Antología Literatura Castellana
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Antología Literatura Castellana
A MODO DE PREÁMBULO 2
QUÉ ES LITERATURA… 4
POESÍA 6
1. EL AMOR 8
Soneto V 9
Noche oscura del alma 10
Rima LIII 11
Poema XX 12
Llagas de amor 14
Las nanas de la cebolla 15
Tu risa 17
Me basta así 18
2. LA MUERTE 19
Romance del enamorado y la muerte 20
Dormirás muchas horas todavía 21
El viaje definitivo 21
Gacela de la muerte oscura 22
Elegía a Ramón Sijé 23
Voy a dormir 24
(1938) Junto al mar 24
TEATRO 55
1. Fuenteovejuna 57
2. La vida es sueño 58
3. Don Juan Tenorio 60
4. Luces de Bohemia 61
5. La casa de Bernarda Alba 63
A MODO DE EPÍLOGO 76
1
A modo de preámbulo
_________________
Hace miles de años, y fijándose acaso especialmente
alguien, en el volumen firme e insinuado
un esclavo quizá, bajo el gastado lino
descansando a la sombra de los árboles, del vientre grávido de una mujer muy
furtivamente, joven,
en un lugar aislado cerró un momento los cansados ojos
del fértil territorio (el hombre que miraba todo aquello)
conquistado por su dueño el guerrero, y articuló un suspiro
al contemplar los campos o bien dijo un sollozo,
regados por el río o algo semejante
- probablemente que repitió, y creció, y dejó su pecho
no ocurrió nada así: estremecido- así la rama
reconstruyo, sin datos, una escena abandonada por un pájaro…
que nadie sabe cómo ha sucedido-
y ver cómo otros hombres Igual que un pájaro
cuidaban de las viñas, podaban salta desde una rama,
los olivos, transportaban el agua de ese modo
que habría de mojar la tierra donde surgió en el aire limpio de aquel día
crecían las hortalizas, la palabra:
o conducían rebaños hacia el monte, Amor.
o extraían la miel de las colmenas Era
- me parece escuchar el rumor duro suficiente.
del estío,
las metálicas hojas de los árboles Pronunciada primero,
(perdida su humedad) crujiendo casi luego escrita,
al ser rozadas por el seco viento, la palabra pasó de boca en boca,
el batir firme y alto de las alas siguió de mano en mano,
de un águila, la viva luz de cera en pergamino,
aplastándolo todo con su peso-, de papel en papel,
2
de tinta en tinta, al sol,
fue tallada en madera, hoy
cayó sobre las láminas (rostros, árboles,
olorosas y blancas, nubes: todo es distinto
y llegó hasta nosotros en esta primavera. En el vaso,
impresa y negra, viva el agua huelo a río.
tras un largo pasaje por los siglos Como una larga cabellera, el viento
llamados de oro, ondea por las calles y se abate
por las gloriosas épocas, de pronto
a través de los textos conocidos rizado y frío sobre el suelo.
con el nombre de clásicos más tarde. Y en ocasiones,
Retrotraerse a un sentimiento puro, ¿por qué mi pensamiento
imaginar un mundo en sus pre-nombres, no acompaña a mis ojos,
es imposible ahora. y se aleja
de lo que ven, perdido
La palabra fue dicha para siempre. y a la vez fijo en algo…?),
Para todos, también. porque quiero.
Yo la recojo,
la elijo entre otras muchas,
la empaño con mi aliento (de Palabra sobre Palabra, 1965)
y la lanzo,
Ángel González
pájaro o piedra,
de nuevo al aire,
3
Qué es literatura…
El escritor
(…) el verdadero escritor, el hombre que hace girar planetas, que modela a un hombre
dormido y manipula ansioso la costilla del durmiente, esa clase de autor no tiene a su
disposición ningún valor predeterminado: debe crearlos él. El arte de escribir es una
actividad fútil si no supone ante todo el arte de ver el mundo como el substrato potencial
de la ficción. (…) El escritor es el primero en trazar su mapa (del mundo que inventa) y
poner nombre a los objetos naturales que contiene. (…) Esa bruma es una montaña… y
aquella montaña tiene que ser conquistada. El artista maestro asciende por una ladera
sin caminos trazados; y una vez arriba, en la cumbre batida por el viento, ¿con quién
diréis que se encuentra? Con el lector jadeante y feliz. Y allí, con un gesto espontáneo, se
abrazan y, si el libro es eterno, se unen eternamente.
El lector
(…) el buen lector es aquel que tiene imaginación, memoria, un diccionario, y cierto
sentido artístico… (…)
(…) Aunque parezca extraño, los libros no se deben leer: se deben releer. Un buen lector,
un lector de primera, un lector activo y creador, es un «relector». Y os diré por qué.
Cuando leemos un libro por primera vez, la operación de mover laboriosamente los ojos
de izquierda a derecha, línea tras línea, página tras página, actividad que supone un
complicado trabajo físico con el libro, el proceso mismo de averiguar en el espacio y en el
tiempo de qué trata, todo esto se interpone entre nosotros y la apreciación artística. (…)
Al leer un libro, (…) necesitamos tiempo para familiarizarnos con él. No poseemos ningún
órgano físico (como los ojos respecto a la pintura) que abarque el conjunto entero y
pueda apreciar luego los detalles.
(…) no debemos confundir el ojo físico, esa prodigiosa obra maestra de la evolución, con
la mente, consecución más prodigiosa aún. Un libro, sea el que sea (…) atrae en primer
lugar a la mente.
El esfuerzo de empezar un libro (…) es a menudo difícil de realizar; pero una vez hecho, las
compensaciones son numerosas y variadas. Puesto que el artista maestro ha utilizado su
imaginación para crear su libro, es natural y lícito que el consumidor del libro también
utilice la suya.
Así que, ¿cuál es el auténtico instrumento que el lector debe emplear? La imaginación
impersonal y la fruición artística. Tiene que establecerse, creo, un equilibrio armonioso y
artístico entre la mente de los lectores y la del autor. Debemos mantenernos un poco
4
distantes y gozar de este distanciamiento a la vez que gozamos intensamente —
apasionadamente, con lágrimas y estremecimientos— de la textura interna de una
determinada obra maestra. Por supuesto, es imposible ser completamente objetivo en
estas cuestiones. Todo lo que vale la pena es en cierto modo subjetivo. Por ejemplo,
puede que vosotros allí sentados no seáis más que un sueño mío, y puede que yo sea una
de vuestras pesadillas. Si el aspirante a lector carece por completo de pasión y de
paciencia —pasión de artista y paciencia de científico—, difícilmente gozará con la gran
literatura.
La literatura
La literatura no nació el día en que un chico llegó corriendo del valle neanderthal gritando
el lobo, el lobo, con un enorme lobo gris pisándole los talones; la literatura nació el día en
que un chico llegó gritando el lobo, el lobo, sin que le persiguiera ningún lobo. El que el
pobre chaval acabara siendo devorado por un animal de verdad por haber mentido
tantas veces es un mero accidente.
Hay tres puntos de vista desde los que podemos considerar a un escritor: como narrador,
como maestro, y como encantador. Un buen escritor combina las tres facetas; pero es la
de encantador la que predomina y la que le hace ser un gran escritor.
5
Poesía
6
7
1. El amor
Soneto V
Noche oscura del alma
Rima LIII
Poema XX
Llagas de amor
Las nanas de la cebolla
Tu risa
Me basta así
8
Soneto V
Garcilaso de la Vega
9
Noche oscura del alma
10
Rima LIII
(1867)
11
Poema XX
Pablo Neruda
12
Como para acercarla mi mirada la busca.
Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.
13
Llagas de amor
(1936)
14
Las nanas de la cebolla
Miguel Hernández
15
Ríete siempre. Sientas un fuego
Siempre en la cuna, correr dientes abajo
defendiendo la risa hincando el centro.
pluma por pluma.
Vuela niño en la doble
Ser de vuelo tan alto, luna del pecho.
tan extendido, Él, triste de cebolla.
que tu carne parece Tú, satisfecho.
cielo cernido. No te derrumbes.
¡Si yo pudiera No sepas lo que pasa
remontarme al origen ni lo que ocurre
de tu carrera!
(1938-1941)
Al octavo mes ríes
con cinco azahares. https://www.youtube.com/watch?v=Ee
Con cinco diminutas d6g_9H6NQ
ferocidades.
Con cinco dientes
como cinco jazmines
adolescentes.
16
Tu risa
Pablo Neruda
17
Me basta así
Ángel González
lo posible por ser Ángel González
para quererte tal como te quiero,
Si yo fuese Dios
para aguardar con calma
y tuviese el secreto,
a que te crees tú misma cada día
haría un ser exacto a ti;
a que sorprendas todas las mañanas
lo probaría
la luz recién nacida con tu propia
(a la manera de los panaderos
luz, y corras
cuando prueban el pan, es decir:
la cortina impalpable que separa
con la boca),
el sueño de la vida,
y si ese sabor fuese
resucitándome con tu palabra,
igual al tuyo, o sea
Lázaro alegre,
tu mismo olor, y tu manera
yo,
de sonreír,
mojado todavía
y de guardar silencio,
de sombras y pereza,
y de estrechar mi mano estrictamente,
sorprendido y absorto
y de besarnos sin hacernos daño
en la contemplación de todo aquello
—de esto sí estoy seguro: pongo
que, en unión de mí mismo,
tanta atención cuando te beso—;
recuperas y salvas, mueves, dejas
entonces,
abandonado cuando —luego— callas...
(Escucho tu silencio.
si yo fuese Dios,
Oigo
podría repetirte y repetirte,
constelaciones: existes.
siempre la misma y siempre diferente,
Creo en ti.
sin cansarme jamás del juego idéntico,
Eres.
sin desdeñar tampoco la que fuiste
Me basta).
por la que ibas a ser dentro de nada;
ya no sé si me explico, pero quiero
aclarar que si yo fuese
(1965)
Dios, haría
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2. La muerte
19
Romance del enamorado y la muerte
Anónimo
Un sueño soñaba anoche, —¿Cómo te podré yo abrir
soñito del alma mía, si la ocasión no es venida?
soñaba con mis amores, Mi padre no fue al palacio,
que en mis brazos los tenía. mi madre no está dormida.
Vi entrar señora tan blanca, —Si no me abres esta noche,
muy más que la nieve fría. ya no me abrirás, querida;
—¿Por dónde has entrado, amor? la Muerte me está buscando,
¿Cómo has entrado, mi vida? junto a ti vida sería.
Las puertas están cerradas, —Vete bajo la ventana
ventanas y celosías. donde labraba y cosía,
—No soy el amor, amante: te echaré cordón de seda
la Muerte que Dios te envía. para que subas arriba,
—¡Ay, Muerte tan rigurosa, y si el cordón no alcanzare,
déjame vivir un día! mis trenzas añadiría.
- Un día no puede ser, La fina seda se rompe;
una hora tienes de vida. la Muerte que allí venía:
Muy deprisa se calzaba, —Vamos, el enamorado,
más deprisa se vestía; que la hora ya está cumplida.
ya se va para la calle,
en donde su amor vivía.
—¡Ábreme la puerta, blanca, (siglo XV)
ábreme la puerta, niña!
20
Dormirás muchas horas todavía
Antonio Machado
Daba el reloj las doce… y eran doce
golpes de azada en tierra… Dormirás muchas horas todavía
…¡Mi hora! —grité— … El silencio sobre la orilla vieja
me respondió: —No temas; y encontrarás una mañana pura
tú no verás caer la última gota amarrada tu barca a otra ribera.
que en la clepsidra tiembla.
El viaje definitivo
21
Gacela de la muerte oscura
22
Elegía a Ramón Sijé
(En Orihuela, su pueblo y el mío, se me ha muerto como del rayo Ramón Sijé, con quien
tanto quería)
Miguel Hernández
23
Alegrarás la sombra de mis cejas,
y tu sangre se irán a cada lado A las aladas almas de las rosas
disputando tu novia y las abejas. del almendro de nata te requiero,
que tenemos que hablar de muchas
Tu corazón, ya terciopelo ajado, cosas,
llama a un campo de almendras compañero del alma, compañero.
espumosas
(1936)
mi avariciosa voz de enamorado.
Voy a dormir
(1938) Junto al mar
Alfonsina Storni
José Hierro
Dientes de flores, cofia de rocío,
manos de hierbas, tú, nodriza fina, Si muero, que me pongan desnudo,
tenme prestas las sábanas terrosas Desnudo junto al mar.
y el edredón de musgos escardados. Serán las aguas grises mi escudo
Y no habrá que luchar.
Voy a dormir, nodriza mía, acuéstame.
Ponme una lámpara a la cabecera;
Si muero que me dejen a solas.
una constelación, la que te guste;
El mar es mi jardín.
todas son buenas: bájala un poquito.
No puede, quien amaba las olas,
Déjame sola: oyes romper los brotes… Desear otro fin.
te acuna un pie celeste desde arriba
y un pájaro te traza unos compases Oiré la melodía del viento,
para que olvides… Gracias. Ah, un La misteriosa voz.
encargo: Será por fin vencido el momento
si él llama nuevamente por teléfono Que siega como hoz.
le dices que no insista, que he salido…
Que siega pesadumbres. Y cuando
La noche empiece a arder,
Soñando, sollozando, cantando,
Yo volveré a nacer
https://www.youtube.com/watch?v=Rrr5YzcbPd4
24
3. El paso del tiempo
1476-1480
27
Que se nos va la Pascua
Luis de Góngora
28
Enseña cómo todas las cosas
avisan de la muerte
Francisco de Quevedo
29
(Hoy cuantas horas…)
No volveré a ser joven
Pablo Neruda
Jaime Gil de Biedma
30
Otoño
Mario Benedetti
Aprovechemos el otoño
antes de que el invierno nos escombre
entremos a codazos en la franja del sol
y admiremos a los pájaros que emigran
aprovechemos el otoño
antes de que el futuro se congele
y no haya sitio para la belleza
porque el futuro se nos vuelve escarcha
(2002)
31
32
Prosa
4. Nada
33
34
1. El Lazarillo de Tormes
Autor anónimo
Adaptación de Juan Manuel Infante Moraño para la editorial Anaya
“Yo por mi bien tengo que cosas tan señaladas, y por ventura nunca oídas ni vistas,
vengan a noticia de muchos y no se entierren en la sepultura del olvido, pues podría ser
que alguno que las lea halle algo que le agrade, y a los que no ahondaren tanto los
deleite. Y a este propósito dice Plinio que no hay libro, por malo que sea, que no tenga
cosas buenas… (…) consideren los que heredaron nobles estados cuán poco se les debe,
pues la Fortuna fue con ellos parcial, y cuánto más hicieron los que, siéndole contraria,
con fuerza y maña salieron a buen puerto” (…) (del Prólogo de la obra)
Introducción
35
La lectura de los libros de caballerías se puso de moda en la España del
Renacimiento, gracias al gusto de los lectores por las obras imaginativas y al espíritu
aventurero de unos hombres lanzados a descubrir un continente nuevo: América. En las
bodegas de las naves que cruzaban el Atlántico no faltaban libros como Amadís de Gaula,
Belianís de Grecia, Palmerín de Inglaterra o la Historia del famoso caballero Tirante el
Blanco. Las fantásticas aventuras de los caballeros andantes se habían convertido en la
lectura favorita de todas las clases sociales.
