Como Pastorear El Corazon de Tu Hijo - Capítulo 2
Como Pastorear El Corazon de Tu Hijo - Capítulo 2
Como Pastorear El Corazon de Tu Hijo - Capítulo 2
Nuestros hijos son moldeados por las circunstancias de la vida. Todos los
aspectos de la vida familiar tienen un gran impacto en las personas que
llegan a ser tus hijos. Las influencias que moldean son esos eventos y
circunstancias en los años de desarrollo de un niño que prueban ser
catalizadores para hacerlo la persona que es. Pero el moldeamiento no es
automático; la manera en que él responde a estos eventos y circunstancias
determina el efecto que éstos tienen sobre él.
1ª. A los Corintios 13:33 “No os dejéis engañar: Las malas compañías
corrompen las buenas costumbres."
Estos pasajes nos dicen como la influencia de los padres desde las edades
más tempranas son importantes sobre las personas que nuestros hijos serán
cuando sean adulto, sobre todo en la forma como enfrentan la vida.
Es por eso que la Escritura demanda nuestra atención hacia las influencias
que moldean. La persona que llega a ser nuestro hijo es producto
básicamente de 2 cosas: su experiencia en la vida y cómo interactúa con esa
experiencia. Las circunstancias de la vida no solo actúan sobre él, sino que él
reacciona a ellas. Y esta respuesta depende de la orientación de su corazón
hacia Dios. Estas influencias, tanto las de afuera como las de dentro del
control paternal, vienen al niño y poderosamente afectan su vida.
EXPERIENCIAS EN LA VIDA.
Definitivamente el entorno familiar es el que tiene mayor influencia en la
crianza de los hijos. A este respecto el autor nos señala algunos puntos como:
la estructura de la familia, sus valores, los roles de cada miembro, su historia
familiar, como resuelven los conflictos, etc. Veremos algunos de estos.
Colosenses 2:8 “Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas
sutilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme a los rudimentos
del mundo, y no según Cristo.”
Es fundamental que como padres comprendamos que lo que más les enseña
a nuestros hijos acerca de los valores es nuestro testimonio y que éste se
encuentre alineado, en congruencia con lo que les decimos.
¿Cómo resuelven los padres sus diferencias? ¿Lo hacen dialogando o lo hacen
gritando? ¿Hay comunicación o se dejan de hablar? ¿Se llegan a acuerdos o
se imponen ideas? ¿Se exhorta con la biblia o se dan bibliazos? ¿Le estamos
enseñando a nuestros hijos a ser necios o a ser sabios?
Los hijos con mucha frecuencia (demasiada, diríamos) reflejan nuestra forma
de resolver conflictos. Los maestros entienden el comportamiento de sus
alumnos cuando conocen a los padres y conocen la manera como éstos
resuelven los conflictos escolares. Si, por ejemplo, vemos que nuestros hijos,
cuando se enojan, le dejan de hablar a un amigo, a un hermano o a nosotros
mismos, sus padres, lo más probable es que nosotros hacemos lo mismo
cuando tenemos un conflicto; cuando la Biblia nos enseña lo contrario en
LA RESPUESTA AL FRACASO.
Los niños, por naturaleza, son torpes no en el sentido intelectual, sino en el
motor, lo que los lleva a tropezar, caerse, tirar las cosas y esto sucede en los
intentos por realizar sus actividades o lo que nosotros como padres les
pedimos que hagan. Con la respuesta que tengamos como padres a estos
esfuerzos, determinaremos de gran manera la forma como ellos harán sus
intentos en el futuro. ¿Cómo es esto? Si nos burlamos o nos enojamos por su
torpeza esto producirá en ellos inseguridad y temor.
Desgraciadamente, en la crianza de los hijos, con mucha frecuencia
exaltamos sus errores, su torpeza, dejando en nuestros hijos una sensación
de insuficiencia. No debemos llamarles la atención ni mucho menos
castigarlos por ser torpes, esto sólo producirá inseguridad lo que los llevará a
tener más errores.
Recordemos que ellos no están aquí para cumplir nuestras expectativas, para
presumirlos como trofeos o como logros alimentando nuestro ego, sino están
para servir al Señor, para honrarlo y glorificarlo.
HISTORIA FAMILIAR.
La historia familiar se refiere a aspectos tales como, por ejemplo: la
existencia de familiares con enfermedades crónicas o incapacitantes o graves
que afectan la forma de vida e incluso los roles en sus miembros; su
condición económica si esta ha sido estable o fluctuante, si han vivido en los
escases o en la opulencia; se han tenido que cambiar constantemente de
domicilio por el trabajo del padre.
Quizás sea más sencillo para una persona servir a su esposo o esposa si viene
de un entorno familiar donde tenía que cuidar algún familiar enfermo o
donde tenía que compartir su espacio, ropa o alimentos; que otra que creció
en un ambiente donde todo vivía en la abundancia y era “atendido” por otras
personas.
Salmo 127:4 “Como saetas en mano del valiente, Así son los hijos habidos
en la juventud.”
Nuestros hijos son las flechas que, en manos del valiente, es decir en los
padres, podemos darle el rumbo y la dirección correcta para dar en el blanco.
Los padres tenemos ese derecho y ese privilegio pero también esa
responsabilidad. Debemos guiar a nuestros hijos a dar en el blanco.
El autor nos describe los dos errores que cometemos los padres al lidiar con
estas influencias: El primero es ver a las influencias formativas como
determinantes, es decir que como adultos somos producto de las
circunstancias en las que hemos crecido, que somos víctimas de cómo nos
han criado. Esto es totalmente antibíblico porque la Palabra nos dice que
somos totalmente responsables de nuestras decisiones en
Deuteronomio 30:19-20 “A los cielos y a la tierra llamo por testigos hoy
contra vosotros, que os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y
la maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tu descendencia;
amando a Jehová tu Dios, atendiendo a su voz, y siguiéndole a él; porque él
es vida para ti, y prolongación de tus días; a fin de que habites sobre la
tierra que juró Jehová a tus padres, Abraham, Isaac y Jacob, que les había
de dar.”
Además, si esto fuera cierto, todos los hijos que han vivido bajo las mismas
circunstancias hubieran tomado las mismas decisiones y tendrían vidas
prácticamente iguales y bien sabemos que no es así.
Proverbios 29:21 “El siervo mimado desde la niñez por su amo, A la postre
será su heredero.”
Lo que nos dice este versículo es una advertencia contra el error de favorecer
a un siervo indigno que puede llegar tanta influencia sobre su amo que
puede llegar a desheredar a los hijos de éste y quedarse con la herencia. Es
decir, el siervo mimado desde pequeño traerá tristeza al final.
Los hijos no son cosas inertes que solo son moldeadas por los padres, ellos
responden, interactúan con el medio en el que se desarrollan y esa
interacción es diferente en cada uno de ellos. Ellos pueden aceptar o
rechazar la instrucción. Ellos responden de acuerdo a la orientación hacia
Dios que haya en su corazón.
Si nuestros hijos conocen y aman a Dios y aceptan que este conocimiento los
capacita para conocer la paz en cualquier situación que enfrenten en su vida,
entonces responderán de manera positiva a tus esfuerzos formativos. Esto no
sucederá si tus hijos no conocen a Dios, tus esfuerzos no rendirán fruto y será
como llevar agua en un jarrón roto.