, un acreedor con derecho a votar podrá excluir a otro
acompañando vale vista a su orden por a lo menos la suma mí-
nima que correspondería conforme a la letra c) del número 2
del artículo 174, dentro del plazo de cinco días contado desde la
celebración de la junta. Transcurrido ese plazo, sin que se haya
consignado dicha cantidad, se considerará emitido el voto del
acreedor que se intentó excluir. Para estos efectos, en el convenio
simplemente judicial, el síndico deberá informar en la junta a
que se someta la aprobación del convenio, sobre lo dispuesto en
la letra c) del número 2 del artículo 174.
El acreedor disidente podrá objetar la cantidad, objeción que
se tramitará como incidente. Si se acoge el incidente, se podrá
excluir al disidente pagándole la diferencia establecida; pero
si el acreedor excluyente no se aviene a pagar el mayor valor,
figurarán ambos acreedores en el convenio por la proporción
que corresponda a cada uno. En todo caso, el acreedor excluido
conservará, en la parte que le corresponda, sus acciones en contra
de los terceros obligados al pago de su crédito, y éstos podrán
hacer valer sobre la cuota que dicho acreedor conserve en el
convenio, los derechos que por vía de subrogación o reembolso
les correspondan”.
El artículo 174 a que se alude en el texto transcrito señala a
su vez que:
“El tribunal designará al síndico titular y al suplente” que
hubiese sido nominado, y en el Nº 2 se indica que entre las fun-

166 Síntesis de la charla que dictó el profesor Rafael Gómez B. en el seminario

sobre Convenios Judiciales, según notas que anteceden.

492
CAP. II: DE LOS CONVENIOS

ciones que le incumben figura la de informar al tribunal sobre


las proposiciones de convenio y con tal objeto, en la letra c) se
establece que el informe debe contener: “El monto probable de
recuperación que le correspondería a cada acreedor valista en la
quiebra, para los efectos del artículo 190 inciso segundo”.
En efecto, la preocupación que ha tenido el legislador ha sido
la de simplificar la regulación del procedimiento de exclusión de
los acreedores, mediante el pago de sus derechos para obtener
las mayorías legales que se requieren, lo que es, naturalmente,
expresión del propósito de lograr la expedita aprobación del
convenio.
Desde luego, queda de manifiesto que cualquier acreedor con
derecho a votar en el convenio puede excluir a otro, mediante el
método de acompañar un vale vista a su orden, dentro del plazo
de cinco días, contado desde la celebración de la junta, por al
menos la cantidad mínima que le ha de corresponder al crédito
en el monto probable de recuperación y que el síndico ha de
informar al tribunal.
Antes de la reforma, el antiguo artículo 180 de la ley se
remitía al precepto del artículo 112 relativo a la continuación
efectiva del giro, en cuyo caso para obtener la mayoría los
acreedores que estuvieren por la continuación podrán excluir
a los disidentes, pagándoles la cuota que corresponda atendidos
el carácter y preferencia del crédito y el importe del activo de
la quiebra, o asegurándoles su pago, para cuya determinación
habrá de estarse al acuerdo que se adoptare entre el acreedor
excluyente y el excluido, y a falta de acuerdo, habrá de fijarlo
el tribunal, oyendo al síndico y a los acreedores, todo lo cual
se ha evitado con la reforma que se le ha introducido al texto
para no entorpecer su aplicación, por la vía de discurrir un tipo
de pago por consignación, según los términos señalados en el
consabido precepto.
Entonces, se ha reemplazado la exigencia de tener que estarse
necesariamente al eventual acuerdo que pudiere producirse entre
los acreedores para que surta resultado la exclusión, por el me-
canismo que se ha discurrido ahora del pago por consignación,
respecto del monto de la cuota del crédito de que es titular el
acreedor que se excluye y según el valor que proporcionalmente
a dicho crédito le corresponda y que se le asignó de antemano

493
QUINTA PARTE: TÉRMINO DEL ESTADO DE QUIEBRA

por el síndico, a menos que se promoviese un incidente que el


juez habrá de zanjar.
A su vez, del mero examen del tenor literal de la disposición,
no resulta que se hubiese supeditado la exclusión al requisito que
el respectivo acreedor al que se excluye deba declarar su voluntad
de disentir expresamente del convenio, para que se entienda
que manifiesta su oposición, discrepancia o rechazo al convenio
que se propone por el deudor, como quiera desde luego que la
inconcurrencia importa oposición, toda vez que para aceptar el
convenio hay que votar a su favor.
Cabe considerar que el ya transcrito artículo 190 establece
en la segunda parte del inciso tercero que el acreedor a quien
se excluya conservará, en la parte que le corresponda, sus ac-
ciones contra los terceros obligados al pago de sus créditos, sea
que provengan de garantías reales sea respecto de los fiadores y
codeudores solidarios o subsidiarios, cuya regla es expresión de
los efectos que produce el convenio respecto del acreedor que
no ha votado a favor, como resulta por lo demás de armonizar el
alcance recién referido con lo que se ha señalado expresamente
por el artículo 202 de la ley.
De un atento análisis de este precepto, queda en claro que la
disposición alude al acreedor que no votó a favor del convenio,
lo que confirma el criterio que el resto de los acreedores que no
ha votado a favor son entonces todos aquellos que han votado
en contra o bien que no han concurrido a votar o simplemente
que se han abstenido de hacerlo en la junta.
Por lo mismo, todos los beneficios que el convenio le confiere o
reporta al deudor se hacen extensivos a todos aquellos que respon-
den por él si es que el acreedor, en cuyo beneficio se ha obligado,
votó a favor del convenio, por lo que el distingo tiene importancia
también en cuanto a los efectos que produce a este respecto.

170. IMPUGNACIÓN DE LOS CRÉDITOS

170.1. DERECHO A IMPUGNAR

En cuanto a los créditos que invocan los acreedores conforme


a la verificación que dispuso el Nº 3 del artículo 174, la ley ha

494
CAP. II: DE LOS CONVENIOS

establecido al final del precepto, en lo que interesa, que “Podrán


ser impugnados por el deudor y por cualquier acreedor hasta el
último día del plazo que el inciso primero del artículo 197 señala
para impugnar el convenio”, esto es, antes que expire el último
día del plazo de 5 días, que corre desde que se notifica la certifi-
cación que el convenio ha sido acordado y que lo hace oponible
a todos los acreedores.

170.2. OBSERVACIÓN A LA REGLA DEL Nº 3


DEL ARTÍCULO 174

Se descontextualizó con la reforma el significado que tenía ante-


riormente el artículo 186 de la ley, en cuanto reservaba la impug-
nación del crédito que invocaba el acreedor en el convenio a una
acción de impugnación del convenio, con tal que se fundase en
alguna de las causales previstas en la ley para impugnar el convenio
y siempre que el acreedor que la entablare no hubiese concurrido
a la junta o que hubiese disentido del voto de mayoría.
De este modo, la ley admitía el ejercicio de esta acción como
una acción que iba envuelta en la demanda de impugnación del
convenio, la que podría ejercerse una vez que el convenio hubiese
sido votado favorablemente y con tal que excluido que fuese ese
crédito, hubiese de desaparecer tal mayoría. Por consiguiente,
quedaba sometida en la ley la tramitación de esta acción, a la
forma prescrita para la impugnación del convenio, esto es, daba
lugar a un solo incidente entre el deudor y el acreedor o acree-
dores que las hubiesen formulado. En consecuencia, figuraba
el procedimiento establecido, las partes interesadas que debían
intervenir y no cabía duda además que el propósito tenido en vista
era el de limitar el ejercicio abusivo de estas acciones, para evitar
que el convenio pudiese quedar en discusión y perder fuerza su
aplicación por los arrestos individuales de aquellos acreedores
minoritarios, interesados en privarlo de valor.
Entonces, con la reforma que se le introdujo a la ley, aparte
e independientemente de las acciones que tienen por objeto la
impugnación del convenio, se han contemplado las acciones
individuales para impugnar los créditos que los mismos acree-
dores hubiesen verificado para intervenir en el convenio. Estas

495
QUINTA PARTE: TÉRMINO DEL ESTADO DE QUIEBRA

acciones puede ejercerlas cualquier acreedor e, incluso, el propio


deudor.
No pueden confundirse, por ende, las acciones de impugna-
ción de los créditos con las del convenio, porque son dos tipos de
acciones distintas, que miran, desde luego, a diversos objetivos y
que tienen como legitimarios pasivos a sujetos diferentes.
La acción de impugnación del convenio, votado que ha sido
favorablemente, en el fondo, es una forma de ataque que se dirige
en último término contra el deudor, por lo que es el deudor con-
tra quien se entabla y podrá deducirla ahora cualquier acreedor
a quien pueda afectarle.
En cambio, constituye una novedad en la reforma a la ley con-
sagrar la procedencia de las acciones individuales que cualquier
acreedor pueda ejercer para atacar los créditos que se invocan
en el concurso, más todavía si se considera que es un derecho
que se le ha dado incluso al propio deudor, como resulta al final
del Nº 3 del artículo 174.
Mas la verdad es que no está regulado en la ley el ejercicio
de estas acciones y lo extraño es que además no hay ningún otro
precepto legal que vuelva a ocuparse del ejercicio de esta acción
en el contexto de sus disposiciones.
Al no haberse regulado estas acciones en la actual ley, se ha
producido un desconcierto, como quiera que se llega al absurdo
de pretender fundar su ejercicio incluso en lo dispuesto en el
artículo 137, cuya aplicación se circunscribe a las demandas de
impugnación que se ejercen contra los créditos que se verifican
en el juicio de quiebra.

170.3. NO SE APLICA EL PROCEDIMIENTO DE IMPUGNACIÓN


DE LOS CRÉDITOS EN LA QUIEBRA

Desde luego, porque no existe norma expresa alguna que diga


que han de aplicarse a su tramitación las reglas que rigen para
la substanciación de las impugnaciones de los créditos del juicio
de quiebras, con la rigorosa ritualidad que le ha dado la ley al
procedimiento que la regula. Queda de relieve la improcedencia
de esta tramitación, si se recorre el nuevo articulado dedicado
a los convenios, de cuyo contexto aparece que cada vez que el

496
CAP. II: DE LOS CONVENIOS

legislador hace extensiva la regulación de algún precepto del


juicio concursal, ha tenido necesidad de hacer expresa referencia
a su aplicación.
Por lo demás, la naturaleza procesal que particulariza a la
tramitación de un convenio preventivo es diametralmente dife-
rente a la que se ha dispuesto en la ley para ventilar un juicio de
quiebra. Por eso que no corresponde extender el alcance de las
normas de la regulación del convenio a las del juicio de quiebra
sin que la falencia se hubiese declarado.

170.4. NO SE APLICA EL PROCEDIMIENTO DE IMPUGNACIÓN


DEL CONVENIO

Menos tendría asidero aplicarle a esta acción la tramitación dis-


puesta para las impugnaciones de los convenios, como quiera que
la actual ley ha distinguido una acción de la otra claramente, y
no como ocurría en el texto anterior de la ley, en cuanto a que
la impugnación del convenio llevaba envuelto el ejercicio de la
otra, lo que ahora no puede admitirse, por el significado diverso
e independiente que se le ha atribuido por el legislador a ambas
acciones. En la impugnación del convenio el sujeto pasivo es el
deudor, y en la impugnación del crédito el sujeto pasivo es el
acreedor.
Ha quedado un vacío en la ley, que sería menester subsanar
mediante la aplicación del artículo 5º, que también fue modifi-
cado por la Ley Nº 20.073, en cuanto a que “Toda cuestión que
se suscite en el juicio de quiebra o en materia de convenios se
tramitará como incidente…”, hasta aquí el texto legal en lo que
interesa.

171. CONSTITUCIÓN DE GARANTÍAS EN EL CONVENIO

En el convenio podrá estipularse la constitución de garantías


para asegurar el cumplimiento de las obligaciones del deudor.
Estas garantías podrán otorgarse en el mismo convenio o en
instrumentos separados.

497
QUINTA PARTE: TÉRMINO DEL ESTADO DE QUIEBRA

Sin perjuicio de lo dispuesto en el artículo 207 Nº 8,167 los


acreedores podrán designar a uno o más de ellos para que los
represente en los actos y en la suscripción, publicación e ins-
cripción de los instrumentos que sean necesarios para la debida
constitución de las garantías, así como para el ejercicio de los
derechos y acciones que de ellas emanen y para ser notificados y
citados en los casos en que así lo dispone la ley.
En las publicaciones e inscripciones de las garantías no será
necesario individualizar las obligaciones del convenio, siendo
suficiente a este respecto el hacer referencia al mismo, aparte de
señalar la notaría y fecha en que haya sido protocolizado.
Así lo consagra el artículo 192, norma que fue agregada al
texto con la modificación que se le introdujo por la Ley Nº 18.598,
de 5 de febrero de 1987, y que ha surtido los efectos prácticos
que de ella resultan.

172. PROTOCOLIZACIÓN DE ACTA


EN QUE SE ACUERDA EL CONVENIO

Una copia autorizada del acta de la junta en que se acuerde el


convenio, y de la resolución que lo apruebe, con su certificado
de ejecutoria, deberá protocolizarse en una notaría del lugar en
que dicha junta se haya celebrado, y desde entonces valdrá como
escritura pública para todos los efectos legales. El acta de la junta
deberá incluir el texto íntegro del convenio.
La misma Ley Nº 18.598 que modificó la ley incluyó esta
disposición, con lo que ha de armonizarse su alcance con el que
regula el artículo 420 del Código Orgánico de Tribunales, que
señala el resto de los documentos que una vez protocolizados
valdrán como instrumentos públicos.

167 El artículo 207 se refiere a las atribuciones y deberes que les corresponden

a los interventores que se nombren en los convenios, a cuyo respecto el Nº 8 les


confiere la facultad de representar a los acreedores para llevar a efecto los acuerdos
que adopten.

498
CAP. II: DE LOS CONVENIOS

173. IMPUGNACIONES DEL CONVENIO

173.1. GENERALIDADES

El artículo 196 establece, como ya lo adelantamos, que el conve-


nio podrá ser impugnado por cualquier acreedor al cual pudiere
afectarlo. De esta forma, no sólo los acreedores que no hayan
concurrido a la junta o que hayan disentido del voto de la mayoría
pueden impugnarlo, sino que cualquier acreedor que justifique
sentirse afectado, con tal que se funde en alguna de las causales
señaladas en el artículo 196.
Podrán también impugnar el convenio todos aquellos que
hubiesen otorgado cauciones reales o personales, o que sean
terceros poseedores de bienes constituidos en garantía de
obligaciones contraídas por el deudor, cuando los respectivos
acreedores no hubieren votado a favor del convenio, dado que
si tales acreedores hubiesen votado a favor del convenio, ha de
entenderse que algún beneficio habrá de reportarle el convenio
al deudor, y por lo mismo no se justificaría que pudieran tener
interés en impugnar el convenio, si se considera que perderían
el referido beneficio.

173.2. PLAZO PARA IMPUGNAR

El plazo para impugnar es de 5 días, contado para todos los inte-


resados desde que se notifica por aviso el convenio acordado, a
objeto de hacerlo oponible a los demás acreedores.
Las impugnaciones que se presenten fuera de este plazo serán
rechazadas de plano por el tribunal.

173.3. L AS CAUSALES DE IMPUGNACIÓN

Las causales de impugnación son taxativas y están contenidas en


el artículo 196 de la ley, que dispone lo siguiente:
1) Defectos en las formas establecidas para la convocación
y celebración de la junta, o error en el cómputo de las mayorías
requeridas por la ley.

499
QUINTA PARTE: TÉRMINO DEL ESTADO DE QUIEBRA

La ley ha regulado las formalidades que han de observarse


al respecto, por lo que la omisión de algún requisito es causal
para ejercer la acción, así como el error en que se incurra en el
cálculo del cómputo de las mayorías que la ley exija.
2) Falsedad o exageración del crédito e incapacidad o falta
de personería para votar de alguno de los que hayan concurrido
con su voto a formar la mayoría, si excluido este acreedor hubiere
de desaparecer tal mayoría.
Esta causal procede sólo cuando el voto de aquel a quien
se excluya por alguno de los motivos que establece el precepto,
sea determinante para quitarle eficacia a la mayoría que votó el
convenio.
3) Inteligencia fraudulenta entre uno o más acreedores y
el deudor para votar a favor del convenio o para abstenerse de
concurrir.
La comisión de actos de colusión del deudor con uno o más
acreedores son actos ilícitos para concertar dolosamente pactos
destinados a fingir mayorías o para forzarlas con engaño, razón
por la cual quedan vedados y por ello constituyen causal de im-
pugnación del convenio.
4) Error u omisión sustancial en las listas de bienes o de
acreedores.
A diferencia de la causal anterior y de la que sigue, aquí se
sanciona la equivocación, el yerro, el descuido, no el dolo.
5) Ocultación o exageración del activo o pasivo.
Más adelante se analizará esta causal como fundamento de la
acción de nulidad del convenio a que se refiere el artículo 210168
y, por último,
6) Por contener una o más estipulaciones contrarias a lo
dispuesto en los incisos primero al quinto del artículo 178.
El artículo 178 se refiere al objeto sobre el cual pueden ver-
sar las proposiciones de convenio y en su regulación establece
ciertas limitaciones, cuya infracción es causal de impugnación
del convenio.

