Antología Literatura Castellana

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ÍNDICE

A MODO DE PREÁMBULO 2
QUÉ ES LITERATURA… 4
POESÍA 6
1. EL AMOR 8
Soneto V 9
Noche oscura del alma 10
Rima LIII 11
Poema XX 12
Llagas de amor 14
Las nanas de la cebolla 15
Tu risa 17
Me basta así 18

2. LA MUERTE 19
Romance del enamorado y la muerte 20
Dormirás muchas horas todavía 21
El viaje definitivo 21
Gacela de la muerte oscura 22
Elegía a Ramón Sijé 23
Voy a dormir 24
(1938) Junto al mar 24

3. EL PASO DEL TIEMPO 25


Coplas por la muerte de su padre 26
Que se nos va la Pascua 28
Enseña cómo todas las cosas avisan de la muerte 29
Proverbios y cantares (XXIX) 29
No volveré a ser joven 30
(Hoy cuantas horas…) 30
Otoño 31
PROSA 33
1. El Lazarillo de Tormes 35
2. El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha 40
3. Vuelva usted mañana 45
4. Nada 51
5. Cien años de soledad 53

TEATRO 55
1. Fuenteovejuna 57
2. La vida es sueño 58
3. Don Juan Tenorio 60
4. Luces de Bohemia 61
5. La casa de Bernarda Alba 63

RESUMEN DE HISTORIA DE LA LITERATURA CASTELLANA 64


Literatura española medieval 64
Renacimiento en la literatura española 66
Literatura española del Barroco 67
El Neoclasicismo/La Ilustración 68
El Romanticismo en la literatura española 68
El Realismo 69
Modernismo y Generación del 98 69
Novecentismo y Vanguardias 71
Generación del 27 y las Sinsombrero 72
Historia de la Literatura Española tras la Guerra Civil 72
Literatura española a partir de 1975 74

A MODO DE EPÍLOGO 76

1
A modo de preámbulo

_________________
Hace miles de años, y fijándose acaso especialmente
alguien, en el volumen firme e insinuado
un esclavo quizá, bajo el gastado lino
descansando a la sombra de los árboles, del vientre grávido de una mujer muy
furtivamente, joven,
en un lugar aislado cerró un momento los cansados ojos
del fértil territorio (el hombre que miraba todo aquello)
conquistado por su dueño el guerrero, y articuló un suspiro
al contemplar los campos o bien dijo un sollozo,
regados por el río o algo semejante
- probablemente que repitió, y creció, y dejó su pecho
no ocurrió nada así: estremecido- así la rama
reconstruyo, sin datos, una escena abandonada por un pájaro…
que nadie sabe cómo ha sucedido-
y ver cómo otros hombres Igual que un pájaro
cuidaban de las viñas, podaban salta desde una rama,
los olivos, transportaban el agua de ese modo
que habría de mojar la tierra donde surgió en el aire limpio de aquel día
crecían las hortalizas, la palabra:
o conducían rebaños hacia el monte, Amor.
o extraían la miel de las colmenas Era
- me parece escuchar el rumor duro suficiente.
del estío,
las metálicas hojas de los árboles Pronunciada primero,
(perdida su humedad) crujiendo casi luego escrita,
al ser rozadas por el seco viento, la palabra pasó de boca en boca,
el batir firme y alto de las alas siguió de mano en mano,
de un águila, la viva luz de cera en pergamino,
aplastándolo todo con su peso-, de papel en papel,

2
de tinta en tinta, al sol,
fue tallada en madera, hoy
cayó sobre las láminas (rostros, árboles,
olorosas y blancas, nubes: todo es distinto
y llegó hasta nosotros en esta primavera. En el vaso,
impresa y negra, viva el agua huelo a río.
tras un largo pasaje por los siglos Como una larga cabellera, el viento
llamados de oro, ondea por las calles y se abate
por las gloriosas épocas, de pronto
a través de los textos conocidos rizado y frío sobre el suelo.
con el nombre de clásicos más tarde. Y en ocasiones,
Retrotraerse a un sentimiento puro, ¿por qué mi pensamiento
imaginar un mundo en sus pre-nombres, no acompaña a mis ojos,
es imposible ahora. y se aleja
de lo que ven, perdido
La palabra fue dicha para siempre. y a la vez fijo en algo…?),
Para todos, también. porque quiero.
Yo la recojo,
la elijo entre otras muchas,
la empaño con mi aliento (de Palabra sobre Palabra, 1965)
y la lanzo,
Ángel González
pájaro o piedra,
de nuevo al aire,

3
Qué es literatura…

El escritor

(…) el verdadero escritor, el hombre que hace girar planetas, que modela a un hombre
dormido y manipula ansioso la costilla del durmiente, esa clase de autor no tiene a su
disposición ningún valor predeterminado: debe crearlos él. El arte de escribir es una
actividad fútil si no supone ante todo el arte de ver el mundo como el substrato potencial
de la ficción. (…) El escritor es el primero en trazar su mapa (del mundo que inventa) y
poner nombre a los objetos naturales que contiene. (…) Esa bruma es una montaña… y
aquella montaña tiene que ser conquistada. El artista maestro asciende por una ladera
sin caminos trazados; y una vez arriba, en la cumbre batida por el viento, ¿con quién
diréis que se encuentra? Con el lector jadeante y feliz. Y allí, con un gesto espontáneo, se
abrazan y, si el libro es eterno, se unen eternamente.

El lector

(…) el buen lector es aquel que tiene imaginación, memoria, un diccionario, y cierto
sentido artístico… (…)

(…) Aunque parezca extraño, los libros no se deben leer: se deben releer. Un buen lector,
un lector de primera, un lector activo y creador, es un «relector». Y os diré por qué.
Cuando leemos un libro por primera vez, la operación de mover laboriosamente los ojos
de izquierda a derecha, línea tras línea, página tras página, actividad que supone un
complicado trabajo físico con el libro, el proceso mismo de averiguar en el espacio y en el
tiempo de qué trata, todo esto se interpone entre nosotros y la apreciación artística. (…)
Al leer un libro, (…) necesitamos tiempo para familiarizarnos con él. No poseemos ningún
órgano físico (como los ojos respecto a la pintura) que abarque el conjunto entero y
pueda apreciar luego los detalles.

(…) no debemos confundir el ojo físico, esa prodigiosa obra maestra de la evolución, con
la mente, consecución más prodigiosa aún. Un libro, sea el que sea (…) atrae en primer
lugar a la mente.

El esfuerzo de empezar un libro (…) es a menudo difícil de realizar; pero una vez hecho, las
compensaciones son numerosas y variadas. Puesto que el artista maestro ha utilizado su
imaginación para crear su libro, es natural y lícito que el consumidor del libro también
utilice la suya.

Así que, ¿cuál es el auténtico instrumento que el lector debe emplear? La imaginación
impersonal y la fruición artística. Tiene que establecerse, creo, un equilibrio armonioso y
artístico entre la mente de los lectores y la del autor. Debemos mantenernos un poco
4
distantes y gozar de este distanciamiento a la vez que gozamos intensamente —
apasionadamente, con lágrimas y estremecimientos— de la textura interna de una
determinada obra maestra. Por supuesto, es imposible ser completamente objetivo en
estas cuestiones. Todo lo que vale la pena es en cierto modo subjetivo. Por ejemplo,
puede que vosotros allí sentados no seáis más que un sueño mío, y puede que yo sea una
de vuestras pesadillas. Si el aspirante a lector carece por completo de pasión y de
paciencia —pasión de artista y paciencia de científico—, difícilmente gozará con la gran
literatura.

La literatura

La literatura no nació el día en que un chico llegó corriendo del valle neanderthal gritando
el lobo, el lobo, con un enorme lobo gris pisándole los talones; la literatura nació el día en
que un chico llegó gritando el lobo, el lobo, sin que le persiguiera ningún lobo. El que el
pobre chaval acabara siendo devorado por un animal de verdad por haber mentido
tantas veces es un mero accidente.

La literatura es invención. La ficción es ficción. Calificar un relato de historia verídica es un


insulto al arte y a la verdad. Todo gran escritor es un gran embaucador, como lo es la
architramposa Naturaleza. La Naturaleza siempre nos engaña. Desde el engaño sencillo
de la propagación de la luz a la ilusión prodigiosa y compleja de los colores protectores de
las mariposas o de los pájaros, hay en la Naturaleza todo un sistema maravilloso de
engaños y sortilegios. El autor literario no hace más que seguir el ejemplo de la
Naturaleza.

Hay tres puntos de vista desde los que podemos considerar a un escritor: como narrador,
como maestro, y como encantador. Un buen escritor combina las tres facetas; pero es la
de encantador la que predomina y la que le hace ser un gran escritor.

Vladimir Nabokov, Curso de literatura europea

5
Poesía

6
7
1. El amor

Soneto V
Noche oscura del alma
Rima LIII
Poema XX
Llagas de amor
Las nanas de la cebolla
Tu risa
Me basta así

8
Soneto V

Garcilaso de la Vega

Escrito está en mi alma vuestro gesto,


y cuanto yo escribir de vos deseo;
vos sola lo escribisteis, yo lo leo
tan solo, que aun de vos me guardo en esto.

En esto estoy y estaré siempre puesto;


que aunque no cabe en mí cuanto en vos veo,
de tanto bien lo que no entiendo creo,
tomando ya la fe por presupuesto.

Yo no nací sino para quereros;


mi alma os ha cortado a su medida;
por hábito del alma mismo os quiero.

Cuando tengo confieso yo deberos;


por vos nací, por vos tengo la vida,
por vos he de morir, y por vos muero.

(entre 1525 y 1536)

9
Noche oscura del alma

San Juan de la Cruz

Amado con amada,


amada en el Amado transformada!
En una noche oscura,
con ansias, en amores inflamada, En mi pecho florido,
¡oh dichosa ventura!, que entero para él solo se guardaba,
salí sin ser notada allí quedó dormido,
estando ya mi casa sosegada. y yo le regalaba,
y el ventalle de cedros aire daba.
A oscuras y segura,
por la secreta escala, disfrazada, El aire de la almena,
¡oh dichosa ventura!, cuando yo sus cabellos esparcía,
a oscuras y en celada, con su mano serena
estando ya mi casa sosegada. en mi cuello hería
y todos mis sentidos suspendía.
En la noche dichosa,
en secreto, que nadie me veía, Quedéme y olvidéme,
ni yo miraba cosa, el rostro recliné sobre el Amado,
sin otra luz y guía cesó todo y dejéme,
sino la que en el corazón ardía. dejando mi cuidado
entre las azucenas olvidado.
Aquésta me guiaba
más cierto que la luz de mediodía,
adonde me esperaba (hacia 1578)
quien yo bien me sabía,
en parte donde nadie parecía.

¡Oh noche que guiaste!


¡oh noche amable más que el alborada!
¡oh noche que juntaste

10
Rima LIII

Gustavo Adolfo Bécquer

Volverán las oscuras golondrinas


en tu balcón sus nidos a colgar,
y otra vez con el ala a sus cristales
jugando llamarán.

Pero aquellas que el vuelo refrenaban


tu hermosura y mi dicha al contemplar,
aquellas que aprendieron nuestros nombres....
ésas... ¡no volverán!

Volverán las tupidas madreselvas


de tu jardín las tapias a escalar
y otra vez a la tarde, aún más hermosas,
sus flores se abrirán.

Pero aquellas cuajadas de rocío


cuyas gotas mirábamos temblar
y caer como lágrimas del día....
ésas... ¡no volverán!

Volverán del amor en tus oídos


las palabras ardientes a sonar,
tu corazón de su profundo sueño
tal vez despertará.

Pero mudo y absorto y de rodillas


como se adora a Dios ante su altar,
como yo te he querido..., desengáñate,
así... ¡no te querrán!

(1867)

11
Poema XX

Pablo Neruda

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.

Escribir, por ejemplo: "La noche esta estrellada,


y tiritan, azules, los astros, a lo lejos".

El viento de la noche gira en el cielo y canta.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.


Yo la quise, y a veces ella también me quiso.

En las noches como ésta la tuve entre mis brazos.


La besé tantas veces bajo el cielo infinito.

Ella me quiso, a veces yo también la quería.


Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.


Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.

Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella.


Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.

Qué importa que mi amor no pudiera guardarla.


La noche está estrellada y ella no está conmigo.

Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.


Mi alma no se contenta con haberla perdido.

12
Como para acercarla mi mirada la busca.
Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.

La misma noche que hace blanquear los mismos árboles.


Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.

Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.


Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.

De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.


Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.

Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.


Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.

Porque en noches como esta la tuve entre mis brazos,


mi alma no se contenta con haberla perdido.

Aunque éste sea el último dolor que ella me causa,


y éstos sean los últimos versos que yo le escribo.

(de Veinte poemas de amor y una canción desesperada, 1924)

13
Llagas de amor

(Sonetos del amor oscuro)

Federico García Lorca

Esta luz, este fuego que devora.


Este paisaje gris que me rodea.
Este dolor por una sola idea.
Esta angustia de cielo, mundo y hora.

Este llanto de sangre que decora


lira sin pulso ya, lúbrica tea.
Este peso del mar que me golpea.
Este alacrán que por mi pecho mora.

Son guirnalda de amor, cama de herido,


donde sin sueño, sueño tu presencia
entre las ruinas de mi pecho hundido.

Y aunque busco la cumbre de prudencia


me da tu corazón valle tendido
con cicuta y pasión de amarga ciencia.

(1936)

14
Las nanas de la cebolla

Miguel Hernández

La cebolla es escarcha que mi alma al oírte,


cerrada y pobre: bata el espacio.
escarcha de tus días
Tu risa me hace libre,
y de mis noches.
me pone alas.
Hambre y cebolla:
Soledades me quita,
hielo negro y escarcha
cárcel me arranca.
grande y redonda.
Boca que vuela,
En la cuna del hambre corazón que en tus labios
mi niño estaba. relampaguea.
Con sangre de cebolla
Es tu risa la espada
se amamantaba.
más victoriosa,
Pero tu sangre,
vencedor de las flores
escarchada de azúcar,
y las alondras.
cebolla y hambre.
Rival del sol.
Una mujer morena, Porvenir de mis huesos
resuelta en luna y de mi amor.
se derrama hilo a hilo
La carne aleteante,
sobre la cuna.
súbito el párpado,
Ríete, niño,
el vivir como nunca
que te traigo la luna
coloreado.
cuando es preciso.
¡Cuánto jilguero
Alondra de mi casa, se remonta, aletea,
ríete mucho. desde tu cuerpo!
Es tu risa en los ojos
Desperté de ser niño.
la luz del mundo.
Nunca despiertes.
Ríete tanto
Triste llevo la boca.