El Lazarillo tuvo un rápido éxito entre los lectores y la obra alcanzó una gran
popularidad. Sin embargo, Lázaro de Tormes no era ni un héroe ni un caballero andante,
sino un pícaro, es decir, «un hombre sin oficio que hace cualquier oficio por falta de
oficio», según lo definió, cuatro siglos más tarde, el escritor cubano Alejo Carpentier.
El pícaro era un muchacho de origen humilde, nacido de padres sin honra, casi
delincuentes, que servía a varios amos, pasaba hambre y debía recurrir a su ingenio y a la
mendicidad para subsistir. Como los caballeros, perseguía también la fama y la fortuna,
pero estos valores no los alcanzaba por defender su honor ni el de los demás, sino más
bien al contrario, a pesar de su deshonra. Y si Lázaro no era más que un pobre criado
andante que hacía lo que podía para sobrevivir, ¿qué sentido tendría contarle su vida a
quien se la contó?
Nuestro personaje es un joven de veintitantos años. Vive en Toledo, donde ejerce
uno de los oficios de peor consideración social en la época: el de pregonero, es decir, se
dedica a reclamar la atención de las gentes sobre distintos productos que se venden por
las calles. Acaba de casarse con la criada del arcipreste de la iglesia de San Salvador,
propietario de los vinos que Lázaro pregona y vende en la ciudad. Pero las malas lenguas
andan pregonando que la mujer de Lázaro visita con demasiada frecuencia la casa del
arcipreste, de día y de noche.
Los rumores de adulterio han llegado a oídos de una persona muy importante de
la sociedad toledana (citada en el texto como vuestra merced), la cual solicita a Lázaro
que le cuente el «caso» con todo detalle. Y Lázaro le r esponde con una extensa carta,
considerando que para entender su actitud ante dicho «caso», es necesario que se
conozca toda su vida: cómo nació, quiénes fueron sus padres, cómo pasó su infancia y a
qué amos sirvió hasta conseguir el oficio de pregonero. En consecuencia, tiene sentido
contar su vida —según el propio protagonista— para poder mostrar a los demás cuánto
mérito tienen aquellos que, habiendo nacido en el seno de una familia humilde, han
logrado alcanzar el estado de «bienestar» del que ahora presume Lázaro.
La vida de Lazarillo de Tormes, y de sus fortunas y adversidades es, pues, la carta
autobiográfica de un antihéroe, cuya vida no transcurre por los prodigiosos reinos de los
caballeros andantes, sino por lugares castellanos muy conocidos y en compañía de
personajes cercanos a los españoles de la época del emperador Carlos V.
Con el Lazarillo se inicia el género de la novela picaresca, donde por primera vez
un marginado desempeña el papel protagonista de una historia, contada por él mismo.
Pero, aunque el pícaro tiene una base real en los mendigos de la época, este pícaro
36
literario es un personaje de ficción que cuenta como si fueran verdaderos, sucesos que
no lo son. Por tanto, el Lazarillo es una novela realista solo en el sentido de que pretende
contar la vida de un pregonero de Toledo de manera verosímil, como si hubiera existido
de verdad. En esto radica su originalidad, pues no se había escrito nada igual hasta la
fecha. Tras el éxito del Lazarillo, la novela picaresca se consolidó en los primeros años del
siglo XVII con la publicación del Guzmán de Alfarache, de Mateo Alemán, y de la Vida del
Buscón llamado don Pablos, de Francisco de Quevedo.
La carta de Lázaro asombró a los lectores del siglo XVI, circuló como manuscrito
antes que como libro, llegó a estar prohibida por la Inquisición y se editó censurada
durante mucho tiempo; pero la obra superó todas las adversidades, dio pie al nacimiento
de la novela moderna y ha llegado hasta nosotros como una obra maestra.
37
Siendo yo un niño de ocho años, acusaron a mi padre de hacer cortes en los sacos
de los que allí venían a moler, por lo cual fue llevado preso, y confesó y no negó, y
padeció persecución por la justicia. Espero que Dios lo tenga en la gloria, pues el
Evangelio llama bienaventurados a los perseguidos.
En este tiempo se organizó una expedición naval para luchar contra los moros, y
en ella fue mi padre, que por entonces estaba desterrado a causa del desastre ya dicho,
con el oficio de cuidar las mulas de un caballero que allá fue, y con su señor, como criado
fiel, acabó su vida.
Mi viuda madre, al verse sin marido y sin protección, decidió arrimarse a los
buenos para ser uno de ellos, y se vino a vivir a la ciudad y alquiló una casilla, y se metió a
guisar para unos estudiantes, y lavaba la ropa a ciertos mozos de caballos del
Comendador2 de la Magdalena, de manera que fue frecuentando las caballerizas. En ellas
conoció a un hombre moreno de los que cuidaban las bestias. Este algunas veces se venía
a nuestra casa y se iba por la mañana. Otras veces, llegaba a la puerta de día y, con la
excusa de comprar huevos, entraba en casa. Yo, al principio de su entrada, sentía miedo
de él, viendo el color y el feo rostro que tenía; mas desde que vi que su venida mejoraba
el comer, le fui queriendo más, porque siempre traía pan, pedazos de carne y en el
invierno leños, con los que nos calentábamos.
Así que, visitando la casa de noche y de día, mi madre vino a darme un negrito muy
bonito, con el cual yo jugaba y ayudaba a cuidar. Y recuerdo que estando el negro de mi
padrastro jugueteando con el mozuelo, como el niño nos veía a mi madre y a mí blancos,
y a él no, huyó de él hacia mi madre, con mie do, y, señalándole con el dedo, dijo:
—¡Madre, coco!
Él respondió riendo:
—¡Hijoputa!
Yo, aunque aún era muy niño, reparé en aquella palabra de mi hermanico, y dije
para mí: «¡Cuántas personas debe de haber en el mundo que huyen de otras porque no
se ven a sí mismas!».
Quiso nuestra mala fortuna que llegara a oídos del mayordomo3 la relación entre
mi madre y el Zaide, que así se llamaba mi padrastro, y, hecha la investigación, se
descubrió que hurtaba la mitad de la mitad de la cebada que le daban para las bestias, y
simulaba que se habían perdido cepillos, paños, leña, pienso, y hasta las mantas y
sábanas de los caballos; y cuando no tenía otra cosa, quitaba las herraduras a los
animales, y con todo esto ayudaba a mi madre a criar a mi hermanico. Si no nos
asombramos de un clérigo ni de un fraile cuando el primero hurta a los pobres y el
2
Comendador: caballero perteneciente a una orden militar con derecho a cobrar rentas.
3
Mayordomo: administrador del Comendador.
segundo al convento para mantener a sus devotas4 y a sus hijos, tampoco debemos
sorprendernos de un pobre esclavo al que el amor le animaba a hacer lo mismo.
