El Capitalismo Como Religion Walter Benj

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Walter Benjamin: El Capitalismo como Religión

Research · January 2016

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Omar V. Rosas
Universidad Distrital Francisco José de Caldas
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El Capitalismo como Religión
(Spanish translation of Benjamin’s “Kapitalismus als Religion”, Gesammelte Schriften Bd. VI Suhrkamp Verlag,
Frankfurt a. M., S. 100-103)

Translated by Omar Rosas, ©2008


Department of Philosophy
University of Twente
The Netherlands
[email protected]

Hay que ver en el capitalismo una religión, es decir, el capitalismo sirve esencialmente a la
satisfacción de las mismas preocupaciones, suplicios e inquietudes a las que daban respuesta
antiguamente las llamadas religiones. Probar esta estructura religiosa del capitalismo, es decir,
probar que no es sólo una formación condicionada por la religión como lo piensa Weber, sino
un fenómeno esencialmente religioso, nos conduciría hoy al extravío de una polémica
universal exagerada. No podemos estrechar la red en la cual nos sostenemos; sin embargo,
este punto será apreciado posteriormente.
No obstante, podemos desde ahora reconocer en el tiempo presente tres rasgos de esta
estructura religiosa del capitalismo. En primer lugar, el capitalismo es una religión puramente
cultual, quizás la más extrema que jamás haya existido. En él, todo tiene significación
inmediata respecto del culto, no conoce ninguna dogmática específica, ninguna teología. El
utilitarismo gana bajo este punto de vista toda su coloración religiosa. El segundo rasgo del
capitalismo está estrechamente ligado a esta concreción del culto: la duración permanente del
culto. El capitalismo es la celebración de un culto sans rêve et sans merci.1 No existe en él
ningún “día ordinario”, ningún día que no sea día de fiesta en el terrible sentido del despliegue
de la pompa sacra, de la tensión extrema del adorador. En tercer lugar, este culto es
culpabilizante. El capitalismo es probablemente el primer caso de un culto que no es
expiatorio sino culpabilizante. En esto, este sistema religioso se precipita en un movimiento
colosal. Una conciencia monstruosamente culpable que no sabe expiarse se apodera del culto
no para expiar en él esta culpa sino para hacerla universal, para hacerla entrar por la fuerza en
la conciencia y, finalmente y sobre todo, para implicar a Dios en esta culpabilidad a fin de que
él mismo tenga, finalmente, interés en la expiación. Esta última no hay que esperarla en el
culto mismo, ni en la reforma de esta religión -ya que seria preciso que esta reforma pueda
apoyarse sobre un elemento certero de esta religión-, ni en su rechazo. En la esencia misma
de este movimiento religioso que es el capitalismo yace la perseverancia hasta el final, hasta
la completa culpabilización final de Dios, hasta un estado del mundo afectado por un
desesperanza que todavía se espera. Lo que el capitalismo tiene de históricamente inaudito es
que la religión no es ya la reforma del ser sino su destrucción. Habría que esperar la salvación
de la desesperanza que se extiende al estado religioso del mundo. La trascendencia divina se
ha derrumbado. Pero Dios no ha muerto; está incorporado en el destino del hombre. La
transición del planeta hombre, siguiendo su orbita absolutamente solitaria en la casa de la
desesperación, es el ethos que determina Nietzsche. Este hombre es el superhombre, el
primero que comienza a cumplir, reconociéndola, la religión capitalista. Su cuarto rasgo es
que su Dios debe permanecer oculto; sólo en el cenit de su culpabilización puede ser apelado.
El culto se celebra ante una divinidad inmadura; toda representación, todo pensamiento
consagrado a ella lesiona el secreto de su madurez.
La teoría freudiana pertenece también a la dominación sacerdotal de este culto; está
pensada de forma completamente capitalista. Según una analogía muy profunda que está aún