15
Ríete siempre. Sientas un fuego
Siempre en la cuna, correr dientes abajo
defendiendo la risa hincando el centro.
pluma por pluma.
Vuela niño en la doble
Ser de vuelo tan alto, luna del pecho.
tan extendido, Él, triste de cebolla.
que tu carne parece Tú, satisfecho.
cielo cernido. No te derrumbes.
¡Si yo pudiera No sepas lo que pasa
remontarme al origen ni lo que ocurre
de tu carrera!
(1938-1941)
Al octavo mes ríes
con cinco azahares. https://www.youtube.com/watch?v=Ee
Con cinco diminutas d6g_9H6NQ
ferocidades.
Con cinco dientes
como cinco jazmines
adolescentes.

Frontera de los besos


serán mañana,
cuando en la dentadura
sientas un arma.

16
Tu risa

Pablo Neruda

Quítame el pan si quieres,


quítame el aire, pero Junto al mar en otoño,
no me quites tu risa. tu risa debe alzar
su cascada de espuma,
No me quites la rosa, y en primavera, amor,
la lanza que desgranas, quiero tu risa como
el agua que de pronto la flor que yo esperaba,
estalla en tu alegría, la flor azul, la rosa
la repentina ola de mi patria sonora.
de planta que te nace.
Ríete de la noche,
Mi lucha es dura y vuelvo del día, de la luna,
con los ojos cansados ríete de las calles
a veces de haber visto torcidas de la isla,
la tierra que no cambia, ríete de este torpe
pero al entrar tu risa muchacho que te quiere,
sube al cielo buscándome pero cuando yo abro
y abre para mí todas los ojos y los cierro,
las puertas de la vida. cuando mis pasos van,
cuando vuelven mis pasos,
Amor mío, en la hora niégame el pan, el aire,
más oscura desgrana la luz, la primavera,
tu risa, y si de pronto pero tu risa nunca
ves que mi sangre mancha porque me moriría.
las piedras de la calle,
ríe, porque tu risa de Los versos del capitán, 1952
será para mis manos
como una espada fresca.

17
Me basta así

Ángel González
lo posible por ser Ángel González
para quererte tal como te quiero,
Si yo fuese Dios
para aguardar con calma
y tuviese el secreto,
a que te crees tú misma cada día
haría un ser exacto a ti;
a que sorprendas todas las mañanas
lo probaría
la luz recién nacida con tu propia
(a la manera de los panaderos
luz, y corras
cuando prueban el pan, es decir:
la cortina impalpable que separa
con la boca),
el sueño de la vida,
y si ese sabor fuese
resucitándome con tu palabra,
igual al tuyo, o sea
Lázaro alegre,
tu mismo olor, y tu manera
yo,
de sonreír,
mojado todavía
y de guardar silencio,
de sombras y pereza,
y de estrechar mi mano estrictamente,
sorprendido y absorto
y de besarnos sin hacernos daño
en la contemplación de todo aquello
—de esto sí estoy seguro: pongo
que, en unión de mí mismo,
tanta atención cuando te beso—;
recuperas y salvas, mueves, dejas
entonces,
abandonado cuando —luego— callas...
(Escucho tu silencio.
si yo fuese Dios,
Oigo
podría repetirte y repetirte,
constelaciones: existes.
siempre la misma y siempre diferente,
Creo en ti.
sin cansarme jamás del juego idéntico,
Eres.
sin desdeñar tampoco la que fuiste
Me basta).
por la que ibas a ser dentro de nada;
ya no sé si me explico, pero quiero
aclarar que si yo fuese
(1965)
Dios, haría

18
2. La muerte

Romance del enamorado y la muerte


Dormirás muchas horas todavía
El viaje definitivo
Gacela de la muerte oscura
Elegía a Ramón Sijé
Voy a dormir
Junto al mar

19
Romance del enamorado y la muerte

Anónimo
Un sueño soñaba anoche, —¿Cómo te podré yo abrir
soñito del alma mía, si la ocasión no es venida?
soñaba con mis amores, Mi padre no fue al palacio,
que en mis brazos los tenía. mi madre no está dormida.
Vi entrar señora tan blanca, —Si no me abres esta noche,
muy más que la nieve fría. ya no me abrirás, querida;
—¿Por dónde has entrado, amor? la Muerte me está buscando,
¿Cómo has entrado, mi vida? junto a ti vida sería.
Las puertas están cerradas, —Vete bajo la ventana
ventanas y celosías. donde labraba y cosía,
—No soy el amor, amante: te echaré cordón de seda
la Muerte que Dios te envía. para que subas arriba,
—¡Ay, Muerte tan rigurosa, y si el cordón no alcanzare,
déjame vivir un día! mis trenzas añadiría.
- Un día no puede ser, La fina seda se rompe;
una hora tienes de vida. la Muerte que allí venía:
Muy deprisa se calzaba, —Vamos, el enamorado,
más deprisa se vestía; que la hora ya está cumplida.
ya se va para la calle,
en donde su amor vivía.
—¡Ábreme la puerta, blanca, (siglo XV)
ábreme la puerta, niña!

20
Dormirás muchas horas todavía
Antonio Machado
Daba el reloj las doce… y eran doce
golpes de azada en tierra… Dormirás muchas horas todavía
…¡Mi hora! —grité— … El silencio sobre la orilla vieja
me respondió: —No temas; y encontrarás una mañana pura
tú no verás caer la última gota amarrada tu barca a otra ribera.
que en la clepsidra tiembla.

(Del libro Soledades, galerías y otros poemas,


publicado en 1907)

El viaje definitivo

Juan Ramón Jiménez Se morirán aquellos que me amaron


Y yo me iré. Y se quedarán los pájaros y el pueblo se hará nuevo cada año;
cantando. y lejos del bullicio distinto, sordo, raro
Y se quedará mi huerto con su verde árbol, del domingo cerrado,
y con su pozo blanco. del coche de las cinco, de las siestas, del
baño,
Todas las tardes el cielo será azul y plácido, en el rincón secreto de mi huerto florido y
y tocarán, como esta tarde están tocando, encalado,
las campanas del campanario. mi espíritu de hoy errará, nostáljico...

Y yo me iré, y seré otro, sin hogar, sin árbol


verde, sin pozo blanco,
sin cielo azul y plácido...
Y se quedarán los pájaros cantando

(De “Corazón en el viento”, del libro Poemas agrestes, 1910-11)

21
Gacela de la muerte oscura

Federico García Lorca

Quiero dormir el sueño de las manzanas


alejarme del tumulto de los cementerios.
Quiero dormir el sueño de aquel niño
que quería cortarse el corazón en alta mar.

No quiero que me repitan que los muertos no pierden la sangre;


que la boca podrida sigue pidiendo agua.
No quiero enterarme de los martirios que da la hierba,
ni de la luna con boca de serpiente
que trabaja antes del amanecer.

Quiero dormir un rato,


un rato, un minuto, un siglo;
pero que todos sepan que no he muerto;
que haya un establo de oro en mis labios;
que soy un pequeño amigo del viento Oeste;
que soy la sombra inmensa de mis lágrimas.

Cúbreme por la aurora con un velo,


porque me arrojará puñados de hormigas,
y moja con agua dura mis zapatos
para que resbale la pinza de su alacrán.

Porque quiero dormir el sueño de las manzanas


para aprender un llanto que me limpie de tierra;
porque quiero vivir con aquel niño oscuro
que quería cortarse el corazón en alta mar.

(De Diván del Tamarit 1931-1935)

22
Elegía a Ramón Sijé

(En Orihuela, su pueblo y el mío, se me ha muerto como del rayo Ramón Sijé, con quien
tanto quería)

Miguel Hernández

Temprano levantó la muerte el vuelo,


Yo quiero ser llorando el hortelano temprano madrugó la madrugada,
de la tierra que ocupas y estercolas, temprano estás rodando por el suelo.
compañero del alma, tan temprano.
No perdono a la muerte enamorada,
Alimentando lluvias, caracolas no perdono a la vida desatenta,
y órganos mi dolor sin instrumento, no perdono a la tierra ni a la nada.
a las desalentadas amapolas
En mis manos levanto una tormenta
daré tu corazón por alimento. de piedras, rayos y hachas estridentes
Tanto dolor se agrupa en mi costado sedienta de catástrofes y hambrienta.
que por doler me duele hasta el aliento.
Quiero escarbar la tierra con los dientes,
Un manotazo duro, un golpe helado, quiero apartar la tierra parte a parte
un hachazo invisible y homicida, a dentelladas secas y calientes.
un empujón brutal te ha derribado.
Quiero minar la tierra hasta encontrarte
No hay extensión más grande que mi y besarte la noble calavera
herida, y desamordazarte y regresarte.
lloro mi desventura y sus conjuntos
y siento más tu muerte que mi vida. Volverás a mi huerto y a mi higuera:
por los altos andamios de las flores
Ando sobre rastrojos de difuntos, pajareará tu alma colmenera
y sin calor de nadie y sin consuelo de angelicales ceras y labores.
voy de mi corazón a mis asuntos. Volverás al arrullo de las rejas
de los enamorados labradores.

23
Alegrarás la sombra de mis cejas,
y tu sangre se irán a cada lado A las aladas almas de las rosas
disputando tu novia y las abejas. del almendro de nata te requiero,
que tenemos que hablar de muchas
Tu corazón, ya terciopelo ajado, cosas,
llama a un campo de almendras compañero del alma, compañero.
espumosas
(1936)
mi avariciosa voz de enamorado.

Voy a dormir
(1938) Junto al mar
Alfonsina Storni
José Hierro
Dientes de flores, cofia de rocío,
manos de hierbas, tú, nodriza fina, Si muero, que me pongan desnudo,
tenme prestas las sábanas terrosas Desnudo junto al mar.
y el edredón de musgos escardados. Serán las aguas grises mi escudo
Y no habrá que luchar.
Voy a dormir, nodriza mía, acuéstame.
Ponme una lámpara a la cabecera;
Si muero que me dejen a solas.
una constelación, la que te guste;
El mar es mi jardín.
todas son buenas: bájala un poquito.
No puede, quien amaba las olas,
Déjame sola: oyes romper los brotes… Desear otro fin.
te acuna un pie celeste desde arriba
y un pájaro te traza unos compases Oiré la melodía del viento,
para que olvides… Gracias. Ah, un La misteriosa voz.
encargo: Será por fin vencido el momento
si él llama nuevamente por teléfono Que siega como hoz.
le dices que no insista, que he salido…
Que siega pesadumbres. Y cuando
La noche empiece a arder,
Soñando, sollozando, cantando,
Yo volveré a nacer

De Quinta del 42 (1952)

https://www.youtube.com/watch?v=Rrr5YzcbPd4

24
3. El paso del tiempo

Coplas por la muerte de su padre


Que se nos va la Pascua
Enseña como todas las cosas avisan de la muerte
Proverbios y cantares XXIX
No volveré a ser joven
(Hoy cuantas horas…)
Otoño
Coplas por la muerte de su padre
Jorge Manrique

I así que cuando morimos Las justas y los torneos,


descansamos. paramentos, bordaduras,
Recuerde el alma y cimeras,
dormida, XII ¿fueron sino devaneos?
avive el seso y despierte ¿Qué fueron sino verduras
contemplando Los placeres y dulzores de las eras?
cómo se pasa la vida, de esta vida trabajada
cómo se viene la muerte que tenemos, XXV
tan callando, no son sino corredores,
cuán presto se va el placer, y la muerte, la celada Aquel de buenos
cómo, después de en que caemos. abrigo,
acordado, da dolor; No mirando a nuestro daño, amado por virtuoso
cómo, a nuestro parecer, corremos a rienda suelta de la gente,
cualquiera tiempo pasado sin parar; el maestre Don
fue mejor. desque vemos el engaño Rodrigo
y queremos dar la Manrique, tanto
III vuelta, famoso
no hay lugar. y tan valiente;
Nuestras vidas son los ríos sus hechos grandes y
que van a dar en la mar, XIV claros
que es el morir, no cumple que los alabe,
allí van los señoríos Esos reyes poderosos pues los vieron,
derechos a se acabar que vemos por ni los quiero hacer
y consumir; escrituras caros
allí los ríos caudales, ya pasadas, pues que el mundo todo
allí los otros medianos con casos tristes, llorosos, sabe cuáles fueron.
y más chicos, fueron sus buenas venturas
y llegados, son iguales trastornadas; XXVI
los que viven por sus manos así que no hay cosa fuerte,
y los ricos. que a papas y ¡Qué amigo de sus
emperadores amigos!,
V y prelados, ¡qué señor para criados
así los trata la Muerte y parientes!,
Este mundo es el camino como a los pobres pastores ¡qué enemigo de
para el otro, que es de ganados. enemigos!,
morada ¡qué maestre de
sin pesar; XVI esforzados
mas cumple tener buen tino y valientes!,
para andar esta jornada ¿Qué se hizo el rey don ¡qué seso para
sin errar. Juan? discretos!,
Partimos cuando nacemos Los infantes de Aragón ¡qué gracia para
andamos mientras ¿qué se hicieron? donosos!,
vivimos, ¿Qué fue de tanto galán, ¡qué razón!,
y llegamos qué fue de tanta invención ¡cuán benigno a los
al tiempo que fenecemos; como trujeron? sujetos!,
26
y a los bravos y dañosos, XXXIV acá dejáis.
¡qué león! Aunque esta vida de
diciendo: -«Buen honor
caballero tampoco no es eternal,
dejad el mundo ni verdadera,
XXXIII
engañoso mas, con todo, es muy
y su halago; mejor
Después de puesta la
vuestro corazón de que la vida terrenal,
vida
acero perecedera.
tantas veces por su
muestre su esfuerzo
ley XL
famoso
al tablero;
en este trago;
después de tan bien Así, con tal entender,
y pues de vida y
servida todos sentidos
salud
la corona de su rey humanos
hicisteis tan poca
verdadero; conservados,
cuenta
después de tanta cercado de su mujer
por la fama,
hazaña y de sus hijos y
esfuércese la virtud
a que no puede hermanos
para sufrir esta
bastar y criados,
afrenta
cuenta cierta, dio el alma a quien se la
que os llama.
en la su villa de dio
Ocaña (el cual la dio en el cielo
vino la Muerte a en su gloria),
llamar XXXV que aunque la vida
a su puerta perdió,
No se os haga tan
dejonos harto
amarga
consuelo
la batalla temerosa
su memoria.
que esperáis,
pues otra vida más larga
de fama tan gloriosa

1476-1480

27
Que se nos va la Pascua

Luis de Góngora

¡Que se nos va la Pascua, mozas,


que se nos va la Pascua! Y sé de otra buena vieja
que un diente que le quedaba
Mozuelas las de mi barrio, se lo dejó ese otro día
loquillas y confiadas, sepultado en unas natas;
mirad no os engañe el tiempo, y con lágrimas le dice:
la edad y la confianza. "Diente mío de mi alma,
No os dejéis lisonjear yo sé cuándo fuiste perla,
de la juventud lozana, aunque ahora no sois nada.
porque de caducas flores ¡Que se nos va la Pascua, mozas,
teje el tiempo sus guirnaldas que se nos va la Pascua!
¡Que se nos va la Pascua, mozas,
que se nos va la Pascua! Por eso, mozuelas locas,
antes que la edad avara
Yo sé de una buena vieja al rubio cabello de oro
que fue un tiempo rubia y zarca, convierta en luciente plata,
y que al presente le cuesta quered cuando sois queridas,
harto cara el ver su cara; amad cuando sois amadas;
porque su bruñida frente mirad, bobas, que detrás
y sus mejillas se hallan se pinta la ocasión calva.
más que roquete de obispo ¡Que se nos va la Pascua, mozas,
encogidas y arrugadas. que se nos va la Pascua!
¡Que se nos va la Pascua, mozas,
(1581)
que se nos va la Pascua!

