Independencia

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Independencia del Perú

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Para otros usos de este término, véase Independencia del Perú
(desambiguación).

Independencia del Perú

Parte de Guerras de independencia hispanoamericanas

De izquierda a derecha en el sentido de las aguas del


reloj, Desembarco de la Expidición Libertadora en la bahía de
Paracas; óleo de Juan Lipiani sobre la proclamación de José de
San Martín del Régimen de los Departamentos Libres; batalla de
Camino Real de la Provincia Libre de Guayaquil hasta entonces
parte del virreinato peruano; batallas
de Junín y Ayacucho liderados por Simón Bolívar y el Ejército
Unido Libertador que eliminó la resistencia española.

Fecha 28 de julio de 1821 (Declaración de
Independencia del Perú). La guerra se desarrolla entre
1811 y 1826, pasando por la victoria definitiva de Ayacucho

en 1824

Lugar  Virreinato del PerúNota 1

Resultado Independencia del Perú del Imperio español


Beligerantes
Independentistas Realistas

 Protectorado del Perú  Virreinato del Perú


 República Peruana  Comandancia General de
 Chile Maynas
 Gran Colombia  Gobierno de Chiloé1
 Provincias Unidas del Río  Republiqueta de Iquicha2
de la Plata
 Junta Autónoma del Cuzco
Primera Junta de Tacna
 Segunda Junta de Tacna
 Junta de Huánuco

Figuras políticas
 José de San Martín  Fernando VII de
 Simón Bolívar España

Comandantes
Levantamientos autónomos del  José Fernando de Abascal
Perú:
 Joaquín de la Pezuela
 Francisco Antonio de Zela
 José de la Serna
 Juan José Crespo y
mostrar
Castillo  Otros
 José Angulo 
 Mateo Pumacahua 
mostrar
Otros
Corrientes libertadoras de
América:
 José de San Martín
 José de la Riva Agüero
 Simón Bolívar
 Antonio José de Sucre
mostrar
Otros

Fuerzas en combate
 Ejército del Perú    Ejército Real del
 Expedición Libertadora del Perú
Perú  Armada Española
   Ejército Unido
Libertador del Perú

Unos 20 000 locales muertos en total.3


Unos 12 000 españoles muertos o expulsados.4

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Independencia del Perú
1811-1826

Levantamientos autónomos
 Campañas Realistas

 Campaña de Goyeneche (1809)

 Tacna (1.°)

 Huánuco

 Tacna (2.°) 

o Camiara

 Cuzco 

o Huanta

o Chacaltaya

o Apacheta

o Matará

o Umachiri

 Aymaraes

 Republiquetas 

o Alzuri

Corriente Libertadora del Sur

 Expedición Libertadora 

o Paracas

 Campaña de Arenales (1.°)

 Pase del Numancia

 Aznapuquio

 Campaña de Arenales (2.°) 

o Ataura

o Quiapata

 Campaña de Miller

 Sitio del Callao (1º)

 Maynas

 Expedición de Santa Cruz

 Ica
 Paras

 Caucato

 Congreso Constituyente (1822)

 Campaña de Intermedios (1.°) 

o Torata

o Moquegua

Corriente Libertadora del Norte

 Intervención de la Gran Colombia

 Motín de Balconcillo

 Campaña de Intermedios (2.°) 

o Zepita

o Arequipa

 Ejército Unido Libertador

 Motín del Callao

 Rebelión de Olañeta

 Junín

 Bellavista

 Corpahuaico

 Ayacucho

Últimos bastiones

 Olañeta en el Alto Perú

 Rodil en el Callao

 Quintanilla en Chiloé

 Antonio Huachaca en Iquicha

Guerra naval

 Expedición de Brown

 Campaña de Cochrane

 División del Mar del Sur

 Expedición de Guruceta
 Bloqueo naval del Callao

La independencia del Perú fue un capítulo importante en las guerras de


independencia hispanoamericanas. Fue un proceso histórico y social, el cual
corresponde a todo un periodo de fenómenos
sociales, levantamientos y conflictos bélicos que propiciaron la independencia
política y el surgimiento de República Peruana como un estado
independiente de la monarquía española, resultado de la ruptura política y
desaparición del Virreinato del Perú por la convergencia de las corrientes
liberadoras y la acción de sus propios hijos.
Los antecedentes más remotos de un afán de independencia se pueden
encontrar desde la misma creación del Virreinato del Perú hasta bien entrado
del siglo XVIII. A lo largo de estas épocas se sucedieron múltiples movimientos y
manifestaciones contra la dominación colonial, algunos de las cuales
devinieron en auténticas rebeliones. Pero la aplicación de las reformas
borbónicas incrementó la desazón y la inconformidad tuvo su estallido en
la rebelión de Túpac Amaru II, que no fue la primera ni la última, pero sí la más
importante ocurrida, y que terminó en una violenta represión por parte de las
autoridades virreinales, aunque permaneció latente el descontento entre la
población. Por primera vez las documentos coloniales usaron el término
insurgentes y un movimiento proclamó la abolición de la esclavitud en el Perú, 5
pero se discute si la finalidad de esta rebelión era una verdadera revolución del
orden social colonial o tenía como objetivo la emancipación.
A principios del siglo XIX se produce la invasión francesa a España, los reyes
españoles Carlos IV y su hijo Fernando VII fueron secuestrados por el
emperador francés Napoleón Bonaparte y abdicaron al trono a su favor, quien
cedió la corona a su hermano, José Bonaparte. Como consecuencia de la
ocupación francesa se produjo el levantamiento de España y se crean juntas
autónomas de gobierno en diversos puntos de la América española que
disputaban la hegemonía sin pretender cambiar el orden colonial. Fue entonces
que el virrey Abascal hizo del Ejército Real del Perú, y del virreinato peruano, la
base de la contrarrevolución frente a los revolucionarios en el Alto
Perú, Quito, Chile y el Río de la Plata. Las primeras rebeliones autónomas
peruanas surgieron en 1811 en el contexto de descontento indígena y
colaboración criolla con la revolución rioplatense. El movimiento
independentista peruano puso en rebelión el interior del país, si bien los
múltiples levantamientos de Tacna, Huánuco, Huamanga, Cuzco, Apurímac y
otras regiones no lograron alcanzar la libertad del país, no obstante se
mantuvieron los movimientos independentistas de guerrillas y montoneras a la
llegada de las corrientes libertadoras.
En 1820, la rebelión de la Grande Expedición de Ultramar hizo desaparecer la
amenaza de invasión del Río de la Plata y Venezuela, y posibilitó la llegada al
Perú de las corrientes libertadoras. La Expedición Libertadora del Perú al
mando del general argentino José de San Martín desembarcó en las costas
peruanas procedente de Chile. Los realistas abandonaron Lima, se fortificaron
en el Cuzco y el general San Martín proclamó la independencia del Estado
peruano el 28 de julio de 1821, y bajo su Protectorado se formó el
primer Congreso Constituyente del país. La Guerra de Maynas consigue liberar
el oriente peruano en 1822. Con el estancamiento del conflicto y la
decepcionante Entrevista de Guayaquil con el Libertador Simón Bolívar, San
Martín se ve obligado a retirarse del Perú. La joven república sostenía una
guerra de resultado incierto contra los reductos realistas en el interior del país,
y esta situación propicia la llegada al Perú de la corriente libertadora del norte y
de Simón Bolívar que se pone al frente del Ejército Unido Libertador del Perú.
Finalmente, en 1824, la rebelión del Alto Perú quiebra el bastión de la sierra,
tuvieron lugar las batallas de Junín y Ayacucho que culminaron con la
capitulación del ejército realista y el fin del Virreinato del Perú.
Consecuente a la independencia del Perú, en abril de 1825, concluye
la campaña de Sucre en el Alto Perú y, en noviembre de ese mismo
año, México consigue la capitulación del castillo español de San Juan de
Ulúa en Veracruz. Por último, en enero de 1826, caen los reductos españoles
del Callao y Chiloé. Una década más tarde, España renuncia en 1836 a todos
sus dominios continentales americanos.6
Los resultados de la Independencia fueron muy variados: en lo político se cortó
la dependencia de España, en lo económico se mantuvo la dependencia de
Europa, y en lo social el despojo de tierras a indígenas se acentuó en la era
republicana.7 El empleado doméstico indígena fue tratado de forma inhumana,
incluso en las primeras décadas del siglo XX.8 Esta población consiguió la
ciudadanía en el mismo nacimiento de la república, el 27 de agosto de 1821; 910
sin embargo, aún en pleno siglo XXI se sigue construyendo una sociedad
genuinamente democrática, donde sea posible la plena garantía y el respeto de
los derechos humanos.11

Índice

 1Antecedentes
 2Guerra de Independencia hispanoamericana (1810 - 1830)
 3Primera parte: levantamientos autónomos del Perú
o 3.1Tacna y las expediciones rioplatenses al Alto Perú
 3.1.1Primera revuelta de Tacna de 1811
 3.1.2Segunda revuelta de Tacna de 1813
o 3.2Rebelión de Huánuco de 1812
o 3.3Rebelión del Cuzco de 1814
 3.3.1Expedición al Alto Perú
 3.3.2Expedición a Huamanga
 3.3.3Expedición a Puno y Arequipa
o 3.4Rebelión de Aymaraes de 1818
 4Segunda parte: corrientes libertadoras de América
o 4.1La corriente libertadora del Sur y el surgimiento de la República
Peruana (1820 - 1823)
 4.1.1Expediciones de Thomas Cochrane
 4.1.2José de San Martín y la expedición libertadora del Perú
 4.1.2.1Desembarco en Paracas
 4.1.2.2Las conferencias de Miraflores
 4.1.2.3Rebelión de Guayaquil
 4.1.2.4Primera Campaña de Arenales a la
Sierra del Perú
 4.1.2.5Independencia del Norte Peruano
 4.1.2.6Segunda Campaña de Arenales a la
sierra
 4.1.2.7El motín de Aznapuquio
 4.1.2.8Campaña de Miller a los puertos
intermedios
 4.1.2.9Conferencias de Punchauca
 4.1.3La ocupación de Lima por los patriotas
 4.1.3.1Proclamación de la independencia del
Perú
 4.1.4El Protectorado del Perú
 4.1.4.1Independencia de Maynas
 4.1.4.2Primer Sitio del Callao
 4.1.4.3Campaña de Canterac sobre el Callao
 4.1.4.4El retiro del almirante Cochrane
 4.1.4.5Conjura de los oficiales patriotas contra
San Martín
 4.1.4.6Desastre de La Macacona
 4.1.4.7Campaña auxiliadora de la
independencia de Quito
 4.1.4.8Entrevista de Guayaquil
 4.1.5San Martín abandona el Perú (Primer Congreso
Constituyente)
 4.1.6Gobierno de la Suprema Junta Gubernativa
 4.1.6.1Primera Campaña de Intermedios
o 4.2La corriente libertadora del Norte y la consolidación de la
independencia (1823 - 1826)
 4.2.1El Motín de Balconcillo
 4.2.2Gobierno de José de la Riva Agüero
 4.2.2.1Segunda Campaña de Intermedios
 4.2.2.2Pugna con el Congreso y llegada de
Sucre
 4.2.2.3El labor patriótica de José Olaya
 4.2.2.4Expedición a Intermedios
 4.2.3Bolívar es invitado a consolidar la independencia del
Perú (Dictadura Bolivariana)
 4.2.3.1Campaña militar contra Riva Agüero
 4.2.3.2La sublevación del Callao y la ayuda de
los Montoneros
 4.2.3.3Campaña y Batalla de Junín
 4.2.3.4El avance patriota hacia el sur
 4.2.3.5El contingente y las armas de ambos
ejércitos
 4.2.3.6La marcha hacia los campos de
Ayacucho
 4.2.3.7La Batalla de Corpahuaico o Matará
 4.2.3.8Movimientos preliminares
 4.2.3.9Batalla de Ayacucho
 4.2.3.10La Capitulación de Ayacucho
o 4.3Últimos focos de resistencia española
 4.3.1Campaña del Alto Perú
 4.3.2El castillo del Callao y la isla de Chiloé
 4.3.3Fin de la guerra y acontecimientos posteriores
 5El pago de la deuda de la independencia
 6Tratado de paz y amistad
 7Véase también
 8Notas
 9Referencias
 10Bibliografía
 11Enlaces externos

Antecedentes[editar]
Véase también: Protestas y rebeliones del siglo XVIII
Algunos de los primeros conquistadores españoles que exploraron el Perú
hicieron los primeros intentos de independencia de la corona española.
Intentaron liberarse del Virreinato, que gobernaba en nombre del rey de
España. A lo largo del siglo XVIII, hubo varios levantamientos indígenas contra
el dominio virreinal y su trato por parte de las autoridades coloniales. Algunos
de estos levantamientos se convirtieron en verdaderas rebeliones.
Las Reformas Borbónicas acrecentaron el malestar, y la disidencia tuvo su
estallido en la rebelión de Túpac Amaru II que fue reprimida, pero la causa
fundamental del descontento de los indígenas permaneció latente.
Durante la guerra de la Independencia española (1807-1814) se perdió la
autoridad central en el Imperio español y muchas regiones establecieron juntas
autónomas. El virrey del Perú, José Fernando de Abascal, jugó un papel
decisivo en la organización de ejércitos para reprimir los levantamientos en
el Alto Perú y en la defensa de la región de los ejércitos enviados por las juntas
del Río de la Plata. Después del éxito de los ejércitos realistas, Abascal anexó
el Alto Perú al virreinato, lo que benefició a los comerciantes de Lima ya que el
comercio de la región rica en plata ahora se dirigía al Pacífico. Debido a esto, el
Perú se mantuvo fuertemente realista y participó en las reformas políticas
implementadas por las Cortes de Cádiz. A pesar de la resistencia realista, el
virreinato finalmente sucumbió a los ejércitos independentistas después de las
decisivas campañas continentales de José de San Martín y Simón Bolívar.12

Guerra de Independencia hispanoamericana (1810 -


1830)[editar]
Artículos principales: Guerra
de independencia hispanoamericana ,  Era de la
revolución y  Retroversión de la soberanía de los pueblos.
Mapa animado de la revolución hispanoamericana (1808-1825):
     Territorios bajo control realista.     Territorios bajo control de movimientos independentistas.      Territorios
bajo control de la Gran Colombia.     España bajo ocupación francesa.     España dominada por el Trienio
Liberal.     Zonas sin un gobierno claro.

La emancipación americana forma parte de un periodo mayor, denominado


de Revoluciones Atlánticas, que ocurre entre finales del siglo XVIII y principios
del XIX, y proponían nuevas formas de gobierno liberales o republicanas,
donde el rey es suprimido o relegado a un papel secundario, y engloba hechos
tales como la Independencia de Estados Unidos en 1776, la Revolución
francesa de 1789, la Revolución haitiana de 1791, o la Independencia de Brasil,
y que ocurrieron fuera del mundo hispano.
El principal detonante de la independencia hispanoamericana fue la invasión
napoleónica a España de 1808 y el descabezamiento de la monarquía
española, mediante las Abdicaciones de Bayona. Desde entonces, los
patriotas, denominados así por su identificación con América (Término
empleado desde 1820 por el bando independentista peruano, ya que antes de
esa fecha era identificado con los virreinales del Perú) 13 defendieron la libertad
e independencia frente a las autoridades peninsulares. Según la retroversión
de la soberanía, los reinos americanos eran posesiones del rey de España,
independientes de otros reinos de España, si bien todos formaban una misma
corona, que ahora había caído de forma ilegítima en manos de los Bonaparte.
Pero el establecimiento de las Cortes de Cádiz de un imperio unitario de
hegemonía peninsular en ambos hemisferios, como el Estatuto de Bayona, fue
un punto de quiebre con las Juntas americanas que pedían el autogobierno;
entonces se las declaró en rebeldía, y propició la aparición de las primeras
declaraciones de independencia y el comienzo del conflicto armado.
Tras la derrota de Napoleón, el Tratado de Valençay reconoció a Fernando
VII rey de España, y como rey efectivo, rechazó la constitución española de
1812 por considerarla una constitución republicana,14 contraria al Antiguo
Régimen. Las Cortes españolas, lo mismo que las Juntas americanas,
defendían los derechos de Fernando VII pero como un rey subordinado a ellas.
El rey veía su soberanía entregada o compartida. No reconocían a Fernando
ningún poder superior, le consideraban poco más que un funcionario despojado
de soberanía. Pero, la restauración de Fernando VII en la península ibérica
tampoco significó la vuelta al Antiguo Régimen sino a una nueva forma de
poder, más radicalizado hacía una tiranía personal, el Absolutismo. En España,
a través de un golpe de Estado, el Manifiesto de los Persas, Fernando declaró
estos decretos "nulos y de ningún efecto", se borró todo rastro de liberalismo,
se persiguió y exilió a los liberales españoles, mientras volvían
los afrancesados, bonapartistas favorables al poder establecido. En América,
por el contrario, la resistencia armada de las juntas posibilitó nuevas
declaraciones de independencia a través de sus congreso constituyentes y la
creación de estados republicanos ahora completamente separados del Imperio
español.
En este contexto podemos dividir las campañas político-militares de la
independencia peruana en dos grandes periodos:

 La primera fase (1811-1818), de los levantamientos autónomos, en


la que se desarrollan una serie de conspiraciones y rebeliones que
dan comienzo a la lucha por la libertad del Perú.
 La segunda fase (1820-1824), de las corrientes libertadoras de
América, es la fase que comienza con la llegada de la Expedición
Libertadora de José de San Martín (corriente libertadora del sur) y
posteriormente por la de Simón Bolívar (corriente libertadora del
norte), que concluye con las victorias en los campos
de Junín y Ayacucho y en la que se alcanza la derrota de las fuerzas
virreinales y la consolidación de la independencia del Perú.

Primera parte: levantamientos autónomos del


Perú[editar]
Al producirse la invasión francesa de España, los reyes católicos Carlos IV y su
hijo Fernando VII abdicaron del trono español en favor del emperador
francés Napoleón Bonaparte, quien cedió la corona a su hermano, José
Bonaparte. Como consecuencia de la ocupación francesa se produjo el
levantamiento y revolución de España y, de toda la América española contra
los franceses. Pero en diversos puntos de América se crean juntas autónomas
de gobierno que disputan la hegemonía del país sin pretender cambiar el orden
colonial. Se convocan Juntas de gobierno en Chuquisaca, La Paz y Quito. En
este marco el virrey del Perú, José Fernando de Abascal hizo del Ejército Real
del Perú, y del virreinato peruano, la base de la contrarrevolución frente a los
avances revolucionarios en el Alto Perú, Quito, Chile y el Río de la Plata. Las
primeras rebeliones autónomas peruanas se suceden a partir de estas
primeras campañas de los ejércitos convencionales, en un contexto peruano de
descontento social del indígena y de colaboración criolla con la revolución
rioplatense, pero la guerra irregular desarrollada en el Perú no consiguió
alcanzar la libertad del país.
Tacna y las expediciones rioplatenses al Alto Perú[editar]
Véase también: Expediciones Auxiliadoras al Alto Perú
Primera revuelta de Tacna de 1811[editar]
Artículo principal: Insurrección de Tacna (1811)

Francisco Antonio de Zela, líder de la primera revuelta de Tacna.