168 Esta disposición fue incluida con la reforma del precepto, al igual que la

que sigue. Debe además señalarse que se suprimió entre las causales la relativa a la
indignidad del deudor que contenía el Nº 1 del anterior artículo 186.

500
CAP. II: DE LOS CONVENIOS

173.4. EFECTOS DE LA IMPUGNACIÓN

Deducida una impugnación al convenio judicial preventivo, el


síndico informante –o el experto facilitador en su caso–, actuará
como interventor con las funciones propias del artículo 207, hasta
que esté ejecutoriada la resolución que lo tenga por aprobado
o desechado.

173.5. TRAMITACIÓN DE LAS IMPUGNACIONES

Las impugnaciones al convenio se tramitarán como un solo


incidente entre el deudor y el acreedor o acreedores que las
hayan formulado, así como también aquellos otros que hubie-
ren otorgado cauciones reales o personales, o que sean terceros
poseedores de bienes constituidos en garantía de obligaciones
del deudor, si los respectivos acreedores hubiesen votado contra
el convenio.
El resto de los acreedores podrán intervenir en la incidencia
como terceros coadyuvantes.
Toda resolución que recaiga en el incidente habrá de notifi-
carse a las partes por aviso.

174. APROBACIÓN DEL CONVENIO

El convenio entrará a regir desde que se encuentre vencido el


plazo para impugnarlo sin que se hayan interpuesto impugnacio-
nes en su contra. En este caso, y en el caso del párrafo siguiente,
se entenderá aprobado y el tribunal lo declarará así de oficio o
a petición de cualquier interesado.
Si el convenio ha sido impugnado, entrará a regir desde que
cause ejecutoria la resolución que deseche la o las impugnaciones
y lo declare aprobado.169
169 Se le denomina homologación a la resolución judicial que lo declara apro-

bado. La naturaleza jurídica de esta resolución no le infunde al convenio el carácter


de ser una figura procesal, porque el tribunal corrobora solamente su existencia
y lo tiene por aprobado, lo que no significa examinar el fondo, ni sopesar la con-
veniencia de su celebración.

501
QUINTA PARTE: TÉRMINO DEL ESTADO DE QUIEBRA

El recurso de casación deducido contra la sentencia de pri-


mera o segunda instancia que desecha la o las impugnaciones
no suspende el cumplimiento del fallo, aunque la parte vencida
solicitase que se otorgue fianza de resultas.
Las resoluciones que se dicten en estos trámites se notificarán
por aviso y contra ellas no procederá recurso alguno.
Sin perjuicio de lo anterior, el convenio judicial preventivo
entrará a regir, en todo caso, no obstante las impugnaciones que
se hubieren interpuesto en su contra, cuando no cuenten con la
adhesión de acreedores que representen a lo menos el 30% del
pasivo con derecho a voto, lo que se determinará conforme al
procedimiento para confeccionar la nómina de acreedores con
derecho a voto, que rige el artículo 179. En este caso, los actos
y contratos ejecutados o celebrados por el deudor en el tiempo
que medie entre el acuerdo y la fecha en que quede ejecutoriada
la resolución que acoja las impugnaciones surtirán pleno efec-
to, salvo que concurra respecto de ellos alguna causal que haga
procedente el ejercicio de la acción revocatoria que consagra la
norma del artículo 2468 del Código Civil.
Si el convenio fuere desechado por resolución firme, las obli-
gaciones y derechos resultantes entre el deudor y sus acreedores
con anterioridad a los acuerdos que han sido objeto del convenio,
se regirán por sus respectivas convenciones.
Los efectos del convenio se producen desde el momento en
que queda a firme la resolución que rechaza las impugnaciones
o que lo tiene por aprobado, cuando no hay impugnaciones.

175. MODIFICACIÓN DEL CONVENIO

La modificación del convenio quedará sujeta al mismo proce-


dimiento y a las mayorías exigidas para acordarlo, según el ar-
tículo 190, excluidos los créditos cuyos títulos sean posteriores
a las proposiciones primitivas del convenio aprobado que se
pretende modificar, a quienes no obliga.

502
CAP. II: DE LOS CONVENIOS

176. DE LOS EFECTOS DEL CONVENIO

176.1. DISTINGO GENERAL

Para examinar los efectos del convenio, es necesario distinguir


entre los que son inherentes a todo convenio de aquéllos otros
que sólo tienen fuerza de aplicación respecto del convenio sim-
plemente judicial, en cuanto este último supone la preexistencia
del estado de quiebra, razón por la cual el legislador le reserva
ciertos efectos especiales.

176.2. EFECTOS QUE SON PROPIOS A TODO


CONVENIO JUDICIAL

De acuerdo al artículo 200, el convenio obligará al deudor y a todos


los acreedores, hayan o no concurrido a la junta que lo hubiese
acordado y hayan o no tenido derecho a voto en ella.170
No obstante, el convenio no obliga a los acreedores señalados
en el inciso primero del artículo 191, por los créditos respecto de
los cuales se hubiesen abstenido de votar, cuales son los acreedores
privilegiados e hipotecarios respecto de bienes adscritos al activo
del patrimonio del deudor.
La fuerza obligatoria del convenio arranca del consentimiento
del deudor con el de una mayoría de acreedores que representa
a la masa colectiva a la cual afectan sus consecuencias jurídicas,
como resulta de los artículos 190, 194 y 196 inciso 1º de la ley.
El tribunal no concurre a su gestación, ni participa del acuerdo,
sino que se limita a declarar su existencia, cumplidas que han sido
las formalidades legales a que ha de ceñirse su otorgamiento y
tramitación y resueltos que fueren además los conflictos que se
suscitaren entre los interesados, por lo que la intervención del
tribunal será prenda de garantía de la legalidad del convenio.
El convenio constituye una convención, por cuanto sus efec-
tos jurídicos son más amplios que los que produce un contrato,

170 La ley precisa que se refiere a los acreedores que sean titulares de créditos

anteriores a la fecha, ya sea de la sentencia que declara la quiebra o que recae en la


proposición del convenio, según sea su índole simplemente judicial o preventiva.

503
QUINTA PARTE: TÉRMINO DEL ESTADO DE QUIEBRA

como quiera que sus estipulaciones crean, modifican y extinguen


obligaciones.
¿Cómo se explica que el convenio extienda sus efectos respecto
de aquellos acreedores que no han concurrido a la junta y que
hayan o no tenido derecho a voto?
La excepción que entraña esta convención a las reglas gene-
rales, cual es la de convenirse sin que concurra la voluntad de
cada uno de los obligados, se explica, porque simplemente liga
al deudor con la masa de acreedores, que representa el interés
colectivo, y por lo mismo afecta a todos los que resultan obligados,
aunque entre ellos hubiese ausentes y disidentes.
La ley salvaguarda el interés general de la masa, al dar por
acordado un convenio que satisface la voluntad de una mayoría
de acreedores que representan una alta proporción del pasivo,
como lo es aquella a la que se supedita su aprobación.
Si la quiebra alcanza a todos los acreedores, debiera un con-
venio que tiene por objeto evitarla o alzarla afectarlos a todos,
no obstante lo cual quedan a salvo los acreedores privilegiados e
hipotecarios, siempre que no hubiesen renunciado a sus prefe-
rencias, como quiera que estas les confieren a ellos una prioridad
para pagarse de sus créditos, y por lo mismo, de no ser así, dejarían
en un pie de desigualdad a los que no gozan de ellas.

176.3. ACCIONES DE SUBROGACIÓN O REEMBOLSO

Podrán ejercer sus derechos por la vía de la subrogación o reem-


bolso todos aquellos que paguen con recursos propios obligaciones
ajenas que hubiesen garantizado mediante el otorgamiento de
cauciones reales o personales, o que resulten afectados por tener
consigo bienes gravados que hubiesen pasado a sus manos, como
terceros poseedores, lo que es aplicación de los artículos 1522,
1610, 2370, 2374 y 2429, todos del Código Civil.
El ejercicio de estos derechos, señala el artículo 202, proce-
derá como consecuencia del pago de las obligaciones sujetas al
convenio y sin que hubiese oposición del deudor, hasta concu-
rrencia empero del monto de recuperación que le corresponda
al respectivo acreedor por su crédito en el convenio.

504
CAP. II: DE LOS CONVENIOS

176.4. SITUACIÓN DE LOS CODEUDORES, FIADORES Y TERCEROS


GARANTES HIPOTECARIOS Y PRENDARIOS

Uno de los aspectos complejos que suscita la celebración de un


convenio, es el de dilucidar la suerte que corren las obligaciones
de los codeudores, fiadores y de los terceros garantes hipotecarios
o prendarios.

176.5. R EMISIÓN DE PARTE DE LAS DEUDAS

El artículo 202 en la letra a) del inciso 2º establece que si el


acreedor votó a favor del convenio no podrá cobrar su crédito a
los fiadores o codeudores, solidarios o subsidiarios, ni a los ava-
listas, sino que en los mismos términos en que puede cobrárselo
al deudor.
Este criterio guarda relación con las reglas generales, dado
que el artículo 1518 del Código Civil señala que la condonación
de la deuda a un codeudor solidario aprovecha a los otros; a
su vez, el artículo 2381 Nº 3 aplica la misma regla, a propósito
de la extinción de la fianza, lo que deriva de la máxima que
lo accesorio sigue la suerte de lo principal; con relación a la
hipoteca o prenda constituida para garantizar una obligación
ajena, debe seguirse el mismo criterio, según lo precisado en
los artículos 2401-2434.
Podríamos haber llegado al mismo resultado aplicando sola-
mente el artículo 1442 del Código Civil, que define el contrato
accesorio como el que tiene por objeto asegurar el cumplimiento
de una obligación principal, de manera que no pueda subsistir
sin ella.

¿Qué significado tiene esto?


Si el respectivo acreedor no vota o se opone a la remisión de
la deuda y se acepta el convenio, se da el caso que la remisión
sólo aprovechará al deudor y de ahí que el inciso final del ar-
tículo 196 les dé a los que hubiesen otorgado cauciones reales,
como a los codeudores y fiadores, el derecho de impugnar el
convenio.

505
QUINTA PARTE: TÉRMINO DEL ESTADO DE QUIEBRA

¿Qué otra forma pudo discurrir el legislador para defenderse de esta


situación?
El legislador razonó así: Al haber el acreedor contratado la
garantía con un tercero y no haberle remitido la obligación al
deudor, no ha renunciado a su derecho para perseguir íntegra-
mente el crédito en los bienes del tercero, aunque la masa, sin
su concurso, le hubiese perdonado parte del crédito, en aras del
interés del concurso.

176.6. A MPLIACIÓN DEL PLAZO DE LAS DEUDAS

El artículo 1649 del Código Civil establece que la ampliación del


plazo no constituye novación; pero pone fin a la responsabilidad
de los fiadores y extingue las prendas e hipotecas constituidas
sobre otros bienes que los del deudor, salvo que accedan a la
ampliación del plazo de la deuda.
La regla guardó silencio respecto de los efectos que la amplia-
ción del plazo produce para los codeudores solidarios.
Aplicando el aforismo que donde existe la misma razón debe
aplicarse la misma disposición, podría en principio considerarse
que si los codeudores no han consentido en la ampliación, quiere
decir que no tendría por qué empecerles la respectiva ampliación,
como quiera que el artículo 2098 del Código Civil así lo coligió
respecto de los codeudores en relación con la prórroga del plazo
de vigencia de la sociedad.
Respecto del tercer poseedor de la finca hipotecada, al cual
se le persigue NO porque se haya obligado a pagar la deuda, sino
porque tiene consigo el bien gravado con hipoteca, no puede
sustraerse a la ampliación del plazo porque no es fiador y el fin
de la acción real de desposeimiento es que el poseedor salga de
la finca y por ello se le aplica el artículo 2429.
Se extinguen la hipoteca y la prenda cuando se ha constituido
la garantía por el tercero, más no cuando adquiera el bien con
la hipoteca o prenda el tercero, salvo que opere la purga de la
hipoteca según el artículo 2428 del Código Civil.
Pues bien, en materia de convenios concursales la ley dio
vuelta esta regla y dispuso en la segunda parte del inciso 1º del

506
CAP. II: DE LOS CONVENIOS

artículo 202 que la ampliación del plazo de las deudas que se pacte
en el convenio no pone fin a la responsabilidad de los fiadores y
codeudores, ni extingue las prendas e hipotecas que gravan los
bienes de terceros.

177. CONVENIO SOBRE ABANDONO DE BIENES

De acuerdo al artículo 1614 de Código Civil, la cesión de bienes


importa: “El abandono voluntario que el deudor hace de todos
los suyos a sus acreedores cuando, a consecuencia de accidentes
inevitables, no se halla en estado de pagar sus deudas”.
El artículo 1623 dice que la cesión de bienes no aprovecha a los
codeudores solidarios o subsidiarios, como quiera que ninguno de
ellos le puede oponer al acreedor las excepciones personales del
deudor, cuyo es el carácter que reviste una cesión de bienes.
Ahora, si el abandono de bienes importa una dación en pago,
como consecuencia de haberse consentido en el convenio, v. gr.
la transferencia del dominio de los bienes del deudor a los acree-
dores, se daría la situación que se extinguirían totalmente las
obligaciones del deudor, y si ello es así, quiere decir que cesarán
de todo punto de vista las garantías.
La cesión de bienes confiere a los acreedores el derecho de
realizar los bienes y aplicar su producto al pago de los créditos, sin
que se extingan los saldos insolutos, salvo que el deudor invoque
el beneficio de competencia que le da el derecho a no ser obligado a
pagar más allá de lo que buenamente pueda.
La ley en la letra c) del artículo 202 dispone que la dación
en pago extingue la deuda respecto de los fiadores, codeudores
y avalistas, hasta concurrencia del crédito que se da por pagado
en el convenio, en el entendido que el respectivo acreedor votase
a favor del convenio.

178. CONVENIO NOVATORIO

Como en su oportunidad lo señalamos, nada impide que el con-


venio pueda tener por finalidad la novación, pero el riesgo que
tiene es que la novación, de acuerdo al artículo 1654 del Código

507
QUINTA PARTE: TÉRMINO DEL ESTADO DE QUIEBRA

Civil, libera a los codeudores y fiadores que no han accedido a


ella. Esta es la consecuencia que establece la ley respecto a los
efectos de los convenios que incluyan la novación, cuando el
acreedor vota a favor del convenio.
Si el acreedor no votó a favor del convenio, conserva sus
derechos sin alteraciones tanto respecto de los bienes gravados
con garantías reales cuanto respecto de sus fiadores y codeudores
solidarios o subsidiarios, y avalistas. Sin embargo, si los créditos se
dieron por extinguidos mediante novación o dación en pago, la
obligación de los fiadores y codeudores, solidarios o subsidiarios,
y avalistas del deudor sujeto al convenio, se extingue en el monto
de lo que el acreedor efectivamente toque con motivo de dicha
novación o dación en pago.

179. EFECTOS DEL CONVENIO RESPECTO


DE LOS ACREEDORES DE SOCIEDADES COLECTIVAS
O EN COMANDITA QUE SE ENCUENTREN DECLARADAS
EN QUIEBRA

La responsabilidad de los socios en las sociedades colectivas que


sean mercantiles es solidaria, y en lo tocante a las en comandita
lo será respecto de sus socios gestores.
En consecuencia, la quiebra de la sociedad importará la quiebra
individual de los socios y se formarán diversas masas de bienes en
cada quiebra. En la social, concurrirán a la masa los acreedores
sociales y en la de cada socio participarán los acreedores sociales
junto con los personales de cada cual.
Entonces, los acreedores sociales podrán pactar convenios
con uno o más de los socios solidarios si junto con los acreedores
sociales concurren a estos convenios los acreedores personales
de cada uno de los socios con quienes se acuerde el convenio,
porque de otro modo el convenio estaría dejando de lado a un
grupo de acreedores que tienen derecho a cobrar sus créditos
en los bienes del socio declarado en quiebra.
Este convenio, como es natural, desliga de la solidaridad al
socio que lo pacta y además extingue la deuda social respecto
de los demás socios, hasta concurrencia de la cuota que a dicho
socio le incumbe pagar en la deuda.