28
Enseña cómo todas las cosas
avisan de la muerte

Francisco de Quevedo

Miré los muros de la Patria mía,


si un tiempo fuertes, ya desmoronados, Proverbios y cantares (XXIX)
de la carrera de la edad cansados,
Antonio Machado
por quien caduca ya su valentía.
Salíme al Campo, vi que el Sol bebía
Caminante, son tus huellas
los arroyos del hielo desatados,
el camino y nada más;
y del Monte quejosos los ganados,
Caminante, no hay camino,
que con sombras hurtó su luz al día.
se hace camino al andar.
Entré en mi Casa; vi que, amancillada,
Al andar se hace el camino,
de anciana habitación era despojos;
y al volver la vista atrás
mi báculo más corvo y menos fuerte.
se ve la senda que nunca
vencida de la edad sentí mi espada,
se ha de volver a pisar.
y no hallé cosa en que poner los ojos
Caminante no hay camino
que no fuese recuerdo de la muerte.
sino estelas en la mar.

(hacia 1650, publicado póstumamente (1924)


en 1670)

29
(Hoy cuantas horas…)
No volveré a ser joven
Pablo Neruda
Jaime Gil de Biedma

Hoy cuántas horas van cayendo


Que la vida iba en serio en el pozo, en la red, en el tiempo:
uno lo empieza a comprender más tarde son lentas pero no se dieron tregua,
-como todos los jóvenes, yo vine siguen cayendo, uniéndose
a llevarme la vida por delante. primero como peces,
luego como pedradas o botellas.
Dejar huella quería
Allá abajo se entienden
y marcharme entre aplausos
las horas con los días,
-envejecer, morir, eran tan solo
con los meses,
las dimensiones del teatro.
con borrosos recuerdos,
Pero ha pasado el tiempo noches deshabitadas,
y la verdad desagradable asoma: ropas, mujeres, trenes y provincias,
envejecer, morir, el tiempo se acumula
es el único argumento de la obra. y cada hora
se disuelve en silencio,
(de Poemas Póstumos, 1968)
se desmenuza y cae
al ácido de todos los vestigios,
al agua negra
de la noche inversa.

(Publicado póstumamente, en 1973, en


el poemario El mar y las campanas)

30
Otoño

Mario Benedetti

Aprovechemos el otoño
antes de que el invierno nos escombre
entremos a codazos en la franja del sol
y admiremos a los pájaros que emigran

ahora que calienta el corazón


aunque sea de a ratos y de a poco
pensemos y sintamos todavía
con el viejo cariño que nos queda

aprovechemos el otoño
antes de que el futuro se congele
y no haya sitio para la belleza
porque el futuro se nos vuelve escarcha

(2002)

31
32
Prosa

1. El Lazarillo de Tormes: Introducción de la edición de Anaya y Capítulo 1

2. El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha: capítulos 1 y 8

3. Vuelva usted mañana

4. Nada

5. Cien años de soledad

33
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1. El Lazarillo de Tormes

Autor anónimo
Adaptación de Juan Manuel Infante Moraño para la editorial Anaya

“Yo por mi bien tengo que cosas tan señaladas, y por ventura nunca oídas ni vistas,
vengan a noticia de muchos y no se entierren en la sepultura del olvido, pues podría ser
que alguno que las lea halle algo que le agrade, y a los que no ahondaren tanto los
deleite. Y a este propósito dice Plinio que no hay libro, por malo que sea, que no tenga
cosas buenas… (…) consideren los que heredaron nobles estados cuán poco se les debe,
pues la Fortuna fue con ellos parcial, y cuánto más hicieron los que, siéndole contraria,
con fuerza y maña salieron a buen puerto” (…) (del Prólogo de la obra)

Introducción

¿Qué es el Lazarillo? La historia de un pícaro. A mediados del siglo XVI, Lázaro de


Tormes, en un relato escrito como si fuera una carta, contó su vida. ¿Quién era este
Lázaro y qué tenía que contar? ¿Acaso era el protagonista de una nueva hazaña
caballeresca?
Durante la Edad Media, Europa estaba llena de caballeros andantes que vagaban
por el mundo en defensa de la lealtad, la justicia y la verdad, principios fundamentales
del código de honor de la caballería. En tiempos de guerra ofrecían sus servicios, y en
tiempos de paz participaban en torneos deportivos. De esta manera ganaban fama y
fortuna. Sus vidas y hazañas fueron relatadas en las novelas de caballerías. Pero esos
héroes históricos (el rey Arturo, Carlomagno, el Cid) pronto dieron paso a algunos héroes
de ficción.

35
La lectura de los libros de caballerías se puso de moda en la España del
Renacimiento, gracias al gusto de los lectores por las obras imaginativas y al espíritu
aventurero de unos hombres lanzados a descubrir un continente nuevo: América. En las
bodegas de las naves que cruzaban el Atlántico no faltaban libros como Amadís de Gaula,
Belianís de Grecia, Palmerín de Inglaterra o la Historia del famoso caballero Tirante el
Blanco. Las fantásticas aventuras de los caballeros andantes se habían convertido en la
lectura favorita de todas las clases sociales.
El Lazarillo tuvo un rápido éxito entre los lectores y la obra alcanzó una gran
popularidad. Sin embargo, Lázaro de Tormes no era ni un héroe ni un caballero andante,
sino un pícaro, es decir, «un hombre sin oficio que hace cualquier oficio por falta de
oficio», según lo definió, cuatro siglos más tarde, el escritor cubano Alejo Carpentier.
El pícaro era un muchacho de origen humilde, nacido de padres sin honra, casi
delincuentes, que servía a varios amos, pasaba hambre y debía recurrir a su ingenio y a la
mendicidad para subsistir. Como los caballeros, perseguía también la fama y la fortuna,
pero estos valores no los alcanzaba por defender su honor ni el de los demás, sino más
bien al contrario, a pesar de su deshonra. Y si Lázaro no era más que un pobre criado
andante que hacía lo que podía para sobrevivir, ¿qué sentido tendría contarle su vida a
quien se la contó?
Nuestro personaje es un joven de veintitantos años. Vive en Toledo, donde ejerce
uno de los oficios de peor consideración social en la época: el de pregonero, es decir, se
dedica a reclamar la atención de las gentes sobre distintos productos que se venden por
las calles. Acaba de casarse con la criada del arcipreste de la iglesia de San Salvador,
propietario de los vinos que Lázaro pregona y vende en la ciudad. Pero las malas lenguas
andan pregonando que la mujer de Lázaro visita con demasiada frecuencia la casa del
arcipreste, de día y de noche.
Los rumores de adulterio han llegado a oídos de una persona muy importante de
la sociedad toledana (citada en el texto como vuestra merced), la cual solicita a Lázaro
que le cuente el «caso» con todo detalle. Y Lázaro le r esponde con una extensa carta,
considerando que para entender su actitud ante dicho «caso», es necesario que se
conozca toda su vida: cómo nació, quiénes fueron sus padres, cómo pasó su infancia y a
qué amos sirvió hasta conseguir el oficio de pregonero. En consecuencia, tiene sentido
contar su vida —según el propio protagonista— para poder mostrar a los demás cuánto
mérito tienen aquellos que, habiendo nacido en el seno de una familia humilde, han
logrado alcanzar el estado de «bienestar» del que ahora presume Lázaro.
La vida de Lazarillo de Tormes, y de sus fortunas y adversidades es, pues, la carta
autobiográfica de un antihéroe, cuya vida no transcurre por los prodigiosos reinos de los
caballeros andantes, sino por lugares castellanos muy conocidos y en compañía de
personajes cercanos a los españoles de la época del emperador Carlos V.
Con el Lazarillo se inicia el género de la novela picaresca, donde por primera vez
un marginado desempeña el papel protagonista de una historia, contada por él mismo.
Pero, aunque el pícaro tiene una base real en los mendigos de la época, este pícaro

36
literario es un personaje de ficción que cuenta como si fueran verdaderos, sucesos que
no lo son. Por tanto, el Lazarillo es una novela realista solo en el sentido de que pretende
contar la vida de un pregonero de Toledo de manera verosímil, como si hubiera existido
de verdad. En esto radica su originalidad, pues no se había escrito nada igual hasta la
fecha. Tras el éxito del Lazarillo, la novela picaresca se consolidó en los primeros años del
siglo XVII con la publicación del Guzmán de Alfarache, de Mateo Alemán, y de la Vida del
Buscón llamado don Pablos, de Francisco de Quevedo.
La carta de Lázaro asombró a los lectores del siglo XVI, circuló como manuscrito
antes que como libro, llegó a estar prohibida por la Inquisición y se editó censurada
durante mucho tiempo; pero la obra superó todas las adversidades, dio pie al nacimiento
de la novela moderna y ha llegado hasta nosotros como una obra maestra.

La vida de Lazarillo de Tormes, y de sus fortunas y adversidades


Tratado Primero: cuenta Lázaro su vida y quiénes fueron sus padres

aldea de Salamanca. Mi nacimiento fue


dentro del río Tormes, razón por la cual
tomé el sobrenombre, y fue de esta
manera: mi padre, que Dios perdone,
tenía el cargo de atender una aceña1 que
está a la orilla de aquel río, en la cual fue
molinero más de quince años; y, estando
mi madre una noche en la aceña,
preñada de mí, se le presentó el parto y
allí me parió; de manera que en verdad
me puedo considerar nacido en el río.

Pues sepa vuestra merced, ante


todo, que a mí me llaman Lázaro de
Tormes, hijo de Tomé González y de
1
Aceña: molino de harina cuya rueda es movida
Antonia Pérez, naturales de Tejares,
por la corriente del agua.

37
Siendo yo un niño de ocho años, acusaron a mi padre de hacer cortes en los sacos
de los que allí venían a moler, por lo cual fue llevado preso, y confesó y no negó, y
padeció persecución por la justicia. Espero que Dios lo tenga en la gloria, pues el
Evangelio llama bienaventurados a los perseguidos.
En este tiempo se organizó una expedición naval para luchar contra los moros, y
en ella fue mi padre, que por entonces estaba desterrado a causa del desastre ya dicho,
con el oficio de cuidar las mulas de un caballero que allá fue, y con su señor, como criado
fiel, acabó su vida.
Mi viuda madre, al verse sin marido y sin protección, decidió arrimarse a los
buenos para ser uno de ellos, y se vino a vivir a la ciudad y alquiló una casilla, y se metió a
guisar para unos estudiantes, y lavaba la ropa a ciertos mozos de caballos del
Comendador2 de la Magdalena, de manera que fue frecuentando las caballerizas. En ellas
conoció a un hombre moreno de los que cuidaban las bestias. Este algunas veces se venía
a nuestra casa y se iba por la mañana. Otras veces, llegaba a la puerta de día y, con la
excusa de comprar huevos, entraba en casa. Yo, al principio de su entrada, sentía miedo
de él, viendo el color y el feo rostro que tenía; mas desde que vi que su venida mejoraba
el comer, le fui queriendo más, porque siempre traía pan, pedazos de carne y en el
invierno leños, con los que nos calentábamos.
Así que, visitando la casa de noche y de día, mi madre vino a darme un negrito muy
bonito, con el cual yo jugaba y ayudaba a cuidar. Y recuerdo que estando el negro de mi
padrastro jugueteando con el mozuelo, como el niño nos veía a mi madre y a mí blancos,
y a él no, huyó de él hacia mi madre, con mie do, y, señalándole con el dedo, dijo:
—¡Madre, coco!
Él respondió riendo:
—¡Hijoputa!

Yo, aunque aún era muy niño, reparé en aquella palabra de mi hermanico, y dije
para mí: «¡Cuántas personas debe de haber en el mundo que huyen de otras porque no
se ven a sí mismas!».
Quiso nuestra mala fortuna que llegara a oídos del mayordomo3 la relación entre
mi madre y el Zaide, que así se llamaba mi padrastro, y, hecha la investigación, se
descubrió que hurtaba la mitad de la mitad de la cebada que le daban para las bestias, y
simulaba que se habían perdido cepillos, paños, leña, pienso, y hasta las mantas y
sábanas de los caballos; y cuando no tenía otra cosa, quitaba las herraduras a los
animales, y con todo esto ayudaba a mi madre a criar a mi hermanico. Si no nos
asombramos de un clérigo ni de un fraile cuando el primero hurta a los pobres y el

2
Comendador: caballero perteneciente a una orden militar con derecho a cobrar rentas.
3
Mayordomo: administrador del Comendador.
segundo al convento para mantener a sus devotas4 y a sus hijos, tampoco debemos
sorprendernos de un pobre esclavo al que el amor le animaba a hacer lo mismo.
Y consiguieron probar cuanto digo y aun más; porque a mí me preguntaban con
amenazas, y, como era niño, respondía con miedo y descubría cuanto sabía: hasta ciertas
herraduras que por encargo de mi madre vendí a un herrero. Al triste de mi padrastro lo
azotaron y le echaron grasa caliente sobre las heridas, y a mi madre pusieron por pena,
además de los acostumbrados cien azotes, que no entrase en la casa del mencionado
comendador ni acogiese en la suya al lastimado Zaide.
Por no echarlo todo a perder, mi pobre madre sacó fuerzas de flaqueza y cumplió
la sentencia. Y, por evitar más peligros y quitarse de las malas lenguas, se fue a servir a
los que por entonces vivían en el mesón de la Solana; y allí, padeciendo mil
incomodidades, se acabó de criar mi hermanico hasta que supo andar, y yo hasta que fui
buen mozuelo, que les iba por vino y por velas para los huéspedes y por todo lo que me
mandaban.
En este tiempo vino al mesón un ciego, el cual, pareciéndole que yo serviría para
guiarle, me pidió a mi madre, y ella me entregó a él, diciéndole que yo era hijo de un
buen hombre, el cual, por defender la fe, había muerto en la batalla de los Gelves, y que
ella confiaba en Dios que yo no saldría peor hombre que mi padre, y que le rogaba que
me tratase bien y mirase por mí, pues era huérfano. Él respondió que así lo haría y que
me recibía, no por mozo, sino por hijo. Y así comencé a servir y a guiar a mi nuevo y viejo
amo.
Como estuvimos en Salamanca algunos días y las ganancias no eran del gusto de
mi amo, decidió irse de allí; y cuando llegó la hora de partir, yo fui a ver a mi madre, y
ambos llorando, me dio su bendición y dijo:
—Hijo, ya sé que no te veré más. Procura ser bueno, y que Dios te guíe. Te he criado y
con buen amo te he puesto; válete por ti mismo.
Y así me fui para mi amo, que me estaba esperando.

