Consorcio

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“Año del fortalecimiento de la Soberanía Nacional”

UNIVERSIDAD ANDINA DEL CUSCO


FILIAL QUILLABAMBA

TEMA: CONTRATO DE COLABORACION


EMPRESARIAL CONSORCIOS

ASIGNATURA: Contabilidad de Negocios Internacionales

DOCENTE: Gretel Rondón Ismodes

INTEGRANTES:

 María del Carmen Paredes Bravo


 Ayala Cáceres Carin Yukio
 Tinajeros de la Torre Marilin
 Illa Molina Bethy Irene
 Auccapiña Rojas Ivonne
 Balladares Montesinos María Fernanda

AÑO

2022

CONTRATO DE COLABORACION EMPRESARIAL CONSORCIO


I. INTRODUCCIÓN

Qué duda cabe que en el Perú, el principal “cliente” de las empresas del sector privado
es el Estado peruano. En efecto, el Estado mediante sus entidades requiere satisfacer sus
inmensas necesidades de  bienes, servicios y obras para cumplir con sus funciones.

En este contexto, las empresas nacionales y extranjeras interesadas en contratar con el


Estado peruano recurren  al “consorcio” para presentarse en los procesos públicos de
contratación. Esto se explica en gran parte por la necesidad de las empresas de acreditar
experiencia para cumplir con los requisitos que se establecen en las bases
administrativas.

El consorcio es también un vehículo utilizado en un marco totalmente privado, es decir


fuera de las contrataciones con el Estado. Así, es frecuente que los grupos empresariales
convoquen licitaciones privadas para adquirir bienes o servicios en las cuales se puede
participar mediante consorcio.

Es así que mediante el consorcio, las empresas podrán complementar sus actividades,
desarrollar sinergias, así como ofrecer ventajas competitivas y economías de escala en
el marco del cumplimiento de sus obligaciones contractuales.

El presente artículo presenta de manera muy sintética algunos de los aspectos del
consorcio desde un punto de vista contractual, de contrataciones con el Estado y
tributario.

II. ANÁLISIS

1.- EL CONSORCIO, CONTRATO DE COLABORACIÓN EMPRESARIAL:

Según la Ley General de Sociedades peruana (“LGS”) El Consorcio es un contrato por


el cual dos o más personas naturales o jurídicas, nacionales y/o extranjeras se asocian
para participar en forma activa y directa en un determinado negocio con el propósito de
obtener un beneficio económico, manteniendo cada una su propia autonomía.

Desde un punto de vista contractual, el consorcio no origina la creación de una persona


jurídica independiente a la de sus miembros, llamados los consorciados. En lo que
respecta a su forma, el contrato de consorcio debe constar por escrito, no siendo
necesaria su inscripción en ningún registro público como es el caso de las sociedades.
Las contribuciones realizadas por los consorciados permanecen en propiedad exclusiva
de cada uno de ellos.

Asimismo, la ley peruana deja una amplia libertad a las partes para configurar las
cláusulas que rigen al consorcio, es decir los derechos y obligaciones que se
compromete a ejecutar cada consorciado, el régimen de sus contribuciones, los
porcentajes de participación, el reparto de utilidades o asunción de perdidas, entre otros
aspectos relevantes para los consorciados.

Desde un punto de vista de la responsabilidad, de acuerdo a la LGS cada consorciado es


individualmente responsable por las operaciones que realiza frente a terceros. Esto
quiere decir por ejemplo que si al consorciado “A” se le asigna la construcción de un
puente en una obra y si dicho puente presente una avería, siendo el consorciado “A”
responsable individualmente, el cliente sólo podrá reclamar a “A” y no a los otros
miembros del consorcio. Sin embargo, en la práctica es muy común que las partes que
contratan con consorcios exijan que los miembros sean solidariamente responsables, lo
cual también es una exigencia de la ley peruana relativa a las contrataciones con el
Estado. En el caso de solidaridad el cliente podría reclamar tanto a “A” como a los otros
miembros del consorcio en la medida en que son solidarios.

