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Guía ciudadana para

la detección y
notificación de casos
de maltrato infantil.

Trabajo realizado por:

Paula García, Yaiza Valentín, Alex Bolívar y María.


MALTRATO INFANTIL: DEFINICIÓN Y TIPOLOGÍAS:

Acción, omisión o trato negligente, no accidental, que priva al niño o niña de sus derechos y
bienestar, que amenaza su desarrollo físico, psíquico o social y cuyos autores pueden ser
personas, instituciones o la propia sociedad.

TIPOS:

Maltrato físico: cualquier acto no accidental que provoque lesiones físicas al niño,
enfermedades o riesgo a padecerlas.

Negligencia: no atender las necesidades del niño, incumplir los deberes de guarda, cuidado y
protección (no atender estado de salud, higiene o alimentación).

Maltrato/Abandono emocional: acciones, de tipo verbal o actitudinal que provoca en el niño


daños psicológicos (rechazar, ignorar, aterrorizar, violencia doméstica...)

Abuso sexual:

- Contacto físico sin penetración --> tocamiento de genitales, violación, incesto,


prostitución de menores y adolescentes.
- No atender adecuadamente al niño en el proceso de revelación del abuso
(incredulidad, no proteger del agresor, ignorar la situación...)
-

Fases:

 Prenatal: daño al feto (hábitos tóxicos de los padres, alcohol, toxicomanías, ausencia
de seguimiento médico, agresión física al feto o a la madre).
 Postnatal

En función de los autores:

o Maltrato familiar: ejercido por un miembro de la misma familia.


o Extrafamiliar: ejercido por alguien ajeno a la familia.
o Institucional: instituciones que no garantizan una atención adecuada al niño/a.
o Social: conjunto de factores social/contextual que impiden garantizar la protección y
atención al niño/a.

Maltrato infantil leve o moderado: La situación no es urgente, existen indicadores físicos,


psicológicos y/o sociales de maltrato que se pueden abordar educativamente en el entorno
sociofamiliar del menor. El menor permanece en la familia y se realiza una intervención
educativa desde los servicios sociales municipales.
Maltrato grave: La situación es urgente. Existencia de indicadores físicos, psicológicos y/o
sociales de maltrato que ponen en peligro la integridad y bienestar del menor. Los criterios de
gravedad del maltrato son: frecuencia e intensidad de los indicadores y grado de
vulnerabilidad del niño.

Para valorar la vulnerabilidad del niño hay que evaluar los siguientes factores:

o Cronicidad y frecuencia del maltrato.


o Acceso del perpetrador al niño.
o Características y condiciones del niño o niña.
o La relación entre agresor-niño/a.
o Algún tipo de discapacidad.
o Las características de los padres o cuidadores principales.
o Las características del entorno familiar del niño o niña.
o Si se solicitó alguna vez ayuda, a quién fue, cuándo y cómo se resolvió.

Para discriminar la urgencia en la intervención, dos parámetros:

o La gravedad, dependiendo del tipo de lesión y el nivel de vulnerabilidad del menor.


o Probabilidad de que vuelva a repetirse, contando con la cronicidad y frecuencia,
accesibilidad del perpetrador al niño, características comportamentales del menor,
tipo de relación cuidador-niño, características de los padres y entorno familiar.

Recorrido institucional para su atención e intervención social:

o Vía o procedimiento ordinario: situaciones de riesgo de maltrato leve o moderado -->


se orienta hacia los servicios sociales municipales, se valora cada caso y se toman
medidas de apoyo al menor y unidad familiar.
o Vía o procedimiento de urgencia: donde se requiere atención especializada que debe
ser prestada por la Entidad Pública de Protección de menores de la Comunidad
Autónoma, se valora el desamparo y se toman las medidas de protección previstas
por la Ley 1/96.

¿Qué secuelas puede dejar en el adulto haber sido maltratado de pequeño?

Dependen de numerosos factores: tipo de conducta, relación víctima / agresor, frecuencia,


reacción del contexto... Suponen efectos inmediatos y en ocasiones crónicos si no se
interviene de forma temprana y adecuada. No está demostrado que, las víctimas se
transformen, a su vez, en maltratadores, aunque sí es frecuente que determinados patrones
de conducta pueden ser aprendidos y replicados.
Las víctimas de experimentan consecuencias a medio y largo plazo. Pueden ser de carácter
físico y/o psicosomático y afectan a la esfera afectiva y emocional, conductual y social de las
víctimas. Pueden derivar hacia psicopatología, desarrollo de problemas de conducta,
agresividad, conductas de riesgo y desadaptativas, pero sobre todo se relacionan con una
pérdida básica de confianza tanto en uno mismo, generando síntomas depresivos, como en los
demás, lo que genera dificultades en la interacción social, las relaciones afectivas y,
dependiendo del tipo del maltrato, de carácter sexual.

¿Cómo se pueden prevenir los malos tratos infantiles?

Los consecuentes de las situaciones son suficientemente significativos como para que el
primer esfuerzo que debemos hacer sea prevenir que sucedan. Esto supone varios aspectos.

