Muerte Encefálica

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MUERTE ENCEFÁLICA ¿VIDA O MUERTE?

BIOÉTICA, EUTANASIA Y
DISTANASIA

INTRODUCCIÓN

La muerte encefálica puede definirse brevemente como el daño irreversible de


las funciones básicas del cerebro, conocidas como estado de coma o estado vegetativo.
Sin embargo existen zonas del sistema nervioso que aún pueden conservar sus
funciones, por esta razón se consideran aún pacientes “vivos” y con posibilidades de
recuperación, aunque no absoluta. Es además un importante dilema médico, ético y
social, en el que se busca proteger la calidad de vida de la persona y enaltecer su
dignidad humana.

OBJETIVO PRIMARIO

Examinar todas las variables que envuelven la muerte cerebral, así como
implicaciones médicas, morales y sociales, mediante la revisión bibliográfica y análisis
personal para fundamentar un concepto determinado con la mayor integralidad posible.

OBJETIVOS SECUNDARIOS

- Establecer un concepto de muerte cerebral


- Diferenciar eutanasia de distanasia y analizar la conveniencia de estos en casos
de muerte cerebral.
- Analizar el dilema bioético implicado en el tema de muerte cerebral.

MARCO TEÓRICO

Al escuchar muerte encefálica, o “estado de coma” la familia del paciente


ingresa en un abismo de interrogantes que involucran un razonamiento profundo cuando
el médico informa que es lo mismo que estar muerto y por tanto hay que suspender el
apoyo terapéutico. Sin embargo, en gran parte de casos, la familia decide no cesar dicho
amparo y mantener al paciente con soporte vital, aunque su conciencia ya no exista; la
declaración de fallecimiento en estos casos debe estar vinculada a la posición,
sentimientos y emociones de la familia.

Por tanto, se llega a la conclusión de que la persona humana como tal no existe.
De ahí, que la verdadera muerte se produce no cuando el sujeto deja de respirar o
cuando desaparecen los latidos cardiacos, sino cuando el sistema nervioso pierde su
condición indispensable de asiento material de la vida psíquica, social y espiritual del
hombre.

El período de enfermedad y finalmente muerte de una persona, puede llegar a ser


muy largo e indiscutiblemente doloroso, desgastante no solo física y económicamente,
sino también para el espíritu de cada familiar que acompaña en este viaje.

Isabel Allende, escritora chilena, padeció interminables horas de angustia,


cuando su hija Paula cayó enferma de gravedad y poco después entró en coma; ella
escribió una serie de cartas que leería a Paula cuando volviera a la vida, las páginas le
recordarían cronológicamente cada uno de sus días, ya que “las personas que volvían
del coma perdían parte de su memoria”, eso había escuchado. Al terminar las
innumerables cartas las volvió a leer, afirmando en su mente que la única salida de
Paula era la muerte, su hija nunca volvería a ser la misma, y la necesidad de mantenerla
en el mundo terrenal era un acto simplemente egoísta.

Una persona necesita desarrollar una vida mental y espiritual integral, que la
individualiza como ser social y como miembro insustituible de la gran familia humana.
En la muerte encefálica se han perdido todas esas facultades, que la familia muchas
veces se niega a aceptar, cayendo en una controversia moral.

La Bioética se define como el estudio de la conducta humana dentro de las


ciencias biológicas y de la salud, en la medida en que dicha conducta se analice desde la
perspectiva de los valores y principios morales. Las normas y procedimientos de las
diferentes decisiones médicas que impliquen un dilema ético deben estar en armonía
con cada población en específico y familia del afectado.

La eutanasia es el procedimiento mediante el cual se le provoca la muerte al


paciente sin sufrimiento físico, mientras que la distanasia es la maniobra mediante la
cual se le alarga la vida al paciente por tiempo indefinido.
Por otro lado, es inconsecuente aplicar la distanasia a personas con muerte
encefálica, porque con este proceder sólo se contribuye a prolongar el sufrimiento de los
familiares, a encarecer los costos del proceso salud-enfermedad y al no-
aprovechamiento de órganos supuestamente sanos.

Sin lugar a dudas que una razón importante, pero no la única para mantener el
diagnóstico de muerte cerebral como criterio de muerte del individuo es el trasplante de
órganos.

Un cierto número de los profesionales estima que cuando el sujeto no es donante


de órganos el diagnóstico de muerte cerebral no sería pertinente. Esta postura se
sustenta en dudas respecto a las implicancias legales que pudiera tener este diagnóstico
en esa circunstancia. 

DISCUSIÓN

Eslava, afirma que en el caso del coma irreversible, la "muerte del cerebro" no es
el fallecimiento de la persona, que sigue siendo un paciente; y que la solución a este
problema no es una definición nueva de la muerte, sino el estudio de lo que es el ser
humano y la vida humana. Considero que en efecto, el estado de coma no es igual a
muerte, sin embargo deberían analizarse todas las posibilidades para algún tipo de
recuperación y mantener a la persona aún con “vida”, meditando que el camino será
muy difícil, desgastante y probablemente con pronóstico desfavorable.

No duda el Comité danés que la destrucción total de la función cerebral significa


que el proceso de la muerte ha comenzado y es irreversible, pero establece que sólo se
puede declarar muerta a una persona cuando han cesado definitivamente todas las
funciones cerebrales, cardíacas y pulmonares, es decir, cuando ha terminado el proceso.
Sería importante entonces también considerar, con la aprobación médica y familiar, que
los tratamientos deben cesar una vez diagnosticada la destrucción del cerebro, para que
el proceso pueda continuar, y los parientes puedan estar presentes para el final.

CONCLUSIÓN
La complejidad del tema y sus múltiples variables hacen difícil la elaboración
bioética del “tratamiento apropiado” para un paciente con muerte cerebral, además de
ser también controversial la misma definición y determinación de la muerte. En el
contexto del debate actual adquiere gran trascendencia la adopción de una u otra
posición, no solo debido a la importancia del tema, sino dadas sus implicaciones en
relación con el diseño e implementación de políticas de gran relevancia en el plano
social.

BIBLIOGRAFÍA

1. Dueñas J. Muerte encefálica: una reflexión bioética. [Online].; 2014 [citado 2019
Octubre 1. Disponible en: http://pepsic.bvsalud.org/pdf/rcp/v20n1/13.pdf.

2. Allende I. Paula Barcelona: Penguin; 2015.

3. Eslava E. Controversias sobre muerte cerebral. [Online].; 2016 [citado 2019


Octubre 1. Disponible en :
https://personaybioetica.unisabana.edu.co/index.php/personaybioetica/article/
view/705/1921.

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