2.- EL CONSORCIO EN LAS CONTRATACIONES CON EL ESTADO

Como se ha señalado, en diversas ocasiones, las personas naturales o jurídicas,


nacionales o extranjeras, al no cumplir de manera individual con acreditar suficiente
experiencia en un proceso de contratación con el Estado, deciden participar a través de
la conformación de un consorcio con el fin de complementar sus experiencias, recursos,
capacidades y aptitudes, logrando de esta manera cumplir con los requerimientos
exigidos por el Estado.

Según la ley de contrataciones con el Estado que se aplica a la mayoría de


contrataciones de este tipo, salvo por ejemplo en el caso de recursos naturales y obras
públicas de infraestructura ante PROINVERSION, es necesario que los integrantes del
consorcio cuenten con inscripción vigente en el Registro Nacional de Proveedores
(“RNP”) del Organismo Supervisor de las Contrataciones del Estado (“OSCE”) y
presenten un documento denominado “Promesa Formal de Consorcio”. Este deberá
consignar al representante legal en común del consorcio, domicilio, las obligaciones que
asumirán los consorciados durante la ejecución del contrato y  los porcentajes de sus
participaciones.

En el caso que el consorcio sea adjudicado con el otorgamiento de la Buena Pro, será
necesario que los consorciados perfeccionen la “Promesa Formal de Consorcio” a través
del “Contrato de Consorcio”.

En lo que respecta a la acreditación de la experiencia de los integrantes del consorcio, la


normativa peruana exige que se tome en cuenta dicha experiencia de cada integrante del
consorcio de manera proporcional a su porcentaje de participación en el cumplimiento
de las obligaciones en el contrato de consorcio. Asimismo, si un consorciado participa
exclusivamente en cuestiones de administración (p. ej. tramitación de importaciones,
obtención de la carta fianza, facturación), su experiencia no podrá ser tomada en cuenta
para la evaluación de la propuesta.

Como fue mencionado, la ley obliga solidariamente a los consorciados a responder


frente al Estado por la falta de suscripción del contrato, incumplimiento del mismo y los
daños y perjuicios causados. En ese sentido, de más está decir que es necesario tomar
las precauciones del caso al elegir los integrantes del consorcio ya que un
incumplimiento de uno de ellos frente al Estado puede generar la responsabilidad de los
otros.

3.- LA TRIBUTACIÓN DE LOS CONSORCIOS

El tratamiento tributario-contable de los consorcios es un aspecto fundamental a tomar


en cuenta por parte de las personas naturales o jurídicas, nacionales o extranjeras  que
tengan la intención de conformar un consorcio.

Para efectos tributarios, la regla general es que el contrato de consorcio debe llevar una
contabilidad independiente de la de sus consorciados. Al llevar contabilidad
independiente, los contratos de consorcio se consideran “personas jurídicas” para fines
del Impuesto a la Renta y del IGV, siendo verdaderos contribuyentes. Por consiguiente,
estos contratos de consorcio se encuentras obligados a inscribirse en el Registro Único
de Contribuyentes (RUC), fijar un domicilio fiscal y presentar declaraciones juradas
mensuales y anuales.

Como excepción, la normativa tributaria ha establecido dos supuestos en los cuales los
consorcios no están obligados a llevar una contabilidad independiente, estos son:
Los contratos de consorcio en los que, por la modalidad de la operación, no fuera
posible llevar una contabilidad independiente. En este caso se deberá solicitar
previamente la autorización respectiva a la autoridad tributaria (SUNAT) para no llevar
contabilidad independiente. La administración tributaria deberá emitir un
pronunciamiento, sea aprobando o rechazando la solicitud, en un plazo no mayor de
quince (15) días, y

Los contratos de consorcio con plazos de ejecución menores a los tres (3) años; en cuyo
caso se deberá comunicar a la autoridad tributaria (SUNAT) en un plazo no mayor de
cinco (05) días contados desde la fecha de suscripción del contrato de consorcio.

