Deontología y Antropología GPS Tema 5
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ANTROPOLOGÍA
5
ÉTICAS DEL S. XX.
HACIA LA ÉTICA
APLICADA
Deontología y Antropología
ÍNDICE
OBJETIVOS ...............................................................................................3
INTRODUCCIÓN ........................................................................................4
5.1. Algunas éticas posteriores al formalismo kantiano...........................5
5.1.1. Marx y la “praxis liberadora”.............................................................6
5.1.2. Nietzsche y la moral de señores ......................................................7
5.1.3. Bergson y la acción como impulso creador .................................... 10
5.1.4. Jean Paul Sartre y la libertad del existir ......................................... 11
5.2. El principio de responsabilidad en la ética ....................................... 13
5.2.1. Weber: convicción y responsabilidad ............................................. 14
5.2.2. Hans Jonas: El principio de responsabilidad .................................. 14
5.3. Otras éticas emergentes en el siglo .................................................. 18
5.3.1. John Rawls y el principio de la justicia ........................................... 18
5.3.2. Karl Otto Apel y Jürgen Habermas: ética dialógica ........................ 19
5.3.3. Alasdair MacIntyre y la ética de la virtud ........................................ 22
RESUMEN ................................................................................................ 25
REFERENCIAS ........................................................................................ 27
OBJETIVOS
• Indagar otras formas de moralidad que surgieron a través del siglo XX,
como el movimiento espiritualista francés o el existencialista.
INTRODUCCIÓN
En los siglos XIX y XX, se dieron una serie de trayectorias éticas que se
centraron en los problemas sociales típicos del momento, además de ofrecer
una crítica al formalismo ético anterior. Así surgieron el marxismo y la ética de
Nietzsche. Los veremos sucintamente.
Veremos también más adelante, las corrientes y modelos éticos que van
surgiendo en el ámbito de las distintas modalidades de ética aplicada y
deontologías profesionales.
Otra crítica sui generis fue la de Max Scheler, con su ética material de los
valores, en el marco de la fenomenología. Este autor lo veremos más
adelante, en el análisis de la axiología.
Más adelante, en el siglo XX, tuvieron una importancia notable los autores del
llamado movimiento espiritualista francés: Marcel, Blondel, y sobre todo
Bergson. No se presentan como opositores directos a la ética kantiana pero,
sobre todo Bergson, presenta en su obra: las dos fuentes de la moral y la
religión, una pretensión de salir del marco del formalismo hacia una ética más
realista.
Para Marx la moral tiene apellidos: hay una moral capitalista y otra
proletaria. La moral en la sociedad capitalista cumple toda forma de la
superestructura ideológica, una función social, sancionando las relaciones y
condiciones de existencia de acuerdo con los intereses de la clase social
dominante. Frente a ella, Marx aboga por una moral esencialmente
“revolucionaria” que persiga la abolición de esta situación degradante de
explotadores y explotados mediante la lucha de clases, pues de nuevo la
praxis y no la teoría –el sistema intelectual- es la única capaz de transformar
las estructuras sociales.
Ahora bien, la moral proletaria es la moral de una clase social que está
destinada históricamente a abolirse como clase (en la sociedad comunista
perfectamente realizada ya no existirán clases diferenciadas y contrapuestas);
por ello, esta moral prepara el tránsito a una moral universal, válida para
toda la sociedad, y verdaderamente humana.
Sus obras más importantes para la ética son: La gaya ciencia; Así habló
Zarathustra; Más allá del bien y del mal; La genealogía de la moral; y, su
obra póstuma, La voluntad de poder. Todas ellas con algún contenido crítico a
la moral; aunque más expresamente las que se refieren a este tema en el
propio título.
Para Nietzsche no hay valores objetivos dado que “Dios ha muerto”, no hay
Dios para fundarlos. El hombre es el creador de los valores morales.
Puede decirse que Nietzsche participa del subjetivismo pero no de orden
formal, como sostuviera Kant, sino de orden axiológico.
De esta manera, con la teoría del impulso vital y la moral abierta y creadora
de nuevos horizontes para la humanidad, se reivindican de nuevo las
aspiraciones legítimas como la forma más adecuada para el progreso
moral. Se incentivan así unos máximos morales de orden universal, pero que
se postulan como orientación fundamental en la vida.
Supuso una apertura de miras, un nuevo horizonte para la ética. Se inició así,
la reivindicación de una ética objetiva, una ética de máximos, centrada en
logros vitales para la humanidad. Una mirada positiva al hombre y a sus
posibilidades morales es lo que supuso la ética de Bergson.
Otras versiones éticas relevantes, del s. XX, las hemos visto en temas
anteriores, como la corriente neopositivista, dentro de la tradición empirista
emotivista; o la ética discursiva, derivada del normativismo. Veremos más
adelante la ética material de los valores, de Scheler, en el capítulo dedicado a
la axiología.
▪ Que quien actúa lo ha hecho con libertad, es decir, admitir que esa
acción podría no haberse realizado, o haberse realizado de otra
manera distinta. Se alude aquí al principio de la acción.
