Disposiciones Comunes A Todo Procedimiento
Disposiciones Comunes A Todo Procedimiento
Disposiciones Comunes A Todo Procedimiento
Procedimiento
Disposiciones comunes a todo procedimiento analizan principalmente las normas que regulan
el proceso, incidentes y resoluciones judiciales.
Las disposiciones comunes a todo procedimiento son una serie de normas procesales
contenidas en el Código Orgánico de Tribunales que disponen lineamientos básicos acerca del
ejercicio de la función jurisdiccional que empecen a los tribunales y las personas que
intervienen en el proceso.
El Procedimiento
El artículo 17 del Código señala que "En un mismo juicio podrán entablarse dos o más acciones
con tal que no sean incompatibles. Sin embargo, podrán proponerse en una misma demanda
dos o más acciones incompatibles para que sean resueltas una como subsidiaria de otra."
La partes en el proceso
Los elementos constitutivos del juicio son la existencia de una contienda; la existencia de un
tribunal que resuelva la contienda; y la existencia de partes contendientes. La calidad de parte
la da la titularidad activa o pasiva de una pretensión.
c) Pluralidad de partes litigantes. La relación procesal que se forma en todo juicio puede ser
simple o múltiple. Es simple, cuando interviene un demandante y un demandado; y es
múltiple, cuando una parte o ambas están formadas por varios demandantes o por varios
demandados o por varios demandantes y demandados a la vez. Cuando se produce esta última
situación, se dice que hay pluralidad de partes. Estas personas que litigan conjuntamente, ya
sea como demandantes o como demandados, se llaman colitigantes o litis consortes.
e) Forma de designar un procurador común. Esta materia se encuentra regulada por los
artículos 12 y 13 del Código, de los que, en resumen, se desprenden las siguientes normas:
En los casos de que trata el artículo 19, el procurador común debe ser nombrado por
acuerdo de las partes a quienes haya de representar.
El nombramiento deberá hacerse dentro del término razonable que señale el tribunal.
Si por omisión de todas las partes o por falta de avenimiento entre ellas no se hace el
nombramiento dentro del término indicado en la letra anterior, lo hará el tribunal que
conozca de la causa, debiendo, en este caso, recaer el nombramiento en un procurador
del número o en una de las partes que haya concurrido.
Si la omisión es de alguna o algunas de las partes, el nombramiento hecho por la otra u
otras valdrá respecto de todas.
g) Capacidad de las partes. En materia de capacidad de las partes, es preciso distinguir tres
situaciones:
Para ser parte como titular de una relación jurídica procesal basta tener la capacidad de goce
que reglamentan las leyes civiles y que es la aptitud legal para adquirir derechos. Esta
capacidad de goce es un atributo de la personalidad por lo que ninguna persona carece de ella.
Para ser parte, basta ser titular de una pretensión fundada o infundada, aun cuando ese titular
no pueda ejercer directamente la acción correspondiente para hacer valer su pretensión. Esta
capacidad procesal es la aptitud legal que se requiere para comparecer ante los tribunales de
justicia o para actuar en juicio por sí mismo.
Esta capacidad para comparecer en juicio la poseen todas las personas que según la ley
sustantiva son capaces de ejercitar derechos por sí mismo sin el ministerio o autorización de
otras, es decir, aquellas personas que tienen capacidad de ejercicio. Por lo tanto, la capacidad
procesal es sinónima de la capacidad de ejercicio que regulan las leyes sustantivas.
Esta capacidad procesal faculta sólo a los capaces de ejercicio para comparecer ante los
tribunales solicitando por sí, o en representación de otro, la declaración de un derecho. La
persona que carece de capacidad procesal debe suplir su incapacidad de acuerdo a las normas
materiales que están contenidas en el Código Civil, en el Código de Comercio, o en la ley
respectiva.
Lo anterior, implica que ellas deberán comparecer ante los tribunales por intermedio de sus
representantes o autorizados por ellos en el caso de los relativamente incapaces o a través de
sus representantes legales, en el caso de los absolutamente incapaces.
Cuando esos incapaces actúan por intermedio de sus representantes se dice que están
representados y esa representación recibe el nombre de representación judicial, la que se rige
por las normas del Código Civil. En el caso que una persona que no tenga esta capacidad
procesal inicie un litigio asumiendo el rol de demandante, el demandado puede oponer la
excepción dilatoria consagrada en el artículo 303 N° 2 del Código.
Esta capacidad especial está reglamentada sólo en las leyes procesales y a ella nos referimos al
tratar las normas de comparecencia en juicio. Mediante las peticiones que estas personas
formulan se logra el desarrollo de la relación jurídica procesal hasta llegar a la decisión de la
cuestión controvertida.
Las personas que carecen del ius postulandi necesitan buscar el ministerio de ciertas personas
para actuar en el proceso so pena que si así no lo hacen sus peticiones se declaran inadmisibles
o improcedentes. Luego, suplen su incapacidad técnica con esta representación típica, especial
llamada representación procesal regulada en las leyes procesales. El representante se llama
procurador y el representado, poderdante y la fuente de esta representación es el poder o
mandato judicial.
2. Partes indirectas o terceros. Los terceros son personas distintas del actor y del
demandado y comparecen al juicio una vez que éste se ha iniciado y lo hacen por tener un
interés comprometido en él, un derecho comprometido y no meras expectativas. En esta
intervención, el tercero puede adoptar posiciones armónicas o contradictorias con las que
sostienen las partes principales o independientes.
Concepto: son terceros las personas que sin ser partes directas en el juicio intervienen en él una
vez iniciado, por tener interés actual en su resultado, sosteniendo posiciones armónicas,
contradictorias o independientes con las de las partes directos.
Los terceros coadyuvantes son aquellos que, sin ser partes directas en el juicio, intervienen en
él una vez iniciado, por tener interés actual en su resultado, sosteniendo posiciones armónicas
y concordantes con las de una de las partes directas.
El artículo 23 inciso primero del Código dispone: "Los que, sin ser partes directas en el juicio,
tengan interés actual en sus resultados, podrán en cualquier estado de él intervenir como
coadyuvantes, y tendrán en tal caso los mismos derechos que concede el artículo 16 a cada una
de las partes representadas por un procurador común, continuando el juicio en el estado en
que se encuentre."
Su intervención estará destinada a apoyar la posición del que sostiene el derecho que el
también hace suyo, por eso es que la ley equipara a este tercero coadyuvante con la parte
misma a quien coadyuva.
Este tipo de tercero constituye con la parte directa a la que apoya una sola identidad y, por
ende, tienen los mismos derechos que le concede el artículo 16 a cada una de las partes
representadas por un procurador común. (Art. 23 incisos 1° y 2°)
La situación jurídica de este tercero es diferente a la de ambas partes, ya que los intereses que
él invoca, son contrarios a los de ellas. Este tercero concurre al juicio con el fin de reclamar un
derecho propio que se contrapone al de las partes y no se confunde, como sucede con el
coadyuvante, con ninguna de las dos partes en el pleito.
La intervención de este tipo de tercero la admite el legislador con el fin de evitar dos juicios
sucesivos contra el demandante y el demandado, es decir, se admite por razones de economía
procesal. Se evitan, además, posibles sentencias contradictorias sobre la misma materia.
Son terceros independientes los que sostienen un interés propio, independiente y autónomo
del de las partes directas. El inciso final del artículo 23 del Código señala: "Si el interés invocado
por el tercero es independiente del que corresponde en el juicio a las dos partes, se observará
lo dispuesto en el artículo anterior."
Esta materia es tratada en el Título IV del Libro I del Código entre los artículos 25 al 28.
1°. Los litigantes están obligados a pagar a los oficiales de la Administración de Justicia, los
derechos que los aranceles judiciales señalen para los servicios prestados en el proceso.
Ejemplo: receptores.
Cada parte debe pagar los derechos correspondientes a las diligencias que haya solicitado, y
todas las partes, por cuotas iguales, los derechos de las diligencias comunes, sin perjuicio del
reembolso a que haya lugar cuando por la ley o por resolución de los tribunales corresponda a
otras personas hacer el pago. (Art. 25)
2°. Los derechos de cada diligencia se deben pagar tan pronto como ésta se evacúe, pero la
falta de pago, no puede entorpecer, en ningún caso, la marcha del juicio. (Art. 26)
3°. Cuando varias personas litigan conjuntamente, cada una de ellas responderá
solidariamente del pago de los derechos que a todas afecten en conformidad a las normas
anteriores, sin perjuicio de que las demás reembolsen a la que haya pagado la cuota que les
corresponda, a prorrata de su interés en el juicio. (Art. 27)
4°. Los procuradores judiciales responderán personalmente del pago de las costas procesales
generadas durante el ejercicio de sus funciones, que sean de cargo de sus mandantes, sin
perjuicio de la responsabilidad de éstos. (Art. 28)
Formación del proceso
Antes de la vigencia de la ley n° 20.886 todas las solicitudes y presentaciones se hacían por
escritos físicos en formato de papel que se agregaban en orden sucesivo, de acuerdo a su
presentación.