4
Devotas: el autor hace una crítica religiosa al igualar el comportamiento del padrastro con el de los
clérigos y frailes que robaban para mantener a sus devotas, es decir, a sus amantes.

39
2. El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha

Miguel de Cervantes Saavedra

https://www.ellibrototal.com/ltotal/?t=6&d=6439

"La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los
cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar encubre".

PRIMERA PARTE

Capítulo I
Que trata de la condición y ejercicio del famoso y valiente hidalgo don Quijote de la
Mancha.

En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho


tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y
galgo corredor. Una olla de algo más vaca que carnero, salpicón las más noches, duelos y
quebrantos los sábados, lantejas los viernes, algún palomino de añadidura los domingos,
consumían las tres partes de su hacienda. El resto della concluían sayo de velarte, calzas
de velludo para las fiestas, con sus pantuflos de lo mesmo, y los días de entresemana se
honraba con su vellorí de lo más fino. Tenía en su casa una ama que pasaba de los
cuarenta y una sobrina que no llegaba a los veinte, y un mozo de campo y

40
plaza que así ensillaba el rocín como tomaba la podadera. Frisaba la edad de nuestro
hidalgo con los cincuenta años. Era de complexión recia, seco de carnes, enjuto de
rostro, gran madrugador y amigo de la caza. Quieren decir que tenía el sobrenombre de
«Quijada», o «Quesada», que en esto hay alguna diferencia en los autores que deste
caso escriben, aunque por conjeturas verisímiles se deja entender que se llamaba
«Quijana». Pero esto importa poco a nuestro cuento: basta que en la narración dél no se
salga un punto de la verdad.
Es, pues, de saber que este sobredicho hidalgo, los ratos que estaba ocioso -que
eran los más del año-, se daba a leer libros de caballerías, con tanta afición y gusto, que
olvidó casi de todo punto el ejercicio de la caza y aun la administración de su hacienda; y
llegó a tanto su curiosidad y desatino en esto, que vendió muchas hanegas de tierra de
sembradura para comprar libros de caballerías en que leer, y, así, llevó a su casa todos
cuantos pudo haber dellos (…)
En resolución, él se enfrascó tanto en su lectura, que se le pasaban las noches
leyendo de claro en claro, y los días de turbio en turbio; y así, del poco dormir y del
mucho leer, se le secó el celebro de manera que vino a perder el juicio. Llenósele la
fantasía de todo aquello que leía en los libros, así de encantamentos como de
pendencias, batallas, desafíos, heridas, requiebros, amores, tormentas y disparates
imposibles; y asentósele de tal modo en la imaginación que era verdad toda aquella
máquina de aquellas soñadas invenciones que leía, que para él no había otra historia más
cierta en el mundo. (…)
En efecto, rematado ya su juicio, vino a dar en el más estraño pensamiento que
jamás dio loco en el mundo, y fue que le pareció convenible y necesario, así para el
aumento de su honra como para el servicio de su república, hacerse caballero andante y
irse por todo el mundo con sus armas y caballo a buscar las aventuras y a ejercitarse en
todo aquello que él había leído que los caballeros andantes se ejercitaban, deshaciendo
todo género de agravio y poniéndose en ocasiones y peligros donde, acabándolos,
cobrase eterno nombre y fama. Imaginábase el pobre ya coronado por el valor de su
brazo, por lo menos del imperio de Trapisonda; y así, con estos tan agradables
pensamientos, llevado del extraño gusto que en ellos sentía, se dio prisa a poner en
efecto lo que deseaba. (…)

Capítulo VIII
Del buen suceso que el valeroso don Quijote tuvo en la espantable y jamás imaginada
aventura de los molinos de viento, con otros sucesos dignos de felice recordación

En esto, descubrieron treinta o cuarenta molinos de viento que hay en aquel


campo, y así como don Quijote los vio, dijo a su escudero:
-La ventura va guiando nuestras cosas mejor de lo que acertáramos a desear; porque ves
allí, amigo Sancho Panza, donde se descubren treinta o pocos más desaforados gigantes,
con quien pienso hacer batalla y quitarles a todos las vidas, con cuyos despojos

41
comenzaremos a enriquecer, que esta es buena guerra, y es gran servicio de Dios quitar
tan mala simiente de sobre la faz de la tierra.
-¿Qué gigantes? -dijo Sancho Panza.
-Aquellos que allí ves -respondió su amo-, de los brazos largos, que los suelen tener
algunos de casi dos leguas.
-Mire vuestra merced -respondió Sancho- que aquellos que allí se parecen no son
gigantes, sino molinos de viento, y lo que en ellos parecen brazos son las aspas, que,
volteadas del viento, hacen andar la piedra del molino.
-Bien parece -respondió don Quijote- que no estás cursado en esto de las aventuras: ellos
son gigantes; y si tienes miedo quítate de ahí, y ponte en oración en el espacio que yo
voy a entrar con ellos en fiera y desigual batalla.
Y, diciendo esto, dio de espuelas a su caballo Rocinante, sin atender a las voces
que su escudero Sancho le daba, advirtiéndole que sin duda alguna eran molinos de
viento, y no gigantes, aquellos que iba a acometer. Pero él iba tan puesto en que eran
gigantes, que ni oía las voces de su escudero Sancho, ni echaba de ver, aunque estaba ya
bien cerca, lo que eran, antes iba diciendo en voces altas:
-Non fuyades, cobardes y viles criaturas, que un solo caballero es el que os acomete.
Levantóse en esto un poco de viento, y las grandes aspas comenzaron a moverse,
lo cual visto por don Quijote, dijo:
-Pues aunque mováis más brazos que los del gigante Briareo, me lo habéis de pagar.
Y en diciendo esto, y
encomendándose de todo corazón a su
señora Dulcinea, pidiéndole que en tal
trance le socorriese, bien cubierto de su
rodela, con la lanza en el ristre,
arremetió a todo el galope de Rocinante
y embistió con el primero molino que
estaba delante; y dándole una lanzada
en el aspa, la volvió el viento con tanta
furia, que hizo la lanza pedazos,
llevándose tras sí al caballo y al
caballero, que fue rodando muy
maltrecho por el campo. Acudió Sancho
Panza a socorrerle, a todo el correr de su
asno, y cuando llegó halló que no se José Moreno Carbonero - Muso del Prado
podía menear: tal fue el golpe que dio
con él Rocinante.

-¡Válame Dios! -dijo Sancho-. ¿No le dije yo a vuestra merced que mirase bien lo que
hacía, que no eran sino molinos de viento, y no lo podía ignorar sino quien llevase otros
tales en la cabeza?

42
-Calla, amigo Sancho -respondió don Quijote-, que las cosas de la guerra más que otras
están sujetas a continua mudanza; cuanto más, que yo pienso, y es así verdad, que aquel
sabio Frestón que me robó el aposento y los libros ha vuelto estos gigantes en molinos,
por quitarme la gloria de su vencimiento: tal es la enemistad que me tiene; as al cabo al
cabo han de poder poco sus malas artes contra la bondad de mi espada.
-Dios lo haga como puede -respondió Sancho Panza.
Y, ayudándole a levantar, tornó a subir sobre Rocinante, que medio despaldado
estaba. Y, hablando en la pasada aventura, siguieron el camino del Puerto Lápice, porque
allí decía don Quijote que no era posible dejar de hallarse muchas y diversas aventuras,
por ser lugar muy pasajero; sino que iba muy pesaroso, por haberle faltado la lanza; y
diciéndoselo a su escudero, le dijo:
-Yo me acuerdo haber leído que un caballero español llamado Diego Pérez de Vargas,
habiéndosele en una batalla roto la espada, desgajó de una encina un pesado ramo o
tronco, y con él hizo tales cosas aquel día y machacó tantos moros, que le quedó por
sobrenombre «Machuca», y así él como sus decendientes se llamaron desde aquel día en
adelante «Vargas y Machuca». Hete dicho esto porque de la primera encina o roble que
se me depare pienso desgajar otro tronco, tal y tan bueno como aquel que me imagino; y
pienso hacer con él tales hazañas, que tú te tengas por bien afortunado de haber
merecido venir a vellas y a ser testigo de cosas que apenas podrán ser creídas.
-A la mano de Dios -dijo Sancho-. Yo lo creo todo así como vuestra merced lo dice; pero
enderécese un poco, que parece que va de medio lado, y debe de ser del molimiento de
la caída.
-Así es la verdad -respondió don Quijote-, y si no me quejo del dolor, es porque no es
dado a los caballeros andantes quejarse de herida alguna, aunque se le salgan las tripas
por ella.
-Si eso es así, no tengo yo que replicar -respondió Sancho-; pero sabe Dios si yo me
holgara que vuestra merced se quejara cuando alguna cosa le doliera. De mí sé decir que
me he de quejar del más pequeño dolor que tenga, si ya no se entiende también con los
escuderos de los caballeros andantes eso del no quejarse.
No se dejó de reír don Quijote de la simplicidad de su escudero; y, así, le declaró
que podía muy bien quejarse como y cuando quisiese, sin gana o con ella, que hasta
entonces no había leído cosa en contrario en la orden de caballería. Díjole Sancho que
mirase que era hora de comer. Respondióle su amo que por entonces no le hacía
menester, que comiese él cuando se le antojase. Con esta licencia, se acomodó Sancho lo
mejor que pudo sobre su jumento, y, sacando de las alforjas lo que en ellas había puesto,
iba caminando y comiendo detrás de su amo muy de su espacio, y de cuando en cuando
empinaba la bota, con tanto gusto, que le pudiera envidiar el más regalado bodegonero
de Málaga. Y en tanto que él iba de aquella manera menudeando tragos, no se le
acordaba de ninguna promesa que su amo le hubiese hecho, ni tenía por ningún trabajo,
sino por mucho descanso, andar buscando las aventuras, por peligrosas que fuesen.

43
En resolución, aquella noche la pasaron entre unos árboles, y del uno dellos
desgajó don Quijote un ramo seco que casi le podía servir de lanza, y puso en él el hierro
que quitó de la que se le había quebrado.
Toda aquella noche no durmió don Quijote, pensando en su señora Dulcinea, por
acomodarse a lo que había leído en sus libros, cuando los caballeros pasaban sin dormir
muchas noches en las florestas y despoblados, entretenidos con las memorias de sus
señoras. No la pasó ansí Sancho Panza, que, como tenía el estómago lleno, y no de agua
de chicoria, de un sueño se la llevó toda, y no fueran parte para despertarle, si su amo no
lo llamara, los rayos del sol, que le daban en el rostro, ni el canto de las aves, que muchas
y muy regocijadamente la venida del nuevo día saludaban. Al levantarse, dio un tiento a
la bota , y hallóla algo más flaca que la noche antes, y afligiósele el corazón, por parecerle
que no llevaban camino de remediar tan presto su falta. No quiso desayunarse don
Quijote, porque, como está dicho, dio en sustentarse de sabrosas memorias.
Tornaron a su comenzado camino del Puerto Lápice, y a obra de las tres del día le
descubrieron.

“Sueño imposible”, de Salvador Dalí

44
3. Vuelva usted mañana

Mariano José de Larra

Gran persona debió de ser el primero que llamó pecado mortal a la pereza; (…)

Estas reflexiones hacía yo casualmente no hace muchos días, cuando se presentó en


mi casa un extranjero de estos que, en buena o en mala parte, han de tener siempre de
nuestro país una idea exagerada e hiperbólica, de estos que, o creen que los hombres
aquí son todavía los espléndidos, francos, generosos y caballerescos seres de hace dos
siglos, o que son aún las tribus nómadas del otro lado del Atlante (…)

Verdad es que nuestro país no es de aquellos que se conocen a primera ni a segunda


vista, y si no temiéramos que nos llamasen atrevidos, lo compararíamos de buena gana a
esos juegos de manos sorprendentes e inescrutables para el que ignora su artificio, que
estribando en una grandísima bagatela, suelen después de sabidos dejar asombrado de
su poca perspicacia al mismo que se devanó los sesos por buscarles causas extrañas.
Muchas veces la falta de una causa determinante en las cosas nos hace creer que debe
de haberlas profundas para mantenerlas al abrigo de nuestra penetración. Tal es el
orgullo del hombre, que más quiere declarar en alta voz que las cosas son
incomprensibles cuando no las comprende él, que confesar que el ignorarlas puede
depender de su torpeza.

(…)

Un extranjero de estos fue el que se presentó en mi casa, provisto de competentes


cartas de recomendación para mi persona. Asuntos intrincados de familia, reclamaciones
futuras, y aun proyectos vastos concebidos en París de invertir aquí sus cuantiosos
caudales en tal cual especulación industrial o mercantil, eran los motivos que a nuestra
patria le conducían.

Acostumbrado a la actividad en que viven nuestros vecinos, me aseguró formalmente


que pensaba permanecer aquí muy poco tiempo, sobre todo si no encontraba pronto
objeto seguro en que invertir su capital. Pareciome el extranjero digno de alguna
consideración, trabé presto amistad con él, y lleno de lástima traté de persuadirle a que
se volviese a su casa cuanto antes, siempre que seriamente trajese otro fin que no fuese
el de pasearse. Admirole la proposición, y fue preciso explicarme más claro.

-Mirad -le dije-, monsieur Sans-délai -que así se llamaba-; vos venís decidido a pasar
quince días, y a solventar en ellos vuestros asuntos.

45
-Ciertamente -me contestó-. Quince días, y es mucho. Mañana por la mañana
buscamos un genealogista para mis asuntos de familia; por la tarde revuelve sus libros,
busca mis ascendientes, y por la noche ya sé quién soy. En cuanto a mis reclamaciones,
pasado mañana las presento fundadas en los datos que aquél me dé, legalizadas en
debida forma; y como será una cosa clara y de justicia innegable (pues sólo en este caso
haré valer mis derechos), al tercer día se juzga el caso y soy dueño de lo mío. En cuanto a
mis especulaciones, en que pienso invertir mis caudales, al cuarto día ya habré
presentado mis proposiciones. Serán buenas o malas, y admitidas o desechadas en el
acto, y son cinco días; en el sexto, séptimo y octavo, veo lo que hay que ver en Madrid;
descanso el noveno; el décimo tomo mi asiento en la diligencia, si no me conviene estar
más tiempo aquí, y me vuelvo a mi casa; aún me sobran de los quince cinco días.