- En primer lugar, la necesidad de q la sociedad se conciencie que el Maltrato Infantil es


una realidad más frecuente de lo que nos gustaría reconocer.
- En segundo lugar, tanto la sociedad como los profesionales vinculados directa e
indirectamente deben formarse al respecto, aprendiendo a reconocer los indicadores
de Maltrato. Esto también implica que conozcan sus responsabilidades como
ciudadanos y los dispositivos a los que pueden acudir para comunicar sus sospechas.
La notificación de la sospecha es el elemento clave para la activación de los recursos
que pueden garantizar, tras la evaluación de las evidencias, la integridad del niño y su
atención.
- En tercer lugar, y no por ello menos importante, es necesario capacitar a los padres
para el ejercicio de sus funciones de forma positiva y constructiva. En este sentido,
resultan fundamentales los programas de desarrollo de competencias parentales y las
Escuelas de Padres y Madres.

¿Qué es el Protocolo Básico de Intervención contra el Maltrato Infantil?

En respuesta a la recomendación realizada a España por el Comité de los Derechos del Niño de
Naciones Unidas en 2002 (10), el Pleno del Observatorio de la Infancia del entonces Ministerio
de Trabajo y Asuntos Sociales aprobó en 2007 un módulo de referencia para el desarrollo de
un Protocolo de actuación ante casos de maltrato infantil. Este documento básico se publicó
en 2008 y se difundió a todas las Comunidades Autónomas como referencia a la hora de
elaborar sus propios protocolos en su ámbito territorial, ya que las competencias al respecto
están transferidas a las Autonomías.

¿Cuáles son las fases del Protocolo?

Un protocolo de actuación en casos de maltrato infantil debe englobar medidas que garanticen
la coordinación de las actuaciones de las instituciones competentes respecto a la atención
global a las víctimas de maltrato infantil en las siguientes áreas básicas de intervención social,
indicadas por el Protocolo Básico de Intervención contra el Maltrato Infantil del Observatorio
de la Infancia:

1. Detección.
2. Notificación.

3. Evaluación.

4. Intervención y tratamiento.

5. Seguimiento.

A continuación, nos centraremos sobre las dos primeras (detección y notificación) en los
aspectos que afectan a la población en general y a los profesionales. En los anexos se
presentan, de forma resumida, los objetivos, validez y marco normativo del Protocolo Básico
de Intervención contra el Maltrato Infantil.

¿Qué es la detección?

La detección significa, “reconocer o identificar la existencia de una posible situación de


maltrato Infantil”. Este debe ser lo mayor precoz posible, y tiene que ser situaciones donde
exista maltrato y situaciones que puede llegar a producirse.

¿Qué relación hay entre detección y notificación?

La detección es la primera condición para poder intervenir en estos casos y dar ayuda a la
familia o niños que sufran, la notificación es una obligación del ciudadano, y de los
profesionales recogida vigentemente.

¿Cuáles son las fuentes de detección? ¿Quién puede detectar una situación de maltrato?

Puede llevarse a cabo por parte de:

- Población en general

- Profesionales que estén en contacto con el menor: servicios sociales, educadores…

¿Cuáles son los objetivos de la detección?

Identificar precozmente todos aquellos casos de niños, niñas y adolescentes que están
sufriendo una situación de desprotección o se encuentran en riesgo de sufrirla.

Formar, coordinar y tener una red de agentes sociales que realicen la función anteriormente
señalada, de manera coordinada y complementaria a los Servicios de Protección Infantil.

¿Por qué no se detectan las situaciones de maltrato?

Hay algunos factores relacionados con la detección del maltrato infantil, y que dificultan su
detección como las dificultades para diferenciarlas de las lesiones producidas de manera
accidental, y hay algunos impedimentos más frecuentes como argumentos para ayudar a
personas notificantes, que pasen a la acción.

El maltrato a los niños es un problema cuya importancia ha comenzado a ser reconocida


recientemente. El maltrato infantil incluye muchas tipologías.

El maltrato puede provocar lesiones físicas permanentes o incluso la muerte de un niño.


Pero en la mayoría de los casos lo que realmente hace daño al niño son la falta de afecto, los
insultos

El maltrato también puede causar serios daños en su personalidad. Los efectos negativos del
maltrato pueden durar años e incluso toda la vida.
No hay una causa única del maltrato infantil. Los padres/madres que abusan de sus hijos/as
son personas que se encuentran en situaciones sobre las que no tienen control.

¿Cómo se puede detectar una situación de maltrato?

La detección puede ser llevada a cabo por un ciudadano y, por otra, por un profesional de los
ámbitos específicos educativo, sanitario. resulta fundamental “que los profesionales tengan
conocimientos suficientes sobre signos, síntomas, pruebas complementarias, etc., que se
requieren para sospechar y establecer este diagnóstico, así como de indicadores que se
presentan en este problema”.

Los indicadores se refieren tanto a aspectos físicos y comportamentales tanto del niño como
del agresor /acompañante que pueden estar presentes en las diferentes modalidades de
maltrato.

¿Tengo que estar seguro/a de que existe una situación de maltrato para poder notificarla?