Con la entrada en vigencia de la Ley n° 20.886 sobre Tramitación Electrónica se crea la carpeta
electrónica. Dicha carpeta electrónica se conforma con escritos, documentos, resoluciones,
actas de audiencias, etc. Los antecedentes serán registrados en orden sucesivo
conforme a su fecha de presentación. (Art.34 CPC)
El sistema de tramitación electrónica del Poder Judicial numerará automáticamente cada pieza
de la carpeta electrónica en cifras y letras. La carpeta se encontrará disponible en la página del
Poder Judicial y las piezas no pueden eliminarse sin que el tribunal lo decrete.
Los jueces, auxiliares de la administración de justicia y funcionarios de cada tribunal estarán
obligados a utilizar y a registrar en el sistema informático todas las resoluciones y actuaciones
procesales que se verifiquen en el juicio.
La Corporación Administrativa del Poder Judicial creó una Oficina Judicial Virtual (OJV),
disponible en el sitio web: www.poderjudicial.cl. En esa página se ofrecen los servicios para la
tramitación electrónica.
Los usuarios deben ingresar con la Clave Única del Estado, que las personas obtienen en el
Servicio de Registro Civil e Identificación.
Entre los trámites que se pueden hacer en la oficina virtual, se encuentran la presentación de
demandas, escritos y documentos. Las presentaciones efectuadas a través de la oficina se
entenderán suscritas por el usuario que las remite, sin necesidad de contener su firma
manuscrita. La Clave Única del Estado se entiende como firma electrónica simple.
Principio de Publicidad
Se garantizará la publicidad de las actuaciones, porque los sistemas informáticos deben
preservar el pleno acceso de todas las personas a la carpeta electrónica en condiciones de
igualdad, salvo las excepciones establecidas por la ley.
La carpeta electrónica estará disponible en el portal de internet del Poder Judicial, salvo que la
ley establezca lo contrario o habilite al tribunal para restringir su publicidad, o la de alguna
parte de ella.
En cuanto a las resoluciones suscritas por los jueces mediante firma electrónica avanzada, se
estableció que no requerirán de la firma ni de la autorización del ministro de fe
correspondiente.
En cuanto a las causas reservadas, la reserva se mantiene. Eso ocurre con las demandas, las
presentaciones acerca de medidas cautelares y todas aquellas que requieren de reserva para
asegurar la eficacia.
Los Escritos
a) Concepto: Los escritos son las presentaciones que hacen las partes en el proceso y en las
cuales dejan constancia en forma solemne de las peticiones que formulan al tribunal y que debe
reunir los requisitos contenidos en la ley, especialmente los establecidos en el Código de Procedimiento
Civil.
b) Requisitos de los escritos. Los escritos deben cumplir con ciertas exigencias al tenor de lo que
indica la ley.
Sólo en casos excepcionales. Por ejemplo si la persona carece de los medios tecnológicos
necesarios. Los escritos presentados en papel serán digitalizados e ingresados a la carpeta
electrónica inmediatamente. Los documentos cuyo formato original no sea electrónico
podrán presentarse materialmente en el tribunal y quedarán bajo la custodia del funcionario o
ministro de fe correspondiente. (Art. 5 Ley 20886)
3. Deben encabezarse con una suma. El mismo artículo 30 agrega que los escritos deben
encabezarse con una suma que indique su contenido o el trámite de que se trata.
4. Deben ser firmados electrónicamente. Deben ser firmados, ya sea por firma electrónica
simple o avanzada. La firma electrónica es un mecanismo digital de uso legal, que cuenta con
altos estándares de seguridad. Sirve para realizar operaciones online que van desde una simple
comunicación hasta celebrar contratos, pagos de cuentas, documentos, otorgar poderes,
pólizas de seguro y recetas médicas, entre otros trámites.
Una firma electrónica según la Ley de firma electrónica Ley 19.799 (LFE) puede ser cualquier
sonido, símbolo o proceso electrónico, que permite al receptor de un documento electrónico
identificar al menos formalmente a su autor.
Hay dos tipos de firmas:
La Firma Electrónica Simple (FES) que se utiliza para documentos que no constituyan
instrumento público. Para efectos judiciales la Clave Única del Registro Civil sirve como
FES y puede servir para firmar escritos judiciales.
Y la Firma Electrónica Avanzada (FEA) es la que está certificada por un prestador
acreditado ante las leyes nacionales e internacionales. Ha sido creada usando medios
que el titular mantiene bajo su exclusivo control (Token), de manera que se vincula
únicamente al mismo y a los datos a los que se refiere, permitiendo la detección
posterior de cualquier modificación, verificando la identidad del titular e impidiendo
que desconozca la integridad del documento y su autoría. (Artículo 2 letra g LFE)
Se usa para instrumentos públicos. (Artículo 4 LFE)
c) Contenido del escrito. El legislador procesal sólo establece que el escrito debe encabezarse
con una suma que indique el contenido o el trámite de que se trata. Así se pronuncia el artículo
30 del Código de Procedimiento Civil.
A este respecto, podemos señalar que en todo escrito judicial se diferencian 3 partes:
En primer lugar, la suma del escrito, vale decir, el resumen del contenido o de las
peticiones que se formulan al tribunal. Si es más de una petición, se señala "en lo
principal" y "en el otrosí" o "en el primer otrosí", etc. A propósito cuando se habla de
otrosí, en jerga judicial significa "además".
En segundo término, aparece el contenido del escrito, es decir, la individualización del
tribunal, de la parte que solicita, el proceso (rol y caratula), y el desarrollo del escrito (en
este punto, no hay términos sacramentales, así que utiliza una redacción simple y
clara). Generalmente se termina con una frase sacramental "Por tanto". En este punto,
existen distintas formas de tratar a los tribunales y a sus miembros. Así, el artículo 306
del Código Orgánico de Tribunales señala que a la Corte Suprema de le debe designar
como Excelentísima; a la Corte de Apelaciones como Señoría Ilustrísima; a los jueces
como Señoría.
Para terminar, la parte final de todo escrito se expresa en la petición, o sea, la solicitud
formulada por la parte interesada.
d) Lugar de presentación del escrito. Por regla general, el ingreso de causas y escritos se
efectúa mediante la Oficina Judicial Virtual. Excepcionalmente, este trámite se realiza
ante el tribunal por intermedio del secretario, como es el caso del recurso de amparo.
Entregado un escrito al secretario, deberá éste en el mismo día estampar en cada foja la
fecha y su media firma, o un sello autorizado por la respectiva Corte de Apelaciones y
que designe la oficina y la fecha de la presentación. Deberá, además, dar recibo de los
documentos que se le entreguen, siempre que lo exija la parte que los presenta, sin que
pueda cobrar derecho alguno por los servicios a que este artículo se refiere. En este
sentido se pronuncia el artículo 32 del Código de Procedimiento Civil.
Custodia del expediente
"Cuando los tribunales pidan o hayan de oír dictamen por escrito del respectivo fiscal judicial o
de los defensores públicos, les enviarán comunicación de la carpeta electrónica a la que deben
acceder electrónicamente.
Si estos funcionarios retardan dicho dictamen, podrá el tribunal señalarles un plazo razonable
para que lo envíen o agreguen a la carpeta electrónica.
En aquellos casos en que otro tribunal requiera la remisión del expediente original o de algún
cuaderno o pieza del proceso, el trámite se cumplirá enviando la correspondiente
comunicación de la carpeta electrónica a la que deben acceder a través del sistema de
tramitación electrónica del Poder Judicial. Lo mismo se aplicará cada vez que la ley ordene la
remisión, devolución o envío del proceso o de cualquiera de sus piezas a otro tribunal.”
En la práctica, los expedientes quedan en la OJV y es ahí donde debe entenderse que el tribunal
debe mantenerlo bajo su custodia y responsabilidad. En línea, el expediente queda a
disposición de las partes y del público para su libre consulta, salvo las excepciones que señale la
ley.
Retiro de piezas del proceso. Una vez que se agregan los escritos, documentos, y en general,
alguna pieza al proceso o expediente, no puede ser retirado de la carpeta electrónica a menos
que el tribunal ordene el retiro de una o más piezas. Ese retiro se conocía tradicionalmente con
el nombre de desglose. (Art. 29).
b) Clasificaciones de los plazos. Los plazos son susceptibles de clasificarse según los distintos
puntos de vista o criterios que se consideren.
La norma general es que los plazos sean fijados por la ley. Los plazos judiciales y los
convencionales tienen un carácter excepcional.
II. Considerando su momento de iniciación: plazo individual y plazo común. (Art. 65)
Plazo individual: es aquel que comienza a correr para cada parte desde el día de su
notificación. Ejemplo: el plazo para apelar. (Art. 189)
Plazo común: es aquel que corre conjuntamente para todas las partes desde el
momento de la última notificación. Ejemplo: el término probatorio. (Art. 327)
Lo normal es que los términos sean individuales y la excepción es que sean comunes, por lo que
para que un plazo sea común, es preciso que la ley lo diga expresamente.