508
CAP. II: DE LOS CONVENIOS

A su vez, ha de tenerse presente que el activo del patrimonio


social quedará sujeto al pago de las deudas de la sociedad fallida
y los bienes del patrimonio del socio quedarán adscritos al pago
de los créditos del convenio, como lo señala el artículo 204.

180. EFECTOS QUE SON EXCLUSIVOS DEL CONVENIO


SIMPLEMENTE JUDICIAL

Aprobado el convenio, cesa el estado de quiebra y consecuencial-


mente todos sus efectos, incluido el desasimiento. El deudor es
repuesto en la administración de sus bienes, sin perjuicio de las
restricciones y medidas que el convenio estipule, como lo sería
la eventual designación de un interventor en la gestión de sus
negocios, si así se acordase.
Deben también restituirse al deudor los libros y documentos,
a menos, como lo señala el artículo 201 inciso 2º, que fueren ne-
cesarios para la prosecución del procedimiento de calificación,
en cuyo caso quedarán éstos en poder del tribunal encargado
de la investigación criminal, pues la aprobación del convenio no
afecta a la acción penal de la quiebra.
También, como efecto de la aprobación del convenio, se
cancelan las inscripciones de la declaración de quiebra en los
respectivos registros del Conservador de Bienes Raíces y el síndico
estará obligado a rendir cuenta definitiva de su gestión, conforme
con lo establecido en los artículos 30 y siguiente del párrafo 4º
del Título III de esta ley.
En definitiva, y al tenor de lo dispuesto en el artículo 201 de
la ley, aprobado el convenio, cesará el estado de quiebra y se le
devolverán al deudor sus bienes y documentos, sin perjuicio de
las restricciones establecidas en el convenio mismo.
Sin embargo, el convenio no hace cesar las inhabilidades
que afectan al fallido, mientras no proceda la rehabilitación con
arreglo a la ley. Si bien la quiebra no produce la incapacidad del
fallido, ni la pérdida de los derechos civiles del mismo, ha de so-
portar ciertas inhabilidades específicas que textos legales expresos
establecen y que no desaparecen con el convenio.
Para ello, es necesario un procedimiento especial que se
llama de rehabilitación del deudor y que estudiaremos en su
oportunidad.

509
QUINTA PARTE: TÉRMINO DEL ESTADO DE QUIEBRA

Por último, el artículo 204 determina que la aprobación del


convenio judicial no impide que el propio tribunal que declaró la
quiebra siga conociendo de todos los procesos agregados al juicio
de la quiebra, conforme a lo dispuesto en el artículo 70 de la ley.

181. EFECTOS EN RELACIÓN A LOS ACREEDORES


MOROSOS

Los acreedores que no hubieren verificado oportunamente


sus créditos podrán demandar que se cumpla el convenio a su
favor, mientras no se extingan por la prescripción sus acciones,
mediante un procedimiento incidental que se seguirá con el
deudor, ante el mismo tribunal que conoció del convenio. En
este procedimiento podrá actuar como parte cualquiera de los
acreedores del convenio.

182. VIGENCIA DEL CONVENIO SOBRE


AMPLIACIÓN DEL PLAZO

Ahora bien, si el convenio versa sobre la ampliación del plazo


para el respectivo pago de las deudas, éste empezará a correr para
todos desde que entre a regir el convenio, cualesquiera que sean
los vencimientos particulares de cada uno de los créditos.

183. LA INTERVENCIÓN EN LOS CONVENIOS

183.1. DESIGNACIÓN Y EFECTOS

En el convenio puede estipularse que el deudor quede sujeto a


intervención y si así lo fuere habrá que proceder al nombramiento
de un interventor, que podrá o no ser un síndico de la nómina,
el cual tendrá en el ejercicio de sus funciones las facultades que
se le confieran, lo que no obsta a que en el convenio pueda de-
signarse una comisión de acreedores.
El interventor gozará de la remuneración que se le hubiese
fijado en el convenio y responderá de la culpa leve, salvo que el

510
CAP. II: DE LOS CONVENIOS

cargo lo desempeñe un síndico, porque en ese caso quedará su-


jeto a la responsabilidad propia de los síndicos y quedará sujeto
a la fiscalización de la Superintendencia.
El interventor podrá ser revocado del cargo con el acuerdo
del deudor y del voto del o los acreedores relativo al 50% del total
del pasivo o de los que representen 2/3 del pasivo si no concurre
el deudor al acuerdo.

183.2. ATRIBUCIONES Y DEBERES

Las atribuciones y deberes del interventor serán las siguientes, a


menos que se acuerde otra cosa.
1. Imponerse de los libros, documentos y operaciones del
deudor;
2. Llevar cuenta de las entradas y gastos de los negocios del
deudor;
3. Visar, en su caso, los pagos a los acreedores;
4. Cuidar de que el deudor no retire para sus gastos per-
sonales y los de su familia otras sumas que las autorizadas en el
convenio;
5. Rendir trimestralmente la cuenta de su actuación y la de
los negocios del deudor, y presentar las observaciones que le me-
rezca la administración de este último. Esta cuenta será enviada
por correo a cada uno de los acreedores;
6. Pedir al tribunal ante el cual se tramitó el convenio que
cite a junta de acreedores, siempre que lo crea conveniente o
cuando se lo pida alguno de ellos para tratar asuntos de interés
común. Todos los acuerdos de la junta deberán ser adoptados
por la mayoría del pasivo del convenio con derecho a voto;
7. Impetrar las medidas precautorias que sean necesarias
para resguardar los intereses de los acreedores, sin perjuicio de
los acuerdos que estos puedan adoptar. Estas solicitudes se tra-
mitarán como incidente, y
8. Representar judicial y extrajudicialmente a los acreedores
para llevar a efecto los acuerdos que tomen en forma legal.
De las medidas descritas en el Nº 7 ha de conocer el tribunal
ante el cual se tramitó el convenio.

511
QUINTA PARTE: TÉRMINO DEL ESTADO DE QUIEBRA

183.3. AGRAVACIÓN DEL MAL ESTADO DE LOS NEGOCIOS

Según el artículo 208, si el deudor hubiese agravado el mal estado


de sus negocios en forma tal que exista el peligro de sobrevenir un
perjuicio para los acreedores, podrá ser sometido a una intervención
que sea más estricta que la pactada o quedar sujeto a intervención,
si ésta no se hubiese estipulado, o bien declararse incumplido el
convenio, a solicitud de acreedores que representen la mayoría
absoluta del pasivo del convenio, con derecho a voto.
La solicitud dirigida a obtener una intervención o que ésta
sea más estricta se tramitará como incidente.

184. R ECHAZO DEL CONVENIO

El actual artículo 209, que disciplina la materia, ha introducido a la


norma anterior que la regía ciertas innovaciones, en cuanto a que
el fallido podrá reproponer la formulación de cualquier convenio,
sea cual fuere la causal del rechazo, así como además en el caso de
no haberse obtenido la mayoría necesaria para su aprobación.
Como el rechazo del convenio preventivo acarrea necesaria-
mente la quiebra, se establece que el tribunal deberá declararla
de oficio y habría de entenderse que la reproposición de la for-
mulación de un convenio preventivo tendría que serlo por la vía
de un convenio simplemente judicial, como se desprende del
propio término fallido que emplea el precepto citado.
De ahí que en el caso del rechazo del convenio preventivo, el
tribunal deberá proceder al nombramiento del síndico, sin que
pueda ocupar el cargo de tal aquel que hubiese intervenido en
el convenio.

185. DE LA NULIDAD E INCUMPLIMIENTO


DEL CONVENIO

185.1. CUESTIONES GENERALES

El convenio que hubiese sido aprobado podrá quedar sin efecto,


ya sea por declararse su nulidad o bien por resolverse su incum-
plimiento.

512
CAP. II: DE LOS CONVENIOS

En ambos casos, las respectivas acciones que se interpongan


se sujetarán al procedimiento del juicio sumario y el tribunal
competente para conocer de ellas será aquel ante el cual se tra-
mitó el convenio.
La sentencia definitiva que acoja, a su vez, las demandas de
nulidad o de declaración de incumplimiento será susceptible del
recurso de apelación en ambos efectos y sólo una vez que esté
firme o quede ejecutoriada la respectiva resolución, el tribunal
de primera instancia de oficio y sin más trámite habrá de declarar
la quiebra o la segunda quiebra, en su caso.171
Ha de advertirse que la ley alteró el significado de la acción
resolutoria por la tendiente a la declaración de incumplimiento
del convenio, como quiera que ya no es necesario pedir su reso-
lución por incumplimiento, sino que basta con solicitar que se
resuelva el incumplimiento derechamente por inobservancia de
sus estipulaciones, a fin de que se deje sin efecto el convenio, lo
que no operará con efecto retroactivo, por que no afectará el
pago de los créditos que ya se hubiesen efectuado, lo que también
ocurre respecto de la declaración de nulidad.

185.2. NULIDAD DEL CONVENIO

Ha de dejarse establecido que el legislador concursal ha fijado


normas especiales para regir las acciones de nulidad, sus causales,
los titulares que pueden ejercerlas, el procedimiento a que se
someten, los plazos de extinción por la prescripción y los efectos
que produce la declaración de nulidad, motivo por el cual no se
aplican las reglas generales, por lo dispuesto en el artículo 13
del Código Civil, en relación con lo previsto en el artículo 2º del
Código de Comercio.
171 El artículo 215 dispone al respecto lo siguiente: “En la demanda de nuli-

dad o de declaración de incumplimiento del convenio, el demandante señalará


el nombre del síndico titular y el del síndico suplente, y sólo a éstos el tribunal
deberá designar en la sentencia que dé lugar a la demanda y declare la quiebra.
Estas designaciones no podrán recaer en quienes hubieren ejercido el cargo a que
se refiere el Nº 1 del artículo 174.
Si se interpusiere más de una demanda de nulidad o de declaración de in-
cumplimiento del convenio, el juez designará al síndico señalado en una de las
demandas que se acojan”.

513
QUINTA PARTE: TÉRMINO DEL ESTADO DE QUIEBRA

185.2.1. Causales de nulidad

La ley ha restringido las causales de nulidad exclusivamente a


la contenida en el artículo 210, que se funda en la ocultación o
exageración del activo o del pasivo y siempre que se hubiesen
descubierto después de haber vencido el plazo para impugnar el
convenio, con lo que se suprimió la otra causal que antes contem-
plaba la ley relativa a la condenación superviniente del deudor
por quiebra fraudulenta o por alguno de los delitos previstos en
el artículo 466 del Código Penal.
Ahora bien, respecto de la ocultación del activo o la exageración
del pasivo a que se circunscribió la causal de nulidad, para que
tenga lugar su procedencia se requiere que se descubra una vez
que haya expirado el plazo para impugnar el convenio, porque
de lo contrario se habría deducido la acción de impugnación
fundada en la misma causa que ahora establece el Nº 5 del ar-
tículo 196. De no haberse impugnado el convenio, habiéndose
sabido o debiendo saberse la ocurrencia de la causal, quiere decir
que al no haberse interpuesto la acción se habría producido la
renuncia del derecho, como se desprende del recto sentido de
la disposición.

185.2.2. Titulares de la acción

Aunque la ley no lo dice, sólo podrán ejercer la acción de nulidad


los acreedores a quienes les afecte el convenio y siempre que se
acredite el perjuicio que les irrogan los hechos que configuran la
causal. Bajo respecto alguno podría invocar la nulidad el deudor,
porque nadie puede aprovecharse de su propio dolo.

185.2.3. Tramitación

Como se expresó, la acción de nulidad, siendo de lato conocimiento


se ventila empero en un procedimiento sumario y habrá de conocer
de ella el tribunal que tramitó el convenio, salvo que se hubiese
celebrado un pacto comisorio, porque sería de la competencia
del tribunal arbitral que corresponda. La sentencia que acoja en

514
CAP. II: DE LOS CONVENIOS

el juicio la demandada de nulidad es apelable en ambos efectos


y el deudor quedará sujeto de inmediato a la intervención por
un síndico, que estará dotado de las facultades del artículo 294
del Código de Procedimiento Civil, en relación con las previstas
en el inciso antepenúltimo del artículo 177 bis.

185.2.4. Prescripción de la acción

La acción de nulidad se extingue por la prescripción, con el


transcurso del plazo especial de un año, contado desde la fecha
en que entró a regir el convenio.

185.2.5. Efectos de la declaración de nulidad

Una vez firme la sentencia judicial que dé lugar a la nulidad del


convenio, el tribunal de primera instancia declarará de oficio la
quiebra del deudor y sin más trámite.
Variando las reglas generales, la sentencia que declara la
nulidad no opera con efecto retroactivo, lo que evita que los
acreedores que hubiesen recibido pagos a cuenta de sus créditos
tengan que restituirlos al concurso.
Con todo, los actos ejecutados o los contratos celebrados por
el deudor en el tiempo que media entre la resolución que recae
sobre la proposición de convenio y la declaración de la quiebra
provocada por la nulidad del pacto, podrán ser atacados por las
acciones revocatorias concursales a que se refiere la ley en los
párrafos 2º, 3º y 4º del Título VI, con lo que vuelve el legislador
a modificar el efecto natural de la nulidad respecto de los ter-
ceros, en los términos con que lo estatuyó el Código Civil en el
artículo 1689.
Por último, la ley dispone que la nulidad del convenio ex-
tingue de derecho las cauciones que lo garantizan, lo que es
aplicación del principio que las obligaciones que tienen por
objeto asegurar el cumplimiento de una obligación principal
no pueden subsistir sin ella, como lo estableció el artículo 1442
del Código Civil.

515
QUINTA PARTE: TÉRMINO DEL ESTADO DE QUIEBRA

185.3. INCUMPLIMIENTO DEL CONVENIO

Como ya se ha expresado, ha de tenerse presente que la ley dejó


de lado la regulación de la acción de resolución del convenio
por la que persigue que se declare su incumplimiento, aunque
a través del ejercicio de una u otra de las acciones el resultado
será el de privar de efecto al convenio, con las características que
disciplina el párrafo 7º del Título XII, que lo sanciona.
La ley estableció que el incumplimiento que declarase el
tribunal no tiene efecto retroactivo, cuya ha de haber sido la
razón por la cual se desdeñó el ejercicio de la acción de re-
solución, como quiera que al mediar pagos parciales para la
solución escalonada de los créditos, impide al acreedor invocar
la resolución para dejar sin efecto los pagos que ha recibido,
por derivar de prestaciones continuas o periódicas en las que
ya ha consentido.

185.3.1. Causales

Para que tenga lugar la declaración de incumplimiento del con-


venio, la acción ha de fundarse en la inobservancia de las estipu-
laciones que ha pactado el deudor con los acreedores.
Podrá también declararse incumplido el convenio, en caso de
que el deudor hubiese agravado el mal estado de sus negocios en
forma que haga temer un perjuicio para los acreedores.

185.3.2. Titulares de la acción

Respecto de la declaración de incumplimiento del convenio


por inobservancia de sus estipulaciones, dice expresamente
el artículo 211 que podrá ejercer la acción cualquiera de los
acreedores, y en relación con la causal fundada en la agrava-
ción del mal estado de los negocios del deudor el artículo 208
dispone que la solicitud deberán ejercerla acreedores que
representen la mayoría absoluta del pasivo del convenio, con
derecho a voto.

516
CAP. II: DE LOS CONVENIOS

185.3.3. Tramitación

Las acciones de declaración de incumplimiento se tramitan con


arreglo al procedimiento sumario y será competente para conocer
de ellas el tribunal que tramitó el convenio, según así lo establece
el artículo 213.
Si se hubiese celebrado un pacto comisorio, habrá de some-
terse la acción al tribunal arbitral que corresponda.

185.3.4. Prescripción de la acción

Las acciones de incumplimiento del convenio se extinguen por


la prescripción en el plazo de seis meses, contados desde que
hayan podido entablarse.

185.3.5. Efectos de la declaración de incumplimiento


del convenio

La declaración de incumplimiento constituye una sanción con-


tra el deudor que no ha observado sus estipulaciones o que ha
agravado el mal estado de sus negocios, y tiene por objeto dejar
sin efecto el convenio.
Sin embargo, no cesan de producir efecto las cauciones que se
hubiesen constituido para asegurar el cumplimiento del convenio,
porque precisamente cobran fuerza como garantía para el evento
de incumplir el deudor las obligaciones que asumió al pactar el
convenio o poner gravemente en riesgo su cumplimiento por el
mal estado de sus negocios.
Por eso que a las personas que han otorgado garantías para
caucionar las obligaciones incumplidas, o bien aquellos que sean
terceros poseedores de bienes gravados con tales garantías, como
les perjudica el incumplimiento del deudor que deja sin efecto
el convenio, la ley les reconoce el derecho a ser oídos en el jui-
cio que se siga para declarar el incumplimiento del convenio y
podrán impedir la prosecución de éste, pagando los dividendos
pendientes dentro de tres días, contados desde la citación, como
lo señala el artículo 212.