El profesional, al haber recibido formación específica al respecto, debe de estar más


familiarizado con las señales de maltrato que la población en general. Sin embargo, en ambos
casos, no es necesario tener la certeza del maltrato, basta con tener sospechas de que existe
una situación de riesgo para el niño

¿Cómo se puede detectar que un niño suele ser maltratado si no hay evidencias físicas en ese
momento?

No debemos limitarnos a la presencia o no de evidencias físicas. Esta idea preconcebida impide


la detección de otras formas de maltrato que son menos conocidas, implican consecuencias de
mayor gravedad

Las situaciones de Maltrato se pueden identificar a través de señales de carácter físico, pero
también emocional, pero no con ello siempre que lo haya hay maltrato, también puede ser por
otras cosas.

Los cambios injustificados y persistentes en la conducta del niño, en su forma de responder a


las situaciones, en su tono emocional, determinado tipo de comentarios y verbalizaciones
puede ser maltrato.

¿Cómo debo actuar con el niño, niña o adolescente si conozco una situación de maltrato
infantil?

A continuación, se presentan algunas pautas sobre cómo debe actuarse ante tales casos:

1. Hablar con el niño, niña, adolescente en privado, en un lugar tranquilo y confortable.

2. Sentarse cerca del niño o niña, no tras una mesa, y a poder ser adaptándose a su mundo
según la edad que tenga (por ejemplo, sentándose en una silla pequeña).

3. Tratar al niño o niña de forma cariñosa, manteniendo un contacto “no amenazante” si lo


permite.
4. Creer al niño o niña y tranquilizarle asegurando que confías en él. Expresiones como “siento
que esto te haya sucedido” pueden ser adecuadas.

5. Destacar al niño o niña que no es culpable del abuso, utilizando frases como “tú no tienes la
culpa de lo ocurrido”.

6. Hacer que se sienta orgulloso de haber pedido ayuda y de haberlo comunicado.

7. Decirle que es normal que tenga miedo y que esté preocupado.

8. Ser honesto y sincero. Decir la verdad, no hacer promesas que luego no se puedan cumplir.

9. Hablar con el niño o niña sobre posibles acciones futuras que puedan ser adoptadas por los
Servicios de Protección Infantil.

10. Ser positivo con el niño o niña, manifestando confianza en que todo irá bien, que saldrá
adelante...

11. Comunicar y notificar la situación a la familia, Servicios Sociales, Protección del Menor...

LA NOTIFICACIÓN

En general, y ésta es una de las peculiaridades de la intervención en el ámbito de los Servicios


Sociales, no es la persona que padece el problema (bien sea la víctima o el/la abusador/a)
quien hace evidente su situación, sino que ha de ser un agente externo a la propia familia
quien lo haga.

¿En qué consiste la notificación?

Notificar es transmitir o trasladar información sobre el supuesto caso de riesgo o maltrato


infantil, su familia, pero quien se encarga de verificarlo, son los servicios sociales.

¿Cuáles son los objetivos de la notificación?

1.Atender a toda persona, profesional o institución que desee informar sobre la posible
situación de riesgo o desprotección de una persona menor de 18 años.

2.Recoger información relevante para:

-Identificar a las personas relacionadas con el caso (niño, niña o adolescente, familia, persona
agresora, informante, etc.).

-Conocer cuál es la situación notificada y las particularidades esenciales ligada a la misma.

-Realizar una evaluación inicial de la severidad y determinar el proceso a seguir.

-Determinar si el caso es una situación de riesgo o desprotección infantil.

-Determinar si es un caso que debe ser atendido por la red de Servicios Sociales y derivar el
caso.

•Determinar si la problemática es de otra índole y corresponde ser abordada por otros


profesionales o debe ser remitido a otro servicio.
¿Es obligación de cualquier ciudadano notificar una situación de Maltrato Infantil?

Sí. La responsabilidad de garantizar el bienestar de los niños es de todos los ciudadanos y del
conjunto de la sociedad. Los profesionales de los Servicios de Protección necesitan la
colaboración de toda la sociedad para identificar a los niños que pueden estar sufriendo malos
tratos. Las obligaciones de los ciudadanos son:

1. “Toda persona o autoridad, y especialmente aquellos que por su profesión o función,

detecten una situación de riesgo o posible desamparo de un menor, lo comunicarán a la

autoridad o sus agentes más próximos, sin perjuicio de prestarle el auxilio inmediato que

precise.

2. Cualquier persona o autoridad que tenga conocimiento de que un menor no está

escolarizado o no asiste al centro escolar de forma habitual y sin justificación, durante el

período obligatorio, deberá ponerlo en conocimiento de las autoridades públicas

competentes, que adoptarán las medidas necesarias para su escolarización.

3. Las autoridades y las personas que por su profesión o función conozcan el caso actuarán

con la debida reserva. En las actuaciones se evitará toda interferencia innecesaria en la

vida del menor”.

La ley de enjuiciamiento criminal dice:

“Los que por razón de sus cargos, profesiones u oficios tuvieren noticia de algún delito público,
estarán obligados a denunciarlo inmediatamente al Ministerio Fiscal, al Tribunal Competente,
al Juez de instrucción y, en su defecto, al municipal o al funcionario de policía más próximo al
sitio, si se tratare de un delito flagrante”.

