El documento habla sobre las características de las personas rencorosas, incluyendo que tienen dificultad para perdonar y olvidar ofensas, son poco tolerantes e inflexibles, piensan en blanco y negro sin matices, son orgullosas y les cuesta aceptar errores, y tienen baja empatía. También proporciona consejos para mejorar la empatía, como entrenar la gratitud, el optimismo, no culpar a otros, y realizar ejercicios prácticos en grupo.
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El documento habla sobre las características de las personas rencorosas, incluyendo que tienen dificultad para perdonar y olvidar ofensas, son poco tolerantes e inflexibles, piensan en blanco y negro sin matices, son orgullosas y les cuesta aceptar errores, y tienen baja empatía. También proporciona consejos para mejorar la empatía, como entrenar la gratitud, el optimismo, no culpar a otros, y realizar ejercicios prácticos en grupo.
El documento habla sobre las características de las personas rencorosas, incluyendo que tienen dificultad para perdonar y olvidar ofensas, son poco tolerantes e inflexibles, piensan en blanco y negro sin matices, son orgullosas y les cuesta aceptar errores, y tienen baja empatía. También proporciona consejos para mejorar la empatía, como entrenar la gratitud, el optimismo, no culpar a otros, y realizar ejercicios prácticos en grupo.
El documento habla sobre las características de las personas rencorosas, incluyendo que tienen dificultad para perdonar y olvidar ofensas, son poco tolerantes e inflexibles, piensan en blanco y negro sin matices, son orgullosas y les cuesta aceptar errores, y tienen baja empatía. También proporciona consejos para mejorar la empatía, como entrenar la gratitud, el optimismo, no culpar a otros, y realizar ejercicios prácticos en grupo.
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“Perdono, pero no olvido”. ¿Cuántas veces lo has escuchado?
Esta frase es muy
habitual y utilizada por las personas rencorosas. Ellos mismos nos están adelantando que van a recordar el motivo de la ofensa y/o la persona de la que vino esa ofensa, y en realidad, ni perdonan ni olvidan, porque si de verdad perdonaran, también olvidarían. De hecho, si le preguntas a una persona rencorosa el origen de todo, seguramente te lo relate a la perfección y con todo tipo de detalles. Poco tolerantes, intransigentes y muy rígidos. Son personas a las que les cuesta mucho ceder y dar su brazo a torcer. Cuando alguien no actúa como ellos quieren, o como ellos creen que deberían actuar, son excesivamente duros y críticos y esto lo único que provoca son muchas barreras en sus relaciones sociales. Pensamiento dicotómico. Lo ven todo en blanco o negro. Son personas de extremos, ellos no entienden de “grises”, ni de matices. O todo o nada, o está bien o está mal. Esta forma tan rígida de pensar les lleva a situarse en posiciones muy polarizadas que hace que se distancien y que se alejen de las personas que no piensan así. ¿Orgullos@ yo? Es habitual que las personas rencorosas también sean orgullosas, les cuesta mucho asumir sus errores y aceptar sus fallos. Continuamente están a la defensiva, pensando que los pueden atacar en cualquier momento. Empatía bajo mínimos. La empatía en las personas rencorosas no es uno de sus puntos fuertes y es que al no poder ponerse en el lugar del otro con mucha facilidad, no pueden llegar a entender y comprender los errores ajenos. "Si te pones en mi lugar, quizá entiendas mi comportamiento" Di adiós a los prejuicios Es mucho más fácil y sencillo ponerse en el lugar del otro cuando no has evaluado, juzgado y prejuzgado a esa persona previamente. Trata de escuchar y ponerte en su situación antes de dejarte llevar por los prejuicios y juzgarlo. Adáptate al ritmo de los demás Hay personas que hablan muy rápido, a toda velocidad y otras sin embargo necesitan más tiempo para poder llegar a expresar en realidad cómo se sienten. Puedes mejorar la empatía respetando los tiempos de tu interlocutor. No interrumpas, respeta sus silencios, no le cortes, amóldate a su ritmo. Colabora Si desarrollas alguna activad colaborativa, por ejemplo, como voluntario en una ONG, en asociaciones, en entidades públicas… tu capacidad empática mejorará. Y es que hacer esto te aportará una visión global de la situación por la que pasan otras personas menos favorecidas y te llevará a ser más agradecido por todo lo que tienes. Entrena la gratitud No es la primera vez que os detallamos los beneficios de ser agradecido, en nuestro artículo y podcast de El poder de la Gratitud os lo explicamos muy bien, hoy de nuevo apelamos a ella y es que desarrollar