517
QUINTA PARTE: TÉRMINO DEL ESTADO DE QUIEBRA

Añade este precepto que “Las cantidades pagadas por el


deudor antes de la declaración de incumplimiento y las que pro-
duzca la realización del activo de la quiebra, servirán de abono
a la deuda en caso de que la caución se extienda a toda la suma
estipulada; pero si comprende únicamente una parte de ella, sólo
les servirá de descargo lo que reste después de cubierta la cuota
no caucionada”.

186. SEGUNDA QUIEBRA

La ley concluye el tratamiento sobre los convenios en dos preceptos


finales del párrafo 7º, que se refieren a la hipótesis de la segunda
quiebra y sus efectos, disposiciones que ya han sido consideradas
precedentemente y que establecen lo siguiente:
Artículo 216: Constituye segunda quiebra tanto la que se de-
clara con motivo de pronunciarse la nulidad o el incumplimiento
de un convenio cuanto la que se declara por cualquier otra causa
mientras esté vigente un convenio.
Los actos o contratos del deudor, ejecutados o celebrados
en el tiempo que medie entre la fecha de la resolución recaída
sobre las proposiciones de un convenio –o sobre la solicitud
de la designación de un experto facilitador que le dio origen,
según sea el caso–, y la declaración de la segunda quiebra, se
regirán por las reglas de los Párrafos 2º, 3º y 4º del Título VI
de esta ley.
Artículo 217: La segunda quiebra reintegra a los acreedores
anteriores en todos sus derechos respecto del fallido.
Los acreedores antiguos concurrirán con los nuevos en las
distribuciones del activo de la quiebra por el monto íntegro de
sus créditos, siempre que no hubieren recibido parte alguna de
la estipulada en el convenio; en el caso contrario, sólo podrán
concurrir con los nuevos acreedores por la parte del capital de sus
primitivos créditos que corresponda a la porción no pagada de
la suma convenida. En todo caso, tanto los créditos de los acree-
dores antiguos, en lo que corresponda, como los de los nuevos,
deberán ser verificados en la segunda quiebra, salvo aquellos que
la ley expresamente exceptúa de este trámite.

518
CAP. II: DE LOS CONVENIOS

Al respecto, con el afán de enderezar el sentido del artículo 216,


como no puede haber una segunda quiebra sin que vaya precedi-
da de otra anterior, habrá de acotarse que la expresión segunda
quiebra por lo general tendrá lugar respecto de un convenio
simplemente judicial que alzó la quiebra, como quiera que este
tipo de convenio es el que se propone durante el juicio de quie-
bra para ponerle término y, por lo mismo, si este convenio fuese
declarado nulo o incumplido y queda firme la sentencia que así
lo resuelve, deberá el tribunal declarar la quiebra del deudor de
oficio por segunda vez.
En cuanto a la quiebra que se declarare por cualquier otra
causa mientras esté vigente un convenio –como lo sería el caso en
que el deudor no hubiese cumplido obligaciones contraídas con
posterioridad a las que incluyó el convenio–, que es a lo que alude
la norma citada en la segunda parte del inciso primero, tampoco
se sustrae a la necesidad que se hubiese declarado previamente
una quiebra que se ha alzado mediante un convenio simplemente
judicial, porque de otro modo la expresión segunda quiebra no
condice con la lógica.
Así entendido el precepto, viene como consecuencia natural
la aplicación de las acciones revocatorias concursales para dejar
sin efecto los actos o contratos que se hubiesen ejecutado o cele-
brado en el tiempo intermedio, en los términos como lo establece
el inciso 2º del artículo 216.
En cuanto a la participación en los repartos que resulten de
la quiebra declarada en las condiciones que anteceden, tanto
los acreedores antiguos como los nuevos han de concurrir en
un pie de igualdad a las distribuciones de fondos que procedan,
pero habrán de invocar sus créditos a través del procedimiento
de verificación que ya fue estudiado.

519
CAPÍTULO III

DE LOS DELITOS RELACIONADOS


CON LAS QUIEBRAS

187. ANTECEDENTES GENERALES

187.1. CONSIDERACIÓN PREVIA

El Título XIII está consagrado a esta materia y la ley le dedica a


su tratamiento los artículos 218 al 234.
El mensaje de la Ley Nº 4.558, que derogó a la sazón el pri-
mitivo Libro IV del Código de Comercio, advertía que si bien es
prudente, humanitario y justo no extremar las medidas de acción
judicial con exagerado rigor, porque no siempre el infortunio se
debe a la culpa y al fraude, sino que a los reveses del destino y a
accidentes inevitables que arrastran al deudor al incumplimien-
to de sus obligaciones, lo que impone benignidad, no es menos
efectivo que tampoco puede quedar impotente la justicia res-
pecto de aquellos que han incurrido en conductas constitutivas
de insolvencia punible, por lo que resulta necesario que sea un
juez del crimen –léase hoy Ministerio Público– el que investigue
los delitos que comprometen el crédito público que el fallido ha
quebrantado.
Agrega que la justicia no puede quedar indiferente ante la
ofensa inferida al crédito público, cuando con conmiseración los
acreedores perdonan al fallido culpable o fraudulento.
De ahí que de partida el artículo 218 de la ley distinga entre
la quiebra fortuita y la que es constitutiva de delito, la cual puede
ser a su vez culpable o fraudulenta, cuya determinación es fun-
damental para aplicar la pena consiguiente.

521
QUINTA PARTE: TÉRMINO DEL ESTADO DE QUIEBRA

187.2. SANCIONES

La quiebra culpable está penada con presidio menor en cual-


quiera de sus grados (o sea, de 61 días a 5 años) y la fraudulenta
es sancionada con presidio menor en su grado medio a presidio
mayor en su grado mínimo (o sea, de 541 días a 10 años). Así
lo establece el artículo 229 de la Ley de Quiebras. Es necesario
advertir que existe una sanción penal por los hechos punibles
del deudor y además por las conductas ilícitas de los cómplices,
pero solo en el caso de ser la quiebra fraudulenta.
Con respecto a la complicidad, su penalidad es la que corres-
ponde con arreglo al Código Penal, sin perjuicio de las sanciones
civiles que correspondan, de acuerdo al artículo 230 de la Ley
de Quiebras.

187.3. SEVERIDAD PENAL

Cabe señalar que la severidad de las penas establecidas por la Ley


de Quiebras guarda íntima relación con el bien jurídico tutelado
en esta clase de delitos, dado que no constituyen hechos que en-
trañen una mera defraudación, sino que afectan al orden público
económico, así como a la fe y credibilidad en que se sustenta la vida
de los negocios, aparte naturalmente del daño patrimonial que
sufren los acreedores. Sebastián Soler en su proyecto de Código
Penal para la República Argentina del año 1960 lo ubica entre
los delitos contra la fe pública en los negocios. Carrara expresaba
a su vez que afectan al alma, la sangre y la vida del comercio, al
menos en los pueblos cultos.

188. DEFINICIÓN DE QUIEBRA CULPABLE


Y QUIEBRA FRAUDULENTA

La ley no ha dado una definición de lo que deba entenderse por


quiebra culpable o quiebra fraudulenta, pero de los artículos 219
y siguientes se desprende que el legislador en lugar de tipificar
la figura propia de delito, ha previsto en uno y otro caso diversas

522
CAP. III: DE LOS DELITOS RELACIONADOS CON LAS QUIEBRAS

conductas que describe en una enumeración y de las cuales se


deduce la ocurrencia del delito, lo que constituye una presunción
legal. No debe esto ser considerado como una extrañeza, pues el
propio Código Penal admite en el artículo 1º que “Las acciones u
omisiones penadas por la ley se reputan siempre voluntarias, a no
ser que conste lo contrario”. Además, se estima que al reafirmarse
en el tipo concursal la presunción general del Código Penal, se le
da un matiz tutelar especial al precepto, frente a la indefensión
en que se encuentran los acreedores indeterminados respecto de
la variedad de arbitrios ruinosos con que los pueden sorprender
los deudores fallidos.

189. UN SOLO DELITO. LA QUIEBRA ES CULPABLE


O ES FRAUDULENTA

Sin embargo, no ha de considerarse que el delito se cometa tan-


tas veces como cada una de las conductas que se configuren en
el juicio, porque si así se entendiera, querría decir que cuando
varios hechos del fallido se enmarquen en diversas conductas,
de las que se especifican como ilícitas en la ley, habría reite-
ración del delito y por consiguiente se aumentaría la pena, lo
que no es así, porque lo que se castiga es la quiebra como tal,
que es lo establecido por el artículo 229, cualquiera que sea el
número de hechos con arreglo a los cuales se califique la quie-
bra de culpable o fraudulenta. El profesor Alfredo Etcheverry
lo resume así: “La quiebra punible es una sola, que tiene una
variedad dolosa (fraudulenta) y una variedad culposa (culpa-
ble) y cada una tiene una pluralidad de hipótesis equivalentes
entre sí y cuya plural ocurrencia no hace aumentar el número
de delitos”.172

172 El Derecho Penal en la Jurisprudencia, tomo V, pp. 116 y ss. Edición: Escuela

Tipográfica Salesiana, Concepción.

523
QUINTA PARTE: TÉRMINO DEL ESTADO DE QUIEBRA

190. ¿POR QUÉ LA LEY ESPECIAL DE QUIEBRAS


NO DEFINE LOS DELITOS COMO LO ESTABLECE
EL CÓDIGO PENAL?

Don Raúl Varela Varela173 y demás comentaristas nacionales pien-


san que, sencillamente, porque el proceso de evolución histórica
de la penalidad de la quiebra aún no se ha concluido en nuestra
legislación, lo que se explica si se considera que en su origen y
desde antiguo toda quiebra fue considerada como delito, pues
todo fallido era reputado fraudulento, pero con el advenimiento
de las escuelas mercantiles francesas del Renacimiento se suavizó
esta concepción, sin que desapareciera su idea inicial de ilicitud.
De ahí resulta entonces que la penalidad que se impone es la que
en ciertos casos en buenas cuentas se ha venido a reducir, cuales
son las hipótesis que la ley ha previsto como las más relevantes de
las conductas idóneas para provocar una insolvencia punible.
Ahora bien, ¿cuáles son estos hechos de los cuales la ley deduce
la ilicitud de la autoría o la complicidad en la quiebra punible?
Bien podríamos decir, simplificando la idea en una definición,
que la figura se encuadra en la conducta de haber ejecutado el
deudor fallido, dolosa o imprudentemente ciertas operaciones –o
conjuntos de actos– que gravemente han disminuido el activo o
aumentado el pasivo de la masa, concepto que resulta de aplicar
y con un sentido general la norma del Nº 16 del artículo 220 de la
Ley de Quiebras. Hay asimismo casos de ciertos incumplimientos
a obligaciones que pueden estar justificados por causas no impu-
tables al deudor, tales como la falta oportuna en la solicitud de la
propia quiebra; rebeldía al tiempo de la declaración de quiebra
o durante el juicio; segunda quiebra, por no haberse cumplido
un convenio precedente, etc.
Cabe destacar que la doctrina considera que estos delitos re-
lacionados con la quiebra no alteran los principios generales en
materia de responsabilidad penal, en particular en lo que se refiere
a la causalidad y a la culpabilidad. Esto significa que entre la acción
del deudor, culposa o fraudulenta, y el resultado de la quiebra debe
existir una relación de causa a efecto, no bastando la coexistencia
objetiva de ambos elementos para reputarla punible.

173 Derecho de Quiebras, Segunda Parte, Ed. Universitaria S. A., p. 197, 1953.

524
CAP. III: DE LOS DELITOS RELACIONADOS CON LAS QUIEBRAS

Entre los casos de imprudencia en la autoría, reduciendo a lo


más esencial la idea, figuran en el artículo 219 los pagos a ciertos
acreedores, después de la fecha de cesación de pagos en perjuicio
de la masa; los gastos excesivos y las pérdidas injustificadas, por
operaciones aventuradas, endeudamientos desproporcionados
o donaciones desmedidas.
Entre las conductas dolosas del deudor, abreviando al mero
enunciado su contenido, según el artículo 220 se especifican: el
ocultamiento de bienes o disimulo del activo; la exageración del
pasivo o simulación de deudas; el alzamiento de bienes; las ena-
jenaciones supuestas; el abuso de confianza; las ventas ruinosas;
los pagos anticipados a ciertos acreedores en perjuicio de los
otros; la celebración de convenios privados con algunos de ellos;
el ocultamiento o inutilización de sus libros, de cuya custodia y
regularidad responde el gerente; el haberse omitido, falseado
o desvirtuado información del deudor sobre su real situación
económica, legal o financiera.
En las sociedades anónimas se le impone al directorio y al
gerente, según el artículo 50 de la Ley Nº 18.046, la obligación
de informar al público y a los accionistas sobre la situación social
en relación con el artículo 46 de igual cuerpo legal.
La ley incluso presume fraudulenta la quiebra del fallido que
hubiere percibido o aplicado a su propio interés bienes de la
masa, con posterioridad a la declaración de quiebra.
Respecto de la complicidad, del estudio del precepto del
artículo 221 resulta que la Ley de Quiebras ha castigado como
cómplice, modificando las reglas generales, a quienes el Código
Penal califica como autores, porque ha existido concierto con el
deudor para el fraude y no meramente cooperación en la ejecu-
ción del hecho, según el artículo 16 del Código Penal.
Hay otros casos de complicidad, en que los hechos no son
anteriores, ni concomitantes con la declaración de quiebra,
sino posteriores, lo que no guarda armonía con el Código Pe-
nal, como puede considerarse según lo dispuesto en el Nº 7 del
artículo 221.
Sin perjuicio de este tratamiento de excepción, agrega al
final el artículo 221 que, en los demás casos, se le aplicarán a la
complicidad las disposiciones del Código Penal.

525
QUINTA PARTE: TÉRMINO DEL ESTADO DE QUIEBRA

191. DEUDOR CALIFICADO

En cuanto a la responsabilidad por el delito de quiebra, el ar-


tículo 234 de la Ley Nº 18.175 la hace solamente aplicable al
deudor comprendido en el artículo 41, que es el calificado, esto
es, aquel que ejerza una actividad comercial, industrial, minera
o agrícola, la que se determina a la fecha en que se contrajo la
obligación u obligaciones que inducen al fallido a la quiebra
(véase artículo 52, Nº 1).
Es de interés puntualizar que el proyecto original de la Ley
Nº 18.175, en lugar de referirse al que ejerciera una actividad
comercial, industrial, minera o agrícola, aludía, en cambio, a la
empresa, con lo que se proponía en un comienzo avanzar del
concepto de comerciante al de empresario, para distinguir así
no entre el comerciante y no comerciante, como lo hacía la Ley
Nº 4.558, sino que entre el empresario y el no empresario.
Este criterio respondía al propósito de aplicar al empresario
un tratamiento más riguroso y severo, por la grave repercusión
que tiene el efecto de su cesación de pagos en el entorpecimiento
de la circulación de la riqueza y en la perturbación del crédito
público.
No cristalizó en la Ley Nº 18.175 esta idea de referirse al
empresario, especialmente por ser la empresa un concepto más
económico que jurídico y por lo mismo, al no tener un significado
legal preciso, se prefirió al menos distinguir entre el que ejerciera
una actividad comercial, industrial, minera o agrícola de aquel
que no la ejerciera, con prescindencia de la organización de tra-
bajo y de capital que tenga su titular adscrita a la producción de
bienes y servicios. Al incluirse como actividades las comerciales,
industriales, mineras o agrícolas, se consideró que eran las que
tenían a la sazón más considerable trascendencia económica,
aunque no se reparó que con similares fundamentos bien pudo
incluirse además a las pesqueras, ganaderas o forestales, que
tienen esa índole igualmente.174
174 En cuanto a la S. A. la Ley Nº 18.046, en su artículo 1º, declara que siempre

es mercantil, aun cuando se forme para la realización de negocios de carácter civil:


con esto se modificó el artículo 2059 del Código Civil y se siguió la inspiración
francesa. La forma mercantil se impone sobre el fondo y será comercial aunque
explote una mina o un bosque. Hay fallos de nuestros tribunales que para reputar al

526
CAP. III: DE LOS DELITOS RELACIONADOS CON LAS QUIEBRAS

192. DEUDOR NO CALIFICADO

Ahora bien, a la falencia del deudor no comprendido en el


artículo 41, por no ejercer una actividad comercial, industrial,
minera o agrícola, se le aplica el Código Penal y no el Título XIII,
que trata de los delitos de quiebras.
El artículo 466 del Código Penal sanciona, entre las hipótesis
de defraudaciones, al deudor no dedicado al comercio que se
alzare con sus bienes en perjuicio de sus acreedores o que se cons-
tituya en insolvencia por ocultación, dilapidación o enajenación
maliciosa de esos bienes.
En el caso del deudor que ejerza una actividad agrícola o
minera, por no estar así dedicado al comercio, quedará afecto
a la aplicación de la Ley de Quiebras y además al Código Penal,
lo que habría de dilucidarse siguiendo el criterio de que cuando
un solo hecho constituya dos o más delitos, se le impondrá al
culpable la pena mayor asignada al delito más grave, que es lo
que establece el artículo 75 del Código Penal.
Si el deudor no calificado es declarado en quiebra por fuga
u ocultamiento, según la causal del artículo 43, Nº 3, quedará
sujeto al juicio de calificación para el esclarecimiento de su res-
ponsabilidad criminal y si resulta ser culpable, la pena que se le
imponga será la que contempla el Código Penal.