¿Notificar es lo mismo que denunciar?

No. La notificación no supone una denuncia respecto al posible maltratador. Es poner en


conocimiento de las autoridades competentes nuestras sospechas.

¿Por qué es importante la notificación?

1. Hay padres y madres maltratantes que no son conscientes de estar haciendo algo

malo o inadecuado con sus hijos

2. Otros en cambio sí son conscientes de que su comportamiento es dañino para sus hijos/as,
por lo que tienen grandes sentimientos de culpa por temor a ser considerados “malos padres”,

3. Los niños, niñas y adolescentes objeto de malos tratos, tampoco suelen pedir ayuda. Tienen
vergüenza, sentimientos de culpa..

4. Es difícil que los miembros de la familia soliciten ayuda porque por un lado, no creen que lo
necesitan y por otro, los sentimientos implicados son muy intensos, el nivel de sufrimiento es
elevado
5. Sin embargo, los Servicios Sociales no van a poder poner en marcha ningún programa,
servicio o ayuda a estas familias a menos que un ciudadano les informe de sus sospechas.

¿Es necesario que el informante se identifique? ¿Puede hacerse de forma anónima?

En la mayor parte de las ocasiones se solicitará al informante que aporte sus datos, pero los
datos de la persona que informa serán sólo registrados y conocidos por los dispositivos que
necesiten conocerlos, pero no por el posible maltratador.

Los datos que se pueden notificar en el momento de notificación son:

• Datos del menor.

• Datos del informante.

• Datos del caso

¿Qué otra información es relevante y me pueden pedir?

Hay que tener en cuenta que con el proceso de notificación pretende recabar la mayor
información posible sobre el caso para actuar en consecuencia. En relación a la necesidad de
colaboración por parte del ciudadano o profesional y con la intención de que pueda preparar
la entrevista, consideramos que es fundamental que conozca las más que probables preguntas
respecto a las que tendrá que aportar información.

Información relativa al niño, niña o adolescente:

a) Nombre, sexo, edad, fecha de nacimiento, dirección y número de teléfono.

b) Localización actual (lugar en el que se encuentra en el momento de realizar la notificación).

c) Estado actual (p.ej., si se encuentra solo en la casa o en la calle, si ha sufrido algún daño o
existe riesgo de que lo sufra, si necesita atención médica).

d) Indicadores de desprotección observados/conocidos: indicadores físicos y


comportamentales en el niño e indicadores comportamentales en los padres/tutores.
Duración de los indicadores y variaciones observadas en su frecuencia e intensidad.

e) Incidentes maltrato/abandonos ocurridos en el pasado de los que el informante tenga


conocimiento.

f) Otra información que el informante considere importante (p.ej., características de


vulnerabilidad del niño)

Información sobre la presunta persona agresora o abusadora:

a) Relación con el niño (p.ej., padre, madre, otro pariente, conocido de la familia,

vecino, profesional).

b) Nombre, edad, dirección y teléfono donde pueda ser localizado.

c) Acceso del presunto abusador al niño (p.ej., ¿está el niño con el presunto abusador?, ¿tiene
este último acceso libre al niño?, ¿hay algún otro adulto presente que pueda proteger al
niño?).
Información relativa a la familia:

a) Nombre, dirección y teléfono donde localizar a los padres.

b) Composición familiar

c) Hermanos del niño u otras personas menores de edad que viven en el hogar y que pueden
ser víctimas de maltrato/abandono.

d) Conocimiento por parte de los padres de la realización de la notificación.

e) Características incapacitantes/peligrosas en los padres: abuso de drogas o alcohol,


incapacidad o enfermedad física grave, aislamiento social, retraso o enfermedad mental,
agresividad.

Información relativa a la persona que realiza la notificación

a) Nombre, dirección y teléfono.

b) Relación con el niño y/o su familia, y ámbito profesional al que pertenece (en su caso).

c) Disponibilidad para cooperar en el proceso de investigación si fuera necesario.

d) Fuente de información que tiene el informante (si conoce personalmente la situación que
notifica o a través de otras personas).

e) Motivación del informante al realizar la notificación (si es posible evaluarlo).

Pero como hemos dicho antes pueden ser anónimas si quiere.

Información sobre el posible agresor:

a) Relación con el niño (p.ej., padre, madre, otro pariente, conocido de la familia,

vecino, profesional).

b) Nombre, edad, dirección y teléfono donde pueda ser encontrado.

c) Acceso del abusador al niño (p.ej., ¿está el niño con el presunto

abusador?, ¿tiene este último acceso libre al niño?, ¿hay algún otro adulto presente

que pueda proteger al niño?).

Información relativa a la persona que realiza la notificación:

a) Nombre, dirección y teléfono.

b) Relación con el niño y/o su familia, y en que trabaja(en su

caso).

c) Si está disponible para ayudar en el proceso de investigación.

d) Información que tiene el informante (si conoce personalmente la

situación que notifica o a través de otras personas).

e) Motivación del informante al realizar la notificación.