Y consiguieron probar cuanto digo y aun más; porque a mí me preguntaban con
amenazas, y, como era niño, respondía con miedo y descubría cuanto sabía: hasta ciertas
herraduras que por encargo de mi madre vendí a un herrero. Al triste de mi padrastro lo
azotaron y le echaron grasa caliente sobre las heridas, y a mi madre pusieron por pena,
además de los acostumbrados cien azotes, que no entrase en la casa del mencionado
comendador ni acogiese en la suya al lastimado Zaide.
Por no echarlo todo a perder, mi pobre madre sacó fuerzas de flaqueza y cumplió
la sentencia. Y, por evitar más peligros y quitarse de las malas lenguas, se fue a servir a
los que por entonces vivían en el mesón de la Solana; y allí, padeciendo mil
incomodidades, se acabó de criar mi hermanico hasta que supo andar, y yo hasta que fui
buen mozuelo, que les iba por vino y por velas para los huéspedes y por todo lo que me
mandaban.
En este tiempo vino al mesón un ciego, el cual, pareciéndole que yo serviría para
guiarle, me pidió a mi madre, y ella me entregó a él, diciéndole que yo era hijo de un
buen hombre, el cual, por defender la fe, había muerto en la batalla de los Gelves, y que
ella confiaba en Dios que yo no saldría peor hombre que mi padre, y que le rogaba que
me tratase bien y mirase por mí, pues era huérfano. Él respondió que así lo haría y que
me recibía, no por mozo, sino por hijo. Y así comencé a servir y a guiar a mi nuevo y viejo
amo.
Como estuvimos en Salamanca algunos días y las ganancias no eran del gusto de
mi amo, decidió irse de allí; y cuando llegó la hora de partir, yo fui a ver a mi madre, y
ambos llorando, me dio su bendición y dijo:
—Hijo, ya sé que no te veré más. Procura ser bueno, y que Dios te guíe. Te he criado y
con buen amo te he puesto; válete por ti mismo.
Y así me fui para mi amo, que me estaba esperando.
4
Devotas: el autor hace una crítica religiosa al igualar el comportamiento del padrastro con el de los
clérigos y frailes que robaban para mantener a sus devotas, es decir, a sus amantes.
39
2. El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha
https://www.ellibrototal.com/ltotal/?t=6&d=6439
"La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los
cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar encubre".
PRIMERA PARTE
Capítulo I
Que trata de la condición y ejercicio del famoso y valiente hidalgo don Quijote de la
Mancha.
40
plaza que así ensillaba el rocín como tomaba la podadera. Frisaba la edad de nuestro
hidalgo con los cincuenta años. Era de complexión recia, seco de carnes, enjuto de
rostro, gran madrugador y amigo de la caza. Quieren decir que tenía el sobrenombre de
«Quijada», o «Quesada», que en esto hay alguna diferencia en los autores que deste
caso escriben, aunque por conjeturas verisímiles se deja entender que se llamaba
«Quijana». Pero esto importa poco a nuestro cuento: basta que en la narración dél no se
salga un punto de la verdad.
Es, pues, de saber que este sobredicho hidalgo, los ratos que estaba ocioso -que
eran los más del año-, se daba a leer libros de caballerías, con tanta afición y gusto, que
olvidó casi de todo punto el ejercicio de la caza y aun la administración de su hacienda; y
llegó a tanto su curiosidad y desatino en esto, que vendió muchas hanegas de tierra de
sembradura para comprar libros de caballerías en que leer, y, así, llevó a su casa todos
cuantos pudo haber dellos (…)
En resolución, él se enfrascó tanto en su lectura, que se le pasaban las noches
leyendo de claro en claro, y los días de turbio en turbio; y así, del poco dormir y del
mucho leer, se le secó el celebro de manera que vino a perder el juicio. Llenósele la
fantasía de todo aquello que leía en los libros, así de encantamentos como de
pendencias, batallas, desafíos, heridas, requiebros, amores, tormentas y disparates
imposibles; y asentósele de tal modo en la imaginación que era verdad toda aquella
máquina de aquellas soñadas invenciones que leía, que para él no había otra historia más
cierta en el mundo. (…)
En efecto, rematado ya su juicio, vino a dar en el más estraño pensamiento que
jamás dio loco en el mundo, y fue que le pareció convenible y necesario, así para el
aumento de su honra como para el servicio de su república, hacerse caballero andante y
irse por todo el mundo con sus armas y caballo a buscar las aventuras y a ejercitarse en
todo aquello que él había leído que los caballeros andantes se ejercitaban, deshaciendo
todo género de agravio y poniéndose en ocasiones y peligros donde, acabándolos,
cobrase eterno nombre y fama. Imaginábase el pobre ya coronado por el valor de su
brazo, por lo menos del imperio de Trapisonda; y así, con estos tan agradables
pensamientos, llevado del extraño gusto que en ellos sentía, se dio prisa a poner en
efecto lo que deseaba. (…)
Capítulo VIII
Del buen suceso que el valeroso don Quijote tuvo en la espantable y jamás imaginada
aventura de los molinos de viento, con otros sucesos dignos de felice recordación
41
comenzaremos a enriquecer, que esta es buena guerra, y es gran servicio de Dios quitar
tan mala simiente de sobre la faz de la tierra.
-¿Qué gigantes? -dijo Sancho Panza.
-Aquellos que allí ves -respondió su amo-, de los brazos largos, que los suelen tener
algunos de casi dos leguas.
-Mire vuestra merced -respondió Sancho- que aquellos que allí se parecen no son
gigantes, sino molinos de viento, y lo que en ellos parecen brazos son las aspas, que,
volteadas del viento, hacen andar la piedra del molino.
-Bien parece -respondió don Quijote- que no estás cursado en esto de las aventuras: ellos
son gigantes; y si tienes miedo quítate de ahí, y ponte en oración en el espacio que yo
voy a entrar con ellos en fiera y desigual batalla.
Y, diciendo esto, dio de espuelas a su caballo Rocinante, sin atender a las voces
que su escudero Sancho le daba, advirtiéndole que sin duda alguna eran molinos de
viento, y no gigantes, aquellos que iba a acometer. Pero él iba tan puesto en que eran
gigantes, que ni oía las voces de su escudero Sancho, ni echaba de ver, aunque estaba ya
bien cerca, lo que eran, antes iba diciendo en voces altas:
-Non fuyades, cobardes y viles criaturas, que un solo caballero es el que os acomete.
Levantóse en esto un poco de viento, y las grandes aspas comenzaron a moverse,
lo cual visto por don Quijote, dijo:
-Pues aunque mováis más brazos que los del gigante Briareo, me lo habéis de pagar.
Y en diciendo esto, y
encomendándose de todo corazón a su
señora Dulcinea, pidiéndole que en tal
trance le socorriese, bien cubierto de su
rodela, con la lanza en el ristre,
arremetió a todo el galope de Rocinante
y embistió con el primero molino que
estaba delante; y dándole una lanzada
en el aspa, la volvió el viento con tanta
furia, que hizo la lanza pedazos,
llevándose tras sí al caballo y al
caballero, que fue rodando muy
maltrecho por el campo. Acudió Sancho
Panza a socorrerle, a todo el correr de su
asno, y cuando llegó halló que no se José Moreno Carbonero - Muso del Prado
podía menear: tal fue el golpe que dio
con él Rocinante.
-¡Válame Dios! -dijo Sancho-. ¿No le dije yo a vuestra merced que mirase bien lo que
hacía, que no eran sino molinos de viento, y no lo podía ignorar sino quien llevase otros
tales en la cabeza?