III. Considerando el momento en que el plazo expira: plazo fatal y plazo no fatal.
Plazo fatal: es aquel que transcurrido el tiempo que la ley señala extingue el derecho
que debió ejercitarse dentro de él por el sólo ministerio de la ley.
La importancia de este plazo radica en que extingue el derecho que debió ejercerse
dentro del plazo por el sólo ministerio de la ley.
Plazo no fatal: es aquel que no extingue el ejercicio del derecho por el sólo transcurso
del tiempo que la ley señala, sino que, es preciso que el tribunal, a petición de parte
interesada, declare que ha transcurrido el término y, en consecuencia, dé por cumplido
o evacuado el trámite de que se trata.
Sobre esta materia el inciso primero del artículo 64 del Código señala:
"Los plazos que señala este Código son fatales cualquiera sea la forma en que se exprese, salvo
aquellos establecidos para la realización de actuaciones propias del tribunal. En consecuencia,
la posibilidad de ejercer un derecho o la oportunidad para ejecutar el acto se extingue al
vencimiento del plazo. En estos casos el tribunal, de oficio o a petición de parte, proveerá lo
que convenga para la prosecución del juicio, sin necesidad de certificado previo."
Por lo tanto, todos los plazos establecidos en el Código son fatales, salvo que ellos se
encuentren establecidos para realización de actuaciones por el tribunal como, por ejemplo, el
plazo para dictar sentencia.
IV. Considerando la unidad de tiempo que constituye el plazo: plazos de días, plazos de meses
y plazos de años. (Arts. 48 y 50 C. Civil y 66 C.P.C.)
Plazo de día: es aquel que considera, como unidad de tiempo, al día. Ejemplo: plazo de
5 días.
Plazo de meses: es aquel que considera como unidad de tiempo al mes. Ejemplo: en
general el plazo necesario para que opere el abandono del procedimiento es de 6
meses. (Art. 152)
Plazo de año: es aquel que considera al año como unidad de tiempo. Ejemplo: la
prescripción de la acción ejecutiva cuyo plazo, de acuerdo al artículo 442 del Código, es
de 3 años.
Plazo prorrogable: es aquel que puede extenderse más allá del número de unidades de
tiempo que la ley señala.
Plazo improrrogable: es aquel que no puede extenderse o ampliarse más allá del
número de unidades de tiempo que la ley señala.
1. Son prorrogables los términos señalados por el tribunal pero, para que pueda concederse la
prórroga es necesario:
2. En ningún caso podrá la prórroga ampliar el término más allá de los días asignados por la ley.
De estas normas se colige que los plazos judiciales son prorrogables, en cambio, aquellos
legales, por regla general, son improrrogables. Excepcionalmente, los plazos legales pueden
prorrogarse cuando la ley faculta, expresa y determinadamente, al tribunal para ello. Ejemplo:
artículo 340.
VI. Considerando si se suspenden o no: plazos de días hábiles y plazos de días corridos.
Plazo de días hábiles: es aquel que se suspende durante los días que la ley señala como
feriados.
Plazo de días corridos: es aquel que no se suspende durante los días feriados y, por
ende, corren todos los días.
Como ya hemos dicho, son feriados aquellos días que la ley indica y, además, los comprendidos
en el tiempo de vacaciones de cada año que comienza el 1 de febrero hasta el primer día hábil
de marzo. (Art. 313 C.O.T.)
c) Forma de computar los plazos. El cómputo de los plazos se rige por los artículos 48,49 y 50
del Código Civil y por el artículo 66 del Código de Procedimiento Civil, normas de las cuales se
coligen las siguientes situaciones:
1° Todos los plazos de días, meses o años de que se haga mención en las leyes o en los decretos
del Presidente de la República, de los tribunales o juzgados, se entenderá que han de ser
completos; y correrán además hasta la medianoche del último día del plazo.
El primero y último día de un plazo de meses o años deberán tener un mismo número en los
respectivos meses. El plazo de un mes podrá ser, por consiguiente, de 28, 29,30 ó 31 días, y el
plazo de un año de 365 ó 366 días, según los casos.
Si el mes en que ha de principiar un plazo de meses o años constare de más días que el mes en
que ha de terminar el plazo, y si el plazo corriere desde alguno de los días en que el primero de
dichos meses excede al segundo, el último día del plazo será el último día de este segundo
mes.
Se aplicarán estas reglas a las prescripciones, a las calificaciones de edad, y en general a
cualesquiera plazos o términos prescritos en las leyes o en los actos de las autoridades chilenas;
salvo que en las mismas leyes o actos se disponga expresamente otra cosa. (Art. 48 C. C.)
2° Cuando se dice que un acto debe ejecutarse en o dentro de cierto plazo, se entenderá que
vale si se ejecuta antes de la medianoche en que termina el último día del plazo; y cuando se
exige que haya transcurrido un espacio de tiempo para que nazcan o expiren ciertos derechos,
se entenderá que estos derechos no nacen o expiran sino después de la medianoche en que
termine el último día de dicho espacio de tiempo. (Art. 49 C. C.)
3° En los plazos que se señalaren en las leyes, o en los decretos del Presidente de la República,
o de los tribunales o juzgados, se comprenderán aun los días feriados; a menos que el plazo
señalado sea de días útiles, expresándose así, pues en tal caso no se contarán los feriados.
(Art. 50 C. C.)
Para referirse a este tipo de plazos algunos autores los distinguen con el nombre de continuos
(si se cuentan en días corridos) o discontinuos (si se suspenden durante los feriados).
Las rebeldías
Las rebeldías se encuentran tratadas en el Título VIII del Libro I del Código entre los artículos 78
y 81.
El artículo 78 del Código preceptúa: "Vencido un plazo judicial para la realización de un acto
procesal sin que éste se haya practicado por la parte respectiva, el tribunal, de oficio o a
petición de parte, declarará evacuado dicho trámite en su rebeldía y proveerá lo que convenga
para la prosecución del juicio, sin certificado previo del secretario."
b) Efectos. La rebeldía de un trámite sólo permite tener por cumplido en rebeldía del afectado
el trámite preciso. Los trámites posteriores se continúan efectuando, ya sea en rebeldía o con
la comparecencia real de la parte afectada, debiendo notificársele a ésta todas las resoluciones
que recaigan en el juicio. Para estos efectos hay que tener presente que una cosa es la
acusación de rebeldía y otra distinta la declaración de rebeldía. Hoy en día esta rebeldía ha
perdido en gran medida su trascendencia dado el carácter de fatales de los plazos del Código
de Procedimiento Civil y queda reservada principalmente para los plazos judiciales.
Resoluciones Judiciales
Las resoluciones judiciales establecidas en el artículo 158 son las sentencias definitivas e
interlocutorias, autos y decretos.
Las resoluciones judiciales se ordenan en el Título XVII del Libro I del Código de Procedimiento
Civil. Ello sin perjuicio de las reglas contenidas en el Código Procesal Penal. Estas son los actos
procesales que realiza o ejecuta el tribunal resolviendo las peticiones de las partes u ordenando
el cumplimiento de determinadas medidas procesales.
Cristian Maturana Miquel enseña que las resoluciones judiciales son actos jurídicos procesales
que emanan de los agentes de la jurisdicción; y mediante el cual dan curso al procedimiento,
resuelven los incidentes que se promueven durante el curso de él o deciden la causa o asunto
sometido a su conocimiento.
Clasificación de las resoluciones judiciales
Fuera de estas resoluciones, hay también otras a las que el artículo 158 no alude, como, por
ejemplo, las sentencias que se dictan en los recursos de casación y en los recursos de queja; las
sentencias interlocutorias que ponen término al juicio o hacen imposible su continuación;
sentencias de término; las sentencias ejecutoriadas, y las sentencias que causan ejecutoria. De
estas, nos referiremos a las tres últimas.
Sentencias de término
Sentencias ejecutoriadas
Desde que se haya notificado a las partes, si no procede recurso alguno en contra de
ella;
En caso contrario, desde que se notifique el decreto que la mande cumplir, una vez que
terminen los recursos deducidos, o
Desde que transcurran todos los plazos que la ley concede para la interposición de
dichos recursos, sin que se hayan hecho valer por las partes. En este caso, tratándose de
sentencias definitivas, certificará el hecho el secretario del tribunal a continuación del
fallo, el cual se considerará firme desde este momento, sin más trámites.
Son aquellas que pueden cumplirse no obstante existir recursos pendientes en su contra. Así
acontece, por ejemplo, cuando se concede un recurso de apelación en el sólo efecto
devolutivo. Lo anterior, pues la apelación tiene efecto suspensivo y devolutivo. Cuando se
concede la apelación en el sólo efecto devolutivo, el juez de primera instancia sigue
conociendo del asunto como si nada hubiese sucedido, pero sujeto su fallo a confirmación por
el tribunal de segunda instancia. En cambio, cuando la apelación se concede en ambos efectos,
la causa en primera instancia suspende su tramitación, mientras no resuelva el tribunal superior
el recurso interpuesto.
