Síntesis Sinodal de La Fase Diocesana - DIÓCESIS DE CHICLAYO
Síntesis Sinodal de La Fase Diocesana - DIÓCESIS DE CHICLAYO
Síntesis Sinodal de La Fase Diocesana - DIÓCESIS DE CHICLAYO
SINODAL DE
LA FASE
DIOCESANA
Síntesis Sinodal Diocesana
“Para vino nuevo odres nuevos” (Mc: 2, 22)
Introducción
1. En octubre de 2021 el Papa Francisco convocó al Sínodo de la Sinodalidad
con el objetivo de reflexionar sobre cómo caminamos como Iglesia, hecho
que determina la vida y misión de la misma, de ahí que este sínodo se
exprese en comunión, participación y misión.
5. El estilo del que Jesús se sirve para anunciar el Reino de Dios, tiene el color
y sabor del vino nuevo, y como tal, está fundamentado en la ley de la libertad,
que permite una manera nueva de entrar en relación con las personas y las
situaciones concretas. Esto indica un tiempo de madurez y de entereza, que
no puede ponerse en peligro con combinaciones imprudentes o compromisos
tácticos; no hay que mezclar lo pasado y lo nuevo, se trata simplemente de
recoger lo que lo vivido aportó, conservar lo genuino de ellos y estar abiertos
a que la novedad nos sorprenda para tejer nuevos caminos donde todos
somos uno con el Señor.
9. El reto que ahora debemos forjar, es tomar la fuerza de esa oración profunda
para dar el salto a la acción que nos lleve a iluminar las realidades temporales
en las que nos toca actuar. La experiencia vivida en la liturgia tiene necesidad
de verse reflejada en la vida misma, de ahí la importancia de que las homilías,
la palabra de Dios meditada se encarne en la realidad y cuestione la vida
misma. También debe haber equipos de acogida al ingreso y salida de las
misas, pues dichos gestos pueden ser una muestra de amistad hacia quienes
están alejados y asisten por compromiso.
12. Otro aporte que específicamente los colegios católicos del Consorcio deben
considerar, es la importancia de que el mensaje cristiano que se transmite
sea coherente y que invite a las familias a una vida sencilla, pues algunos
consideran que a veces se corren riesgos de quedarnos solo en lo religioso
y con gestos a veces materialistas para algunos (costos de pensiones,
sectores pudientes, etc.). Sería interesante tomar iniciativas que busquen
subvencionar a familias de bajos recursos, tener una propuesta curricular que
tenga en cuenta una salida a las periferias, pero no basada en proyecciones
sociales, sino en la verdadera solidaridad que ayuda a los menos afortunados
a ser protagonistas de su destino.
13. De otra parte, si bien es cierto, se ha iniciado una escucha en estos espacios,
pero al mismo tiempo sería interesante poder incorporar todo cuanto se dijo
en las diversas reuniones de este proceso, ya que podrían haberse omitido
las voces y el sentir de diversos actores educativos que hicieron hincapié en
aquello que debe corregirse para construir una pastoral educativa más
sinodal. Todos tienen algo importante qué decir.
14. Por otro lado, la Universidad Católica Santo Toribio de Mogrovejo mantiene
un itinerario formativo en valores y principios católicos que pretenden inculcar
en sus estudiantes, algo totalmente coherente, ya que parte de su plana
catedrática está integrada por sacerdotes y laicos profesionales con
formación cristiana, que de algún modo procuran que esta sea dada a
profundidad; y por otra parte, algunos de sus miembros señalan que sus
habilidades investigativas como docentes podrían ser aprovechadas para
crear proyectos en beneficio de la sociedad.
18. CONFER Chiclayo también abrió el proceso de escucha sinodal entre sus
miembros, resaltando la importancia de caminar juntos para conocerse,
compartir, participar y soñar, valorando la diversidad de los carismas. Entre
las luces encontradas se destaca el haber creado espacios para compartir,
convocados para animar la escucha, se pudo conocer la misión que realizan
las Congregaciones en nuestra Diócesis fortaleciendo la fraternidad.
19. Entre los desafíos encontrados se consideró que faltan muchos ámbitos y
necesidades en el entorno para atender. Que se deben seguir creando
puentes para continuar caminando juntos, sacerdotes, religiosas y laicos,
aportando ideas, compartiendo experiencias, trabajando por una pastoral
vocacional que se convierta en una riqueza para la Iglesia y así ir
fortaleciendo los espacios y tiempos en la vida diocesana.
22. También expresan que necesitan sentir más cerca a sus sacerdotes, que les
permitan participar en la toma de decisiones en la comunidad parroquial, les
duele percibir a sus hermanos sacerdotes como funcionarios religiosos y no
como acompañantes de camino, y sin embargo, asumen que ellos como
laicos también forman parte de ese problema, refieren que como cristianos
se van “enfriando” y que el servicio no lo hacen como lo haría Jesús; desean
pasar del temor a la confianza, buscando así destrabarse de los
individualismos y egocentrismos que los hace sentirse superiores de unos a
otros y que por ende, no fomenta comunidad sino sectarismos.
23. Hay otras parroquias, sobre todo, las que pertenecen a los distritos más
alejados y rurales, que expresan su deseo de tener una Iglesia más cercana
a sus problemas sociales ante abusos de empresas y el cómo ser un laico
que actúa coherentemente en la sociedad; necesitan formarse para saber
anunciar el evangelio en sus centros de trabajo; y también para tener el valor
de denunciar la corrupción sistematizada en tantos lugares.