Sin embargo, tal y como apuntábamos en apartados anteriores, las notificaciones

pueden ser anónimas si el notificante así lo desea.

a) Acciones para resolver la situación y resultado de las mismas.

b) Otras personas que puedan informar sobre el niño y su familia.

¿Dónde y a quién se avisa?

Debe de avisar a través de los Servicios Sociales Municipales.

Hay varias formas de hacerlo:

Servicios Sociales BÁSICOS O DE ATENCIÓN PRIMARIA (municipales)directamente de los


Servicios Sociales del ámbito laboral en que desarrolla la actividad el profesional que lo
detectó.

Servicios ESPECIALIZADOS en Protección de Menores que requieran medidas urgentes. Juez de


Guardia en los casos que por Ley necesita la comunicación a través de un parte de lesiones o
en circunstancias en las que no se pueda contactar con los Servicios Sociales con competencias
en materia de protección de la Comunidad Autónoma. En caso de tener que asistir al Juzgado
de Guardia puede realizarse denunciando ante los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado.

Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado: Servicio de Atención a las Familias (SAF) de la
Policía Nacional. Equipo de Atención a la Mujer y el Menor (EMUME) de la Guardia Civil.

Otras alternativas: Teléfono del Menor de la Fundación ANAR.

Teléfono de Ayuda a Niños y Adolescentes: 900 20 20 10.

Teléfono de Ayuda del Adulto y la Familia: 600 50 51 52.

www.fundacionanar.org

Asociaciones miembro de la Federación de Asociaciones para la Prevención del Maltrato


Infantil (FAPMI):

En caso de no saber cómo actuar, se puede contactar con las entidades federadas en cada
CCAA, que podrán notificar a los interesados de dónde procede la notificación. Salvo la
Asociación Murciana de Apoyo para la Infancia Maltratada (AMAIM), no gestionan el aviso, ya
que cada ciudadano tiene la obligación de avisar.

Asociación Catalana para la Infancia Maltratada (ACIM).

Sí aviso, ¿le quitarán el hijo a la familia?, ¿separarán al maltratador de la familia?

No. El aviso es el primer paso para que se pongan en marcha los recursos de protección
necesarios. Dejamos actuar a los servicios especializados. La separación de algún familiar es
una decisión que se toma dependiendo de la evaluación del caso y si resulta necesario para
salvar la integridad física y/o psicológica del niño y del resto de la familia.
¿Sirve para algo?

Sí. Estos niños y adolescentes no pueden recibir ayuda a no ser que sean identificados y
conocidos por los Servicios de Protección Infantil anteriormente. Y para eso es importante
avisar. Si el caso no se notifica, el niño seguirá estando en una situación de riesgo.

¿Cuál es el proceso de notificación?

Siguiendo el Protocolo Básico de Intervención contra el Maltrato Infantil del Observatorio de la


Infancia existen dos modalidades: (tabla

La primera condición requerida para que un niño, niña o adolescente en situación de


desprotección pueda ser protegido y él y su familia reciban la ayuda que necesitan es que
alguien se percate de que se está produciendo esa situación de desprotección. En general, y
ésta es una de las peculiaridades de la intervención en protección infantil que la diferencia de
otras intervenciones en el ámbito de los Servicios Sociales, no es la persona que padece el
problema (bien sea la víctima o la persona abusadora) quien hace evidente su situación y
solicita ayuda o protección, sino que ha de ser un agente externo o la propia familia quien lo
haga.

La mayoría de los casos de maltrato infantil no son detectados directamente por los propios
Servicios Sociales, sino que normalmente las notificaciones proceden de particulares y
profesionales que mantienen contacto habitual o frecuente con la familia y conocen su
situación.

Los casos detectados y notificados suelen ser generalmente los más graves y evidentes (por
ejemplo, casos de maltrato o abandono físico severo). Sin embargo, se mantienen en
anonimato otras situaciones que requieren igualmente la intervención de los Servicios Sociales
y que pueden considerarse tan severas y dañinas para la salud del niño, niña y adolescente
como las anteriores.

Esta situación requiere ser corregida en un esfuerzo común, dado que a medida que el
maltrato se cronifica y el niño, niña o adolescente pasa más tiempo sufriendo el problema, las
posibilidades de recuperación del daño sufrido disminuyen, aumentando la probabilidad de
que las secuelas negativas de haber vivido con una problemática de estas características se
conviertan en permanentes. De esta forma su futuro se vería gravemente comprometido.

Debemos diferenciar dos tipos de procesos según qué tipo de caso tenemos al frente y a quién
sería necesario notificarlo. Por ello, encontramos:

- Si se sospecha sobre maltrato infantil, se ha de avisar a los Servicios Sociales, fuerzas


de seguridad del estado o juzgado de guardia además de diferenciar si es en el ámbito
educativo, sanitario...

Los profesionales, valorarán el grado de gravedad para saber si puede solucionarse desde una
atención primaria o se deberá derivar al Servicio especializado de menores.