Según la nacionalidad del tribunal del cual emanan. Atendiendo a la nacionalidad del
tribunal que las dicta, se distingue entre resoluciones dictadas por tribunales nacionales
y resoluciones dictadas por tribunales extranjeros.
Según la naturaleza del tribunal que las dicta. Atendiendo a la naturaleza del tribunal
que las dicta, distinguimos respecto de las resoluciones emanadas de los tribunales
ordinarios; resoluciones emanadas de los tribunales especiales y resoluciones
emanadas de los tribunales arbitrales.
Según si existe o no litigio entre partes. Atendiendo a si existe contienda entre parte o
no, se distingue entre resoluciones que recaen en asuntos contenciosos y resoluciones
que recaen en asuntos no contenciosos.
Según la naturaleza del asunto en que se dictan. Atendiendo a la materia, se
distingue entre resoluciones dictadas en asuntos civiles y resoluciones dictadas en
asuntos penales.
Según la instancia en que son pronunciadas. Atendiendo a la instancia en que ellas se
emiten, se distinguen resoluciones de única instancia; resoluciones de primera instancia
y resoluciones de segunda instancia.
La clasificación del artículo 158 del Código de Procedimiento Civil es la más importante de
todas, pues, de acuerdo con ella, es posible distinguir entre una y otra resolución porque:
Son distintos los requisitos de forma y fondo que se exigen en las diversas resoluciones;
Son diferentes los recursos procesales que pueden intentarse en contra de cada una de
esas resoluciones;
Es diferente el número de jueces o ministros que deben dictarlas tratándose de
tribunales colegiados;
Son también diferentes los efectos jurídicos que se siguen, que producen cada una de
ellas. En este aspecto, básicamente sirve para determinar si produce o no cosa juzgada,
y
Sirve también para saber cómo se tramitan ciertos recursos en la segunda instancia; y
especialmente, si respecto de ellas procede o no el recurso de apelación, y la forma de
verse este recurso en el tribunal de alzada.
Las resoluciones judiciales tienen que cumplir con ciertos requisitos. Hay algunos que son
generales, aplicables a todo tipo de resoluciones y otros de índole especial, específicos de cada
resolución, considerando la naturaleza de ella.
Requisitos generales de las resoluciones judiciales
Conforme a los artículos 61 y 169 del Código de Procedimiento Civil; y en concordancia con las
reglas sobre tramitación electrónica de los procedimientos judiciales, los requisitos generales
de las resoluciones judiciales, son:
Enseguida, los requisitos especiales de las resoluciones judiciales se precisan en atención de las
siguientes alternativas:
Primera resolución
De la primera resolución que dicta el tribunal en una causa, se debe indicar el número de rol de
la causa. Esto en conformidad al artículo 51 del Código de Procedimiento Civil.
De los decretos, además de cumplir con los requisitos generales comunes a toda resolución,
deben indicar el trámite que se ordena, en virtud del cual se da curso progresivo a los autos.
Así, por ejemplo, puede decretar: traslado, como se pide, en relación, dese cuenta, etc.
De los autos y sentencias interlocutorias, además de los requisitos generales deben contener:
Esta disposición resulta ser bastante curiosa, por decir lo menos, puesto que no se divisa por
qué razón "la naturaleza del negocio" podría no permitir señalar las respectivas
consideraciones de hecho y de derecho. Con todo, más allá de lo expresado, en materia penal,
el tribunal está obligado a fundamentar sus resoluciones, salvo aquellas que posean el carácter
de mero trámite. Así lo ordena el artículo 36 del Código Procesal Penal.
Sentencias definitivas
Según el artículo 170 del Código de Procedimiento Civil, las sentencias definitivas de primera o
de única instancia y las de segunda que modifiquen o revoquen en su parte dispositiva las de
otros tribunales, contendrán:
Agrega el artículo 170 del Código de Procedimiento Civil que, de igual forma, deberán dictarse
las sentencias definitivas de segunda instancia que confirmen sin modificación las de primera,
cuando éstas no reúnen todos o algunos de los requisitos indicados en la enunciación
precedente. Si la sentencia de primera instancia reúne estos requisitos, la de segunda que
modifique o revoque, no necesita consignar la exposición de las circunstancias mencionadas en
los números 1, 2, 3 y bastará referirse a ella.
Los efectos de las resoluciones judiciales, específicamente los que producen las sentencias
interlocutorias y las definitivas, son:
Por una parte, el desasimiento del tribunal es aquel efecto que producen las sentencias
definitivas e interlocutorias, en virtud del cual una vez que han sido notificadas a alguna de las
partes, no podrán ser modificadas o alteradas de ninguna manera por el tribunal que las
pronunció. Mientras que, la cosa juzgada es el efecto de las sentencias definitivas e
interlocutorias, firmes o ejecutoriadas, que las hace inmutables y coercibles (eventualmente).
El desasimiento del tribunal
Actuaciones que puede seguir realizando el juez. Sobre el desasimiento del tribunal, si bien el
tribunal pierde competencia para conocer del litigio principal y sus accesorios, igualmente está
facultado para realizar las siguientes actuaciones:
Asimismo, si la sentencia no ha sido notificada a alguna de las partes, y aún cuando ella esté
signada mediante firma electrónica avanzada, ese juez puede modificarla o alterarla sin
restricción alguna.
El desasimiento del tribunal tiene sus excepciones, estas son: el recurso de aclaración,
rectificación o enmienda; ciertos casos de sentencias interlocutorias (la que rechaza la
apelación o la casación y la que recibe la causa a prueba), y el incidente de nulidad procesal de
todo lo obrado por falta de emplazamiento.
Finalmente, los autos y los decretos no producen el desasimiento del tribunal; por lo que, aún
cuando estén notificados a las partes, pueden enmendarse por el tribunal que los dictó a través
de un recurso de reposición. Así se pronuncia el artículo 181 del Código de Procedimiento Civil.
Sobre este punto, Mario Casarino Viterbo conceptúa al recurso de reposición como el medio
que franquea la ley a las partes litigantes para obtener la modificación o que se deje sin efecto
un auto o un decreto por el tribunal que lo dictó; sea que se hagan valer o no nuevos
antecedentes que así lo justifiquen.
La cosa juzgada
El fin que las partes persiguen con el proceso, consiste en obtener del juez una declaración que
decida definitivamente un asunto litigioso, de modo que él no se pueda discutir de nuevo en el
mismo proceso, ni en ningún otro en el futuro y, para el caso en que esa decisión contenga una
condena, pueda ser ejecutada sin necesidad de una nueva revisión. Este efecto de la sentencia
es conocido con el nombre de cosa juzgada.
Consecuencias del efecto de cosa juzgada
Este efecto de la cosa juzgada se traduce en dos consecuencias o efectos prácticos. En primer
término, un efecto negativo por el que la parte condenada o cuya demanda ha sido rechazada,
no puede, en un nuevo juicio, discutir la cuestión ya decidida. En segundo lugar, un efecto
positivo, que implica que la parte cuyo derecho ha sido reconocido por una sentencia puede
actuar de acuerdo con ese derecho sin que le sea permitido a ningún tribunal rehusarse a tener
en cuenta esa decisión y, por ende, puede exigir su cumplimiento.
La cosa juzgada es coercitiva: esto significa que la parte vencida en el proceso está
obligada a cumplir la prestación contenida en la sentencia, ya sea voluntariamente o
por medio compulsivo; y
La cosa juzgada es inmutable: las partes tienen que respetar lo fallado en el proceso, sin
poder volver a discutir el mismo asunto en otro juicio.
El fundamento de la cosa juzgada es el mantenimiento del orden social, el cual requiere que los
litigios tengan un fin y que no puedan renovarse indefinidamente para dilucidar la misma
cuestión que ya fue objeto de una decisión judicial. Existe un interés superior de la colectividad,
cual es, la mantención del orden y la tranquilidad social, lo que exige que, una vez agotados los
medios que la ley coloca a su alcance, los particulares se conformen con lo resuelto, aceptando
esa decisión del órgano jurisdiccional como la expresión de la justicia y manifestación de la
verdad. Estos objetivos se logran a través de la cosa juzgada.
Clasificación de la cosa juzgada
La cosa juzgada en el juicio ejecutivo, frente a un nuevo juicio de este tipo, como frente a un
juicio ordinario, admite excepciones. Estas excepciones están constituidas por la renovación de
la acción ejecutiva y por la reserva de derechos.
De las definiciones de cosa juzgada, se hace un distingo entre la cosa juzgada y la autoridad de
cosa juzgada. La cosa juzgada es la simple presunción de la verdad de lo resuelto. La autoridad
de cosa juzgada es el efecto de la presunción que nace una vez que se han cumplido los
requisitos establecidos por la ley.
La cosa juzgada existe desde el momento en que hay fallo del tribunal, esté o no ejecutoriado.
En cambio, existe autoridad de cosa juzgada, desde el momento que lo resuelto adquiere
firmeza por estar ejecutoriado el fallo en cuestión. De allí que la cosa juzgada se manifiesta,
principalmente, por sus efectos: la acción y la excepción, que permiten la aplicación de la
autoridad del fallo.