Cuando los consorcios no llevan contabilidad independiente rige el principio


denominado “transparencia fiscal” según el cual las rentas, gastos, costos o pérdidas se
atribuyen a cada miembro del consorcio en función a su participación en los resultados
del contrato. Esta atribución opera tanto para los pagos a cuenta del Impuesto al Renta
como para el Impuesto General a las Ventas (“IGV”) en la media en que cada
consorciado actúa como un contribuyente independiente.

Asimismo, en los contratos de consorcio sin contabilidad independiente, los


consorciados pueden decidir que cada consorciado lleve su propia contabilidad, o que
uno de ellos, denominado el  “Operador” sea quien lleve la contabilidad del consorcio.
En ese sentido, se podrán presentar dos situaciones:

Consorcio sin contabilidad independiente sin Cada consorciado contabilizará sus


operaciones, registrando sus ingresos y gastos correspondientes. Es así que tal como lo
menciona el fisco peruano  los sujetos obligados a emitir el comprobante de pago son
cada una de las partes contratantes en su calidad de contribuyentes.

Consorcio sin contabilidad independiente con En este caso uno de los consorciados


lleva la contabilidad del consorcio y atribuirá a los consorciados los ingresos, gastos y
crédito fiscal en la misma proporción de su porcentaje de participación en el consorcio.
En ese sentido, el Operador deberá contar con dos documentos operativos:

Un “Registro Auxiliar” para anotar mensualmente los comprobantes de pago y otros


documentos que otorguen derecho al crédito fiscal, gasto o costo para efectos
tributarios, y Un “Documento de Atribución”, el cual servirá para asignar a cada
consorciado, según la participación en los gastos pactados, el IGV que hubiese gravado
la importación o adquisición de bienes, servicios y contratos de construcción vinculados
al consorcio.

De acuerdo a la información sintética expuesta, podemos concluir que la conformación


del consorcio es un mecanismo que facilita la participación de las empresas nacionales y
extranjeras en las contrataciones y proyectos de inversión que convoca el Estado. En ese
sentido, las empresas gozan de libertad tanto en su configuración jurídica, operatividad
y gestión del consorcio.

Sin embargo, los consorciados deben cumplir escrupulosamente con obligaciones


tributarias y contables en función del tipo de consorcio: (i) con contabilidad
independiente, (ii) sin contabilidad independiente y sin operador, y (iii) sin contabilidad
independiente con operador, a fin de no generar contingencias en la inversión y en el
beneficio económico que pretenden obtener.

¿QUÉ SON CONTRATOS DE COLABORACION EMPRESARIAL -


CONSORCIOS?

Ámbito Societario

El libro quinto de la Ley General de Sociedades, Ley Nro. 26887, señala que se
considera contrato asociativo aquel que crea y regula relaciones de participación e
integración en negocios o empresas determinadas, en interés común de los
intervinientes, no obstante, este tipo de contrato no genera una persona jurídica, debe
constar por escrito y no está sujeto a inscripción en el Registro de Personas Jurídicas.

Bajo esta línea argumental, el artículo 445° de la Ley General de Sociedades establece
que el contrato de Consorcios, es por el cual dos o más personas se asocian para
participar en forma activa y directa en un determinado negocio o empresa con el
propósito de obtener un beneficio económico, manteniendo cada una su propia
autonomía.

Corresponde a cada miembro del consorcio realizar las actividades propias del
consorcio que se le encargan y aquéllas a que se ha comprometido, al hacerlo, debe
coordinar con los otros miembros del consorcio conforme a los procedimientos y
mecanismos previstos en el contrato.

Ámbito Tributario
Con respecto a la Ley del Impuesto a la Renta

El inciso k) del artículo 14° de la Ley del impuesto a la Renta, establece que son
contribuyentes del impuesto las sociedades irregulares previstas en el artículo 423° de la
Ley General de Sociedades; la comunidad de bienes; joint ventures, consorcios y otros
contratos de colaboración empresarial que lleven contabilidad independiente de la de
sus socios o partes contratantes.

Con respecto a la Ley del Impuesto General a las Ventas

Por otro lado, el inciso 9.3 de la Ley del Impuesto General a la Ventas califica como
contribuyente de este impuesto a; la comunidad de bienes, los consorcios, joint ventures
u otras formas de contratos de colaboración empresarial, que lleven contabilidad
independiente, de acuerdo con las normas que señale el Reglamento.

