La Arquitectura Del Renacimiento en España

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EL RENACIMIENTO EN ESPAÑA: ARQUITECTURA DEL PLATERESCO AL

HERRERIANO.

Las intensas relaciones que España mantenía con Italia, como consecuencia de las múltiples
campañas impulsadas por Fernando el Católico por el dominio que la corona de Cataluña-
Aragón ejercía sobre Nápoles y Sicilia y por el continuo intercambio de artistas y
materiales entre los distintos estados italianos y la monarquía hispánica, permitieron que la
esencia del Renacimiento fuera asimilada ya a finales del siglo XV y se extendiera a lo largo del
siglo XVI. Pero sin embargo la pujanza mercantil italiana no existía en España, frente a la
potente burguesía de allí, aquí la iglesia, nobleza y monarquía eran los principales mecenas. El
Renacimiento penetró en España pero con diferentes parámetros que en Italia y de forma tardía,
una vez descubierto el continente americano.
La arquitectura del Renacimiento español se puede estructurar en tres fases o períodos: Estilo
Plateresco, Estilo Purista o Clasicista y Estilo Herreriano
EL PRIMER RENACIMIENTO: EL ESTILO PLATERESCO
Este estilo arquitectónico se desarrolla cronológicamente en la primera mitad del siglo XVI,
correspondiendo con el reinado de Carlos I de España y V de Alemania, y geográficamente se
ubica principalmente en Castilla, concretamente en las ciudades de Burgos, Toledo,
Guadalajara, Salamanca y Valladolid; posteriormente, la primacía artística pasará  sobre todo a
Sevilla, aunque otras ciudades españolas contarán también con obras pertenecientes a este
estilo.
Se trata de un estilo ornamental que abarca desde las últimas obras del Gótico Flamígero, estilo
de gran éxito en la península, hasta la consolidación de las formas  plenamente renacentistas
libres de pervivencias góticas y platerescas, es decir, hasta lo que se denomina Estilo Clasicista
por su clara influencia italiana.
La característica fundamental que define el Estilo Plateresco es la profusión decorativa, que
combina simultáneamente elementos de influencia italiana con otros hispanos: medallones,
escudos, balaustradas y figuras humanas, animales o vegetales entrelazadas, los denominados
grutescos, se conjugan con habilidad y cubren las superficies de los edificios hasta desdibujar
sus originarias líneas puras. Esta característica le valió la denominación de “plateresco”, al
comparar su minuciosa decoración con la tarea propia de  los plateros y orfebres. 
Se incluyen también en el Plateresco, obras arquitectónicas del denominado Estilo Cisneros,
construidas en Toledo bajo el influjo de dicho cardenal, la mayoría, obra del arquitecto
Pedro Gumiel y se caracterizan por la fuerte influencia del Estilo Mudéjar: Sala capitular de
la catedral de Toledo.

Las obras arquitectónicas y los artistas más significativos del Estilo Plateresco son los
siguientes:
LA PUERTA DE LA PELLEJERÍA  DE LA CATEDRAL DE BURGOS, de Francisco de
Colonia: a modo de un retablo de tres cuerpos, los entablamentos, columnas y arcos están
primorosamente recamados con ornamentación plateresca.
     
LA ESCALERA DORADA DE LA CATEDRAL DE BURGOS, de Diego de Siloé:
esculpida con una gran riqueza iconográfica, motivos vegetales, animales fantásticos, esfinges,
bichas y otros animales que se distribuyen a lo largo de los muros y arcos de la escalera;
destaca también por su clasicismo y el aprovechamiento de tan escaso espacio.

EL PARANINFO DE LA UNIVERSIDAD DE ALCALÁ DE HENARES,


de Pedro Gumiel: cubierto el techo con exquisito artesonado mudéjar y sus muros con yeserías
platerescas.

Otras obras destacadas son:


LA FACHADA DE LA UNIVERSIDAD DE SALAMANCA, de autor anónimo: esculpida en
el primer tercio del siglo XVI, se divide en tres cuerpos por encima de dos arcadas, en el
primero aparece un medallón con los Reyes Católicos y una inscripción en griego, en el central
se encuentra el escudo imperial de Carlos V, y en el superior se halla la figura del Papa con dos
cardenales; se trata de una fachada muy decorada, que recuerda a un retablo, con calles y
cuerpos, con medallones, escudos, motivos heráldicos, remates en crestería, decoración calada
imitando a una cresta, con elementos ornamentales que imitan candelabros u otros elementos
constructivos, arquitectónicos o simplemente abstractos, con grutescos, etc.

     
     
 EL PALACIO DE MONTERREY DE SALAMANCA, de Rodrigo Gil de Hontañón:
prototipo del palacio con torres y decoración rica y suntuosa, erigido por la gran nobleza; consta
de tres pisos con molduras y rematado por una típica galería de crestería y arcadas renacentistas
con medallones en las enjutas; los balcones y ventanas tienen ornamentación plateresca; en las
esquinas leones y animales fantásticos sostienen escudos de armas.