Los patriotas peruanos, conocedores del avance de los ejércitos rioplatenses


en el Alto Perú (actual Bolivia), organizaron en Tacna un movimiento libertario
contra el virrey José Fernando de Abascal. El 20 de junio de 1811 (día de
la batalla de Guaqui, en donde las tropas realistas al mando del general José
Manuel de Goyeneche vencieron a los independentistas rioplatenses), los
patriotas, dirigidos por Francisco Antonio de Zela, asaltaron los dos cuarteles
militares realistas de Tacna, proclamando a Zela comandante militar de la
plaza, a Rabino Gabino Barrios como coronel de milicias de infantería y al
curaca Toribio Ara como comandante de la división de caballería. El día 25 de
junio se supo en Tacna de la derrota de los patriotas rioplatenses en Guaqui.
Aprovechando el desconcierto provocado por la noticia, los realistas
desmontaron el movimiento y tomaron preso a Francisco Antonio de Zela, a
quien llevaron a Lima donde fue condenado a cadena perpetua en la cárcel
de Chagres, Panamá, donde falleció en 1819, a los 50 años de edad.
Segunda revuelta de Tacna de 1813[editar]
Artículo principal: Rebelión de Tacna de 1813
El general argentino Manuel Belgrano reorganizó las tropas rioplatenses
derrotadas en la batalla de Guaqui. El 24 de septiembre de 1812, se enfrentó a
las tropas comandadas por el general Pío Tristán, las venció y detuvo el
avance del ejército realista sobre Tucumán. Más tarde, obtuvo otra victoria en
la batalla de Salta, por lo que Pío Tristán, capituló el 20 de febrero de 1813, con
lo cual el Ejército argentino volvió a emprender otra ofensiva y ocupó
nuevamente el Alto Perú. El general español Joaquín de la Pezuela, que había
reemplazado a Goyeneche en La Paz por disposición del virrey del
Perú Abascal, reorganizó el Ejército Real del Perú y derrotó al
argentino Manuel Belgrano en la batalla de Vilcapugio el 1 de octubre de 1813
y seguidamente en la batalla de Ayohúma, el 14 de noviembre de 1813.
El tacneño Juan Francisco Paillardelli fue emisario de Belgrano en las
coordinaciones que el general argentino pretendió establecer en Perú. Junto a
Juan Francisco Paillardelli, su hermano Enrique Paillardelli conspiraba en
Tacna y Julián Peñaranda lo hacía en Tarapacá. Enrique recibió sus
instrucciones de Belgrano en Puno. El plan consistía en concertar el alzamiento
de todo el sur del Perú. Bajo el liderazgo de Enrique Paillardelli, los patriotas
tacneños, el 3 de octubre de 1813, se apoderaron de los cuarteles tacneños y
apresaron al gobernador realista de la provincia.
El intendente de Arequipa, José Gabriel Moscoso, enterado de los
acontecimientos, envió una milicia realista al mando de José García de
Santiago. Se produjo el combate de Camiara, el 13 de octubre, donde fueron
derrotados los patriotas de Paillardelli que se replegaron a Tacna. A los pocos
días se supo de la derrota de Belgrano y los patriotas se volvieron a dispersar.
Enrique Paillardelli y unos cuantos seguidores huyeron hacia el Alto Perú, el 3
de noviembre de 1813, mientras que Tacna fue retomada por los realistas.
Rebelión de Huánuco de 1812[editar]
Artículo principal: Rebelión de Huánuco

Juan José Crespo y Castillo, uno de los líderes de la rebelión de Huánuco de 1812.

La rebelión indígena de Huánuco del 22 de febrero de 1812 se dirigió contra el


régimen colonial. Las tropas del virrey se organizaron en Cerro de Pasco y se
dirigieron a Huánuco, donde se produjo la batalla de Ambo el 5 de marzo de
1812. El intendente de Tarma José González Prada reconquistó Ambo el 10 de
marzo con un contingente colonial. Los rebeldes
abandonaron Ambo y Huánuco; los realistas entraron a ambas ciudades el 19
de marzo de 1812. González Prada salió de la ciudad en persecución de los
rebeldes, que contaban con 2000 hombres. Los indígenas se dispersaron y los
cabecillas fueron capturados por González Prada, entre ellos, a Juan José
Crespo y Castillo, al curaca Norberto Haro y al alcalde pedáneo de Huamalíes,
José Rodríguez, quienes fueron enjuiciados sumariamente y ejecutados con la
pena del garrote. A otros sublevados se les desterró y muchos fueron puestos
en prisión.
Rebelión del Cuzco de 1814[editar]
Artículo principal: Rebelión del Cuzco

Los hermanos Angulo: José, Vicente y Mariano Angulo, líderes de la Rebelión del Cuzco de 1814.

En 1814, se produjo la Rebelión del Cuzco que abarcó el sur del virreinato del


Perú. La rebelión de 1814 se inició con la confrontación política entre el Cabildo
Constitucional y la Real Audiencia del Cuzco: el primero era percibido como pro
americano y el segundo como pro peninsular. A raíz de este enfrentamiento,
fueron encarcelados los hermanos Angulo a fines de 1813. Para agosto de
1814, los hermanos Angulo y otros criollos escaparon y tomaron el control de la
ciudad del Cuzco. En esos momentos, ya se habían aliado con el brigadier y
cacique de Chincheros, Mateo Pumacahua. Este último personaje fue uno de
los grandes defensores de la monarquía española durante la rebelión de Túpac
Amaru II y comandante de los indígenas realistas en la batalla de Guaqui; sin
embargo, había cambiado su postura beligerante movido por imposición del
virrey Abascal de no garantizar el cumplimiento de la Constitución de Cádiz de
1812 en el virreinato del Perú.
Mateo Pumacahua, curaca de Chinchero y otro de los líderes de la Rebelión del Cuzco.

Los hermanos Angulo y Pumacahua organizaron un ejército divido en tres


secciones:
Expedición al Alto Perú[editar]
La primera de ellas fue enviada al Alto Perú, al mando del iqueño Juan Manuel
Pinelo y del cura argentino Ildefonso Muñecas. Estas fuerzas rodearon La
Paz con 500 fusileros y 20 000 indios armados con piedras y hondas, el 14 de
septiembre de 1814. El 24 del mismo mes, tomaron la ciudad. Los realistas
fueron confinados en sus cuarteles, pero estos aprovecharon la situación para
hacer volar el polvorín; enfurecidos, los insurgentes paceños les dieron muerte.
Para reconquistar La Paz, marchó desde Oruro un regimiento realista de
milicianos cuzqueños, con 1500 fusileros al mando del general español Juan
Ramírez Orozco. Se enfrentaron en las afueras de La Paz, el 1 de noviembre
de 1814, y los insurgentes resultaron derrotados. Pinelo y Muñecas ordenaron
replegarse y una parte de la tropa quedó dispersa en la región en forma
de guerrillas.
Expedición a Huamanga[editar]
La segunda sección patriota marchó a Huamanga, bajo el mando del
argentino Manuel Hurtado de Mendoza, que tenía por lugartenientes al
clérigo José Gabriel Béjar y a Mariano Angulo y llegaron a la plaza de la ciudad
el 20 de septiembre. Días antes se desarrolló en esa ciudad el levantamiento
de cientos de mujeres campesinas el cuartel de Santa Catalina (actual Centro
Artesanal Soshaku Nagase) lideradas por Ventura Ccalamaqui, en apoyo a la
causa. Hurtado de Mendoza ordenó marchar a Huancayo, ciudad que tomaron
pacíficamente. Para enfrentarlos el virrey Abascal envió
desde Lima al regimiento español Talavera, bajo el mando del coronel Vicente
González. Se produjo la batalla de Huanta, el 30 de septiembre de 1814; las
acciones duraron tres días, luego de los cuales los patriotas abandonaron
Huamanga. Se reorganizaron en Andahuaylas y volvieron a enfrentarse a los
realistas el 27 de enero de 1815, en Matará, donde fueron nuevamente
derrotados. Los patriotas volvieron a reorganizarse gracias a las guerrillas
formadas en la provincia de Cangallo. Entre tanto, el argentino Hurtado de
Mendoza conformó una fuerza con 800 fusileros, 18 cañones,
2 culebrinas (fundidas y fabricadas en Abancay) y 500 indios. Estas fuerzas
estuvieron bajo el mando de José Manuel Romano, apodado “Pucatoro” (toro
rojo). Debido a la traición de José Manuel Romano sobre Hurtado de Mendoza,
a quien dio muerte y rindió a los realistas, los patriotas se dispersaron y los
cabecillas de la revuelta fueron capturados. Las traiciones fueron un hecho
común en las rebeliones independentistas de toda América. Las biografías de
los actores sociales muestran que los cambios de bandos no eran extraños. En
el caso de los líderes locales, sus filiaciones políticas estaban vinculadas a los
conflictos locales que se expresaban en una mayor dimensión. Los hermanos
Angulo, Béjar, Paz, González y otros sublevados fueron capturados, llevados al
Cuzco y ejecutados públicamente el 29 de marzo de 1815. La Corona tenía la
política del escarmiento público como un mecanismo para intimidar a la
población y evitar futuros alzamientos.
Expedición a Puno y Arequipa[editar]
El tercer agrupamiento patriota hizo su campaña en Arequipa y Puno, al mando
del antiguo brigadier realista Mateo Pumacahua, y contaba con 500 fusileros,
un regimiento de caballería y 5000 indios. Pumacahua, como curaca
de Chinchero, tenía un gran dominio y liderazgo entre la población indígena.
Al Cuzco fueron enviados los hermanos José y Vicente Angulo, con algún
resguardo de indios y negros leales. El control del Cuzco era fundamental por
motivos ideológicos y de logística. Por múltiples motivos, Cuzco tenía una
fuerte influencia sobre el Alto Perú; y, a su vez, el Alto Perú mantenía un
vínculo colonial administrativo con la ciudad de Buenos Aires, uno de los
grandes centros revolucionarios de los años 1810 en Sudamérica.
Mateo Pumacahua, se enfrentó exitosamente a los realistas en la Batalla de la
Apacheta, el 9 de noviembre de 1814. Tomó prisioneros al intendente de
Arequipa José Gabriel Moscoso y al mariscal realista Francisco Picoaga, su
antiguo compañero de armas de la batalla de Guaqui. Los patriotas ingresaron
a Arequipa. Por presión de las tropas patriotas, el cabildo de Arequipa
reconoció a la Junta Gubernativa del Cuzco, el 24 de noviembre de 1814. Pero
la reacción realista no se hizo esperar. Pumacahua, enterado de la
aproximación de tropas realistas, abandonó Arequipa. El cabildo abierto de
Arequipa se volvió a reunir y se apresuró a acordar lealtad al rey, el 30 de
noviembre de ese año. Tales cambios de “lealtad” en los dirigentes locales
fueron normales durante toda la guerra, pues se escogía al sector que era
dueño de la plaza fuerte, como una forma de garantizar la seguridad personal,
familiar y de los bienes, no necesariamente por una inclinación ideológica ni
menos una predisposición para la lucha a favor de cualquier bando.
Las tropas realistas, al mando del general Juan Ramírez Orozco, ingresaron a
Arequipa el 9 de diciembre de 1814. Luego de reponer fuerzas y de reforzar su
milicia, el general Ramírez salió de Arequipa en busca de los patriotas en
febrero de 1815. Dejó como gobernador al general Pío Tristán. Ambos
ejércitos, el realista y el patriota, se desplazaron cautelosos por diversos
parajes de los Andes, buscando un lugar propicio para el enfrentamiento. El 10
de marzo de 1815, se encontraron cerca de Puno, en la batalla de Umachiri,
saliendo vencedores los realistas. El triunfo realista se debió al correcto
equipamiento y mayor disciplina de sus tropas. Hubo más de un millar de
muertos en el curso de la batalla. Entre los patriotas capturados estuvo el
célebre poeta Mariano Melgar, quien fue fusilado en el mismo campo de
batalla. Pumacahua fue apresado en Sicuani, donde fue sentenciado a morir
decapitado, pena que se cumplió el 17 de marzo.
Rebelión de Aymaraes de 1818[editar]
Artículo principal: Rebelión de Aymaraes (1818)
La rebelión de Aymaraes es el levantamiento contra el domino colonial español
ocurrido en el partido de Aymaraes, de la intendencia del Cuzco, y actualmente
en el Departamento de Apurímac, ocurrida en la segunda mitad del año 1818.
Inicialmente se trató de una revuelta indígena de protesta social que terminó
convertida por los dirigentes mestizos que tomaron el control en un movimiento
que proclama la independencia. La rebelión fue derrotada por las tropas
realistas pero sus montoneras y guerrillas siguieron combatiendo hasta el
arribo de la Expedición Libertadora de José de San Martín.

Segunda parte: corrientes libertadoras de


América[editar]

Rafael del Riego conduciendo a las tropas expedicionarias sublevadas en el año 1820 y con ello
desapareció la amenaza de invasión española del Río de la Plata y Venezuela. Esto posibilitó la
convergencia de las corrientes libertadoras al Perú.

La segunda fase de la independencia (1820-1824) o de las corrientes


libertadoras de América, ahora identificada con la Patria, y sus partidarios,
los Patriotas, con la Soberanía, pero no como referencias al territorio nacional
del Perú. Comienza con la llegada de la Expedición Libertadora de José de San
Martín (corriente libertadora del sur) y concluye, por el arribo al Perú del
Libertador Simón Bolívar (corriente libertadora del norte), periodo en el que se
consigue la derrota definitiva de las fuerzas virreinales.
Previamente el monarca Fernando VII tenía reunido en Andalucía el mayor
ejército de Ultramar, la Grande Expedición, destinado a sofocar definitivamente
la sublevación de las provincias de América. Pero el levantamiento y rebelión
de Rafael Riego en Andalucía el año 1820, desintegró y dispersó las tropas
expedicionarias reunidas, con ello desapareció la amenaza de invasión
española del Río de la Plata y Venezuela y en consecuencia se desmorona la
resistencia realista en dichas regiones. Esto posibilitó la convergencia de las
corrientes libertadoras al Perú, que junto a otros focos de resistencia, son los
últimos bastiones de la monarquía. Por fin, José de San Martín invade el Perú
desde Chile. El Trienio Liberal sin embargo renuncia a mandar expediciones
militares contra la independencia de América, en cambio, obliga a entablar
unas conversaciones de paz en Miraflores y Punchauca que fracasan. La
reacción absolutista española se ayuda del ejército francés en 1823 para
restaurar a Fernando VII en el trono. Pero en el Perú, en plena intervención de
Simón Bolívar, esto provoca una guerra doméstica, que termina por
desarticular y dividir las tropas realistas, que así, finalmente, serán derrotadas
en las campañas de Junín y Ayacucho.
La corriente libertadora del Sur y el surgimiento de la
República Peruana (1820 - 1823)[editar]
Expediciones de Thomas Cochrane[editar]
Artículo principal: Campaña de Thomas Cochrane

La Primera Escuadra Nacional de Chile tuvo la misión de llevar la guerra a las costas del Virreinato
del Perú.

El marino escocés Thomas Cochrane llegó a Chile el 28 de noviembre de 1818


para tomar el mando de la marina chilena, contratado por un agente del
gobierno de ese país. A comienzos de 1819 el gobierno chileno empezó a
hacer preparativos para hacer incursiones en las costas del Perú con su flota
naval al mando de Cochrane, como medida que sirviera de antesala para la
futura expedición libertadora. El objetivo de esto era para obtener información,
difundir la propaganda patriota para aunar a los locales a esa causa, combatir a
las fuerzas marítimas españolas apostadas en el Callao, bloquear sus puertos
y capturar o destruir cualquier embarcación en la que estuviera comprometido
algún interés español.15 Para estas operaciones Cochrane se valió de diversas
tácticas alternativas y novedosas como el uso de brulotes, cohetes
incendiarios, la quinta columna, desembarcos sorpresivos de pequeñas
unidades, entre otros.
En enero de ese año, Cochrane hizo una primera expedición a las costas
peruanas, bombardeando y bloqueando el puerto del Callao, arrebatando
varios buques a los españoles y encerrando el resto en ese puerto. También
pasó por Huacho, Huaura, Supe (cuyo cabildo se declaró por la
independencia), Huarmey y Paita, para tomar provisiones y buscar la adhesión
de sus pobladores a la causa patriota. Cochrane regresó a Valparaíso en junio.
Se embarcó en una segunda expedición en septiembre del mismo año, en que
volvió a bloquear el Callao, y continuó sobre otros puntos, destacando entre
ellos Pisco y Guayaquil. De regreso a las costas de Chile se dirigió al sur con el
objeto de atacar los enclaves españoles de Valdivia y Chiloé, logrando
conquistar el primero. En esta acción se destacó el subteniente peruano Juan
Francisco de Vidal La Hoz, que se había unido a Cochrane durante sus
expediciones a las costas peruanas, y que sería llamado como el “primer
soldado del Perú”.16 Por último, Cochrane procedió a atacar Chiloé pero
fracasó, siendo derrotado por Antonio de Quintanilla. Luego de estas acciones,
Cochrane fondeó en Valparaíso a mediados de febrero de 1820 para formar
parte de la Expedición Libertadora del Perú como jefe de la escuadra del
gobierno de Chile, que transportaría y apoyaría al ejército al mando del
general José de San Martín.17
José de San Martín y la expedición libertadora del Perú[editar]
Artículo principal: Expedición Libertadora del Perú

Óleo de José de San Martín, libertador del Perú de Daniel Hernández Morillo.