Los efectos son las consecuencias jurídicas que surgen de la institución y en virtud de los cuales
se puede obtener el cumplimiento de lo fallado o bien impedir un nuevo litigio sobre la materia.
Esos efectos se traducen en:
La acción de cosa juzgada es aquella que nace de una resolución judicial firme o que causa
ejecutoria, para el cumplimiento de lo resuelto o para la ejecución del fallo. En consecuencia,
es la forma de hacer cumplir un fallo, lo que se logra mediante las reglas que, para tal fin
proporcionan las disposiciones del Código de Procedimiento Civil y que estudiaremos en su
oportunidad.
Titular de la acción de cosa juzgada
El artículo 176 indica que el titular de esta acción es la persona a cuyo favor se ha declarado un
derecho, o sea, la parte que ha obtenido una resolución favorable. Pero, no sólo corresponde a
la parte, sino que, también, a sus herederos. La acción se dirige en contra del condenado por
esa resolución, o en contra de sus herederos o sucesores para reclamar la cosa ganada en el
juicio.
Los requisitos para que proceda la acción de cosa juzgada son: existencia de una resolución
judicial firme o que cause ejecutoria; que la parte que ha obtenido en el juicio, solicite
expresamente el cumplimiento de la resolución judicial, y que la prestación que imponga esa
resolución sea actualmente exigible. De inmediato, hablaremos de cada presupuesto.
Que exista una resolución judicial firme o que cause ejecutoria. Las sentencias definitivas e
interlocutorias firmes o que causen ejecutoria y que sean condenatorias, producen cosa
juzgada. El artículo 158 del Código, señala cuales son las sentencias definitivas y las
interlocutorias y el artículo 174, indica cuando una sentencia se encuentra firme o ejecutoriada.
Por su parte, una sentencia que causa ejecutoria es aquella que puede cumplirse, no obstante
existir un recurso interpuesto en su contra. Así lo dispone el artículo 171 del Código de
Procedimiento Civil.
Exigibilidad de la prestación
Que la prestación que imponga esa resolución sea actualmente exigible. En consecuencia, la
prestación no debe estar afecta a ninguna modalidad como la condición, el plazo o el modo. Si
esa prestación está afecta a una modalidad, la parte contraria puede oponerse al cumplimiento
aduciendo que esa prestación no es actualmente exigible. A propósito de este punto, el
procedimiento para hacer efectivo el cumplimiento de una resolución, se encuentra
contemplado en el Libro I, Título XIX del Código de Procedimiento Civil.
Se entiende por excepción de cosa juzgada el efecto de las resoluciones judiciales que la ley
reconoce a las sentencias definitivas e interlocutorias firmes, en virtud del cual, no puede
volverse a discutir entre las mismas personas legales, y sobre una misma materia e invocando
análogas razones, algo que ya ha sido resuelto en una sentencia anterior. La excepción de cosa
juzgada emana de las sentencias definitivas e interlocutorias firmes que tengan el carácter de
condenatorias o absolutorias.
La excepción de cosa juzgada tiene fundamentos similares a la acción de cosa juzgada, como
son la tranquilidad social; evitar la repetición indefinida de un nuevo juicio entre las mismas
partes y sobre la misma materia y evitar fallos contradictorios.
Titular de la excepción de cosa juzgada
La excepción, en consecuencia, puede hacerse valer por el que gana como por aquel que pierde
el juicio y, en este último caso, para evitar que una nueva sentencia le sea más desfavorable
que la primera.
Renunciabilidad: Es renunciable por cuanto ella debe alegarse en el juicio y esa alegación debe
ser oportuna en tiempo y forma. Si no se opone, se entiende que se renuncia a ella y el tribunal
no puede declararla de oficio.
Relatividad: Es relativa porque ella sólo aprovecha a las partes que han intervenido en el pleito
y a sus herederos. La presunción de verdad que encierra esta excepción, favorece sólo a
aquellas personas que fueron parte en el proceso en que se dictó el fallo pertinente. Así lo
dispone el artículo 3, inciso 2º del Código Civil.
Irrevocabilidad: Es irrevocable, ello quiere decir que no puede ser alterado lo resuelto por una
sentencia definitiva o interlocutoria firme, ni por otro tribunal, ni por el Poder Ejecutivo o por el
Legislativo.
Situaciones especiales
Sentencias que causan ejecutoria. Las sentencias que causan ejecutoria no dan origen
a la excepción de cosa juzgada, toda vez que el fallo está sometido a un recurso que
está pendiente.
Resoluciones dictadas por tribunales extranjeros. En cuanto a la situación en que se
hallan las resoluciones dictadas por tribunales extranjeros, se discute si producen en
nuestro país la excepción de cosa juzgada. La mayoría de los procesalistas sostienen
que sí, porque el artículo 175 del Código de Procedimiento Civil no distingue.
Actos judiciales no contenciosos. En relación con los actos judiciales no contenciosos,
la excepción de cosa juzgada no opera tratándose de actos judiciales no contenciosos
negativos o afirmativos, incumplidos. Pero sí opera respecto de las resoluciones
afirmativas cumplidas, aunque sólo respecto del interesado, no de terceros, pues estos
no han intervenido en la gestión.
Requisitos de la excepción de cosa juzgada
Se requiere que entre el juicio resuelto y aquel que se pretende iniciar, o que ya se promovió,
exista la triple identidad que indica el artículo 177 del Código de Procedimiento Civil. Esta triple
identidad, debe ser copulativa, de manera tal que, faltando uno de estos requisitos, no puede
alegarse en el segundo juicio la excepción de cosa juzgada.
La identidad legal significa que, en ambos juicios, tanto el demandante como el demandado,
deben ser las mismas personas jurídicamente hablando. Deben figurar con la misma calidad
jurídica, aún cuando sean distintas físicamente. El fundamento de esta identidad se encuentra
en el carácter relativo que tienen las sentencias. Por consiguiente, pueden ser físicamente las
mismas personas que intervienen en el antiguo y nuevo juicio y no producirse la identidad legal
de personas. También hay identidad legal de personas entre los coacreedores solidarios y el
deudor, también entre el mandante y mandatario, entre el heredero y el causante difunto.
La identidad de la cosa pedida es el objeto del juicio, y este es el beneficio jurídico inmediato
que se reclama. Esta identidad de la cosa pedida significa que, tanto el primer juicio ya resuelto
como el segundo que se va a promover o que se ha promovido, tengan el mismo objeto, no
material, sino que jurídico. Este objeto es el derecho cuya ejecución o reconocimiento se
persigue, por lo que la cosa material o natural puede ser una sola, pero el objeto que se
pretende, puede ser distinto. Por la inversa, la cosa material puede ser distinta y el objeto del
juicio ser el mismo. Por ejemplo, si en distintos juicios, invocando la calidad de heredero, (que
sería el beneficio jurídico) se reclaman distintas cosas materiales, hay identidad de cosa
pedida. Finalmente, el beneficio jurídico hay que buscarlo en la parte petitoria de la demanda.
No es lo mismo causa que motivo, a pesar de que hay ocasiones en que suelen confundirse
estas dos expresiones. La causa es el fundamento de la acción, en tanto que los motivos, son
las circunstancias particulares que hacen valer las partes para justificar su entrada en juicio,
motivos que son múltiples. En los derechos reales, la causa de pedir es el título o causa de la
adquisición: los contratos o la ley, por ejemplo. En los derechos personales, la causa de pedir es
el hecho jurídico que engendra la obligación: el delito, el cuasidelito, o el contrato, por ejemplo.
Así, si se reclama una cosa por haberla comprado, el objeto es la calidad de dueño y la causa de
pedir el contrato de compraventa. Si se reclama una cosa por haberla heredado el objeto es la
calidad de heredero, la causa de pedir es el testamento o la ley.
Notificaciones Judiciales
Las notificaciones son actos jurídicos procesales por los cuales se pone en conocimiento de las
partes de una o más resoluciones judiciales.
Las notificaciones judiciales se encuentran reguladas en el Código de Procedimiento Civil, a propósito de las
disposiciones comunes a todo procedimiento, y consisten en actuaciones judiciales que se verifican dentro
del juicio. Son verdaderas comunicaciones que tienen por finalidad poner en conocimiento, real o presunto,
En todo proceso intervienen y actúan como sujetos procesales el juez y las partes y, tanto aquél como éstas,
realizan dentro del proceso actos íntimamente relacionados y vinculados entre sí. Por lo general, a cada acto
de parte, corresponde otro del tribunal y viceversa. De allí que sea necesario que entre el juez y las partes, y
entre estas últimas, exista una comunicación, la que puede ser de dos tipos: inmediata y mediata.
Si la comunicación es inmediata: la comunicación inmediata se produce por la presencia física de las partes
ante el tribunal. Esta presencia física de los sujetos y el juez, se presenta cuando el proceso se rige por el
actos de uno de ellos, son conocidos por el otro, y viceversa, en el momento mismo en que tales actos se
verifican. Luego, en este tipo de comunicación, no es necesaria la realización de un acto posterior que tenga
las partes entre ellas y frente al juez, situación que se produce tratándose del procedimiento escrito el que se
En el procedimiento escrito, como quiera que la comunicación entre los sujetos del proceso no es inmediata,
los actos de uno no son conocidos por el otro en el momento mismo en que se producen. En consecuencia,
es menester utilizar algún medio para que los actos que efectúa alguno de los sujetos sean conocidos por el
otro, y viceversa.