Sumado a lo expuesto, el último párrafo del artículo 19° de la Ley del Impuesto General
a la Ventas, manifiesta que para efecto de ejercer el derecho al crédito fiscal, en los
casos de sociedades de hecho, consorcios, joint ventures u otras formas de contratos de
colaboración empresarial, que no lleven contabilidad independiente, el operador
atribuirá a cada parte contratante, según la participación en los gastos establecida en el
contrato, el impuesto que hubiese gravado la importación, la adquisición de bienes,
servicios y contratos de construcción, de acuerdo a lo que establezca el Reglamento,
dicha atribución deberá ser realizada mediante documentos cuyas características y
requisitos serán establecidos por la SUNAT.

Con respecto a la inscripción del RUC

De esta manera y teniendo en cuenta lo señalado previamente, el artículo 2° del Decreto


Legislativo Nro. 943, “Ley del Registro Único de Contribuyentes” prescribe que; deben
inscribirse en el RUC a cargo de la SUNAT, todas las personas naturales o jurídicas,
sucesiones indivisas, sociedades de hecho u otros entes colectivos, nacionales o
extranjeros, domiciliados o no en el país.

Asimismo, el numeral 17° del Anexo Nro. 01 del citado decreto, establece un requisito
específico para los contratos de colaboración empresarial que lleven contabilidad
independiente, que les obliga a exhibir el original y presentar copias simples del
contrato de colaboración empresarial.
Por lo tanto, podemos concluir que los consorcios tienen la obligación de inscribirse al
R.U.C. solamente cuando lleven contabilidad independiente.

Con respecto a la atribución de crédito fiscal, gasto o costo y Registro Auxiliar

El artículo 2° de la Resolución de Superintendencia Nro. 022-98-SUNAT, señala que el


Documento de Atribución es aquél que emite el operador para que los demás partícipes
de una sociedad de hecho, consorcio, joint venture u otras formas de contratos de
colaboración empresarial que no llevan contabilidad independiente a la de sus socios,
puedan sustentar el porcentaje de crédito fiscal, gasto o costo para efecto tributario que
les corresponda, asimismo establece que el operador del contrato deberá comunicar a la
SUNAT después de diez (10) días de firmado el contrato o generada la sociedad de
hecho, quién va a realizar las funciones correspondientes al Operador, esté último sólo
emitirá documentos de atribución cuando sea el encargado de realizar la adjudicación a
título exclusivo de bienes obtenidos por la ejecución del contrato o de la sociedad de
hecho, o cuando distribuya ingresos y gastos a los partícipes.

Dicho dispositivo legal establece cuales son los requisitos mínimos y características del
documento de atribución, asimismo el artículo 8° del citado cuerpo normativo prescribe
que el Operador deberá llevar un Registro Auxiliar por cada contrato o sociedad de
hecho, en el que se anotarán mensualmente los comprobantes de pago y las
declaraciones únicas de importación que den derecho al crédito fiscal, gasto o costo para
efecto tributario, así como el documento de atribución correspondiente, la atribución a
cada uno de los partícipes, deberá ser anotada en el Registro Auxiliar en el periodo
tributario al que correspondan las adquisiciones del contrato o sociedad de hecho, de
forma tal que se muestren las siguientes líneas, por cada columna que conforma el
Registro Auxiliar: Totales, Deducciones por cada uno de los partícipes, Neto a trasladar
al Registro de Compras.

Cabe destacar que el operador deberá consignar en la parte superior de los


comprobantes de pago y de las declaraciones únicas de importación anotados en el
Registro Auxiliar mencionado en el artículo 8°, el nombre del contrato o sociedad de
hecho, de tal manera que se pueda diferenciar de los documentos que no pertenecen a
dicho contrato o sociedad de hecho.

De esta manera, la anotación del Documento de Atribución en el Registro de Compras


del Partícipe, permitirá el ejercicio del derecho al crédito fiscal, constituyendo sustento
suficiente para efectos del mismo, cada partícipe deberá registrar el documento de
atribución en el plazo señalado en el artículo 10° del Reglamento del Impuesto General
a las Ventas.