193. LA PENA SE LE APLICA AL FALLIDO

La pena por la responsabilidad en los delitos de quiebra culpable


o fraudulenta se le aplica al deudor fallido, a menos que fuere
una persona jurídica la declarada en quiebra o que el deudor le
haya conferido la administración de sus negocios o actividades
a un factor o gerente, en cuyos casos serán castigados quienes
hayan actuado en representación de la persona jurídica o del
principal o mandante, como se establece en la Ley de Quiebras
en los artículos 232 y 233, respectivamente.

deudor calificado se han desentendido de su naturaleza comercial y han atendido a


su giro, real y efectivo, lo que es ajustado a derecho. Véase publicación del profesor
Arturo Prado Puga al respecto en Gaceta Jurídica Nº 125, p. 7.

527
QUINTA PARTE: TÉRMINO DEL ESTADO DE QUIEBRA

Las hipótesis por la cual se castiga como autor de quiebra


culpable o fraudulenta a otra persona distinta de aquella que ha
sido declarada en quiebra, como es el caso del que ha actuado
en representación del fallido sea persona natural o jurídica,
constituye lo que en doctrina se denomina: “insolvencia punible
impropia”.

194. RESPONSABILIDAD DE LOS GERENTES,


DIRECTORES O ADMINISTRADORES DE UNA PERSONA
JURÍDICA DECLARADA EN QUIEBRA.
COMENTARIO DEL ARTÍCULO 232 DE LA LEY

Respecto de los gerentes, directores o administradores de una


persona jurídica declarada en quiebra, como es el caso de las
sociedades, el artículo 232 ya citado dispone que serán ellos cas-
tigados como responsables de la quiebra culpable o fraudulenta
y sin perjuicio de la sanción civil que les pueda afectar, cuando:
“…En la dirección de los negocios del fallido y con conocimiento
de la situación de éstos hubieren ejecutado alguno de los actos
o incurrido en alguna de las omisiones a que se refieren los ar-
tículos 219 y 220, o cuando hubieren autorizado expresamente
dichos actos u omisiones”.
El mismo precepto sanciona en su inciso 2º como delito espe-
cífico, con penas de reclusión o relegación menores en sus grados
mínimo a medio (de 61 días a 3 años): “…Si se han repartido
dividendos a los accionistas, a propuesta del directorio, a sabiendas
que no correspondían a utilidades efectivas. La pena se elevará
en un grado si esos repartos han ocasionado la quiebra”.
Fluye de la disposición señalada –en lo que mira a una socie-
dad– que deben reunirse ciertos requisitos copulativos para que
se configure la responsabilidad penal de los gerentes, directores o
liquidadores, en su caso, por el delito de falencia punible, cuales
son: a) Que ellos actúen b) en la dirección de los negocios socia-
les, c) en conocimiento de la situación de la sociedad, d) bien sea
ejecutando o autorizando actos constitutivos de quiebra culpable
o fraudulenta.
En la sociedad anónima, el órgano de la administración es el
directorio, y como tal, le incumbe cumplir el objeto social, para

528
CAP. III: DE LOS DELITOS RELACIONADOS CON LAS QUIEBRAS

cuyo respecto está investido de todas las facultades encaminadas


a dirigir los negocios de la sociedad, según los artículos 31 y 40
de la Ley Nº 18.046.
Los directores han de ejercer sus funciones colectivamente,
en sala legalmente constituida (artículo 39). Ellos deciden las ac-
tuaciones de la sociedad, mediante las deliberaciones y acuerdos
que adopta el directorio, de las que se tomará razón en el libro de
actas de sus sesiones (artículo 48) y es el gerente el encargado de
ejecutar esos acuerdos (artículo 49), o para objetivos específicos,
en los otros delegados que hubiere (artículo 40 inciso final).
No cabe duda entonces que cada director, como miembro
del directorio, tiene injerencia en la dirección de los negocios
sociales y para que en el ejercicio de su cargo no se entienda que
autoriza la ejecución de las actuaciones que le puedan afectar
penal o civilmente, según lo dispuesto en el artículo 232 de la ley,
deberá hacer constar en acta su oposición expresamente.
De esto resulta que la mera abstención o el simple silencio
de su voluntad no elimina definitivamente su responsabilidad,
tanto más cuanto que el gerente, que solamente tiene derecho
a voz en las reuniones del directorio, responderá con los direc-
tores de todos los acuerdos que resulten ser perjudiciales para
la sociedad y los accionistas, cuando no constare su opinión
contraria en acta (artículo 49, en relación con el artículo 133 de
la Ley Nº 18.046).
En cuanto al requisito de que el director o el gerente, en su
caso, esté en conocimiento de la situación por la que atraviesa
la sociedad, cabe agregar que todo director –así como el geren-
te– de una sociedad anónima para ejercer las funciones que son
inherentes a su cargo habrá de estar informado de la situación
de la sociedad que administra, como una elemental exigencia,
y de ahí que la Ley Nº 18.046 haya elevado esta condición a una
obligación legal en el artículo 46, aunque más propiamente es una
carga legal, o sea, de esas obligaciones o deberes que se tienen
consigo mismo en el cometido de las actuaciones de significado
jurídico.
Según lo establecido en el artículo 41, los directores –así
como el gerente– en el ejercicio de sus funciones deben emplear
la diligencia ordinaria en el cuidado de los negocios sociales y
responderán solidariamente de los perjuicios causado a la socie-

529
QUINTA PARTE: TÉRMINO DEL ESTADO DE QUIEBRA

dad y a los accionistas, o a terceros, por sus actuaciones dolosas o


culpables y sin que se admita estipulación alguna en los estatutos
sociales o en los acuerdos de junta que tiendan a liberar o limitar
esta responsabilidad.
La aprobación por la junta general ordinaria de accionistas a
la memoria y balance que presenta el directorio, tampoco excluye
la responsabilidad que les corresponda por actos o negocios deter-
minados que se hubieren ejecutado o celebrado con culpa leve,
grave o dolo, con lo que se modifica en términos más enérgicos en
la materia la regla del artículo 1465 del Código Civil, que excluye,
como se sabe, el dolo del pacto de no pedir más en razón de una
cuenta aprobada, si no se ha condonado expresamente.
Para garantizar la responsabilidad que les incumbe a los direc-
tores, aparte de la solidaridad, que es de aplicación más amplia
en materia mercantil, el artículo 45 presume su culpabilidad si
la sociedad ocultare sus bienes, reconociere deudas supuestas
o simulare enajenaciones, que son precisamente las tres clases
de conductas más graves que se describen como constitutivas
de fraude en caso de quiebra punible en los números 1, 2 y 3
del artículo 220 de la Ley Nº 18.175; igual presunción de cul-
pabilidad existe respecto del reparto de dividendos provisorios,
habiendo pérdidas acumuladas, lo que afecta a los directores
que concurrieron al acuerdo (en relación con el artículo 79
inciso 2º de la Ley Nº 18.046, lo que está sancionado, como lo
hemos visto, en el artículo 232, inciso 2º, de la Ley Nº 18.175);
así como por no llevar sus libros o registros o por reportar los
directores beneficios indebidos de los negocios sociales y en
perjuicio de la sociedad, como resulta del citado artículo 45 de
la ley de S. A.
A su vez y para los efectos de lo dispuesto en el artículo 232 de
la Ley de Quiebras, el artículo 102 de la Ley Nº 18.046 establece
que “Se presume el conocimiento de los directores, liquidadores, y
gerentes de la S. A. fallida, en los siguientes casos: 1) Si la sociedad
hubiere celebrado convenios privados con algunos acreedores
en perjuicio de los demás, y 2) Si después de la cesación de pago
la sociedad ha pagado a un acreedor, en perjuicio de los demás,
anticipando o no el vencimiento de su crédito”.
En consecuencia, la norma del artículo 232 de la Ley Nº 18.175,
que castiga como responsables de quiebra culpable y fraudulen-

530
CAP. III: DE LOS DELITOS RELACIONADOS CON LAS QUIEBRAS

ta a los gerentes, directores y administradores de las personas


jurídicas declaradas en quiebra, sin excluir su responsabilidad
civil, está reforzada respecto de las sociedades anónimas en la
Ley Nº 18.046. Se determina en esta ley que es ineludible la res-
ponsabilidad de los directores de estas sociedades hasta la culpa
leve –a la que se asimila la del gerente–, todos los cuales, por la
naturaleza de las funciones que ejercen, no pueden así ignorar
la situación por la que atraviesa la sociedad que administran y
para garantizar su efectiva responsabilidad en la dirección de los
negocios sociales la ley presume su culpabilidad en la realización
de ciertos actos que se hayan ejecutado por la sociedad, como son
todos los previstos en el artículo 45, los cuales son constitutivos
de delito si la sociedad es declarada en quiebra y de cuyos per-
juicios causados quedan obligados solidariamente a responder
sus administradores.

195. RESPONSABILIDAD DE LOS FACTORES


O REPRESENTANTES DEL FALLIDO

Respecto de los factores o representantes del fallido (que sea una


persona natural) que actuaren en la gestión que emprenden en
representación de su principal o mandante y en conocimiento
de la situación por la que atraviesan sus negocios, ha de tenerse
presente que serán castigados como autores de quiebra culpable o
fraudulenta siempre que hubiesen ejecutado algunos de los actos
o incurrido en alguna de las omisiones constitutivas de insolvencia
punible y sin que hubiesen recibido órdenes o instrucciones de
su principal o mandante.
Como lo hicimos ver más atrás, constituye esta situación un
caso de los que se reputan de insolvencia punible impropia, en
cuanto se castigan como autores de quiebra culpable o fraudu-
lenta en lugar del fallido a quienes han actuado en su nombre,
en cuyo carácter el legislador incluye al factor de comercio y a
los demás representantes.
Los actos jurídicos, como se sabe, pueden llevarse a efecto
personalmente o por medio de representantes, y esta represen-
tación es generalmente voluntaria, porque se origina en el libre
albedrío de las personas, pero adopta el carácter de legal o forzada

531
QUINTA PARTE: TÉRMINO DEL ESTADO DE QUIEBRA

cuando proviene de la ley, como ocurre con la representación


legal a que se refiere el artículo 43 del Código Civil.
Sea cual fuere la forma que adopte, la representación es pro-
piamente la sustitución real de la voluntad del representante a
la del representado y es este el punto de vista que consideró el
legislador concursal para regular la figura que sanciona la norma
que consagra el artículo 233.
De ahí que en la representación, como en el mandato comer-
cial que ejerce el factor, son el representante y el mandatario los
que expresan su voluntad en el acto o contrato de que se trata,
salvo que el mandatario contratase a su propio nombre, porque
en ese caso queda excluida la idea de la representación, según
resulta de los artículos 1448 y 2151 del Código Civil, en relación
con los artículos 325 y siguientes del Código de Comercio.
Sin embargo, podría darse el caso que el factor obrase a su
propio nombre y que se entienda que ha contratado por cuenta
del principal, como ocurre en las situaciones a que se refiere el
artículo 328 del Código de Comercio, esto es, cuando el acto o
contrato esté comprendido en el giro ordinario del negocio; que
el acto o contrato se hubiese celebrado por orden del principal;
que el mandante lo hubiese ratificado, y por último, que el re-
sultado del negocio hubiese sido provechoso para el comitente,
precepto que tiene aplicación respecto del alcance que establece
el artículo 233 citado, que determina como requisito para que
opere la responsabilidad del factor la circunstancia de haber
ejecutado el acto o celebrado el contrato, precisamente sin una
orden o instrucción del principal, la que se entendería dada en
los casos que anteceden.

196. JUICIO DE CALIFICACIÓN

Conforme a lo que establecía anteriormente la Ley Nº 18.175


respecto del juicio de calificación, todo tribunal que no tuvie-
re jurisdicción en lo criminal, cuando estimare que se podía
configurar alguna de las presunciones de quiebra culpable o
fraudulenta o bien algunas de las presunciones de complici-
dad en la quiebra fraudulenta, se oficiaba al juez del crimen
poniendo en su conocimiento la declaración de quiebra. Igual

532
CAP. III: DE LOS DELITOS RELACIONADOS CON LAS QUIEBRAS

comunicación se debía efectuar cuando lo solicitare el Fiscal


Nacional (hoy Superintendente de Quiebras) o la junta de
acreedores.175
El oficio o una copia autorizada de la resolución que declaraba
la quiebra, en su caso, se tenía como auto cabeza del proceso y
con este antecedente y sin esperar la comparecencia del Fiscal
Nacional, el juez procedía a instruir un sumario, a fin de indagar
si el fallido o cualquiera otra persona era responsable de algún
delito relacionado con quiebra (artículos 222 y 223).
De esta forma, el juez procedía de propia iniciativa a instruir
sumario, sin esperar la comparecencia del Fiscal Nacional, pero
este debía figurar como parte en el juicio, sin necesidad de en-
tablar formal querella. Nos encontrábamos con una derogación
de los principios del Derecho Procesal Penal, que exigen la que-
rella para ser parte en un juicio criminal, pues el denunciante
no lo es. La ley anterior, atendida la función pública que ejercía
el Fiscal Nacional, lo autorizaba para hacerse parte sin deducir
querella. En efecto, de acuerdo al artículo 255, el Fiscal Nacional
o el delegado que este designaba figuraban como parte y tenían
los derechos de tales desde que se apersonaban en el juicio, sin
necesidad de formalizar querella.
En ese carácter, se solicitaba la práctica de todas las diligen-
cias que fueren necesarias para el esclarecimiento de los hechos
constitutivos de quiebra punible y para la aprehensión de la per-
sona del culpable e incautación de los bienes del fallido, cuando
procedían estas medidas. Asimismo, en cualquier tiempo, podía
el Fiscal Nacional imponerse del sumario.
En los procesos de calificación en los cuales figuraba como
parte el Fiscal Nacional, el tribunal, sin necesidad de petición y
sin previa orden, debía proporcionar copia simple de las decla-
raciones y demás actuaciones que se verificaban en los autos.
El fallido quedaba siempre sujeto a la vigilia de la autoridad
mientras durare el procedimiento de calificación, sin perjuicio
de las otras medidas que podía adoptar el tribunal para evitar
que el fallido se evadiese. Para tal efecto, el deudor falente debía

175 Bajo el imperio de la Ley Nº 4.558, el juicio de calificación se instruía de

oficio respecto del fallido comerciante, según lo que establecían los artículos 194
y siguientes.

533
QUINTA PARTE: TÉRMINO DEL ESTADO DE QUIEBRA

firmar periódicamente un libro de registro que se habilitaba con


tal objeto en Secretaría.
Habida consideración a las modificaciones que se le han
introducido al artículo 222 por la Ley Nº 19.806, de 31 de mayo
de 2002, una vez declarada la quiebra corresponderá a la junta
de acreedores efectuar la denuncia y cualquier acreedor podrá a
su vez denunciar o interponer una querella criminal si estimare
que se configuran algunos de los hechos previstos en los artícu-
los 219, 220 y 221.
Si no se ejerciere acción penal, pero hubiere mérito para
que se investiguen los hechos, la Superintendencia de Quiebras
lo denunciará al Ministerio Público para que se inicie la inves-
tigación criminal, poniendo en su conocimiento la declaración
de quiebra y los demás antecedentes que obraren en su poder,
lo que no obsta a la facultad del Ministerio Público de iniciar de
oficio la investigación criminal.
Como en su oportunidad lo hicimos ver, ha perdido ahora
toda la relevancia que tenía antes la actuación que le incumbía
a la ex Fiscalía Nacional de Quiebras como guardiana del interés
público en los procesos de calificación, como quiera que en esta
clase de delitos que afectan al orden público económico, como
son los delitos concursales, era dicha entidad la que lo cautelaba y
para tal efecto contaba con una oficina especializada para pesqui-
sar la quiebra ilícita, que estaba dotada de auditores y abogados
fiscales muy competentes y de muy alta calificación para ejercer
esta significativa función pública que se le encomendaba en la
ley.176

176 Véase artículo del profesor de Derecho Procesal de la Universidad de

Concepción don Héctor Oberg Yáñez, publicado en el Boletín Informativo de la


Superintendencia de Quiebras, Nº 78, junio de 2004.