Para ver la forma en que toman conocimiento de esos actos, se distingue entre:
Si la comunicación es de las partes al tribunal: ello se logra por medio del acto escrito que la parte
Si la comunicación es del tribunal a las partes: ello se hace mediante un acto procesal denominado
notificación.
La notificación personal es aquella que se hace a la persona misma del notificado, entregándose copia
íntegra de la resolución y de la solicitud en que haya recaído cuando sea escrita. Así lo expresa el artículo 40
del Código de Procedimiento Civil.
Concepto de notificación
La notificación es el acto jurídico procesal por el cual se pone en conocimiento de la parte una resolución
actuaciones judiciales que se verifican dentro del juicio. Son verdaderas comunicaciones que tienen por
finalidad poner en conocimiento, real o presunto, a las partes de la dictación de una determinada resolución
judicial.
Hay ciertos vocablos en este tipo de actuación, que pueden prestarse a equívocos, por lo que es preciso dejar
en claro qué se entiende por citación, emplazamiento y requerimiento, y así, distinguirlas de la notificación.
Citación. Es el acto por el cual el tribunal ordena a las partes o a un tercero que comparezcan ante él
en un día, hora y lugar señalado. La citación, por emanar del tribunal, es una resolución judicial que
porque esa comparecencia debe llevarse a efecto en un momento determinado. Esto es lo esencial
de la citación.
el tribunal ordena a las partes o a los terceros, que comparezcan ante él en un lapso de tiempo
pues impone a las personas una determinada conducta. Se caracteriza porque ordena al emplazado
la conducta de que comparezca ante la presencia judicial, y porque dicha comparecencia la realice
en un lapso preciso. En sentido restringido: se aplica esta noción restringida a cierto emplazamiento.
Requerimiento. El requerimiento es el acto por el cual el tribunal ordena a las partes o a los
terceros, hacer o no hacer alguna cosa determinada, que no consista en una comparecencia ante él.
Al igual que en los casos anteriores, se trata de un acto de intimación, puesto que impone una
determinada conducta. Es, asimismo, una resolución judicial caracterizada porque ordena al
requerido una conducta que consiste en hacer o no hacer algo. El acto que se le ordena ejecutar o la
omisión, puede ser realizada o dejada de hacer, tanto dentro de un plazo como de inmediato.
La notificación por cédula es aquella que se efectúa entregando en el domicilio del notificado, con las
formalidades legales, una cédula que contiene copia íntegra de la resolución y los datos necesarios para su
acertada inteligencia.
Paralelo entre conceptos anotados y la notificación
una resolución o una diligencia determinada. En principio, en la notificación no interesa averiguar qué es lo
que se pone en conocimiento de alguien, esto es, cual es el contenido de la comunicación. En cambio,
cuando se quiere imponer o invitar a una persona a realizar una determinada conducta, más que un acto de
2. Como para efectuar esa intimación es preciso dar a conocer ante el destinatario la conducta que se le pide,
como los otros actos. De allí, que aunque el afectado por una resolución judicial tenga de hecho
conocimiento de su dictación, ese conocimiento no tiene valor jurídico, y por tanto no hace producir efectos
a las resoluciones mientras ese conocimiento no cumpla con los requerimientos legales.
Tienen, además, en común que todas estas actuaciones son avisos judiciales que deben ponerse en
conocimiento de las partes para que produzcan sus efectos legales, y en todas ellas va envuelta la idea de
notificación, puesto que se hace saber a una persona lo que ha resuelto el juez.
Se entiende por notificación especial del artículo 44 del Código de Procedimiento Civil, una forma especial
de notificación personal que tiene lugar cuando la persona a quien debe notificarse personalmente, no es
habida en su habitación o en el lugar donde habitualmente ejerce su industria, profesión, oficio o empleo. En
la especie, se trata de una notificación personal subsidiaria.
Reglamentación legal de las notificaciones
El Código de Procedimiento Civil no define lo que debe entenderse por notificación, pero del contexto de sus
disposiciones se desprende que su objetivo no es otro que el dar a conocer a los interesados, sean partes
directas, indirectas o terceros ajenos al juicio, una resolución judicial, o bien que pueda servir de punto de
Las notificaciones están reglamentadas en el Título V del Libro I del Código de Procedimiento Civil en forma
particularizada, pero también se les aplican las reglas comunes a todas las actuaciones judiciales.
El artículo 38 del Código, señala: "Las resoluciones judiciales sólo producen efecto en virtud de notificación
hecha con arreglo a la ley, salvo los casos expresamente exceptuados por ella". De esta norma se desprende
que, para que una resolución surta efectos legales, se requiere que sea notificada y que esa notificación sea
Cabe recordar aquí, lo que preceptúa el artículo 69 del Código de Procedimiento Civil, cuando señala que una
de las formas de decretar las actuaciones judiciales es "con conocimiento" lo que implica, precisamente, que
la regla general consiste en que las resoluciones judiciales producen sus efectos una vez que han sido
notificadas legalmente.
Sin embargo, esta norma tiene algunas excepciones, ya que existen casos expresamente exceptuados por la
ley en que, para que una resolución sea válida, no se requiere que haya sido notificada. Así, por ejemplo, se
cuenta como excepción las medidas precautorias (art. 302 inc. 2° CPC).
Existen reglas comunes a todas las notificaciones, cualquiera sea el tipo de ellas, y por lo tanto, tienen
vigencia tanto respecto de aquellas notificaciones que se practican en materia contenciosa como no
No debe contener declaración alguna del notificado (art. 57 CPC), a menos que la resolución lo
La notificación por avisos consiste en la publicación de anuncios en los diarios del lugar en que se realiza el
juicio, o en la cabecera de provincia o región si no los hay, conteniendo las mismas menciones que la
notificación personal, a menos que el tribunal autorice un extracto. Así lo ordena el artículo 54 del Código de
Procedimiento Civil. Esta notificación por avisos en los diarios es sustitutiva, en determinadas circunstancias,
de la notificación personal y de la notificación por cédula.
Tomando en consideración la forma y requisitos con que deben efectuarse y los casos en que proceden las
Notificación personal;
Notificación Personal
Presupuesto de validez
Esta forma de notificar debe realizarse en ciertos lugares que son hábiles según la
ley. La notificación personal, entonces, sólo puede realizarse válidamente en
alguno de los lugares siguientes:
Existen casos en que el tribunal puede habilitar otros sitios para la notificación
personal. La ley concede al juez la facultad de permitir que la diligencia sea
practicada en un lugar inhábil. Para que pueda disponerse la habilitación del lugar
se requiere de las siguientes condiciones:
Por último, debe tenerse presente que si la notificación se hace en día inhábil, los
plazos comenzarán a correr desde las cero horas del día siguiente hábil. Por otra
parte, en materia de notificación personal, si la notificación se efectúa fuera de la
comuna donde funciona el tribunal, los plazos se aumentan en la forma
establecida en los artículos 258 y 259. Esto conforme lo ordenado por el artículo
41 del CPC.
Se entiende por notificación especial del artículo 44 del Código de Procedimiento Civil, una forma
especial de notificación personal que tiene lugar cuando la persona a quien debe notificarse
personalmente, no es habida en su habitación o en el lugar donde habitualmente ejerce su
industria, profesión, oficio o empleo, se acreditará por el notiifcador en el acto que ella
se encuentra en el lugar del juicio y cuál es su morada o lugar donde ejerce su
industria, profesión o empleo, bastando para comprobar estas circunstancias la
debida certificación del ministro de fe.
El estado diario electrónico debe mantenerse en la página web del Poder Judicial
durante al menos tres días en una forma que impida hacer alteraciones en ellos.
De las notificaciones realizadas en conformidad a este artículo se dejará
constancia en la carpeta electrónica el mismo día en que se publique el estado. La
notificación efectuada conforme al artículo 50 será nula en caso que no sea
posible la visualización de la resolución referida en el estado diario por problemas
técnicos del sistema de tramitación electrónica del Poder Judicial, lo que podrá
declararse de oficio o a petición de parte.
La notificación por el estado diario es la regla general, pues lo común es que las
notificaciones se efectúen de esta forma. Incluso, si la ley nada dice sobre la
forma de notificar, se hará de esta manera. Así lo dispone el artículo 50, inciso 1°.