28. La pastoral de familia es otra instancia que hizo eco de su voz, pidiendo a las
parroquias que acompañen y acojan a las familias, generando espacios de
escucha y encuentro que les ayude a crecer en la fe; para ser aquellas
iglesias domésticas en las que se suscita la verdadera evangelización.
No obstante, es necesario profundizar en el proceso de escucha de esta
comisión diocesana, o en todo caso, hacer un recojo de lo que dicen las
familias de las parroquias (en algunas han referido priorizar el trabajo con
familias en cuanto como célula básica de la sociedad que hoy por hoy se
quiere vulnerar con ideologías) que componen la diócesis, puesto que
muchos aportes de su síntesis eran similares a los de una comunidad
parroquial. Es importante tener claro que cada comunidad e instancia habló
de sus propias demandas y necesidades.
29. Los jóvenes son un punto clave que casi todas las comunidades han
expresado. Muchos consideran que el joven debe tener un rol más activo
dentro de la toma de decisiones y resolución de problemas dentro de la
Iglesia y sociedad. Los adultos reconocen que necesitan nuevas estrategias
y formas para dialogar con ellos, abrir una escucha horizontal que permita
que estos se apropien de sus habilidades y anhelos que les permita
transformar la realidad, tanto eclesial como social. Más allá de que nos
acostumbremos a verlos “cargar las sillas para un evento de la parroquia”, se
trata de verlos liderar y aportar en todo evento que construya un verdadero
caminar juntos.
30. Cuando los jóvenes son escuchados, emerge una nueva manera de mirar los
problemas, ya no como crisis sino como oportunidades para crecer y seguir
valorando la vida; muchos de ellos viven en soledad y superficialidad por un
mundo convulsionado que solo los utiliza. Está en nuestras manos
acompañarlos y formarlos en el camino del amor, no olvidemos que ellos en
este tiempo son protagonistas de los destinos del país y de la Iglesia.
31. A la formación doctrinal que muy bien se ofrece a muchos niños, jóvenes y
adultos, gracias a la catequesis, en las escuelas y parroquias, se le presentan
mayores retos en este tiempo. Los padres, educadores y antiguos
catequistas manifiestan que estos espacios de formación se han reducido a
clases de religión que hoy por hoy no expresan la vida del evangelio. Los
padres de familia observan que los catequistas no están preparados, que sus
reflexiones o temáticas redundan en contenido de pecado e infierno y no
presentan la salvación en Jesucristo, la misericordia en Dios Padre y el amor
derramado a todos nosotros por el Espíritu Santo.
Concluyendo
Tras haber llevado a cabo este proceso de escucha en diversos momentos, se
pueden concluir los siguientes aspectos:
33. Las celebraciones, eventos y acciones pastorales se ha de comunicar, no
solo por las redes sociales, sino también por los medios clásicos de
comunicación social: radio, prensa, televisión.
34. La fe de la comunidad expresada en la liturgia reclama hacerse concreta en
el entorno donde cada uno cumple distintos roles sociales.
35. Las comunidades educativas católicas deben estar abiertas a suscitar una
pastoral más viva y en salida hacia las periferias existenciales que subsisten
entre nosotros.
36. La comunidad universitaria debe responder al desafío del cambio de época y
crear otras formas para dialogar con las nuevas generaciones, sin descuidar
la formación cristiana que brindan.
37. Los laicos y laicas necesitan una formación permanente, social, litúrgica y
eclesial, la cual debe ser impulsada por sus sacerdotes y desarrollada por
toda la comunidad parroquial, a fin de que ellos sean fermento de vida
cristiana en la sociedad.
38. Ante la ausencia de sacerdotes en las zonas o comunidades alejadas se pide
preparar a los laicos, hombres y mujeres, para acompañar la vida de fe de
tantas comunidades cristianas.
39. Los hermanos consagrados al crear puentes de diálogo entre ellos y sus
hermanos sacerdotes diocesanos, suscitarán nuevas formas de acompañar
al pueblo de Dios.
40. Hay necesidad de que los párrocos y vicarios sean más acompañantes de
camino de sus hermanos laicos, con un trato asertivo, fraterno y abierto. Esto,
ante el reto de ser una comunidad corresponsable de la vida y misión de la
Iglesia.
41. En este tiempo de incertidumbre, de ideologías, de una cultura que descarta
la vida y no promueve el diálogo, las parroquias deben bajar al llano de los
problemas sociales de sus habitantes y acompañar sus “gozos y esperanzas,
sus angustias y tristezas”.
42. El clericalismo existente en algunas comunidades reclama ser reflexionado
por los propios laicos.
43. Existe la necesidad de continuar acompañando y promoviendo acciones
pastorales para quienes siguen en las periferias: personas divorciadas,
homosexuales, discapacitados, mujeres, delincuentes, entre otros.
44. La pastoral con migrantes y trata de personas tiene que ser reforzada, de tal
modo que todas las parroquias participen de ella. La Caritas diocesana,
necesita la participación activa de todas las parroquias y las instituciones
civiles para que sus beneficiarios logren ser los artífices de su propio destino.
45. Los jóvenes necesitan pasar de una actitud pasiva a una que sea dinámica,
en la que participen en la toma de decisiones y resolución de problemas de
la Iglesia y sociedad.
46. La pastoral familiar está llamada a incorporar las necesidades de las diversas
familias que integran la diócesis, abrir más espacios de escucha.
48. Dejamos este “vino nuevo” en la mesa del “banquete” que se nos llama a
celebrar y pedimos a nuestra Madre, la primera discípula, no deje de
exhortarnos con aquellas palabras que nos motiva: “hagan lo que Él del diga”.