Al llegar aquí monsieur Sans-délai traté de reprimir una carcajada que me andaba
retozando ya hacía rato en el cuerpo, y si mi educación logró sofocar mi inoportuna
jovialidad, no fue bastante a impedir que se asomase a mis labios una suave sonrisa de
asombro y de lástima que sus planes ejecutivos me sacaban al rostro mal de mi grado.

-Permitidme, monsieur Sans-délai -le dije entre socarrón y formal-, permitidme que
os convide a comer para el día en que llevéis quince meses de estancia en Madrid.
-¿Cómo?
-Dentro de quince meses estáis aquí todavía.
-¿Os burláis?
-No por cierto.
-¿No me podré marchar cuando quiera? ¡Cierto que la idea es graciosa!
-Sabed que no estáis en vuestro país activo y trabajador.
-¡Oh!, los españoles que han viajado por el extranjero han adquirido la costumbre de
hablar mal siempre de su país por hacerse superiores a sus compatriotas.
-Os aseguro que en los quince días con que contáis, no habréis podido hablar siquiera
a una sola de las personas cuya cooperación necesitáis.
-¡Hipérboles! Yo les comunicaré a todos mi actividad.
-Todos os comunicarán su inercia.

Conocí que no estaba el señor de Sans-délai muy dispuesto a dejarse convencer sino
por la experiencia, y callé por entonces, bien seguro de que no tardarían mucho los
hechos en hablar por mí.

Amaneció el día siguiente, y salimos entrambos a buscar un genealogista, lo cual sólo


se pudo hacer preguntando de amigo en amigo y de conocido en conocido:
encontrámosle por fin, y el buen señor, aturdido de ver nuestra precipitación, declaró
francamente que necesitaba tomarse algún tiempo; instósele, y por mucho favor nos dijo
definitivamente que nos diéramos una vuelta por allí dentro de unos días. Sonreíme y
marchámonos. Pasaron tres días; fuimos.

46
-Vuelva usted mañana -nos respondió la criada-, porque el señor no se ha levantado
todavía.
-Vuelva usted mañana -nos dijo al siguiente día-, porque el amo acaba de salir.
-Vuelva usted mañana -nos respondió al otro-, porque el amo está durmiendo la
siesta.
-Vuelva usted mañana -nos respondió el lunes siguiente-, porque hoy ha ido a los
toros.
-¿Qué día, a qué hora se ve a un español? Vímosle por fin, y «Vuelva usted mañana -
nos dijo-, porque se me ha olvidado. Vuelva usted mañana, porque no está en limpio».

A los quince días ya estuvo; pero mi amigo le había pedido una noticia del apellido
Díez, y él había entendido Díaz, y la noticia no servía. Esperando nuevas pruebas, nada
dije a mi amigo, desesperado ya de dar jamás con sus abuelos.

Es claro que faltando este principio no tuvieron lugar las reclamaciones.

Para las proposiciones que acerca de


varios establecimientos y empresas
utilísimas pensaba hacer, había sido
preciso buscar un traductor; por los
mismos pasos que el genealogista nos
hizo pasar el traductor; de mañana en
mañana nos llevó hasta el fin del mes.
Averiguamos que necesitaba dinero
diariamente para comer, con la mayor
urgencia; sin embargo, nunca
encontraba momento oportuno para
trabajar. El escribiente hizo después otro
tanto con las copias, sobre llenarlas de
mentiras, porque un escribiente que
sepa escribir no le hay en este país.

No paró aquí; un sastre tardó veinte días en hacerle un frac, que le había mandado
llevarle en veinticuatro horas; el zapatero le obligó con su tardanza a comprar botas
hechas; la planchadora necesitó quince días para plancharle una camisola; y el
sombrerero a quien le había enviado su sombrero a variar el ala, le tuvo dos días con la
cabeza al aire y sin salir de casa.

Sus conocidos y amigos no le asistían a una sola cita, ni avisaban cuando faltaban, ni
respondían a sus esquelas. ¡Qué formalidad y qué exactitud!

-¿Qué os parece de esta tierra, monsieur Sans-délai? -le dije al llegar a estas pruebas.
-Me parece que son hombres singulares...
-Pues así son todos. No comerán por no llevar la comida a la boca.

Presentose con todo, yendo y viniendo días, una proposición de mejoras para un
ramo que no citaré, quedando recomendada eficacísimamente.

A los cuatro días volvimos a saber el éxito de nuestra pretensión.

-Vuelva usted mañana -nos dijo el portero-. El oficial de la mesa no ha venido hoy.

«Grande causa le habrá detenido», dije yo entre mí. Fuímonos a dar un paseo, y nos
encontramos, ¡qué casualidad!, al oficial de la mesa en el Retiro, ocupadísimo en dar una
vuelta con su señora al hermoso sol de los inviernos claros de Madrid. Martes era el día
siguiente, y nos dijo el portero:

-Vuelva usted mañana, porque el señor oficial de la mesa no da audiencia hoy.


-Grandes negocios habrán cargado sobre él -dije yo.

Como soy el diablo y aun he sido duende, busqué ocasión de echar una ojeada por el
agujero de una cerradura. Su señoría estaba echando un cigarrito al brasero, y con una
charada del Correo entre manos que le debía costar trabajo el acertar.

-Es imposible verle hoy -le dije a mi compañero-; su señoría está en efecto
ocupadísimo.

Dionos audiencia el miércoles inmediato, y, ¡qué fatalidad!, el expediente había


pasado a informe, por desgracia, a la única persona enemiga indispensable de monsieur
y de su plan, porque era quien debía salir en él perjudicado. Vivió el expediente dos
meses en informe, y vino tan informado como era de esperar. (…)

Vuelto de informe se cayó en la cuenta en la sección de nuestra bendita oficina de


que el tal expediente no correspondía a aquel ramo; era preciso rectificar este pequeño
error; pasose al ramo, establecimiento y mesa correspondiente, y hétenos caminando
después de tres meses a la cola siempre de nuestro expediente, como hurón que busca
el conejo, y sin poderlo sacar muerto ni vivo de la huronera. Fue el caso al llegar aquí que
el expediente salió del primer establecimiento y nunca llegó al otro.

-De aquí se remitió con fecha de tantos -decían en uno.


-Aquí no ha llegado nada -decían en otro.
-¡Voto va! -dije yo a monsieur Sans-délai, ¿sabéis que nuestro expediente se ha
quedado en el aire como el alma de Garibay, y que debe de estar ahora posado como
una paloma sobre algún tejado de esta activa población?

Hubo que hacer otro. ¡Vuelta a los empeños! ¡Vuelta a la prisa! ¡Qué delirio!

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-Es indispensable -dijo el oficial con voz campanuda-, que esas cosas vayan por sus
trámites regulares.

Es decir, que el toque estaba, como el toque del ejercicio militar, en llevar nuestro
expediente tantos o cuantos años de servicio.

Por último, después de cerca de medio año de subir y bajar, y estar a la firma o al
informe, o a la aprobación o al despacho, o debajo de la mesa, y de volver siempre
mañana, salió con una notita al margen que decía:

«A pesar de la justicia y utilidad del plan del exponente, negado.»

-¡Ah, ah!, monsieur Sans-délai -exclamé riéndome a carcajadas-; éste es nuestro


negocio.

Pero monsieur Sans-délai se daba a todos diablos.

-¿Para esto he echado yo mi viaje tan largo? ¿Después de seis meses no habré
conseguido sino que me digan en todas partes diariamente: «Vuelva usted mañana», y
cuando este dichoso «mañana» llega en fin, nos dicen redondamente que «no»? ¿Y
vengo a darles dinero? ¿Y vengo a hacerles favor? Preciso es que la intriga más enredada
se haya fraguado para oponerse a nuestras miras.
-¿Intriga, monsieur Sans-délai? No hay hombre capaz de seguir dos horas una intriga.
La pereza es la verdadera intriga; os juro que no hay otra; ésa es la gran causa oculta: es
más fácil negar las cosas que enterarse de ellas. (…)

(…) fuime en busca de mi Sans-délai.

-Me marcho, señor Fígaro -me dijo-. En este país «no hay tiempo» para hacer nada;
sólo me limitaré a ver lo que haya en la capital de más notable.
-¡Ay, mi amigo! -le dije-, idos en paz, y no queráis acabar con vuestra poca paciencia;
mirad que la mayor parte de nuestras cosas no se ven.
-¿Es posible?
-¿Nunca me habéis de creer? Acordaos de los quince días...
Un gesto de monsieur Sans-délai me indicó que no le había gustado el recuerdo.
-Vuelva usted mañana -nos decían en todas partes-, porque hoy no se ve.
-Ponga usted un memorialito para que le den a usted permiso especial.
Era cosa de ver la cara de mi amigo al oír lo del memorialito: representábasele en la
imaginación el informe, y el empeño, y los seis meses, y... Contentose con decir:
-Soy extranjero. ¡Buena recomendación entre los amables compatriotas míos!

Aturdíase mi amigo cada vez más, y cada vez nos comprendía menos. Días y días
tardamos en ver las pocas rarezas que tenemos guardadas. Finalmente, después de

49
medio año largo, si es que puede haber un medio año más largo que otro, se restituyó mi
recomendado a su patria maldiciendo de esta tierra, y dándome la razón que yo ya antes
me tenía, y llevando al extranjero noticias excelentes de nuestras costumbres; diciendo
sobre todo que en seis meses no había podido hacer otra cosa sino «volver siempre
mañana», y que a la vuelta de tanto «mañana», eternamente futuro, lo mejor, o más
bien lo único que había podido hacer bueno, había sido marcharse.

¿Tendrá razón, perezoso lector (si es que has llegado ya a esto que estoy
escribiendo), tendrá razón el buen monsieur Sans-délai en hablar mal de nosotros y de
nuestra pereza? ¿Será cosa de que vuelva el día de mañana con gusto a visitar nuestros
hogares? Dejemos esta cuestión para mañana, porque ya estarás cansado de leer hoy: si
mañana u otro día no tienes, como sueles, pereza de volver a la librería, pereza de sacar
tu bolsillo, y pereza de abrir los ojos para hojear las hojas que tengo que darte todavía, te
contaré cómo a mí mismo, que todo esto veo y conozco y callo mucho más, me ha
sucedido muchas veces (…)

El Pobrecito Hablador, n.º 11, enero de 1833.1

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4. Nada

Carmen Laforet

Fragmento del capítulo XII

... Me lo decía como una confesión y me sentí súbitamente conmovida, porque creí
que se refería a su grosería de un momento antes. Una de las pocas cosas que en aquel
tiempo estaba yo capacitada para entender era la miseria en cualquier aspecto que se
presentase: aun bajo la buena tela y la camisa de hilo de Gerardo... Puse, en un gesto
impulsivo, mi mano sobre la suya y él me la estrechó comunicándome su calor. En aquel
momento tuve ganas de llorar, sin saber por qué. Él me besó el cabello.

Súbitamente me quedé rígida, aunque seguíamos unidos. Yo era neciamente ingenua


en aquel tiempo - a pesar de mi pretendido cinismo- en estas cuestiones. Nunca me
había besado un hombre y tenía la seguridad de que el primero que lo hiciera sería
escogido por mí entre todos. Gerardo apenas había rozado mi cabello. Me pareció que
era una consecuencia de aquella emoción que habíamos sentido juntos y que no podía
hacer el ridículo de rechazarle, indignada. En aquel momento me volvió a besar con
suavidad. Tuve la sensación absurda de que me corrían sombras por la cara como en un
crepúsculo y el corazón me empezó a latir furiosamente, en una estúpida indecisión,
como si tuviera la obligación de soportar aquellas caricias. Me parecía que a él le sucedía
algo extraordinario, que súbitamente se había enamorado de mí. Porque entonces era lo
suficientemente atontada para no darme cuenta que aquél era uno de los infinitos
hombres que nacen sólo para sementales y junto a una mujer no entienden otra actitud
que ésta. Su cerebro y su corazón no llegan a más. Gerardo súbitamente me atrajo hacia
él y me besó en la boca. Sobresaltada le di un empujón, y me subió una oleada de asco
por la saliva y el calor de sus labios gordos. Le empujé con todas mis fuerzas y eché a
correr. Él me siguió. Me encontró un poco temblorosa, tratando de reflexionar. Se me
ocurrió pensar que quizás habría tomado mi apretón de manos como una prueba de
amor.

- Perdóname, Gerardo - le dije con la mayor ingenuidad- , pero ¿sabes?..., es que yo


no te quiero. No estoy enamorada de ti.

Y me quedé aliviada de haberle explicado todo satisfactoriamente.

Él me cogió del brazo como quien recobra algo suyo y me miró de una manera tan
grosera y despectiva que me dejó helada.

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Luego, en el tranvía que tomamos para la vuelta, me fue dando paternales consejos
sobre mi conducta en lo sucesivo y sobre la conveniencia de no andar suelta y loca y de
no salir sola con los muchachos. Casi me pareció estar oyendo a tía Angustias.

Le prometí que no volvería a salir con él y se quedó un poco aturdido.

- No, «peque», no, conmigo es distinto. Ya ves que te aconsejo bien... Yo soy tu mejor
amigo. Estaba muy satisfecho de sí mismo. Yo me encontraba desalentada, como el día
que una buena monja de mi colegio, un poco ruborizada, me explicó que había dejado de
ser una niña, que me había convertido en mujer. Inoportunamente recordaba las
palabras de la monjita: «No hay que asustarse, no es una enfermedad, es algo natural
que Dios manda»... Yo pensaba: «De modo que este hombre estúpido es quien me ha
besado por primera vez... Es muy posible que esto tampoco tenga importancia».

Subí las escaleras de mi casa desmadejada. Ya era completamente de noche. Antonia


me abrió la puerta con cierta zalamería.

- Ha venido una señorita rubia a preguntar por usted.