Finalmente, en relación a los porcentajes de atribución de ingresos, costos, gastos y


créditos, estos se fijarán con base a lo estipulado en el artículo 1354° del Código Civil
“Libertad Contractual”, por lo que las partes pueden determinar libremente el contenido
del contrato, siempre que no sea contrario a norma legal de carácter imperativo.

DISPOSICIONES LEGALES

ARTÍCULO 72º.- CONTRATO DE CONSORCIO. - Es el contrato por el cual dos o


más personas se asocian para participar en forma activa y directa en un determinado
negocio con el propósito de obtener un beneficio económico, manteniendo cada una su
propia autonomía.

Corresponde a cada miembro del consorcio realizar las actividades propias del
consorcio que se le encargan y aquéllas a que se ha comprometido. Al hacerlo, debe
coordinar con los otros miembros del consorcio conforme a los procedimientos y
mecanismos previstos en el contrato.

ARTÍCULO 73º.- AFECTACION DE BIENES. - Los bienes que los miembros del
consorcio afecten al cumplimiento de la actividad a que se han comprometido,
continúan siendo de propiedad exclusiva de éstos. La adquisición conjunta de
determinados bienes se regula por las reglas de la copropiedad.

ARTÍCULO 74º.- RELACION CON TERCEROS Y RESPONSABILIDADES. -


Cada miembro del consorcio se vincula individualmente con terceros en el desempeño
de la actividad que le corresponde en el consorcio, adquiriendo derechos y asumiendo
obligaciones y responsabilidades a título particular.

Cuando el consorcio contrate con terceros, la responsabilidad será solidaria entre los
miembros del consorcio sólo sí así se pacta en el contrato o lo dispone la ley.
ARTÍCULO 75º.- SISTEMAS DE PARTICIPACIÓN. - El contrato deberá
establecer el régimen y los sistemas de participación en los resultados del consorcio; de
no hacerlo, se entenderá que es en partes iguales.

RÉGIMEN JURÍDICO
Se encuentran regulados en el Capítulo VI “De los consorcios” del Título
II “Organización y funcionamiento del sector público institucional” de la Ley 40/2015,
de 1 de octubre, de Régimen Jurídico del Sector Público (en adelante LRJSP).
Concretamente en los artículos 118 a 127.
Asimismo, de conformidad con el artículo 119 de la LRJSP, podrán regularse por la
normativa autonómica y sus estatutos.
No obstante, en defecto de las anteriores y con referencia al régimen del derecho de
separación, disolución, liquidación y extinción, se estará a lo dispuesto en el Código
Civil sobre la sociedad civil, salvo el régimen de liquidación que se someterá a lo
dispuesto en el artículo 97 de la LRJSP, y en su defecto, en el Real Decreto Legislativo
1/2010, de 2 de julio.
Supletoriamente a las anteriores, podrán aplicarse la Ley 7/1985, de 2 de abril y la Ley
27/2013, 21 de diciembre, de racionalización y sostenibilidad de la Administración local
sobre los Consorcios locales.
FUNCIONES DE LOS CONSORCIOS
Su función esencial es el desarrollo de actividades de interés común dentro del ámbito
de sus competencias, pudiendo realizar actividades de fomento, prestacionales o de
gestión común de los servicios públicos, así como otras siempre que estén previstas en
las leyes, tanto en el ámbito nacional como en el marco de los convenios de cooperación
transfronteriza en que participan las Administraciones españolas (Artículo 118 de la
LRJSP).
CREACIÓN Y ESTATUTOS