 
EL CLASICISMO RENACENTISTA: EL ESTILO PURISTA
Este estilo coexiste con el plateresco durante los años centrales del siglo XVI y muchos de los
arquitectos que lo representan son también autores de obras de Estilo Plateresco.
El Estilo Purista o Clasicismo Renacentista se caracteriza por un retorno a las formas
clásicas, al gusto italianizante, por una implantación de aquellas formas arquitectónicas que
han definido al Renacimiento italiano. Como consecuencia la arquitectura recobra su esencia y
su principal preocupación se centrará en los espacios,  concebidos como un todo unitario en el
que unas partes no se acentúan más que otras. Se imponen los arcos de medio punto, los
almohadillados en los muros y los edificios adquieren un aspecto más sereno, armónico y
equilibrado. La decoración, aspecto fundamental del estilo inmediatamente anterior, pasará a
ocupar un segundo plano, generalmente sólo cubre puertas y ventanas, limitándose a algunos
elementos concretos, generalmente de inspiración clásica.
Las obras arquitectónicas y los artistas más significativos del periodo son los siguientes:  
LA FACHADA DE LA UNIVERSIDAD DE ALCALÁ DE HENARES, de Rodrigo Gil
de Hontañón: de tres cuerpos con gran número de elementos decorativos, aunque sus arcos de
medio punto, las columnas corintias adosadas y los frontones semicirculares en los vanos
suponen una evolución hacia normas de más claridad y clasicismo.

De Alonso de Covarrubias destacan: los Patios y las Escaleras del HOSPITAL DE LA


SANTA CRUZ DE TOLEDO. Este artista impondrá una mayor monumentalidad y sobriedad
decorativa, sobre todo en sus arquerías y escaleras, típicas renacentistas; y la PUERTA DE
BISAGRA DE TOLEDO, puerta de acceso a la ciudad de Toledo en la muralla, con la entrada
está flanqueada por dos torres y la decoración, a base de frontones y sillares almohadillados,
está presidida por un gran escudo heráldico del emperador Carlos V.

          
EL PALACIO DE CARLOS V DE GRANADA, de Pedro Machuca: representa la
introducción del clasicismo italiano en la arquitectura civil española, el proyecto es
originalísimo en el concepto, sobre todo por la inserción del patio circular porticado en el cubo
externo y la armoniosa distribución de las fuerzas; la fachada tiene dos cuerpos, el inferior de
sillería almohadillada con ventanas cuadradas y circulares y el superior con columnas adosadas
y vanos adintelados, todo el conjunto remata en una enorme cornisa; se utiliza la superposición
de órdenes, tanto en el patio como  en el exterior, toscano en el cuerpo inferior y jónico en el
superior.
     
 
               
ARQUITECTURA DEL BAJO RENACIMIENTO ESPAÑOL: EL ESTILO
HERRERIANO
Este estilo arquitectónico, el Estilo Herreriano o Escurialense, cuyas manifestaciones se
denominan también Arquitectura del Bajo Renacimiento Español, ocupa el último tercio del
siglo XVI, bajo el reinado de Felipe II.
El estilo anterior se ve interrumpido por la introducción de formas del Cinquecento italiano y
los postulados del Manierismo, caracterizadas por una gran sobriedad decorativa, conectando
perfectamente con la austeridad, debiéndose también su triunfo al hecho de ser un estilo propio
y nacional.
El nombre que recibe el estilo deriva de Juan de Herrera, autor de la obra clave
de este período, el MONASTERIO DE SAN LORENZO DE EL ESCORIAL: las obras
comienzan bajo la dirección de Juan Bautista de Toledo, pero muere en 1567 y será sustituido
por Juan de Herrera, el auténtico artífice de El Escorial; se caracteriza por el predominio de los
elementos constructivos y la casi total ausencia decorativa, las líneas rectas y los volúmenes
cúbicos, dominando las formas geométricas simples y la horizontalidad, rota únicamente por las
torres de las esquinas y la cúpula de la basílica, de planta de cruz griega; en resumen, edificio
monumental que representa la grandeza del Imperio español y de su rey.

           
             

    

La construcción debía asumir las funciones de residencia real, monasterio y panteón real,
combinando de manera acertada lo práctico y lo simbólico. Presenta una planta rectangular,
apreciándose la influencia de los hospitales italianos y españoles del siglo XV.
La fachada principal es de marcado carácter clásico. Tras pasar la Biblioteca, nexo de unión
entre la zona de meditación y de estudio, se accede al monumental patio de los Reyes,
flanqueado por dos torres y dos plantas cuadradas: en la izquierda, el colegio; en la derecha, el
Convento. Ambos espacios son simétricos y presentan cuatro patios, retomando el esquema de
los hospitales. 
La Basílica, elemento central de la construcción, tiene planta de cruz griega. Se organiza a partir
de un espacio central cubierto con cúpula sobre tambor .
Al norte del edificio, al otro lado de la iglesia, encontramos el Palacio del Rey.

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