42
-Calla, amigo Sancho -respondió don Quijote-, que las cosas de la guerra más que otras
están sujetas a continua mudanza; cuanto más, que yo pienso, y es así verdad, que aquel
sabio Frestón que me robó el aposento y los libros ha vuelto estos gigantes en molinos,
por quitarme la gloria de su vencimiento: tal es la enemistad que me tiene; as al cabo al
cabo han de poder poco sus malas artes contra la bondad de mi espada.
-Dios lo haga como puede -respondió Sancho Panza.
Y, ayudándole a levantar, tornó a subir sobre Rocinante, que medio despaldado
estaba. Y, hablando en la pasada aventura, siguieron el camino del Puerto Lápice, porque
allí decía don Quijote que no era posible dejar de hallarse muchas y diversas aventuras,
por ser lugar muy pasajero; sino que iba muy pesaroso, por haberle faltado la lanza; y
diciéndoselo a su escudero, le dijo:
-Yo me acuerdo haber leído que un caballero español llamado Diego Pérez de Vargas,
habiéndosele en una batalla roto la espada, desgajó de una encina un pesado ramo o
tronco, y con él hizo tales cosas aquel día y machacó tantos moros, que le quedó por
sobrenombre «Machuca», y así él como sus decendientes se llamaron desde aquel día en
adelante «Vargas y Machuca». Hete dicho esto porque de la primera encina o roble que
se me depare pienso desgajar otro tronco, tal y tan bueno como aquel que me imagino; y
pienso hacer con él tales hazañas, que tú te tengas por bien afortunado de haber
merecido venir a vellas y a ser testigo de cosas que apenas podrán ser creídas.
-A la mano de Dios -dijo Sancho-. Yo lo creo todo así como vuestra merced lo dice; pero
enderécese un poco, que parece que va de medio lado, y debe de ser del molimiento de
la caída.
-Así es la verdad -respondió don Quijote-, y si no me quejo del dolor, es porque no es
dado a los caballeros andantes quejarse de herida alguna, aunque se le salgan las tripas
por ella.
-Si eso es así, no tengo yo que replicar -respondió Sancho-; pero sabe Dios si yo me
holgara que vuestra merced se quejara cuando alguna cosa le doliera. De mí sé decir que
me he de quejar del más pequeño dolor que tenga, si ya no se entiende también con los
escuderos de los caballeros andantes eso del no quejarse.
No se dejó de reír don Quijote de la simplicidad de su escudero; y, así, le declaró
que podía muy bien quejarse como y cuando quisiese, sin gana o con ella, que hasta
entonces no había leído cosa en contrario en la orden de caballería. Díjole Sancho que
mirase que era hora de comer. Respondióle su amo que por entonces no le hacía
menester, que comiese él cuando se le antojase. Con esta licencia, se acomodó Sancho lo
mejor que pudo sobre su jumento, y, sacando de las alforjas lo que en ellas había puesto,
iba caminando y comiendo detrás de su amo muy de su espacio, y de cuando en cuando
empinaba la bota, con tanto gusto, que le pudiera envidiar el más regalado bodegonero
de Málaga. Y en tanto que él iba de aquella manera menudeando tragos, no se le
acordaba de ninguna promesa que su amo le hubiese hecho, ni tenía por ningún trabajo,
sino por mucho descanso, andar buscando las aventuras, por peligrosas que fuesen.
43
En resolución, aquella noche la pasaron entre unos árboles, y del uno dellos
desgajó don Quijote un ramo seco que casi le podía servir de lanza, y puso en él el hierro
que quitó de la que se le había quebrado.
Toda aquella noche no durmió don Quijote, pensando en su señora Dulcinea, por
acomodarse a lo que había leído en sus libros, cuando los caballeros pasaban sin dormir
muchas noches en las florestas y despoblados, entretenidos con las memorias de sus
señoras. No la pasó ansí Sancho Panza, que, como tenía el estómago lleno, y no de agua
de chicoria, de un sueño se la llevó toda, y no fueran parte para despertarle, si su amo no
lo llamara, los rayos del sol, que le daban en el rostro, ni el canto de las aves, que muchas
y muy regocijadamente la venida del nuevo día saludaban. Al levantarse, dio un tiento a
la bota , y hallóla algo más flaca que la noche antes, y afligiósele el corazón, por parecerle
que no llevaban camino de remediar tan presto su falta. No quiso desayunarse don
Quijote, porque, como está dicho, dio en sustentarse de sabrosas memorias.
Tornaron a su comenzado camino del Puerto Lápice, y a obra de las tres del día le
descubrieron.
44
3. Vuelva usted mañana
Gran persona debió de ser el primero que llamó pecado mortal a la pereza; (…)
(…)
-Mirad -le dije-, monsieur Sans-délai -que así se llamaba-; vos venís decidido a pasar
quince días, y a solventar en ellos vuestros asuntos.
45
-Ciertamente -me contestó-. Quince días, y es mucho. Mañana por la mañana
buscamos un genealogista para mis asuntos de familia; por la tarde revuelve sus libros,
busca mis ascendientes, y por la noche ya sé quién soy. En cuanto a mis reclamaciones,
pasado mañana las presento fundadas en los datos que aquél me dé, legalizadas en
debida forma; y como será una cosa clara y de justicia innegable (pues sólo en este caso
haré valer mis derechos), al tercer día se juzga el caso y soy dueño de lo mío. En cuanto a
mis especulaciones, en que pienso invertir mis caudales, al cuarto día ya habré
presentado mis proposiciones. Serán buenas o malas, y admitidas o desechadas en el
acto, y son cinco días; en el sexto, séptimo y octavo, veo lo que hay que ver en Madrid;
descanso el noveno; el décimo tomo mi asiento en la diligencia, si no me conviene estar
más tiempo aquí, y me vuelvo a mi casa; aún me sobran de los quince cinco días.
Al llegar aquí monsieur Sans-délai traté de reprimir una carcajada que me andaba
retozando ya hacía rato en el cuerpo, y si mi educación logró sofocar mi inoportuna
jovialidad, no fue bastante a impedir que se asomase a mis labios una suave sonrisa de
asombro y de lástima que sus planes ejecutivos me sacaban al rostro mal de mi grado.
-Permitidme, monsieur Sans-délai -le dije entre socarrón y formal-, permitidme que
os convide a comer para el día en que llevéis quince meses de estancia en Madrid.
-¿Cómo?
-Dentro de quince meses estáis aquí todavía.
-¿Os burláis?
-No por cierto.
-¿No me podré marchar cuando quiera? ¡Cierto que la idea es graciosa!
-Sabed que no estáis en vuestro país activo y trabajador.
-¡Oh!, los españoles que han viajado por el extranjero han adquirido la costumbre de
hablar mal siempre de su país por hacerse superiores a sus compatriotas.
-Os aseguro que en los quince días con que contáis, no habréis podido hablar siquiera
a una sola de las personas cuya cooperación necesitáis.
-¡Hipérboles! Yo les comunicaré a todos mi actividad.
-Todos os comunicarán su inercia.
Conocí que no estaba el señor de Sans-délai muy dispuesto a dejarse convencer sino
por la experiencia, y callé por entonces, bien seguro de que no tardarían mucho los
hechos en hablar por mí.
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-Vuelva usted mañana -nos respondió la criada-, porque el señor no se ha levantado
todavía.
-Vuelva usted mañana -nos dijo al siguiente día-, porque el amo acaba de salir.
