Escuela de Frankfurt. Raúl Gabás
Escuela de Frankfurt. Raúl Gabás
Escuela de Frankfurt. Raúl Gabás
Raúl GABÁS
Universidad Autónoma de Barcelona
1. Su nacimiento
De muchas fílosofías habría de afirmarse que son una apología del poder
emergente o constituido ya en su época respectiva. El pensamiento de
Descartes y Kant vuela empujado por el viento de la época moderna. Por el
contrario, la «teoría crítica», que luego se llamará también «escuela de
Frankfurt», es presa ante todo del dolor de la época, el llanto de las individua-
lidades oprimidas por la estructura de hierro en la que toma cuerpo lo univer-
sal. En el anuncio de este sufi*imiento se anticiparon sobre todo Hegel, aterro-
rizado ante una ilustración incapaz de reconciliarse con la autonomía de lo
particular, ante un Robespierre que guillotina las cabezas resistentes a la legis-
lación universal, y Nietzsche, que había desmontado las categorías universales
de la moral, conciencia, deber, culpa, castigo, ley, compasión..., como medios
de nivelación y dominación de las masas. Desde este punto de vista el siglo XX
ha sido escenario de la aniquilación masiva de individuos (y pueblos) en nom-
bre del sistema: el nacionalsocialismo y el comunismo —en la versión europea
y en la asiática— son dos ejemplos estremecedores de nuestra centuria. Al
dolor por el declive del sujeto se añade otro sufrimiento específicamente filo-
sófico, el temblar de la razón al conquistar las alturas de sus propios sueños. La
razón, en efecto, había diftindido su imperio bajo el lema de la unidad y la uni-
versalidad. En lucha contra la religión se avino a la tolerancia en relación con
ÉNDOXA: Series Filosóficas, n." 12, 2000, pp. 187-227. UNED, Madrid
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^ Herbcn MARCUSE, Ideen zu einer Kritischen Theorie der Gesellshaft, Suhrkamp, Frankfurt
1980, pág. 151
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' Esta investigación apareció en Librairie Félix Alean, Paris 1936, con el título Sttuiien
üher Autoritdt und Familie. Forschungsberichte aus dem Instituí fur Sozialforschung.
* Cf. M. TAY, La imaginación dialéctica. Una historia de la Escuela de Frankfurt, Taurus,
Madrid 1974, pág. 79.
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2. La Dialéctica de la Ilustración
La obra así titulada fiae escrita por Horkheimer y Adorno. Sin embargo, en
el fondo corresponde más estrechamente al pensamiento de Adorno que al de
Horkheimer ^. De hecho este último se alejó del enfoque de dicha obra en sus
escritos tardíos, mientras que Adorno se mantuvo fiel a sus planteamientos. En
cualquier caso. La dialéctica de la ilustración es el punto de referencia funda-
mental para la producción de la «teoría crítica» en su primera época. El libro
apareció en Amsterdam el año 1947, tres años después de su redacción final.
En el prólogo a la segunda edición escriben sus autores en 1969: no pocos de
los pensamientos de este libro «son todavía actuales y han determinado en gran
parte nuestros esfiíerzos teóricos posteriores».
' Cf. Günter FIGEL, en Antón HüGLl y Poul LüBEKE, Philosophie im 20. Jahrhundert,
Rowohlt Taschenbuch Verlag, Rcinbek bei Hamburg 1992, pág. 323.
* Cf. Günter FlGEL, obra citada, pág. 325.
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La mala dialéctica del dominio corre pareja con la «historia del desencan-
to», que es un rasgo esencial de la ilustración europea. La magia, el hechizo y
el encanto se deben al sentimiento de que un objeto concreto (el árbol, la
fuente, el animal sagrado, el instrumento cultural) está penetrado por la pre-
sencia de una vida que estremece al hombre y escapa a su disposición. La vida
universal de la naturaleza se muestra en el elemento particular. En la religión
griega «las buenas y malas potencias, salvación y desgracia, no estaban sepa-
radas entre sí claramente. Estaban encadenadas como el nacer y el perecer, la
vida y la muerte, el invierno y el verano. En el mundo luminoso de la religión
griega perdura la turbia indiscriminación del principio religioso, que en los
estadios más antiguos conocidos de la humanidad fue venerado como mana.
Primario e indiferenciado, es todo lo desconocido y extraño, aquello que tras-
ciende el ámbito de la experiencia, lo que en las cosas es algo más que la rea-
lidad ya conocida. Lo que el primitivo experimenta en tal caso como sobre-
natural no es una substancia espiritual en cuanto opuesta a lo material, sino
la complejidad de lo natural frente al miembro individual. El grito de terror
con el que se experimenta lo insólito se convierte en su nombre. Fija la tras-
cendencia de lo desconocido frente a lo conocido, y con ello convierte el
estremecimiento en sagrado» ^. Lo que en el texto citado recibe el nombre de
«principio religioso» sin duda es el fondo desde el que deben entenderse el
símbolo, la mimesis y el arte. Y, en efecto, más adelante leemos: «La doctrina
de los sacerdotes era simbólica en el sentido de que en ella signo e imagen
« 0.c.,pág.71.
9 Cf. O. c, pág. 65.
'O O. c, pág. 62.