La pacificación interior del virreinato peruano permitió al virrey del Perú la


organización de dos expediciones contra los patriotas de Chile formado por
regimientos realistas de Arequipa y Lima y batallones expedicionarios
europeos. En 1814 la primera expedición permitió la reconquista de Chile en
la batalla de Rancagua. En 1817 tras el triunfo de las armas patriotas en
la batalla de Chacabuco, otra vez se recurrió al Ejército Real del Perú para
salvar la monarquía, y una segunda expedición parte en 1818, obteniendo una
victoria en la batalla de Cancha Rayada, pero finalmente fue destruida por San
Martín en la batalla de Maipú.
Para llevar adelante la independencia del Perú, se firmó el 5 de febrero de
1819 un tratado entre Argentina y Chile.18 El general José de San Martín creía
que la independencia de las Provincias Unidas del Río de la Plata no estaría
totalmente segura mientras el Perú fuera un importante bastión de las fuerzas
realistas.19 Se organizó una fuerza militar anfibia que en un principio sería
financiada conjuntamente por los gobiernos de Argentina y de Chile, pero
debido a la situación de anarquía en las provincias rioplatenses, el gobierno de
Buenos Aires se desentendió de los presupuestos, siendo la casi totalidad de
los costos asumidos por el gobierno de Chile dirigido por Bernardo O'Higgins.
Se determinó que el mando del ejército fuera para José de San Martín y de la
escuadra para el almirante Thomas Cochrane.
El operativo inicial del general San Martín estaba demostrando en la práctica
que el plan para liberar al Perú, bastión del colonialismo, estaba bien
concebido. Tras rebelión del Trienio Liberal y la desarticulación de la Grande
Expedición de Ultramar, sin la llegada de estos ingentes refuerzos, los
españoles no tenían una escuadra bien equipada, por lo que la expedición de
Cochrane frente a la costa peruana mostró eficiencia y causó temor a los
realistas. San Martín preparó así con mayor seguridad su expedición al Perú.
Para atraer a la aristocracia peruana, sobre todo la limeña y la trujillana, San
Martín les ofreció establecer un reino independiente en el Perú, cuyo trono
sería ocupado por un miembro de la casa real española u otra europea, sin
cambiar las estructuras sociales, incluso manteniendo al mismo ejército
realista. Dicha opinión no la cambiaría nunca, porque estaba convencido de su
aplicabilidad, ya que todos los países europeos se regían por monarquías
normalmente en ese entonces.
Desembarco en Paracas[editar]
Artículo principal: Desembarco de San Martín
El 21 de agosto de 1820, se embarcó el Ejército Libertador del Perú,
conformado por una fuerza combinada de chilenos y rioplatenses, que
sumaban 4118 efectivos. Salió de Valparaíso con ocho buques de guerra con
247 cañones y víveres para seis meses, tripulados por 1600 marineros y
soldados, y 16 transportes con más de siete mil toneladas y once lanchas
cañoneras.
El 7 de septiembre el Ejército Libertador inició el desembarco en Paracas.
Ocupó Pisco el 8 de septiembre. Tomado el puerto de Pisco, San Martín dirigió
una proclama para que sus tropas no cayeran en abusos, con líneas
principistas, como las siguientes:
“La ferocidad y la violencia son que no conocen los soldados de la libertad; y si contra todas mis
esperanzas, alguno de los nuestros olvidase sus deberes, declaro desde ahora que será
inexorablemente castigado conforme a los artículos siguientes:

 1º Todo el que robe o tome por violencia de dos reales por arriba, será
pasado por las armas, previo proceso verbal que está observado en el
ejército.
 2º Todo el que derrame una gota de sangre fuera del campo de batalla,
será castigado con la pena del Talión.
 3º Todo insulto contra los habitantes del país, sean europeos o americanos,
será castigado hasta con la pena de la vida, según la gravedad de las
circunstancias.
 4º Todo exceso que ataque la moral pública o las costumbres del país, será
castigado en los mismos términos que previene el artículo anterior”.

Posteriormente, un destacamento del ejército libertador, tomó posesión de la


ciudad de Chincha, al norte del puerto de Pisco.20
Las conferencias de Miraflores[editar]
Artículo principal: Conferencias de Miraflores
Joaquín de la Pezuela, virrey del Perú (1816-1821).

Al momento del desembarco de la Expedición Libertadora, el virrey Joaquín de


la Pezuela, se hallaba en preparativos para jurar la Constitución liberal de
1812, cumpliendo así la orden del rey Fernando VII (que a la vez se había visto
obligado a jurar y cumplir dicha Constitución por obra de los liberales españoles
que instauraron el llamado Trienio liberal en España). La noticia del
desembarco de San Martín llegó a Lima el 11 de septiembre de 1820, pero
pese a ello, se realizó la ceremonia de la juramentación el día 15 de
septiembre. Pezuela creyó que el cambio político en la península ibérica podría
ayudar de algún modo a lograr un acuerdo con San Martín y los patriotas.
Pezuela envió una carta a San Martín ofreciéndole entrar en negociaciones, el
14 de septiembre de 1820. Al día siguiente, San Martín aceptó negociar. A
partir del 25 de septiembre, los comisionados de ambos bandos iniciaron las
tratativas en Miraflores, al sur de Lima. Los delegados de San Martín eran: su
ayudante de campo coronel Tomás Guido y su Secretario de gobierno Juan
García del Río. Los representantes del Virrey eran: el Conde de Villar de
Fuentes, el teniente de navío Dionisio Capaz e Hipólito Unanue. Se iniciaron
así los intentos diplomáticos para dar término al conflicto por la independencia
hispanoamericana, que territorialmente involucraba a una inmensa parte del
continente sudamericano (Perú, Chile y Provincias Unidas del Río de la Plata).
El día 26 de septiembre, a las cinco de la tarde y como paso y medida previa
indispensable para el mejor y mayor resultado de cualquier negociación, se
firmó un armisticio. Las principales cláusulas del armisticio, eran las siguientes:
El ejército patriota permanecerá en el valle de Pisco y el realista en el de Cañete. Si no llegara a un
acuerdo, las hostilidades no podrán renovarse hasta después de 24 horas de la notificación; las
presas hechas por ambas partes en el plazo de los ocho días del armisticio, deberán ser devueltas,
las propiedades tomadas por el ejército libertador, serán conservadas y respetadas íntegramente
hasta el resultado de las negociaciones. Tanto el General San Martín como Pezuela, pondrán al
tanto de esto, a sus fuerzas.

Pezuela ratificó el armisticio a las ocho de la noche. Luego, se dio inicio a las
Conferencias.
No se logró ningún acuerdo porque los puntos de ambas partes eran
inconciliables. Por el lado español se intentó que los patriotas reconocieran la
autoridad del Rey de España bajo el amparo de la Constitución liberal de 1812
que acababa de jurar. San Martín, por su parte, exigió el reconocimiento
incondicional de la independencia de América.
Lo más interesante de estas Conferencias, fue lo que propuso muy
reservadamente San Martín, por intermedio de sus delegados, acerca de la
instalación de una Monarquía Constitucional en el Perú independiente, con un
príncipe español a su cabeza. El Virrey eludió dar una respuesta, pues era un
tema que solo competía decidir a la corte de Madrid.
Y así finalizaron las conferencias de Miraflores. No se ha precisado el local en
que se llevaron a cabo. Según el padre Vargas, debió ser la casa hacienda
de Surquillo, hoy junto al teatro Marsano, más o menos, en el parque Miranda.
El resultado de estas negociaciones lo leemos del oficio que San Martín dirigió
a Pezuela el 4 de octubre de 1820:
“Son las 6 de la tarde y esta mañana llegaron mis diputados por cuyo conducto quedo instruido de
las proposiciones a que se han extendido los de V.E. Nunca esperé después de las protestas
pacíficas en que abundaban las comunicaciones de V.E. que el resultado de las aperturas fuese tan
diametralmente opuesto a mis más sinceros deseos, suficientemente manifestados por mis
diputados. Pero ya que ha sido imposible conciliar las ideas de V.E. con las intenciones de América
en general, con las del gobierno de Chile y las de las Provincias Unidas y con el honor del ejército
que mando, me es sensible verme en la necesidad de librar al éxito de mis armas, el destino de los
pueblos, cuya independencia he venido a proteger”.

El por qué de esta falta de conciliación, la encontramos en el manifiesto que


San Martín hace al pueblo peruano, sobre el resultado de las negociaciones
el 13 de octubre de 1820:
“Las proposiciones del Virrey de Lima, han sido o totalmente inadmisibles o desnudas de una
verdadera garantía”.

Rebelión de Guayaquil[editar]
Véase también: Independencia de Guayaquil
El día 10 de octubre de 1820, el Cabildo abierto de Guayaquil proclamó su
independencia, declarándose integrante del Perú. Guayaquil fue liberada del
dominio español gracias a la sublevación de la guarnición de la ciudad formada
por el regimiento llamado de "Granaderos de Reserva" integrado por realistas
peruanos originarios del Cuzco y que estaban al mando de su jefe el Teniente
Coronel Gregorio Escobedo. El territorio más tarde se declara Provincia Libre
de Guayaquil y tras la ocupación por el ejército de la Gran Colombia y la
entrevista de Guayaquil pasa a formar parte de dicho país.
Primera Campaña de Arenales a la Sierra del Perú[editar]
Véase también: Primera campaña de Arenales a la sierra del Perú

Placa referente a la independencia de Huamanga, hecha por las referencias del opúsculo
de Jervasio Álvarez y Montaño del año de 1847.
Bandera del regimiento independiente de Tacna formado por Guillermo Miller.

Juan Antonio Álvarez de Arenales, militar rioplatense de origen español que participó en las guerras
de la independencia de Argentina, Chile y Perú.

Las acciones militares de la Expedición Libertadora del Sur, comenzaron el


día 4 de octubre, día límite del armisticio pactado en las Conferencias de
Miraflores. Ese día el general San Martín, envió 1.242 soldados al mando del
general Juan Antonio Álvarez de Arenales, a la sierra central del Perú para
propiciar la independencia y para ganar adeptos entre sus habitantes.
Arenales se dirigió primero a la ciudad de Ica. Esta ciudad estaba guarnecida
por 800 soldados realistas al mando del coronel Manuel Quimper. En la
madrugada del 6 de octubre, cuando estaba cerca de la ciudad de Ica,
Arenales recibió a dos compañías del ejército de Químper que deseaban
pasarse al lado patriota. También se enteró que Químper se había fugado con
el resto de su ejército, hacia el oriente.
El 15 de octubre de 1820 un agrupamiento de soldados patriotas comandados
por el teniente coronel Manuel Patricio Rojas, que había sido comisionado para
perseguir a Químper, llegó a Nazca con 80 jinetes y 80 infantes. Esta unidad
sorprendió a Químper en la hacienda San Juan, al sur de Nazca. La contienda
fue corta pero encarnizada. Químper aprovechó la confusión para escapar pero
se produjo el desbande total de las tropas realistas. En la batalla de San Juan,
hubo 40 muertos realistas, buen número de heridos y 36 prisioneros.
El 16 de octubre de 1820, el patriota teniente Suárez, encomendado por el
teniente coronel Rojas, se apoderó de un convoy realista en Acarí (en la
actual región de Arequipa); este convoy llevaba armas, municiones, ropas y
alimentos. Finalmente Suárez se reunió con Rojas y ambos regresaron a Ica el
19 de octubre, habiendo limpiado el camino para que continuara la expedición
de Arenales. El 21 de octubre de 1820, se juró la independencia en Ica. 21
Arenales siguió camino a la sierra. El día 31 de octubre entró en Huamanga y
el 20 de noviembre lo hizo en Huancayo. Luego llegó a Jauja, desde donde
envió una avanzada a Tarma, al mando del coronel Rojas. Este entró en Tarma
el 23 de noviembre, produciéndose el desbande realista. En Tarma se juró la
independencia el día 29 de noviembre.
Arenales continuó camino a Cerro de Pasco, que era su objetivo. El 6 de
diciembre de 1820 se enfrentó a las tropas realistas, comandadas por el
general Diego O´Reilly, que contaba con 1300 efectivos. La batalla de Cerro de
Pasco fue una total victoria patriota. La división realista de O´Reilly tuvo 58
muertos y 18 heridos durante la batalla. «La acción se resolvió a favor de los
patriotas, y en la persecución que éstos emprendieron, seguidamente,
capturaron 380 prisioneros, la bandera del “Victoria”, los estandartes de
caballería, el armamento y cuanto tuvieron que perder», según la expresión
empleada por Arenales en el parte que elevó al general San Martín. Los
prisioneros aumentaron en los días subsiguientes, obteniéndose la captura del
mismo general O´Reilly, que poco después, fue remitido a Huaura como
prisionero de calidad. Una vez que los patriotas se apoderaron de Cerro de
Pasco, tuvieron expeditas sus comunicaciones con el Cuartel General del
Ejército Libertador en Huaura.22
Independencia del Norte Peruano[editar]
Artículos principales: Tercer bloqueo del Callao e  Independencia de Trujillo.

La escuadra chilena del almirante Thomas Cochrane bloqueando por tercera vez el puerto del
Callao.

El Batallón Numancia recibe la Bandera del Ejército Libertador al momento de pasar el puente


de Huaura.
Placa en el Monumento a la Libertad recordando la proclamación de la Independencia de Trujillo por
el Marqués de Torre Tagle.

El 30 de octubre de 1820, San Martín arribó a Ancón, y en acción concertada,


el 5 de noviembre de ese mismo año, en una incursión sorpresiva del almirante
Cochrane al Callao, se capturó a la fragata “Esmeralda”, con lo que se dio el
golpe de gracia a la escuadra española.
El 10 de noviembre, San Martín ingresó a Huacho (a 170 km al norte de Lima),
donde desembarcó. Al frente de su ejército, San Martín avanzó hasta el
poblado vecino de Huaura, donde estableció su cuartel general.23 Fue en
Huaura donde por primera vez San Martín proclamó la independencia del Perú,
en noviembre de 1820, desde un balcón que hasta hoy se conserva como joya
histórica.24
El 2 de diciembre, el batallón realista Numancia se rindió y adhirió a las fuerzas
de Arenales, quien retornaba de su campaña a la sierra central para
reencontrarse con San Martín en el norte chico. El 27 de diciembre de 1820, se
proclamó la independencia en Lambayeque. El 29 de diciembre de
1820, Trujillo, convocado a Cabildo Abierto por su intendente José Bernardo de
Tagle, Marqués de Torre Tagle, juró la independencia. El 6 de enero de
1821, Piura juró la independencia. En el mismo mes, también declararon la
independencia Cajamarca, Chachapoyas, Jaén y Maynas.25
Mientras tanto, la semilla sembrada por la expedición en la sierra central
empezó a dar inmediatos frutos y se formaron las montoneras. Dichos grupos
guerrilleros indios, liderados por patriotas criollos o indígenas, comenzaron a
asediar a los realistas, sin dejarlos en paz. El alzamiento popular fue
incontenible. Dándose cuenta de ello, San Martín ordenó al general Arenales
otra expedición a la sierra central.
Segunda Campaña de Arenales a la sierra[editar]
Véase también: Segunda campaña de Arenales a la sierra del Perú
Saliendo de Huacho y hacia el norte, Arenales emprendió otra campaña a la
sierra central del Perú. Cuando estaba por diezmar al ejército de José
Carratalá, ya muy debilitado por la acción de las montoneras, y pisándole los
talones, recibió Arenales a un emisario del general San Martín con órdenes de
cesar el hostigamiento, por cuanto se había abierto negociaciones con el
comisionado regio venido de España, capitán de fragata Manuel Abreu, con el
objetivo de finalizar la guerra.
El motín de Aznapuquio[editar]
Artículo principal: Pronunciamiento de Aznapuquio
En diciembre de 1820, Pezuela se decidió a tomar la ofensiva contra San
Martín. Nombró a José de la Serna comandante en jefe del ejército realista.
Pero entre ambos había una antigua enemistad, que se había acrecentado por
su divergencia en la estrategia empleada en la guerra contra los patriotas. Esta
divergencia repercutió entre los oficiales realistas, y fue astutamente azuzada
por los patriotas, hasta que el 29 de enero de 1821, los oficiales del ejército
realista acantonado en Aznapuquio (entre los que estaban José de
Canterac, Antonio Seoane, Andrés García Camba, José Ramón
Rodil y Gerónimo Valdés) presentaron al virrey un petitorio firmado por todos
ellos, solicitándole que renunciara al mando en el término de cuatro horas, y
que abandonara el país. Ante la imposibilidad de resistir, Pezuela aceptó las
exigencias de los sublevados, y La Serna fue nombrado virrey en su
reemplazo, nombramiento que recibió la aprobación del ejército, y que fue más
tarde ratificado por el rey.262728
Campaña de Miller a los puertos intermedios[editar]
Artículo principal: Campaña de Miller a los puertos intermedios
Por iniciativa del almirante Cochrane, el general San Martín autorizó una
expedición al sur del Perú en marzo de 1821, esta fuerza se componía de 500
infantes del batallón N.º 4 de Chile y 100 jinetes al mando del
comandante Guillermo Miller, la expedición partió de Huacho y desembarcó
en Paracas el 21 del mismo mes. Avanzando por tierra Miller
ocupó Chincha donde cuatro días después sostuvo una escaramuza con las
avanzadas realistas. En este lugar pudo aumentar sus fuerzas con esclavos
negros huidos de las haciendas de sus amos, los cuales le sirvieron para cubrir
las bajas que la peste había causado en sus filas. Para evitar mayores bajas
por enfermedad se reembarcó para Arica, puerto en que no se decidió a
desembarcar por estar bien defendido con una guarnición y piezas de artillería.
Miller ordenó entonces el desembarco en Sama al norte de Arica, de donde
avanzó y ocupó la ciudad de Tacna y luego Arica que fue evacuada por los
realistas. En Tacna, Miller formó un contingente peruano al cual entregó una
bandera azul con un sol al medio como distintivo, algunos autores consideran a
este enseña como el primer emblema del Perú.
Mientras tanto los realistas habían despachado un contingente en Arequipa al
mando del coronel José Santos de la Hera siendo derrotado por Miller el 22 de
mayo en el combate de Mirave, quien el 24 de ese mes logró
capturar Moquegua y el día 26 dispersó completamente a las fuerzas de La
Hera en el combate de la Calera. Tras el armisticio Punchauca del 2 de junio,
entre el virrey de la Serna y San Martín, que regía hasta el 30 de junio de 1821,
La Hera capturó Moquegua y reanudó operaciones el 15 de junio, entrando en
Tacna el 20 de junio y en Arica el 22, en donde se embarcaron las tropas de
Miller poniendo fin a la expedición.29
Conferencias de Punchauca[editar]
Artículo principal: Conferencias de Punchauca
Óleo de Juan Lepiani que representa la entrevista de Punchauca, entre el virrey del Perú José de la
Serna y el Libertador José de San Martín.

