Tema Enfa
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Introducción: video
2 Cor. 5:17. De modo que, si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las
cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.
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La clave está en Sal. 19:12: “¿Quién podrá entender sus propios errores?
Líbrame de los que me son ocultos”
Debemos abrir nuestro “sótano” interior, nuestro corazón, al que hay que
bajar con la luz del E. S., para ver qué hay en la parte más oscura, en la
más oculta; ver qué nos hace actuar así. Debemos encontrar esas cosas
misteriosas a las cuales tememos, y no obstante están en nuestro corazón.
Debemos llegar de la mano del E. S., porque es mejor hacer este recorrido
con Él que ir solos. Podemos hacerle este tipo de preguntas al Señor,
podemos pedirle estas cosas al E. S., de esta manera: “Señor, no puedo
entender por qué estos errores en mí, pero tú sí. Líbrame de lo que no
conozco, ilumíname, porque yo no sé lo que me pasa, pero quiero libertad
de aquello que a Ti no te agrada”
Je. 17:9-10: “Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso,
¿quién lo conocerá? Yo Jehová, que escudriño la mente, que pruebo el
corazón, para dar a cada uno según su camino, según el fruto de sus
obras”.
Ro. 7:15: “Porque lo que hago, no lo entiendo; pues no hago lo que quiero,
sino lo que aborrezco esto hago”.
Heb. 12:15: “Mirad bien, que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios; que,
brotando alguna raíz de amargura, os estorbe, y por ella muchos sean
contaminados”.
Hay que estar dispuesto y dejar que Dios remueva lo que infecta nuestra
vida. Una muela –cuya raíz está infectada tiene como solución ser
extirpada, paliativos son soluciones momentáneas. En lo espiritual, esos
paliativos suelen ser actos de religiosidad o sobre esfuerzos o “buenas
obras” que buscan compensar lo que “hacemos y no entendemos”
Y hay que llegar con el E. S., para que nuestra vida, nuestra historia sea tal
que podamos asumirla; podamos saber que hemos sido de determinada
manera, que hemos conocido al Señor, que hemos tenido una familia en la
que nacimos, que nos ha pasado tal o cual cosa. Si no podemos dar
testimonio de que, aunque hayamos sufrido, el Señor nos permite tener paz
en nuestra vida, no le estamos siendo útil al cuerpo de Cristo. Si vamos
al médico para que nos trate alguna infección, y el médico nos da un
antibiótico, dirá: “Usted debe cumplir con el tratamiento. No se trata de que
tome una pastilla y ya está curado. Puede llevar siete o diez días de
antibióticos, no los interrumpa, para que pueda ser sanado”. Así es la
curación que hace el E. S. Nos dice: “Llegaste a mí, con esta herida,
empecé a tratarla, deja que te siga tratando, no huyas, no la tapes, con el
solo hecho de que yo haya empezado a tratar esta parte de tu vida o este
recuerdo, no quiere decir que ya estés sanado. Vas a iniciar un proceso en
el cual yo te voy a ir sanando.” El E. S., dice que él nos perfeccionará. La
Sanidad Interior va a actuar gradualmente, la obra de sanidad que Dios
hace en la vida de sus hijos es un proceso. Hay que esperar. A veces no es
fácil, pero hay que esperar, dejar que el Señor haga su obra. Muchas
personas no dejan que Dios sea Dios. Por ejemplo, ¿Qué pasa cuando un
miembro de nuestra familia está mal? Podemos confiar en Dios. “Señor, te
dejo obrar en esto que yo no puedo. No puedo manejar lo que está
haciendo mi hijo. Señor te lo doy. No quiero estar ansioso sobre él todo el
día preguntándole qué hizo, con quién estuvo, dónde estuvo, qué pasó, por
eso, te lo entrego a ti.”
Claves para la sanidad del alma: # 1 Acéptalo y admite que hay una
herida
El primer paso para la sanidad del alma es admitir que hay un problema y
enfrentarlo. La mujer samaritana sabía que necesitaba ayuda y cuando
Jesús vio a través de su fachada y dentro de su corazón, ella estaba lista.
Juan 8:32-33. Muchas veces se pasa por alto lo que nos dice Juan donde
dice “...la verdad os hará libres”. Jesús dijo que hay que “conocer” la verdad
antes de tener la libertad. Algunas verdades que no queremos desenterrar,
o simplemente no nos damos cuenta de que hay un problema. Se necesita
esfuerzo para saber algo. Tienes que descubrirlo. Infórmate.
Lo que hayamos vivido y el daño que nos hayan hecho o que nos hayamos
hecho nosotros mismos nos dejan resentimientos que nos estancan, pero
perdonar nos impulsa a continuar.
Jesús te compró como fue escrito unos años antes de que Él caminara
sobre la Tierra. Irónicamente, fue a través de Sus heridas que podemos ser
sanados. “Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros
pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos
nosotros curados” - Isaías 53:5
Claves para la sanidad del alma: #4 Comparte lo que Jesús ha hecho por
ti
Todos caminamos heridos. Pero hay una oportunidad enterrada bajo esas
cicatrices. Oportunidad para una nueva vida en la Tierra y para la vida
eterna. Pero debe creer que una visita al Gran Doctor lo ayudará a
experimentar el
futuro de manera saludable. Busca de todo corazón a Jesucristo
y encontrarás la sanidad del alma y serás útil en sus manos.
José lloró más de una vez después de encontrarse con sus hermanos, los
acuso de espías, los tuvo en la cárcel por tres días, luego puso en prisión a
Simeón, escondió la copa en su costal, hasta que al final José lloró por
tercera vez y sacó todo lo que había en su corazón.
Llorar nos libera poco a poco, más cuando echamos toda nuestra ansiedad
a Dios, nuestros sentimientos y emociones, para que podamos hacer frente
a esas cosas que nos han afectado durante años como a José.
Puede que era la mejor oportunidad que tenía de vengarse por lo que lo
hicieron pasar y sufrir, pero si hacia eso significaría su estancamiento
espiritual; por tal razón, dejó a un lado sus resentimientos y aceptó ser el
caudillo de Israel. Necesitamos dejar las heridas del pasado para avanzar
en nuestra vida espiritual.
A veces no hay paz en nuestra alma por las heridas que les hemos causado
a otras personas, sentimientos de culpa vienen a nuestra alma, a tal punto
que a veces nos invade la tristeza y muchos terminan en depresión, pues a
veces no solamente se sufre por las heridas que nos causaron, la
conciencia también nos acusa por el daño que hemos hecho y no hay paz
en nuestro interior. El mismo Judas termino quitándose la vida al ser
acusado por su conciencia por lo que había hecho; sin embargo, sea que
estemos heridos o hayamos herido, Dios sanara nuestra alma.