M. Weber (1864-1920) fue un pensador que introdujo esta distinción entre dos
posibles orientaciones morales. La ética de la convicción: actuar de acuerdo
con principios y valores moralmente buenos, pero desentendiéndose de
las posibles consecuencias de sus actos. Cuando estas consecuencias son
negativas, quien obra por pura convicción suele encontrar justificaciones que
se asocian a la rectitud de intención, y que lo eximen de responsabilidad.
Weber entendió esta distinción como dos “tipos ideales”, es decir, dos for-
mas opuestas pero complementarias de orientarse al actuar moralmente.
Pero ni la ética de la convicción puede desentenderse del todo de las con-
secuencias de las acciones, ni la ética de la responsabilidad ignorar por
completo los principios y valores que nos mueven a actuar. Cuando alguien
solo actúa en función de principios suele incurrir en cierto rigorismo moral;
cuando alguien solo se fija en las consecuencias de sus actos, sin atender a
los principios, corre el peligro de obrar sin escrúpulos. Ambas vertientes de la
acción deben, pues, complementarse y corregir así los excesos.
Jonas era judío, con gran sentido religioso, de nacionalidad alemana. Tuvo
que sufrir el exilio, primero a Inglaterra y luego a Israel, Canadá, y Estados
Unidos.
Pero, y eso es lo más importante, quiere ser una "ética del futuro", lo que
no quiere decir una ética "en" el futuro, concebida para que algún día la lleven
a cabo nuestros descendientes, sino una ética que -desde hoy- se preocupa
por el futuro y trata de protegerlo. Mañana puede ser tarde y los optimistas
-o los utópicos- tal vez no se dan cuenta.
Además de las corrientes éticas señaladas, han sido muy variadas las formas
éticas que se han ido desarrollando durante las últimas décadas del siglo XX
y que siguen vigentes en la actualidad. Nos referiremos brevemente a
algunas de más relevancia en el ámbito social, como por ejemplo las
llamadas éticas procedimentales, como la ética de la justicia de Rawls y
la ética discursiva de Apel y Habermas. En otro terreno, con prevalencia de
la condición ética individual, nos encontramos con la ética de la virtud de
MacIntyre, que entroncando con la ética clásica se ofrece como contrapunto
a las anteriores.
Las éticas procedimentales surgen a mediados del siglo XX, en los años
setenta. Buscan un fundamento normativo de carácter universal, por lo que
puede decirse que son deontológicas, al modo kantiano, pero esa
normatividad no se inscribe en el ámbito individual sino que ha de
estipularse por diálogo y consenso entre los miembros de una sociedad o
un ámbito social, y desde procedimientos racionales.
Estos autores, así como las direcciones éticas que presentan, son
depositarios de algunas corrientes de pensamiento y movimientos sociales
que fueron desarrollándose a lo largo del siglo XX, como la hermenéutica, la
analítica del lenguaje, las reivindicaciones sociales de la escuela de Frankfurt,
la preeminencia del “discurso dialógico”.
O. Apel
Jürgen Haberlas
Con el tiempo se unirá a Apel, y entre ambos sentarán las bases de “la ética
discursiva o dialógica”. En esta ética se considera base del procedimiento
“la situación ideal de habla”, aquella en la que deberían encontrarse los
miembros afectados por una determinada norma. Así, la base de la ética en
la sociedad actual, será la argumentación racional sobre la validez de las
normas, donde tiene su función el diálogo. Así, un diálogo con sentido
sería aquel que, sobre la base de la racionalidad, busca la corrección de
la norma moral.
Del mismo modo podemos decir que la validez de esos principios morales
no está en su aprobación o desaprobación por la mayoría; no está en el
consenso. Éste puede y debe tener su lugar, su función, en otros ámbitos o
procedimientos sociales o políticos o económicos, pero no en cuestiones de
fundamentos morales.
A este respecto, señala que los autores clásicos, Platón, Aristóteles, San
Agustín, Santo Tomás, ofrecen una ética más coherente y realista que las
éticas modernas. En este sentido, el título de su obra no es solo una
reivindicación de estas modalidades éticas, una narrativa de las mismas, sino
la consideración de que rastrear de nuevo el ámbito de la virtud e ir tras la
virtud sería la respuesta a múltiples dilemas de la ética actual, que lo son
porque falta la base fundamental: la configuración del carácter moral, la
adquisición de virtudes. Así pues, el centro de la moralidad consiste en una
práctica de la virtud, más que en la dilucidación de los deberes que la
preceden como ocurre en la ética deontológica, o en los fines o
consecuencias que la suceden, como en el utilitarismo.
Hay que señalar, que respecto de las direcciones éticas del siglo XX,
MacIntyre supone un contrapunto, abogando por una ética realista, que
vuelve a hacer hincapié en condiciones verdaderamente morales, y no tanto
en otras de orden procedimental, social o político o legal. Era necesario situar
la ética en contextos más propios y más amplios, y salir de versiones
legalistas o normativistas, que, por lo demás, no son las que ofrecen la
solución a los dilemas éticos actuales en ética aplicada. Ya será difícil atinar,
aun contando con la virtud, pero si falta ésta, no habrá consenso que la supla.
RESUMEN
• Hemos visto en este tema, algunas de las doctrinas éticas que sostenían
pensadores de los siglos XIX y XX, respondiendo a la situación social que
se dio en Europa en esa época y, al menos en algún caso,
contraponiéndose al formalismo ético kantiano.
REFERENCIAS