- Cuando se sospecha o se sabe que está ocurriendo un caso donde el menor está en
peligro tanto por salud como en peligro y no hay ningún familiar o figura de apego que
pueda hacerse cargo, es cuando se considera una situación urgente. Es cuando, hay
que avisar al Servicio especializado de menores, llamando o de manera presencial a las
fuerzas de seguridad del estado o el juzgado de guardia de la población asignado.

Igualmente encontramos diferentes protocolos de actuación en diferenciación de los casos


que pueden existir sobre quién y cómo se ha de actuar en ambos grados de riesgo de
desprotección.

Por desgracia, no todos los casos de sospecha o evidencia son notificados, por lo que ponernos
en ese contexto ayudará y fomentará a tomar acción sobre ello. No debemos dejar de actuar
por:

- Creencia supuesta de que no van a atender adecuadamente aquellos servicios


encargados por anteriores situaciones, ya que tienen sus protocolos de actuación y en
uno de ellos entra la confidencialidad.

- El miedo a equivocarse ante posibles lesiones por no saber cómo se han producido,
pero es obligatorio notificarlo para que los servicios se encarguen.

- Confundir un Parte de lesiones con denunciar, hasta que no se verifique que existe
maltrato; el proceso de denuncia no da pie al comienzo de una siguiente fase.

- No creer en que realmente se puede ayudar a esa situación. Es incierto saber cómo
acabaría la situación, pero no notificar es seguro que nada ayuda ni adelanta.

- Temor a que no se pueda verificar la sospecha y los padres demanden judicialmente


como una acusación falsa y, aun así, los servicios de protección infantil también deben
proteger y ayudar legalmente al notificante aun cuando no es confirmado lo
notificado.

- Temor a ser agredidos, normalmente no suele pasar de unos gritos.

- Temor a que haya una respuesta agresiva hacia el niño, pero hay un procedimiento
destinado a su protección.

- Creencia a no meterse en la vida de los demás, pero si hay sospecha hay que tomar
acción para que sean los servicios de atención quienes valoren la situación.

- Dejar pasar por creencias culturales y de igual manera son los servicios quienes
deciden los límites que marcan realmente una desprotección infantil.
- Dejarse llevar por los estatus sociales o económicos pensando así que una persona con
un buen puesto de trabajo no llegaría a maltratar o abusar de un niño ya que esa no es
la diferencia entre un maltratador y alguien que no.

- Temor al cambio de comportamiento entre conocidos, pero la balanza claramente está


hacia la ayuda que recibirá el menor.

Hablemos de la cifra de notificaciones en España, aunque no haya una cifra exacta estimada,
hay un registro que ayuda a saber con algo más de precisión de los datos existentes; se llama
RUMI (Registro Unificado de casos de Maltrato Infantil) y cuentan aquellos casos confirmados
y modalidades de maltrato.

En los últimos años se ha podido sonsacar también, la falta de concienciación en la ciudadanía


para la notificación del maltrato infantil y por desconocimiento, los pasos a seguir adecuados
para hacerlo. Este desconocimiento es aplicable también a los propios niños, niñas y
adolescentes, que no saben a dónde acudir cuando precisan ayuda.

Por lo que esto nos lleva a considerar el largo camino que aún queda por recorrer para
informar al conjunto de ciudadanos y especialmente a los profesionales que trabajan directa e

indirectamente con niños, niñas y adolescentes para motivarles a hacerlo y sensibilizarles de la


realidad del maltrato infantil.

Así pues, hablaremos de qué sucede después de la notificación:

- No se constata el maltrato ni se identifican otros factores de riesgo: se archivará el


caso, comunicando a la persona o institución que notificó el caso los motivos del cierre
del mismo.

- No se constata el maltrato, pero sí la existencia de otros factores de riesgo: se


adoptará la medida de protección que más convenga. Esta intervención se hará de
forma coordinada con los equipos y/o departamentos de orientación y el pediatra de
atención primaria.
 Se constata una situación de maltrato leve o moderado: se activarán una serie de
medidas específicas en función de los distintos ámbitos implicados.
 Se constata una situación de maltrato grave: se procederá de la misma forma que en el
caso anterior.

Sabiendo que pasos seguir, debemos saber identificar:

Consideraciones previas:

• Los indicadores son pistas que te pueden ayudar a descubrir lo que le pasa al niño o niña.

• Los indicadores no sólo son señales físicas, pueden ser también conductas y sentimientos.

• Un solo indicador no constituye sospecha de maltrato, pero debe hacernos estar alerta.
Maltrato físico hacia el menor:

Magulladuras o moratones: En rostro, labios o boca: en diferentes fases de cicatrización: en


zonas extensas del torso, espalda, nalgas o muslos: con formas no normales, agrupadas o
como señal o marca del objeto con el que han sido infligidos: en varias áreas diferentes,
indicando que ha sido golpeado de distintas direcciones.

Quemaduras: Quemaduras que cubren toda la superficie de las manos (como un guante) o de
los pies (como un calcetín) o en formas de buñuelo en nalgas o genitales, indicativos de
inmersión en líquido caliente; en brazos, piernas, cuello o torso provocadas por haber estado
atado fuertemente con cuerdas; quemaduras que dejan una señal claramente definida
(plancha, parrilla etc.).