De conformidad con el artículo 123 de la LRJSP, los consorcios se crearán mediante


convenio suscrito por las Administraciones, organismos públicos o entidades
participantes.
En los consorcios en los que participe la Administración General del Estado o sus
organismos públicos y entidades vinculados o dependientes, se requerirá (i) que su
creación se autorice por ley (ii) que el convenio de creación precise de autorización
previa del Consejo de Ministros, (iii) que el convenio integre los estatutos, un plan de
actuación y una proyección presupuestaria trienal y un informe preceptivo favorable del
Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas. Tanto el Convenio suscrito con
los estatutos como sus modificaciones, serán objeto de publicación en el Boletín Oficial
del Estado.
Cada consorcio deberá tener unos estatutos que determinarán la Administración Pública
a la que se encuentre adscrito, así como su régimen orgánico, funcional y financiero y,
al menos los siguientes aspectos:
a) Sede, objeto, fines y funciones.
b) Identificación de participantes en el consorcio, así como las aportaciones de sus
miembros. A estos efectos, en aplicación del principio de responsabilidad previsto en el
artículo 8 de la Ley Orgánica 2/2012, de 27 de abril, los estatutos incluirán cláusulas
que limiten las actividades del consorcio si las entidades consorciadas incumplieran los
compromisos de financiación o de cualquier otro tipo, así como fórmulas tendentes al
aseguramiento de las cantidades comprometidas por las entidades consorciadas con
carácter previo a la realización de las actividades presupuestadas.
c) Órganos de gobiernos y administración, así como su composición y funcionamiento,
con indicación expresa del régimen de adopción de acuerdos. Podrán incluirse cláusulas
que contemplen la suspensión temporal del derecho de voto o a la participación en la
formación de los acuerdos cuando las Administraciones o entidades consorciadas
incumplan manifiestamente sus obligaciones para con el consorcio, especialmente en lo
que se refiere a los compromisos de financiación de las actividades del mismo.
d) Causas de disolución.
RÉGIMEN DE ADSCRIPCIÓN, PERSONAL, PRESUPUESTARIO,
CONTABLE Y PATRIMONIAL DE LOS CONSORCIOS
En primer lugar, sobre el régimen de adscripción, de acuerdo con los siguientes
criterios, ordenados por prioridad en su aplicación y referidos a la situación en el primer
día del ejercicio presupuestario, el consorcio quedará adscrito, en cada ejercicio
presupuestario y por todo este periodo, a la Administración Pública que:
a) Disponga de la mayoría de votos en los órganos de gobierno.
b) Tenga facultades para nombrar o destituir a la mayoría de los miembros de los
órganos ejecutivos.
c) Tenga facultades para nombrar o destituir a la mayoría de los miembros del personal
directivo.
d) Disponga de un mayor control sobre la actividad del consorcio debido a una
normativa especial.
e) Tenga facultades para nombrar o destituir a la mayoría de los miembros del órgano
de gobierno.
f) Financie en más de un cincuenta por ciento, en su defecto, en mayor medida la
actividad desarrollada por el consorcio, teniendo en cuenta tanto la aportación del fondo
patrimonial como la financiación concedida cada año.
g) Ostente el mayor porcentaje de participación en el fondo patrimonial.
h) Tenga mayor número de habitantes o extensión territorial dependiendo de si los fines
definidos en el estatuto están orientados a la prestación de servicios a las personas, o al
desarrollo de actuaciones sobre el territorio.
En segundo lugar, sobre el régimen de personal de los consorcios, se prevé que el
personal a su servicio pueda ser funcionario o laboral, debiendo proceder únicamente de
las Administraciones que participan en el consorcio, siendo su régimen jurídico el de la
Administración Pública de adscripción. No obstante, en casos excepcionales y previa
autorización, cabrá la contratación directa de personal por parte del consorcio.
Por último, los Consorcios tienen sujeción al régimen de presupuestación, contabilidad
y control de la Administración Pública a la que estén adscritos rigiéndose por sus
normas patrimoniales. Es más, el órgano de control de la Administración a la que se
haya adscrito el consorcio será la responsable de auditar las cuentas anuales del mismo.
A PROPÓSITO DEL DERECHO DE SEPARACIÓN: DISOLUCIÓN DEL
CONSORCIO
Los miembros de un consorcio pueden separarse de él en cualquier momento, siempre y