En abril de 1821, el virrey de La Serna, mal de su grado, pero obligado por las
instrucciones traídas desde España por el comisionado Abreu, en el sentido de
llegar a un acuerdo pacífico con los patriotas, invitó oficialmente a San Martín a
entrar en negociaciones, lo que el general argentino aceptó. Como sede de
estas reuniones se designó la casa hacienda Punchauca, situada a 25 km al
norte de Lima, en la jurisdicción de Carabayllo.
En la primera fase de estas conferencias, se reunieron los delegados de San
Martín: Tomás Guido, Juan García del Río y José Ignacio de la Roza; y los
delegados del virrey: Manuel de Llano y Nájara, José María Galdeano y
Mendoza y Manuel Abreu (4 de mayo de 1821). Los delegados patriotas fueron
instruidos para que se abstuviesen de llegar a algún acuerdo en tanto que no
fuese reconocida la independencia de las Provincias Unidas del Río de la Plata,
Chile y Perú. Como ya había ocurrido en las anteriores conferencias de
Miraflores, los españoles se mantuvieron inflexibles en no reconocer la
independencia, lo que hacía que ambas partes se enquistaran en posiciones
insalvables. Se decidió solo un armisticio de 20 días y se programó una
entrevista personal entre los jefes adversarios, es decir entre de La Serna y
San Martín.
La entrevista entre de La Serna y San Martín se realizó el 2 de junio.
Acompañaban al virrey, el general José de La Mar y los brigadieres José de
Canterac y Juan Antonio Monet. Por su parte, San Martín estaba acompañado
por el general Juan Gregorio de Las Heras, Mariano Necochea y James
Paroissien.
Según testimonio del comisionado Abreu, el plan que San Martín expuso al
virrey consistía esencialmente en lo siguiente: que se instalaría una regencia,
de la que de La Serna sería Presidente y que estaría, además, integrada por un
vocal nombrado por el virrey, y otro nombrado por San Martín. Los dos ejércitos
beligerantes deberían unificarse y se declararía la independencia. Luego, San
Martín en persona viajaría a Madrid para solicitar de las Cortes que escogieran
a un infante de España, un príncipe Borbón, que debía ser proclamado Rey del
Perú. En un primer momento, a de La Serna no le pareció inaceptable este plan
y consideró incluso la voluntad de San Martín de ir a España como un gesto de
buena voluntad. Al parecer, esa también fue la primera impresión de sus
oficiales, que departieron con los delegados patriotas en medio de brindis y
chanzas. El virrey pidió dos días para consultar a todos sus oficiales y, según
parece, se impuso entonces el criterio de sus dos oficiales más importantes,
Canterac y Valdés, que vieron en el plan de San Martín solo un pérfido ardid
para ganar tiempo. De la Serna se abstuvo de dar una respuesta a San Martín,
aduciendo que no tenía instrucciones para decidir en asuntos tan
trascendentes.
No obstante, las conversaciones continuaron, nuevamente entre delegados. El
clima insalubre del valle de Chillón obligó a que la sede de las conferencias se
trasladara nuevamente al pueblo de Miraflores, al sur de Lima. Allí, el 8 de
junio, los diputados del Virrey de La Serna, Manuel del Llano, José María
Galdiano, Manuel Abreu, con su secretario Francisco Moar y los diputados de
San Martín, Tomás Guido, Juan García del Río, José Ignacio de La Rosa, con
el secretario Fernando López Aldana, reiniciaron las conferencias. No se logró
ningún resultado. Desde el 20 de junio, las reuniones continuaron a bordo del
buque neutral Cleopatra, igualmente sin resultado en lo que respecta a los
puntos centrales. Lo único rescatable que se acordó en todas estas reuniones
fue prorrogar el armisticio hasta el 30 de junio, así como un canje de
prisioneros.30
Tras las conferencias de Punchauca el virrey José de la Serna observó que
mantenerse en Lima le era totalmente desfavorable desde todo punto de vista,
por lo que tomó la decisión de retirarse de la ciudad capital del virreinato con
sus tropas, acción que ejecuta el 6 de julio de 1821. Empero, dejó un
destacamento al mando del general José de La Mar, para que custodiara
la Fortaleza del Real Felipe, en el Callao.
La ocupación de Lima por los patriotas[editar]

José de San Martín recibido por los ciudadanos de Lima. Pintura de Teófilo Castillo Guas.

A comienzos de julio de 1821 se vivía en Lima una tremenda escasez de


alimentos, debido precisamente al asedio de las montoneras, que cortaron las
vías de comunicación con el exterior. Las tropas realistas no contaban con
recursos y los patriotas ya habían conseguido importantes victorias al interior
del país (como en Cerro de Pasco), en tanto la población entera reclamaba la
presencia del libertador.31
Ante la cercanía del Ejército Libertador, dice Pedro Escribano:
«Lima se convirtió en una fuente inagotable de rumores tremebundos. Las puertas de tiendas,
pulperías y negocios fueron cerradas ante el temor de un inminente saqueo. Los limeños, corrían
por las calles, en tumulto, desconcertados. Muchos buscaron refugio al conocer la noticia. La
insurgencia emancipadora, no era un movimiento con muchos adeptos en la capital del virreinato. El
pánico, por ello, fue generalizado. Miles de familias se dejaron arrastrar por una ola de histeria y
desesperación. El rumor de la Independencia, fue asumido, y no por pocos, como si se tratara de la
inminencia de un cataclismo. Circulaba el rumor que el Ejército Libertador, era extremadamente
violento y sanguinario, que estaba compuesto por hordas de indios, negros y resentidos sociales,
que su sed de venganza contra los sectores pudientes que residían en Lima desataría una matanza
nunca vista. Todos vivían la sensación de estar en la víspera del fin del mundo».

El ejército realista al mando del general José Canterac, ya había dejado Lima,


rumbo a la sierra, el 25 de junio de 1821. En su persecución fue enviado
Arenales. Este destacamento patriota ya estaba a punto de enfrentarse a las
fuerzas de Canterac, pero desistió por órdenes de San Martín. Indudablemente,
el general argentino no deseaba un enfrentamiento frontal con los españoles.
El 5 de julio de 1821, el virrey José de la Serna anunció a los limeños que
abandonaba la capital para refugiarse en el Callao, en la fortaleza del Real
Felipe. Lima quedaba abandonada a su suerte. Según el marino inglés Basil
Hall, que se hallaba entonces en Lima: «los timoratos eran presa fácil de los
temores más extraños; los audaces y fuertes no sabían de qué modo utilizar su
coraje; los vacilantes estaban en el estado más calamitoso». Como la fortaleza
del Real Felipe, según el virrey, era el sitio más seguro, «multitudes se
precipitaron hacia el castillo, y al ser interrogadas sobre las razones que les
empujaban a abandonar la ciudad, no daban otra que el miedo». Mientras
tanto, parte del pueblo limeño, representado por algunos notables (españoles y
criollos), hizo llegar una invitación a San Martín para que ingrese a Lima, el 9
de julio de 1821.32 En efecto, el Libertador del Sur, mandó un pequeño
destacamento de patriotas e hizo su entrada a Lima en la noche del 12 de julio
de 1821. «En vez de venir con pompa oficial, como tenía derecho a hacerlo,
San Martín esperó que oscureciese para entrar a la capital a caballo y sin
escolta, acompañado por un simple ayudante», continúa diciendo Basil Hall.
Dos días después lo hizo el grueso del ejército libertador, «siendo recibido con
mucho fervor patriótico».
Sobre el ánimo de los limeños al tiempo del ingreso del Ejército Libertador a
Lima, Pedro Escribano, nos dice: «parece mentira. En los días siguientes Lima
se fue reanimando lentamente. Poco a poco la población tomó confianza en los
emancipadores y comprobó que no había razón para el temor. Mucho había
pesado, en todo caso, la mala conciencia»
Por su parte, sobre lo mismo, Basil Hall, dice: «Era inconcebible que tanta
gente pudiera estar encerrada tan largo tiempo sin tentarse siquiera una vez a
curiosear, especialmente cuando el peligro no era inminente o cierto».
Proclamación de la independencia del Perú[editar]
Artículo principal: Declaración de Independencia del Perú

Proclamación de la Independencia del Perú. Óleo de Juan Lepiani.


En cumplimiento de lo acordado con San Martín, los notables de Lima se
reunieron en Cabildo Abierto, con el propósito de jurar la Independencia. La
firma del Acta de Independencia del Perú tuvo lugar el 15 de julio de 1821.
Unos 300 ciudadanos principales firmaron el Acta ese día; en los días
siguientes lo hicieron muchos más.33 Manuel Pérez de Tudela,
letrado ariqueño, más tarde Ministro de Relaciones Exteriores, fue quien
redactó el Acta de la Independencia.34 El almirante Cochrane entró en Lima el
17 de julio.
El sábado 28 de julio de 1821, en una ceremonia pública muy solemne, el
generalísimo José de San Martín enunció la célebre proclamación de la
Independencia del Perú. Primero lo hizo en la Plaza Mayor de Lima, después
en la plazuela de La Merced, luego, en la plaza Santa Ana, frente al Convento
de los Descalzos y finalmente en la plaza de la Inquisición (hoy plaza Bolívar).35
36
Según testigos de la época, presenciaron la ceremonia más o menos 16 000
personas.37 El libertador con una recién creada bandera peruana en la mano,
exclamó:

Video externo
 Así fue la proclamación de la Independencia del Perú (2016)
en Youtube (Agencia Andina de Noticias)

Atención: este archivo está alojado en un sitio externo, fuera del control de la Fundación
Wikimedia.
DESDE ESTE MOMENTO EL PERÚ ES LIBRE E INDEPENDIENTE POR LA VOLUNTAD
GENERAL DE LOS PUEBLOS Y POR LA JUSTICIA DE SU CAUSA QUE DIOS DEFIENDE. ¡VIVA
LA PATRIA!, ¡VIVA LA LIBERTAD!, ¡VIVA LA INDEPENDENCIA!.
José de San Martín. Lima, 28 de julio de 1821.38

Basil Hall, capitán de la marina británica, que por entonces se hallaba en Lima,
al comentar la ceremonia culmina diciendo:
Sus palabras fueron recogidas y repetidas por la multitud que llenaba la plaza y las calles
adyacentes, mientras repicaban todas las campanas y se hacían salvas de artillería entre
aclamaciones como nunca se había oído en Lima. 39

Cabe destacar que hay cuestiones históricas que dicen que San Martín ya
había jurado la independencia peruana el 27 de noviembre de 1820 en la
ciudad de Huaura (al norte de Lima), en el denominado Balcón de Huaura,
aunque este tema es muy debatido, lo cierto es que en Huaura el Libertador
reorganizó su ejército y comenzó el plan para el asedio de la capital del
virreinato.40
El Protectorado del Perú[editar]
Artículo principal: Protectorado de San Martín
Primer Escudo de la República peruana.

El general San Martín había asumido el mando político militar de los


departamentos libres del Perú bajo el título de Protector, como dice el decreto
del 3 de agosto de 1821. Para todo efecto práctico, el Perú se hallaba dividido
militar y administrativamente en dos partes:

 1º Lima, el norte y un sector del centro del país estaban en manos de


los patriotas.
 2º Y la sierra sur y centro y el Cusco estaban en manos de los
realistas.
Luego, el título de Protector fue cambiado por el de Protector de la Libertad del
Perú. El Perú debe al Protectorado, que duró apenas un año y 17 días, las
siguientes realizaciones político administrativas:

 1º Comienzo de un régimen administrativo autónomo después de


tres siglos de colonialismo.
 2º Posibilidad de que el pueblo elija el sistema que más conviniera a
los intereses nacionales.
 3º Los símbolos de la patria: la primera bandera (ver Bandera del
Perú y el himno nacional (ver Himno Nacional del Perú).
 4º La moneda nacional, signo fiduciario de libre poder económico.
 5º Reglamento básico de su sistema comercial para iniciar relaciones
económicas con otros países del mundo.
 6º La creación de la Marina de Guerra del Perú y la adquisición de
los primeros buques para su escuadra nacional a fin de defender la
soberanía adquirida.
 7º La organización básica de su fuerza militar, para resguardar la
seguridad interna y externa.
 8º La determinación de su propia ejecutoria educacional con la
fundación de la Escuela Normal, así como las primeras escuelas
públicas del Perú libre.
 9º El primer intento de rescatar, valorizar y difundir la cultura nacional
mediante la creación de la Biblioteca Nacional del Perú.
El Protectorado fue una dictadura que se basó en un Estatuto, que tuvo las
siguientes características:
 1º El Estatuto de gobierno fue una norma de emergencia, provisional,
correspondiente a una situación revolucionaria para un Estado
emergente, que había conquistado su independencia parcial y que
trataba de culminarla.
 2º En sus principios declarativos fue de corte liberal, porque incluía la
defensa de los derechos del hombre, que habían inspirado
la revolución Francesa y la independencia norteamericana.
 3º La organización territorial del Estado independiente se basó en el
sistema departamental.
 4º La Alta Cámara de Justicia reemplazó a la Audiencia Real del
virreinato y asumió las funciones jurídicas y políticas del país.
 5º Se propuso crear un Consejo de Estado, que secundaría al
Protector en su gobierno, formado por varios miembros, entre los
cuales estarían 3 condes criollos y un marqués inca.
Otras disposiciones que se dieron en el Perú, durante el Protectorado, fueron:

 1º En una medida francamente conservadora, San Martín respetó


todos los títulos de la nobleza colonial, cambiando la denominación
de Títulos de Castilla por la de Títulos del Perú.
 2º Quedó fundada la Sociedad Patriótica de Lima, con la intención de
defender la instauración de un régimen monárquico peruano, del que
San Martín era partidario; pero, en la práctica, sus integrantes
abogaron por el sistema republicano.
 3º Se creó la Orden El Sol del Perú para reconocer la labor de los
peruanos más distinguidos y darles un estatus parecidos al de los
Títulos del Perú.
 4º Una comisión especial, integrada por García del Río y Paroissien,
viajó a Europa por orden de San Martín para buscar un príncipe que
viniera al Perú como rey. Estos dos personajes salieron del Perú en
diciembre de 1821 y arribaron a Londres en septiembre de 1822,
época en que se terminaba el Protectorado de San Martín. Aunque
fueron reemplazados por Ortiz de Zevallos y Juan Parish Robertson,
en el Perú se había consolidado la idea del sistema republicano, por
tanto, los comisionados tanto de la primera como de la segunda,
fracasaron en su intento.
 5º Los primeros miembros del gabinete sanmartiniano fueron: Juan
García del Río, ministro de Relaciones Exteriores; Bernardo de
Monteagudo, ministro de Guerra y Marina; e Hipólito Unanue,
ministro de Hacienda. El primero era colombiano, natural
de Cartagena de Indias; el segundo, argentino, de la provincia
de Tucumán; y el tercero, peruano nacido en Arica.
 6º Prefecto de Lima fue nombrado José de la Riva-Agüero, un joven
y rico aristócrata de Lima, que había colaborado intensamente por la
causa de la libertad.
Independencia de Maynas[editar]
Artículo principal: Guerra de Independencia de Maynas
Sitio donde se libró la batalla de Habana en 1822, mapa del actual departamento de San Martín.

A pesar del progresivo desmembramiento del Virreinato del Perú en sus


principales zonas de influencia como Lima y Trujillo; la Comandancia General
de Maynas seguía siendo fiel a la corona española y solía ser refugio de varios
soldados realistas que huían de los territorios controlados por los
patriotas, Nicolás Arriola —uno de los militares argentinos que se quedó
en Perú para continuar la guerra de independencia— auspiciado por José
Bernardo de Tagle desde Trujillo decidió comenzar la campaña para expulsar a
los últimos españoles que se refugiaban en la espesura de la selva amazónica,
iniciando la guerra el 28 de julio de 1821 desde la pampa de Higos Urco donde
conseguiría sus primeras victorias, en Higos Urco proclamaría oficialmente la
independencia de Maynas el 19 de agosto del mismo año, posteriormente se
alisto para sitiar Moyobamba fracasando por la traición de uno de sus
comandantes que se pasó al bando realista, la campaña desembocaría en
una guerra de guerrillas hasta 1822 donde Arriola vuelve a lanzar un asedio
inesperado para los realista, logrando los patriotas la toma de Moyobamba el 4
de septiembre donde vuelven a jurar la independencia de Maynas, la guerra
termina definitivamente el 23 de septiembre cuando el ejército patriota logra la
victoria en la batalla de Habana donde se refugiaban grandes cargos españoles
que escaparon de Moyobamba. Posteriormente Maynas estaría durante unos
meses controlado de facto por un gobierno militar provisional patriota
autosustentado y dirigido por Nicolás Arriola que más adelante cedería y
reconocería formalmente la soberanía peruana sobre el territorio que
administraba.414243
Primer Sitio del Callao[editar]
Véase también: Primer sitio del Callao
El 12 de julio de 1821 tras la retirada del virrey José de la Serna y su ejército a
la sierra, el ejército patriota al mando de San Martín ocupó Lima, al día
siguiente se inició el cerco terrestre a la plaza del Callao, lo que unido
al bloqueo marítimo previamente efectuado por la flota chilena al mando del
almirante Thomas Cochrane, vino a completar el sitio. El virrey había dejado
para la defensa de los castillos una guarnición de 2.000 hombres compuesta de
soldados regulares y milicias urbanas al mando del gobernador y jefe de la
plaza el mariscal José de La Mar, después de la retirada de Canterac, La Mar
capituló el 19 de septiembre de 1821 y se unió a las filas patriotas.
Campaña de Canterac sobre el Callao[editar]

El militar español José de Canterac.

