Informe de Ciencias Politicas
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TEMA DE INVESTIGACIÓN
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ÍNDICE
# Contenido Pág.
1 Introducción 4
2 Objetivos 5
3 Marco Teórico 6 - 10
4 Conclusiones 11
5 Recomendaciones 12
6 Referencias Bibliográficas 13 - 14
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INTRODUCCIÓN
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OBJETIVOS
Aprender acerca de los partidos políticos surgidos en Honduras para ver si estos
movimientos ayudan a Honduras a lograr un mejor desarrollo.
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MARCO TEÓRICO
Hasta las últimas décadas del siglo XIX los grupos políticos en Honduras podían ser
descritos como partidos solo en un sentido muy amplio. Más estrictamente definidos
eran facciones armadas bajo caudillos buscando controlar al Gobierno a través de la
fuerza. El anarquismo del período caudillista fue cuestionado seriamente por el
Presidente Soto en los años 1880s y para los 1890s los partidos políticos habían
entrado en una etapa más madura (Stokes: 188). En la fase de las facciones (1821-
1891), la lucha electoral aparece como un mecanismo marginal para la toma del poder
ya que el medio predilecto para obtener, conquistar y mantenerse en el poder es la
lucha armada y las elecciones fraudulentas. Las facciones las constituyen bandas de
hombres armados bajo la dirección de un caudillo organizado a nivel nacional y
expresan alianzas muy frágiles y precarias de caudillos, cuya estabilidad reposa en una
compleja red de lazos familiares y de compadrazgos (Paz: 45).
Conocer en qué forma disputa y utiliza el poder estatal la élite política hondureña, así
como qué instituciones intervienen, es clave para comprender cómo se sostienen las
relaciones de poder político y, por tanto, las desigualdades económicas y políticas en la
población hondureña. Justamente, el estudio del sistema políticoi permite entender el
entramado del poder político que en países como Honduras no responden a los
intereses de las grandes mayorías populares. En las democracias, los partidos políticos
y la institucionalidad electoral son fundamentales, aunque no únicos, para el
entendimiento de la forma en cómo funciona un sistema político. En ese sentido,
tomando en cuenta las categorías que utilizó la extinta Comisión Internacional contra la
Impunidad en Guatemala (CICIG) para valorar el sistema político guatemalteco, a
continuación, se discuten algunas líneas de análisis aplicadas al sistema político
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hondureñoii . El conjunto del ordenamiento políticoiii hondureño es un modelo de falla
permanente entre legalidad y legitimidad, y a veces de ambas. Las élites políticas
hondureñas tienden a defender a ultranza la «legalidad» de sus acciones políticas,
aunque sean ilegales. Son ejemplos claros el golpe de Estado de 2009 y la reelección
presidencial de Juan Orlando Hernández.
Pero más allá de haber una oferta electoral amplia o reducida es importante considerar
los contextos sociopolíticos en que surgen y son incorporados estos partidos, es decir
legalizados e inscritos, el rol que juegan en el sistema político y a qué intereses
económicos responden. Hay tres factores que ayudan a explicar, en parte, el sistema
cerrado de partidos hondureño: el diseño institucional que se expresa en las reformas
político electoral, la cultura política y la acción de los grupos de poder económico.
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relación del bipartidismo hacia el Estado como botín, la concentración no solo del poder
político, sino que, de bienes y riquezas, y la formación de redes complejas de
corrupción y narcotráfico.
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regulaciones en torno a la participación política de las mujeres no ha sido una prioridad
del sistema político hondureño. Por ejemplo, durante el periodo de elecciones
generales 1981-2001 todavía no se superaba el 8% en la evolución de la presencia de
las mujeres en el Congreso Nacional.
En Honduras, las familias que conforman los grupos de poder económico, financiero y
mediático son de filiación liberal o nacionalista y en algunos casos ambos; como por
ejemplo, las familias Facussé, Atala y Agurcia. Estos grupos de poder junto con las
cúpulas religiosas — católica y evangélica —, el conjunto de los medios de
comunicación corporativo, más las redes del narcotráfico y el crimen organizado,
articulan una compleja red en el sistema político hondureño y por tanto en el Estado. Es
en este contexto que se desarrolla el financiamiento de la política y de campañas
electorales. Por último, y no menos importante, el sistema político hondureño ha sido
de los más estables en Centroamérica.
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volatilidad electoral. Cada ciclo electoral ha servido, efectivamente, para el reacomodo
del poder político entre el bipartidismo, redistribución de recursos y bienes del Estado y
el país mediante distintas modalidades, esencialmente neoliberales que profundizan el
7 deterioro de servicios públicos fundamentales como ser los servicios de salud,
educación y la soberanía alimentaria del país.
Desde las primeras elecciones libres, los patrones de competencia partidista han sido
regulares y bastante predecibles. Liberales y Nacionalistas han sido los partidos más
votados en todas las citas, alternándose, hasta 2009, dos victorias liberales con una
nacional (ver cuadro 1). Un promedio de número efectivo de partidos de 2,3, bajos
niveles de competitividad (12,3), altos niveles de concentración electoral (95,9) y una
de las tasas de volatilidad más bajas de la región, con un promedio de 7,1, son
diferentes dimensiones de un bipartidismo fuertemente asentado, y podríamos decir
que con visos de perdurabilidad, si no fuera por los hechos ocurridos en 2009.
En Honduras los costes del clientelismo han ido aumentando en una sociedad cada vez
más numerosa y compleja, cuyas necesidades no han sido satisfechas. Las reformas
del Estado de los años noventa y las diferentes crisis económicas, además de reducir
el caudal de ingresos del Estado y el margen de maniobra para poner en marcha
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políticas, han mermado la capacidad del partido de turno para poder distribuir recursos,
afectando directamente a las prácticas clientelares y de patronazgo (Sieder 1996;
Torres 2011).
CONCLUSIONES
1. Uno de los aspectos que más llama la atención en el estudio de los partidos
políticos en Honduras es su desarrollo en términos de legislación y
reglamentación interna. La paradoja parece ser, a juicio de los expertos, que
todo el andamiaje de estructura, principios ideológicos, instancias de apelación,
formas de participación y acceso a las instancias de toma de decisiones, no se
traducen necesariamente en prácticas democráticas, sino que en muchos casos
podrían calificarse de letra muerta.
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RECOMENDACIONES
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REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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9. Rodríguez E. Olvin. Brillo y Cenizas del Partido Liberal de Honduras. Graficentro
Editores. Tegucigalpa, Honduras, 1999.
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