cuando no se haya señalado una duración concreta.
De contrario, si el consorcio es de duración determinada, cualquiera de los miembros si
lo desea, puede separarse antes del cumplimento de dicho plazo únicamente si alguno de
los miembros incumplió algunas de las obligaciones determinadas en sus estatutos y, en
particular, las que impidan cumplir la finalidad del mismo, como es la obligación de
realizar aportaciones al fondo patrimonial.
Este derecho de separación deberá realizarse por escrito notificado al máximo órgano de
gobierno del consorcio y, si es el consorcio es de duración determinada deberá constar
el incumplimiento que se alega y el requerimiento previo de cumplimiento y el
transcurso del plazo otorgado para cumplir el requerimiento.
El efecto inmediato y general del ejercicio del derecho de separación es la disolución
del consorcio siendo causa de disolución en todo caso, el cumplimiento de los fines para
los cuales se creó el consorcio de que se trate.
No obstante, se podrá acordar la continuación del consorcio si en los estatutos se prevé
tal posibilidad y los miembros así lo decidan, siempre que permanezcan en el consorcio
al menos, dos Administraciones, o entidades u organismos públicos vinculados o
dependientes de más de una Administración.
Por último, si el ejercicio del derecho de separación no conlleva la disolución del
consorcio, se aplicarán las reglas contenidas en el apartado segundo del artículo 126 de
la LRJSP. En este sentido:
Se calculará la cuota de separación correspondiente al miembro que ejercitó el derecho
de separación según la participación que le corresponda en el saldo resultante del
patrimonio neto, de haber tenido lugar la liquidación, teniendo en cuenta el criterio de
reparto dispuesto en los estatutos.
A falta de previsión estatutaria, se considerará cuota de separación la que le hubiera
correspondido en la liquidación. En defecto de su determinación se tendrán en cuenta el
porcentaje de las aportaciones al fondo patrimonial del consorcio que haya efectuado
quien ejerce el derecho de separación y la financiación concedida cada año. Si el
miembro del consorcio que se separa no hubiere realizado aportaciones por no estar
obligado a ello, el criterio de reparto será la participación en los ingresos que, en su
caso, hubiera recibido durante el tiempo que ha pertenecido al consorcio.
Si la cuota de separación resulta positiva, se acordará por el consorcio la forma y
condiciones de su pago. De contrario, si es negativa, se acordará la forma y condiciones
del pago de la deuda. El pago como el abono de la deuda son los momentos en los que
se produce la efectiva separación.
Si el consorcio estuviese adscrito a la Administración que ha ejercido el derecho de
separación, tendrá que acordarse por el consorcio a quién se adscribe, de las restantes
Administraciones o entidades u organismos públicos vinculados o dependientes de una
Administración que permanecen en el consorcio, en aplicación de los criterios
establecidos en la Ley.
LIQUIDACIÓN Y EXTINCIÓN A CONSECUENCIA DE LA DISOLUCIÓN
DEL CONSORCIO
El máximo órgano de gobierno del consorcio para adoptar el acuerdo de liquidación
deberá nombrar un liquidador que será un órgano o entidad, vinculada o dependiente, de
la Administración Pública a la que el consorcio esté adscrito.
El liquidador será el encargado de calcular la cuota de liquidación que le corresponda a
cada miembro según lo previsto en los estatutos, y, de no estar previsto, se calculará de
acuerdo con la participación que le corresponda en el saldo resultante del patrimonio
neto tras la liquidación, teniendo en cuenta que el criterio de reparto conste en los
estatuto, y si no se fue determinado se tendrá en cuenta el porcentaje de las aportaciones
que haya efectuado cada miembro del consorcio al fondo patrimonial del mismo y la
financiación concedida cada año.
Por último, el consorcio acordará la forma y condiciones en que tendrá lugar el pago de
la cuota de liquidación en caso de que resulte positiva. También, podrán acordar, con la
mayoría que se establezca en los estatutos, o a falta de previsión estatutaria por
unanimidad, la cesión global de activos y pasivos a otra entidad pública adecuada en
términos jurídicos para proseguir con la actividad del consorcio de cara a cumplir los
objetivos del consorcio extinto, implicando con ello, la extinción sin liquidación del
consorcio cedente.

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