Sofocleto 33
Sofocleto 33
Sofocleto 33
extraterreno
corno la coca,y el
místico. Lo elCojudo
charqui, maíz yeslanuestro. Total
uta. Nadie, y definitivamente
medianamente culto,nuestro,
ignora
que en los días del Génesis, cuando el Creador -según la fábula- estaba
organizando el mundo en que vivimos, al divino grito de "¡Sean hechos los
Cojudos!" apareció un peruano llevando la bandera (seguramente color añil o
verde palta, que son los tonos más Cojudos en que se puede descomponer la
luz). Los chinos, los egipcios y otros pueblos de remotísimos orígenes pueden,
desdeñosamente, negarnos un pasado milenario, como descendientesque son
de Set yyde
el linaje la Caín, losde
filiación hijos de quien
Abel, Eva. Pero yo reclamo
no sólo para nosotros
fue el primer losregistra
Cojudo que peruanosla
historia humana, sino uno de los grandes Cojudos del que tenemos noticia.
Porque, si bien cualquiera puede morir asesinado, francamente, se necesita
deberle al santo o ser un bolas de nacimiento para dejarse matar con una
quijada de burro…! Yo no creo en la vida ultraterrena, pero a veces pienso que
los Cojudos la hacen indispensable, pues tiene que haber un cielo para los
bienaventurados que mueren en olor de cojudez como habrá, sin didua, un
infierno para los incrédulos
alma, embelleciéndola con elque
haloperdieron
diáfano ylaetéreo
gran oportunidad
que nos sacade
deacojudar su
la realidad
prosaica para sumergirnos en los ingrávidos espacios de la mirada perdida, la
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