Con todo, la ley establece casos en que específicamente se debe notificar por
estado diario. Así, por ejemplo, la resolución judicial que recibe la causa a prueba
en los incidentes, conforme lo establece el artículo 323. Además, las
notificaciones que la ley ordena realizar por cédula se hacen por el estado diario
mientras no se fije domicilio. (Art. 53 del CPC)
Conforme a los artículos 48, 52 y 56 del Código de Procedimiento Civil, las siguientes
resoluciones se notifican por cédula:
En vista de lo antes expuesto, la forma de efectuar la notificación por cédula se compone de los
siguientes elementos:
Entrega de la cédula
El primer paso para efectuar la notificación es la entrega de la cédula, es decir una copia de la
resolución y los datos indispensables para su acertada inteligencia. Con todo, si el notificado o
intermediario se niega a recibir la cédula de manos del Receptor Judicial, ello no frustra la
actuación, pues igualmente se entiende efectuada válidamente.
Se debe entregar la cédula a cualquier persona adulta. Si en el domicilio del notificado no hay
ninguna persona adulta o no hay persona alguna, se arroja por debajo de la puerta una cédula
que contiene las indicaciones del artículo 44 inciso 2° del Código de Procedimiento Civil.
La ley habla del domicilio del notificado en atención a que obliga a todas las partes, en su
primera actuación, a fijar domicilio dentro del radio urbano de la ciudad en que funciona el
tribunal y ese será el domicilio para todos los efectos legales mientras las partes no
comuniquen otro. Esto en conformidad al artículo 49 del Código de Procedimiento Civil. Si una
parte no fija el domicilio o si el demandado no contesta la demanda y continúa en silencio, a
modo de sanción, la ley señala que las notificaciones que deben hacerse por cédula se harán
por el estado diario. Ello en conformidad a los artículos 53 inciso primero; 48, inciso primero; 52
y 56 del Código de Procedimiento Civil.
Acta de notificación
El artículo 443, numeral primero del CPC establece un caso especial de notificación por cédula.
El precepto señala que cuando el deudor haya sido notificado personal o subsidiariamente de
una gestión preparatoria de la vía ejecutiva, el requerimiento de pago en el juicio ejecutivo será
efectuado por cédula. En este caso la designación del domicilio debe ser realizada por el
deudor; quien deberá hacerse dentro de los dos días subsiguientes a la notificación, o en su
primera gestión si alguna hace antes de vencido este plazo.
La notificación por avisos consiste en la publicación de anuncios en los diarios del lugar en que
se realiza el juicio, o en la cabecera de provincia o región si no los hay, conteniendo las mismas
menciones que la notificación personal, a menos que el tribunal autorice un extracto. Así lo
ordena el artículo 54 del Código de Procedimiento Civil. Esta notificación por avisos en los
diarios es sustitutiva, en determinadas circunstancias, de la notificación personal y de la
notificación por cédula.
Siguiendo al Código de Procedimiento Civil, la notificación por avisos en los diarios procede en
los siguientes casos:
En estos casos, la notificación puede hacerse por medio de avisos publicados en los diarios o
periódicos del lugar donde se sigue la causa, o de la cabecera de la provincia o de la capital de
la región si allí no los hay. Los avisos deben contener los mismos datos que se exigen para la
notificación personal, pero si la publicación en esta forma es muy dispendiosa, atendida la
cuantía del negocio, el tribunal puede disponer que se haga en extracto redactado por el
secretario.
Para autorizar esta forma de notificación, y para determinar los diarios o periódicos en que
haya de hacerse la publicación y el número de veces que deba repetirse, el cual no podrá bajar
de tres, procederá el tribunal con conocimiento de causa.
En la práctica, se archivan los diarios, se digitaliza una copia del aviso, se agrega a la carpeta
electrónica y se anotan las fechas de publicación. Según el profesor Mario Mosquera, la
notificación por avisos se entiende perfeccionada con la última publicación que se efectúe, sea
en el Diario Oficial o en otros diarios o periódicos, y a partir de esa fecha comienzan a correr los
plazos.
La notificación personal subsidiaria que tiene lugar cuando la persona a quien debe notificarse
personalmente, no es habida en su habitación o en el lugar donde habitualmente ejerce su
industria, profesión, oficio o empleo.
Cuando la notificación hecha por este medio sea la primera de una gestión judicial, será
necesario, además, para su validez, qué se inserte el aviso en los números del "Diario Oficial"
correspondientes los días primero o quince de cualquier mes, o al día siguiente, si no se ha
publicado en las fechas indicadas (Artículo 54 del CPC)
Notificación Tácita
Aunque no se haya verificado notificación alguna o se haya efectuado en otra forma que la
legal, se tendrá por notificada una resolución desde que la parte a quien afecte haga en el juicio
cualquiera gestión que suponga conocimiento de dicha resolución, sin haber antes reclamado
la falta o nulidad de la notificación.
Asimismo, la parte que solicitó la nulidad de una notificación, por el solo ministerio de la ley,
se tendrá por notificada de la resolución cuya notificación fue declarada nula, desde que se le
notifique la sentencia que declara tal nulidad. En caso que la nulidad de la notificación haya
sido declarada por un tribunal superior, esta notificación se tendrá por efectuada al
notificársele el "cúmplase" de dicha resolución.
La ley establece una presunción de derecho respecto del conocimiento que el afectado tiene de
la resolución correspondiente, y para que así ocurra, es menester que realice algún acto o
gestión dentro del juicio y ese acto suponga el conocimiento de la resolución. Esta presunción
de derecho no encuentra por base el principio de publicidad, sino que, el principio de
conocimiento.
Cabe precisar, sin embargo, que la notificación tácita se produce con efecto retroactivo, de
manera que se convalidan todos los actos realizados entre la fecha de la resolución y la
notificación tácita, a menos que la actividad se relacione directamente con una reclamación
respecto de la falta o nulidad de la notificación.
b) La notificación tácita produce los mismos efectos que si la resolución se hubiere
notificado en forma legal: esto quiere decir, que desde la fecha de la notificación empiezan a
correr los plazos o términos legales, de manera que resulta altamente importante precisar el
momento en que se produce la notificación tácita.
Incidentes Procesales
Los incidentes son toda cuestión accesoria de un juicio que requiera pronunciamiento especial
con audiencia de las partes.
La doctrina clasifica a los incidentes procesales desde múltiples perspectivas, con todo, las
siguientes categorías son las más relevantes. Se distingue en cuanto a su relación con la
cuestión principal; la oportunidad de la ocurrencia de las causas en que se basan; el
procedimiento que se les aplica; los efectos que produce su interposición; su finalidad, y según
la forma como se resuelven por el tribunal.
Conexos: son aquellos que tienen relación con el asunto principal del juicio.
Inconexos: son aquellos que no tienen relación con la cuestión principal del pleito.
Esta clasificación es importante, en atención al inciso primero del artículo 84 del Código de
Procedimiento Civil. El precepto dispone que todo incidente que no tenga conexión alguna con
el asunto que es materia del juicio podrá ser rechazado de plano.
Ordinarios: son aquellos que se tramitan conforme a las reglas generales de los
incidentes.
Especiales: son aquellos que tienen una tramitación específica señalada por la ley o
determinadas particularidades, aun cuando la tramitación sea la de un incidente
general.
El abandono del procedimiento es aquel incidente especial que consiste en la extinción de las
actuaciones realizadas dentro de un procedimiento; cuando todas las partes que figuran en él
no han instado por su prosecución dentro del plazo que señala la ley y que impide seguir con su
substanciación.
Los de previo y especial pronunciamiento son aquellos que, mientras no son resueltos,
paralizan la causa principal y se tramitan en el cuaderno principal. Ejemplo: las
excepciones dilatorias.
Por el contrario, los incidentes que no son de previo y especial pronunciamiento, no
suspenden la causa principal y se tramitan en cuaderno separado. Ejemplo: las medidas
precautorias.
Las excepciones dilatorias son aquellas que se refieren a la corrección del procedimiento, sin
afectar el fondo de la acción deducida; y mediante el ejercicio de ellas se difiere la entrada al
juicio para evitar vicios de procedimiento.
Según su finalidad
Los dilatorios, son aquellos que tienen por objeto corregir vicios de procedimiento.
Los no dilatorios, a la inversa, no tienen ese carácter.
De plano, son aquellos incidentes que el tribunal puede fallar sin audiencia de las partes.
Los demás, son aquellos que deben acogerse a la tramitación ordinaria o a la especial
que la ley establece.
En cuanto a la oportunidad para promover los incidentes, se distinguen las siguientes normas:
Multiplicidad de incidentes
Todos los incidentes cuyas causas existen simultáneamente deberán promoverse a la vez. El
artículo 86 señala que todos los incidentes cuyas causas existan simultáneamente deberán
promoverse a la vez. En caso contrario, se observará, respecto de los que se promuevan
después, lo dispuesto en el inciso tercero del artículo 84 del Código de Procedimiento Civil. Lo
anterior implica que será rechazado de plano por el tribunal, salvo las siguientes excepciones
que pasamos a reseñar.
Excepciones. Como se desprende de las normas citadas, existen casos en que un incidente, no
obstante que no se haya interpuesto en las oportunidades anotadas, él no será rechazado de
plano, según lo indica el inciso tercero del artículo 84:
Cuando se trata de vicios que anulan el proceso como, por ejemplo, la incompetencia
absoluta del tribunal o la falta de emplazamiento, los que pueden ser interpuestos en
cualquier momento.
