Nugent-El Laberinto de La Choledad
Nugent-El Laberinto de La Choledad
Nugent-El Laberinto de La Choledad
El laberinto de la
choledad, casi tres
décadas después
Guillermo Nugent
Dicen bien los que dicen que un hombre de valía es un hombre mezclado.
Michel Eyquem de Montaigne, «De la vanidad» en Ensayos, 1580
1. Hoy, poco menos de 10% de la población peruana, no necesariamente de la parte más acomo-
dada, vive en el extranjero.
2. José Watanabe lo expresa así en su poema «A los ‘70s»: «Mi ciudad era rápida, cada día más rá-
pida / Tenía veredas como fajas continuas, pero nosotros íbamos más veloces / Qué iba a estar quieto
mirando gotas en el vidrio de una ventana / Qué iba a estar tan cómodamente de este lado /
Donde el calor de una habitación me permite actos ociosos / El índice adelantándose al camino de
una y otra gota que se funden y resbalan / Prevenir el camino me parece posible, veo, casi toco /
Las gotas / Pero el dedo nunca acierta: el agua está del otro lado». En J. Watanabe: Historia natural,
Peisa, Lima, 1994.
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3. A. Quijano: Dominación y cultura: lo cholo y el conflicto cultural en el Perú, Mosca Azul, Lima,
1980.
4. V. un ensayo posterior, «Elencos ingeniosos. Que todo parezca igual para que todo cambie» en
G. Nugent: La desigualdad es una bandera de papel. Antimanual de sociología peruana, La Siniestra /
Fondo Editorial de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Lima, 2020.
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Flor Capella nació en Buenos Aires en 1981. Es ilustradora y diseñadora gráfica. Es docente desde hace
diez años en la Universidad de Buenos Aires (uba), donde es codirectora del posgrado de Ilustración
Profesional y dirige el proyecto «Archivo de Ilustración Argentina». Su labor ha alcanzado diversas dis-
tinciones, como la selección de la Feria del Libro Infantil de Bolonia 2015, Society of Illustrators 2016
(Nueva York), Iberoamérica Ilustra 2019 y la Feria Internacional de Moscú 2019, entre otras. Página
web: <https://florenciacapella.com.ar/>.
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El otro gran tema era el relacionado con la violencia política. Ahí empezó
una tendencia en los debates que se prolongó varios años y que consiste en
negar cualquier vínculo con la modernidad en la explicación y comprensión
de los problemas sociales5. Esta curiosa estrategia
Esta curiosa estrategia apologética del presente asume que todos los pro-
apologética del blemas del Perú, en particular los que se relacio-
presente asume que nan con la asimetría en las relaciones de poder, se
originaron mucho, pero mucho tiempo atrás. Una
todos los problemas variante historicista del pecado original. Así como
de Perú se originaron hay el mantra neoliberal «mercado libre» e «inversión
mucho tiempo atrás extranjera» que es invocado para enfrentar cualquier
dificultad en el plano económico, hay dos términos
comodín que explican prácticamente todo: el sustantivo «tradición» y el ad-
jetivo «colonial».
Ante la violencia extrema de Sendero Luminoso, que empezó en 1980,
de pronto se descubrió que había una tradición autoritaria de varios si-
glos atrás. ¡Caramba!, un par de décadas antes, cuando hubo un vigoroso
movimiento de sindicatos campesinos en el Cuzco, en 1964, un lema pro-
nunciado frecuentemente en las movilizaciones era «¡wanunchu gamonal!»
(¡muerte al gamonal!). En ese momento, la invocada «tradición autorita-
ria» de «varios siglos» no fue reconocida por nadie, y menos todavía se
trazaba algún paralelismo entre Hugo Blanco, el dirigente político de las
movilizaciones, y la represión policial, y algún episodio del siglo xvi, como
parte de una interpretación definitiva de lo que sucedía. Matices más, mati-
ces menos, la discusión giraba en torno de dos conceptos: «reforma agraria»
y «gamonalismo». Sorprende el actual velo de silencio que cubre al segundo
5. Una excepción importante es la explicación dada por Carlos Iván Degregori en varios textos
sobre el surgimiento de Sendero Luminoso: la reapertura de la Universidad de Huamanga en la
década de 1960 habría llevado a una acelerada modernización de las expectativas de los estudian-
tes, muchos de ellos de familias rurales, y el contraste entre ese ideal de modernidad y el entorno
marcado por el estancamiento en la pobreza habría sido un factor crítico. C.I. Degregori: El sur-
gimiento de Sendero Luminoso. Ayacucho 1969-1979, Instituto de Estudios Peruanos, Lima, 1990.