-Vuelva usted mañana -nos respondió al otro-, porque el amo está durmiendo la
siesta.
-Vuelva usted mañana -nos respondió el lunes siguiente-, porque hoy ha ido a los
toros.
-¿Qué día, a qué hora se ve a un español? Vímosle por fin, y «Vuelva usted mañana -
nos dijo-, porque se me ha olvidado. Vuelva usted mañana, porque no está en limpio».
A los quince días ya estuvo; pero mi amigo le había pedido una noticia del apellido
Díez, y él había entendido Díaz, y la noticia no servía. Esperando nuevas pruebas, nada
dije a mi amigo, desesperado ya de dar jamás con sus abuelos.
No paró aquí; un sastre tardó veinte días en hacerle un frac, que le había mandado
llevarle en veinticuatro horas; el zapatero le obligó con su tardanza a comprar botas
hechas; la planchadora necesitó quince días para plancharle una camisola; y el
sombrerero a quien le había enviado su sombrero a variar el ala, le tuvo dos días con la
cabeza al aire y sin salir de casa.
Sus conocidos y amigos no le asistían a una sola cita, ni avisaban cuando faltaban, ni
respondían a sus esquelas. ¡Qué formalidad y qué exactitud!
-¿Qué os parece de esta tierra, monsieur Sans-délai? -le dije al llegar a estas pruebas.
-Me parece que son hombres singulares...
-Pues así son todos. No comerán por no llevar la comida a la boca.
Presentose con todo, yendo y viniendo días, una proposición de mejoras para un
ramo que no citaré, quedando recomendada eficacísimamente.
-Vuelva usted mañana -nos dijo el portero-. El oficial de la mesa no ha venido hoy.
«Grande causa le habrá detenido», dije yo entre mí. Fuímonos a dar un paseo, y nos
encontramos, ¡qué casualidad!, al oficial de la mesa en el Retiro, ocupadísimo en dar una
vuelta con su señora al hermoso sol de los inviernos claros de Madrid. Martes era el día
siguiente, y nos dijo el portero:
Como soy el diablo y aun he sido duende, busqué ocasión de echar una ojeada por el
agujero de una cerradura. Su señoría estaba echando un cigarrito al brasero, y con una
charada del Correo entre manos que le debía costar trabajo el acertar.
-Es imposible verle hoy -le dije a mi compañero-; su señoría está en efecto
ocupadísimo.
Hubo que hacer otro. ¡Vuelta a los empeños! ¡Vuelta a la prisa! ¡Qué delirio!
48
-Es indispensable -dijo el oficial con voz campanuda-, que esas cosas vayan por sus
trámites regulares.
Es decir, que el toque estaba, como el toque del ejercicio militar, en llevar nuestro
expediente tantos o cuantos años de servicio.
Por último, después de cerca de medio año de subir y bajar, y estar a la firma o al
informe, o a la aprobación o al despacho, o debajo de la mesa, y de volver siempre
mañana, salió con una notita al margen que decía:
-¿Para esto he echado yo mi viaje tan largo? ¿Después de seis meses no habré
conseguido sino que me digan en todas partes diariamente: «Vuelva usted mañana», y
cuando este dichoso «mañana» llega en fin, nos dicen redondamente que «no»? ¿Y
vengo a darles dinero? ¿Y vengo a hacerles favor? Preciso es que la intriga más enredada
se haya fraguado para oponerse a nuestras miras.
-¿Intriga, monsieur Sans-délai? No hay hombre capaz de seguir dos horas una intriga.
La pereza es la verdadera intriga; os juro que no hay otra; ésa es la gran causa oculta: es
más fácil negar las cosas que enterarse de ellas. (…)
-Me marcho, señor Fígaro -me dijo-. En este país «no hay tiempo» para hacer nada;
sólo me limitaré a ver lo que haya en la capital de más notable.
-¡Ay, mi amigo! -le dije-, idos en paz, y no queráis acabar con vuestra poca paciencia;
mirad que la mayor parte de nuestras cosas no se ven.
-¿Es posible?
-¿Nunca me habéis de creer? Acordaos de los quince días...
Un gesto de monsieur Sans-délai me indicó que no le había gustado el recuerdo.
-Vuelva usted mañana -nos decían en todas partes-, porque hoy no se ve.
-Ponga usted un memorialito para que le den a usted permiso especial.
Era cosa de ver la cara de mi amigo al oír lo del memorialito: representábasele en la
imaginación el informe, y el empeño, y los seis meses, y... Contentose con decir:
-Soy extranjero. ¡Buena recomendación entre los amables compatriotas míos!
Aturdíase mi amigo cada vez más, y cada vez nos comprendía menos. Días y días
tardamos en ver las pocas rarezas que tenemos guardadas. Finalmente, después de
49
medio año largo, si es que puede haber un medio año más largo que otro, se restituyó mi
recomendado a su patria maldiciendo de esta tierra, y dándome la razón que yo ya antes
me tenía, y llevando al extranjero noticias excelentes de nuestras costumbres; diciendo
sobre todo que en seis meses no había podido hacer otra cosa sino «volver siempre
mañana», y que a la vuelta de tanto «mañana», eternamente futuro, lo mejor, o más
bien lo único que había podido hacer bueno, había sido marcharse.
¿Tendrá razón, perezoso lector (si es que has llegado ya a esto que estoy
escribiendo), tendrá razón el buen monsieur Sans-délai en hablar mal de nosotros y de
nuestra pereza? ¿Será cosa de que vuelva el día de mañana con gusto a visitar nuestros
hogares? Dejemos esta cuestión para mañana, porque ya estarás cansado de leer hoy: si
mañana u otro día no tienes, como sueles, pereza de volver a la librería, pereza de sacar
tu bolsillo, y pereza de abrir los ojos para hojear las hojas que tengo que darte todavía, te
contaré cómo a mí mismo, que todo esto veo y conozco y callo mucho más, me ha
sucedido muchas veces (…)
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4. Nada
Carmen Laforet
... Me lo decía como una confesión y me sentí súbitamente conmovida, porque creí
que se refería a su grosería de un momento antes. Una de las pocas cosas que en aquel
tiempo estaba yo capacitada para entender era la miseria en cualquier aspecto que se
presentase: aun bajo la buena tela y la camisa de hilo de Gerardo... Puse, en un gesto
impulsivo, mi mano sobre la suya y él me la estrechó comunicándome su calor. En aquel
momento tuve ganas de llorar, sin saber por qué. Él me besó el cabello.
Él me cogió del brazo como quien recobra algo suyo y me miró de una manera tan
grosera y despectiva que me dejó helada.
51
Luego, en el tranvía que tomamos para la vuelta, me fue dando paternales consejos
sobre mi conducta en lo sucesivo y sobre la conveniencia de no andar suelta y loca y de
no salir sola con los muchachos. Casi me pareció estar oyendo a tía Angustias.
- No, «peque», no, conmigo es distinto. Ya ves que te aconsejo bien... Yo soy tu mejor
amigo. Estaba muy satisfecho de sí mismo. Yo me encontraba desalentada, como el día
que una buena monja de mi colegio, un poco ruborizada, me explicó que había dejado de
ser una niña, que me había convertido en mujer. Inoportunamente recordaba las
palabras de la monjita: «No hay que asustarse, no es una enfermedad, es algo natural
que Dios manda»... Yo pensaba: «De modo que este hombre estúpido es quien me ha
besado por primera vez... Es muy posible que esto tampoco tenga importancia».
