Guia 9 P4 Lengua Castellana 10
Guia 9 P4 Lengua Castellana 10
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PERIODO: 4. GUÍA # 9-Lengua Castellana - GRADO: 10° - AÑO: 2022- SEDE: Alicia Subiroz. Docente: Olga Henríquez
OBJETIVO DE APRENDIZAJE: identifica los diferentes tipos de textos según su genero literario y comprende su propósito
TEMA: TIPOS DE TEXTOS SEGÚN EL GÉNERO LITERARIO
COMPETENCIAS GENERALES INVOLUCRADAS: interpretativa y argumentativa
ESTANDAR: Comprendo e interpreto textos con actitud crítica y capacidad argumentativa. Sustento mis opiniones.
D.B.A: Explica en forma oral y escrita causas, efectos, problema y solución de una situación. Para esto, define la relación entre ideas y
utiliza el lenguaje correspondiente de acuerdo al tipo y género del texto.
Género
Lírico
Oda: poema que trata Sátira: poema utilizado Égloga. poema extenso con
un tema serio y para ridiculizar a alguien temas de naturaleza y ambiente
elevado. o a algo. pastoril
GÉNERO ÉPICO: presenta hechos legendarios o ficticios, de forma objetiva, desarrollados en un espacio y tiempo
determinados.
GENERO DRAMATICO: Es aquel que está destinado a ser representado ante unos espectadores. Los personajes
intervienen sin la mediación de ningún narrador, siguiendo las indicaciones sobre vestuario, gestos, movimientos, etc.
que contienen las acotaciones del texto teatral.
GENERO DIDÁCTICO: Es el género literario que tiene como finalidad la enseñanza o la divulgación de unas ideas
expresadas de forma artística, con lenguaje elaborado y recursos de la filosofía.
ACTIVIDAD 1 (NOTA COGNITIVA) Lee el siguiente texto y luego responde las preguntas
LA PÉRDIDA DE LA PRIVACIDAD: El primer efecto de la globalización de la comunicación por Internet ha sido la crisis de
la noción de límite. El concepto de límite es tan antiguo como la especie humana, incluso como todas las especies
animales. La etología nos enseña que todos los animales reconocen que hay a su alrededor y en torno a sus semejantes
una burbuja de respeto, un área territorial dentro de la cual se sienten seguros, y reconocen como adversario al que
sobrepasa dicho límite. La antropología cultural nos ha demostrado que esta burbuja varía según las culturas, y que la
proximidad, que para unos pueblos es expresión de confianza, para otros es una intrusión y una agresión. En el caso de
los humanos, esta zona de protección se ha extendido del individuo a la comunidad. El límite –de la ciudad, de la región,
del reino– siempre se ha considerado una especie de ampliación colectiva de las burbujas de protección individual. Los
muros pueden servir para que un régimen despótico mantenga a sus súbditos en la ignorancia de lo que sucede fuera de
ellos, pero en general garantizan a los ciudadanos que los posibles intrusos no tengan conocimiento de sus costumbres,
de sus riquezas, de sus inventos. La Gran Muralla China no solo defendía de las invasiones a los súbditos del Imperio
Celeste, sino que garantizaba, además, el secreto de la producción de seda. No obstante, con Internet se rompen los
límites que nos protegían y la privacidad queda expuesta. Esta desaparición de las fronteras ha provocado dos
fenómenos opuestos. Por un lado, ya no hay comunidad nacional que pueda impedir a sus ciudadanos que sepan lo que
sucede en otros países, y pronto será imposible impedir que el súbdito de cualquier dictadura conozca en tiempo real lo
que ocurre en otros lugares; además, en medio de una oleada migratoria imparable, se forman naciones por fuera de las
fronteras físicas: es cada vez más fácil para una comunidad musulmana de Roma establecer vínculos con una comunidad
musulmana de Berlín. Por otro lado, el severo control que los Estados ejercían sobre las actividades de los ciudadanos ha
pasado a otros centros de poder que están técnicamente preparados (aunque no siempre con medios legales) para
saber a quién hemos escrito, qué hemos comprado, qué viajes hemos hecho, cuáles son nuestras curiosidades
enciclopédicas y hasta nuestras preferencias sexuales. El gran problema del ciudadano celoso no es defenderse de los
hackers sino de las cookies, y de todas esas otras maravillas tecnológicas que permiten recoger información sobre cada
uno de nosotros. Adaptado de: Eco, U. (2007). La pérdida de la privacidad. A paso de cangrejo. (Bogotá: Random House
Mondador)
1. ¿Cuál de los siguientes enunciados sintetiza mejor el contenido del primer párrafo?
A. Una profunda tradición intelectual ha configurado el concepto de límite como el espacio de defensa que crean los
seres a su alrededor.
B. Internet ha generado cambios en el concepto tradicional de límite, tal como lo define la etología y la antropología.
C. Por naturaleza los seres vivos exigen el respeto del propio espacio, y esto aplica incluso para las relaciones que se dan
en Internet.
D. Los estudios de la etología y la antropología nos permiten comprender por qué Internet vulnera la intimidad de las
personas.
2. En el tercer párrafo, cuando el autor menciona a las naciones que se forman fuera de las fronteras físicas, hace
referencia a
A mucha gente le gusta ver en los cuadros lo que también le gustaría ver en la realidad. Se trata de una preferencia
perfectamente comprensible. A todos nos atrae lo bello en la naturaleza y agradecemos a los artistas que lo recojan en
sus obras. Esos mismos artistas no nos censurarían por nuestros gustos. Cuando el gran artista flamenco Rubens dibujó a
su hijo, estaba orgulloso de sus agradables acciones y deseaba que también nosotros admiráramos al pequeño. Pero
esta inclinación a los temas bonitos y atractivos puede convertirse en nociva si nos conduce a rechazar obras que
representan asuntos menos agradables. El gran pintor alemán Alberto Durero seguramente dibujó a su madre con tanta
devoción y cariño como Rubens a su hijo. Su verista estudio de la vejez y la decrepitud puede producirnos tan viva
impresión que nos haga apartar los ojos de él y, sin embargo, si reaccionamos contra esta primera aversión, quedaremos
recompensados con creces, pues el dibujo de Durero, en su tremenda sinceridad, es una gran obra. En efecto, de pronto
descubrimos que la hermosura de un cuadro no reside realmente en la belleza de su tema. No sé si los golfillos que el
pintor español Murillo se complacía en pintar eran estrictamente bellos o no, pero tal como fueron pintados por él,
poseen desde luego gran encanto.