Cuando se trata de una circunstancia esencial para la marcha o ritualidad del juicio,
evento en que el tribunal no los rechaza de plano, sino que los acoge y, de ser
procedente, ordena que se practiquen las diligencias necesarias para que el proceso
siga su curso legal.
No obstante que lo normal es que los que instan porque se subsanen los vicios por medio de los
incidentes son las partes, el juez está facultado para corregir de oficio los errores que observe
en la tramitación del proceso y para tomar todas las medidas que tiendan a evitar la nulidad de
los actos de procedimiento; pero, no puede subsanar las actuaciones viciadas en razón de
haberse realizado éstas fuera del plazo fatal indicado por la ley. En este sentido se pronuncia el
inciso final del artículo 84 del Código de Procedimiento Civil. La anterior, es una facultad y no
una obligación del tribunal, respecto de la cual la jurisprudencia ha sostenido, de manera
uniforme, que los jueces pueden hacer uso de ella sólo cuando se trate de actos que miren al
orden público o al interés general; pero no pueden hacer uso de la misma respecto de aquellos
actos que miran al interés privado de las partes, los que sólo pueden ser anulados a petición de
la parte afectada.
Esta tramitación se emplea siempre que los incidentes no tengan señalada por la ley una
tramitación especial. Una vez interpuesto el incidente, el tribunal puede adoptar dos actitudes:
Resolver de plano
Resolverlos de plano: el tribunal puede resolver de plano el incidente en los siguientes casos:
Cuando se trata de un incidente que no tiene conexión alguna con el asunto que es
materia del juicio principal, es decir, en el caso de los incidentes inconexos;
Cuando el incidente nace de un hecho anterior al juicio o coexistente con su inicio y la
parte hace cualquier gestión principal antes de promoverlos;
Si el incidente nace de un hecho acontecido durante el pleito y éste ha llegado a
conocimiento de la parte y dicha parte ha practicado alguna gestión después de
conocer ese hecho, y no ha formulado el incidente;
Cuando las partes promueven incidentes con posterioridad a otros cuyas causas existan
simultáneamente; y
Cuando se trata de incidentes cuyo fallo se puede fundar en hechos que consten en el
proceso o sean de pública notoriedad, lo que el tribunal debe consignar en su
resolución. El tribunal puede acogerlos o rechazarlos, pero siempre de plano. Así lo
establece el artículo 89 del Código de Procedimiento Civil.
Acoger a tramitación
Acogerlos a tramitación: en este caso, debe darle tramitación al incidente cuando no se está en
presencia de las situaciones anteriores. Luego, la ley establece un procedimiento ordinario o
común y, como en todo procedimiento, se distinguen tres etapas: discusión; prueba, y
sentencia.
Seguidamente, si el juez decide recibir el incidente a prueba, debe seguir las siguientes
directrices:
Con o sin la contestación del demandado incidental, y una vez transcurridos esos 3 días, el
tribunal debe hacer el mismo examen que efectúa en el juicio ordinario, es decir; determinar si
existen o no hechos controvertidos, sustanciales y pertinentes. Recepción de incidente a
prueba. Luego, si el tribunal llega a la conclusión de que esos hechos existen, debe recibir el
incidente a prueba. El juez, dicta una resolución que debe contener las siguientes menciones:
Sobre la naturaleza jurídica de esta resolución, existen diversas opiniones. Algunos, sostienen
que hay que atenerse a cuál es la naturaleza de la resolución que va a fallar el incidente.
El privilegio de pobreza es aquel incidente especial por el cual una persona de escasos recursos
solicita al tribunal que lo declare pobre y que, como consecuencia de ello, quede exento del
pago de honorarios, derechos, consignaciones, etc.
Si el incidente será resuelto por una sentencia interlocutoria, la resolución que recibe la causa a
prueba es también una sentencia interlocutoria. Esto porque resuelve sobre un trámite que va
a servir de base a una sentencia interlocutoria. En cambio, si el incidente es resuelto por un
auto, la resolución que lo recibe a prueba es un auto. Para efectuar tal determinación, debe
verse si la resolución que falla el incidente establece o no derechos permanentes en favor de las
partes y así concluir si la resolución que recibe el incidente a prueba es una sentencia
interlocutoria o un auto.
Decreto
Para otros, la naturaleza jurídica de dicha resolución es un decreto porque no falla un incidente,
sino que, sólo lo recibe a prueba.
Término probatorio
El término probatorio en los incidentes, puede ser de tres clases: ordinario, extraordinario y
especial.
Término probatorio ordinario. Es aquel que dura 8 días y comienza a correr desde que
se notifica por el estado diario la resolución que recibe el incidente a prueba. Durante él
se puede rendir prueba en cualquier lugar y la parte que desee rendir prueba de testigos
debe acompañar, dentro de los dos primeros días, una lista de testigos. En este sentido
se pronuncia el artículo 90, incisos primero y segundo del Código del Código de
Procedimiento Civil.
Término probatorio extraordinario. Es aquel que procede cuando las partes lo
solicitan y el tribunal lo decreta. En este término, sólo se puede rendir prueba en el
lugar para el cual se ha concedido. Este término dura el número de días que determine
el juez, pero con un máximo de 22 días. El inciso tercero del artículo 90 del Código de
Procedimiento Civil, no debe inducirnos a error, pues, si bien él dispone que cuando
hayan de practicarse diligencias probatorias fuera del lugar en que se sigue el juicio, el
tribunal puede, por motivos fundados, ampliar una sola vez el término por el número de
días que estime necesarios, "no excediendo en ningún caso del plazo total de treinta
días", este plazo se cuenta "desde que se recibió el incidente a prueba".
Término especial de prueba. Es aquel que procede conforme a las reglas del juicio
ordinario. En efecto, al no contemplar la ley un término especial de prueba para los
incidentes, se aplica aquel del juicio ordinario, en atención al carácter supletorio de él.
De conformidad con el artículo 90, inciso final del Código de Procedimiento Civil, las
resoluciones que pronuncie el tribunal, tanto con motivo de la recepción del incidente a prueba
como de la ampliación del término probatorio, son inapelables.
La acumulación de autos es aquel incidente especial que tiene lugar siempre que se tramiten
separadamente dos o más procesos que deban constituir un solo juicio y terminar por una sola
sentencia, para mantener la continencia, o unidad de la causa.
Finalmente, vencido el término de prueba, la hayan o no rendido las partes, y aun cuando éstas
no lo pidan, el tribunal fallará inmediatamente el incidente o, a más tardar, dentro de tercero
día. Así lo ordena el artículo 91 del Código de Procedimiento Civil. Por ende, no hay período de
observaciones a la prueba ni citación para oír sentencia.
En primer lugar, debe tenerse presente que el artículo 158 del Código de Procedimiento Civil,
señala que es sentencia interlocutoria la que falla un incidente del juicio, estableciendo
derechos permanentes a favor de las partes, o resuelve sobre algún trámite que debe servir de
base en el pronunciamiento de una sentencia definitiva o interlocutoria; y que se llama auto la
resolución que recae en un incidente no comprendido en el inciso anterior. Por tanto, para
determinar si la resolución que falla un incidente es sentencia interlocutoria o un auto, deberá
verse si ella establece o no derechos permanentes en favor de las partes o si resuelve sobre
algún trámite que debe servir de base en el pronunciamiento de una sentencia definitiva o
interlocutoria.
La parte que haya promovido y perdido dos o más incidentes en un mismo juicio, no
puede promover ningún otro sin que, previamente, deposite en la cuenta corriente del
tribunal la cantidad que éste fije;
El tribunal, de oficio y en la resolución que deseche el segundo incidente, determinará el
monto del depósito, el que fluctúa entre una y diez unidades tributarias mensuales y se
aplicará como multa a beneficio fiscal, si es rechazado el respectivo incidente. El
incidente que se formule sin haberse efectuado previamente el depósito fijado, se
tendrá por no interpuesto y se extinguirá el derecho a promoverlo nuevamente;
El tribunal determinará el monto del depósito considerando la actuación procesal de la
parte y si observare mala fe en la interposición de los nuevos incidentes, podrá
aumentar su cuantía hasta por el duplo;
La parte que goce de privilegio de pobreza en el juicio, no estará obligada a efectuar
depósito previo alguno, pero, si esa parte interpone nuevos incidentes y éstos le son
rechazados, el juez, en la misma resolución que rechace el nuevo incidente, puede
imponer personalmente al abogado o al mandatario judicial que lo haya promovido, por
vía de pena, una multa a beneficio fiscal de una a diez unidades tributarias mensuales, si
estima que en su interposición ha existido mala fe o el claro propósito de dilatar el
proceso;
Todo incidente que requiera de depósito previo, deberá tramitarse en cuaderno
separado, sin afectar el curso de la cuestión principal ni de ninguna otra, sin perjuicio de
lo que se pueda resolver en el fallo del respectivo incidente, y
Las resoluciones que se dicten en virtud de las disposiciones anteriores, en cuanto al
monto de depósitos y multas se refiere, son inapelables.