Debilitada y triste como me encontraba, casi tuve ganas de llorar. Ena, que era mejor
que yo, había venido a buscarme (…)

1945

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5. Cien años de soledad

Gabriel García Márquez

Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía


había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo.
Macondo era entonces una aldea de veinte casas de barro y cañabrava construidas a la
orilla de un río de aguas diáfanas que se precipitaban por un lecho de piedras pulidas,
blancas y enormes como huevos prehistóricos. El mundo era tan reciente, que muchas
cosas carecían de nombre, y para mencionarlas había que señalarlas con el dedo. Todos
los años, por el mes de marzo, una familia de gitanos desarrapados plantaba su carpa
cerca de la aldea, y con un grande alboroto de pitos y timbales daban a conocer los
nuevos inventos. Primero llevaron el imán. Un gitano corpulento, de barba montaraz y
manos de gorrión, que se presentó con el nombre de Melquíades, hizo una truculenta
demostración pública de lo que él mismo llamaba la octava maravilla de los sabios
alquimistas de Macedonia. Fue de casa en casa arrastrando dos lingotes metálicos, y
todo el mundo se espantó al ver que los calderos, las pailas, las tenazas y los anafes se
caían de su sitio, y las maderas crujían por la desesperación de los clavos y los tornillos
tratando de desenclavarse, y aun los objetos perdidos desde hacía mucho tiempo
aparecían por donde más se les había buscado, y se arrastraban en desbandada
turbulenta detrás de los fierros mágicos de Melquíades. «Las cosas tienen vida propia —
pregonaba el gitano con áspero acento—, todo es cuestión de despertarles el ánima».
José Arcadio Buendía, cuya desaforada imaginación iba siempre más lejos que el ingenio
de la naturaleza, y aun más allá del milagro y la magia, pensó que era posible servirse de
aquella invención inútil para desentrañar el oro de la tierra. Melquíades, que era un
hombre honrado, le previno: «Para eso no sirve». Pero José Arcadio Buendía no creía en
aquel tiempo en la honradez de los gitanos, así que cambió su mulo y una partida de
chivos por los dos lingotes imantados. Úrsula Iguarán, su mujer, que contaba con
aquellos animales para ensanchar el desmedrado patrimonio doméstico, no consiguió
disuadirlo. «Muy pronto ha de sobrarnos oro para empedrar la casa», replicó su marido.
Durante varios meses se empeñó en demostrar el acierto de sus conjeturas. Exploró
palmo a palmo la región, inclusive el fondo del río, arrastrando los dos lingotes de hierro
y recitando en voz alta el conjuro de Melquíades. Lo único que logró desenterrar fue una
armadura del siglo XV con todas sus partes soldadas por un cascote de óxido, cuyo
interior tenía la resonancia hueca de un enorme calabazo lleno de piedras. Cuando José
Arcadio Buendía y los cuatro hombres de su expedición lograron desarticular la
armadura, encontraron dentro un esqueleto calcificado que llevaba colgado en el cuello
un relicario de cobre con un rizo de mujer.

1967

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Teatro

1. Fuenteovejuna

2. La Vida es sueño

3. Don Juan Tenorio

4. Luces de Bohemia

5. La casa de Bernarda Alba

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1. Fuenteovejuna

Félix Lope de Vega

JUEZ: Decid la verdad, buen viejo. ¡Aprieta!


FRONDOSO: Un viejo, Laurencia mía, PASCUALA: ¡Ay, cielo piadoso!
atormentan. JUEZ: ¡Aprieta, infame! ¿Estás sordo?
LAURENCIA: ¡Qué porfía! PASCUALA: Fuenteovejuna lo hizo.
ESTEBAN: Déjenme un poco. JUEZ: Traedme aquel más rollizo,
JUEZ: Ya os dejo. ese desnudo, ese gordo.
Decid: ¿quién mató a Fernando? LAURENCIA: ¡Pobre Mengo! Él es, sin
ESTEBAN: Fuenteovejuna lo hizo. duda.
LAURENCIA: Tu nombre, padre, FRONDOSO: Temo que ha de confesar.
eternizo; MENGO: ¡Ay, ay!
[a todos vas animando]. JUEZ: Comienza a apretar.
FRONDOSO: ¡Bravo caso! MENGO: ¡Ay!
JUEZ: Ese muchacho JUEZ: ¿Es menester ayuda?
aprieta. Perro, yo sé MENGO: ¡Ay, ay!
que lo sabes. Di quién fue. JUEZ: ¿Quién mató, villano,
¿Callas? Aprieta, borracho. al señor comendador?
NIÑO: Fuenteovejuna, señor. MENGO: ¡Ay, yo lo diré, señor!
JUEZ: ¡Por vida del rey, villanos, JUEZ: Afloja un poco la mano.
que os ahorque con mis manos! FRONDOSO: Él confiesa.
¿Quién mató al comendador? JUEZ: Al palo aplica
FRONDOSO: ¡Que a un niño le den la espalda.
tormento MENGO: Quedo; que yo
y niegue de aquesta suerte! lo diré.
LAURENCIA: ¡Bravo pueblo! JUEZ: ¿Quién lo mató?
FRONDOSO: Bravo y fuerte. MENGO: Señor, ¡Fuenteovejunica!
JUEZ: Esa mujer al momento JUEZ: ¿Hay tan gran bellaquería?
en ese potro tened. Del dolor se están burlando.
Dale esa mancuerda luego. En quien estaba esperando,
LAURENCIA: Ya está de cólera ciego. niego con mayor porfía.
JUEZ: Que os he de matar, creed, Dejadlos; que estoy cansado.
en este potro, villanos. FRONDOSO: ¡Oh, Mengo, bien te haga
¿Quién mató al comendador? Dios!
PASCUALA: Fuenteovejuna, señor. Temor que tuve de dos,
JUEZ: ¡Dale! el tuyo me le ha quitado.
FRONDOSO: Pensamientos vanos.
LAURENCIA: Pascuala niega, Frondoso.
FRONDOSO: Niegan niños. ¿Qué te
espanta? (escrita entre 1612-1614 y publicada en
JUEZ: Parece que los encantas. 1619)

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2. La vida es sueño

Pedro Calderón de la Barca

¡Ay mísero de mí! ¡Y ay infelice! gracias al docto pincel,


Apurar, cielos, pretendo cuando, atrevido y crüel,
ya que me tratáis así, la humana necesidad
qué delito cometí contra vosotros naciendo; le enseña a tener crueldad,
aunque si nací, ya entiendo monstruo de su laberinto:
qué delito he cometido. ¿y yo con mejor distinto
Bastante causa ha tenido tengo menos libertad?
vuestra justicia y rigor;
pues el delito mayor
del hombre es haber nacido.
Nace el arroyo, culebra
que entre flores se desata,
Sólo quisiera saber,
y apenas, sierpe de plata,
para apurar mis desvelos
entre las flores se quiebra,
(dejando a una parte, cielos,
cuando músico celebra
el delito de nacer),
de las flores la piedad
qué más os pude ofender,
que le dan la majestad
para castigarme más.
el campo abierto a su ida:
¿No nacieron los demás?
¿y teniendo yo más vida
Pues si los demás nacieron,
tengo menos libertad?
¿qué privilegios tuvieron
que yo no gocé jamás?
En llegando a esta pasión
un volcán, un Etna hecho,
Nace el ave, y con las galas
quisiera sacar del pecho
que le dan belleza suma,
pedazos del corazón.
apenas es flor de pluma,
¿Qué ley, justicia o razón
o ramillete con alas
negar a los hombres sabe
cuando las etéreas salas
privilegio tan süave,
corta con velocidad,
excepción tan principal,
negándose a la piedad
que Dios le ha dado a un cristal,
del nido que deja en calma:
a un pez, a un bruto y a un ave?
¿y teniendo yo más alma,
tengo menos libertad?

Nace el bruto, y con la piel


que dibujan manchas bellas,
apenas signo es de estrellas,
La vida es sueño (monólogo de Segismundo)

Pedro Calderón de la Barca

Es verdad, pues: reprimamos Sueña el rico en su riqueza,


esta fiera condición, que más cuidados le ofrece;
esta furia, esta ambición, sueña el pobre que padece
por si alguna vez soñamos. su miseria y su pobreza;
Y sí haremos, pues estamos sueña el que a medrar empieza,
en mundo tan singular, sueña el que afana y pretende,
que el vivir sólo es soñar; sueña el que agravia y ofende,
y la experiencia me enseña, y en el mundo, en conclusión,
que el hombre que vive, sueña todos sueñan lo que son,
lo que es, hasta despertar. aunque ninguno lo entiende.

Sueña el rey que es rey, y vive Yo sueño que estoy aquí


con este engaño mandando, destas prisiones cargado,
disponiendo y gobernando; y soñé que en otro estado
y este aplauso, que recibe más lisonjero me vi.
prestado, en el viento escribe ¿Qué es la vida? Un frenesí.
y en cenizas le convierte ¿Qué es la vida? Una ilusión,
la muerte (¡desdicha fuerte!): una sombra, una ficción,
¡que hay quien intente reinar y el mayor bien es pequeño:
viendo que ha de despertar que toda la vida es sueño,
en el sueño de la muerte! y los sueños, sueños son.

(1635)
3. Don Juan Tenorio

José Zorrilla

¡Ah! ¿No es cierto, ángel de amor, y cuyas ideas van


que en esta apartada orilla inflamando en su interior
más pura la luna brilla un fuego germinador
y se respira mejor? no encendido todavía,
¿no es verdad, estrella mía,
Esta aura que vaga llena que están respirando amor?
de los sencillos olores
de las campesinas flores Y esas dos líquidas perlas
que brota esa orilla amena; que se desprenden tranquilas
de tus radiantes pupilas
esa agua limpia y serena convidándome a beberlas,
que atraviesa sin temor evaporarse, a no verlas,
la barca del pescador de sí mismas al calor;
que espera cantando al día, y ese encendido color
¿no es cierto, paloma mía, que en tu semblante no había,
que están respirando amor? ¿no es verdad, hermosa mía,
que están respirando amor?
Esa armonía que el viento
recoge entre esos millares ¡Oh! Sí, bellísima Inés
de floridos olivares, espejo y luz de mis ojos;
que agita con manso aliento; escucharme sin enojos,
ese dulcísimo acento como lo haces, amor es:
con que trina el ruiseñor mira aquí a tus plantas, pues,
de sus copas morador todo el altivo rigor
llamando al cercano día, de este corazón traidor
¿no es verdad, gacela mía, que rendirse no creía,
que están respirando amor? adorando, vida mía,
la esclavitud de tu amor.
Y estas palabras que están
filtrando insensiblemente
tu corazón ya pendiente (estrenada en 1844)
de los labios de don Juan,

60
4. Luces de Bohemia

Ramón María del Valle Inclán

MAX.- ¡Don Latino de Híspalis, grotesco personaje, te inmortalizaré en una novela!


DON LATINO.- Una tragedia, Max.
MAX.- La tragedia nuestra no es tragedia.
DON LATINO.- ¡Pues algo será!
MAX.- El Esperpento.
DON LATINO.- No tuerzas la boca, Max. [...]
MAX.- Échame el aliento. ¿Adónde te has ido, Latino?
DON LATINO.- Estoy a tu lado.
MAX.- Como te has convertido en buey, no podía reconocerte. Échame el aliento, ilustre
buey del pesebre belenita. ¡Muge, Latino! Tú eres el cabestro, y si muges vendrá el Buey
Apís. Le torearemos.
DON LATINO.- Me estás asustando. Debías dejar esa broma.
MAX.- Los ultraístas son unos farsantes. El esperpentismo lo ha inventado Goya. Los
héroes clásicos han
ido a pasearse en el callejón del Gato.
DON LATINO.- ¡Estás completamente curda!
MAX.- Los héroes clásicos reflejados en los espejos cóncavos dan el Esperpento. El
sentido trágico de la vida española sólo puede darse con una estética sistemáticamente
deformada.
DON LATINO.- ¡Miau! ¡Te estás contagiando!
MAX.- España es una deformación grotesca de la civilización europea.
DON LATINO.- ¡Pudiera! Yo me inhibo.
MAX.- Las imágenes más bellas en un espejo cóncavo son absurdas.
DON LATINO.- Conforme. Pero a mí me divierte mirarme en los espejos de la calle del
Gato.
MAX.- Y a mí. La deformación deja de serlo cuando está sujeta a una matemática
perfecta. Mi estética actual es transformar con matemática de espejo cóncavo las
normas clásicas.
DON LATINO.- ¿Y dónde está el espejo?
MAX.- En el fondo del vaso.
DON LATINO.- ¡Eres genial! ¡Me quito el cráneo!
MAX.- Latino, deformemos la expresión en el mismo espejo que nos deforma las caras y
toda la vida miserable de España.

(1924)

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ZARATUSTRA entra y sale en la trastienda, con una vela encendida. La palmatoria
pringosa tiembla en la mano del fantoche. Camina sin ruido, con andar entrapado. La
mano, calzada con mitón negro, pasea la luz por los estantes de libros. Media cara en
reflejo y media en sombra. Parece que la nariz se le dobla sobre una oreja. El loro ha
puesto el pico bajo el ala. Un retén de polizontes pasa con un hombre maniatado. Sale
alborotando el barrio un chico pelón montado en una caña, con una bandera.

EL PELÓN.- ¡Vi-va-Es-pa-ña!
El CAN.- ¡Guau! ¡Guau!
ZARATUSTRA.- ¡Está buena España!
DON GAY.- Es preciso reconocerlo. No hay país comparable a Inglaterra. Allí el
sentimiento religioso tiene tal decoro, tal dignidad que indudablemente las más
honorables familias son las más religiosas. Si España alcanzase un más alto concepto
religioso, se salvaba.
MAX .- ¡Recémosle un Réquiem! Aquí los puritanos de conducta son los demagogos de la
extrema izquierda. Acaso nuevos cristianos, pero todavía sin saberlo.
DON GAY.-Señores míos, en Inglaterra me he convertido al dogma iconoclasta, al
cristianismo de oraciones y cánticos, limpio de imágenes milagreras. ¡Y ver la idolatría de
este pueblo!
MAX . España, en su concepción religiosa, es una tribu del Centro de África.
DON GAY.- Maestro, tenemos que rehacer el concepto religioso en el arquetipo del
Hombre-Dios. Hacer la Revolución Cristiana con todas las exageraciones del Evangelio.
DON LATINO.- Son más que las del compañero Lenin.
ZARATUSTRA.- Sin religión no puede haber buena fe en el comercio.
DON GAY.- Maestro, hay que fundar la Iglesia Española Independiente. [...]
MAX .- Hay que resucitar a Cristo.
DON GAY.-He caminado por todos los caminos del mundo y he aprendido que los
pueblos más grandes no se constituyeron sin una Iglesia Nacional. La creación política es
ineficaz si falta una conciencia religiosa con su ética superior a las leyes que escriben los
hombres.
MAX .- Ilustre Don Gay, de acuerdo. La miseria del pueblo español, la gran miseria moral,
está en su chabacana sensibilidad ante los enigmas de la vida y de la muerte (...). Este
pueblo miserable transforma todos los grandes conceptos en un cuento de beatas
costureras. Su religión es una chochez de viejas que disecan al gato cuando se les muere.

