PREGUNTAS 2 y 3

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2.

Según la Agencia Internacional de Energía (AIE), la demanda del petróleo durante el año 2020 caerá a razón de 9.3
millones de barriles diarios, situación que ha generado el histórico negativo en su precio. Por otro lado, la reducción
de la demanda asiática de hidrocarburos, unido al desplome de las demandas nacionales de electricidad y la
dificultad en el acceso al financiamiento para el sector energético, puso en jaque la tradicional administración de
energía en aquellos países de la región con matriz energética dependiente de los recursos fósiles. A pesar de que los
efectos son diferenciados de acuerdo con la realidad económica y política de cada país y sus estrategias para
enfrentar la pandemia, existe un impacto significativo en los países más dependientes de los hidrocarburos y con su
matriz energética poco diversificada.

Además del déficit económico que perciben las empresas generadoras y las cadenas de consumo eléctrico, América
Latina sufre las postergaciones de nuevos proyectos energéticos, incluidos los que incumben energías renovables.
Esta situación se refleja en el retraso de subastas, la austeridad monetaria para el financiamiento de proyectos a
corto plazo, la priorización de las inversiones en salud y las modificaciones de los contratos PPA (debido a la
devaluación de las monedas locales). Asimismo, se debe considerar que el despliegue de proyectos estará sujeto a:
las políticas de reactivación económica, la fecha de reanudación de actividades productivas, la facilidad que se
otorguen a los procesos de importación tecnológica y los trámites para la continuación de proyectos.

 El 78% de la energía instalada mundialmente durante el 2019 fue renovable, con una participación del 90%
de fuentes solares y eólicas (Noticias ONU, 2020).
 A nivel de servicios públicos, la energía proveniente de recursos fotovoltaicos disminuyó en un 82% de su
costo (Paredes, 2020).
 Según IRENA, mantener las centrales térmicas y de carbón sería 1200 GW más costoso que el
mantenimiento de centrales fotovoltaicas.
 Si se reemplazan los 500 GW de carbón instalado por fuentes renovables, se reducirían los costos del sistema
energético hasta en US$ 23 millones anuales y disminuiría 1.8 Gt de emisiones (5% del total de emisiones del
2019).

Si bien es cierto que el actual contexto puede desacelerar el desarrollo de proyectos de energías renovables, son
estos los más competitivos y atractivos para los mercados porque proporcionan mayor certidumbre a largo plazo en
comparación con las fuentes fósiles. Entonces, si los gobiernos incluyen a las energías renovables dentro de sus
planes de reactivación económica, aseguran una recuperación a corto y mediano plazo acorde con el proceso de
transición energética. Además, se benefician de una fuente de empleo intensiva gracias al carácter descentralizado
de las energías renovables, con menores costos por concepto de reactivación energética y mantenimiento, e
independización del sistema energético con la finalidad de afrontar los efectos de la crisis de hidrocarburos.

“Según un nuevo estudio de la agencia de la ONU para el medio ambiente, la caída de los precios del petróleo
representa una oportunidad para lograr una recuperación más verde pos-COVID-19. La tendencia hacia las energías
renovables continúa en aumento y se necesita más impulso para reducir emisiones y alcanzar los objetivos del
Acuerdo de París.”

3.

Actualmente la generación eléctrica del Perú es de 43% GN, 48% agua, 4% diesel/residual/carbon y un 5% RER no
convencional. Se ha identificado 97 megaproyectos en el sector electricidad para el periodo 2022-2028, con un
compromiso de ejecución por US$ 14.850 millones. Es importante señalar que 89 de dichos proyectos corresponden
a fuentes de energía convencionales. Entre ellos, 56 proyectos se desarrollarán en centrales hidroeléctricas, seguido
de 20 proyectos entre enlace y línea de transmisión, cuatro en electrificación rural y dos centrales termoeléctricas.

Destaca la baja inversión en energías renovable no convencionales presentes en cinco centrales solares y tres
centrales eólicas que representan US$ 930 millones, vale decir el 6,3% de la inversión total.

Esto demuestra que el Perú no llegaría a cumplir a un 20% para el 2030, salvo se aprueben algunos proyectos que se
encuentran en desarrollo con estudios aprobados pero que no tienen concesión para su inversión y posterior
construcción.

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