Mientras que en Lima, San Martín se dedicaba a fundar el nuevo estado


peruano, el virrey La Serna, aprovechando el retiro de Álvarez de Arenales de
la sierra central, empezó a recuperar posiciones. Reforzó sus posiciones en
Jauja y Huancayo, puntos desde donde planeó hostigar a Lima, pero esta
operación no era fácil, por la resistencia que oponían los peruanos andinos.
Como en los castillos del Callao permanecía una guarnición española apostada
con gran cantidad de armamentos, el virrey planeó hacer una incursión allí. La
temeraria expedición española se preparó en Jauja, seleccionándose a 2500
infantes y 900 de caballería, al frente de los cuales fue puesto el general
Canterac.
Canterac partió de Jauja el 25 de agosto de 1821, rumbo al valle
del Rímac (Lima y Callao). En el trayecto sufrió el ataque de los montoneros
peruanos, que le ocasionaron numerosas bajas. Impresionado por este ataque,
Canterac dividió sus fuerzas en dos columnas, una bajo su mando, que marchó
por la ruta de San Mateo, y otra bajo el mando de Lóriga, que siguió la ruta de
Lurín. Ambos se encontraron en Cieneguilla, unos km al sur de Lima. Los
realistas se encontraban en condiciones desastrosas, tanto física como
moralmente. En esas condiciones habría sido posible que los patriotas los
acorralaran y exterminaran. No obstante, San Martín, que desde su
emplazamiento estaba al tanto de los movimientos de los realistas, no quiso
atacarlos.
Los realistas empezaron el 8 de septiembre a desplazarse de Cieneguilla con
dirección al Callao, dispuestos en tres unidades, mandadas por Valdés, Monet
y Carratalá, mientras que Canterac iba al frente de la caballería. Los 7000
soldados de línea del Ejército Libertador y los más de 3000 montoneros
peruanos, que contemplaban atónitos tal avance, ardían por entrar a combate,
pero San Martín, pese a los ruegos de su jefe de estado mayor, general Las
Heras, se negó a dar la orden de ataque. Hasta el mismo almirante Cochrane
visitó a San Martín y le pidió que le pusiera al mando de 2000 soldados, con los
que prometió aniquilar a todas las fuerzas realistas. Pero San Martín se volvió a
negar, siendo recriminado por Cochrane; fue en ese momento en que se
produjo la ruptura entre ambos. Se afirma que la actitud de San Martín, de no
querer atacar a los realistas, se debía a la esperanza que depositaba en que
estos aceptarían las ofertas que les había planteado en la conferencias de
Punchauca para llegar a un acuerdo de paz; de ser cierto ello, se equivocaba
rotundamente.
Fue así que, en una maniobra sorprendente, y sin que las tropas patriotas los
obstaculizaran, los realistas de Canterac llegaron hasta el Callao y se
encontraron con las fuerzas del general José de La Mar, que custodiaba la
Fortaleza del Real Felipe (10 de septiembre de 1821). Luego de hacerles
conocer las nuevas órdenes del virrey La Serna, y de entregarles
avituallamiento militar, Canterac regresó a la sierra el 16 de septiembre.
El alto mando del ejército libertador, reaccionó tarde, cuando Canterac ya se
hallaba rumbo a la sierra. Se dispuso que las tropas patriotas al mando del
general Guillermo Miller (que era nacido en Inglaterra e incorporado a las filas
patriotas desde 1817, en Buenos Aires) le siguieran produciéndose
escaramuzas entre la vanguardia del ejército patriota y la retaguardia del
ejército realista. Como consecuencia de estos enfrentamientos armados, se
produjeron bajas considerables en el ejército de Canterac, principalmente por
desbande y por la acción heroica de los montoneros peruanos. Canterac se
reunió con La Serna en Jauja, el 1 de octubre de 1821, 35 días después de que
iniciara la osada expedición al Callao.
El retiro del almirante Cochrane[editar]
El almirante Cochrane se retiró a sus navíos, muy molesto por la actitud de San
Martín de desaprovechar una magnífica oportunidad para infligir un duro golpe
a los realistas. El marino británico fue enfático en considerar a San Martín
como de un intelecto militar inferior al suyo y que el Protectorado que estaba
ejerciendo carecía de decisión y se mostraba dubitativo.
Como a los marinos de su escuadra no se les había pagado desde la salida de
Chile, pese a los reiterados pedidos, Cochrane confiscó el tesoro público que
resguardaba en uno de los navíos, con el cual hizo el pago de los sueldos y los
premios, pero haciendo las cuentas claras y devolviendo a la Casa de
Moneda los saldos que quedaban. No obstante, San Martín se enojó y ordenó
a Cochrane que volviera a Valparaíso. El marino expresó que no le debía
obediencia y enfiló su escuadra hacia el norte, para perseguir al resto de los
flota española. Retornó al Callao, en donde tuvo algunas fricciones.
Finalmente, zarpó el 10 de mayo de 1822, para no volver más al Perú,
considerando que su contribución a la causa independentista no era realmente
apreciada ni aprovechada.
Conjura de los oficiales patriotas contra San Martín[editar]
El militar rioplatense Juan Gregorio Las Heras.

Cuando oficiales generales del ejército Libertador vieron retirarse a la


expedición de Canterac hacia la sierra, luego de su espectacular avance al
Callao, fueron presas de la más exacerbada indignación. No podían entender la
razón por la que San Martín se había negado a dar la orden de ataque,
perdiéndose varias oportunidades de batir a las fuerzas realistas en el largo
trayecto de Cieneguilla al Callao. Según ellos, se había desperdiciado una
magnífica oportunidad de acelerar el fin de la guerra de la independencia. Al no
hallar una explicación de carácter estratégico, surgieron diversas hipótesis
sobre problemas personales que aquejaban al Libertador. Una de ellas decía
que su adicción al uso del opio para combatir sus dolores estomacales (que se
le presentaron de manera aguda a partir de la batalla de Chacabuco), habían
minado su voluntad y firmeza. Sea como fuera, casi todos los oficiales
concordaron en que era preciso deshacerse de San Martín, si se deseaba
rectificar la estrategia militar que debía conducir al triunfo. Surgió así una
conjura para deponerlo, apresarlo y deportarlo. Las reuniones de los
conjurados se realizaron en las oficinas del estado mayor, en los primeros días
de octubre de 1821. Tácitamente, apoyaban la conjura el comandante del
ejército, general Juan Gregorio de Las Heras, y el jefe de estado
mayor Rudecindo Alvarado. Cuando ya estaba a punto de darse el golpe, los
conjurados cometieron el error de poner al tanto del plan al coronel
venezolano Tomás de Heres, comandante del batallón Voltígeros (ex
Numancia), creyendo que se les uniría. Pero Heres corrió presuroso a informar
de la conjura a San Martín, quien se limitó a confrontar al denunciante con los
oficiales acusados. Estos negaron rotundamente la acusación e incluso
desafiaron al venezolano a someterse a duelo. San Martín apaciguó los ánimos
y envió a Heres a Colombia, para evitar que sufriera algún atentado.
Naturalmente, el plan de los conjurados se desbarató, al perderse el factor
sorpresa. San Martín no impuso ningún castigo a los oficiales implicados, e
incluso, logró que el cabildo de Lima obsequiara a 20 altos oficiales, fincas en
el Perú por un valor cercano de 500 mil pesos (propiedades que habían sido
confiscadas a los españoles). Entre los beneficiados se hallaban Guise,
Luzuriaga, Las Heras, Necochea, García del Río, Monteagudo, Álvarez de
Arenales, Miller y Heres. Pero muchos de ellos venderían sus propiedades y se
retirarían del Perú.
Desastre de La Macacona[editar]
Artículo principal: Batalla de Ica
El problema mayor para San Martín, era, indudablemente, la guerra contra los
realistas. Hay quienes le han reprochado el no emprender una ofensiva total
sobre los realistas, como lo había hecho en Chile, pero el Libertador tenía sus
razones para proceder así. En primer término, ganar tiempo iba a su favor, ya
que el poder virreinal perdía legitimidad por las controversias entre liberales y
absolutistas del gobierno peninsular. En segundo lugar era consciente de la
inferioridad numérica de sus fuerzas, comparada con la de los virreinales, a los
que esperaba atraer a favor de la independencia. Pero los realistas dominaban
el interior del país, desde Jauja hasta el Alto Perú, y sumaban un total de
23.000 soldados, mayormente hombres andinos y mestizos reclutados a la
fuerza. San Martín solo contaba con 4.000 efectivos. Un importante triunfo para
los patriotas fue la rendición de las fortalezas del Callao, el 19 de septiembre
de 1821, cuyo jefe, el mariscal peruano José de La Mar, se sumó a la causa
patriota. Mientras tanto, el virrey La Serna reorganizaba sus fuerzas en la sierra
central y sur del Perú y en el Alto Perú, desde donde realizó atrevidas
incursiones sobre la costa, que sorprenden y destruyen un ejército
independiente en la batalla de Ica o de La Macacona, el 7 de abril de 1822.
Mientras que en la zona de Ayacucho, se batían bravamente las montoneras
patriotas, bajo el mando de Cayetano Quirós y Basilio Auqui; en ese contexto
se produjo el heroísmo de la dama ayacuchana María Parado de Bellido, que
desde Huamanga cooperaba con las fuerzas de Quirós enviando cartas con
informaciones sobre los movimientos de los realistas. Descubierta, fue fusilada
por orden del general José Carratalá el 11 de mayo de 1822.
Campaña auxiliadora de la independencia de Quito[editar]
Artículos principales: Expedición Auxiliar de Santa Cruz a Quito e  Independencia de
Quito.

Batalla de Camino Real. Después de su independencia, el gobierno de la provincia guayaquileña


formó un ejército de 1500 hombres para liberar al resto de la Real Audiencia, se llamó División
Protectora de Quito.

San Martín envía una división auxiliar peruana al mando de Andrés de Santa
Cruz para la independencia de Quito. El 24 de mayo de 1822, tropas peruano-
colombianas derrotaron a los realistas en la batalla de Pichincha (actual
territorio del Ecuador) y ocuparon Quito el 25 de mayo. El contingente peruano
que intervino en esta batalla, estuvo compuesto por 1,600 efectivos al mando
del coronel Andrés de Santa Cruz y se unió a la tropa patriota colombiana
en Saraguro, el 9 de febrero de 1822. Este suceso es memorable, pues por
primera vez confluían las dos corrientes libertadoras, la del Norte y la del Sur.
Posteriormente, el general Simón Bolívar invadió Guayaquil, con el afán de
anexarla a la Gran Colombia, de la que era su caudillo indiscutible. Tanto el
Libertador del Norte, Bolívar, como el Libertador del Sur, San Martín, estaban
convencidos de que la definición de la independencia americana, tenía que
darse en suelo peruano.
Entrevista de Guayaquil[editar]
Artículo principal: Entrevista de Guayaquil

Entrevista de Guayaquil, entre los libertadores José de San Martín y Simón Bolívar.

San Martín, no pudo, sin embargo, culminar la guerra contra los españoles. Si
bien todo el norte del Perú se había sumado voluntariamente a la causa
patriota, el centro y el sur del país permanecían ocupadas por las tropas
virreinales. San Martín consideró necesaria la ayuda militar externa y en pos de
ella fue a entrevistarse en Guayaquil con Bolívar. En la entrevista de Guayaquil,
realizada entre los días 26 y 27 de julio de 1822, los Libertadores discutieron
tres importantes cuestiones:

 La suerte de Guayaquil, que siendo territorio peruano, fue anexado


por Bolívar a la Gran Colombia.
 La ayuda que debía prestar Bolívar para el fin común de la
independencia del Perú.
 La forma de gobierno que debían adoptar las nacientes repúblicas
hispanoamericanas.
La entrevista no llegó ningún resultado concreto. En lo que respecta al primer
punto, Bolívar ya había decidido que Guayaquil perteneciera a la Gran
Colombia y no admitió ninguna discusión al respecto. En cuanto al segundo
punto, Bolívar ofreció enviar al Perú una fuerza auxiliar grancolombiana de
2000 hombres, que San Martín consideró insuficiente. Y en lo referente al
tercer punto, Bolívar era decididamente republicano, contraponiéndose así al
monarquismo del Libertador rioplatense. Desilusionado, San Martín retornó al
Perú, ya convencido de que debía retirarse para dar pase al Libertador del
Norte.
San Martín abandona el Perú (Primer Congreso Constituyente) [editar]

Primer Congreso Constituyente del Perú (1822).

Antes de los sucesos de Guayaquil, San Martín había convocado al Primer


Congreso Constituyente de la República del Perú, el 1 de mayo de 1822. Se
eligieron 80 diputados, instalándose solemnemente este legislativo el 20 de
septiembre de 1822. Lo presidía el clérigo Francisco Xavier de Luna Pizarro.
Apenas instalado este Primer Congreso Constituyente, aprobó una proposición
que decía: «…que el Congreso Constituyente del Perú está solemnemente
constituido e instalado, la soberanía reside en la nación, y su ejercicio en el
Congreso que legítimamente la representa».
Luego de la instalación y en la misma fecha, este Congreso ofreció al general
José de San Martín, poderes dictatoriales, que rehusó. Se varió el ofrecimiento
al de Fundador de la Libertad del Perú y Generalísimo de las Armas, título que
fue aceptado por el general San Martín, aunque de manera honorífica. Su
decisión de retirarse, era terminante.
El Congreso aceptó la renuncia de San Martín y convino en la proposición de
Arce diciendo que «como quiera que el Congreso debe retener cuanta
autoridad sea dable para hacer cumplir sus determinaciones, y corriendo riesgo
de que un Poder Ejecutivo extraño, aislado y separado de él, aunque hechura
suya, le puede formar partido de oposición» determinaba que «el Congreso
conserve el Poder Ejecutivo». Se decidió también que Poder Ejecutivo debería
estar conformado por tres personas. Uno de los diputados, José Faustino
Sánchez Carrión, el célebre El Solitario de Sayán, sentenció en aquella
oportunidad: «Tres no se unen para oprimir. El gobierno de uno es más eficaz
si gobernar es tratar a la raza humana como a las bestias…» y agrega: «La
Libertad es mi ídolo, como lo es del pueblo. Sin ella no quiero nada; la
presencia de uno sólo en el mando me ofrece la imagen odiada del Rey». Y así
quedó constituida la Suprema Junta Gubernativa, conformada por tres
congresistas:

 El general José de La Mar, natural de Cuenca, en el actual Ecuador.


 El jurista y militar Felipe Antonio Alvarado, natural de Río de la Plata.
 El conde Manuel Salazar y Baquíjano, noble limeño.
Varias declaraciones de este Primer Congreso Constituyente, marcan el final
de los sueños monárquicos, como la declaración del 11 de noviembre de 1822
sobre la incompatibilidad de la Orden del Sol y de los Títulos de Castilla con la
forma de Gobierno del Perú y la declaración del 12 de noviembre del mismo
año, desautorizando a los comisionados García del Río y Paroissien.
José de San Martín se retiró a la Magdalena, en donde tenía una casa de
campo. Acompañado por una pequeña escolta y un ayudante, la misma noche
de su renuncia, montado a caballo, se dirigió a Ancón, al norte de Lima. En la
madrugada del día 22 de septiembre, en el bergantín Belgrano, se embarcó
rumbo a Valparaíso, Chile.
El Primer Congreso Constituyente promulgó el 12 de noviembre de 1823,
la Primera Constitución Política de la República, de clara tendencia liberal. Fue
una Constitución efímera; cuando llegó al Perú el general Simón Bolívar, el
propio Congreso Constituyente, tuvo que suspender sus efectos para poderle
dar al Libertador poderes dictatoriales.
Gobierno de la Suprema Junta Gubernativa[editar]
Artículo principal: Suprema Junta Gubernativa del Perú

José de la Mar, presidente de la Suprema Junta Gubernativa del Perú (1822-1823).

La misión primordial de la Suprema Junta Gubernativa, era proseguir la lucha


contra los realistas. El virrey La Serna contaba con más de 20 000 soldados
que ocupaban el territorio entre Cerro de Pasco (centro del Perú) y el Alto Perú
(sur del Perú, actual Bolivia). Ya San Martín había previsto que eran necesarias
más fuerzas para poder derrotar a los realistas, quienes habían convertido todo
ese territorio en un verdadero bastión de su poderío. Se hallaba todavía en
curso la ayuda que Bolívar había ofrecido al Perú para derrotar a los
españoles. Efectivamente, durante la Entrevista de Guayaquil, Bolívar ofreció a
San Martín ayuda militar al Perú, la que se concretizó en julio de 1822, con el
envío de tropas al mando de Juan Paz del Castillo, pero estas eran todavía
insuficientes. En septiembre de ese año, Bolívar ofreció otros 4.000 soldados
más, pero la ya instalada Suprema Junta Gubernativa solo aceptó la recepción
de 4000 fusiles. Las relaciones del Perú con la Gran Colombia entraron en su
punto más crítico debido a la anexión de Guayaquil a territorio grancolombiano.
A ello se sumó el hecho de que Juan Paz del Castillo recibiera instrucciones de
su gobierno de no comprometer a sus fuerzas solo en caso de que el éxito
estuviera garantizado y solo en el norte peruano, por lo que entró en conflicto
con los intereses del Perú, que se enfocaban en atacar a los realistas del
centro y del sur. Dicho oficial colombiano retornó a su patria, en enero de 1823,
disgustado al no lograr imponer sus condiciones. Las relaciones con la Gran
Colombia se enfriaron entonces, en los precisos instantes en que se libraba la
llamada Primera Campaña de Intermedios.
Primera Campaña de Intermedios[editar]
Artículo principal: Primera Campaña de Intermedios

Puertos intermedios en un detalle del mapa de Samuel Augustus Mitchell publicado en 1839.

La Suprema Junta de Gobierno organizó una expedición militar contra los


españoles que todavía dominaban el sur del Perú. Esa expedición se conoció
como Campaña de los puertos intermedios o simplemente Campaña de
Intermedios, pues el plan era atacar a los españoles desde la costa sur situada
entre los puertos de Ilo y Arica. Este plan había sido bosquejado por el mismo
San Martín, pero originalmente contemplaba, además del ataque desde la
costa sur peruana, una ofensiva combinada de los argentinos por el Alto Perú y
de los patriotas de Lima por el centro del Perú. Sin embargo, la Junta no pudo
lograr el concurso del gobierno de Buenos Aires, abrumado por dificultades
internas, y no otorgó al ejército que guarnecía Lima los medios necesarios para
que iniciara oportunamente una ofensiva a la sierra central. La partida del
colombiano Juan Paz del Castillo influyó también para que se paralizaran los
preparativos del llamado ejército patriota del Centro.
Esta primera Campaña de Intermedios, comandada por el general
rioplatense Rudecindo Alvarado, acabó en total fracaso al no seguirse el plan
completo y al no ponerse dinamismo en las acciones, lo que dio tiempo a que
los realistas se pusieran a la defensiva.
Alvarado llegó a Iquique en donde hizo desembarcar un destacamento para
que iniciara acción sobre el Alto Perú. Luego se dirigió a Arica, donde
permaneció sin desembarcar por espacio de tres semanas, dando tiempo para
que el virrey La Serna, informado por su servicio de espionaje de la presencia
patriota, ordenara a sus lugartenientes José de Canterac y Gerónimo
Valdés acudir con sus fuerzas a la zona amenazada. Cuando a fines de
diciembre Alvarado desembarcó en Arica y avanzó sobre Moquegua se
encontró con las fuerzas realistas que ocupaban mejores posiciones. Valdés le
salió al encuentro, librándose la batalla de Torata. El jefe realista resistió ocho
horas hasta que llegó en su auxilio Canterac con su caballería; juntos pusieron
en fuga a los patriotas, logrando así la victoria para las banderas del Rey (19
de enero de 1823). Animado por su éxito, Valdés persiguió a las tropas de
Alvarado, alcanzándolas y venciéndolas definitivamente en la batalla de
Moquegua (21 de enero de 1823). Las tropas patriotas, reducidas a la cuarta
parte de su número original, tuvieron que reembarcarse precipitadamente y
retornar al Callao con cerca de 1000 sobrevivientes. 44
De entonces data la letrilla que los españoles difundieron desde su
campamento situado a poca distancia de Lima, en la que se burlaban del
Congreso:
Congresito ¿cómo estamos
con el tris tras de Moquegua?
De aquí a Lima hay una legua.
¿Te vas? ¿Te vienes? ¿Nos vamos?