Debilitada y triste como me encontraba, casi tuve ganas de llorar. Ena, que era mejor
que yo, había venido a buscarme (…)
1945
52
5. Cien años de soledad
1967
53
54
Teatro
1. Fuenteovejuna
2. La Vida es sueño
4. Luces de Bohemia
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56
1. Fuenteovejuna
57
2. La vida es sueño
(1635)
3. Don Juan Tenorio
José Zorrilla
60
4. Luces de Bohemia
(1924)
61
ZARATUSTRA entra y sale en la trastienda, con una vela encendida. La palmatoria
pringosa tiembla en la mano del fantoche. Camina sin ruido, con andar entrapado. La
mano, calzada con mitón negro, pasea la luz por los estantes de libros. Media cara en
reflejo y media en sombra. Parece que la nariz se le dobla sobre una oreja. El loro ha
puesto el pico bajo el ala. Un retén de polizontes pasa con un hombre maniatado. Sale
alborotando el barrio un chico pelón montado en una caña, con una bandera.
EL PELÓN.- ¡Vi-va-Es-pa-ña!
El CAN.- ¡Guau! ¡Guau!
ZARATUSTRA.- ¡Está buena España!
DON GAY.- Es preciso reconocerlo. No hay país comparable a Inglaterra. Allí el
sentimiento religioso tiene tal decoro, tal dignidad que indudablemente las más
honorables familias son las más religiosas. Si España alcanzase un más alto concepto
religioso, se salvaba.
MAX .- ¡Recémosle un Réquiem! Aquí los puritanos de conducta son los demagogos de la
extrema izquierda. Acaso nuevos cristianos, pero todavía sin saberlo.
DON GAY.-Señores míos, en Inglaterra me he convertido al dogma iconoclasta, al
cristianismo de oraciones y cánticos, limpio de imágenes milagreras. ¡Y ver la idolatría de
este pueblo!
MAX . España, en su concepción religiosa, es una tribu del Centro de África.
DON GAY.- Maestro, tenemos que rehacer el concepto religioso en el arquetipo del
Hombre-Dios. Hacer la Revolución Cristiana con todas las exageraciones del Evangelio.
DON LATINO.- Son más que las del compañero Lenin.
ZARATUSTRA.- Sin religión no puede haber buena fe en el comercio.
DON GAY.- Maestro, hay que fundar la Iglesia Española Independiente. [...]
MAX .- Hay que resucitar a Cristo.
DON GAY.-He caminado por todos los caminos del mundo y he aprendido que los
pueblos más grandes no se constituyeron sin una Iglesia Nacional. La creación política es
ineficaz si falta una conciencia religiosa con su ética superior a las leyes que escriben los
hombres.
MAX .- Ilustre Don Gay, de acuerdo. La miseria del pueblo español, la gran miseria moral,
está en su chabacana sensibilidad ante los enigmas de la vida y de la muerte (...). Este
pueblo miserable transforma todos los grandes conceptos en un cuento de beatas
costureras. Su religión es una chochez de viejas que disecan al gato cuando se les muere.
(1924)
62
5. La casa de Bernarda Alba
Bernarda: Ya te he dicho que quiero que hables con tu hermana Martirio. Lo que
pasó del retrato fue una broma y lo debes olvidar.
Angustias: Usted sabe que ella no me quiere.
Bernarda: Cada uno sabe lo que piensa por dentro. Yo no me meto en los corazones,
pero quiero buena fachada y armonía familiar. ¿Lo entiendes?
Angustias: Sí.
Bernarda: Pues ya está.
Magdalena: (Casi dormida.) Además, ¡si te vas a ir antes de nada! (Se duerme.)
Angustias: Tarde me parece.
Bernarda: ¿A qué hora terminaste anoche de hablar?
Angustias: A las doce y media.
Bernarda: ¿Qué cuenta Pepe?
Angustias: Yo lo encuentro distraído. Me habla siempre como pensando en otra cosa.
Si le pregunto qué le pasa, me contesta: «Los hombres tenemos nuestras
preocupaciones.»
Bernarda: No le debes preguntar. Y cuando te cases, menos. Habla si él habla y
míralo cuando te mire. Así no tendrás disgustos.
Angustias: Yo creo, madre, que él me oculta muchas cosas.
Bernarda: No procures descubrirlas, no le preguntes y, desde luego, que no te vea
llorar jamás
Angustias: Debía estar contenta y no lo estoy.
Bernarda: Eso es lo mismo.
Angustias: Muchas veces miro a Pepe con mucha fijeza y se me borra a través de los
hierros, como si lo tapara una nube de polvo de las que levantan los rebaños.
Bernarda: Eso son cosas de debilidad.
Angustias: ¡Ojalá!
Bernarda:¿Viene esta noche?
Angustias: No. Fue con su madre a la capital.
Bernarda: Así nos acostaremos antes. ¡Magdalena!
Angustias: Está dormida.
(Entran Adela, Martirio y Amelia.)
Amelia: ¡Qué noche más oscura!
Adela: No se ve a dos pasos de distancia.
Martirio: Una buena noche para ladrones, para el que necesite escondrijo.
Adela: El caballo garañón estaba en el centro del corral. ¡Blanco! Doble de grande,
llenando todo lo oscuro.
Amelia: Es verdad. Daba miedo. ¡Parecía una aparición!
Adela: Tiene el cielo unas estrellas como puños.
Martirio: Ésta se puso a mirarlas de modo que se iba a tronchar el cuello.
Adela: ¿Es que no te gustan a ti?
63
Resumen de Historia de la literatura castellana
El autor del resumen es el profesor de literatura Javier Lara Hidalgo. Pagina web:
https://www.claseslengua.com/
Siglos XII-XIII
No se debe pensar en este periodo como
un tiempo de incultura, hay un intenso
Mester de juglaría
trabajo de conservación y difusión de
manuscritos en los monasterios, lo que
se une a la literatura de tradición oral en
los pueblos a través de los juglares. La Se conoce en literatura española por
sociedad medieval está marcada por la mester de juglaría a la escuela literaria
violencia, pero había batallas que contar, de los juglares, es decir, aquellos
amores en palacios y una moral católica cantores y actores ambulantes que
que difundir, siendo todo ello terreno divertían y entretenían a las gentes en
muy fértil para la literatura española pueblos mediante poesía lírica y poesía
inicial. épica.
64
plantea a su consejero Patronio y este le
responde con un ejemplo que finaliza
con una enseñanza.
• Cancioneros: conjunto de
poemas entre los que se aborda
el tópico del amor cortés. Hay
autores y dos autoras: Florencia
del Pinar y Leonor Centellas.
• Romanceros: poema de versos
octosílabos que riman en
Siglos XIII-XIV asonante los pares. Relatan
batallas o distintas aventuras,
Mester de clerecía
siendo algunos sentimentales.
Gran parte de la literatura medieval se
Siglo XV
forja en torno a los monasterios con una
poesía culta, de carácter religioso e Poesía cortesana
intención educativa. Utilizaba una forma
métrica llamada cuaderna vía (14A 14A En torno a la corte también hay cultura.