534
CAPÍTULO I V

LA REHABILITACIÓN DEL FALLIDO

197. IDEAS GENERALES

Sea que concluya la quiebra por la declaración del sobreseimiento


definitivo o bien por la celebración de un convenio simplemen-
te judicial, ello no significa que cesen las inhabilidades que las
leyes les imponen en ciertos casos a los fallidos, como lo sancio-
na el artículo 235, con que el legislador concursal encabeza la
regulación del procedimiento de rehabilitación del fallido que
consagra el Título XIV y que tiene por objeto hacer desaparecer
esas inhabilidades.

198. MODALIDADES DE REHABILITACIÓN


Y SUS EFECTOS

198.1. R EHABILITACIÓN DEL FALLIDO POR EL SOLO


MINISTERIO DE LA LEY

La rehabilitación del fallido se produce por el solo ministerio


de la ley, en todos aquellos casos en que el procedimiento de
calificación de la quiebra concluya sin sentencia condenatoria
por el delito de quiebra culpable o fraudulenta.
Así lo prescribe el artículo 236. Este modo de rehabilitación
requiere necesariamente que la junta de acreedores o cualquier
acreedor hubiere efectuado denuncia o interpuesto querella cri-
minal, como quiera que según la última reforma introducida al
juicio de calificación, el procedimiento no se instruye de oficio.

535
QUINTA PARTE: TÉRMINO DEL ESTADO DE QUIEBRA

El fallido rehabilitado en estas condiciones goza del beneficio


de competencia que se le confiere al deudor insolvente según
el número 6 del artículo 1626 del Código Civil, mientras no se
haya sobreseído definitivamente en el caso del artículo 165 de la
Ley de Quiebras, porque este tipo de sobreseimiento, como lo
vimos en su oportunidad, condona las deudas del fallido que no
se hubiesen alcanzado a pagar.

198.2. R EHABILITACIÓN DEL FALLIDO CULPABLE


O FRAUDULENTO

A su vez, según el artículo 238, el fallido culpable o fraudulento


podrá también ser rehabilitado si justificare que ha cumplido las
penas que se le hubieren impuesto o que ha sido indultado, y, en
todo caso, que ha satisfecho íntegramente sus deudas.
A este respecto la demanda de rehabilitación del fallido
culpable o fraudulento se interpondrá ante el tribunal que haya
conocido de la quiebra, y se sustanciará con arreglo a los trámites
del juicio sumario, con la intervención del Superintendente de
Quiebras.
Podrán también apersonarse al juicio de rehabilitación los
acreedores cuyos créditos no hubieren sido enteramente paga-
dos.
La demanda de rehabilitación se notificará por aviso en el
Diario Oficial y la sentencia que conceda la rehabilitación será
publicada en los diarios que designe el fallido, como lo dispone
el artículo 239.

198.3. R EHABILITACIÓN DEL FALLIDO NO CALIFICADO

Por último, transcurrido un año desde la notificación de la decla-


ratoria de quiebra, el fallido no comprendido en el artículo 41, o
sea el que no ejerza una actividad comercial, industrial, minera
o agrícola, podrá solicitar su rehabilitación ante el tribunal que
haya conocido de la quiebra, siempre que se encontrase en alguno
de los casos siguientes:

536
CAP. IV: LA REHABILITACIÓN DEL FALLIDO

a) Que no se hayan deducido acciones criminales en su contra


dentro de dicho plazo;
b) Que habiendo sido condenado el fallido en alguno de
dichos juicios criminales, hubiere cumplido las penas y satisfecho
íntegramente las deudas.
Esta modalidad de rehabilitación está comprendida en el
artículo 240 y es la de mayor aplicación práctica, si se considera
que sólo se requiere el transcurso del plazo de un año contado
desde la fecha de quiebra y sin que se hayan deducido acciones
criminales contra el fallido.
Dentro del término de los 15 días siguientes a la notificación,
podrán deducirse oposiciones por el superintendente o por los
acreedores cuyos créditos no hubieren sido enteramente pagados,
a cuyo respecto la oposición que se deduzca se tramitará en juicio
sumario entre el fallido, el superintendente y el opositor.
La sentencia que conceda la rehabilitación será publicada en
los diarios que designe el fallido.

537
CAPÍTULO V

CESIÓN DE BIENES

199. GENERALIDADES

El Título XV es el que está dedicado a esta materia y con el cual


culmina el disciplinamiento de la quiebra.
Como se sabe, regula la cesión de bienes el Código Civil, el
cual la define en el artículo 1614 como: “El abandono voluntario
que el deudor hace de todos los suyos a su acreedor o acreedores,
cuando, a consecuencia de accidentes inevitables, no se halla en
estado de pagar sus deudas”; con ligeras variantes, es la misma
definición que de esta institución dio el Código Civil francés en
su artículo 1265.
Desde luego, esta figura está reservada, como lo considera la
definición, respecto del deudor insolvente, porque si el deudor
se halla en estado de pagar sus deudas las irá pagando a medida
que se vayan haciendo exigibles, y por lo mismo la cesión de
bienes no tendría razón de ser.
A su vez, no todo deudor insolvente puede hacer cesión de bie-
nes, sino que de acuerdo a su índole, ella es del resorte del deudor
de buena fe, o sea, del que por hechos inimputables no se halla
en estado de pagar sus deudas, por circunstancias provenientes
de casos fortuitos, de esos que no ha podido prever al obligarse,
ni evitar al dejar de cumplir lo adeudado, lo que el deudor deberá
probar, siempre que alguno de los acreedores así lo exija.
En efecto, la cesión de bienes es un beneficio concedido a
esta clase de deudores, el cual surgió como un medio ideado por
el legislador para liberarlos del apremio personal, cuando existía
la prisión por deudas y de ahí que el deudor podrá implorarla

539
QUINTA PARTE: TÉRMINO DEL ESTADO DE QUIEBRA

no obstante cualquiera estipulación en contrario, como lo dice


el artículo 1615.
En consecuencia, la cesión de bienes es un privilegio que los
acreedores están obligados a aceptar cuando la invoca el deudor
que reúne los requisitos que la hacen procedente, a fin de satisfacer
los débitos con sus bienes y en cuanto su valor así lo permita.

200. EL DEUDOR CALIFICADO NO PUEDE HACER


CESIÓN DE BIENES

Así resulta de lo dispuesto en el artículo 241 de la ley, en cuanto


este precepto establece que podrá hacer cesión de bienes el deu-
dor no comprendido en el artículo 41, siempre que no se hubiese
configurado a su respecto alguna de las causales de quiebra de los
Nos 2 y 3 del artículo 43, porque en estos últimos casos el deudor
no sería digno de gozar del beneficio, sea porque ha sido reque-
rido de pago por varios de sus acreedores o por haberse fugado
u ocultado para eludir sus obligaciones y burlarse de ellos.
Que el deudor calificado no pueda hacer cesión de bienes se
explica, porque si se encuentra el deudor en estado de cesación
de pago, el artículo 41 lo puso en la necesidad de solicitar la
declaración de su propia quiebra y al impedir que se admita la
cesión de bienes garantiza la ley la obligación que se le impuso
en dicho precepto al respectivo deudor.

201. LA CESIÓN DE BIENES RESPECTO


DE UN SOLO ACREEDOR

Al definir el artículo 1614 del Código Civil la cesión de bienes,


dejó especialmente a salvo que ella puede ser hecha por el deudor
que tenga un solo acreedor, que no por improbable es imposible,
como quiera que la cesión de bienes abre un concurso por el que
se convoca a todos los acreedores. Al deudor puede convenirle
abandonar todos sus bienes si solo hubiese un solo acreedor, ya
que así evitaría un juicio persecutorio y podría invocar el bene-
ficio de competencia, en el caso de lo dispuesto en el Nº 6 del
artículo 1626.

540
CAP. V: CESIÓN DE BIENES

202. REGULACIÓN DE LA CESIÓN DE BIENES


A UN SOLO ACREEDOR

En los artículos 242 y siguientes, la ley se ocupa de esta modalidad


de cesión de bienes, a cuyo respecto establece que la solicitud co-
rrespondiente ha de ser comunicada al acreedor para que dentro
del plazo de 6º día declare si la acepta o rechaza y si la rehúsa, se
tramitará la gestión con arreglo al juicio sumario.
Ahora bien, si se hubiere iniciado acción ejecutiva contra el
deudor, éste sólo podrá invocar la cesión de bienes a su acreedor
dentro del plazo de 6 días contados desde el requerimiento, y
tendrá el acreedor el derecho de aceptarla o rechazarla en la
forma que se ha señalado.
La cesión, en todo caso, no suspenderá los trámites del juicio
ejecutivo, y se formará un cuaderno separado para ventilar su
substanciación.
Si fuere aceptada la cesión por anuencia del acreedor o por
resolución del tribunal, podrá el acreedor dejar al deudor la ad-
ministración de los bienes y hacer con él los arreglos que estime
conveniente.
A falta de este acuerdo, se procederá a la realización de los
bienes cedidos en conformidad a las reglas del procedimiento
de apremio del juicio ejecutivo.
El acreedor desempeñará las funciones de depositario y tendrá
además la representación judicial y extrajudicial de los derechos
del deudor, en todos los asuntos que afecten a los bienes cedidos,
pero le quedará vedado celebrar transacciones y pactar compro-
misos sin que el deudor diere su asentimiento.
Los fondos que se obtengan de la realización de los bienes
se aplicarán al pago del crédito a medida que se perciban, sin
más trámite.
El acreedor rendirá la cuenta de su administración como
en el caso del depositario de los bienes embargados en el juicio
ejecutivo.
Si el deudor tuviera la libre administración de sus bienes, podrá
entregar desde luego al acreedor, en pago de su obligación, los
bienes que comprendan la cesión, apreciados de común acuerdo,
lo que revestirá el carácter de ser una dación en pago.

541
QUINTA PARTE: TÉRMINO DEL ESTADO DE QUIEBRA

Si entre los bienes cedidos hubiere bienes raíces, la actuación


deberá reducirse a escritura pública.

203. CESIÓN DE BIENES RESPECTO


DE VARIOS ACREEDORES

La forma natural que ha de revestir la cesión de bienes es la de


implicar un concurso que se ha de abrir a todos los acreedores
del deudor, a cuyo respecto la ley ciñe la solicitud al siguiente
trámite que ha de ajustarse la actuación en el tribunal, el cual
habrá de disponer:
a) La designación en calidad de depositario de un síndico,
para que se reciba de los bienes y documentos del deudor, bajo
inventario que habrá de confeccionar en presencia del secretario
del tribunal u otro ministro de fe;
b) Que el síndico informe al tribunal sobre las causas del mal
estado de los negocios del deudor;
c) Que todos lo acreedores residentes en el territorio de la
República se presenten, dentro del plazo de 30 días, con los do-
cumentos justificativos de sus créditos, bajo apercibimiento de
proseguirse la tramitación sin volver a citar a ningún ausente;
d) Que se despachen las correspondientes cartas aéreas certi-
ficadas para hacer saber la cesión de bienes a los acreedores que
se hallen fuera de la República, ordenándoles que en el término
de emplazamiento, que se expresará en cada carta, comparezcan
con los documentos justificativos de sus créditos, bajo el aperci-
bimiento indicado en el número precedente, y
e) Que se notifique la cesión de bienes al síndico y a los acree-
dores en la forma dispuesta para le declaración de quiebra.
El síndico, dentro del plazo de 15 días contados desde la
notificación de la cesión, informará al tribunal sobre las causas
del mal estado de los negocios del deudor. La presentación del
informe será notificada a los acreedores por aviso.
Los acreedores podrán exigir al deudor que pruebe su incul-
pabilidad en el mal estado de sus negocios, o rechazar la cesión
en alguno de los casos señalados en el artículo 1617 del Código
Civil, para lo cual dispondrán de un plazo de 30 días, aumenta-

542
CAP. V: CESIÓN DE BIENES

do en 6 días y sin perjuicio del término de emplazamiento que


corresponda.
La oposición de los acreedores a la cesión de bienes se subs-
tanciará con audiencia del síndico y del deudor, con arreglo al
procedimiento del juicio sumario.
Si no se formulase oposición dentro de los plazos señalados, el
tribunal declarará aceptada la cesión de bienes y esta resolución
se notificará por aviso.

204. DISPOSICIONES COMUNES A AMBAS CLASES


DE CESIÓN DE BIENES

La sentencia que rechazare la cesión de bienes habrá de declarar,


a la vez, la quiebra del deudor, previa designación del síndico
titular y suplente en conformidad al procedimiento general pre-
visto para su nominación.
El proceso habrá de substanciarse conforme a los trámites de
la quiebra, sirviendo de suficiente llamamiento a los acreedores el
practicado a propósito de la cesión de bienes que se les hubiese
formulado.
La sentencia que rechace la cesión de bienes y declare la
quiebra no será susceptible del recurso especial de reposición,
pero podrá interponerse en su contra el recurso de apelación.
La modificación que le introduce la ley a la forma corriente de
recurrir contra la sentencia de quiebra se justifica, porque como
la oposición a la cesión de bienes que se hubiese formulado se
hubo de haber ajustado al juicio sumario, en buenas cuentas la
discusión en esa oportunidad ya se habría agotado.
Por último, debe tenerse presente que los actos o contratos
ejecutados o celebrados por el deudor que ha hecho cesión de
bienes, podrán ser revocados mediante el ejercicio de la acción
pauliana civil del artículo 2468 del Código Civil.

543
CAPÍTULO I

RESPONSABILIDAD DE LAS EMPRESAS


QUE SON PARTE DE GRUPOS EMPRESARIALES
EN PROCEDIMIENTO DE INSOLVENCIA

205. TRATAMIENTO DE LOS GRUPOS EMPRESARIALES


E INSOLVENCIA. IDEAS GENERALES177

Hoy día constituye una práctica común, ya sea por razones de


propiedad, administración, responsabilidad crediticia, tributarias,
legales o comerciales, concertar, desarrollar, operar y ejecutar toda
clase de negocios civiles o mercantiles por medio de grupos de
compañías identificadas con un determinado grupo empresarial,
todas las cuales gozan de una identidad y personalidad jurídica
independiente.178

177 Sobre las materias referidas en esta parte consultar el artículo elaborado

por los señores Cristián Eyzaguirre Smart y Matías Sanhueza Fontaine, publicado
en el libro Multinational Enterprise Liability in Insolvence Proceeding, Editor General,
J. Williams Boone Alston and Bird LLP, año 2006, págs. 69 y siguientes.
178 El artículo 96 de la Ley Nº 18.045, sobre Mercado de Valores, define lo

que debe entenderse por grupo empresarial señalando que “Es el conjunto de en-
tidades que presentan vínculos de tal naturaleza en su propiedad, administración
o responsabilidad crediticia, que hacen presumir que la actuación económica y
financiera de sus integrantes está guiada por los intereses comunes del grupo o
subordinada a éstos, o que existen riesgos financieros comunes en los créditos que
se les otorgan o en la adquisición de valores que emiten.
Forman parte de un mismo grupo empresarial:
a) Una sociedad y su controlador;
b) Todas las sociedades que tienen un controlador común, y este último, y
c) Toda entidad que determine la Superintendencia considerando la concu-
rrencia de una o más de las siguientes circunstancias:
1. Que un porcentaje significativo del activo de la sociedad está comprometido
en el grupo empresarial, ya sea en la forma de inversión en valores, derechos en
sociedades, acreencias o garantías;

547
SEXTA PARTE: GRUPOS EMPRESARIALES EN PROCEDIMIENTOS DE INSOLVENCIA O…

Cuando una o más de las compañías que conforman el grupo


empresarial se encuentran en situación de insolvencia y posterior
quiebra, el tratamiento de dichas empresas con personalidades
jurídicas independientes puede generar diversas situaciones de
suyo complejas y difíciles de resolver.
La Ley de Quiebras chilena nada dispone para el caso de
procedimientos de quiebra de sociedades que forman parte del
mismo grupo empresarial, rigiéndose bajo el concepto de entida-
des separadas. Consecuente con ello se hace necesario iniciar, en
cada caso, un juicio de quiebra separado en contra de cada uno
de los miembros del grupo empresarial. Tampoco la declaración
de quiebra de una de las compañías del grupo empresarial hace
responsable a las demás del cumplimiento de las obligaciones
externas contraídas por la empresa insolvente y fallida.