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6. Esta idea la presento extensamente en G. Nugent: El orden tutelar. Sobre las formas de autoridad
en América Latina, Desco / Clacso, Lima, 2010.
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7. Norbert Elias: La civilización de los padres y otros ensayos, Norma, Bogotá, 1998.
8. Aunque no debe dejarse de lado que el Partido Comunista Chino se define aún como marxista-
leninista y está en el poder en el país-estrella de la globalización.
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9. En la película Borat (Larry Charles, 2007), protagonizada por el comediante británico Sacha
Baron Cohen, hay una escena en la que el personaje principal, en Nueva Orleans, acompaña hasta
su casa a una mujer negra prostituta luego de una hilarante velada con un grupo de blancos. En
el porche de la casa, puede verse una pequeña estatua de San Martín de Porres. Esa imagen sería
impensable en un barrio blanco estadounidense. En el Perú, la imagen de San Martín de Porres
no marca límites raciales de manera apreciable.
10. Este aspecto es fuertemente subrayado por Louis Dumont en Homo Hierarchicus. Ensayo sobre
el sistema de castas, Aguilar, Madrid, 1970, y en Ensayos sobre el individualismo: una perspectiva
antropológica sobre la ideología moderna, Alianza, Madrid, 1987.
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11. En Alberto Flores Galindo, la apreciación es diferente: «El racismo no consiguió eficacia por-
que antes de existir como discurso ideológico funcionaba como práctica cotidiana. No solo regían
las relaciones entre dominantes y dominados sino que se reproducían en el interior mismo de los
sectores populares (...). Esta historia de exclusiones puede prolongarse hasta la Lima de nuestros
días en la contraposición racial que subyace a las disputas entre clubes deportivos, la composición
de bandas de asaltantes chalacos [del Callao] y limeños (...). De un lado predominan mestizos; del
otro zambos y mulatos». A. Flores Galindo: La tradición autoritaria, Lima, Casa Sur, 1999, p. 46.
12. «Inspiring Efforts to Improve Race Relations», video disponible en <www.youtube.com/wat-
ch?v=k7tzkmu4yqk>.
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13. Erving Goffman: La presentación de la persona en la vida cotidiana, Amorrortu, Buenos Aires, 1981.
14. Instituto de Estudios Peruanos, Lima, 2001.
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15. A. Chua: El mundo en llamas. Los males de la globalización, Ediciones b, Buenos Aires, 2005, p. 69.
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16. Desde la redacción de El laberinto de la choledad, diversas lecturas ampliaron mis referencias
conceptuales, pero hubo un texto que lamenté sinceramente no haber leído antes. Habría organi-
zado las ideas de otro modo. Me refiero a un notable ensayo del pensador indio Ashis Nandy, The
Intimate Enemy: Loss and Recovery of Self Under Colonialism (Oxford up, Delhi, 1983). Me enteré
de la existencia de sus trabajos gracias a una breve selección compilada en Imágenes del Estado.
Cultura, violencia y desarrollo, Fondo de Cultura Económica, Ciudad de México, 2011.
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justamente está en que cada vez más hay más personas, grupos, familias que
no se reconocen en ese orden jerárquico en el que se formó la República.
El reverso de la «alienación» –tal como se usa en las discusiones cultura-
les que resultan más familiares– es algo que parece ser la autenticidad. Muy
alejado, en realidad distinto por completo, del uso que le dieron Hegel y
Marx: el proceso de enfrentarse al propio trabajo como algo extraño, ajeno,
impuesto. Me importa señalar el contraste, pues Bob López hace una
continua apropiación de la realidad, con sus ilusiones y sus acciones. Se
apropia de todo aquello que «no le correspondería» por ser zambo: jeans,
zapatillas, idioma inglés, viajes a Estados Unidos, el amor de una mujer
que es objeto de los deseos del grupo de amigos, un cabello y piel arre-
glados. (Esa cosa tan curiosa: si alguien de piel blanca se la oscurece en el
verano, es algo aceptado, pero si alguien de piel oscura quiere empalidecer
es un alienado, huachafo, brichero, etc.).