(1924)

62
5. La casa de Bernarda Alba

Federico García Lorca

Bernarda: Ya te he dicho que quiero que hables con tu hermana Martirio. Lo que
pasó del retrato fue una broma y lo debes olvidar.
Angustias: Usted sabe que ella no me quiere.
Bernarda: Cada uno sabe lo que piensa por dentro. Yo no me meto en los corazones,
pero quiero buena fachada y armonía familiar. ¿Lo entiendes?
Angustias: Sí.
Bernarda: Pues ya está.
Magdalena: (Casi dormida.) Además, ¡si te vas a ir antes de nada! (Se duerme.)
Angustias: Tarde me parece.
Bernarda: ¿A qué hora terminaste anoche de hablar?
Angustias: A las doce y media.
Bernarda: ¿Qué cuenta Pepe?
Angustias: Yo lo encuentro distraído. Me habla siempre como pensando en otra cosa.
Si le pregunto qué le pasa, me contesta: «Los hombres tenemos nuestras
preocupaciones.»
Bernarda: No le debes preguntar. Y cuando te cases, menos. Habla si él habla y
míralo cuando te mire. Así no tendrás disgustos.
Angustias: Yo creo, madre, que él me oculta muchas cosas.
Bernarda: No procures descubrirlas, no le preguntes y, desde luego, que no te vea
llorar jamás
Angustias: Debía estar contenta y no lo estoy.
Bernarda: Eso es lo mismo.
Angustias: Muchas veces miro a Pepe con mucha fijeza y se me borra a través de los
hierros, como si lo tapara una nube de polvo de las que levantan los rebaños.
Bernarda: Eso son cosas de debilidad.
Angustias: ¡Ojalá!
Bernarda:¿Viene esta noche?
Angustias: No. Fue con su madre a la capital.
Bernarda: Así nos acostaremos antes. ¡Magdalena!
Angustias: Está dormida.
(Entran Adela, Martirio y Amelia.)
Amelia: ¡Qué noche más oscura!
Adela: No se ve a dos pasos de distancia.
Martirio: Una buena noche para ladrones, para el que necesite escondrijo.
Adela: El caballo garañón estaba en el centro del corral. ¡Blanco! Doble de grande,
llenando todo lo oscuro.
Amelia: Es verdad. Daba miedo. ¡Parecía una aparición!
Adela: Tiene el cielo unas estrellas como puños.
Martirio: Ésta se puso a mirarlas de modo que se iba a tronchar el cuello.
Adela: ¿Es que no te gustan a ti?

1936. No pudo estrenarse hasta 1945, en el exilio en México.

63
Resumen de Historia de la literatura castellana

El autor del resumen es el profesor de literatura Javier Lara Hidalgo. Pagina web:
https://www.claseslengua.com/

Literatura española medieval

Siglos XII-XIII
No se debe pensar en este periodo como
un tiempo de incultura, hay un intenso
Mester de juglaría
trabajo de conservación y difusión de
manuscritos en los monasterios, lo que
se une a la literatura de tradición oral en
los pueblos a través de los juglares. La Se conoce en literatura española por
sociedad medieval está marcada por la mester de juglaría a la escuela literaria
violencia, pero había batallas que contar, de los juglares, es decir, aquellos
amores en palacios y una moral católica cantores y actores ambulantes que
que difundir, siendo todo ello terreno divertían y entretenían a las gentes en
muy fértil para la literatura española pueblos mediante poesía lírica y poesía
inicial. épica.

Siglos X-XII La poesía épica estaba compuesta por


los cantares de gesta, obras narrativas
Surgen las primeras composiciones escritas en verso que cantan las hazañas
líricas en lengua romance, esa evolución de los grandes héroes. La obra más
del latín vulgar que constituiría el representativa de los cantares de gesta
castellano. Estos primeros poemas, es el Cantar de Mio Cid o Poema de Mio
breves y sentimentales, son: Cid: obra anónima del siglo XII. La obra,
de 3.730 versos, se basa en la parte final
• Jarchas: pequeños poemas
de la vida del héroe militar, Rodrigo Díaz
populares de tema amoroso
de Vivar, El Cid. Tras su destierro, lucha y
escritos en mozárabe.
gana batallas a favor del rey, sus hijas se
• Cantigas de amigo: poemas de
casan con los infantes de Carrión, que
varias estrofas de tema amoroso
posteriormente las maltratarán, lo que
y voz femenina.
supone el castigo en un duelo con
hombres del Cid.

64
plantea a su consejero Patronio y este le
responde con un ejemplo que finaliza
con una enseñanza.

Poesía del siglo XIV

Compuesta fundamentalmente por

• Cancioneros: conjunto de
poemas entre los que se aborda
el tópico del amor cortés. Hay
autores y dos autoras: Florencia
del Pinar y Leonor Centellas.
• Romanceros: poema de versos
octosílabos que riman en
Siglos XIII-XIV asonante los pares. Relatan
batallas o distintas aventuras,
Mester de clerecía
siendo algunos sentimentales.
Gran parte de la literatura medieval se
Siglo XV
forja en torno a los monasterios con una
poesía culta, de carácter religioso e Poesía cortesana
intención educativa. Utilizaba una forma
métrica llamada cuaderna vía (14A 14A En torno a la corte también hay cultura.
14A 14A). Las obras más representativas La lírica se genera por parte de personas
son Los milagros de Nuestra Señora de de clases acomodadas que introducen
Gonzalo de Berceo y el Libro de Buen nuevas formas métricas. Entre las obras
Amor de Juan Ruiz, arcipreste de Hita. más destacadas, encontramos:

Prosa medieval Coplas a la muerte de su padre de Jorge


Manrique: en versos que alternan
El rey Fernando III aprueba la utilización octosílabos y pentasílabos, el autor
del castellano para textos oficiales y, reflexiona sobre la muerte y resalta la
posteriormente, Alfonso X la eleva a figura de su padre mediante un estilo
"lengua de cultura" fijando la ortografía natural. Vemos una fuerte presencia del
y enriqueciendo el léxico, haciendo que tópico del tempus fugit.
aparezcan las primeras obras en prosa
(legales, históricas y científicas). Las serranillas del marqués de
Santillana, breves composiciones líricas
El Conde Lucanor de Don Juan Manuel que cantan encuentros amorosos,
es la obra más representativa de la prosa y Laberinto de Fortuna de Juan de Mena,
medieval compuesta por cuentos que son otras de las obras destacadas.
arrancan con problemas que el conde le

65
Prosa cortesana de dos jóvenes de clase acomodada:
Calisto y Melibea. El nexo de unión para
En torno a la producción de la época hay conseguir que su romance triunfe es la
algunos casos de prosa. Destaca La alcahueta Celestina, teniendo también
Celestina de Fernando de Rojas. un peso importante los criados. La obra
Publicada en 1499, es una novela hace una importante crítica social.
dialogada en torno a los amores trágicos

Renacimiento en la literatura española


En el siglo XVI se recupera el interés por Prosa renacentista
los conocimientos del mundo clásico
encaminados hacia el culto a la razón. En Destacan diferentes tipologías como la
poesía, la producción de un hombre de novela pastoril, morisca y bizantina, pero
armas, Garcilaso de la Vega, marcará la sobre todo:
literatura española al introducir
Libros de caballerías
novedosas formas procedentes de Italia.

Narraciones en torno a las aventuras de


Garcilaso de la Vega
un valeroso caballero que ayuda a los
Poeta que abordó el amor, la naturaleza débiles y es fiel al amor de una dama.
y la mitología, introductor del soneto.
Los más populares fueron Tirante el
También escribió las Églogas. En sus
Blanco y el Amadís de Gaula hasta la
obras tiene una fuerte influencia el
publicación de Don Quijote de la
tópico del locus amoenus.
Mancha (1605 y 1615) de Miguel de
Lírica religiosa Cervantes, que ironiza sobre los
caballeros andantes y pone fin a la moda
Poesía de autores religiosos que de estos libros. El Quijote es la novela
expresan el gozo del encuentro con Dios más importante de la literatura en
junto a cuestiones morales y filosóficas. español. Es una extensa obra con
Destacan Fray Luis de León, San Juan de variedad de géneros en torno a las
la Cruz y Santa Teresa de Jesús. Un aventuras de don Quijote y su escudero
tópico frecuente en la obra de Fray Luis Sancho. Sus personajes tienen un doble
es el beatus ille. plano: locura y sabiduría; provocan la
risa, pero se admiran por su humanidad
También en el siglo XVI destacó un y cortesía.
poema al margen de la lírica religiosa
como Fernando de Herrera, heredero de Novela picaresca
la tradición petrarquista que ya practicó
Garcilaso de la Vega. Son obras en prosa que narran las
peripecias de un pícaro, un joven que

66
vivía a costa del prójimo, intentando ciego para que aprenda un oficio. Pasa
subir un escalón social, pero tropezando por varios amos y a través de los sucesos
continuamente. La más famosa es El se muestra la decadente sociedad de la
Lazarillo de Tormes. Cuenta la vida de un época.
niño dejado por su madre en manos de un

Literatura española del Barroco


El Barroco es el movimiento histórico y
cultural del siglo XVII cuando se produce
una situación de crisis que da lugar a un
abandono progresivo de los ideales
renacentistas. La literatura se vuelve
más oscura y compleja. Al Barroco
español se le conoce como el Siglo de
Oro. Está marcado por dos tendencias
poéticas:
Lope de Vega fue el artífice de la
• Culteranismo: mayor
renovación del teatro español
importancia de la forma sobre el
rompiendo con la unidad de tiempo y
contenido, de lenguaje complejo.
espacio del teatro clásico y mezclando
Destaca Luis de Góngora, autor
tragedia y comedia. Hizo obras muy
de Soledades y de la Fábula de
populares que se representaban en
Polifemo y Galatea.
corrales de comedias. Algunos de sus
• Conceptismo: mayor importancia
éxitos son Fuenteovejuna o El Caballero
del contenido sobre la forma, de
de Olmedo. Lope también tiene una
profundidad de pensamiento.
extensa obra poética. Otros autores
Destaca Francisco de Quevedo,
teatrales destacados son:
autor de poesía amorosa, satírica
y filosófica. También escribió Pedro Calderón de la Barca, autor de La
obras en prosa como la novela vida es sueño. La fecha de su muerte,
picaresca El buscón. 1681, se considera el final del Barroco
español.
El nuevo teatro
Tirso de Molina, autor de El burlador de
Sevilla.

67
El Neoclasicismo/La Ilustración

El Neoclasicismo o La Ilustración es la con las que sobresalen los autores


corriente que supone un nuevo retorno Samaniego e Iriarte.
a la cultura clásica en el siglo XVIII,
también llamado el Siglo de las luces. Se El teatro neoclásico
rechaza lo sentimental para imponer la
Deja de producirse un teatro popular y
inteligencia y la razón. La poesía apenas
se opta por obras que abogan por el
registró innovaciones y se consolida el
recato y el buen gusto. Destaca Leandro
ensayo como género literario.
Fernández de Moratín. Sus obras
Predominan los escritos filosóficos y retoman la regla de las tres unidades
críticos. Son autores destacados: Feijoo, (lugar, tiempo y acción) que se había
Jovellanos y Cadalso (autor de Cartas abandonado en las obras barrocas. Su
marruecas, un intercambio de cartas obra más conocida es El sí de las niñas.
donde se refleja cómo era la España de También realizó estrenos la malagueña
la época). También destacó la fábula María Rosa de Gálvez con obras como
literaria, narraciones didácticas en verso Un loco hace ciento.

El Romanticismo en la literatura española


Este movimiento cultural originado en Narrativa
Alemania llegó con algo de retraso a
España, pero se caracterizó por su La ficción narrativa llegará en forma de
sentimiento extremo, la evasión y el novela histórica como el señor de
individualismo. En España, los autores Bembibre de Gil y Carrasco y leyendas,
románticos destacaron en literatura en siendo ejemplo las de Bécquer.
los distintos géneros:
Habrá no ficción en torno al
Poesía romántica costumbrismo de autores como
Mesonero Romanos y los artículos
Se cultiva tanto poesía narrativa con periodísticos donde destaca Mariano
Espronceda, Zorrilla y el duque de Rivas José de Larra.
como lírica, aunque de forma más tardía,
con Gustavo Adolfo Bécquer, autor de
las Rimas, y Rosalía de Castro, con obras
como Cantares gallegos o A las orillas
del sar. Muestran una mayor flexibilidad
de formas métricas y temas como el
amor y el desamor, la soledad o la
naturaleza.

68
Teatro romántico Zorrilla, Don Álvaro o la fuerza del sino,
del Duque de Rivas o Los amantes de
Con una grandilocuente puesta en Teruel, de Eugenio de Hartzenbusch.
escena y rompiendo las reglas clásicas, Una autora romántica que destacó en
principalmente triunfa el drama con teatro, aunque cultivó otros géneros, fue
obras como Don Juan Tenorio de Gertrudis Gómez de Avellaneda.

El Realismo
A mediados del siglo XIX, la literatura Jacinta, la cual pone el foco protagonista
española cambiará nuevamente de signo en dos mujeres; Los pazos de Ulloa de
alejándose del extremismo sentimental Emilia Pardo Bazán reflejará la situación
para adquirir rasgos que busquen un en una comarca del interior gallego con
reflejo más fiel de la realidad social en la las diferencias entre los señores feudales
que vive el país, siguiendo la línea de lo y las gentes del campo; mientras que La
que se produce en otros países Regenta, de 'Clarín' refleja el sentir de
europeos. Será una época marcada por una acomodada pero insatisfecha señora
la novela realista y naturalista que de ciudad.
ofrecerá temas cotidianos, aunque
mirando hacia la sociedad burguesa, con
muestras de tramas en entornos
urbanos, aunque también con casos de
novelas en un marco rural. Destacará,
sobremanera, por su extensa
producción, Benito Pérez Galdós, junto a
autores como Emilia Pardo Bazán,
Leopoldo Alas 'Clarín' o José María de
Pereda. Existen tres obras canónicas
destacadas por los manuales de
literatura. Por parte de Galdós, junto a
sus episodios nacionales, Fortunata y

Modernismo y Generación del 98


Con el inicio del siglo XX, la cultura y la produce una reacción intelectual
literatura española vivirán uno de sus relacionada con pequeños progresos en
momentos de mayor apogeo, aunque educación y avances científicos. Por un
coincidiendo con una profunda crisis lado, se da un movimiento cultural que
nacional. Ante el pesimismo provocado llega a España procedente de
por la pérdida de las últimas colonias, se Latinoamérica que se rebela contra los

69
valores de la sociedad burguesa, el destacan las Sonatas, serie formada por
Modernismo, mientras que en España, cuatro novelas. En teatro, creó el
se añade una corriente que comparte su subgénero denominado esperpento, el
preocupación y pesimismo ante la cual refleja lo miserable y absurdo de la
decadencia del país, la Generación del sociedad de la época a través de la
98. caricatura de personajes. La obra más
popular y definitoria del esperpento es
Autores modernistas Luces de bohemia.

