Rol de Padres Trabajo Práctico
Rol de Padres Trabajo Práctico
Rol de Padres Trabajo Práctico
MAESTROS Y PADRES
LOS MEJORES ALIADOS
PARA EL APRENDIZAJE
Las familias cumplen un rol primordial en el proceso de formación de sus hijas e hijos, el cual
es complementado por el que realiza la escuela. En ese sentido, tanto los docentes como las
familias tenemos que aunar esfuerzos para que las y los estudiantes logren aprendizajes. A su
vez, esta relación necesita ser construida sobre la base de una alianza en la cual ambas partes
asumamos nuestras mutuas responsabilidades, así como nuestros roles complementarios.
¿Qué necesitamos para construir esta alianza? Necesitamos que, desde nuestra labor
docente, apostemos por mejorar los aprendizajes de nuestros estudiantes en colaboración con
sus familias, mostrando hacia ellas una actitud de apertura y acogida, reconociendo y
valorando sus saberes.
Por esta razón, se considera fundamental dotar a las maestras y maestros de herramientas
pedagógicas eficaces para poder acercarse a las familias, estrechar relaciones de confianza y
colaboración, y convertirse en aliados para el aprendizaje la cual ofrece al docente de aula
orientaciones y estrategias para promover la participación activa de las familias en el proceso
de aprendizaje y contribuir a reforzar sus vínculos afectivos a través de actividades cotidianas y
la generación de espacios de interrelación entre madres, padres, familiares, y sus hijas e hijos.
Las familias y su rol en el aprendizaje
La familia es el primer espacio social significativo para niñas y niños, a través del cual
experimentan la satisfacción de sus necesidades básicas, emocionales y de protección.
Asimismo, diversos estudios y mediciones internacionales señalan que el involucramiento de
las familias en el proceso de aprendizaje de las y los estudiantes influye en los logros que estos
alcanzan.
Por otro lado, además de ser fuente de aprendizajes, el entorno familiar proporciona
vínculos emocionales, expresados a través del interés que manifiestan las madres, padres y
familiares hacia sus hijas e hijos y el afecto que les brindan, los cuales sientan las bases para
hacer frente a las diversas situaciones y retos que el niño enfrentará en su vida, lo que le brinda
seguridad y confianza para explorar, descubrir y aprender (Redding, s/f). Los informes PISA
2009 y 2012 (OECD, 2011 y 2013) señalan que los estudiantes cuyos padres les preguntan cómo
les va en la escuela presentan un mejor rendimiento en lectura y matemática que aquellos
estudiantes cuyos padres no lo hacen.
En el hogar, las madres, padres y familiares ponen en práctica una serie de recursos
que han aprendido de la experiencia de su vida cotidiana y que han sido transmitidos de
generación en generación. Estas prácticas de crianza suelen variar entre familias y
comunidades dentro de los mismos pueblos y culturas, pero siempre tienen contenidos
educativos de gran impacto y larga duración, independientemente de que se ajusten o
no a las concepciones de aprendizaje de los docentes (MINEDU). Los docentes debemos
conocer, respetar y valorar dichas prácticas y saberes.
Cuando una madre o padre de familia matricula a su hija o hijo en la escuela, inicia
el camino para la realización de varios sueños. Frases como “quiero que mi hijo sea
alguien en la vida”, “quiero que mi hija sea una profesional”, “que llegue lejos” o “que
tenga las oportunidades que yo no tuve” grafican la gran expectativa que toda madre
o padre espera ver cumplida a través del paso de su hija o hijo por la escuela. En ese
sentido, no podemos obviar que para las familias sí es importante que a sus hijas e
hijos les vaya bien en los estudios, pues depositan en la escuela una gran dosis de
responsabilidad frente a lo que ellas y ellos lograrán más adelante como ciudadanas o
ciudadanos.
No perdamos de vista que nuestro compromiso como docentes debe ser el propiciar
espacios de comunicación en los cuales las familias se sientan acogidas, respetadas,
escuchadas, con conocimiento y comprensión de los aprendizajes que desarrolla la escuela,
brindando orientaciones para apoyarlos de mejor manera en el ámbito familiar. En este
sentido, el docente está llamado a generar climas de confianza en los que se promueva la
participación y el diálogo sobre las actividades que comparten en familia (juegos, paseos,
lecturas, actividades del hogar) y cómo, a través de ello, se fortalecen aprendizajes y vínculos
afectivos.
Asumir el rol de mediador entre los saberes, experiencias y conocimientos previos de las
familias y los aprendizajes que se esperan lograr desde la escuela supone que los docentes
vivencien diversas situaciones en la interacción con las madres y padres de familia de sus
estudiantes. A continuación, presentamos un caso:
Durante la hora de salida
Llegada la hora de salida, las niñas y niños formaron como de costumbre y salieron al
encuentro de sus madres y padres.
Al llegar al sitio donde nos corresponde ubicarnos, la señora Luisa, mamá de una estudiante,
se acercó y me dijo lo siguiente: “Señorita, estoy algo preocupada porque quiero ayudar a mi hijita
en la casa repasando lo que hizo en clase, pero a mí me enseñaron de otra manera y sé que ahora
es diferente como usted le enseña. Ayúdeme, por favor”.
Para reflexionar:
Si una madre, padre de familia o familiar se nos acerca para solicitar información
sobre el avance de su hija o hijo, ¿cómo es nuestra actitud frente a sus
inquietudes?, ¿logramos generar una relación empática colocándonos en su lugar
desde sus motivaciones y expectativas?
La comunicación entre docentes y las familias
Es importante que nos planteemos desarrollar estilos de comunicación coherentes con
actitudes horizontales y de respeto a las experiencias y conocimientos de las familias, dentro de
los cuales se fomente la escucha activa (atender y escuchar con atención el mensaje que la otra
persona transmite) y una actitud de diálogo frente a los desacuerdos que forman parte de las
relaciones, teniendo en cuenta que podemos aprender mucho de las situaciones conflictivas
cuando las sabemos manejar adecuadamente.
No perdamos de vista que un estilo de relación horizontal implica que estemos alertas
ante los prejuicios y estereotipos que evidenciamos al momento de interactuar con las
madres, padres y familiares de nuestros estudiantes, ya que estos pueden constituirse en
serios obstáculos para generar una comunicación fluida con ellas y ellos.
Para reflexionar:
¿De qué manera dialogamos con las madres, padres y familiares de nuestros
estudiantes?, ¿cómo los percibimos y valoramos?, ¿qué imagen hemos construido de
ellas y ellos?, ¿de qué manera resolvemos los desacuerdos que se pueden presentar
al momento de relacionarnos con ellas y ellos?, ¿nos comunicamos con las madres,
padres y familiares de nuestros estudiantes con relativa frecuencia?
Una niña de ocho Un padre habla con su esposa y le dice: “Creo que
años y su papá se castigué injustamente a nuestra hija y me siento muy
abrazan. La niña le mal por ello”.
dice: “Me siento
contenta cuando
me ayudas con mis
tareas; por eso, te Felipe conversa con sus
quiero dar las padres sobre una pelea que
¿Qué
gracias”. tuvo en la escuela con otro
encuentras en
niño. Ellos le preguntan con
común en
tranquilidad: “¿Qué sucedió?
estas familias?
Nos gustaría que nos
contaras y si piensas que lo
que hiciste estuvo bien”.
La mamá de Lucía le da el
pecho a su hermanita, mientras
que ella y su papá ponen los
platos en la mesa. Todos se
sienten muy contentos.