Tras este desastre militar, la Junta Gubernativa y el Congreso quedaron


tremendamente desacreditados ante la opinión pública. Se temió que las tropas
realistas acantonadas en Jauja (sierra central peruana), pasaran a la ofensiva y
reconquistaran Lima.
La corriente libertadora del Norte y la consolidación de la
independencia (1823 - 1826)[editar]
Véase también: Campañas del Sur

Mapa de las campañas de independencia en Ecuador, Perú y Bolivia entre 1823 y 1826.

Tras la proclamación de independencia del Perú, el proceso parecía estancado


por la resistencia militar española y la inestabilidad de los primeros gobiernos
independientes. Así, mientras la costa y el norte del Perú eran independientes,
la sierra peruana y el Alto Perú seguían siendo realistas. El virrey La Serna
había establecido su sede de gobierno en el Cuzco. Dos campañas militares
emprendidas por los gobiernos de Lima para acabar el rincón de la resistencia
realista en el sur peruano (Campañas de Intermedios), culminarían en sendas
derrotas. La anarquía amenazaba al naciente Estado Peruano, que vio
producirse el primer golpe de Estado de su historia (Motín de Balconcillo).
La conclusión de la guerra independentista del Perú vendría con la intervención
de Simón Bolívar y la Gran Colombia.
El Motín de Balconcillo[editar]
Artículo principal: Motín de Balconcillo
Los oficiales patriotas al mando de las tropas que guarnecían Lima, ante el
temor de una ofensiva española, firmaron una solicitud ante el Congreso,
fechada el 23 de febrero de 1823 en Miraflores, invocando la designación de un
solo Jefe Supremo «que ordene y sea velozmente obedecido», en reemplazo
del cuerpo colegiado que integraba la Junta; se sugería incluso el nombre del
oficial indicado para asumir el gobierno: el coronel José de la Riva-Agüero.
La crisis se ahondó al ser presentada otra solicitud al Congreso por parte de las
milicias cívicas acuarteladas en Bellavista y una tercera encabezada por
Mariano Tramarría. El día 27 de febrero las tropas se movilizaron desde sus
acantonamientos hasta la hacienda de Balconcillo, a media legua de Lima,
desde donde exigieron la destitución de la Junta. Estos sublevados estaban
encabezados por el general Andrés de Santa Cruz. Fue el primer golpe de
Estado de la historia republicana peruana, conocido como el Motín de
Balconcillo, con el que se inauguró la sucesión de gobiernos de facto que
jalonaron el transcurso de la vida republicana.45
Ante tal presión, ese mismo día, el Congreso acordó cesar a la Junta
Gubernativa y encargar interinamente la máxima magistratura al jefe militar de
mayor graduación, que era José Bernardo de Tagle, marqués de Torre Tagle.
El 28 de febrero, el Congreso ordenó poner en libertad al general José de La
Mar, que había sido arrestado en su domicilio, y citó al general Andrés de
Santa Cruz, quien hizo una exposición oral de la posición de los jefes y terminó
diciendo que acataban la orden del Congreso pero que si no se nombraba a
Riva Agüero como Presidente de la República, él y los jefes militares
renunciarían y se irían del país. Ante lo expresado por Santa Cruz, el Congreso
nombró a Riva Agüero como Presidente de la República por 39 votos a favor
de un total de 60; no se le asignó funciones ni plazos. Pocos días después el
mismo Congreso lo ascendió a Gran Mariscal y dispuso que utilizara la banda
bicolor como distintivo del poder ejecutivo que administraba (4 de
marzo de 1823). Desde entonces todos los Presidentes del Perú han lucido
dicha banda presidencial.
Gobierno de José de la Riva Agüero[editar]
José de la Riva Agüero, primer Presidente de la República del Perú (1823).

Riva Agüero puso en marcha una gran actividad para poner al Perú en
condiciones de terminar por cuenta propia la guerra de la Independencia. Su
obra gubernativa se concretó en los siguientes puntos:

1. Se abocó a una labor de organización y mejoramiento del Ejército


poniendo gran empeño en aumentar sus efectivos con elementos
peruanos. Al frente de él puso al general Andrés de Santa Cruz.
Ordenó al comandante Antonio Gutiérrez de la Fuente formar
fuerzas de reserva en las provincias del norte, en Trujillo, así
como al coronel Ramón Castilla la creación del cuarto Escuadrón
de Húsares.
2. Formó la primera escuadra peruana, cuyo mando encargó al
Vicealmirante Martín Guise. Creó la Escuela Naval. Estableció un
permanente bloqueo de la costa para defenderla de las
incursiones realistas.
3. Recogió el papel moneda emitida bajo el Protectorado de San
Martín y cuya circulación quedó prohibida.
4. Envió misiones diplomáticas a la Gran Colombia, Chile y
las Provincias Unidas del Río de la Plata para solicitar la ayuda
inmediata de estos países para consolidar el proceso de
independencia. La ayuda que más necesitaba Riva Agüero era la
de Bolívar, nombrando con tal fin como su Ministro
Plenipotenciario ante el Libertador al general Mariano
Portocarrero. Portocarrero pactó con Bolívar en Guayaquil un
auxilio de 6.000 hombres, equipados y pagados por el Perú, y
conforme a este pacto, empezaron a llegar al Callao las primeras
tropas grancolombianas (abril de 1823). Junto con ellas llegó, en
calidad de Enviado Extraordinario de Bolívar, el general Antonio
José de Sucre, pero cuyo verdadero objetivo era preparar el
terreno para que Bolívar fuera llamado al Perú. Riva Agüero
envió también a Chile al diplomático José de Larrea y Loredo,
quien logró conseguir un empréstito del gobierno chileno y una
ayuda en hombres y materiales para la continuar la guerra contra
los españoles. Ante las Provincias Unidas del Río de la Plata
encargó la representación del Perú al Vicealmirante Manuel
Blanco Encalada, sin resultados positivos.
5. Los comisionados James Paroissien y Juan García del
Río lograron la contratación con Inglaterra de un empréstito por
1.200.000 libras esterlinas, el primero de la historia republicana
del Perú. Ello permitió a Riva Agüero disponer de los fondos
necesarios para su obra gubernativa.
Segunda Campaña de Intermedios[editar]
Artículo principal: Segunda Campaña de Intermedios

Andrés de Santa Cruz, fue el general que comandaba la Segunda Campaña de Intermedios, lo que
concluyó en un fracaso para los patriotas.

Riva Agüero emprendió la Segunda Campaña de Intermedios, embarcándose


sus tropas del 14 a 25 de mayo de 1823, rumbo a los puertos del sur, desde
donde planeaba atacar a los españoles que todavía dominaban todo el sur
peruano. Esta expedición la comandaba el general Andrés de Santa Cruz y
como jefe de estado mayor iba el entonces coronel Agustín Gamarra. Santa
Cruz prometió regresar victorioso o muerto. Era la primera vez que se ponía en
acción un ejército formado íntegramente por peruanos. Santa Cruz desembarcó
sus fuerzas en Iquique, Arica y Pacocha y avanzó sobre el Alto Perú. Los
patriotas obtuvieron al principio algunas victorias. Gamarra ocupó Oruro y
Santa Cruz La Paz. Pero la reacción de los realistas no se hizo esperar. El
virrey La Serna envió a su general Gerónimo Valdes para que atacara a Santa
Cruz, produciéndose la batalla de Zepita (25 de agosto de 1823), a orillas
del lago Titicaca. Los patriotas quedaron dueños del campo, pero sin obtener
una victoria decisiva. Acto seguido, Santa Cruz ordenó la retirada hacia la
costa, siendo perseguido muy de cerca por las fuerzas de La Serna y Valdes,
quienes despectivamente denominaron a esta campaña como la «campaña del
talón», aludiendo a lo cerca que estuvieron de los patriotas que se retiraban,
casi «pisándoles los talones». Santa Cruz no paró hasta llegar al puerto
de Ilo donde se embarcó con 700 sobrevivientes. La campaña terminó, pues,
en total fracaso para los patriotas.46
Pugna con el Congreso y llegada de Sucre[editar]
Al quedar Lima desguarnecida, el jefe realista José de Canterac avanzó desde
la sierra contra la capital. Riva Agüero ordenó entonces el traslado de los
organismos del gobierno y las tropas a la Fortaleza del Real Felipe del Callao,
el 16 de junio de 1823. El día 19 las fuerzas españolas ocupaban Lima.
En el Callao estalló la discordia entre el Congreso y Riva Agüero. El Congreso
resolvió que se trasladasen a Trujillo los poderes Ejecutivo y Legislativo; creó
además un Poder militar que confió al general venezolano Antonio José de
Sucre (que había llegado al Perú en mayo de dicho año, al frente de 3.000
hombres),47 y acreditó una delegación para solicitar la colaboración personal
de Simón Bolívar en la guerra contra los españoles (19 de junio de 1823).
Enseguida, el mismo Congreso concedió a Sucre facultades iguales a las de
Presidente de la República con el título de Jefe Supremo Militar mientras
durara la crisis, y el día 23 de junio dispuso que Riva Agüero quedara
exonerado del mando supremo.
Riva Agüero no acató tal disposición congresal y se embarcó a Trujillo (norte
del Perú) con parte de las autoridades. Mantuvo su investidura de Presidente,
decretó la disolución del Congreso (19 de julio de 1823) y creó un Senado
integrado por diez diputados. Formó tropas e intentó reforzarlas con los restos
de la campaña de Intermedios. Mientras que en Lima, el Congreso fue
nuevamente convocado por el presidente provisorio José Bernardo de Tagle, el
6 de agosto del mismo año. Este Congreso reconoció a Tagle como Presidente
de la República, siendo este el segundo ciudadano en adoptar dicho título,
después de Riva Agüero. Cundió pues la anarquía en el Perú, al existir al
mismo tiempo dos gobiernos.48
El labor patriótica de José Olaya[editar]

Retrato de José Olaya por el pintor José Gil de Castro.


El ejército realista, al mando de José Ramón Rodil, aprovechando que las
tropas patriotas se encontraban lejos, tomó Lima. Fue en ese contexto que
ocurrió el sacrificio de José Olaya, un humilde pescador de la villa de San
Pedro de Chorrillos.
Sucre necesitaba imperiosamente comunicarse con los patriotas de Lima, ya
que quería conocer los movimientos de los realistas y los pertrechos con los
que contaban. Olaya se ofreció a ser el portador de los mensajes. Se contactó
en Lima con Juana de Dios Manrique, una aristócrata y patriota que era sobrina
de Antonio Riquero, antiguo contador mayor y uno de los refugiados en el
Callao; este personaje era el nexo con Sucre.4950 Olaya llevaba ocultamente los
mensajes escritos, cubriendo la ruta entre Chorrillos y Lima, simulando llevar
pescado para su venta en la ciudad; esa ruta, de 15 km, estaba muy vigilada
por los realistas, de modo que el riesgo era muy grande. No obstante, Olaya
hizo el recorrido muchas veces; se ignora cuántas exactamente. Los realistas
empezaron a sospechar que alguien filtraba informaciones y redoblaron la
vigilancia.51El 27 de junio de 1823, cuando llevaba, entre otros recados, una
carta de Sucre para Narciso de la Colina (un patriota limeño), Olaya fue
descubierto. Emboscado por un piquete de soldados realistas en la calle de
Acequia Alta (actualmente en el cruce de la cuadra 5 de los jirones Caylloma y
Moquegua), antes de ser apresado arrojó las cartas en una acequia; otra
versión, menos creíble, dice que se comió las misivas. 49
Llevado al palacio virreinal ante la presencia de Rodil, éste intentó que delatara
a los patriotas comprometidos con las cartas, ofreciéndole a cambio premios y
mucho dinero; como no diera efecto, recurrió a las amenazas. Como Olaya
permaneciera incólume, fue torturado. Sufrió doscientos palazos, le arrancaron
las uñas y lo colgaron de los pulgares. Pero Olaya no se amilanó ante el dolor y
permaneció en silencio.50 Se dice que, en medio de las torturas, pronunció su
célebre frase:
«Si mil vidas tuviera gustoso las perdería, antes de traicionar a mi patria y revelar a los patriotas».

Finalmente, fue sentenciado a pena de muerte por fusilamiento bajo el cargo de


traición. A las once de la mañana del 29 de junio de 1823, fue llevado a un
pasaje aledaño a la Plaza Mayor de Lima, llamado entonces Callejón de los
Petateros, y que ahora tiene su nombre: Pasaje Olaya. Sus verdugos, según la
costumbre, le preguntaron si tenía un último deseo. Olaya pidió que se le
sepultara con la escarapela rojiblanca, el emblema de su patria libre, deseo que
se le concedió. Luego, se procedió a su fusilamiento. 49
Expedición a Intermedios[editar]
En una junta de guerra Sucre recomendó enviar una expedición de 3.000
hombres a reforzar las fuerzas peruanas que se hallaban en el Altiplano y para
obligar a Canterac a evacuar Lima.52 El congreso aceptó el proyecto y Sucre
designó como jefe al mariscal Guillermo Miller, quien partió del Callao el 13 de
julio hacia el sur con la brigada de Jacinto Lara compuesta por tres batallones
colombianos, y la brigada del general Francisco Antonio Pinto de dos
batallones chilenos.
Enterado Canterac de la expedición evacuó Lima el 16 de julio y se dirigió
vía Jauja y Huancavelica hacia el sur, a detener los progresos de Santa Cruz y
evitar una unión de los ejércitos peruanos y colombianos.
Mientras tanto, en la sierra, las fuerzas de Gerónimo Valdés y el virrey La
Serna se habían reunido. Santa Cruz evitó el combate y se dirigió
hacia Oruro a reunirse con Agustín Gamarra. Allí recibieron noticias de que el
general Pedro Antonio Olañeta había llegado desde Potosí a incorporarse al
ejército del virrey.
Sucre recibió un oficio de Santa Cruz el 12 de septiembre invitándolo a reunirse
con él, pero para cuando llegó a Apo (Arequipa) tuvo conocimiento de la
retirada de Santa Cruz y Gamarra. Tras dirigirse a Puno, conoció allí que el
ejército peruano se retiraba a la costa y Sucre retrocediendo, llegó a Cangallo,
punto situado en la vía de Moquegua, de donde volvió a Arequipa el 29 de
septiembre.
Finalmente Sucre fue desalojado en el combate de Arequipa el 8 de octubre y
tuvo que reembarcar con destino a Lima ese mismo día.
Bolívar es invitado a consolidar la independencia del Perú (Dictadura Bolivariana)
[editar]

Retrato en óleo de Simón Bolívar por Ricardo Acevedo Bernal.

El Congreso peruano acatando las recomendaciones del general Sucre, invitó


al Libertador del Norte, general Simón Bolívar a trasladarse al Perú «para
consolidar la independencia». Bolívar se embarcó en el
bergantín Chimborazo en Guayaquil, el 7 de agosto de 1823, llegando
al Callao el 1 de septiembre del mismo año. El día 10 de septiembre el
Congreso de Lima le otorgó la suprema autoridad militar en toda la República.
Seguía siendo Torre Tagle presidente, pero debía ponerse de acuerdo en todo
con Bolívar. El único obstáculo para Bolívar era Riva Agüero, quien dominaba
el norte del Perú, con capital en Trujillo. Riva Agüero no dio señal de querer
llegar a un acuerdo que posibilitara la unificación de todas las fuerzas patriotas
bajo el mando del Libertador del Norte, y más bien quiso entenderse con los
realistas.
Bolívar nombró una comisión compuesta por el diputado José María
Galdeano y el general de brigada Luis Urdaneta para tratar con Riva Agüero.
El 11 de septiembre llegaron al cuartel general en Huaraz sin lograr un acuerdo
aceptable con el disidente pues este esperaba noticias favorables del ejército
de Santa Cruz y de las negociaciones que llevaba con los españoles.
Bolívar invitó varias veces a Riva Agüero a sumar los 3.000 hombres que el
disponía con el fin de abrir la campaña que el conduciría contra los españoles.
Mientras tanto Sucre buscaba acercar a Santa Cruz y así cortar el apoyo de
este a Riva Agüero. Bolívar se enteró entonces de la disolución del ejército de
Santa Cruz junto con las alarmantes noticias de que Riva Agüero buscaba un
acuerdo con el virrey La Serna. Agotados los recursos diplomáticos el
Libertador inicio los preparativos para reducir a Riva Agüero por la fuerza. El
mismo Bolívar abrió campaña contra Riva Agüero, marchando al norte.
Campaña militar contra Riva Agüero[editar]
Los rebeldes se hallaban en Huaraz y Trujillo y el Virrey en Jauja y Cerro de
Pasco. Bolívar decidió enfrentar a ambos ocupando el territorio entre ambos
ejércitos e impedir así que unieran fuerzas. Sucre se había negado a tomar
parte en la campaña contra los rebeldes peruanos, pues creía que no debían
inmiscuirse en los asuntos de dicha nación. Por tanto Bolívar los destino a
contener a los españoles en Jauja y Pasco. La campaña en el sur contra las
fuerzas de Santa Cruz había movilizado muchos hombres de los que disponía
el Virrey en el norte, dejando unos pocos en la zona en donde Bolívar y Sucre
operaban.
Salí a interponerme entre Riva Agüero y los godos del Jauja, porque este malvado, desesperado de
triunfar, estaba tratando de entregar su patria a los enemigos, para salir con más provecho aunque
menos lucido.
Bolívar a Santander, Pallasca, 8 de diciembre de 1823. 53

Con las tropas colombianas, 3.000 soldados,54 Bolívar ascendió desde la costa
hacia la Cordillera Negra, siguiendo por los valles de Pativilca y las fortalezas;
atravesando la Cumbre, descendió al callejón de Huaylas. El grueso del ejército
marchó hacia Huaraz, en donde se incorporó Sucre y su división. A Sucre se le
encargó cruzar la cordillera con algunos cuerpos selectos, y dirigirse al sur para
enfrentar a los españoles que se hallaban en las regiones de Huánuco y Pasco;
mientras tanto, Bolívar se dirigía al norte directamente contra Riva Agüero
quien se había retirado a Trujillo. Mientras en la sierra se desarrollaba la
campaña, en la costa el almirante Martín Guise se pronunció a favor de Riva
Agüero, y estableció el bloqueo de toda la costa peruana
desde Cobija hasta Guayaquil.
Pero antes de que se desatara la guerra civil, Riva Agüero fue apresado por
sus propios oficiales encabezados por el comandante Antonio Gutiérrez de la
Fuente, quien, desobedeciendo la orden de fusilarlo, lo desterró
a Guayaquil (25 de noviembre de 1823), mientras que en Santa hizo lo mismo
el coronel Ramón Castilla, prendiendo al general Ramón Herrera y Rodado.
Bolívar permaneció en la cordillera occidental persiguiendo a los subalternos de
Riva Agüero, que se habían retirado al Marañón y se iban rindiendo por donde
pasaba Bolívar.
Al finalizar la campaña, Bolívar entró a Trujillo en diciembre de 1823 y quedó
así dominando la escena política y militar del Perú. Luego emprendió regreso a
Lima. El 1 de enero de 1824, estuvo en Nepeña y Huarmey, de ahí pasó a
Pativilca en donde enfermó de paludismo.
La sublevación del Callao y la ayuda de los Montoneros[editar]
Artículo principal: Sublevación del Callao
Las tropas de la Expedición libertadora de San Martín que guarnecían la
Fortaleza del Real Felipe en el Callao, se amotinaran, reclamando pagos
devengados y otros maltratos. Instigados por uno de los prisioneros, el coronel
español José María Casariego, los amotinados lograron tomar el fuerte,
liberaron a los prisioneros españoles, les devolvieron sus cargos y jerarquías y
junto con ellos, enarbolaron la bandera española, cometiendo traición a la
causa libertadora. Este acto de sedición causó desconcierto en Lima (5 de
febrero de 1824). Ante tal delicada situación, el Congreso dio el 10 de febrero
un memorable decreto entregando a Bolívar la plenitud de los poderes
dictatoriales para que hiciera frente al peligro, anulando la autoridad de Torre
Tagle. Se instaló así la Dictadura.