El introductor del modernismo en Características y autores de la


España a partir de su poesía es el Generación del 98
nicaragüense Rubén Darío, con una obra
que origina este cambio de sensibilidad: Esta generación de autores del 98 con
Azul. edades parecidas, formación intelectual
cercana y preocupación por la
Entre los escritores españoles, destaca decadencia nacional, cultivará
Antonio Machado, modernista en su principalmente novela y ensayo donde
primera época, aunque después se reflejarán preocupaciones existenciales,
relacionará más con el 98. Dentro de la el interés por España y sus paisajes en
obra modernista del autor sevillano, conexión con la literatura clásica
destaca Soledades, galerías y otros española. Lo harán con un estilo sobrio,
poemas. Se caracteriza por su ritmo y de sintaxis sencilla y con un léxico
colorido y el empleo de símbolos: la tradicional, lo que les diferencia del
tarde, el camino, el mar, la noria... La Modernismo.
poesía de Machado avanzaría hacia una
estética del 98 como se puede observar Pío Baroja destacará por la publicación
en el libro Campos de Castilla. de numerosas novelas, agrupadas en
trilogías como La raza, donde se incluye
También comienza como modernista el libro El árbol de la ciencia,
Juan Ramón Jiménez, con obras como compartiendo una visión pesimista del
Arias tristes dentro de su etapa sensitiva país con un atraso que transitará por
y hasta llegar a Diario de un poeta recién distintos ámbitos como la ciencia, la
casado, a partir del cual da un giro hacia educación o la economía. No obstante,
lo que se conocerá como Novecentismo otras de sus obras también se harán muy
buscando una poesía pura de gran populares como Zalacaín el aventurero.
complejidad.
Miguel de Unamuno proyectará su obra
Valle-Inclán y el esperpento en todos los géneros. Sus novelas tienen
interés filosófico y existencial. Introdujo
En cuanto a novela y teatro, el autor más
una variedad que denominó “nivola”
destacado del modernismo español es
donde el contenido prima sobre la forma
Ramón María del Valle-Inclán. En prosa,
y en la que el autor es capaz de dialogar

70
con los personajes. Algunas de sus obras sus libros, podemos citar La malcasada.
más conocidas son Niebla o San Manuel
Bueno, mártir.

José Martínez Ruiz “Azorín” da


protagonismo en sus novelas a las
descripciones y al paisaje castellano.
Tiene un estilo claro a partir de una
sintaxis ordenada. La voluntad o Doña
Inés son algunas de sus obras más
destacadas.

Contemporánea a la Generación del 98 y


a la posterior Generación del 14, destacó
la escritora Carmen de Burgos, que
como periodista publicó más de 4.000
artículos y fue autora de numerosas
novelas, novelas cortas y ensayos. Entre

Novecentismo y Vanguardias
Puede que pienses que de la Generación han tenido un mayor calado. Entre sus
del 98, la literatura española pasa obras destacan España invertebrada y La
directamente a la Generación del 27, rebelión de las masas, pero hay que
pero ¡no! Si a este periodo del primer destacar además el papel que jugó en la
tercio de siglo XX se le conoce como la difusión de cultura a través de la Revista
Edad de Plata, es porque en poco de Occidente.
tiempo confluyen tres generaciones de
autores brillantes y la menos conocida es En novela, se da un paso adelante frente
la Generación del 14 o Novecentista, al Realismo, introduciendo una prosa
caracterizada por estar influenciada por más lírica. Destacaron Gabriel Miró, que
los movimientos que había en Europa en escribió la bella obra Las cerezas del
la época. Esta generación se preocupará cementerio en torno al amor prohibido
mucho por la forma, dejando a un lado entre el joven Félix y una mujer casada.
la subjetividad para centrarse en las También tuvieron buena aceptación las
ideas, aunque suponga hacer una obras de Ramón Pérez de Ayala.
literatura para minorías.
En torno a la misma época también
José Ortega y Gasset es probablemente despuntaron las Vanguardias, un
el mejor ensayista de la historia de conjunto de movimientos cuyos
España o, al menos, aquel cuyas obras nombres terminan en "ismo" y que

71
suponen una ruptura con el arte anterior revistas como Litoral, Mediodía o la
y una búsqueda de la experimentación y Revista de Occidente. El régimen
la rebeldía. Los más conocidos son franquista las dejó en el olvido, pero en
Futurismo, Cubismo, Dadaísmo y los últimos años se ha conocido que
Surrealismo. entre aquellos hombres, había escritoras
que también tenían edades similares,
El autor vanguardista español destacado con formación, que asistían a los mismos
es Ramón Gómez de la Serna, que actos y también publicaban en revistas
practicó varios de los ísmos y es importantes. Es decir, no tiene mucho
conocido por su teatro, pero sobre todo, sentido estudiar hoy a la Generación del
por las greguerías, afirmaciones breves 27 como se hacía hace 30 años, se debe
que mezclan humor y metáfora. incluir al grupo de mujeres conocidas
como las Sin sombrero, por lo que a los
Generación del 27 y las Sinsombrero
Lorca, Guillén, Aleixandre, Salinas,
Cernuda, Alberti, Diego, Alonso, Prados
Las Vanguardias serían importantes para
y Altolaguirre, hay que añadir los
la literatura española, más que para la
nombres de Ernestina de Champourcín,
propia época vanguardista, por los que
Concha Méndez, Josefina de la Torre,
llegaron posteriormente, ya que los
María Teresa León, Concha Méndez,
autores de la Generación del 27
María Zambrano, Rosa Chacel, Carmen
conocerían las novedosas técnicas
Conde o Luisa Carnés. ¿Son muchos
poéticas para abordar con ellas temas
nombres? Sin duda.
sacados de la tradición y eso supondría
una renovación de la poesía española
Si nos ponemos a seleccionar, no nos
que un siglo después todavía perdura.
puede faltar la poesía de Federico García
Lorca, Luis Cernuda, Vicente Aleixandre,
Tradicionalmente se ha estudiado como
Rafael Alberti, Concha Méndez y
Generación del 27 a un grupo formado
Ernestina de Champourcín, alguna
por una decena de poetas hombres
novela de Carmen Conde y Rosa Chacel y
tomando como núcleo central a aquellos
los ensayos de María Zambrano. A tratar
que aparecían en la foto de
de forma aparte tenemos el teatro de
conmemoración del tercer centenario de
Federico García Lorca, especialmente
la muerte de Góngora. Son todos de
con su trilogía compuesta por Yerma, La
edad cercana, con formación
casa de Bernarda Alba y Bodas de
universitaria, asistían a actos y
Sangre.
ambientes comunes y publicaban en

Historia de la Literatura Española tras la Guerra Civil

El conflicto lo cambió todo. A partir de 1939, España se quedaría sin algunos de sus
escritores anteriores como Federico García Lorca (asesinado) y Antonio Machado

72
(muerto en el exilio) mientras que otros continuarían su actividad desde el exilio como
Rafael Alberti o Luis Cernuda. A esa literatura que se produce desde el exilio, en España
quedará un grupo de escritores que produce obras afines al Régimen. La producción en
España estaría marcada por el control de la censura, aunque poco a poco irán
destacando nuevos creadores que conseguirán sacar adelante publicaciones que
realizarán críticas sociales camufladas. Lo mejor es hacer una división por géneros.

El teatro español a partir de 1939 En novela, algunos de los exiliados


seguirá la tendencia anterior del drama expondrán el desarraigo y la nostalgia en
burgués, aunque se hará hueco un su obra. Así lo harán Rosa Chacel,
teatro de humor con cierta intención Francisco Ayala, Max Aub o Raúl J.
crítica como el de Miguel Mihura y Sender, de quien destaca una obra clave
Jardiel Poncela. A partir de mitad de como Réquiem por un campesino
siglo, se desarrolla la generación realista español.
donde destaca Antonio Buero Vallejo,
que tiene un debut extraordinario con En España, surgirán novelas que
Historia de una escalera. cambiarán el paradigma existente. El
primero en abrir nuevos caminos
En poesía, la distancia es enorme entre narrativos será Camilo José Cela, que
los autores conformes con el Régimen con La familia de Pascual Duarte en
(poesía arraigada), como Luis Rosales o 1941, remarca los problemas sociales y
Luis Felipe Vivanco, y los autores de la de violencia de la España rural. En 1945,
poesía desarraigada como Dámaso Carmen Laforet con Nada, ofrece desde
Alonso y Aleixandre. Se van haciendo la mirada de una joven que llega a
hueco poetas vanguardistas como Pablo Barcelona, cómo la división que sufre el
García Baena, Carlos Edmundo de Ory o país se vive en el seno de una familia. En
Gloria Fuertes. Asimismo, los poetas del los 50, El Jarama de Rafael Sánchez
exilio como Alberti, Juan Ramón Jiménez Ferlosio, lleva el lenguaje del pueblo a la
o León Felipe abordan el sentimiento de máxima expresión literaria de forma
la lejanía y la distancia que viven. En la muy objetiva, mientras que Carmen
década de los 50, se hace hueco la Martín Gaite en Entre visillos, desvela
poesía social que busca concienciar a la diferencias de género en una ciudad de
población con un lenguaje llano. Serán provincias. Cuando la temática de la
Blas de Otero, Gabriel Celaya o José narrativa española tiene un marcado
Hierro algunos de los autores corte social con obras como las de
fundamentales, mientras que en los 60 Miguel Delibes, Tiempo de silencio de
desarrolla su obra la conocida como Luis Martín Santos, ofrece un nuevo
Generación de los 50, la cual renueva el cambio drástico en cuanto a puntos de
lenguaje con un retorno al "yo" más vista y personajes.
personal. Está compuesta por figuras
como las de Ángel González o Jaime Gil
de Biedma.
73
Literatura española a partir de 1975
Tras la muerte del dictador Franco y la Asimismo, la serie Carvalho de Manuel
transición a una monarquía Vázquez Montalbán está considerada
constitucional, algunos de los escritores toda una referencia por la crítica, a nivel
exiliados regresaron a España, siendo superior de otros top ventas como la
sonado el caso de Rafael Alberti. No trilogía del Baztán de Dolores Redondo.
obstante, fue la novela de las nuevas
generaciones la que ha generado mayor Novelas de crítica social como las de
atención de los lectores sin que todavía Rafael Chirbes; de tono lírico como las
haya claridad en cuanto a la literatura de Álvaro Pombo y Julio Llamazares o de
española que transcenderá. pensamiento como las de Antonio
Muñoz Molina o Javier Marías, han
Novela desde 1975 hasta nuestros días tenido una fuerte presencia en el
tránsito entre siglos. No podemos
Podemos decir que en la novela se ha olvidarnos además de escritoras en
dado una gran variedad temática y diferentes segmentos de edad, pero
estética, aunque hay géneros que se han consolidadas como referencias
cultivado mayoritariamente. Es el caso novelísticas: Rosa Montero, Marta Sanz
de la novela histórica, aunque con más o Sara Mesa.
vocación de generar ocio como son los
casos de los libros de Arturo Pérez- Poesía española de los últimos años
Reverte o Matilde Asensi. Hay
numerosas publicaciones en torno a la En los últimos años del Franquismo y a
Guerra Civil como La voz dormida de partir de la revolución estudiantil de
Dulce Chacón, los episodios de una mayo del 68, se despertó una nueva
guerra interminable de Almudena sensibilidad con un grupo de poetas
Grandes y, aunque no sea novela, el denominados los Novísimos entre los
libro de relatos Los girasoles ciegos de que se encuentran Pere Gimferrer o
Alberto Méndez. En 2016, la novela Félix de Azúa. Con la apertura
Patria, de Fernando Aramburu, tocando democrática, se abrieron nuevos
la división en el País Vasco en torno al espacios desde una poesía experimental,
terrorismo de ETA, batió récords de al culturalismo de Antonio Colinas, el
ventas, aunque la crítica literaria neosurrealismo de Ana Rossseti, la
también está dividida en cuanto a su poesía del silencio de José Ángel Valente
consideración como literatura de y Julio Rodríguez o el Realismo sucio de
calidad. Pablo García Casado. Estos autores han
convivido con otros como Julia Uceda o
Otro gran fenómeno acaecido ha sido el María Victoria Atencia.
de la novela policíaca. Supuso todo un
cambio en 1975 La verdad sobre el caso En los 80 y 90 se produjo una ruptura de
Savolta de Eduardo Mendoza. tendencias entre los llamados poetas de
la experiencia con nombres como Luis Teatro actual
Alberto de Cuenca y Luis García
Montero y los poetas de la diferencia Tras superar unos primeros años de
con Fernando de Villena o Aurora teatro de corte más tradicional, donde
Luque. Los actuales poetas del siglo XXI destacaron autores como Antonio Gala
parecen ir más encaminados hacia una (también poeta y novelista) o José
poesía de lenguaje sencillo y cotidiano y Sanchís Sinesterra, grupos innovadores
como Els juglars o La fura del bauls y
el verso libre (en la línea de la poesía de
otros de ambientes universitarios
la experiencia) con autores como Luisa
tuvieron un gran protagonismo en la
Castro, Ángeles Mora, Elena Medel o
escena dramática. Como autores teatrales
Raquel Lanseros. Sin embargo, en la
destacados podemos citar a Laila Ripoll,
listas de ventas se ha colado por encima
Francisco Nieva o Alfredo Sanzol,
una nueva poesía de autores jóvenes
galardonado en los últimos años por los
que aborda aspectos de su día a día o de
premios Max con obras como Días
temática urbana, carente de ritmo y
estupendos o En la luna. Los nuevos
lenguaje a veces malsonante. Los
autores están encontrando dificultades
pioneros fueron Elvira Sastre y Defreds, para estrenar, a veces por la falta de salas
cuya obra parece evolucionar hacia una o porque en muchos casos, musicales o
lírica de mayor calidad. adaptaciones de obras clásicas se llevan
buena cuota de mercado.

75
A modo de epílogo
_______________________

Ángel González sufrimiento que asumo,


amor que intento.
Pero el futuro es diferente
al porvenir que se adivina lejos, Pero nada es aún definitivo.
terreno mágico, dilatada esfera Mañana he decidido ir adelante,
que el largo brazo del deseo roza, y avanzaré,
bola brillante que los ojos sueñan, mañana me dispongo a estar contento,
compartida estancia mañana te amaré, mañana
de la esperanza y de la decepción, y tarde,
oscura mañana no será lo que Dios quiera.
patria
de la ilusión y el llanto Mañana gris, o luminosa, o fría,
que los astros predicen que unas manos modelan en el viento,
y el corazón espera que unos puños dibujan en el aire.
y siempre, siempre, siempre está
distante.
(de Sin esperanza, con convencimiento,
Pero el futuro es otra cosa, pienso: 1961)
tiempo de verbo en marcha, acción,
combate,
movimiento buscado hacia la vida,
quilla de barco que golpea el agua
y se esfuerza en abrir entre las olas
la brecha exacta que el timón ordena.

En esa línea estoy, en esa honda


trayectoria de lucha y agonía,
contenido en el túnel o trinchera
que con mis manos abro, cierro, o dejo,
obedeciendo al corazón, que manda,
empuja, determina, exige, busca.
¡Futuro mío...! Corazón lejano
que lo dictaste ayer:
no te avergüences.
Hoy es el resultado de tu sangre,
dolor que reconozco, luz que admito,

76

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