1
por aclarar, lo reprimido, la representación culpable, es el capital que produce los intereses del
infierno del inconsciente.
El tipo del pensamiento religioso capitalista se encuentra extraordinariamente
expresado en la filosofía de Nietzsche. La idea del superhombre desplaza el “salto”
apocalíptico, no sobre la conversión, la expiación, la purificación y la contrición, sino sobre
una intensificación [Steigerung] aparentemente continua, pero en el último momento, a saltos,
intermitente, discontinua. Por esto, la intensificación y el desarrollo, en el sentido de non
facit saltum,2 son inconciliables. El superhombre es el hombre histórico que ha llegado sin
conversión, que ha crecido atravesando el cielo. Nietzsche prejuzgó esta explosión del cielo
provocada por el acrecentamiento de lo humano que es y permanece (incluso para Nietzsche)
culpabilidad. Y de forma semejante en Marx, el capitalismo inconverso devendrá socialismo
por el interés simple y el interés compuesto que son función de la culpa/deuda [Schuld] (ver la
ambigüedad demoníaca de este concepto).
El capitalismo es una religión puramente cultual, sin dogma.
El capitalismo se desarrolló en Occidente como un parásito en el cristianismo –como
debe mostrarse no sólo respecto del calvinismo sino también de otras corrientes ortodoxas del
cristianismo– de tal manera que, al final, la historia del cristianismo es esencialmente la
historia de su parásito, el capitalismo.
Comparación entre las imágenes de los santos de diferentes religiones y los billetes de
banco de diferentes Estados. El espíritu que habla en la ornamentación de los billetes.
Capitalismo y derecho. Carácter pagano del derecho Sorel Refléxions sur la violence,
p. 262.3
Vencer el capitalismo a través del mercado móvil Unger Politik und Metaphysik, p.
44.4
Fuchs, Struktur der kapitalistischen Gesellschaft o titulo vecino.5
Max Weber, Ges. Aufsätze zur Religionssoziologie, 2 Bd. 1919/20.6
Ernst Troeltsch, Die Soziallehren der chr. Kirchen und Gruppen (Ges. W. I 1912).7
Ver sobre todo la bibliografía de Schönberg, II.
Landauer, Aufruf zum Sozialismus, p. 144.
Las preocupaciones: una enfermedad del espíritu propia de la época capitalista. Sin
salida espiritual (no material) en la pobreza, monacato de la vagancia y la mendicidad. Un
estado de sin salida semejante es culpabilizante. Las “preocupaciones” son el índice de esta
conciencia culpable de la sin salida. Las “preocupaciones” nacen por el miedo de que no haya
salida, no material e individual, sino comunitaria.
El cristianismo en la época de la reforma no favoreció la llegada del capitalismo: se
transformó en capitalismo.
Habría que investigar metódicamente los lazos que desde siempre el dinero ha
establecido con el mito a lo largo de la historia hasta que haya extraído para sí del
cristianismo suficientes elementos míticos para establecer su propio mito.
El precio de la sangre /Thesaurus de las buenas obras / El salario que se le debe al
sacerdote / Pluto como dios de la riqueza.
Adam Müller, Reden über die Beredsamkeit 1816 p. 56 ss.8
Relación entre el dogma de la naturaleza resolutoria del saber, propiedad para nosotros
que lo hace a la vez redentor y verdugo, y el capitalismo: el balance como saber redentor y
liquidador.
Se reconoce fácilmente una religión en el capitalismo si se recuerda que el paganismo
originario concebía, en principio, la religión no como un interés “superior”, “moral”, sino
como el interés más inmediatamente práctico; en otras palabras, el paganismo no tenía mas
conciencia que el capitalismo de su naturaleza “ideal”, “trascendente”, y la comunidad pagana

2
consideraba a los miembros irreligiosos o heterodoxos como incapaces9, exactamente como la
burguesía de hoy considera a sus miembros improductivos.

〈fr 74〉

NOTAS
1
N. del T. En francés en el texto original.
2
Cf. Leibniz, Nouveaux Essais sur l’entendement humain, Die philosophischen
Schriften von G. W. Leibniz, Georg Olms Verlag, 1978, Bd. V, S. 49.
3
Cf. Georges Sorel, Réflexions sur la violence, éd. Michel Prat, Paris, Le Seuil, 1990,
p. 262.
4
Cf. Erich Unger, Politik und Metaphysik (Die Theorie. Versuche zur philosophischer
Politik), Berlin, 1921.
5
Cf. Bruno Archibald Fuchs, Der Geist der bürgerlich-kapitalistische Gesellschaft.
Eine Untersuchung über seine Grundlage und Voraussetzungen, Berlin/München, 1914.
6
Cf. Max Weber, Gesammelte Aufsätze zur Religionssoziologie, 2 Bde., Tübingen,
1920.
7
Cf. Ernst Troeltsch, Die Soziallehren der christlichen Kirchen und Gruppen,
Gesammelte Schriften, Bd. I, Tübingen, 1911.
8
Cf. Adam Müller, Zwölf Reden über die Beredsamkeit und deren Verfall in
Deutschland, gehalten zu Wien im Frühlinge 1812, Leipzig, 1816.
9
N. del T. Quizás sea preciso leer en el texto original alemán untüchtig (incapaz) en
lugar de untrüglich (infalible) tal como lo han realizado los editores Tiedemann y
Schweppenhäuser. En ninguna de las notas referidas a las paginas 100-103 (Anmerkungen zu
Seite 100-103) del volumen 6 de los Gesammelte Schriften de Benjamin se encuentran
alusiones a esta dificultad de lectura. Sin embargo, resulta más apropiado, de acuerdo con el
contexto, considerar la lectura de untüchtig como la más pertinente en este caso.

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