206. LEY UNIFORME DE INSOLVENCIA DE LA COMISIÓN


DE LAS NACIONES UNIDAS PARA EL DERECHO
COMERCIAL INTERNACIONAL

La Comisión de las Naciones Unidas para el Derecho Comercial


Internacional (UNCITRAL)179 creó una ley uniforme sobre la
insolvencia, contemplando dentro de dicha normativa un título
relacionado con el tratamiento de los grupos corporativos e insol-
vencia, que pretende dar solución a los problemas relacionados

2. Que la sociedad tiene un significativo nivel de endeudamiento y que el


grupo empresarial tiene importante participación como acreedor o garante de
dicha deuda;
3. Que la sociedad sea miembro de un controlador de algunas de las entidades
mencionadas en las letras a) o b), cuando este controlador corresponda a un grupo
de personas y existan razones fundadas para incluirla en el grupo empresarial, y
4. Que la sociedad sea controlada por uno o más miembros del controlador
de alguna de las entidades del grupo empresarial, si dicho controlador está com-
puesto por más de una persona, y existan razones fundadas para incluirla en el
grupo empresarial”.

179 Resolución de la Comisión de las Naciones Unidas, UNCITRAL, Nº 59/40,

de 2 de diciembre de 2004, que aprueba la ley de insolvencia. United Nations Comis-


sion on International Trade Law – UNCITRAL – Legislative Guide on Insolvency
Law, United Nations New York, 2005.

548
CAP. I: RESPONSABILIDAD DE LAS EMPRESAS QUE SON PARTE DE GRUPOS…

con los procedimientos de insolvencia de una o más compañías


que forman parte del mismo grupo empresarial.
Entre los problemas identificados se destacan:
a) Responsabilidad que les cabe a las otras compañías que forman
parte del grupo empresarial respecto de las deudas de la compañía
insolvente o fallida, constituida por todas las deudas existentes a
esa fecha, con excepción de aquellas que correspondan a deudas
comprometidas con compañías que forman parte del grupo empre-
sarial. Estas últimas son las denominadas “deudas intra-grupo”.
b) Tratamiento de las “deudas intra-grupo”, y
c) Inicio de los procedimientos de insolvencia o quiebra por
parte de una compañía del grupo empresarial en contra de otra
compañía relacionada al mismo grupo.
El análisis que se hace en los números siguientes sólo pretende
reflejar la complejidad del tema.

207. APLICACIÓN DE LA DOCTRINA


DEL LEVANTAMIENTO DEL VELO CORPORATIVO

La doctrina del “levantamiento del velo” tiene su origen en la


jurisprudencia anglosajona, y su fin es descubrir la verdadera
situación en que se encuentra la sociedad, descorriendo el “velo
societario”, prescindiendo de la ficción legal que supone la per-
sonalidad jurídica y juzgar conforme a la realidad de la situación.
El denominador común para aplicar esta doctrina es impedir el
abuso del derecho y el fraude a la ley.
Esta doctrina se ha aplicado en supuestos de confusión del
patrimonio de la sociedad con el de sus socios; en sociedades uni-
personales, en las que un socio o tercero ejerce un control domi-
nante y, en general, cuando se ocupa esta forma de organización
social como instrumento de fraude a la ley o a los derechos de
terceros, originándose perjuicios a intereses privados o públicos,
incluido el de los socios.
Como lo señala Hurtado Cobler, J.,180 “una institución tan
básica como la de la personalidad jurídica de las sociedades capi-

180 “La Doctrina del Levantamiento del Velo Societario” (Libro Electrónico),

Formato PDF, Editorial Atelier, año 2000.

549
SEXTA PARTE: GRUPOS EMPRESARIALES EN PROCEDIMIENTOS DE INSOLVENCIA O…

talistas presenta en la actualidad importantes fracturas en su base,


como consecuencia inevitable del uso fraudulento que, cada vez
con mayor asiduidad, se viene haciendo en el tráfico mercantil
de tan fundamental instituto jurídico. Es indudable que cada vez
es más frecuente observar la existencia de sociedades que, sin
ánimo ninguno de operar en el mercado como tales, se limitan
a ser un mero velo de su auténtico propietario, que de esta for-
ma consigue burlar cualquier reclamación de responsabilidades
legales o contractuales”.
En general, las leyes de quiebra proporcionan distintas res-
puestas a estas interrogantes, las que se distinguen claramente en
la medida que la ley respectiva permite que se levante el velo cor-
porativo, conforme a la doctrina del “levantamiento del velo”.
Algunas legislaciones adoptan un enfoque más restrictivo y otras
uno más amplio. Las primeras limitan los casos y circunstancias
que deben configurarse para que las compañías del grupo puedan
ser tratadas como responsables de las deudas de un miembro in-
solvente del mismo grupo, en cuyo caso el velo corporativo puede
ser alzado. Las segundas, amparadas en un enfoque más amplio,
otorgan a los tribunales mayores facultades discrecionales para
evaluar cada caso particular sobre la base de pautas específicas. En
ambos sistemas, sin embargo, normalmente las leyes de quiebra
abordan el tema de las obligaciones intra-grupo sobre la base de
la relación existente entre la empresa insolvente y las compañías
relacionadas al grupo, calificándose a estas últimas por la vía del
control societario o accionario o por la vía de la administración.
Desde luego, la ventaja de abordar estos temas en una eventual
legislación de quiebras provocaría la obligación de los grupos
empresariales de estar permanentemente monitoreando y fisca-
lizando las actividades de cada una de las compañías que confor-
man el grupo, anticipando la eventual existencia de problemas
financieros de una de las compañías del grupo.
También es cierto que el tratamiento de las compañías que
conforman un grupo empresarial como si fueran todas solidaria-
mente responsables de las obligaciones contraídas por cualquiera
de ellas puede evidentemente debilitar las capacidades y bondades
de los negocios, considerando su naturaleza y los diversos riesgos
que pueden estar involucrados, lo que naturalmente no constituirá
un punto atractivo para las diversas clases de inversionistas. Una

550
CAP. I: RESPONSABILIDAD DE LAS EMPRESAS QUE SON PARTE DE GRUPOS…

normativa en este sentido puede también significar una mayor


inseguridad e incerteza, afectando directamente el costo del cré-
dito, en particular cuando la decisión sobre la responsabilidad
de las deudas de las compañías del grupo es decidida por un
tribunal. Lo anterior es sin perjuicio, además, de la necesidad
de regular la forma en que las obligaciones son contabilizadas al
interior del grupo.
Aun cuando existen distintos puntos de vista frente al tratamien-
to de estas materias, estimamos importante que toda legislación
de quiebras debe considerar y abordar materias relacionadas a
los grupos empresariales, con el consiguiente detalle de los as-
pectos procesales de modo que la legislación proporcione certeza
y seguridad a todas las partes involucradas en las transacciones
comerciales con grupos empresariales.

208. TRATAMIENTO DE LA RESPONSABILIDAD


DEL GRUPO POR LAS DEUDAS CONTRAÍDAS
CON TERCEROS. LEGISLACIÓN CHILENA

Los sistemas de insolvencia y quiebra más avanzados consideran


diversos factores al evaluar si una compañía del grupo empresa-
rial debería cargar con responsabilidad por las deudas externas
contraídas por un miembro insolvente o en quiebra del grupo.
Desde luego y despejando un poco el problema, debe conside-
rarse que las compañías relacionadas deben asumir la obligación
de pago de la deuda cuando ha dado una garantía respecto de
sus subsidiarias. De modo semejante, algunos sistemas de insol-
vencia infieren dicha responsabilidad a fin de compensar cual-
quier pérdida o perjuicio en casos de fraude en las transacciones
intra-grupo. En otras circunstancias, la ley puede considerar a la
compañía insolvente como agencia de la compañía relacionada,
permitiendo a terceros ejercer y ejecutar sus derechos directa-
mente en contra de la compañía relacionada, considerándola
como principal.
En los casos en que la legislación sobre insolvencia otorga a
los tribunales la facultad discrecional para determinar si existe
obligación de una o más compañías del grupo por las deudas de
la compañía insolvente del grupo, le fija ciertas pautas para la

551
SEXTA PARTE: GRUPOS EMPRESARIALES EN PROCEDIMIENTOS DE INSOLVENCIA O…

toma de decisión. Estas pautas normalmente incluyen las siguien-


tes consideraciones:
a) Hasta qué medida la administración, el negocio y las fi-
nanzas de las compañías se encuentran ligadas o entrelazadas;
b) Conducta de la compañía relacionada hacia los acreedores
de la compañía insolvente;
c) La creencia de los acreedores de que estaba tratando con
una sola entidad económica, financiera y administrativa, que le
daba el carácter de grupo empresarial, y no con dos o más com-
pañías independientes entre sí.
Todas estas consideraciones servirán para que el tribunal
pueda decidir hasta que punto el grupo empresarial ha operado
como una sola empresa.
El mismo tribunal podría estar facultado para ordenar que
los activos y pasivos de las compañías sean consolidados o pooling.
Especial relevancia podría tener una norma de esta naturaleza
al cumplir con la finalidad del legislador de evitar la declaración
de quiebra de una empresa viable, cuando dicha orden emanada
de tribunal competente podría colaborar con la reestructuración
del grupo empresarial o permitir que una compañía relacionada
al mismo grupo empresarial aportara financieramente para dar
solución a las obligaciones de la empresa insolvente.
La Ley de Quiebras en Chile no contempla ni regula la existen-
cia de procedimientos conjuntos de quiebras respecto del grupo
de compañías que forma parte de un mismo grupo empresarial.
Tampoco contempla expresamente una responsabilidad solidaria
o subsidiaria de las compañías solventes de un grupo empresarial
respecto de las obligaciones externas de una compañía insolvente
del mismo grupo empresarial.

209. IMPROCEDENCIA DE INICIAR PROCEDIMIENTOS


CONJUNTOS DE INSOLVENCIA RESPECTO DE GRUPOS
DE COMPAÑÍAS DE UN MISMO GRUPO EMPRESARIAL

La Ley de Quiebras no contempla procedimientos de quiebra


conjuntos o consolidados. En efecto, nuestra legislación adopta el
principio de entidades separadas, en virtud del cual es necesario
que se inicie un juicio de quiebra separado en contra de cada una

552
CAP. I: RESPONSABILIDAD DE LAS EMPRESAS QUE SON PARTE DE GRUPOS…

de las compañías que forman parte de un mismo grupo empre-


sarial, no existiendo un reconocimiento práctico de los juicios
de quiebra o procedimientos entre empresas relacionadas. Nada
obsta, sin embargo, a que los acreedores de las diferentes com-
pañías del mismo grupo empresarial coordinen esfuerzos para
designar al mismo síndico privado de quiebras para los distintos
juicios de quiebra.
Para declarar la quiebra de cualquiera de los miembros del
grupo empresarial, los acreedores de cada una de dichas compa-
ñías deberán acreditar ante el tribunal competente y respecto de
cada una de de dichas compañías, la concurrencia de alguna de
las causales previstas en el artículo 43 de la Ley de Quiebras.
También en el evento de que los miembros del mismo grupo
empresarial inicien por sí mismos los procedimientos concursales,
al tenor del artículo 41 de la Ley de Quiebras, no requieren uti-
lizar el mismo tipo de procedimiento concursal. En efecto, unos
podrían solicitar derechamente su quiebra, otros podrán presen-
tar proposiciones de convenio. El mismo escenario rige para los
acreedores de los distintos miembros del grupo empresarial.
Así los acreedores de cada uno de los juicios de quiebra indi-
viduales podrán decidir independiente y separadamente, en cada
caso, y por vía ejemplar la continuación efectiva, total o parcial,
de los bienes del deudor y su venta como unidad económica.

210. PROCEDENCIA DE QUE UN MISMO SÍNDICO


ADMINISTRE LOS ACTIVOS Y PASIVOS
DE LAS COMPAÑÍAS FALLIDAS PERTENECIENTES
A UN MISMO GRUPO EMPRESARIAL

La Ley de Quiebras no prohíbe que un mismo síndico administre


los activos y pasivos de las compañías fallidas pertenecientes a un
mismo grupo empresarial, no obstante que los activos y pasivos
de cada compañía sigan siendo objeto de procedimientos de
quiebra separados.
A este respecto la Ley de Quiebras contiene normas que otor-
gan flexibilidad a los acreedores para la designación del síndico
en cada procedimiento de quiebra, no existiendo restricciones
para que los acreedores acuerden designar un mismo síndico

553
SEXTA PARTE: GRUPOS EMPRESARIALES EN PROCEDIMIENTOS DE INSOLVENCIA O…

para que administre los distintos juicios de quiebra. En la prácti-


ca, sin embargo, pueden surgir dificultades para la designación
de un mismo síndico para diferentes procedimientos de quiebra
en consideración a que las compañías fallidas pueden tener
distintos acreedores, o cuando los créditos de estos últimos no
representen porcentajes suficientes en los pasivos totales de cada
una de las empresas fallidas, para designar o hacer designar al
mismo síndico.
Asimismo, la Ley de Quiebras no dispone audiencia alguna
cuando un acreedor solicita la quiebra de un deudor. En cada
procedimiento de quiebra, el tribunal de quiebra designará como
síndico provisorio, uno titular y otro suplente, de aquellos pro-
puestos por el peticionario de la quiebra al tenor del artículo 44
de la Ley de Quiebras.
Si es el deudor quien solicita la quiebra, el tribunal competente
nombrará como síndico provisional uno titular y otro suplente
a aquellos designados por los tres mayores acreedores en una
audiencia ad hoc citada al efecto, al tenor del artículo 42 de la
Ley de Quiebras.

211. TRANSACCIONES ENTRE PARTES RELACIONADAS

La Ley de Quiebras no contiene disposición especial respecto


de la transferencia de activos u otras transacciones que puedan
celebrarse entre partes relacionadas o entre los miembros de un
mismo grupo empresarial con anterioridad a la declaración de
quiebras de uno o más de ellos. Sin embargo, si dichas transferen-
cias de activos u otras transacciones se han celebrado y ejecutado
durante el denominado “período sospechoso” (período que va
entre la fecha de cesación de pagos y la fecha de declaratoria
de quiebra, estableciéndose que la fecha de cesación de pagos
no puede ser fijada en un día anterior en más de dos años a la
fecha de la resolución que declare la quiebra (artículo 63 Ley
de Quiebras) las referidas transferencias y transacciones podrán
ser inoponibles, no produciendo efecto los actos o contratos
celebrados durante el período sospechoso.
El síndico o cualquier acreedor o grupo de acreedores puede
ejercer, por vía de acción o de excepción, la nulidad e inoponibi-

554
CAP. I: RESPONSABILIDAD DE LAS EMPRESAS QUE SON PARTE DE GRUPOS…

lidad, dejando sin efecto las ventas realizadas o pagos efectuados


durante el período sospechoso, cuando aquellos o estos se hubie-
ren realizado con perjuicio a la masa con el objeto de entorpecer,
demorar o defraudar a los acreedores generales.
Del mismo modo, todos los actos, contratos o transacciones
efectuados o celebrados por el fallido, sus directores titulares,
gerentes y apoderados con posterioridad a la sentencia que de-
clara la quiebra, incluyendo, sin limitaciones, toda transferencia
de activos, serán declarados inoponibles y dejados sin efecto si
involucran los bienes del deudor. Así lo señala el artículo 72 de
la Ley de Quiebras al prescribir que son inoponibles los actos
y contratos que el fallido ejecute o celebre, con relación a los
bienes de la masa, después de dictada la sentencia que declara
la quiebra.

212. IMPROCEDENCIA DE APLICAR LOS


PROCEDIMIENTOS DE CASH SWEEP (CONTROL POR
PARTE DE UNA COMPAÑÍA DEL GRUPO DEL TOTAL DE
LOS RECURSOS LÍQUIDOS DE QUE DISPONGAN LAS
DEMÁS COMPAÑÍAS DEL GRUPO)

Los procedimientos de cash sweep que consagran el control por parte


de una compañía de la caja o recursos líquidos de otra compañía
del mismo grupo empresarial no se encuentran autorizados por
la Ley de Quiebras. Baste señalar que como efecto inmediato de
la quiebra se produce el desasimiento del fallido, quedando éste
inhibido de la administración de sus bienes presentes. Pronun-
ciada la quiebra, el fallido queda inhibido de pleno derecho de
la administración de todos sus bienes existentes a la fecha de de-
claratoria de quiebra, salvo aquellos que sean inembargables.
De esta forma, cualquier procedimiento de cash sweep que se
pretenda aplicar a las compañías fallidas sería declarado sin efecto
o inoponible, protegiéndose de paso el principio de igualdad de
los acreedores ante los procedimientos de quiebra.
Sin embargo, nada obsta a que los acreedores de cada uno de
los procedimientos de quiebra acuerden, a través de un convenio
o concordata, el procedimiento de cash sweep en relación a todas
las compañías en quiebra.