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Hay, pues, un paralelismo entre mandar y pensar. «El hecho de que el pen-
samiento haya sido arrojado de la lógica, ratifica en el aula la cosifícación del
hombre en la fábrica y en el despacho... El yo plenamente aprehendido por la
civilización se disuelve en un elemento de aquel inhumanismo al que la civili-
zación quería escapar desde el principio» ^'^. Por eso la ilustración es dialéctica
en un tercer sentido, además de los dos indicados anteriormente: quería libe-
rar del mito y recae en el mito. «En la imagen mítica, lo mismo que en la cla-
ridad de la fórmula científica, se confirma la eternidad de lo fáctico y se erige
como sentido la mera existencia» '5. Los héroes de la tragedia clásica perecían
por enfrentarse al destino. Y también hoy perecería todo el que actuara contra
el destino de una sociedad uniformada e igualada. «Nihil novum sub solé»; el
mito y la ciencia rinden su homenaje a lo siempre igual.
" Traducción de Dilaktik tUr Aufkldrung, Kischcr, Frankfurt 1969, pág. 51. Cf. también
la traducción citada de J.J. Sánchez en Trotta, pág. 107.
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^^ O. c , pág. 151 Cf. allí la nota del traductor sobre la bencedrina: excitante suministra-
do a las tropas nazis.
" O. c , pág. 163.
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con ese tipo de sociedad, cuya muerte esperan con ilusión los francfortianos.
Pero a la vez hay en el fondo de la naturaleza humana un principio que per-
manece activo y se manifiesta por lo menos a través del arte y de las facultades
relacionadas con él (imaginación, fantasía), en las cuales asciende desde el
inconsciente la aspiración de la naturaleza a la gratificación integral.
^* Cf. Rolf WiGGERHAUS, Die Frankfurter Schule, Cari Hanser Verlag, Munich 1988, pág.
altos pueden y deben ser practicados dentro de las mismas condiciones que los
traicionan» ^ . Marcuse ve la esencia de la teoría psicoanalítica en la descripción
de las vicisitudes de los dos instintos básicos. A su juicio, Freud fue capaz de
descubrir las raíces comunes de la infelicidad general porque cifró en la sexua-
lidad la fuerza representativa del principio de placer integral. Los revisionistas,
en cambio, no insisten en las necesidades instintivas.
4. La estética
•** Countrrevolurion and Revolt, Boston {Konterrevolution und Revolte, Frankfurt 1973).
"" Die Permanenz der Kunst, Munich 1977. Traducción castellana en Materiales,
Barcelona 1978. Al pié de la letra la traducción castellana debería ser La permanencia del arte.
'" J. HABERMAS y otros, Gesprdche mit Marcuse, Suhrkamp, Frankfurt, págs. 41, 44.
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Las características del arte en Adorno son muy semejantes a las del conoci-
miento. Arte y filosofía tienen el mismo cometido, a saber, entrar en la vida del
objeto. No obstante, hay una diferencia importante entre los dos. La filosofía
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' ' Cf. Una exposición más amplia en R. GABAS, / . Habermas: dominio técnico y comunidad
lingüística, Ariel, Barcelona 1980, págs. 186-215.
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Es fácil advertir que los tres intereses del conocimiento (el técnico, el prác-
tico y el emancipativo) se han traducido ahora a la verdad de los enunciados,
la rectitud de las normas y la anticipación de la comunidad ideal. Esta última
es para Habermas un hecho inherente a la estructura del lenguaje y, por otra
parte, constituye una instancia contrafiictica que permite distanciarse de las
situaciones empíricas y criticarlas.
fiado por la ciencia técnica, con el propósito de renovar una teoría interdisci-
plinar de la sociedad. Cuando a principio de los ochenta pasó a Frankfurt
como profesor, había terminado la obra Teoría de la acción comunicativa. Sus
bases se hallaban ya disperas en los escritos citados. Habermas consuma ahora
la transición del paradigma del sujeto (de la conciencia) al de la intercomuni-
cación, y a partir de aquí se enfrenta críticamente con la filosofía del pasado y
con la primera fase de la Escuela de Frankfurt. Desde esta perspectiva objeta a
Hegel que él criticó la subjetividad moderna manteniéndose en el marco de la
filosofía del sujeto. Y el mismo argumento esgrime contra Horkheimer y
Adorno, que articulan la Dialéctica de la ilustración tomando como base la rela-
ción entre el sujeto y el objeto, entre el hombre y la naturaleza. Pese a la críti-
ca de la razón instrumental permanecen prisioneros de la misma. Se trata
ahora de mostrar cómo la razón no se realiza en la conciencia inmanente, sino
a través de la comunicación entre sujetos.
'^ Vemunft. Die Zeitgemssische Vemunftkritik und das Konzept der transvenaUn Vemunfi,
Suhrkamp, Frankfurt 1996, p ^ . 125 ss.
" Cf. Su artículo en Habermas y la modernidad, Cátedra. Madrid 1994.
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'^ HABERMAS, Theorie des Kommunikatípm HaneUlns, Suhrkamp, Frankfiírt 1981, tomo
1, pág. 583.
'^ KEULARTZ, Die verkehne WeltdesJ. Habermas, Junius, Hamburg 1995, pág. 15.
^' HABERMAS, Theorie des..., tomo 1, pág. 37.
5' ídem, en Habermas y la modemdad Cátedra, Madrid 1994, pág. 331.
*" Cf, en concreto Ética y diálogo, Antliropos, Barcelona 1994, con la introducción de Pia
Lara.
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^' HABERMAS, Wahrheit und Rechrfertigung, Suhrkamp, Frankfurt 1999, pág. 50.
" O.c.pág. 53.
^^ O. c, pág. 249.
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donde los diversos tipos de razón aspiran a la convergencia. Cada obra suya
provoca un alud de discusiones, pero las cuestiones importantes sólo muy len-
tamente se acercan a formulaciones y soluciones claras.
Referencias bibliográfícas