Montonero peruano, acuarela de Pancho Fierro.

Canterac ordenó que los generales realistas José Ramón Rodil y Juan Antonio


Monet aprovecharan esa circunstancia y tomaran Lima. A marchas forzadas, el
general Monet, desde Jauja y el general Rodil, desde Ica, se juntaron en Lurín,
el 27 de febrero de 1824. Los patriotas de Lima, se vieron obligados a
abandonarla, al mando del general Mariano Necochea, quien junto con 400
montoneros a caballo, fueron los últimos en retirarse el 27 de febrero. Los
realistas ingresaron a Lima el 29 de febrero del mismo año.
Una semana después del motín del Callao, Bolívar ordenó abandonar Lima, y
desde Huaraz, se pone en marcha la retirada general del ejército de Colombia
en dirección hacia el norte,55 enviando órdenes para reagruparse
en Huamachuco (en la sierra) y Trujillo (en la costa). Ordenó que el repliegue
general se hiciera devastando el territorio peruano, talando los campos,
secuestrando el ganado, y bajo una política general de Tierra quemada,
destruyendo cualquier recurso de los pueblos peruanos para que no pudiera
servir de sustento al Ejército Real del Perú. Lo que Tomás de Heres había
venido a llamar “guerra a la colombiana”. A los departamentos libres del Perú,
además de la contribución sangre, se les exigió el dinero hasta pagar el sueldo
íntegro del ejército colombiano. 56 Respecto a la marina peruana, Bolívar desde
Trujillo ordenaba al jefe de la escuadra Martín Guise, echar a pique los buques
patriotas del Callao que no pudieran abandonarlo, entre ellos se perdió la
fragata Venganza o Guayas, y cambiar por colombianos los capitanes de los
buques peruanos Limeña y Macedonia que se encontraban en el puerto de
Guayaquil.57
Bolívar sabía que la división de Canterac se hallaba asentada en Jauja,
aparcada a la espera de la llegada de la división de Gerónimo Valdés. Y que
reunidas iniciarian la ofensiva en la sierra, lo que obligaría a Bolívar a una
retirada, y esto produciría la desaparción del ejército de Colombia en el Perú, y
haría peligrar el sur de Colombia, hasta las región de Pasto, favorable todavía a
la monarquía española.58 Bolívar se puso en contacto con sus generales en
Quito y con su vicepresidente en Colombia advirtiéndoles de la irremediable
pérdida del Perú. Se puso en ejecución el plan de retirada, 59 con Bolívar en
Trujillo y con el ejército colombiano en retirada general hacía el norte, cuando
felizmente el bando independentista recibió la noticias de la rebelión de
Olañeta.
Bolívar, ya recuperado de su enfermedad, inició los preparativos para la
campaña militar definitiva contra los españoles, al frente del Ejército Libertador.
Instaló su cuartel general en Trujillo y recibió la ayuda de los peruanos, tanto en
dinero, abastecimientos y recursos de toda índole, como en combatientes.
Efectivamente, fuera de su ejército regular, Bolívar contó con la valiosa ayuda
de 10,000 montoneros. Este enorme contingente de soldados irregulares
estaba conformado por indígenas, los cuales eran mayoría en las guerrillas
llamadas "Montoneras", seguidos en número por los mestizos, y en un número
bastante menor, por personas de raza negra.60
Bolívar comisionó a los líderes de los montoneros para actuar en los siguientes
frentes: Francisco de Paula Otero, nombrado Comandante General de los
montoneros de la sierra; Quispe Ninavilca, de la zona de Huarochirí, quien
posteriormente fue nominado como representante ante el congreso; el
coronel Juan Francisco de Vidal La Hoz, de La Oroya; el mayor Vicente
Suárez, de Canta; y el comandante María Fresco, a cargo de Junín.
Campaña y Batalla de Junín[editar]
Artículos principales: Rebelión de Olañeta y  Batalla de Junín.

Batalla de Junín - Óleo de Martín Tovar y Tovar.

Con poderes absolutos y contando con refuerzos llegados de la Gran


Colombia, Bolívar se instaló en Trujillo, donde organizó el Ejército Unido
Libertador del Perú, con miras a las campañas finales de la independencia del
Perú. Para ello contó con los recursos humanos y materiales que le brindó la
población peruana a manos llenas.61
Mientras tanto, la Restauración absolutista en España causó la división en las
filas realistas, lo que se hizo evidente con la sublevación del 22 de enero de
1824 del general Pedro Antonio Olañeta en el Alto Perú. La Serna se vio
obligado a enviar al general Valdés contra Olañeta, produciéndose el
enfrentamiento de la mitad del ejército realista entre sí. 62 Aprovechando esta
coyuntura, Bolívar abrió campaña contra el ejército realista más cercano, que
era el de José de Canterac, el cual estaba acantonado entre Jauja y Huancayo.
Los Pizarro y Almagros pelearon; peleó La Serna con Pezuela; peleó Riva Agüero con el Congreso,
Torre Tagle con Riva Agüero, y con su patria Torre Tagle; ahora, pues, Olañeta está peleando con
La Serna y, por lo mismo, hemos tenido tiempo de rehacernos y de plantarnos en la palestra
armados de los pies a la cabeza.
Carta de Bolívar a Santander, Huamachuco, 6 de mayo de 1824. 63

El ejército libertador avanzó hacia el Sur, rumbo a la sierra central, apoyado


eficazmente por las montoneras peruanas. En junio de 1824, arribó
a Huánuco y luego siguió hacia Cerro de Pasco.
A principios de agosto de 1824, Bolívar concentró sus fuerzas en la región de
Quillota, Rancas y Sacramento. Sumaban en total unos 8.000 hombres. El 2 de
agosto pasó revista a su ejército en el llano de Rancas, a 36 km de Cerro de
Pasco. Terminada la revista, arengó a sus soldados desplegando una
elocuencia arrolladora, una virtud que se complementaba con su talento militar:
¡Soldados! Vais a completar la obra más grande que el cielo ha encomendado a los hombres: la de
salvar un mundo entero de la esclavitud.
¡Soldados! Los enemigos que vais a destruir se jactan de catorce años de triunfos. Ellos, pues serán
dignos de medir sus armas con las vuestras que han brillado en mil combates.
¡Soldados! El Perú y la América toda aguardan de vosotros la paz, hija de la victoria, y aún la
Europa liberal os contempla con encanto porque la libertad del Nuevo Mundo es la esperanza del
Universo. ¿La burlaréis? No. No. Vosotros sois invencibles.

El ejército libertador continuó su avance hacia el Sur, bordeando el lago Junín.


Canterac, que avanzaba por la orilla contraria del lago, fue sorprendido por el
avance patriota y continuó apuradamente su marcha hacia al Sur, con el
propósito de enlazar con el grueso de las fuerzas virreinales, pero ya era tarde.
Al amanecer del 6 de agosto, ambos adversarios convergían al extremo sur del
lago sobre el Pueblo de Reyes (hoy Junín).
Eran las dos de la tarde del 6 de agosto de 1824 cuando Bolívar llegó a la
pampa de Junín y observó que la infantería realista ya había pasado y que solo
la caballería realista, que iba a retaguardia, se encontraba a la vista, en medio
de una inmensa polvareda. Por su parte, la caballería patriota, de 900
efectivos, que venía a la vanguardia de su ejército, convergía en esos
momentos por la quebrada de Chacamarca, mientras su infantería se
encontraba todavía distante, como a 5 km al norte.
Bolívar quiso entonces evitar que Canterac huyera y ordenó a su caballería que
atacara al ejército realista, para dar tiempo a que llegara la infantería patriota.
Desde los altos de la quebrada de Chacamarca se lanzaron los escuadrones
patriotas al llano, al mando del general Mariano Necochea.
Estatura que representa la batalla de Junín.

Canterac, confiado en la superioridad numérica de su caballería, ordenó a ésta


que frenara a los patriotas, poniéndose él mismo a la cabeza, mientras que su
infantería continuaba su marcha al sur. Los patriotas no pudieron desplegar
completamente sus escuadrones por lo malo del terreno, que era un espacio
angosto entre un cerro y un pantano, mientras que la caballería realista, en
terreno más propicio, desplegaba sus líneas y atacaba también. A las cuatro de
la tarde se produjo el choque, que fue muy violento. Los patriotas comenzaron
a retroceder, perseguidos por los realistas. El mismo Necochea fue herido siete
veces y todo indicaba que la refriega culminaría en derrota para los patriotas.
Fue entonces cuando el escuadrón Húsares del Perú, que se encontraba en la
reserva al mando del teniente coronel rioplatense Manuel Isidoro Suárez,
recibió la orden de cargar sobre los realistas por la espalda. Fue el ayudante
del primer escuadrón, mayor José Andrés Rázuri, quien transmitió esa orden,
supuestamente venida del mismo Bolívar, lo que no era cierto. Rázuri, natural
de San Pedro de Lloc (en el departamento de La Libertad), cambió la orden
original que era de retirada; y esta audaz decisión fue la que cambió la historia,
al trocarse una segura derrota patriota por una victoria espléndida. 64
La carga de los Húsares del Perú desorientó a los realistas y dio tiempo para
que los perseguidos patriotas se rehicieran y volvieran a la lucha. Luego de
cuarenta y cinco minutos de feroz combate solo con arma blanca (sable y
lanza), los patriotas obtuvieron el triunfo.
Bolívar, que ya daba por descontada la derrota y se había alejado del campo,
recibió de pronto el parte enviado por Guillermo Miller en que se anunciaba la
victoria. El Libertador estalló en alegría y dispuso desde entonces rebautizar a
los Húsares del Perú como los Húsares de Junín.65
El avance patriota hacia el sur[editar]
Canterac, luego de la batalla de Junín, perseguido por los montoneros de los
coroneles Marcelino Carreño, Otero, Terreros, por el comandante Peñaloza,
por el mayor Astete, tomó rumbo sur por las orillas del río Mantaro. Cruzó el
puente de Izcuchaca, y se dirigió por el río Pampas al Cuzco, donde lo
esperaba el virrey La Serna. En su retirada, el general Canterac, perdió 3000
soldados, entre rezagados, desertores, enfermos y extraviados. Además,
quedaron abandonados almacenes, armas y municiones.
Mientras el general Canterac seguía su fuga al sur hacia el Cuzco, el itinerario
de Bolívar era el siguiente: el día 7 de agosto de 1824 estuvo celebrando la
victoria de Junín en el Pueblo de Reyes (hoy, Junín), el 8 de agosto estuvo
en Tarma, el 12 de agosto en Jauja, el 14 de agosto en Huancayo y el 24 de
agosto en Huamanga. Llegó hasta Andahuaylas de donde retornó el 6 de
octubre. Ordenó a Carreño que hostilice permanentemente a Canterac. Delegó
el mando del ejército patriota al general Antonio José de Sucre. Con su cuartel
general en Jauja, encargó al general Andrés de Santa Cruz la jefatura de todos
los montoneros de la sierra central. Luego, acompañado solo de su escolta, se
dirigió a Lima. El 15 de agosto, en Huamanga, había designado a su gabinete
ministerial que lo conformaban: José Faustino Sánchez Carrión, ministro de
Gobierno y Relaciones Exteriores; coronel Tomás de Heres, ministro de Guerra
y Marina e Hipólito Unanue, ministro de Hacienda.
Bolívar llegó a Chancay en el mes de noviembre de 1824, ingresando a Lima el
7 de diciembre de ese año. Inmediatamente ordenó el sitio del Callao con el
objetivo de rendir a las tropas de Rodil, que estaban acantonadas en la
Fortaleza del Real Felipe.
Mientras, la situación en el ejército realista es descrita así por el general Andrés
García Camba:
«Este ejército brillante y animoso al principio de agosto, se hallaba ahora en el estado más
lamentable; no sólo había visto abatir la merecida fama de su caballería en los mahadados campos
de Junín; no sólo había perdido con pasmosa celeridad una gran parte de sus provincias de Tarma y
Lima, las de Huancavelica y Huamanga completas, parte del Cusco, todos sus almacenes, muchas
armas, municiones, efectos de parque y sobre todo, 3,000 infantes por deserción, sino que en poco
más de un mes había alcanzado un grado de abatimiento moral apenas concebible… Carreño
cubría con todos los montoneros el país entre Abancay y el Apurímac»
(Memorias para la historia de las armas españolas en el Perú: 1809 – 1812).

El general Antonio José de Sucre se preparó para la campaña final. Estando


en Andahuaylas, reunió a su Estado Mayor ante los informes de que el realista
Gerónimo Valdés había llegado al Cuzco con un fuerte contingente,
poniéndose a órdenes del virrey La Serna. Sucre, en una inspección, llegó a
Mamara. En este pueblo envió una avanzada al mando del general Miller para
espiar al enemigo. Miller regresó el 30 de octubre y le informó que los
colonialistas estaban a solo 36 km. Sucre, entonces, ordenó el repliegue al
noroeste.
El contingente y las armas de ambos ejércitos[editar]

Uniforme para granaderos y cazadores aprobado por las Cortes en 1821, las disposiciones no
siempre podían ser cumplidas a cabalidad en el Perú quedando muchas unidades con uniformes
adoptados de acuerdo a las circunstancias.

La Serna, convencido de la cercanía deValdés alla decisiva, había formado un


ejército numeroso con 10 mil soldados, pero en base a un reclutamiento
indiscriminado, la mayor parte mestizos de “habla quechua”, criollos, negros,
pardos e indios portadores. En realidad campesinos uniformados, dicho ejército
supuestamente disponía de 14 batallones de infantería, 2 brigadas de
caballería y 14 piezas de artillería. La Serna comandaba la caballería. Valdés
iba a la vanguardia con una división de infantería. Las otras dos estaban
comandadas por Canterac y Monet.
El ejército patriota unido, tenía unos 8000 soldados veteranos, perfectamente
pertrechados, más los montoneros. El ejército regular marchaba disperso y los
montoneros hacían tareas militares de «cobertura, enlace y apoyo».
La marcha hacia los campos de Ayacucho[editar]
Dada la presencia de Valdés cerca de Andahuaylas para cortar el paso, Sucre
replegó su ejército hacia Huamanga, por las orillas del río Pampas,
reagrupando sus fuerzas, sin apuro alguno. La Serna apuró la maniobra de
rodear a Sucre, había dispuesto a sus tropas andar a marchas forzadas, para
ganar posiciones, llegó a Huamanga el 16 de noviembre de 1824. El 24 de
noviembre, ambos ejércitos marcharon a ambas orillas del río Pampas,
teniéndose a la vista. Desde ese día, ya no se perdieron de vista.
La tropa patriota iba de pueblo en pueblo, alentada por los montoneros, era
recibida y ayudada efusivamente por sus habitantes. En cambio la tropa
realista, iba eludiendo todo contacto con los pobladores de los pueblos por
donde pasaba, cuidado de esta manera el desbande de las tropas. El general
Guillermo Miller en sus Memorias, afirmó:
“En cualquier punto donde hacían alto, los cuerpos acampaban en columna y ponían alrededor un
círculo de centinelas de los soldados de más confianza; además de estos centinelas, un gran
número de oficiales estaban siempre de servicio, y ningún soldado podía salir de la línea de ellas,
con cualquier pretexto que fuese. Por la misma razón era muy opuesto el virrey a enviar partidas en
busca de ganado, porque en tales ocasiones era segura la deserción. La consecuencia de este
sistema fue que durante el avance rápido de los realistas sufrieron mucho más por falta de
provisiones que los patriotas, tanto que el 3 de diciembre se vieron obligados a comer carne de
caballo, mula y borrico”.

