4to Ano Tarea Lee - Los Perros Hambrientos

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Actividad

Nombres y apellidos: Avril Santivañez Galvan 4toD


Competencia: Lee diversos tipos de textos en su lengua materna.
Luego de leer el fragmento del texto Los perros hambrientos responde.
Preguntas literales
1. ¿Cuál es la causa por la que los dueños de los perros deciden quedarse con una mayor
cantidad de estos?
_Los dueños desearon quedarse con una mayor cantidad de perros, porque los necesitan para que
ayuden a controlar el pastoreo de las ovejas, ya que el ganado estaba aumentando.
2. ¿Qué rasgos característicos del personaje Simón Robles destaca el autor del texto?
_El autor dice que Simón Robles era moralista, forzudo, creativo y además talentoso para tocar el
cajón y la flauta.
3. ¿Quiénes eran Antuca y Vicenta?
_Antuca era la hija menor de Simón que se encargaba de pastorear el ganado y Vicenta era la hija
mayor de Simón. Antuca y Vicenta son hermanas.

Preguntas inferenciales
1. ¿Sustenta con fragmentos de la lectura dónde ocurren los hechos narrados?
_Según este párrafo “Y llegó el tiempo en que el ganado del Simón Robles aumentó y necesitaba
mayor número de cuidadores, y también llegó el tiempo en que la Antuca debió hacerse cargo del
rebaño” los hechos ocurren en un campo o una gran hacienda.
2. ¿Cuál es la relación entre Timoteo y Simón y en qué basa su argumento ante la sentencia de
Robles?
_La relación que existe entre ellos es que Timoteo es el hijo de Simón, su argumento se basa en
que esta oración se debe a que Timoteo no mostró suficiente respeto por su padre o su historia.
Preguntas valorativas
1. ¿Por qué los otros personajes cuestionan la historia de Güeso y Pellejo?
_Los otros personajes cuestionan la veracidad de la historia, porque parecía mucha coincidencia que
la anciana se salvara de los ladrones por tan solo llamar a Güeso y Pellejo, justo en ese momento.
Sw

2. ¿Qué significa para ti la sentencia de Simón Robles: “Cuento es cuento”?


_Para mí él quiso dar a entender con la frase, de que el cuento era falso, ya que los cuentos son
muchas veces son historias con mucha imaginación y la mayoría de veces no son reales.

3. ¿A qué conclusiones puedes llegar al ver cómo el autor reproduce el habla de los personajes?
_Llego a la conclusión, de que, el autor se encargó de enfocarse en los personajes principales,
comprendiendo sus verdaderas actitudes

Actividades TIC
1. Busca en Google imágenes que representen a cada uno de los personajes de acuerdo a cómo
se muestran en la lectura.

Simón Robles La anciana

Antuca Güeso

2. Copia cinco términos que muestren motosidad o sean considerados barbarismos y corrígelos.
Ej.
Golvió – Volvió
1. Nosotrus - Nosotros
2. Bacenica - Bacinica
3. Juerte - Fuerte
4. Dentrar - Entrar
5. Taban - Estaban

Los perros hambrientos


Ciro Alegría
Y llegó el tiempo en que el ganado del Simón Robles aumentó y necesitaba mayor
número de cuidadores, y también llegó el tiempo en que la Antuca debió hacerse cargo del rebaño,
pues ya había crecido lo suficiente, aunque no tanto como para pasarse sin más ayuda que la
Vicenta. Entonces, el Simón Robles dijo:
—De la parición que viene, separaremos otros dos perros pa nosotrus.
Y ellos fueron Güeso y Pellejo. El mismo Simón les puso nombre, pues amaba, además de tocar la
flauta y la caja, poner nombres y contar historias. Designaba a sus animales y a las gentes de la
vecindad con los más curiosos apelativos. A una china aficionada a los lances galantes le puso
«Pastora sin manada», y a un cholo de ronca voz y feble talante, «Trueno en ayunas»; a un magro
caballo, «Cortaviento», y a una gallina estéril, «Poniaire». Por darse el gusto de nombrarlos, se las
echaba de moralista y forzudo, ensillaba con frecuencia a Cortaviento y se oponía a que su mujer
matara la gallina. Al bautizar a los perros, dijo en el ruedo de la merienda:
—Que se llamen así, pue hay una historia, yesta es quiuna viejita tenía dos perros: el uno se llamaba
Güeso y el otro Pellejo. Y jue quiun día la vieja salió e su casa con los perros, yentón llegó un ladrón y
se metió bajo e la cama. Golvió la señora po la noche y se puso a acostarse. El ladrón taba calladito
ay, esperando quella se durmiera pa augala silencito sin que lo sintieran los perros y pescar las llaves
diun cajón con plata. Y velay que la vieja, al agacharse pa pescar la bacenica, le vio las patas ondel
ladrón. Y como toda vieja es sabida, esa tamién era. Yentón se puso a lamentarse, como quien no
quiere la cosa: «Yastoy muy vieja: ay, yastoy muy vieja y muy flaca; güeso y pellejo no más estoy». Y
repetía cada vez más juerte, como almirada: «¡güeso y pellejo!, ¡güeso y pellejo!». Yeneso, pue,
oyeron los perros y vinieron corriendo. Ella les hizo una señita y los perros se jueron contrel ladrón
haciéndolo leña… Velay que pueso ta güeno questos se llamen tamién Güeso y Pellejo.
La historia fue celebrada y los nombres, desde luego, aceptados. Pero la vivaz Antuca hubo de
apuntar:
—¿Pero cómo pa que adivine la vieja lo quiba a pasar y les ponga así?
El Simón Robles replicó:
—Se los puso y dispués dio la casualidá que valieran esos nombres
…Asiés en todo.
Y el Timoteo, arriesgando evidentemente el respeto lleno de mesura debido
al padre, argumentó:
—Lo ques yo, digo que la vieja era muy diotra laya poque no trancaba su puerta. Dinó, no bieran
podido dentrar los perros cuando llamaba. Y sies que los perros taban dentro y no vían ondel ladrón,
eran unos perros po demás zonzos…
El encanto de la historia había quedado roto. Hasta en torno del fogón, donde la simplicidad es tan
natural como masticar el trigo, la lógica se entromete para enrevesar y desencantar al hombre.
Pero el Simón Robles respondió como lo hubiera hecho cualquier relatista de más cancha:
—Cuento es cuento. Y esto equivalía a decir que hay que aceptar las
historias con todos los tumbos que, al recorrerlas, pudiera dar en ellas el
buen sentido, más si la misma vida tiene a veces acentos de fábula.
Fue la Juana quien rompió el silencio producido a raíz de la sentencia:
—Todues enredao y no se ve, como la punta el hilo en la madeja, pero ay
ta… Sólo quia veces la madeja ta muy grande… Y no hubo más cuestión.

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