14A 14A). Las obras más representativas La lírica se genera por parte de personas
son Los milagros de Nuestra Señora de de clases acomodadas que introducen
Gonzalo de Berceo y el Libro de Buen nuevas formas métricas. Entre las obras
Amor de Juan Ruiz, arcipreste de Hita. más destacadas, encontramos:
65
Prosa cortesana de dos jóvenes de clase acomodada:
Calisto y Melibea. El nexo de unión para
En torno a la producción de la época hay conseguir que su romance triunfe es la
algunos casos de prosa. Destaca La alcahueta Celestina, teniendo también
Celestina de Fernando de Rojas. un peso importante los criados. La obra
Publicada en 1499, es una novela hace una importante crítica social.
dialogada en torno a los amores trágicos
66
vivía a costa del prójimo, intentando ciego para que aprenda un oficio. Pasa
subir un escalón social, pero tropezando por varios amos y a través de los sucesos
continuamente. La más famosa es El se muestra la decadente sociedad de la
Lazarillo de Tormes. Cuenta la vida de un época.
niño dejado por su madre en manos de un
67
El Neoclasicismo/La Ilustración
68
Teatro romántico Zorrilla, Don Álvaro o la fuerza del sino,
del Duque de Rivas o Los amantes de
Con una grandilocuente puesta en Teruel, de Eugenio de Hartzenbusch.
escena y rompiendo las reglas clásicas, Una autora romántica que destacó en
principalmente triunfa el drama con teatro, aunque cultivó otros géneros, fue
obras como Don Juan Tenorio de Gertrudis Gómez de Avellaneda.
El Realismo
A mediados del siglo XIX, la literatura Jacinta, la cual pone el foco protagonista
española cambiará nuevamente de signo en dos mujeres; Los pazos de Ulloa de
alejándose del extremismo sentimental Emilia Pardo Bazán reflejará la situación
para adquirir rasgos que busquen un en una comarca del interior gallego con
reflejo más fiel de la realidad social en la las diferencias entre los señores feudales
que vive el país, siguiendo la línea de lo y las gentes del campo; mientras que La
que se produce en otros países Regenta, de 'Clarín' refleja el sentir de
europeos. Será una época marcada por una acomodada pero insatisfecha señora
la novela realista y naturalista que de ciudad.
ofrecerá temas cotidianos, aunque
mirando hacia la sociedad burguesa, con
muestras de tramas en entornos
urbanos, aunque también con casos de
novelas en un marco rural. Destacará,
sobremanera, por su extensa
producción, Benito Pérez Galdós, junto a
autores como Emilia Pardo Bazán,
Leopoldo Alas 'Clarín' o José María de
Pereda. Existen tres obras canónicas
destacadas por los manuales de
literatura. Por parte de Galdós, junto a
sus episodios nacionales, Fortunata y
69
valores de la sociedad burguesa, el destacan las Sonatas, serie formada por
Modernismo, mientras que en España, cuatro novelas. En teatro, creó el
se añade una corriente que comparte su subgénero denominado esperpento, el
preocupación y pesimismo ante la cual refleja lo miserable y absurdo de la
decadencia del país, la Generación del sociedad de la época a través de la
98. caricatura de personajes. La obra más
popular y definitoria del esperpento es
Autores modernistas Luces de bohemia.
70
con los personajes. Algunas de sus obras sus libros, podemos citar La malcasada.
más conocidas son Niebla o San Manuel
Bueno, mártir.
Novecentismo y Vanguardias
Puede que pienses que de la Generación han tenido un mayor calado. Entre sus
del 98, la literatura española pasa obras destacan España invertebrada y La
directamente a la Generación del 27, rebelión de las masas, pero hay que
pero ¡no! Si a este periodo del primer destacar además el papel que jugó en la
tercio de siglo XX se le conoce como la difusión de cultura a través de la Revista
Edad de Plata, es porque en poco de Occidente.
tiempo confluyen tres generaciones de
autores brillantes y la menos conocida es En novela, se da un paso adelante frente
la Generación del 14 o Novecentista, al Realismo, introduciendo una prosa
caracterizada por estar influenciada por más lírica. Destacaron Gabriel Miró, que
los movimientos que había en Europa en escribió la bella obra Las cerezas del
la época. Esta generación se preocupará cementerio en torno al amor prohibido
mucho por la forma, dejando a un lado entre el joven Félix y una mujer casada.
la subjetividad para centrarse en las También tuvieron buena aceptación las
ideas, aunque suponga hacer una obras de Ramón Pérez de Ayala.
literatura para minorías.
En torno a la misma época también
José Ortega y Gasset es probablemente despuntaron las Vanguardias, un
el mejor ensayista de la historia de conjunto de movimientos cuyos
España o, al menos, aquel cuyas obras nombres terminan en "ismo" y que
71
suponen una ruptura con el arte anterior revistas como Litoral, Mediodía o la
y una búsqueda de la experimentación y Revista de Occidente. El régimen
la rebeldía. Los más conocidos son franquista las dejó en el olvido, pero en
Futurismo, Cubismo, Dadaísmo y los últimos años se ha conocido que
Surrealismo. entre aquellos hombres, había escritoras
que también tenían edades similares,
El autor vanguardista español destacado con formación, que asistían a los mismos
es Ramón Gómez de la Serna, que actos y también publicaban en revistas
practicó varios de los ísmos y es importantes. Es decir, no tiene mucho
conocido por su teatro, pero sobre todo, sentido estudiar hoy a la Generación del
por las greguerías, afirmaciones breves 27 como se hacía hace 30 años, se debe
que mezclan humor y metáfora. incluir al grupo de mujeres conocidas
como las Sin sombrero, por lo que a los
Generación del 27 y las Sinsombrero
Lorca, Guillén, Aleixandre, Salinas,
Cernuda, Alberti, Diego, Alonso, Prados
Las Vanguardias serían importantes para
y Altolaguirre, hay que añadir los
la literatura española, más que para la
nombres de Ernestina de Champourcín,
propia época vanguardista, por los que
Concha Méndez, Josefina de la Torre,
llegaron posteriormente, ya que los
María Teresa León, Concha Méndez,
autores de la Generación del 27
María Zambrano, Rosa Chacel, Carmen
conocerían las novedosas técnicas
Conde o Luisa Carnés. ¿Son muchos
poéticas para abordar con ellas temas
nombres? Sin duda.
sacados de la tradición y eso supondría
una renovación de la poesía española
Si nos ponemos a seleccionar, no nos
que un siglo después todavía perdura.
puede faltar la poesía de Federico García
Lorca, Luis Cernuda, Vicente Aleixandre,
Tradicionalmente se ha estudiado como
Rafael Alberti, Concha Méndez y
Generación del 27 a un grupo formado
Ernestina de Champourcín, alguna
por una decena de poetas hombres
novela de Carmen Conde y Rosa Chacel y
tomando como núcleo central a aquellos
los ensayos de María Zambrano. A tratar
que aparecían en la foto de
de forma aparte tenemos el teatro de
conmemoración del tercer centenario de
Federico García Lorca, especialmente
la muerte de Góngora. Son todos de
con su trilogía compuesta por Yerma, La
edad cercana, con formación
casa de Bernarda Alba y Bodas de
universitaria, asistían a actos y
Sangre.
ambientes comunes y publicaban en
El conflicto lo cambió todo. A partir de 1939, España se quedaría sin algunos de sus
escritores anteriores como Federico García Lorca (asesinado) y Antonio Machado
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(muerto en el exilio) mientras que otros continuarían su actividad desde el exilio como
Rafael Alberti o Luis Cernuda. A esa literatura que se produce desde el exilio, en España
quedará un grupo de escritores que produce obras afines al Régimen. La producción en
España estaría marcada por el control de la censura, aunque poco a poco irán
destacando nuevos creadores que conseguirán sacar adelante publicaciones que
realizarán críticas sociales camufladas. Lo mejor es hacer una división por géneros.
75
A modo de epílogo
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