555
SEXTA PARTE: GRUPOS EMPRESARIALES EN PROCEDIMIENTOS DE INSOLVENCIA O…

213. LA LEGISLACIÓN DE QUIEBRA NO CONTEMPLA


EL POOLING DE LOS ACTIVOS Y PASIVOS DE TODOS
LOS MIEMBROS DEL GRUPO EMPRESARIAL,
DE FORMA TAL QUE EL ACREEDOR DE UN MIEMBRO
SE CONVIERTA EN ACREEDOR DE TODOS
LOS MIEMBROS

La Ley de Quiebras no dispone ni regula el pooling ni la conso-


lidación de activos y pasivos de los miembros del grupo empre-
sarial.
Pero nada impide que estos acuerdos puedan lograrse a
través de la suscripción de un convenio o concordata que puede
ser propuesto por el deudor o por los acreedores, en cada una
de las compañías en quiebra. El convenio puede versar sobre
cualquier objeto lícito, salvo sobre la alteración de la cuantía de
los créditos fijados para determinar el pasivo. Así lo señala el ar-
tículo 191 de la Ley de Quiebras, el que también dispone que el
convenio será uno y el mismo para todos los acreedores y podrá
contener proposiciones principales y proposiciones alternativas
para todos los acreedores.

214. TRATAMIENTO DE UN GRUPO INTERNACIONAL


DE EMPRESAS

214.1. CRITERIO QUE RIGE PARA EL CASO QUE UNO O MÁS


MIEMBROS DEL GRUPO EMPRESARIAL FUERA CONSTITUIDO
CONFORME A LAS LEYES DE OTRO PAÍS

Conforme a la legislación chilena, la quiebra es un juicio que


tiene por objeto realizar en un solo procedimiento los bienes de
una persona natural o jurídica, a fin de proveer al pago de sus
deudas. La quiebra, en consecuencia, tiene alcance universal y
abarca todos los activos del deudor, cualquiera que sea el lugar
donde se encuentran ubicados y afecta a todos los acreedores,
sean chilenos o extranjeros.
Considerando que la legislación de quiebras chilena se rige
por el principio de entidades separadas, la quiebra de una em-
presa no importa la quiebra de algunos o todos los miembros

556
CAP. I: RESPONSABILIDAD DE LAS EMPRESAS QUE SON PARTE DE GRUPOS…

del mismo grupo empresarial. Este principio sigue rigiendo aun


cuando el grupo de empresas hayan sido constituidas conforme
a las leyes extranjeras o se rijan por ellas.
Ya hemos dicho que la ley chilena no reconoce la doctrina
estadounidense de “insolvencias consolidadas” o de “reorganiza-
ciones consolidadas”, y tampoco contempla entre sus normas la
coordinación de acreedores o el pooling de activos.
La legislación chilena tampoco regula los problemas que pue-
den surgir de quiebras transnacionales (cross-border), insolvencias
o reorganización de acreedores, sean estas personas naturales o
jurídicas. De esta forma, al considerar estos asuntos, los tribunales
chilenos deberían aplicar la ley chilena o los tratados bilaterales
o multilaterales ratificados por Chile. Como sabemos, Chile es
partícipe del tratado multilateral conocido como Código de
Bustamante, de 1928, cuyo Libro IV, Título I, contempla algunas
reglas generales sobre procedimiento de quiebra internacional
y convenios.
El artículo 415 del Código de Bustamante establece que si un
mismo individuo o empresa tiene establecimientos comerciales
en varios de los países signatarios, los cuales están totalmente se-
parados y son absolutamente independientes desde el punto de
vista económico, entonces podrá haber diferentes procedimientos
para cada uno de dichos establecimientos separados.
En consecuencia, los tribunales chilenos no pueden ejercer
jurisdicción en casos de quiebra o insolvencia correspondientes
a compañías que no están domiciliadas en Chile. Desde luego,
sólo los tribunales chilenos tendrán jurisdicción sobre los bienes
del fallido localizados en Chile.

214.2. LOS TRIBUNALES CHILENOS ESTÁN IMPEDIDOS


DE EJECUTAR UNA ORDEN JUDICIAL EXTRANJERA SOBRE
BIENES SITUADOS EN CHILE

Como ya se señaló, todos los activos o propiedades ubicados en


Chile están bajo la exclusiva jurisdicción de los tribunales chile-
nos. De esta forma, dichos tribunales no podrían ejecutar una
orden judicial extranjera que intentara ejercer jurisdicción sobre

557
SEXTA PARTE: GRUPOS EMPRESARIALES EN PROCEDIMIENTOS DE INSOLVENCIA O…

bienes localizados en Chile, aun cuando perteneciera a la com-


pañía que está siendo objeto de procedimientos de insolvencia
extranjera.
Respecto de estos activos y propiedades ubicados en Chile,
el síndico, el receptor o los acreedores, según correspondiere,
tendrían que iniciar sus acciones legales en Chile a fin de proteger
los derechos de dichos acreedores.

558
CAPÍTULO II

INSOLVENCIA TRANSFRONTERIZA

215. GENERALIDADES. LEGISLACIÓN


CHILENA

La permanente expansión mundial del comercio y de las inversiones


reflejada en la globalización, hace que la insolvencia transfronte-
riza tenga cada vez una mayor trascendencia. Es evidente que los
sistemas legales internos han quedado rezagados y sobrepasados
con el acontecer permanente e incesante del comercio mundial,
no encontrándose en condiciones de atender a las necesidades
de la insolvencia transfronteriza.
La Comisión de las Naciones Unidas para el Derecho Mer-
cantil Internacional elaboró la ley modelo sobre la insolvencia
transfronteriza con la guía para su incorporación al derecho
interno.
Entre las principales virtudes de la ley modelo se destacan
las soluciones jurídicas que tiendan a facilitar la rehabilitación
de las empresas en dificultades financieras. También facilita una
administración eficiente y equitativa de las insolvencias trans-
fronterizas, contemplando normas de protección de los bienes
del deudor insolvente, impidiendo su dispersión y optimizando
el valor de esos bienes.
Es indudable que la falta de esa legislación adecuada sobre
insolvencia transfronteriza obstaculiza el flujo de capitales y se
desincentiva la inversión.
A través de las principales características de la ley modelo se
resaltan los orígenes y solución de los diversos problemas que

559
SEXTA PARTE: GRUPOS EMPRESARIALES EN PROCEDIMIENTOS DE INSOLVENCIA O…

surgen de la insolvencia transfronteriza, destacándose, entre


otros, los siguientes:181
1. Las operaciones fraudulentas de deudores insolventes,
encaminadas en particular a ocultar o transferir bienes a jurisdic-
ciones extranjeras. Los mecanismos de cooperación transfronteriza
establecidos por la Ley Modelo tienen por finalidad combatir ese
fraude internacional.
2. Sólo un reducido número de países disponen de un mar-
co legal para la insolvencia transfronteriza que responda a las
necesidades del comercio y de las inversiones internacionales.
A falta de un marco convencional o legal idóneo, se recurre a
diversas nociones y técnicas para resolver los casos de insolvencia
transfronteriza. Cabe citar, al respecto, la aplicación de la doc-
trina de la cortesía internacional por los tribunales del common
law; la emisión de mandatos de exequátur en los ordenamientos
de tradición romanista; la ejecución de mandatos emanados de
procedimientos de insolvencia extranjeros apoyándose en la
normativa interna para la ejecución de sentencias extranjeras;
técnicas como la comisión o carta rogatoria para la transmisión
de solicitudes de asistencia.
3. La mera dependencia del principio de la cortesía interna-
cional o del exequátur no proporciona el grado de fiabilidad o
predecibilidad que cabe esperar de una ley especial, como la Ley
Modelo, en materia de cooperación judicial, reconocimiento de
procedimientos de insolvencia extranjeros y acceso a los tribunales
para los representantes extranjeros.
4. Todo defecto de comunicación y de coordinación entre los
tribunales y los administradores de las jurisdicciones interesadas
hace más probable la dispersión o la ocultación fraudulenta de
los bienes, o incluso su liquidación sin exploración previa de otras
soluciones más ventajosas.
5. La Ley Modelo toma en consideración los resultados de
otros trabajos internacionales, entre los que cabe citar el Convenio

181 Comisión de las Naciones Unidas para el Derecho Mercantil Internacional

(CNUDMI). Ley Modelo de la CNUDMI sobre la Insolvencia Transfronteriza con la Guía


para su incorporación al derecho interno, www.uncitral.org/uncitral/es/index.html

560
CAP. II: INSOLVENCIA TRANSFRONTERIZA

de la Unión Europea Relativo al Procedimiento de Insolvencia, el


Convenio Europeo Sobre Ciertos Aspectos Internacionales de la
Quiebra (1990), los Tratados de Derecho Internacional Privado
Comercial de Montevideo de 1889 y 1940, la Convención Sobre la
Quiebra en los Estados Nórdicos (1933), así como la Convención
de Derecho Internacional Privado de 1928 (“Código Bustamante”).
Se han tomado en consideración propuestas de organizaciones
no gubernamentales, como la Model Internacional Insolvency
Cooperation Act (MIICA) y el Cross-Border Insolvency Concor-
dat, dos instrumentos jurídicos preparados por el Comité J de la
Sección de Derecho Empresarial de la Asociación Internacional
de Abogados.
No obstante, Chile no ha ratificado la Ley Modelo y tampoco
ha adoptado procedimiento alguno para tratar los diversos pro-
blemas que surgen en los casos de insolvencia transnacional.

216. LEY MODELO DE LA COMISIÓN


DE LAS NACIONES UNIDAS PARA EL DERECHO
MERCANTIL INTERNACIONAL (CNUDMI) SOBRE
INSOLVENCIA TRANSFRONTERIZA182

216.1. INTRODUCCIÓN

El 30 de mayo de 1997 la Comisión para la Legislación de Comer-


cio Internacional de las Naciones Unidas (UNCITRAL) adoptó la
Ley Modelo sobre Insolvencia Transfronteriza, en adelante, la Ley
Modelo, con la intención de ayudar a los Estados a manejar casos
de insolvencia transnacional en una forma eficiente, equitativa
y de costo razonable. La insolvencia transnacional involucra un
procedimiento de insolvencia en un determinado país con acree-
dores localizados en a lo menos un país adicional. En los casos
más complejos, involucra múltiples procedimientos, subsidiarias,
entidades afiliadas, activos, operaciones y acreedores localizados
en distintos países.

182 Para una revisión general de los antecedentes de la Ley Modelo sobre Insol-

vencia Transfronteriza, ver Look Chan Ho, “Cross-Border Insolvency”, A Commentary


on the Uncitral Model Law, Second Edition; Globe Business Publishing, 2009.

561
SEXTA PARTE: GRUPOS EMPRESARIALES EN PROCEDIMIENTOS DE INSOLVENCIA O…

La Ley Modelo no pretende armonizar la legislación sobre


quiebras y/o insolvencia en cada país. Sus principales materias
incluyen la integración de la Ley Modelo con el derecho interno
existente; los tipos de procedimiento extranjeros considerados;
la asistencia extranjera para un procedimiento de insolvencia
abierto en el Estado local; el acceso del representante extranjero
a los tribunales del Estado local; el reconocimiento de un proce-
dimiento extranjero; y la cooperación transfronteriza.
La finalidad de la Ley Modelo es la de establecer mecanis-
mos eficaces para la solución de los casos de insolvencia trans-
fronteriza con miras a promover los siguientes objetivos: a) La
cooperación entre los tribunales y demás autoridades compe-
tentes de este Estado y de los Estados extranjeros que hayan de
intervenir en casos de insolvencia transfronteriza; b) Una mayor
seguridad jurídica para el comercio y las inversiones; c) una
administración eficiente de las insolvencias transfronterizas,
que proteja los intereses de los acreedores y del deudor; d) la
protección de los bienes del deudor, y la optimización de su
valor, y e) facilitar la reorganización de empresas en dificultades
financieras, protegiendo el capital invertido y preservando el
empleo. Corolario de lo anterior son las normas del Capítulo II
de la Ley Modelo, que regula el acceso de los representantes y
acreedores extranjeros a los tribunales del Estado respectivo,
como también el Capítulo III, que establece el reconocimiento
de un procedimiento extranjero y las medidas que pueden otor-
garse. Es indudable, sin embargo, que estas metas sólo podrán
ser alcanzadas dependiendo de la forma en que la Ley Modelo
sea implementada e interpretada en aquellas jurisdicciones que
han resuelto adoptarla.

216.2. Á MBITO DE APLICACIÓN

El artículo número 1 de la Ley Modelo establece su ámbito de


aplicación, disponiendo: “La presente ley será aplicable en los
casos en que:
a) Un tribunal extranjero o un representante extranjero so-
licite asistencia en este Estado en relación con un procedimiento
extranjero; o

562
CAP. II: INSOLVENCIA TRANSFRONTERIZA

b) Se solicite asistencia en un Estado extranjero en relación con


un procedimiento que se esté tramitando con arreglo a (indíquese
la norma de derecho interno relativa a la insolvencia); o
c) Se estén tramitando simultáneamente y respecto de un
mismo deudor un procedimiento extranjero y un procedimiento
en este Estado con arreglo a (indíquese la norma derecho interno
relativa a la insolvencia); o
d) Los acreedores u otras personas interesadas, que estén en
un Estado extranjero, tengan interés en solicitar la apertura de
un procedimiento o en participar en un procedimiento que se
esté tramitando con arreglo a (indíquese la norma de derecho
interno relativa a la insolvencia).
En consecuencia, la Ley Modelo será aplicable a los procedi-
mientos de insolvencia de todo tipo de deudores. Sin embargo, el
artículo primero, número 2, contempla la posibilidad de excluir
a determinados tipos de deudores que se encuentran sometidos
a un régimen especial de insolvencia, tales como sociedades ban-
carias y compañías de seguros. Asimismo, el párrafo 66 de la Guía
para la Promulgación de la Ley Modelo también contempla la
exclusión de su alcance en aquellas jurisdicciones donde se con-
sagran normas especiales para aquellos que no tienen la calidad
de comerciantes o para aquellos que no ejercen una actividad
comercial industrial, minera o agrícola, como son los casos de la
legislación chilena.

216.3. R ECONOCIMIENTO DE PROCEDIMIENTOS


EXTRANJEROS

Las disposiciones que se refieren al reconocimiento de procedi-


mientos extranjeros representan la sección más importante de la
Ley Modelo. Ellas establecen los requisitos para el reconocimiento,
ordenan el reconocimiento después de cumplidos los requisitos,
e indican sus efectos.

a) Proceso de reconocimiento
Los artículos 15 y 16 de la Ley Modelo establecen la documen-
tación que un representante extranjero debería acompañar a la

563
SEXTA PARTE: GRUPOS EMPRESARIALES EN PROCEDIMIENTOS DE INSOLVENCIA O…

solicitud de reconocimiento y la presunción de autenticidad de


los documentos acompañados.
El artículo 17 de la Ley Modelo ordena el reconocimiento de
un procedimiento que deberá ser reconocido como un proce-
dimiento principal extranjero o un procedimiento no principal
extranjero. Se reconocerá “Como procedimiento extranjero prin-
cipal, si se está tramitando en el Estado donde el deudor tenga
el centro de sus principales intereses (art. 17 (2ª). Por su parte,
se reconocerá “Como procedimiento extranjero no principal, si
el deudor tiene en el territorio del Estado del foro extranjero un
establecimiento en el sentido del inciso f) del artículo 2”. Esta
última disposición señala que por “establecimiento” se entenderá
todo lugar de operaciones en el que el deudor ejerza de forma
no transitoria una actividad económica con medios humanos y
bienes o servicios”.

b) Medidas provisionales
El artículo 19 (1) de la Ley Modelo faculta al Tribunal, previa
solicitud del representante extranjero, para decretar medidas
de carácter provisional, necesarias y urgentes, para proteger los
bienes del deudor o los intereses de los acreedores. Las medidas
provisionales dispuestas por el artículo 19 (1) de la Ley Modelo
son las siguientes:
“a) Paralizar toda medida de ejecución contra los bienes del
deudor;
b) Encomendar al representante extranjero, o a alguna otra
persona designada por el Tribunal, la administración o la realiza-
ción de todos o parte de los bienes del deudor que se encuentre
en el territorio de este Estado, para proteger y preservar el valor
de aquellos que, por su naturaleza o por circunstancias concu-
rrentes, sean perecederos, susceptibles de devaluación, o estén
amenazados por cualquier otra causa;
c) Ampliar cualquiera de las medidas previstas en los incisos c),
d) y g) del párrafo 1 del artículo 21”.
Las medidas provisorias referidas en la letra c) del artículo 19
(1) de la Ley Modelo se refieren: i) a la suspensión del ejer-
cicio del derecho a transferir o gravar los bienes del deudor,
así como a disponer de esos bienes de alguna otra forma; ii) al

564
CAP. II: INSOLVENCIA TRANSFRONTERIZA

examen de testigos, la presentación de pruebas o el suministro


de información respecto de los bienes, negocios, derechos,
obligaciones o responsabilidades del deudor, e iii) conceder
cualquier otra medida que, conforme a la legislación del Estado
local, sea otorgable.

565
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