nuestra capacidad de agradecimiento, esto es valorar lo que tenemos y dar las gracias por ello, desarrollará la empatía. Entrena el optimismo Una de las características de las personas empáticas es que suelen ser muy positivas, optimistas y generan buen ambiente y muy buen clima a su alrededor. Así que es bueno que te alejes del pesimismo y de la negatividad si quieres mejorar tu capacidad de empatía. No culpabilizar Intenta no culpar a los demás por las situaciones que les ha tocado vivir o por las que están pasando en un momento puntual. No todas las personas son igual de afortunadas y no todas las personas tienen la misma capacidad para salir adelante. No culpes al que tienes al lado por las decisiones que para ti pueden ser erróneas o no que no se haya atrevido a tomar. Trata de entender el “por qué”. Y no dejes de recordar que todos nos podemos equivocar y de hecho todos nos equivocamos. No eres el ombligo de mundo Otro ejercicio para poder ser más empático es dejar de creer que somos el centro del universo. Todos somos iguales, no hay ni nadie más importante que otros, no lo olvides. Abandonar el egocentrismo nos hace ser más tolerantes y comprensivos. 😉
Ejercicios prácticos para trabajar la empatía
A continuación, vamos a ir a la parte más práctica, para ello te voy a dejar cuatro ejemplos de ejercicios que se pueden realizar en grupo para mejorar la empatía. El ovillo de lana Los objetivos de este ejercicio son: aprender a reconocer sentimientos y emociones de otros. Respetar turnos. Reconocer la pertenencia a un grupo. Conseguir objetivos comunes. Materiales: un ovillo de lana Desarrollo: todos los participantes se sientan en círculo. El profesor/moderador empieza lanzando el ovillo de lana a alguien sin soltar una punta. Al tiempo que lanza el ovillo dice algo positivo que le guste o valore la persona a la que se lo lanza. Quien recibe el ovillo, agarra el hilo y lanza el ovillo a otra persona. También dice algo que le guste. Así sucesivamente, sin soltar el hilo, para que vayamos tejiendo una telaraña. ¿Cuándo termina el ejercicio? Cuando todos hayan cogido el ovillo. Después realizamos un debate para ver cómo se han sentido, cómo se han recibido las valoraciones, y si se han reconocido en ellas. Soy otro Los objetivos de este ejercicio son: aprender a reconocer sentimientos y emociones de los otros. Respetar turnos. Trabajar las diferencias, las similitudes y los conflictos que pueda haber en el grupo, reforzando actitudes de buena convivencia, respeto y tolerancia. Desarrollo: cada participante escogerá una prenda de ropa o complemento (abrigo, bufanda, bolso, gafas, guantes, pañuelo, gorro, etc.) de otra persona y se lo pondrá encima. Con la prenda puesta le pediremos que nos describa lo que siente, qué sensaciones tiene y que nos hable sobre qué saben de su compañero/a. Una montaña de conflictos Los objetivos del ejercicio son: tomar conciencia del malestar del otro cuando se trabaja en grupo. Aprender a reconocer sentimientos y emociones de otros. Buscar soluciones a los conflictos. Materiales: una caja grande de zapatos Desarrollo: cada participante tendrá que escribir de manera anónima, una situación de conflicto que le haya generado malestar, incomodidad y que no le gustaría que se volviese a repetir. Pondremos todos los papeles en una caja de zapatos y, a continuación, cada persona sacará uno y lo leerá en alto. Uno por uno se buscará una solución para que esa situación no se vuelva a repetir. “Yo” tengo “tu” problema El objetivo de este ejercicio es poder entender los problemas de la otra persona. Materiales: papel y lápiz Desarrollo: cada persona escribe por escrito con el máximo número de detalles un conflicto que tiene o ha tenido con otra persona. Cada persona escribe su propio nombre al final del papel. Siempre hay que escribir algo, no vale escaquearse. 😉 Después mezclamos todos los papeles escritos y cada miembro del grupo elige un papel al azar que no sea el suyo. Tras leerlo en privado puede preguntar todos los detalles que quiera a la persona que lo escribió. Posteriormente hay que explicar al grupo el problema que le ha tocado en el papel como si fuese propio, profundizando en sus sentimientos y sensaciones, ampliando la situación. Conviene hacer este ejercicio despacio, con tiempo suficiente para cualquier tipo de comentarios. ¿Cómo crees que está tu capacidad de empatía?, ¿te gustaría mejorarla y desarrollarla de forma personalizada con nosotros? Para ello no dejes de solicitar cita con uno de nuestros terapeutas experto en Psicología Positiva y te acompañaremos en un proceso individual para conseguir el objetivo.