Fracturas: En el cráneo, nariz o mandíbula; fracturas en espiral de los huesos largos (brazos,
piernas); en diversas fases de cicatrización; fracturas múltiples; cualquier fractura en un niño
menor de dos años.

Lesiones internas.

Heridas o raspaduras en la boca, labios, encías u ojos; en los genitales externos; en la parte
posterior de los brazos, piernas o torso.

Cortes o pinchazos.

Señales de mordeduras humanas, especialmente cuando parecen ser de adulto o reiteradas.

Señales de asfixia o ahogamiento.

Conducta del menor:

• Cauteloso con respecto al contacto físico con los adultos.

• Se muestra aprensivo cuando otros niños lloran.

• Muestra conductas extremas (ej.: agresividad o rechazos extremos).

• Parece tener miedo a sus padres, de ir a casa, o llora cuando terminan las clases y

tiene que irse de la escuela o guardería.


• Dice que su padre o madre le ha causado alguna lesión.

Conducta del adulto o cuidador:

• Utiliza una disciplina severa, impropia para la edad del niño o niña.

• No da ninguna explicación con respecto a la lesión del niño/a o éstas son ilógicas, no
convincentes o contradictorias.

• Parece no preocuparse por el niño.

• Percibe a la niña o el niño de manera negativa.

• Abusa del alcohol u otras drogas.

• Intenta ocultar la lesión del niño o proteger la identidad de la persona responsable de ésta.

En caso de abandono o negligencia física:

Indicadores físicos en el menor:

 Ha sido abandonado.
 Retraso de crecimiento y desarrollo. Malnutrición, raquitismo.
 Falta de higiene, uñas sucias y largas, cabello largo, sucio, mal cortado, vestido
inadecuado para la época del año, sucio, roto.
 Caries, flemones, pérdida de algún diente.
 Intoxicaciones o traumatismos accidentales por escasa supervisión de sus
progenitores, visitas repetidas a urgencias del hospital, historia de ingresos.
 Retraso la adquisición de logros madurativos y problemas de aprendizaje.
 Infecciones recurrentes.
 Cansancio inapropiado para su edad y apatía.
 Permanencia prolongada fuera del hogar cuando es preescolar, escolar o adolescente.

Conducta del menor:

 Participa en acciones delictivas (vandalismo, prostitución, drogas y alcohol etc..).


 Pide o roba comida.
 Raras veces asiste a la escuela.
 Se suele quedar dormido en clase.
 Llega muy temprano a la escuela y se va muy tarde.
 Dice que no hay nadie que le cuide.
 Tendencia a la apatía, somnolencia y tristeza.
 Agresividad y autoagresión.
 Conductas dirigidas a llamar la atención.
 Abuso de drogas y/o alcohol.
 Frecuente ausencia del hogar. Promiscuidad, prostitución, proxenetismo, delincuencia.
Conducta del adulto o cuidador:

 Abuso de drogas o alcohol.


 La vida en el hogar es caótica.
 Muestra evidencias de apatía o nulidad.
 Está mentalmente enfermo o tiene bajo nivel intelectual. Tiene una enfermedad
crónica.
 Fue objeto de negligencia en su infancia
 Los padres no presentan el aspecto de abandono de sus hijos.
 Poca supervisión y vigilancia.
 Falta de vacunaciones. Despreocupación por las enfermedades de su hijo.
Incumplimiento de tratamientos médicos.
 Exceso de vida social y profesional.
 Compensa con bienes materiales la falta de cuidado general.

En cuanto a maltrato y abandono emocional:

Indicadores físicos en el menor:

 Perturbación del lenguaje.


 Retrasos en el desarrollo físico, inmadurez en relación con su grupo de edad.
 Trastornos alimentarios, anorexia, bulimia.
 Trastornos psicosomáticos, cefaleas, dolores abdominales.

Conducta del menor:

 Inhibición en el juego.
 Parece excesivamente complaciente, pasivo, nada exigente.
 Es extremadamente agresivo, exigente o rabioso.
 Muestra conductas extremadamente adaptativas que son o bien demasiado de
“adultos” (ej.; hacer el papel de padre o madre de otros niños) o demasiado infantiles
(ej.; mecerse constantemente, chuparse el pulgar, eneuresis...).
 Intentos de suicidio.
 Retrasos en desarrollo emocional e intelectual.
 Apatía en las relaciones con sus padres.
 Carácter asustadizo, tímido, pasivo, o por el contrario agresivo o negativista.

Conducta del adulto o cuidador:

 Culpa o desprecia al niño o niña.


 Es frío o muestra rechazo hacia el niño.
 Negación del afecto. Ausencia de señales afectivas.
 Trata de manera desigual a los hermanos.
 Parece despreocuparse por los problemas del niño.
 Sobre exigencia. Exige al niño por encima de sus límites.
 Tolera todos los comportamientos del niño sin poner límite alguno.
En cuanto a abuso sexual:

Indicadores físicos en el menor:

 Dificultad para andar y sentarse.