La Batalla de Corpahuaico o Matará[editar]


Artículo principal: Batalla de Corpahuaico
El 3 de diciembre de 1824, en las cercanías de Corpahuaico o Matará hubo
combate entre las retaguardias, con consecuencias militares nada favorables
para los patriotas. En las fuerzas patriotas que estaban al mando del general
Guillermo Miller, se contaron 300 muertos; mientras que en el sector realista, a
órdenes del general Valdés, se hallaron 30 muertos. Además, los patriotas
perdieron buena parte de su parque y artillería.
Pero a decir de entendidos, en el aspecto estratégico el resultado no fue
decisivo. Los patriotas, más cerca de sus bases, se mantenían reunidos y
animados tras escabullir el cerco, mientras que se ahondó la crisis moral entre
los realistas, a tal extremo que ese mismo día 15 soldados que habían sido
reclutados por Valdés en el Alto Perú, se pasaron a las filas de Sucre y le
informaron el debilitamiento moral en que se encontraban las filas enemigas;
«casi están como prisioneros», dijeron.
Movimientos preliminares[editar]
Desde el día 4 de diciembre, ambos ejércitos marcharon separados por un
abismo. Los patriotas pasaron por Huaychao el día 5, y el 6 llegaron sus
avanzadas un poco más al norte de La Quinua. Los realistas tomaron la ruta
de Huanta, por Paccaicasa. El día 6, acamparon en Huamanguilla; la idea del
virrey era cortar todo repliegue a Sucre. El 7 de diciembre, cada ejército hizo
los aprestos para la batalla, tratando de encontrar la mejor ubicación. El día 8
hubo algunos choques entre patrullas.
Batalla de Ayacucho[editar]
Artículo principal: Batalla de Ayacucho

Óleo de la batalla de Ayacucho, una obra de Martín Tovar y Tovar.

Dispuestos a entablar la batalla definitiva, los realistas ocuparon las faldas del
cerro Condorcunca y los patriotas se desplegaron en la Pampa de la Quinua.
Los primeros contaban con 9.310 hombres y los segundos con 5.580.
La Pampa de la Quinua se ubica a 12 km de la ciudad de Huamanga; los
indígenas la denominan Ayacucho. Es un área de suave declive que prolonga
las faldas del cerro Condorcunca (cuello de cóndor), montaña que se destaca
en el Ande de esa región. Descendiendo de las faldas de este cerro de este a
oeste y continuando por la pampa, que tiene una longitud de 1,600 m, se llega
al pueblo de artesanos de La Quinua, situado al término de la pendiente. En la
parte más ancha la pampa tiene 600 m y se encuentra limitada al norte por un
barranco, y al sur por una abrupta quebrada. En la época de la batalla y a mitad
de la pampa, existían enormes piedras, producto de avalanchas o lloclla, que
cortaba el campo de norte a sur.
El virrey La Serna formó su ejército de la siguiente manera:

 La división Valdés, a la derecha del Condorcunca.


 La división Monet, al centro.
 La división Villallobos, a la izquierda, con un escuadrón de caballería
a su flanco.
Colocó su artillería en la cumbre, la misma que debía actuar no bien la
infantería le concediera el terreno apropiado en el llano. Si bien constaba de 14
piezas, solo seis funcionaron, pues el resto se hallaba desmontado. Los
realistas contaban, en teoría, con una buena posición defensiva pero que
debían abandonar para chocar con los patriotas.
Sucre, por su parte, formó así:

 La división La Mar (legión peruana), a su izquierda, frente a Valdés.


 La división Lara (colombiana), al centro y un poco a retaguardia,
junto con la caballería.
 La división Córdova (colombiana), a la derecha, frente a Villalobos.
Su única artillería que no había perdido era un cañón de a cuatro. El jefe de
Estado Mayor era el general Agustín Gamarra (peruano). El jefe de la
caballería era Guillermo Miller.
Al amanecer del 9 de diciembre de 1824 todo estaba listo para librarse la
batalla final por la independencia del Perú. Efectivamente, las fuerzas del virrey
La Serna constituían el último ejército español de importancia que aún se batía
en el continente bajo las banderas del rey de España. Sucre arengó a sus
soldados con estas palabras:
«De los esfuerzos de hoy pende la suerte de la América del Sur, otro día de gloria va a coronar
vuestra admirable constancia. ¡Soldados!: ¡Viva el Libertador! ¡Viva Bolívar, Salvador del Perú!»

El plan de los realistas, concebido por el general Canterac, consistía en que


Valdés empezara embistiendo contra la izquierda patriota, es decir, contra la
Legión Peruana, para hacerla retroceder y envolverla, pasando seguidamente a
atacar por el flanco y la retaguardia al resto del ejército patriota.
Simultáneamente, Villalobos atacaría contra la derecha patriota, mientras
Monet lo haría por el centro, para atrapar al adversario y liquidarlo en una
especie de operación de tenazas.

Pintura que representa la batalla de Ayacucho.

La batalla se inició a las diez de la mañana. Como consecuencia del plan


seguido por los españoles, la Legión Peruana de La Mar fue la que afrontó el
ataque más fuerte de los realistas, a manos de la división Valdés. La Mar y sus
bravos soldados resistieron a pie firme, pero cuando empezaron a ceder y
requerir auxilio, Sucre les envió dos batallones para sostenerlos. La Legión
Peruana pudo entonces contener a Valdés, lo que fue un hecho crucial para el
resultado final de la batalla.
En el otro flanco, el coronel español Joaquín Rubín de Celis, que mandaba el
Regimiento primero del Cuzco, y que debía proteger el emplazamiento de la
artillería, que descendía despiezada y cargada en sus mulas, se adelantó
impetuosamente al llano prematuramente, interpretó defectuosamente órdenes
directas del Virrey "se arrojó solo y del modo más temerario al ataque" donde
su unidad fue destrozada y él mismo muerto. Al mismo tiempo, Sucre ordenó
avanzar a Córdova, quien al grito lacónico de «¡Adelante! ¡Armas a discreción!
¡Paso de vencedores!», y convenientemente reforzado por caballería, inició un
contraataque que desorganizó la izquierda realista al mando de Villalobos,
llegando hasta el Condorcunca.
La caballería española descendía al llano pero poder sin formar eran
acometidos sable en mano por la caballería de Miller. Empezó entonces el
repliegue de los realistas. Canterac no consiguió rehacer la línea. La Mar se
repuso y, a su vez, avanzó contra Valdés, quien resistió desesperadamente. El
virrey La Serna, que bregó en el campo, resultó herido y cayó prisionero.
Canterac asumió entonces el mando.
La batalla terminó en la cima del Condorcunca a la una de la tarde, con una
completa victoria de los independientes.

Obelisco en Pampa de Quinua, Ayacucho, Perú. En honor y reconocimiento a los combatientes


independentistas de la batalla.

La batalla fue sangrienta. Los realistas tuvieron 1800 muertos y 700 heridos,
quedando prisioneros entre 3000 y 2000 combatientes. Los patriotas tuvieron
370 muertos y 609 heridos. La cuarta parte de los combatientes resultaron
muertos o heridos, lo que nos da una idea de la fiereza de la lucha. A Canterac,
Valdés y a los altos jefes españoles, no les quedó otro recurso que aceptar la
oferta de honrosa capitulación que La Mar les hizo llegar. La rebelión de Pedro
Antonio Olañeta en la retaguardia hacía que la retirada fuese impracticable.
En teoría, en Ayacucho combatieron en filas patriotas unos 4.000 colombianos
y unos 1500 peruanos (más una escasa fracción de chilenos y rioplatenses).
Sin embargo, hay que tener en cuenta que las bajas en los escuadrones o
batallones colombianos eran cubiertas con los naturales del país, por lo que el
número de peruanos debió ser más elevado. 66
La Capitulación de Ayacucho[editar]
Artículo principal: Capitulación de Ayacucho
Capitulación de Ayacucho, óleo de Daniel Hernández Morillo.

A pesar de que la firma de la Capitulación de Ayacucho, tiene fecha 9 de


diciembre de 1824, la realidad es que las deliberaciones duraron dos días,
sellándose definitivamente con este documento la independencia de América. 67
En esta capitulación se establece la rendición de los realistas. Con este
objetivo, se acordó la formación de comisiones mixtas para la transferencia del
poder y de la administración y para la entrega de todas las instalaciones
militares, con sus parques, maestranzas, almacenes, caballos y demás
instrumentos y armamento, desde los Castillos del Callao y Ayacucho hasta
Desaguadero.
La segunda parte de la Capitulación establece una serie de concesiones a los
realistas. Por ejemplo, a todos los militares realistas que pretendieran regresar
a España se les pagaría el pasaje correspondiente. Mientras permanecieran en
el Perú, el gobierno patriota debería pagar por lo menos la mitad de sus
sueldos. Las propiedades muebles e inmuebles de los españoles residentes en
Perú, serían respetadas, así como sus grados militares, pudiendo ser
asimilados al Ejército del Perú. El gobierno peruano, también se comprometió a
pagar todo el gasto que habían hecho los realistas en la manutención de la
campaña militar contra los patriotas.
Las consecuencias de la Capitulación de Ayacucho, fueron varias; pero las más
saltantes, son:

 1º La Independencia del Perú y de toda América.


 2º Desaparición del ejército realista, que había permanecido durante
14 años como una poderosa cuña, apuntando y amenazando la
reciente y precaria independencia de los países americanos que lo
hicieron antes de 1821.
 3º España, finalmente, a pesar de haber sido derrotada, logró hacer
que se le reconozca “gastos de guerra” (la llamada deuda de la
Independencia, que el Perú nunca pagaría).
Últimos focos de resistencia española[editar]
Campaña del Alto Perú[editar]
Artículo principal: Campaña de Sucre en el Alto Perú

Alto Perú de John Pinkerton.

Luego de firmada la Capitulación de Ayacucho, las fuerzas realistas que


ocupaban el sur del territorio peruano, entre Cuzco, Arequipa y Puno se fueron
entregando a las fuerzas independentistas. El 14 de diciembre de 1824, el
general Sucre ingresó al Cuzco. Francisco de Paula Otero, primero y Lara,
después, tomaron Arequipa.
Pero en el Alto Perú se encontraba el general español Pedro Antonio Olañeta,
quien no aceptó ni la Constitución de Cádiz ni la la Capitulación de Ayacucho y
anunció su deseo de seguir batiéndose por el rey absoluto. Sucre abrió
entonces campaña en dicho territorio, cruzando el río Desaguadero con las
división de Córdova y la división del Perú del ejército libertador. 68 Depósitos y
agrupaciones realistas capitularon en los pueblos unas tras otras por el camino.
La guerra regular en el Alto Perú terminó con el combate de Tumusla, donde el
mismo Olañeta resultó victimado en una balacera desatada por sus propios
soldados.69
El gobierno del Perú (lo mismo que el rioplatense el 9 de mayo de 1825), emitió
un decreto donde pidió la delimitación de la fronteras y también dejó en libertad
a Simón Bolívar para resolver la pertenencia del Alto Perú a la Argentina o
el Perú, o la independencia de Bolivia que fue lo que finalmente ocurrió.7071
Resolución del Congreso constituyente del Perú se deja al juicio del Libertador el establecimiento de
un gobierno provisorio en las provincias indemnización para el caso de que las Altas queden
separadas de las del Perú. Decreto del 23 de febrero de 1825:

artículo 3º: que si verificada la demarcación según el artículo constitucional resultaren las provincias
Altas separadas de esta república el gobierno a quien pertenecieren indemnizará al Perú los costos
causados en emanciparlas.

El castillo del Callao y la isla de Chiloé[editar]


Artículo principal: Segundo sitio del Callao
Artículo principal: Conquista de Chiloé

Plano de la Plaza del Callao que representa la posición y trabajos del Ejército sitiador y el de su
escuadra bloqueadora por fin del sitio que terminó en 23 de enero de 1826.

Bolívar ordenó a Sucre que se ocupara de la negociación de la isla de Chiloé y


del Callao en la capitulación de Ayacucho, pero Canterac se negó
rotundamente a incluir Chiloé en la capitulación, para no sumar más hechos
negativos a su derrota en Ayacucho y porque no le obedecerían. Lo mismo con
el Castillo del Callao. Lo único que se acordó con Canterac fue que el poderoso
navío Asía abandonase el Pacífico poniendo rumbo a Manila. 72 Así que los dos
únicos bastiones que restaban del Virreinato del Perú quedaron desconectados
y aislados. Mientras la isla de Chiloé resistía al frente de Antonio Quintanilla,
como gobierno militar aislado, otro militar español se negó a acatar los términos
secretos de la capitulación de Ayacucho, que dejaba fuera de la capitulación a
los defensores del Callao, fue José Ramón Rodil quien, al mando de
la Fortaleza del Real Felipe, se mantuvo tercamente leal al rey de España.
Como recordaremos, dicha fortaleza había vuelto a poder realista en febrero de
1824 y había servido de refugio a la población limeña que huía de la represión
patriota, entre ellos el presidente peruano José Bernardo de Tagle y su familia.
Bolívar acentuó el sitio de dicho bastión, cortándole todo género de
suministros, tanto por tierra como por mar. Tras meses de empecinada
resistencia, recién el 23 de enero de 1826, Rodil aceptó capitular, entregando
la Fortaleza a las fuerzas sitiadoras del general colombiano Bartolomé Salom.
De 6 mil refugiados limeños, entre militares y civiles, mujeres y niños, salieron
después de la rendición apenas unas centenas, en su mayoría militares.
Fueron los únicos sobrevivientes de una acción desesperada. De ese grupo,
solo 400 eran militares que partieron a tambor batiente llevando sus banderas,
se trata de los regimientos realistas de Arequipa y Real de Lima. El general
Rodil, el último paladín de los realistas en Sudamérica, se embarcó hacia
España en la fragata inglesa Briton. De esta manera tan agónica culminaba el
sangriento proceso independentista de la América española. 73
Fin de la guerra y acontecimientos posteriores[editar]
Artículo principal: Guerra de Iquicha (1825-1828)
El 4 de septiembre de 1826, Bolívar se embarcó en el bergantín "Congreso"
con dirección a Colombia y no regresó más al Perú. La guerra de guerrillas se
mantuvo latente sin embargo en los Andes tras la caída de los bastiones
españoles del Callao y Chiloé. El caudillo Antonio Huachaca lideró la
resistencia guerrillera que en 1827 derrotó al batallón de Pichincha conocida
como rebelión de Iquicha. Finalmente fue vencido y no tuvo apoyo exterior.

El pago de la deuda de la independencia[editar]

Mariano Florentino Olivares - Alegoría de la unión americana, 1895

Consumada la independencia del Perú, quedó pendiente el pago de la deuda


que este país había contraído con Chile y la Gran Colombia, a cuenta de los
gastos hechos por estos países en la organización de las campañas militares
de la última fase de la independencia (es decir, las expediciones libertadoras
de San Martín y Bolívar). Con España también había una deuda pendiente, de
acuerdo a lo estipulado en la Capitulación de Ayacucho. Otro rubro era la
deuda con Inglaterra, contraída también durante el proceso de la
independencia y que al permanecer impaga había crecido excesivamente, por
los intereses acumulados.74 De otro lado, existía una deuda interna con
particulares que habían aportado, en especie o en dinero, a favor de las
campañas independentistas.75
Por el Tratado de Guayaquil del 22 de septiembre de 1829, el gobierno
peruano ratificó su compromiso de pagar la deuda a la Gran Colombia, pero al
fraccionarse esta entidad en tres países (Ecuador, Nueva
Granada y Venezuela), quedaron suspendidas las negociaciones. 76 En cuanto
a la deuda con Chile, esta se vio incrementada con los montos que este país
exigió por las campañas restauradoras de 1838-1839, las mismas que habían
puesto fin a la Confederación Perú-Boliviana.74
El pago de la cuantiosa deuda de la independencia peruana se fue
prorrogando, hasta que, bajo el primer gobierno de Ramón Castilla (1845-
1851), al contar con una holgura fiscal producto de las rentas del guano, se
resolvió de una vez cancelarlas. Se empezó con el pago de la deuda interna,
conocida con el nombre de "consolidación de la deuda interna", lo que originó
un tremendo escándalo de corrupción, que estallaría en el gobierno siguiente.
Luego, por una ley de 1848, Castilla ordenó el pago de la deuda a todos los
países, menos a España, hasta que este país reconociera la independencia del
Perú. Hubo, sin embargo, voces discrepantes dentro del Perú, de quienes se
oponían a realizar tales pagos, ya que al haber sido la campaña de la
independencia una empresa mancomunada, en la que cada nación aportó de
su parte en la consecución de un fin común, el Perú no debía dar ya más de lo
que había dado, pues su aporte en recursos humanos y materiales había sido
tan importante como la del resto de los países. Sin embargo, en el gobierno de
entonces primó la idea de cancelar las deudas, pues había contratos firmados,
que se debían honrar, ya que era una manera de cimentar la confianza
internacional en el país.
Con Chile se firmó una convención el 12 de septiembre de 1848, en la que se
acordó como toda y única deuda el monto de 4 millones de pesos, los que se
fueron pagando hasta 1856, con los intereses correspondientes. 77
Con los países de la antigua Gran Colombia se reiniciaron también las
negociaciones, las cuales concluyeron en 1853, bajo el gobierno de José
Rufino Echenique. Inicialmente, la demanda colombiana fue de más de 11
millones de pesos como deuda global, pero luego quedaron reconocidos a
favor de Nueva Granada y del Ecuador 2 860 000 pesos.76 Con Venezuela se
firmó un convenio aparte, reconociéndose su deuda en 855 000 pesos. El pago
se hizo en los años siguientes. El Perú abonó, pues, 3 715 000 pesos a las tres
Repúblicas grancolombianas.77
También se pagó a los herederos de Bolívar la suma de un millón de pesos,
decisión originada por una controvertida ley del Congreso Constituyente de
1825, que de esa manera había premiado al libertador en medio de la algarabía
suscitada por el triunfo de Ayacucho.77
Y con respecto a la deuda con España, si bien este país exigió su pago durante
la crisis que desembocó en la guerra hispano-sudamericana (1865-1866), ella
no se pagó, ni se la volvió a mencionar en el tratado definitivo de paz firmado
entre ambas naciones en 1879.

Tratado de paz y amistad[editar]

Después de la guerra hispano-sudamericana, el Perú y España firmaron el Tratado de París de


1879 en donde la nación peninsular reconocía la existencia de la república americana.

Estados Unidos, Inglaterra y las potencias continentales europeas,


principalmente Francia, se disputaban el nuevo equilibrio del poder Atlántico,
un drástico cambio político y comercial, mediante el reconocimiento de las
nacientes repúblicas tras su separación de España.
El rey español Fernando VII muere en 1833 y el parlamento español el 4 de
diciembre de 1836 renuncia de todo derecho de soberanía sobre América
continental y autoriza a sus gobiernos para sellar tratados de paz y amistad con
las nuevas repúblicas reconociendo su independencia. Sin embargo, debido a
distintos desencuentros, España concluirá el tratado con el Perú en fecha de 14
de agosto de 1879, mediante la firma en París del Tratado de Paz y Amistad
España-Perú, por parte de España lo hace el Marqués de Molíns y Mariano
Roca de Togores, y por el Perú, Juan Mariano de Goyeneche y Gamio, conde
de Guaqui. España envía como su primer embajador en Lima a Emilio de
Ojeda.78

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