A López no le falta identidad, él siente que tiene derecho a lo que el mun-
do ofrece. Es una existencia con proyecto, como decía la filosofía existen-
cialista de mediados del siglo xx. Su carencia es otra. Le falta la vergüenza
suficiente para contenerlo en el lugar que le toca en la jerarquía por ser hijo
de una lavandera. No sé si eso deba considerarse un defecto moral. Para el
narrador, como para buena parte de la izquierda, fuera de la elite nada es
proyecto, todo es destino, y una «vida buena» es vivir de acuerdo con lo que
el destino te ha reservado. Todo ello no sería tan problemático si no fuera
por el decisivo proceso de migraciones que marcó nuestra vida colectiva
durante la segunda mitad del siglo xx.
¿Dónde está la autenticidad? ¿Del lado de Bob López o, por ejemplo, de
Rendón Willka, el líder comunero justiciero de Todas las sangres, la novela
de José María Arguedas (1964)? La respuesta abrumadora en la época en
que el cuento de Ribeyro fue escrito (1975), y temo que también en la ac-
tualidad, va a favor del personaje arguediano. Siempre hay que desconfiar
de los problemas humanos que son presentados como compuestos de una
parte completamente mala y otra completamente buena. Quizás la mayor
dificultad esté en elaborar una narrativa que pueda integrar los anhelos,
los proyectos y los sentimientos de pertenencia a la parte del mundo que
nos precede17.
17. Hubo que esperar algunas décadas para encontrar este problema planteado con la complejidad
que merece en la literatura peruana con La iluminación de Katsuo Nakamatsu, de Augusto Higa
(apj, Lima, 2009). La tensión entre el mundo de los ancestros y los ideales estéticos es planteada
de manera radical y desgarrada. Esta pequeña obra maestra mantiene una misteriosa consonancia,
un aire inacabado, con El zorro de arriba y el zorro de abajo (1969) de Arguedas. Higa nos presenta un
verdadero viaje al «corazón de las tinieblas» desde las calles de Lima.
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18. El Diccionario de la Real Academia Española (drae) señala en una de sus definiciones de
«auténtico»: «Honrado, fiel a sus orígenes y convicciones». El problema surge cuando hay una
divergencia entre los orígenes y las convicciones.
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ser más sinceros que otros. En estos casos la sinceridad aparece como una
demostración de poder; soy sincero porque me puedo hacer cargo de las
consecuencias de mis acciones sinceras. Cuando el auditorio se burla de
alguien considerado diferente en el sentido de inferior o lo desprecia, el
espacio para la sinceridad probablemente se reduzca a la condición de un
sinónimo de un comportamiento agresivo. Si algo podemos aprender del
notable relato de Ribeyro, es que los recursos morales también están sujetos
a la distribución desigual, pero en un sentido muy preciso: algunas personas
aparecerán como más auténticas y más sinceras que otras. De hecho, este es
el reproche básico a Bob López que da sustento al relato: no es tan auténtico
ni tan sincero como el punto de vista del narrador.
Para Bob López la moral es un asunto de asociaciones, de pertenencia
a distintos colectivos, dentro del país y fuera de él. El trabajo cooperativo
con su amigo Cabanillas significa una buena muestra de lo que afirmamos.
Su meta es una profunda aspiración moral: pasar de un universo marcado
por jerarquías, donde el origen y el nacimiento son determinantes, a otro
donde las clasificaciones sociales le permitan cultivar una individualidad.
Ya Richard Rorty señalaba que la moral es el nombre que damos cuando
nos encontramos con prácticas o situaciones que difieren de la manera de
encarar las rutinas establecidas19.
19. R. Rorty: «Ética sin obligaciones universales» en El pragmatismo, una versión, Ariel, Barcelona, 2000.