EXAMEN BIMESTRAL - IV - 1 Sec.
EXAMEN BIMESTRAL - IV - 1 Sec.
EXAMEN BIMESTRAL - IV - 1 Sec.
Comunicación – 1º ¨A, B, C¨
Nombres y apellidos:
Fecha: Sección:
COMPETENCIA: Lee y escribe diversos tipos de textos en su lengua materna.
CRITERIOS: Reconoce información explícita e implícita dentro del texto.
Analiza sintácticamente oraciones propuestas.
I. Lee el texto y marca la respuesta correcta.
"Por lo que se ha dicho anteriormente, pareciera a primera vista que escritores del periodo
asignaban a la literatura una función similar a la utilitarista neoclásica o a la edificante romántica.
Sin embargo, no era así. Por el contrario, existía una marcada diferencia en el uso que daban los
naturalistas al texto escrito con respecto a los escritores anteriores. En efecto desde el instante
que se considera a la obra literaria como un documento revelador de condiciones sociales, se le
está designando directamente una función cognoscitiva. La literatura sirve para conocer la
realidad, es decir, para hace un diagnóstico de ella, y no, como afirmaban los románticos, para
edificar espiritualmente al hombre. La doctrina positivista, en la cual se fundamenta el naturalismo,
no considera al hombre como un ser espiritual, sino simplemente material. La vida espiritual no
existía para los autores naturalistas. El ser humano, como cualquier animal, era solo un ente
fisiológico movido por la fuerza de sus impulsos y su temperamento. Por tanto, la tarea del
novelista, decía Zolá, es descubrir mediante la investigación, las causas del comportamiento de la
"bestia humana", tal como se investigan las causas del comportamiento de los seres irracionales.
La literatura naturalista, pues, ejerce una función cognoscitiva de denuncia social. De este modo,
los naturalistas fueron capaces de descubrir y denunciar públicamente una serie de injusticias y
tropelías cometidas por unos en la persona de otros. Esto es lo que hace Benito Pérez Galdós en
novelas como las que tienen por protagonista al avaro Torquemada o en otras como Misericordia,
donde presenta la vida infrahumana de los mendigos y, en general, de los marginales sociales.
Lo mismo sucede en la literatura hispanoamericana de fines de siglo XIX y las primeras décadas
del siglo XX. Un autor como Baldomero Litio (1867-1923), por ejemplo, centra su atención en los
mineros del carbón, preferentemente para publicar la injusticia inhumana que se cometía con
ellos, a quienes los patrones consideraban menos que bestias de carga. Algo similar hace en
poesía Carlos Pezoa Veliz (1879-1908), pero proyectando su mirada al ambiente campesino.
Pezoa Veliz descubre; por ejemplo, que en el campo reina una odiosa dominación de los patrones
sobre los siervos. Los dueños de fundos no son solamente propietarios de la tierra, sino también
de los seres que en ella trabajan. En pleno siglo XX, los campesinos todavía viven y trabajan en
condiciones denigrantes, sometidos a las peores humillaciones de su dignidad, desposeídos
incluso de su derecho de elegir y construir su propio futuro".