 Ropa interior rasgada, manchada o ensangrentada.
 Se queja de dolor o picor en la zona genital.
 Contusiones o sangrado en los genitales externos, zona vaginal o anal.
 Tiene una enfermedad venérea.
 Tiene semen en la boca, genitales o en la ropa.
 Embarazo (especialmente al inicio de la adolescencia).
 Hematomas, escoriaciones en cara interna del muslo.
 Ano dilatado, enrojecido, desgarros.
 Lesiones o desgarros en la vulva, hinchadas, enrojecida.
 Cuerpo extraño en vagina o el recto.

Conductas del menor:

 Reservado/a, rechazante o con fantasías o conductas infantiles. Puede parecer


retrasado.
 Tiene escasas relaciones con sus compañeros
 No quiere cambiarse de ropa para hacer Educación Física o pone dificultades para
participar en actividades físicas.
 Comete acciones delictivas o se fuga.
 Manifiesta conductas o conocimientos sexuales extraños, sofisticados o inusuales,
intenta que otros niños realicen actos sexuales.
 Dice que ha sido atacado por un padre o cuidador.
 Masturbación en lugares públicos, prostitución, promiscuidad.
 Baja autoestima.
 Terrores nocturnos. Tiene miedo de ciertas personas y lugares.

¿Cómo detectar una situación?

Lo primero es que alguien se percate sobre la situación que ese niño está viviendo, y ha de ser
una persona externa o la familia, quien haga evidente la situación y solicite ayuda o
protección. La mayoría de los casos no son vistos por los Servicios Sociales, sino por externos y
profesionales, los cuales mantienen una relación un contacto con la familia y conocen la
situación.

Los casos detectados suelen ser los más graves, sin embargo, se mantienen en anonimato
algunas que también requieren la intervención de servicios sociales y son igual de dañinas para
la salud del niño o adolescente.

Este maltrato hay que observarlo en cuánto antes, ya que, si no lo hacemos el niño las
posibilidades de recuperar el daño sufrido disminuyen, y aumenta la probabilidad de secuelas
negativas.
¿Cuáles son los objetivos de la notificación?

1. Atender a toda persona, profesional o institución que desee informar sobre la posible
situación de riesgo o desprotección de una persona menor de 18 años.
2. Recoger información relevante para:
- Identificar a las personas relacionadas con el caso (niño, niña o adolescente, familia,
persona agresora, informante, etc.).
- Conocer cuál es la situación notificada y las particularidades esenciales ligada a la
misma.
- Realizar una evaluación inicial de la severidad y determinar el proceso a seguir.
- Determinar si el caso es una situación de riesgo o desprotección infantil.
- Determinar si es un caso que debe ser atendido por la red de Servicios Sociales y
derivar el caso.
 Determinar si la problemática es de otra índole y corresponde ser abordada por otros

profesionales o debe ser remitido a otro servicio.

¿Es obligación de cualquier ciudadano notificar una situación de Maltrato Infantil?

Sí. La responsabilidad de garantizar el bienestar de los niños es de todos los ciudadanos y del
conjunto de la sociedad. Los profesionales de los Servicios de Protección necesitan la
colaboración de toda la sociedad para identificar a los niños que pueden estar sufriendo malos
tratos. Las obligaciones de los ciudadanos son:

1. “Toda persona o autoridad, y especialmente aquellos que por su profesión o función,

detecten una situación de riesgo o posible desamparo de un menor, lo comunicarán a la

autoridad o sus agentes más próximos, sin perjuicio de prestarle el auxilio inmediato que

precise.

2. Cualquier persona o autoridad que tenga conocimiento de que un menor no está

escolarizado o no asiste al centro escolar de forma habitual y sin justificación, durante el

período obligatorio, deberá ponerlo en conocimiento de las autoridades públicas

competentes, que adoptarán las medidas necesarias para su escolarización.

3. Las autoridades y las personas que por su profesión o función conozcan el caso actuarán

con la debida reserva. En las actuaciones se evitará toda interferencia innecesaria en la

vida del menor”.

La ley de enjuiciamiento criminal dice:


“Los que por razón de sus cargos, profesiones u oficios tuvieren noticia de algún delito público,
estarán obligados a denunciarlo inmediatamente al Ministerio Fiscal, al Tribunal Competente,
al Juez de instrucción y, en su defecto, al municipal o al funcionario de policía más próximo al
sitio, si se tratare de un delito flagrante”.

INDICADORES FÍSICOS EN EL NIÑO

 Dificultad para andar y sentarse.


 Ropa interior rasgada, manchada o ensangrentada.
 Se queja de dolor o picor en la zona genital.
 Contusiones o sangrado en los genitales externos, zona vaginal o anal.
 Tiene una enfermedad venérea.
 Tiene semen en la boca, genitales o en la ropa.
 Embarazo (especialmente al inicio de la adolescencia).
 Hematomas, escoriaciones en cara interna del muslo.
 Ano dilatado, enrojecido, desgarros.
 Lesiones o desgarros en la vulva, hinchadas, enrojecidas.
 Cuerpo extraño en vagina o el recto

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